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Op Ud 10

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OP UD 10. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PLANETA.

REPERCUSIONES AMBIENTALES Y SOCIOECONÓMICAS. / CS 2 UD


15. LA CIUDAD Y EL URBANISMO. / CS 3 UD 14. LA ORGANIZACIÓN
DEL ESPACIO URBANO.

INTRODUCCIÓN.

1. LA CIUDAD.
1.1. CONCEPTOS.
CIUDAD.
LO URBANO.
URBANIZACIÓN.
RURURBANIZACIÓN.
EL MODO DE VIDA URBANO.
1.2. FUNCIONES URBANAS.
Político-administrativa, militar, comercial, industrial, universitaria,
cultural, religiosa, de ocio.
1.3. MORFOLOGÍA URBANA.
El plano de las ciudades.
Los tipos de edificios.
Las funciones de las calles y edificios.
La organización social.
Los transportes.
1.4. ESTRUCTURA URBANA.
LOS SECTORES.
El sector central.
Las zonas residenciales.
Las zonas industriales.
LOS MODELOS TEÓRICOS DE LA ESTRUCTURA URBANA.
El modelo de círculos concéntricos: Burgess (1929).
El modelo sectorial: Hoyt (1939).
El modelo de centros múltiples: Harris y Ullman (1945).
Los modelos de los lugares centrales: Christaller (1933), Lösch
(1940).
2. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PLANETA.
Las sociedades primitivas.
CIUDAD ANTIGUA PRECLÁSICA.
CIUDAD ANTIGUA CLÁSICA.
La ciudad griega.
La ciudad romana.
CIUDAD MEDIEVAL.
La ciudad cristiana.
La ciudad islámica.
CIUDAD MODERNA.
La ciudad renacentista.
La ciudad barroca.
CIUDAD INDUSTRIAL.
La Revolución Industrial.
CIUDAD POSTINDUSTRIAL.
CIUDAD SOCIALISTA.
CIUDAD EN EL TERCER MUNDO.
DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LA POBLACIÓN URBANA.
En los países desarrollados.
En los países subdesarrollados.

3. REPERCUSIONES AMBIENTALES.
Contaminación y consumo de agua.
Contaminación atmosférica.
Cambio climático.
Contaminación acústica.
Producción de residuos sólidos urbanos.

4. REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS.
Generación de patologías médicas en la salud humana.
Marginación social y delincuencia.
Modificación de las pautas demográficas.
Segregación socioespacial.

APÉNDICES:
GEOGRAFÍA URBANA. INTRODUCCIÓN.
GEOGRAFÍA URBANA. RESUMEN.

INTRODUCCIÓN.
En esta UD se explican los conceptos básicos sobre la ciudad (los
elementos, las funciones, las teorías de su estructura), la evolución del
proceso de urbanización (lo que liga este tema con la Historia del
Urbanismo) y sus consecuencias medioambientales (lo que lo liga con la UD
de acción del hombre sobre el medio ambiente) y socioeconómicas. Por todo
ello es una UD bastante compleja.

1. LA CIUDAD.
1.1. CONCEPTOS.
CIUDAD.
La ciudad es un núcleo de población, con asentamientos humanos
diversificados en componentes, con intensas relaciones entre individuos y
grupos sociales.
La ciudad se caracteriza por:
Tamaño demográfico: es una población importante, pero es un valor relativo
según los países. En España el límite está en los 10.000 habitantes y en
Japón en 30.000.
Densidad de población: tiene una alta densidad de población, muy variable
según la morfología urbana, que puede ir de unos cientos de hab/km² a los
27.000 de Macao.
Morfología: es un conjunto de calles y edificios. Sin ello no habría una
estructura urbana.
Función: ha de ser un centro organizador de un territorio y la actividad de
sus habitantes. Es un rasgo hoy más ambiguo, por la urbanización funcional
del espacio rural.
Cultura urbana: se refiere a un modo de vida urbano en las relaciones
sociales.

LO URBANO.
Lo urbano hace referencia a todo lo relacionado con la ciudad, tanto lo físico
como lo social.
El urbanismo es una ciencia con dos aspectos: sociológico y físico.
- Aspecto sociológico: Hay unas relaciones sociales entre los miembros de la
comunidad, una estructura inmaterial. Su estudio pertenece a la Sociología,
en relación estrecha con el Urbanismo.
- Aspecto físico: accidente sobre el territorio, como conjunto de obras,
adaptadas al medio geográfico (relieve, clima) en un espacio en tres
dimensiones, con una cuarta dimensión, la temporal, pues evoluciona
históricamente.
Hay una expresión estética de la ciudad, por la armonía de sus partes y la
belleza de sus componentes.
El Paisaje urbano: es unión de naturaleza (medio natural) y cultura (obras
del hombre).
Se distinguen infraestructuras y superestructuras:
Infraestructuras: elementos de relación y servicios para favorecer el
contacto entre individuos.
Superestructuras: conjunto de edificios (para vivienda o trabajo).

URBANIZACIÓN.
Es el crecimiento y desarrollo de las ciudades y la difusión de las
características urbanas (morfología, función y cultura) por el espacio a lo
largo del tiempo.

RURURBANIZACIÓN.
Es el proceso de urbanización del espacio rural sin que este pierda su
paisaje característico. Se realiza mediante la conversión de las residencias
rurales en segundas residencias o en viviendas principales de los empleados
urbanos, en la adopción de modos de vida urbanos por los residentes
rurales.

EL MODO DE VIDA URBANO.

El modo de vida urbano ha triunfado en todo el mundo desarrollado. La


cultura, el consumo, los gustos, adoptan las pautas marcadas por la ciudad.
La ciudad se caracteriza por las intensas relaciones sociales, culturales y
económicas entre individuos y grupos sociales. Hay una “Cultura Urbana”,
definida por la heterogeneidad, la movilidad, las relaciones sociales más
frecuentes pero superficiales, el consumismo, patologías físicas y psíquicas,
etc.

1.2. FUNCIONES URBANAS.


Las ciudades se clasifican según sus funciones, aunque muchas ciudades
tienen múltiples funciones.

Político-administrativa, militar, comercial, industrial, universitaria,


cultural, religiosa, de ocio.
Ciudad político-administrativa. Albergan los servicios político-
administrativos, siendo un carácter fundamental en las ciudades más
grandes, las capitales macrocéfalas: Madrid, Lisboa, Atenas, París, Londres,
Viena... son ejemplos, pero el fenómeno es incluso mayor en los países
subdesarrollados.
Ciudad militar. Muchas ciudades se crearon por su función militar en alturas,
puntos de paso de ríos o en zonas pobladas: Toledo, Núremberg, Edimburgo.
Ciudad comercial. Se dedican al intercambio de productos y servicios. Todas
las ciudades tienen esta función y algunas deben su origen a esta: Ostia,
Medina del Campo. Las ciudades comerciales importantes extienden su
influencia en su entorno rural e incluso sobre otras ciudades, en círculos que
se cortan unos con otros.
Ciudad industrial. La actividad industrial se concentra en las ciudades con
mejores condiciones de localización.
Ciudad universitaria. Tienen una función de residencia de estudiantes y
enseñanza superior: Oxford, Cambridge, Salamanca, Alcalá de Henares,
Heidelberg, Upsala.
Ciudad cultural. Conservan su forma a lo largo del tiempo: Salzburgo, Roma,
Frankfurt, Venecia, Toledo.

Catedral de Burgos.
Ciudad religiosa. Son centros religiosos, que atraen multitud de peregrinos y
funciones religiosas: Roma, Lourdes, La Meca, Medina, Jerusalén, Benarés.
Muchas ciudades han permanecido en la Edad Media por albergar un obispo.
Ciudad de ocio. Se dedican a actividades de turismo, ocio, juego: Mónaco,
Marbella, Las Vegas. Tienen problemas de desequilibrio entre las estaciones
turísticas y el resto del año.

1.3. MORFOLOGÍA URBANA.


La morfología o forma de las ciudades está relacionada con las funciones
anteriores, el espacio geográfico, la sociedad en la que se desarrollan, etc.
Destacan varios elementos:

El plano de las ciudades.

Las ciudades adoptan básicamente cuatro tipos de planos: lineal (a lo largo


de una vía de comunicación), ortogonal (con calles rectilíneas con cruces en
ángulos rectos), radioconcéntrico (con expansión radial a partir del centro),
irregular (sin ningún orden).
Plano lineal.

Plano ortogonal.
Plano radioconcéntrico.
Plano irregular de Córdoba.

Plano regular del Ensanche de la ciudad de Barcelona,


Plano del Ensanche de Barcelona.

Los tipos de edificios.


Los edificios pueden ser residenciales, comerciales, históricos, religiosos,
etc. Su estudio nos permite conocer la historia y el carácter de la ciudad.

Las funciones de las calles y edificios.


Son las funciones antes estudiadas: político-administrativa, comercial,
industrial, religiosa, etc.

La organización social.
Su influencia es constante: los gremios medievales tenían sus propias calles,
los grupos sociales actuales se concentran en sus zonas favoritas...

Los transportes.
Su importancia es creciente, al condicionar el movimiento de los ciudadanos
y su actividad económica y social en el seno de la ciudad y en relación con
su entorno, mediante las avenidas, las calles, las vías de entrada rápida, el
transporte en taxi y autobuses, el metro subterráneo, los ferrocarriles, la
cercanía de puertos y aeropuertos e incluso la amplitud de las aceras.

1.4. ESTRUCTURA URBANA.


LOS SECTORES.
De acuerdo a la morfología urbana y a su evolución histórica, podemos
distinguir una estructura urbana típica de los países desarrollados, con tres
sectores:

El sector central.
El sector central es el denominado CBD (Central Business District o Distrito
Central de Negocios). En las grandes ciudades (Londres, Nueva York son los
máximos ejemplos) de los países desarrollados se asientan el comercio
minorista de bienes y servicios más selectos, las sedes centrales de las
grandes empresas, la administración pública y los locales de cultura y ocio.
En las ciudades más antiguas persiste un uso residencia de estos centros
urbanos, en la mayoría de los casos ocupados por clases desfavorecidas y
de avanzada edad, pero con un continuo proceso de sustitución del uso
residencial por las actividades terciarias: el centro se desertiza (en
Barcelona es un proceso preocupante) a medida que los alquileres suben y
la especulación provoca la construcción de edificios de altura cada vez
mayor (los Docklands londinenses son un ejemplo).

Las zonas residenciales.


Las viviendas ocupan la mayor parte del suelo urbano. Su distribución zonal
responde a las posibilidades económicas de los habitantes. Las clases
acomodadas disponen de medios para decidir dónde fijan su residencia (sea
en los barrios elegantes del centro monumental o en las urbanizaciones en
la periferia). Las clases bajas han de habitar donde el suelo es barato, en los
barrios antiguos sin servicios, en polígonos de viviendas en la periferia, con
graves deficiencias de servicios y calidad de vida.

Las zonas industriales.


Las grandes industrias, que antiguamente están enclavadas en el centro
urbano, se han trasladado en los últimos decenios a la periferia de las
ciudades, debido a las normas dictadas para evitar la contaminación, el alto
valor del precio urbano, la cercanía de las vías de comunicación. Por otro
lado, las pequeñas industrias y las más limpias, muy especializadas, se
distribuyen de un modo más disperso por la ciudad.

LOS MODELOS TEÓRICOS DE LA ESTRUCTURA URBANA.

El modelo de círculos concéntricos: Burgess (1929).


En 1929 Burgess elaboró la teoría de que la ciudad crece de forma
concéntrica desde el CBD. La industria se asienta en una zona de transición
alrededor de este. A partir de ahí aparecen diferentes círculos de residencias
de clases sociales, desde las más humildes en el interior hasta las más
acomodadas en la periferia.

El modelo sectorial: Hoyt (1939).


En 1939 Hoyt formuló la teoría de que las clases altas articulan la ciudad al
buscar las zonas mejor comunicadas y de mayor calidad medioambiental.
Las empresas también buscan zonas bien comunicadas. Las clases bajas
con pocos recursos se distribuyen por toda la ciudad.

El modelo de centros múltiples: Harris y Ullman (1945).


En 1945 Harris y Ullman formularon la teoría de que la estructura urbana se
produce al integrarse varios centros con diferentes funciones: industria,
comercio, residencia. La popularización del automóvil permite elegir las
zonas preferidas para esas funciones.

Los modelos de los lugares centrales: Christaller (1933), Lösch


(1940).
Deben explicarse finalmente las teorías explicativas de los lugares
centrales, sobre la distribución de los asentamientos urbanos en el espacio.

En 1933 Christaller formuló su teoría sobre los lugares centrales, núcleos de


población que ofrecen bienes y servicios especializados en un área mucho
más amplia que la propia de la ciudad. Estudiando el sur de Alemania,
planteó una estructura espacial regular, en un espacio isotrópico,
homogéneo en relieve, recursos naturales, densidad y distribución de la
población y red de transportes. Las ciudades de tamaño y nivel de
especialización similar se distribuyen uniformemente dominando cada una
un espacio hexagonal. Existe un límite en el que la demanda de bienes y
servicios de un lugar central se hace nula, pasando ese espacio a depender
de otro lugar central. Así se conforman hasta siete categorías distintas, de
mayor a menor.
La teoría de Lösch (1940) se basa en la anterior, desarrollando la tesis del
lugar central ideal denominado metrópoli del espacio económico, en el que
estarían asentadas todas las actividades centrales. Las diferencias
espaciales surgen al actuar las fuerzas de concentración y especialización y
se forma una red de áreas de mercado hexagonales, de tamaño creciente,
que configuran la trama urbana.
Las críticas a ambas teorías se refieren a que consideran espacios
homogéneos que no existen en realidad, y no tienen en cuenta los factores
administrativos, culturales e históricos, el éxodo rural o las novedades
técnicas en los servicios que alteran la relación entre los núcleos
comerciales. Los distintos sistemas de ciudades: las áreas metropolitanas,
las conurbaciones, las megalópolis, las regiones urbanas, el campo urbano y
la ciudad dispersa, se rigen por factores no isotrópicos.

2. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PLANETA.


Las ciudades se desarrollaron a partir de una etapa no urbana. La historia de
la civilización está ligada a la del urbanismo de un modo indisoluble. Hay
tres grandes etapas: ciudad preindustrial, ciudad industrial y ciudad
postindustrial, cada una de ellas con sus modelos de ciudades, pero es más
didáctico seguir cada modelo sucesivamente y acabar con un panorama de
la situación actual.

Las sociedades primitivas.


La formas primitivas de vida, anteriores al urbanismo, son el nomadismo y
el sedentarismo agrario sin producción de excedentes.
El nomadismo fue la primera etapa de la evolución humana, sin
asentamientos permanentes, en grupos itinerantes, viviendo de la caza,
pesca y recolección.
El sedentarismo agrario, con dedicación a la agricultura, pero con dispersión
de las familias (a menudo extensas), con autarquía económica.

CIUDAD ANTIGUA PRECLÁSICA.


La producción de excedentes agrícolas y ganaderos permitió la actividad
comercial, el almacenamiento e intercambio por productos artesanales y
otros productos alimentarios. Los emplazamientos de estos mercados
primitivos derivaron en las primeras ciudades.
Hacia el 3.000 aC eclosionaron las ciudades en Egipto, Sumeria, India y
China, a lo largo de los fértiles valles de los grandes ríos, que permitían
altas producciones, especializaciones en diversas actividades, transporte,
intercambio de ideas y una incipiente organización política.
Las ciudades dominaron su entorno rural, creándose los Estados,
estructuras político-religiosas, con diferenciación de clases sociales: jefe
militar y religioso en la cima de una clase militar y religiosa para satisfacer
las necesidades de defensa y religión.
La ciudad-mercado acrecentó su influencia al unir estas funciones de sede
del poder político, religioso y militar a la anterior comercial y artesanal. Pero
eran núcleos de escasa población, pues los excedentes se concentraban en
las clases altas. Ejemplos son Ur, Babilonia (nunca tuvo más de 60.000
habitantes), Nínive, Persépolis, Menfis, Tebas o Jerusalén.

CIUDAD ANTIGUA CLÁSICA.


La ciudad griega.
Grecia siguió con este concepto de la ciudad como sede de cultura y
gobierno, irradiadora de sus funciones a su entorno. La polis confundía los
términos de ciudad y Estado. La plaza o ágora era su centro vital en lo
político, religioso, social, cultural y económico.

Acrópolis o ciudad alta de Atenas.


Plano de la ciudad de Mileto.

En Mileto (tal vez planificada por Hipodamo) se hizo una planificación


regular por franjas (per strigas), con unas pocas avenidas amplias que
dividían la ciudad en supermanzanas, a su vez subdivididas por otras calles
más estrechas en manzanas y estas en solares. Este modelo fue muy
influyente en las ciudades de nueva creación.

La ciudad romana.
Roma supuso la hipertrofia de la ciudad, capital de un vasto imperio,
metrópoli y centro de recepción de los excedentes del Mediterráneo. Pese a
su crecimiento no es una ciudad monumental ni su trazado es destacable.
Era un monstruo orgánico que creció con problemas que nunca se
resolvieron bien, porque su modelo primitivo fue la ciudad orgánica greco-
etrusca. Las ciudades regionales se hacían cargo de la administración
provincial y siguieron un modelo más regular, como es el caso de Barcino
(Barcelona).
La ciudad romana de Barcino (Barcelona). Se observa la típica división
estructural en dos calles principales, una en dirección norte-sur (cardo) y
otra este-oeste (decumano), que se cruzan en el foro (el centro ceremonial).

En el urbanismo romano cabe distinguir la tipología de dos zonas del


Imperio, la oriental con una importante tradición urbana griega, y la
occidental sin tradición urbana. Los numerosos sustratos locales influirán
asimismo.
En Oriente, donde fue posible se mantuvieron el urbanismo y la arquitectura
griegos y púnicos, salvo en Corinto y Cartago, destruidas en las guerras de
conquista y que fueron reconstruidas según un plan romano. La mayor
innovación en Oriente será la monumentalización del ágora mediante
templos y otros edificios.
En Occidente hay casos similares de destrucción, como Numancia, en la que
el sustrato inferior desapareció, mientras que en otros casos la evolución al
modelo romano fue muy lenta.

CIUDAD MEDIEVAL.
Hay que distinguir dos modelos: la ciudad cristiana y la islámica.

La ciudad cristiana.
En la Edad Media, Bizancio sustituyó en este papel a Roma, mientras el
resto de las ciudades caían en una profunda decadencia, prolongada hasta
el siglo XI. Las ciudades medievales, con escasa dimensión física y humana,
concentraban el poder político (realeza, nobleza, burguesía) y religioso
(obispos), protegido por las murallas y puertas. Las ciudades se amurallaban
en pequeños recintos no sólo por facilitar la defensa sino también porque
así se gastaba menos en la construcción y mantenimiento de los muros y
porque la principal entrada de impuestos era la entrada en la ciudad y por
ello un recinto muy amplio disminuía los ingresos en vez de aumentarlos.

Plano típico de una ciudad medieval cristiana.

En la Alta Edad Media las ciudades sufren una profunda crisis. La población
vivirá durante siglos de la tierra, siendo las ciudades meros centros
administrativos y religiosos, residencias de los príncipes y obispos. Henri
Pirenne, en sus magistrales estudios sobre las ciudades medievales, ha
demostrado que la supervivencia de las ciudades en la Alta Edad Media se
debió a la presencia de la jerarquía de la Iglesia en ellas, porque la
desaparición del comercio y en consecuencia de los mercaderes, junto a la
desaparición de la economía monetaria que permitía a los grandes
propietarios agrícolas vivir en la ciudad, habían suprimido las bases
económicas para la vida urbana. Hasta el resurgimiento económico del siglo
XI la Iglesia será el sostén de las ciudades, junto a la excepción de algunas
ciudades con función de capitales administrativas, como Aquisgrán o
Rávena. Las ciudades viven de la agricultura y el comercio, del dominio
político y religioso sobre el campo. Su morfología es orgánica, con el gran
centro vital de la catedral o la iglesia, hasta que aparecen los palacios de los
Ayuntamientos.

La ciudad islámica.
La expansión islámica de los siglos VII y VIII extendió su dominio sobre las
ciudades clásicas en decadencia, junto a ciudades persas e hindúes de tipo
oriental. Sobre estos tipos el Islam impuso una nueva concepción del
espacio urbano, de un carácter vital, biológico, desordenado, orgánico,
privado, en oposición al público de las ciudades griega y romana. La
fundación de ciudades es una exigencia de la conquista, adaptando el
urbanismo de los países conquistados al propio contexto religioso, social y
geográfico, sobre unos sustratos regionales y locales, pero con un común
carácter intimista y secreto, ligado a la radical igualdad del Corán, en la que
los creyentes son como esclavos de Alá, por lo que su posición depende
siempre de la voluntad divina y no es conveniente manifestarla con signos
externos de lujo en la vivienda, aunque los interiores de los palacios pueden
ser de increíble riqueza. Ricos y pobres conviven en los mismos barrios, sin
darse la separación occidental en barrios de primera y de segunda (al
presente comienza a haberla). El retiro privado, la ocultación del interior de
la vivienda al exterior, tiene la motivación de proteger la intimidad de la
familia. Influyen también factores económicos, climáticos y jurídicos (es
notable la dificultad de la expropiación en el mundo islámico, lo que impide
la planificación urbana). Hay una radical oposición entre ciudad y campo,
como la permanente lucha entre los sedentarios y los nómadas
conquistadores que Ibn Jaldún consideraba el motor de la historia.
El tipo de ciudad islámica ha variado poco en el tiempo. La ciudad no tiene
ordenamiento, ni tampoco unos requisitos mínimos de vías o higiene,
generalmente con ausencia de cloacas, por lo que las calles están siempre
sucias. Hay una escasez monumental que la diferencia notablemente de la
ciudad clásica grecorromana. La Umma, reunión de todos los creyentes, es
un conjunto universal de ciudades, con barrios que son como pequeñas
ciudades y calles que se comportan de un modo asimismo autónomo, con
todos los servicios básicos (a menudo con sus propias puertas) y con una
división en arrabales y calles según los oficios. Así hay arrabales de los
barberos, curtidores, halconeros, alfareros... En España el carácter islámico
orgánico ha perdurado en muchos cascos antiguos, incluyendo Palma,
aunque resten pocos edificios musulmanes intactos.

CIUDAD MODERNA.
La ciudad de la época moderna tiene tres características:
- Crecimiento demográfico.
- Concentración del poder político en las capitales de los grandes Estados.
- Pérdida de la autonomía municipal.

La ciudad renacentista.
En el Renacimiento se criticó la ciudad medieval y se introdujo la
perspectiva para la organización de los encuadres viarios. La ciudad ideal de
los tratadistas adopta la forma de estrella y es concebida como un cuerpo
orgánico, un edificio.

La ciudad barroca.
En el Barroco se plantean los problemas de la percepción global de la
ciudad, que se concibe como una sucesión de panópticos enlazados, de
modo que en cada lugar el alcance visual pueda llegar a ser el máximo. Se
aprovechan los puntos singulares para realzar la primacía plenamente
jerarquizada, monumentalizando el palacio del gobernante y las iglesias, en
un sistema urbanístico al servicio del poder político y religioso.

CIUDAD INDUSTRIAL.
La Revolución Industrial.

Paisaje urbano de una ciudad industrial.


La Revolución Industrial es un episodio decisivo, desde c. 1770. El
maquinismo atrae los excedentes humanos del campo, mejora la higiene y
el transporte, las ciudades multiplican su población, con enormes
desajustes, las relaciones sociales se basan en la diferenciación social
extrema, nacen los suburbios (un fenómeno urbano que no constituye una
ciudad más que en la apariencia). Las teorías marxistas nacen en este
contexto a mediados del siglo XIX. En 1810 la población mundial en las
ciudades era el 3%, con 45 ciudades de más 100.000 habitantes, en 1900
ya era el 14% y en 1960 el porcentaje era de un 30% y había más de 1.050
ciudades de más de 100.000 habitantes (en 150 años se había pasado
de 27 a 1.000 millones de habitantes). Desde entonces el proceso se ha
doblado en intensidad: en 2012 más de la mitad de la población mundial es
urbana, con una mayor proporción en los países desarrollados.
El desarrollo urbano se benefició de varios cambios (algunos los llaman
revoluciones por su importancia):
- Demográfico: por la mejora de la sanidad y la alimentación, el éxodo rural,
la emigración internacional...
- Agrario: por la revolución agraria que permitió el abastecimiento de
alimentos y el éxodo rural.
- Industrial: el maquinismo y la producción en serie dieron posibilidades de
crear trabajo y capital sin antecedentes.
- Transporte: es causa y consecuencia de la Revolución Industrial,
permitiendo la concentración de la población y la industria en unos lugares
determinados.

Todo esto implicó varias consecuencias urbanas:


- Crecimiento de la población urbana.
- Crecimiento espacial de las ciudades.
- Aparición de barrios obreros.
- Deterioro ambiental.
- Ordenación o planeamiento urbano (primeros casos).

CIUDAD POSTINDUSTRIAL.
La ciudad postindustrial se corresponde con una civilización de masas
urbanas: p.e. en Gran Bretaña más del 80% de la población es urbana. Las
metrópolis se extienden por inmensos territorios, integrando espacios
urbanos y naturales discontinuos, gracias al progreso del transporte y de las
telecomunicaciones, con una dispersión de la población alrededor de los
núcleos principales, en ciudades de tipología diversa: dormitorio, jardín,
región, radiante, satélite...
Las ciudades ofrecen bienestar, cultura, trabajo, seguridad, confort,
diversidad de opciones... Estas ventajas se reducen con el anonimato y el
olvido de la dimensión individual del hombre. El problema es cómo
equilibrar comunidad e individuo, de modo que se respete a la naturaleza y
se garantice el futuro de la Humanidad.

CIUDAD SOCIALISTA.
En la URSS, China y los restantes países de régimen socialista durante el
siglo XX la urbanización fue controlada por el Estado, de modo que hubiera
un moderado éxodo rural hacia las ciudades, junto a la creación planificada
de nuevas ciudades, la ordenación en serie de los edificios... Pero no se
consiguieron los ambiciosos objetivos impuestos y persistieron la
desigualdad de condiciones de vida entre la ciudad y el campo (con malos
servicios). Los antiguos países socialistas se enfrentan hoy a un creciente y
descontrolado éxodo rural, de proporciones gigantescas en el caso de China.

CIUDAD EN EL TERCER MUNDO.


En el Tercer Mundo la urbanización vive un proceso explosivo, lleno de
problemas de masificación y descontrol. Sus características son:
Elevado índice de crecimiento. Ejemplo es la ciudad-capital (el área
metropolitana, pues el municipio no llega a los 9 millones) de México, que
ha pasado de 5 millones de habitantes en 1960 a 21 millones en 2014. En el
año 2000 había 15 ciudades de países subdesarrollados entre las 20
mayores del mundo.
Sistema urbano desequilibrado. Las capitales políticas y económicas
absorben la inmensa mayoría de la población urbana, a veces la mitad de la
población del país: casos de Montevideo y Buenos Aires. Los problemas de
las inmensas (aunque sea relativamente) capitales de los países
subdesarrollados son pavorosos. Sólo en América Latina hay un déficit de
decenas de millones de viviendas, lo que afecta a unos 200 millones de
personas en 2014. Y en África el problema es mucho mayor.
Segregación espacial y marginalidad. Hay barrios lujosos y miserables
separados por una corta distancia.

DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LA POBLACIÓN URBANA.


En los países desarrollados.
Se concentra en Europa occidental (con la más diversificada y equilibrada
concentración urbana), las capitales de la Europa del Este y Mediterránea, la
región noreste de EE UU (la megalópolis, en feliz término de J. Gottman, de
“Boswash” que se extiende de Boston-Washington a lo largo de 600 km) y
su parte vecina en Canadá, el sureste de Australia, la costa sureste de
Japón. Destacan las grandes ciudades de Nueva York, Chicago, Los Ángeles,
Filadelfia, Detroit, San Francisco, Londres, París, Moscú, Madrid, Berlín,
Tokio... En el mundo desarrollado la población urbana es más del 60% y en
Gran Bretaña más del 80% como ejemplo del futuro.

En los países subdesarrollados.


Las capitales de los estados sufren una macrocefalia gigantesca y creciente,
en América del Centro y del Sur, en África y Asia. México es la ciudad más
populosa del mundo, con 21 millones de habitantes, seguida de Buenos
Aires, Sao Paulo, Rio de Janeiro en América; Calcuta, Bombay, Delhi, Karachi,
Bangkok, Jakarta, Seul, Teherán, Beijing, Shanghai, Tianjin en Asia; El Cairo
(la segunda del mundo) y Lagos en África. En estas ciudades es terrible el
desempleo, la escasez de viviendas y servicios, la marginación social...

3. REPERCUSIONES AMBIENTALES.

Una vista de Madrid en una nube contaminante.

Las inmensas necesidades de energía, agua, alimentos... de las ciudades


implican que sean devoradoras del espacio y de los recursos, así como su
generación de residuos urbanos y contaminantes atmosféricos.

Contaminación y consumo de agua.


Se contaminan las fuentes de los recursos hídricos y se agotan los acuíferos
(amén de su salinización cerca de las costas). Los sistemas de depuración
son costosos pero imprescindibles, pero sólo en el mundo desarrollado se ha
conseguido un relativo nivel de éxito.

Contaminación atmosférica.
Los motores de los vehículos, la calefacción y la actividad industrial son una
enorme fuente de contaminantes químicos. Ejemplos máximos son Ciudad
de México, Madrid, Atenas, con perniciosos efectos sobre la población.

Cambio climático.
La ciudad crea un “microclima urbano” en su morfología urbana (asfalto de
las calles, muros de los edificios, motores y calefacciones), que retiene el
calor diurno y lo emite por la noche. Es una “isla de calor”, que aumenta de
lunes a viernes y disminuye de sábado a domingo, así como en los periodos
de vacaciones. Los edificios alteran la circulación del viento, que no limpia la
contaminación. Todo esto altera el clima e influye sobre las plantas, los
animales, el hombre: en Atenas, en el verano de 1995, murieron cientos de
personas en una ola de calor localizada en la ciudad.

Contaminación acústica.
Los motores de los vehículos, los aviones y la propia actividad humana
producen un nivel de ruido, especialmente pernicioso a partir de los 50
decibelios.

Producción de residuos sólidos urbanos.


La gran producción de basura es un problema de difícil solución. Las
soluciones más empleadas son:
- El abocamiento en vertederos controlados (con la contaminación del suelo
y de los acuíferos).
- La incineración en plantas incineradoras (con la contaminación atmosférica
resultante).
- El reciclaje integral (este es el más recomendable para la conservación del
medio ambiente, pero es muy costoso).

4. REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS.
Generación de patologías médicas en la salud humana.
El ritmo de vida ciudadano provoca situaciones de estrés, ansiedad y
agresividad. La contaminación provoca lesiones y enfermedades que llevan
hasta la muerte.

Marginación social y delincuencia.


Las grandes ciudades, sobre todo en EE UU, tienen elevados índices de
marginación social y de delincuencia. Tokio sería la excepción, con un bajo
nivel de ambos índices.

Modificación de las pautas demográficas.


La ciudad altera el comportamiento demográfico: caída de las tasas de
natalidad, desequilibrio de la estructura biológica (por sexo y edad).

Segregación socioespacial.
Hay una fuerte diferenciación social en los niveles de renta, lo que repercute
en su distribución espacial de acuerdo al precio del suelo que ocupan cada
uno de los grupos sociales. Así los barrios centrales más antiguos son de los
grupos más marginados, los del ensanche de la clase media, los cercanos a
los núcleos industriales son de la clase obrera y los periféricos son ocupados
por las clases altas. Lo anterior acepta muchas excepciones, pues algunos
centros urbanos se han revitalizado u otras causas.
Las políticas oficiales intentan remediar la situación potenciando la vivienda
de protección oficial, el acceso de los jóvenes a la vivienda, etc. En España
la Constitución de 1978 dice (art. 47): “Todos los españoles tienen derecho a
disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos
promoverán las condiciones necesarias (...) regulando la utilización del suelo
de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”.

Informe: La bicicleta en las ciudades.

Copenhague, ciudad de bicicletas. 4 minutos.

El creciente papel de la bicicleta en las ciudades tiene ejemplos notables en


España como Sevilla, Valencia o Barcelona, y en el extranjero Londres, París
Copenhague, Utrecht o Ámsterdam. Pero mientras las principales urbes
mundiales promueven el uso de la bicicleta y aumentan la red de carriles,
Madrid los reduce.
Miguel Ángel Medina en Un cambio urbano imparable [“El País” Ideas 163
(1-VII-2018)] explica que la bicicleta resurge imparable porque transforma a
mejor las ciudades, superando la crisis urbana respecto al espacio, a la
contaminación y a la movilidad:
‹‹En el siglo XX, el coche irrumpió como símbolo de progreso y libertad
individual y se apropió de la mayor parte del espacio de las ciudades. Pero
la masificación de las grandes urbes, la necesidad de recuperar el espacio
público y la toma de conciencia de la contaminación que provocan los
vehículos impulsan que cada vez más metrópolis opten por hacer más difícil
la vida al automóvil. Este cambio de mentalidad ha propiciado un resurgir de
la bicicleta, que se reivindica como un medio de transporte barato,
ecológico y saludable a la vez que como un elemento transformador de la
trama urbana.››
El urbanista danés Mikael Colville-Andersen en ‘Un kilómetro de pedaleo
ahorra 0,25 euros a la ciudad’ [“El País” (22-IX-2018)] defiende un mayor
uso urbano de la bicicleta:
‹‹Hay un ansia por la bici en todo el mundo. Creo que es un potente
instrumento para mejorar la vida en las ciudades. (…) Las ciudades con más
tradición ciclista tienen una infraestructura propia, segregada del resto y
bien conectada; es el primer paso para conseguir una movilidad sostenible.
(…) El uso del coche tiene que ser más difícil, más caro, al revés de lo que
sucede ahora. Y hay que dar prioridad al peatón, al transporte público y a la
bici. (…) En el urbanismo del siglo XXI, la pregunta es cuánta gente
podemos transportar. Y el resultado es un diseño urbano donde las aceras
son más anchas, aparece el tranvía, los carriles bici son más amplios y
queda un vial para el vehículo motorizado. (…) Cada vez que una persona
pedalea un kilómetro la ciudad se ahorra 25 céntimos de euro, mientras
este mismo desplazamiento en coche representa un gasto para la sociedad
de 87 céntimos. (…) Estas cifras vienen, sobre todo, de cuatro parámetros:
tres son de salud y uno es de tiempo. Las personas cuando van en bicicleta
van más rápido, no se quedan atascadas en embotellamientos. Los de salud
tienen que ver con que pedalear es saludable y reduce el absentismo
laboral y los costes sanitarios.››

Informe: El patinete en las ciudades.


El editorial Irrumpe el patinete [“El País” (20-IX-2018)] se centra en el nuevo
medio de locomoción urbana, unos vehículos eléctricos que necesitan una
regulación urgente y un uso sensato, fuera de las aceras:
‹‹En 1909, circulaban por Estados Unidos unos 200.000 vehículos
motorizados. Siete años después, ascendían a 2,5 millones. Los antiguos
coches de caballos desaparecían, mientras surgía una nueva forma de
transporte que iba a cambiar el mundo. The Detroit News, el diario de la
ciudad que impulsó la industria automovilística, contaba que, en dos meses
del verano de 1908, 31 personas murieron en accidentes de coche o
atropelladas. El motivo de la elevada mortandad era que no existían reglas y
reinaba la ley de la jungla: no había ni carné de conducir, ni señales ni
limitaciones de velocidad. Cruzar las calles era una aventura. El primer
semáforo eléctrico se instaló en Cleveland en 1914 y este ingenio no llegó a
Europa hasta 1924. Es dudoso que los patinetes eléctricos, que están
multiplicándose en las ciudades, lleguen a protagonizar una revolución
similar a la que representaron los coches a principios del siglo XX, pero son
vehículos que pueden circular hasta a 35 kilómetros por hora y que
necesitan una regulación urgente y sensata. Su espacio no es, desde luego,
recorrer las aceras a toda velocidad junto a los peatones.
Los patinetes eléctricos, cuya ventas se han triplicado en España, además
de la multiplicación de su alquiler, ofrecen muchas ventajas. La principal es
que no producen emisiones. Forman parte de un profundo cambio en la
cultura urbana: el paulatino arrinconamiento del coche como modo de
desplazamiento individual para, además de los transportes públicos, apostar
por vehículos no contaminantes: coches eléctricos, muchas veces
compartidos, y, naturalmente, las bicicletas. No existe un plan b, ni para que
los ciudadanos no se envenenen, ni para luchar contra el cambio climático.
Para llevar a cabo esto hacen falta inversiones y cambios legales. Barcelona
ha sido una de las primeras ciudades en lanzar una ordenanza municipal
que regula el uso de casco y obliga a los patinetes a circular por los carriles-
bici cuando superen los 10 kilómetros por hora. Puede parecer una
obviedad, pero para eso es necesario contar con ese tipo de carriles y, por
ejemplo en Madrid, a diferencia de Valencia, Sevilla o Barcelona, son
insuficientes. Su multiplicación indica que al final será necesaria una norma
estatal a través de la Dirección General de Tráfico, que los cataloga como
vehículos de movilidad personal y no tienen regulación propia, ni para
circular ni para su señalización.
Los patinetes son seguros —aunque ya se han producido dos muertes en
España por no llevar casco—, rápidos, relativamente baratos,
transportables, con una autonomía creciente y, como las bicis, están aquí
para quedarse. Pero necesitan un uso sensato y una regulación urgente.››

UD 10. BIBLIOGRAFÍA.
Blogs.
Internet.
[http://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_urbanización]
[http://www.desenvolupamentsostenible.org/index.php?
option=com_content&view=article&id=17&Itemid=29&lang=es]

Blogs.
[http://www.buxaweb.cat/dossiers/ciutats.htm] Un resumen en catalán para
3r d’ESO.
GE UD 09. El espacio
urbano.*[https://iessonferrerdgh1e07.blogspot.com/2015/04/ge-ud-09-el-
espacio-urbano-la-red.html] *Tiene la bibliografía de la España urbana.
Documentales / Vídeos.

The History of Urbanization, 3700 C-2000 AD. Tres minutos. Mapa virtual
sobre el crecimiento de los espacios urbanizados en el mundo.

Exposiciones.
*<Malas calles>. Valencia. IVAM (10 febrero-9 mayo 2010). Fotos, planos,
documentales… Comisario: José Miguel G. Cortés. Reseña de Simón,
Federico. Ciudades, del júbilo al desasosiego. “El País” (2-II-2010).
*<Ciudad total>. Valencia. IVAM (3 mayo-15 julio 2012). Fotos, planos,
documentales… Comisario: José Miguel G. Cortés. Reseña de Bono,
Ferran. Cuando la ciudad no tiene límites. “El País” (2-V-2012) 32. Una
exposición sobre los modos de vida urbana del siglo XXI en las grandes
megalópolis: Sao Paulo, Mumbai, Lagos…

Conferencias.

El futuro de las ciudades. Conferencia en Fundación Juan March (20-V-2019).


Inés Sánchez de Madariaga, profesora titular de Urbanismo en la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (UPM), y José María Ezquiaga,
decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). 1:03:57.
[https://www.youtube.com/watch?v=mjkAUTeWzbg]

Libros.
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Cultura. Madrid. 1980. 248 pp.
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Bailly, A.S. La percepción del espacio urbano. Col. Nuevo Urbanismo/29.
IEAL. Madrid. 1979. 326 pp.
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5 vs. 1. La descripción del ambiente. 1982. 246 pp. 2. El arte y la ciudad
antigua. 1978. 256 pp. 3. El arte y la ciudad medieval. 189 pp. 4. El arte y la
ciudad moderna del siglo XV al siglo XVIII. 417 pp. 5. El arte y la ciudad
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1981. 326 pp.
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colombiano (Tunja, 1959), exiliado en Francia en 1979 tras ser guerrillero en
el M-19, es catedrático de Emprendimiento, Territorio e Innovación en la
Sorbona y asesor de la alcaldesa de París en sus proyectos de movilidad en
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El sociólogo Sennet y el arquitecto Sendra sostienen que el urbanismo del
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Calvo, E. La politización del lugar. “El País” Babelia 1.265 (20-II-2016).
Sudjic, Deyan. El lenguaje de las ciudades. Trad. de Ana Herrera. Ariel. 2017
(2016 inglés). 266 pp. Sudjic es arquitecto, director del Museo del Diseño de
Londres, crítico de arte, editor de la revista “Domus” de Milán, director de la
Bienal de Arquitectura de Venecia, comisario de exposiciones, y autor de La
arquitectura del poder (Ariel).
Terán, Fernando de. El problema urbano. Salvat T.C. Barcelona. 1982. 63 pp.
Terán, F. de. Planeamiento urbano en la España contemporánea
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Vinuesa Angulo, Julio; Vidal Domínguez, Mª Jesús. Los procesos de
urbanización. Síntesis. Madrid. 1991. 205 pp.
Zarate Martín, Antonio. El espacio interior de la ciudad. Síntesis. Madrid.
1991. 253 pp.

Números especiales de revista.


Zabalbeascoa, Anatxu. La urbe para urbanizar la humanidad. “El País”
Semanal 2.439 (25-VI-2023). Las áreas metropolitanas construyen la nueva
vida urbana, con una intensa revalorización del suelo y la vivienda que
expulsa a muchos habitantes. Más artículos y entrevistas de Galarraga, N.
(texto); Castellano, D. (fotos), Curitiba. El icono sostenible y verde de Brasil.
Zabalbeascoa, A. Elizabeth Diller / Arquitecta de Nueva York. “La austeridad
es una excusa para evitar experimentar”. Sevillano, Elena G. (texto);
Vázquez, Manuel (fotos). Berlín. Contra todas las barreras. Queimaliños,
Rebeca; Sancho, Xavi (texto); Rojo, Mirta (fotos). Pontevedra. La ciudad que
nos devolvió las calles. Echarri, Miquel. Diccionario mundial de la movilidad
urbana. León, Pablo. Vivienda pública para hacer del siglo XXI un lugar más
habitable. Canales, Fernanda. Un laboratorio para las personas, el planeta y
la democracia.

Noticias. Artículos en orden cronológico.


Baquero, Camilo S. Infraestructuras invisibles, el futuro de las ciudades. “El
País” (16-I-2012) 36-37. La tecnología contribuye a que las grandes urbes
sean más eficientes, limpias y sostenibles. Crear municipios inteligentes
mejora la calidad de vida de sus ciudadanos, pero es caro. Un
apartado, Proyectos pioneros en España, repasa los casos de Málaga,
Barcelona, Valladolid y Sant Cugat.
Ariza, Luis Miguel. Así serán nuestras ciudades. “El País” Semanal 1.848 (26-
II-2012) 68-74. Arquitectura y urbanismo del futuro.
González, Alicia. El futuro pasa por las ciudades. “El País” Negocios 1.380
(15-IV-2012) 12.
Rivera, Alicia. El 95% de los europeos que viven en ciudades respira
partículas tóxicas. “El País” (25-IX-2012) 34.
Roger, Maiol. La vuelta al mundo en ‘smart city’. “El País” Negocios 1.463
Extra Fira / Smart Cities (17-XI-2013) 6. Los mejores proyectos mundiales de
ciudades inteligentes y sostenibles.
Zabalbeascoa, Anatxu. Aquí se vende centro de ciudad. “El País” (6-I-2014)
30-31. Los expertos denuncian la solapada privatización de los espacios
públicos de las ciudades.
De Benito, Emilio. El suelo urbano de todo el mundo se triplica desde 2000.
“El País” (5-V-2014) 31. Los bosques y los cultivos retroceden.
Sevillano, Elena G. La ciudad se ahoga en una partícula. “El País” (8-V-2014)
40-41. Los ciudadanos de las más grandes urbes del mundo respiran
elevadas dosis de aire contaminado, sobre todo en India y China. La OMS
calcula que 2,6 millones de personas mueren cada año por esta causa.
Planelles, Manuel. El monstruo que atasca las alcantarillas. “El País” (29-III-
2015) 36-37. Las toallitas húmedas son el peor enemigo de las cloacas.
Aunión, J. A. La vida que resiste al asfalto. “El País” (20-IV-2015) 34. Las
ciudades albergan ecosistemas de flora y fauna.
Fariña Tojo, José. Una ciudad más próxima. “El País” Ideas (28-VI-2015) 2-3.
Galindo, Cristina. ¿Demasiado inteligentes? “El País” Ideas (28-VI-2015) 3.
Valdés, Isabel. Pensar la ciudad como un hogar. “El País” Extra Retos
Globales (3-X-2015) 10-11.
Planelles, M. La alerta por contaminación se vuelve cotidiana. “El País” (3-I-
2016) 8. La contaminación en las ciudades se vuelve crónica y aumenta,
forzando medidas para reducir las emisiones. En 2050 se prevé que el 70%
de la población mundial vivirá en las ciudades.
Linde, Pablo. Ciudades: causa y solución de los problemas de la vida. “El
País” (7-III-2016). Las urbes son escenarios imprescindibles para lograr
eficiencia energética, luchar contra el cambio climático, conseguir igualdad
de género y oportunidades, así como el bienestar de la
mayoría. [http://elpais.com/elpais/2016/03/07/planeta_futuro/1457366516_8
37085.html]
León, Pablo; Aunión, J. A. Las ciudades españolas se asfixian. “El País” (6-XI-
2016). La contaminación urbana crece.
Sampedro, Javier. Cuando el aire reacciona consigo mismo. “El País” (6-XI-
2016). El aire urbano se vicia.
Aunión, J. A. Mi ciudad no me deja dormir. “El País” (13-XI-2016). El
problema de la contaminación sonora en las ciudades europeas.
Ferrer, Thiago. Las metrópolis más limpias y eficientes son un mercado. “El
País” Negocios 1.617 (20-XI-2016).
Redacción. Las grandes urbes del mundo apuestan por la peatonalización.
“El País” (18-XII-2016).
Redacción. Una larga lucha urbana. “El País” (22-II-2017). El problema de las
aves sin control en las ciudades.
Seisdedos, Iker. La ciudad como problema y solución. “El País” (2-VI-2017).
La Fundación Norman Foster abre en Madrid un foro sobre los retos urbanos.
Redacción. Las zonas verdes expulsan de los barrios a los vecinos más
pobres. “El País” (6-X-2017). Las zonas verdes atraen a las clases medias y
altas, por lo que sube el precio de las propiedades y los alquileres,
impulsando la ‘gentrificación verde’: al final los pobres no pueden pagar los
altos precios y marchan a zonas menos atractivas.
Redacción. Atascados de por vida. “El País” (11-II-2018). La terrible
congestión del tráfico urbano en Sao Paulo, Los Ángeles, Moscú y Bogotá.
Caparrós, M. La crisis de la bosta. “El País” Semanal 2.223 (5-V-2019). Las
ciudades de finales del siglo XIX hedían por toneladas de bosta de caballos y
parecía que el transporte animal acabaría con las ciudades, pero de pronto
los vehículos a motor acabaron con el problema.
Ansede, M. Un macroestudio alerta de las muertes por polución. “El País”
(22-VIII-2019). Una investigación en 650 ciudades del mundo.
Medina, M. Á. Las ciudades compactas son más sostenibles que las
dispersas. “El País” (24-X-2019). Un macroestudio del CSIC sobre la
movilidad de 300 millones de habitantes de 174 grandes urbes mundiales.
Criado, M. Á. La primavera se adelanta y el otoño se atrasa en la ciudad. “El
País” (12-XI-2019). El efecto isla de calor y la contaminación alteran los
ritmos.
Criado, M. Á. En los barrios ricos hay más vida. “El País” (22-VI-2020). La
flora atrae la fauna, y son más abundantes y variadas en las zonas de la
ciudad con mayor nivel económico, que tienen más parques y jardines.
Medina, M. Á. Subir el precio de aparcar para ganar espacio público. “El
País” (13-VIII-2020). Las zonas de aparcamiento en la calle para residentes
incentivan a los vecinos a comprar más coches, por lo que subir el precio del
permiso favorece el transporte público y reduce la contaminación.
Ámsterdam cobra 267 euros al mes por cada plaza de estacionamiento.
Planelles, M.; Medina, M. Á. Calles blancas y azoteas con jardines para
adaptar las ciudades al calor. “El País” (20-VI-2022). Las urbes son
vulnerables a los efectos de las temperaturas extremas, cada vez más
frecuentes por el cambio climático.
Blanchar, Clara. Los beneficios de ver tres árboles desde casa. “El País” (12-
XII-2022). Dos estudios señalan el valor de las zonas verdes y arboladas
sobre la salud y la menor mortalidad en las ciudades. La vegetación reduce
los decesos cardiovasculares y respiratorios.
Medina, M. Á. Más árboles en las ciudades, menos muertes por calor. “El
País” (1-II-2023). Un estudio vincula que más vegetación reduce las muertes
por calor.
Mediavilla, D. Las élites concentran los beneficios que se generan en las
grandes ciudades. “El País” (2-II-2023). El crecimiento urbano aumenta las
desigualdades entre individuos y entre localidades porque las grandes
ciudades multiplican las capacidades de los individuos y los beneficios de
las empresas que se instalan en ellas, porque se encuentran más fácilmente
individuos con capacidades complementarias y las posibilidades de
aprender.
Seisdedos, I. EE UU lucha contra la agonía de su ‘downtown’. “El País” (19-
III-2023). Los centros de las grandes ciudades de EE UU sufren una
decadencia, agravada por la pandemia de covid, el teletrabajo, la falta de
servicios públicos y viviendas baratas.
Sánchez-Vallejo, M. A.; Medina, M, Á. Nueva York aprueba la primera tasa de
congestión de EE UU. “El País” (8-XII-2023). El impuesto gravará a los
vehículos que entren al centro y se invertirá en mejorar el transporte
público.
Fariza, I.; Medina, M. Á. Las rebajas en el transporte público se extienden
por Europa. “El País” (29-XII-2023). Muchos expertos aconsejan no quitar de
todo el pago sino invertir los ingresos en mejorar el servicio.

Análisis y opinión. Orden alfabético.


AA.VV. Especial Historias de ciudades. Cultura y economía política de los
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Domínguez, Nuño. Isabelle Anguelovski / Investigadora en gentrificación. ‘
Las nuevas zonas verdes acaban beneficiando a los más ricos’. “El País” (9-
XI-2019). La preocupante realidad de que las mejoras urbanas (zonas
verdes, mejor transporte, más seguridad) al final repercuten en un aumento
del precio de la vivienda y expulsan a los más pobres a otros barrios menos
desarrollados.

Ariza, Luis Miguel. Así serán nuestras ciudades. “El País” Semanal 1.848 (26-
II-2012) 68-74. Arquitectura y urbanismo del futuro.

Baquero, Camilo S. Infraestructuras invisibles, el futuro de las ciudades. “El


País” (16-I-2012) 36-37. La tecnología contribuye a que las grandes urbes
sean más eficientes, limpias y sostenibles. Crear municipios inteligentes
mejora la calidad de vida de sus ciudadanos, pero es caro. Un
apartado, Proyectos pioneros en España, repasa los casos de Málaga,
Barcelona, Valladolid y Sant Cugat.

Batlle, Enric. Ciudad y naturaleza, hacia la fusión. “El País” Semanal 2.224
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Baverez, Nicolas. Redefinir las metrópolis. “El País” (9-IX-2019). Las grandes
ciudades absorben la riqueza y los servicios de calidad, y aceleran la
polarización de la sociedad y el territorio.

Burdett, Ricky. Luces de la (gran) ciudad. “El País” Babelia 1.331 (27-V-
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Economics, plantea el debate sobre el futuro de las ciudades.

Medina, M. Á. Teresa Caldeira / Antropóloga. ‘Una red de transporte público


es fundamental para la democracia’. “El País” Ideas 273 (9-VIII-2020). La
antropóloga brasileña Teresa Caldeira (Baltimore, 1954), experta en el
urbanismo de la ciudad de Sao Paulo (donde vivió hasta los 30 años),
profesora en la Universidad de California en Berkeley, autora de Ciudad de
muros (Gedisa, 2007). Explica que los habitantes de las periferias urbanas
han mostrado una gran capacidad para adaptarse a la pandemia.

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“El País” (5-V-2014) 31. Los bosques y los cultivos retroceden.
Díaz, Julio; Linares, Cristina. Los riesgos de vivir ruidosamente. “El País”
Ideas (28-VIII-2016).

Editorial. Revolución urbana. “El País” Negocios 1.617 (20-XI-2016).

Fariña Tojo, José. Una ciudad más próxima. “El País” Ideas (28-VI-2015) 2-3.

Feduchi, Luis. No basta con ser ‘smart’. “El País” Ideas (28-VIII-2016). La
necesidad de que las ciudades se integren armoniosamente en su entorno.

Foster, Norman; Aravena, Alejandro; Negroponte, Nicholas; Sadik-Khan,


Janette. Otra urbe es posible. “El País” Babelia 1.331 (27-V-2017). Cuatro
propuestas de expertos sobre alternativas sostenibles para las ciudades del
futuro.

Galindo, Cristina. ¿Demasiado inteligentes? “El País” Ideas (28-VI-2015) 3.

Garrido, Almudena; Gándara, Guillermo. Respirar el futuro. “El País” Ideas


(28-VIII-2016). Mejorar la calidad del aire urbano.

González, Alicia. El futuro pasa por las ciudades. “El País” Negocios 1.380
(15-IV-2012) 12.

Cordero, Dani. Ramon Gras / Urbanista. “Barcelona y Madrid están aún en el


desarrollismo”. “El País” (10-V-2023).

Jabois, Manuel. Las urbanizaciones están tirando a la derecha. “El País” (29-
VIII-2021). Un ensayo de María Victoria Gómez estudia cómo las
urbanizaciones de chalets moldean la mentalidad ciudadana hacia la
desconfianza al vecino, el hincapié en la seguridad… conduciéndolo a una
ideología conservadora de derechas.

Suleng, Kristin. Ethan Kent. ‘Los turistas no deben dominar las ciudades’. “El
País” Ideas 164 (8-VII-2018). El sociólogo urbanista Ethan Kent, de la
organización Project for Public Spaces (PPS), aboga por espacios inclusivos,
en constante creación, donde primen los intereses vecinales.
Zabalbeascoa, A. Eric Klinenberg. “Los lugares dan forma a nuestra
capacidad de relacionarnos”. “El País” Semanal 2.383 (29-V-2022). El
sociólogo estadounidense Eric Klinenberg (Chicago, 1971) defiende la
función vital de los espacios públicos en las ciudades.

Krugman, Paul. ¿Hasta qué punto es ecológica su metrópoli? “El País”


Negocios 1.903 (24-IV-2022). La construcción de muchas viviendas en las
ciudades más pobladas es muy positiva para el medio ambiente y la
economía. Limitar la densidad urbana empobrece.

Baquero, Camilo S. Kent Larson / Profesor e investigador del MIT. ‘Vamos a


la sociedad del compartir’. “El País” Negocios 1.463 Extra Fira / Smart Cities
(17-XI-2013) 5. La ciudad del futuro.

García Jaén, Braulio. Jesús Leal. “Las ciudades muy polarizadas son más
ingobernables”. “El País” Ideas 413 (9-IV-2023). Jesús Leal (Cartagena,
1944), catedrático de Sociología en la Universidad Complutense,
investigador y profesor invitado en las universidades de París y Berkeley,
redactor del Libro Blanco de la Vivienda en España, y autor de La dimensión
de la ciudad (CIS), La política de vivienda en España (editorial Pablo Iglesias)
y Housing and Welfare in Southern Europe (Blackwell). Opina que no hay
casi vivienda vacía en las grandes ciudades y que hay que invertir con
iniciativa público-privada en una vivienda social cuyo alquiler tenga en
cuenta las posibilidades de los inquilinos.

López Letón, Sandra. Ideas para ciudades más habitables. “El País” Negocios
1.702 (17-VI-2018). La regeneración urbana con densidad en vez de
extensión, colaboración pública-privada, mejor transporte público, más
sostenibilidad e inclusión social en París, Londres, Madrid...

Macdonald, Hugo. Los 10 mandamientos para una ciudad habitable. “El


País” Semanal 2.224 (12-V-2019).

Martín Rodríguez, Manuel; García Delgado, José Luis. Territorio y ciudad para
después de la crisis. “El País” Negocios 1.448 (4-VIII-2013) 15. Los autores
critican el urbanismo destructor de los últimos decenios en España y
plantean como alternativa la rehabilitación de viviendas y medidas de
cohesión territorial y social.

Medina, Miguel Ángel. 15 mitos sobre la ciudad de los 15 minutos, la última


paranoia de los conspiracionistas. “El País” (4-III-2023).
[https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2023-03-04/15-mitos-sobre-la-
ciudad-de-los-15-minutos-la-ultima-paranoia-de-los-conspiracionistas.html] L
a ultraderecha expande bulos sobre una idea que ya se aplica en urbes
como París, Barcelona o Buenos Aires. Carlos Moreno, creador del concepto,
responde: “Es un delirio decir que vamos a encerrar a los ciudadanos en su
barrio”.

Mora, Tachy. En busca del consumo cero. “El País” Semanal 2.383 (29-V-
2022). La UE impulsa los edificios de gasto energético casi nulo. Muestra
seis edificios españoles.

Muxí Martínez, Zaida. Por una reconquista del espacio público (y humano).
“El País” Semanal 2.383 (29-V-2022).

Padilla, Mar. Paseemos como nómadas en la ciudad. “El País” Ideas 278 (13-
IX-2020). Propuestas para vivir las ciudades paseando y reflexionando,
transformándolas en espacios vividos y vivibles.

Medina, M. Á. Guillermo Peñalosa / Urbanista. “Hemos pensado más en los


coches que en las personas al hacer ciudades”. “El País” (25-I-
2024). Guillermo Peñalosa (Bogotá, 1957) experto en espacio urbano.

Planelles, Manuel.; Medina, Miguel Ángel. Calles blancas y azoteas con


jardines para adaptar las ciudades al calor. “El País” (20-VI-2022). Las urbes
son vulnerables a los efectos de las temperaturas extremas, cada vez más
frecuentes por el cambio climático.

Precedo Ledo, A. Las políticas de desarrollo y renovación urbana en Europa.


“Ciudad y Territorio”, MOPTAM, Madrid, v. 1, nº 98 (IX-1993) 579-595.

Ramírez, Noelia. Neocomunas, búnkeres para ricos y otros espacios


poscovid. “El País” Ideas 286 (8-XI-2020). El debate sobre la creación de
minicomunidades urbanas, en gran parte autosuficientes, para resistir
nuevas crisis como la pandemia.

Planelles, M. Josep Roca / Catedrático emérito de Arquitectura Técnica.


“Plazas duras como la de la Puerta del Sol son urbanismo negacionista”. “El
País” (26-IV-2023). El experto ha estudiado las olas de calor desde 1970 y
aconseja hacer plazas verdes, que reducen el calor.
Sassen, Saskia. La riqueza visible y la pobreza invisible a pie de calle. “El
País” Semanal 2.224 (12-V-2019).

Serrano Rodríguez, A. EI urbanismo del siglo XXI: Problemas previsibIes y


líneas de actuación recomendables. “Ciudad y Territorio”, MOPTAM, Madrid,
v. 1, nº 95-96 (1993) 15-40.

Delle Femmine, Laura. Maimunah Mohd Sharif / Directora ejecutiva de ONU


Hábitat. ‘Las ciudades son para las personas, no para los vehículos’. “El
País” Ideas 166 (22-VII-2018).

Subirats, Joan. El derecho a la ciudad. “El País” (20-XI-2016). La tendencia


global a urbanizar se asienta en intereses financieros y especulativos que se
contradicen con el derecho de la gente a una ciudad habitable.
Subirats, Joan. Vivir en las ciudades. “El País” (18-X-2018). El politólogo usa
las ideas de Richard Sennett (la distinción entre ville física y cité humana) y
Jane Jacob (defensora de los barrios vitales).

Valdés, Isabel. Pensar la ciudad como un hogar. “El País” Extra Retos
Globales (3-X-2015) 10-11.

Zabalbeascoa, Anatxu. Aquí se vende centro de ciudad. “El País” (6-I-2014)


30-31. Los expertos denuncian la solapada privatización de los espacios
públicos de las ciudades.
Zabalbeascoa, A. Crecer sin segregar. “El País” Ideas (28-VI-2015) 5.
Zabalbeascoa, A. Tortillas, huevos fritos y podridos. “El País” (2-VI-2017). La
crisis actual de las ciudades.
Zabalbeascoa, A. ¿Cómo contar las ciudades de nuestro tiempo? “El País”
Babelia 1.331 (27-V-2017). Bibliografía reciente sobre el fenómeno urbano.
Zabalbeascoa, A. La imparable urbanización del mundo. “El País” Semanal
2.224 (12-V-2019).
Zabalbeascoa, A. El poder del desorden. “El País” Semanal 2.383 (29-V-
2022). La reinvención urbana mediante el desorden para hacer más
habitable la ciudad.

El transporte urbano.
Noticias.
Medina, M. Á. El auge de los autobuses urbanos eléctricos. “El País” (14-III-
2023). En las ciudades españolas aumenta el número de estos vehículos sin
emisiones, aunque son mucho más caros.
Navarro, L.; et al. La venta de coches eléctricos crece más rápido que las
estaciones de carga. “El País” (19-I-2024). Faltan puntos de recarga, sobre
todo para viajes largos. Madrid y Barcelona tienen casi un tercio de los
cargadores del país.

La bicicleta en las ciudades.


Noticias.
Vázquez, Cristina. Las grandes ciudades se suben a la bicicleta. “El País” (6-
V-2011) 34-35.
García Vega, Miguel Ángel. La bicicleta reta al automóvil. “El País” Negocios
1.454 (15-IX-2013) 13. En España y la UE se venden más bicis que coches,
síntoma de un cambio cultural. En las ciudades aumenta el uso de la bici
como medio de transporte.
León, Pablo. La fiebre ciclista mueve mil millones. “El País” Negocios 1.513
(2-XI-2014) 8. En 2013 se vendieron en España más de un millón de
bicicletas. El sector industrial y de servicios relacionado cuenta con 3.000
empresas, 14.000 empleos y ventas superiores a los mil millones de euros.
Medina, M. Á. La bicicleta gana terreno en España gracias al impulso de las
mujeres. “El País” (11-XII-2019).
Medina, M. Á. Los ciclistas habituales llegan a los 11 millones en España. “El
País” (24-XI-2022). Los usuarios de bicicletas aumentan un 40% en cuatro
años, entre 2019 y 2022, al pasar de 8,1 a 11 millones. El Ministerio de
Transporte aplica la Estrategia Estatal de la Bicicleta para fomentar los
carriles bici, y aprueba ayudas de 10 millones de euros para 2023 en una
convocatoria para municipios de menos de 50.000 habitantes.
Medina, M. Á.; Ferrer, I. Paga extra por ir en bici a la oficina. “El País” (19-II-
2023). Países Bajos, Francia y otros países subvencionan el desplazamiento
al trabajo en bicicleta.
Medina, M. Á. La bici como cuestión ideológica. “El País” (23-VI-2023). La
derecha eliminará carriles ciclistas en varias ciudades españolas y en Berlín
ha decidido cortar el apoyo a la bici. En otros países, en cambio, hay
consenso a favor de la bici.

Análisis y opiniones.
Medina, M. Á. Antoni Poveda / Presidente de la Red de Ciudades por la
Bicicleta. ‘Es insostenible repartir en furgoneta todas las mercancías’. “El
País” (11-XII-2019).
Zúmer, Carlos. Las bicis son (y fueron) para modernos. “El País” Ideas 163
(1-VII-2018). La bicicleta ayudó (y ayuda) a transformar el mundo desde la
segunda mitad del siglo XIX, facilitando la libertad, la movilidad, la igualdad
de la mujer o el intercambio genético (relacionaba con parejas más
distantes).

El patinete en las ciudades.


Noticias.
González, Sara. París, la primera capital europea en vetar los patinetes de
alquiler. “El País” (2-IV-2023). Un referendo los prohíbe, tras proliferar desde
2018 hasta contar tres empresas con 15.000 dispositivos.
Sanz Sainz, José. París abre el debate del patinete en España. “El País” (8-IV-
2023).

PROGRAMACIÓN.
EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PLANETA. REPERCUSIONES
AMBIENTALES Y SOCIOECONÓMICAS.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
ESO, 2º ciclo.
Eje 1. Sociedad y territorio. Bloque 2. La población y el espacio urbano.
Núcleo 2. El espacio urbano.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con los temas de la Educación Ambiental y de Educación Moral y
Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
Cuatro sesiones de una hora.
1ª Documental. Diálogo que sirva de evaluación previa. Exposición del
profesor. Cuestiones.
2ª Exposición del profesor. Cuestiones.
3ª Exposición del profesor, de refuerzo y repaso; esquemas y comentarios
de textos.
4ª Comentarios de textos; debate y síntesis.
OBJETIVOS.
Conocer los conceptos de la ciudad, lo urbano, etc.
Sintetizar las funciones y las teorías sobre la ciudad.
Comprender los problemas urbanos.
Relacionar la ciudad y el campo.
Interesarse por la problemática urbana del alumno.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
- El hecho urbano: evolución y cambios; las funciones de la ciudad y la
organización del territorio; las redes urbanas; espacio urbano y estructura
socioeconómica.
- Principales aglomeraciones urbanas en el mundo. Las ciudades en el
mundo desarrollado y subdesarrollado: diferencias y problemas. Espacios y
redes urbanas en España. Las carreteras y su influencia en el desarrollo
económico y el bienestar social de un país.
- Las relaciones campo-ciudad. La sociedad urbana y la sociedad rural:
formas de vida y problemas.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la información: realización de esquemas del tema, mapas y
gráficos.
Explicación multicausal de los hechos geográficos: en comentario de textos.
Indagación e investigación: recogida y análisis de datos en enciclopedias,
manuales, monografías, artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad científica.
Tolerancia y solidaridad.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Documental y diálogo que sirva de evaluación previa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de esquemas sobre los apartados del tema.
Análisis de mapas y gráficos.
Comentarios de textos sobre los problemas de la urbanización en el mundo
actual.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo.
RECURSOS.
Presentación digital y mapas.
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
Documental.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua. Se hará especial hincapié en que se comprenda la
relación entre urbanización, sociedad y economía y en los problemas de la
urbanización en el mundo actual.
Examen incluido en el de otras UD, con breves cuestiones y un comentario
de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos con inadecuado progreso.
Realización de actividades de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación (junto a las otras UD).

APÉNDICE: GEOGRAFÍA URBANA. INTRODUCCIÓN.


INTRODUCCIÓN.
1. CIUDAD Y TERRITORIO: IDEAS BÁSICAS.
1.1. LAS CIUDADES Y EL TERRITORIO.
1.2. EL CONCEPTO DE SISTEMA: APLICACIÓN A LAS CIUDADES DEL
TERRITORIO.
1.3. LA URBANIZACIÓN DEL TERRITORIO.

2. TEORÍAS DE ASENTAMIENTOS.
2.1. LA TEORÍA DE LOS LUGARES CENTRALES.
2.2. LA TEORÍA DE BASE ECONÓMICA.
2.3. LA TEORÍA DE LOS CENTROS DE CRECIMIENTO.
2.4. LA TEORÍA CENTRO/PERIFERIA.

3. CIUDAD Y TERRITORIO: LUGARES CENTRALES Y ÁREAS DE INFLUENCIA.


3.1. EL GRADO DE CENTRALIDAD DE LOS ASENTAMIENTOS.
3.2. LA DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS DE INFLUENCIA.

4. LA MORFOLOGÍA DE LAS REDES URBANAS.


4.1. MORFOLOGÍAS TEORÉTICAS.
4.2. MORFOLOGÍAS DESCRIPTIVAS.

5. LAS RELACIONES EN LOS SISTEMAS URBANOS.


5.1. LA DISTRIBUCIÓN DE TAMAÑOS.
5.2. TAMAÑO Y FUNCIÓN.
5.3. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL.
5.4. LAS RELACIONES DINÁMICAS: LOS FLUJOS INTERURBANOS.

6. ¿UNA NUEVA SOCIEDAD URBANA?

1. CIUDAD Y TERRITORIO: IDEAS BÁSICAS.


1.1. LAS CIUDADES Y EL TERRITORIO.
Estudiamos aquí la ciudad en su relación con su territorio, a través de la red
urbana interrelacionada que define el territorio en el que influye.
Córdoba y su territorio.

Hay una relación diacrónica entre ciudad y territorio, primero como


oposición (desde la Antigüedad) y dominación de la primera sobre el
segundo, que perdura hasta la misma actualidad, en la que el territorio
asume unas funciones crecientemente urbanas, pues el modo de vida
urbano se ha extendido a casi toda la sociedad -hay actualmente en los
países desarrollados un proceso de descentralización masiva-. La distinción
entre ciudad y territorio es ahora morfológica, más que funcional o cultural.
La relación ciudad-territorio es un tema esencial. Así, para Northam (1975)
los temas básicos de estudio de la Geografía Urbana se determinan por la
interrelación lugar-población, y son: 1) relaciones entre la ciudad y su
población (distribución de la población), 2) relación entre diferentes
ciudades (disposición geométrica de las ciudades en su territorio), 3)
relaciones entre las poblaciones de diferentes ciudades (comparación de las
características de varias poblaciones), 4) relaciones en la ciudad o en su
población (usos del suelo).
Según P. George (1969), para que exista una red urbana es preciso que
tengan lugar un cierto número de interrelaciones y que estas generen a su
vez lazos funcionales permanentes entre los diversos asentamientos
urbanos y entre estos y el medio rural. Sin el criterio de funcionalidad no
hay sistema urbano.

1.2. EL CONCEPTO DE SISTEMA: APLICACIÓN A LAS CIUDADES DEL


TERRITORIO.
Un sistema se define por la relación integral entre todos sus elementos. Se
entiende el sistema urbano como un conjunto de elementos (ciudades)
dotados de propiedades, atributos o valores (características urbanas)
diferentes u homogéneos, en mutua relación. En el mismo
sentido, Estébanez (1983) considera la ciudad como un "sistema
intraurbano" que constituye un elemento del "sistema interurbano" (red o
conjunto de ciudades que se relacionan entre sí). El sistema urbano es
siempre diacrónico: varía en el tiempo y el espacio.
P. Gould (1969) considera al «sistema urbano como protagonista del
desarrollo», al configurarse como ciudad-región (Dickinson, 1961). En todo
caso, en el Primer Mundo la red urbana desarrollada (con nodos
estructurados y equilibrados alrededor de la ciudad central) conlleva un
territorio desarrollado, en el cual hay múltiples relaciones urbanas:
demografía, comercio, mano de obra, tecnología, capital, información,
cultura...

1.3. LA URBANIZACIÓN DEL TERRITORIO.


Los factores de la urbanización.
Los factores de la urbanización son muy variados: demográficos,
económicos, políticos, físicos, de dimensión del territorio, infraestructuras,
etc.
1) Demográficos. El crecimiento urbano se debe, en parte, al aumento de la
población urbana provocado por la suma del crecimiento natural y de la
inmigración.
2. Económicos. Actúan decisivamente la industrialización y la terciarización,
favorecidas por el desarrollo del transporte. En este sentido es evidente que
hay una estrecha relación entre mayor desarrollo económico y mayor
urbanización en el territorio. Por otra parte, no hemos de olvidar que en los
países subdesarrollados las megaurbes (capitales) viven una enorme
expansión, pero que esta no es una urbanización estructurada y equilibrada
del territorio.
3. Políticos. La organización y la decisión político-administrativa permiten
crear ex novo nuevas ciudades y la colonización del territorio virgen, con
una planificación jerárquica de la ocupación espacial y de los flujos
humanos. Pueden distinguirse históricamente dos tipos de políticas:
centralistas (que fomentan las ciudades centrales) y descentralizadoras
(que fomentan un equilibrio entre las ciudades, y en especial las relaciones
entre ciudades de segundo nivel). En los recientes países descolonizados del
Tercer Mundo las ciudades, según la tesis de Sjoberg, se dividen en
indígenas, coloniales y nuevas ciudades, y en los dos últimos casos se trata
de creaciones políticas.
4. Físicos. El relieve, clima, suelo, hidrología, vegetación, etc, determinan en
parte la estructura urbana: p.e. las zonas climáticas agradables, los ríos
navegables y las llanuras con buenos suelos la fomentan e integran,
mientras que las montañas la interrumpen y dividen.
5. La dimensión del territorio. Es usual que a menor espacio haya más
concentración en pocos núcleos jerárquicamente organizados, mientras que
espacios muy grandes permiten una mayor variedad de tipos de ciudades,
en distintos niveles, aunque los otros factores pueden alterar esta
tendencia.
6. Las infraestructuras. Las infraestructuras de comunicaciones son
indispensables para organizar el territorio, de modo que hay una estrecha
relación entre su densidad y la urbanización. Generalmente las ciudades se
concentran en los puntos de ruptura de carga (puertos, nudos de
ferrocarriles, etc.).
Para Johnson (1974) hay cuatro factores de localización de las ciudades: 1)
que sean accesibles para su entorno, 2) que, si su función es comunicar la
región con el exterior, se sitúen cerca de las grandes vías de comunicación,
3) que tengan recursos físicos, 4) cualquier factor de azar o decisión
humana.

Urbanización.

La tendencia de la urbanización es un aumento sostenido de la población


urbana. En los países desarrollados la curva de crecimiento toma la forma
de una suave S ascendente. P.e. en EE UU en 1800 la población urbana era
el 5%, en 1970 el 70% y en el 2000 lo será más del 80% del total. No ha
sido este un aumento constante, sino con altibajos en la curva de
urbanización: un ligero aumento en la primera mitad del siglo XIX y un
fuerte aumento en la segunda mitad del siglo XIX gracias, sobre todo, al
éxodo rural (el crecimiento natural era secundario, debido a la baja
natalidad y la alta mortalidad causadas por las malas condiciones de vida),
para volver a un lento aminoramiento de la intensidad a lo largo del siglo XX
(pero siempre con crecimiento absoluto).
En los países subdesarrollados, en cambio, el gran crecimiento se ha
atrasado hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando se juntaron la
migración campo-ciudad y, sobre todo, el crecimiento natural. Este
crecimiento natural (por unas mejores condiciones de vida) es un signo
distintivo de estos países, respecto al grupo anterior.

¿Por qué crecen las ciudades actuales?


Peter Haggett.

Los factores son múltiples, aparte del crecimiento natural de la población


urbana. Peter Haggett (1983) considera una clasificación en factores de
presión y de atracción.

Factores de presión son los que causan el abandono del campo:


1) La tierra es un recurso fijo que está sujeto a rendimientos decrecientes a
más mano de obra (el círculo vicioso rural de alta natalidad, masificación,
minifundio, pobreza). Es el factor más importante en los países
subdesarrollados.
2) La tecnología, en una etapa más reciente, ha incrementado la
productividad, permitiendo la migración del excedente de mano de obra.
3) La gente tiene más exigencias de calidad de vida, según un modo de vida
urbano, por lo que vivir en la ciudad tiene más prestigio social.
4) Los precios relativamente bajos e inestables de los productos agrícolas,
con una excesiva elasticidad a la baja de los precios y reducción relativa
dentro de la bolsa de compra familiar del consumo de productos agrícolas,
de forma que los ingresos anuales son más aleatorios que en los empleos
urbanos. Estos precios agrícolas desequilibrados respecto a los industriales
explican la gravosa política de subvenciones de los países desarrollados a su
agricultura. Por ello, este es el factor más importante del éxodo rural en
estos países desarrollados.
Factores de atracción son los que atraen a la ciudad:
1) Economías de aglomeración, debido a las economías de escala
conseguidas con la concentración de redes de comunicación, mano de obra,
mercados de consumo, capital, tecnología, información, especialización, etc.
Pero hay problemas de sobredimensión de las ciudades, de costos excesivos
por transporte, contaminación, servicios sociales...
2) Multiplicadores urbanos: básicos y no básicos. Es el llamado fenómeno de
la base exportadora de la ciudad, ya que esta produce más bienes de los
que consume, para un mercado exterior a ella. De hecho, las ciudades
tienen una invisible balanza de importación/exportación de bienes y
servicios. Se distingue entre actividades básicas y no básicas. Las primeras
son las que se producen para la venta al exterior (p.e. los aviones Boeing,
en Seatle), las segundas son las que se dedican al mercado interior de la
ciudad (p.e. el pan). La proporción de la base económica urbana describe la
proporción de población urbana total que se dedica a actividades de
exportación (básicas). Así, un coeficiente de 1:6 significa que en una ciudad
de 60.000 habitantes hay 10.000 empleos en el sector de exportación.
Simplificando, un aumento de 1 empleo básico supone un aumento
residencial de 4 residentes (la familia), y 10 nuevos residentes crean 1
empleo terciario, por lo que se puede crear un proceso continuo de
crecimiento. Según el modelo de efecto "dominó" de Lowry, 100 puestos de
trabajo en el sector secundario conllevan un aumento de 67 puestos de
trabajo en el sector terciario así como de 667 residentes. Haggett resume:
«La tasa de puestos de trabajo en los sectores de exportación de una ciudad
con respecto a su población total es la proporción de la base económica
urbana. Un aumento del empleo en el sector de exportación conlleva un
consiguiente crecimiento en los sectores de servicios y residencial».
2. TEORÍAS DE ASENTAMIENTOS.
2.1. LA TEORÍA DE LOS LUGARES CENTRALES.
Christaller y, más tarde, Lösch, lanzaron sus teorías explicativas de los
lugares centrales, unas leyes que permitirían, en principio, prever la
distribución de los asentamientos urbanos en el espacio, así como su
número y su tamaño.

La teoría de Christaller.

El geógrafo alemán Walter Christaller (Berneck, Baden-Wurtemberg, 1893 -


Königstein, Baviera, 1969) incorporó a la geografía las investigaciones del
economista Von Thünen sobre la localización agraria, de Alfred Weber sobre
la localización industrial, y su compendio por Engländer. Estudió las leyes
que rigen la distribución de las ciudades meridionales de Alemania en su
primera obra, Die zentralen Orte in Süddeutschland (Los lugares centrales
en el sur de Alemania, 1933) y abrió una nueva línea de investigación: la
localización, número y tamaño de las ciudades podían deducirse a partir de
las funciones urbanas. Sus ideas no tuvieron repercusión hasta que fueron
traducidas al inglés en EE UU. Escribió también Das Grundgerüst der
räumlichen Ordnung in Europa: Die Systeme der europäischen zentralen
Orte (La estructura básica de la ordenación del espacio en Europa: el
sistema de lugares centrales europeos, 1950) y Some considerations of
Tourism Location in Europe (1964).
Su teoría supuso una innovación esencial en la Geografía moderna, como
precedente de la Nueva Geografía cuantitativista. Su mayor aportación fue
metodológica, al seguir el método deductivo, pues partía a priori de una
hipótesis y luego observaba si los hechos se correspondían o no con la
teoría establecida, rompiendo así con el método tradicional seguido en
Geografía, inductivo, que partía primero del análisis de los hechos para a
posteriori elaborar leyes.
Elabora una teoría neopositivista (analiza y descubre regularidades en el
territorio, crea modelos teóricos explicativos de la realidad), racionalista (la
explicación es puramente teórica), economicista (la causalidad es
económica), terciarista (el factor fundamental es el mercado), una Física
Social (pues emplea leyes de la física para las Ciencias Sociales). Christaller
no creó de inmediato una escuela (de hecho nunca fue profesor
universitario) hasta que en los años 40 (Ullman aplicó sus teorías en EE UU
en 1941, A theory of location for cities) y sobre todo en los 50 la Geografía
cuantitativa empleó métodos matemáticos para estudiar las ciudades
anteriores y posteriores de la posguerra, y, sobre todo, desde que fue
traducido por Baskin al inglés (Central Places in Southern Germany, 1966).
Su influencia fue eminente en Lösch, Beckmann y, sobre todo, en Berry y
Garrison (1958).
En su libro la gran cuestión es: ¿existen leyes que puedan determinar el
número, el tamaño y la distribución de las ciudades? O más específicamente
aun: ¿por qué las ciudades se localizan en unos puntos y no en otros?
Como respuesta, otorga a los factores económicos la máxima importancia.
Fundamenta su modelo en la causalidad económica: la relación de la
distancia con el encarecimiento de los productos. Esto exige que el espacio
urbano sea un espacio isotrópico, homogéneo en relieve, recursos naturales,
densidad y distribución de la población y red de transportes. La ciudad (el
lugar central) tiene la función de suministrar bienes y servicios; en ella a
mayor tamaño del núcleo hay más especialización funcional, así como a
menor distancia entre los núcleos también hay más especialización
funcional.

Los fundamentos y antecedentes teóricos de Christaller.


El modelo de Christaller se relaciona con la teoría descriptiva de Johann Von
Thünen (El Estado aislado, 1826). También sigue la tesis de localización
industrial de Alfred Weber (1909), profesor de Christaller. Ambas son teorías
económicas más que geográficas y Engländer les dio un marco común,
analizando la relación entre la distancia y los precios, aunque fue Christaller
el que les dio aplicación geográfica. Otras influencias son las de los
locacionalistas alemanes Kohl, Gradman y Bobeck (1928).
Las anteriores teorías son empírico-racionalistas estrictas, que consideran
que la realidad está determinada por factores materiales, no humanos. El
primer modelo teórico lo presentó el economista Von Thunen (1826), que
estudió la distribución espacial de los usos agrícolas según su distancia al
mercado, para explicar el paisaje agrario alemán, determinado por los
precios, que a su vez lo son por la localización de la actividad, su
productividad, el transporte y el mercado.
El economista Alfred Weber (1909) excluyó los factores sociales y culturales,
la historia y el hombre. Aisló los elementos de localización industrial, para
poder medir su importancia relativa y mutuas dependencias. Los factores de
localización industrial eran: costo de mano de obra, distancias, peso de las
materias primas y de los productos finales. El cuantitavista
A. Predohl acentuó aun más que Weber el método de sustitución, con
resultados más matemáticos y precisos.
Se critica a las teorías economicistas porque no existen los espacios
isotrópicos sobre los que efectúan sus análisis teóricos, ni el hombre es
puramente un homo oeconomicus, ni la información ni la competencia son
perfectas, ni el transporte es uniforme, etc. Es por ello que no se realizan en
la práctica sus teorías de que los sujetos (las familias, comercios o
industrias) luchen mediante los precios por ocupar el centro de la ciudad (el
lugar más accesible y rentable en estas teorías). Una teoría empírico-
racionalista más moderada (McKenzie y Park) sostiene que también influyen
los factores sociales y culturales. Engländer opinaba que estos factores
participan en la localización a través del sistema de cambios, la
organización de la producción y la estructura de la población.
La teoría y los conceptos básicos de Christaller.
Hay unos conceptos básicos en la teoría de Christaller: centralidad, lugar
central, isotropía, área de mercado, área de influencia, distribución espacial
de los núcleos, etc. Los conceptos de alcance y umbral han sido elaborados
más en profundidad por otros autores, como Berry.

En la teoría de Christaller la ciudad se define esencialmente por su función y


la función específica de la ciudad es ser un "lugar central", un centro
abastecedor de bienes y servicios a la población existente en el núcleo y en
la región por él organizada.
La centralidad es el grado en que una ciudad sirve a su área circundante, y
puede ser medida a través de los bienes y servicios ofrecidos. De una
ponderación cuantitativa y cualitativa de esa centralidad surgirá la
jerarquización de los núcleos urbanos.
La ciudad es un lugar central y no son los factores geográficos los que
originan las ciudades, sino la existencia de una población a la que hay que
abastecer de bienes y servicios. Se utiliza el término de "lugar central" ya
que, para llevar a cabo este cometido eficientemente, la ciudad debe
localizarse en el centro de su área de influencia. La centralidad de una
ciudad determina el grado o categoría de la misma considerada como
centro proveedor de bienes y servicios.
Los lugares centrales son los núcleos de población que ofrecen bienes y
servicios especializados en un área mucho más amplia que la propia de la
ciudad, creando un espacio isomórfico, con una red urbana jerárquica y
geométricamente regular, con un entramado geométrico de hexágonos en
serie (a cada ciudad central le corresponden seis núcleos menores y así
sucesivamente).
Existe una jerarquía de lugares centrales, en la que los centros más grandes
son los que ofrecen bienes y servicios más especializados. Hay una
gradación de especialización funcional pues los lugares centrales se
ordenan jerárquicamente en el espacio, de acuerdo a su especialización
funcional, de menos a más especialización. El máximo escalón tiene todas
sus funciones propias para su uso interno más las que corresponden al
escalón inferior en jerarquía. Las ciudades de tamaño y nivel de
especialización similar se distribuyen uniformemente dominando cada una
su espacio hexagonal.
La jerarquía de lugares centrales presenta un conjunto de categorías: no
existe una gradación progresiva entre unos centros y otros, sino que
aparecen «escalones» que separan categorías distintas. Los lugares
centrales de una misma categoría ofrecen igual número de bienes y
servicios, tienen las mismas funciones centrales.
La población de cada centro es proporcional al número de funciones
centrales que éste posee. Es lo que más tarde se llamará la regla rango-
tamaño. Como las funciones aparecen de forma discontinua, también
existen «escalones» entre la población de unos centros y de otros de
distinta categoría.
Por lo tanto, un lugar central de grado superior posee todos los bienes y
servicios de los centros de categoría inferior, más otros que le son propios a
su categoría. Por lo tanto, los lugares centrales de mayor rango ofrecen más
productos, disponen de más establecimientos comerciales y servicios,
tienen censos de población mayores y áreas de influencia más extensas (en
términos de superficie o población) y son menos abundantes en número que
los lugares centrales de rango inferior (p.e. la capital regional poseería todas
los servicios educativos de grado inferior -escuela, instituto- más otros
propio de su categoría -la universidad-).
Los lugares centrales son, pues, mercados que reciben los productos de la
región rural circundante y sirven a la población de bienes y servicios.
Los bienes y servicios se denominan "centrales" porque exigen una
concentración en un lugar. En general, los bienes y servicios de uso diario
están próximos al lugar de residencia del consumidor, mientras que los de
uso menos frecuente se encuentran más alejados. Por lo tanto, podemos
decir que hay diferentes tipos de bienes y servicios centrales y que cuanto
más necesario sea su uso, estos se darán con mayor ubicuidad. La razón de
esto es que los bienes y servicios de uso frecuente suelen ser poco costosos
y requieren pocos consumidores (porque son muy regulares en sus
compras) para su mantenimiento, mientras que los de uso menos frecuente
suelen ser más costosos y exigen un número mayor de consumidores (ya
que son ocasionales en sus compras).
Los bienes y servicios más especializados son los que tienen un área de
influencia mayor, de manera que se produce una superposición de áreas de
influencia de distinta extensión. Ello se debe precisamente a que ese tipo de
bienes y servicios son los que aparecen en menos centros, por lo que la
población se ve obligada a recorrer mayores distancias para abastecerse de
ellos. Cuanto mayor es la especializacion de un bien o servicio, más escasos
son los lugares donde éste aparece ofertada. Así, la universidad podría sólo
aparecer en la capital regional, mientras que el instituto de enseñanza
media se localizaría tanto en la cabecera de comarca (CC) como en la propia
capital regional (CR).
Existe, por lo tanto, un número muy pequeño de lugares centrales de
categoría superior (los que ofrecen bienes y servicios muy especializados) y
una gran cantidad de centros de categoría inferior (con funciones menos
especializadas).
El número de bienes y servicios centrales está determinado por dos
fenómenos contradictorios: por una parte, los consumidores desean obtener
un bien o un servicio lo más cerca posible de su residencia y con el mínimo
esfuerzo. Pero por otra parte, los comercios o centros de servicios buscan
obtener el máximo beneficio y el mayor número de clientes. Se trata, pues,
de intereses encontrados y en la realidad se dan soluciones intermedias.
El alcance máximo (la distancia máxima en la que se produce un
intercambio) es un límite en el que la demanda de bienes y servicios de un
lugar central se hace nula, pasando ese espacio a depender de otro lugar
central, y así se conforman hasta siete categorías distintas de lugares
centrales, de mayor a menor. La explicación es que en un espacio isotrópico
la única variable considerada e independiente es la distancia de transporte:
a mayor distancia menor demanda, porque, para el consumidor, el costo de
un bien o servicio resulta del precio del mismo, que es igual en todos los
lugares centrales, más los gastos de desplazamiento. Los precios aumentan
con la distancia de un modo uniforme, y conforme aumenta el precio
disminuye la demanda, hasta tal punto que al superar un cierto umbral de
distancia el precio aumenta tanto que hace imposible adquirir el bien o
servicio en ese lugar central; la distancia es tan grande que la demanda es
nula porque la totalidad de la renta se destina a recorrer la distancia. Este
punto donde la demanda se hace nula se conoce como alcance máximo, y
define el límite externo de ventas para cualquier tipo de bien o servicio
central. Los servicios más especializados, en todo caso, tendrán un alcance
máximo mayor.
El umbral es el número mínimo necesario de demandantes para permitir
cubrir los costos básicos de la oferta de un bien o servicio concreto; de este
modo garantiza cubrir los costos permanentes y necesarios para mantener
la actividad. Cada empresario debe vender suficientes bienes o servicios
para cubrir los gastos de funcionamiento de su comercio y obtener un cierto
beneficio, porque sin un cierto volumen de ventas los gastos superan los
beneficios y el comercio fracasa. El umbral ha de ser menor o igual al
alcance máximo y los beneficios serán mayores cuanta mayor diferencia
haya entre el umbral y el alcance. El umbral se representa gráficamente con
un círculo alrededor del lugar central, cercano a este, mientras que el círculo
del alcance máximo está más alejado.
Este umbral (el threshold de Berry, 1967), el número mínimo de
consumidores necesario para sostener la actividad, es variable para cada
bien o servicio. Cuanto más indispensables sean los bienes requeridos,
menor será el número necesario mínimo de consumidores. Por ello los
bienes y servicios centrales de uso frecuente no toleran transportes largos y
costosos: son bienes de corto alcance (range en la terminología de Berry),
p.e. los alimentos de consumo diario. Otros bienes o servicios centrales son
menos necesarios y por ello los consumidores los requieren menos
frecuentemente, son bienes de gran alcance y sólo se dan en centros de
mayor importancia.
El área de mercado es el círculo conformado por los radios de los alcances
máximos, y se obtiene aplicando los alcances con una representación
bidimensional en un plano. Las áreas de mercado son diferentes para los
distintos bienes y servicios, pues necesitan distintas clientelas. El área es
distinta además para el mismo bien o servicio en lugares centrales de
jerarquía distinta, pues los de mayor rango tienen una mayor variedad y
mayor surtido de bienes y servicios, y, por tanto, los consumidores pueden
realizar desplazamientos a ellos con múltiples propósitos: no sería rentable
ir a ellos para adquirir un solo bien pero sí un conjunto mayor o más variado
de bienes.
El área de mercado se equipara al concepto de área de influencia, que
deriva de los lazos funcionales que se producen entre los asentamientos de
población y su entorno territorial, y del carácter de dominación que tienen
muchas de estas relaciones como consecuencia de la jerarquización de las
actividades y, a través de ellas, de los núcleos. Las áreas de influencia son
ámbitos territoriales que coinciden con los campos gravitatorios delimitados
por los flujos.
¿Cómo se distribuyen los bienes o servicios sobre una región? Christaller
parte del concepto de isotropía en un sentido muy amplio: una región llana,
de fertilidad uniforme, de recursos naturales uniformemente repartidos, con
una población distribuida por igual y del mismo poder adquisitivo, con una
red de transporte semejante en todas las direcciones. Evidentemente, las
áreas de mercado son circulares.
La distribución espacial de los núcleos en un espacio isotrópico, empero, no
se desarrolla gráficamente en círculos, pues estos dejan intersticios sin
relaciones, y no es óptima la yuxtaposición de las áreas, pues se forman
zonas con múltiples disputas. La solución de Christaller es, gráficamente,
trazar una bisectriz en esa zona de disputa, formando figuras (con líneas
rectas) hexagonales (la forma más eficiente). Estos lugares centrales se
disponen según una retícula triangular (si fuera cuadrada sus áreas
comerciales circulares dejarían espacios sin abastecer o solaparían sus
áreas de influencia).
Un lugar central de mayor tamaño incrementa el área de mercado (su
hexágono es mayor) y un bien muy especializado también incrementa su
área de mercado. Se configura así un hexágono enorme para la metrópoli,
que incluirá en su seno hexágonos más pequeños para las ciudades de
menor rango y así sucesivamente, en diversas escalas.

La relación entre los lugares de niveles distintos.


La relación entre el lugar central de nivel superior con los centros del nivel
inmediatamente inferior se rige, según Christaller, por tres criterios
o principios de organización: k=3, k=4, k=7, que se corresponden,
respectivamente, al mercado, al transporte y a la administración.
La distribución espacial de centros de orden inferior presenta un patrón
según la respectiva constante k (número proporcional de conexiones con
lugares centrales superiores).
El principio de mercado. k=3. Este principio del mercado es el más común y
el que más ha sido aceptado por los estudios posteriores. El individuo busca
el menor desplazamiento posible a un centro superior. Este individuo se
sitúa en un vértice, donde tiene tres centros superiores que le suministran
(Christaller entiende que es el principio del mercado porque tiene más
centros accesibles que los otros principios, lo que facilita las compras). Cada
lugar central tiene seis centros inferiores, sumando 6 x 1/3 = 6/3 = 2. Al
sumarse la población del propio lugar central (+ 1) resulta la K=3. Cada
lugar central atiende, pues, al doble de la población de un lugar central
inferior (un tercio de la población de los seis lugares de orden inferior que le
rodean), más la suya propia. La relación es de lugares menores a superiores,
1, 3, 9, 27, 81, 243... Es decir tres pueblos para cada centro comarcal, tres
centros comarcales para cada centro provincial, etc. Según la teoría, al
pasar de un orden de servicios inferior a uno inmediatamente superior, se
triplica la superficie del área comercial. P.e. si el bien central de menor
categoría requiere un área comercial de 4 km2, el bien central de orden
inmediato superior requerirá 12 km2 (La distancia mínima de 4 km se debe
a que Christaller considera que se debe estar a lo más a una hora a pie del
lugar central pequeño más próximo).
El número de lugares centrales sigue la misma proporción de k=3, y p.e. si
hay 7 ciudades, habrá 14 villas y 42 pueblos.
Ciudades Villas Pueblos Total.
1º Orden: 7 Ciudades, Total 7.
2º Orden: 7 Ciudades, 14 Villas, Total 21.
3º Orden: 7 Ciudades, 14 Villas, 42 Pueblos, Total 63.
La distancia entre los lugares centrales está en función del tamaño: las
ciudades están lejos entre sí, las villas más cerca y los pueblos mucho más
cerca. La proporción que rige la distancia entre un lugar central y otros de
orden inmediato superior es 1,733 (la raíz cuadrada de 3). P.e. si los pueblos
están a 10 km de distancia, las villas lo estarán a 17,33 km (10 x 1,733) y
las ciudades a 17.33 x 1,733.
El principio del transporte. k=4. La ruta de transporte pasa por la mediatriz.
Los lugares se colocan en el centro de cada lado del hexágono, con
comunicación con sólo dos lugares centrales. Así el lugar central se
relaciona con 6 x 1/2 = 6/2 = 3, con lo que al sumar la propia, da k=4. Así
son 4, 16, 64, 216... Este principio se aplica en los casos de las redes
urbanas en los que los costos de transporte sean importantes.
El principio político-administrativo. k=7. Los lugares centrales se relacionan
con siete lugares: él mismo y los seis lugares de orden inferior, interiores en
el hexágono. 6 x 1/1 = 6/1 = 6, con lo que al sumar la propia, k=7. Así son
7, 49, 343... Naturalmente, los lugares secundarios están situados dentro
del hexágono y no en su periferia, pues dependen necesariamente sólo del
lugar central, sin poder acceder a otros centros, excepto al superior
jerárquico de su propio lugar central.

La teoría de Lösch.
El economista alemán August Lösch (1906-1945), de ideas socialistas, fue
autor de Die raumliche Ordnung der Wirtschaft, 1940 (trad. inglés
1954; Teoría económica espacial, trad. español 1957), en el que explica una
teoría similar a la anterior, pero con claras variaciones.
La teoría de Lösch no se basa en la de Christaller (Claval, 1963; Bailly,
1978), pues no la conocía, pese a que muchos autores relatan que es sólo
una modificación de esta, pero está estrechamente relacionada en su
metodología, aunque desde una posición filosófica distinta, ya que al ser
socialista intenta desarrollar un modelo de distribución de asentamientos
que beneficie al máximo a los consumidores. Su modelo no describe la
distribución real de los lugares centrales sino que describe un espacio ideal.
De hecho, comienza con un estudio de la localización de las empresas.
Los principios (o factores) fundamentales de la localización son: la distancia
de transporte de los productos, la producción a gran escala y
la competencia.
Así, desarrolla la tesis del lugar central ideal denominado metrópoli del
espacio económico, en el que estarían asentadas todas las actividades
centrales (todos los bienes y servicios centrales).
Mientras que Christaller suponía que los empresarios podían aumentar sus
beneficios simplemente variando su localización respecto a los lugares
centrales, Lösch supone que en ese espacio ideal los desplazamientos de los
consumidores para adquirir bienes y servicios serían mínimos y los
empresarios tendrían mayores beneficios sólo en cuanto mayor fuese su
inversión.
Todo el territorio se organiza alrededor de los núcleos metropolitanos. Hay
una desigual distribución de núcleos y de población. La regla es que cuantos
más núcleos haya también habrá más población y, por tanto, en las zonas
más densas en población el entramado de áreas de mercado será más
denso (con más actividades y más especializadas). Las mejores y
más densas vías de comunicación conllevan un aumento de densidad de
conexiones y de núcleos, con áreas de mercado más densas y pequeñas.
Por contra, los espacios menos densos necesitarán áreas de mercado más
grandes para conseguir el tamaño necesario de demanda (para alcanzar el
umbral).
Las diferencias espaciales entre espacios más y menos densos surgen al
actuar las fuerzas de concentración y especialización, con lo que se forma
una red de áreas de mercado hexagonales, de tamaño creciente, que
configuran la trama urbana, no según la cerrada jerarquía de Christaller,
sino según una superposición (a menudo aparentemente irregular), en
forma de continuum, de las diversas tramas que obedecen a cada principio
de orden. Lösch varia incluso la disposición de las tramas (lo que consigue
con unos simples giros de los planos), a fin de que coincida el mayor
número posible de funciones en los lugares centrales. Lösch, en su método,
analiza primero los centros de menor orden, estudiando la distribución
triangular que adoptan en el espacio, así como las áreas de mercado a que
dan lugar, desde las de menor tamaño a las mayores. No existe en el
modelo una progresión jerárquica de lugares centrales, sino más bien un
equilibrio de localizaciones que son resultado a nivel microeconómico de los
agentes de decisión. De este modo, los asentamientos del mismo tamaño
no necesitan poseer la misma función y los lugares más importantes no
necesitan realizar todas las funciones de los lugares centrales menores.
Desarrolla una secuencia matemática que incluye varios sistemas de tipo k
(k = 3, 4, 7, 9, 12, 13, 16, 19, 21, 25, etc.) y supone que cada bien o servicio
central tiene un alcance interno que se aproxima a uno de los k-sistemas.
Todas las redes de mercado hexagonales de los diferentes k-sistemas
coinciden en la metrópoli (lo que supone una malla más densa y
aparentemente confusa) mientras que los demás centros poseen menos
bienes y servicios. El bien central de menor alcance tiene una distribución
de k=3, el bien de orden jerárquico superior tiene un k=4 y así
sucesivamente.
En suma, propone que la distribución de los núcleos se debe a la vez a
varios o a todos los principios, actuando como un conjunto. De ello resulta
una superposición de zonas, con una distribución que será irregular. Por lo
tanto, varía la localización respecto a la opción de un solo principio. De este
modo, un lugar central puede asumir funciones no semejantes a los de su
mismo nivel, al integrarse en otros conjuntos, lo que hará más compleja su
estructura. Unas zonas tendrán más densidad de lugares y conexiones (y
especializadas) que otras zonas.
El esquema básico propuesto por Lösch consiste en una serie de hexágonos,
con 18 asentamientos en cada hexágono, y un lugar central en donde se
ubica una mercancía o servicio central determinado. Si cada servicio o bien
central de orden superior ha de situarse en un lugar central, Lösch
considera que cuando el umbral del área comercial oscila entre una y tres
veces el área hexagonal básica (mínima), estos lugares centrales se
distribuirán según el principio de k=3; si el umbral de los bienes y servicios
exige áreas de tres a cuatro veces mayores que la del área comercial
básica, el principio es k=4; los que tengan un umbral entre cuatro y siete se
regirán por el principio k=7, y así sucesivamente.
El punto central es la metrópoli y a su alrededor se van disponiendo
hexágonos de tamaño creciente. Pero no es una disposición geométrica
uniforme pues los hexágonos varían en su posición, hay superposiciones, a
fin de que en los centros se concentren las actividades. El círculo que rodea
a cada lugar central se puede interpretar como dividido en seis sectores de
60º cada uno (6 x 60º = 360º), en el que se dan todas las actividades. Lösch
estima que cada sector puede subdividirse en dos subsectores, uno de
intensa especialización (rico) y otro de escasa especialización (pobre, por su
escasa actividad). El resultado sería un espacio económico organizado por la
metrópoli y estructurado en doce sectores (cada uno de 15º): seis de
intensa actividad y seis de poca actividad.
En los años 40, Lösch aplicó este modelo a un círculo de 100 km de radio
con centro en Toledo (Ohio, EE UU).
Comparación de las características de las tesis de Christaller y
Lösch respecto a la jerarquía.
La jerarquía, según Christaller (A) y Lösch (B):
1. A) Jerarquía de bienes y servicios (comercio al por menor). B) Jerarquía en
el sector de producción.
2. A) Hay jerarquía de funciones. B) Las funciones son independientes.
3. A) Se pueden obtener beneficios excesivos en el suministro de
determinados bienes y servicios. B) Los productores no pueden obtener
beneficios excesivos.
4. A) El análisis parte de los centros principales. B) El análisis arranca de los
centros menos importantes.
5. A) Se minimizan los desplazamientos individuales. B) Las áreas de
mercado son de dimensión mínima.
6. A) El sistema hexagonal es bastante simple. B) La red hexagonal es
bastante compleja y es analizada con precisión.

Críticas a la teoría de los lugares centrales.


Las críticas a las teorías de Christaller y Lösch se refieren a que:
1) Ambos consideran el espacio como isotrópico, un espacio perfectamente
homogéneo, en el que la superficie es uniforme y plana, con una
distribución homogénea de la población (así como es igual su nivel
adquisitivo), lo que no ocurre en la realidad, pues el espacio es anisotrópico.
En el caso de Baviera en los años 30 parecía así porque todavía no había
comenzado la masiva industrialización.
2) No tienen en cuenta los factores administrativos, culturales e históricos,
así como el éxodo rural o las novedades técnicas en los servicios que
alteran la relación entre los núcleos comerciales. P.e. una autopista
introduce deformaciones en la red de lugares centrales, al cambiar los flujos
de relaciones; Internet ha introducido un nuevo cambio, de consecuencias
aún desconocidas.
3) Explican el espacio sin comprender su evolución temporal, que puede
registrar muchos hechos o acontecimientos.
4) Focalizan demasiado la organización del territorio en las funciones
terciarias de los núcleos proveedores de servicios, es decir, en los principios
de mercado, transporte y administración, sin tomar en cuenta otras
actividades no terciarias, como la extractiva y la industrial.
5) La crítica menos fundamentada es que es una teoría ideal, muy abstracta
y poco realista. Esta crítica olvida que toda teoría es siempre una
abstracción y que la teoría de los lugares centrales explica las condiciones
de ocupación de un territorio general, pero que los propios autores
reconocían que en cada caso particular y concreto habrá diferencias, a
veces pequeñas, otras grandes.
En suma, lo cierto es que los distintos sistemas de ciudades, como las áreas
metropolitanas, las conurbaciones, las megalópolis, las regiones urbanas, el
campo urbano y la ciudad dispersa, se rigen por factores no isotrópicos.
Berry y Garrison (1958) eliminaron en su modificación de la teoría de
Christaller la isotropía, pero sí aceptan otras de sus tesis y desarrollaron en
especial los conceptos de umbral y alcance (esbozados por Christaller),
destacando que hay una estructura espacial jerarquizada de las funciones
comerciales y de los servicios, tanto dentro de la ciudad como entre los
núcleos de la red urbana.
En cuanto a la teoría de Lösch, se acepta (Johnson, 1974; Bailly, 1978) que
es más cercana a la realidad, pero al ser más confusa se la ha preterido en
la práctica ante la más sencilla y geométricamente regular de Christaller.

2.2. LA TEORÍA DE BASE ECONÓMICA.


Sus principales teóricos son Sombart, Aurousseau, Hoyt, Mathilda,
Thompson, Lowry y Dziewonski. La teoría de base económica pretende
explicar y cuantificar la economía de la ciudad. Su tesis principal es
la distinción entre las poblaciones urbanas que trabajan para el servicio de
la propia ciudad y las poblaciones urbanas que trabajan para el exterior de
la ciudad.
Sólo a fines de los años 30 se utilizó por primera vez
el empleo para distinguir entre las actividades básicas y las no básicas, es
decir las de exportación y las de servicio interno. En resumen, los partidarios
de la teoría económica concuerdan en la actualidad en que el crecimiento
urbano se produce por las economías externas, por medio de las actividades
de exportación (básicas), no sólo las de bienes y servicios (como señala la
teoría de lugares centrales), a diferencia de las actividades de servicio a la
población propia de la ciudad (no básicas), que no producen un crecimiento
urbano.
Sin duda, una parte de la población activa urbana se dedica a la producción
de bienes y servicios destinados a la exportación y constituye lo nuclear de
la economía urbana. Pero no hay un consenso sobre los métodos y técnicas
de medición. En especial, existe el problema del deslinde del verdadero
espacio urbano (Bailly, 1978).
Su primer teorizador, a principios del siglo XX, fue Werner Sombart (Der
Moderne Kapitalismus, 1902). En su modelo las ciudades del sistema
capitalista actúan como agentes importadores de materias primas y
exportadores de productos industriales y servicios.
El geógrafo inglés Aurousseau establece una diferencia entre población
primaria y secundaria de las ciudades. La primaria trabajaba en actividades
destinadas afuera de la ciudad. La secundaria era la de actividades de
soporte de la primaria.

Hoyt: activades básicas y no básicas. El coeficiente de localización.


Hoyt (1939) plantea la teoría definitiva de que en el espacio las ciudades se
disponen en función de realizar actividades básicas y no básicas. Básicas en
el sentido de destinadas a la exportación fuera de la ciudad (una fábrica de
automóviles). No básicas son las que se destinan a la demanda local (una
panadería). Algunas actividades son a la vez básicas y no básicas (p.e. un
gran almacén como El Corte Inglés), y su distinción es difícil, por lo que se
propone diferenciar entre población activa básica y no básica. Se mide con
el coeficiente de localización de actividades, por la fórmula:
Q = (Oi / Ot) / (OI / OT)
El coeficiente de localización es igual a la división de dos números; el
primero es la división del número de ocupados en una industria por el de
ocupados de la ciudad, el segundo es la división del número de ocupados en
una industria en el territorio (a nivel superior) por el de ocupados del
territorio (el nivel superior: isla, región, país). P.e. un coeficiente de 1:6 de
comercio significa que en una ciudad de 60.000 habitantes hay 10.000
empleos en el sector de comercio. Pero, hay problemas censales tales cómo
descubrir dónde trabajan o que una industria pueda dedicarse sólo a la
exportación aunque su proporción respecto a la media regional sea baja;
una universidad privada en una gran metrópoli o en una pequeña ciudad
puede tener estudiantes casi todos ellos extranjeros, pese a ser pequeña y
parecer superficialmente que es una actividad no básica.

Mathilda y Thompson.
Mathilda y Thompson desarrollan su propio índice, el Mathilda-Thompson.
Estos autores procuran medir el superávit de ocupación en el conjunto de
actividades.
S = E [ei - (et/ET x EI)].
El superávit es igual al sumatorio de empleados de la industria, menos los
empleados de la ciudad divididos por los empleados totales (esta división se
multiplica por los empleados totales de la industria).

Modificaciones de la teoría de base económica: Lowry y Dziewonski.


Lowry presenta la teoría del multiplicador económico: al haber una
determinada proporción entre actividad básica y no básica, la básica actúa
como impulsora de nuevas actividades y atracción de más población activa.
El geógrafo polaco Dziewonski (1966, 1972) expone una teoría que supera
la distinción entre básica y no básica; propone una diferenciación en
ciudades comunes y especializadas. La especialización es independiente del
tamaño de la ciudad y se basa en el tamaño del área de mercado, mientras
que las actividades comunes tienen un área de mercado sólo local. Las
ciudades viven continuos cambios, por lo que su especialización varía (lo
que afecta también a su tamaño y su rango).

Tesis y críticas de la teoría de base económica.


En la teoría económica se establece que hay una relación entre el tamaño
de la ciudad y el carácter básico o no básico de las actividades. Se
considera que a mayor tamaño hay más basicidad, pero en el gran Madrid,
la Universidad Complutense es no básica, mientras que en la pequeña
Albacete sí es básica (necesita muchos estudiantes de fuera). ¿Cuál es la
basicidad del anillo de influencia de la ciudad? ¿Madrid o Madrid más los
núcleos que la rodean? Es un grave problema determinar si son actividades
básicas o no básicas. ¿Cómo afecta a la basicidad la conexión con vías de
comunicación densas? Cuánto menos dotado sea el núcleo, más cerrado
será al exterior.
La localización de industrias y servicios es variable en el tiempo y
actualmente las actividades terciarias dominan las sociedades
postindustriales, de modo que aquéllas pueden ser tanto básicas como no
básicas. Hay una relación difusa. Las actividades terciarias básicas (sector
cuaternario: administración, finanzas, información) dominan a las demás y
se concentran en unos pocos lugares: las capitales administrativas y
financieras.
Unas críticas muy razonables a la distinción entre básica y no básica son: 1)
Hay ciudades muy prósperas que no tienen actividades básicas (p.e. las
ciudades-dormitorio), mientras que hay ciudades muy especializadas, con
una gran proporción de actividades básicas, que, si embargo, sufren una
crisis permanente. 2) Hay una gran proporción de la población activa que
realiza al mismo tiempo actividades básicas y no básicas (p.e. los
empleados de las empresas de energía suministran servicios a la población
interna pero también a las empresas básicas).

2.3. LA TEORÍA DE LOS CENTROS DE CRECIMIENTO.


Después de 1945 aparece esta teoría, ante los problemas de planificación
de la reconstrucción europea. Intenta armonizar las dos teorías anteriores,
de los lugares centrales y de la base económica.

El dominio.
El primer antecedente conceptual es el de dominio (Bogue, 1950),
procedente de la Escuela de Sociología de Chicago, según la cual las
relaciones humanas se hallan reguladas por la competencia, lo cual resulta
en un efecto de dominación. Las grandes ciudades ejercen un gran dominio
espacial, y hay otros niveles inferiores de dominación. Surge de este modo
una clasificación de ciudades según una jerarquía de dominio: dominantes,
subdominantes, influyentes, subinfluyentes.

Los polos de crecimiento: Perroux, Boudeville, Friedman.


A partir de la noción de dominio del territorio, surge la teoría de los centros
o polos de crecimiento. Sus teóricos
son Perroux (1955), Boudeville (1968), Friedman (1972). Esta teoría
pretende explicar los mecanismos del crecimiento en el espacio económico
y geográfico, de acuerdo con la composición de los sectores económicos y el
efecto de la actuación de los agentes económicos.
La tesis fundamental es que cada ciudad invierte en su crecimiento y el de
su territorio, siendo un motor de desarrollo de sí misma y de su entorno. Las
ciudades son polos de desarrollo de sí mismas y de su territorio.
Los efectos de dominación y de desarrollo se ligan a las actividades básicas
de los lugares centrales. Estas se generan de dos modos:
1) Actividades desencadenantes de nuevas actividades externas en el
territorio. P.e. una siderurgia en la ciudad central, que promueve industrias
transformadoras en los núcleos dependientes.
2) Actividades dependientes de previas actividades externas, que
concentran y transforman los productos de actividades anteriores realizadas
en los otros lugares del territorio. P.e. una industria conservera en la ciudad
central que depende de (y estimula) la producción de vegetales en el
territorio.
Hay una mutua relación de ambos modos de fomento del desarrollo. El
crecimiento es jerárquico, creciendo primero los núcleos más altos y
difundiendo su crecimiento en los núcleos de niveles inferiores.

Un modelo evolutivo: Myrdal y Hirchman.


Algunos autores intentan interpretar el proceso de urbanización en los
países industrializados según un modelo evolutivo. Myrdal (1957)
y Hirchman (1958) asientan el marco teórico: la fase inicial aparece en torno
a unos focos, los polos de desarrollo, que atraen grandes concentraciones
de actividades, servicios, población, creando economías de aglomeración.
1) Una primera fase de concentración, con un efecto de polarización en la
ciudad central.
2) Sigue una fase de crecientes deseconomías de escala, por los excesivos
costes de la concentración (tráfico, contaminación, incomodidad, elevado
precio del suelo...), en contraste con el atractivo de zonas menos
desarrolladas.
3) Fase de descentralización, primero con crecimiento de la periferia y
finalmente con emigración de la ciudad central a los nuevos polos de
desarrollo.
Esta descentralización es propia de los países más desarrollados y es de una
gran eficacia funcional y social. Satisface mejor las necesidades de espacio,
interacción social, nuevas actividades económicas, etc.
Hirchman (1958) establece una distinción entre dos tipos de actividades
verticales. 1) "Hacia delante" (forward linkages) pues sus outputs sirven de
inputs a otras industrias. P.e. la siderurgia que conlleva industrias
transformadoras como una fábrica de automóviles. 2) "hacia
atrás", (backward linkages), que implican la creación de empresas que les
proveen de inputs necesarios para su producción. P.e. la industria
conservera que estimula la producción de vegetales. Su tesis se fundamenta
en el método de input/output de Leontief (1953).

2.4. LA TEORÍA CENTRO/PERIFERIA.


Esta teoría surge en los años 50, con una ambición mayor que las tres
anteriores respecto a la explicación total del fenómeno de la localización
urbana, pero resulta mucho más endeble en su fundamentación teórica.
Está estrechamente ligada a la teoría de los centros de crecimiento.

El modelo pretende explicar las diferencias existentes entre los países


desarrollados y los subdesarrollados. Se ha extendido al estudio de las
diferencias internas en los países desarrollados, entre regiones desarrolladas
y subdesarrolladas. Hay una distinción entre centro y periferia, tanto
conceptual como de escala.
En cuanto a los conceptos, el centro es el núcleo dominante y la periferia el
territorio (y núcleos) dominado. En cuanto a la escala, hay que distinguir
entre relaciones externas entre países o regiones, con un dominio de los
desarrollados sobre los subdesarrollados, y relaciones internas entre un
núcleo central dominante y una periferia perteneciente a su propia región a
la que domina y organiza.
Myrdal (1957) establece el principio de causación acumulativa, según el
cual las diferencias entre ambos grupos son crecientes, pues los países (y
regiones) ricos acumulan su crecimiento a costa del subdesarrollo de los
pobres.

Hirchman (1958) insiste en la polarización del crecimiento en los países


desarrollados, pero acepta que puede haber una difusión vertical, de modo
que haya un desarrollo de los países pobres.
En contra de estas visiones pesimistas, para Reitsma y Kleipenning (1985) la
experiencia reciente del creciente desarrollo de muchos países antaño del
Tercer Mundo (los Cuatro Dragones Asiáticos, Chile, etc.) ha evidenciado la
obsolescencia de las tesis del círculo vicioso de pobreza, el cambio desigual,
el crecimiento sin desarrollo, las economías de enclave.
La tesis fundamental que sí se mantiene hoy es que las relaciones son
desiguales entre el centro y la periferia. P.e. en la UE, los países del Sur
como España, Portugal y Grecia constituirían una periferia respecto al centro
constituido por la Europa Central.
Para Bailly (1988) la periferia existe en función de su escasa accesibilidad al
centro de decisión, lo que se mide por indicadores como: baja renta per
cápita, elevado desempleo, actividades agrarias e industriales de bajo nivel,
especialización en actividades en declive, etc.
Para Drabakis-Smith (1990) muchos países han abandonado el estado
periférico para acceder a un grado intermedio entre centro y periferia: India,
Brasil, Corea del Sur, etc.
En las regiones urbanas (una escala inferior, limitada al seno de los
sistemas urbanos), se advierte la pervivencia e incluso el agravamiento de
las diferencias entre el centro y la periferia, debido a la creciente
urbanización. P.e. Cataluña tendría su centro en Barcelona y una periferia en
los Pirineos.
El centro no necesariamente ha de estar en el centro geográfico del
territorio. Los centros pueden serlo en sentido único o múltiple: puede
haber monocentrismo si hay un solo núcleo central y, por
contra, policentrismo cuando hay diversos núcleos centrales equiparables
en funciones (hay un cierto "periferismo" en esta trama más equilibrada).

Reynaud y la evolución de la relación centro-periferia.


Alain Reynaud (Espacio y justicia socio-espacial), presenta una evolución de
la relación centro-periferia en etapas:
a1) Centro dominante-periferia dominada. El centro concentra las funciones
más importantes de justicia, administración, la población, comercio,
industria, etc, en detrimento de la periferia, pero es un dominio moderado
pues se mantiene un cierto equilibrio en las relaciones entre el centro y la
periferia.
a2) Centro hipertrofiado-periferia deshecha. Es un proceso temporal corto e
intenso, en el que los flujos periferia-centro son mucho menos equilibrados.
Esta desigualdad es acelerada en el tiempo debido a que las distancias son
escasas. Hay una hipertrofia del centro, por lo que se producen unas
deseconomías de aglomeración (contaminación, tráfico, falta de vivienda...).
Es el caso de México capital.
b1) Centro dominante-periferia integrada y explotada.
b2) Hipercentro-periferia integrada y explotada.
c1) Centro declinante-periferia creciente.
c2) Centro y periferia autónomos.
d) Periferia y centro cambian sus papeles: la periferia se convierte en centro
y periferia. P.e. Madrid era periferia de Toledo en la Edad Media, para
convertirse en su centro en la Edad Moderna.
Las periferias aisladas son las que mantienen relaciones muy débiles con
otros territorios (no hay apenas relaciones de dependencia porque
realmente casi no hay relaciones externas, como ocurre en los territorios
más remotos, de casi imposible vivencia, p.e. los valles montañosos y
cerrados de los Andes).
Las periferias de "ángulos muertos" son las que son rechazadas, sin
relaciones, sin población (p.e. la Antártida, el centro de Australia y del
Sahara).
En los países desarrollados hay un proceso de metropolitanización
(rururbanización) del espacio rural, por el que las diferencias entre las zonas
urbanas y rurales se difuminan. Mientras que los post-industriales (EE UU,
Europa Occidental) se tiende a una descentralización masiva, en los países
de Europa del Este se tiende todavía a una concentración en las ciudades
centrales.
En un estudio de Berg en 1982 sobre un modelo evolutivo de desarrollo
urbano en Europa, para la región urbana funcional (RUF) se consideran
cuatro fases, cada una con un proceso interno, de modo que se comienza y
se acaba en una centralización absoluta, con unos gráficos de curvas
crecientes y decrecientes, con cumbres alternantes.
1) Urbanización. De centralización absoluta a relativa. La ciudad central
crece mucho y rápido, y la periferia disminuye o se estanca.
2) Suburbanización. De descentralización relativa a absoluta. Disminuye el
crecimiento de la ciudad central y aumenta la periferia (con ciudades
satélites).
3) Desurbanización. De descentralización absoluta a relativa. El descenso de
la ciudad central es tan fuerte que baja el del área metropolitana. Es el
estadio actual en los países más desarrollados.
4) Reurbanización. De centralización relativa a absoluta. Se produciría sólo
si en el futuro triunfasen las políticas urbanas de renovación (rehabilitación
de la ciudad central).

3. CIUDAD Y TERRITORIO: LUGARES CENTRALES Y ÁREAS DE INFLUENCIA.


3.1. EL GRADO DE CENTRALIDAD DE LOS ASENTAMIENTOS.
Los asentamientos se organizan en una cierta jerarquía, dada por el número
y tipología de los bienes y servicios. En los lugares centrales las funciones
son la educación, el comercio, etc. El grado de centralidad de cada
asentamiento depende del número y la intensidad del carácter de las
funciones. Habrá más grado de centralidad cuantas más funciones haya.

Christaller: el método de los teléfonos; el catálogo de


establecimientos centrales.
Para determinar el grado de centralidad de los lugares, en la primera
versión de la teoría de Christaller se proponía una forma indirecta, con
un indicador: el número de teléfonos de cada núcleo, porque en los años 30
los teléfonos se concentraban en empresas, comercios y de las clases
medias y altas.
C= Tj - Pj (Tj / Pj).
Centralidad: Teléfonos en el núcleo - Número de población (proporción de
teléfonos por población).
Un ejemplo. C= 4.000 -(25.000 / 750.000)= 2.500
Más tarde, Christaller, ante el desarrollo social y el aumento del número de
teléfonos, planteó otro medio para medir la centralidad: establecer
un catálogo de establecimientos centrales, representando las funciones en
las abscisas y los órdenes de centralidad en las ordenadas, de modo que a
más funciones correspondía un mayor grado de centralidad. Había ocho
funciones económicas (agraria, comercial, industrial, transporte, servicios
financieros, educación, sanidad, administración). Se establecía
una gradación de cinco tipos: p.e. un grado 1 correspondía a un médico
generalista, un grado 5 a un médico especialista.
Bracey (1958) y Smailes (1944), proponen otros catálogos de funciones y
grados de centralidad, variando sólo el número de las funciones. Bracey sólo
tres (comercio elemental, mediano, superior). Smailes, para Inglaterra y
Gales, sólo cinco (de servicios financieros y administración, pero
descartando los productivos no terciarios y de transporte). Son catálogos
cualitativos, sin estimar la importancia cuantitativa de la respectiva función.

Davies y el coeficiente de especialización.


Para conocer la centralidad el índice de Davies (1966) estima
cuantitativamente las funciones, mediante el coeficiente de especialización.
Cada actividad en un sistema urbano tiene un coeficiente C= 100/T
(C: coeficiente de especialización de la función, T: número de
establecimientos de la función).
Cada actividad será más especializada cuanto mayor sea el coeficiente. Si
hay 20 establecimientos resultará un coeficiente 5 y si hay 50
establecimientos un coeficiente 2. Cuanto más bajo sea el valor de T más
alto será el de C.
La centralidad de una función en un lugar central y se determina
multiplicando el número de establecimientos de ese lugar central por el
coeficiente de esa función en todo el sistema:
Si = Ti x Ci
La centralidad de cada núcleo en todas sus funciones se obtiene con el
sumatorio de los productos del número de establecimientos de cada función
por los coeficientes de especialización de cada función.
Total Si = E(Ti x Ci)
Cada ciudad adquiere mayor grado de centralidad respecto a las otras, en
relación al número de establecimientos de sus funciones. Hay una relación
entre población y grado de centralidad, pues se prevé que serán
directamente proporcionales. Se expresa gráficamente, con ejes de
coordenadas. Esto permite valorar si unos núcleos tienen más o menos
centralidad respecto a su población.

3.2. LA DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS DE INFLUENCIA.


Las áreas (campos, esferas o regiones) de influencia de los lugares centrales
son los espacios en los que ejercen una influencia mediante el ejercicio de
las funciones. Además, junto al área de cada núcleo, cada función de ese
núcleo puede tener una específica área de influencia. El área de influencia
de cada núcleo será el conjunto espacial de áreas de influencia de sus
funciones.
La influencia puede ser directa y en este caso los núcleos tributarios
dependen de la ciudad y en ella se abastecen de bienes y servicios. También
la influencia puede ser indirecta, a través de una ciudad satélite, que
organiza su propio territorio y de la que depende una serie de núcleos.
Hay dos posturas ante este fenómeno, según el hincapié que se haga en la
importancia de ambos elementos: 1) La ciudad. 2) El área de influencia. 1)
Si se toma la ciudad como protagonista integradora del espacio, se
considera que su capacidad de influencia será directamente proporcional a
su población, diversidad funcional, etc. 2) Si se toma el área de influencia
como protagonista del espacio, su capacidad de influencia se define por el
movimiento de demanda en su interior hacia la ciudad; se busca cuál es el
último punto, el más alejado, que se relaciona con la ciudad; la ciudad
menor gravita dentro de la órbita de la ciudad principal.
Así pues, podemos definir el área de influencia urbana como el territorio en
que las relaciones entre los centros incluidos en su perímetro son más
fuertes que las relaciones que mantienen con otros centros al traspasar el
citado perímetro. Uno de los problemas más graves es el de la delimitación
del área de influencia de las diversas funciones que proyecta la ciudad en
su umland, pues no coinciden en su extensión. Así, el área de movimientos
pendulares de los trabajadores no coincide en sus límites con el área
comercial, ni esta con el área de influencia cultural o de determinados
servicios especializados.
Los métodos empleados para la delimitación del área de influencia pueden
clasificarse en dos grandes categorías: analíticos y sintéticos.

Los métodos analíticos: encuesta, indicadores.


Los métodos analíticos consisten en determinarla,
mediante encuesta directa o por correo, preguntando a los habitantes
donde acuden usualmente a abastecerse de determinados bienes o
servicios (alimentos, ropa, calzado, muebles, consulta de un médico
especialista, lugar de estudios, etc.). La encuesta entre consumidores
parece ser la más objetiva, según Ferrer. Ejemplos de este tipo de estudios
fueron los de Pau Vila (1932) para la Generalitat y de Casas Torres (1972) y
sus colaboradores sobre las áreas de mercado de las ciudades españolas.
Otros geógrafos emplearon en la delimitación de áreas de
influencia indicadores como el área de difusión de la prensa concretado en
suscripciones (Park en EE UU; Haughton en Irlanda, 1950), el tráfico
telefónico, las líneas regulares de pasajeros de autobuses (Green en Gran
Bretaña, años 40), los flujos financieros, etc.

Los métodos sintéticos: gravedad, grafos de flujos.


Los métodos sintéticos son teorético-deductivos.
Destaca el modelo de gravedad, creado por Reilly (1929), que fue el primero
en establecer la semejanza entre el área de influencia de una ciudad y el
campo gravitatorio. Su fórmula es la misma que la de la famosa ley de
gravitación universal de Newton que dice: todo cuerpo atrae a otro cuerpo
con una fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas
e inversa al cuadrado de la distancia que los separa. Aplicado a las ciudades
dice: dos centros atraen el comercio de un lugar intermedio en proporción
directa al tamaño de aquéllos y en proporción inversa al cuadrado de la
distancia que los separa del lugar intermedio.
F = g x [(Mj x Mi)/ d2]
El mismo modelo gravitatorio siguen Stewart (1958) y Zipf (1963, 1969),
que llegaron a conclusiones muy semejantes en sus estudios sobre la regla
rango-tamaño. Su tesis es que el flujo de personas, bienes, servicios e
información entre dos ciudades depende del tamaño de las mismas y de la
distancia que las separa, siendo directamente proporcional a la distancia
que media entre ellas.
La fórmula de Stewart y Zipf establece que la interrelación entre dos
núcleos es igual a una constante K, multiplicada por el resultado de la
división del producto de sus dos poblaciones por su distancia elevada a una
constante Q (que depende de la necesidad de la función). K y Q son unas
constantes de valores fijos y son las aportaciones de ambos autores a la ley
de Reilly.
Ixy = K * [(Px * Py) / (Dxy) elevado a Q]
No es necesario medir siempre la masa de las ciudades ni la distancia, por
sus censos de población o en kms, ya que pueden utilizarse otras medidas
que sean más acordes con el trabajo de investigación (puestos de trabajo,
número de comercios, costos de desplazamiento, tiempo invertido, etc.).
Un ejemplo, con tres núcleos, ABC, con K=1, Q=2:
B (10.000 habitantes) 10 km A 20 km C (5.000)
AB= 10.000 / (10)2 = 10.000 / 100 = 100
AC= 5.000 / (20)2 = 5.000 / 400 = 12,5
Ixy= 100 / 12,5 = 8
Se estudian las relaciones de A con B y C. En este caso la atracción de A a B
es mayor que la de A a C. Se puede medir así la atracción de un núcleo.
Converse (1938) modifica la ley de Reilly y establece un planteamiento que
permite conocer los límites de las áreas de influencia. El punto de ruptura
de las áreas de influencia de dos ciudades se puede calcular por la fórmula:
Dj = Dij / [1 + raíz (Pi/Pj)]
Dj es el punto de ruptura entre la ciudad i (contado en kms a partir de la
ciudad j). Dij es la distancia entre las ciudades i y j. Pi es la población de la
ciudad mayor i. Pj es la población de la ciudad menor j.
Un ejemplo es el siguiente:
Ciudad i / Dij: 18 kms / Ciudad j
Población i (Pi): 40.000 habitantes. Población j (Pj): 5.000.
El punto de ruptura entre las ciudades i y j:
Dj= 18 / 1 + raíz (40.000/5.000)= 4,9 km
El método gravitatorio, a pesar de los buenos resultados que ha obtenido,
debe tomarse con precaución, ya que es una simplificación de una realidad
muy compleja. Por ello sirve sólo como aproximación y medio de delimitar
áreas de influencia de algunas funciones urbanas, especialmente las
comerciales.
Otro planteamiento es el de grafos de flujos, para medir los flujos entre
núcleos. Caben dos tipos de estudios de flujos: 1) Análisis primario de
relaciones (Dacey, Nystuen, 1961). 2) Análisis múltiple de relaciones
(Haggett).
1) Dacey, Nyestuen: análisis primario de relaciones. Emplean diversos
indicadores como viajeros de transporte público, número de habitantes que
se emplean en otros núcleos, llamadas telefónicas, etc. Se anotan en la
matriz los datos de los diversos núcleos y los flujos en dirección a los otros
núcleos. En las columnas los flujos recibidos y en las filas los flujos emitidos.
Se marca así el mayor flujo emitido, en dirección a un núcleo de superior
orden jerárquico (se conoce por la comparación de flujos recibidos y
emitidos, pues es de mayor rango el que recibe más llamadas). Con los
resultados se deben establecer los grafos entre núcleos. Es primario porque
establece sólo el orden de jerarquía.
2) Haggett: análisis múltiple de relaciones. Comienza de modo idéntico, con
un cuadro estadístico de los flujos de relaciones entre los núcleos. Compara
una propuesta observada con una propuesta teórica. Así construye otra
matriz, esta hipotética, en cantidad decreciente en cada columna: 1 flujo de
100, 2 de 50, 3 de 33, 4 de 25, 5 de 20, etc. Se calcula un coeficiente de
distribución, comparando la real con la hipotética.

4. LA MORFOLOGÍA DE LAS REDES URBANAS.


4.1. MORFOLOGÍAS TEORÉTICAS.
Isotropía y anisotropía.
La malla teórica hexagonal propuesta por Christaller para las redes de
ciudades es hipotética y sólo sirve como modelo explicativo de las
relaciones jerárquicas y espaciales. Se critica que es un modelo isotrópico,
mientras que la realidad es anisotrópica. Se entiende que en realidad la red
urbana se extiende de un modo más irregular en el espacio, cuanto más
irregular sea la distribución de los elementos constitutivos.
En la realidad espacial se produce una anisotropía, que puede dividirse en
tipos de anisotropía o distorsión:
1) Anisotropía (o distorsión) medioambiental: por la distribución no uniforme
de los recursos (los humanamente percibidos como tales recursos
explotables, no los recursos naturales no explotables). Hay una desigual
distribución de recursos naturales y de agua.
2) Anisotropía (o distorsión) social: por la distribución no uniforme de la
población, tecnología, capital... (los factores sociales). Pueden ser
distorsiones: A) de actividad económica -economías de aglomeración-, B) de
crecimiento de un núcleo principal, con dos formas: a) crecimiento
policéntrico (aglomeración policéntrica), con una variante a’) de crecimiento
conurbano (si hay continuum urbano entre el núcleo principal y alguno o
algunos secundarios), b) crecimiento monocéntrico, del centro casi en
monopolio, quedando muy reducidos los centros secundarios, con una
variante b’) de máxima concentración, desapareciendo casi los centros
secundarios.
3) Anisotropía (o distorsión) histórica (o temporal): una tercera variable
anisotrópica es el tiempo, que influye sobre las otras dos, al evolucionar la
sociedad urbana debido a factores históricos, técnicos, etc.

La relación entre la regla rango-tamaño y la teoría de los lugares


centrales.
Gutiérrez (1984) expone que hay una directa relación, pese a que Christaller
dijese de la primera que era una mera elucubración matemática. Bunge
afirma asimismo que la regla es la confirmación de la teoría de Christaller.
Las distorsiones que se comprueban al comparar sus resultados se deben a
que la población urbana de los lugares centrales no es sólo proporcional a
sus funciones centrales, sino también a sus funciones industriales y
extractivas. Y también a las anisotropías ya estudiadas, como la localización
de recursos, la aglomeración, la evolución histórica, etc.

Procedimientos para evaluar la morfología urbana:


1) Índice de Clark-Evans. Asume los mismos valores que el siguiente
método.
Rn= d / 0,5 (N/S)
d: distancia media al vecino más próximo.
2) Índice de vecino más próximo (Rn). Es el método más común para
conocer la distribución espacial de los asentamientos, con tres modelos para
los tres principales valores Rn: 0 (máxima concentración), 1 (máxima
aleatoriedad), 2,15 (distribución regular). Los valores intermedios informan
de la tendencia del sistema.
Rn= 2 x d x raíz N/S
(Rn: índice de vecino más próximo. d: distancia mínima media entre los
puntos. N: número de puntos. S: superficie)
4.2. MORFOLOGÍAS DESCRIPTIVAS.
Las formas descriptivas de las redes urbanas son geométricas. Según L.
Racionero (1978) pueden distinguirse:
1) Regular: la más eficaz por su armonía, pero la más escasa. P.e. Bélgica.
2) Concentrada: un gran centro principal y un conjunto vacío. P.e. Chile.
3) Aglomerada: con un sistema de nubes de núcleos distribuidos por todo el
territorio, en grupos amplios. Corresponde a espacios europeos, salvo
excepciones. P.e. Colombia. La variante radioconcéntrica une los rasgos de
la aglomerada y la concentrada: los núcleos se distribuyen respecto a un
núcleo principal que vertebra el conjunto de las nubes urbanas. P.e. Francia,
Inglaterra.
4) Aleatoria: dispersa, sin un orden regular, completamente al azar. P.e.
Méjico.
5) Lineal: a lo largo de una vía de comunicación o un eje natural o político;
es propia de grandes espacios abiertos. P.e. Egipto, Japón.
6) Anular: en forma de medio anillo o línea curva. P.e. Dinamarca. Es una
variante de la lineal.
7) Dentrítica: en forma de espina de pez, con una línea de ciudades en la
costa y ejes perpendiculares a esta hacia el interior. Es propio de los países
colonizados. P.e. Brasil. Es una variante de la lineal.

5. LAS RELACIONES EN LOS SISTEMAS URBANOS.


5.1. LA DISTRIBUCIÓN DE TAMAÑOS.
En 1913 el alemán F. Auerbach constató que existía una relación entre el
orden y el tamaño de la población de las ciudades en algunas regiones.
Generalmente, la población de la segunda ciudad en tamaño de una región
tenía la mitad de la población de la ciudad de mayor tamaño, la tercera un
tercio y así sucesivamente.
Empíricamente se demuestra que la sucesión se va atenuando
significativamente, pasando de una relación aritmética a una logarítmica.
Esta distribución sigue la regla rango-tamaño (u orden-tamaño): una
relación inversa entre la población y el rango que ocupa la ciudad. Se
expresa gráficamente con un gráfico, con doble escala logarítmica, cruzado
(según esta regla) por una recta diagonal. Para Bunge es la confirmación
empírica de la teoría de Christaller, pues se demuestra la existencia de una
jerarquía urbana.
Hay muchos ejemplos de la relación entre el tamaño del núcleo y el orden
de rango del núcleo por sus funciones. A mayor número de funciones
corresponde un mayor tamaño del núcleo, y viceversa. En los núcleos en un
espacio concreto hay una distribución de tamaños, que puede ser casual o
determinada por unos principios organizativos.
Stewart y Zipf constataron empíricamente esta regularidad, diseñando un
gráfico de coordenadas y con una fórmula similar a la de Auerbach:
Pn= P1/Rn
(Pn: población de rango n. P1: población de ciudad de mayor tamaño. Rn:
rango que ocupa la ciudad de rango n)
A: 1 millón de habitantes (rango 1). B: 0,5 millón (rango 2). C: 0,33 millón
(rango 3). Según este modelo, hay una jerarquía numérica según el orden
del rango, de manera que existiría una relación directa entre población y
rango. Su aplicación obedece a una escala logarítmica, por lo que los
primeros rangos son casi aritméticos (con una fuerte pendiente) y los
siguientes logarítmicos (casi una recta, con poca diferencia entre los
núcleos).
En general se observan muchas irregularidades en la aplicación práctica de
este modelo, pero también se advierte que es bastante común en muchos
países desarrollados, mientras que, en cambio, no es aplicable en casi todos
los países subdesarrollados y en los hay una gran distancia entre la ciudad
primacial y la que le sigue en rango (Chile, Argentina, Austria, Portugal). La
regla rango-tamaño es una generalización deductiva, por lo que no se ajusta
exactamente a la realidad, como vemos en el ejemplo de España, pero sí lo
hace en algunos de los rangos de ciudades españolas (la cuarta ciudad,
Valencia, casi lo cumple) y es un modelo muy aproximado a la realidad del
sistema urbano de EE UU hacia 1930.
El grado de desviación se calcula por la proporción entre el valor teórico y el
real, en %, lo que supone una división entre el valor real y el estimado.
Cuando el cociente es cercano a 1 entonces la regla rango-tamaño es
bastante fidedigna.
C= Pr / Pe
Esta desviación o distorsión se debe a las ya conocidas causas de recursos,
sociales y tiempo. Algunos núcleos pueden ser desproporcionadamente
grandes (macrocefalia) o pequeños (microcefalia). Los sistemas son así:
macrocefálicos, bicefálicos, tricefálicos, microcefálicos...
El índice de primacía permite medir el grado de macrocefalia, dividiendo la
población de la primera por la población de las cuatro primeras. A resultado
más alto, mayor macrocefalia.
Ip = (P1 / E P4i) x 100
(Índice de primacía = población de la primera ciudad dividida por el
sumatorio de la población de las 4 primeras ciudades, multiplicado por 100
para obtener el %)
La medición de la distribución varía según la escala del fenómeno o ámbito
espacial (municipio o área urbana, región, Estado, continente...).
Según el número considerado de núcleos la distribución semejará diferente.
Si se prescinde del primer núcleo, puede darse que el resto de la red urbana
sea muy equilibrado, como en Valencia (o no, como ocurre en Mallorca). Los
valores (en %) del índice de primacía varían entre 25 y 100, siendo 25% el
de cuatro ciudades en equilibrio y 100 el caso imposible de que existiera
una sola ciudad.
En los cálculos de la relación rango-tamaño, el coeficiente de
determinación permite considerar otros aspectos:
R = [K * (x-x)*(y-y) /n] / (dx * dy)
(El coeficiente de determinación es igual a la división de dos números, el
primero el resultado del producto del sumatorio por x menos la media de x,
por y menos la media de y, dividido por el número de ciudades, todo ello
dividido por la desviación de x multiplicada por la desviación de y)

5.2. TAMAÑO Y FUNCIÓN.


Se refiere a la relación del tamaño con la función (tipo de actividad que
desarrolla este núcleo en el territorio). La función dominante es equivalente
a la ocupación que predomina. P.e. en Salamanca o Cambridge domina la
función docente.
Se distinguen los núcleos urbanos y rurales, según cuáles sean las
actividades dominantes, urbanas o rurales. La morfología del núcleo será un
rasgo poco importante en este sentido. Según la teoría de los lugares
centrales, las actividades urbanas son generalmente comerciales o
terciarias.
No hay una correlación exacta entre los aumento de tamaño y de funciones,
pero sin duda existe una relación.
Gráficamente sigue un trazado convexo, pues a un pequeño aumento de
tamaño hay un gran aumento de funciones, pero el aumento de estas es
decreciente respecto a los nuevos aumentos de tamaño. La mayoría de las
funciones se instalan con una población X no necesariamente muy elevada.
En la teoría organicista, de Friedrich Ratzel, se considera que la ciudad tiene
funciones como un cuerpo biológico.
La sociología influye en la teoría funcionalista, con Talcott Parsons, que cree
que todo sistema social asegura su existencia con ciertas actividades entre
los individuos. Los núcleos habían de mantener ciertas relaciones.

5.3. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL.


Clasificaciones tipológicas por funciones urbanas.
Las teorías morfológicas establecen la tipología de la ciudad, de acuerdo a
descripciones que se basan en las funciones urbanas.
Talbot (1905) identificó cinco tipos de ciudades en EE UU: 1. Comercial, 2.
Industrial, 3. Política, 4. Balneario, 5. De recreo.
Aurousseau (1921) distinguía seis tipos de ciudad (y las respectivas
funciones): 1. Administrativa, 2. Defensiva, 3. Cultural, 4. Productiva, 5.
Comunicación, 6. Ocio. Se observaba por la presencia de rasgos (como
bases militares, etc.). Había categorías en ellas: ciudad fortaleza o de
reclutamiento, minera o industrial, etc.
Chabot distinguía seis tipos (nombres diferentes, pero las funciones
similares): 1. Administrativa, 2. Defensa, 3. Intelectual-religiosa, 4.
Productiva, 5. Comunicación, 6. Ocio.
Sorre simplifica en cuatro funciones (no había lugar para la producción rural,
una función no urbana): 1. Industrial, 2. Intercambio, 3. Social, 4. Ocio.
En suma, las ciudades se clasifican a menudo por sus funciones, aunque la
mayoría de ellas tienen múltiples funciones:
Ciudad política. Alberga los servicios político-administrativos, siendo un
carácter fundamental en las ciudades más grandes, las capitales
macrocéfalas: Madrid, Lisboa, Atenas, París, Londres, Viena... son ejemplos,
pero el fenómeno es aun mayor en los países subdesarrollados. La ciudad
capital es la ciudad que es el centro de la Administración y de la gestión
privada, para un ámbito estatal, como mínimo. Puede que, por su
importancia económica o por la división de funciones estatales, haya en un
país varias ciudades capitales: Italia (Roma, Milán), Holanda (Ámsterdam, La
Haya), Alemania (Bonn, Frankfurt, Berlín), EE UU (Washington, Nueva York)...
Ciudad militar. Muchas ciudades se crearon por su función militar en alturas,
puntos de paso de ríos o en zonas pobladas: Toledo, Colonia, Núremberg,
Edimburgo...
Ciudad comercial. Se dedica al intercambio de productos y servicios. Todas
las ciudades tienen esta función y algunas deben su origen a esta: Ostia,
Medina del Campo... Las ciudades comerciales importantes extienden su
influencia en su entorno rural e incluso sobre otras ciudades, en círculos que
se interseccionan unos con otros.
Ciudad industrial. La actividad industrial se concentra en las ciudades con
mejores condiciones de localización.
Ciudad universitaria. Tiene una función de residencia de estudiantes de
enseñanza superior: Oxford, Cambridge, Salamanca, Alcalá de Henares,
Heidelberg, Upsala...
Ciudad cultural. Conserva su forma a lo largo del tiempo. Salzburgo, Roma,
Frankfurt, Venecia, Toledo...
Ciudad religiosa. Es un centro religioso, que atrae multitud de peregrinos y
funciones religiosas: Roma, Lourdes, La Meca, Medina, Jerusalén, Benarés...
Muchas ciudades han permanecido en la Edad Media gracias a albergar un
obispado.
Ciudad de ocio. Se dedica a actividades de turismo, ocio, juego: Mónaco,
Marbella, Las Vegas... Tiene problemas de desequilibrio entre las estaciones
turísticas y el resto del año.
Clasificaciones numéricas.
Las clasificaciones numéricas se deben a Olsson y Harris.
Olsson (1964) estudia las principales ciudades de Suecia, clasificándolas por
su aportación al PIB en los distintos sectores.
Harris (1943) propone que se determine la función por la composición en
población activa, en relación a la media urbana de todas las ciudades de
determinada escala en EE UU, 605 ciudades de más de 10.000 habitantes.
La función, para ser significativa, debe estudiarse junto a la especialización
funcional (comparación relativa respecto a otros núcleos). Se debe calcular
el grado normal de la actividad, mediante procedimientos empíricos,
arbitrarios o estadísticos. Harris calcula la normalidad con métodos
empíricos, de las ciudades norteamericanas, con nueve tipos de
especialización o funciones urbanas, en los que el porcentaje de población
activa era variable según el tipo de actividad. P.e. una ciudad era
universitaria si más del 25% trabajaba en la universidad; comercial al por
menor, si más del 50%; etc.

Los criterios arbitrarios.


Los criterios arbitrarios los aplicaron geógrafos suecos, Enquist y Lenguen,
en un diagrama triangular. Pero eran discutibles, al tener muchas zonas
ambiguas.

El criterio de centralidad de Nelson.


Los criterios estadísticos, desde los años 50, determinan mucho mejor la
especialización y permiten una clasificación funcional más precisa.
Según Nelson (1955), que desarrolla el criterio de centralidad, hay dos tipos
de sistemas: asentamientos (no ciudades) y ciudades (conjuntos de urbes
dominantes a causa de sus funciones). Establece dos estructuras: 1)
una estructura morfológica (representada por un mapa de puntos/círculos,
de grueso creciente) según el tamaño de la población, 2) una estructura
funcional que señala las funciones económicas (se comprueba que las
ciudades más grandes son las más diversificadas).
El criterio de centralidad se relaciona directamente con la especialización
funcional. Nelson lo calcula a partir de la identificación de las ciudades de
EE UU con más de 10.000 habitantes y el cálculo de la proporción "normal"
de empleo en cada una de las nueve ramas básicas de empleo, y de la
desviación.
La proporción "normal" se obtiene a partir de la comparación de la población
de una rama con la población activa total en cada ciudad. P.e. si en una
ciudad hay 10.000 trabajadores en total y el sector I (agrario) tiene 2.000, la
proporción de la rama I será 20.
La desviación típica se calcula con una fórmula:
S= raíz [(E x2 - N^x2) / N]
S= raíz [(sumatorio de x al cuadrado, menos número de elementos
multiplicado por la media de x al cuadrado, todo dividido por el número de
elementos]
De este modo el grado de dispersión (pues el número de desviaciones
permite establecer un rango) es el que sirve para clasificar las ciudades
especializadas en los diversos sectores económicos.
Se determina el índice de especialización con una fórmula:
Nij = (aij - mj) / Tj
[Nij, número de desviaciones tipo por cada rama de actividad (esto es, el
índice de especialización). aij, porcentaje de empleo de la ciudad i en la
rama j. mj, porcentaje medio de empleo en la rama j. Tj, desviación típica de
la rama j]
Este criterio de Nelson le permite distinguir ciudades con cierta
especialización funcional, especializadas, muy especializadas, y altamente
especializadas. Las 1) de cierta especialización funcional son las que
simplemente poseen un porcentaje superior a la media; las
2) especializadas son las que tienen un valor comprendido entre la media y
una desviación típica; las 3) muy especializadas son las que tienen un
porcentaje igual a la media más dos desviaciones típicas; y las 4) altamente
especializadas son las que tienen la media más tres desviaciones típicas.
En suma, el método de Nelson determinaba la ocupación media (normal) de
cada tipo de actividad y la comparaba con la de la ciudad particular, y
calculaba la desviación estándar. El método permite que una ciudad pueda
estar clasificada en dos o más grupos, p.e. el 1) y el 2), con valores distintos
para cada actividad.
El método de Nelson, con todo, es arbitrario y cuando la distribución no es
normal el área que ocupa una desviación típica por encima de la media no
es uniforme. Hay dos cuestiones: ¿Cómo denominar los núcleos de
superiores grados de especialización en muchas actividades? Serían
ciudades plurifuncionales. Hay muchas ciudades que, según su método,
varían de un grupo a otro de acuerdo a la función seleccionada. ¿Y si el
grado de especialización es variable en función a las distintas escalas
usadas, del territorio en el que se sitúa? P.e. Manacor es de distinta
especialización en su comarca, Mallorca, las Baleares, España.
El método de Nelson fue utilizado por Capel (1969) para clasificar las
ciudades españolas, calculando la media y la desviación típica de los cinco
grupos de actividades seleccionadas (minería, industrias fabriles, comercio,
transporte y servicios). Racionero (1981) también lo usó en una clasificación
de las ciudades españolas, con ocho ramas de actividad.
Smith (1965), por su parte, utiliza una clasificación multivariable muy
sencilla. Consiste en confeccionar un gráfico de coordenadas cartesianas,
incluyendo en cada eje los valores de dos variables: porcentaje de empleo
en comercio (ordenadas) y en industria (abscisas). Sobre cada eje se traza
una perpendicular correspondiente al empleo medio determinado de cada
actividad, apareciendo cuatro tipos de categorías de empleo. Cada tipo
define ciudades que tienen valores de empleo por encima o por debajo de
las dos variables, valores medios en las citadas actividades. El
inconveniente es que usa sólo dos variables y las divisiones son, por
consiguiente, muy artificiales. Con el avance de la informática se pueden
incluir muchas más variables, como hicieron Moser y Scott (1965), que
usaron 57 variables para clasificar las ciudades británicas.

El criterio de dos tasas.


Otro criterio estadístico es el método de dos tasas, de los franceses Carrière
y Pinchemel (1963). Pretende conocer si el desarrollo de cada rama de
actividad urbana es mayor o no a las necesidades propias de la ciudad. Para
ello se comparan las tasas de población activa de cada ciudad en su
relación con la población urbana del país o la región, así como las tasas de
población activa de cada rama de actividad en relación con la población
activa urbana de cada uno de los sectores en todo el país o región, unas y
otras en tanto por mil. La población básica será el excedente del segundo
sobre el primero, en caso de que lo haya.
En la primera tasa se calcula la población activa urbana de una ciudad (x1)
y se divide por la población activa urbana del sistema y lo mismo en la
segunda, pero dividiendo la PAU del sector de x1 y la PAU del sistema. Al
compararlas se conoce la desviación de la especialización. Con este método
se conoce si está especializada (lo que se sabía con Nelson) y además si es
significativa dentro del sistema.
1ª tasa PAU x1 / PAU sistema
2ª tasa PAU sector x1 / PAU sector sistema

El criterio de Capel.
Capel diseñó un índice funcional, restando las tasas y multiplicando el
resultado por el % de la población activa total, dividido por 100.
IF = [tasa 1ª - tasa 2ª) x %PA total] / 100

Críticas.
Hay algunos aspectos críticos a considerar. Para la clasificación funcional
hay que distinguir si se calculan los datos sobre toda la población activa o
sobre la población activa sólo urbana. En algunos núcleos con actividades
pesqueras o mineras, su carácter urbano es más importante que el rural,
pese a dedicarse a la producción de materias primas.

El índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa).


El índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa) explica en qué medida los
núcleos son efectivamente urbanos (con actividades urbanas).
IUPA: 1 - (PAag / PAT)
Ya que el poblamiento urbano es concentrado, se puede representar un
gráfico, con una directa proporcionalidad entre IUPA y la concentración
urbana. Hay varios grados, como p.e.:
Los umbrales desde los cuáles se consideran rurales los núcleos es de -20%
de Pconc (concentrada) y un IUPA < 0,2.
Son villas (ciudades rurales) urbanas cuando la Pconc está sobre 50%
aunque el IUPA sigue siendo de 0,2 a 0,3.
Los municipios urbanos en actividad pero de hábitat disperso, tienen un
IUPA alto (> 0,5), pero con débil concentración, con un 20% o 30% (son las
barriadas residenciales del tipo disperso, de chalets).
Cuando la Pconc es importante (> 50%) pero la IUPA < 0,5 de media, se da
el caso contrario al anterior.
Pconc y IUPA altos.
Pconc y IUPA máximos.

5.4. LAS RELACIONES DINÁMICAS: LOS FLUJOS INTERURBANOS.


Hay tres categorías de relaciones
(flujos): demográficas, económicas y culturales.
Estas relaciones se dan respecto a las funciones urbanas. Las relaciones
entre dos ciudades son referentes a su jerarquía respectiva; pueden
ser verticales u horizontales en la jerarquía. El flujo es un indicador de la
función urbana y de la jerarquía de la ciudad. Los flujos son dinámicos:
cambian en el tiempo. Cambian según la categoría a que se refiere y porque
pueden cambiar los sujetos (en diversas escalas o en relaciones distintas).
Las relaciones más estudiadas son las comerciales, y en concreto la de
oferta y demanda de servicios, que es muy sensible al grado de
especialización de la función: cuanto más elemental sea la actividad
comercial los flujos serán más cercanos, cuanto más compleja más distancia
será admisible. Algunos servicios sólo tienen demanda en unos pocos
núcleos (como la ingeniería industrial, sólo demandada en núcleos
industriales). Las relaciones entre ciudades definen ámbitos diversos, que
tienen una integración distinta según la función.
Estas relaciones entre ciudades y sus ámbitos también cambian a igualdad
de actividad, por la diferencia de dotaciones de servicios (sanidad,
educación), de manera que el centro mejor dotado atraerá más relaciones.
Se pueden planificar los servicios para reequilibrar el territorio.
Otro factor de las relaciones es la accesibilidad de los núcleos. A más
accesibilidad habrá más relaciones. Las infraestructuras de transportes y
comunicaciones influyen en las relaciones, según su desarrollo o atraso. La
red de comunicaciones entre los núcleos establece que los núcleos con más
conectividad tienen más relaciones. Pero esta red debe usarse por una
demanda para ser eficaz.
Estas relaciones también dependen del carácter monocéntrico o multipolar
de los núcleos. Los primeros absorben verticalmente en la jerarquía las
relaciones. Los segundos las establecen más en un sentido horizontal.

6. ¿UNA NUEVA SOCIEDAD URBANA?


Surgen nuevos modelos y teorías respecto al desarrollo del proceso de
urbanización y el impacto de las nuevas tecnologías en la estructura y
funciones de las ciudades en los países desarrollados y en la UE.
Hay una contradicción entre los sistemas urbanos en crisis y los que están
en auge.
En los sistemas urbanos hay una contradicción en el desarrollo de algunos
sistemas o ciudades, entre, por un lado, las ciudades que han quedado
desplazadas a perder peso e influencia debido a que son ciudades con
industrias básicas en crisis, y, por otro lado, las ciudades que gozan de
una recuperación o transformación económica, gracias a una creciente
terciarización y a nuevas actividades industriales con tecnología más
avanzada.
Los sistemas urbanos son de creciente extensión, por la mejora de las
comunicaciones y la globalización económica, informativa y cultural. Son
sistemas trasnacionales, superando las fronteras políticas. El eje Londres-
Rin-Milán, y el eje mediterráneo crecen en importancia. Las áreas
metropolitanas se han revitalizado, uniéndose a los ejes, como son ejemplos
Barcelona, Sevilla, etc.
Hay una creciente descentralización institucional. La dinámica de los
sistemas urbanos trasnacionales hace que las instituciones con
competencias de ordenación del territorio, infraestructuras, y económicas,
se diversifican en diversos niveles (más autonomía regional y local).
El impacto de las nuevas tecnologías, difícilmente medible, en los sistemas
productivos y la localización y sentido de la residencia (el teletrabajo a
domicilio). Podría haber un futuro con ciudades en que la información a
distancia es predominante sobre el transporte en automóvil. Una ciudad
informatizada antes que del automóvil. Gran parte de la problemática actual
de la ciudad se podría solucionar con esta diversificación y
descentralización. Las ciudades intermedias, de nivel jerárquico medio, se
revalorizarían, lo que mejoraría la regularidad del sistema urbano.

Ciudad post-industrial.
Esta es una civilización de masas urbanas: en Gran Bretaña el 80% de la
población es urbana. Las metrópolis se extienden por inmensos territorios,
integrando espacios urbanos y naturales discontinuos, gracias al progreso
del transporte y de las telecomunicaciones, con una dispersión de la
población alrededor de los núcleos principales, en ciudades de tipología
diversa: dormitorio, jardín, región, radiante, satélite...
Las ciudades ofrecen bienestar, cultura, trabajo, seguridad, confort,
diversidad de opciones... Estas ventajas se reducen con el anonimato y el
olvido de la dimensión individual del hombre. El problema es cómo
equilibrar comunidad e individuo, de modo que se respete a la naturaleza y
se garantice el futuro de la Humanidad.
Las principales preocupaciones del urbanismo son la proporción entre la
superficie edificada y la zona de solares (índice de superficie construida),
entre volumen de construcción y superficie para tráfico.
La densidad de población aconsejable es de 500 habitantes y de 150
viviendas por hectárea (las grandes urbes europeas doblan este promedio).
Otro problema es la distribución social, pues el ideal sería que las diferentes
clases sociales estuvieran representadas en forma vertical en los diferentes
barrios y grupos de viviendas, mientras que en la realidad están separadas
horizontalmente, con unas zonas de alta calidad y otras de baja calidad
urbanística.
El desarrollo de las megaurbes obliga, asimismo, a crear varios centros
urbanos y ciudades satélites, con ejemplos conocidos en Europa: Gran
Bretaña, países escandinavos y Alemania.
Chueca acierta en su crítica del proceso de especulación en las nuevas
ciudades industriales. El aumento del valor del suelo dejó éste en manos de
un pequeño grupo social de constructores y urbanizadores, que buscaron el
interés privado y no el público. En España la Ley del Suelo de 1956 fue un
intento desafortunado en la práctica de ordenar el urbanismo en todo el país
(art. 1), abandonando el laisez faire, como contraproducente para los
intereses del conjunto del sistema económico.
En España el problema del urbanismo incluso ha exigido un tratamiento
constitucional, pues la Constitución de 1978 dice (art 47): «Todos los
españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias (...) regulando la
utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la
especulación».

Ciudad socialista.
En la URSS, China y los restantes países de régimen socialista la
urbanización ha sido controlada por el Estado, con un moderado éxodo rural
hacia las ciudades, planificación de nuevas ciudades, ordenación en serie de
los edificios... Pero no se han conseguido los ambiciosos objetivos
impuestos, persistiendo la desigualdad de condiciones de vida entre la
ciudad y el campo (con malos servicios) y se enfrentan ahora a un creciente
éxodo rural descontrolado.
Ciudad del Tercer Mundo.
Es un proceso explosivo, lleno de problemas de masificación y descontrol.
Sus características son:
Elevado indice de crecimiento. Ejemplo es la Ciudad de México, que ha
pasado de 5 millones de habitantes en 1960 a 25 millones en la actualidad y
sigue creciendo. En el año 2000 habrá 15 ciudades de países
subdesarrollados entre las 20 mayores del mundo.
Sistema urbano desequilibrado. Las capitales políticas y económicas
absorben la inmensa mayoría de la población urbana, a veces la mitad de la
población del país: casos de Montevideo y Buenos Aires. Hacen falta
enormes cantidades de viviendas y servicios. Los problemas son
descomunales: sólo en América Latina hay un déficit de 35 millones de
viviendas, lo que afecta a 170 millones de personas; y en África el problema
es mucho mayor.
Segregación espacial y marginalidad. Hay barrios lujosos y miserables
separados por una corta distancia.

La distribución mundial de la población urbana.


En los países desarrollados. Se concentra en Europa occidental (con la más
diversificada y equilibrada concentración urbana), las capitales de la Europa
del Este y Mediterránea, la región noreste de EE UU (la megalópolis -
concepto de J. Gottman- "Boswash" de Boston-Washington, a lo largo de 600
km) y su parte vecina en Canadá, el sureste de Australia, la costa sureste de
Japón. Destacan las grandes ciudades de Nueva York, Chicago, Los Ángeles,
Filadelfia, Detroit, San Francisco, Londres, París, Moscú, Madrid, Berlín,
Tokio... En el mundo desarrollado la población urbana es más del 60% y en
Gran Bretaña más del 80% como ejemplo del futuro que viene.
En los países subdesarrollados. Las capitales de los Estados tienen una
macrocefalia gigantesca y creciente, en América del Centro y del Sur, en
África y Asia. México es la ciudad más populosa del mundo, con 25 millones
de habitantes, seguida de Buenos Aires, Sao Paulo, Rio de Janeiro en
América, Calcuta, Bombay, Delhi, Karachi, Bangkok, Yakarta, Seúl, Teherán,
Beijing, Shanghái, Tianjin en Asia, El Cairo (la segunda del mundo) y Lagos
en África. En estas ciudades es terrible el desempleo, la escasez de
viviendas y servicios sociales, la marginación social...

Revisión de modelos teóricos sobre la génesis y evolución de los


espacios metropolitanos.
Gutiérrez Puebla (1993) explica que las teorías de las etapas del desarrollo
urbano más aceptadas actualmente se basan en el estudio de las
interrelaciones funcionales en las áreas metropolitanas. Se plantean tres
modelos teóricos: 1) la evolución de las interrelaciones funcionales (Herbert
y Thomas), 2) la evolución de la economía de los centros suburbanos
(Erikson), 3) la evolución de la distribución espacial de la accesibilidad
(Chapman).
1) La evolución de las interrelaciones funcionales (Herbert y Thomas, 1982).
Hay tres estadios históricos de evolución: pre-industrial, industrial, post-
industrial.
A. Pre-industrial: el núcleo urbano. Las ciudades son pequeñas y compactas.
Relaciones limitadas a un área muy próxima (un día de viaje), debido a los
medios de transporte tradicionales.
B. Industrial: el área urbanizada. Las ciudades son más grandes, a lo largo
de los ejes de transporte, como unos tentáculos. Relaciones más amplias en
el espacio, gracias a los nuevos medios de transporte (tranvías, metros,
ferrocarriles).
C. Post-industrial, con ciudades periféricas muy grandes, comunicadas con
automóviles y otros sistemas de transporte muy eficientes. Se desarrollan
ciudades satélites. Tiene dos subestadios: I. La región urbana (los núcleos
periféricos dependen totalmente de la gran ciudad central, en una
disposición radial). II. El complejo metropolitano (se desarrollan las
relaciones entre las ciudades de la periferia, en una disposición
policéntrica). Los autores no abordan las causas de este cambio de radial a
policéntrico.
2) La evolución de la economía de los centros suburbanos (Erikson, 1983).
Erikson estudia la evolución entre la región urbana (I) y el complejo
metropolitano (II), y lo explica por la economía, con tres fases.
A. Derrame y especialización. Surgen los primeros núcleos suburbanos, muy
cercanos a la ciudad principal y con rápido crecimiento inducido por la
ciudad principal. Empleo especializado.
B. Dispersión y diversificación. Área metropolitana que crece en extensión,
con núcleos cada vez más periféricos. Empleo especializado. Los núcleos
suburbanos preexistentes tienden a madurar, diversificando su actividad y
algunos se convierten en subcentros metropolitanos.
C. Colmatación y polinuclearización. El espacio metropolitano se colmata
con nuevos núcleos suburbanos. Los núcleos anteriores maduran,
resultando un conjunto de subcentros metropolitanos, formándose un
sistema policéntrico.
3) La evolución de la distribución espacial de la accesibilidad (Chapman,
1979). El modelo diferencia cuatro estadios, según la accesibilidad (tiempo
de distancia desde el centro). Se ve en la evolución de Palma, desde la
ciudad peatonal y la ciudad del carril, a la ciudad del coche y de la
autopista.
a) Ciudad peatonal. De forma compacta. Se emplea el paso.
b) Ciudad del carril. De forma tentacular, con ejes radiales del transporte
público (tranvía y ferrocarril).
c) Ciudad del automóvil. De forma compacta. Hay más accesibilidad en la
periferia (anillo de circunvalación) que en el centro (congestionado).
d) Ciudad de la autopista. Se amplía el área metropolitana, con núcleos bien
comunicados en la periferia gracias a las autopistas, mientras los demás
núcleos y el centro están peor comunicados.
Gutiérrez Puebla critica a Chapman en dos puntos: a) Sólo considera la
accesibilidad según el modo de transporte dominante, ignorando que en la
actualidad (en Europa) hay dos sistemas de transporte, privado y público, y
que el centro tiene generalmente un buen transporte público radial. b) En
áreas metropolitanas maduras es frecuente encontrar sistemas
radioconcéntricos, con vías radiales que se completan con anillos de
circunvalación, con puntos de intersección entre ambos que se reflejan en
su desarrollo como nodos suburbanos tanto residenciales como industriales.

Una interpretación sintética de la dinámica metropolitana.


Gutiérrez Puebla propone una síntesis, integrando los modelos anteriores en
uno, con dos etapas:
A. El sistema metropolitano centralizado. Hay un dualismo entre un centro
dominante y una periferia dependiente de este. La ciudad central,
desproporcionada, se rodea de un espacio metropolitano inmaduro. La
población de los núcleos suburbanos crece rápido pero el empleo es
especializado. Las interrelaciones son radiales, con un transporte radial, con
un acusado gradiente de accesibilidad desde el centro hasta la periferia.
B. El sistema metropolitano policéntrico. Hay un reequilibrio funcional del
territorio, con presencia de subcentros metropolitanos. Algunos de los
núcleos suburbanos se convierten en auténticos subcentros metropolitanos,
con un empleo numeroso y diversificado. La red de interrelaciones es
diversificada, con un transporte diverso, con ejes radiales y anillos
concéntricos, unidos en puntos de conexión con un alto nivel de
accesibilidad. Las grandes vías de comunicación son barreras (bordes) y
conllevan un gran impacto ambiental.

El tránsito del sistema centralizado al policéntrico.


1. No hay que interpretar lo anterior de una forma determinista. Los
sistemas metropolitanos maduros son más policéntricos, pero las políticas
de la Administración pueden variar el proceso, al primar más las
infraestructuras concéntricas o las radiales.
2. No hay un sistema mejor que el otro. Thomson (1977) considera mejor el
sistema centralizado para las ciudades de tamaño moderado -por la
economía de aglomeración-, pero cuando el tamaño es excesivo entonces
es más útil el sistema policéntrico -que reduce las tensiones espaciales del
centro-.
3. Las tendencias descentralizadoras crecen en Europa Occidental. La
periferia crece, en detrimento del centro, debido a las deseconomías de
aglomeración y a las nuevas infraestructuras en la periferia. Klaassen
(1991) resalta como factores de deslocalización, hacia la periferia, el
deterioro de la accesibilidad del centro y la necesidad empresarial de
espacio. Las empresas industriales y de servicios acuden a la periferia
(polígonos industriales, hipermercados y centros comerciales).
4. La migración del empleo hacia la periferia produce cambios en las pautas
de movilidad metropolitana. Se acercan la vivienda y el empleo, para
reducir el tiempo de transporte. Los nuevos centros deben ser casi
autosuficientes y tener una buena comunicación entre sí. Los centros
suburbanos pueden sufrir problemas nuevos de congestión. En los sistemas
centralizados el transporte radial es un gran problema porque el transporte
es unidireccional y en los mismos horarios, mientras que en los sistemas
policéntricos el transporte radial es bidireccional. El transporte público es
predominante en el sistema centralizado y en los ejes radiales (la
congestión encarece y dificulta el privado), mientras el privado domina en el
sistema policéntrico y en los ejes de circunvalación (al no haber congestión).
5. La pérdida de empleos y población en la ciudad central plantea nuevos
problemas y oportunidades. Primero pierde población y después pierde
actividades, con lo que los ingresos disminuyen y la degradación puede
alcanzar graves niveles. Pero surge la oportunidad de que la descongestión
debida a ese mismo abandono permita una renovación del centro:
rehabilitación de edificios, peatonalización, hasta llegar a la mejora de la
calidad de vida y la atenuación de la emigración del centro a la periferia.

APÉNDICE: GEOGRAFÍA URBANA. RESUMEN.


1. CIUDAD Y TERRITORIO: IDEAS BÁSICAS.
1.1. LAS CIUDADES Y EL TERRITORIO.
Relación entre ciudad y territorio.

1.2. EL CONCEPTO DE SISTEMA: APLICACIÓN A LAS CIUDADES DEL


TERRITORIO.
El sistema urbano. La ciudad como un "sistema intraurbano" que constituye
un elemento del "sistema interurbano" (conjunto de ciudades que se
relacionan entre sí).

1.3. LA URBANIZACIÓN DEL TERRITORIO.


Los factores de la urbanización.
Demográficos, económicos, políticos, físicos, de dimensión del territorio,
infraestructuras.
2. TEORÍAS DE ASENTAMIENTOS.
2.1. LA TEORÍA DE LOS LUGARES CENTRALES.
Christaller y Lösch: teorías explicativas de los lugares centrales, leyes para
prever la distribución, número y tamaño de los asentamientos urbanos en el
espacio.

La teoría de Christaller.
Sistema urbano regular en el sureste de Alemania (1933). Método
deductivo. Factores de causalidad económica: la relación de la distancia con
el encarecimiento de los productos. Espacio urbano isotrópico.

La teoría y los conceptos básicos de Christaller.


Conceptos básicos: centralidad, lugar central, isotropía, alcance, umbral,
área de mercado, área de influencia, distribución espacial de los núcleos.
Ciudad se define por su función: ser "lugar central", centro abastecedor de
bienes y servicios a la población existente en el núcleo y en la región por él
organizada.
Centralidad: grado en que una ciudad sirve a su área circundante, y puede
ser medida a través de los bienes y servicios ofrecidos.
Lugares centrales son los núcleos de población que ofrecen bienes y
servicios especializados en un área mucho más amplia que la propia de la
ciudad, creando un espacio isomórfico, con una red urbana jerárquica y
geométricamente regular, como un entramado geométrico de hexágonos en
serie.
Jerarquía de lugares centrales, en la que los centros más grandes son los
que ofrecen bienes y servicios más especializados.
No existe una gradación progresiva entre unos centros y otros, sino que
aparecen «escalones» que separan categorías distintas.
La población de cada centro es proporcional al número de funciones
centrales que éste posee. Regla rango-tamaño.
El alcance máximo define el límite externo de ventas para cualquier tipo de
bien o servicio central. Es la distancia máxima en la que se puede producir
un intercambio de unos bienes y servicios de un lugar central.
El umbral es el número mínimo necesario de demandantes para permitir
cubrir los costos básicos de la oferta de un bien o servicio concreto
El área de mercado es el círculo conformado por los radios de los alcances
máximos. Las áreas de mercado son diferentes para los distintos bienes y
servicios. Se equipara al concepto de área de influencia.
El espacio es isotrópico: una región llana, de fertilidad uniforme, de recursos
naturales uniformemente repartidos, con una población distribuida igual y
del mismo poder adquisitivo, con una red de transporte semejante en todas
las direcciones.

La relación entre los lugares de niveles distintos.


La relación entre el lugar central de nivel superior con los centros del nivel
inmediatamente inferior se rige, según Christaller, por tres principios de
organización:
El principio de mercado. k=3.
El principio del transporte. k=4.
El principio político-administrativo. k=7.

La teoría de Lösch.
Tesis del lugar central ideal, la metrópoli del espacio económico, en el que
estarían asentadas todas las actividades centrales. Todo el territorio se
organiza alrededor de los núcleos metropolitanos.
Desarrolla una secuencia matemática que incluye varios sistema de tipo k (k
= 3, 4, 7, 9, 12, 13, 16, 19, 21, 25, etc). Hay una superposición de zonas. El
esquema básico propuesto por Lösch consiste en una serie de hexágonos,
con 18 asentamientos en cada hexágono, y un lugar central en donde se
ubica una mercancía o servicio central determinado.
El punto central es la metrópoli y a su alrededor se van disponiendo
hexágonos de tamaño creciente. Pero no es una disposición geométrica
uniforme pues los hexágonos varían en su posición, hay superposiciones, a
fin de que en los centros se concentren las actividades. El círculo que rodea
a cada lugar central se puede interpretar como dividido en seis sectores de
60º cada uno (6 x 60º = 360º), en el que se dan todas las actividades. Lösch
estima que cada sector puede subdividirse en dos partes, una de intensa
especialización (rica) y otra de escasa especialización (pobre, por su escasa
actividad).

Críticas a la teoría de los lugares centrales.


1) Ambos consideran el espacio como isotrópico, lo que no ocurre en la
realidad.
2) No tienen en cuenta los factores administrativos, culturales e históricos,
así como el éxodo rural o las novedades técnicas en los servicios que
alteran la relación entre los núcleos comerciales.
3) Explican el espacio sin comprender su evolución temporal, que puede
registrar muchos hechos o acontecimientos.
4) Focalizan demasiado la organización del territorio en los núcleos
proveedores de servicios, el principio de mercado; y no toman en cuenta
otras actividades no terciarias.
5) La crítica menos fundamentada es que es una teoría ideal, muy abstracta
y poco realista. Esta crítica olvida que toda teoría es siempre una
abstracción.

2.2. LA TEORÍA DE BASE ECONÓMICA.


Sombart, Aurousseau, Hoyt, Mathilda y Thompson, Lowry, Dziewonski.
La teoría de base económica pretende explicar y cuantificar la economía de
la ciudad. Su tesis principal es la distinción entre las poblaciones urbanas
que trabajan para el servicio de la propia ciudad y las poblaciones urbanas
que trabajan para el exterior de la ciudad. A fines de los años 30 se utiliza
por primera vez el empleo para distinguir entre las actividades básicas y las
no básicas, es decir las de exportación y las de servicio interno.
Sombart: las ciudades actúan como importadores de materias primas y
exportadores de productos industriales y servicios.
Aurousseau establece una diferencia entre población primaria y
secundaria de las ciudades. La primaria trabaja en actividades destinadas
afuera de la ciudad. La secundaria es la de actividades de soporte de la
primaria.
Hoyt: en el espacio las ciudades se disponen en función de
realizar actividades básicas y no básicas. Básicas en el sentido de
destinadas a la exportación fuera de la ciudad. No básicas son las que se
destinan a la demanda local. Se mide por el coeficiente de localización de
actividades, que compara la proporción de población activa de una ciudad
en una rama con la que tiene la región.
Índice de Mathilda-Thompson. Estos autores procuran medir el superávit de
ocupación en el conjunto de actividades.
En la teoría económica se establece que hay una relación entre el tamaño
de la ciudad y el carácter básico o no básico de las actividades. A mayor
tamaño más basicidad.
Lowry presenta la teoría del multiplicador económico.
Dziewonski: diferenciación en ciudades comunes y especializadas.

2.3. LA TEORÍA DE LOS CENTROS DE CRECIMIENTO.


El primer concepto es el de dominio: las relaciones humanas se hallan
reguladas por la competencia. Clasificación de ciudades según una jerarquía
de dominio: dominantes, subdominantes, influyentes, subinfluyentes...
Teoría de los centros o polos de crecimiento. Cada ciudad es un motor de
desarrollo de sí misma y de su entorno.
Los efectos de dominación y de desarrollo se ligan a las actividades básicas
de los lugares centrales, que se generan de dos modos:
1) Actividades desencadenantes de nuevas actividades externas en el
territorio.
2) Actividades dependientes de previas actividades externas.
El crecimiento es jerárquico, creciendo primero los núcleos más altos y
difundiendo su crecimiento en los núcleos de niveles inferiores.
Hirchman distingue actividades verticales: 1) "Hacia delante". 2) "hacia
atrás",

2.4. LA TEORÍA CENTRO/PERIFERIA.


Centro es el núcleo dominante y la periferia el territorio (y núcleos)
dominado. En cuanto a la escala, hay que distinguir entre relaciones
externas entre países o regiones, con un dominio de los desarrollados sobre
los subdesarrollados, y relaciones internas entre un núcleo central
dominante y una periferia perteneciente a su propia región a la que domina
y organiza.
Myrdal (1957) establece el principio de causación acumulativa, según el
cual las diferencias entre ambos grupos son crecientes, pues los países (y
regiones) ricos acumulan su crecimiento a costa del subdesarrollo de los
pobres.
Hirchman (1958) insiste en la polarización del crecimiento en los países
desarrollados, pero acepta que puede haber una difusión vertical, de modo
que haya un desarrollo de los países pobres.
En contra de estas visiones pesimistas, para Reitsma y Kleipenning (1985)
está la experiencia reciente del creciente desarrollo de muchos países
antaño del Tercer Mundo.
La tesis fundamental que sí se mantiene hoy es que las relaciones son
desiguales entre el centro y la periferia.
Para Bailly (1988) la periferia existe en función de su escasa accesibilidad al
centro de decisión.
Para Drabakis-Smith (1990) muchos países han abandonado el estado
periférico para acceder a un grado intermedio entre centro y periferia.
En las regiones urbanas (una escala inferior, limitada al seno de los
sistemas urbanos), se advierte la pervivencia e incluso el agravamiento de
las diferencias entre el centro y la periferia, debido a la creciente
urbanización.
El centro no necesariamente ha de estar en el centro geográfico del
territorio. Los centros pueden serlo en sentido único o
múltiple: monocentrismo y policentrismo.
Reynaud presenta una evolución de la relación centro-periferia en etapas:
(a1) Centro dominante-periferia dominada.
(a2) Centro hipertrofiado-periferia deshecha.
Las periferias aisladas.
Las periferias de "ángulos muertos".

3. CIUDAD Y TERRITORIO: LUGARES CENTRALES Y ÁREAS DE INFLUENCIA.


3.1. EL GRADO DE CENTRALIDAD DE LOS ASENTAMIENTOS.
Los asentamientos se organizan en una cierta jerarquía, un grado de
centralidad dado por el número y tipología de los bienes y servicios.
Christaller proponía un indicador: el número de teléfonos. Más tarde planteó
un catálogo de establecimientos centrales, con 8 funciones económicas y 5
grados.
Bracey (3 funciones) y Smailes (5 funciones), proponen otros catálogos de
funciones.
El índice de centralidad de Davies (1966) estima cuantitativamente las
funciones, mediante el coeficiente de especialización. C= 100/T , más otras
operaciones.

3.2. LA DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS DE INFLUENCIA.


Los métodos empleados para la delimitación del área de influencia pueden
clasificarse en dos grandes categorías: analíticos y sintéticos.
Los analíticos: encuesta, indicadores (difusión de la prensa, tráfico
telefónico, líneas regulares de pasajeros de autobuses, flujos financieros).
Los sintéticos: modelo de gravedad utilizado por Reilly, Stewart y Zipf. El
flujo de personas, bienes, servicios e información entre dos ciudades
depende del tamaño de las mismas y de la distancia que las separa, siendo
directamente proporcional a la distancia que media entre ellas.
Converse (1938) calcula el punto de ruptura de las áreas de influencia de
dos ciudades. Dj = Dij / [1 + raíz (Pi/Pj)]
La teoría de grafos de Dacey y Nystuen, para medir los flujos entre núcleos,
emplea diversos indicadores.
1) Dacey, Nystuen: análisis primario de relaciones.
2) Haggett: análisis múltiple de relaciones.

4. LA MORFOLOGÍA DE LAS REDES URBANAS.


4.1. MORFOLOGÍAS TEORÉTICAS.
La malla teórica hexagonal isotrópica de Christaller es hipotética. Se critica
que es un modelo isotrópico, cuanto la realidad es anisotrópica.
1) Anisotropía (o distorsión) medioambiental: por la distribución no uniforme
de los recursos.
2) Anisotropía (o distorsión) social: por la distribución no uniforme de la
población, tecnología, capital...
3)Anisotropía (o distorsión) histórica (o temporal): el espacio evoluciona
debido a factores históricos, técnicos, etc.
Procedimientos para evaluar la morfología urbana:
1) Índice de Clark-Evans. Rn= d / 0,5 (N/S)
2) Índice de vecino más próximo (Rn). Es el método más común. Rn: 0
(máxima concentración), 1 (máxima aleatoriedad), 2,15 (distribución
regular).
Rn= 2 x d x raíz N/S

4.2. MORFOLOGÍAS DESCRIPTIVAS.


Las formas descriptivas de las redes urbanas son geométricas. Según L.
Racionero (1978) pueden distinguirse:
1) Regular: la más eficaz por su armonía.
2) Concentrada: un centro principal y un conjunto vacío.
3) Aglomerada: con un sistema de nubes de núcleos distribuidos por todo el
territorio, en grupos amplios. La variante radioconcéntrica une rasgos de
aglomerada y concentrada.
4) Aleatoria: dispersa, sin un orden regular.
5) Lineal: a lo largo de una línea.
6) Anular: en forma de anillo.
7) Dentrítica: como espina de pez.

5. LAS RELACIONES EN LOS SISTEMAS URBANOS.


5.1. LA DISTRIBUCIÓN DE TAMAÑOS.
Auerbach: una relación entre orden y tamaño de la población de las
ciudades.
Stewart y Zipf constataron empíricamente esta regularidad, diseñando un
gráfico de coordenadas y una fórmula: Pn= P1/Rn. Regla rango-tamaño: una
relación inversa entre la población y el rango que ocupa la ciudad. Su
aplicación obedece a una escala logarítmica, por lo que los primeros rangos
son casi aritméticos (con una fuerte pendiente) y los siguientes logarítmicos
(casi una recta, con poca diferencia entre los núcleos). Hay irregularidades
en la aplicación práctica de este modelo, común en países desarrollados,
poco común en casi todos los países subdesarrollados y en los hay una gran
distancia entre la ciudad primacial y la que le sigue en rango. El grado de
desviación se calcula por la proporción entre el valor teórico y el real.
Algunos núcleos pueden ser desproporcionadamente grandes (macrocefalia)
o pequeños (microcefalia). Los sistemas son así: macrocefálicos, bicefálicos,
tricefálicos, microcefálicos...
El índice de primacía mide el grado de macrocefalia, dividiendo la población
de la primera por la población de las cuatro primeras. A resultado más alto,
mayor macrocefalia.

5.2. TAMAÑO Y FUNCIÓN.


Se refiere a la relación del tamaño con la función. Núcleos urbanos y rurales.
Actividades urbanas son generalmente comerciales o terciarias. A un
pequeño aumento de tamaño hay un gran aumento de funciones, pero el
aumento de estas es decreciente respecto a los nuevos aumentos de
tamaño.

5.3. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL.


Clasificación por funciones urbanas.
Las teorías morfológicas establecen la tipología de la ciudad, de acuerdo a
descripciones que se basan en las funciones urbanas. Talbot (5), Aurousseau
(6), Chabot (6), Sorre (4).
En suma, las ciudades se clasifican a menudo por sus funciones, aunque la
mayoría de ellas tienen múltiples funciones:
Ciudad política. Ciudad militar. Ciudad comercial. Ciudad industrial. Ciudad
universitaria. Ciudad cultural. Ciudad religiosa. Ciudad de ocio.

Clasificaciones numéricas.
Olsson estudia las principales ciudades de Suecia, clasificándolas por su
aportación al PIB en los distintos sectores.
Harris (1943) propone que se determine la función por la composición en
población activa por funciones, en relación a la media urbana de todas las
ciudades de determinada escala en EE UU, 605 ciudades de más de 10.000
habitantes). 9 tipos de especialización o funciones urbanas, en los que el
porcentaje de población activa era variable según el tipo de actividad.

Los criterios arbitrarios.


Los criterios arbitrarios los aplicaron geógrafos suecos, Enquist y Lenguen,
en un diagrama triangular.
El criterio de centralidad de Nelson.
El criterio de centralidad se relaciona directamente con la especialización
funcional. Cálculo de la media y la desviación típica de las nueve ramas
básicas de empleo. El grado de dispersión sirve para clasificar las ciudades
especializadas en los diversos sectores económicos.
Este criterio de Nelson le permite distinguir ciudades con cierta
especialización funcional, especializadas, muy especializadas, y altamente
especializadas. Las 1) de cierta especialización funcional son las que
simplemente poseen un porcentaje superior a la media; las
2) especializadas son las que tienen un valor comprendido entre la media y
una desviación típica; las 3) muy especializadas son las que tienen un
porcentaje igual a la media más dos desviaciones típicas; y las 4) altamente
especializadas son las que tienen la media más tres desviaciones típicas.
El método de Nelson fue utilizado por Capel (1969) para clasificar las
ciudades españolas, calculando la desviación típica y la media en cinco
grupos de actividades.
Smith (1965) utiliza un gráfico de coordenadas cartesianas, incluyendo en
cada eje los valores de dos variables: porcentaje de empleo en comercio
(ordenadas) y en industria (abscisas). Sobre cada eje se traza una
perpendicular correspondiente al empleo medio determinado de cada
actividad, apareciendo cuatro tipos de categorías de empleo.

El criterio de dos tasas.


Carrière y Pinchemel: conocer si el desarrollo de cada rama de actividad
urbana es mayor o no a las necesidades propias de la ciudad. Para ello se
comparan las tasas de población activa de cada ciudad en su relación con la
población urbana del país o la región, así como las tasas de población activa
de cada rama de actividad en relación con la población activa urbana de
cada uno de los sectores en todo el país o región, unas y otras en tanto por
mil.

El criterio de Capel.
Capel diseñó un índice funcional, restando las tasas y multiplicando el
resultado por el % de la población activa total, dividido por 100.

Críticas.
Para la clasificación funcional hay que distinguir si se calculan los datos
sobre toda la población activa o sobre la población activa sólo urbana. En
algunos núcleos con actividades pesqueras o mineras, su carácter urbano es
más importante que el rural, pese a dedicarse a la producción de materias
primas.
El índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa).
En qué medida los núcleos son efectivamente urbanos (con actividades
urbanas). Ello se calcula con el índice IUPA (Índice Urbano de Población
Activa). IUPA: 1 - (PAag / PAT)
Ya que el poblamiento urbano es concentrado, se puede representar un
gráfico, con una directa proporcionalidad entre IUPA y la concentración
urbana. Hay varios grados, como ejemplos no exhaustivos:
Los umbrales desde los cuáles se consideran rurales los núcleos es de -20%
de Pconc (concentrada) y un IUPA de -0,2.
Son villas (ciudades rurales) urbanas cuando la Pconc. está sobre 50%
aunque el IUPA sigue siendo de 0,2 a 0,3.
Los municipios urbanos en actividad pero de hábitat disperso, tienen un
IUPA alto (+ 0,5), pero con débil concentración, con un 20% o 30% (son las
barriadas residenciales del tipo disperso, de chalets).
Cuando la Pconc es importante (+ 50%) pero la IUPA es inferior al 0,5 de
media, se da el caso contrario al anterior.
Pconc y IUPA altos. Población urbanizada.
Pconc y IUPA máximos. Población muy urbanizada.

5.4. LAS RELACIONES DINÁMICAS: LOS FLUJOS INTERURBANOS.


Hay tres categorías de relaciones (flujos): demográficas, económicas y
culturales.
Las relaciones entre dos ciudades son referentes a su jerarquía respectiva;
pueden ser verticales u horizontales en la jerarquía. Los flujos son
dinámicos: cambian en el tiempo. Las relaciones comerciales. El centro
mejor dotado atraerá más relaciones. Otro factor de las relaciones es
la accesibilidad de los núcleos.

6. ¿UNA NUEVA SOCIEDAD URBANA?


Contradicción entre sistemas urbanos en crisis y en auge.
Los sistemas urbanos son de creciente extensión.
Descentralización institucional.
Impacto de las nuevas tecnologías.
TEMA 1. LA CUESTIÓN URBANA.
LA CIUDAD: DEFINICIONES. [Vinuesa, 16-22]
Ciudad: Núcleo de población, con asentamientos humanos diversificados en
componentes, con intensas relaciones entre individuos y grupos sociales.
La ciudad se caracteriza por:
Tamaño demográfico: es una población importante, pero es un valor relativo
según los países. En España el límite está en los 10.000 habitantes y en
Japón en 30.000.
Densidad de población: tiene una alta densidad de población, muy variable
según la morfología urbana, que puede ir de unos cientos de hab/km2 a los
27.000 de Macao.
Morfología: es un conjunto de calles y edificios. Sin ello no habría una
estructura urbana.
Función: ha de ser un centro organizador de un territorio y la actividad de
sus habitantes. Es un rasgo hoy más ambiguo, por la urbanización funcional
del espacio rural.
Cultura urbana: se refiere a un modo de vida urbano en las relaciones
sociales.
Hay diferentes definiciones de la ciudad: a) población importante, b)
población urbana en contraposición a rural, c) conjunto de calles y edificios.

INTRODUCCIÓN.
En 1985 el 49,2% de la población mundial era urbana, con mayor proporción
en los países desarrollados, aunque los problemas de las inmensas (aunque
sea relativamente) capitales de los países subdesarrollados pueden ser
pavorosos.
El desarrollo de la ciudad ha sido progresivo desde el Neolítico y muy rápido
desde principios del siglo XX, cuando sólo el 14% de la población vivía en
ciudades. Actualmente el 90% del crecimiento de la población ocurre en las
ciudades y sólo en 1991-1995 esto ha supuesto 320 millones de nuevos
habitantes urbanos. Esto crea tremendos problemas para conseguir
viviendas y servicios. Sólo en América Latina hay un déficit de 35 millones
de viviendas, lo que afecta a 170 millones de personas. Y en África el
problema es mucho mayor.
En España la misma Constitución dice (art 47): «Todos los españoles tienen
derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos
promoverán las condiciones necesarias (...) regulando la utilización del suelo
de acuerdo con el interés general para impedir la especulación».

Javier Gutiérrez Puebla. La ciudad y la organización regional. Cincel. Madrid.


1987. 117 p.
1. LA CIUDAD EN LA REGIÓN. «El extraordinario desarrollo que han
experimentado las ciudades durante los dos últimos siglos es uno da los
fenómenos más característicos de la historia contemporánea. Las ciudades
tienen un protagonismo creciente, hasta el punto de que repetidamente se
afirma que hoy vivimos en una sociedad esencialmente urbana.
Ciertamente, cada vez es mayor la proporción de población que vive en las
ciudades, mientras que el espacio rural tiende a despoblarse. Todo esto nos
hace preguntarnos cual es el papel que desempeñan las ciudades dentro de
su región y qué tipo de relaciones se establecen entre la ciudad y el campo.
No es fácil responder a estas preguntas sin conocer claramente cuáles son
las diferencias entre lo «urbano» y lo «rural», sin conocer qué distingue a la
ciudad de los núcleos rurales. Todos tenemos una idea aproximada de lo que
son las ciudades; sin embargo, a veces resulta difícil enumerar sus rasgos
distintivos. Creemos conveniente, pues, comenzar por hacer una relación de
esos rasgos, para pasar después a examinar cuál es el papel que
desempeñan las ciudades en la organización territorial.
1. El concepto de lo urbano. No es posible explicar en pocas palabras qué es
lo «urbano». En una primera aproximación se podría decir que la ciudad es
una concentración de personas en un espacio restringido. Efectivamente es
éste un rasgo típico de las ciudades, mientras que en el campo la población
se encuentra más o memos dispersa sobre un espacio mucho más amplio.
Por eso, numerosos autores califican un asentamiento como «urbano»,
cuando supera un cierto tamaño, un cierto número de habitantes, lo que
implica la existencia de una concentración de población. No obstante, hay
que reconocer que este criterio cuantitativo no es suficiente. En algunas
ocasiones, los campesinos se concentran en núcleos de población
considerablemente grandes que, a pesar de su tamaño, mantienen un
marcado carácter rural. No se puede decir, por lo tanto, que tales
asentamientos sean propiamente ciudades, ya que la mayor parte de su
población se dedica a las actividades agrarias. Esto ocurre, por ejemplo, en
determinadas localidades de La Mancha, que más que como ciudades son
consideradas como «pueblos grandes».
Otros autores han subrayado el hecho de que la ciudad tiene una fisonomía
propia. Entre los defensores de este criterio cualitativo se encuentra Dörries,
que afirma que una ciudad se reconoce «por su forma más o menos
ordenada, cerrada, agrupada alrededor del núcleo fácil de distinguir y con
un aspecto muy variado, acompañada de los elementos mas diversos»
(Capel, 1975: 268). Es evidente que los asentamientos urbanos tienen un
aspecto distinto al de los núcleos rurales; sin embargo, no es fácil precisar
de un modo convincente cuáles son esas diferencias formales. Pero,
ademas, la función no se corresponde siempre con la forma. Así, algunas
«ciudades» que han entrado en decadencia conservan su morfología
urbana, pero no las actividades económicas típicas de los núcleos urbanos.
Precisamente una característica fundamental de la ciudad es el predominio
de las actividades no agrícolas. Mientras que la población del campo se
dedica primordialmente a actividades como la agricultura, la ganadería, la
explotación de los bosques, etc., los habitantes de la ciudad trabajan sobre
todo en la industria, comercio, transportes, en la Administración del Estado,
en la instrucción de la población, etc. De un modo general se puede afirmar
que Ia población rural encuentra su ocupación, predominantemente en el
sector primario (actividades extractivas): en cambio, la población de las
ciudades trabaja sobre todo en el sector secundario (industrial o en el sector
terciario (servicios). Existe, por lo tanto, una «complementariedad» entre el
espacio urbano y el espacio rural. Así, la ciudad tiene unas determinadas
funciones en el territorio donde está localizada: si bien se abastece con
alimentos y materias primas que provienen del campo, ofrece en cambio a
la población rural productos industriales y servicios especializados. No es
extraño, pues, que esta relación de intercambio sea considerada cuando se
intenta establecer una definición de ciudad. En este sentido, Casas Torres
señala como una característica de lo urbano el hecho de que «la ciudad,
grande o chica, se abastece desde fuera, no se basta para su
aprovisionamiento, y existe en función de una región más amplia a la que
organiza, a la que sirve, para la que es el nexo de unión con eI resto del
mundo» (Casas Torres, 1957: 262). Por su parte, Johnson afirma que «a
diferencia de la aldea rural, el asentamiento urbano, se significa por el
hecho de que su influencia no es meramente local, (Johnson, 1974: 14).
Precisamente estas ideas nos conducen al tema fundamental de este libro:
el tema de la ciudad y la organización regional, de la ciudad y sus relaciones
con el territorio circundante. Si en este apartado tratábamos de esbozar las
características distintivas de lo urbano, para estudiar después el papel de
las ciudades en la organización regional, nos encontramos aquí con que es
ese papel de organización uno de los rasgos que mejor definen a la ciudad.
Por último, queremos indicar que, a la hora de caracterizar lo urbano, ciertos
autores han optado por formular definiciones complejas, que incluyen todos
o varios de los rasgos que hasta aquí se han señalado. La mayor parte de
estas definiciones complejas hacen referencia, directa o indirectamente, a
ese carácter supralocal de la ciudad. Por ejemplo, K. Davis afirma que «una
ciudad es una comunidad de considerable magnitud y de elevada densidad
de población que alberga en su seno una gran variedad de trabajadores
especializados no agrícolas, amén de una élite cultural e intelectual» (Capel,
1975: 281). Por su parte, el propio Casas Torres considera «como ciudades a
los núcleos de población compactos que, por poseer una serie de funciones
centrales, organizan, con más o memos intensidad y en competencia con
otras ciudades —dentro de una red jerárquica urbana—, un territorio
bastante más extenso que su casco urbano (Casas Torres, 1982: 39).

CLASIFICACIONES DE CIUDADES.
Funciones urbanas. Las ciudades se clasifican según sus funciones, aunque
muchas ciudades tienen múltiples funciones:
Ciudad política. Albergan los servicios politicó-administrativos, siendo un
carácter fundamental en las ciudades más grandes, las capitals
macrocéfalas: Madrid, Lisboa, Atenas, París, Londres, Viena... son ejemplos,
pero el fenómeno es aun mayor en los países subdesarrollados. La Ciudad
capital es la Ciudad que es el centro de la Administración y de la gestión
privada, para un ámbito nacional, como mínimo. Puede que haya en un país
varias ciudades capitales: Italia, Holanda, Alemania, EEUU...
Ciudad militar. Muchas ciudades se crearon por su función militar en alturas,
puntos de paso de ríos o en zonas pobladas: Toledo, Nuremberg, Edimburgo.
Ciudad comercial. Se dedican al intercambio de productos y servicios. Todas
las ciudades tienen esta función y algunas deben su origen a esta: Ostia,
Medina del Campo. Las ciudades comerciales importantes extienden su
influencia en su entorno rural e incluso sobre otras ciudades, en círculos que
se interseccionan unos con otros.
Ciudad industrial. La actividad industrial se concentra en las ciudades con
mejores condiciones de localización.
Ciudad universitaria. Tienen una función de residencia de estudiantes y
enseñanza superior: Oxford, Cambridge, Salamanca, Alcalá de Henares,
Heidelberg, Upsala.
Ciudad cultural. Conservan su forma a lo largo del tiempo. Salzburgo, Roma,
Frankfurt, Venecia, Toledo, son ejemplos.
Ciudad religiosa. Son centros religiosos, que atraen multitud de peregrinos y
funciones religiosas: Roma, Lourdes, La Meca, Medina, Jerusalén, Benarés.
Muchas ciudades han permanecido en la Edad Media por albergar un obispo.
Ciudad de ocio. Se dedican a actividades de turismo, ocio, juego: Mónaco,
Marbella, Las Vegas. Tienen problemas de desequilibrio entre las estaciones
turísticas y el resto del año.

TEMA 2. EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA URBANA.


ELEMENTOS DEL ANÁLISIS DE LA CIUDAD.
El urbanismo es una ciencia con dos vertientes: física y social.
Aspecto físico: accidente sobre el territorio, como conjunto de obras,
adaptadas al medio geográfico (relieve, clima) en un espacio en tres
dimensiones, con una cuarta dimensión, la temporal, pues evoluciona
históricamente.
Hay una expresión estética de la ciudad, por la armonía de sus partes y la
belleza de sus componentes.
El Paisaje urbano: es unión de naturaleza (medio natural) y cultura (obras
del hombre).
Se distinguen infraestructuras y superestructuras:
A) Infraestructuras: elementos de relación y servicios para favorecer el
contacto entre individuos.
B) Superestructuras: conjunto de edificios (para vivienda o trabajo).
Aspecto sociológico: Hay una relaciones sociales entre los miembros de la
comunidad, una estructura inmaterial. Su estudio pertenece a la Sociología,
en relación estrecha con el Urbanismo.

Concepto de rururbanización. Es el proceso de urbanización del espacio


rural sin que este pierda su paisaje característico. Se realiza mediante la
conversión de las residencias rurales en segundas residencias o en
viviendas principales de los empleados urbanos, en la adopción de modos
de vida urbanos por los residentes rurales.
El modo de vida urbano. El modo de vida urbano ha triunfado en todo el
mundo desarrollado. La cultura, el consumo, los gustos, adoptan las pautas
marcadas por la ciudad. La ciudad se caracteriza por las intensas relaciones
sociales, culturales y económicas entre individuos y grupos sociales. Hay
una "Cultura Urbana", definida por la heterogeneidad, la movilidad, las
relaciones sociales más frecuentes pero superficiales, el consumismo,
patologías físicas y psíquicas, etc.

2. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PLANETA.


La historia de la civilización está ligada a la del urbanismo de un modo
indisoluble.
La formas primitivas de vida, anteriores al urbanismo, son el nomadismo y
el sedentarismo agrario sin producción de excedentes.
El nomadismo fue la primera etapa de la evolución humana, sin
asentamientos permanentes, en grupos itinerantes, viviendo de la caza,
pesca y recolección.
El sedentarismo agrario, con dedicación a la agricultura, pero con dispersión
de las familias (a menudo extensas), con autarquía económica.
Las ciudades se desarrollaron desde esta etapa no urbana. La historia de la
civilización está ligada a la del urbanismo de un modo indisoluble. Hay tres
grandes etapas: ciudad preindustrial, ciudad industrial y ciudad
postindustrial, cada una de ellas con sus tipos de ciudades.

2.1. ANTIGUA.
La producción de excedentes agrícolas y ganaderos permitió la actividad
comercial, el almacenamiento e intercambio por productos artesanales y
otros productos alimentarios. Los emplazamientos de estos mercados
primitivos derivaron en las primeras ciudades.
Hacia el 3.000 a.C. eclosionaron las ciudades en Egipto, Sumeria, India y
China, a lo largo de los fértiles valles de los grandes ríos, que permitían
altas producciones, especializaciones en diversas actividades, transporte,
intercambio de ideas y una incipiente organización política.
Las ciudades dominaron su entorno rural, creándose los Estados,
estructuras político-religiosas, con diferenciación de clases sociales: jefe
militar y religioso en la cima de una clase militar y religiosa para satisfacer
las necesidades de defensa y religión.
La ciudad-mercado acrecentó su influencia al unir estas funciones de sede
del poder político, religioso y militar a la anterior comercial y artesanal. Pero
eran núcleos de escasa población, pues los excedentes se concentraban en
las clases altas. Ejemplos son Ur, Babilonia (nunca tuvo más de 60.000
habitantes), Nínive, Persépolis, Menfis, Tebas o Jerusalén.
2.2. CLÁSICA.
Grecia siguió con este concepto de la ciudad como sede de cultura y
gobierno, irradiadora de sus funciones a su entorno. La polis confundía los
términos de ciudad y Estado. La plaza o ágora era su centro vital en lo
político, religioso, social, cultural y económico.
En Mileto (tal vez por Hipodamo) se hizo una planificación regular por
franjas, «per strigas», con unas pocas avenidas amplias que dividían la
ciudad en supermanzanas, a su vez subdivididas por otras calles más
estrechas en manzanas y estas en solares. Este modelo fue muy influyente
en las ciudades de nueva creación.
Roma supuso la hipertrofia de la ciudad, capital de un vasto imperio,
metrópoli y centro de recepción de los excedentes del Mediterráneo. Pese a
su crecimiento no es una ciudad monumental ni su trazado es destacable.
Era un monstruo orgánico que creció con problemas que nunca se
resolvieron bien, porque su modelo primitivo fue la ciudad orgánica greco-
etrusca. Las ciudades regionales se hacían cargo de la administración
provincial y siguieron un modelo más regular. En el urbanismo romano cabe
distinguir la tipología de dos zonas del Imperio, la oriental con una
importante tradición urbana griega, y la occidental sin tradición urbana. Los
numerosos sustratos locales influirán asimismo.
En Oriente, donde fue posible se mantuvo el urbanismo y la arquitectura
griegos y púnicos, salvo en Corinto y Cartago, destruidas en las guerras de
conquista y que fueron reconstruidas según un plan romano. La mayor
innovación en Oriente será la monumentalización del ágora, con templos y
foros.
En Occidente hay casos similares de destrucción, como Numancia, en la que
el sustrato inferior desapareció, mientras que en otros casos la evolución al
modelo romano fue muy lenta.

2.3. MEDIEVAL.
Hay que distinguir dos modelos: la ciudad cristiana y la islámica.
La ciudad cristiana.
En la Edad Media, Bizancio sustituyó en este papel a Roma, mientras el
resto de las ciudades caían en una profunda decadencia, prolongada hasta
el s. XI. Las ciudades medievales, con escasa dimensión física y humana,
concentraban el poder político (realeza, nobleza, burguesía) y religioso
(obispos), protegido por las murallas y puertas. Las ciudades se amurallaban
en pequeños recintos no sólo por facilitar la defensa sino también porque
así se gastaba menos en la construcción y mantenimiento de los muros y
porque la principal entrada de impuestos era la entrada en la ciudad y por
ello un recinto muy amplio disminuía los ingresos en vez de aumentarlos.
En la Alta Edad Media las ciudades sufren una profunda crisis. La población
vivirá durante siglos de la tierra, siendo las ciudades meros centros
administrativos y religiosos, residencias de los príncipes y obispos. Pirenne,
en su magistral estudio sobre las ciudades medievales, ha demostrado que
la supervivencia de las ciudades en la Alta Edad Media se debió a la
presencia de la jerarquía de la Iglesia en ellas, porque la desaparición del
comercio y en consecuencia de los mercaderes, junto a la desaparición de la
economía monetaria que permitía a los grandes propietarios agrícolas vivir
en la ciudad, habían suprimido las bases económicas para la vida urbana.
Hasta el resurgimiento económico del s. XI la Iglesia será el sostén de las
ciudades, junto a la excepción de algunas ciudades con función de capitales
administrativas, como Aquisgrán o Ravena. Las ciudades viven de la
agricultura y el comercio, del dominio político y religioso sobre el campo. Su
morfología es orgánica, con el gran centro vital de la catedral o la iglesia,
hasta que aparecen los palacios de los Ayuntamientos.

La ciudad islámica.
La expansión islámica de los siglos VII y VIII extendió su dominio sobre las
ciudades clásicas en decadencia, junto a ciudades persas e hindúes de tipo
oriental. Sobre estos tipos el Islam impuso una nueva concepción del
espacio urbano, de un carácter vital, biológico, desordenado, orgánico,
privado, en oposición al público de las ciudades griega y romana. La
fundación de ciudades es una exigencia de la conquista, adaptando el
urbanismo de los países conquistados al propio contexto religioso, social y
geográfico, sobre unos sustratos regionales y locales, pero con un
común carácter intimista y secreto, ligado a la radical igualdad del Corán,
en la que los creyentes son como esclavos de Alá, por lo que su posición
depende siempre de la voluntad divina y no es conveniente manifestarla
con signos externos de lujo en la vivienda, aunque los interiores de los
palacios pueden ser de increíble riqueza. Ricos y pobres conviven en los
mismos barrios, sin darse la separación occidental en barrios de primera y
de segunda (al presente comienza a haberla). El retiro privado, la ocultación
del interior de la vivienda al exterior, tiene la motivación de proteger la
intimidad de la familia. Influyen también factores económicos, climáticos y
jurídicos (es notable la dificultad de la expropiación en el mundo islámico, lo
que impide la planificación urbana). Hay una radical oposición entre ciudad
y campo, como la permanente lucha entre los sedentarios y los nómadas
conquistadores que Ibn Jaldún considera el motor de la historia.
El tipo de ciudad islámica ha variado poco en el tiempo. La ciudad no tiene
ordenamiento, ni tampoco unos requisitos mínimos de vías o higiene,
generalment con ausencia de cloacas, por lo que las calles están siempre
sucias. Hay una escasez monumental que la diferencia notablemente de la
ciudad clásica grecorromana. La Umma, reunión de todos los creyentes, es
un conjunto universal de ciudades, con barrios que son como pequeñas
ciudades y calles que se comportan de un modo asimismo autónomo, con
todos los servicios básicos (a menudo con sus propias puertas) y con una
división en arrabales y calles según los oficios. Así hay arrabales de los
barberos, curtidores, halconeros, alfareros... En España el carácter islámico
orgánico ha perdurado en muchos cascos antiguos, incluyendo Palma,
aunque resten pocos edificios musulmanes intactos.

2.4. MODERNA.
La ciudad de la época moderna tiene tres características: a) crecimiento
demográfico, b) concentración del poder político en las capitales de los
grandes Estados, c) pérdida de la autonomía municipal.
En el Renacimiento se criticó la ciudad medieval y se introdujo la
perspectiva para la organización de los encuadres viarios. La ciudad ideal de
los tratadistas adopta la forma de estrella y es concebida como un cuerpo
orgánico, un edificio.
En el Barroco se plantean los problemas de la percepción global de la
ciudad, que se concibe como una sucesión de panópticos enlazados, de
modo que en cada lugar el alcance visual pueda llegar a ser el máximo. Se
aprovechan los puntos singulares para realzar la primacía plenamente
jerarquizada, monumentalizando el palacio del gobernante y las iglesias, en
un sistema urbanístico al servicio del poder político y religioso.

2.5. INDUSTRIAL.
La Revolución Industrial es un episodio decisivo, desde c. 1770. El
maquinismo atrae los excedentes humanos del campo, mejora la higiene y
el transporte, las ciudades multiplican su población, con enormes
desajustes, las relaciones sociales se basan en la diferenciación social
extrema, nacen los suburbios (un fenómeno urbano que no constituye una
ciudad más que en la apariencia). Las teorías marxistas nacen en este
contexto a mediados del s. XIX. En 1810 la población mundial en las
ciudades era el 3%, con 45 ciudades de más 100.000 habitantes. En 1960 el
porcentaje era de un 30% y había más de 1.050 ciudades de más de
100.000 habitantes. En 150 años se había pasado de 27 a 1.000 millones de
habitantes. Desde entonces el proceso se ha doblado en intensidad.
El desarrollo urbano se benefició de varios desarrollos:
a) Demográfico: por la mejora de la sanidad y la alimentación, el éxodo
rural, la emigración internacional...
b) Agrario: por la revolución agraria que permitió el abastecimiento de
alimentos y el éxodo rural.
c) Industrial: el maquinismo y la producción en serie dieron posibilidades de
crear trabajo y capital sin antecedentes.
d) Transporte: es causa y consecuencia de la Revolución Industrial,
permitiendo la concentración de la población y la industria en unos lugares
determinados.
Todo esto implicó varias consecuencias urbanas:
a) Crecimiento de la población urbana.
b) Crecimiento espacial de las ciudades.
c) Aparición de barrios obreros.
c) Deterioro ambiental.
e) Ordenación o planeamiento urbano (los primeros casos).

2.6. POSTINDUSTRIAL.
Es una civilización de masas urbanas: en Gran Bretaña el 80% de la
población es urbana. Las metrópolis se extienden por inmensos territorios,
integrando espacios urbanos y naturales discontinuos, gracias al progreso
del transporte y de las telecomunicaciones, con una dispersión de la
población alrededor de los núcleos principales, en ciudades de tipología
diversa: dormitorio, jardín, región, radiante, satélite...
Las ciudades ofrecen bienestar, cultura, trabajo, seguridad, confort,
diversidad de opciones... Estas ventajas se reducen con el anonimato y el
olvido de la dimensión individual del hombre. El problema es como
equilibrar comunidad e individuo, de modo que se respete a la naturaleza y
se garantice el futuro de la Humanidad.
2.7. SOCIALISTA.
En la URSS, China y los restantes países de régimen socialista la
urbanización ha sido controlada por el Estado, con un moderado éxodo rural
hacia las ciudades, planificación de nuevas ciudades, ordenación en serie de
los edificios... Pero no se han conseguido los ambiciosos objetivos
impuestos, persistiendo la desigualdad de condiciones de vida entre la
ciudad y el campo (con malos servicios) y se enfrentan ahora a un creciente
éxodo rural descontrolado.

2.8. EN EL TERCER MUNDO.


Es un proceso explosivo, lleno de problemas de masificación y descontrol.
Sus características son:
Elevado indice de crecimiento. Ejemplo es la Ciudad de México, que ha
pasado de 5 millones de habitantes en 1960 a 25 millones en la actualidad y
sigue creciendo. En el año 2000 habrá 15 ciudades de países
subdesarrollados entre las 20 mayores del mundo.
Sistema urbano desequilibrado. Las capitales políticas y económicas
absorben la inmensa mayoría de la población urbana, a veces la mitad de la
población del país: casos de Montevideo y Buenos Aires.
Segregación espacial y marginalidad. Hay barrios lujosos y miserables
separados por una corta distancia.

2.9. DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LA POBLACIÓN URBANA.


En los países desarrollados. Se concentra en Europa occidental (con la más
diversificada y equilibrada concentración urbana), las capitales de la Europa
del Este y Mediterránea, la región noreste de EE UU (la megalópolis -
concepto de J. Gottman- "Boswash" de Boston-Washington, a lo largo de 600
km) y su parte vecina en Canadá, el sureste de Australia, la costa sureste de
Japón. Destacan las grandes ciudades de Nueva York, Chicago, Los Angeles,
Filadelfia, Detroit, San Francisco, Londres, París, Moscú, Madrid, Berlín,
Tokio... En el mundo desarrollado la población urbana es más del 60% y en
Gran Bretaña más del 80% como ejemplo del futuro que viene.
En los países subdesarrollados. Las capitales de los Estados tiene una
macrocefalia gigantesca y creciente, en América del Centro y del Sur, en
África y Asia. México es la ciudad más populosa del mundo, con 25 millones
de habitantes, seguida de Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro en
América, Calcuta, Bombay, Delhi, Karachi, Bangkok, Jakarta, Seúl, Teherán,
Pekin, Shanghái, Tianjin en Asia, El Cairo (la segunda del mundo) y Lagos en
África. En estas ciudades es terrible el desempleo, la escasez de viviendas y
servicios sociales, la marginación social...

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y REVOLUCIÓN URBANA: PROCESOS URBANOS.


[Vinuesa, 59-76, 89-114]
La Revolución Industrial en el s. XIX lleva a las ciudades una inmensa
corriente de pobladores. Se crean nuevas ciudades y crecen
exponencialmente, perdiendo sus anteriores rasgos. Manchester pasa de
70.000 habitantes en 1800 a 400.000 en 1850 y 710.000 en 1910. Cardiff
pasa de 1.020 habitantes en 1800 a 100.000 en 1900. Londres pasa de
1.000.000 de habitantes en 1800 a 4.500.000 en 1910.
La nueva ciudad industrial crece junto a la maquinización y el transporte,
que permiten concentrar la producción y el consumo. La industria ya no
necesita situarse cerca de sus mercados sino que busca los lugares con
mano de obra, materias primas, fuentes de energía o facilidad de
comunicación. La fisonomía urbana cambia con la multiplicación de fábricas
con sus chimeneas, de barrios obreros (slums), con míseras condiciones de
vida, peores incluso que las del campo de donde venían los inmigrantes.
La mejora de la situación urbana fue muy lenta. En la segunda mitad del s.
XIX se comenzó a planificar la mejora de la vivienda (de tipología más
uniforme), la educación y la sanidad. Había que reformar y mejorar la
sociedad para evitar la revolución.
En España este espíritu reformista se concreta en la Ley de Viviendas
Obreras (1911) y proyectos como la Ciudad Lineal de Arturo Soria, que
prolonga los edificios a lo largo de una vía única, en una comunión campo-
ciudad, que influirá en proyectos de ciudad-jardín de EE.UU. y Gran Bretaña.
Un ejemplo de ciudad lineal, aunqe con un fin industrial y no residencial es
la reforma de Stalingrado.
Chueca acierta en su crítica del proceso de especulación en las nuevas
ciudades industriales. El aumento del valor del suelo dejó éste en manos de
un pequeño grupo social de constructores y urbanizadores, que buscaron el
interés privado y no el público. En España la Ley del Suelo de 1956 fue un
intento desafortunado en la práctica de ordenar el urbanismo en todo el país
(art. 1), abandonando el «laissez faire», como contraproducente para los
intereses del conjunto del sistema económico.

PROBLEMAS RELACIONADOS CON EL DESARROLLO URBANO. [Vinuesa, 76-


81, 177-190]
Problemas actuales.
Las principales preocupaciones del urbanismo son la proporción entre la
superficie edificada y la zona de solares (índice de superficie construida),
entre volumen de construcción y superficie para tráfico.
La densidad de población aconsejable es de 500 habitantes y de 150
viviendas por hectárea (las grandes urbes europeas doblan este promedio).
Otro problema es la distribución social, pues el ideal sería que las diferentes
clases sociales estuvieran representadas en forma vertical en los diferentes
barrios y grupos de viviendas, mientras que en la realidad están separadas
horizontalmente, con unas zonas de alta calidad y otras de baja calidad
urbanística.
En cuanto al tráfico, se tiende a dejar el centro de la ciudad exclusivamente
para los peatones y se sitúan aparcamientos para automóviles en la
periferia de esta zona.
El desarrollo de las megaurbes obliga, asimismo, a crear varios centros
urbanos y ciudades satélites, con ejemplos conocidos en Europa: Gran
Bretaña, países escandinavos y Alemania.

LA PLANIFICACIÓN URBANA. PREURBANISMO Y URBANISMO. [Vinuesa, 81-85,


115-150, 151-175]
Concepto de Urbanismo.
Ciencia que estudia los distintos aspectos del desarrollo del espacio vital.
Aspectos que pueden ser históricos, geográficos, culturales y económicos.
Desde el punto de vista estético, el urbanismo se relaciona con la
arquitectura y el diseño.
Desarrollo del Urbanismo.
Siempre ha habido un planteamiento previo en la creación de una ciudad,
aunque hasta 1800 no se ordenó según directrices estatales. Las primitivas
formas de urbanismo son irregulares, porque obedecen a necesidades de
defensa (son de «libre crecimiento»). En cambio, la tendencia racional
prefiere la estructuración geométrica, atendiendo a las necesidades
económicas.
Con la Revolución Industrial el desarrollo urbano se extendió alrededor de
las vías de acceso a la ciudad y cayó en manos de especuladores (se
potenció la vivienda en alquiler).
Chueca opina: «Para pulsar el grado de cultura de una nación el mejor
índice es comprobar cómo se desarrollan sus ciudades». El caos y el
desorden son pruebas de vacío cultural, la libertad urbanística se ha
transformado paradójicamente en sinónimo de opresión urbanística.
Siglo XIX.
La solución a los problemas de ordenación en el s. XIX dio origen al
urbanismo como ciencia. Destacan el ingeniero y urbanista Ildefonso Cerdá
(1815-79), con la Teoría General de la Urbanización (1867), autor del Plan de
Ensanche de Barcelona; Stübbe, con Der Städtebau (1893, El Urbanismo),
dándole una metodología científica, y el británico Ebenezer Howard (1850-
1928), con Garden Cities of Tomorrow (1902), manifiesto de la ciudad-jardín,
una síntesis de las ventajas de la vida en la ciudad y en el campo, sin sus
factores negativos, con autosuficiencia económica, armonizando en un
conjunto la agricultura, industria, residencia, ocio y cultura.
Siglo XX.
El IV CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), reunido a
bordo del barco Patris, entre Atenas y Marsella, fijó en la Carta de Atenas
(1933) las condiciones indispensables, ordenando la ciudad en diferentes
unidades orgánicas separadas entre sí por una red de zonas verdes.
Gropius diría de los CIAM: «Lo más importante fue el hecho de que en un
mundo lleno de confusión, de esfuerzos fragmentarios, un pequeño grupo
internacional de arquitectos sintió la necesidad de reunirse para intentar ver
como un conjunto unitario los distintos problemas con que se venían
enfrentando.»
Son problemas tan vitales como la vivienda, la estandarización, el
urbanismo...
Las tesis de la Carta de Atenas perduraron hasta el VIII CIAM, en 1951.
Benévolo criticaría el urbanismo del IV y por extensión de la primera etapa
de todos ellos (1930-34): «Los CIAM, como era fácil de prever, derivan hacia
la pura teoría y preparan un sistema de reglas abstractas que resultan
inadecuadas y casi irónicas en un mundo agotado por una crisis tan grave,
donde se están poniendo en duda no sólo preceptos de la urbanística, sino
las primeras bases de la convivencia humana.»
En la segunda etapa (1950-1959), hasta el último, el X CIAM, se intentó
revitalizar este foro internacional en una línea más dirigista e
intervencionista que recibió reparos de los miembros principales: Giedion,
Sert, Gropius y Le Corbusier, abocando a una segunda y definitiva crisis.
Hoy existen muchas escuelas urbanísticas, en una clara y constante
disgregación, atendiendo a diferencias geográficas e ideológicas.

TEMA 4. ECOLOGÍA DE LA CIUDAD.


Las teorías de ecología urbana en EEUU son clasificadas por W. Firey en tres
grupos:
1) Los esquemas descriptivos lineales, con una distinción entre dos teorías:
A) La teoría de las zonas concéntricas de W. Burgess, que divide a la urbe
norteamericana en cinco zonas concéntricas según su función, desde el
centro comercial y de negocios hasta la zona residencial exterior desde la
cual la población acude a sus trabajos, gastando gran parte del tiempo en el
transporte y reduciendo su vida social al marco de su vehículo (público o
privado). La zona de transición es la zona del vicio y de la marginación
social. La tesis de Burgess ha recibido muchas críticas pero es
incuestionable su fecundidad teórica.
B) La teoría de los sectores de círculos, es una derivación de la anterior, con
un determinismo más atenuado. También es llamada teoría de
los gradientes y se caracteriza por estudiar los fenómenos sociales de la
pobreza, del paro, del analfabetismo, etc. de acuerdo a la distancia respecto
al centro.
Chueca distingue la concepción de suburbio en EE UU (más próspero que el
centro), respecto a la concepción en Europa, donde es la sede de la miseria,
siendo el caso de América Latina un ejemplo europeo. En Europa asistimos
hoy a un proceso de americanización del paisaje urbano, y así vemos como
la burguesía tiende a alejarse del centro para vivir en el campo o en la costa
(el ejemplo de Mallorca es claro).
2) Las teorías empírico-racionalistas, con dos tendencias, de estrictos y
moderados. Para los estrictos la realidad está determinada por factores
materiales, no humanos. Para los moderados (McKenzie y Park) también
influyen los factores sociales.
3) Las teorías metodológico-racionalistas sientan unas bases metodológicas
para universalizar las tesis racionalistas. El purista A. Weber excluye los
factores sociales y culturales, la historia y el hombre. Aisla los elementos de
localización industrial, para poder medir su importancia relativa y mutuas
dependencias. Factores de localización industrial son: costo de mano de
obra, distancias, peso de las materias primas y de los productos finales.
A. Predohl acentúa aun más que Weber el método de sustitución, con
resultados más matemáticos y precisos.
Los teóricos realistas incluyen los factores sociales y culturales.
O. Englander opina que participan a través del sistema de cambios, la
organización de la producción y la estructura de la población.

EL MEDIO AMBIENTE URBANO Y SU PROBLEMÁTICA.


Las inmensas necesidades de energía, agua, alimentos... de las ciudades
implica que sean devoradoras del espacio y de los recursos, así como su
generación de residuos urbanos y contaminantes atmosféricos.
3.1. CONTAMINACIÓN Y CONSUMO DE AGUA.
Se contaminan las fuentes de los recursos hídricos y se agotan los acuíferos
(amén de su salinización cerca de las costas). Los sistemas de depuración
son costosos pero imprescindibles, pero sólo en el mundo desarrollado se ha
conseguido un relativo nivel de éxito.
3.2. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
Los motores de los vehículos, la calefacción y la actividad industrial son una
enorme fuente de contaminantes químicos. Ejemplos máximos son Ciudad
de México, Madrid, Atenas, con perniciosos efectos sobre la población.
3.3. CAMBIO CLIMÁTICO.
La ciudad crea un "microclima urbano" en su morfología urbana (asfalto de
las calles, muros de los edificios, motores y calefacciones), que retiene el
calor diurno y lo emite por la noche. Es una "isla de calor", que aumenta de
lunes a viernes y disminuye de sábado a domingo, así como en los periodos
de vacaciones. Los edificios alteran la circulación del viento, que no limpia la
contaminación. Todo esto altera el clima e influye sobre las plantas, los
animales, el hombre: en Atenas, en el verano de 1995, murieron cientos de
personas en una ola de calor localizada en la ciudad.
3.4. CONTAMINACIÓN ACÚSTICA.
Los motores de los vehículos, los aviones y la propia actividad humana
producen un nivel de ruido, pernicioso a partir de los 50 decibelios (db).
3.5. PRODUCCIÓN DE RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS.
La gran producción de basura es un problema de difícil solución. Las
soluciones más empleadas son: a) el abocamiento en vertederos
controlados (que contaminan el suelo y los acuíferos), b) la incineración en
plantas incineradoras (que contamina la atmósfera), c) el reciclaje integral
(este es el más recomendable para la conservación del medio ambiente,
pero es muy costoso).
4. REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS.
Generación de patologías médicas en la salud humana. El ritmo de vida
ciudadano provoca situaciones de estrés, ansiedad y agresividad. La
contaminación provoca lesiones y enfermedades que llevan hasta la muerte.
Marginación social y delincuencia. Las grandes ciudades, sobre todo en EE
UU, tienen elevados índices de marginación social y de delincuencia. Tokio
sería la excepción, con un bajo nivel de ambos índices.
Modificación de las pautas demográficas. La ciudad altera el
comportamiendo demográfico: caída de las tasas de natalidad, desequilibrio
de la estructura biológica (por sexo y edad).
Segregación socioespacial. Hay una fuerte diferenciación social en los
niveles de renta, lo que repercute en su distribución espacil de acuerdo al
precio del suelo que ocupan cada uno de los grupos sociales. Así los barrios
centrales más antiguos son de los grupos más marginados, los del ensanche
de la clase media, los cercanos a los núcleos industriales son de la clase
obrera y los periféricos son ocupados por las clases altas. Lo anterior acepta
muchas excepciones, pues algunos centros urbanos se han revitalizado u
otras causas.

TEMA 5. MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURA INTERNA DE LA CIUDAD.


LA MORFOLOGÍA URBANA. COMPONENTES BÁSICOS.
La morfología o forma de las ciudades está relacionada con las funciones
anteriores, el espacio geográfico, la sociedad en la que se desarrollan, etc.
Se estudian varios puntos:
a) El plan de las ciudades. Las ciudades adoptan básicamente cuatro tipos
de planos: lineal (a lo largo de una vía de comunicación), ortogonal (con
calles rectilíneas con cruces en ángulos rectos), radioconcéntrico (con
expansión radial a partir del centro), irregular (sin ningún orden).
b) Los tipos de edificios. Pueden ser residenciales, comerciales, históricos,
religiosos, etc. Su estudio nos permite conocer la historia y el carácter de la
ciudad.
c) Las funciones de las calles y edificios. Son las funciones antes estudiadas:
político-administrativa, comercial, industrial, religiosa, etc.
d) La organización social. Su influencia es constante: los gremios
medievales tenían sus propias calles, los grupos sociales actuales se
concentran en zonas favoritas...
e) Los transportes. Su importancia es creciente, al condicionar el
movimiento de los ciudadanos y su actividad económica y social en el seno
de la ciudad y en relación con su entorno, mediante las avenidas, las calles,
las vías de entrada rápida, el transporte en taxi y autobuses, el metro
subterráneo, los ferrocarriles, la cercanía de puertos y aeropuertos e incluso
la amplitud de las aceras.
Las teorías modernas sobre la morfología urbana son de los mejores teóricos
del «Movimiento Moderno», los norteamericanos, Jacobs, Lynch y Alexander.
Jane Jacobs aboga por un urbanismo que rompa los moldes clásicos, pero
que respete lo tradicional, combinando y mezclando los usos, sin separarlos
o aislarlos. Respeta la diversidad (producida por diferentes factores), la
densidad, la multifuncionalidad. Defiende la calle y la acera.
Kevin Lynch estudia la ciudad tradicional como hábitat urbano,
redescubriendo la importancia simbólica de las formas.
Christopher Alexander en La ciudad no es un árbol opina que es imposible
separar un elemento urbano de los otros elementos que le rodean. Hay una
compleja interrelación.
Los autores de esta corriente opinan que la baja densidad de población de la
ciudad-jardín es contraproducente para la calidad de la vida urbana, por lo
que se debe potenciar un centro urbano que satisfaga todas las necesidades
de las ciudades-jardín de su entorno. Es el ejemplo de Londres rodeada de
ciudades-jardín que la necesitan para subsistir, pues de lo contrario se
transformarían en ciudades-dormitorio sin vida.

EL PLANO URBANO. TIPOLOGÍAS Y CARACTERÍSTICAS.


ESTRUCTURA URBANA. CARACTERIZACIÓN INTERNA DE LA CIUDAD, EL
MOSAICO URBANO.
ESTRUCTURA URBANA.
De acuerdo a la morfología urbana y a su evolución histórica, podemos
distinguir una estructura urbana típica de los países desarrollados, con tres
sectores: central, residencial e industrial, que estudiaremos más adelante.

ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA Y SOCIAL DE LA POBLACIÓN URBANA.


La ciudad causa una modificación de las pautas demográficas. La ciudad
altera el comportamiento demográfico: caída de las tasas de natalidad,
desequilibrio de la estructura biológica (por sexo y edad).
ESTRUCTURA FUNCIONAL DE LA CIUDAD.
Como decíamos, hay tres grandes sectores: central, residencial e industrial.
1) El sector central. Es el denominado CBD (Central Business District o
Distrito Central de Negocios). En las grandes ciudades (Londres, Nueva York
son los máximos ejemplos) de los países desarrollados se asientan el
comercio minorista de bienes y servicios más selectos, las sedes centrales
de las grandes empresas, la administración publica y los locales de cultura y
ocio. En las ciudades más antiguas persiste un uso residencia de estos
centros urbanos, en la mayoría de los casos ocupados por clases
desfavorecidas y de avanzada edad, pero con un continuo proceso de
sustitución del uso residencial por las actividades terciarias: el centro se
desertiza (en Barcelona está siendo preocupante) a medida que los
alquileres suben y la especulación provoca la construcción de edificios de
altura cada vez mayor (los Docklands londinenses son un ejemplo).
La City es el Barrio central de una ciudad, en el que se concentran la
mayoría de las actividades financieras y del gran comercio, con poca
densidad de población (sustituidas las viviendas por oficinas). Su nombre
procede del barrio de negocios de Londres. En EE UU se la llama CBD
(Central Business District). También es llamado en sentido más amplio:
barrio comercial, centro comercial o centro de negocios.
2) Las zonas residenciales. Las viviendas ocupan la mayor parte del suelo
urbano. Su distribución zonal responde a las posibilidades económicas de los
habitantes. Las clases acomodadas disponen de medios para decidir dónde
fijan su residencia (sea en los barrios elegantes del centro monumental o en
las urbanizaciones en la periferia). Las clases bajas han de habitar donde el
suelo es barato, en los barrios antiguos sin servicios, en polígonos de
viviendas en la periferia, con graves deficiencias de servicios y calidad de
vida.
3) Las zonas industriales. Las grandes industrias, que antiguamente están
enclavadas en el centro urbano, se han trasladado en los últimos decenios a
la periferia de las ciudades, debido a las normas dictadas para evitar la
contaminación, el alto valor del precio urbano, la cercanía de las vías de
comunicación. Por otro lado, las pequeñas industrias y las más limpias, muy
especializadas, se distribuyen de un modo más disperso por la ciudad.

USOS DEL SUELO Y TEORÍAS SOBRE ORGANIZACIÓN INTERNA DE LA


CIUDAD.
Los modelos teóricos de la estructura urbana:
A) El modelo de círculos concéntricos. En 1929, Burgess elaboró la teoría de
que la ciudad crece de forma concéntrica desde el CBD. La industria se
asienta en una zona de transición alrededor de este. A partir de ahí
aparecen diferentes círculos de residencias de clases sociales, desde las
más humildes en el interior hasta las más acomodadas en la periferia.
B) El modelo sectorial. En 1939, Hoyt formuló la teoría de que las clases
altas articulan la ciudad al buscar las zonas mejor comunicadas y de mayor
calidad medioambiental. Las empresas también buscan zonas bien
comunicadas. Las clases bajas con pocos recursos se distribuyen por toda la
ciudad.
C) El modelo de centros múltiples. En 1945, Harris y Ullman formularon la
teoría de que la estructura urbana se produce al integrarse varios centros
con diferentes funciones: industria, comercio, residencia. La popularización
del automóvil permite elegir las zonas preferidas para esas funciones.
Deben explicarse finalmente las teorías explicativas de los lugares
centrales, sobre la distribución de los asentamientos urbanos en el espacio.
En 1933, Christaller formuló su teoría sobre los lugares centrales, núcleos de
población que ofrecen bienes y servicios especializados en un área mucho
más amplia que la propia de la ciudad. Estudiando el sur de Alemania,
planteó una estructura espacial regular, en un espacio isotrópico,
homogéneo en relieve, recursos naturales, densidad y distribución de la
población y red de transportes. Las ciudades de tamaño y nivel de
especialización similar se distribuyen uniformemente dominando cada una
un espacio hexagonal. Existe un límite en el que la demanda de bienes y
servicios de un lugar central se hace nula, pasando ese espacio a depender
de otro lugar central. Así se conforman hasta siete categorías distintas, de
mayor a menor.
LA JERARQUÍA DE LOS LUGARES CENTRALES (Gutiérrez Puebla, 20]: «Los
puntos básicos de la teoría de Christaller son:
a) Existe una jerarquía de lugares centrales, en la que los centros mas
grandes son los que ofrecen bienes y servicios más especializados.
b) Un lugar central de grado superior posee todos los bienes y servicios de
los centros de categoría inferior, más otros que le son propios a su categoría
(en el ejemplo anterior, la capital regional poseería todas los servicios
educativos de grado inferior -escuela, instituto- más otro propio de su
categoría -la universidad-). La jerarquía de lugares centrales presenta, por lo
tanto, un conjunto de categorías: no existe una gradación progresiva entre
unos centros y otros, sino que aparecen «escalones» que separan
categorías distintas. Los lugares centrales de una misma categoría ofrecen
igual número de bienes y servicios, o lo que es lo mismo, tienen las mismas
funciones centrales.
c) La población de cada centro es proporcional al número de funciones
centrales que éste posee. Como las funciones aparecen de forma
discontinua, también existen «escalones» entre la población de unos
centros y de otros de distinta categoría.
d) Cuánto mayor es la especialización de un bien o servicio, más escasas
son los lugares donde éste aparece ofertada [siguiendo con el ejemplo
anterior, la universidad sólo aparecía en la capital regional, mientras que el
instituto de enseñanza media se localizaba tanto en la cabecera de comarca
(CC) como en la propia capital regional (CR)]. Existe, por lo tanto, un número
muy pequeño de lugares centrales de categoría superior (los que ofrecen
bienes y servicios muy especializados) y una gran cantidad de centros de
categoría inferior (con funciones menos especializadas).
e) Los bienes v servicios más especializados son los que tienen un área de
influencia mayor, de manera que se produce una superposición de áreas de
influencia de distinta extensión. Ello se debe precisamente a que ese tipo de
bienes y servicios son los que aparecen en menos centros, por lo que la
población se ve obligada a recorrer mayores distancias para abastecerse de
ellos.»
La teoría de Lösch se basa en la anterior, desarrollando la tesis del lugar
central ideal denominado metrópolis del espacio económico, en el que
estarían asentadas todas las actividades centrales. Las diferencias
espaciales surgen al actuar las fuerzas de concentración y especialización y
se forma una red de áreas de mercado hexagonales, de tamaño creciente,
que configuran la trama urbana.
Las críticas a ambas teorías se refieren a que consideran espacios
homogéneos, que no existen en realidad, y no tienen en cuenta los factores
administrativos, culturales e históricos, el éxodo rural o las novedades
técnicas en los servicios que alteran la relación entre los núcleos
comerciales. Los distintos sistemas de ciudades: las áreas metropolitanas,
las conurbaciones, las megalópolis, las regiones urbanas, el campo urbano y
la ciudad dispersa, se rigen por factores no isotrópicos.

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