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Dios Uno y Trino

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SINTESIS TEOLOGICA

PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN


MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

DIOS UNO Y TRINO


1.- LA DOCTRINA TRINITARIA

1.1 Dios creador y la criatura en relación a él

No hay una declaración precisa, desde el depósito de la fe sino únicamente una


alusión velada al misterio de la trinidad que se manifiesta desde el Génesis, donde Dios habla
de sí usando con frecuencia el plural; algunos padres interpretaron estos pasajes en sentido
trinitario. Así mismo, el ángel de Yahvé de las teofanías es llamado Yahvé, El y Elohim y se
manifiesta como Elohim y Yahvé, lo que parece indicar dos personas que son Dios: la que
envía y la que es enviada (El Padre y el Hijo, según algunos Padres)

Por otra parte, algunas profecías mesiánicas suponen distinción de personas en Dios al
anunciar al Mesías, enviado por Dios como Dios e Hijo de Dios. Los libros sapienciales
hablan igualmente de la sabiduría divina como una hipóstasis junto a Yahvé que procede de
Dios desde toda la eternidad y colaboró en la creación del mundo (Prov. 8, 2231)

2.- DIOS UNO, SUBSISTENTE, INFINITO: SUS OPERACIONES

A) La existencia de Dios

La revelación es ante todo una afirmación rotunda de la existencia de Dios, de un solo


Dios, que antecede a todo lo creado (al principio creó Dios...), esto significa que no sólo es
"en sí" y "para sí", sino también "de sí", expresándose así la necesidad intrínseca de la
existencia, la absolutez de la realidad y la perfección infinita del ser divino.

B) La naturaleza de Dios

Cuando se pregunta por el ser de Dios, se pregunta por su naturaleza, es decir, como
el ser que se manifiesta en su obrar interno y hacia fuera, en su vida y su acción. Este ser que
se revela es su misma vida desde sí mismo, por sí mismo y para sí mismo, ser inmaterial,
espiritual, eterno, causa ascendente y sin causa, llamado Dios, que se revela igualmente como
ser personal.

3.- LAS MISIONES DIVINAS Y LAS ATRIBUCIONES

3.1 LAS MISIONES DIVINAS

Hace referencia a la Trinidad "económica" en cuanto el acercamiento de las tres


Personas divinas en la historia, gracias a la prolongación temporal de sus procesiones eternas.
En Dios hay una doble manera de proceder: una intradivina y otra extradivina, la primera es
inmanente a Dios, mientras que la segunda acontece fuera de Dios; y esto último de dos
modos: como creación y como misión o envío del Hijo y del Espíritu Santo al mundo.

A) Las misiones divinas en la escritura

La existencia de "misiones divinas" está explícitamente afirmada en la Escritura: Dios


realiza su intento de vivir en comunión con la humanidad mandando a sus mensajeros, sus
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profetas. En el tiempo, por él establecido, manda al propio Hijo; éste se presenta


constantemente como el enviado del Padre. Y luego del Hijo, es el Espíritu Santo que viene
mandado por el Padre y por el Hijo.

Sin embargo, la Escritura no habla nunca del envío de un Padre, El viene a los
hombres, pero su venida no es el resultado de un envío; así como las Personas divinas están
entre sí íntimamente unidas, la misión de una incluye necesariamente la presencia de las otras
dos. Por otra parte, la misión no puede absolutamente significar una distancia espacial o
espiritual entre una y otra, ella no es más que la comunicación del ser divino tripersonal. Las
misiones de las que habla la Escritura algunas son visibles (la Encarnación y Pentecostés),
otras, por el contrario, invisibles (la inhabitación del Espíritu Santo en Cristo).

Misión quiere decir, por tanto, que una persona divina viene comunicada al hombre de
otra persona de la cual procede: así, el Hijo es comunicado desde el Padre y el Espíritu Santo
desde el Padre y el Hijo: por lo que el carácter misionario de la Iglesia no es otro que la
prolongación de la misión del Hijo y del Espíritu Santo. Así, se afirma que el fin de la misión
es doble: por un lado manifestar las Personas divinas a los hombres: la misión implica
revelación a través de una historia de salvación, de las Personas; por otra parte comunicar
aquello que ha sido anunciado. De este modo, una misión nunca es puramente visible: ella
tiene por fin último la donación de las Personas divinas al hombre.

B) El concepto de misión

La idea de misión o de envío en la terminología común supone: una persona que


manda y una persona que es mandada, y por supuesto, una relación entre ambas: es esta
relación que funda la misión. También un término en el cual la persona mandada se restituye
presente, y por tanto una presencia nueva en el término del envío.

C) Las misiones divinas

La aplicación analógica del concepto exige una purificación, excluyendo dos errores:
cualquier idea de dependencia que comportase inferioridad entre las personas divinas (ya que
son perfectamente iguales) y cualquier cambio en la persona mandada ya que implicaría la
adquisición de una nueva actualidad, potencialidad o limitación.

Aclarado lo anterior, hay que decir que la Misión divina supone una persona que
manda (el Padre, por cuanto le concierne la misión del Hijo; el Padre y el Hijo en cuanto les
concierne la misión del Espíritu Santo), una persona que es mandada (el Hijo, que es
mandado desde el Padre; el Espíritu Santo que es mandado desde el Padre y el Hijo) y un
término del envío (la creación -humanidad de Cristo-; el alma del cristiano -habitación del
Espíritu Santo-).

Misión trinitaria, es la acción creadora o a la acción en la historia de la salvación de la


segunda y de la tercera persona divina de la Trinidad, en cuanto esta acción divina (idéntica
en aquellos que obra, con su ser personal) es considerada sobre la procesión divina del Verbo
a partir del Padre y sobre la del Espíritu Santo a partir de Padre y del Hijo. Por último, el
concepto de misión contiene a un tiempo un aspecto eterno y un aspecto temporal, une el
tiempo con la eternidad, une la historia de la salvación con el origen intratrinitario. Así, la
encarnación, evento histórico, es inseparable de la procesión eterna.
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3.2 LAS ATRIBUCIONES

A) Aseidad: Dios es un ser sin origen, que procede de sí mismo y está en sí mismo,
por consiguiente, posee en si mismo el principio propio de su existencia.
B)) Infinitud: Diciendo Santo Tomás que ninguna cosa puede ser infinita respecto del
espacio y del tiempo, al máximo en potencia. Sólo Dios es infinito por esencia, finitud que se
funda en su simplicidad absoluta y naturaleza espiritual pura.
C)) La trascendencia de Dios: Contrarios a la trascendencia divina son el panteísmo
que somete al ser de Dios al devenir y a la multiplicidad, implicando un hacerse de Dios a
medida que evoluciona el cosmos y el politeísmo. Esta trascendencia es absoluta para los
israelitas y la explican con el concepto de Santidad, las cosas y las personas son santas en
relación a Dios por la consagración de ellas a El, el único santo, con lo cual indican su
separación total de toda cosa.
D) Inmanencia: La trascendencia no es obstáculo para su proximidad y así lo
experimenta el israelita. San Pablo llega a afirmar que en El vivimos nos movemos y
existimos, sin olvidar, eso si, que aunque la causa sea muy íntima con su efecto, la causa es
distinta de él.
E) Plena perfección: Se palpa en todo lo creado, de tal manera que nada de lo
realizado o realizable en el ser está ausente de Dios, fuente única de toda perfección, que
Dios comunica de modo esencial y gradual.
F) Simplicidad Absoluta: Hay que negar toda multiplicidad en Dios. Detallar en
atributos diversos la riqueza infinita del ser divino sólo es posible afirmando la unicidad, la
simplicidad de la realidad que trata de expresar estos conceptos.
G) Realidad Personal: Así se revela al pueblo de Israel: Yo soy Yahvé, dijo...; y no
dijo soy las cosas que he llamado para que existan fuera de mí. Aparece aquí la acción de
Dios que en el campo del conocimiento contiene la omnisciencia, la omnisabiduría y la
predestinación y en el campo de la voluntad: el amor, la bondad, la justicia, la misericordia, la
fidelidad
H) La Inmutabilidad De Dios: Dios es inmutable, la Sagrada Escritura excluye de
Dios todo cambio y le atribuye positivamente la inmutabilidad absoluta, en el cual no se da
mudanza ni sombra de alteración.
I) La Eternidad De Dios: Dios posee el ser divino sin principio ni fin, sin sucesión
alguna, en un ahora permanente e indiviso.

4.- LAS NOCIONES TRINITARIAS: PROCESIONES, RELACIONES, PERSONAS

4.1 LAS PROCESIONES DIVINAS

Este término es usado para indicar el origen del Hijo del Padre y el origen del Espíritu
Santo del Padre y del Hijo.

A) La fe de la Iglesia

El término procesión es de inspiración bíblica: Cristo declara El ha "salido" del Padre;


y habla del Espíritu Santo que "procede" del Padre. Aunque estas expresiones se refieren
directamente a la misión temporal "Trinidad económica" la Tradición los ha legítimamente
transportado al interno de la misma Trinidad (ya que Trinidad "económica" es la misma
Trinidad en sí) y como tal aparece el término en los símbolos de la Iglesia. En ellos se habla
de los "orígenes" del Hijo y del Espíritu Santo, y se usa el término "proceder". La existencia
de procesiones, o de orígenes, en Dios es, sin embargo, una verdad de fe.
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4.1.1 LA PRIMERA PROCESIÓN ES UNA GENERACIÓN

A) El término "Generación"

El Padre es Padre en cuanto Principio único y total de otra Persona divina, el Hijo, que
procede de El por vía de generación eterna. Este último término, que intenta expresar el modo
particular y único con el cual la segunda Persona divina tiene su origen en la Primera, es
bíblico: en efecto, la Escritura revela a Cristo como el Hijo único, unigénito del Padre, del
cual tiene la vida.

Como Hijo unigénito del Padre, es su imagen perfecta, es irradiación de su gloria e


impronta de su sustancia; estas dos metáforas, irradiación e impronta, explican la identidad de
naturaleza entre el Padre y el Hijo y al mismo tiempo la distinción de Personas. El Hijo es el
Verbo único del Padre que lo expresa adecuadamente, tanto que quien lo ve a él ve al Padre.

1) Origen: El Hijo no es "a se" (de sí mismo), sino "a Patre" (del Padre).
2) Identidad de ser y de naturaleza: De la misma sustancia que el Padre, Dios de
Dios, Luz de Luz.
3) Tentativo de exposición

El concilio Lateranense IV (1215) precisa, la identidad real de las Personas divinas


con la naturaleza divina: "El Padre, en efecto, generando al Hijo desde toda la eternidad, le ha
comunicado la propia sustancia. El Hijo, naciendo, ha recibido sin disminución la sustancia
del Padre".

Dios es Padre en modo propio y singular, no como los seres materiales. El es Padre
por sí solo, sin necesidad de coprincipio. El es Padre de uno solo, o sea, del Unigénito. El es
solamente Padre, porque antes de ser Padre no fue nunca hijo. El es Padre de todo su Hijo,
cosa que no se puede decir de las criaturas. Es Padre desde el principio y no sólo después de
un cierto tiempo.

Se entrevé así la distancia infinita que separa la generación divina eterna de una
generación humana, en la cual el padre humano, es siempre hijo y deviene padre sólo a partir
de un determinado momento de su existencia. Con divide su poder generante con la madre;
no empeña todo su ser en el acto generativo transitorio, y tiene otras formas de relaciones
personalizantes.

4.1.2- LA PROCESIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

A) La Fe de la Iglesia

En la Escritura, el Espíritu conserva una fisonomía bastante misteriosa. El nombre que


le es dado conviene, de por sí, a la tercera Persona, porque "Dios es espíritu". Sin embargo,
algunos trazos lo caracterizan: es don de Dios, es fuente de comunión, es metido tantas veces
en relación con el ágape. El Padre y el Hijo poseen, cada uno a título propio, la única y
misma sustancia divina. Encontrándose en esta comunicación total de Padre Hijo, ellos
constituyen el Espíritu Santo de ellos, comunicándole, como por un gesto único y original (de
Padre Hijo al Espíritu), su común sustancia: el Espíritu surge de la intimidad de su comunión.
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Es relativo al Padre, en cuanto que éste está unido al Hijo por él generado; es relativo
al Hijo en cuanto que éste, generado por el Padre, se refiere enteramente a él. Él es por tanto
el testimonio de la generación del Hijo por parte del Padre, la expresión perfecta de su
ligazón y de su presencia recíproca, el "Soplo" de su amor recíproco, su eterno abrazo. Según
San Agustín el Espíritu Santo es la unidad del Padre y del Hijo, su amor recíproco. Las
personas divinas son tres: la primera, que ama a aquella que de El nace; la segunda, que ama
a aquella de la cual ha nacido; la tercera, el mismo amor. El es el amor donado y recibido. Y
así lo expresa el concilio Toledano XI (675) cuando dice: El Espíritu Santo se debe entender
como el amor y la santidad de entrambos (del Padre y del Hijo).

4.2 LAS RELACIONES DIVINAS

Padre, Hijo y Espíritu Santo poseen una única naturaleza divina en plenitud, porque
esta viene comunicada en cada procesión, pero cómo comprender, entonces, la distinción
entre los tres?

A) La Escritura y la patrística

La Escritura no habla explícitamente de relaciones reales en Dios, pero estas son


contenidas en la denominación de Padre, Hijo y Espíritu Santo: el carácter relativo del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo emerge del significado de estos términos. La doctrina de la
relación según la cual las Personas divinas se distinguen entre sí, no en cuanto a la esencia
divina (que es común a las tres personas)

b) El Magisterio

El concilio XI de Toledo (675) afirma que: en la relación de las Personas, en efecto, se


vislumbra el número. Porque las Personas insinúan el número en cuanto dicen relación
recíproca. Por su parte, el concilio de Florencia dirá: En Dios todo es uno, excepto donde
intervenga la oposición de relación.

La necesidad de admitir las relaciones en Dios deriva del hecho mismo de las
procesiones. En efecto, cada origen comporta un principio y un término, una relación de uno
con el otro. En Dios, las procesiones con las cuales la única naturaleza divina es comunicada,
ponen en relación el término y el principio de cada una de ellas. así, esta relación es real,
porque se funda sobre la naturaleza divina y es recíproca, porque término y principio poseen
la realidad que los coordina (la naturaleza divina).

En las criaturas, el "esse in" (el aspecto por el cual una relación es real) es accidental.
En Dios no pueden existir relaciones accidentales. En Dios el "esse in" se identifica con la
esencia divina. Por esto, las relaciones reales en Dios se llaman subsistentes. La distinción,
por el contrario, se encuentra en el "esse ad" (relación con un otro); no hay relación sin
contraposición y no hay contraposición sin distinción. Ahora bien, en Dios, las relaciones o
relaciones recíprocas de las Personas, resultantes de las procesiones son:

 La relación que va del Padre al Hijo: la paternidad.


 La relación que va del Hijo al Padre: la filiación.
 La relación que va del Padre y del Hijo al Espíritu Santo: inspiración activa
(acción con la cual el Padre y el Hijo, como un solo principio, dan origen al
Espíritu Santo).
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 La relación que va del Espíritu Santo al Padre y al Hijo: inspiración pasiva (en
cuanto el Espíritu Santo es espirado, esto es, originado del Padre y del Hijo).

De estas cuatro relaciones presentes en Dios, sólo tres son realmente distintas entre sí:
la espiración activa, no siendo opuesta a la paternidad ni a la filiación, es idéntica realmente
al esse. Esto explica por qué en Dios, existiendo cuatro relaciones reales, hay sólo tres
personas.

4.3 LAS PERSONAS DIVINAS

Las Personas divinas son las Relaciones subsistentes en sí mismas. La Escritura no


usa el término persona, pero habla del Padre, del Hijo y, aunque menos claramente, del
Espíritu Santo, en manera de hacer aparecer su personalidad. Los Padres, a partir del siglo IV,
han puesto siempre a la luz el carácter relativo de las Personas divinas. Y así lo ha expresado
el Magisterio de la Iglesia que habla de hipóstasis o de personas, designando algo que es
distinto, contrapuesto, siendo necesario identificar las relaciones con las personas.

El concepto de "persona", como todos los conceptos que se aplican a Dios, es


analógico, verificándose diversamente en Dios y en el hombre. Por eso, al hablar de "tres
Personas divinas" no se hace referencia a tres diversos centros de conciencia y de acción.

A) La Persona como centro de autonomía del Ser

La noción de persona es ante todo de origen ontológico. Es el resultado de un


procedimiento que va del universal al individual y que responde a la preocupación de
determinar aquello que es el centro de autonomía del ser, esto es, el ser que se pertenece a sí
mismo sin pertenecer a otro. Santo Tomás define persona como el subsistente de naturaleza
racional, destacando tres elementos: la incomunicabilidad, que del punto de vista ontológico,
indica el hecho por el cual un ser no es un otro y se distingue de todos los otros; la
subsistencia, al hecho de existir en sí como ser completo y la racionalidad como nota esencial
de la persona, implicando intelecto y libertad. Aplicando analógicamente a las Personas
divinas se debe decir que:

 La paternidad, la filiación, la inspiración pasiva son propiedades


incomunicables, única fuente de distinción.
 Estas relaciones, en cuanto realmente idénticas a la esencia divina, son
subsistentes:
 El Padre es Persona, en cuanto la paternidad, que le es propia, se identifica con
la naturaleza divina.
 El Hijo es persona, en cuanto la filiación, que le es propia, se identifica con la
naturaleza divina.
 El Espíritu Santo es persona, en cuanto la inspiración pasiva, que le es propia,
se identifica con la naturaleza divina.
 Cada persona divina está dotada de intelecto y voluntad.

Pero hay que notar una gran diferencia respecto a la persona humana: mientras en la
especie humana tres hombres son tres personas porque en tres diversas naturalezas humanas
se realiza las características comunes que constituyen los elementos de la personalidad; en
Dios, sin embargo, hay tres personas porque en la idéntica naturaleza divina se realizan tres
reales oposiciones relativas. Por esto, al hablar de tres personas en Dios, no se debe entender
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tres diversos centros de conciencia, sino tres sujetos recíprocamente conscientes, por medio
de una única conciencia divina.

4.3.1 TRES PERSONAS

La perfección del ser está en la persona, es decir, en aquello que, subsiste en sí mismo,
goza de conciencia y libertad. Dios se revela como una realidad trascendente que contiene en
sí toda la perfección de las cosas, pero se distingue absolutamente de ellas. Por otra parte
como ser personal por excelencia en tres personas, siendo un solo Dios.

A) La revelación del Padre

En el lenguaje cristiano primitivo, raramente se llama Dios a Cristo, incluso cuando


Jesús está asociado con el Padre en su obra propiamente dicha se reserva el nombre de Dios
al Padre...Cristo es el Señor (que en determinados contextos es lo mismo que decir Dios).
Pero al proclamar que Jesús es Hijo de Dios, se revela como Dios, igualmente el Espíritu
Santo, al proceder de ambos. Esto da prioridad al Padre, no en sentido de causalidad y
tiempo, sino de principio como el origen del dinamismo de la comunicación. Ahora bien, el
término principio es más amplio que el de Padre por las siguientes razones:

 El Padre es también principio del Espíritu Santo sin ser su Padre.


 El amor que une a las dos personas divinas y las hace comunicar entre sí en un
acto eterno del que procede el Espíritu Santo es más que paterno y filial, es el
amor de una total puesta en común.
 Finalmente del Padre han venido el Hijo y el Espíritu Santo, pues ambos
proceden de él, y solo a través de ellos el hombre puede acceder al Padre.

B) La revelación del Hijo

En el prólogo del Evangelio de San Juan el Espíritu Santo lo revela: afirma la


preexistencia eterna en su estado trascendente de Cristo. Cristo aparece como el Hijo
unigénito, único, que está en el seno del Padre, en el que todo fue pensado y creado, el verbo
que es la luz y la vida. En el misterio de la divinidad hay una generación, un Padre y un Hijo,
en el sentido ontológico del término, porque si Cristo es el Hijo desde toda la eternidad,
entonces no ha sido creado.

C) La revelación del Espíritu Santo

El Espíritu Santo como el Hijo, se reveló manifestándose, no en una "carne" sino en la


Iglesia mediante efectos o señales de su presencia. Con la resurrección de Jesús comienza la
era del Espíritu Santo. Aunque llena todo el A.T no aparece, sin embargo, como una persona,
sino como una fuerza activa, poderosa y operante, unida siempre a Yahvé, que se hace
inmanente. La persona del Espíritu Santo y su divinidad se manifiesta en el N.T como el que
habla y actúa, como el que conduce a la Iglesia. Sin embargo, es San Juan el que mejor
manifiesta la realidad del Espíritu Santo al hablar constantemente de sus relaciones con el
Hijo: El Espíritu Santo es "otro"... que está "junto al Padre"(Jn 16,26) y que "procede del
Padre" (Jn 15,26).
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En lo que respecta a su divinidad no está explícitamente revelada más que en los


efectos que se le atribuyen, efectos que no son principalmente de poder sino de comunicación
de sí: el Espíritu Santo comunica la divinidad comunicándose así mismo.

D) El Dios de la Alianza

El Dios revelado se opone al Dios de los filósofos porque lo primero que se revela, lo
que domina en todas las revelaciones, es la alianza de Dios con el hombre. De este modo, por
la razón, el hombre podrá saber que Dios existe y que es acto puro, pero sólo por la fe sabe el
hombre realmente quien es Dios: un Dios que le habla, que se revela y que viene a él. Sin
embargo, no hay contradicción entre el Dios de los filósofos y el Dios que se revela, la
inmutabilidad de Dios no choca cuando crea, se revela, se encarna etc. por cuanto no está
implicado en el devenir de sus efectos y manifestaciones.

5.- LA DOCTRINA DE LA PERICORESIS

Término introducido en la teología en el siglo IV para evitar un triteísmo, afirma la


intercesión de las tres personas La pericoresis tiene su fundamento, de modo particular en el
texto de Juan 10, 30: Yo y el Padre somos una misma cosa; y en la insistencia de Cristo de
afirmar que: el Padre está en mi y yo estoy en el Padre... Por eso dirá a Felipe: quien me ve a
mí, ve al Padre.

En cuanto a la tradición, desde San Irineo se reconoce que hay una mutua inmanencia
y sesión de personas en la trinidad, haciéndose inseparables, sin distanciamiento alguno, pero
sin que confluyan ni se mezclen, sino estando siempre unidas entre sí.

San Agustín al respecto dirá que en la Trinidad, una persona es tanto como las tres
juntas, y dos no son más que una. Todas son infinitas en su ser. Así, una está en otra y todas
en cada una, todas están en todas y todas son una.

La razón no puede demostrar con rigor que hay contradicción entre determinados
puntos de lo que creemos, pero tampoco puede probar que haya contradicción. De la Trinidad
sólo tenemos nociones, nociones que brillan por su pobreza ante la grandeza del misterio;
pero sin embargo esas nociones nos revelan el misterio. La contemplación del misterio divino
está más allá de la teología. Esa Trinidad, que son tres personas pero un solo Dios, en el que
no hay soledad sino pluralidad de personas. No solo unidad, sino comunicación, es un
misterio de amor interpersonal, que solo comprendemos adorándola.

6.- DIOS PADRE COMO ORIGEN DE LA TRINIDAD

Si se admite causalidad en la generación, el Verbo sería una criatura. Entre el Padre y


el Hijo no hay entonces causalidad sino procesión, cuyo significado es único y trascendente,
incluyendo la idea de generación pero sobrepasándola, pues se aplica también al acto del que
resulta la tercera persona.

Ahora bien, aunque la procesión no es en Dios un acto causal, si es un acto de pura


comunicación del ser. Ese acto es eterno, identificándose con el acto puro que es Dios, por lo
cual no se puede afirmar que el Hijo fue engendrado, sino que es engendrado en el acto
mismo que hace que Dios sea Dios.
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7.- INTERPRETACIÓN TEÓLOGICA DE FILIACIÓN DIVINA DE JESUCRISTO

A) La divinidad del Hijo

En el tratado sobre dios Trino, la reflexión teológica debe cumplir la tarea de


presentar el misterio de Jesucristo como Hijo Unigénito de Dios, como Aquel que ha nacido
de la Virgen Maria, y es Hijo de Dios desde toda la eternidad, Dios como el Padre, enviado a
lo hombres en el mundo después de asumir la naturaleza humana en el seno de María.
Compete a la Cristología presentar el misterio de la asunción de la naturaleza humana que
hizo el Hijo eterno del Padre, y toca a la Soteriología profundizar en el misterio de su misión
de Mediador Único y Salvador de toda la humanidad.

B) Los signos de la Filiación divina

En el Nuevo Testamento se encuentra claramente expresada la condición de Filiación


divina de Cristo, con todas las características propias: Filiación intra-divina, eterna, divina
como la del Padre.

Los evangelistas Mateo y Lucas hacen un esfuerzo por presentar el milagro de la


concepción y del nacimiento de Jesucristo, del seno de la Virgen María, precisamente para
indicar que quien viene al mundo es el Hijo eterno del Padre. San Juan Evangelista va más
allá y busca expresar de algún modo también su generación eterna. Lo expresa no como un
acto, sino como un estado, una condición; no hay un tiempo en el que haya verificado, ni ha
habido un momento en el que el Hijo no estuviera junto con el Padre. Incluso los
padecimientos que los hombres le infligieron, y en especial el procurarle la muerte, no
pueden sino contribuir a iluminar su verdadera identidad del Hijo de Dios: Cuando levantéis
en alto al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy, y no hago nada de mí mismo,
sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Pero de manera especial el evento de la
resurrección manifiesta la Filiación divina, su identidad de Hijo, de Aquél que recibe toda la
vida del Padre y que por tanto no puede permanecer prisionero de la muerte cuando permite
que lo sumerjan en ella.

Por lo tanto, la resurrección de entre los muertos manifiesta con toda claridad la
Filiación divina, una identidad que ya se podía percibir en las acciones y en las palabras, pero
que ahora se aprecia con total claridad. También en el caso de la resurrección, los ojos que
pueden percibirla, los ojos que se abren al misterio de Dios en su Filiación, no son sino los
ojos de quienes han recibido la fe. Finalmente podemos considerar con san Juan el signo por
excelencia de la Filiación divina: la gloria; ésta es la plenitud de la divinidad que se
manifiesta. En el Hijo resplandece la gloria de Dios; el Hijo la recibe del Padre y la
manifiesta, la gloria de Dios está ligada al Hijo, se concentra en el Hijo y proviene del Padre.

8.- TEOLOGÍA DEL ESPÍRITU SANTO

¿Cómo concebir una nueva distinción en el seno de la divinidad, además del Padre y
el Hijo? Esta pregunta abre el tema del Espíritu Santo como Persona. Sólo se conocen dos
acciones inmanentes: pensamiento y amor; si se relaciona la procesión del Verbo con la vida
y fecundidad del pensamiento, no es lógico relacionar la procesión del Espíritu Santo con la
vida y fecundidad propiamente espiritual del amor, sobre todo considerando que el efecto
más sobresaliente que se le atribuye es el del amor. De la dualidad del Padre y el Hijo se
deduce que se aman con un amor interpersonal.
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El Espíritu Santo procede en cuanto amor que une al Padre y al Hijo. Pero, ¿Cómo
puede proceder de ese amor recíproco una realidad personal? Del amor del Padre y del Hijo
procede el Espíritu Santo, como su fruto, su expresión; ahora bien, ¿Cómo concebir esa
fecundidad? Lógicamente no en sentido material. La siguiente analogía puede aclarar un
poco: En el amor el yo y tu constituyen al amarse un nosotros, que reúnen al yo y al tu sin
destruirlos. Pero, tratándose de seres humanos, por más unidos que estén, su ser común no
tiene realidad propia y subsistente.

En Dios, por lo contrario, todo lo real (en este caso el amor entre el Padre y el Hijo) es
subsistente. Por eso, si el amor tiene de forma infinita la fecundidad del amor interpersonal
humano, el fruto inmanente de esa fecundidad tendrá que ser una persona. Pero es una
persona cuya propiedad distintiva y constitutiva consiste por completo ser unión, reunión del
Padre y el Hijo.

9.- LAS HEREJIAS TRINITARIAS

9.1 MONARQUIANISMO

Concibe un monoteísmo rígido de tipo hebreo; además de que no admite la existencia


real de las personas en Dios. Reduce al Hijo y al Espíritu Santo a fuerzas divinas: por otro
lado propone la existencia de un solo principio y de un único gobierno. Dentro de esta
corriente encontramos los siguientes puntos: Dinámico y Modalista

Dinámico: Hay un único Dios, siendo el Hijo y el Espíritu Santo fuerzas divinas que
emanan de Él.

A) Las sectas judaizantes

Estos se encuentran presentes desde el primer siglo de tal manera que operaban ya
desde el tiempo de los apóstoles.

B) Teodoto el curtidor

Afirmaba que Jesús no era Dios, sino sólo un hombre que había nacido
milagrosamente de una virgen y sus milagros se explicaban porque las potencias de Dios
obraban en él después de su bautismo en el Jordán, momento en el que recibió la infusión del
Espíritu Santo, al que Teodoto consideraba como una fuerza divina.

C) Pablo de Samosata

El verbo no es un Hijo subsistente de Dios, sino una fuerza impersonal de Dios


mismo, que entra en un hombre. De este modo Dios adopta a un hombre y le infunde esta
fuerza que recibe también los nombres de principio y fuerza de arriba.

Jesús es un hombre que nació de María y del Espíritu Santo y por esto es un hombre
especial; no está unido consustancialmente al Verbo, sino que sólo posee las cualidades,
como un profeta, es decir, que está unido al Verbo justamente según la calidad. Por este
motivo, su doctrina herética recibió el nombre del adopcionismo.
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Modalista: Defendió la unicidad de Dios incluyendo las personas subsistentes de tal


modo que considera un único Dios que adopta tres modos o aspectos diversos para
presentarse a los hombres.

A) Noeto (Doctrina del Patripasianismo)

Afirma que existe un único Dios, que es el de siempre, el Padre quien sufre y muere
en la cruz bajo la apariencia de un hombre.

B) Sabelio

Considera que Dios es una mónada con tres modos o mascaras distintas

9.2 SUBORDINACIONISMO

El Verbo no es simplemente una fuerza como decían los monarquianos sino que es
alguien, si bien inferior a Dios y que no es Dios y del mismo modo, el Espíritu Santo es un
espíritu angélico inferior a Dios.

A) Arrio

Las hipóstasis divinas (interpretadas como sustancias divinas) no están en Dios, sino
que son creadas o hechas fuera de Dios; por lo que el Hijo es la primera criatura, la más
excelsa de todas, pero no es Dios. Sólo el Padre es el ingénito, sin inicio y que por tanto sólo
Él es Dios. El Hijo es generado y por tanto se deriva del Padre y es una criatura ya que tiene
un inicio.

B) Los Semiarrianos

Afirmaban que era excesivo considerar al Hijo como «igual» en la sustancia


(homooúsios), y que era preferible decir que era similar en la sustancia (homoioúsios).

C) El Macedonianismo

Aplica los principios de la herejía arriana a la doctrina sobre el Espíritu Santo. El

10.- EN EL MAGISTERIO

San Dionisio afirma la unidad de Dios contra los que la negaban (los triteístas y
sabelianos) Nicea en el 325 afirma la fe en un solo Dios Padre omnipotente, creador de todas
las cosas; y en un solo Señor Jesucristo, Hijo de Dios. Y en el Espíritu Santo.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

El concilio Romano en el 382, contra los que decían que el Espíritu Santo fue hecho
por el Hijo, afirma su potestad y sustancia con el Padre y el Hijo. Igualmente la diferencia
entre el Padre y el Hijo (contra Sabelio que decía que era uno mismo) y que ni el Hijo ni el
Espíritu Santo son criaturas como lo afirmaba Arrío y Eunomio. Condena igualmente a los
que negaban la unidad de la trinidad, afirmando tres dioses distintos

Constantinopla en el 553 amplia el símbolo niceno afirmando que el Espíritu Santo es


"Señor y vivificador, que procede del Padre, que juntamente con el Padre y el Hijo es
adorado y glorificado"; lo confirma Braga en el 561, Letran en el 649 (un solo Dios en tres
subsistencias consustanciales de igual gloria, con una sola divinidad, naturaleza, sustancia,
virtud, potencia, reino, imperio, voluntad, operación increada, sin principio, incomprensible,
inmutable, creadora y conservadora de todas las cosas)

Así mismo, el XI de Toledo en el 675 (afirmando que el Padre no es engendrado ni


creado, sino ingénito, de El recibió su nacimiento el Hijo y el Espíritu Santo su procesión... ).
Los concilios posteriores reafirmarán la fe en la trinidad tal como ha sido confesada por la
Iglesia, aclarando algunos puntos el IV de Letrán, el II de Lyón y el de Florencia (la cuestión
del filioque). Con el racionalismo se cae en posiciones deístas o panteístas, negando el dogma
de la trinidad, ante lo que reacciona León XIII.

LA LITURGIA Y LOS SACRAMENTOS EN


GENERAL
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

1.- NATURALEZA DE LA LITURGIA, COMO OBRA DE DIOS Y DE


LA IGLESIA

A) Obra de dios

Cristo el Señor realizó esta obra de la redención humana y de la perfecta glorificación


de Dios, preparada por las maravillas que Dios hizo en el pueblo de la Antigua Alianza,
principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, de su resurrección de
entre los muertos y de su gloriosa ascensión. Por este misterio, “con su muerte destruyó
nuestra muerte y con su resurrección restauró nuestra vida. Pues del costado de Cristo
dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia” (SC 5). Por eso, en la
liturgia, la Iglesia celebra principalmente el Misterio pascual por el que Cristo realizó la obra
de nuestra salvación.

Es el Misterio de Cristo lo que la Iglesia anuncia y celebra en su liturgia a fin de que


los fieles vivan de él y den testimonio del mismo en el mundo: En efecto, la liturgia, es el
medio por la cual "se ejerce la obra de nuestra redención", sobre todo en el divino sacrificio
de la Eucaristía, contribuye mucho a que los fieles, en su vida, expresen y manifiesten a los
demás el misterio de Cristo y la naturaleza genuina de la verdadera Iglesia.

B) Obra de la iglesia

La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo


la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una
vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios en medio
de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor. (S.C. 10)

La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella
participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza
de la Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo
cristiano, "linaje escogido sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido" (1 Pe. 29)

Al reformar y fomentar la sagrada liturgia hay que tener muy en cuenta esta plena y
activa participación de todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria de donde han
de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano, y por lo mismo, los pastores de almas
deben aspirar a ella con diligencia en toda su actuación pastoral, por medio de una educación
adecuada.

2.- LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES Y ESTRUCTURALES DE


LA CELEBRACIÓN

A) Elementos fundamentales

La pedagogía divina ha querido comunicar al hombre la gracia sobrenatural a través


de las mismas realidades materiales que usamos en nuestra vida cotidiana, dándole una
significación más alta y una eficacia que no tienen.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

El elemento material se llama materia del sacramento, y las palabras que lo completan
y dan su eficacia a la materia se denomina forma. El signo sensible lo componen
conjuntamente la materia y la forma, y es a lo que la Iglesia da el nombre de Sacramento.

La materia y la forma, constituyen la esencia del sacramento y no pueden variarse o


modificarse, pues fueron determinadas por institución divina.

B) Estructuras de la celebración

La estructura celebrativa se nos aparece como una realidad bipolar o como el binomio
de dos elementos fundamentales, a saber; la palabra y el símbolo:

La palabra puede ser la proclamación de un texto de la Escritura leído o comentado; la


recitación de una plegaria o el canto de un salmo, himno, o poema.

El símbolo es una realidad dinámica, no estática; no es tanto una cosacuanto un gesto,


un movimiento corporal, un quehacer con determinados objetos materiales que remiten a
significados nuevos.

Dentro de estas variantes, el núcleo de la acción litúrgica consta siempre de la síntesis


de palabra y símbolo; ahora a cada sacramento, a cada gesto sacramental precede una liturgia
de la Palabra.

Podemos pues decir que la fiesta cristiana se compone siempre de dos elementos: uno,
el más propiamente evangélico, la Palabra proclamada y hecha de oración; otro, el gesto
simbólico o acción gestual como por ejemplo, el baño lustral-bautismal, la fracción del pan,
la unción, la imposición de manos, la iluminación… Son como dos polo de toda fiesta: el
auditivo y el visual, correspondientes a las dos acciones básicas, la de oír, escuchar y la de
ver, mirar, contemplar.

Toda celebración cristiana se desarrolla en tres tiempos:

1. El Espíritu manifiesta a Cristo y que hoy llamamos liturgia de la palabra


(palabra Kerigmático-predicaciónal)
2. El Espíritu transforma en Cristo lo que la Iglesia le presenta, a través, de la
plegaria o epiclesis; el Espíritu hace presente la persona, la gracia pascual de
Cristo, su fuerza transformante, en la realidad material del sacramento (pan,
vino, aceite)
3. La synergia o comunión; en él Cristo es comunicado al creyente o el creyente
entra en comunión con la accción transformante de Cristo a través del gesto
simbólico que se encuentra en cada uno de los sacramentos.

3.- EL CONCEPTO DE ECONOMÍA SACRAMENTAL


SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
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CUARTO DE TEOLOGIA

Consiste en la comunicación de los frutos del misterio pascual a través de la


celebración litúrgica:

 DIOS PADRE: Fuente de todas las bendiciones de la creación y de la salvación.

 CRISTO: Actúa en la liturgia: significa y realiza a través de ella su misterio pascual,


sobre todo en los sacramentos (la cruz y la Resurrección de Jesús permanece en el
tiempo y atrae todo hacia la vida) actúa sacramentalmente y a través de sus ministros

 EL ESPIRITU SANTO: Prepara los corazones de los fieles para la celebración de la


liturgia; da la inteligencia espiritual de la palabra de Dios.

En la liturgia de la Iglesia, Dios Padre es bendecido y adorado como la fuente de todas


las bendiciones de la creación y de la salvación, con las que nos ha bendecido en su Hijo para
darnos el Espíritu de adopción filial.

La obra de Cristo en la liturgia es sacramental porque su misterio de salvación se hace


presente en ella por el poder de su Espíritu Santo; porque su Cuerpo, que es la Iglesia, es
como el sacramento (signo e instrumento) en el cual el Espíritu Santo dispensa el misterio de
la salvación; porque a través de sus acciones litúrgicas, la Iglesia peregrina participa ya, como
en primicias, en la Liturgia celestial.

La misión del Espíritu Santo en la liturgia de la Iglesia es la de preparar la asamblea para el


encuentro con Cristo; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes; hacer
presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer fructificar
el don de la comunión en la Iglesia

4.- LA DOCTRINA SACRAMENTAL DE AGUSTIN, TOMAS DE


AQUINO Y EL CONCILIO DE TRENTO

A) San Agustín

Utiliza el término sacramentum para significar los ritos tanto del pueblo elegido como
de la Iglesia, también para indicar a las figuras o signos del Cristo en el Antiguo Testamento
y finalmente para aludir al «depósito de la fe». También emplea la palabra mysterium para
significar lo escondido, lo oculto de acuerdo con el sentido griego antiguo. Sin embargo,
desarrolla una amplia teología del signo de algo sagrado a partir de su base filosófica
platónica.

Esta reflexión se empleará luego en la teología sacramental. Reconoce que tales


signos sagrados han de tener un elemento material y una palabra que los completa y que
permite la aplicación de la idea de memorial del culto hebreo. Quien hace eficaz tales
sacramentos, según Agustín, es Cristo mismo a través de los ministros del culto. La disputa
de Agustín con los donatistas, le ofrecerá la oportunidad de establecer una nueva distinción
por la que se separa la validez de un sacramento de su eficacia (el bautismo de los donatistas
sería válido pero no daría la gracia de la fe). En teología luego se llamará «signum» al
elemento externo válido y «res» a la gracia correspondiente.
B) Santo Tomás de Aquino
SINTESIS TEOLOGICA
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CUARTO DE TEOLOGIA

Abre un tratado de sacramentos en su Suma teológica diciendo: “Después de haber


considerado las cuestiones relativas a los misterios del Verbo encarnado, procede ahora
tratar de los sacramentos de la Iglesia, que reciben su eficacia del mismo Verbo encarnado”
Los sacramentos son pues, prolongación del misterio de Cristo, “obran en virtud de la pasión
de Cristo y ésta en cierto modo se aplica a los hombres mediante los sacramentos” (III q61
a1 ad 3).

Santo Tomás pone de relieve la triple vertiente de significación del sacramento:


“Signo rememorativo de la Pasión de Cristo, ya que pasó; signo manifestativo de la gracia,
que se produce en nosotros mediante esta pasión, y anuncio y prenda de la gloria futura” (III
q60 ad 3).

C) Concilio de Trento

En los tres sucesivos períodos del concilio, estuvo muy presente el tema sacramental,
como réplica a los planteamientos de los reformadores.

En la sesión VII se aprueban los cánones sobre los sacramentos en general, sobre el
bautismo y la confirmación. En la sesión XIII se estudia el decreto y los cánones sobre la
Eucaristía, vista desde la problemática de la presencia real. En la sesión XIV se trata sobre la
doctrina del sacramento de la penitencia y de la extremaunción; en la sesión XXI se aprueban
los decretos sobre la comunión bajo las dos especies y la comunión de los párvulos; en la
sesión XXII se trata de nuevo el tema de la eucaristía, esta vez bajo el ángulo de su
dimensión sacrificial. En la sesión XXIII se tratan los dos sacramentos restantes: el orden y el
matrimonio.

De todo el trabajo acumulado, sólo pasaron nueve cánones de reforma al pleno como
son:

 La relación de estipendios de la misa


 La Missa sicca
 La celebración de varias misas al día
 El desplazamiento de la misa dominical por votivas o de difuntos
 Introducir en las Iglesias catedrales y colegiatas una misa de difuntos
conventual
 El lugar de la misa es las Iglesia consagrada, aunque el ordinario puede
permitir excepciones
 Prescripciones sobre limpieza de vasos y ornamentos utilizados en la misa
 Todos los textos de la misa recitados y cantados tienen que ser inteligibles a lo
oyentes.
 Los excomulgados y pecadores públicos deben mantenerse alejados de la misa

5.- DEFINICIÓN DE SACRAMENTO

Sacramento es un signo sensible y eficaz de la gracia instituido por Jesucristo, para


santificar nuestras almas. El sacramento es un símbolo, un signo, puesto que representa
sensiblemente una realidad misteriosa; por eso Santo Tomás dice que el sacramento es un
signo que produce lo que significa.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
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CUARTO DE TEOLOGIA

Cuatro elementos incluyen la noción de sacramento:

1. Es una cosa sensible, es decir que pueda percibirse por los sentidos corporales (el
agua del bautismo, el pan y el vino de la Eucaristía, etc.)
2. Esa cosa sensible es además signo de otra realidad (llamada gracia). Por eso se le
llama también signo sacramental.
3. Ha sido instituido por Jesucristo durante su vida terrena
4. Tiene eficacia sobrenatural para producir la gracia en el alma del que lo recibe. No
sólo significa la gracia sino sobre todo la produce el hecho.

6.- INSTITUCIÓN Y NÚMERO DE LOS SACRAMENTOS

A) Institución

A lo largo de la historia de los hombres, mediante ritos y fiestas, han dado una
importancia especial a momentos claves de su vida, como el nacer, desarrollarse, pedir
perdón, alimentarse, servir, amar, morir. Los cristianos, desde su fe, celebran esos momentos
con unos signos expresados en gestos y palabras: con los sacramentos.

En los sacramentos, Jesús se hace presente y sale al encuentro de los hombres; el


Concilio Vaticano II, en la "Constitución sobre la liturgia" expresó esta presencia de Jesús
con las palabras siguientes: "Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en las
acciones litúrgicas... está presente con su fuerza en los sacramentos de modo que cuando
alguien bautiza, es Cristo mismo quien bautiza". Cristo instituyó directa y personalmente
todos los sacramentos: El determinó tanto el signo externo correspondiente como la gracia
que de él se derivaría

B) Números de los sacramentos

El Concilio de Trento definió solemnemente que, verdaderamente y así llamados con


propiedad, hay siete sacramentos de la Nueva Ley, a saber: Bautismo, Confirmación, Santa
Eucaristía, Penitencia, Extremaunción, Órdenes y Matrimonio. Nuestros siete sacramentos
están todos mencionados en las Sagradas Escrituras y los encontramos a todos mencionados
en la misma.

7.- EFICACIA O CAUSALIDAD SACRAMENTAL

La eficacia de los sacramentos es un punto central y es preciso dejar bien clarificado


lo que es doctrina de fe y lo que son explicaciones de los teólogos; es posible que se lleguen a
tener algunas ideas no del todo exactas, que se mueven entre dos extremos: un cierto
naturalismo o una concepción un tanto mágica.

Todos los sacramentos causan la gracia; algunos, además, tienen otro efecto: el
carácter, impreso a modo de sello dinámico o como un proyecto divino de vida que distingue
al sujeto de los demás y le capacita para desempeñar importantes funciones públicas en la
Iglesia y para la Iglesia.
8.- LA ESTRUCTURA DEL SIGNO SACRAMENTAL
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
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CUARTO DE TEOLOGIA

Según el Concilio de Florencia, todo sacramento se realiza con cosas sensibles como
materia y con palabras como forma. Las cosas que vienen llamadas materia del sacramento,
son tanto elementos materiales (Agua, óleo, pan, vino), cuanto acciones sensibles, sea
aquellas relativas al uso de tales elementos (ablución, unción) sea acciones de otro género,
como la imposición de las manos, la confesión de los pecados etc.

Viene llamada forma del sacramento a las palabras pronunciadas por el ministro en la
realización del sacramento. Materia y forma constituyen la parte esencial del signo
sacramental, diversa de la parte ceremonial, de institución eclesiástica. Los elementos
materiales, los gestos y las palabras son cosas entre ellas heterogéneas, pero en el sacramento
constituyen una unidad de causa y de significación.

9.- DISPOSICIONES DEL SUJETO Y DEL MINISTRO

Podemos comprender que por el ministro del sacramento se entiende la persona que lo
otorga. Y por otro lado el sujeto es la persona que recibe el sacramento.

Que en los párvulos y perpetuamente amentes no se requiere alguna: como consta de


la práctica común de la Iglesia. Su voluntad e intención o disposición la suple Cristo, o la
misma Iglesia, como lo advierte Santo Tomás en su suma teológica 3. p. q. 68, art. 9. Los
adultos deben tener intención actual, virtual, o habitual, o a lo menos interpretativa; porque la
recepción de los Sacramentos es acto humano; y así requiere algún consentimiento.
Convienen todos en que para la Sagrada Comunión debe preceder confesión en el que se
halla en estado de culpa grave, sin que baste para ello la contricción. Esta se debe procurar,
así por el ministro, como por el sujeto.

10.- EL CARÁCTER SACRAMENTAL

El carácter sacramental es un sello espiritual que configura con Cristo el que lo recibe.
Por eso se trata de un sello indeleble, es decir, permanente, por tanto el cristiano lo recibe una
sola ves en la vida. En la Biblia se designa el carácter como sello divino o sello del Espíritu
Santo. El carácter es un signo distintivo; ahora bien, los miembros de Cristo se distinguen de
los demás hombres por la predestinación eterna, que nada pone en el predestinado, sino
solamente en Dios que predestina. El carácter que se imprime en tres de los sacramentos
(bautismo, confirmación y orden sacerdotal) es verdad de fe. (Cfr. Dz. 852; CATIC. 1121).

Este carácter es una huella indeleble e invisible que se imprime en el alma, es una
marca espiritual y que nos marca como pertenecientes a Dios o en el caso del orden, el
carácter que imprime es el de ministro de Dios. Hace posible la participación de los fieles en
el sacerdocio de Cristo y formar parte de la iglesia. Esta huella indeleble resulta una promesa
y una garantía de la protección de Dios; estos tres sacramentos no se pueden repetir.

11.- LA GRACIA SACRAMENTAL


SINTESIS TEOLOGICA
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MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

La gracia sacramental proporciona al cristiano, las gracias actuales necesarias para


cumplir sus deberes. La gracia sacramental que es la gracia particular que confiere a cada
sacramento una energía especial que nos ayuda a cumplir mejor nuestros deberes de modo
personal.

 En el Bautismo se recibe la gracia de la vida sobrenatural.


 En la Confirmación Cristo nos otorga la gracia de la madurez cristiana y nos hace
testigos de Él.
 En la Eucaristía es la gracia del alimento del espíritu -pan y vino– la que se recibe.
 La Reconciliación o penitencia hace posible que nos reconciliemos con Dios a través
del arrepentimiento y el perdón de Dios.
 La Unción de enfermos nos da la fortaleza para enfrentar la enfermedad.
 Con el Orden se recibe el poder que Cristo da a algunas personas; el sacerdocio
ministerial.
 En el Matrimonio, Cristo hace posible la unión sacramental de un hombre y una mujer
para toda la vida.

LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA


SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

1.- INSTITUCIÓN DEL BAUTISMO

En las Sagradas Escrituras se encuentran muchas prefiguraciones de este sacramento.


De esto se hace memoria en la Vigilia Pascual cuando se bendice el agua bautismal. El
Génesis nos habla del agua como fuente de la vida y de la fecundidad; la Sagrada Escritura
dice que el Espíritu de Dios "se cernía" sobre ella. (Gn. 1,2).

El arca de Noé es otra de las prefiguraciones que la Iglesia nos menciona. Por el arca,
"unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvadas a través del agua." (1Pe. 3, 20). Si el
agua de manantial significa la vida, el agua en el mar es un símbolo de la muerte. Por lo cual,
pudo ser símbolo del misterio de la cruz. Por este simbolismo el bautismo significa "la
comunión con la muerte de Cristo." (CATIC. 1220).

Todas estas prefiguraciones tienen su culmen en la figura de Cristo. Él mismo, recibe


el bautismo de Juan el Bautista, el cual estaba destinado a los pecadores y Él sin haber
cometido pecado, se somete para "cumplir toda justicia" (Mt. 3,15). Desciende el Espíritu
sobre Cristo y el Padre manifiesta a Jesús como su "Hijo amado" (Mt. 3, 16-17). Cristo se
dejó bautizar por amor y humildad, y así darnos ejemplo.

Si recordamos el encuentro de Jesús con Nicodemo, vemos como Él le explica la


necesidad de recibir el bautismo. Después de su Resurrección confiere la misión de bautizar a
sus apóstoles. “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id pues, enseñad a
todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
(Mt. 28, 18-19).

Con su Pascua, Cristo hizo posible el bautismo para todos los hombres. Ya había
hablado de su pasión, "bautismo" con que debía de ser bautizado. La sangre y el agua que
brotaron del costado traspasado por la lanza del soldado de Jesús crucificado son figuras del
"bautismo" y de la "eucaristía", ambos sacramentos de la nueva vida; desde entonces es
posible "nacer del agua y del Espíritu" para entrar en el Reino de Dios.

2.- ESTRUCTURA DEL SIMBOLISMO BAUTISMAL

Desde los tiempos apostólicos, para llegar ser cristiano se sigue un camino y una
iniciación que consta de varias etapas, que pueden ser recorridas rápida o lentamente. Estos
son los elementos esenciales que la comprenden: anuncio de la Palabra, acogida del
Evangelio que lleva a la conversión, la profesión de fe, el Bautismo, la efusión del Espíritu
Santo, el acceso a la comunión eucaristica.

Esta iniciación ha ido variando en su desarrollo a través de los siglos. Mientras que en
los primeros siglos se realizaba un largo período de catecumenado antes de recibir los
sacramentos de la iniciación cristiana, posteriormente el bautismo de los niños pasó a ser la
fórmula habitual de la celebración de este sacramento.

El bautismo integra de manera muy abreviada las etapas previas de esta iniciación,
exigiendo un catecumenado posbautismal, que además de explicar el sentido del Bautismo
ayudará al necesario desarrollo de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona.
SINTESIS TEOLOGICA
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CUARTO DE TEOLOGIA

El sentido y la gracia del sacramento del Bautismo aparece claramente en los ritos de
su celebración.

A) La señal de la cruz

Que se hace al comienzo de la celebración y señala la impronta de Cristo sobre el que


le va a pertenecer y significa la gracia de la redención que Cristo nos ha adquirido por su
cruz.

B) El anuncio de la Palabra de Dios

Iumina y suscita la respuesta de la fe. El Bautismo es llamado el sacramento de la fe


por ser la entrada sacramental en la vida de la fe.

C) Unción con el óleo de los catecúmenos

Después de haber sido pronunciados uno o varios exorcismos, el candidato es ungido


con el óleo de los catecúmenos y renuncia explicitamente a satanás (en el caso de los recién
nacidos lo hacen los padres y padrinos quienes lo representan). Así podrá confesar la fe de la
Iglesia a la cual será confiado por el Bautismo.

D) El agua bautismal

La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el poder del Espíritu Santo
descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella nazcan del agua y del
Espíritu.

E) El bautismo

Es el rito esencial del sacramento, que significa y realiza la muerte al pecado y la


entrada en la vida trinitaria a través de la configuración con el misterio pascual de Cristo,
derramando tres veces agua sobre la cabeza del candidato.

F) Unción con el santo crisma

Significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado, que lo incorpora a Cristo
siendo ungido como sacerdote, profeta y rey.

G) La vestidura blanca

Significa que el bautizado se ha revestido de Cristo, ha resucitado con Él.

H) El cirio

Se enciende en el cirio pascual y significa que Cristo ha iluminado al iniciado.

I) El Padre Nuestro

El bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo único, al que puede dirigirse con la
oración de los hijos de Dios.
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CUARTO DE TEOLOGIA

J) La bendición solemne

Que cierra la celebración del Bautismo.

3.- LA GRACIA DEL BAUTISMO

Los distintos efectos del Bautismo son significados por los elementos sensibles del
rito sacramental. La inmersión en el agua evoca los simbolismos de la muerte y de la
purificación, pero también los de la regeneración y de la renovación. Los dos efectos
principales, por tanto, son la purificación de los pecados y el nuevo nacimiento en el Espíritu
Santo. Esta gracia supone un derecho especial a recibir los auxilios espirituales que sean
necesarios para vivir cristianamente, como hijo de Dios en la Iglesia, hasta alcanzar la
salvación.

Con ella, el cristianismo es capaz de vivir dignamente su nueva existencia, pues ha


renacido, cual nueva criatura, semejante a Cristo que murió y resucitó, según las palabras del
Apóstol: “Con El fuisteis sepultados en el bautismo, y en El, asimismo, fuisteis resucitados
por la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos” (Col. 2, 12)

4.- EL CARÁCTER BAUTISMAL

El bautismo recibido válidamente imprime en el alma una marca espiritual indeleble,


el carácter bautismal, y por eso este sacramento no se puede repetir

El bautizado pasa a formar parte de la comunidad de todos los fieles, que constituyen
el Cuerpo Místico de Cristo, cuya cabeza es el mismo Señor. De la unidad del Cuerpo
Místico de Cristo -uno e indivisible- se sigue que todo aquel que recibe válidamente el
bautismo (aunque sea bautizado fuera de la Iglesia Católica, por ejemplo en la Iglesia
Ortodoxa) se convierte en miembro de la Iglesia una, santa, católica y apostólica, fundada por
Nuestro Señor Jesucristo.

La participación en el sacerdocio de Cristo, esto es, el derecho y la obligación de


continuar la misión salvadora y sacerdotal del Redentor. Por el carácter, el cristiano es
mediador entre Dios y los hombres: eleva hasta Dios las cosas del mundo y da a los hombres
las cosas de Dios. Esta participación es doble:

1. Activa: santificando las realidades temporales y ejerciendo el apostolado.


2. Pasiva: facultad para recibir los demás sacramentos.

Por eso el bautismo se denomina ianua sacramentorum, puerta de los sacramentos.

5.- NECESIDAD DEL BAUTISMOPARA LA SALVACIÓN

El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación, por ello
mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (Mt 28, 19-
SINTESIS TEOLOGICA
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CUARTO DE TEOLOGIA

20). El Bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido
anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento. La Iglesia no conoce otro
medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna; por eso está
obligada a no descuidar la misión que ha recibido del Señor de hacer "renacer del agua y del
espíritu" a todos los que pueden ser bautizados. Dios ha vinculado la salvación al sacramento
del Bautismo, pero su intervención salvífica no queda reducida a los sacramentos.

Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte
por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y
por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del
Bautismo sin ser sacramento; a los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo
explícito de recibir el bautismo unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les
asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.

En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la
misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran
misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura
de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo
impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los
niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no
impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo bautismo.

6.- EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS

Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado
original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del
poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios, a la que
todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta
particularmente en el bautismo de niños; por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de
la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de
su nacimiento.

La práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia.


Está atestiguada explícitamente desde el siglo II, sin embargo, es muy posible que, desde el
comienzo de la predicación apostólica, cuando "casas" enteras recibieron el Bautismo, se
hayan bautizado también a los niños.

7.- EL MINISTRO Y EL SUJETO DEL BAUTISMO

7.1 EL MINISTRO

El ministro ordinario del bautismo es el Obispo, el presbítero y el diácono

En caso de necesidad, no sólo puede bautizar el sacerdote o el diácono, sino también


un hombre o una mujer, e incluso un pagano y un hereje, con tal que lo haga en la forma que
lo hace la Iglesia y que pretenda hacer lo que ella hace" (Dz. 696). Ya antes, el Concilio de
Letrán definió como verdad de fe que el bautismo puede administrarlo válidamente cualquier
persona (cfr. Dz. 430).
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

La razón de lo anterior es clara: siendo el bautismo absolutamente necesario para la


salvación, quiso Jesucristo facilitar extraordinariamente su administración poniéndolo al
alcance de todos. Es por eso que la Iglesia indica que "los pastores de almas, especialmente
el párroco, han de procurar que los fieles sepan bautizar debidamente" (CIC, c. 861, & 2). Si
el niño permanece vivo tras el bautismo de emergencia, se debe notificar al párroco
correspondiente, el cual averiguar la validez del sacramento, registrándolo en los archivos
parroquiales y completando las ceremonias adicionales. Fuera de caso de necesidad, el
bautismo administrado por una persona cualquiera sería válido, pero gravemente ilícito.

7.2 EL SUJETO DEL BAUTISMO

"Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano no bautizado, y sólo él"

Los sujetos incapaces son sólo los ya bautizados o los muertos. En duda si la persona
vive, se administra bajo condición: Si vives, yo te bautizo... Cuando hay duda sobre si alguien
fue bautizado, o si el bautismo fue administrado válidamente, y la duda persiste luego de
cuidadosa investigación, se ha de bautizar bajo condición: Si no estás bautizado, yo te
bautizo...

Para estudiar las condiciones que han de reunir los que se bautizan, distinguiremos al
sujeto adulto del que no ha llegado al uso de razón.

A) Los adultos

Para quienes han llegado al uso de razón es necesaria la intención de recibir el


bautismo, de manera que el bautizado sin voluntad de recibir el sacramento, ni lícita, ni
válidamente es bautizado. Estaría en este caso, por ejemplo, el infiel que sea obligado a
recibir el bautismo, o que finja recibirlo para sacar provechos personales, o si mientras
duerme es bautizado sin su consentimiento, etc.

Para recibirlo lícitamente, se requiere: Que el sujeto tenga fe (recuérdense las palabras
de Mc. 16, 16: El que creyere y fuere bautizado, se salvará: primero la fe, luego el
bautismo). Las verdades de fe en las que al menos debe creer, son: la existencia de Dios, que
Dios es remunerador, la Encarnación del Verbo, y la Santísima Trinidad; ha de preceder al
bautismo, por tanto, la instrucción suficiente sobre estas verdades; ya después de bautizado
habría de ser instruido en las demás, que esté arrepentido de sus pecados.

B) Los niños

Es válido y lícito el bautismo de los niños que aún no llegan al uso de razón.

La costumbre de bautizar a los niños es muy antigua en la Iglesia. Ya el Concilio de


Cartago declaró contra los pelagianos que los niños recién nacidos del seno materno han de
ser bautizados. La misma doctrina se declaró en Efeso y en otros muchos Concilios (II y IV
de Letran, Vienne, Florencia, etc.)

Según la doctrina católica, la fe actual del niño puede faltar, pues no es ella la causante de la
eficacia sacramental como afirman los protestantes sino sólo un acto dispositivo. La fe en
acto es sustituida por la fe de la Iglesia.
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PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

8.- SACRAMENTALIDAD DEL BAUTISMO

En el Antiguo Testamento, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría
sobre el Mesías esperado (Cfr. Is 11,2) para realizar su misión salvífica. El descenso del
Espíritu Santo sobre Jesús en su bautismo por Juan fue el signo de que Él era el que debía de
venir, el Mesías, el Hijo de Dios. Ahora bien, esta plenitud del Espíritu no debía permanecer
únicamente en el Mesías, sino que debía de ser comunicada a todo el pueblo mesiánico (Cfr.
Ez 36, 25-27) En repetidas ocasiones Cristo prometió esta efusión del Espíritu, promesa que
realizó primero el día de Pascua y luego, de manera más manifiesta, el día de Pentecostés.

Desde aquel tiempo, los Apóstoles, en cumplimiento de la voluntad de la voluntad de


Cristo, comunicaban a los neófitos, mediante la imposición de manos, el Don del Espíritu
Santo, destinado a completar el la gracia del bautismo. Es esta imposición de manos la que ha
sido con toda razón considerada por la Tradición Católica como el primitivo origen del
sacramento de la confirmación, el cual perpetúa, en cierto en la Iglesia la gracia de
Pentecostés.

Muy pronto para significar el Don del Espíritu Santo, se añadió a la imposición de las
manos una unción con óleo perfumado (crisma). Esta unción ilustra el nombre de “cristiano”
que significa ungido y tiene su origen en el nombre de Cristo, al que “Dios ungió con el
Espíritu Santo”.

9.- SIGNO SACRAMENTAL DE LA CONFIRMACIÓN

Al administrar la Confirmación, la Iglesia repite esencialmente la sencilla ceremonia


que relatan los Hechos de los Apóstoles (19, 1-6), añadiendo algunos ritos que hacen más
comprensible la recepción del Espíritu Santo y los efectos sobrenaturales que produce en el
alma. Así lo expresa, por ejemplo, la siguiente oración que antecede a las palabras de la
forma: “Oremos, hermanos, a Dios Padre Todopoderoso, y pidámosle que derrame el
Espíritu Santo sobre estos hijos de adopción, que renacieron ya a la vida eterna en el
Bautismo, para que los fortalezca con la abundancia de sus dones, los consagre con su
unción espiritual, y haga de ellos imagen perfecta de Jesucristo”.

La materia de la Confirmación es la unción con el crisma en la frente, a la que se


añade la imposición de las manos del Obispo. Por crisma se entiende la mezcla de aceite de
oliva y de bálsamo, consagrada por el Obispo el día de Jueves Santo. El bálsamo es el líquido
aromático que fluye de ciertos árboles y que, después de quedar espesado por la acción del
aire, contiene aceite esencial, resina y ácido benzoico o cinámico.

Así como la materia del Bautismo el agua significa su efecto propio lavado, la
materia de la Confirmación es el aceite, usado desde la antigüedad para fortalecer los
músculos de los gladiadores, es símbolo de fuerza y plenitud. El confirmado podrá con el
sacramento cumplir con valentía su misión apostólica. El bálsamo, que perfuma el aceite y lo
libra de la corrupción, denota el buen olor de la virtud y la preservación de los vicios.

La forma de la Confirmación consiste en las palabras que acompañan a la imposición


individual de las manos, imposición que va unida a la unción en la frente. El Ordo
Confirmationis indica que las palabras son: “Recibe el signo del Don del Espíritu Santo”.
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MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA

10.- EFECTOS DE LA CONFIRMACIÓN

“De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión plena del
Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los apóstoles el día de Pentecostés. Por
este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal”
(CATIC, 1302-1303).

Además, la Confirmación tiene también otro efecto: imprime en el alma una marca
espiritual indeleble, el carácter, que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con
el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo.

El carácter perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo, y


el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de
un cargo.

11.- EL MINISTRO Y SUJETO DEL MISNISTRO DE LA


CONFIRMACIÓN

A) Ministro

El ministro ordinario de la Confirmación es el Obispo; también administra


válidamente este sacramento el presbítero dotado de facultad por el derecho común o
concesión peculiar de la autoridad competente.

B) Sujeto

Es todo bautizado que no haya sido confirmado, también los niños pueden recibir
válidamente este sacramento y si se hallan en peligro de muerte, se les debe administrar la
Confirmación. Aunque el niño bautizado que aún no llega al uso de razón se salvaría sin
confirmarse, la conveniencia de recibir este sacramento resulta de la infusión de un estado
más elevado de gracia, al que corresponde un estado más elevado de gloria.

En la Iglesia latina la administración de la Confirmación generalmente se difiere hasta


los siete años aproximadamente. Hasta esa edad no se requieren propiamente los efectos de
este sacramento, pero desde que se alcanza el uso de razón resultan necesarios, porque
empieza la vida moral y la consiguiente lucha contra los enemigos del alma. Para que el
confirmado con uso de razón reciba lícitamente el sacramento, ha de estar convenientemente
instruido, en estado de gracia y ha de ser capaz de renovar las promesas del Bautismo.

12.− RECUENTOS DE LA INSTITUCIÓN EUCARISTICA Y OTROS


TEXTOS EUCARISTICOS DEL NUEVO TESTAMENTO

La Santa Misa es la celebración de la Cena del Señor en la cuál Jesús, un día como
hoy, la víspera de su pasión, "mientras cenaba con sus discípulos tomó pan..." (Mt 28, 26) El
quiso que, como en su última cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos acordáramos de Él
bendiciendo el pan y el vino: "hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19). Antes de ser
entregado, Cristo se entrega como alimento.
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Sin embargo, en esa Cena, el Señor Jesús celebra su muerte: lo que hizo, lo hizo como
anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su muerte antes de su Pasión. Por eso
"cuando comemos de ese pan y bebemos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor
hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26).

Por eso la Eucaristía debe celebrarse lo más solemnemente posible, en los cantos, en
el mensaje, en los signos, no debe ser ni tan festiva ni tan jubilosamente explosiva como la
Noche de Pascua, noche en que celebramos el desenlace glorioso de esta entrega, sin el cual
hubiera sido inútil; hubiera sido la entrega de uno más que muere por los pobre y no los
libera.

13.− EL MISTERIO EUCARISTICO EN LA TRADICIÓN PRIMITIVA

La primitiva tradición de la Iglesia, después de los apóstoles, confirma claramente la


comprensión del misterio eucarístico como ha sido transmitido por los textos de la
Revelación. No es nuestra tarea ahora trazar toda la línea de la tradición de los Padres, sino
ofrecer sólo algunas pistas y textos más antiguos que confirman la plena comprensión de la
Eucaristía como celebración del memorial, banquete de comunión y presencia real del cuerpo
y de la sangre del Señor.

14. − EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA SOBRE LA EUCARISTIA

Una nueva sensibilidad en la presentación del misterio eucarístico aparece en los


documentos del Vaticano II. En la LG 3 ya se afirma: «Con el sacramento del pan
eucarístico, se representa y produce la unidad de los fieles». La relación Eucaristía-Cuerpo
místico está claramente expresada en el n. 7: «En la fracción del pan eucarístico
participando nosotros realmente en el cuerpo del Señor, somos elevados a la comunión con
él y entre nosotros». De nuevo en el n. 11 menciona que: «Alimentándose del cuerpo de
Cristo en la asamblea santa, muestran concretamente la unidad del pueblo de Dios, que es
felizmente expresada y admirablemente producida por este augustísimo sacramento».

En efecto, nuestra participación en el cuerpo y la sangre de Cristo no tiende a otra


cosa que a transformarnos en lo que recibimos, a hacernos revestir en todo, en el cuerpo y en
el espíritu, de Aquél en el cual hemos muerto, hemos sido sepultados y hemos resucitado.

Estamos en el centro de una eclesiología eucarística que el Concilio presenta también


con estos efectos. No es posible que se forme una comunidad cristiana si no teniendo como
raíz y fundamento la celebración de la santa Eucaristía, de la cual, por lo tanto, debe empezar
cualquier educación tendente a formar el espíritu de comunidad. Y la celebración eucarística,
a su vez, para ser plena y sincera debe avanzar tanto en las diversas obras de caridad y en la
recíproca ayuda, como en la acción misionera y en las diferentes formas de testimonio
cristiano.

Juan Pablo II en la Carta Dominicae Coenae ha puesto de relieve este semblante


desarrollando nuevamente algunos aspectos novedosos de la reflexión teológica y de la
espiritualidad eucarística como la relación entre la Eucaristía y la caridad, el prójimo y la
existencia cotidiana. El Catecismo de la Iglesia católica reserva una bella disertación al tema
del «banquete pascual» (nn. 1382-1405).
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15.- LA PRESENCIA REAL DEL CUERPO Y DE LA SANGRE DE


CRISTO

El estudio de la presencia de Cristo en la Eucaristía ha tenido en nuestros días un


notable enriquecimiento por parte de la Biblia, la tradición patrística y la liturgia.

La presencia del Señor en la Eucaristía debe ser estudiada en su ámbito propio que es
el del memorial y el de la comunión eucarística. Presencia y memorial se exigen
recíprocamente, de otra manera se tendría sólo una celebración puramente simbólica. Pablo
VI en la Mysterium Fidei encuadra el tema de la presencia en el ámbito del sacrificio y del
memorial.

Presencia y comunión se reclaman mutuamente. Si no hay donación de la realidad del


cuerpo y de la sangre del Señor, no hay una «koinonia» y se banaliza todo el alcance de las
palabras del Señor. Contra el espiritualismo de Calvino, un reformado como Von Allmen no
vacila en afirmar: «Si la Cena comunica a Cristo con la Iglesia, es preciso que estén
realmente presentes el uno y la otra, de otra manera su comunión es imposible.
Indirectamente significa que ya que el Nuevo Testamento conoce tan profundamente el tema
de la comunión eucarística, por el testimonio apostólico, la presencia real de Cristo en el
momento de la Cena es tan evidente como la presencia real de la Iglesia que la celebra».

16.- LA TRANSUSTANCIACIÓN

Nuestro Señor se hace presente por la conversión del pan y el vino en su Cuerpo y
Sangre. Esa admirable y singular conversión se llama propiamente «transustanciación», no
consubstanciación, como quería Lutero. Se dice admirable porque es un misterio altísimo,
superior a la capacidad de toda inteligencia creada. Es el ¡Misterio de la fe!

En la transustanciación toda la sustancia del pan y toda la sustancia del vino


desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, alma y divinidad de Cristo. De tal manera
que bajo cada una de las especies y bajo cada parte cualquiera de las especies, antes de la
separación y después de la separación, se contiene Cristo entero.

Es de fe, por tanto, que toda y sola la sustancia del pan y del vino se transustancia en
toda y sola la sustancia del Cuerpo y Sangre de Cristo. Ahora bien, ¿Qué es lo que
permanece? Permanecen, sin sujeto de inhesión, por poder de Dios, en la Eucaristía, especies
o apariencias o accidentes del pan y del vino. Las especies que permanecen después de la
transustanciación son: Peso, tamaño, gusto, cantidad, olor, color, sabor, figura, medida, etc.,
de pan y de vino. Sólo cambia la sustancia.

Por razón de las palabras se contiene la Sangre de Cristo bajo la especie del vino y,
por razón de la concomitancia, junto con la Sangre, por la natural conexión, se contiene el
Cuerpo y el alma y, por la unión hipostática, la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

17.- EL SACRIFIIO EUCARISTICO


SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
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CUARTO DE TEOLOGIA

El Concilio de Trento, definió que la Misa es «un verdadero sacrificio», que recuerda
y renueva la inmolación de Cristo en el Calvario. La Misa es ofrecida como «un verdadero
sacrificio»; en «ese divino sacrificio», que se realiza en la Misa, se inmola de una manera
incruenta el mismo Cristo que sobre el altar de la Cruz se ofreció de un modo cruento. No
hay, por consiguiente, más que una sola víctima; el mismo Cristo que se ofreció sobre la cruz
es ofrecido ahora por ministerio de los sacerdotes; la diferencia, pues, consiste únicamente en
el modo de ofrecerse e inmolarse.

Todo sacrificio verdadero supone un sacerdocio, es decir, la institución de un ministro


encargado de ofrecerlo en nombre de todos. En la ley judía, el sacerdote era elegido por Dios
de la tribu de Aarón y consagrado al servicio del Templo por una unción especial, pero en
Cristo el sacerdocio es trascendental; la unción que le consagra pontífice máximo es única:
consiste en la gracia de unión que, en el momento de la Encarnación, une a la persona del
Verbo la humanidad que ha escogido. El Verbo encarnado es Cristo que significa «ungido»
no con una unción externa, como la que servía para consagrar a los reyes, profetas y
sacerdotes del Antiguo Testamento, sino ungido por la divinidad, que se extiende sobre la
humanidad, según dice el Salmista, «como aceite delicioso»; «Has amado la justicia y odiado
la iniquidad; por eso te ungió el Señor, tu Dios, anteponiéndote a tus compañeros, con aceite
de alegría» (Sal 44,8).

18.- EL BANQUETE EUCARISRTICO

La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su


Sangre, renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Por otra
parte, la recepción de Jesucristo sacramentado bajo las especies de pan y vino en la sagrada
Comunión significa y verifica el alimento espiritual del alma, y así, en cuanto que en ella se
da la gracia invisible bajo especies visibles, guarda razón de sacramento.

La Eucaristía es el sacramento en el cual, bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se


halla verdadera, real y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su
divinidad. Es por eso, el más grande e importante de los sacramentos, de donde salen y hacia
el que van todos los demás, centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión
cristiana.

La Eucaristía fue también preanunciada varias veces en el Antiguo Testamento.


Salomón en el libro de los Proverbios: "La Sabiduría se edificó una casa con siete columnas
(los siete sacramentos), preparó una mesa y envió a sus criados a decir: Venid, comed el pan
y bebed el vino que os he preparado". (Prov. 9,1). El profeta Malaquías, hablando de las
impurezas de los sacrificios de la ley: "Desde donde sale el sol hasta el ocaso, grande es mi
nombre entre las gentes, y en todo lugar se sacrifica y ofrece a mi nombre una oblación
pura" (Mal. l,10ss).

Confiere la gracia, como afirma el mismo Cristo: "El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna".(Jn 6,54) o sea, la gracia, que es prenda de vida eterna. Fue instituido por
Jesucristo en la Ultima Cena, como consta repetidamente en la escritura: "Mientras comían,
Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y dándoselo a los discípulos, dijo: "Tomad y comed,
esto ES mi cuerpo". Y tomando el cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: "Bebed de el
todos, que esta ES mi sangre del Nuevo Testamento; que será derramada por muchos para
remisión de los pecados". (Mt.26,26-28).
SINTESIS TEOLOGICA
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CUARTO DE TEOLOGIA

El recibir la Eucaristía produce en el alma los siguientes efectos:

 Aumento de la gracia santificante.


 Producción de gracia sacramental.
 Perdón de los pecados veniales.
 Es prenda de vida eterna.

Sabemos que el único sacramento absolutamente indispensable para salvarse es el


bautismo: si un niño recién bautizado muere, se salva, aunque no haya comulgado. Sin
embargo, para un bautizado que ha llegado al uso de razón, la Eucaristía resulta también
requisito indispensable, según las palabras de Jesucristo: "Si no coméis la Carne del Hijo del
Hombre y no bebéis su Sangre, no tendréis vida Eterna". ( Jn.6,53.

A la Misa se le llama BANQUETE EUCARISTICO. Porque Jesús cuando hablaba del


Reino de los Cielos lo comparaba con un banquete, y su Ultima Cena que fuera como un
banquete, como un festín, una comida entre amigos. Un banquete es una comida alegre, se
colocan los manteles mas bonitos, la mejor cristalería, luces y flores; hay música y canciones,
ade más de que los corazones están llenos de alegría. Así es la Misa.

Si hay un banquete es porque se celebra un acontecimiento importante. Por eso cada


banquete es la celebración de un acontecimiento, en cada Misa se celebra el acontecimiento
de nuestra salvación. El banquete no lo hacemos solos, nos encontramos con personas que
llegan de otras partes, venidos de distintos sitios y condiciones, y allí nos sentimos unidos por
nuestro común amor a Cristo y a su Iglesia. Sentimos comunión de unos para otros; En un
banquete nos alimentamos con manjares escogidos y en la Santa Misa Dios nos alimenta con
el Pan bajado del cielo que es el cuerpo de Cristo, del cual dijo el mismo Jesús: "El que coma
de este pan vivirá para siempre" (Jn 6).

19.- COMPONENTES SACRAMENTALES DE LA EUCARISTIA

A) Liturgia de la Palabra: Se compone de lecturas, homilía y de la oración universal.

La liturgia de la Palabra es un primer paso de la presencia de Cristo entre sus fieles


reunidos en su nombre; en todo sacramento, junto al rito que se celebra, existe una palabra
que explica su contenido; mucho más en la Eucaristía, por la escucha de la Palabra de Dios,
se prepara la celebración del misterio de la redención. Básicamente la liturgia de la Palabra
comprende los escritos de los profetas, es decir del Antiguo Testamento y las memorias de
los apóstoles, es decir sus cartas y los Evangelios.

B) Liturgia de la Eucaristía: Comprende la presentación del pan y del vino, la oración


consecratoria y la comunión.

Cristo al instituir la Eucaristía usó pan y vino, toda la Tradición de la Iglesia es


unánime en mantener el pan de trigo y el vino de vid como elementos materiales del
sacramento. El pan debe ser exclusivamente de trigo y hecho recientemente, de manera que
no haya ningún peligro de corrupción; además se requiere que el pan sea ázimo, el vino debe
ser natural, del fruto de la vid y no corrompido.
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CUARTO DE TEOLOGIA

Finalmente conviene tener muy claro que no se pueden disociar las dos partes de la
misa: La liturgia de la Palabra y la eucarística. Dice el Concilio Vaticano II que ambas están
tan unidas que constituyen un solo acto de culto; por ello los fieles deben participar en toda la
misa.

20.- EL CULTO EUCARÍSTICO

El concilio de Trento, después de haber afirmado la presencia real y la


transubstanciación, enuncia el principio fundamental del culto de adoración debido a la
eucaristía:

«No hay pues ningún motivo para dudar de que todos los fieles cristianos según el
uso recibido de siempre en la Iglesia católica, deben rendir y venerar a este santísimo
sacramento con el culto de adoración, debido al verdadero Dios. Ni del mismo modo, porque
haya sido instituido por Cristo Señor como alimento, debemos adorarlo menos. Nosotros
creemos que en Él está presente el mismo Dios, de quien el Padre Eterno ha dicho, al
introducirlo en el mundo: “Y lo adoren todos los ángeles de Dios” (Hb 1,6; Sal 96,7), al que
los magos “postrándose lo adoraron”, a El, de quien, finalmente la escritura atestigua que
fue “adorado” en Galilea por sus apóstoles». (DZ 1643)

La Iglesia católica, ha dado y continúa dando este culto de adoración que se debe al
sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su
celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los
fieles para que las adoren con solemnidad, llevándolas en procesión.

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