Visiones Metafisica No 33 - Abril-Mayo-Junio-1980-81-91
Visiones Metafisica No 33 - Abril-Mayo-Junio-1980-81-91
Visiones Metafisica No 33 - Abril-Mayo-Junio-1980-81-91
DE RUBEN DARlO
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temas y una continu a y dramática tensión d el p oe ta frent e a
éstos mismos. La primera, los tem as, ya es asunt o con ocido y,
por lo m enos un o de ellos, el erótico, es la base de u no de los
principales lib ros qu e se h an escri to sobre nuestro poe ta : m e
refiero naturalm ente al bell o libro de Pedro Sal ·nas sobre el gu e
volveremos m ás adelante. La segunda, la tensión del poeta.
ocupará la mayor part e de es te ensayo. Po r tensión entiendo la
movilización de energía g ue D arío empl ea para ei1fo.tizar un
tema y, al m ism o tiempo, contradecirlo. Por ejemplo, dur an te
toda su vida va a most.r arnos un a lu ch a perman ente entre sus
an sias es pirituales y su urgen cia instin tiva . O un ,, ccnsión ent re
el impulso erótico, por u n lad o , y la muer te, por otro. O una
luc h ::i entre la visión esté tic a del paganism o y b visión cris ti ana
de la vid a :
Entre la catedral
y las paganas ruinas
repartes tus dos alas de cristal,
tus dos alas divinas.
(Divina Psi qn is)
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pesadilla brutal de este dormir de llantos
de la cual no hay más que ella que nos despertará.
(Nocturno. El subrayado es mío)
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virtudes (princesas), y de los v1c10s (príncipes), para concluir
diciendo:
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y todas; misteriosa y erudita,
amame mar y nube, espuma y ola.
(Divagación)
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vez más del núcleo de la energía primordial situada en el
coraz6n del reino interior, la energía terminaría por disolverse
en objetivaciones cada vez más amorfas. Deb e, pues, existir un
elemento compensatorio, algo que obligue al eros a volver a las
proximidades del centro primitivo. Esa compensación está
garantizada poi: la muerte .
.3) La muerte: Es aquí donde, con may or facilidad, podemos
apreciar aquella " concie11cia de contradícción" que atribuimos a
Daría hace un momentq. Al respecto dice Daría :
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ila Muerte ! Yo la he visto. No es demacrada y mustia
ni ase corva guadaña ni tiene faz de angustia.
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella;
en su rostro hay la gracía de la núbil doncella
y lleva una guirnalda de rosas siderales.
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales,
y en su diestra una copa con agua del olvido.
A sus pies, como un perro, y ace un amor dormido.
(Coloquio de los centauros)
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siente la totalidad de lo divino que se hace presente dentro del
abismo de su alma:
inmanencia transcendencia
muerte~dad
instante/)caravana de la vida
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Poesía y amor son actos semejantes. La experiencia poética
y la amorosa nos abren las puertas de un instante eléctrico.
Al/í el tiempo no es sucesión; ayer, hoy y mañana dejan de
tener significado: sólo hay un siempre que es también un
aquí y un ahora.
(Octavio Paz: El surrealismo)
(Y o soy aquel)
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Visión metafís/ca y símbolog ía
90.
gqrantice la supervivencia del reino interior: esta fuerza es la del
"instante eterno". El conjunto de instantes eternos, la caravana
de la vida, sufriría enseguida un desplazamiento teleológico
h ac ia una zona aún más extensa: el Ideal, Belén, la cuna del
Dios-hombre, o, mejor aún, del Hombre-arquetipo.
O ~ea, en este movimiento pendular
(inmanencia-transcendencia), la energía se mueve desde el
"hombre-inmanencia" h acia el "hombre-transcendencia" .
Todo lo dkho hasta aquí nos muestra que el camino de
trascencencia describe una espín;¡/ alrededor de ese núcleo
central que llamamos "reino interior". La espiral simboliza el
crecimiento dentro del orden, la transcendencia siempre ligada
al ser, el alejamiento permanentemente atado al centro.
Simboliza la marcha hacia el Ideal, marcha, a su vez, modelada
por la nostalgia del origen. En este sentido, podríamos decir que
la espiral es la senda qu e recon-e la psique para superar el traum a
del nacimiento. De allí que la espiral sea esencialmente
femenina y que sea, por excelencia, el símbolo del alma. Lo
femenino es el principio de reconciliación de la vida y la muerte.
Y la espiral es el símbolo de armonización de los contrarios.
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