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01 - Cultura y Cibercultura

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Cultura y

cibercultura

Cibercultura
Cultura y cibercultura
Definiciones
“El término cibercultura hace referencia a una gran variedad de
discursos, no necesariamente científicos, sobre las tecnologías
digitales.” (Scolari, 2008, p. 132).

Cuando se habla de cibercultura se alude a los sistemas culturales que surgen de


las tecnologías digitales. A partir del proceso de globalización, la incorporación
de nuevas tecnologías de información y comunicación ha generado cambios en
la manera de interactuar, comunicarse y relacionarse de los individuos. Surgieron
nuevos escenarios sociales, políticos y económicos en todo el mundo; y también
espacios virtuales que generan nuevas identidades.

Los espacios virtuales, espacio ciber o ciberespacio son sinónimos


conceptualizados como un “sistema estructurado y ordenado de lenguajes y
técnicas en la que el hombre se relaciona con las máquinas” (Valle de Frutos,
2011, p. 13). Entre los autores que hablan sobre la cibercultura y sus comienzos,
se encuentran Pierre Levy y Sonia Valle de Frutos. En su libro Cibercultura, Pierre
Levy (2007) explica cómo la cibercultura se desarrolla con el crecimiento del
ciberespacio. A su vez, Valle de Frutos (2011) explica cómo en el ciberespacio
también hay existencia cultural.

Es muy importante entender el estrecho vínculo existente entre el desarrollo de


la tecnología y el desarrollo de la cibercultura; para ello, se hará un recorrido
histórico de los estudios que se han realizado sobre el tema desde diferentes
disciplinas.

Los primeros estudios sobre la cibercultura aparecieron en la década de 1990 e


implicaban disciplinas como la Antropología, la Comunicación Social y la
Sociología.

En 1994, Escobar incluía el concepto de ciberantropología como método de


análisis donde hacía mención a un “nuevo orden cultural” (Escobar, como se cita
en Valle de Frutos, 2011, p. 19).

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Uno de los aspectos fundamentales para la distinción de la cultura y
la cibercultura es su carácter multidimensional.

Por otra parte, estos dos conceptos también tienen características en común.
Valle de Frutos (2011) distingue tres dimensiones culturales comunes: la
manifiesta, la encubierta y la comunicativa, haciendo un recorrido por distintos
autores que desglosan y desarrollan esos conceptos según sus disciplinas.

El antropólogo Ralph Linton (como se cita en Valle de Frutos, 2011) distingue dos
dimensiones en el concepto de cultura:

 Aspecto manifiesto: lados concretos que incluyen a la cultura material y a la


conducta manifiesta (pautas de respuestas habituales). En este caso, la
función de la cultura es regular y organizar los modos de actuar de sus
miembros de una manera determinada.
 Aspecto encubierto: los fenómenos psíquicos que comprenden conocimiento,
sistema de valores, actitudes y creencias de los miembros de una sociedad.
Estos aspectos pueden ser estudiados para describir tanto la cultura como la
cibercultura.

Por su parte, Oswald Spengler (como se cita en Valle de Frutos, 2011) desde la
historia, propone la distinción entre cultura real y cultura posible.

La cultura real hace referencia a la manifestación de la cultura, ya sea en espacios


reales o virtuales. Se refiere al aspecto que se hace manifiesto en un momento
determinado de la evolución de la cultura.
La cultura posible comprende el conjunto de posibilidades en las que una
determinada cultura se puede desarrollar. Nos muestra su aspecto dinámico,
potencial y probable.

Desde los estudios de la comunicación (Valle de Frutos, 2011) distingue, en el


sistema cultural de cada sociedad, tres tipos de relaciones:

 Instrumentales: hace referencia a las técnicas que el ser humano desarrolla y


aplica, la cultura material (no tangible en el ciberespacio).
 Simbólicas: símbolos con los que el ser humano se comunica y que pueden
manifestarse de manera online u offline.

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 Sociales: patrones de interacción social creados por los individuos para
alcanzar sus objetivos, en función de sus intereses y a través del encuentro
con el otro.

Castells (como se cita en Valle de Frutos, 2011), desde la sociología reconoce tres
dimensiones:

 Cultura material: hace referencia a la tecnología y es la que permite valorar la


capacidad de las sociedades para transformarse.
 Manifestación institucional: la inserción de las culturas en las instituciones
determina la historia y evolución de la cultura.
 Dimensión comunicativa: comprende la comunicación interpersonal, la
comunicación a través de medios de comunicación, la comunicación por
medio de computadoras o dispositivos móviles y la comunicación a través del
sistema integrado.
A partir de este recorrido conceptual de las distintas disciplinas, Valle de Frutos
propone otorgar a los conceptos de cultura y cibercultura tres dimensiones:

 La dimensión manifiesta: que incluye a la cultura material, la manifestación


de la cultura a través de instituciones y las conductas manifiestas como
dimensión funcional de las identidades colectivas.
 La dimensión encubierta: comprende los conocimientos, sistemas de valores,
actitudes (alma colectiva).
 La dimensión comunicativa: que comprende los procesos de contacto social
desarrollados por medio de la comunicación y la comunicación social digital.

Sonia Valle de Frutos distingue tres dimensiones culturales comunes


entre cultura y cibercultura: la manifiesta, la encubierta y la
comunicativa.

La autora define la cultura como: “los procesos a través de los cuales los seres
vivos, de forma colectiva, se comunican, crean formas de vida, comparten
historia, y dan sentido o conciencia de su existencia a partir de su experiencia
transmitida de forma intergeneracional y espaciotemporal” (Valle de Frutos,
2011, p. 28). Y toma el concepto de Heidi Figueroa Sarriera para definir a la
cibercultura como:

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Los modos de vida, las formas de construcción del self y del otro…
dentro de este nuevo y escurridizo escenario también llamado
cyberspace o ciberespacio… En su sentido más abarcador remite
a toda forma de comunicación mediada por redes de
computadoras (CMC), ya sea en tiempo diferido –como cuando
utilizamos el correo electrónico– o en tiempo sincrónico, como
cuando sostenemos una conversación en un chat room de
Internet Relay Chat. (Figueroa, como se cita en Valle de Frutos,
2011, p. 31).

Según la autora, cada comunidad crea “una determinada cultura virtual con una
«vida colectiva» con unos medios tecnológicos como humanos para poder llevar
a cabo comunicaciones, interrelaciones entre ellas” (Valle de Frutos, 2011, p. 31).

Tanto en la definición de cultura como la de cibercultura, el objeto


de estudio son las comunidades y sus redes; y presentan como
condición el aspecto colectivo propio de cualquier agrupación
humana.

Antropología de la cibercultura
El término ciberespacio fue utilizado por primera vez por William Gibson (como
se cita en Valle de Frutos, 2011) en 1984, en su obra de ciencia ficción
Neuromancer. El prefijo ciber fue establecido por Norbert Wiener (como se cita
en Valle de Frutos, 2011), a finales de los años cuarenta, para acuñar la palabra
cybernetics, y así definir la “ciencia de la interacción entre el hombre y la
máquina” (p. 33).

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El término cibernética fue acuñado por Norbert Wiener para definir
la ciencia de la interacción entre el hombre y la máquina.

A su vez, el término cibercultura deriva de la noción de ciberespacio y es usado


en antropología para hacer referencia al impacto que tiene Internet en la
sociedad.

Arturo Escobar (como se cita en Valle de Frutos, 2011) en su libro Notes of


Anthropology of Cyberculture, realiza un análisis sobre el surgimiento de la
cibercultura, donde hace referencia a las nuevas tecnologías desde dos aspectos:
la inteligencia artificial y la biotecnología.

Escobar propone investigar desde la etnografía distintos escenarios donde


moverse en la ciberantropología:

 La producción de subjetividades que acompañan al uso de las nuevas


tecnologías.
 Las comunidades virtuales.
 Los efectos de la ciencia y la tecnología sobre el imaginario popular.
 El desarrollo de la comunicación mediada por los distintos dispositivos (desde
la perspectiva de las relaciones entre lenguaje, comunicación, estructuras
sociales e identidad cultural).
 Política económica de la cibercultura (cambios en la acumulación del capital,
las relaciones sociales y la división del trabajo en muchos niveles).

Por otro lado, a finales de los 90, David Hakken (como se cita en Valle de Frutos,
2011) en su libro Cyborgs@ Cyberspace, An Ethnographer looks to the Future,
busca identificar las bases de una etnografía ciberespacial donde propone
estudiar distintos niveles de interacción social:

 características básicas de las identidades que transporta el ciberespacio;


 autoidentidades formadas por tales entidades;
 microrrelaciones sociales que estas entidades construyen;
 mesorrelaciones sociales.

Por su parte, en la Universidad de Viena, un equipo encabezado por Philipp


Budka y Maneada Kremser (como se cita en Valle de Frutos, 2011) intentó aplicar

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perspectivas marcadas por Arturo Escobar en su modelo de ciberantropología
para investigar el uso de las redes informáticas por grupos indígenas.

Entonces, la cibercultura, ¿se vincula al desarrollo


tecnológico?, ¿al desarrollo de Internet?, ¿a la
conectividad?

Modelos de cibercultura

Los enfoques que se desarrollan en este aparatado pretenden encontrar “un


modelo cultural que vincule el desarrollo de las nuevas tecnologías de la
información y comunicación con el cambio social estructural a nivel
macrocultural, basándose en análisis que expliquen las relaciones entre sus
partes del sistema cultural actual” (Valle de Frutos, 2011, p. 37).

Un grupo de estudios sobre la cibercultura (como se cita en Valle de Frutos, 2011)


otorga prioridad a los aspectos demográficos, tecnológicos, económicos y
ecológicos. Para este equipo, la cibercultura es entendida como una “cultura
emergente caracterizada por un modo de vida de las sociedades
contemporáneas” (Valle de Frutos, 2011, p. 37).

Este enfoque incluye teorías antropológicas evolucionistas de principios del siglo


XIX basadas en un determinismo tecnológico. De esta manera, la evolución
histórica de la humanidad podría dividirse en tres etapas:

1) Culturas orales: la transmisión del conocimiento se condicionaba a los


límites de la memoria humana y la transmisión de generación en
generación.

2) Culturas civilizadas: donde aparece la escritura que permite la extensión


indefinida de la memoria social.

3) Cibercultura: la mundialización de las sociedades donde la transmisión se


realiza de manera horizontal, simultánea y puramente espacial.

Conceptualmente hablando, este grupo de estudios entiende la cibercultura


como:

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Una nueva cultura emergente caracterizada por un modo de vida
de las sociedades contemporáneas, fruto de la evolución de la
humanidad y solución adaptativa de la especie que ha pasado por
diferentes etapas de mutuación cultural, desde las bandas de
cazadores, hasta las naciones Estado; o desde la economía de
subsistencia, hasta la economía de mercado. (Valle de Frutos,
2011, p. 37).

Para este grupo de estudios, la cibercultura es una cultura


emergente caracterizada por un modo de vida de las sociedades
contemporáneas.

Otro grupo de estudios (como se cita en Valle de Frutos, 2011) concibe a la


cibercultura como una cultura que nace específicamente de Internet. Aquí, el
foco no está en la tecnología, sino en la interconectividad que ocurre en el
ciberespacio.

Las comunidades virtuales no están definidas por fronteras físicas, sino por
intereses en común entre los individuos que la componen y quienes participan
en estas comunidades están regidos por leyes no escritas que regulan las
relaciones entre sus miembros.

Los individuos se relacionan con otros individuos tanto de manera online como
offline y estas relaciones son complementarias.

Es importante en este enfoque el desarrollo conceptual de los cibersociólogos


que estudian el desplazamiento de las comunidades virtuales por las redes
sociales. Aquí podemos destacar a dos autores. Uno es Barry Wellman, quien
introduce su definición de comunidad: “Las comunidades son redes de lazos
interpersonales que proporcionan sociabilidad, apoyo, información, un
sentimiento de pertenencia y una identidad social” (Wellman, como se cita en
Valle de Frutos, 2011, p. 42).

El otro es Howard Rheingold, quien añade el concepto de multitudes inteligentes,


que define como: “grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas
–políticas, sociales, económicas– gracias a que un nuevo medio de comunicación
posibilita otros medios de organización, a una escala novedosa, entre personas
que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos” (Rheingold, como
se cita en Valle de Frutos, 2011, p. 43).

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Para los cibersociólogos la cibercultura nace específicamente de
Internet y tiene su foco principalmente en la interconectividad.

En una tercera línea, la cibercultura es entendida como un producto cultural, una


práctica social donde Internet se convierte en un medio de comunicación que
desafía a los medios masivos de comunicación. De esta manera, la cibercultura
se define como las manifestaciones culturales que se desarrollan en la red ya sea
arte en línea, literatura, música o movimientos vanguardistas.

Para el grupo de estudios que considera a la cibercultura como


producto cultural, la cibercultura es una práctica social donde
Internet es un medio de comunicación.

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Bibliografía de referencia
Barceló, M. (2008). Una historia de la Informática. Barcelona: UOC.

Barral, B. (2009). Machine Analytique de Charles Babbage, exposée au Science


Museum de Londres (Mai 2009) [Fotografía]. En Wikipedia. Disponible bajo la licencia
CC BY-SA 2.5 vía Wikimedia Commons. Recuperado de
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:AnalyticalMachine_Babbage_London.jpg#/
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Levy, P. (2007). Cibercultura. La cultura de la sociedad digital. Barcelona: Anthropos.

Scolari, C. (2008). Hipermediaciones. Elementos para una Teoría de la Comunicación


Digital Interactiva. Barcelona: Gedisa.

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_Right_Segment.JPG#/media/File:Harvard_Mark_I_Computer_-_Right_Segment.JPG

Valle de Frutos, S. (2011). Cibercultura y Civilización Universal. Hacia un nuevo orden


cultural. Barcelona: Erasmus.

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