1 - Origen Del Español
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1 - Origen Del Español
Hoy, unos 480 millones de personas tienen al español (o castellano) como lengua materna,
siendo la segunda lengua materna del mundo en número de hablantes, después del chino
mandarín.
Presentamos a continuación un recorrido por las etapas sobresalientes de la evolución de
nuestro idioma.
La unidad lingüística del Imperio romano se correspondía con su unidad política. Desde el s.
III, pueblos “bárbaros” (palabra de origen griego que designaba peyorativamente a los
extranjeros que no hablaban griego ni latín), comienzan a migrar y penetrar pacíficamente en
los territorios del imperio. En el s. V, empujados por los avances de los hunos bajo el mando del
temible Atila, tribus bárbaras ingresaron a la península desde el norte. Así, pueblos germánicos
que no provenían del mismo lugar ni hablaban la misma lengua (suevos, alanos, ostrogodos,
visigodos, entre otros), avanzaron sobre las tierras de la península.
Estos movimientos implicaron el quiebre político y lingüístico del debilitado Imperio romano
de Occidente, las diversas regiones perdieron contacto entre sí y se paralizaron el comercio y la
industria.
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Surgimiento de las lenguas romances o neolatinas (s. IX al XII)
Los pueblos germanos no impusieron sus lenguas, sino más bien, con el paso del tiempo se
sumaron a hablar el latín vulgar que cada vez, y por efecto de la falta de comunicación entre
regiones, fue adquiriendo características propias. Por otro lado, en cada una de las antiguas
provincias romanas el latín ya había recibido influencias de las lenguas primitivas locales. De
este modo llegó un momento en que los hablantes de la antigua Galia (hoy Francia), ya no se
entendían con los habitantes de la antigua Hispania (hoy España), ni con los de la península
itálica, por ejemplo.
Las lenguas romances o neolatinas se gestan entre los siglos IX al XII, como transformaciones
del latín vulgar. Entre las lenguas romances actuales encontramos al español, el catalán, el
gallego, el portugués, el francés, el italiano, el rumano, el romanche (Suiza), el occitano (sur de
Francia) y el sardo (isla de Cerdeña). Al latín, por su parte, al no tener hablantes se la considera
una lengua muerta, pero pervive su legado en las lenguas romances.
Las invasiones árabes (s. VIII al XV)
Durante casi tres siglos los pueblos germánicos se habían establecido en la península, pero
en el año 711, grupos provenientes del norte de África (árabes, sirios y bereberes) cruzaron el
estrecho de Gibraltar y comenzaron a avanzar sobre el territorio. La conquista fue rápida; en
menos de ocho años conquistaron toda Hispania a excepción de una pequeña franja en el norte
de la Península, donde los núcleos de resistencia dieron lugar a los reinos cristianos
peninsulares, que fueron recortando progresivamente el espacio musulmán y avanzando hacia
el sur.
España se islamizó, su nombre fue Al-Andalus, adoptó en gran parte las costumbres, la
cultura y la lengua del invasor y esa influencia jugó un importante papel en su evolución
histórica.
La civilización árabe, superior en desarrollo, dejó huellas de su paso en las ciencias, en la
filosofía, en el arte, en la agricultura y en el comercio. En el sur de España pueden visitarse hoy
las joyas arquitectónicas de la Alahambra, en Granada, y la Mezquita, en Córdoba.
Su presencia de ocho siglos concluyó en 1492, e influyó de tal modo que después del latino,
el elemento árabe es el más importante en el idioma español, pues dejó alrededor de 4000
vocablos.
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En 1492 ocurrieron una serie de hechos de enorme importancia para la consolidación y
expansión de nuestra lengua: la rendición de la ciudad de Granada, la expulsión de moros y
judíos (estos últimos dispersaron el habla sefardí por el Mediterráneo), la publicación de la
primera gramática del español (por Antonio de Nebrija), y la llegada de Colón a América.
El griego influyó en el español en diversas épocas, antes de la caída del Imperio romano y
más tarde, a través de la lectura de los autores clásicos, en palabras como: tragedia, comedia,
drama, música, atleta, crisis, etc. En la actualidad muchos tecnicismos de carácter científico se
forman recurriendo a voces griegas: ecología, sintomatología, hidrólisis, etc.
Del latín provienen alrededor del 70% de las palabras del castellano, que han sufrido una
serie de modificaciones con el paso de los siglos. Por ejemplo, el sonido f se transformó primero
en una h aspirada y después en h muda: formica, hormiga; fungu, hongo; ferrum, hierro;
fermosura,
hermosura. También se sonorizaron las consonantes sordas del latín p, t y k, que se convirtieron
en b,d y g, respectivamente: lupu, lobo; metu, miedo; securu, seguro.
Las palabras que han trascendido del aporte de las lenguas germánicas se refieren
generalmente al ámbito militar: espuela, brida, guante, heraldo, yelmo, y adjetivos como
blanco, fresco, rico, etc.
Del árabe provienen palabras pertenecientes a diversos ámbitos, como el conocimiento y la
ciencia (cifra, álgebra, alcohol, jarabe, cénit), actividades comerciales (almacén, arancel, tarifa,
aduana), urbanismo y vivienda (arrabal, aldea, alfombra, alcoba, albañil), la vida doméstica
(ajedrez, alfiler, taza, albóndiga, almibar), labores agrícolas (acequia, aljibe, azud), flores y
frutos (algarroba, algodón, alfalfa, azúcar, aceite, azahar), y entre otros arabismos, los
referentes a la guerra: atalaya, alcázar, alfange, tambor, alférez, etc.
De las lenguas americanas el español ha tomado vocablos del arahuaco (canoa, huracán,
cacique, maní), del náhuatl (cacao, chocolate, tomate, chicle), del quechua (pampa, locro,
alpaca, cancha, cóndor, papa), del mapuche (malón), del guaraní (jaguar, ñandú, tapir, tucán,
Paraná), y otras.
El español también ha enriquecido su léxico con el aporte de lenguas europeas, por ejemplo:
a) del italiano (italianismos) son abundantes vocablos del ámbito de la música: soneto,
piano;
b) del francés (galicismos) términos como jardín, jaula, silueta, chofer, hotel;
c) y del inglés (anglicismos), túnel, vagón, sándwich, fútbol, básquet, software, hardware,
etc.