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Educar Con Amabilidad y Firmeza Al Mismo Tiempo

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EDUCAR CON AMABILIDAS Y FIRMEZA AL MISMO TIEMPO

¿Qué significa ser amable y firme al mismo tiempo? Es educar desde el


respeto mutuo (por el niño, el adulto y la situación) y requiere tener en cuenta el equilibrio
evitando los extremos.
Generalmente los padres pasan de un extremo a otro. Nos levantamos con la intención de
ser amables, siendo cariñosos y condescendientes con nuestros hijos, sin embargo, al no
obtener la respuesta que esperamos (necesitamos) nos pasamos a la firmeza.

Un baile constante en el que acabamos sintiéndonos culpables porque ninguno de los dos
extremos nos dan los resultados deseados.

Son opuestos y sin embargo complementarios, en muchas familias se observa que los
opuestos se atraen siendo uno de los padres firmes y el otro amable.

El truco está en el equilibrio: amabilidad y firmeza al mismo tiempo


Veamos los 3 estilos parentales
1. Autoritario (controlador o punitivo) impone reglas, normas mediante
amenazas, castigos o premios. Es siempre la autoridad con poder y con
opinión.
El mensaje implícito sería: “yo soy quien manda y tiene razón porque tu no
eres capaz de hacerlo suficientemente bien”. Ser sólo firme conlleva a
un desarrollo pobre de la personalidad de los niños (sometimiento,
rebeldía, revancha, retraimiento…)
2. Permisivo (consentidor o sobreprotector) no quiero que sufras y por tanto
lo hago todo por ti para evitar que vivas las consecuencias de tus
decisiones. El niño pasa a ser el foco central de sus vidas.
El mensaje implícito es: “yo lo haré por ti ya que tu aún no eres capaz de
hacerlo suficientemente bien”. Ser sólo amable no ayuda a desarrollar
en los niños las capacidades y habilidades básicas para desarrollarse
como personas íntegras.
3. Amable y Firme al mismo tiempo (líder con libertad y orden) la base es
el respeto mutuo entendiendo que el niño es un ser diferenciado del
padre y como tal, tiene sus propias necesidades y deseos.
El mensaje implícito sería: “te acepto por quién eres y creo en tu capacidad
para aprender de tus errores y por lo tanto te permito contribuir”.
Cómo ser amable y firme al mismo tiempo
En primer lugar, partir siempre de la conexión, validar los sentimientos del
niño y mostrar comprensión por ellos. Por ejemplo:
Sé que querías seguir jugando y es hora de ir a dormir” ;

“Veo que estás divirtiéndote con los videojuegos y… ¿cuál era


nuestro acuerdo sobre el tiempo para jugar?”

Cuando valides los sentimientos del niño, deja espacio para que sienta las
consecuencias.
No continúes argumentando, rescatando, aportando información que derivará en más
amabilidad sin firmeza.
Ésa es la parte difícil, la de permitir que el niño averigüe lo que está sintiendo y pueda
lidiar con su decepción. Simplemente acompaña y permite que tu hijo
entienda lo que está sucediendo.

Recuerda…
Confía en tu hijo, en que puede aprender y crecer a partir del sufrimiento.

Acompaña, no rescates y permite que experimente todas las emociones para que pueda
decidir cambiarlas, aceptarlas, superarlas, por ejemplo:

Te quiero… Y la respuesta es no”.

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