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Mi Primer Día de Colegio Cuento

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Mi primer día en la Escuelita Latina

Noah estaba muy contento, dentro de poco iría a la escuelita Latina, estaba emocionado ante la llegada de su primer día. Sus padres
y hermanos le habían contado maravillas de la escuela y esperaba con ansias que llegara el momento.

Pasaban los días de verano entre la playa y la piscina, pero Noah no podía disfrutarlo como otras veces, ya que solo podía pensar en
cómo sería su escuela. Días antes del comienzo, fue con sus padres a comprar su mochila, pantuflas, y lonchera para la merienda.
¡Se sentía un niño grande! Y por fin el gran día llegó. Noah estaba muy emocionado.

Se levantó temprano sin que su mamá lo despertara, se vistió con su ropa favorita, tomó su mochila llena de cosas nuevas, y de la
mano de su mamá y papá emprendieron el camino a su nueva escuela. Era su primer día y se lo contaba a todos aquellos que se
encontraba por el camino.

Cuando llegó a su clase, su maestra se acercó y lo saludó. Su mamá lo soltó de la mano para que pudiera entrar a su nuevo salón de
clases. Entonces, toda la emoción y la expectación desapareció. De repente, las lágrimas aparecieron en sus ojos. Se dio cuenta que
tenía que estar solo en un sitio lleno de desconocidos. ¡Nunca había estado sin sus papás!

Intentó volver a agarrar la mano de su mamá, pero ella lo besó y se despidió de el con una sonrisa, deseándole un buen día. Vio con
tristeza cómo se alejaba, las lágrimas seguían ahí en sus ojos y se sentó en una esquina de la clase. Allí había otros niños como él,
algunos estaban nerviosos y otros jugaban.

Al cabo de un rato, un niño se le acercó y le ofreció un juguete. Noah le dio las gracias y entonces vio que había muchas cosas más
con que jugar, cosas interesantes y llenas de colores. Los niños querían conocerlo y jugar con él. Casi sin darse cuenta, Noah
comenzó a relajarse y a disfrutar de su primer día.

Cuando mamá volvió a buscarle, le contó todo lo que había hecho, cómo eran sus profesoras, qué juegos habían hecho, los cuentos
que habían escuchado, los nuevos amigos con los que había jugado... Estaba tan emocionado, que casi no podía esperar a que
llegara su segundo día en la Escuela Latina.

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