Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Hora Santa Primer Viernes Octubre

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

HORA SANTA

CANTO
Yo te alabo Dios (2)
Todo el que te alaba, brilla como el sol, como el sol, al amanecer (2)
Yo te adoro Dios… Yo te amo Dios…

Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar


Sea por siempre bendito y alabado mi Jesús Sacramentado.

En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado


El corazón amoroso de Jesús Sacramentado

Estamos en un momento de oración muy especial junto a Jesús Eucaristía. Una visita
real, que le hacemos en un espíritu que impregna la totalidad de nuestro tiempo,
nuestros pensamientos, y nuestras acciones.

Jesús, la adoración de hoy es el encuentro de mi alma y de todo mi ser contigo. Soy la


criatura que se encuentra con el Creador, el discípulo ante el divino maestro. El
paciente con el doctor de almas. El pobre pidiendo al rico. El sediento bebiendo de la
fuente. El débil ante el Todopoderoso. El tentado que busca un refugio seguro. El
ciego que busca la luz. El amigo que va al encuentro del amigo verdadero. La oveja
perdida que ha sido encontrada por el Buen Pastor. El corazón rebelde que ha
encontrado su Camino. El ignorante que viene a buscar Sabiduría. La novia que
encuentra al Esposo del alma. La nada que encuentra al que lo es Todo. El afligido
que encuentra al Consolador. El buscador que encuentra el Sentido de la Vida.

En este momento, dile a Jesús todo lo que quieras: si tienes algún problema, si tu
corazón está lleno de esperanza, lleno de deseo de estar unido a Él. Confíale incluso
aquéllas preocupaciones que no te atreves a contarle a cualquiera. Dile incluso si te
sientes cansado o desanimado por algo. Dile a Jesús todo, con la sencillez de un niño.

En nuestra alma hay mucho ruido… Es preciso más silencio si pretendemos oír el
murmullo de tu voz…

Silencio.

Dios viene en la Eucaristía a nuestro encuentro, y los caminos de Dios están muy
cerca de cada uno de nosotros. Dios salva en la historia. La vida de cada persona, la
historia de cada uno, son los lugares predilectos de encuentro a donde viene Dios.

Y quiere permanecer siempre allí, muy dentro de cada uno de nosotros, quiere
permanecer para siempre dentro de nuestro corazón. Ese es el lugar predilecto de
Dios. Qué bonito es saber que no se necesita ir al desierto para encontrarse con Dios,
ni se necesita ir a un sitio particular del mundo. Aquí estamos, frente a su presencia
Eucarística, y quiere estar por siempre en nuestro corazón.

A cada invocación respondemos:


R: “Jesús Eucaristía, ven a nuestras almas”

Tú eres la paz donde todas las cosas se calman… R./


Tú eres la luz que brilla en la oscuridad… R./
Tú eres la chispa eterna del corazón… R./
Tú eres la puerta que se encuentra abierta de par en par… R./
Tú eres el huésped que espera adentro… R./
Tú eres la llamada del pobre… R./
Tú eres la luz, Tú eres la verdad, Tú eres la vida… R./
Tú eres el camino… R./
Tú eres mi amigo, mi Señor y mi Salvador por siempre… R./

Jesús Eucaristía, ven a nuestras almas… meditamos sí realmente lo dejo entrar a mi


corazón.

CANTO
Cuando escuches la voz del Señor
Que le está hablando a tu corazón
No te resistas ni quieras seguir como un rebelde.

Entra Jesús, toma mi vida, toma mi ser que es para ti,


y entre tus brazos quiero sentir cuánto me amas.
Porque Él está a la puerta esperando
A que le abras tu corazón
Para entrar y morar junto a ti toda la vida.

Silencio.

Abre tu corazón a Jesús, pídele que experimentes su presencia en todo momento,


principalmente en los momentos más difíciles para ti. Adora a Jesús también en
silencio. Pide la luz del Espíritu Santo para que así puedas sentir la presencia de Dios
y recibir su consuelo.

Si en algún momento difícil de tu vida no sientes la presencia de Dios, no te


preocupes. Sentir que Dios está lejos es una experiencia común, especialmente en
tiempos de sufrimiento. Dios está cerca de los que se encuentran angustiados. Y
recuerda que tú te encuentras siempre en la presencia amorosa de Dios. Él nunca se
olvida de ti.
Recordemos esa lectura de las Huellas en la arena… cuando una persona soñó que
caminaba por la playa con Dios. Y veía pasar los episodios de su vida, proyectándose
en una pantalla en el cielo. Con cada escena que pasaba notaba que unas huellas de
pies se formaban en la arena, las de ella y las de Dios. Pero notaba que a veces sólo
aparecían un par de huellas, y justamente eran las escenas que reflejaban las etapas
más tristes de su vida, cuando se sentía angustiado, derrotado. Entonces le preguntó
a Dios, que por qué lo dejaba sólo, en esos momentos cuando más lo necesitaba. Y la
respuesta de Dios fue que, justamente esas huellas que veía eran las de él, porque la
llevaba en sus brazos. El amor de Dios es infinito y nunca nos abandona.

Decimos todos juntos:


Señor; creo que Tú estás aquí, en este momento, amándome. Pero está oscuro y no
puedo ver tu esplendor. Sólo puedo orar: quédate conmigo, Señor. Quiero ver tu
rostro. Quiero saber que Tú estás cerquita de mí. Quiero sentir que me tomas entre
tus brazos. Quiero sentirme seguro junto a Ti. Quiero tener paz. Aunque no te pueda
sentir, sostenme fuerte. Aunque no pueda verte, permanece a mi lado, nunca me
dejes sólo. Aún en la hora más oscura, quédate conmigo, Señor. Me encomiendo
completamente a tu amor misericordioso. Ése amor, que se derramó en abundancia
para la humanidad, al momento de morir en la cruz.

Expiraste, Jesús, pero la Fuente de Vida brotó inmensamente para las almas, y el
Océano de Misericordia se abrió por todo el mundo.
Oh Fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca el mundo entero y derrámate
sobre nosotros.

Silencio.

Misericordiosísimo Corazón de Jesús, Viva Fuente de toda gracia, Único amparo y


refugio nuestro, En Ti tengo la luz de la esperanza.
Insondable Fuente de Amor, De la cual brota la vida para los pecadores, Y los
torrentes de toda dulzura.
Herida abierta del Sacratísimo Corazón, de la cual salieron los rayos de Sangre y
Agua, Recipiente de la confianza, lleno de Amor y de Misericordia.
En esta hora, te ofrecemos la Coronilla de la Misericordia, pidiendo por nuestras
intenciones personales, ésa petición que está en nuestro corazón, y en esta oración
comunitaria, pedimos por la conversión de los pecadores, por la paz en nuestros
pueblos, por el aumento de nuestra fe, por la salud de los enfermos, por los privados
de libertad, por nuestros Sacerdotes, por los niños y ancianos que sufren.

Todos juntos: PADRE NUESTRO, AVE MARÍA, CREDO.


CORONILLA DE LA MISERICORDIA
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como expiación de nuestros pecados y los del mundo
entero.

Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

"Oh, Sangre y Agua que brotaron del Sagrado Corazón de Jesús, como una Fuente
inagotable de Misericordia para nosotros: Jesús, En ti confío."

¡Oh Jesús, en Ti confío! En Ti confío mi vida entera, mi corazón, mis temores, mis
fragilidades, mis sueños y todos mis sufrimientos, los del cuerpo y los más íntimos de
mi corazón.

¡En Ti confío, Oh Misericordia Divina! Tú que miras mi debilidad con ojos compasivos;
que levantas mi miseria con el poder de Tu Amor; que das vida a mi esterilidad y que
confías en mí, a pesar de mí mismo.

En Ti confío, Tú que calmas las tempestades del alma y las grandes tormentas que
azotan la barca de nuestras vidas, familias, comunidades y naciones.

En Ti confío el pasado, que de tantas formas nos aplasta; el presente que nos inquieta
y el futuro que tantas veces nos angustia.

CANTO
Mi corazón confiado está porque yo te conozco,
y en medio de la tempestad, nunca estoy solo.
Y puedo tu silueta ver en medio de la niebla,
tu gracia es suficiente en mí, si el mundo tiembla.

Cada día, despierto y tu misericordia está conmigo,


puedo descansar tú eres el mismo.
Cada día, me enseñas a confiar en tu palabra,
mi fe se aumenta más cada mañana.
Cada día.

¡Oh Corazón Misericordioso! En Tu Llaga bendita nos escondemos, descubriendo allí


nuestro refugio y descanso... nuestra paz. En el inmenso océano de Tu Corazón, nos
sumergimos hoy, nosotros pecadores, esperando con confianza el don más hermoso
de Tu Amor por la humanidad: Tu Misericordia.
Encomienda tu pasado a la misericordia de Dios, encomienda tu futuro a su
providencia y vive el presente con todo su amor. Nuestra indignidad es grande, pero
mucho más grande es el amor y la misericordia de Dios.
Ten fe y no dudes; Jesús es infinitamente fiel a sus promesas.
Este momento de adoración es muy importante para nosotros, pero para Jesús
también. Este momento es como «una audiencia especial con el Amado». Y es Él
quien nos atiende, quien nos espera.

CANTO
Cuánto he esperado este momento,
cuánto he esperado que estuvieras así,
cuánto he esperado que me hablaras,
cuánto he esperado que vinieras a mí.
Yo sé bien lo que has vivido,
Yo sé bien por qué has llorado,
Yo sé bien lo que has sufrido,
pues de tu lado no me he ido.

Pues nadie te ama como Yo,


Pues nadie te ama como Yo,
Mira la cruz, esa es mi más grande prueba.
Nadie te ama como Yo.
Pues nadie te ama como Yo,
Pues nadie te ama como Yo,
Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo.
Nadie te ama como Yo.

Yo sé bien lo que me dices,


aunque a veces no me hablas.
Yo sé bien lo que en ti sientes,
aunque nunca lo compartes.
Yo a tu lado he caminado,
junto a ti Yo siempre he ido,
algunas veces te he cargado,
Yo he sido tu mejor amigo.

Silencio.

Nuestra vida para ser Eucarística, debe ser trigo, semilla y tierra; crecimiento y
molienda; ritmo y estación, árida y floreciente. Una vida llena de fe y esperanza.

Esta es la esencia verdadera de la oración: no que nosotros nos dirijamos a Dios, sino
que Dios se dirige a nosotros. Dios siempre ve nuestro corazón. Incluso aquello que
aún todavía no ha sido visto por nosotros mismos. Y como dice el canto, nadie nos
ama como Él, nadie nos conoce como Él. Sólo Dios nos conoce verdaderamente y
sea lo que fuere nuestro amor propio, el amor de Dios es más grande. Nada puede
apartarnos del amor de Dios. Pero sólo en oración nos entregamos a su amor. Sólo en
momentos de adoración, podemos abrir el corazón a Jesús, escucharle y permitirle
que invada nuestra vida entera con su presencia.

CANTO
Yo siento Señor que Tú me amas
Yo siento Señor que te puedo amar
Háblame Señor, que tu siervo escucha
Háblame, que quieres de mí.

Señor Tú has sido grande para mí


En el desierto de mi vida, háblame.
Yo quiero estar dispuesto a todo
Toma mi ser, mi corazón es para ti.
Por eso canto tus maravillas
Por eso canto tu amor

Te alabo Jesús por tu grandeza


Mil gracias te doy por tu gran amor
Heme aquí Señor para acompañarte
Heme aquí que quieres de mí.

Señor, ayúdame a hacer silencio, quiero escuchar tu voz. En este momento, en que
estoy aquí, acompañándote, quiero escucharte. Necesito confiar en tu Palabra, en tu
Misericordia. Háblame Señor, ¿qué quieres de mí?

Silencio.

Te estoy escuchando Señor, y ahora quiero responderte. Quiero vivir para ti. Que este
encuentro de hoy, me motive a responder con fe, en todos los ámbitos de mi vida. Que
este encuentro de hoy, me mueva a reconocerte en todos mis hermanos, en mi
familia, en mis amigos, en mis compañeros de trabajo, en mis vecinos, en las
personas que no me caen bien. Que pueda llevar tu amor y tu paz a todas partes. Que
pueda vivir conforme a tu voluntad. Me pongo en tus manos. Haz de mí lo que
quieras. Lo que hagas de mí te lo agradezco. ¡Qué bueno eres Señor!

Gracias, por quedarte con nosotros, gracias por quedarte en el Sacramento de la


Eucaristía, gracias por quedarte como lo prometiste a tus apóstoles: “Yo estaré con
ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
Decimos todos:
R: Gracias Señor.

Tu presencia nos llena de alegría… R./


Tu presencia nos da fortaleza… R./
Tu presencia nos ilumina… R./
Tu presencia nos da confianza para seguir siempre adelante… R./
Tu presencia nos da paz… R./
Tu presencia nos alimenta… R./
Tu presencia nos compromete a dar un buen testimonio… R./
Gracias Jesús, por quedarte entre nosotros en el sacramento de la eucaristía… R./

CANTO
Hoy vengo a decirte gracias, gracias por todo señor (2).

Gracias señor por la vida, gracias señor por tu amor;


gracias señor por mis padres, gracias por todo señor.

Gracias señor por el agua, gracias señor por el sol;


gracias señor por el viento, gracias por todo señor.

Oh divina majestad que en el Santo Sacramento


Eres amor, paz y sustento, pan vivo de eternidad,
Oh Dios de toda bondad, danos hoy tu bendición
Y haz que nuestro corazón ante tantas maravillas,
Caiga a tus pies de rodillas
En perpetua adoración.

CANTO
Bendito, bendito, bendito sea Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios

Yo creo Jesús mío que estás en el altar


presente en la Hostia te vengo a adorar

Por amor al hombre moriste en una cruz


Y al cáliz desciendes por nuestra salud

También podría gustarte