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Unidad Didáctica 2: Las Circunstancias Eximentes de Responsabilidad Penal

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ESCUELA NACIONAL DE POLICÍA ESCALA BÁSICA (POLICÍA)

UNIDAD DIDÁCTICA 2

LAS CIRCUNSTANCIAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD


PENAL

Revisado por: Departamento de Ciencias Jurídicas.

Fecha: 17-07-2023.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

• Enumerar las circunstancias eximentes y profundizar en las que más


influencia pueden tener en la actividad del policía (legítima defensa y
cumplimiento de un deber).
• Conocer en qué casos se puede hacer el uso del arma y qué
circunstancias ampararían tal conducta.
• Conocer y distinguir las circunstancias atenuantes, cuya apreciación por el
juzgador supone una disminución de la pena base señalada al delito.
• Conocer y distinguir las circunstancias agravantes, cuya concurrencia en un
hecho supone un aumento de la pena a imponer al sujeto activo.

CONTENIDOS

¿QUÉ SABE DEL TEMA?

• ¿Sabía que la legítima defensa solo cabe frente a la agresión ilegítima


de otra persona?
• ¿Podría describir una situación amparable en un estado de necesidad?
• ¿Sabe cuándo una conducta realizada por un policía estaría amparada
en el cumplimiento de un deber?
• ¿Cree que el uso de un arma de fuego únicamente quedaría justificada
en situaciones extremas?
• ¿Sabe que el estado de necesidad puede operar como causa de
justificación o como causa que exime de culpabilidad?

Práctica Penal y Procesal I 1 de 16 Unidad didáctica 2


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ÍNDICE DE CONTENIDOS

1.- ENUMERACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS EXIMENTES DE LA


RESPONSABILIDAD CRIMINAL

1.1.- Enumeración de las circunstancias eximentes.

2.- ESPECIAL REFERENCIA A LAS CAUSAS JUSTIFICATIVAS DE LA


ACTUACIÓN POLICIAL: LEGÍTIMA DEFENSA Y CUMPLIMIENTO DE UN DEBER

2.1.- Legítima defensa.

2.2.- El cumplimiento de un deber y el ejercicio de un derecho, oficio o cargo.

3.- ASPECTOS RELEVANTES

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1.- ENUMERACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS EXIMENTES DE LA


RESPONSABILIDAD

1.1.- Las circunstancias eximentes.

Son aquellas circunstancias que, de concurrir, eximen de responsabilidad


criminal al autor. Al estudiar los elementos del delito, se han visto cuáles eran las
que afectaban a cada uno de ellos.

En relación a la diferente naturaleza de esas circunstancias, se debe


reseñar que alguna de esas circunstancias operará como causa de
justificación, y, por lo tanto, excluirá la antijuridicidad de una conducta típica, y
otras operarán como circunstancias que excluyen la culpabilidad de la
persona que haya realizado la conducta típica y que no se encuentre justificada.
Los elementos que integran la culpabilidad, y sin cuya presencia no podrá
formularse el juicio de atribución de un hecho antijurídico son:

- La imputabilidad o capacidad de culpabilidad.


- El conocimiento de la antijuridicidad.
- La exigibilidad de una conducta distinta.

Señalado este punto, pasamos a enumerar las circunstancias que eximen


de responsabilidad penal, tal y como vienen recogidas en los arts. 19 y 20 del CP.

a) Minoría de edad (art. 19).

"Los menores de dieciocho años no serán responsables con arreglo a este


Código.
Cuando el menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser
responsable con arreglo a lo dispuesto en la Ley que regule la responsabilidad
penal del menor".

En relación a esta eximente, se plantea el problema del inicio del cómputo


de la edad a efectos penales. La jurisprudencia penal lo ha resuelto, a diferencia
del Derecho Civil, en el sentido de remitir el inicio de dicho cómputo al momento
real del nacimiento, el cual se podrá comprobar en el Registro Civil, en el hospital
donde se produjo el nacimiento, etc.

b) Alteraciones o anomalías psíquicas (art. 20.1).

"El que al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier


anomalía o alteración psíquica, no puede comprender la ilicitud del hecho o
actuar conforme a esa comprensión.

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El trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese sido


provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o
debido prever su comisión”.

Se refiere este apartado a personas con algún tipo de desarreglo mental


que le impida conocer que está actuando de forma contraria al Derecho Penal.
Dentro de esto se incluyen enfermedades mentales tales como la psicosis, la
oligofrenia, la esquizofrenia, la paranoia, etc.

c) Intoxicación plena por consumo de sustancias o síndrome de abstinencia


(art. 20.2).

“El que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de


intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas,
estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos
análogos, siempre que no haya sido buscada con el propósito de cometerla o
no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se halle bajo un
síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias, que
le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión”.

d) Alteración grave de la conciencia de la realidad (art. 20.3).

“El que por sufrir alteraciones de la percepción desde el nacimiento o


desde la infancia tenga alterada gravemente la conciencia de la realidad”.

En su ámbito de aplicación caen determinadas alteraciones perceptivas que


provocan un grave déficit al sujeto. Tales alteraciones, como la sordomudez, la
ceguera o el autismo, deben tener su origen en temprana edad y han de ser muy
graves para exculpar a quien las padece, hasta el punto de que ese aislamiento
sensorial, no haya permitido el acceso del autor al "sistema de valores"
dominante en la sociedad.

e) Legítima defensa (art. 20.4).

“El que obra en defensa de la persona o derechos propios o ajenos,


siempre que concurran los requisitos siguientes:
Primero. Agresión ilegítima. En caso de defensa de los bienes se reputará
agresión ilegítima el ataque a los mismos que constituya delito y los ponga en
grave peligro de deterioro o pérdida inminentes. En caso de defensa de la morada
o sus dependencias, se reputará agresión ilegítima la entrada indebida en aquella
o en estas.
Segundo. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o
repelerla.
Tercero. Falta de provocación suficiente por parte del defensor”.

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f) Estado de necesidad (art. 20.5).

“El que, en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno lesione
un bien jurídico de otra persona o infrinja un deber, siempre que concurran los
siguientes requisitos:
Primero. Que el mal causado no sea mayor que el que se trata de evitar.
Segundo. Que la situación de necesidad no haya sido provocada
intencionadamente por el sujeto.
Tercero. Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, obligación de
sacrificarse”.

El estado de necesidad supone la colisión de dos bienes o intereses de


forma que uno ha de lesionarse para salvar el otro. Puede operar como causa de
justificación (estado de necesidad justificante), si el mal causado es menor que
el que se evitó (A entra en una vivienda ajena, para escapar de B, que le persigue
para matarlo), o como causa de exclusión de la culpabilidad (estado de necesidad
exculpante) si se trata de bienes o intereses iguales (A y B, náufragos en el
océano, comparten un madero que solo puede sustentar a uno de ellos:
cualquiera de los dos quedaría exculpado si matara al otro para poder salvarse).
Si el mal causado es mayor al que se trata de evitar, no se podrá apreciar.

No debe existir otro medio menos lesivo para salvar el bien jurídico en
peligro. Por otro lado, si el que alega estado de necesidad se ha colocado
voluntariamente en esa situación, tampoco le será aplicable.

Por último hay que tener en cuenta que en determinados supuestos no


puede alegarse, dado que al sujeto se le exigen determinados sacrificios por
razón de su profesión. Ejemplo: el policía que no acude a detener a un
peligroso delincuente, pretextando que si lo hace pone en peligro su vida.

g) Miedo insuperable (art. 20.6). “El que obre impulsado por miedo
insuperable”.

Es una causa de inculpabilidad derivada de la no exigibilidad de una


conducta distinta. Supone una situación de fuerza moral, de intimidación, que
provoca en la víctima una crisis de terror o pánico, por lo que actúa
voluntariamente, pero obligado por el miedo. Ejemplo: el padre que paga el
rescate a una organización terrorista, que tiene secuestrado a su hijo.

h) Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio o


cargo (art. 20.7). “El que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio
legítimo de un derecho, oficio o cargo”.

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2.- ESPECIAL REFERENCIA A LAS CAUSAS JUSTIFICATIVAS DE LA


ACTUACIÓN POLICIAL: LEGÍTIMA DEFENSA Y CUMPLIMIENTO DE
UN DEBER

2.1.- La legítima defensa (art. 20.4).

a) Concepto.

Puede definirse como una reacción justificada de cualquier persona contra


un ataque que lesiona o pone en peligro determinados bienes jurídicos protegidos
por el Derecho, con el fin de evitar el citado resultado lesivo, y restablecer el orden
jurídico puesto en peligro. Cabe tanto la defensa propia, como la de otras
personas, y, en principio, todos los bienes jurídicos protegidos por el Derecho
Penal son defendibles, tanto los eminentemente personales (salud, libertad
sexual, etc.), como los que no lo son (patrimonio, inviolabilidad domiciliaria, etc.).
En todo caso, la defensa habrá de ser la adecuada a las características del bien
atacado y a las del propio ataque.

Esta es quizás la circunstancia eximente, junto con la del cumplimiento de


un deber, que mayor relevancia tiene para la función policial, ya que en muchas
ocasiones la actuación de un agente con su arma reglamentaria va a verse
amparada por ella. De aquí se deriva que el conocimiento de las posibilidades de
actuación que nos ofrece y de sus límites se torne fundamental.

b) Requisitos.

• Agresión ilegítima. Establece el art. 20.4.1 CP “En caso de defensa de los


bienes se reputará agresión ilegítima el ataque a los mismos que constituya
delito y los ponga en grave peligro de deterioro o pérdida inminentes. En caso
de defensa de la morada o sus dependencias, se reputará agresión ilegítima
la entrada indebida en aquella o en estas”.

Por agresión hay que entender todo ataque inminente o actual y grave
que lesiona o pone en peligro bienes jurídicos protegidos por el Derecho. Por
tanto, para que exista la agresión, no es necesario que se llegue a una
consumación de la lesión.

Por ilegítima, hay que interpretar que la agresión sea ilegal, injusta,
contraria al Derecho. En este punto, se plantea la duda de si ha de ser
contraria al ordenamiento jurídico en general o al Derecho Penal en
particular. El propio Código, al definir la agresión a los bienes, establece “que
constituya delito…”, lo que nos lleva a la conclusión de que el ataque ha de
ser contrario al derecho penal, conclusión reforzada por la idea de que no
es lógico dejar en manos de particulares el restablecimiento de órdenes
jurídicos como el mercantil, el administrativo, u otros de naturaleza similar. De
ello deriva también que la agresión haya de provenir de actos humanos, ya
que un animal no puede ser autor de un delito.

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Es un requisito esencial, ya que si no concurre no podrá apreciarse


legítima defensa ni como eximente completa ni como incompleta.

• Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Este


requisito consta de dos elementos:

o Necesidad de defensa: la defensa ante una agresión ilegítima será


necesaria “…para impedirla o repelerla”. Esto implica que se podrá
utilizar en tanto se va a producir o se está produciendo el ataque.
Derivado de que la agresión ha de ser inminente, no estará
justificada la defensa ante un eventual ataque que se encuentra en
un estadio muy temprano, por ejemplo, cuando en una discusión, por
acalorada que sea, todavía no se ha realizado el intento de agredir
físicamente. Por otro lado, la defensa ha de ser necesaria para
repeler la agresión (actualidad de la misma), esto significa que si ya
ha pasado no estará justificada una reacción defensiva lesiva.

o Racionalidad del medio empleado para impedir o repeler la agresión:


este requisito implica que no pueda recurrirse a otro medio menos
lesivo para llevar a cabo la defensa. Si el sujeto puede elegir entre
varios medios defensivos, debe escoger el que sea suficiente para
lograr su objetivo. Si bastan unas lesiones para neutralizar al
atacante, no será necesario atentar contra su vida.

Según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, la racionalidad del medio


viene determinada, no tanto en función de la semejanza material de las
armas, como de la situación en que los contendientes se encuentren.

También la jurisprudencia señala que no hay obligación de esperar a


repeler el ataque, sino que es lícito tratar de impedirlo, y que para determinar
la necesidad defensiva hay que atenerse a las acciones que el autor tenía a
su alcance, de lo que se deriva que será lícito que un agente de policía utilice
su pistola (según los principios explicados más abajo) para defenderse de un
sujeto que le agrede con un bate de béisbol.

El Tribunal Supremo se ha referido en muchas de sus resoluciones a


la actuación de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En
las citadas resoluciones, se ha establecido que deben tener la serenidad y
dominio de las armas que presupone su carácter de profesionales, y que su
actuación deberá estar presidida por los principios de congruencia,
oportunidad y proporcionalidad en el uso de los medios a su alcance. En
referencia al uso de la fuerza en casos de detención, la Instrucción 12/2007
de la Secretaria de Estado de Seguridad, sobre comportamientos exigidos a
los miembros de las FFCCS, para garantizar los derechos de las personas
detenidas o bajo custodia policial, define qué se debe entender por cada uno
de esos principios:

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▪ congruencia supone que el agente, una vez haya decidido el empleo


de la fuerza y para que esta sea legítima, habrá de elegir, de entre los
medios legales previstos y disponibles, el que sea más idóneo y que
mejor se adapte a la concreta situación, valorando, para ello, las
prestaciones del medio agresivo, sus características, grados y demás
efectos que respondan a la situación y finalidad legal pretendida;

▪ oportunidad supone la necesidad o no de recurrir a la coacción física


en la detención, de acuerdo con los datos conocidos sobre la situación y
el sujeto en cuestión y

▪ proporcionalidad supone que, una vez decidido el empleo de la fuerza


y el medio idóneo, el agente deberá adecuar la intensidad de su
empleo, de forma que no sobrepase la estrictamente necesaria para
conseguir el control de la persona, quedando absolutamente prohibido
todo exceso.

Lo anterior se resume en la exigencia de dos principios:

o Dominio del medio: principio por el que se les considera


expertos o peritos en el manejo de armas de fuego.

o Menor lesividad posible: causar el menor daño posible para


neutralizar el ataque, así, si con un disparo a la cadera o
extremidades del atacante, puede paralizarlo, no deberá
atentarse contra su vida.

▪ Falta de provocación suficiente por parte del defensor. El que alega


legítima defensa no puede haber provocado la situación de la que luego
se defiende. Por esto no se aplica en riñas mutuamente aceptadas,
salvo que cambien sustancialmente las condiciones iniciales de la
pugna.

2.2.- El cumplimiento de un deber y el ejercicio de un derecho, oficio o


cargo (art. 20.7).

a) Concepto.

El art. 20.7º declara exento de responsabilidad criminal al “que obre en


cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo”.
La causa de justificación de cumplimiento de un deber, supone la realización de
una acción típica, concretada en una figura penal, pero en cumplimiento de un
deber jurídico directo, no moral, establecido por el derecho positivo. La otra faceta
de la eximente, que quizás sea de menor relevancia para el desempeño del
trabajo policial, se refiere a dos aspectos: por un lado, al ejercicio de facultades

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conferidas por el ordenamiento jurídico a ciertas personas en determinadas


situaciones y, por otro, al ejercicio de algunas profesiones en cuyo transcurso se
lesionan bienes jurídicos.

b) El cumplimiento de un deber.

El presupuesto básico es que concurra un deber de lesionar un bien jurídico


para mantener la primacía del derecho. Este deber se dará sobre todo en la
actuación de cargos públicos y, en particular, de miembros de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad. Especial importancia merece el uso de la fuerza por
parte de la autoridad o sus agentes. Para que se considere justificada, el
Tribunal Supremo exige los siguientes requisitos:

• Que la autoridad o agente actúen dentro del ámbito de su competencia, y


no provoquen la situación que da lugar al uso de la fuerza. En este
aspecto, se considera que los agentes policiales deberán llevar a cabo
sus funciones con total dedicación, debiendo intervenir siempre en
cualquier tiempo y lugar, se hallaren o no de servicio, en defensa de la
Ley y de la seguridad ciudadana (art. 5.4. LO 2/86).

• Que para el cumplimiento del deber concreto sea necesario el uso de la


violencia, ya que sin la misma no podría cumplir con la obligación que en
ese momento le incumbe.

• Necesidad racional del uso de la violencia y su adecuación al caso


concreto. Supone que no haya otro medio menos lesivo para cumplir la
misión y que nunca se rebasen los límites para el restablecimiento del
orden.

• Que el uso de la fuerza no provoque resultados más perjudiciales que


beneficiosos según la escala de valores que establece el ordenamiento
jurídico. Por ello, no se considera eximente de responsabilidad penal en
aquellos casos en los que se produzcan extralimitaciones o abusos,
como cuando el empleo de la fuerza sea desmedido.

También se plantea la cuestión de si ha de concurrir agresión ilegítima


para que pueda apreciarse esta eximente. La respuesta ha de ser negativa, ya
que lo que motiva la utilización de la fuerza en el caso de una detención, por
ejemplo, no es una agresión ilegítima a los agentes o a terceros, sino una
infracción al derecho que debe ser impedida. En conclusión, la eximente de
cumplimiento de un deber no entra en juego para amparar las personas de la
autoridad o sus agentes, sino para garantizar la defensa del Derecho y de la
Seguridad Ciudadana. La reacción del agente ante la mencionada agresión
ilegítima se verá amparada por la legítima defensa, ya que la Ley no nos obliga
a matar a quien nos intenta matar (no se trata de un deber), sino que nos brinda

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esa posibilidad para que podamos hacer uso de ella (hablamos del derecho a la
defensa).

Algunos ejemplos de conductas típicas amparadas por esta eximente de


cumplimiento de un deber son las lesiones fruto de una carga policial realizada
cumpliendo todos las formalidades legales, o los daños a la propiedad realizados
en el transcurso de la realización de una entrada y registro ordenada por un juez.

c) Ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo.

Como se apuntó más arriba, ha de desglosarse en dos: ejercicio de un


derecho y ejercicio de un oficio.

• Ejercicio legítimo de un derecho. Como ejemplo pueden citarse el


derecho de corrección contemplado en el art. 154, del CC, que podrán
ejercitar los padres respecto de los hijos en el ejercicio de su patria
potestad. No obstante, dicho ejercicio debe ejercerse de forma
moderada y proporcionada, no quedando justificadas por esta eximente
las lesiones ni los malos tratos en el ámbito familiar. No puede
interpretarse "corregir" con "pegar", lesionar, agredir, maltratar ni
física ni psicológicamente (también lesión). El vocablo "corregir" lo
define la Real Academia Española como "advertir, amonestar,
reprender", sin ninguna connotación que incluya el ejercicio de la
violencia: no se puede justificar el maltrato físico, el "castigo corporal",
al amparo de la corrección, ya que los castigos corporales suponen
una violación del artículo 3 del Convenio Europeo para la Protección
de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (SAP
Madrid número 186, de 22 de febrero de 2010).

Dicha causa de justificación también sería de aplicación en los casos


de detención por particulares con arreglo al art. 490, LECrim, que
habilita a cualquier persona a privar de libertad al que esté
cometiendo un delito, en el momento de ir a cometerlo, o al
delincuente in fraganti, o a determinadas personas que estén huidas o
fugadas de la justicia o al condenado en rebeldía, justificándose con
ello una privación de libertad ambulatoria que, de no concurrir todos
los requisitos, sería constitutiva de un delito de detención ilegal.

• Ejercicio legítimo de un oficio o cargo. El desempeño de ciertas


profesiones motiva que se realicen actos descritos en tipos penales, que
se encuentran amparados por esta causa de justificación. Algunos
ejemplos son los siguientes: los abogados, a veces, en el ejercicio
profesional, hacen afirmaciones sobre los acusados, acusadores,
testigos, que objetivamente podrían valorarse como injuriosas, se
justifican porque nacen por el solo derecho de defender a sus clientes.
Los médicos verán justificada su actuación típica (mutilaciones,
lesiones, muerte) si actúan dentro de los límites prescritos en la ciencia

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médica, siempre que concurra además del título profesional el


consentimiento del paciente, que si bien no es fundamento de la
exención, tiene valor complementario. Si no se da el consentimiento, el
tratamiento médico-quirúrgico solo puede quedar justificado en
situaciones de necesidad. También opera la exención de
responsabilidad en ciertos deportes de carácter más o menos violento
(fútbol, boxeo, etc.), si el autor actúa respetando las reglas que
disciplinan la modalidad deportiva de que se trate.

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3. ASPECTOS RELEVANTES

• Se han de distinguir aquellas circunstancias expresamente


recogidas en el CP, y que pueden constituir eximentes, atenuantes
o agravantes.

• En lo referente al uso de las armas de fuego por los agentes de la


autoridad, es doctrina constante del Tribunal Supremo la sustentación
de que están actuando bajo los principios del dominio del hecho y de
la menor lesividad posible.

• El Tribunal Supremo exige una serie de requisitos para que una


actuación en cumplimiento de un deber esté exenta de
responsabilidad penal.

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EVALUACIÓN

1.- Raúl, funcionario de policía, observa como Luis Carlos se dirige hacia él
con una espada en la mano y gritándole que va a matarle. Ante esta
situación, Raúl saca su arma reglamentaria y le asesta un disparo en el pie
izquierdo, consiguiendo con ello repeler la agresión. ¿Tendría
responsabilidad penal Raúl?
a) Sí, pero atenuada por concurrir una eximente incompleta.
b) No, ya que actuaría en cumplimiento de un deber.
c) No, ya que actuaría en legítima defensa.

2.- Un juez, mediante auto, autoriza una transfusión de sangre a Ángela, al


temerse por su vida, quien, por convicciones religiosas, se negaba a que le
fuera suministrada. ¿En qué debe fundamentar el juzgador su decisión?
a) En la eximente del ejercicio legítimo de un derecho.
b) En el estado de necesidad justificante.
c) En el estado de necesidad exculpante.

3.- Encontrándose de servicio observa, a la salida de una mezquita, a un


conocido terrorista yihadista. Al percatarse de su presencia, este coge a un
transeúnte, le pone un cuchillo en el cuello y le corta una oreja, persistiendo
en la amenaza, por lo que usted le dispara en un brazo. ¿Incurriría usted en
responsabilidad?
a) No, actuaría en legítima defensa.
b) Sí, ya que tendría que intentar convencerle por medios no violentos.
c) Sí, solo podría usar el arma en mi propia defensa.

4.- ¿Por qué razón no puede alegar estado de necesidad un funcionario de


policía para no acudir a una intervención en un atraco?
a) Sí, puede alegar el estado de necesidad, como cualquier ciudadano.
b) Porque debido a su oficio o cargo, tiene obligación de sacrificarse.
c) Porque no le correspondía por la zona donde se encontraba.

5.- En relación al uso de la fuerza por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el


Tribunal Supremo ha venido exigiendo que deben actuar siempre bajo la
exigencia de ciertos principios. ¿Cuáles son estos principios?
a) Congruencia, oportunidad y racionalidad.
b) Dominio del medio y menor lesividad posible.
c) Dominio del medio, menor lesividad posible y falta de provocación.

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SOLUCIONES

Pregunta número Respuesta


1 c
2 b
3 a
4 b
5 b

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