Dios Uno y Trino
Dios Uno y Trino
Dios Uno y Trino
Por otra parte, algunas profecías mesiánicas suponen distinción de personas en Dios al
anunciar al Mesías, enviado por Dios como Dios e Hijo de Dios. Los libros sapienciales
hablan igualmente de la sabiduría divina como una hipóstasis junto a Yahvé que procede de
Dios desde toda la eternidad y colaboró en la creación del mundo (Prov. 8, 2231)
A) La existencia de Dios
B) La naturaleza de Dios
Cuando se pregunta por el ser de Dios, se pregunta por su naturaleza, es decir, como
el ser que se manifiesta en su obrar interno y hacia fuera, en su vida y su acción. Este ser que
se revela es su misma vida desde sí mismo, por sí mismo y para sí mismo, ser inmaterial,
espiritual, eterno, causa ascendente y sin causa, llamado Dios, que se revela igualmente como
ser personal.
Sin embargo, la Escritura no habla nunca del envío de un Padre, El viene a los
hombres, pero su venida no es el resultado de un envío; así como las Personas divinas están
entre sí íntimamente unidas, la misión de una incluye necesariamente la presencia de las otras
dos. Por otra parte, la misión no puede absolutamente significar una distancia espacial o
espiritual entre una y otra, ella no es más que la comunicación del ser divino tripersonal. Las
misiones de las que habla la Escritura algunas son visibles (la Encarnación y Pentecostés),
otras, por el contrario, invisibles (la inhabitación del Espíritu Santo en Cristo).
Misión quiere decir, por tanto, que una persona divina viene comunicada al hombre de
otra persona de la cual procede: así, el Hijo es comunicado desde el Padre y el Espíritu Santo
desde el Padre y el Hijo: por lo que el carácter misionario de la Iglesia no es otro que la
prolongación de la misión del Hijo y del Espíritu Santo. Así, se afirma que el fin de la misión
es doble: por un lado manifestar las Personas divinas a los hombres: la misión implica
revelación a través de una historia de salvación, de las Personas; por otra parte comunicar
aquello que ha sido anunciado. De este modo, una misión nunca es puramente visible: ella
tiene por fin último la donación de las Personas divinas al hombre.
B) El concepto de misión
La aplicación analógica del concepto exige una purificación, excluyendo dos errores:
cualquier idea de dependencia que comportase inferioridad entre las personas divinas (ya que
son perfectamente iguales) y cualquier cambio en la persona mandada ya que implicaría la
adquisición de una nueva actualidad, potencialidad o limitación.
Aclarado lo anterior, hay que decir que la Misión divina supone una persona que
manda (el Padre, por cuanto le concierne la misión del Hijo; el Padre y el Hijo en cuanto les
concierne la misión del Espíritu Santo), una persona que es mandada (el Hijo, que es
mandado desde el Padre; el Espíritu Santo que es mandado desde el Padre y el Hijo) y un
término del envío (la creación -humanidad de Cristo-; el alma del cristiano -habitación del
Espíritu Santo-).
A) Aseidad: Dios es un ser sin origen, que procede de sí mismo y está en sí mismo,
por consiguiente, posee en si mismo el principio propio de su existencia.
B)) Infinitud: Diciendo Santo Tomás que ninguna cosa puede ser infinita respecto del
espacio y del tiempo, al máximo en potencia. Sólo Dios es infinito por esencia, finitud que se
funda en su simplicidad absoluta y naturaleza espiritual pura.
C)) La trascendencia de Dios: Contrarios a la trascendencia divina son el panteísmo
que somete al ser de Dios al devenir y a la multiplicidad, implicando un hacerse de Dios a
medida que evoluciona el cosmos y el politeísmo. Esta trascendencia es absoluta para los
israelitas y la explican con el concepto de Santidad, las cosas y las personas son santas en
relación a Dios por la consagración de ellas a El, el único santo, con lo cual indican su
separación total de toda cosa.
D) Inmanencia: La trascendencia no es obstáculo para su proximidad y así lo
experimenta el israelita. San Pablo llega a afirmar que en El vivimos nos movemos y
existimos, sin olvidar, eso si, que aunque la causa sea muy íntima con su efecto, la causa es
distinta de él.
E) Plena perfección: Se palpa en todo lo creado, de tal manera que nada de lo
realizado o realizable en el ser está ausente de Dios, fuente única de toda perfección, que
Dios comunica de modo esencial y gradual.
F) Simplicidad Absoluta: Hay que negar toda multiplicidad en Dios. Detallar en
atributos diversos la riqueza infinita del ser divino sólo es posible afirmando la unicidad, la
simplicidad de la realidad que trata de expresar estos conceptos.
G) Realidad Personal: Así se revela al pueblo de Israel: Yo soy Yahvé, dijo...; y no
dijo soy las cosas que he llamado para que existan fuera de mí. Aparece aquí la acción de
Dios que en el campo del conocimiento contiene la omnisciencia, la omnisabiduría y la
predestinación y en el campo de la voluntad: el amor, la bondad, la justicia, la misericordia, la
fidelidad
H) La Inmutabilidad De Dios: Dios es inmutable, la Sagrada Escritura excluye de
Dios todo cambio y le atribuye positivamente la inmutabilidad absoluta, en el cual no se da
mudanza ni sombra de alteración.
I) La Eternidad De Dios: Dios posee el ser divino sin principio ni fin, sin sucesión
alguna, en un ahora permanente e indiviso.
Este término es usado para indicar el origen del Hijo del Padre y el origen del Espíritu
Santo del Padre y del Hijo.
A) La fe de la Iglesia
A) El término "Generación"
El Padre es Padre en cuanto Principio único y total de otra Persona divina, el Hijo, que
procede de El por vía de generación eterna. Este último término, que intenta expresar el modo
particular y único con el cual la segunda Persona divina tiene su origen en la Primera, es
bíblico: en efecto, la Escritura revela a Cristo como el Hijo único, unigénito del Padre, del
cual tiene la vida.
1) Origen: El Hijo no es "a se" (de sí mismo), sino "a Patre" (del Padre).
2) Identidad de ser y de naturaleza: De la misma sustancia que el Padre, Dios de
Dios, Luz de Luz.
3) Tentativo de exposición
Dios es Padre en modo propio y singular, no como los seres materiales. El es Padre
por sí solo, sin necesidad de coprincipio. El es Padre de uno solo, o sea, del Unigénito. El es
solamente Padre, porque antes de ser Padre no fue nunca hijo. El es Padre de todo su Hijo,
cosa que no se puede decir de las criaturas. Es Padre desde el principio y no sólo después de
un cierto tiempo.
Se entrevé así la distancia infinita que separa la generación divina eterna de una
generación humana, en la cual el padre humano, es siempre hijo y deviene padre sólo a partir
de un determinado momento de su existencia. Con divide su poder generante con la madre;
no empeña todo su ser en el acto generativo transitorio, y tiene otras formas de relaciones
personalizantes.
A) La Fe de la Iglesia
Es relativo al Padre, en cuanto que éste está unido al Hijo por él generado; es relativo
al Hijo en cuanto que éste, generado por el Padre, se refiere enteramente a él. Él es por tanto
el testimonio de la generación del Hijo por parte del Padre, la expresión perfecta de su
ligazón y de su presencia recíproca, el "Soplo" de su amor recíproco, su eterno abrazo. Según
San Agustín el Espíritu Santo es la unidad del Padre y del Hijo, su amor recíproco. Las
personas divinas son tres: la primera, que ama a aquella que de El nace; la segunda, que ama
a aquella de la cual ha nacido; la tercera, el mismo amor. El es el amor donado y recibido. Y
así lo expresa el concilio Toledano XI (675) cuando dice: El Espíritu Santo se debe entender
como el amor y la santidad de entrambos (del Padre y del Hijo).
Padre, Hijo y Espíritu Santo poseen una única naturaleza divina en plenitud, porque
esta viene comunicada en cada procesión, pero cómo comprender, entonces, la distinción
entre los tres?
A) La Escritura y la patrística
b) El Magisterio
La necesidad de admitir las relaciones en Dios deriva del hecho mismo de las
procesiones. En efecto, cada origen comporta un principio y un término, una relación de uno
con el otro. En Dios, las procesiones con las cuales la única naturaleza divina es comunicada,
ponen en relación el término y el principio de cada una de ellas. así, esta relación es real,
porque se funda sobre la naturaleza divina y es recíproca, porque término y principio poseen
la realidad que los coordina (la naturaleza divina).
En las criaturas, el "esse in" (el aspecto por el cual una relación es real) es accidental.
En Dios no pueden existir relaciones accidentales. En Dios el "esse in" se identifica con la
esencia divina. Por esto, las relaciones reales en Dios se llaman subsistentes. La distinción,
por el contrario, se encuentra en el "esse ad" (relación con un otro); no hay relación sin
contraposición y no hay contraposición sin distinción. Ahora bien, en Dios, las relaciones o
relaciones recíprocas de las Personas, resultantes de las procesiones son:
La relación que va del Espíritu Santo al Padre y al Hijo: inspiración pasiva (en
cuanto el Espíritu Santo es espirado, esto es, originado del Padre y del Hijo).
De estas cuatro relaciones presentes en Dios, sólo tres son realmente distintas entre sí:
la espiración activa, no siendo opuesta a la paternidad ni a la filiación, es idéntica realmente
al esse. Esto explica por qué en Dios, existiendo cuatro relaciones reales, hay sólo tres
personas.
Pero hay que notar una gran diferencia respecto a la persona humana: mientras en la
especie humana tres hombres son tres personas porque en tres diversas naturalezas humanas
se realiza las características comunes que constituyen los elementos de la personalidad; en
Dios, sin embargo, hay tres personas porque en la idéntica naturaleza divina se realizan tres
reales oposiciones relativas. Por esto, al hablar de tres personas en Dios, no se debe entender
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
tres diversos centros de conciencia, sino tres sujetos recíprocamente conscientes, por medio
de una única conciencia divina.
La perfección del ser está en la persona, es decir, en aquello que, subsiste en sí mismo,
goza de conciencia y libertad. Dios se revela como una realidad trascendente que contiene en
sí toda la perfección de las cosas, pero se distingue absolutamente de ellas. Por otra parte
como ser personal por excelencia en tres personas, siendo un solo Dios.
D) El Dios de la Alianza
El Dios revelado se opone al Dios de los filósofos porque lo primero que se revela, lo
que domina en todas las revelaciones, es la alianza de Dios con el hombre. De este modo, por
la razón, el hombre podrá saber que Dios existe y que es acto puro, pero sólo por la fe sabe el
hombre realmente quien es Dios: un Dios que le habla, que se revela y que viene a él. Sin
embargo, no hay contradicción entre el Dios de los filósofos y el Dios que se revela, la
inmutabilidad de Dios no choca cuando crea, se revela, se encarna etc. por cuanto no está
implicado en el devenir de sus efectos y manifestaciones.
En cuanto a la tradición, desde San Irineo se reconoce que hay una mutua inmanencia
y sesión de personas en la trinidad, haciéndose inseparables, sin distanciamiento alguno, pero
sin que confluyan ni se mezclen, sino estando siempre unidas entre sí.
San Agustín al respecto dirá que en la Trinidad, una persona es tanto como las tres
juntas, y dos no son más que una. Todas son infinitas en su ser. Así, una está en otra y todas
en cada una, todas están en todas y todas son una.
La razón no puede demostrar con rigor que hay contradicción entre determinados
puntos de lo que creemos, pero tampoco puede probar que haya contradicción. De la Trinidad
sólo tenemos nociones, nociones que brillan por su pobreza ante la grandeza del misterio;
pero sin embargo esas nociones nos revelan el misterio. La contemplación del misterio divino
está más allá de la teología. Esa Trinidad, que son tres personas pero un solo Dios, en el que
no hay soledad sino pluralidad de personas. No solo unidad, sino comunicación, es un
misterio de amor interpersonal, que solo comprendemos adorándola.
Por lo tanto, la resurrección de entre los muertos manifiesta con toda claridad la
Filiación divina, una identidad que ya se podía percibir en las acciones y en las palabras, pero
que ahora se aprecia con total claridad. También en el caso de la resurrección, los ojos que
pueden percibirla, los ojos que se abren al misterio de Dios en su Filiación, no son sino los
ojos de quienes han recibido la fe. Finalmente podemos considerar con san Juan el signo por
excelencia de la Filiación divina: la gloria; ésta es la plenitud de la divinidad que se
manifiesta. En el Hijo resplandece la gloria de Dios; el Hijo la recibe del Padre y la
manifiesta, la gloria de Dios está ligada al Hijo, se concentra en el Hijo y proviene del Padre.
¿Cómo concebir una nueva distinción en el seno de la divinidad, además del Padre y
el Hijo? Esta pregunta abre el tema del Espíritu Santo como Persona. Sólo se conocen dos
acciones inmanentes: pensamiento y amor; si se relaciona la procesión del Verbo con la vida
y fecundidad del pensamiento, no es lógico relacionar la procesión del Espíritu Santo con la
vida y fecundidad propiamente espiritual del amor, sobre todo considerando que el efecto
más sobresaliente que se le atribuye es el del amor. De la dualidad del Padre y el Hijo se
deduce que se aman con un amor interpersonal.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
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CUARTO DE TEOLOGIA
El Espíritu Santo procede en cuanto amor que une al Padre y al Hijo. Pero, ¿Cómo
puede proceder de ese amor recíproco una realidad personal? Del amor del Padre y del Hijo
procede el Espíritu Santo, como su fruto, su expresión; ahora bien, ¿Cómo concebir esa
fecundidad? Lógicamente no en sentido material. La siguiente analogía puede aclarar un
poco: En el amor el yo y tu constituyen al amarse un nosotros, que reúnen al yo y al tu sin
destruirlos. Pero, tratándose de seres humanos, por más unidos que estén, su ser común no
tiene realidad propia y subsistente.
En Dios, por lo contrario, todo lo real (en este caso el amor entre el Padre y el Hijo) es
subsistente. Por eso, si el amor tiene de forma infinita la fecundidad del amor interpersonal
humano, el fruto inmanente de esa fecundidad tendrá que ser una persona. Pero es una
persona cuya propiedad distintiva y constitutiva consiste por completo ser unión, reunión del
Padre y el Hijo.
9.1 MONARQUIANISMO
Dinámico: Hay un único Dios, siendo el Hijo y el Espíritu Santo fuerzas divinas que
emanan de Él.
Estos se encuentran presentes desde el primer siglo de tal manera que operaban ya
desde el tiempo de los apóstoles.
B) Teodoto el curtidor
Afirmaba que Jesús no era Dios, sino sólo un hombre que había nacido
milagrosamente de una virgen y sus milagros se explicaban porque las potencias de Dios
obraban en él después de su bautismo en el Jordán, momento en el que recibió la infusión del
Espíritu Santo, al que Teodoto consideraba como una fuerza divina.
C) Pablo de Samosata
Jesús es un hombre que nació de María y del Espíritu Santo y por esto es un hombre
especial; no está unido consustancialmente al Verbo, sino que sólo posee las cualidades,
como un profeta, es decir, que está unido al Verbo justamente según la calidad. Por este
motivo, su doctrina herética recibió el nombre del adopcionismo.
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PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
Afirma que existe un único Dios, que es el de siempre, el Padre quien sufre y muere
en la cruz bajo la apariencia de un hombre.
B) Sabelio
Considera que Dios es una mónada con tres modos o mascaras distintas
9.2 SUBORDINACIONISMO
El Verbo no es simplemente una fuerza como decían los monarquianos sino que es
alguien, si bien inferior a Dios y que no es Dios y del mismo modo, el Espíritu Santo es un
espíritu angélico inferior a Dios.
A) Arrio
Las hipóstasis divinas (interpretadas como sustancias divinas) no están en Dios, sino
que son creadas o hechas fuera de Dios; por lo que el Hijo es la primera criatura, la más
excelsa de todas, pero no es Dios. Sólo el Padre es el ingénito, sin inicio y que por tanto sólo
Él es Dios. El Hijo es generado y por tanto se deriva del Padre y es una criatura ya que tiene
un inicio.
B) Los Semiarrianos
C) El Macedonianismo
10.- EN EL MAGISTERIO
San Dionisio afirma la unidad de Dios contra los que la negaban (los triteístas y
sabelianos) Nicea en el 325 afirma la fe en un solo Dios Padre omnipotente, creador de todas
las cosas; y en un solo Señor Jesucristo, Hijo de Dios. Y en el Espíritu Santo.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
El concilio Romano en el 382, contra los que decían que el Espíritu Santo fue hecho
por el Hijo, afirma su potestad y sustancia con el Padre y el Hijo. Igualmente la diferencia
entre el Padre y el Hijo (contra Sabelio que decía que era uno mismo) y que ni el Hijo ni el
Espíritu Santo son criaturas como lo afirmaba Arrío y Eunomio. Condena igualmente a los
que negaban la unidad de la trinidad, afirmando tres dioses distintos
A) Obra de dios
B) Obra de la iglesia
La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella
participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza
de la Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo
cristiano, "linaje escogido sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido" (1 Pe. 29)
Al reformar y fomentar la sagrada liturgia hay que tener muy en cuenta esta plena y
activa participación de todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria de donde han
de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano, y por lo mismo, los pastores de almas
deben aspirar a ella con diligencia en toda su actuación pastoral, por medio de una educación
adecuada.
A) Elementos fundamentales
El elemento material se llama materia del sacramento, y las palabras que lo completan
y dan su eficacia a la materia se denomina forma. El signo sensible lo componen
conjuntamente la materia y la forma, y es a lo que la Iglesia da el nombre de Sacramento.
B) Estructuras de la celebración
La estructura celebrativa se nos aparece como una realidad bipolar o como el binomio
de dos elementos fundamentales, a saber; la palabra y el símbolo:
Podemos pues decir que la fiesta cristiana se compone siempre de dos elementos: uno,
el más propiamente evangélico, la Palabra proclamada y hecha de oración; otro, el gesto
simbólico o acción gestual como por ejemplo, el baño lustral-bautismal, la fracción del pan,
la unción, la imposición de manos, la iluminación… Son como dos polo de toda fiesta: el
auditivo y el visual, correspondientes a las dos acciones básicas, la de oír, escuchar y la de
ver, mirar, contemplar.
A) San Agustín
Utiliza el término sacramentum para significar los ritos tanto del pueblo elegido como
de la Iglesia, también para indicar a las figuras o signos del Cristo en el Antiguo Testamento
y finalmente para aludir al «depósito de la fe». También emplea la palabra mysterium para
significar lo escondido, lo oculto de acuerdo con el sentido griego antiguo. Sin embargo,
desarrolla una amplia teología del signo de algo sagrado a partir de su base filosófica
platónica.
C) Concilio de Trento
En los tres sucesivos períodos del concilio, estuvo muy presente el tema sacramental,
como réplica a los planteamientos de los reformadores.
En la sesión VII se aprueban los cánones sobre los sacramentos en general, sobre el
bautismo y la confirmación. En la sesión XIII se estudia el decreto y los cánones sobre la
Eucaristía, vista desde la problemática de la presencia real. En la sesión XIV se trata sobre la
doctrina del sacramento de la penitencia y de la extremaunción; en la sesión XXI se aprueban
los decretos sobre la comunión bajo las dos especies y la comunión de los párvulos; en la
sesión XXII se trata de nuevo el tema de la eucaristía, esta vez bajo el ángulo de su
dimensión sacrificial. En la sesión XXIII se tratan los dos sacramentos restantes: el orden y el
matrimonio.
De todo el trabajo acumulado, sólo pasaron nueve cánones de reforma al pleno como
son:
1. Es una cosa sensible, es decir que pueda percibirse por los sentidos corporales (el
agua del bautismo, el pan y el vino de la Eucaristía, etc.)
2. Esa cosa sensible es además signo de otra realidad (llamada gracia). Por eso se le
llama también signo sacramental.
3. Ha sido instituido por Jesucristo durante su vida terrena
4. Tiene eficacia sobrenatural para producir la gracia en el alma del que lo recibe. No
sólo significa la gracia sino sobre todo la produce el hecho.
A) Institución
A lo largo de la historia de los hombres, mediante ritos y fiestas, han dado una
importancia especial a momentos claves de su vida, como el nacer, desarrollarse, pedir
perdón, alimentarse, servir, amar, morir. Los cristianos, desde su fe, celebran esos momentos
con unos signos expresados en gestos y palabras: con los sacramentos.
Todos los sacramentos causan la gracia; algunos, además, tienen otro efecto: el
carácter, impreso a modo de sello dinámico o como un proyecto divino de vida que distingue
al sujeto de los demás y le capacita para desempeñar importantes funciones públicas en la
Iglesia y para la Iglesia.
8.- LA ESTRUCTURA DEL SIGNO SACRAMENTAL
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
Según el Concilio de Florencia, todo sacramento se realiza con cosas sensibles como
materia y con palabras como forma. Las cosas que vienen llamadas materia del sacramento,
son tanto elementos materiales (Agua, óleo, pan, vino), cuanto acciones sensibles, sea
aquellas relativas al uso de tales elementos (ablución, unción) sea acciones de otro género,
como la imposición de las manos, la confesión de los pecados etc.
Viene llamada forma del sacramento a las palabras pronunciadas por el ministro en la
realización del sacramento. Materia y forma constituyen la parte esencial del signo
sacramental, diversa de la parte ceremonial, de institución eclesiástica. Los elementos
materiales, los gestos y las palabras son cosas entre ellas heterogéneas, pero en el sacramento
constituyen una unidad de causa y de significación.
Podemos comprender que por el ministro del sacramento se entiende la persona que lo
otorga. Y por otro lado el sujeto es la persona que recibe el sacramento.
El carácter sacramental es un sello espiritual que configura con Cristo el que lo recibe.
Por eso se trata de un sello indeleble, es decir, permanente, por tanto el cristiano lo recibe una
sola ves en la vida. En la Biblia se designa el carácter como sello divino o sello del Espíritu
Santo. El carácter es un signo distintivo; ahora bien, los miembros de Cristo se distinguen de
los demás hombres por la predestinación eterna, que nada pone en el predestinado, sino
solamente en Dios que predestina. El carácter que se imprime en tres de los sacramentos
(bautismo, confirmación y orden sacerdotal) es verdad de fe. (Cfr. Dz. 852; CATIC. 1121).
Este carácter es una huella indeleble e invisible que se imprime en el alma, es una
marca espiritual y que nos marca como pertenecientes a Dios o en el caso del orden, el
carácter que imprime es el de ministro de Dios. Hace posible la participación de los fieles en
el sacerdocio de Cristo y formar parte de la iglesia. Esta huella indeleble resulta una promesa
y una garantía de la protección de Dios; estos tres sacramentos no se pueden repetir.
El arca de Noé es otra de las prefiguraciones que la Iglesia nos menciona. Por el arca,
"unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvadas a través del agua." (1Pe. 3, 20). Si el
agua de manantial significa la vida, el agua en el mar es un símbolo de la muerte. Por lo cual,
pudo ser símbolo del misterio de la cruz. Por este simbolismo el bautismo significa "la
comunión con la muerte de Cristo." (CATIC. 1220).
Con su Pascua, Cristo hizo posible el bautismo para todos los hombres. Ya había
hablado de su pasión, "bautismo" con que debía de ser bautizado. La sangre y el agua que
brotaron del costado traspasado por la lanza del soldado de Jesús crucificado son figuras del
"bautismo" y de la "eucaristía", ambos sacramentos de la nueva vida; desde entonces es
posible "nacer del agua y del Espíritu" para entrar en el Reino de Dios.
Desde los tiempos apostólicos, para llegar ser cristiano se sigue un camino y una
iniciación que consta de varias etapas, que pueden ser recorridas rápida o lentamente. Estos
son los elementos esenciales que la comprenden: anuncio de la Palabra, acogida del
Evangelio que lleva a la conversión, la profesión de fe, el Bautismo, la efusión del Espíritu
Santo, el acceso a la comunión eucaristica.
Esta iniciación ha ido variando en su desarrollo a través de los siglos. Mientras que en
los primeros siglos se realizaba un largo período de catecumenado antes de recibir los
sacramentos de la iniciación cristiana, posteriormente el bautismo de los niños pasó a ser la
fórmula habitual de la celebración de este sacramento.
El bautismo integra de manera muy abreviada las etapas previas de esta iniciación,
exigiendo un catecumenado posbautismal, que además de explicar el sentido del Bautismo
ayudará al necesario desarrollo de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
El sentido y la gracia del sacramento del Bautismo aparece claramente en los ritos de
su celebración.
A) La señal de la cruz
D) El agua bautismal
La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el poder del Espíritu Santo
descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella nazcan del agua y del
Espíritu.
E) El bautismo
Significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado, que lo incorpora a Cristo
siendo ungido como sacerdote, profeta y rey.
G) La vestidura blanca
H) El cirio
I) El Padre Nuestro
El bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo único, al que puede dirigirse con la
oración de los hijos de Dios.
SINTESIS TEOLOGICA
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CUARTO DE TEOLOGIA
J) La bendición solemne
Los distintos efectos del Bautismo son significados por los elementos sensibles del
rito sacramental. La inmersión en el agua evoca los simbolismos de la muerte y de la
purificación, pero también los de la regeneración y de la renovación. Los dos efectos
principales, por tanto, son la purificación de los pecados y el nuevo nacimiento en el Espíritu
Santo. Esta gracia supone un derecho especial a recibir los auxilios espirituales que sean
necesarios para vivir cristianamente, como hijo de Dios en la Iglesia, hasta alcanzar la
salvación.
El bautizado pasa a formar parte de la comunidad de todos los fieles, que constituyen
el Cuerpo Místico de Cristo, cuya cabeza es el mismo Señor. De la unidad del Cuerpo
Místico de Cristo -uno e indivisible- se sigue que todo aquel que recibe válidamente el
bautismo (aunque sea bautizado fuera de la Iglesia Católica, por ejemplo en la Iglesia
Ortodoxa) se convierte en miembro de la Iglesia una, santa, católica y apostólica, fundada por
Nuestro Señor Jesucristo.
El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación, por ello
mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (Mt 28, 19-
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
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CUARTO DE TEOLOGIA
20). El Bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido
anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento. La Iglesia no conoce otro
medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna; por eso está
obligada a no descuidar la misión que ha recibido del Señor de hacer "renacer del agua y del
espíritu" a todos los que pueden ser bautizados. Dios ha vinculado la salvación al sacramento
del Bautismo, pero su intervención salvífica no queda reducida a los sacramentos.
Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte
por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y
por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del
Bautismo sin ser sacramento; a los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo
explícito de recibir el bautismo unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les
asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.
En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la
misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran
misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura
de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo
impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los
niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no
impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo bautismo.
Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado
original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del
poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios, a la que
todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta
particularmente en el bautismo de niños; por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de
la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de
su nacimiento.
7.1 EL MINISTRO
"Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano no bautizado, y sólo él"
Los sujetos incapaces son sólo los ya bautizados o los muertos. En duda si la persona
vive, se administra bajo condición: Si vives, yo te bautizo... Cuando hay duda sobre si alguien
fue bautizado, o si el bautismo fue administrado válidamente, y la duda persiste luego de
cuidadosa investigación, se ha de bautizar bajo condición: Si no estás bautizado, yo te
bautizo...
Para estudiar las condiciones que han de reunir los que se bautizan, distinguiremos al
sujeto adulto del que no ha llegado al uso de razón.
A) Los adultos
Para recibirlo lícitamente, se requiere: Que el sujeto tenga fe (recuérdense las palabras
de Mc. 16, 16: El que creyere y fuere bautizado, se salvará: primero la fe, luego el
bautismo). Las verdades de fe en las que al menos debe creer, son: la existencia de Dios, que
Dios es remunerador, la Encarnación del Verbo, y la Santísima Trinidad; ha de preceder al
bautismo, por tanto, la instrucción suficiente sobre estas verdades; ya después de bautizado
habría de ser instruido en las demás, que esté arrepentido de sus pecados.
B) Los niños
Es válido y lícito el bautismo de los niños que aún no llegan al uso de razón.
Según la doctrina católica, la fe actual del niño puede faltar, pues no es ella la causante de la
eficacia sacramental como afirman los protestantes sino sólo un acto dispositivo. La fe en
acto es sustituida por la fe de la Iglesia.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
En el Antiguo Testamento, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría
sobre el Mesías esperado (Cfr. Is 11,2) para realizar su misión salvífica. El descenso del
Espíritu Santo sobre Jesús en su bautismo por Juan fue el signo de que Él era el que debía de
venir, el Mesías, el Hijo de Dios. Ahora bien, esta plenitud del Espíritu no debía permanecer
únicamente en el Mesías, sino que debía de ser comunicada a todo el pueblo mesiánico (Cfr.
Ez 36, 25-27) En repetidas ocasiones Cristo prometió esta efusión del Espíritu, promesa que
realizó primero el día de Pascua y luego, de manera más manifiesta, el día de Pentecostés.
Muy pronto para significar el Don del Espíritu Santo, se añadió a la imposición de las
manos una unción con óleo perfumado (crisma). Esta unción ilustra el nombre de “cristiano”
que significa ungido y tiene su origen en el nombre de Cristo, al que “Dios ungió con el
Espíritu Santo”.
Así como la materia del Bautismo el agua significa su efecto propio lavado, la
materia de la Confirmación es el aceite, usado desde la antigüedad para fortalecer los
músculos de los gladiadores, es símbolo de fuerza y plenitud. El confirmado podrá con el
sacramento cumplir con valentía su misión apostólica. El bálsamo, que perfuma el aceite y lo
libra de la corrupción, denota el buen olor de la virtud y la preservación de los vicios.
“De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión plena del
Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los apóstoles el día de Pentecostés. Por
este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal”
(CATIC, 1302-1303).
Además, la Confirmación tiene también otro efecto: imprime en el alma una marca
espiritual indeleble, el carácter, que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con
el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo.
A) Ministro
B) Sujeto
Es todo bautizado que no haya sido confirmado, también los niños pueden recibir
válidamente este sacramento y si se hallan en peligro de muerte, se les debe administrar la
Confirmación. Aunque el niño bautizado que aún no llega al uso de razón se salvaría sin
confirmarse, la conveniencia de recibir este sacramento resulta de la infusión de un estado
más elevado de gracia, al que corresponde un estado más elevado de gloria.
La Santa Misa es la celebración de la Cena del Señor en la cuál Jesús, un día como
hoy, la víspera de su pasión, "mientras cenaba con sus discípulos tomó pan..." (Mt 28, 26) El
quiso que, como en su última cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos acordáramos de Él
bendiciendo el pan y el vino: "hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19). Antes de ser
entregado, Cristo se entrega como alimento.
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
Sin embargo, en esa Cena, el Señor Jesús celebra su muerte: lo que hizo, lo hizo como
anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su muerte antes de su Pasión. Por eso
"cuando comemos de ese pan y bebemos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor
hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26).
Por eso la Eucaristía debe celebrarse lo más solemnemente posible, en los cantos, en
el mensaje, en los signos, no debe ser ni tan festiva ni tan jubilosamente explosiva como la
Noche de Pascua, noche en que celebramos el desenlace glorioso de esta entrega, sin el cual
hubiera sido inútil; hubiera sido la entrega de uno más que muere por los pobre y no los
libera.
La presencia del Señor en la Eucaristía debe ser estudiada en su ámbito propio que es
el del memorial y el de la comunión eucarística. Presencia y memorial se exigen
recíprocamente, de otra manera se tendría sólo una celebración puramente simbólica. Pablo
VI en la Mysterium Fidei encuadra el tema de la presencia en el ámbito del sacrificio y del
memorial.
16.- LA TRANSUSTANCIACIÓN
Nuestro Señor se hace presente por la conversión del pan y el vino en su Cuerpo y
Sangre. Esa admirable y singular conversión se llama propiamente «transustanciación», no
consubstanciación, como quería Lutero. Se dice admirable porque es un misterio altísimo,
superior a la capacidad de toda inteligencia creada. Es el ¡Misterio de la fe!
Es de fe, por tanto, que toda y sola la sustancia del pan y del vino se transustancia en
toda y sola la sustancia del Cuerpo y Sangre de Cristo. Ahora bien, ¿Qué es lo que
permanece? Permanecen, sin sujeto de inhesión, por poder de Dios, en la Eucaristía, especies
o apariencias o accidentes del pan y del vino. Las especies que permanecen después de la
transustanciación son: Peso, tamaño, gusto, cantidad, olor, color, sabor, figura, medida, etc.,
de pan y de vino. Sólo cambia la sustancia.
Por razón de las palabras se contiene la Sangre de Cristo bajo la especie del vino y,
por razón de la concomitancia, junto con la Sangre, por la natural conexión, se contiene el
Cuerpo y el alma y, por la unión hipostática, la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
El Concilio de Trento, definió que la Misa es «un verdadero sacrificio», que recuerda
y renueva la inmolación de Cristo en el Calvario. La Misa es ofrecida como «un verdadero
sacrificio»; en «ese divino sacrificio», que se realiza en la Misa, se inmola de una manera
incruenta el mismo Cristo que sobre el altar de la Cruz se ofreció de un modo cruento. No
hay, por consiguiente, más que una sola víctima; el mismo Cristo que se ofreció sobre la cruz
es ofrecido ahora por ministerio de los sacerdotes; la diferencia, pues, consiste únicamente en
el modo de ofrecerse e inmolarse.
Confiere la gracia, como afirma el mismo Cristo: "El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna".(Jn 6,54) o sea, la gracia, que es prenda de vida eterna. Fue instituido por
Jesucristo en la Ultima Cena, como consta repetidamente en la escritura: "Mientras comían,
Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y dándoselo a los discípulos, dijo: "Tomad y comed,
esto ES mi cuerpo". Y tomando el cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: "Bebed de el
todos, que esta ES mi sangre del Nuevo Testamento; que será derramada por muchos para
remisión de los pecados". (Mt.26,26-28).
SINTESIS TEOLOGICA
PROF. GUILLERMO FLORES MILLAN
MEDRANO GÓMEZ ÁNGEL
CUARTO DE TEOLOGIA
Finalmente conviene tener muy claro que no se pueden disociar las dos partes de la
misa: La liturgia de la Palabra y la eucarística. Dice el Concilio Vaticano II que ambas están
tan unidas que constituyen un solo acto de culto; por ello los fieles deben participar en toda la
misa.
«No hay pues ningún motivo para dudar de que todos los fieles cristianos según el
uso recibido de siempre en la Iglesia católica, deben rendir y venerar a este santísimo
sacramento con el culto de adoración, debido al verdadero Dios. Ni del mismo modo, porque
haya sido instituido por Cristo Señor como alimento, debemos adorarlo menos. Nosotros
creemos que en Él está presente el mismo Dios, de quien el Padre Eterno ha dicho, al
introducirlo en el mundo: “Y lo adoren todos los ángeles de Dios” (Hb 1,6; Sal 96,7), al que
los magos “postrándose lo adoraron”, a El, de quien, finalmente la escritura atestigua que
fue “adorado” en Galilea por sus apóstoles». (DZ 1643)
La Iglesia católica, ha dado y continúa dando este culto de adoración que se debe al
sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su
celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los
fieles para que las adoren con solemnidad, llevándolas en procesión.