La Educacion
La Educacion
La Educacion
Margarita Poggi
La educación en América Latina:
logros y desafíos pendientes.
DOCUMENTO BÁSICO
ISBN 978-950-46-3798-1
1. Politica Educativa.
CDD 374
ISBN: 978-950-46-3798-1
I Presentación 9
V Reflexiones finales 73
Bibliografía 77
ANEXO 84
Margarita Poggi1
Sin fines, la escolarización tendrá fin. Con esta frase, en la que juega con las distintas
acepciones del término “fin”, Neil Postman establece uno de los nudos fundamentales
para abordar el tema educativo, retomando diversos planteos sobre la cuestión. Para este
autor, la educación, especialmente aquella que tiene lugar en las instituciones escolares,
no puede existir sin alguna razón que dé sentido a su existencia. Por ello, para que en las
sociedades los fines no queden subsumidos en una racionalidad instrumental, recuperar
sentido resulta una tarea ineludible. Ello supone instalar amplios debates sobre temas
clave de las agendas educativas actuales, como los que se han promovido a lo largo
de los últimos diez años en los Foros Latinoamericanos de Educación, organizados por
la Fundación Santillana. Recuperando esta tradición, se abordarán en este documento
algunos de los logros y desafíos educativos, con un énfasis particular en América Latina.
Si bien se ofrecerán algunas hipótesis para comprender procesos que tienen lugar
en la región en torno a las problemáticas seleccionadas –que están lejos de agotar
el conjunto de temáticas que caracterizan sus sistemas y políticas educativas– cabe
aclarar que ello no implica desconocer la especificidad de los países que la integran.
1
Directora del IIPE-UNESCO Buenos Aires.
En sociedades plurales, como son las de la región, deben buscarse ciertos consensos
sociales y pedagógicos no solo sobre los fines sino, además, sobre las formas en que
éstos se traducen en políticas. Asimismo, las políticas producen efectos, más o menos
planificados según los casos, y ellos son los que permiten componer una suerte
de mapa de temas y problemas clave de la situación educativa latinoamericana.
Revisitar algunos de los logros y volver a mirar los desafíos pendientes, con
particular atención a las nuevas manifestaciones que estos adoptan, resulta uno
de los objetivos principales de este documento. En algunos casos, no se trata
de nuevos retos o desafíos sino de deudas pendientes, que adquieren un lugar
relevante en las agendas, especialmente en las últimas décadas. No obstante, es
necesario reconocer que los problemas, aun cuando sean de larga data, no son
estrictamente los mismos: estos tienen otra densidad, otra complejidad, porque
el marco y los puntos de partida –siempre arbitrarios en sociedades con historia y
tradiciones– son otros.
Al mismo tiempo que se señalan los desafíos, también es importante hacer visibles
los avances y logros que en materia educativa se han producido en la región. Ellos
deben ser reconocidos porque son indicadores de los esfuerzos puestos en la edu-
cación de las nuevas generaciones por parte de los Estados como de las sociedades
y porque, a la vez, también evidencian los esfuerzos de escuelas y docentes para
educar a niños y jóvenes, en contextos cambiantes y en nuevos escenarios.
10
Esta visión supone una mirada más compleja y multidimensional al tema de la calidad;
subraya el derecho a la educación basado en su relevancia, pertinencia y equidad.
La relevancia debe analizarse no solo en relación con la transmisión de saberes sino
también en conexión con las finalidades educativas que se enmarcan en un proyecto
político y social y dan sentido a las prácticas que tienen lugar en las escuelas. La per-
tinencia supone atender a la diversidad de necesidades de los individuos y de los con-
textos, para que la educación sea significativa para personas provenientes de distintos
estratos sociales y culturales. La equidad significa asegurar la igualdad de oportuni-
dades y resultados para acceder a una educación de calidad para toda la población,
garantizando las condiciones (recursos y ayudas) que esto requiere.
11
Para que estos principios se vean reflejados en políticas educativas que los traduzcan
en acciones concretas, es necesario asegurar tanto diferentes tipos de igualdad como
trabajar en la diversidad y, al mismo tiempo, en su promoción, cuestión que ha adqui-
rido un lugar central en las agendas educativas de los países de la región en las últimas
décadas.
12
La igualdad no puede reducirse a una perspectiva formal vinculada con los derechos
civiles y políticos. Esto marca un matiz importante respecto del momento en el que
se fortalecieron los sistemas educativos nacionales en la mayoría de los países de la
región. Ellos se organizaron además, fundamentalmente, a través de la igualdad de la
oferta o de la provisión.
Por el contrario, aun cuando las sociedades latinoamericanas han avanzado en esta
línea en los últimos años, las deudas pendientes indican que la educación sigue
estando investida con una misión de justicia.
13
La legitimidad del Estado en sus distintos niveles implica una construcción continua
y constituye una tarea en la que se encuentran embarcados diversos Ministerios de
la región. Esta legitimidad se asienta tanto en la capacidad de diseñar las políticas en
torno a principios consensuados acerca de la justicia social, como en la capacidad de
gestión de los cambios requeridos en dicho marco.
Ahora bien, ¿tiene la inclusión educativa una especificidad con relación a la inclusión
social? La pregunta no es ingenua, y está orientada a avanzar en un debate ya inicia-
do, aunque más reciente, en el campo educativo.
Como ha sucedido con otros conceptos en este campo, por ejemplo, con el de cali-
dad educativa, esta noción hace referencia en muchas ocasiones a una multitud de
situaciones dispares y a distintas significaciones –que reflejan concepciones a veces
contrapuestas–- en las que la especificidad queda diluida.
En primer lugar es importante reconocer, afirma, los procesos y trayectorias que llevan
a la inclusión. En otros términos, esto supone que ciertas situaciones adquieren sen-
tido cuando se las inserta en un proceso, muchas veces de carácter sistémico y con
reglas propias (aunque muchas veces informales) que exceden a los sujetos involucra-
dos. Aún más, la oposición binaria en el par exclusión – inclusión puede dificultar la
reconstrucción de las continuidades que existen entre uno y otro. Un ejemplo de ello
en el campo educativo es la repetición de año escolar como antesala casi segura del
abandono escolar, en los que intervienen, por supuesto, muchos otros factores exó-
genos a los sistemas educativos, que también opacan algunos de los endógenos. Otro
14
En segundo lugar, el autor nos alerta respecto de la trampa que puede suponer el
trabajo de inclusión, el cual, sin duda, debe promoverse, pero a sabiendas de que
puede contribuir a diluir, distraer o desviar los esfuerzos orientados a intervenir sobre
las causas que promueven la exclusión. De este modo, siempre puede resultar más
fácil ocuparse de problemas más limitados y con grupos más acotados, que diseñar
estrategias de anticipación para intervenir sobre la complejidad de los factores involu-
crados en la exclusión educativa. En educación, esta afirmación supone trabajar tanto
en las estrategias de intervención político-técnica con grupos que ven su derecho a la
educación vulnerado (aun cuando sea en grados aparentemente no relevantes), como
atender de modo particular ciertas prácticas naturalizadas y sus efectos en el sistema
educativo regular.
15
Entre otros, Ainscow (2008, 2009) plantea algunas características para definir este concep-
to al abordar sistemas educativos y escuelas inclusivas, los cuales provienen de la investi-
gación realizada en relación con la temática, y desde un planteo que podría denominarse
clásico. Por un lado, destaca que los sistemas educativos inclusivos siempre se construyen
en el marco de procesos en los que deben promoverse formas perfectibles para abordar la
diversidad. En segundo lugar, señala que la inclusión involucra la identificación y remoción
de barreras que dificultan este proceso. Además, en tercer término, la inclusión implica
tanto la asistencia y participación de los estudiantes en instituciones, como los logros de
todos los estudiantes a lo largo de su escolarización. Por último, resulta importante tener
un énfasis particular en los grupos de estudiantes que pueden estar en riesgo de mar-
ginalidad y exclusión (tanto en el sentido de trayectorias interrumpidas en los sistemas
educativos como de bajos logros).
El autor mencionado, como otros, también da cuenta de las tensiones que reportan,
en variados estudios, distintos actores del sistema educativo entre elevar el nivel de las
escuelas, para responder de alguna manera a las demandas de las políticas, y atender
de manera simultánea a las necesidades de todos los estudiantes, lo que involucra
tanto problemas estratégicos como morales (Ainscow, 2008, p 75), los que deben ser
abordados por las políticas educativas.
16
Para asumir los retos –las deudas del pasado y del presente y los desafíos a futu-
ro– es necesario construir nuevos esquemas de pensamiento que permitan inter-
pretar más acabadamente los problemas educativos. Es importante analizar las
estrategias que se han usado en el pasado y es necesario contar con categorías de
análisis renovadas para diseñar nuevas estrategias que permitan intervenir en estos
problemas. Pero éstas se construyen en un marco en el que los sentidos, los fines,
son tanto objeto de discusión como de definiciones comprometidas. En este as-
pecto, es importante tener presente en todo momento la relación compleja entre
democracia, justicia y educación, lo que supone plantearse siempre el interrogante
sobre qué ha hecho y puede hacer la democracia por la educación –al considerarla
un requisito para el ejercicio de la ciudadanía efectiva y para la construcción de
identidades colectivas– al mismo tiempo que es necesario preguntarse en todo
momento sobre aquello que puede hacer la educación por la democracia.
17
Cabe aclarar previamente que si bien no se analizarán los contextos sociales y econó-
micos ni los factores demográficos en cuyo marco la educación se desarrolla, ya que
excedería el alcance del presente documento, ello no implica desconocer el conjunto
de aspectos que intervienen a la hora de comprender las tendencias específicamente
educativas. El grado de urbanización, el nivel de desarrollo (que combina el nivel de
riqueza de un país, con las características propias de su distribución), las características
de la pirámide de la población, entre otros, constituyen factores relevantes que carac-
terizan tanto al contexto regional como a cada uno de los nacionales.
2
Se pueden mencionar, entre otros, los informes regionales elaborados por UNESCO Santiago, por
la OEI para el seguimiento de las Metas 2021, los de SITEAL (iniciativa IIPE-UNESCO Buenos Aires y
OEI), entre otros.
19
América
del Norte
América Latina Mundo
y Europa
Occidental***
Financiación Gasto Público en Educación (porcentaje del PBI) 4,3 4,8 4.8 6
Fuente: UNESCO. Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2013/14. Enseñanza y Aprendizaje. Lograr la calidad
para todos.
* Los avances en alfabetización corresponden a los períodos 1985/1994 (columna izquierda) y 2005/2011 (columna derecha).
**2010
*** Información parcial para todos los datos, excluidos los de financiación, debido a cobertura incompleta de los países
(incluye 33-60% de la población).
20
Diagnósticos asimismo muy completos en relación con las Metas 2021 promovidas
desde la OEI, en las que los Estados se han comprometido, pueden también hallarse
tanto desde una perspectiva general (OEI, 2011) como en el abordaje de algunos te-
mas como el desarrollo profesional docente (OEI, 2013).
3
Deseo agradecer especialmente la colaboración de Carolina Villanueva, Florencia Sourrouille y
Vanesa D’ Alessandre en la preparación de la información sobre el panorama regional.
4
Se enumeran los objetivos de EPT: 1. Atención y educación de la primera infancia. 2. Enseñanza
primaria universal. 3. Competencias de jóvenes y adultos. 4. Alfabetización de adultos. 5. Paridad e
igualdad de género. 6. Calidad de la educación
5
CINE 2 y 3 (Clasificación Internacional Normalizada de Educación de la UNESCO).
21
Desde la perspectiva de derechos, estos Estados asumen en las últimas décadas com-
promisos vinculados con distintas metas internacionales y regionales entre las que se
cuentan garantizar acceso, permanencia y egreso de los niveles considerados obli-
gatorios en las legislaciones nacionales así como atender uno de los problemas que
históricamente ha caracterizado a la región como es el de las desigualdades sociales y
aquellas estrictamente educativas.
22
6
Si bien en algunos sistemas educativos se ha definido la educación obligatoria a partir de edades
más tempranas, para el presente análisis se considera la edad de 5 años ya que ha sido establecida
como obligatoria en todos los países de la región.
7
Los puntos porcentuales constituyen una de las formas utilizadas para cuantificar la diferencia
existente entre dos porcentajes.
* Ver pág. 85 y 86.
23
2000 2010 Dif 2000 2010 Dif 2000 2010 Dif 2000 2010 Dif 2000 2010 Dif
Argentina 73,7 93,6 19,9 99,2 99,5 0,3 97,8 97,4 -0,3 85,2 88,3 3,1 45,4 47,2 1,8
Bolivia (EP) 47,0 62,5 15,5 93,4 97,6 4,2 89,2 95,0 5,8 76,4 84,9 8,5 43,7 48,7 5,0
Brasil 65,9 86,6 20,7 95,5 98,4 2,9 95,0 97,9 2,8 81,1 83,7 2,6 34,0 28,9 -5,1
Colombia 77,7 87,0 9,2 95,1 96,9 1,8 89,3 93,5 4,1 67,8 75,5 7,7 25,1 29,4 4,3
Costa Rica 38,3 77,0 38,7 96,3 98,8 2,5 83,3 94,7 11,4 58,2 81,7 23,4 32,0 48,6 16,6
Chile 71,8 94,0 22,1 98,6 99,2 0,6 97,9 99,0 1,1 87,8 92,0 4,3 36,4 44,5 8,1
Ecuador 75,2 93,0 17,8 95,8 98,7 3,0 82,0 94,4 12,4 63,8 81,4 17,6 30,0 42,0 12,0
El Salvador 50,9 66,5 15,6 85,7 95,0 9,3 83,8 91,2 7,3 62,8 71,6 8,8 25,0 26,8 1,8
Guatemala 21,8 47,3 25,5 75,3 91,3 16,0 72,7 82,2 9,4 40,7 55,5 14,8 18,9 22,3 3,4
Honduras 54,8 73,2 18,4 91,1 95,3 4,1 74,9 76,8 2,0 44,1 53,4 9,3 21,0 23,8 2,9
México 85,2 96,4 11,1 96,5 98,3 1,8 88,8 91,6 2,7 57,9 66,2 8,3 26,5 29,7 3,3
Nicaragua 60,5 62,0 1,5 86,1 89,7 3,5 82,6 84,4 1,7 58,9 57,7 -1,2 27,1 27,6 0,6
Panamá 68,6 80,7 12,2 97,8 98,8 1,0 92,8 94,5 1,7 75,1 80,0 4,9 36,5 34,9 -1,6
Paraguay 53,1 65,5 12,4 94,1 97,8 3,7 87,6 94,1 6,5 63,9 77,6 13,7 28,6 38,0 9,4
Perú 74,7 91,3 16,6 96,9 97,9 1,0 92,1 95,8 3,8 69,9 82,2 12,3 26,7 34,2 7,5
República
64,3 84,0 19,6 93,8 97,5 3,7 95,6 95,8 0,2 83,8 86,5 2,6 46,3 45,2 -1,1
Dominicana
Uruguay 91,9 96,3 4,4 98,9 98,3 -0,6 95,0 95,3 0,3 77,2 77,2 0,0 37,1 38,6 1,5
Venezuela
81,2 93,3 12,1 95,8 98,0 2,1 91,6 95,5 3,9 68,6 78,3 9,7 21,6 31,5 9,9
(RB)
Total 74,1 85,9 11,8 95,1 96,5 1,5 90,2 93,1 2,9 69,4 75,4 6,1 28,0 31,0 3,0
24
Con relación al grupo de 12 a 14 años, se constata una leve variación de 2,9 puntos
en promedio para la región, con tasas que ya parten de valores más desiguales entre
los países, si lo comparamos con el anterior grupo etario. En el año 2000 y con valores
apenas por encima del 70% se encontraban países como Guatemala y Honduras; y
en el otro extremo, y con valores por encima del 97% se ubicaban Chile y Argentina.
Pueden resaltarse aquellos países que aumentan por encima del promedio regional
(con variaciones en algunos casos de más de 10 puntos), aunque con puntos de par-
tida más bajos. Se trata de Bolivia (EP), Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Paraguay, Perú y Venezuela (RB). (Anexo. Gráfico N° 3*)
Cabe destacar que, en el caso de los dos últimos grupos etarios analizados, los
aumentos en las tasas se corresponden fundamentalmente con el proceso de
expansión de la educación secundaria en los países de la región, que tiene lugar en
dos “olas”, para asegurar la escolarización de adolescentes y jóvenes, vinculados
25
La segunda ola de expansión del nivel tiene lugar en la década de los 2000 –y aún
continúa– en la medida que los países van definiendo el ciclo superior9 del nivel –
independientemente de su denominación y de su articulación institucional con el ciclo
inferior– como obligatorio. Un primer movimiento de definición de la obligatoriedad tiene
lugar en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y México, a los que se suman prácticamente
todos los países de América del Sur: Bolivia (EP), Ecuador, Perú y Venezuela (RB).
En todos los casos se asiste, entonces, a procesos que articulan el acompañamiento de las
normativas que establecen la obligatoriedad, con la ampliación de la oferta en este nivel.
A ello no es ajeno entonces el aumento de 6 puntos en las tasas para el grupo de 15 a 17
años entre 2000 y 2010. Si bien, por cuestiones vinculadas con el desarrollo de las trayec-
torias escolares, que suman repeticiones, abandonos y reingresos al sistema educativo, los
jóvenes pueden encontrarse asistiendo al ciclo inferior de la secundaria (al igual que los
del grupo 12 a 14 años pueden estar cursando la educación primaria) los aumentos en
las tasas se vinculan estrechamente con este proceso de ampliación de la obligatoriedad.
Por último, en lo que concierne a las tasas de escolarización de los jóvenes entre 18 y 24
años, cabe mencionar que en promedio la asistencia a algún establecimiento educativo,
sea de nivel medio o superior, ha aumentado en 3 puntos porcentuales. En base al análisis
por niveles que permite la tabla que figura a continuación, se observa que la región ha
reducido muy levemente, en 2 puntos porcentuales, la asistencia a la educación media.
Esto puede deberse al hecho de que las escuelas secundarias están reduciendo la sobree-
8
CINE 2
9
CINE 3
26
Argentina 45,4 16,1 29,3 54,6 47,2 14,2 33,0 52,8 1,8 -1,8 3,6 -1,8
Bolivia (EP) 43,7 18,6 25,1 56,3 48,7 13,7 35,0 51,3 5,0 -4,9 9,9 -5,0
Brasil 34,0 20,2 13,8 66,0 28,9 13,1 15,8 71,1 -5,1 -7,1 2,0 5,1
Colombia 25,1 8,2 16,9 74,9 29,4 6,8 22,6 70,6 4,3 -1,4 5,8 -4,3
Costa Rica 32,0 11,5 20,5 68,0 48,6 16,4 32,2 51,4 16,6 4,9 11,7 -16,6
Chile 36,4 22,0 14,3 63,6 44,5 10,9 33,6 55,5 8,2 -11,1 19,3 -8,1
Ecuador 30,0 11,0 19,0 70,0 42,0 11,4 30,6 58,0 12,0 0,4 11,6 -12,0
El Salvador 25,0 11,2 13,8 75,0 26,8 11,3 15,5 73,2 1,8 0,1 1,7 -1,8
Guatemala 18,9 12,6 6,3 81,1 22,3 13,5 8,7 77,7 3,4 0,9 2,4 -3,4
Honduras 21,0 13,1 7,9 79,0 23,8 11,8 12,0 76,2 2,8 -1,3 4,1 -2,8
México 26,5 9,3 17,2 73,5 29,7 7,2 22,6 70,3 3,2 -2,1 5,4 -3,2
Nicaragua 27,1 12,3 14,8 72,9 27,6 12,2 15,4 72,4 0,5 -0,1 0,6 -0,5
Panamá 36,5 11,2 25,4 63,5 34,9 8,7 26,2 65,1 -1,6 -2,5 0,8 1,6
Paraguay 26,2 11,2 15,0 73,8 38,0 12,3 25,7 62,0 11,8 1,1 10,7 -11,8
Perú 26,7 7,5 19,2 73,3 34,2 3,6 30,6 65,8 7,5 -3,9 11,4 -7,5
República
46,3 26,3 19,9 53,7 45,2 19,1 26,1 54,8 -1,1 -7,2 6,2 1,1
Dominicana
Uruguay 37,1 14,0 23,1 62,9 38,6 15,5 23,1 61,4 1,5 1,5 0,0 -1,5
Venezuela
21,6 13,1 8,5 78,4 31,5 11,8 19,7 68,5 9,9 -1,3 11,2 -9,9
(RB)
Total 28,0 11,7 16,3 72,0 31,0 9,6 21,4 69,0 3,0 -2,1 5,1 -3,0
27
La ampliación del acceso sin duda ha sido un logro de todos los sistemas educativos de
la región, como numerosos diagnósticos e informes de seguimiento lo evidencian. En
consecuencia, resulta indiscutible la elevación del nivel general educativo por el mayor
acceso y el aumento en la cantidad de años de escolarización.
Pero este no puede constituir el único criterio para determinar si los sistemas
educativos se están democratizando, suprimiendo así otras concepciones de la
justicia escolar. “Las filosofías de la justicia por un lado y, sobre todo, la resistencia
de los hechos por el otro, deben conducirnos a no abandonar esta norma de justicia,
sino a aceptar que el problema de la escuela justa es un poco más complicado…
de lo que a menudo se piensa” (Dubet, 2008, p.122).
28
Asimismo, puede señalarse que la brecha entre el ámbito rural y urbano en las ta-
sas de escolarización se reduce de modo más pronunciado en el grupo de 15 a 17,
de 12 a 14 y en 5 años. En el grupo de 6 a 11 años la reducción no es significativa,
pero se parte de una brecha más pequeña porque las tasas de escolarización en
áreas urbanas y rurales tienen valores más altos en el año 2000, comparados con el
resto de los grupos etarios. Por el contrario, en el grupo de 18 a 24 años, no solo la
reducción de la brecha no es significativa sino que las tasas son también conside-
rablemente más bajas, dado que este tramo, como ya se dijo, no está incorporado
a la educación obligatoria.
29
5 años
Urbana 2000 Rural 2000 Brecha 2000 Urbana 2010 Rural 2010 Brecha 2010 Dif brecha 2010-2000
Total 79,9 59,8 -20,1 90,4 75,0 -15,4 4,7
6 a 11 años
Urbana 2000 Rural 2000 Brecha 2000 Urbana 2010 Rural 2010 Brecha 2010 Dif brecha 2010-2000
Total 96,4 91,9 -4,5 98,0 95,6 -2,4 2,1
12 a 14 años
Urbana 2000 Rural 2000 Brecha 2000 Urbana 2010 Rural 2010 Brecha 2010 Dif brecha 2010-2000
Total 93,7 81,3 -12,4 95,7 88,5 -7,2 5,1
15 a 17 años
Urbana 2000 Rural 2000 Brecha 2000 Urbana 2010 Rural 2010 Brecha 2010 Dif brecha 2010-2000
Total 75,5 51,9 -23,6 79,9 63,0 -16,9 6,7
18 a 24 años
Urbana 2000 Rural 2000 Brecha 2000 Urbana 2010 Rural 2010 Brecha 2010 Dif brecha 2010-2000
Total 31,8 14,6 -17,2 34,2 18,0 -16,2 1,1
Con respecto a las tasas de escolarización por grupo de edad y nivel socioeconómico
(NSE), cabe resaltar el aumento que se constata en la región en las tasas para el NSE
bajo, especialmente en 5 años y en el grupo de 15 a 17 años. Nuevamente, se parte
de menores valores, comparados con el grupo 6 a 11 y 12 a 14, pero esto indica el
esfuerzo que los Estados vienen desarrollando por ampliar el acceso a la educación en
el nivel inicial y en la secundaria para los sectores de niveles más bajos.
30
País NSE bajo 2000 NSE alto 2000 NSE bajo 2010 NSE alto 2010
Argentina 64,3 81,3 76,3 97,1
A partir de la información sobre las brechas entre el nivel socioeconómico bajo y alto,
que se sintetiza en la tabla 5, puede constatarse la reducción de brechas para todos
los tramos etarios considerados, destacándose de modo particular aquella que corres-
ponde a 5 y a 15 a 17 años. En ambos casos, las políticas educativas toman a su cargo
la extensión de la obligatoriedad que viene teniendo lugar en la región a través de la
ampliación de la oferta educativa, lo que se refleja en la variación de las tasas para los
grupos de edad mencionados.
31
5 años -12,5
6 a 11 años -4,3
12 a 14 años -6,6
15 a 17 años -10
Con respecto a las brechas en el porcentaje de adolescentes de 15 años con nivel pri-
mario completo según área de residencia, puede constatarse que entre 2000 y 2010,
para el total de la región, la brecha se reduce de 17,7 puntos a 9,2 puntos. Resulta
esclarecedor también el análisis del indicador para algunos países. Entre los países que
más reducen la brecha, cabe destacar a Bolivia (EP), Guatemala, Brasil, Chile, Nicara-
gua, Colombia y Paraguay. Se observa así la intención de los Estados de acortar las
distancias entre el mundo urbano y rural en la educación básica.
32
Al respecto, puede destacarse la reducción en países como Bolivia (EP), Chile, Guate-
mala, Paraguay y Nicaragua, los cuales reducen la brecha en 20 puntos y más, aun
cuando presentan porcentajes muy diferentes entre sí en 2010. El gráfico que se pre-
senta a continuación demuestra que para todos los países las diferencias en la posi-
bilidad de concluir la primaria antes de los 15 años, según nivel socioeconómico, se
están reduciendo.
33
GRÁFICO 2: Brecha entre los niveles socioeconómicos bajo y alto del porcentaje
de adolescentes de 15 años con nivel primario completo en puntos porcentuales.
América Latina, 18 países. Cca. 2000 y Cca. 2010.
34
En relación con la brecha según el área de residencia geográfica para este indicador,
resulta llamativo que en promedio la brecha aumenta levemente del 30,9 a 33,1 puntos
en la región. Por ello, aunque en todos los países puede constatarse un aumento
del porcentaje de jóvenes que finaliza el nivel, en varios de ellos también se ven
incrementadas las brechas según el área de residencia, en detrimento del área rural.
Tal es el caso en Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá
y Paraguay. Asimismo, entre los países que disminuyen la brecha cabe mencionar a
Bolivia (EP), Costa Rica, Chile, El Salvador, México y Perú.
GRÁFICO 3: Brecha urbano rural del porcentaje de jóvenes de 20 años con nivel secundario
completo en puntos porcentuales. América Latina, 14 países. Cca. 2000 y Cca. 2010.
35
Bajo Medio Alto Bajo Medio Alto Dif brecha bajo Dif brecha Medio Dif brecha Alto
1 Argentina 35,3 54,1 76,3 48,4 68,9 75,5 13,1 14,8 -0,8
2 Bolivia (EP) 36,9 46,3 58,6 60,5 63,8 76,1 23,6 17,5 17,5
3 Brasil 19,8 40,1 67,5 41,2 58,4 80,7 21,3 18,3 13,2
4 Colombia 58,9 59,1 75,6 54,9 74,6 83,4 -4,0 15,4 7,9
5 Costa Rica 25,1 33,3 64,0 39,6 60,5 67,0 14,5 27,2 3,0
6 Chile 48,4 56,0 78,1 72,1 81,2 91,6 23,7 25,2 13,5
7 Ecuador 45,8 41,1 49,3 55,5 77,2 86,9 9,7 36,0 37,6
8 El Salvador 28,3 35,8 68,6 28,0 35,5 76,3 -0,4 -0,4 7,7
36
9 Guatemala 1,5 17,2 36,9 9,7 12,1 40,6 8,2 -5,1 3,6
10 Honduras 8,7 15,4 43,9 31,1 45,3 65,1 22,3 29,9 21,2
11 México 19,1 31,0 55,6 40,4 53,0 65,7 21,4 21,9 10,1
12 Panamá 40,3 62,4 69,7 54,2 65,7 83,3 13,9 3,3 13,6
13 Paraguay 31,7 55,6 76,0 55,8 63,4 87,5 24,1 7,8 11,5
14 Perú 74,3 61,0 79,8 71,0 81,1 93,6 -3,2 20,1 13,8
15 República
9,9 27,0 45,1 54,8 51,2 68,5 44,9 24,2 23,4
Dominicana
16 Uruguay 15,2 34,1 50,5 16,9 32,0 56,0 1,7 -2,1 5,6
17 Venezuela (RP) 26,7 31,1 46,2 52,6 63,1 70,8 25,9 32,0 24,7
Total 43,9 49,7 68,7 48,5 64,5 77,7 4,6 14,8 9,0
Resulta interesante constatar que el hecho de lograr que más jóvenes de sectores en con-
dición de vulnerabilidad terminen la educación secundaria es un desafío mayor para los
Estados. En todos los casos se verifica que estos jóvenes terminan la secundaria en menor
medida que aquellos provenientes de sectores medios o altos. Si bien los países presentan
un panorama muy variado, se puede afirmar que en 2010 la mitad de los jóvenes de sec-
tores pobres concluyen la secundaria, porcentaje que aumenta en 15 puntos cuando nos
centramos en los sectores medios, y que alcanza un 78% en los sectores más favorecidos.
37
Por ello, cabe señalar que en el nivel secundario se halla uno de los mayores desafíos
para las políticas educativas en los próximos años, especialmente si se espera cumplir
con las normativas que vienen definiéndose en los Estados para este nivel. La reducción
de las brechas sociales y geográficas debe continuar en el centro de las preocupaciones
de las políticas sociales.
38
39
Discriminación Racial (1969), entre otros, junto con regulaciones nacionales de cada
uno de los Estados, han generado un marco para avanzar en la región en prácticas
que responden a las demandas de ciertos grupos. Sin embargo, este avance en el
plano normativo no implica desconocer las distancias existentes entre las definicio-
nes encontradas en los marcos regulatorios y los procesos de implementación de
las políticas en esta materia. Pero, en este sentido, los pueblos indígenas y afro-
descendientes han dado un primer paso hacia el logro de algunos de sus reclamos
históricos, como son la defensa de la tierra, el reconocimiento y la participación.
Un efecto inmediato de este proceso se vincula con los procesos de visibilización de
estos grupos y de sus demandas.
A pesar de que debe aclararse que no se cuenta con información para todos los paí-
ses de la región y, aún allí donde la hay, ésta es escasa10, distintos informes señalan
avances en la equidad, en relación con el acceso a la educación por grupo étnico y
especialmente cuando se analizan tendencias de mediano y largo plazo.
10
Todos los informes destacan la ausencia o escasez de datos estadísticos confiables acerca de la
población indígena y afrodescendiente, lo que en muchas ocasiones conduce a la invisibilización de
la situación educativa de estos grupos y dificulta las estrategias y medidas pertinentes para superar
las brechas existentes.
40
En los cuatro países para los que se cuenta con información en las encuestas de hogares
sobre la población afrodescendiente, las brechas aparecen en el grupo etario considera-
do (Brasil y Uruguay) o se mantienen constantes (Ecuador) comparado con el grupo de
6 a 11 años. En el caso de Nicaragua la brecha se amplía en detrimento de la población
no indígena. Además, en los 12 países se constata que los adolescentes de 12 a 17 años
presentan mayores dificultades en su escolarización. Sin excepción alguna, los adoles-
centes indígenas y afrodescendientes presentan mayor rezago.
Respecto de una mirada de más largo plazo, cabe resaltar que “los índices de paridad
originario / no originario en la conclusión del segundo ciclo de educación secundaria
varían entre 0,2 y 0,8 para la población de 20 a 24 años (con un promedio de 0,58) y
entre 0,1 y 0,9 para la población de 30 a 34 años (con un promedio entre los países
de 0,55). Según lo observado, ningún Estado presenta equidad étnica en la conclusión
de la educación secundaria” (UNESCO Santiago, 2012, p. 74).
41
Cabe agregar, además, que estos grupos representan uno de los sectores más vulne-
rables también en términos socioeconómicos, por lo que en estos colectivos se com-
binan y articulan ambas desventajas. Ello da cuenta de desafíos aún más complejos, si
se pretende reducir las brechas que los caracterizan en relación con otros grupos de la
población, por lo menos para muchos de los indicadores que se consideran pertinen-
tes para garantizar equidad de condiciones y resultados.
Ya hacia fines de la década del 90, la mayoría de los países de la región contaba con
paridad de género en el acceso oportuno al primer grado y a toda la educación pri-
maria. Además, los países que presentaban alguna dificultad en ese sentido tuvieron
progresos significativos. Cuando tienen acceso a la escuela, las niñas tienden a repetir
menos que los niños y a alcanzar el último grado de la escuela primaria.
Las disparidades de género son más marcadas en algunos países en la educación secunda-
ria y superior, en detrimento de los adolescentes y jóvenes varones, aunque ha avanzado en
relación con los valores del año 2000. Un problema en la región es la participación menor
de éstos, ya que las disparidades a favor de las niñas y mujeres son más frecuentes.
Sin embargo, la información global sobre la paridad no debe dejar de alertar sobre la
situación que se presenta cuando se analizan las áreas rurales en algunos países, en
los que la proporción de niñas de 12 a 14 años que asiste a la escuela empieza a ser
considerablemente menor que la de los varones.
42
43
Muy distinta es, sin embargo, la inserción de mujeres y varones en el mercado laboral, ya
que se observa una situación desfavorable para éstas, la que se acrecienta en aquellas de
menor nivel educativo. Hacia el 2010, la tasa de actividad entre los adolescentes varones
asciende al 33%, mientras que entre las mujeres no alcanza el 20% (SITEAL, 2014).
Si bien no se analizará esta cuestión, la evidencia encontrada permite afirmar que de
todas las instituciones relevantes de las sociedades -familia, escuela, empresas- tal vez
ninguna viene contribuyendo como la escuela a generar igualdad y conciencia sobre su
importancia, más allá de los matices anotados anteriormente.
En esta misma línea, vale la pena realizar una mención respecto a lo que sucede con
aquellos que no están incluidos en el mercado laboral ni en el sistema educativo. Debe
destacarse que el 10% de los adolescentes de la región no estudia ni trabaja, proporción
que se ha mantenido estable durante el período considerado. Es de interés analizar qué
sucede con estos jóvenes que se encuentran doblemente excluidos y en un proceso de
privación que compromete su presente y futuro, tomando en consideración cuál es el
papel que juegan las instituciones del mercado laboral y las educativas “pues existe bas-
tante evidencia de que, sobre todo para los sectores más pobres, es la escuela la que los
abandona a ellos y no a la inversa” (Feijoó y Botinelli, 2014). Para este grupo, la brecha de
género es muy pronunciada. En efecto, la proporción de adolescentes que no estudian ni
trabajan entre las mujeres duplica a la de los varones, ya que el 6,7% de estos no estudia ni
trabaja frente al 14,7% de las mujeres. Dicho de otra manera, en la adolescencia hay dos
mujeres que no estudian ni trabajan por cada varón en esa situación, mientras que en la
juventud esta relación trepa a cuatro mujeres por cada varón (D’Alessandre, 2013). Queda
pendiente analizar qué sucede en la región en esta materia que genera esta diferencia en
el comportamiento de varones y mujeres.
44
Otra de las formas de expresión de los mecanismos segregativos presentes en los sis-
temas educativos de América Latina es la desigualdad en el acceso al conocimiento,
vinculada con los procesos y los resultados académicos obtenidos por niños, niñas y
jóvenes a lo largo de su escolarización.
Los niños y niñas que ingresan al sistema educativo ya afectados por desigual-
dades sociales y económicas, se incorporan a una oferta diferenciada que define
condiciones muy disímiles en el proceso de acceso al conocimiento. Si bien los
estudios evaluativos estandarizados solo permiten una aproximación a los apren-
dizajes construidos en la escuela –ya que en ella se aprende más que aquello que
se evalúa– resultan importantes a la hora de proveer evidencia sobre los resulta-
dos académicos de estudiantes en ciertos tramos importantes de sus trayectorias
escolares.
11
El Tercer Estudio (TERCE) ya ha sido realizado, pero sus resultados se difundirán a fines del presente
año (2014).
12
Se retoma en este apartado los análisis realizados acerca del SERCE en Poggi (2010).
45
Calidad de la Educación (LLECE), con una activa participación por parte de los organis-
mos encargados de las evaluaciones en los ministerios del sector.
Entre los principales resultados (SERCE, 2008; PREAL, 2009) que pueden destacarse, se
comprueba que el desempeño estudiantil en América Latina es bajo; Cuba confirma la
ventaja obtenida en relación con el resto de los países participantes en todos los gra-
dos y áreas evaluadas, ya puesta en evidencia en el primer estudio. En el otro extremo,
con los resultados más bajos, se ubica República Dominicana.
Los resultados muestran que hay menos estudiantes en los niveles más bajos en sexto
grado comparados con los de tercero, pero esta situación puede deberse al abandono
de los niños y niñas antes de concluir el nivel primario. Asimismo, los resultados alertan
sobre los aprendizajes en ciencia en sexto grado, ya que el desempeño de los alumnos
fue peor en esta área comparado con el de matemática y lectura.
13
Para mayor información sobre el estudio, sus características metodológicas y primeros análisis
consultar SERCE, 2008.
46
Por otra parte, los datos permiten constatar una correlación positiva entre el promedio
de las puntuaciones de los estudiantes de un país y el PBI per cápita del mismo. Sin
embargo, muchos países obtienen resultados más allá de lo esperado de acuerdo a su
producto interno, lo que sugiere que si bien los recursos son importantes, no constituyen
el único factor que incide en el rendimiento de los estudiantes. Por ello, puede afirmarse
que los resultados evidencian que los ingresos de un país no determinan por sí solos el
desempeño de sus estudiantes: mientras que los países relativamente más ricos suelen
presentar desempeños mejores que aquellos de los más pobres, algunos países logran
resultados distintos a los que su nivel de ingresos predeciría. En este sentido, se constata
que el PBI de un país sólo predice parcialmente el logro de sus estudiantes.
Algo similar ocurre con el gasto educativo, ya que se confirma que en términos genera-
les los países que invierten más por alumno en el nivel primario obtienen puntajes más
altos. Sin embargo, países con niveles similares en la inversión en este nivel del sistema
educativo tienen resultados diferentes (Perú y Guatemala) y otros, con niveles diferentes
de inversión, obtienen resultados similares (Panamá y Nicaragua). Algunos países obtu-
vieron resultados más altos que los que su nivel de inversión educativa predeciría (como
Uruguay, Costa Rica, Chile, con matices según los grados y áreas que se consideren).
47
14
El clima escolarconsidera aspectos relacionados con “el agrado y la tranquilidad que siente el
estudiante cuando se encuentra en la escuela, el grado de pertenencia a la institución y la relación
con sus compañeros”. Se relaciona por tanto con aspectos pedagógicos en la propuesta formativa
de la institución. En grado sexto incluye además “la dedicación y atención que siente el estudiante
le prestan sus docentes, la disciplina (orden) de los estudiantes en el aula y la violencia verbal y física
que ocurre en la institución”.
48
Entre los factores estrictamente escolares, el informe citado analiza la relevancia del
clima escolar, la gestión del director y el desempeño y satisfacción docente, en orden
de mayor a menor importancia en cuanto a su influencia. Asimismo, entre los aspectos
vinculados con la historia escolar de los estudiantes que indican una fuerte relación
con su rendimiento, la asistencia a preescolar presenta una asociación positiva, mien-
tras que la repetición de grado tiene un efecto negativo.
Si bien PISA no arroja evidencia sobre América Latina considerada como región, por-
que aún es bajo el número de países que participa sistemáticamente en este estudio,
señalaremos a continuación algunas reflexiones sobre PISA 2012, en el que participa-
ron ocho países de la región (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México,
15
Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, desarrollado por la OCDE.
49
Perú y Uruguay). Del amplio conjunto de información provista por el estudio, el análisis
se centrará en una mirada de los países respecto de su evolución en el tiempo y en
algunas brechas, tal como se ha realizado para otros indicadores.
16
OECD, 2013, a. Solo se indican aquellos valores que son estadísticamente significativos.
50
Argentina = = =
Chile = +32 =
Colombia = +18 =
Costa Rica = = =
México +28 = =
Perú = +57 =
Es importante resaltar las mejoras en los países que aquí se evidencian; no obstante,resultan
insuficientes para moverlos del grupo de países con desempeños más bajos.
También cabe resaltar que varios de los países de la región logran mejoras considera-
bles en los alumnos con desempeños más bajos en las tres áreas evaluadas Tal es el
caso de Brasil, Chile, México y Colombia (Bos, Ganimian y Vegas, 2014).
Resulta por ello interesante además, el análisis de las brechas en los puntajes obtenidos en
Matemática por parte de los estudiantes, según el nivel socioeconómico y cultural17.Los
17
El Índice de nivel socioeconómico y cultural se construye a partir de los siguientes índices: nivel
ocupacional más alto de los padres, nivel educativo más alto de los padres en años de educación de
acuerdo a CINE, y posesiones en el hogar.
51
estudiantes que provienen de los sectores más desaventajados (cuartil más bajo) obtienen
también resultados más bajos respecto de aquellos que se incluyen en cuartiles más altos.
Resultan llamativas asimismo las altas brechas existentes en Chile, Perú y Uruguay.
Países de
Brecha entre
América Latina
Cuartil más bajo Segundo cuartil Tercer cuartil Cuartil más alto cuartil más alto
participantes en
y más bajo
PISA 2012
Con respecto a las brechas de género en PISA 2012, los varones obtienen mejores
resultados en Matemática comparado con el de las mujeres en todos los países de
la región, mientras que éstas tienen mejores resultados en Comprensión lectora,
52
Durut-Bellat (2010) plantea también al respecto que es necesario comprender dos tipos
de evolución en los aspectos relacionados con el nivel socioeducativo de la población:
por un lado, el mejoramiento del nivel de instrucción absoluto de los jóvenes que pro-
vienen de los sectores más bajos de la población y por el otro, el mantenimiento de la
desventaja relativa comparada con los jóvenes provenientes de los sectores altos.
53
En América Latina es indudable que se viene asistiendo a una elevación del nivel
general de la población por la ampliación del acceso, tal como lo demuestran las
tasas de asistencia por grupos de edad y el aumento en los años de escolaridad.
Se logran mejoras en relación con la población que asiste al nivel inicial y al nivel prima-
rio, como lo demuestran los análisis realizados con el área de residencia geográfica y el
mayor aumento relativo de la población de 15 años con nivel primario completo que
proviene de sectores bajos, lo que permitiría hablar de democratización igualadora.
La repetición y el rezago (producido por la anterior, pero también por salidas temporarias
y reingresos al sistema educativo) son algunos de los factores principales vinculados con
el abandono o deserción del sistema escolar. Desde una perspectiva, se vinculan con la
eficiencia interna de un sistema educativo, pero también tienen efectos relevantes en las
trayectorias escolares de niños y niñas, esto es en la progresión hacia sucesivos niveles.
54
18
Se reformulan y amplían algunas barreras analizadas en UNICEF-UIS (2012).
55
56
57
58
Sin duda, en las últimas décadas se ha modificado en la región el sentido y las estra-
tegias de intervención de las políticas de protección social. Bajo la forma de progra-
mas de asistencia social fueron primero diseñados distintos programas que tenían
por objetivo alcanzar a la población que no accedía a los sistemas de seguridad social
tradicionales, ya sea porque se encontraban en el sector informal o directamente fuera
del mercado de trabajo. Se trataba obviamente de sujetos o familias en condiciones de
pobreza extrema o de pobreza, que durante los ochenta y principios de los noventa
habían crecido de modo alarmante en los países de la región, a partir de una con-
vergencia de crisis financieras y de los sistemas productivos como del debilitamiento
de las capacidades estatales para garantizar los mecanismos propios de la seguridad
social que se habían iniciado en décadas previas. Todo ello llevó a un aumento de las
desigualdades sociales y económicas en la región. Asimismo, políticas complementa-
rias implementadas desde el sector educativo, vinculadas con comedores escolares,
becas para estudiantes de menores ingresos como formas de subsidios para la asis-
tencia escolar (a veces vinculadas con el rendimiento) se desarrollaron también en
numerosos países.
Más allá de los matices que caracterizaron a cada uno de los programas sociales y
educativos, estos se implementaron como una de las formas de paliar la pobreza
59
Pero es fundamentalmente desde mediados de los noventa y con mayor énfasis en los
años dos mil –según matices propios de los distintos países de la región– que empieza
a tomar forma otro modo de pensar la relación de la sociedad con los sectores más
pobres y postergados. Las políticas de protección social inclusiva operan un giro con-
ceptual en esta cuestión, que en seguida se sintetizará.
Si bien los PTC implementados en los distintos países no tienen un modelo único
y varían en su diseño y alcance, comparten algunas características comunes: en su
mayoría incluyen las dimensiones de ingreso, educación y salud, aportando una con-
cepción multidimensional de la pobreza y un diseño de programas de protección social
no contributivos. Esto supone un avance tanto en la focalización, la cobertura y en la
integralidad de las políticas. En América Latina y el Caribe, los PTC se desarrollan en
18 países, alcanzan a más de 25 millones de familias y alrededor de 113 millones de
personas, es decir al 19% de la población de la región (Cecchini, y Madariaga, 2011,
p. 107). En la tabla que se presenta a continuación se detalla la información corres-
pondiente a los países de América Latina.
60
Bono madre
niño-niña
2009 Mujeres embarazadas y lactantes,
Juana Azurduy
sin cobertura de seguro de salud
de Padilla
Bolsa Familia
(incorpora
Bolsa Escola, Familias en situación de pobreza
3 Brasil 2003 51.520.392 26.4%
Bolsa y extrema pobreza
Alimentação y
otros)
Familias y personas en situación
4 Chile Chile Solidario 2002 1.166.132 6.8%
de vulnerabilidad
Familias en situación de extrema
Familias en
5 Colombia 2001 pobreza, en condición de 11.704.896 25.2%
acción
desplazamiento o indígenas
Familias que tienen dificultades
para mantener a sus hijos en el
6 Costa Rica Avancemos 2006 154.077 3.3%
sistema educativo por causas
económicas
Política de
Bono de
7 Ecuador 2003 Familias en situación de pobreza 6.652.974 44.3%
Desarrollo
Humano
Familias en situación de pobreza
Comunidades
residentes en municipios en
8 El Salvador solidarias 2005 509.876 8.2%
situación de pobreza extrema,
rurales
severa y alta
Familias en situación de extrema
Mi familia
9 Guatemala 2008 pobreza con menores de 15 años 3.239.484 22.6%
progresa
y madres gestantes
61
Algunos principios fundamentan este giro y se vinculan con los aspectos que se enu-
meran brevemente a continuación. En primer lugar, es la perspectiva de derecho, que
supone ciudadanos con derecho a la protección social, la que prima en el diseño de
estas políticas y son los Estados quienes deben garantizar su progresiva realización.
En segundo término, y como modo de dar respuesta a los desafíos de articulación,
la idea de integralidad se basa en un conjunto de acciones orientadas a cimentar las
bases de un sistema de protección social inclusivo para lograr efectos combinados
en las capacidades humanas. Ello supone “la creación de marcos legales y espacios
institucionales adecuados para su operación, la rendición de cuentas y la participación
ciudadana, la transparencia de los registros de destinatarios y la búsqueda de sinergias
62
En particular, algunos estudios analizan los efectos de los PTC en la escuela media,
en la que se observan –de forma generalizada– mayores avances en aquellos países
que parten con logros educativos menores. En Colombia, recientes evaluaciones de-
muestran que los chicos incluidos en Familias en Acción tienen entre 4 y un 8% más
probabilidades de terminar la escuela secundaria, en especial si son niñas o residen en
ámbitos rurales (Baez y Camacho, 2011). En Paraguay, la tasa de matrícula de chicos
que participan del programa Tekoporá muestra un aumento del 2,5%, mientras la tasa
de asistencia escolar aumenta entre 5 y 8 puntos porcentuales (Veras Soares y otros,
2008). En el caso del Bono de Desarrollo Humano de Ecuador, el programa tiene un
efecto positivo en la matrícula de chicos de 6 a 17 años de 10 puntos porcentuales
(Schady y Araujo, 2006). Como sucede con este tipo de programas, su éxito se vincula
con la planificación, diseño e implementación del mismo, pero además, con las condi-
ciones generales del sistema educativo en su conjunto.
63
Así como las políticas y programas recién presentados tienen efectos en el acceso y
permanencia de niños, niñas y jóvenes en los sistemas educativos, haciendo con ello
un aporte relevante a las políticas de inclusión social, la dimensión de los aprendizajes
requiere también un análisis particularizado.
Por ello, en esta apartado19 se presentarán algunas hipótesis sobre el diseño e imple-
mentación de políticas de mejora educativa que se vinculan además con la confor-
mación o fortalecimiento de los sistemas nacionales de evaluación implementados en
diversos países de la región.
19
Este apartado retoma planteos ya realizados en Poggi (2014).
64
Para mencionar algunos ejemplos de esta línea de intervención cabe recordar la refor-
ma curricular y pedagógica que sigue a la firma del ANMEB en México, la definición de
los parámetros curriculares nacionales en Brasil o la de los contenidos básicos comunes
en Argentina; también puede sumarse los procesos de cambio curricular en Chile,
Colombia, Paraguay, Perú, entre otros.
20
CINE 1 y 2.
65
Por último, acompañando los cambios en los diseños curriculares y las capacitacio-
nes masivas, se desarrollan importantes políticas de producción de materiales didác-
ticos y de libros (ya sea de producción propia o a cargo de editoriales) para dotar a
las escuelas y aulas.
Asociados con estos tres cambios mencionados, se desarrollan los sistemas nacionales
de evaluaciones estandarizadas como promotores de la mejora educativa, los cuales se
fundamentan en dos supuestos principales. En primer lugar, los resultados presionarían
hacia la mejora por dos motivos: porque las escuelas competirían entre ellas por mejorar
sus resultados y por la presión o demanda de padres y madres de familia así como de
la sociedad al hacerse públicos dichos resultados. Este supuesto es acompañado, en
algunos casos, por las medidas de difusión pública de los resultados a través de rankings
de escuelas. En segundo lugar, las escuelas eran consideradas casi como únicas respon-
sables por la mejora –responsabilidad que no se pone en cuestión–- pero sin reconocer
la importancia de otros niveles del gobierno de un sistema educativo, cuyas acciones
también tienen efectos en términos de mejora de resultados de aprendizaje. En algunos
contextos, además, se instalaron mecanismos más propios del mercado que de un Es-
tado garante del derecho a la educación, lo que significa asegurar las condiciones para
que éste pueda ser resguardado.
66
Pero también cabe destacar algunos avances en las concepciones sobre la calidad
educativa. Cuestiones tales como la aproximación unidimensional que caracteriza
los primeros estudios de evaluación se han ido revisando a lo largo de la década.
Asimismo, el desarrollo de los estudios de factores asociados para comprender los
procesos y resultados escolares –tanto aquellos endógenos como exógenos a los sis-
temas educativos– contribuyen también a esa revisión, aportando evidencias sobre
la multicausalidad inherente a la mejora de los aprendizajes. Es necesario reconocer
en este aspecto el aporte que los estudios regionales e internacionales han realizado
en esta materia.
67
Así, en la primera década del siglo xxi varios países comienzan a desarrollar otras es-
trategias , sin desestimar ni abandonar las evaluaciones estandarizadas que vienen
21
Por un lado, puede mencionarse una línea de intervención vinculada con proveer apo-
yos institucionales externos, la que básicamente se concreta a través de mecanismos
de asistencia técnica, que muchas veces forman parte de programas o proyectos de
mejora. Estas propuestas fundamentalmente se centran ya sea en la gestión insti-
tucional de las escuelas –con acciones enfocadas específicamente para los equipos
directivos–, ya sea en las estrategias de enseñanza en determinadas áreas curriculares,
con acciones orientadas a maestros y profesores; algunas políticas pueden combinar
además ambas dimensiones.
Sin que necesariamente las políticas y los programas combinen o articulen todas las
dimensiones de intervención que se han mencionado anteriormente, resultan ejemplos
21
Si bien algunas de las estrategias que se abordarán pueden rastrearse en algunos países en la
década anterior, es en los años 2000 cuando ellas se desarrollan con mayor fuerza y se extienden a
mayor cantidad de países.
68
Por otro lado, una segunda estrategia de políticas de mejora refiere al fortalecimiento
de capacidades internas de instituciones y actores escolares, recurriendo a la imple-
mentación de acciones de desarrollo profesional que pueden combinar la promoción
de mecanismos de autoevaluación institucional y la formulación de planes de mejora.
La racionalidad detrás de estas medidas se basa en tener en cuenta las características
específicas de cada institución escolar y, con ello, no diseñar estrategias homogéneas
para todo un sistema educativo. Al mismo tiempo, han sido importantes los esfuerzos
por sostener la escala de intervención, si no universal, por lo menos abarcando un
conjunto importante de escuelas de un subsistema.
69
participación efectiva y amplia (si no de todos los actores institucionales por lo menos
de una parte importante de ellos) y asegurar la solvencia metodológica para realizarla.
Con respecto a los planes de mejora institucional, cabe mencionar que es una práctica
que ha sido ampliamente promovida en países de la región a lo largo de la década
pasada. Con distintas denominaciones, escala, alcance y nivel de concreción, pueden
rastrearse políticas y experiencias en países como Argentina, Brasil, Colombia, Chile,
Ecuador, México, Perú, Uruguay, entre otros.
Pensados tanto a nivel de la escuela como, en algunos casos, para los niveles
subnacionales (municipal, estados/provincias) los planes de mejora ofrecen también
algunas ventajas. Permiten revisar objetivos, fijar prioridades y establecer metas y con
ello orientan mejor las acciones de mejora de los actores institucionales en el corto y
mediano plazo y contribuyen también al desarrollo profesional de los actores escolares.
No obstante, algunos riesgos deben ser particularmente atendidos; entre ellos, el que
el plan se convierta en un instrumento burocrático más, para cumplir con orientaciones
o directivas de ministerios o secretarías, sin que implique modificación alguna de las
prácticas institucionales y, mucho menos, mejora de procesos y resultados.
Tanto para contrarrestar los riesgos señalados en relación con la autoevaluación institu-
cional como con la formulación de planes de mejora, resulta clave el papel que juegan
los supervisores o inspectores escolares. Faceta clave en el desempeño que es propio de
este cuerpo, los supervisores tienen una base territorial que permite desarrollar, a la vez,
una mirada externa e interna a las instituciones. Pueden asimismo hacerse cargo del
diseño de estrategias de mejoramiento a nivel de un distrito, zona o sector, para desa-
rrollar procesos en una escala más pertinente y adecuada para la instalación de políticas.
Pero a pesar de la relevancia de esta función en todo sistema educativo, según ya se ha
señalado en numerosos estudios, falta aún avanzar más en los países de la región en la
generación de las condiciones y la formación específica para fortalecer las capacidades
de estos actores en materia de evaluación y promoción de mejora académica22.
22
En algunos sistemas educativos, en los que distintas figuras se encuentran presentes con una
70
Para concluir, este apartado cabe resaltar algunos rasgos de las políticas de mejora
que deben fortalecerse. Se trata, por una parte, de no perder de vista una aproxima-
ción sistémica, vinculada con intervenciones de corte universalista, para alcanzar al
conjunto de escuelas de un sistema o subsistema –el desafío es realmente mejorar un
conjunto de escuelas, no algunas aisladas o un grupo de ellas–. Por otra, una cuestión
clave se vincula con la coherencia entre las finalidades que se proponen en relación
con los propósitos de mejora educativa y las estrategias que se promueven.
relativa masividad (asistentes técnicos, asesores, u otras denominaciones) la revisión de estos roles
también debe ser realizada.
71
Pero reconocer los avances –que de alguna manera marcan, en relación con el
desarrollo de los sistemas educativos, el tipo y la calidad de problemas que hoy deben
enfrentarse– no significa desconocer las deudas aún pendientes en este campo.
73
secundario, en el que los progresos más importantes se vienen registrando en las últimas
décadas. De paso –vale la pena resaltarlo a la luz de estas afirmaciones– la importancia de
universalizar un nivel resulta fundamental para contrarrestar el peso de las desigualdades
sociales, como puede ya constatarse con lo que está sucediendo con el nivel primario.
Otro tema clave en las agendas educativas de la región es el de garantizar los apren-
dizajes que deben adquirirse en los distintos niveles de la educación. Más allá de las
discusiones sobre la polisemia de la noción de calidad, se han dejado de lado visiones
simplificadoras y reductoras de las múltiples dimensiones a las que hace referencia.
A partir de procesos iniciados en los noventa, pero profundamente reformulados a
medida que avanzan los años 2000, los distintos países en América Latina han reali-
zado esfuerzos por trabajar en una concepción de calidad educativa que supone una
mirada más compleja. La preocupación por aspectos más amplios que los tradicional-
mente considerados, fundados en los principios de obligatoriedad, gratuidad y la no
discriminación, supone en consecuencia un interesante replanteo que tiene efectos en
la definición de las políticas para la región. Y por ello, esta complejidad exige no sólo
estrategias diferentes para su evaluación sino, fundamentalmente, la incorporación
con mucha más fuerza de estrategias y abordajes integrales para su mejora, como se
están desarrollando en años más recientes.
Por último, la incorporación en las agendas educativas de los desafíos que supone la for-
mación de ciudadanos activos en sociedades en las que las identidades son múltiples, ha
puesto en valor la necesidad de reformular ciertos principios. El universalismo explícito
en el proyecto generalizador, unificador y homogeneizador de la educación moderna se
ha transformado para incorporar la consideración y el respeto a las formas en las que
se expresa la diversidad. El término identidad, incluso, remite cada vez más a las identi-
dades, en plural, si se reconocen las distintas filiaciones a grupos y colectivos que carac-
terizan nuestras sociedades. El principio irrenunciable que afirma que todos son iguales
en tanto sujetos de derecho –siendo, en el tema que se ha ocupado este documento,
el derecho a la educación una cuestión central– supone explorar las relaciones con otro
principio que reconoce que todos son, a la vez, diversamente diferentes.
74
Por ello puede afirmarse que la agenda regional se orienta, sin duda alguna –a partir
de las estrategias políticas de intervención en las desigualdades sociales y educativas–
hacia una búsqueda de la igualdad con atención, en simultaneidad, a las formas de
expresión de la diversidad que caracterizan los territorios geográficos y simbólicos en
cada uno de los países que la integran.
75
Bos, M. S., Ganimian, A. y Vegas, E. (2014). América Latina en PISA 2012. Brief N°
2. ¿Cuánto mejoró la región? BID.http://www.iadb.org/es/temas/educacion/
resultados-pisa-2012-en-america-latina,9080.htm
77
Darling-Hammond, L. (2012). Educar con calidad y equidad. Los dilemas del siglo XXI.
Santiago de Chile: Centro de Innovación en Educación de Fundación Chile.
D´Alessandre, V. (2013). Soy lo que ves y no es: Adolescentes y jóvenes que no estudian ni
trabajan en América Latina. Buenos Aires: IIPE-Buenos Aires. http://www.siteal.iipe-
oei.org/sites/default/files/siteal_cuaderno_17_soy_lo_que_ves_y_no_es.pdf
Dubet, F. (2008). Faits d´école. Paris: Éditions de l´École des Hautes Études en Sciences
Sociales.
78
Ferrer, G. (2004). Las reformas curriculares de Perú, Colombia, Chile y Argentina: ¿Quién
responde por los resultados? Lima: GRADE.
Fullan, M. (2011). Choosing the wrong drivers for whole system reform. Melbourne-
Australia: Centre for Strategic Education. Seminar Series. Paper n.° 204. http://
www.michaelfullan.com/media/13396088160.pdf
Levin, B. (2012). System-wide Improvement in Education. Paris: UNESCO IIEP & IAE.
http://www.iiep.unesco.org/fileadmin/user_upload/Info_Services_Publications/
pdf/2012/EdPol_13.pdf
79
OCDE (2013a). PISA 2012. Results: What Students Know and Can Do. Student Perfor-
mance in Mathematics, Reading and Science.(Volume I). PISA: OECD Publishing.
http://dx.doi.org/10.1787/9789264201118-en
OCDE (2013b).PISA 2012 Results: Excellence Through Equity. Giving Every Student The
Chance To Succeed.(Volume II). http://dx.doi.org/10.1787/9789264201132-en
80
Postman, N. (1999). El fin de la educación. Una nueva definición del valor de la escuela.
Barcelona: Octaedro.
PREAL (2009). ¿Cuánto están aprendiendo los niños en América Latina? Hallazgos claves
del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE). EEUU: PREAL.
Ravela, P. y otros (2008). Las evaluaciones educativas que América Latina necesita.
Serie Documentos n.° 40. Santiago de Chile: PREAL Grupo de Trabajo sobre
Estándares y Evaluación. http://www.preal.org
81
Scheerens, J. (2004). The Quality of education at the beginning of the 21st cen-
tury. Background paper for the Education for all Global Monitoring Report
2005: The Quality Imperative. Paris: UNESCO. http://unesdoc.unesco.org/
images/0014/001466/146697e.pdf
SERCE (2010). Factores asociados al logro cognitivo de los estudiantes de América Latina
y el Caribe. Santiago: OREALC-UNESCO Santiago – LLECE.
82
Tiana, A. (2009). “Evaluación y cambio educativo: Los debates actuales sobre las
ventajas y los riesgos de la evaluación”. En Martín, E. y Martínez Rizo, F. (coord.).
Avances y desafíos en la evaluación educativa. Madrid: Organización de Estados
Iberoamericanos – Fundación Santillana, pp. 17-26.
UNESCO (2008). Quality Education, Equity and Sustainable Development: A holistic vision
through UNESCO´s four World Education Conferences 2008-2009. Paris: UNESCO.
UNICEF-UIS (2012). Iniciativa Global por los Niños Fuera de la Escuela. Completar
la escuela. Un derecho para crecer, un deber para compartir. Resumen ejecutivo
América Latina y el Caribe. Panamá: UNICEF- UIS.
83
Cca.2000: Argentina - EPH 2000 del INDEC, Bolivia 2000 ECH del INE, Brasil 2001
PNAD del IBGE, Colombia 2003 ECH del DANE, Costa Rica 2000 EHPM del INEC, Chile
2000 CASEN de MIDEPLAN, República Dominicana 2000 ENFT del Banco Central de
la Rep., Ecuador 2001 EESD del INEC, El Salvador 2000 EHPM de la DIGESTYC, Gua-
temala 2001 ECV del INE, Honduras 2001 EPHPM del INE, México 2000 ENIGH del
INEGI, Nicaragua 2001 EMNV del INEC, Panamá 2000 ECH del DEC, Paraguay 2000
EIDH de la DGGEC, Perú 2000 ENH del INEI, Uruguay 2001 ECH del INE, Venezuela
2000 EHM del INE.
Cca.2010: Argentina - EPH 2011 del INDEC, Bolivia 2011 ECH del INE, Brasil 2011
PNAD del IBGE, Colombia 2010 ECH del DANE, Costa Rica 2012 EHPM del INEC, Chile
2011 CASEN de MIDEPLAN, República Dominicana 2011 ENFT del Banco Central de
la Rep., Ecuador 2011 EESD del INEC, El Salvador 2010 EHPM de la DIGESTYC, Gua-
temala 2011 ECV del INE, Honduras 2011 EPHPM del INE, México 2010 ENIGH del
INEGI, Nicaragua 2009 EMNV del INEC, Panamá 2011 ECH del DEC, Paraguay 2011
EIDH de la DGGEC, Perú 2011 ENH del INEI, Uruguay 2011 ECH del INE, Venezuela
2011 EHM del INE.
84
85
86