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Filosofía Media

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Capítulo II

LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
A. CARACTERIZACIÓN DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
La filosofía cristiana de la Edad Media se subordinó totalmente a la teología, e inclusive a la
mística. Convendría recordar esto si que en sus comienzos el cristianismo insurgió como un
desafió revolucionario contra la realidad social y política de los primeros siglas de nuestra era etapa
de máximo poderío del Imperio Romano.

El cristianismo primitivo se desentendió de la investigación filosófica propiamente dicha. Es más:


los nuevos creyentes se apartaron de toda filosofía, lo que resulta explicable porque todos los
sistemas hasta entonces conocidos eran el producto intelectual de culturas precristianas, paganas
por esencia y definición.

Pero para dominar, a base dé nuevo ideal de vida, el mundo pagano, los primeros escritores
cristianos trabajaron con los conceptos y fórmulas del pensamiento griego, elaborando así
una construcción doctrinal, es decir, una dogmática. Este proceso se inicia tan pronto como el
cristianismo deja de ser una secta perseguida y comienza a conquistar a personalidades cultas e
influyentes.

El pensamiento de los primeros expositores cristianos -los padres de la Iglesia- se ha


denominado Patrística. En este ciclo, predominó el idealismo platónico. Advino después
la Escolástica, en que predomina el pensamiento sistemático y totalizador de Aristóteles.

B. LA PATRISTICA
1. La corriente gnóstica primitiva

El ciclo patrístico se inicia con una tendencia gnóstica, en que la doctrina cristiana se explica a
través de teorías filosóficas de origen pitagórico, platónico y neoplatónico. Después de los Padres
Apostólicos, continuadores de los apóstoles, advienen los apologistas de la época de los
emperadores Antoninos, entre los cuales se distinguió San Justino de Naplusa (hacia 100-163).

De la posición gnóstica fue máximo representante Valentino, ferviente platónico, que tuvo
numerosos discípulos en Lyon. Y un decidido adversario en San Ireneo (140-203). En general, los
gnósticos fueron esencialmente dualistas: preocupados por la idea del mal y por el problema de su
relación con Dios, enfrentaron los conceptos de divinidad y, materia. Pero en su última esencia, la
gnosis fue un impulso místico: el conocimiento verdadero, según esta tendencia, sólo se consigue
en Dios. Meta suprema de todo conocimiento, por lo tanto, será la unión del hombre con su
creador.35

2. La tendencia apologética

A esta primera tendencia, propiamente sincretista, sigue la posición apologética de muchos


Padres de la Iglesia. Se trataba de defender, con argumentos racionales, la nueva fe y sus
implicaciones dogmáticas. La figura más notable de este período fue Tertuliano (c.155-245), cuyo
temperamento jurídico le lleva a afirmar que el cristianismo se impone a la razón humana como
una nueva ley de la vida. Poseedor de un vasto conocimiento de la filosofía griega, Tertuliano
defendió en sus obras, con argumentos racionales, la nueva fe. Y creó la terminología básica de la
teología cristiana.
3. Hacia una filosofía de la religión

Hacia este objetivo tendieron los esfuerzos de dos Padres de la Iglesia: Clemente de Alejandría,
fallecido en el año 215, y Orígenes, desaparecido en el año 254 y discípulo del anterior. Las obras
de este último son un esfuerzo heróico para elucidar el contenido de las Escrituras (Antiguo y
Nuevo Testamento) a la luz de la filosofía griega, y en especial de la metafísica neoplatónica. Sus
obras se relacionan con la casi totalidad de la ciencia eclesiástica: exégesis y crítica de las
Escrituras (exégesis escrituraria), apologética, ascética, moral, polemística y dogmática.36

4. La nueva patrística: Agustín de Hipona

La Nueva Patrística, o período final de este gran ciclo de la primitiva filosofía cristiana, encuentra
en Agustín de Hipona su máximo representante. Este ilustre pensador nació en Tagaste (Africa) en
el año 354 y falleció en el 430, siendo obispo de Hipona. Había sido pagano, y se convirtió al
cristianismo después de prolongadas vacilaciones y de vastos estudios. En su conversión tuvo
parte decisiva San Ambrosio de Milán.

Para el objeto de nuestro estudio, su principal aporte a la cultura del mundo occidental es su
obra La Ciudad de Dios (De civitate Dei), primer intento de formulación de un sistema de
interpretación filosófico-teológica de la Historia, es decir, del acontecer humano. Las tesis que
contiene esta obra se estudian en la segunda parte de este libro.

Punto de partida de la filosofía agustiniana es la propia certidumbre de la experiencia interna, que


es la que nos indica lo que es verdadero y lo que es falso. En este terreno, se muestra platónico,
como lo demuestra su célebre sentencia: -Noli foras ire, in te ipsum redde, in interiore hominis
habitat veritas.

Otro de los conceptos básicos del pensamiento agustiniano es el de que la esencia del hombre
radica en la voluntad. Inclusive la actividad de los sentidos, que se proyecta al exterior, es una
impulsión anímica (intentiones animae). La fe religiosa, según San Agustín, reposa también en un
acto de voluntad.

En las obras de San Agustín, el concepto de libre albedrío se limita cada vez más, cediendo el
paso al de la predestinación: corresponde a Dios "elegir a los que quiere". Aquí, su pensamiento
abandona el campo especulativo propio de la filosofía racional y se adentra en el de la teología.37

C. LA ESCOLASTICA
1. Caracterización y crónología

Se da el nombre de Escolástica a aquello filosofía cristiana que aspira a desarrollar y fundamentar


la doctrina de la Iglesia como sistema científico (Vorlander). Debe su nombre a las escuelas en que
fue enseñada. Doctores scholastici, o escolásticos, se llamó originalmente a los maestros de las
siete "artes liberales": gramática, dialéctica y retórica (trvium); aritmética, geometría, música y
astronomía (quadrivium).

Con la Escolástica, coincide en Alemania el desarrollo de corrientes místicas que culminan en el


tercero de los períodos que adelante se determinan. Conviene recordar, además, que en la Edad
Media florecieron también filosofías no cristianas: árabe y judía, especialmente.

La historia de la Escolástica se puede dividir, cronológicamente, en tres períodos:

1. Sus comienzos (siglo IX a inicios del XIII),


2. Su culminación (siglos XIII y XIV), y

3. Su decadencia (siglo XIV -fines- y siglo XV).

2. Comienzos de la Escolástica

Figuras importantes, dentro de este período, fueron Juan Eriugena o Escoto, San Anselmo de
Caterbury y Pedro Abelardo.

Eriugena (siglo IX) tomó parte en la controversia teológica sobre la predestinación. Experimenté la
influencia del pensamiento agustiniano y escribió la obra De divisione naturae, que es una
filosofía de la naturaleza, pero de carácter místico. Para Eriugena, las cosas sólo existen en cuanto
son conocidas. Y son manifestaciones de Dios ("teofanias"). Nuestra personal existencia, además,
es la revelación de Dios en nosotros mismos, porque nada existe fuera de él.

En la célebre discusión de "los universales" -nominalistas y realistas- intervino San Anselmo de


Caterbury (siglo XI). Esta disputa consistió en que ciertos filósofos escolásticos afirmaban que los
conceptos universales constituyen lo que verdaderamente existe (realismo), en tanto que los otros
afirmaban que tales conceptos universales son meras palabras o abstracciones del intelecto
(nominalismo, de "nomen", palabra). Eriugena fue "realista" lo mismo que San Anselmo de
Canterbury. Este formuló la célebre "prueba ontológica" de la existencia de Dios: -El ser más
general tiene también que ser el más real y el más perfecto, y como tal no puede menos que
existir, porque su existencia es su esencia.38

Pedro Abelardo (1079-1142) era francés de origen y su existencia fue apasionada y romántica. En
la discusión sobre los universales adopté una posición intermedia, afirmando que la realidad de lo
universal se manifiesta en la individualidad de cada ser (universalia in rebus) y que las formas -
ideas- de las cosas existen de antemano en el espíritu divino como conceptos, pero que estos
conceptos divinos solamente pueden ser conocidos por el hombre en las cosas y mediante el
ejercicio de su propia razón.

Sus aportes más importantes fueron de carácter dialéctico. Sostiene que, en materia religiosa, los
puntos de vista o argumentos puramente autoritarios deben sustituir por argumentos racionales,
toda vez que la razón nos fue dada para el bien, por lo cual no debemos desconfiar de ella. Ser
cristiano, afirma Abelardo, equivale a ser lógico. Este gran pensador interpretó muchos dogmas y
afirmaciones bíblicas en sentido meramente simbólico. Así, la ascensión de Cristo significa para un
intelectual la elevación de las almas al plano de lo extraterreno. Afirmó, además, que en el mundo
intelectual no caben los conceptos puramente materiales de un cielo o de un infierno.

También se ocupó Abelardo de la ética. En este terreno, su principal afirmación es la de que el


hombre solo peca cuando obra contra su conciencia. La ley natural es anterior a toda revelación,
es decir, la norma moral antecede a creencia religiosa. Y el amor es la virtud que nos salva y
redime. De aquí que en su Diálogo entre un filósofo, un judío y un cristiano, no llegue a
ninguna conclusión sobre "la mejor" de las religiones; en cambio, los interlocutores terminan
poniéndose de acuerdo partiendo de la ley moral, que nos obliga al amor hacia toda la humanidad.

Como puede verse, las tesis de Abelardo -revolucionarias para su época- han comenzado a ser
aceptadas oficialmente por la Iglesia Católica: Su modernidad hace de este gran pensador la figura
más importante del primer período escolástico.

3. La culminación de la Escolástica

a. Filosofía árabe
En la Edad Media, existieron dos escuelas filosóficas "árabes"; la oriental, con sede en Bagdad, y
la occidental, que floreció en España y especialmente en la ciudad de Córdoba.39

En Bagdad, Al-Quindi (siglo IX) afirmó que el estudio de las matemáticas y de las ciencias de la
naturaleza era condición previa indispensable para ascender al campo de. las generalizaciones
filosóficas.

En España, Avenpace (siglo XII). -en su Guía del solitario- describió los grados del
conocimiento,.desde él instinto animal hasta el conocimiento puro, que es aquel que emana de la
divinidad y formé parte de su esencia.

El más celebrado de los filósofos árabes españoles fue Averroes (siglo XII), teólogo, jurista,
médico y pensador tan ilustre como influyente. En su filosofía, fue aristotelista puro y sistemático.
De aquí que sus obras hubiesen modelado la filosofía escolástica del último período, porque fueron
traducidas del árabe al español, al italiano y a otros idiomas modernos.

b. La filosofía judía

El más célebre de los pensadores judíos de la Edad Media fue Maimónides (1135-1204), nacido
también en Córdoba (España). En su obra Guía del atribulado explica cómo el hombre que ha
perdido la fe debido al estudio de la filosofía, puede recobrarla mediante el estudio de la ciencia.
Para Maimónides, el bien supremo es el conocimiento de la verdad científica, pero el fin y el
sentido de toda sabiduría es la moral, es decir, la ética personal enfrentada a la vida real.40

Remotamente, Maimónides se muestra así como un precursor del pensamiento filosófico de Albert
Schweitzer, para quien no es posible divorciar la ética de la filosofía ni de la ciencia. Sobre la. vida
y las ideas del célebre misionero,. músico y filósofo alsaciano consúltese su libro Ma vie et ma
pensée (Club des Editeurs. Albin Michel. París, 1960) y principalmente su Filosofía de la
Civilización, de la que existe traducción española por Héctor Vaccaro Editorial Sur, S.A. Buenos
Aíres, 1962.

c. Los grandes pensadores escolásticos

La filosofía escolástica culmina en el siglo XIII con las obras deAlberto Magno, de origen alemán
(1206-1280) y de Santo Tomás de Aquino, nacido cerca de Nápoles hacia 1225 y fallecido en
1274, cuando viajaba para asistir al Concilio de Lyon.41

1) Alberto Magno

Mejor que un pensador original, fue un erudito, razón por la cual recibió el nombre de "Doctor
universalis". Pero fue quien más influyó entre los filósofos occidentales cristianos, en el sentido de
inclinar el pensamiento crítico por las vías del aristotelismo. Y esto, hasta el punto de que varias de
sus obras son comentarios e inclusive paráfrasis de los tratados del Estagirita.

En Alberto Magno se presenta una muy interesante conjunción del criterio sistemático de
Aristóteles, la dogmática de San Agustín y los postulados puramente científicos de Galeno e
Hipócrates. Sostiene que las cuestiones de la filosofía deben ser tratadas con los mismos medios
que proporciona esta disciplina y que, por el contrario, la teología tiene que seguir su propio
camino, en cuanto se basa en la verdad revelada por Dios al hombre.42

De aquí que diferencie claramente el conocimiento natural (filosófico) del conocimiento


sobrenatural (teológico). Esta posición básica pasa a su discípulo Tomás de Aquino.

2) Tomas de Aquino
Fue y sigue siendo, indudablemente, el más importante e influyente de los filósofos cristianos de la
Edad Media. Su misión consistió, esencialmente, en la ordenación -dentro del mundo conceptual
de la iglesia- del antiguo concepto del mundo, que toma de Aristóteles. La razón natural, en este
sistema, es aceptada como fuente última de toda verdad, porque lo que de ella emana, lo que ella
reconoce como cierto, no sólo tiene validez en filosofía sino en teología.43

Metafísica. Existe, según Santo Tomás, una serie continua de evolución desde las formas
inferiores de la existencia, pasando por la vida de las plantas (anima vegetativa) y la de los
animales (anima sensitiva) hasta la existencia humana, animada por el espíritu (anima
racionalis). Y, más allá todavía, hasta llegar a los ángeles -espíritus superiores incorpóreos-, y
finalmente a Dios.

Ética. El fin moral del hombre consiste en el desarrollo de su naturaleza racional. Decidido
intelectualista, Tomás de Aquino considera que es el entendimiento el que rige la voluntad. Esta
puede elegir libremente, pero decide basándose en actos racionales, o sea en el conocimiento de
las cosas.

Política. El derecho es de origen divino. La monarquía es la mejor forma de gobierno, porque


equilibra los intereses de la aristocracia y los del pueblo. En todo caso, la existencia presente no es
sino una preparación para la vida futura, y lo divino de esta existencia por venir se revela o hace
visible en la Iglesia Católica. De donde todos los reyes y soberanos deben obedecer al Papa, que
es el representante de Cristo en la tierra.

Intentar una síntesis esquemática de las doctrinas de pensadores sistemáticos es tarea tan
peligrosa como imposible. En todo caso, debe recordarse que la Suma filosófica y la Suma
teológica son obras de síntesis realmente grandiosas. La última en particular, es un verdadero
compendio del pensamiento tomista e, inclusive, de todo el pensamiento escolástico.

Muchos de los aportes conceptuales de Tomás de Aquino, y muchas de sus doctrinas, pertenecen
a un pasado irreversible. Subsisten de su pensamiento, en cambio, facetas que coinciden con el
pensamiento y con la ciencia moderna.

D. APÉNDICES

1. Pedro Abelardo
Nació cerca de Nantes en el año de 1079, de familia de soldados. Se le considera como la grande
figura filosófica de los siglos XI y XII. Su avasalladora personalidad le rodeó en París de
innumerables discípulos.

Fue posiblemente el primero de los grandes agitadores de ideas y por ello se anticipó en muchos
siglos a su tiempo. Pero su inmenso prestigio fue la fuente de sus desgracias. Enamorado de la
sobrina de un canónigo colega suyo, cuya educación le había sido confiada -Eloísa- la sola
presencia de la amada excitaba su inteligencia en grado eminente. Gozaba desplegando ante ella
su, prodigiosa imaginación y la muchacha le correspondía primero con su admiración y luego con
una pasión que llegó hasta la sublimidad del sacrificio.

Cuando el tío de Eloísa conoció la naturaleza de sus relaciones con Pedro Abelardo, hizo mutilar
cruelmente a este y obligó a Eloísa a tomar hábitos religiosos.

La correspondencia de los dos amantes sigue siendo ejemplar en su género. Y a pesar de la


humillación irreparable y del desastre de su vida, Pedro Abelardo continuó carrera de pensador y
de maestro. Muchas de sus tesis teológicas, demasiado audaces para, su tiempo, fueron
condenadas en el Concilio de Soissons. Por último, se retiró al monasterio de Cluny, donde falleció
en 1142.

Pedro Abelardo fue un dialéctico sutil, riguroso y abrumador, calificativos que le aplica con justicia
Jacques Chevalier.

Su filosofía

Para Pedro Abelardo la filosofía es la "ciencia del discernimiento", que permite al espíritu
comprender y apreciar las causas ocultas de las cosas y por la duda y la búsqueda, llegar a la
perfección de la verdad y a la distinción de lo verdadero y de lo falso (Precursor de Descartes).

De Platón tomó el idealismo, más por su aspecto estético que por el filosófico, y de Sócrates
adoptó el "Conócete a tí mismo" como regla de la moral. A diferencia de los hombres de su tiempo,
fue un espíritu abierto a todas las inquietudes y que a través de todos los sistemas y religiones
persiguió lo que en ellos y en ellas se encuentra de verdadero.

Sostiene que la experiencia vital es de condición indispensable para enseñar a los demás, porque
nadie puede transmitir sino aquello que ha comprendido y experimentado de antemano en sí
mismo.

Rectificó continuamente sus obras y modificó constantemente sus concepciones básicas. Su


pensamiento estuvo siempre en perpetuo devenir, porque consideraba que la ciencia no es algo
estático, sino dinámico. (Precursor de Hegel y, en general, de todo el pensamiento filosófico y
científico moderno).

Su última obra, el célebre Dialogus inter yudaeum, philosophum et christianum, contiene


algunas de sus más bellas páginas y de sus más sugestivas visiones intelectuales. Como la gracia
es la culminación de la naturaleza, la verdad cristiana se aparece a Abelardo como una verdad
total que incluye a todas las demás. Por esto mismo, estas verdades parciales también son
verdades. El cristiano que presenta en su diálogo trata de convencer al filósofo pagano y al judío
no negando las verdades a que ellos adhieren, sino integrándolas en la fe cristiana, en la que
toman su sentido y
encuentran su plenitud. Dicho de otra manera: el paganismo y el judaísmo son verdades que se
integran evolutivamente en una verdad más alta, que es el cristianismo. (Precursor del
evolucionismo religioso).

Consideró a la política como una ciencia práctica de las costumbres, al lado de la ática y de la
economía, anticipando así las doctrinas de Juan de Salisbury.

Demuestra, además, que el análisis completo de la noción de justicia implica una ciencia de la
utilidad, es decir, una ciencia o filosofía natural del orden social y político (Precursor de Bentham,
Stuart Mill y demás utilitaristas del siglo XIX).

En la querella de nominalistas y realistas asumió una posición absolutamente original. Para él lo


importante no es saber si los "universales"(conceptos genéricos universales) tienen existencia real
o no la tienen, es decir, si son nombres o realidades. Lo importante es que lo universal, que no
existe para nosotros más que in re, existe en el espíritu divino ante rem. (En esto, se presenta
como precursor de Tomás de Aquino).

En psicología formuló con perfecta claridad la teoría de los dos principios complementarios de que
está hecha la Verdad total: la distinción radical y al mismo tiempo la estrecha unión de la
percepción sensible y de la percepción intelectual propiamente dicha. Cuerpo y alma son entidades
diferenciables y distintas, pero se compenetran en el acto del conocimiento.
De toda la filosofía de Pedro Abelardo fluye un racionalismo cristiano que más adelante
desarrollará y sistematizará genialmente Tomás de Aquino. Los fundamentos de la fe son y deben
ser racionales y por lo tanto pertenecen al fuero íntimo de la conciencia de cada cual. (Recuérdese
la declaración sobre libertad religiosa promulgada por el II Concilio Vaticano).

2. El pensamiento de Tomás de Aquino (Según Vorlander)


1. Su vida

Nace en las proximidades de Aquino, territorio de Nápoles, hacia 1225. Era noble y a los 16 años
ingresó en la orden dominicana. Fue el discípulo preferido de Alberto Magno, al que siguió en sus
viajes a Colonia y a París. Enseñó en esas ciudades, y también en Bolonia, Roma y Nápoles. Murió
en 1274 cuando viajaba a! Concilio de Lyon. Desde el siglo XV se le llamó "el Doctor Angélico".

2. Sus doctrinas

a. Relación de la Teología con la Filosofía.

Esencialmente, el aporte tomista consiste en ordenar, dentro de la ideología cristiana, la filosofía


aristotélica, construyendo así lo que Vorlander llama "un imponente sistema". La razón natural no
es rechazada, sino que aquello que por ella es reconocido como cierto tiene también validez para
la Teología. Pero allí donde no alcanza la razón, debe guiamos la revelación. Así, la razón nos
demuestra la existencia de Dios, pero no alcanza a abarcar el misterio de la Trinidad, por ejemplo.
En este terreno, solo sirve la razón como auxiliar, explicando ciertas analogías y refutando
objeciones, pues las doctrinas no son contrarias, sino superiores a la razón.

De aquí que, a fin de cuentas, la ciencia humana sea solamente una servidora de la Teología, y la
naturaleza una realidad precursora de la Gracia. Esta, recibida de Dios, no suprime la naturaleza,
sino que la completa.

b. Metafísica y psicología.

Toda la lógica, toda la psicología y la ática de Aristóteles pueden se incorporadas sin daño a la
doctrina de la iglesia, inclusive ciertos capítulos de su metafísica. La tesis aristotélica de la materia
y la forma es acogida integralmente por Santo Tomás. El principio de la individuación de las cosas
concretas consiste en que la materia es determinada por las formas. Formas primeras son espacio
y tiempo, que van unidas inseparablemente a la materia. En, un plano más elevado se encuentran
las formas inmateriales separadas, o inteligencias, jerarquía en la cúspide de la cual se encuentra
la divinidad, causa eficiente y al propio tiempo causa final de todo lo creado por ellas.

El alma humana es una de las formas inmateriales o inteligencias y es el principio animador de la


parte corpórea de los seres humanos. Existe una serie Continua de evolución desde las formas
inferiores de existencia hasta la divinidad misma. Por lo demás, existe una cierta independencia en
el curso de la naturaleza y en la existencia deL hombre, pues el azar (cruzamiento de causas y
efectos) y la voluntad libre no son incompatibles con la providencia divina.

La división de las facultades y actividades del alma, la toma Tomás de Aquino de Aristóteles, pero -
contra Averroes-, afirma que la inmortalidad del alma en el sentido cristiano se sigue esencialmente
de su inmaterialidad.

c. Ética y Política.

En estas dos disciplinas, también siguió Tomás de Aquino a Aristóteles. Así, el fin moral del
hombre consiste en el desarrollo de su naturaleza racional. A las antiguas virtudes filosóficas,
agrega tres virtudes cristianas: fe, esperanza y caridad, que son las que conducen a la eterna
bienaventuranza, en tanto que las primeras solo aseguran la satisfacción del hombre en la vida
presente. En la ática tomística es esencial el postulado de que la voluntad puede elegir libremente,
pues lo hace racionalmente. De aquí que atribuya al primado de la ática no a la voluntad, sino al
conocimiento.

En cuanto a la Política, en las doctrinas de Tomas de Aquino no nos encontramos ya con la


contraposición rígida de San Agustín entre el Estado mundano y pecador y la Civitas Divina. Por el
contrario, el hombre -como animal político- está llamado por la naturaleza a una vida social, de
donde surgen los vínculos de familia, de comunidad y de gobierno o Estado.wEste último, es una
institución puramente humana y su fin, realizar la felicidad del hombre en la tierra. Pero el derecho
es de origen divino. La monarquía es la mejor forma de gobierno, pero debe rodearse de garantías
en parte aristocráticas y en parte democráticas para que no degenere en despotismo.

El Estado tomista contiene muy pocos elementos propiamente socioeconómicos. Así, afirma que la
comunidad de bienes no haría más que fomentar la discordia, y considera la servidumbre feudal
algo tan natural e intocable como era la esclavitud para Aristóteles. Además, muestra muy poco
aprecio por el comercio, que en su opinión es oficio bajo.

Termina Vorlander: -"Santo Tomás es el verdadero representante de la concepción católica y


medioeval del mundo, formulada a través de un sistema que demuestra habilidad y penetración en
sus detalles. Enlazó íntimamente la investigación antigua con el pensamiento del Occidente
cristiano y, al distinguir entre saber natural y revelación, reconoce la independencia de la ciencia.
Las objeciones que pueden concentrarse contra él, desde el punto de vista de la ciencia moderna y
de una filosofía ya independiente, no se refieren a su persona, sino a su concepción del mundo.

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/hifi/hifi05.htm

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