EBSCO-FullText-15 11 2024
EBSCO-FullText-15 11 2024
EBSCO-FullText-15 11 2024
al patrimonio arqueológico*
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Cómo citar este artículo: Franco, Luis Gerardo. 2019. “Tierradentro: visiones y tensiones en
torno al patrimonio arqueológico”. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 36: 113-134.
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Artículo recibido: 15 de octubre de 2018; aceptado: 13 de mayo de 2019; modificado: 29 de mayo de 2019.
P A R A L E L O S
des que allí habitan y los conflictos que se generan a partir de ello. Se detallan
los procesos que ha generado en el parque arqueológico el establecimiento de
una visión monolítica amparada por el Estado y la arqueología, así como la di-
ficultad, pero también la necesidad, de crear un espacio en común que permi-
ta el encuentro de las distintas visiones sobre lo “arqueológico”. Metodología:
el artículo está basado en una investigación etnográfica sobre el patrimonio
arqueológico que buscó evidenciar los diferentes posicionamientos políticos,
culturales y económicos de los actores de la región frente al tema y frente al
Parque Arqueológico de Tierradentro (Patrimonio de la Humanidad). Con-
clusiones: las distintas posiciones de los actores involucrados, campesinos,
P A R A L E L O S
fica. Originalidade: a reflexão sobre este tipo de processos, que evidenciam
a existência de conflitos não somente unidos ao tema patrimonial mas mais
ancorados nas desigualdades e nas condições históricas de exclusão das co-
munidades locais, convida a continuar os esforços para abrir espaços comuns
que possibilitem novos entendimentos sobre o “arqueológico”.
Palavras-chave: comunidade nasa; Estado; mestiços; parque arqueológico;
patrimônio arqueológico; Tierradentro.
E
n Colombia, pocos trabajos han ahondado en las tensiones y problemá-
ticas que suscita la confluencia de diversos actores sociales en torno al
patrimonio arqueológico (Dellenback 2013; González 2010; Martínez
2010; Reyes y Archila 2014; Sanabria 2013; Sarmiento 2007). Entre estos
trabajos, el análisis en torno al Parque Arqueológico Ciudad Perdida
(Teyuna) constituye uno de los mejor elaborados sobre las tensiones existentes en
el proceso de patrimonialización y las distintas posturas de los agentes involucrados
en la escena: comunidades indígenas, Estado, empresas privadas, multinacionales y
grupos armados al margen de la ley (Reyes y Archila 2014). Estudios como estos son
necesarios para comprender las dinámicas a nivel (inter)cultural, social, económico
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
San Andrés. Por su parte, la comunidad indígena nasa habita este territorio desde
tiempos precoloniales, tal como ellos lo afirman. En general, tanto indígenas como
mestizos han luchado contra la marginación social y económica a la que han sido
sometidos históricamente. Estas condiciones históricas, económicas, sociales, cul-
turales y políticas influyen en la percepción que cada grupo tiene con relación al
patrimonio arqueológico y al parque arqueológico.
En la zona se pueden ubicar tres actores que hacen parte de la interacción con
el patrimonio arqueológico. Estos son: indígenas, campesinos (mestizos-colonos)
y Estado. Es importante hacer unas primeras aclaraciones al respecto. La visión de
la comunidad nasa involucrada en la discusión sobre el patrimonio arqueológico
es diferente a la instituida por las leyes colombianas, en tanto lo concibe de mane-
ra relacional y constituyente de su identidad étnica, a pesar de que la arqueología
académica realizada a lo largo del tiempo en Tierradentro ha difundido la versión
de que los nasa no tendrían relación alguna con los pobladores prehispánicos que
habrían producido los elementos que hoy podemos ver en el parque.
A su vez, es importante decir que no hay un discurso homogéneo sobre la
concepción e importancia del patrimonio en la comunidad, ya que adquiere matices
diferentes dependiendo del nivel comunitario que sea indagado. Esto es así debido
a que, en el ámbito de los dirigentes, se entrecruza este tema con aspectos políticos 117
de reivindicación histórica, de su autonomía y con elementos económicos (en algu-
nos casos, resalta el interés instrumental por el parque). La comunidad mestiza se
P A R A L E L O S
compone de aquellos que habitan especialmente el centro poblado de San Andrés de
Pisimbalá y puede decirse que, si bien no existe en ellos una mirada homogénea, sí se
aprecia una mayor uniformidad ligada a los discursos públicos sobre el patrimonio
que recalcan su importancia y la necesidad de protegerlo, así como la pertenencia
de este a la nación. Finalmente, se encuentra el Estado, representado por el Instituto
Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), entidad que manifiesta la posición
más homogénea con relación a los otros dos actores involucrados. No extraña que
esto sea así, debido a que el Icanh debe manejar por ley el parque y garantizar su
protección. Cada uno de los actores, bajo sus propias instituciones, sostiene posi-
ciones particulares que los llevan algunas veces a la disputa. El campesinado, en
la Junta de Acción Comunal, encuentra respaldo a su organización, la Asociación
Campesina de Inza Tierradentro (ACIT); por su parte, los indígenas, organizados
en el resguardo de San Andrés de Pisimbalá, cuentan con la vocería del Cabildo y su
máxima autoridad, la asamblea, y el indiscutible apoyo de la Asociación de Cabildos
Indígenas Juan Tama.
Al indagar sobre el tema arqueológico sale a la luz la existencia de un conflicto
entre los actores presentes en la región que involucra los temas de la educación y las
tierras. La aparición de este conflicto entre indígenas y campesinos no tiene como
origen el parque arqueológico; sin embargo, este ha sido involucrado en las deman-
das indígenas debido a un creciente antagonismo con el Estado por las concepcio-
nes y los usos de este espacio. Además, el parque representa en algunos casos una
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
P A R A L E L O S
la de una visión monolítica de las cosas, ya ha venido siendo señalada para la arqueo-
logía en Colombia al menos desde finales de la década de 1990.
Entonces, la diversidad que se puede ver en los diferentes espacios de San An-
drés se pierde cuando nos adentramos en la narración que hace el Estado del pasado
y de la conformación del patrimonio arqueológico. Allí se hacen evidentes diferentes
formas de relación entre pasado y presente. La primera es la no relación entre los
habitantes indígenas de hoy, aquellos que vemos caminar por los caminos, y los del
pasado, aquellos que hicieron tumbas y estatuas. Esta desvinculación del presente
de las comunidades con su pasado se evidencia en el guion del museo arqueológico
del parque: “del siglo VII al IX habitó en Tierradentro un pueblo de agricultores,
tejedores, escultores y alfareros. Sobre sus orígenes y extinción nada sabemos, pero
tumbas, estatuas y cerámica, evidencian su habilidad técnica, su sensibilidad artísti-
ca y su profunda religiosidad”. Esta no relación habilita las demás formas que toma
el binomio pasado/presente. La desvinculación local de uno y otro, pasado/presente,
asegura la articulación ideológica, a nivel nacional y global, de los dos. El pasado
como recurso del presente funciona ideológicamente para generar el sentido de uni-
dad, los ya conocidos nacionalismos, y los recursos del pasado, en este caso su “mo-
numentalidad”, funcionan para generar un sentimiento de unidad supranacional y
promesas en el presente de un bienestar en el futuro. A nivel nacional se proyecta
una visión unificada, el patrimonio de todos, pero a nivel local este patrimonio pa-
rece tener apropiaciones diferentes y se articula a proyectos de vida heterogéneos.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
lo ha visibilizado como parte del territorio nacional, pero sin garantizarle el acceso a
las diferentes “beneficios” que esto supone.
Elías Sevilla, durante la década de 1970, señalaba: “Tierradentro, por su
carácter de frontera, desde comienzos de la conquista es una región crucificada”
(1978, 7). Si bien los últimos años han representado mejoras en la situación de las
comunidades, la región continúa con uno de los índices de necesidades básicas insa-
tisfechas (NBI) más altos del país1. En este sentido, debe resaltarse la configuración
del patrimonio arqueológico en tanto que ha visibilizado, así sea de menor manera,
a la región y ha permitido que a través de este el Estado haga presencia en una zona
que, como se dijo, ha permanecido en el olvido nacional, pensada solo como reducto
de indios y de ruinas. La condensación de los problemas de la zona en los elementos
del patrimonio y en el parque arqueológico funciona entonces como pivote para
reclamos mayores. De ahí se desprende la importancia del patrimonio arqueológico
en la zona, no como una propiedad en sí misma, contenida en la idea del patrimonio,
sino como un elemento capaz de articular diversas estrategias de reclamo, lucha y
reconocimiento. Ahora bien, estas estrategias difieren en los fines de acuerdo con el
colectivo social que las implemente.
Más allá de las posiciones de los actores involucrados, existe una diversidad de
posiciones y concepciones con respecto al parque y al patrimonio que se expresan en 121
los sentires de cada uno de los habitantes de la región. En este sentido, indagar por
la concepción sobre el patrimonio que circula entre los habitantes indígenas y cam-
P A R A L E L O S
pesinos permitió conocer los diferentes matices. Un aspecto a resaltar de las con-
versaciones/entrevistas es la influencia del contexto sociocultural de cada persona.
Por ejemplo, ante la pregunta “¿qué es el patrimonio arqueológico?”, se obtuvieron
muchas respuestas del tipo “es lo que hay en el parque”. Esta respuesta en su mayoría
provenía de personas de las poblaciones indígena y campesina dedicadas casi que
exclusivamente a la agricultura y alejadas en su cotidianidad del parque arqueoló-
gico. Dicha respuesta señala, por un lado, la debilidad de los procesos de difusión
del patrimonio en la zona, un aspecto mencionado por varias personas, y, por otro
lado, enfocando especialmente a la población indígena, la ausencia de un concepto
de patrimonio en el pensamiento nasa.
Así, el contexto en que se desenvuelve cada persona es importante debido a
que algunos están más ligados a las labores agrícolas y su movilidad está asociada
a espacios culturales y económicos propios de su localidad, mientras que otros tie-
nen una formación académica o están en alguna organización cultural o administra-
tiva que reivindica sus posiciones culturales.
Yaid Bolaños, un comunero nasa y antropólogo, comentó:
El patrimonio puede tener varios significados, y para mí son la expresión y la im-
portancia que se les da a todos los trabajos que hicieron nuestros antepasados, es
1 Al año 2012, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Inzá tenía un por-
centaje de NBI en la zona urbana del 24,75 % y en la zona rural, del 72,26 %.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
la herencia misma que puede ser cuidada para el disfrute de todos. Sin embargo,
por otro lado, se puede decir que la noción de patrimonio no ha sido explicada
lo que significa, ni de qué y quiénes y para quiénes se debe proteger los espacios
que constituyen el patrimonio. También, como se ha dicho en espacios más aca-
démicos, el patrimonio es un campo político que involucra a las comunidades
locales y a entes institucionales. (Comunicación personal, San Andrés de Pisim-
balá, octubre de 2017)
Por su parte, Luz Marina Pencue, maestra de escuela, dice que para ella:
El patrimonio es todo aquel legado cultural que de una u otra forma nosotros
hemos heredado de nuestros antepasados y que aún permanece a través de la
historia. Para mí el patrimonio arqueológico son como los elementos que han
logrado ser rescatados de los entierros y de las diferentes manifestaciones, como
son las danzas, la música; entonces, para mí eso es el patrimonio arqueológico.
(Comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, junio de 2017)
2 Natalia vive en el casco urbano de San Andrés, para ese momento era estudiante de último grado de ba-
chillerato. No se reconocía como indígena.
3 Marta es habitante del casco urbano de San Andrés. No se reconocía como indígena.
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco
para la zona o nuestra zona donde están ubicados, porque en ellos se demuestra el
grado de civilización que han tenido nuestras culturas anteriores y que nos han de-
jado ese legado escrito o tallado en las rocas, entonces eso es lo que debemos cuidar
y debemos proteger porque es parte de nuestro entorno donde vivimos. (Álvaro
Narváez, comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)4
Álvaro nos muestra con su testimonio que no es necesario ser indígena para
sentir y expresar una conexión con los antepasados productores del patrimonio ar-
queológico. Al señalar las acciones de cuidar y proteger, resalta la importancia del
patrimonio para toda la comunidad que confluye en el territorio. La relevancia de los
vestigios del pasado es resaltada también por los comuneros nasas:
Pienso que es una importancia muy profunda en cuanto a las estatuas, a los hi-
pogeos, porque es algo que nos está mostrando desde tanto tiempo y mucho más
allá de lo que nosotros creemos. En el Aguacate nos muestra Salamandras, el arco
iris, fase de la luna, soles en dos tiempos, estrellas, en fin, lo que nos han podido
decir los thewalas es que esos son espíritus de la naturaleza con quien la medicina
tradicional continúa trabajando hasta estos momentos. (Luis Cuello, comunica-
ción personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017).
123
Oscar Parra ha señalado que el gran problema en San Andrés es la no valo-
ración del patrimonio. Este problema se debe principalmente a la falta de conoci-
P A R A L E L O S
miento que tienen las personas sobre su existencia. Este desconocimiento parece ser
producto de cierta inactividad del Icanh en la materia, lo cual señalaría un bajo im-
pacto de una de sus principales directrices: la difusión. Ante esta situación, algunos
docentes de San Andrés y de Inzá han tomado acciones con el propósito de generar
una apropiación del patrimonio en los jóvenes mediante visitas al parque. Varias de
estas situaciones no son percibidas exclusivamente por los habitantes de San Andrés.
Desde la misma administración del parque se expresan muchas de estas problemá-
ticas. La parte administrativa del parque debe lidiar cada día con cierta desidia ins-
titucional que no responde eficazmente a las necesidades locales. Por ejemplo, se
le consultó a la administradora Rosalín Casas acerca del papel y la importancia del
patrimonio arqueológico en la zona y su respuesta hace evidente un serio posiciona-
miento sobre la protección de este y a la vez evidencia una desconexión de intereses
entre los distintos actores institucionales involucrados:
En este momento yo diría que muy poco. De hecho, estuve desde los inicios de
una propuesta que está manejando ahorita el municipio que es el de “Tierraden-
tro: mágico y natural” es su eslogan. Yo ayudé a construir esa propuesta, pero la
propuesta ha tomado otro enfoque, entonces yo decidí renunciar a eso hace dos
años. Porque interfería con los intereses que tenemos como parque, que es la
protección del patrimonio, porque se enfocó más hacia el turismo, a la cantidad
4 Álvaro es un gestor cultural, exdirector de la sede de la Biblioteca de San Andrés. Se reconoce como mestizo.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Ricaurte Ortega ha estado relacionado desde muy pequeño con las labores ar-
queológicas. Cuenta que trabajó con Hernández de Alba cuando niño y vio pasar
por Tierradentro a la mayoría de investigadores que allí estuvieron. Él es un con-
vencido de la relevancia de los restos arqueológicos (fue administrador del parque
durante varios años) y expresa sus reservas ante la importancia que le da la gente:
Cuando estuve yo trabajando nadie conocía, ni los indígenas, hay parte de los
mestizos en el pueblo que no conocen. Indígenas conocen porque yo tuve em-
pleados y les dije “caminen a conocer lo que ha sido nuestro”; así iban. Les parecía
bonito porque está la cultura de ellos, calabazos, canastos, entonces, ya siguieron
conociendo, pero cuando estuve yo, ahora creo que no. (Ricaurte Ortega, comu-
nicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)
124
El señor Ricaurte sostiene que existe una falta de apropiación por parte de la
gente y reconoce la labor institucional del Icanh en el mantenimiento del parque,
pues señala que cuando se empezaron a conocer los sitios arqueológicos la gente
no tenía la iniciativa de cuidarlos. La profesora Luz Marina no solo menciona algo
similar a la falta de conocimiento y a la poca importancia otorgada, sino también
algo que está directamente relacionado, la falta de apropiación. Al consultarle sobre
la relación que las comunidades de San Andrés sostienen con lo arqueológico y con
todo aquello que representa el parque, afirma:
Yo veo esa relación muy distante puesto que no hay sentido de pertenencia por
estos lugares. La gente esto lo toma para tener un dividendo económico y, como
lo decía también, estos lugares arqueológicos, estos lugares históricos, culturales,
antes de unir han desunido las comunidades. (Comunicación personal, San An-
drés de Pisimbalá, junio de 2017)
idea de que tomar por vías de hecho los terrenos del parque es la forma más idó-
nea de protesta… y en fin, esto ha generado ciertas disputas que desequilibran las
relaciones sociales entre sectores empobrecidos y olvidados por las políticas del
Gobierno nacional. Con el objetivo de no llegar a enfrentamientos, que incluso
pueden llevar a la pérdida de vidas humanas, las autoridades que representan a
las comunidades y con el Icanh han llegado a acuerdos. (Comunicación personal,
San Andrés de Pisimbalá, octubre de 2017)
Tales acuerdos mencionados por Yaid empezaron a gestarse desde 2006, cuan-
do integrantes del resguardo de San Andrés de Pisimbalá enviaron una comunica-
ción al Icanh en la que le planteaban un plan de trabajo para atender tres puntos:
1) la coadministración del parque entre el Cabildo de San Andrés de Pisimbalá y
el Icanh; 2) el acceso y uso de las instalaciones del parque por parte de la comuni-
dad; y 3) promoción y difusión. Este es de los primeros registros que se conocen de
solicitudes explícitas de la comunidad nasa en las que demuestren interés por los
asuntos administrativos y por el manejo del parque arqueológico. Ante esta soli-
citud el Icanh, a través de su directora, María Clemencia Ramírez, respondió muy
conciliatoriamente sin establecer compromisos con respecto a las solicitudes hechas
por el resguardo y manteniendo la posición institucional como ente encargado de 125
la protección del patrimonio arqueológico (Icanh 2006). El objetivo perseguido por
el Cabildo era “participar de manera activa y permanente en la administración del
P A R A L E L O S
Parque” (Resguardo Indígena de San Andrés de Pisimbalá 2006).
El tema de la coadministración se sorteó y se redujo a la participación indígena
en la planta de trabajadores del parque. Al respecto se señaló la participación que ya
venían teniendo algunos miembros de la comunidad indígena dentro de la plantilla
oficial de trabajadores. A su vez, se acordó la apertura a una mayor participación in-
dígena en las labores administrativas, siempre y cuando se cumplieran los requisitos
de ley y se garantizara el derecho al trabajo de las personas que ya se encontraban
laborando. Este punto fue ampliado por las personas del resguardo en carta remitida
el 27 de septiembre del 2006 al Icanh, en la que mencionaba que “la Asamblea, como
máxima autoridad del Resguardo, tendrá la facultad de decidir sobre el personal
que sea contratado por el Icanh” (Resguardo Indígena de San Andrés de Pisimbalá
2006). Al tiempo, estaría en capacidad de “evaluar el desempeño de quienes en la
actualidad están prestando sus servicios al parque puesto que algunos de ellos no
cumplen con las perspectivas del cabildo en relación con el trabajo comunitario”. Este
intercambio de propuestas no condujo a decisiones concretas y aun el día de hoy se
sigue hablando, por parte del Cabildo, de tener mayor injerencia en el nombramien-
to del personal que labora en el parque. No obstante, el Icanh ha sido claro en hacer
prevalecer el debido proceso y el cumplimiento de los derechos de los trabajadores
y de las leyes laborales.
En esta situación se hace evidente la articulación de la identidad nasa con la
materialidad que reposa en el parque arqueológico y se hace explícita la intención
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Esta visión se contrapone a una que apela al patrimonio como recurso para
generar un producto consumible. Intenta restaurar y conservar la identidad y los
“productos tradicionales” para insertarlos en las redes de consumo.
El año pasado, en materia de turismo, nosotros venimos desarrollando, bueno, su-
pervisando un proyecto de regalías que es en el fomento del turismo para Tierraden-
tro. De ese proyecto se tiene la marca región que es “Tierradentro: mágico y natural”.
Esta es una de las primeras iniciativas fuertes que no se tenían en el municipio; con
esa marca nos vamos a dar a conocer al mundo entero. Así que creo que a partir de
allí vamos a empezar a avanzar en dar a conocer no solamente el parque arqueoló-
gico sino la otras potencialidades que tiene el municipio en materia de productos
locales, de otros atractivos turísticos como es el tema natural, vamos a ver si incur-
sionamos en el avistamiento de aves también. Pero ¿como municipio qué queremos?
No queremos un turismo convencional, queremos más un turismo comunitario, la
idea es que sean las mismas comunidades que se apropien de todo este tema. Por eso
es que se está trabajando con la iniciativa OVOP, es una filosofía japonesa que in-
centiva apostarle a lo local, a los productos locales, a las iniciativas locales, a las pro-
puestas de la comunidad y que la institucionalidad sea un apoyo grandísimo. Ya se
han creado algunas organizaciones que están en pro de trabajar este tema. (Andrés
Torres, secretario de Cultura, Alcaldía de Inzá, comunicación personal, mayo 2017) 127
P A R A L E L O S
tro el etnoturismo y el trabajo en comunidad, así como los atractivos culturales e
históricos asociados a los grupos indígenas. Esta estrategia, que tiene como propó-
sito poner en marcha el municipio con algunos líderes de la comunidad campesina,
condensa principalmente los campos económico y cultural, en los que el patrimonio
arqueológico se desenvuelve. Sin embargo, se enfrenta a problemas ya señalados, y
evidentes para todos los actores presentes en Inzá y San Andrés, como el descono-
cimiento de la historia y de los referentes materiales asociados a ella, las divisiones
sociales entre los actores presentes y las carencias socioeconómicas que los aquejan.
Así, el parque arqueológico es central en el imaginario de la zona en dos senti-
dos, como referente identitario y como el espacio donde se pueden resolver muchas
de esas carencias presentes en la zona. Rosalín Casas señala algo crucial para la com-
prensión del papel del patrimonio arqueológico en las comunidades de San Andrés
de Pisimbalá y de Inzá:
Para la zona, porque obviamente el parque es como la representación del Estado
en San Andrés y es una de las fuentes de empleo que hay fijas, aparte de los docen-
tes que hay en las instituciones el parque arqueológico, es el foco de mira de toda
la comunidad. (Comunicación personal, San Andrés de Pisimbalá, mayo de 2017)
Ante esta situación, tanto para la administración del municipio como para el
Icanh, y quizás más para este último, ha sido difícil desarrollar una articulación plena
con la comunidad a pesar de que se han realizado acercamientos y acciones en conjunto.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
La (im)posibilidad de un encuentro
La protección del patrimonio arqueológico dentro del parque es el aspecto en que
más se trabaja, a pesar de los problemas que existen para la conservación de los ele-
mentos que lo conforman (Sevilla 2009). Pero llegar a acuerdos programáticos claros
y duraderos que involucren a todos los actores sociales de la zona ha sido la dificul-
tad más grande. Uno de los intentos para generar una política integral para el parque
arqueológico y su zona de influencia, que propicie una dinámica de colaboración
con las comunidades, fue el planteamiento para la formulación del Plan de Manejo.
Obedeciendo a criterios técnicos y jurídicos, el Icanh inició en 2007 la formula-
ción de lineamientos y planes de manejo para los parques arqueológicos de Colombia.
Ese mismo año se formuló el Plan de Manejo Arqueológico del Parque Arqueológico
de San Agustín e Isnos y se proyectó en el futuro inmediato realizarlo para los demás
parques del territorio nacional. Fue así que en 2009 se generaron unos lineamientos
y términos de referencia para la realización del Plan de Manejo Integral (2009-2019)
para el Parque Arqueológico de Tierradentro. Este tenía como finalidad ser:
[…] herramienta de gestión administrativa, técnica, social y financiera que ga-
rantice una programación coherente, eficiente y sostenible de las actividades que
el Icanh emprenda en los próximos diez años en el parque de manera exclusiva o
128 en cooperación con otras entidades y organizaciones sociales. (Icanh 2009)
Otros intereses del plan era diagnosticar el estado del parque arqueológico en
los componentes de conservación, protección, conocimiento, relacionamiento con
las comunidades, entre otros. Así mismo, buscaría la creación de programas para
corregir los factores críticos identificados en el diagnóstico, garantizando la sosteni-
bilidad de todas las actividades diseñadas (Icanh 2009).
El estudio y formulación de este plan fue acordado con la Universidad del Cau-
ca, cuyo representante encargado fue el profesor Cristóbal Gnecco, quien, de acuerdo
con los términos de referencia, conformó un equipo de profesionales para trabajar en
el tema. Como parte de ese equipo, asistí a la primera reunión de socialización con el
Icanh, la administración del parque arqueológico y representantes del Cabildo de San
Andrés de Pisimbalá, acompañados por abogados asesores del Consejo Regional Indí-
gena del Cauca (CRIC). Esta reunión, efectuada en abril del 2009, programada como un
encuentro de socialización, tuvo la oposición del sector indígena que argumentaba la
falta del proceso de consulta previa por parte del Icanh. De acuerdo con los argumentos
expuestos, la reunión no cumplió con el objetivo de concretar el inicio del estudio para
la formulación del plan, y en cambio sí hizo que el proceso fuera detenido hasta que no
se realizara la consulta con la comunidad nasa. A partir de esto, el grupo de trabajo se
disolvió y el profesor Gnecco quedó a cargo de la posible renegociación de los términos
de referencia para la elaboración del Plan de Manejo (Gnecco 2017). Los nuevos acer-
camientos hechos por él lograron reactivar el proceso.
Este se enmarcó en un contexto en el cual “los indígenas, por primera vez,
volvieron los ojos hacia las cosas que interesaban a los arqueólogos, esta vez para
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco
Según Gnecco (2017), el planteamiento del Plan de Manejo “tocó aspectos sen-
P A R A L E L O S
sibles de la vida nasa y fue rechazado porque no tuvo en consideración el plan de
vida de las comunidades y estaba basado en conceptos ajenos a su cosmovisión”
(196). En septiembre de 2010, miembros del Cabildo de San Andrés, la gobernadora,
la presidenta de la Asociación de Cabildos Juan Tama y el profesor Gnecco se reunie-
ron “para conversar sobre el impugnado plan de manejo, partiendo de que el Icanh
abandonaba los términos de referencia iniciales y estaba dispuesto a consensuar tér-
minos nuevos que satisficieran a las partes” (198). Sin embargo, las conversaciones
entre indígenas e Icanh sufrieron dilaciones que llevaron a que el proceso se fuera
enfriando sin obtener ningún resultado. En 2012 se dio por terminado cualquier
intento por concertar un acuerdo. El final de este proceso fue enunciado así:
El nuevo director del ICANH decidió poner fin a los acuerdos alcanzados con la
comunidad; en negociaciones turbias, respaldadas por el nuevo gobernador, el
plan presentado por las autoridades y el pueblo de San Andrés y ya aceptado por
la administración anterior fue archivado. Una oportunidad única y sin preceden-
tes fue desperdiciada. (Gnecco 2017, 199)
De acuerdo con el Icanh, desde principios del 2017 se están realizando acuer-
dos con la Universidad del Valle para adelantar nuevamente las gestiones para con-
certar el Plan de Manejo Arqueológico del Parque Arqueológico de Tierradentro.
Aún sin un panorama claro y concreto frente a este tipo de acción, se considera
fundamental que los trabajos que se realicen tengan en cuenta las diferentes voces
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
Conclusiones
El patrimonio arqueológico en Tierradentro ocupa un lugar importante en el hori-
zonte cultural, político y económico para las comunidades; sin embargo, hay otros
temas, como la delimitación territorial, el sentido y manejo de la educación y al-
gunos aspectos relacionados con las necesidades básicas que pueden establecerse
como prioritarios. No obstante, el patrimonio arqueológico funciona como articula-
dor de viejas batallas por lo político y lo económico. Quizá al ser un tema de moda, y
el recurso más inmediato del que dispone la gente para obtener un poco de visibilidad
ante las instituciones, se convierte en un comodín que no termina por ser capitalizado
por ninguno de los actores, salvo por el Estado. La existencia de una timidez polí-
tica, por parte de los indígenas, y de una preocupación y una promesa económica
sin realizar, por parte de los campesinos, llevan a que ninguno de los dos vean
trasformadas su prácticas o realizadas sus expectativas generales gracias al recurso
patrimonial. El Estado, por su parte, capitaliza tanto la timidez política como la nece-
sidad, quizá la precariedad económica, de las comunidades para apuntalar su control
y mantenerse como el aparato que modula cualquier aspiración comunitaria. En
realidad, si los tres actores confluyeran entendiendo el patrimonio desde un punto
Tierradentro: visiones y tensiones en torno al patrimonio arqueológico
Luis Gerardo Franco
P A R A L E L O S
incluyan la compleja heterogeneidad que compone a la región de Tierradentro.
Referencias
1. Arcila, Graciliano. 1989. Los indígenas paez de Tierradentro Cauca. Medellín: Universidad
de Antioquia.
2. Astudillo, Didier. 2008. “Cambio o resistencia en los asentamientos de los resguardos de
Tumbichucue y Calderas. Una aproximación etnoarqueológica en Tierradentro”. Trabajo
de grado en Antropología, Universidad del Cauca, Popayán.
3. Ayala, Leonardo. 1975. “Las tumbas pintadas de Tierradentro”. Historia del Arte Colom-
biano 1: 189-212.
4. Bernal, Segundo. 1954. “Medicina y magia entre los paeces”. Revista Colombiana de An-
tropología 2 (2): 219-264.
5. Bernal, Segundo. 1953. “Mitología y cuentos de la parcialidad de calderas, Tierradentro”.
Revista Colombiana de Antropología 1 (1): 281-309.
6. Bolívar, Ingrid. 2006. “Espacio, violencia y política: la auto-comprensión de la sociedad
burguesa”. En (Des)territorialidades y (no)lugares. Procesos de configuración y transfor-
mación social del espacio, editado por Diego Herrera y Carlo Emilio Piazzini, 117-134.
Medellín: La Carreta Editores.
7. Chaves, Álvaro. 1981. Los animales mágicos en las urnas de Tierradentro. Bogotá: Museo
de Artes y Tradiciones Populares.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06
25. González, Víctor. 2010. “El alto río Checua, en Nemocón: patrimonio arqueológico en
conflicto”. Boletín OPCA 2: 53-56. https://opca.uniandes.edu.co/es/index.php/boletin2
26. Groot, Ana María. 1974. Excavación arqueológica en Tierradentro: estudio sobre cerámica
y su posible uso en la elaboración de sal. Bogotá: Departamento de Antropología, Univer-
sidad de los Andes.
27. Hernández de Alba, Gregorio. 1946. “The Archaeology of San Agustín and Tierraden-
tro, Colombia”. En Handbook of South American Indians: The Andean Civilizations, vol.
2, editado por Julian Steward, 851-60. Washington: Smithsonian Institution Bureau of
American Ethnology.
28. Humar, Zoad. 1999. “Arqueología en Tierradentro”. Trabajo de grado en Antropología,
Universidad de los Andes, Bogotá.
29. Icanh (Instituto Colombiano de Antropología e Historia). 2009. “Parque Arqueológico
de Tierradentro, Cauca. Plan de Manejo Integral (2010-2019). Términos de referencia”.
Icanh, Bogotá.
30. Icanh (Instituto Colombiano de Antropología e Historia). 2006, 28 de junio. Carta de la
directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia al Cabildo del Resguardo
Indígena de San Andrés de Pisimbalá. Icanh, Bogotá.
31. Jimeno, Myriam. 1985. “El Estado, las políticas estatales y los indígenas”. En Estado y mi-
norías étnicas en Colombia. Editado por Myriam Jimeno y Adolfo Triana, 17-64. Bogotá: 133
Cuadernos del Jaguar.
32. Langebaek, Carl. 1998. Arqueología de Tierradentro: procesos de cambio social del
P A R A L E L O S
1000 a. C. al presente en una región de Colombia. Bogotá: Icanh.
33. Langebaek, Carl y Alejandro Dever. 2009. “Arqueología regional en Tierradentro, Cauca,
Colombia”. Revista Colombiana de Antropología. 45 (2): 323-367.
34. Márquez, Carolina. 2009. Estrategia política para la apropiación del patrimonio cultural: caso
Tierradentro. Bogotá: Especialización en Gerencia y Gestión Cultural, Universidad del Rosario.
35. Martínez, Diego. 2010. “‘Patrimonio cultural: no dañar’ Dinámicas y agentes en la rela-
ción patrimonio, cultura y sociedad. A propósito del arte rupestre de la sabana de Bogotá”.
Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/pcys.html
36. Miñana, Carlos. 2008. “Música y fiesta en la construcción del territorio nasa (Colombia)”.
Revista Colombiana de Antropología 44 (1): 123-155.
37. Nachtigall, Horst. 1956. “Tierradentro”. Studia 1 (10): 21-55.
38. Pérez de Barradas, José. 1937. Arqueología y antropología precolombinas de Tierradentro.
Bogotá: Imprenta Nacional.
39. Portela, Hugo. 2010. El pensamiento de las aguas de las montañas: coconucos, guambianos,
paeces, yanaconas. Popayán: Universidad del Cauca.
40. Rappaport, Joanne. 2000. La política de la memoria. Interpretación indígena de la historia
en los Andes colombianos. Popayán: Unicauca.
41. Rappaport, Joanne. 1987. “Interpretando el pasado paez”. Revista de Antropología 3 (2): 55-
82.
42. Rappaport, Joanne. 1984. El país paez. Los pasos en la formación de un territorio. Funda-
ción de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Bogotá: Banco de la República.
Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. n.o 36 · Bogotá, julio-septiembre 2019 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 113-134
https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.06