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Hora Santa

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"Oramos contigo, Señor"...

HORA SANTA

Canto inicial:

Ministro.- En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado


Todos.- El corazón amoroso de Jesús Sacramentado

Padre Nuestro
Ave María
Gloria.

Silencio.

Canto:

Lector: Estamos en un momento de oración muy especial junto a Jesús Eucaristía y bajo
la mirada amorosa de María, mujer de oración. Una visita real que le hacemos en un
espíritu que impregna la totalidad de nuestro tiempo, nuestros pensamientos, nuestras
acciones y en general toda nuestra vida.

Dile a Jesús todo lo que quieras: si tienes algunos problemas, si tu corazón está lleno de
esperanzas, lleno de deseo de estar unido a Él.

Confíale incluso aquéllas preocupaciones que no te atreves a contarle a cualquiera. Dile


incluso si te aprietan los zapatos, si te sientes cansado o desanimado por algo. Dile a Jesús
todo, con la sencillez de un niño.

Silencio.

Oración: Jesús, la adoración de hoy es el encuentro de mi alma y de todo mi ser contigo.


Soy la criatura que se encuentra con el Creador, el discípulo ante el divino maestro. El
paciente con el doctor de almas. El pobre pidiendo al rico. El sediento bebiendo de la
fuente. El débil ante el Todopoderoso. El tentado que busca un refugio seguro. El ciego
que busca la luz. El amigo que va al encuentro del amigo verdadero. La oveja perdida que
ha sido encontrada por el Buen Pastor. El corazón rebelde que hs encontrado su Camino.
El ignorante que viene a buscar Sabiduría. La novia que encuentra al Esposo del alma. La
nada que encuentra al que lo es Todo. El afligido que encuentra al Consolador. El
buscador que encuentra el Sentido de la Vida. Amén.

Silencio.

Canto:

Lector: Dios viene en la Eucaristía a nuestro encuentro, y los caminos de Dios están muy
cerca de cada uno de nosotros. Dios salva en la historia. La vida de cada persona, la
historia de cada uno, son los lugares predilectos de encuentro a donde viene Dios.

Y quiere permanecer siempre allí, muy dentro de cada uno de nosotros, quiere permanecer
para siempre dentro de nuestro corazón. Ese es el lugar predilecto de Dios.
Qué satisfactorio es saber que uno no necesita ir al desierto para encontrarse con Dios, ni
necesita ir a un sitio particular del mundo. Dios se encuentra por siempre en nuestro
propio corazón.

Silencio.

Oración Participada:
R./: “Jesús Eucaristía, ven a nuestras almas”.

Tú eres la paz donde todas las cosas se calman… R./


Tú eres el lugar para ocultarse del mal… R./
Tú eres la luz que brilla en la oscuridad… R./
Tú eres la chispa eterna del corazón… R./
Tú eres la puerta que se encuentra abierta de par en par… R./
Tú eres el huésped que espera adentro… R./
Tú eres el extraño en la puerta… R./
Tú eres la llamada del pobre… R./
Tú eres la luz, Tú eres la verdad, Tú eres la vida… R./
Tú eres el camino… R./
Tú eres mi amigo, mi Señor y mi Salvador por siempre… R./

Silencio

Comunión Espiritual:
Señor Jesucristo, creemos firmemente que te encuentras presente en el Santísimo
Sacramento del Altar, te amamos con todo nuestro corazón y deseamos ardientemente
recibirte, más como no lo hacemos en este momento sacramentalmente, te pedimos
vengas espiritualmente a nuestro corazón (silencio). Y porque ya te hemos recibido, no
permitas, Jesús, que jamás nos apartemos de Ti. Amén.

Canto:

Lector: Abre tu corazón a Jesús, pídele que experimentes su presencia en todo momento,
principalmente en los momentos más difíciles para ti. Adora a Jesús también en silencio.
Pide la luz del Espíritu Santo para que así puedas sentir la presencia de Dios y recibir su
consuelo.

Si en algún momento difícil de tu vida no sientes la presencia de Dios, no te preocupes.


Sentir que Dios está lejos es una experiencia común, especialmente en tiempos de
sufrimientos. Dios está cerca de los que se encuentran angustiados. Y recuerda que tú te
encuentras siempre en la presencia amorosa de Dios. El nunca se olvida de ti. Pensar en
esto, es hacer una poderosa oración de fe.

Oración: Señor; creo que Tú estás aquí, en este momento, amándome. Pero está oscuro
y no puedo ver tu esplendor. Hay silencio y no escucho tu voz. Mi corazón está muy roto
y temeroso de no poder sentir el calor de tu presencia amable. Sólo puedo orar: quédate
conmigo, Señor. Quiero ver tu rostro. Quiero saber que Tú estás cerquita de mí. Quiero
sentir que me tomas entre tus brazos. Quiero sentirme seguro junto a Ti. Quiero tener paz.
Aunque no te pueda sentir, sostenme fuerte. Aunque no pueda verte, permanece a mi
lado, nunca me dejes sólo. Aún en la hora más oscura, quédate conmigo, Señor. Me
encomiendo completamente a tu amor misericordioso. Amén.

Silencio.

Canto:

Lector: Ten fe y no dudes; Jesús es infinitamente fiel a sus promesas.


Este momento de adoración es muy importante para ti pero para Jesús también. La Madre
María Inés decía que es «una audiencia especial con el Amado». ¡No desperdicies esta
hermosa oportunidad de estar con Él!

Encomienda tu pasado a la misericordia de Dios, encomienda tu futuro a su providencia


y vive el presente con todo su amor. Nuestra indignidad es grande, pero mucho más
grande es el amor y la misericordia de Dios.

Esta Visita Eucarística guía e influye en toda nuestra vida. Atrae juntos los frutos de todas
las otras prácticas de piedad que hacemos y los lleva a su realización.

Esta Hora Santa es el gran modo de sentir y de vivir a Jesús, es el gran modo de dejar a
un lado la infancia e ir formando en nosotros una personalidad en Cristo Jesús, es el gran
secreto para experimentar una transformación en nuestra vida. Experimenta la relación
de Jesús con su Padre y con la humanidad. Es la garantía de la perseverancia.

Oración:
Divino Corazón de Jesús:
Por medio del inmaculado Corazón de María
Te ofrezco todas mis plegarias, trabajos,
Alegrías y sufrimientos de este día,
En reparación por los pecados y por la salvación de todos
Los hombres y mujeres
Según las intenciones especiales del Papa,
Con la gracia del Espíritu Santo,
Para gloria del Padre celestial.
Amén.

Silencio.

Canto:

Lector:
Nuestra vida para ser Eucarística, debe ser trigo, semilla y tierra; luz y tinieblas,
crecimiento y molienda; ritmo y estación, ya árida, ya floreciente, ya árida de nuevo.
Fuerza eruptiva de fe y de esperanza.

Oración:
Que la fuerza de Dios nos gobierne
Que el poder de Dios nos preserve
Que la sabiduría de Dios nos instruya
Que la mano de Dios nos proteja
Que el camino de Dios nos dirija
Que el escudo de Dios nos defienda
Que las huestes de Dios nos protejan
Ahora y siempre. Amén.

Silencio.

Canto:
Lector: Esta es la esencia verdadera de la oración: no que nosotros nos dirijamos a Dios,
sino que Dios se dirige a nosotros. La oración expone a Dios lo que somos, todos nuestros
dolores, nuestra debilidad. Dios siempre ve nuestro corazón.Incluso aquello que aún
todavía no ha sido visto por nosotros mismos.

Sólo Dios nos conoce verdaderamente y sea lo que fuere nuestro amor propio, el amor de
Dios es más grande. Nada puede aparta a Dios; ni el pecado ni el mal.Dios nos ama con
apego total. Sólo en oración nos entregamos a este amor. Abre tu corazón a Jesús y
permite que invada tu vida entera con su presencia.

Oración:
Señor del mundo y de la paz,
Ayúdanos a unir estas dos palabras en nuestra vida diaria.
Paz en el mundo y paz en nuestros corazones.
Esto es lo que te pedimos, Señor.
Porque para que haya paz en el mundo,
Debe haber paz en nuestro corazón.
Quita de nosotros el odio y el rencor
Y todo lo que impida una vida serena y feliz
Danos tu paz, oh Señor, la paz que el mundo a menudo ni comprende ni valora
Pero sin la cual el mundo no podría vivir.
Amén.

Canto:

Oración participada:
Gracias Jesús, por que darte con nosotros como lo prometiste a tus apóstoles. Ahora, en
estos momentos de oración oramos juntos y te decimos:
R./ “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”

Tu presencia nos llena de alegría… R./


Tu presencia nos da fortaleza… R./
Tu presencia nos ilumina… R./
Tu presencia nos da confianza para seguir siempre adelante… R./
Tu presencia nos da paz… R./
Tu presencia nos alimenta… R./
Tu presencia nos compromete a dar un buen testimonio… R./
Gracias Jesús, por quedarte entre nosotros en el sacramento de la eucaristía… R./ Amén.

Canto de preparación para recibir la bendición con el Santísimo si está presente el


Sacerdote o el Diácono:
Bendito, bendito, bendito sea Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios
Yo creo Jesús mío que estás en el altar
Oculto en la Hostia te vengo a adorar
Oculto en la Hostia te vengo a adorar
Por amor al hombre moriste en una cruz
Y al cáliz desciendes por nuestra salud
Y al cáliz desciendes por nuestra salud

Sacerdote:
Nos diste Señor, el Pan del Cielo
Todos:
Que en sí contiene todas las delicias.

Oremos:
Oh Dios, que bajo este admirable sacramento nos has dejado el memorial de tu pasión,
concédenos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que
experimentemos constantemente en nosotros los frutos de tu redención. Te lo pedimos a
Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

En este momento si está el Sacerdote o el Diácono, se da la bendición con el Santísimo


Sacramento

Ultimas oraciones:
Bendito sea Dios
Bendito sea su santo nombre
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre
Bendito sea el santo nombre de Jesús
Bendito sea su sacratísimo corazón
Bendita sea su preciosísima sangre
Bendito sea Jesucristo en el santísimo sacramento del altar
Bendito sea el Espíritu Santo consolador
Bendita sea la gran Madre de Dios María Santísima
Bendita sea su santa e inmaculada concepción
Bendita sea su gloriosa asunción
Bendito sea el nombre de María: Virgen y Madre
Bendito sea san José su castísimo esposo
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto final:

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