Un Error de Logica en La Apologia de Soc 2
Un Error de Logica en La Apologia de Soc 2
Un Error de Logica en La Apologia de Soc 2
Luis Tamayo
Resumen
En la lectura que hizo Sócrates de la respuesta de la Pitia a Querefón
―narrada en la Apología de Sócrates de Platón― cometió el error de no
considerar una de las opciones lógicas. Así, leyó el “no hay nadie más sabio
que Sócrates” como una afirmación de superioridad cuando podía ser leido,
también, como una simple igualación (“en cuestiones de sabiduría no hay,
entre los hombres, ni mejores ni peores”).
Esa “lectura narcisística” del oráculo lo condujo a ridiculizar a aquellos que
eran considerados, en su época, “maestros de virtud” y, a consecuencia de
ello, a la muerte. Sin embargo, esa “misión divina” también lo convirtió en el
afamado personaje que desde la antigüedad es.
1 Publicado en Nova Tellus 18-2, Revista del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, México, 2000.
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Introducción
“...obedeceré al Dios antes que a vosotros y, mientras
tenga aliento y pueda, no cesaré de filosofar, de
exhortaros y de hacer demostraciones a todo aquél de
vosotros con quien tope”.2
2
Sócrates y la filosofía
Corría el año 399 a. C., el tribunal de los arcontes ⎯501 ciudadanos
atenienses en la ocasión⎯ recibía una acusación presentada por tres miembros
ilustres del partido democrático: Anito,7 Méleto y Licón ⎯representantes,
respectivamente, de la ira de los políticos, los poetas y los oradores⎯ contra
Sócrates, hijo del escultor Sofronisco y de la partera Fenaretes, bajo los
cargos, por un lado, de no creer en los dioses de la ciudad e intentar introducir
otros dioses y, por el otro, de corromper a los jóvenes. Acusación que
prosperará y llevará al entonces mortal a su fin necesario.
Sócrates sostuvo, en su defensa, que tales acusaciones eran absurdas.
Contraargumenta sin dificultad, debido, en parte, a la inhabilidad dialéctica de
Méleto, el portavoz de los acusadores. Su hábil retórica ha convencido, en el
curso de los siglos, a la mayoría de los comentaristas de este juicio. Pero no a
todos. Hegel8 sostuvo, por ejemplo, que la llamada “doble acusación” tenía
fundamento, pues, por un lado, ciertamente Sócrates había abandonado a los
dioses de la ciudad y había propuesto otro: la razón humana;9 por el otro, se
puede considerar que “corrompía” a los jóvenes al liberarlos del yugo de la, en
aquél entonces, incuestionable autoridad paterna. Otros estudiosos han
planteado que fue su indomeñabilidad política10 o su pedagogía corruptora11 la
que lo llevó a tal fin. Sin desdeñar estas opiniones, deseo plantear otro punto
de vista: considero que Sócrates fue condenado a muerte a causa de su actuar,
su pena fue una consecuencia del síntoma que lo aquejaba: la filosofía.
7 Anito, a quien todos los comentaristas del juicio sitúan como el más importante y poderoso de los acusadores, aparece
también en otro diálogo, en el Menón 94e-95a, donde deja ya entrever su inquina contra el filósofo.
8 Hegel, G. W. F., Historia de la filosofía, vol. II, traducción de W. Roces, México, FCE, p. 82.
9 Me parece que Aristófanes sostenía algo semejante cuando en Las Nubes hace a los filósofos sustituir a Zeus por unas
nubes.
10 Ehrenberg, V., From Solon to Socrates, New York, Routledge, 1989, p. 379; Alegre, A., La sofística y Sócrates,
Barcelona, Montesinos, 1986: 98.
11 St. George Stock, The Apology of Plato, Oxford, 1953, p. 12.
12 No está resuelto en todos los puntos hasta donde llega el Sócrates histórico y hasta donde el literario, Cfr. Taylor, A. E.,
El pensamiento de Sócrates, México, FCE, 1969, p. 21.
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mientras que yo, así como no sé nada, tampoco creo saberlo”,13 reflexión que
la tradición ha reducido al multicitado “yo sólo sé que no sé nada”. 14 ¿Por qué
se insiste en leer en esta afirmación un reconocimiento de la ignorancia? ¿no
inicia con “yo sólo sé”? En esta conclusión se encuentra un reconocimiento no
de la ignorancia sino del propio saber. Por ello la voz “Sócrates” se puede leer,
siguiendo a Chantraine, como el “poderoso de poderosos”15. Incluso Taylor, al
estudiar tal afirmación, comparaba a Sócrates con “un tuerto en tierra de
ciegos”;16 ¿cómo podría considerarse ignorante a alguien así, a alguien que
aún podía mirar donde otros ya no podían hacerlo?
Ahora bien, ¿de dónde le nació a Sócrates tal compulsión, esa “misión
divina”?17 La historia es la siguiente.
El oráculo
Ocurrió que, un día aciago, Querefón (Xairefw/n), un “emprendedor” y
vehemente amigo de juventud de Sócrates, se encaminó al oráculo de Delfos18
para preguntar a Apolo lo siguiente: ¿hay algún hombre más sabio que
Sócrates?
13 Platón, Apología de Sócrates, 21d. “...o(/ti tou/tou me\n tou= a)nqrw/pou e)gw\ sofw/tero/j ei)mi·kinduneu/ei me\n
ga\r h(mw=n ou)de/teroj ou)de\n kalo\n ka)gaqo\n ei)de/nai, a)ll ) ou(=toj me\n oi)/etai/ ti ei)de/nai ou)k ei)dw/j,
e)gw\ de/, w(/sper ou)=n ou)k oi)=da, ou)de\ oi)/omai·”
14
Se trata de un saber paradojal, como ese otro que reconoce al aceptar “no entender de otra cosa más que de cuestiones
de amor” (Banquete 177c). Se trata de un saber de la falta que produjo que Lacan lo llamase sabio en cuestiones de
amor (Seminario Le transfert dans sa dispaité subjective, sa prétendue situation, ses excursions techniques (1960-
1961), sesión del 23 de noviembre de 1960, Paris, Stecriture, 1983, II, p. 10).
15 Bajo el lema so/koj se indica, en el Dictionnaire étymologique de la langue grecque: Histoire des mots (Klincksieck,
Paris, 1968) de P. Chantraine, que el vocablo “Sócrates” proviene de so/koj (fuerte, potente) y kra/toj (vigor, poder).
16
Taylor, op. cit., p. 67.
17 Muchos filósofos ⎯Robin, Guthrie, Taylor, Gómez Robledo⎯ han llamado así a la tarea de Sócrates. Esa “misión
divina” no sólo le atrajo enemistades, también lo hizo pobre, pues lo obligó a abandonar sus otras ocupaciones. Estaba
en la posición de un redentor entregado a su misión. Cfr. Lacan, Seminario Le transfert, 21/XII/1960, Stecriture VI: 5.
18 O quizás fue Sócrates mismo, según informa Aristóteles, pero ello es improbable. Cfr. Guthrie, W. K. C., Historia de la
filosofía griega, Vol. III, Madrid, Gredos, 1988, p. 387.
19 Se ha planteado (Parke, H. W., Chaerophon’s Inquiry about Socrates, Collected Papers, 1961, p. 249) que la Pitia no
pronunció tal oráculo, sino que fue dado por las suertes ⎯alubia blanca o negra⎯; sin embargo, es una posibilidad
muy dudosa, una que haría que lo narrado en la Apología de Jenofonte perdiese todo sentido.
20 Platón, Apología, 21d.
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Regocijado, Querefón fue con su antiguo amigo y le regaló su revelación, la
cual, desde el inicio, fue recibida con recelo por parte de Sócrates. Platón nos
narra su reflexión:
“Habiendo, pues, oído tal oráculo, pensé en mi ánimo: ¿qué dice el
Dios, y qué pretende con tal dicho dar a entender? que no me sé sabio,
ni poco ni mucho. ¿Qué, pues, querrá decir al afirmar que soy el más
sabio?”
“...tau=ta ga\r e)gw\ a)kou/saj e)nequmou/mhn ou(twsi/· ti/ pote le/gei o( qeo/j,
kai\ ti/ pote ai)ni/ttetai; e)gw\ ga\r dh\ ou)/te me/ga ou)/te smikro\n cu/noida
e)maut%= sofo\j w)/n· ti/ ou)=n pote le/gei fa/skwn e)me\ sofw/taton ei)=nai;”21
21
Ib., 21b.
22Cfr. Burnet, J., “La vida de Sócrates”, en Los sofistas y Sócrates, México, UAM, 1991, p. 47 ss.; Gómez Robledo, A.,
Sócrates y el socratismo, México, FCE, 1988, p. 137; Robin, L., El pensamiento griego, México, Hispanoamericana,
1962: 145; Mondolfo, R., Sócrates, Bs. As., EUDEBA, 1965, p. 12; Jaegger, W., Paideia, México, FCE, 1987, p. 455;
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Guthrie,23 cuando escribe que podría ser una “traviesa vanidad” de Sócrates
continuar con su “misión divina” (pero no explica a qué se refiere con eso), y
Taylor ⎯según Guthrie24⎯, cuando sostiene que en ocasiones —y ésta sería
una de ellas—, el oráculo respondía lo que sabía que agradaría al solicitante.
¿Esto quiere decir que mentía deliberadamente? No lo creo. No hubiese
podido sostener el peso moral que acumuló. Me parece que, si la tesis de
Taylor fuese válida, se puede entender la respuesta de la Pitia como una
corroboración de la dirección de la transferencia;25 es decir, dado que
Querefón había manifestado a la Pitia su transferencia hacia Sócrates por el
solo hecho de plantear de esa forma la pregunta, ella no podía sino
corroborarle la apreciación. Sócrates era el más sabio... para él. Añadamos
que, sin embargo, la transferencia no indica un Sujeto de Saber, sino un Sujeto
supuesto Saber, en este caso, uno al cual Querefón suponía el saber.
Si recordamos que este suceso —tal y como el Sócrates de la Apología lo
afirma— transformó su vida, entonces podemos afirmar que fue Querefón
quien construyó a Sócrates. Como indica Monsiváis26: no es el personaje
quien se pone la máscara, sino la máscara quien hace al personaje; así, fue
Querefón quien le puso la máscara de sabio a Sócrates, constituyéndolo como
tal.27 El poder subjetivante de la transferencia, esto que revela la clínica
analítica, ya operaba en la Grecia clásica.28
Volvamos a la interpretación del texto.
Colli, G., El nacimiento de la filosofía, Barcelona, Tusquets, 1987, p. 71; Guardini, R., La mort de Socrate, Paris, Seuil,
1956, p. 64; Cornford, F.M., Antes y después de Sócrates, Barcelona, Ariel, 1980, p. 41; Ehrenberg, V., From Solon to
Socrates, op. cit., p. 378; Alegre, A., La sofística y Sócrates, op. cit., p. 97; Belaval, Y., “Sócrates”, en Historia de la
Filosofía, Vol. II, México, SXXI, 1982, p. 49; Simeterre, R., Introduction a l’etude de Platon, Paris, Seuil, 194, p. 109;
Grube, G.M.A., El pensamiento de Platón, Madrid, Gredos, 1987, p. 27. Recientemente (enero 1998) el Dr. T. M.
Robinson, Presidente de la Sociedad internacional de platonistas, compartió conmigo este asombro.
23 Guthrie, W. K. C., Historia de la filosofía griega, op. cit., p. 389.
24
En el texto de Guthrie antes citado, esta afirmación es referida en la p. 77 del Socrates (Doubleday Anchor Books,
N.Y., 1953) de Taylor. En la versión castellana: El pensamiento de Sócrates, op. cit., p. 64).
25 Siguiendo a Freud, empleamos el vocablo “transferencia” a la manera psicoanalítica, es decir, como el “conjunto de
sentimientos volcados sobre la persona del médico en la situación de la cura” (Freud, S. La dinámica de la transferencia
en Obras Completas, vol. XVI, Amorrortu, Bs. As., 1976, p.402ss). Lacan precisará que el analista, por efecto de la
transferencia, se convierte en un “Sujeto supuesto Saber”; es decir, uno al cual el analizante le supone el saber sobre su
inconciente, lo cual constituye el motor de la cura.
26 Monsiváis, C., Los rituales del caos, México, Era, 1995, p. 128.
27 Aristófanes era de la misma opinión: Querefón compartía responsabilidad.
28 Al respecto ver también el Cármides de Platón.
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todos los hombres. Sócrates tampoco pudo ⎯como Edipo⎯ seguir el
principio que se hallaba grabado en el frontispicio del oráculo de Delfos:
conócete a ti mismo (gnw=qi sauto/n), Sócrates no pudo dominar su afán de
grandeza.
29 De la misma manera que la paciente de Serieux y Capgrás citada por Allouch (Vous êtes au courant, il y a un
transfert psychotique, en Littoral 21, Paris, Érès, 1986: 97), Sócrates tampoco creyó inicialmente la atribución del
Otro.
30 Platón, Apología, 21b. “ )=Hlqon e)pi/ tina tw=n dokou/n tw=n sofw=n ei)=nai, w(=j e)ntau=qa, ei) pe/rpou, e)le/gcwn
to\ mantei=on kai\ a)pofanw=n t%= xrhsm%=, o(/ti ou(tosi\ e)mou= sofw/tero/j e)sti, su\ d ) e)me\ e)/fhsqa.
diaskopw=n ou)=n tou=ton~o)no/mati ga\r ou)de\n de/omai le/gein, h)=n de/ tij tw=n politikw=n, pro\j e)gw\
skopw=n toiou=to/n ti e)/paqon, w)= a)ndrej )Aqhnai=oi,-kai\ dialego/menoh au)t%=, e)/doce/ moi ou(=toj o( a)nh\r
dokei=n me\n ei)=nai sofo/j, ei)/h d ) ou)/. e)nteu=qen ou)=n tou/t% te a)phxqo/mhn kai\ polloi=j tw=n paro/ntwn...”.
31 Ib., 22b. “...au)tw=n a(/pantej oi( paro/ntej a)\n be/ltion e)/legon peri\ w(=n au)toi\ e)pepoih/kesan”.
32 Ibidem, 21b. “...e)nteu=qen ou)=n tou/t% te a)phxqo/mhn kai\ polloi=j tw=n paro/ntwn...”.
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Considero que fueron estos odios acumulados, producto de su dialéctica, los
que provocaron su condena. Su “misión divina” ⎯la filosofía⎯ que lo
constreñía a interrogar al otro para mostrarle que era un “falso sabio” se
constituyó en su síntoma, y fue esto lo que lo condujo a la muerte. Sócrates
vivió, a partir de ese momento de su vida ⎯a la mitad de la misma⎯ para
educar a los otros, para hacer de ellos “mejores hombres”. El problema es que
los otros no se lo habían pedido: ¿cómo no iba a volverse odioso, si daba
lecciones a quien no se las había solicitado? No todo el mundo era Querefón,
no todo mundo tenía transferencia respecto a él. Fue su ejercicio dialéctico, su
filosofía, lo que lo hizo odioso.
El error de lógica
Pero volvamos a lo referente al “error de lógica” socrático.
Ciertamente, en rigor, considerar sólo una de dos opciones posibles no es un
error lógico, pero, en este caso, al tomar en cuenta las consecuencias que
derivó, no podemos sino afirmar el yerro.
33 Hadot, P., Excercises spirituels et philosophie antique, Paris, Etudes Agustiniennes, 1987, p. 16.
34 Lacan, J., Seminario L’acte psychanalytique, inédito, sesión del 10 de enero de 1968.
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Si Sócrates hubiese considerado la opción de que “todos los hombres eran tan
sabios como él”, quizás hubiese podido reflexionar acerca de lo que significa
decir “más sabio”: ¿más sabio para quién? ¿con base en qué patrón?, y se
hubiese dado cuenta de que esa atribución, que esa suposición de sabiduría, es
tan sólo transferencial, lo cual, por cierto, no le resta valor ni eficacia.
Conclusión
35 Cfr. Wittgenstein, L., Comentarios sobre La rama dorada, México, UNAM, IIF, 1997, p. 27; Heidegger, M., Identidad
y diferencia, Barcelona, Anthropos, 1990; Vattimo, G., Las aventuras de la diferencia, Barcelona, Península, 1985, p.
135; Lyotard, F., La diferencia, Barcelona, Gedisa, 1991.
36 A la manera de este pez selacio del suborden de los ráyidos, el cual ataca a sus enemigos mediante el uso de descargas
eléctricas, fue llamado Sócrates en el diálogo Menón (79 c y ss.).
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Fue la locura de Sócrates ⎯su narcisismo⎯ quien lo condujo a la muerte,
pero también a constituirse en el reconocido personaje que desde la
antigüedad es. El síntoma constriñe, destina. El Yo no es rival. Al síntoma no
se le puede vencer, sólo leer. Y esa lectura del síntoma libera.
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