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1 - Origen Del Español

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Unidad 1

Breve historia del español

Hoy, unos 480 millones de personas tienen al español (o castellano) como lengua materna,
siendo la segunda lengua materna del mundo en número de hablantes, después del chino
mandarín.
Presentamos a continuación un recorrido por las etapas sobresalientes de la evolución de
nuestro idioma.

Período prerrománico (antes del siglo II a.C.)


Antes de la invasión romana del siglo II a.C., la península ibérica estaba habitada por varios
pueblos de lenguas y culturas diversas. Entre ellos se encontraban los íberos (de donde proviene
la denominación de península íbérica), los celtas (según se cree, provenientes del norte de
Europa), los vascos (pueblo originario de la región) y los turdetanos (que habitaban en el sur
del territorio). También habían llegado a esas tierras y fundado colonias los griegos, los
cartagineses y los fenicios.

La romanización (siglos II a.C. al V d.C.)


El Imperio romano invade la península en el año 218 a.C. y la anexa a sus territorios y pueblos
dominados, es decir, a la Romania. Los romanos se instalan en Hispania (tal como denominaron
a la península), e imponen sus leyes, sus costumbres y su lengua: el latín. Esta lengua tenía
dos variantes: el latín vulgar, hablado por el pueblo, y el latín clásico o literario, que era la
lengua escrita. Con el paso del tiempo y por necesidades de comunicación y de prestigio de la
lengua del conquistador, las lenguas que hasta entonces se hablaban en la península fueron
relegadas al ámbito familiar. Así, luego de un período de bilingüismo, se impuso el latín vulgar.

Las invasiones bárbaras (siglos V al VIII)

La unidad lingüística del Imperio romano se correspondía con su unidad política. Desde el s.
III, pueblos “bárbaros” (palabra de origen griego que designaba peyorativamente a los
extranjeros que no hablaban griego ni latín), comienzan a migrar y penetrar pacíficamente en
los territorios del imperio. En el s. V, empujados por los avances de los hunos bajo el mando del
temible Atila, tribus bárbaras ingresaron a la península desde el norte. Así, pueblos germánicos
que no provenían del mismo lugar ni hablaban la misma lengua (suevos, alanos, ostrogodos,
visigodos, entre otros), avanzaron sobre las tierras de la península.
Estos movimientos implicaron el quiebre político y lingüístico del debilitado Imperio romano
de Occidente, las diversas regiones perdieron contacto entre sí y se paralizaron el comercio y la
industria.

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Surgimiento de las lenguas romances o neolatinas (s. IX al XII)
Los pueblos germanos no impusieron sus lenguas, sino más bien, con el paso del tiempo se
sumaron a hablar el latín vulgar que cada vez, y por efecto de la falta de comunicación entre
regiones, fue adquiriendo características propias. Por otro lado, en cada una de las antiguas
provincias romanas el latín ya había recibido influencias de las lenguas primitivas locales. De
este modo llegó un momento en que los hablantes de la antigua Galia (hoy Francia), ya no se
entendían con los habitantes de la antigua Hispania (hoy España), ni con los de la península
itálica, por ejemplo.
Las lenguas romances o neolatinas se gestan entre los siglos IX al XII, como transformaciones
del latín vulgar. Entre las lenguas romances actuales encontramos al español, el catalán, el
gallego, el portugués, el francés, el italiano, el rumano, el romanche (Suiza), el occitano (sur de
Francia) y el sardo (isla de Cerdeña). Al latín, por su parte, al no tener hablantes se la considera
una lengua muerta, pero pervive su legado en las lenguas romances.
Las invasiones árabes (s. VIII al XV)
Durante casi tres siglos los pueblos germánicos se habían establecido en la península, pero
en el año 711, grupos provenientes del norte de África (árabes, sirios y bereberes) cruzaron el
estrecho de Gibraltar y comenzaron a avanzar sobre el territorio. La conquista fue rápida; en
menos de ocho años conquistaron toda Hispania a excepción de una pequeña franja en el norte
de la Península, donde los núcleos de resistencia dieron lugar a los reinos cristianos
peninsulares, que fueron recortando progresivamente el espacio musulmán y avanzando hacia
el sur.
España se islamizó, su nombre fue Al-Andalus, adoptó en gran parte las costumbres, la
cultura y la lengua del invasor y esa influencia jugó un importante papel en su evolución
histórica.
La civilización árabe, superior en desarrollo, dejó huellas de su paso en las ciencias, en la
filosofía, en el arte, en la agricultura y en el comercio. En el sur de España pueden visitarse hoy
las joyas arquitectónicas de la Alahambra, en Granada, y la Mezquita, en Córdoba.
Su presencia de ocho siglos concluyó en 1492, e influyó de tal modo que después del latino,
el elemento árabe es el más importante en el idioma español, pues dejó alrededor de 4000
vocablos.

La reconquista e imposición del castellano


En la Edad Media (s. V al XV), se constituyeron en España varios reinos independientes que
luchaban entre sí por el poder y ocasionalmente se unían contra los musulmanes. De entre estos
reinos se destacó Castilla, tierra de castillos fortificados.
A lo largo de los siglos, Castilla fue ampliando sus dominios y fue imponiendo su dialecto
castellano a medida que conquistaba territorios moros hacia el sur. Las hazañas militares de su
héroe del s. IX, Rodrigo Díaz de Vivar, el “Cid Campeador”, fueron cantadas por los juglares y
luego registradas por escrito en el Cantar de Mío Cid (1140, aproximadamente).
En el s. XV, la península se unificó con la unión de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón,
los Reyes Católicos, y se declaró al castellano como lengua oficial.

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En 1492 ocurrieron una serie de hechos de enorme importancia para la consolidación y
expansión de nuestra lengua: la rendición de la ciudad de Granada, la expulsión de moros y
judíos (estos últimos dispersaron el habla sefardí por el Mediterráneo), la publicación de la
primera gramática del español (por Antonio de Nebrija), y la llegada de Colón a América.

El Imperio español (s. XV al XIX)


Durante los siglos XVI y XVII la extensión geográfica y la ampliación de los dominios políticos
de la lengua española se extendieron a través del poder imperial en América y después en Asia.
“La expansión del español en América se realizó mediante un proceso paulatino de ocupación
geográfica, proceso que supuso un desfase cronológico en la colonización de las distintas áreas
americanas. Así, entre 1492 y 1530 se coloniza todo el ámbito caribeño, desde las Antillas
mayores hasta la costa de la actual Colombia, pasando por México (1521) o Panamá; entre 1530
y 1550, se coloniza la zona andina, pero la colonización del Cono Sur no se completará hasta el
siglo XVII y, aún así, grandes espacios geográficos de Argentina, por ejemplo, no fueron
poblados por hispanohablantes hasta el siglo XIX, resuelta ya la independencia. En el otro
extremo del mundo, la expedición de Magallanes, iniciada en 1519 y concluida por Juan
Sebastián Elcano en 1522, significó el inicio de la presencia española en las Islas Marianas y en
las Islas Filipinas, que no fueron exploradas ni conquistadas hasta 1570, aproximadamente, con
la expedición de López de Legazpi ordenada por el Rey Felipe II. La presencia del español en esta
región del mundo nunca fue comparable en intensidad a la conocida en América, pero marcó
un punto de inflexión en la situación lingüística de este territorio y permitió que la lengua
española alcanzara un protagonismo histórico del que aún existen importantes secuelas, como
el amplio uso de la variedad criolla llamada “chabacano”.
En lo que se refiere, a la costa occidental de África, el dominio del español se extiende por la
actual Guinea Ecuatorial (continente e islas), que comenzó a finales del siglo XVIII como
consecuencia de un acuerdo entre España y Portugal en el que las dos potencias intercambiaron
algunos territorios de África y de América.” (Moreno Fernández 2006:9)

Distribución geográfica de la lengua española hoy

6 De Michael Jester - Trabajo propio, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=36465272


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Las palabras del español
La lengua española ha existido en contextos muy diferentes y coexistido con variedades
lingüísticas muy diversas: lenguas de la misma familia o de familias muy ajenas, lenguas orales
o de poderosa cultura escrita, variedades locales o de extensa geografía. En contacto con todas
ellas, el español se ha ido construyendo.
Del período prerrománico se conservan solo algunos nombres geográficos y sufijos:
-asco/a: borrasca, peñasco, etc.
-iego: labriego, palaciego, etc.
-arro, -erro, -orro, -urro: cerro, pizarra, guijarro
-az, -ez, -iz, -oz, -uz en los patronímicos: González, Ortiz, Muñoz, etc.

El griego influyó en el español en diversas épocas, antes de la caída del Imperio romano y
más tarde, a través de la lectura de los autores clásicos, en palabras como: tragedia, comedia,
drama, música, atleta, crisis, etc. En la actualidad muchos tecnicismos de carácter científico se
forman recurriendo a voces griegas: ecología, sintomatología, hidrólisis, etc.
Del latín provienen alrededor del 70% de las palabras del castellano, que han sufrido una
serie de modificaciones con el paso de los siglos. Por ejemplo, el sonido f se transformó primero
en una h aspirada y después en h muda: formica, hormiga; fungu, hongo; ferrum, hierro;
fermosura,
hermosura. También se sonorizaron las consonantes sordas del latín p, t y k, que se convirtieron
en b,d y g, respectivamente: lupu, lobo; metu, miedo; securu, seguro.
Las palabras que han trascendido del aporte de las lenguas germánicas se refieren
generalmente al ámbito militar: espuela, brida, guante, heraldo, yelmo, y adjetivos como
blanco, fresco, rico, etc.
Del árabe provienen palabras pertenecientes a diversos ámbitos, como el conocimiento y la
ciencia (cifra, álgebra, alcohol, jarabe, cénit), actividades comerciales (almacén, arancel, tarifa,
aduana), urbanismo y vivienda (arrabal, aldea, alfombra, alcoba, albañil), la vida doméstica
(ajedrez, alfiler, taza, albóndiga, almibar), labores agrícolas (acequia, aljibe, azud), flores y
frutos (algarroba, algodón, alfalfa, azúcar, aceite, azahar), y entre otros arabismos, los
referentes a la guerra: atalaya, alcázar, alfange, tambor, alférez, etc.
De las lenguas americanas el español ha tomado vocablos del arahuaco (canoa, huracán,
cacique, maní), del náhuatl (cacao, chocolate, tomate, chicle), del quechua (pampa, locro,
alpaca, cancha, cóndor, papa), del mapuche (malón), del guaraní (jaguar, ñandú, tapir, tucán,
Paraná), y otras.

El español también ha enriquecido su léxico con el aporte de lenguas europeas, por ejemplo:
a) del italiano (italianismos) son abundantes vocablos del ámbito de la música: soneto,
piano;
b) del francés (galicismos) términos como jardín, jaula, silueta, chofer, hotel;
c) y del inglés (anglicismos), túnel, vagón, sándwich, fútbol, básquet, software, hardware,
etc.

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