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SENTENCIA
VISTOS; el presente proceso seguido por GHOSY BANESA URQUIZA PAREDES contra
MILTON LEONEL JARA RODRIGUEZ, sobre Alimentos, la Juez Supernumerario del
Juzgado de Paz Letrado de La Esperanza, emite la siguiente sentencia, en primera
instancia:
I. PETITORIO:
Aparece de lo actuado que, MELISSA MAILY MONTOYA RAMIREZ, interpone demanda
sobre pensión de alimentos contra MILTON LEONEL JARA RODRIGUEZ, a fin de que se
le fije una pensión alimenticia mensual de S/ 600.00 soles, a favor de su menor hija
Damaris Johana Jara Urquiza.
II. ANTECEDENTES:
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2.2. Una de las garantías del derecho procesal, es el derecho a la prueba que le asiste a cada
una de las partes involucradas en un proceso, por esta garantía se permite a las partes a
acreditar los hechos que configuran su pretensión o que configuran su contradicción. El
artículo 188° del Código Procesal Civil; estable: “Los medios probatorios tienen por finalidad
acreditar los hechos expuestos por las partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos
controvertidos y fundamentar sus decisiones”. Y, en lo que respecta a la valoración de la prueba,
conforme lo establece el artículo 197° del citado Código Procesal Civil, es la actividad que
realiza el Juez, mediante la cual en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada, y
según las reglas de la sana crítica, es decir con las reglas de lógica y la experiencia apreciará
de manera conjunta la prueba actuada en el proceso dándole a cada uno de los medios
probatorios el valor que se considere tienen, sin embargo en su resolución solo serán
expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que sustenten su decisión, con una
adecuada motivación.
2.3. Al respecto la Jurisprudencia Nacional señala: “El criterio de valoración del acervo probatorio,
que deben observar los Jueces señalando que los medios probatorios, deben ser valorados en forma
conjunta y merituada de acuerdo a su criterio en forma razonada, pero ello no implica que el juzgador,
al momento de emitir la sentencia, debe señalar la valoración otorgada a cada prueba actuada, sino
únicamente lo hará respecto de los medios probatorios que en forma esencial y determinante han
condicionado su decisión” (Exp. N° 656-97-Lima –CSSS. P.15/10/98)
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3.3. El Tercer Pleno Casatorio Civil realizado por las Salas Civiles Permanente y Transitoria
de la Corte Suprema de Justicia de la República del Perú, específicamente en la Casación
N° 4664-2010-Puno, en el segundo extremo de su fallo, numeral uno del mismo, señaló que
constituye precedente judicial vinculante la siguiente regla : “En los procesos de familia, como
son los de alimentos, divorcio, filiación, violencia familiar, entre otros, el Juez tiene facultades
tuitivas y, en consecuencia, se debe flexibilizar algunos principios y normas procesales como son los
de iniciativa de parte, congruencia, formalidad, eventualidad, preclusión, acumulación de
pretensiones, en atención a la naturaleza de los conflictos que debe solucionar, derivados de las
relaciones familiares y personales, ofreciendo protección a la parte perjudicada, ello de conformidad
con lo dispuesto en los artículos 4 y 43 de la Constitución Política del Estado que reconoce,
respectivamente, la protección especial a: el niño, la madre, el anciano, la familia y el matrimonio, así
como la fórmula política del Estado democrático y social de Derecho”.
1
Artículo 472: “lo que es indispensable para el sustento, habitación, vestido, educación, instrucción y capacitación para el
trabajo, asistencia médica y psicológica y recreación, según la situación y posibilidades de la familia. También los gastos del
embarazo de la madre desde la concepción hasta la etapa de postparto”
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comprendida entre las derivadas de dicha relación. Reconociéndose, entonces, que el deber
alimentario paterno, y por extensión de los responsables financieros del niño, constituye uno de los
elementos de mayor incidencia en el desarrollo personal del menor, por lo que se exige que tal
conducta deba ser constantemente observada por los organismos de tutela y ser requerida al
responsable cuando se evidencia una insuficiente o inexistente prestación”. Coincidiendo con este
criterio en la doctrina nacional encontramos que sobre el particular, Carmen Chunga
Chávez señala que “el derecho a alimentos es de naturaleza sui géneris, en ese sentido es una
institución de carácter especial o sui géneris de contenido patrimonial y finalidad personal conexa a
un interés superior familiar, que se presenta con una relación patrimonial de crédito-débito, por lo
que existiendo un acreedor puede exigirse al deudor una prestación económica en concepto de
alimentos” ; en ese mismo orden, la aludida autora afirma que el derecho alimentario tiene
la característica de ser personal, intransmisible, irrenunciable, intransigible, incompensable,
imprescriptible e inembargable.
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Estado; que indica: “Es deber y derecho de los padres alimentar, educar y dar seguridad a sus
hijos”; así mismo el artículo 93º del CNA establece que “Es obligación de los padres prestar
alimentos a sus hijo“; el citado artículo hemos de concordarlo con el artículo 235º del Código
Civil conforme al cual: “Los padres están obligados a proveer al sostenimiento, protección,
educación, y formación de sus hijos menores según su situación y posibilidades. Todos los hijos
tienen iguales derechos”, y el Artículo 18 Inciso 1ero. De la Convención de los derechos del
niño establece que “ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el
desarrollo del niño.”, en este sentido, resulta atendible fijar una pensión alimenticia
ponderando las necesidades de los alimentistas con las posibilidades económicas del
demandado y sus obligaciones familiares que tuviere.
5.3. Entendiéndose también que los alimentos comprenden el sustento diario que ambos
menores requieren por encontrarse en pleno desarrollo, el cual debe ser balanceado para
poder mantener una buena salud, lo que significar ingerir todos los alimentos necesarios
para estar sanos y bien nutridos pero de forma equilibrada de acuerdo a su edad, pues
estos contribuyen para lograr un rendimiento educativo favorable; además los alimentistas
también requieren de vestido el mismo que es variable de acuerdo al desarrollo físico que
experimentan y de acuerdo a los cambios climáticos que se presenten; igualmente necesitan
de una vivienda que no solo consiste en el espacio físico donde viven, sino también
importa cubrir las necesidades básicas de energía eléctrica, agua, teléfono, mantenimiento,
entre otros servicios; asimismo, el derecho a la salud pues por encontrarse los alimentistas
en pleno desarrollo requiere de sus controles pediátricos periódicos aunado a las
contingencias que en su salud se puedan presentar; sin perjuicio de considerar también que
los niños tiene el derecho a la recreación de acuerdo a su edad, escenario que le va a
permitir desarrollar sus habilidades; siendo que todos estos derechos deben ser satisfechos
por ambos padres, en tal sentido el demandado está en la obligación de coadyuvar a la
satisfacción de los derechos básicos de su menor hija.
5.4. Por tal motivo sus necesidades son de impostergable cumplimiento, no pudiendo
valerse por sí solos, por lo que en esta etapa de su vida es importante se le brinde lo
necesario para asegurar su normal desarrollo bio psicosocial y permitir su crecimiento en
condiciones que hagan posible su existencia con decoro y dignidad; a quien se debe de
proveer de sus necesidades básicas de acuerdo con la definición de alimentos contenida en
el artículo 92° del CNA glosado precedentemente; lo cual debe tenerse presente al
momento de fijarse una pensión prudente a favor de la mencionada menor de edad, pues el
demandado como padre se encuentra obligado, desde el punto de vista legal como moral a
acudir con la manutención de su hija.
5.5. Por ello, como lo sostiene Javier Rolando Peralta Andía que “el deber de sustentar o
alimentar a los hijos se cumple de manera voluntaria, pero cuando los padres se niegan a hacerlo sólo
puede exigirse en forma judicial, sobre todo cuando existe un estado de necesidad, lo cual significa
que los hijos no pueden valerse por sí mismos. Tratándose de hijos mayores de edad, dicho estado,
deberá acreditarse necesariamente, ya que respecto de menores funciona la presunción de necesidad”.
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6.1. De acuerdo a lo señalado en el artículo 481° del Código Civil, cuando se hace mención
a las “posibilidades del que debe darlos”, está directamente haciendo mención a la parte
económica, es decir, a los ingresos del deudor alimentario, quien es el llamado a cubrir las
necesidades del menor alimentista. El Magistrado debe analizar no solo la situación
económica del obligado, sino todas aquellas posibilidades con las que pueda ser capaz de
generarse ingresos, y poder atender la demanda al alimentista sin dejar de lado sus deberes
alimentarios sea consigo mismo u otras personas con las cuales mantenga dicha obligación.
Ello en razón a que la obligación alimentaria no es de tipo moral, sino un derecho
fundamental de los menores, del cual el padre o madre no puede evadir, siendo obligación
del Estado imponer su cumplimiento.
6.2. Debe tenerse en consideración que, la parte demandada se encuentra en condición de
rebelde, debiendo aplicarse lo previsto en el artículo 461 del Código Procesal Civil: “la
declaración de rebeldía causa presunción legal relativa sobre la verdad de los hechos expuestos en la
demanda”; por lo que, al no haber contestado demanda ni refutado los hechos, debe tomarse
como referencia lo señalado por la parte demandante en su escrito de demanda. La
demandante en su escrito postulatorio refirió que el demandado se desempeña en
actividades diversas, por lo que percibe buenos ingresos que fácilmente superan
aproximadamente la remuneración mínima vital, además de encontrarse en buena aptitud
física y mental.
6.3. Asimismo, la demandante en la audiencia única ha sostenido que el demandado se
dedica a ser pintor y maestro de obras por lo que en suma cuenta, generaría ingresos
económicos mayores a la remuneración mínima vital; es en ese sentido, que si bien es cierto
no existe medio probatorio que acredite tal hecho; sin embargo, ello no es razón para no
consignar una pensión de alimentos que garanticen la manutención de su menor hija
tomando en cuenta sus necesidades y las posibilidades económicas que tiene el
demandado. No debe perderse de vista que, el demandado mínimamente está o estaría en
la obligación de laborar o ejercer algún oficio que le permita solventar sus necesidades y de
los que están a su cargo, esto es cubrir las necesidades de la menor alimentista,
coberturando sus necesidades básicas. Por otro lado, ha de tenerse en consideración lo
previsto en el artículo 481 parte in fine del Código Civil, el cual establece que no se exige
investigar rigurosamente el monto de los ingresos del que debe prestar los alimentos,
pues sin importar la condición económica del obligado el deber de pasar alimentos
subsiste. De otro lado, debe tenerse en cuenta también que por imperio del interés superior
del niño, el obligado a pasar los alimentos debe esforzarse por realizar otras actividades
adicionales a las que desempeña, pues “lo mínimo que se puede exigir a quien tiene la obligación
de cumplir con los alimentos es que se esfuerce por satisfacerlos, pues el deudor alimentario no puede
disculparse argumentando que no tiene ingresos, cuando tampoco hace lo necesario para
conseguirlos”2; y, ello es parte del ejercicio de una paternidad responsable.
6.4. En tal sentido, se concluye que el demandado se encuentra en la capacidad para
esforzarse laboralmente y generarse ingresos que le faciliten, no sólo afrontar la satisfacción
2
Álvaro Pinilla Pineda. “Alimentos entre cónyuges”. Bogotá D.E., Facultad de Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas, Pontificia
Universidad Javeriana, 1988, p. 17 citado por Bustamante Oyague, Emilia en “Las necesidades del alimentista y las posibilidades
del obligado. Criterios aplicados en la determinación de la pensión de alimentos”. En: Cuadernos Jurisprudenciales. Alimentos.
Gaceta Jurídica. Junio 2003, año 3, número 24. Pág. 11
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de sus necesidades personales, sino también de las personas que de él dependen, máxime
aún si no se ha demostrado que el demandado cuenta con carga familiar adicional y solo
tiene la obligación como es el presente caso de su menor hijo, que tiene necesidades
impostergables, quien viene siendo asistido directamente en sus necesidades materiales y
afectivas por su madre, y por tanto puede acudirle con una pensión justa y digna, que
cumpla su finalidad; llegar a una conclusión distinta implicaría avalar una paternidad no
responsable de traer hijos al mundo sin siquiera esforzarse para brindarles la atención de
sus necesidades más básicas; siendo esto así, corresponde a este Órgano Jurisdiccional fijar
la pensión alimenticia en un monto que coadyuve a la satisfacción de sus necesidades
elementales, conforme lo aconseja el antes citado Artículo 481º del Código Civil.
6.5. Por lo antes expuesto, el demandado en su condición de padre, está en la obligación de
coadyuvar con la manutención de sus hijos, pues la Constitución Política del Perú así lo
prescribe en su artículo 6º, al indicar: “Es deber y derecho de los padres alimentar, educar y dar
seguridad a sus hijos”; por ende, corresponde que le pase una pensión de alimentos, pues
requiere del apoyo necesario y oportuno para lograr su pleno desarrollo intelectual, pues es
en este momento de su vida donde requiere cimentar sólidamente en forma integral sus
aptitudes primordiales, por lo que requiere el cariño, afecto y la satisfacción de sus
necesidades básicas que deben ser atendidas por sus padres, más aún si la menor
alimentista está próxima a cursar estudios superiores, lo que hace necesaria fijar una
pensión alimenticia que sea razonable, justa, proporcional y prudente atendiendo a las
necesidades de la menor antes expuestas, así como en base a los ingresos percibidos y los
que pueda percibir (capacidad económica) el demandado.
6.6. Estando a lo antes expuesto, el demandado deberá asumir su paternidad responsable
sin afectar el derecho de su menor hija Damaris Johana Jara Urquiza. Ello, por cuanto este
ha materializado su libertad de procreación, lo que trae consigo obligaciones inherentes
como es el de coberturar las necesidades de sus hijos.
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ALIMENTOS.
2. En consecuencia, ORDENO que el demandado MILTON LEONEL JARA
RODRIGUEZ acuda a favor de su hija menor de edad Damaris Johana Jara
Urquiza, con una pensión alimenticia mensual ascendente a la suma de
TRESCIENTOS OCHENTA SOLES (S/. 380.00); importe que deberá ser abonado
por mensualidades adelantadas y a partir de la notificación con la demanda,
además de los intereses legales generados, los que serán liquidados en la etapa de
ejecución del presente proceso.
3. MANDO que el pago de la pensión alimenticia mensual establecida en esta
resolución se efectúe a la demandante en su condición de madre y representante
legal del menor de edad antes citado.
4. CUMPLA el demandado con depositar en forma mensual y permanente la pensión
alimentaria ordenada por esta sentencia en la cuenta de ahorros del Banco de la
Nación que se procederá aperturar a nombre de la demandante, la misma que será
de uso exclusivo para el abono de la pensión alimenticia a favor del menor
alimentista.
5. HÁGASE SABER al demandado que, en caso de incumplimiento de tres cuotas,
sucesivas o no, de su obligación alimentaria establecida en este proceso judicial, se
le seguirá el procedimiento de deudor alimentario moroso previsto en la Ley N°
28970.
6. SIN costas, ni costos del proceso.
7. CONSENTIDA o EJECUTORIADA que sea la presente resolución: CÚMPLASE y
ARCHÍVESE el expediente en el modo y forma de ley.
8. NOTIFÍQUESE.
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