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Tierradentro: visiones y tensiones en torno

al patrimonio arqueológico*

Luis Gerardo Franco**


Universidad del Cauca, Colombia

https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Cómo citar este artículo: Franco, Luis Gerardo. 2019. “Tierradentro: visiones y tensiones en
torno al patrimonio arqueológico”. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 36: 113-134.
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Artículo recibido: 15 de octubre de 2018; aceptado: 13 de mayo de 2019; modificado: 29 de mayo de 2019.

Resumen: objetivo/contexto: con base en la investigación “Tierradentro:


visiones y tensiones sobre el patrimonio arqueológico (San Andrés de Pi-
simbalá)”, este artículo se orienta a comprender el papel del patrimonio ar-
queológico, algunas de sus significaciones y la forma en que se inserta en las
113
perspectivas políticas, culturales y económicas de la región de Tierradentro
(específicamente en la vereda de San Andrés de Pisimbalá), de las comunida-

P A R A L E L O S
des que allí habitan y los conflictos que se generan a partir de ello. Se detallan
los procesos que ha generado en el parque arqueológico el establecimiento de
una visión monolítica amparada por el Estado y la arqueología, así como la di-
ficultad, pero también la necesidad, de crear un espacio en común que permi-
ta el encuentro de las distintas visiones sobre lo “arqueológico”. Metodología:
el artículo está basado en una investigación etnográfica sobre el patrimonio
arqueológico que buscó evidenciar los diferentes posicionamientos políticos,
culturales y económicos de los actores de la región frente al tema y frente al
Parque Arqueológico de Tierradentro (Patrimonio de la Humanidad). Con-
clusiones: las distintas posiciones de los actores involucrados, campesinos,

* Agradezco a la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales (FIAN) y a su secretario, Roberto


Ortiz, por el apoyo y financiación del proyecto del cual este artículo es uno de los resultados. Agradezco
a las personas en Tierradentro que tuvieron la cordialidad de conversar conmigo en este proceso y aportar
las cuestiones más importantes para la comprensión de la problemática social que vive la región. También
expreso mis agradecimientos a los evaluadores de Antípoda por sus comentarios, los cuales han dado lugar
a una mejor versión del texto. Por último, quiero agradecer de manera muy especial a Cristóbal Gnecco.
** Doctor en Ciencias Humanas con mención en Estudios Sociales y Culturales de la Universidad Nacional de
Catamarca, Argentina y antropólogo de la Universidad del Cauca, Colombia. Investigador independiente, se
encuentra vinculado al grupo de investigación Antropología Jurídica, Historia y Etnología de la Universidad
del Cauca. Entre sus publicaciones están: “Tensiones coloniales en las narrativas sobre el pasado de Tierra-
dentro (Cauca)”. Maguaré 31, n.o 2 (2017): 129-163. 2017; “Contexto y pre-texto de la arqueología en los
Llanos Orientales de Colombia”. Boletín de Antropología 32, n.o 54 (2017): 276-297. *luisge7@hotmail.com
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06

indígenas y Estado, frente al patrimonio arqueológico y al parque arqueoló-


gico confluyen en un escenario en donde los acercamientos para el diálogo
no han resultado positivos, en tanto que se ignoran, o se soslayan, los puntos
de vista configurados histórica y culturalmente por las comunidades locales y
se ha pretendido instaurar un único sentido de lo “arqueológico”, cuando este
representa mucho más que información científica. Originalidad: la reflexión
sobre este tipo de procesos, que evidencian la existencia de conflictos no so-
lamente ligados al tema patrimonial sino más anclados en las desigualdades
y las condiciones históricas de exclusión de las comunidades locales, invita a
continuar los esfuerzos para abrir espacios comunes que posibiliten nuevas
comprensiones sobre lo “arqueológico”.
Palabras clave: comunidad nasa; Estado; mestizos; parque arqueológico; pa-
trimonio arqueológico; Tierradentro.

Tierradentro: Visions and Tensions Surrounding Archaeological Heritage


Abstract: Objective/context: Based on the study “Tierradentro: visiones
y tensiones sobre el patrimonio arqueológico (San Andrés de Pisimbalá)”
- (Tierradentro: Visions and Tensions Surrounding Archaeological Herita-
ge (San Andrés de Pisimbalá) - this article aims to understand the role of
114 archaeological heritage, some of its meanings and the way in which it is in-
serted in the political, cultural, and economic perspectives pertaining to the
Tierradentro region (specifically in the village of San Andrés de Pisimbalá),
of the communities that inhabit it, and the conflicts that are generated from it.
The processes that the establishment of a monolithic vision protected by the
State and archaeology has generated in the archaeological park are detailed,
as is the difficulty, but also the necessity, of creating a common space that
allows the encounter of the different visions on the “archaeological”. Metho-
dology: The article is based on an ethnographic research on archaeological
heritage that sought to highlight the different political, cultural and economic
positions of the actors in the region vis-à-vis the issue and the Tierradentro
Archaeological Park (World Heritage). Conclusions: The different positions
of the actors involved - peasants, indigenous people and the State - in terms of
the archaeological heritage and the archaeological park converge in a scena-
rio in which approaches to dialogue have not been positive, to the extent that
the perspectives historically and culturally configured by the local commu-
nities are ignored or disregarded, and an attempt has been made to establish
a single sense of the “archaeological”, when the latter represents much more
than scientific information. Originality: Reflection on this type of process,
which reveals the existence of conflicts linked not only to the heritage issue
but that are also rooted in the inequalities and historical conditions of exclu-
sion of local communities, invites us to continue our efforts to open common
spaces that foster new understandings of the “archaeological”.
Keywords: Acheological heritage; archeological park; mestizo; Nasa commu-
nity; State; Tierradentro.
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

Tierradentro: visões e tensões sobre o patrimônio arqueológico


Resumo: objetivo/contexto: com base na pesquisa “Tierradentro: visões e
tensões sobre o patrimônio arqueológico (San Andrés de Pisimbalá)”, este
artigo busca compreender o papel do patrimônio arqueológico, algumas de
suas significações e a forma como se insere nas perspectivas políticas, cultu-
rais e econômicas da região de Tierradentro (especificamente na vereda de
San Andrés de Pisimbalá), nas comunidades que ali habitam e nos conflitos
que se geram a partir disso. Detalham-se os processos que tem gerado no
parque arqueológico o estabelecimento de uma visão monolítica amparada
pelo Estado e pela arqueologia, bem como pela dificuldade, pero também
pela necessidade, de criar um espaço em comum que permita o encontro das
diferentes visões sobre o “arqueológico”. Metodologia: o artigo está baseado
em uma pesquisa etnográfica sobre o patrimônio arqueológico que procurou
evidenciar os diferentes posicionamentos políticos, culturais e econômicos
dos agentes da região frente ao tema e frente ao Parque Arqueológico de Tie-
rradentro (Patrimônio da Humanidade). Conclusões: as diferentes posições
dos agentes envolvidos, camponeses, indígenas e Estado, frente ao patrimô-
nio arqueológico e frente ao parque arqueológico, confluem em um cenário
onde as aproximações para o diálogo não têm resultado positivo, enquanto
se ignoram ou se esquivam os pontos de vista configurados histórica e cultu- 115
ralmente pelas comunidades locais e se pretende instaurar um único sentido
do “arqueológico”, quando este representa bem mais que informação cientí-

P A R A L E L O S
fica. Originalidade: a reflexão sobre este tipo de processos, que evidenciam
a existência de conflitos não somente unidos ao tema patrimonial mas mais
ancorados nas desigualdades e nas condições históricas de exclusão das co-
munidades locais, convida a continuar os esforços para abrir espaços comuns
que possibilitem novos entendimentos sobre o “arqueológico”.
Palavras-chave: comunidade nasa; Estado; mestiços; parque arqueológico;
patrimônio arqueológico; Tierradentro.

E
n Colombia, pocos trabajos han ahondado en las tensiones y problemá-
ticas que suscita la confluencia de diversos actores sociales en torno al
patrimonio arqueológico (Dellenback 2013; González 2010; Martínez
2010; Reyes y Archila 2014; Sanabria 2013; Sarmiento 2007). Entre estos
trabajos, el análisis en torno al Parque Arqueológico Ciudad Perdida
(Teyuna) constituye uno de los mejor elaborados sobre las tensiones existentes en
el proceso de patrimonialización y las distintas posturas de los agentes involucrados
en la escena: comunidades indígenas, Estado, empresas privadas, multinacionales y
grupos armados al margen de la ley (Reyes y Archila 2014). Estudios como estos son
necesarios para comprender las dinámicas a nivel (inter)cultural, social, económico
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
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y político en los parques arqueológicos existentes en nuestro país. Para la región de


Tierradentro, los trabajos realizados —arqueológicos, antropológicos e históricos—
dan cuenta de una compleja red de relaciones históricas, sociales, culturales y polí-
ticas entre comunidades indígenas, mestizas y el Estado, pero no han ahondado lo
suficiente en la problemática de la patrimonialización y en las representaciones del
pasado diferentes a la creada por la arqueología.
La región ha sido, desde la década de 1930, foco de atención de numerosas
investigaciones arqueológicas (Astudillo 2008; Ayala 1975; Chaves 1981; Chaves y
Puerta 1988, 1986, 1984, 1980, 1978; Clavijo et al. 2005; Cuellar 1997; Dever 1999;
Groot 1974; Hernández de Alba 1946; Humar 1999; Langebaek 1998; Langebaek y
Dever 2009; Nachtigall 1956; Pérez de Barradas 1937; Silva 1943; Vernon y Yanguez
1970-1971). De la misma manera, y desde la misma época, se han realizado estudios
antropológicos e históricos que han abordado aspectos relacionados con la organi-
zación social y las prácticas políticas de las comunidades que allí habitan, especial-
mente sobre los nasa (Arcila 1989; Bernal 1954, 1953; Findji y Rojas 1985; Gómez
y Ruiz 1997; Jimeno 1985; Miñana 2008; Portela 2010; Rappaport 2000, 1987, 1984,
1981; Rojas 2004; Sevilla 2009, 1978; Sevilla y Piñacué 2006). No obstante, como ya
se mencionó, existe una baja producción académica sobre el tema del patrimonio
116 arqueológico, los impactos locales de la implementación de políticas de este tipo y
demás problemáticas que estas generan, específicamente en relación con el parque
arqueológico de San Andrés de Pisimbalá, el cual fue creado en el 5 de noviembre de
1945 y declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Los tra-
bajos que han abordado el tema patrimonial analizando el contexto social existente
han estado enfocados en las capillas doctrineras (Márquez 2009) o simplemente han
señalado de manera tangencial la existencia de un conflicto en torno al parque ar-
queológico (Sevilla, 2009).
El patrimonio arqueológico en Tierradentro despierta diferentes intereses y
apropiaciones entre las comunidades que allí habitan. A su vez, se encuentra inserto
en un conflicto que tiene fuertes bases históricas, socioeconómicas, políticas y cul-
turales. Este texto representa un acercamiento a ese conflicto que pone el tema del
patrimonio arqueológico en medio de una discusión trascendental para indígenas,
campesinos y Estado. Así, se aborda la problemática del patrimonio arqueológico
en Tierradentro, centrando la mirada en la vereda de San Andrés de Pisimbalá, para
generar algunas reflexiones sobre la relación de los distintos actores involucrados y
evidenciar, a través de las visiones de las personas, las tensiones existentes frente al
patrimonio arqueológico de la región.

Actores en torno al patrimonio arqueológico en Tierradentro


La población de San Andrés de Pisimbalá está compuesta por indígenas y mesti-
zos. La población mestiza empezó su incursión en Tierradentro desde el siglo XVII
y fue consolidando focos de colonización, como las dos cabeceras municipales de
la región: Inzá y Belalcázar, y posteriormente centros poblados de veredas como
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

San Andrés. Por su parte, la comunidad indígena nasa habita este territorio desde
tiempos precoloniales, tal como ellos lo afirman. En general, tanto indígenas como
mestizos han luchado contra la marginación social y económica a la que han sido
sometidos históricamente. Estas condiciones históricas, económicas, sociales, cul-
turales y políticas influyen en la percepción que cada grupo tiene con relación al
patrimonio arqueológico y al parque arqueológico.
En la zona se pueden ubicar tres actores que hacen parte de la interacción con
el patrimonio arqueológico. Estos son: indígenas, campesinos (mestizos-colonos)
y Estado. Es importante hacer unas primeras aclaraciones al respecto. La visión de
la comunidad nasa involucrada en la discusión sobre el patrimonio arqueológico
es diferente a la instituida por las leyes colombianas, en tanto lo concibe de mane-
ra relacional y constituyente de su identidad étnica, a pesar de que la arqueología
académica realizada a lo largo del tiempo en Tierradentro ha difundido la versión
de que los nasa no tendrían relación alguna con los pobladores prehispánicos que
habrían producido los elementos que hoy podemos ver en el parque.
A su vez, es importante decir que no hay un discurso homogéneo sobre la
concepción e importancia del patrimonio en la comunidad, ya que adquiere matices
diferentes dependiendo del nivel comunitario que sea indagado. Esto es así debido
a que, en el ámbito de los dirigentes, se entrecruza este tema con aspectos políticos 117
de reivindicación histórica, de su autonomía y con elementos económicos (en algu-
nos casos, resalta el interés instrumental por el parque). La comunidad mestiza se

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compone de aquellos que habitan especialmente el centro poblado de San Andrés de
Pisimbalá y puede decirse que, si bien no existe en ellos una mirada homogénea, sí se
aprecia una mayor uniformidad ligada a los discursos públicos sobre el patrimonio
que recalcan su importancia y la necesidad de protegerlo, así como la pertenencia
de este a la nación. Finalmente, se encuentra el Estado, representado por el Instituto
Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), entidad que manifiesta la posición
más homogénea con relación a los otros dos actores involucrados. No extraña que
esto sea así, debido a que el Icanh debe manejar por ley el parque y garantizar su
protección. Cada uno de los actores, bajo sus propias instituciones, sostiene posi-
ciones particulares que los llevan algunas veces a la disputa. El campesinado, en
la Junta de Acción Comunal, encuentra respaldo a su organización, la Asociación
Campesina de Inza Tierradentro (ACIT); por su parte, los indígenas, organizados
en el resguardo de San Andrés de Pisimbalá, cuentan con la vocería del Cabildo y su
máxima autoridad, la asamblea, y el indiscutible apoyo de la Asociación de Cabildos
Indígenas Juan Tama.
Al indagar sobre el tema arqueológico sale a la luz la existencia de un conflicto
entre los actores presentes en la región que involucra los temas de la educación y las
tierras. La aparición de este conflicto entre indígenas y campesinos no tiene como
origen el parque arqueológico; sin embargo, este ha sido involucrado en las deman-
das indígenas debido a un creciente antagonismo con el Estado por las concepcio-
nes y los usos de este espacio. Además, el parque representa en algunos casos una
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
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imposición sobre el territorio indígena. No obstante, se debe señalar que lo arqueo-


lógico convive como un elemento resonante para los reclamos y para las creencias
de la comunidad nasa al punto de generar posiciones divergentes dentro de ellos
mismos. Por su parte, los campesinos no han descartado la opción de administrar
el parque. Aunque se han concentrado en la defensa de su dignidad, hacen evidente
su interés por que en la zona continúe el flujo turístico atraído por el patrimonio
arqueológico existente (Franco y Piñacué 2018). De ahí que se busque activar el
concepto de turismo en sus distintas variables como un potencial altamente rentable
desde la mirada local. Es oportuno mencionar que estas actividades son coherentes
tanto para los campesinos como para los indígenas.
En este último aspecto, resulta inquietante que, a pesar de sus esfuerzos en
materia de conservación y difusión, el Icanh, como entidad administradora, no haya
planteado una política pública clara para el cuidado y manejo inteligente del patri-
monio que tenga en cuenta las necesidades de cada uno de los actores y sus visiones
particulares. Sin embargo, las comunidades indígenas tampoco tienen un plan es-
tratégico que contemple un plan de manejo de lo que ellos llaman sitios sagrados, en
lo que se presupone no es la salvaguarda sino la recuperación de su territorio. Por
su parte, el proyecto campesino tiende a ser más claro y orientado a la promoción
118 del turismo, con miras a formalizar un servicio basado en constructos de vieja data,
como la apelación a lo exótico. Esta intención es compartida en cierta medida por
la institucionalidad municipal, que ve el patrimonio arqueológico de la región como
posibilidad de generar dinámicas económicas que involucren a la comunidad tanto
de Inzá, la cabecera municipal, como de San Andrés de Pisimbalá (Franco y Piñacué
2018). Ejemplo de esto es la creación y promulgación de la marca región “Tierraden-
tro: territorio mágico y natural”, por parte de la Alcaldía Municipal de Inzá, como
estrategia que busca posicionar a Tierradentro en el panorama turístico del país.

El patrimonio como excusa


En las carreteras y senderos se cruzan caminantes, unos indígenas, otros mestizos,
que transitan los senderos para asistir a sus jornadas diarias de trabajo, para atender
los cultivos en las parcelas que tienen al otro lado de la montaña. A orillas de la ca-
rretera que lleva desde el parque arqueológico al centro poblado, la gente alista sus
esperanzas matutinas de que lleguen los turistas. Hostales, restaurantes y tiendas,
artesanías y suvenires están a la espera de tener un buen día. Los turistas pasan y se
quedan de dos a tres días. Algunos, nacionales o extranjeros, no conocen mucho del
lugar; otros manifiestan haber llegado como paso intermedio, o como paso final, en
su visita a San Agustín.
Para el visitante todo es calmo y no parece existir conflicto en el lugar. Ob-
servan a indígenas y mestizos (campesinos) con sus economías de subsistencia y
sus prácticas culturales que conforman el presente etnográfico, diría el antropólogo;
y una riqueza arqueológica, patrimonio nacional y de la humanidad, que narra la
historia de un pueblo que ya no está conformando el pasado arqueológico, diría el
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

arqueólogo. Se detienen en apuestas de economías caseras, básicamente de mestizos,


basadas en el ofrecimiento de servicios (para el turista) y en la venta de suveni-
res. Formas preparatorias en la articulación de las estrategias de producción local
a las redes de la economía del mercado global. Igualmente, pueden verse indígenas
y mestizos en puestos operativos dentro de la administración del parque arqueoló-
gico contribuyendo al cuidado de los sitios. La diversidad del presente etnográfico
contrasta con lo homogéneo del pasado arqueológico. La imagen que los visitantes
obtienen con su visita al parque arqueológico es la visión oficial construida por ar-
queólogos, antropólogos, museólogos, administradores y la institucionalidad estatal
vinculada a la representación del pasado. Las voces locales no están presentes, solo
la voz de los expertos.
La visión y la representación del pasado y del patrimonio arqueológico en el
parque están sustentadas por los supuestos disciplinarios de la arqueología y han es-
tado alineadas con la narrativa que el Estado-nación colombiano ha elaborado sobre
el pasado prehispánico. A lo largo de la existencia del parque, dicha narrativa no ha
sufrido mayor variación. Señalar esta situación, que la representación del pasado y
del patrimonio arqueológico está expresada desde un solo lugar de enunciación, tiene
especial relevancia a pesar de no ser un señalamiento original. Su importancia radica
en llamar la atención sobre la existencia de diferentes formas de concebir y de relacio- 119
narse con el pasado y la materialidad de las comunidades locales, especialmente de la
comunidad indígena nasa. No reviste originalidad en el sentido de que tal situación,

P A R A L E L O S
la de una visión monolítica de las cosas, ya ha venido siendo señalada para la arqueo-
logía en Colombia al menos desde finales de la década de 1990.
Entonces, la diversidad que se puede ver en los diferentes espacios de San An-
drés se pierde cuando nos adentramos en la narración que hace el Estado del pasado
y de la conformación del patrimonio arqueológico. Allí se hacen evidentes diferentes
formas de relación entre pasado y presente. La primera es la no relación entre los
habitantes indígenas de hoy, aquellos que vemos caminar por los caminos, y los del
pasado, aquellos que hicieron tumbas y estatuas. Esta desvinculación del presente
de las comunidades con su pasado se evidencia en el guion del museo arqueológico
del parque: “del siglo VII al IX habitó en Tierradentro un pueblo de agricultores,
tejedores, escultores y alfareros. Sobre sus orígenes y extinción nada sabemos, pero
tumbas, estatuas y cerámica, evidencian su habilidad técnica, su sensibilidad artísti-
ca y su profunda religiosidad”. Esta no relación habilita las demás formas que toma
el binomio pasado/presente. La desvinculación local de uno y otro, pasado/presente,
asegura la articulación ideológica, a nivel nacional y global, de los dos. El pasado
como recurso del presente funciona ideológicamente para generar el sentido de uni-
dad, los ya conocidos nacionalismos, y los recursos del pasado, en este caso su “mo-
numentalidad”, funcionan para generar un sentimiento de unidad supranacional y
promesas en el presente de un bienestar en el futuro. A nivel nacional se proyecta
una visión unificada, el patrimonio de todos, pero a nivel local este patrimonio pa-
rece tener apropiaciones diferentes y se articula a proyectos de vida heterogéneos.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
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Indígenas y mestizos articulan con lo arqueológico versiones de sí mismos em-


parentadas con la identidad, la política, el bienestar económico y la autonomía terri-
torial. Tales versiones se enfrentan, o se complementan, con la posición hegemónica
que ejerce el Estado como interlocutor de las demandas de las poblaciones locales.
El problema en San Andrés de Pisimbalá es que el patrimonio, y sus instituciones,
representan, en una región históricamente olvidada, la presencia de un Estado au-
sente. Allí, el Estado se ha materializado a través del discurso patrimonial en la ya
reconocida operación de vinculación entre pasado y presente operada por los dis-
cursos nacionalistas (Díaz-Andreu 2001; Gnecco 2010, 2003; Trigger 1996). Tanto las
tumbas prehispánicas como la Iglesia colonial pretendieron crear la conexión entre
un Estado-nación que se formaba lejos de la periferia y una gente a la que se buscó
eliminar desde la Colonia o, conforme pasaba el tiempo, reducir a una civilización
que nunca terminó de llegar. Por tanto, para indígenas y campesinos el patrimonio
representa otras cosas; representa su olvido, su marginalidad, sus luchas pasadas y
futuras, la violencia de Estado instalada en sus cuerpos y en su territorio. Sin embar-
go, para algunos representa también su “salvación”, la posibilidad de articularse a las
redes económicas y conseguir el sustento que por otros medios ha sido escaso.

120 Visiones sobre el patrimonio arqueológico en Tierradentro


Interesarse por las visiones que del patrimonio arqueológico tienen las distintas
comunidades en San Andrés de Pisimbalá, y en Tierradentro en general, implica
interesarse por las diferentes relaciones que conectan lo cultural con lo político y lo
económico. En gran medida, y a pesar de las problemáticas que implica la coexisten-
cia de diversas concepciones sobre el patrimonio, lo arqueológico y la propiedad de
este, debe resaltarse la capacidad que tiene este tipo de patrimonio para condensar
otra serie de problemas más acuciantes, quizá más relevantes para las comunidades,
tales como la propiedad de la tierra, el derecho a la vida, los servicios básicos, la
educación, el desempleo, entre otros. Es decir, y en palabras simples, el problema
no es el patrimonio; si bien existen diversas maneras de concebirlo y de apropiarlo,
el patrimonio es solo una excusa. Esto plantea la pregunta ¿por qué el patrimonio
arqueológico en San Andrés tiene ese poder de representar o de condensar proble-
máticas que lo superan ampliamente?
La respuesta está ligada al (no)lugar que han ocupado Tierradentro y sus co-
munidades en el contexto nacional, es decir, a su carácter de zona de frontera, mar-
ginal, en donde la ausencia del Estado ha sido más la regla que la excepción. El olvido
histórico en el panorama nacional solo se ha visto apaciguado por la atención que
los restos arqueológicos han despertado en pequeños sectores de la sociedad. Aquí
podemos pensar que la categoría de patrimonio, una categoría estatal/académica,
allanó el contexto para “el rompimiento y la rearticulación de diversas dinámicas
socioespaciales que sostenían viejas formas de vinculación y reciprocidad social”
(Bolívar 2006, 122). Así, la existencia de estos vestigios arqueológicos en Tierradentro
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

lo ha visibilizado como parte del territorio nacional, pero sin garantizarle el acceso a
las diferentes “beneficios” que esto supone.
Elías Sevilla, durante la década de 1970, señalaba: “Tierradentro, por su
carácter de frontera, desde comienzos de la conquista es una región crucificada”
(1978, 7). Si bien los últimos años han representado mejoras en la situación de las
comunidades, la región continúa con uno de los índices de necesidades básicas insa-
tisfechas (NBI) más altos del país1. En este sentido, debe resaltarse la configuración
del patrimonio arqueológico en tanto que ha visibilizado, así sea de menor manera,
a la región y ha permitido que a través de este el Estado haga presencia en una zona
que, como se dijo, ha permanecido en el olvido nacional, pensada solo como reducto
de indios y de ruinas. La condensación de los problemas de la zona en los elementos
del patrimonio y en el parque arqueológico funciona entonces como pivote para
reclamos mayores. De ahí se desprende la importancia del patrimonio arqueológico
en la zona, no como una propiedad en sí misma, contenida en la idea del patrimonio,
sino como un elemento capaz de articular diversas estrategias de reclamo, lucha y
reconocimiento. Ahora bien, estas estrategias difieren en los fines de acuerdo con el
colectivo social que las implemente.
Más allá de las posiciones de los actores involucrados, existe una diversidad de
posiciones y concepciones con respecto al parque y al patrimonio que se expresan en 121
los sentires de cada uno de los habitantes de la región. En este sentido, indagar por
la concepción sobre el patrimonio que circula entre los habitantes indígenas y cam-

P A R A L E L O S
pesinos permitió conocer los diferentes matices. Un aspecto a resaltar de las con-
versaciones/entrevistas es la influencia del contexto sociocultural de cada persona.
Por ejemplo, ante la pregunta “¿qué es el patrimonio arqueológico?”, se obtuvieron
muchas respuestas del tipo “es lo que hay en el parque”. Esta respuesta en su mayoría
provenía de personas de las poblaciones indígena y campesina dedicadas casi que
exclusivamente a la agricultura y alejadas en su cotidianidad del parque arqueoló-
gico. Dicha respuesta señala, por un lado, la debilidad de los procesos de difusión
del patrimonio en la zona, un aspecto mencionado por varias personas, y, por otro
lado, enfocando especialmente a la población indígena, la ausencia de un concepto
de patrimonio en el pensamiento nasa.
Así, el contexto en que se desenvuelve cada persona es importante debido a
que algunos están más ligados a las labores agrícolas y su movilidad está asociada
a espacios culturales y económicos propios de su localidad, mientras que otros tie-
nen una formación académica o están en alguna organización cultural o administra-
tiva que reivindica sus posiciones culturales.
Yaid Bolaños, un comunero nasa y antropólogo, comentó:
El patrimonio puede tener varios significados, y para mí son la expresión y la im-
portancia que se les da a todos los trabajos que hicieron nuestros antepasados, es

1 Al año 2012, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Inzá tenía un por-
centaje de NBI en la zona urbana del 24,75 % y en la zona rural, del 72,26 %.
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la herencia misma que puede ser cuidada para el disfrute de todos. Sin embargo,
por otro lado, se puede decir que la noción de patrimonio no ha sido explicada
lo que significa, ni de qué y quiénes y para quiénes se debe proteger los espacios
que constituyen el patrimonio. También, como se ha dicho en espacios más aca-
démicos, el patrimonio es un campo político que involucra a las comunidades
locales y a entes institucionales. (Comunicación personal, San Andrés de Pisim-
balá, octubre de 2017)

Por su parte, Luz Marina Pencue, maestra de escuela, dice que para ella:
El patrimonio es todo aquel legado cultural que de una u otra forma nosotros
hemos heredado de nuestros antepasados y que aún permanece a través de la
historia. Para mí el patrimonio arqueológico son como los elementos que han
logrado ser rescatados de los entierros y de las diferentes manifestaciones, como
son las danzas, la música; entonces, para mí eso es el patrimonio arqueológico.
(Comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, junio de 2017)

Otro integrante de la comunidad, de ocupación agricultor, señala: “Patrimonio


cultural son todas las cosas que hay en nuestro territorio y patrimonio arqueológico
122 son las cosas que hay en el parque” (comunicación personal, San Andrés de Pisim-
balá, mayo de 2017).
En la consulta por el patrimonio se obtienen respuestas asociadas a actividades
dinámicas, vivas, a la cultura que se experimenta cotidianamente; pero al consultar
sobre el tema del patrimonio arqueológico, este aparece como algo estático, existente
en un solo lugar, el parque. El patrimonio “es algo como danza… sí, como activida-
des de baile, o sea, todo lo relacionado con la cultura” y el patrimonio arqueológico
“son los vestigios que hay en el museo” (Natalia Oidor, comunicación personal, San
Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)2; “[…] patrimonio es una cosa cultural, por la
cultura de las tumbas, por todo lo que tienen en el museo que es algo muy antiguo,
todo eso es cultural y antiguo, y las tumbas descubiertas como en 1930” (Marta Ve-
lasco, comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)3.
Hay definiciones que abarcan más aspectos y que articulan diversos elementos,
pero continúan señalando el carácter común del patrimonio:
A nivel general, el patrimonio es una parte de nuestro arraigo que llevamos cada
uno dentro de nuestros sentimientos, dentro de eso tenemos lo cultural, las accio-
nes que se venían desarrollando antes con nuestros antepasados, sus fiestas y todo
lo que tiene que ver con el modo de sus vivencias, eso es lo que nos rodea. Nosotros
tenemos un patrimonio y por lo tanto en cada gesto que nosotros hacemos, hace-
mos mención de él. A nivel de patrimonio arqueológico. Demasiado importante

2 Natalia vive en el casco urbano de San Andrés, para ese momento era estudiante de último grado de ba-
chillerato. No se reconocía como indígena.
3 Marta es habitante del casco urbano de San Andrés. No se reconocía como indígena.
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

para la zona o nuestra zona donde están ubicados, porque en ellos se demuestra el
grado de civilización que han tenido nuestras culturas anteriores y que nos han de-
jado ese legado escrito o tallado en las rocas, entonces eso es lo que debemos cuidar
y debemos proteger porque es parte de nuestro entorno donde vivimos. (Álvaro
Narváez, comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)4

Álvaro nos muestra con su testimonio que no es necesario ser indígena para
sentir y expresar una conexión con los antepasados productores del patrimonio ar-
queológico. Al señalar las acciones de cuidar y proteger, resalta la importancia del
patrimonio para toda la comunidad que confluye en el territorio. La relevancia de los
vestigios del pasado es resaltada también por los comuneros nasas:
Pienso que es una importancia muy profunda en cuanto a las estatuas, a los hi-
pogeos, porque es algo que nos está mostrando desde tanto tiempo y mucho más
allá de lo que nosotros creemos. En el Aguacate nos muestra Salamandras, el arco
iris, fase de la luna, soles en dos tiempos, estrellas, en fin, lo que nos han podido
decir los thewalas es que esos son espíritus de la naturaleza con quien la medicina
tradicional continúa trabajando hasta estos momentos. (Luis Cuello, comunica-
ción personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017).
123
Oscar Parra ha señalado que el gran problema en San Andrés es la no valo-
ración del patrimonio. Este problema se debe principalmente a la falta de conoci-

P A R A L E L O S
miento que tienen las personas sobre su existencia. Este desconocimiento parece ser
producto de cierta inactividad del Icanh en la materia, lo cual señalaría un bajo im-
pacto de una de sus principales directrices: la difusión. Ante esta situación, algunos
docentes de San Andrés y de Inzá han tomado acciones con el propósito de generar
una apropiación del patrimonio en los jóvenes mediante visitas al parque. Varias de
estas situaciones no son percibidas exclusivamente por los habitantes de San Andrés.
Desde la misma administración del parque se expresan muchas de estas problemá-
ticas. La parte administrativa del parque debe lidiar cada día con cierta desidia ins-
titucional que no responde eficazmente a las necesidades locales. Por ejemplo, se
le consultó a la administradora Rosalín Casas acerca del papel y la importancia del
patrimonio arqueológico en la zona y su respuesta hace evidente un serio posiciona-
miento sobre la protección de este y a la vez evidencia una desconexión de intereses
entre los distintos actores institucionales involucrados:
En este momento yo diría que muy poco. De hecho, estuve desde los inicios de
una propuesta que está manejando ahorita el municipio que es el de “Tierraden-
tro: mágico y natural” es su eslogan. Yo ayudé a construir esa propuesta, pero la
propuesta ha tomado otro enfoque, entonces yo decidí renunciar a eso hace dos
años. Porque interfería con los intereses que tenemos como parque, que es la
protección del patrimonio, porque se enfocó más hacia el turismo, a la cantidad

4 Álvaro es un gestor cultural, exdirector de la sede de la Biblioteca de San Andrés. Se reconoce como mestizo.
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de gente mas no a la responsabilidad que tenemos de la protección del patrimo-


nio. Entonces eso es: traemos muchísima cantidad de gente al municipio pero no
sabemos cómo vamos a responder por toda esa cantidad de gente. Porque en este
momento no tenemos ni siquiera una capacidad de carga y es ahí donde hay otra
falencia acá y que es que el plan de manejo no está todavía consolidado. (Rosalín
Casas, comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)

Ricaurte Ortega ha estado relacionado desde muy pequeño con las labores ar-
queológicas. Cuenta que trabajó con Hernández de Alba cuando niño y vio pasar
por Tierradentro a la mayoría de investigadores que allí estuvieron. Él es un con-
vencido de la relevancia de los restos arqueológicos (fue administrador del parque
durante varios años) y expresa sus reservas ante la importancia que le da la gente:
Cuando estuve yo trabajando nadie conocía, ni los indígenas, hay parte de los
mestizos en el pueblo que no conocen. Indígenas conocen porque yo tuve em-
pleados y les dije “caminen a conocer lo que ha sido nuestro”; así iban. Les parecía
bonito porque está la cultura de ellos, calabazos, canastos, entonces, ya siguieron
conociendo, pero cuando estuve yo, ahora creo que no. (Ricaurte Ortega, comu-
nicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)
124
El señor Ricaurte sostiene que existe una falta de apropiación por parte de la
gente y reconoce la labor institucional del Icanh en el mantenimiento del parque,
pues señala que cuando se empezaron a conocer los sitios arqueológicos la gente
no tenía la iniciativa de cuidarlos. La profesora Luz Marina no solo menciona algo
similar a la falta de conocimiento y a la poca importancia otorgada, sino también
algo que está directamente relacionado, la falta de apropiación. Al consultarle sobre
la relación que las comunidades de San Andrés sostienen con lo arqueológico y con
todo aquello que representa el parque, afirma:
Yo veo esa relación muy distante puesto que no hay sentido de pertenencia por
estos lugares. La gente esto lo toma para tener un dividendo económico y, como
lo decía también, estos lugares arqueológicos, estos lugares históricos, culturales,
antes de unir han desunido las comunidades. (Comunicación personal, San An-
drés de Pisimbalá, junio de 2017)

La naturaleza de esta desunión, en la superficie, aparece más como un tema bu-


rocrático en torno al manejo del parque y al fomento del turismo. En el fondo existen
concepciones diferentes sobre el pasado, el territorio y la ancestralidad. Por ejemplo,
al preguntarle a Yaid Bolaños (comunero nasa) sobre su parecer acerca de si realmente
existen una desunión y una disputa en relación con el parque arqueológico, nos dice:
[…] en el fondo lo que ha generado desencuentros entre los pobladores es por
el control del parque, al considerar que es la única fuente de ingresos para la
sobrevivencia (esto piensan los mestizos), y los indígenas consideran que están
prostituyendo y vendiendo lo que no se debe vender, pero se han quedado con la
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

idea de que tomar por vías de hecho los terrenos del parque es la forma más idó-
nea de protesta… y en fin, esto ha generado ciertas disputas que desequilibran las
relaciones sociales entre sectores empobrecidos y olvidados por las políticas del
Gobierno nacional. Con el objetivo de no llegar a enfrentamientos, que incluso
pueden llevar a la pérdida de vidas humanas, las autoridades que representan a
las comunidades y con el Icanh han llegado a acuerdos. (Comunicación personal,
San Andrés de Pisimbalá, octubre de 2017)

Tales acuerdos mencionados por Yaid empezaron a gestarse desde 2006, cuan-
do integrantes del resguardo de San Andrés de Pisimbalá enviaron una comunica-
ción al Icanh en la que le planteaban un plan de trabajo para atender tres puntos:
1) la coadministración del parque entre el Cabildo de San Andrés de Pisimbalá y
el Icanh; 2) el acceso y uso de las instalaciones del parque por parte de la comuni-
dad; y 3) promoción y difusión. Este es de los primeros registros que se conocen de
solicitudes explícitas de la comunidad nasa en las que demuestren interés por los
asuntos administrativos y por el manejo del parque arqueológico. Ante esta soli-
citud el Icanh, a través de su directora, María Clemencia Ramírez, respondió muy
conciliatoriamente sin establecer compromisos con respecto a las solicitudes hechas
por el resguardo y manteniendo la posición institucional como ente encargado de 125
la protección del patrimonio arqueológico (Icanh 2006). El objetivo perseguido por
el Cabildo era “participar de manera activa y permanente en la administración del

P A R A L E L O S
Parque” (Resguardo Indígena de San Andrés de Pisimbalá 2006).
El tema de la coadministración se sorteó y se redujo a la participación indígena
en la planta de trabajadores del parque. Al respecto se señaló la participación que ya
venían teniendo algunos miembros de la comunidad indígena dentro de la plantilla
oficial de trabajadores. A su vez, se acordó la apertura a una mayor participación in-
dígena en las labores administrativas, siempre y cuando se cumplieran los requisitos
de ley y se garantizara el derecho al trabajo de las personas que ya se encontraban
laborando. Este punto fue ampliado por las personas del resguardo en carta remitida
el 27 de septiembre del 2006 al Icanh, en la que mencionaba que “la Asamblea, como
máxima autoridad del Resguardo, tendrá la facultad de decidir sobre el personal
que sea contratado por el Icanh” (Resguardo Indígena de San Andrés de Pisimbalá
2006). Al tiempo, estaría en capacidad de “evaluar el desempeño de quienes en la
actualidad están prestando sus servicios al parque puesto que algunos de ellos no
cumplen con las perspectivas del cabildo en relación con el trabajo comunitario”. Este
intercambio de propuestas no condujo a decisiones concretas y aun el día de hoy se
sigue hablando, por parte del Cabildo, de tener mayor injerencia en el nombramien-
to del personal que labora en el parque. No obstante, el Icanh ha sido claro en hacer
prevalecer el debido proceso y el cumplimiento de los derechos de los trabajadores
y de las leyes laborales.
En esta situación se hace evidente la articulación de la identidad nasa con la
materialidad que reposa en el parque arqueológico y se hace explícita la intención
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de articularse y ganar terreno en los espacios institucionales locales, a modo de un


posicionamiento político, con el objetivo de tener mayor injerencia en las decisiones
administrativas. Esto último se asocia con cierta clase de redes clientelares que los
movimientos indígenas conforman en sus territorios. En los otros dos puntos, el
del uso de las instalaciones del parque y el de difusión y promoción, se encontra-
ron soluciones, al parecer, más consensuadas. Por ejemplo, a las comunidades se les
empezó a permitir el uso de espacios dentro del parque para ceremonias y rituales,
siempre y cuando no afectaran los sitios de acuerdo con evaluaciones previas de los
expertos del instituto; además, se declaró la gratuidad en el ingreso al parque para
los comuneros indígenas.
Estas soluciones reforzaron el papel del Estado, a través del Icanh, en la
mediación del acceso a los sitios arqueológicos, renovando la lógica unidireccional, he-
gemónica si se quiere, que garantiza el poder de la ley y que mantiene al margen a los
grupos sociales que reclaman mayor participación y pertenencia con relación a dichos
sitios. Las acciones de difusión y promoción han sido bastante débiles, dado que en el
presente este aspecto es uno de los más urgentes y olvidados. Por otro lado, esa misma
lógica unidireccional no ha permitido entender la “integralidad” de lo arqueológico
en la perspectiva indígena, ya que las acciones del Estado se han orientado a lo ar-
126 queológico como dato, desconociendo la perspectiva ampliada a la que responde la
cosmovisión nasa, según la cual lo “arqueológico” está en relación con el derecho
mayor, la territorialidad, la autonomía, los rituales, la lucha política y demás aspec-
tos de la vida en comunidad.
En este sentido, es importante entender que, tal como lo señala Luz Mary
Niquinas, integrante de la comunidad nasa: “la tensión entre el Estado y la comunidad
nasa, claro que existe, porque el que no es indígena solo está pensando explotar econó-
micamente. Mientras que los nasa están pensando este lugar de poder como algo que
da fuerza espiritualmente” (comunicación personal, Popayán, agosto de 2017).
Tal fuerza espiritual procede de la concepción de estos sitios como lugares sa-
grados, pero tal condición se ve afectada por las dinámicas del parque arqueológico.
En este caso, se considera que el flujo de turistas afecta la armonía de los lugares y
ahuyenta a los espíritus que viven en ellos. Pero, a pesar de todas estas dinámicas,
situaciones no consensuadas con los indígenas, se conservan sitios gracias a los tra-
bajos de los mayores, que mantienen ese poder espiritual que sostiene los pilares
de la cosmología nasa y que se relaciona con las acciones políticas de sus líderes en
defensa de su cultura y su territorio.
Por ejemplo, todavía nos quedan dos lugares muy importantes porque tal vez
en el tiempo de la Conquista no se cambiaron los nombres que es el Alto del
Aguacate y El Duende. En el Duende se dice que, nos han dicho los mayores, los
thewalas, que el Duende fue anteriormente un lugar sagrado donde iban a hacer
encuentro los thewalas con los diferentes espíritus de la naturaleza. (Luis Cuello,
comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

Esta visión se contrapone a una que apela al patrimonio como recurso para
generar un producto consumible. Intenta restaurar y conservar la identidad y los
“productos tradicionales” para insertarlos en las redes de consumo.
El año pasado, en materia de turismo, nosotros venimos desarrollando, bueno, su-
pervisando un proyecto de regalías que es en el fomento del turismo para Tierraden-
tro. De ese proyecto se tiene la marca región que es “Tierradentro: mágico y natural”.
Esta es una de las primeras iniciativas fuertes que no se tenían en el municipio; con
esa marca nos vamos a dar a conocer al mundo entero. Así que creo que a partir de
allí vamos a empezar a avanzar en dar a conocer no solamente el parque arqueoló-
gico sino la otras potencialidades que tiene el municipio en materia de productos
locales, de otros atractivos turísticos como es el tema natural, vamos a ver si incur-
sionamos en el avistamiento de aves también. Pero ¿como municipio qué queremos?
No queremos un turismo convencional, queremos más un turismo comunitario, la
idea es que sean las mismas comunidades que se apropien de todo este tema. Por eso
es que se está trabajando con la iniciativa OVOP, es una filosofía japonesa que in-
centiva apostarle a lo local, a los productos locales, a las iniciativas locales, a las pro-
puestas de la comunidad y que la institucionalidad sea un apoyo grandísimo. Ya se
han creado algunas organizaciones que están en pro de trabajar este tema. (Andrés
Torres, secretario de Cultura, Alcaldía de Inzá, comunicación personal, mayo 2017) 127

La estrategia OVOP (one village, one product) busca fomentar en Tierraden-

P A R A L E L O S
tro el etnoturismo y el trabajo en comunidad, así como los atractivos culturales e
históricos asociados a los grupos indígenas. Esta estrategia, que tiene como propó-
sito poner en marcha el municipio con algunos líderes de la comunidad campesina,
condensa principalmente los campos económico y cultural, en los que el patrimonio
arqueológico se desenvuelve. Sin embargo, se enfrenta a problemas ya señalados, y
evidentes para todos los actores presentes en Inzá y San Andrés, como el descono-
cimiento de la historia y de los referentes materiales asociados a ella, las divisiones
sociales entre los actores presentes y las carencias socioeconómicas que los aquejan.
Así, el parque arqueológico es central en el imaginario de la zona en dos senti-
dos, como referente identitario y como el espacio donde se pueden resolver muchas
de esas carencias presentes en la zona. Rosalín Casas señala algo crucial para la com-
prensión del papel del patrimonio arqueológico en las comunidades de San Andrés
de Pisimbalá y de Inzá:
Para la zona, porque obviamente el parque es como la representación del Estado
en San Andrés y es una de las fuentes de empleo que hay fijas, aparte de los docen-
tes que hay en las instituciones el parque arqueológico, es el foco de mira de toda
la comunidad. (Comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)

Ante esta situación, tanto para la administración del municipio como para el
Icanh, y quizás más para este último, ha sido difícil desarrollar una articulación plena
con la comunidad a pesar de que se han realizado acercamientos y acciones en conjunto.
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La (im)posibilidad de un encuentro
La protección del patrimonio arqueológico dentro del parque es el aspecto en que
más se trabaja, a pesar de los problemas que existen para la conservación de los ele-
mentos que lo conforman (Sevilla 2009). Pero llegar a acuerdos programáticos claros
y duraderos que involucren a todos los actores sociales de la zona ha sido la dificul-
tad más grande. Uno de los intentos para generar una política integral para el parque
arqueológico y su zona de influencia, que propicie una dinámica de colaboración
con las comunidades, fue el planteamiento para la formulación del Plan de Manejo.
Obedeciendo a criterios técnicos y jurídicos, el Icanh inició en 2007 la formula-
ción de lineamientos y planes de manejo para los parques arqueológicos de Colombia.
Ese mismo año se formuló el Plan de Manejo Arqueológico del Parque Arqueológico
de San Agustín e Isnos y se proyectó en el futuro inmediato realizarlo para los demás
parques del territorio nacional. Fue así que en 2009 se generaron unos lineamientos
y términos de referencia para la realización del Plan de Manejo Integral (2009-2019)
para el Parque Arqueológico de Tierradentro. Este tenía como finalidad ser:
[…] herramienta de gestión administrativa, técnica, social y financiera que ga-
rantice una programación coherente, eficiente y sostenible de las actividades que
el Icanh emprenda en los próximos diez años en el parque de manera exclusiva o
128 en cooperación con otras entidades y organizaciones sociales. (Icanh 2009)

Otros intereses del plan era diagnosticar el estado del parque arqueológico en
los componentes de conservación, protección, conocimiento, relacionamiento con
las comunidades, entre otros. Así mismo, buscaría la creación de programas para
corregir los factores críticos identificados en el diagnóstico, garantizando la sosteni-
bilidad de todas las actividades diseñadas (Icanh 2009).
El estudio y formulación de este plan fue acordado con la Universidad del Cau-
ca, cuyo representante encargado fue el profesor Cristóbal Gnecco, quien, de acuerdo
con los términos de referencia, conformó un equipo de profesionales para trabajar en
el tema. Como parte de ese equipo, asistí a la primera reunión de socialización con el
Icanh, la administración del parque arqueológico y representantes del Cabildo de San
Andrés de Pisimbalá, acompañados por abogados asesores del Consejo Regional Indí-
gena del Cauca (CRIC). Esta reunión, efectuada en abril del 2009, programada como un
encuentro de socialización, tuvo la oposición del sector indígena que argumentaba la
falta del proceso de consulta previa por parte del Icanh. De acuerdo con los argumentos
expuestos, la reunión no cumplió con el objetivo de concretar el inicio del estudio para
la formulación del plan, y en cambio sí hizo que el proceso fuera detenido hasta que no
se realizara la consulta con la comunidad nasa. A partir de esto, el grupo de trabajo se
disolvió y el profesor Gnecco quedó a cargo de la posible renegociación de los términos
de referencia para la elaboración del Plan de Manejo (Gnecco 2017). Los nuevos acer-
camientos hechos por él lograron reactivar el proceso.
Este se enmarcó en un contexto en el cual “los indígenas, por primera vez,
volvieron los ojos hacia las cosas que interesaban a los arqueólogos, esta vez para
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

incluirlas en la órbita de sus reivindicaciones” (Gnecco 2017, 188), motivo por el


cual los gobernadores de los cabildos indígenas del municipio de Inzá, en julio de
2009, enviaron una comunicación al Icanh en la que ampliaron los motivos de su re-
chazo a la propuesta del Plan de Manejo Integral. Expresaron que era necesario que:
[…] se tenga en cuenta las operaciones, expresiones u opiniones y saberes de
las comunidades indígenas, representadas por sus autoridades tradicionales, res-
pecto a cualquier intervención que implique diagnóstico, estudio, investigación
o inversión referente a los aspectos arqueológicos, antropológicos, etnográficos,
lingüísticos e históricos, en este caso específico respecto al denominado Plan de
Manejo Arqueológico, acción que se desarrollará sin el conocimiento y autori-
zación previa de las comunidades indígenas legítimas, depositarias del derecho
a ser partícipes de las decisiones que las afectan, máxime si son objeto científico
o de estudio. Considerando los aspectos previos, exponemos a ustedes que en el
marco del Plan de Vida de los resguardos y cabildos indígenas del Municipio de
Inzá se estará analizando, discutiendo y proponiendo las actividades relacionadas
con el tema arqueológico, etnográfico y turístico. Por lo tanto, hasta que no sea
posible y divulgue los componentes conceptuales legitimados desde la máxima
asamblea de cabildos de Inzá, cualquier intervención previa carece de recono-
cimiento y validez jurídica y administrativa. (Citado en Gnecco 2017, 191-192) 129

Según Gnecco (2017), el planteamiento del Plan de Manejo “tocó aspectos sen-

P A R A L E L O S
sibles de la vida nasa y fue rechazado porque no tuvo en consideración el plan de
vida de las comunidades y estaba basado en conceptos ajenos a su cosmovisión”
(196). En septiembre de 2010, miembros del Cabildo de San Andrés, la gobernadora,
la presidenta de la Asociación de Cabildos Juan Tama y el profesor Gnecco se reunie-
ron “para conversar sobre el impugnado plan de manejo, partiendo de que el Icanh
abandonaba los términos de referencia iniciales y estaba dispuesto a consensuar tér-
minos nuevos que satisficieran a las partes” (198). Sin embargo, las conversaciones
entre indígenas e Icanh sufrieron dilaciones que llevaron a que el proceso se fuera
enfriando sin obtener ningún resultado. En 2012 se dio por terminado cualquier
intento por concertar un acuerdo. El final de este proceso fue enunciado así:
El nuevo director del ICANH decidió poner fin a los acuerdos alcanzados con la
comunidad; en negociaciones turbias, respaldadas por el nuevo gobernador, el
plan presentado por las autoridades y el pueblo de San Andrés y ya aceptado por
la administración anterior fue archivado. Una oportunidad única y sin preceden-
tes fue desperdiciada. (Gnecco 2017, 199)

De acuerdo con el Icanh, desde principios del 2017 se están realizando acuer-
dos con la Universidad del Valle para adelantar nuevamente las gestiones para con-
certar el Plan de Manejo Arqueológico del Parque Arqueológico de Tierradentro.
Aún sin un panorama claro y concreto frente a este tipo de acción, se considera
fundamental que los trabajos que se realicen tengan en cuenta las diferentes voces
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
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y visiones existentes en torno a lo arqueológico en la zona. Sin duda es una labor


compleja, pero será necesario llevarla a cabo para empezar a generar procesos que
articulen las distintas visiones sobre el pasado y sobre el futuro que tienen los po-
bladores de Tierradentro. Hasta el día de hoy se ha demostrado la imposibilidad de
generar el encuentro de distintos horizontes culturales. Se espera así que los nuevos
intentos puedan concretar la creación de un espacio en común con respecto al pa-
trimonio en Tierradentro.
Los espacios comunes se construyen de acuerdo a las necesidades que surgen en
los grupos que habitan un determinado espacio. En este caso, como estamos ha-
blando de patrimonio, entendiéndolo como un cúmulo de saberes, expresiones,
prácticas, y otros elementos tanto nuevos como antiguos buscan su representa-
ción, protección, promoción… y en nuestro caso, Tierradentro, la sumatoria de
todo lo dicho se cumple en la medida en que cada grupo o sector social se vincula
directa o indirectamente con lo que se tiene en Tierradentro. En Tierradentro el
patrimonio no solo es el parque arqueológico, también es patrimonio la lengua
materna practicada por los nasa, la medicina tradicional, las prácticas y los teji-
dos de la mujeres y hombres, la forma de trabajar la tierra por los nasa y por los
campesinos… y a su forma cada grupo se preocupa por salvaguardar con lo que
130 se identifican. Sin embargo, a pesar de que en los últimos tiempos se ha buscado
la construcción de espacios comunes, aún sigue siendo crítico el tema de crear
verdaderos espacios de reflexión, debate sobre todo en los dirigentes que repre-
sentan a los grupos que habitan en Tierradentro. (Yaid Bolaños, comunicación
personal, San Andrés de Pisimbalá, octubre de 2017)

Conclusiones
El patrimonio arqueológico en Tierradentro ocupa un lugar importante en el hori-
zonte cultural, político y económico para las comunidades; sin embargo, hay otros
temas, como la delimitación territorial, el sentido y manejo de la educación y al-
gunos aspectos relacionados con las necesidades básicas que pueden establecerse
como prioritarios. No obstante, el patrimonio arqueológico funciona como articula-
dor de viejas batallas por lo político y lo económico. Quizá al ser un tema de moda, y
el recurso más inmediato del que dispone la gente para obtener un poco de visibilidad
ante las instituciones, se convierte en un comodín que no termina por ser capitalizado
por ninguno de los actores, salvo por el Estado. La existencia de una timidez polí-
tica, por parte de los indígenas, y de una preocupación y una promesa económica
sin realizar, por parte de los campesinos, llevan a que ninguno de los dos vean
trasformadas su prácticas o realizadas sus expectativas generales gracias al recurso
patrimonial. El Estado, por su parte, capitaliza tanto la timidez política como la nece-
sidad, quizá la precariedad económica, de las comunidades para apuntalar su control
y mantenerse como el aparato que modula cualquier aspiración comunitaria. En
realidad, si los tres actores confluyeran entendiendo el patrimonio desde un punto
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco

de inflexión, lograrían condensar acuerdos mediante una mirada más política o


reivindicatoria de su “etnicidad” alrededor del territorio, el parque arqueológico y
los sitios sagrados.
De igual manera, es importante revisar críticamente el discurso y auspicio del
turismo en nombre del patrimonio, debido a su subsecuente deterioro y colapso de
los rastros del pasado que se encuentran en el presente. En San Andrés de Pisimbalá
se refleja un vacío de información, a pesar de los esfuerzos institucionales, que tiene
que ver con la falta de una política pública institucional adecuada para el manejo y
cuidado del parque arqueológico con relación a la actividad turística para los lugare-
ños, visitantes nacionales y extranjeros. Al estar desprovisto de un manejo adecuado,
se genera desinformación importante con relación a lugares con abundantes datos
simbólicos, de paisajes culturales, ambientales, políticos, territoriales, etnohistóricos
y socioculturales. El manejo implica, por ejemplo, brindar una información integral
adecuada sobre la interacción entre el espacio, lo arqueológico y las personas; algo
que va más allá de la adecuación estética para el tránsito del público. Es clave la com-
prensión de la dinámica social y la historicidad de los acontecimientos de las cul-
turas presentes en la zona, para generar una agenda sistemática y seria que permita
manejar una metodología equilibrada de las diferencias de la localidad. Finalmente,
debe propiciarse un espacio de debate desde un diálogo entre la arqueología, la an- 131
tropología, las concepciones de vida indígenas y campesinas, para elaborar herra-
mientas de análisis que hagan posible diseñar políticas públicas concertadas que

P A R A L E L O S
incluyan la compleja heterogeneidad que compone a la región de Tierradentro.

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