Unidad 4 F
Unidad 4 F
Unidad 4 F
Joel Alejandro
Apellido:
Figuereo Marrero
Matricula:
100720409
Materia:
Introduccion a la Filosofia
Profesor:
Juan Rafael Serrano Nuñez
Seccion:
L1
Tema:
El pensamiento capitalista
Fecha:
20/10/2023
El pensamiento capitalista.
Spinoza fue un filósofo judío holandés, que rompió con la tradición religiosa y propuso
una filosofía panteísta y racionalista. Su obra más relevante fue la Ética, donde expuso
su concepción de Dios como la única sustancia que existe, que se manifiesta en
infinitos atributos, entre los cuales solo conocemos el pensamiento y la extensión.
Spinoza sostuvo que todo lo que existe es una expresión necesaria de la naturaleza
divina, y que los seres humanos solo pueden alcanzar la felicidad si comprenden las
leyes que rigen el universo y se liberan de las pasiones que los esclavizan. Spinoza
también defendió la libertad de pensamiento y la democracia.
Finalmente, Descartes tuvo que enfrentarse a las críticas de la Iglesia Católica, que no
aceptaba su método de duda ni sus conclusiones sobre Dios y el alma. Descartes tuvo
que exiliarse en Holanda y Suecia para evitar la persecución religiosa, y su obra fue
incluida en el Índice de Libros Prohibidos. A pesar de estos problemas, Descartes fue
un filósofo muy influyente y original, que abrió nuevos caminos para el pensamiento
moderno.
Discurso del método: Es una obra escrita en francés, dividida en seis partes, donde
Descartes expone su método de duda metódica, su famoso cogito ergo sum, la
existencia de Dios, la distinción entre mente y cuerpo, y algunos principios de física y
geometría. Es considerada una obra fundacional de la filosofía moderna y el
racionalismo continental.
Meditaciones metafísicas: Es una obra escrita en latín, compuesta por seis
meditaciones, donde Descartes profundiza en los temas de la duda, el conocimiento,
Dios, el alma, la verdad y el error. Es una obra de gran rigor lógico y argumentativo,
que fue sometida a la crítica de varios filósofos contemporáneos de Descartes, a los
que él respondió en varias objeciones y respuestas.
Principios de la filosofía: Es una obra escrita en latín, dividida en cuatro partes,
donde Descartes expone de forma sistemática y ordenada los fundamentos de su
filosofía. La primera parte trata de los principios del conocimiento humano, la segunda
de los principios de la naturaleza material, la tercera de la naturaleza del hombre y la
cuarta de la naturaleza de Dios. Es una obra que pretende ser una alternativa a la
filosofía escolástica basada en Aristóteles.
Tratado de las pasiones: Es una obra escrita en francés, dividida en tres partes,
donde Descartes analiza las pasiones humanas desde una perspectiva psicológica y
ética. La primera parte trata de la naturaleza de las pasiones y su relación con el alma y
el cuerpo, la segunda de las pasiones particulares y sus efectos, y la tercera de la
moral y el uso correcto de las pasiones. Es una obra que muestra el interés de
Descartes por el estudio del ser humano y su felicidad.
El primer nivel es la duda de los sentidos, que consiste en desconfiar del conocimiento
aportado por los sentidos, ya que estos pueden engañarnos muchas veces,
produciendo ideas oscuras y confusas. Por ejemplo, cuando vemos una vara en el
agua, nos parece que está torcida, pero sabemos que no es así.
El segundo nivel es la duda de la realidad, que consiste en cuestionar la existencia del
mundo externo, ya que no podemos distinguir entre el sueño y la vigilia. Los sueños
nos parecen tan reales como la realidad, y podríamos estar soñando todo lo que
creemos vivir.
El tercer nivel es la duda de Dios, que consiste en plantear la hipótesis de que Dios nos
ha creado de tal manera que nos engañamos siempre, incluso en los razonamientos
más evidentes. Aunque los principios matemáticos parecen tener validez universal,
quizá Dios nos ha hecho creer falsamente que son verdaderos.
El cuarto nivel es la duda del genio maligno, que consiste en suponer que existe un
espíritu malvado que se divierte haciéndonos errar cada vez que razonamos. Aunque
Dios no pueda engañarnos, porque es bondadoso, podría existir otro ser más poderoso
que Dios que nos engañara constantemente.
John Locke
John Locke (1632-1704) fue el fundador del empirismo moderno y uno de los padres
del liberalismo político. Su obra más importante fue el Ensayo sobre el entendimiento
humano, donde expuso su teoría del conocimiento, basada en la distinción entre las
ideas simples y las complejas, y entre las cualidades primarias y secundarias de los
objetos. Locke negó la existencia de ideas innatas y afirmó que la mente humana era
como una tabla rasa, que se iba llenando con las impresiones e ideas que provienen de
los sentidos. Locke también defendió los derechos naturales del hombre, el contrato
social y la separación de poderes en su obra Dos tratados sobre el gobierno civil.
George Berkeley
George Berkeley (1685-1753) fue un obispo anglicano y un filósofo idealista. Su obra
más conocida fue el Tratado sobre los principios del conocimiento humano3, donde
expuso su teoría de la inmaterialidad de la realidad. Berkeley negó la existencia del
mundo material y afirmó que todo era percepción mental. Para él, ser es ser percibido
(esse est percipi). Berkeley también defendió la existencia de Dios como la causa de
nuestras percepciones y como el garante de su orden y coherencia.
David Hume
David Hume (1711-1776) fue un filósofo, historiador y economista escocés. Su obra
más relevante fue el Tratado de la naturaleza humana4, donde expuso su teoría del
conocimiento, basada en la distinción entre las impresiones y las ideas, y entre las
relaciones de ideas y las cuestiones de hecho. Hume cuestionó la validez de los
principios de causalidad y sustancia, y propuso una ética basada en los sentimientos.
Hume también se interesó por la religión, la política y la historia.
Hume, como buen empirista, también rechaza la existencia de los universales, pero lo
hace desde una perspectiva diferente a la del nominalismo clásico. Hume no se limita a
afirmar que los conceptos generales son solo nombres, sino que intenta explicar cómo
se forman esos conceptos a partir de la experiencia sensible. Según Hume, las ideas
generales o abstractas no son más que el resultado de operaciones mentales sobre las
impresiones particulares y concretas que recibimos de los sentidos. Estas operaciones
son la asociación por semejanza, contigüidad y causalidad, y la separación por
abstracción. Así, por ejemplo, cuando vemos varios objetos redondos y blancos,
asociamos sus impresiones por semejanza y formamos la idea general de bola. Luego,
separamos por abstracción las cualidades comunes de las particulares y asignamos un
nombre a esa idea general.
Hume critica al nominalismo clásico por ser insuficiente y poco riguroso para explicar el
origen y el uso de los conceptos generales. Hume considera que el nominalismo
clásico no puede dar cuenta de cómo pasamos de las impresiones particulares a las
ideas generales, ni de cómo aplicamos estas ideas a nuevos casos. Además, Hume
cree que el nominalismo clásico no puede resolver el problema de la vaguedad y la
ambigüedad del lenguaje, ya que no ofrece ningún criterio para determinar el
significado y la extensión de los nombres. Por estas razones, Hume propone su teoría
del conocimiento basada en la experiencia sensible y en las operaciones mentales
como una alternativa más satisfactoria al nominalismo clásico.
En la Crítica del juicio, Kant analizó los principios y las condiciones del conocimiento
estético y teleológico, es decir, el que se refiere al arte y a la naturaleza. Kant distinguió
entre los juicios determinantes y los reflexionaste. Los juicios determinantes son
aquellos que aplican una regla general a un caso particular, como “este triángulo tiene
tres ángulos”. Los juicios reflexionaste son aquellos que buscan una regla general a
partir de un caso particular, como “esta flor es bella”. Kant afirmó que el juicio estético
es un tipo de juicio reflexiónate que se basa en el sentimiento de placer o displacer que
produce una obra de arte o un objeto natural, sin depender de ningún concepto o
interés. Kant también afirmó que el juicio teleológico es un tipo de juicio reflexiónate
que se basa en la idea de finalidad o propósito que se atribuye a los seres vivos o al
universo, sin pretender demostrar la existencia de un diseñador inteligente.
En la Crítica de la razón pura, Kant analizó los límites y las condiciones del
conocimiento teórico, es decir, el que se refiere a los objetos de la ciencia y la
metafísica. Kant distinguió entre los juicios analíticos y los sintéticos, y entre los juicios
a priori y los a posteriori. Kant afirmó que el conocimiento científico se basa en los
juicios sintéticos a priori, que son posibles gracias a las formas a priori de la
sensibilidad (espacio y tiempo) y las categorías a priori del entendimiento (como
sustancia, causa, cantidad, etc.). Estas formas y categorías son las que estructuran
nuestra percepción y nuestro pensamiento, pero no nos permiten conocer las cosas en
sí mismas (noumenos), sino solo como se nos aparecen (fenómenos).
En la Crítica de la razón práctica, Kant analizó los principios y las condiciones del
conocimiento práctico, es decir, el que se refiere a la acción moral. Kant distinguió entre
los imperativos hipotéticos y los categóricos. Los imperativos hipotéticos son aquellos
que expresan una obligación condicionada por un fin o un interés, como “si quieres
aprobar el examen, estudia”. Los imperativos categóricos son aquellos que expresan
una obligación incondicionada por ningún fin o interés, como “actúa de tal manera que
puedas querer que tu máxima se convierta en una ley universal”. Kant afirmó que el
imperativo categórico es el único principio válido de la moralidad, que se basa en la
autonomía de la voluntad y no en las consecuencias o las emociones. Kant también
defendió la existencia de Dios, la libertad y la inmortalidad como postulados de la razón
práctica.
En la Crítica del juicio, Kant analizó los principios y las condiciones del conocimiento
estético y teleológico, es decir, el que se refiere al arte y a la naturaleza. Kant distinguió
entre los juicios determinantes y los reflexionasteis. Los juicios determinantes son
aquellos que aplican una regla general a un caso particular, como “este triángulo tiene
tres ángulos”. Los juicios reflexionaste son aquellos que buscan una regla general a
partir de un caso particular, como “esta flor es bella”. Kant afirmó que el juicio estético
es un tipo de juicio reflexionaste que se basa en el sentimiento de placer o displacer
que produce una obra de arte o un objeto natural, sin depender de ningún concepto o
interés. Kant también afirmó que el juicio teleológico es un tipo de juicio reflexionaste
que se basa en la idea de finalidad o propósito que se atribuye a los seres vivos o al
universo, sin pretender demostrar la existencia de un diseñador inteligente.
Existe una relación entre el imperativo categórico y la ética puritana, ya que ambos
plantean una exigencia moral basada en la razón y en la voluntad. Sin embargo,
también hay diferencias, ya que el imperativo categórico es un principio formal y
abstracto, mientras que la ética puritana es un conjunto de normas concretas y
históricas. Además, el imperativo categórico se basa en el respeto a la dignidad
humana, mientras que la ética puritana se basa en el temor a Dios.