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Métrica Práctico

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CLASE 13: LA POESÍA

CLASE 13: LA POESÍA


CLASE 13

Introducción a la poesía

Se cuenta que una vez, al finalizar uno de sus conciertos, le preguntaron a Louis
Armstrong “¿qué es jazz?” Su respuesta (“Man, if you gotta ask, you’ll never know”),
puede servirnos también para la poesía. Y, sin embargo, en esta introducción a la poesía
buscamos, además de “sentir” un poema, analizar ese “sentir un poema”.

En el estudio introductorio a los géneros literarios, distinguíamos cuatro objetivos


fundamentales en el acto de comunicación, que son también el origen de los géneros
literarios: personal (poesía
lírica), mimético (narrativa), dramático (teatro) y persuasivo (ensayo). En este curso de
introducción a la literatura seguimos también esta estructura. No obstante, debemos
recordar que la poesía lírica es sólo una de las manifestaciones de la poesía; es sin duda
la más importante, pero no la única. En sus comienzos, la poesía fue también el medio
preferido por los autores para articular la narrativa (poesía épica, leyendas, etc.) y el
teatro (la comedia del Siglo de Oro español). En este sentido la poesía es también el más
inclusivo de los géneros literarios. Para los objetivos de nuestro curso, vamos a estudiar
la poesía primordialmente a través de su expresión lírica, ya que los recursos retóricos
propios de la poesía son los mismos en todas sus expresiones. También incluimos una
“Guía para una lectura crítica de la poesía” y, como ejemplo, una propuesta de análisis
de un poema de Julián del Casal, “Prometeo”.

1. ¿Si la poesía ha servido para articular lo personal, lo mimético,


lo dramático y lo persuasivo, cómo podemos diferenciarla de los demás
géneros literarios?
De un modo muy general (y superficial) podemos decir que la poesía está escrita
en verso. Es verdad que la percepción visual de la forma es lo primero que
identificamos, y que muchas veces con sólo este dato clasificamos un escrito de
poesía. También es cierto que con el transcurso del tiempo se han modificado
considerablemente las reglas estrictas que en un momento caracterizaban la
poesía. Todo esto ha causado que los críticos se resistan a definir la poesía,
incluso con definiciones generales. Tampoco nosotros vamos a definir qué es
poesía; sin embargo, sí que podemos señalar que entre todas las
transformaciones que ha sufrido la poesía, hay un elemento que se ha mantenido
constante: el ritmo.

2- Entonces, ¿podemos decir que el ritmo es el elemento esencial de la poesía?

1. Sí, en efecto, el ritmo es esencial en la poesía. Incluso podríamos decir, como


primera aproximación a la poesía, que se trata de una composición rítmica de
palabras. Lo fónico (el sonido) es central a la poesía, que busca, con más
precisión que los demás géneros literarios, fundir sonido y sentido.
3-¿Cómo debemos leer un poema?

1. No existe un modo de leer poemas, y el hábito y el placer de la lectura de


poemas se adquieren a través de la lectura misma. Pero sí hay algunas
consideraciones generales que conviene tener en cuenta:

 Lectura lenta y repetida: Un poema no se lee como un periódico o una novela.


Requiere una lectura lenta que asuma el ritmo y que llegue a las ideas a través
del sentimiento, de la emoción.
 Reducir el poema a un concepto es negarse a sentir el poema: un poema no es
bueno por lo que dice, sino por su arte en cómo lo dice.
 Debemos pronunciar las palabras, los versos, aunque sea sólo en nuestra mente:
lo fónico es esencial al poema.
 Pero también debemos leer el poema con los ojos de nuestra mente. Con mucha
frecuencia la emoción o sentimiento que comunica el poema se construye en
torno a una idea.
 La lectura de un poema es una aventura personal: unos necesitan comprender la
idea para sentir el poema, otros llegan a la idea a través del sentimiento.

4- ¿Si la lectura de un poema es una aventura personal, de qué modo puede


ayudarnos esta introducción?

Es cierto que llegamos al concepto de qué es poesía mediante la lectura de poemas y la


reflexión sobre la naturaleza del poema desde la perspectiva del autor, del texto mismo
y del lector. Pero, para que nuestra reflexión sea más fructífera, es necesario estar en
posesión de ciertas herramientas (recursos retóricos), que nos permitan aproximarnos a
la poesía de un modo metódico. En términos generales podemos clasificar estas
herramientas o recursos en cuatro categorías: aquellas que se refieren a la forma
(versificación), al sonido (lo fónico), a la gramática (lo gramatical) y al léxico. Aunque
para los objetivos de este estudio introductorio agrupamos los recursos retóricos en
cuatro categorías, en la construcción del poema están todas ellas íntimamente
relacionadas.

5-

Entonces, ¿para poder leer poesía necesitamos conocer dichas herramientas o


recursos retóricos?

Por supuesto que no. Pero este curso de introducción a la literatura desea cubrir dos
dimensiones distintas, aun cuando relacionadas: A) apreciación de la literatura y B)
introducción a su análisis académico. Según lo primero, leer poesía es sentir el poema.
Según la segunda dimensión, necesitamos intentar explicar cómo se produce ese
“sentir” y cuál es su significado cultural, para lo cual es necesario estar en posesión de
los recursos retóricos que emplea el poeta en la construcción del poema.

6-¿Qué entendemos por versificación?


Bajo el término de versificación agrupamos los recursos retóricos que se asocian con el
aspecto formal del poema. La unidad visual es el verso. Pero el verso mismo es un
compuesto de otra unidad más simple que depende de su valor fónico. En el idioma
español esta unidad es la sílaba (gramatical o poética). De este modo asignamos a los
versos distintos nombres según el número de sílabas que tienen. En español predominan
los versos de ocho sílabas (octosílabos) y de once sílabas (endecasílabos); también son
frecuentes los versos de siete sílabas (heptasílabos) y los de catorce sílabas
(alejandrinos). Los versos que tienen más de ocho sílabas los llamamos versos de arte
mayor. Si tienen ocho sílabas o menos se llaman versos de arte menor. También es
importante el modo cómo se ordenan los versos dentro de un poema. Tradicionalmente
los versos se ordenan en grupos que denominamos estrofas. Las estrofas pueden ser
muy variadas, desde las estrofas de dos versos que denominamos pareados, a
las décimas o estrofas de diez versos. En español son populares las estrofas de tres
versos de arte mayor, tercetos, y de cuatro versos de arte menor, redondillas, o de arte
mayor, cuartetos. En el Siglo de Oro fueron muy populares las octavas reales, estrofas
de ocho versos endecasílabos, y la lira, una estrofa de cinco versos. Hay también
composiciones estróficas como el soneto, que consta de un número preciso de estrofas:
catorce versos agrupados en dos cuartetos y dos tercetos. Hoy día es muy popular
el verso libre y en español siempre lo han sido composiciones no estróficas como el
romance y la silva que constan de un número indefinido de versos sin agrupación
estrófica. En páginas aparte se explican cada uno de estos términos con abundantes
ejemplos y con referencias a los textos que se incluyen en la antología.

7-

En el contexto de la forma, de la versificación, es fácil establecer la relación de lo


que se ve y el nombre que le asigna la retórica; también comprendo que el ritmo es
fundamental en la poesía, pero ¿cómo establecemos la relación entre el sonido y el
significado de las palabras?

1. Desde el comienzo de esta introducción hemos puesto énfasis en la íntima


relación entre lo fónico (sonido) y lo semántico (el sentido de las palabras). Los
versos se miden, es verdad, por sílabas, pero éstas establecen valores
rítmicos entre las sílabas tónicas (acentuadas) y las sílabas átonas (no
acentuadas). El poeta, además, modifica el valor de las sílabas, según principios
fónicos, que no siempre corresponde al que se establece en la gramática; es
decir, crea o reduce sílabas a través de recursos retóricos muy precisos: la unión
de dos o más sílabas cuando la última sílaba de una palabra termina en vocal y la
siguiente comienza con vocal (la sinalefa), o el fenómeno opuesto que significa
no unir dichas sílabas cuando en la pronunciación normal se unirían (el hiato);
esta licencia poética puede ocurrir dentro de una palabra, cuando unimos en una
sílaba dos vocales que según la gramática formarían sílabas diferentes (la
sinéresis), o cuando separamos dos vocales que normalmente forman una sola
sílaba (la diéresis). De este modo, el sonido de las palabras o de las letras
adquiere un valor medular que se determina por su colocación y su repetición;
así la anáfora (repetición de una palabra) o la aliteración (repetición de letras) o
el sonido imitativo de la onomatopeya. El ritmo se consigue principalmente a
través del acento al final del verso y el acento rítmico en lugares precisos de un
verso. Por ello es tan importante el lugar donde el poeta coloca las palabras y la
función del hipérbaton. El recurso fónico más evidente en la poesía tradicional
es la rima (repetición de las últimas letras de un verso). La rima puede
ser asonante (repetición de las vocales a partir de la última vocal acentuada)
o consonante (repetición de todas las letras a partir de la última vocal
acentuada). Estos dos modos de rima dan luego lugar a muy variadas
combinaciones: rima gemela, rima cruzada, rima encadenada, rima abrazada,
rima interna, etc.8- En el apartado anterior dedicado a los recursos fónicos se
anota el hipérbaton, ¿qué relación tiene el orden de las palabras con el
ritmo?
Por razones didácticas hemos agrupado los recursos retóricos en cuatro
categorías, pero en la realidad del poema todos estos elementos están tan
íntimamente relacionados que no es posible separarlos. El hipérbaton y
el encabalgamiento son buenos ejemplos de la necesidad de relacionar los
recursos retóricos de las cuatro categorías. El hipérbaton consiste en la alteración
del orden normal de las palabras en una frase. En un buen poema, la alteración
del orden de las palabras se relaciona con la posición rítmica que éstas van a
ocupar en el verso y afecta tanto al énfasis que colocamos en las palabras, como
a fundir lo fónico (sonido, ritmo) con lo semántico (significado de las palabras).
El encabalgamiento afecta igualmente el ritmo y unidad del verso al forzar su
unión al verso siguiente para poder completar el significado. Aunque estos dos
recursos son los más propios de la poesía, el poeta cuenta con otros recursos que
alteran también el fluir del verso, como puede ser la eliminación de
conjunciones (asíndeton) o añadir más conjunciones de las necesarias
(polisíndeton). El poeta, en realidad, construye su propio orden morfológico al
añadir, restringir o eliminar verbos, adjetivos, adverbios o nombres y
especialmente con el uso del epíteto.9- En la lectura de poesías siempre he
tratado de buscar la idea central del poema. En esta introducción, sin
embargo, no se discute el contenido. ¿No es importante el contenido de un
poema?
Por supuesto que es importante. Pero debemos recordar que un poema no se
construye con conceptos, se construye con palabras. Es decir, es más importante
cómo se articula un concepto que el concepto mismo.

10- Todos los textos se construyen con palabras, ¿en qué se diferencia el poema?

Es cierto que todos los textos se construyen con palabras. También es cierto que la
división de los textos literarios en géneros es algo arbitrario y, sin embargo, es algo muy
útil desde un punto de vista didáctico. El agrupar los textos literarios en cuatro géneros,
nos permite también concentrar nuestro análisis de los recursos retóricos, en aquellos
textos que de modo más obvio representan una característica.

11- ¿Es esa la razón por la que estudiamos ahora los recursos retóricos asociados
con el léxico?

Así es, en efecto. Todos los recursos que se mencionan en el esquema anterior sobre el
léxico, los podemos encontrar en un ensayo, en un cuento o en una obra de teatro. Los
estudiamos en conexión con la poesía por su importancia en la gestación de un poema.
Recordemos, además, que hay diferencias básicas entre los géneros. Por ejemplo, si en
el ensayo se busca la comprensión lógica de un concepto, en la poesía es más común
que el poeta trate que se sienta el concepto; por ello, como señalamos antes, es más
importante cómo se articula un concepto que el concepto mismo. En este sentido, en
poesía se hace uso con más profusión de las figuras del lenguaje (modificación el
uso denotativo corriente de las palabras), así el uso de la metáfora y de la alegoría, de
la metonimia, de la sinécdoque, de la prosopopeya, de la parábola, de la paradoja,
del símil. Es decir, en poesía adquiere especial relevancia el valor connotativo de las
palabras. Como señalamos anteriormente, es la acumulación de estos recursos en la
poesía lo que justifica que se estudien también en el contexto del poema.

(Gómez-Martínez)

ACTIVIDAD: Realizá un mapa conceptual


basado en la información de esta clase y
compartila en el foro.

CLASE 14: LA VERSIFICACIÓN


CLASE 14: LA VERSIFICACIÓN
CLASE 14: LA VERSIFICACIÓN

Versificación
Creación del ritmo
Acento rítmico

Versificar significa hacer versos. Es decir, la “ordenación del discurso en un


conjunto formado por la unión de segmentos individualizados por pausas en
función de un principio rítmico” (Domínguez).

El ritmo es, pues, el elemento esencial que estructura las palabras dentro de
cada verso. El rasgo fundamental del ritmo es su dimensión sensorial; es decir,
es necesario que pueda ser percibido a través del oído. Los elementos más
importantes en la creación del ritmo son el número de sílabas del verso, la
distribución de las sílabas tónicas (sílabas con acento de intensidad), pausas
dentro del verso y la rima.

El siguiente ejemplo es una octavilla (estrofa de ocho versos de arte menor) de


la “Canción del pirata” de José de Espronceda. Esta estrofa es un ejemplo de
versificación regular, con ritmo preciso en todos sus versos: cada verso tiene
cuatro sílabas, con un acento tónico en la primera y tercera, y una pausa entre
la segunda y tercera sílaba. También la rima repite un proceso rítmico:
quedan sueltos el primero y el quinto verso y riman el segundo con el tercero,
el cuarto con el octavo y el sexto con el séptimo. Otros elementos que
colaboran a crear el ritmo peculiar de esta estrofa son el encabalgamiento y la
aliteración de la letra “e” en la primera parte de la estrofa.
1 2 3 4
ó-o ó-o
Vein-te pre-sas
he-mos he-cho
a des-pe-cho
del in-glés, (+1)
y_han ren-di-do
sus pen-do-nes
cien na-cio-nes
a mis pies. (+1)

Denominamos acento rítmico a los puntos de intensidad que establecen el


ritmo de un verso. Todos los versos poseen un acento rítmico en la penúltima
sílaba. En la versificación regular, la distribución de los acentos rítmicos es
bastante precisa en sus variantes y según la medida métrica del verso. Así, por
ejemplo, en el “Soneto XXIII” de Garcilaso de la Vega predomina el acento en
la segunda, sexta y décima sílaba:

oóoooóoooóo

En tanto que de rosa y azucena


se muestra la color en vuestro gesto,

Pero la distribución del acento rítmico entre las sílabas tónicas de un verso
depende también del ritmo (e incluso de la interpretación) que el lector da al
poema. Por ejemplo, en la estrofa anterior de Espronceda podemos establecer
un ritmo basándonos en un sólo acento rítmico en la tercera sílaba y sin pausa
interna:

1 2 3 4
o-o ó-o
Vein-te pre-sas
he-mos he-cho
a des-pe-cho
del in-glés, (+1)
y_han ren-di-do
sus pen-do-nes
cien na-cio-nes
a mis pies. (+1)

Sinalefa, hiato
sinéresis, diéresis

Cuando establecemos la medida de un verso (número de sílabas del verso),


tomamos como base la división gramatical de las palabras en sílabas. Pero las
palabras en un verso no están aisladas, se relacionan entre sí para establecer
una totalidad rítmica. Por eso hablamos de sílabas métricas. El número de
sílabas métricas en un verso depende de la posición tónica de la sílaba en la
última palabra del verso y de las licencias poéticas que se usan en el verso.

Al escribir un verso, los poetas hacen uso de ciertas licencias poéticas que
alteran o reafirman la estructura gramatical de las sílabas, en un intento por
crear el ritmo deseado. Hacen así uso de la sinalefa, y del hiato al relacionar
las palabras y de la sinéresis y la diéresis para agrupar las sílabas dentro de
una palabra. La sinalefa es una licencia poética muy frecuente en poesía.

La sinalefa

Denominamos sinalefa a la agrupación en una sílaba métrica de dos o más


vocales pertenecientes a palabras distintas. Cuando una palabra termina en
vocal y la palabra siguiente comienza con vocal, generalmente, las vocales se
unen por razones fónico-rítmicas en una sílaba métrica. Puede
haber sinalefa incluso cuando las palabras están separadas por un signo de
puntuación. En el siguiente verso octosílabo de Espronceda hay dos casos
de sinalefa:

 Vien-to en po-pa, a to-da ve-la

El siguiente cuarteto de Vicente Gaos ejemplifica bien el uso de la sinalefa, con


un acumulo, poco frecuente, de cuatro sinalefas en el último verso:

 ¿Qué fue de tan-to a-mor por tan-ta da-ma?


só-lo ce-ni-zas de la in-men-sa pi-ra
se nu-bla la mi-ra-da, el cuer-po ex-pi-ra,
y el al-ma quie-re a-sir-se a la al-ta ra-ma.

El hiato

El idioma español favorece la sinalefa como un proceso natural. En ocasiones,


sin embargo, los poetas hacen uso del hiato para impedir la sinalefa y marcar
un ritmo o para mantenerlo. El hiato consiste, pues, en la pronunciación en dos
sílabas diferentes la vocal final de una palabra y la vocal inicial de la palabra
siguiente. El hiato es frecuente cuando la vocal inicial de palabra lleva acento
de intensidad rítmico, especialmente en el caso de la penúltima sílaba del
verso. Así en los siguientes versos endecasílabos de Vicente Gaos, el primero,
y de Fray Luis de León, el segundo:

 No sa-be que es a-mor quien no te a-ma


 A-llí te lo-gra-rás, y a ca-da u-no

También las conjunciones, sobre todo la conjunción “y”, requieren


del hiato cuando se unen como semiconsonante a la vocal siguiente. Así lo usa
Góngora y Sor Juana Inés de la Cruz en los siguientes versos endecasílabos:
 Por-que, en-tre un la-bio y o-tro co-lo-ra-do
 Y lue-go des-ma-ya-da y en-co-gi-da

En estos dos ejemplos, la letra “y” adquiere el valor de una semiconsonante y


se une sólo a la vocal siguiente.

La diéresis

Cuando la separación de vocales que normalmente formarían una sola sílaba


sucede dentro de una palabra, lo denominamos diéresis. Diéresis es, pues, la
separación de las dos letras de un diptongo en dos sílabas para los efectos de
la medida de los versos. La diéresis implica una ruptura en la pronunciación
normal de una palabra, por lo que coloca especial énfasis en dicha palabra. Su
uso no es frecuente en poesía. Se señala colocando una diéresis, dos puntos
(ï-ü), sobre la vocal afectada. Los siguientes tres ejemplos son versos
endecasílabos, los dos primeros de Góngora y el último de Fray Luis de León:

 No só-lo_en pla-ta_o vï-o-la tron-ca-da


 Cuan-to más dí-a de jü-i-cio se_ha-lle
 La del que hu-ye_el mun-da-nal rü-i-do

La sinéresis

La sinéresis es una licencia poética opuesta a la diéresis; es decir, sinéresis es


la unión en una sílaba de dos vocales fuertes que gramaticalmente pertenecen
a sílabas diferentes. Mientras la diéresis es un recurso culto que produce una
pronunciación anómala, la sinéresis se aproxima más al leguaje popular
relajado. Su uso es infrecuente. De los dos ejemplos que anotamos, el primero
es un verso de 12 sílabas de Getrudes Gómez de Avellaneda, el segundo un
verso alejandrino (verso de 14 sílabas métricas), de José Asunción Silva:

 Del ge-nio la_au-reo-la ra-dian-te su-bli-me


 Con mo-vi-mien-to rít-mi-co se ba-lan-cea_el ni-ño

Ley del acento final

El acento de intensidad (sílaba tónica) en la última palabra de un verso afecta


el número de sílabas métricas del verso según las siguientes reglas:

1. a) Si el verso es agudo (la última sílaba es tónica), se cuenta una sílaba


más. Los siguientes versos de Santa Teresa de Jesús son octosílabos
agudos (los versos 2, 3, 5 tienen un caso de sinalefa):

Vivo ya fuera de mí (7+1= 8)


después que muero de_amor, (7+1= 8)
porque vivo_en el Señor (7+1= 8)
que me quiso para Sí. (7+1= 8)
Cuando_el corazón le di (7+1= 8)

1. b) Si el verso es llano (la sílaba tónica es la penúltima), no modifica el


número de sílabas métricas. El siguiente terceto de Quevedo está
escrito en versos endecasílabos llanos (el tercer verso tiene un caso de
sinalefa):

su cuerpo dejarán, no su cuidado, (11)


serán ceniza, mas tendrán sentido; (11)
Polvo serán, mas polvo_enamorado. (11)

1. c) Si el verso es esdrújulo (la sílaba tónica es la antepenúltima), se


cuenta una sílaba de menos. Las siguientes estrofas de Ignacio
Altamirano tienen cinco sílabas distribuidas en tres versos esdrújulos y
uno agudo.

Con placer célico, (6-1= 5)


lleno de júbilo (6-1= 5)
a ti mi cántico (6-1= 5)
dedicaré. (4+1=5)
Mi pobre música, (6-1= 5)
mi lira, trémulo, (6-1= 5)
pero solícito, (6-1= 5)
hoy pulsaré. (4+1= 5)

(Gómez-Martínez)

CLASE 15: CLASES DE VERSOS Y ESTROFAS


CLASE 15: CLASES DE VERSOS Y ESTROFAS
CLASE 15: CLASIFICACIÓN DE VERSOS Y ESTROFAS

Capacidades a lograr:

 Entender la importancia del uso de los recursos literarios correspondientes a la


versificación.
 Comprender y diferenciar las diferentes tipos de estrofas, versos y rimas para realizar
el análisis interno de las composiciones literarias.
Criterios de evaluación:

 Reconocimiento de los recursos literarios.


 Comprensión de los conceptos y asimilación del vocabulario técnico.
 Capacidad de síntesis y reelaboración de modo crítico de la información de la clase.

Clasificación de los versos

En la entrada sobre el verso, hicimos ya una primera clasificación de los versos según
formaran parte de una versificación regular o versificación irregular. Aquí vamos a
concentrarnos en la clasificación de los versos en versos de arte menor y versos de arte
mayor, según su número de sílabas métricas de cada verso.

Versos de arte menor. En poesía denominamos versos de arte menor a los versos que
tienen ocho sílabas o menos. Para los efectos de la rima estos versos se designan con
una letra minúscula (abc). Así hablamos de versos bisílabos (versos de dos
sílabas); trisílabos (versos de tres sílabas); tetrasílabos (versos de cuatro
sílabas); pentasílabos (versos de cinco sílabas); hexasílabos (versos de seis
sílabas); heptasílabos (versos de siete sílabas) y octosílabos (versos de ocho sílabas). En
español, los versos más frecuentes de arte menor son:

Tetrasílabos o versos de cuatro sílabas (los versos cuatro y octavo son versos agudos y
por ello añadimos una sílaba más para los efectos de la métrica).

En las presas (4)


yo divido (4)
lo cogido (4)
por igual. (3+1 por agudo)
Sólo quiero (4)
por riqueza (4)
la belleza (4)
sin rival. (3+1 por agudo)
(José de Espronceda, “Canción del pirata”)

Heptasílabos o versos de siete sílabas (los versos primero y tercero tienen cada uno un
caso de sinalefa y el verso cuatro es agudo, por lo que contamos una sílaba más).

Sentado_en su barquilla, (7)


te canta su cuidado, (7)
cual nunca_enamorado (7)
tu tierno pescador (6+1 por agudo)
(José de Espronceda, “El pescador”)
Octosílabos o versos de ocho sílabas; es el verso del romancero y el más frecuente en
español (los versos dos y cuatro tienen cada uno un caso de sinalefa).

—Compañero, compañero, (8)


casóse mi linda_amiga; (8)
casóse con un villano, (8)
que_es lo que más me dolía. (8)
(Romance anónimo)

Versos de arte mayor. En poesía denominamos versos de arte mayor a los versos que
tienen nueve o más sílabas. Para los efectos de la rima estos versos se designan con una
letra mayúscula (ABC). Así hablamos de versos eneasílabos (versos de nueve
sílabas); decasílabos (versos de diez sílabas); endecasílabos (versos de once
sílabas); dodecasílabos (versos de doce sílabas); alejandrinos (versos de catorce
sílabas). Los más frecuentes en la legua española son:

Eneasílabo o versos de nueve sílabas (los versos segundo y cuarto son versos agudos,
por lo cual contamos una sílaba más; el verso cuarto posee también un caso de sinalefa).

Juventud, divino tesoro, (9)


¡ya te vas para no volver! (8+1, por agudo)
Cuando quiero llorar, no lloro... (9)
y_a veces lloro sin querer... (8+1, por agudo)
(Rubén Darío, “Canción de otoño en primavera”)

Endecasílabo o versos de once sílabas (en el primer verso hay dos sinalefas y una en
cada uno de los siguientes tres versos).

¿Todo_está_a punto? ¿Nave, marineros, (11)


puerto lejano,_estrella conocida, (11)
aroma de_una patria concebida (11)
en soledad de_azules derroteros? (11)
(Manuel Mantero, “El viaje”)

Alejandrinos o versos de catorce sílabas (en este cuarteto, los versos dos y cuatro
añaden una sílaba más por ser versos agudos, y también tienen sinalefa).

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, (14)


pudiera tal guerrero, de_Arauco_en la región, (13+1, por agudo)
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, (14)
desjarretar un toro,_o_estrangular un león. (13+1, por agudo)
(Rubén Darío, “Caupolicán”)

La estrofa
Tipos de estrofas

Al estudiar el verso lo hemos clasificado como la unidad básica del poema. La


estrofa es una unidad superior en la versificación regular que completa los efectos
rítmicos del verso. Si usamos la prosa como analogía, podemos decir que el verso
representa la unidad sintáctica (la frase), mientras que la estrofa representa la unidad
conceptual: el párrafo. Una estrofa es, pues, la agrupación de dos o más versos que
siguen un esquema formal y rítmico que se repite a lo largo del poema, como
ejemplificamos con las siguientes tres estrofas de un poema de Rubén Darío:

Juventud, divino tesoro,


¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste


historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;


sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

La combinación de versos en la formación de estrofas es muy variada. Entre las estrofas


más frecuentes en la poesía española destacan las siguientes: el pareado, el terceto,
el cuarteto, el serventesio, la redondilla (la cuarteta), la lira, la octava real, la décima.

El pareado

El pareado es la estrofa más simple y consta de dos versos que riman entre sí:

La metáfora, el canto tan diverso


de un Centro que se irradia en universo.

No son símbolos vuestros las estrellas,


pues sois los dioses símbolos de ellas.
(Manuel Mantero)

La primavera ha venido.
Nadie sabe como ha sido.
(Antonio Machado)

El terceto
El terceto es una estrofa de tres versos, generalmente endecasílabos y con rima
consonante. Los siguientes tercetos son las dos últimas estrofas de un soneto de
Garcilaso de la Vega:

Coged de vuestra alegre primavera


el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,


todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.

Los poemas escritos en tercetos pueden presentar diversas estructuras formales. La


siguientes estrofas, que pertenecen al poema “Viento sagrado” de Enrique González
Martínez, tienen un verso heptasílabo y dos versos endecasílabos con monorrima (aAA
bBB):

Sobre el ansia marchita,


sobre la indiferencia que dormita,
hay un sagrado viento que se agita;

Un milagroso viento,
de fuertes alas y de firme acento,
que a cada corazón le infunde aliento.

Cuarteto, Serventesio, Redondilla (Cuarteta)

Las estrofas de cuatro versos son muy frecuentes en la poesía de lengua española. Por
esta misma razón los manuales de poesía usan nombres diferentes según los versos sean
de arte mayor o de arte menor, o según tengan rima abrazada o rima cruzada.

El cuarteto es una estrofa de cuatro versos de arte mayor con rima abrazada (ABBA).
Los siguientes cuartetos pertenecen a un soneto de Garcilaso de la Vega:

En tanto que de rosa y azucena


se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena


del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

El serventesio es una estrofa de cuatro versos de arte mayor con rima cruzada (ABAB).
Los siguientes serventesios pertenecen a un poema de Rubén Darío:
Era un aire suave, de pausados giros;
el hada Harmonía ritmaba sus vuelos;
e iban frases vagas y tenues suspiros
entre los sollozos de los violoncelos.

Sobre la terraza, junto a los ramajes,


diríase un trémolo de liras eolias,
cuando acariciaban los sedosos trajes
sobre el tallo erguidas las blancas magnolias.

La redondilla es una estrofa de cuatro versos de arte menor con rima abrazada (abba) o
cruzada (abab). Algunos manuales de poesía denominan cuarteta a la estrofa de cuatro
versos de arte menor con rima cruzada. Las siguientes redondillas pertenecen a un
poema de Rubén Darío:

Poesía dulce y mística,


busca a la blanca cubana
que se asomó a la ventana
como una visión artística.

Misteriosa y cabalística,
puede dar celos a Diana,
con su faz de porcelana
de una blancura eucarística.

La lira

La lira es una estrofa de cinco versos, heptasílabos y endecasílabos, con rima


consonante (aBabB). Las siguientes estrofas son ejemplos de lira:

Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento,
y la furia del mar y el movimiento;
(Garcilaso de la Vega)

¡Qué descansada vida


la del que huye el mundanal ruïdo
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

que no le enturbia el pecho


de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspes sustentado!
(Fray Luis de León)

La octava real

La octava real es una estrofa de ocho versos endecasílabos con rima consonante
(ABABABCC). La siguiente octava real pertenece al poema “El canto a Teresa” de
José de Espronceda:

¿Quién pensara jamás, Teresa mía,


que fuera eterno manantial de llanto,
tanto inocente amor, tanta alegría,
tantas delicias, y delirio tanto?
¿Quién pensara jamás llegase un día,
en que perdido el celestial encanto,
y caída la venda de los ojos,
cuanto diera placer causara enojos?

La décima

La décima es una estrofa de diez versos, con frecuencia octosílabos y con rima
consonante; hay muchas variedades de décimas sobre todo en la combinación de la rima
y en la medida de los versos. El siguiente ejemplo de décima (abbaa ccddc) pertenece a
Julio Herrera y Reissig:

¡Deja que incline mi frente


en tu frente subjetiva,
en la enferma, sensitiva
media luna de tu frente,
que en la copa decadente
de tu pupila profunda
beba el alma vagabunda
que me da ciencias astrales
en las horas espectrales
de mi vida moribunda!

(Gómez-Martínez)

La sílaba

Podemos considerar la sílaba como el grupo fonético más simple. Consta de uno o más
sonidos en el centro del cual siempre hay una o más vocales. Sin vocal no hay sílaba. Es
decir, la distribución de las sílabas sigue el uso de las vocales: li-bro; u-ni-ver-si-dad; e-
jem-plos; dip-ton-go; sí-la-bas; cons-truc-tor.
Las consonantes.- Como regla general, agrupamos las consonantes en sílabas
gramaticales según las siguientes consideraciones:

 En el caso de una consonante entre dos vocales, la consonante se une a la vocal


siguiente: ca-sa; sí-la-ba; ge-ne-ral; vo-ca-les.
 En el caso de dos consonantes entre vocales, una consonante se agrupa con la
vocal anterior y la otra con la vocal siguiente: con-tar; an-te-rior; tér-mi-no; con-
tac-to.
Excepción: las dos consonantes se unen a la vocal siguiente cuando forman
parte de un grupo consonántico formado por las letras p, t, b, d, c, g, f + r, l:
ha-blar; me-tri-ca; pro-gre-sar; re-fre-nar; la-drar.
 En el caso de tres consonantes (o más) entre vocales, las dos primeras se unen a
la vocal anterior y la última a la vocal siguiente: cons-ta; trans-mi-te; obs-tá-cu-
lo; pers-pi-ca-cia;
Excepción: como en el caso anterior, cuando dos de las consonantes forman
parte del grupo p, t, b, d, c, g, f + r, l, estas dos consonantes se unen con la
vocal siguiente: con-tra-er; res-plan-de-cer; des-pre-cia-ble; cons-truir.

Las vocales.- Las vocales en español se dividen en vocales fuertes (a-e-o) y vocales
débiles (i-u).

 Cuando una vocal débil va junta a otra vocal, forma un diptongo y se pronuncia
en una sílaba (ai-re; cui-da-mos; pei-ne; ciu-dad; es-tu-dios; soy; deu-da).
 Cuando la combinación de una vocal débil con otra vocal no forma diptongo, se
señala con un acento ortográfico su separación en dos o más sílabas (dí-a; le-í-a;
tran-se-ún-te; ha-bí-a-mos; bio-lo-gí-a; o-í-a; Ra-úl; ac-tú-an).
 Las vocales fuertes (a-o-e) forman sílabas diferentes (a-ho-ra; re-al; tra-er; cre-a-
ción; po-e-ta; se-a).

Las consideraciones anteriores representan la estructura de las sílabas gramaticales. En


poesía, los escritores usan diversas “licencias poéticas” para alterar el número de sílabas
de un verso: la sinalefa, el hiato, la diéresis, la sinéresis y la posición del acento de
intensidad al final del verso (véanse los ejemplos bajo cada uno de estos términos para
determinar las sílabas métricas en un verso).

(Gómez-Martínez)

ACTIVIDADES: Lea la clase, realice una síntesis y guárdela en la sección


PORTAFOLIO, para reunir allí los apuntes de clase, dudas y preguntas que vayan
surgiendo.

CLASE16: TRABAJO PRÁCTICO INTEGRADOR


CLASE 16: TRABAJO PRÁCTICO INTEGRADOR
CLASE 16: TRABAJO PRÁCTICO INTEGRADOR
CONTENIDO: Versificación

CAPACIDADES A LOGRAR: Realizar correctamente la medición de versos y


reconocer y aplicar las licencias poéticas.

Identificar el tipo de rima y el tipo de verso según la cantidad de sílabas.

Antes de comenzar el ejercicio conviene repasar qué es una sílaba en el idioma


español, qué es una sílaba métrica en poesía y las reglas que pueden alterar la
sílaba gramatical para convertirla en sílaba métrica (sinalefa, hiato, diéresis
sinéresis).

CONSIGNAS:

1- ¿Cuántas sílabas tienen los versos de las siguientes estrofas? como se


denomina a los versos con esa cantidad de sílabas?

2- Qué tipo de rima tienen los versos?

3- ¿Qué recurso emplea el poeta para mantener el número de sílabas? Debes


escribir de nuevo la estrofa separando las sílabas métricas y cuando no
coincidan con las sílabas gramaticales debes señalar el nombre del recurso
que emplea el poeta.

a- Usa para este ejercicio de práctica las siguientes estrofas: de "Canción


de otoño en primavera" de Rubén Darío.

En sus brazos tomó mi ensueño


y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

b- Prueba con esta otra estrofa del soneto"Mientras por competir con tu
cabello"de Luis de Góngora.

No sólo en plata o vïola troncada


se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
c- Otro ejemplo más con una estrofa del soneto "Prometeo" de Julián del
Casal.

Bajo el dosel de gigantesca roca


yace el titán, cual Cristo en el Calvario,
marmóreo, indiferente y solitario,
sin que brote el gemido de su boca.

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