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Materiales Docentes de Derecho Procesal I

© Prof. José María Ruiz Moreno


Curso 24/25

Lección 9ª. JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA DE LOS


TRIBUNALES CIVILES (II)
1. Las reglas de competencia. Introducción.- 2. La competencia objetiva.- 3. La competencia funcional.- 4.
La competencia territorial.- 5. La competencia homogénea o por reparto. 6. Las cuestiones prejudiciales.-

1. Las reglas de competencia. Introducción


Teniendo en cuenta que dentro del orden jurisdiccional civil contamos con la
existencia de varios tipos de órganos jurisdiccionales (por ej. Juzgados de Paz, de
Primera Instancia, de lo Mercantil…, etc.), que asimismo contamos con la existencia de
órganos del mismo tipo o denominación distribuidos geográficamente por el territorio
nacional (por ej. Juzgados de Primera Instancia de Jaén, de Zamora, Granada, etc); e,
inclusive, que hay que contar con la existencia de varios grados jurisdiccionales y
funciones a realizar por los tribunales civiles (por ej. primera instancia y segunda
instancia; ejecución de una sentencia, etc); es por lo que la LEC ha diseñado una seria de
normas o reglas de competencia que permiten determinar el órgano jurisdiccional
encargado de conocer del asunto concreto. Dichas reglas de competencia toman en
consideración factores de muy distinta naturaleza (por ej. la materia; la cuantía; el
domicilio del demandado), pero en todo caso todas estas reglas participan de la
característica común de que son presupuestos procesales sin los cuales no es posible
dictar la resolución de fondo.
Es por ello que la demanda o escrito deberá interponerse, ante un órgano
jurisdiccional civil (juez predeterminado por ley) con competencia objetiva y
territorial (o si fuese necesario, con competencia funcional), puesto que de no
cumplirse tales requisitos, el tribunal al que ha acudido el actor en solicitud de tutela
judicial efectiva, no podrá dictar sentencia sobre el asunto planteado en la demanda y
que por lo tanto va a quedar –insisto un vez más- sin resolver (o si se prefiere:
imprejuzgado).

2. La competencia objetiva
Las normas de competencia objetiva sirven para determinar cuál es el tribunal que
debe conocer del asunto litigioso por primera vez 1, o si se prefiere el órgano judicial ante
el cual se debe presentar la demanda. Para determinar la competencia objetiva, la LEC
utiliza el criterio de la persona, de la materia o de la cuantía. Todos estos criterios son
improrrogables puesto que como ya conocemos, son reglas que vienen impuestos
directamente por el legislador sin poder quedar al alcance de la autonomía de la voluntad
de las partes.
Veamos con más detalle estos criterios:
1. La persona. La calidad o condición personal (por ej. el cargo público que
desempeña quién es demandado) y que determina la competencia objetiva de los
tribunales superiores (TS y TSJCCAA), con derogación expresa de la competencia que se
obtendría por razón de la materia o cuantía.

1
Esto es, en primera instancia, o en su caso en primera y única instancia.
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2. La materia. La materia o criterio cualitativo hace referencia al objeto litigioso, esto


es: al acto o relación jurídica que lo integra en función de la tutela jurisdiccional invocada
ante el Juzgado o Tribunal (por ej. la propiedad intelectual, el trasporte terrestre). La
materia es criterio de aplicación preferente, de tal manera que cuando haya una norma
que atribuya competencia objetiva a un determinado tribunal por razón de la materia, no
se tomará en consideración en tal caso el criterio de la cuantía.
3. La cuantía. La cuantía es el valor de la materia u objeto litigioso desde un punto de
vista económico, y apenas tiene trascendencia salvo para distinguir entre la competencia
de los Juzgados de Paz y los JII.

Atendiendo a alguno de estos tres criterios enumerados la competencia se atribuye a


los siete órganos jurisdiccionales que a continuación vamos a examinar, aunque en
realidad es a los Juzgados de lo Mercantil y, sobre todo, a los Juzgados de Primera
Instancia a los que se les asigna en mayor medida la competencia objetiva, mientras
que en el resto de órganos este tipo de competencia es prácticamente testimonial.

• Juzgados de Paz (vid. art. 99.1 LOPJ)


La competencia objetiva de los Juzgados de Paz en la actualidad es prácticamente
testimonial, en la medida que conocen, por razón de la cuantía, de los asuntos civiles que
no excedan de 90 euros (art. 47 LEC). Asimismo, el Juzgado de Paz tendrá competencia
objetiva para conocer de las medidas cautelares solicitadas antes de la presentación de la
demanda cuando la cuantía del proceso no supere los 90 euros.
• Juzgados de Primera Instancia (JII)
La competencia objetiva de los Juzgados de Primera Instancia, o de los Juzgados de
Primera Instancia e Instrucción que actúen como Juzgados de Primera Instancia, es una
competencia general o que viene definida desde un punto de vista negativo, y así:
«Corresponde a los Juzgados de Primera Instancia el conocimiento, en primera
instancia, de todos los asuntos civiles que por disposición legal expresa no se hallen
atribuidos a otros tribunales» (art. 45 LEC). Quiere decirse por lo tanto que en el ámbito
de la primera instancia la competencia de los JII es extensísima, y son con diferencia el
órgano jurisdiccional civil más importante. Buena prueba de ello es que conocen
de la inmensa mayoría de los asuntos litigiosos que se tramiten en el juicio ordinario,
mientras que en el juicio verbal son conocedores por razón de la cuantía a partir de 90
euros, y por razón de la materia conocen siempre (con independencia del valor
económico del objeto litigioso), y salvo que la ley -en uno y otro caso- lo atribuya
expresamente a un Juzgado de lo Mercantil o a un JVSM.

Una mención aparte, y desde luego destacada, merecen los llamados Juzgados de Primera
Instancia especializados por vía del art. 98.1 LOPJ (vid. asimismo el art. 46 LEC). Según
El art. 98.1 LOPJ: «El Consejo General del Poder Judicial, podrá acordar, previo informe de las
Salas de Gobierno, que en aquellas circunscripciones [Partidos Judiciales] donde exista más de
un Juzgado de la misma clase, uno o varios de ellos asuman con carácter exclusivo, el
conocimiento de determinadas clases de asuntos, o de las ejecuciones propias del
orden jurisdiccional de que se trate, sin perjuicio de las labores de apoyo que puedan
prestar los servicios comunes que al efecto se constituyan».
Es decir, mediante este artículo se está facultando a un órgano administrativo (el CGPJ) para
poder crear JII especializados, que conozcan en exclusividad de determinadas materias, con tal
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de que en un mismo Partido Judicial existan varios de esa misma clase. Como se puede fácilmente
presuponer, esa exclusividad implica que si una determinada materia (por ej. hipotecas,
familia, cláusulas suelo) debe ser conocida por alguno de estos JII especializados, el resto de JII
existentes en esa circunscripción tienen que quedar al margen de su conocimiento. En un
principio, la finalidad de esta especialización es responder con mayor eficacia a la tramitación
procesal de determinados asuntos, cuando estos sobrepasen un determinado volumen de
litigiosidad. Sin embargo, llama poderosamente la atención que para crear estos juzgados
especializados sea suficiente un acuerdo del CGPJ (que es un órgano administrativo), y que es
algo claramente contrario a tres preceptos fundamentales:
• En primer lugar, es contrario al art. 24.2 CE: el principio del juez predeterminado por
la ley. Este precepto se refiere a la ley formal, y no a la ley en sentido amplio.
• En segundo lugar, es contrario al art. 117.3 CE: “El ejercicio de la potestad
jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado,
corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales determinados por las leyes,
según las normas de competencia y procedimiento que las mismas establezcan”.
• Y, asimismo es contrario al art. 44 LEC: “Para que los tribunales civiles tengan
competencia en cada caso se requiere que el conocimiento del pleito les este atribuido
por normas con rango de ley y anteriores a la incoación de las actuaciones de que se
trate”.

• Juzgados de lo Mercantil (JM)


Los Juzgados de lo Mercantil tienen un ámbito de competencia objetiva que viene
definido por razón de la materia en los arts. 86 bis a 86 quinquies LOPJ. En este sentido,
a los Juzgados de lo Mercantil se les encomienda el conocimiento de la materia concursal
(excepción hecha de los concursos de persona natural que no sea empresario, que
entonces se atribuyen a los JII), pero también se les encomienda un número muy amplio
de materias civiles y mercantiles como:
—Demandas y pretensiones sobre competencia desleal, propiedad industrial,
propiedad intelectual y publicidad.
—Sobre la normativa reguladora de las sociedades mercantiles y cooperativas.
—En materia de transporte terrestre, derecho marítimo y derecho aéreo 2.
—Las acciones colectivas relativas a condiciones generales de la contratación en los
casos previstos en la legislación sobre esta materia, etc.

• Juzgados de Violencia sobre la Mujer (JVSM)


Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, fueron creados mediante la LO 1/2004, de
28 de diciembre, con el propósito de abordar con mayor eficacia y especialización el
problema de la llamada violencia de género. Como puede comprenderse fácilmente, la
potencial víctima de la violencia de género, en no pocos casos se encuentra inmersa no
sólo en un proceso penal (en el que se trata de averiguar la realidad de los hechos con
apariencia delictiva), sino también en un proceso civil de separación o divorcio, o de
tutela y custodia de los hijos. Con el fin de evitar, en lo posible, que los Juzgados de
Primera Instancia o los Juzgados de Familia puedan dictar resoluciones contradictorias
con las resoluciones penales que se dicten para la protección de la mujer, es por lo que
se establece que los JVSM, conocerán de los procesos civiles de Derecho de familia

2
Sin embargo, no se le atribuye a los JM lo relacionado con: la destrucción, pérdida o avería del equipaje
facturado, así como lo relacionado con la denegación de embarque y cancelación o gran retraso de los
vuelos. En esto casos será competente un JII.
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enumerados en el artículo 87 ter, apartado 2, de la LOPJ 3 siempre que concurran


simultáneamente los siguientes requisitos:
a) Que alguna de las partes del proceso civil sea víctima de los actos de violencia de
género, en los términos a que hace referencia el apartado 1 a) del 87 ter.
b) Que alguna de las partes del proceso civil sea imputado como autor, inductor o
cooperador necesario en la realización de actos de violencia de género.
c) Que se hayan iniciado ante el Juez de Violencia sobre la Mujer actuaciones penales
por delito a consecuencia de un acto de violencia sobre la mujer, o se haya adoptado una
orden de protección a una víctima de violencia de género (art. 87 ter., apartado 2, de la
LOPJ

• Audiencias Provinciales
Actualmente las Audiencias Provinciales carecen de competencia objetiva para
conocer de demandas en las que se solicite por primera vez la tutela jurisdiccional. Su
competencia, como se verá más adelante, es de tipo funcional.

• Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia


[actuando como Salas de lo Civil]
La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia conocerá, como Sala de lo
Civil:
— De determinadas atribuciones relacionadas con el arbitraje, en concreto: la acción de
anulación del laudo, el reconocimiento o exeqúatur de resoluciones arbitrales extranjeras y el
nombramiento y remoción judicial de los árbitros (arts. 73.1 c) LOPJ; 8.1, 8.5 y 8.6 LA).
— En única instancia, de las demandas de responsabilidad civil, por hechos cometidos en el
ejercicio de sus respectivos cargos, dirigidas contra el Presidente y miembros del Consejo de
Gobierno de la Comunidad Autónoma y contra los miembros de la Asamblea legislativa, cuando
tal atribución no corresponda, según los Estatutos de Autonomía, al Tribunal Supremo (art. 73.2
a) LOPJ).
— Competencia para conocer de las demandas de responsabilidad civil, por hechos cometidos
en el ejercicio de sus respectivos cargos, contra El Presidente y los miembros del Consejo de
Gobierno o de la Asamblea Legislativa de la CA 4 y contra todos o la mayor parte de los magistrados
de una AP o de cualquiera de sus Secciones de los diputados del Parlamento de Andalucía (73.2,
a) y b) LOPJ).
— Del juicio de revisión en materia de derecho civil, foral o especial, propio de la comunidad
autónoma, si el correspondiente Estatuto de Autonomía ha previsto esta atribución (artículo 73.1
b) LOPJ; 509 LEC).

• Sala Primera (o Sala de lo Civil) del Tribunal Supremo

3Artículo 87 ter, apartado 2 de la LOPJ: «Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer podrán conocer en el
orden civil, en todo caso de conformidad con los procedimientos y recursos previstos en la Ley de
Enjuiciamiento Civil, de los siguientes asuntos: a) Los de filiación, maternidad y paternidad. b) Los de
nulidad del matrimonio, separación y divorcio. c) Los que versen sobre relaciones paterno-filiales. d) Los
que tengan por objeto la adopción o modificación de medidas de trascendencia familiar. e) Los que versen
exclusivamente sobre guarda y custodia de hijos e hijas menores o sobre alimentos. reclamados por un
progenitor contra el otro en nombre de los hijos e hijas menores. f) Los que versen sobre la necesidad de
asentimiento en la adopción. g) Los que tengan por objeto la oposición a las resoluciones administrativas en
materia de protección de menores.»
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Sin embargo, el conocimiento de demandas de responsabilidad civil contra el Presidente de la Junta de
Andalucía corresponde a la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo.
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Esta Sala conocerá:


— De las demandas de responsabilidad civil por hechos realizados en el ejercicio de su cargo,
dirigidas contra altos cargos del Estado, y de la Comunidad Autónoma, en su caso. Según el
artículo 118.5 de la LO 2/2007, de reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía, la
competencia para conocer de las demandas de responsabilidad civil del Presidente de la Junta
corresponderá a la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo.
— Del juicio de revisión contra sentencias firmes (art. 509 LEC). Del juicio de revisión contra
una sentencia firme conocerá la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo (arts. 56.1 1º LOPJ, 509
LEC) o la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia, conforme a lo dispuesto en la
LOPJ (art. 509 LEC). Que el juicio de revisión sea conocido por una u otra Sala se hace depender
de la materia jurídica -de Derecho Civil, Foral o Especial, propio de la Comunidad Autónoma, si
el correspondiente Estatuto de Autonomía ha previsto esta atribución (arts. 73.1 b) LOPJ)- sobre
la que se puede haber cometido la infracción.

Estudio aparte merece el tratamiento procesal de la competencia objetiva:


Como quiera que la competencia objetiva es un presupuesto procesal de orden
público, su tratamiento procesal se hace a un doble nivel: de oficio y a instancia de parte.
De oficio por el tribunal tan pronto como se advierta (art. 48.2 LEC), pero en todo caso
antes de que este resuelva. En este caso, el tribunal tomará una decisión, previa audiencia
de las partes y del MF (art. 48.3 LEC), pronunciándose mediante auto. Si estima la falta
de competencia para conocer, deberá indicar la clase de tribunal al que corresponde el
asunto (art. 48.4 LEC). Entonces el demandado debería interponer la demanda ante el
tribunal señalado y, en caso de que este también se considere incompetente, se plantea
una cuestión de competencia (negativa). En todo caso, si el tribunal no aprecia de oficio
la falta de competencia objetiva, el demandado tiene la posibilidad de denunciar este
extremo mediante la declinatoria, y que será tratada al analizar la competencia
territorial.

3. La competencia funcional
Realmente la competencia funcional solo tiene sentido cuando el proceso civil ya está
iniciado y hay un tribunal que está conociendo, o bien ya ha conocido, sobre la cuestión
principal5; lo que sucede ahora es que conforme ese proceso va avanzando es necesario
ir conociendo de una serie de cuestiones secundarias o incidencias, como pueden ser: las
medidas cautelares; la abstención y recusación; la ejecución; la declinatoria, los recursos;
las tercerías; la reconvención, etc, que si bien son distintas de la cuestión principal, deben
ser igualmente resueltas por un tribunal. Los arts. 61 y 62 de la LEC tratan sobre la
competencia funcional, aun cuando su regulación también la podemos encontrar en
otros preceptos, incluso fuera de la propia LEC. Las normas sobre competencia funcional
son igualmente de contenido imperativo (por tanto, improrrogables o indisponibles);
del mismo modo es conveniente aclarar que su utilización no siempre tiene lugar en el
proceso civil puesto que, si no se recurre, si no se solicita la ejecución o medida cautelar,
etc., es obvio que su utilización no tiene sentido.
En el ámbito de la competencia funcional, la regla general la ofrece el art. 61 LEC
al señalar que: “Salvo disposición legal en otro sentido, el tribunal que tenga
competencia para conocer de un pleito, la tendrá también para resolver sobre sus

5
Es decir: ya hay un tribunal con competencia objetiva.
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incidencias, para llevar a efecto las providencias y autos que dictare, y para la
ejecución de la sentencia o convenios y transacciones que aprobare”. Mediante esta
regla general la LEC ha pretendido obtener del proceso su máxima eficiencia, de tal
manera que sea el tribunal que está conociendo o ya ha conocido de la cuestión principal,
y que obviamente tiene un más cercano conocimiento de la misma, el que conozca
asimismo de sus posibles incidencias. Ahora bien, tal regla tiene una importante
excepción, recogida asimismo en el precepto, en aquellos supuestos donde esto no sea
posible, y como sucede en el caso de: los recursos devolutivos (apelación y casación6); de
la resolución sobre la recusación de un juez o magistrado; y de una cuestión de
competencia.
En cuanto al tratamiento procesal de la competencia funcional: Si se trata del
examen o control de oficio, al tratarse de una norma imperativa, cuando el tribunal
advierta que carece de competencia funcional, deben abstenerse de conocer. Y así lo
prevé el art. 62.1 LEC al referirse específicamente a los recursos, pero que también se
extiende a toda clase de incidencias en relación con la misma. Cuando esto suceda, el
tribunal también debe dar previa audiencia a las partes, sin embargo, curiosamente aquí
la LEC, no exige que se oiga al MF.
Respecto al control a instancia de parte, en teoría, debería utilizarse la declinatoria7.
Sin embargo, su utilización aquí no está exenta de problemas prácticos, puesto que en
realidad cuando se advierte un error sobre competencia funcional, normalmente, ya hace
mucho tiempo que ha transcurrido el plazo para utilizar la declinatoria. Esto es, en la
LEC la utilización de la declinatoria se ha previsto al comienzo mismo del proceso (luego
lo veremos), cuando todavía no han surgido las cuestiones procesales que tienen que ver
con la misma. Por tanto, ante la imposibilidad temporal de utilizar la declinatoria, los
vicios que tengan que ver con la competencia funcional tienen que ser tratados de oficio
por el tribunal. Con todo, otra posibilidad es acudir al contenido del art. 240.2 LOPJ, y a
cuyo tenor “el juez o tribunal, podrá de oficio o a instancia de parte (…) declarar la
nulidad de las actuaciones”. En efecto, recordemos que el art. 240.1 LOPJ establece la
nulidad de pleno derecho cuando el proceso carece de los requisitos o presupuestos
esenciales, y la competencia funcional es uno de ellos.

4. La competencia territorial
A pesar de la existencia de las reglas sobre competencia objetiva, hay muchas
ocasiones en que las mismas no logran precisar de manera exacta el juez predeterminado
legalmente, sobre todo cuando nos encontramos con la existencia de tribunales civiles
de idéntico grado y clase, pero que pertenecen a distintas circunscripciones o partidos
judiciales. Pensemos en supuestos donde la competencia objetiva corresponde a un JII,
pero se duda sobre el partido judicial en concreto. Y así, por ejemplo, cuando el objeto
litigioso radica en uno distinto al del domicilio del actor y/o demandado; o cuando en un
proceso de divorcio consta que el matrimonio se celebró en un partido judicial, pero los

6
Que se resuelven por las distintas AP y la Sala Primera del TS, respectivamente. Y de ahí, se entenderá
mejor ahora, que las AP solo ostenten competencia funcional.
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Vid. el art. 63.1 LEC que se refiere a que la declinatoria se utilizará para denunciar la falta de competencia
de todo tipo.
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contrayentes tenían su domicilio o residencia en otro/s; etc. Del mismo modo se debe
señalar que las reglas sobre competencia territorial –en parte- son una excepción al
criterio legal de que las normas sobre competencia son improrrogables, y por tanto el
legislador en la LEC ha permitido cierto margen a la autonomía de la voluntad; sucede
sin embargo que las últimas reformas legales, han reducido notablemente el margen de
actuación de esa autonomía (como es el caso de las reglas del art. 52 LEC), con el
resultado de que, la actualidad, la posibilidad de que las partes puedan disponer de la
competencia territorial es algo totalmente excepcional.
Los criterios que se utilizan para fijar las reglas de competencia territorial se
denominan fueros. Estos fueros pueden guardar relación con el objeto litigioso, con el
lugar de la prestación de los servicios o con el lugar de celebración del contrato, con el
domicilio del actor o con el domicilio del demandado, con el lugar donde el empresario
desarrolla su actividad o donde se encuentra el bien inmueble, el lugar donde se han
ocasionado los daños, etc, etc.
Los fueros pueden ser imperativos o convencionales. Son fueros imperativos
cuando se imponen directamente por la ley sin margen de libertad (son los supuestos del
art. 52 LEC); son fueros convencionales, cuando la ley permite que las partes pueden,
eventualmente, y de común acuerdo, manifestar su preferencia por litigar ante otro
juzgado y someterse a él expresa o tácitamente (arts. 50 y 51 LEC).
Atendiendo a estas reglas o fueros la LEC distingue dos clases de competencia
territorial, una de carácter imperativo y otra de carácter dispositivo.
A) Competencia territorial imperativa
La competencia territorial imperativa (inderogable) se asemeja a la competencia
objetiva y a la funcional, porque no se permite el libre juego de la voluntad de las partes,
es decir, no será válida la sumisión expresa ni la sumisión tácita a los tribunales de una
determinada circunscripción. Son imperativas las reglas legales atributivas de la
competencia territorial establecidas en i) los números 1º y 4º a 15º del apartado 1 y el
apartado 2 del artículo 52 LEC, ii) los asuntos que deban decidirse por el juicio verbal y
iii) las demás a las que esta u otra Ley atribuya expresamente carácter imperativo (arts.
54.1; 54.2; 52 LEC).
La regla establecida en el artículo 54, apartado 2, de la LEC, para los contratos de
adhesión o que contengan condiciones generales impuestas por una de las partes, o que
se hayan celebrado con consumidores o usuarios es una regla imperativa a medias, pues
no se admite la validez de la sumisión expresa pero no se menciona la invalidez de la
sumisión tácita. En la práctica se admite, cuando no se debería, la sumisión tácita.
El artículo 90 (Cláusulas abusivas sobre competencia y derecho aplicable), apartado
2, del RD Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes,
determina que es abusiva «la previsión de pactos de sumisión expresa a Juez o Tribunal
distinto del que corresponda al domicilio del consumidor y usuario, al lugar del
cumplimiento de la obligación o aquél en que se encuentre el bien si éste fuera
inmueble».

B) Competencia territorial dispositiva


La voluntad conforme de las partes puede cambiar el órgano jurisdiccional
territorialmente competente pero no puede modificar la competencia objetiva,
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presupuesto de la competencia territorial: «La sumisión de las partes sólo será válida y
eficaz cuando se haga a tribunales con competencia objetiva para conocer del asunto de
que se trate» (art. 54.3 LEC).
a) La sumisión tácita
Se entenderán sometidos tácitamente (art. 56 LEC): El demandante, por el mero
hecho de acudir a los tribunales de una determinada circunscripción interponiendo la
demanda o formulando petición o solicitud que haya de presentarse ante el tribunal
competente para conocer de la demanda. El demandado, por el hecho de hacer,
después de personado en el juicio tras la interposición de la demanda, cualquier gestión
que no sea la de proponer en forma la declinatoria. También se considerará tácitamente
sometido al demandado que, emplazado o citado en forma, no comparezca en juicio o lo
haga cuando haya precluido la facultad de proponer la declinatoria. De acuerdo con este
último párrafo, añadido por el artículo decimoquinto número veintitrés de la Ley
13/2009, el demandado rebelde estará tácitamente sometido al tribunal que conoce de
la demanda.
Por otro lado, la sumisión tácita es un acuerdo tácito de las partes (manifestaciones
de voluntad o comportamientos coincidentes) que deja sin efecto el posible pacto de
sumisión expresa celebrado entre las mismas.
b) La sumisión expresa
Se entenderá por sumisión expresa la pactada por los interesados designando con
precisión la circunscripción a cuyos tribunales se sometieren (art. 55 LEC).
«La sumisión expresa de las partes determinará la [sede y] circunscripción cuyos [de
los] tribunales [que] hayan de conocer del asunto». Si en dicha sede y territorio existieren
varios tribunales con idéntica competencia, las partes no podrán «someterse a un
determinado tribunal con exclusión de los otros», de forma que el tribunal competente
(«a cuál de ellos corresponde conocer del asunto») se determinará conforme a la
competencia homogénea o reparto de asuntos (cfr. art. 57 LEC).

Finalmente me voy a referir a la existencia de otro tipo de fueros, los generales y


especiales.
c) Fueros generales y especiales
En defecto de sumisión tácita o de sumisión expresa, (y lógicamente ante la
inexistencia de un fuero imperativo, que no olvidemos siempre será preferente) el órgano
territorialmente competente se determinará con la aplicación de los fueros especiales
aplicables al objeto del proceso y en su defecto con los fueros generales
1. Especiales: los núms. 2º, 3º y 16º del art. 52, apartado 1 LEC.
2. Generales: el domicilio del demandado.
— Personas físicas: la competencia territorial corresponderá al tribunal del domicilio
del demandado y si no lo tuviere en el territorio nacional, el de su residencia en España,
y en su defecto, en el lugar en que se encuentren dentro del territorio nacional o en el de
su última residencia en éste y, si tampoco pudiera determinarse así la competencia, en el
lugar del domicilio del actor (art. 50.1 y 2 LEC)
— Los empresarios y profesionales, en los litigios derivados de su actividad
empresarial o profesional, también podrán ser demandados en el lugar donde se
desarrolle dicha actividad y, si tuvieren establecimientos a su cargo en diferentes lugares,
en cualquiera de ellos a elección del actor (art. 50.3).
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— Personas jurídicas: serán demandadas en el lugar de su domicilio o en el lugar


donde la situación o relación jurídica a que se refiera el litigio haya nacido o deba surtir
efectos, siempre que en dicho lugar tengan establecimiento abierto al público o
representante autorizado para actuar en nombre de la entidad (51.1)
— Entes sin personalidad: en el domicilio de sus gestores o en cualquier lugar en que
desarrollen su actividad.
En cuanto al tratamiento procesal de la competencia territorial, es posible su
control de oficio o bien a instancia de parte. El control de la competencia territorial por
el tribunal ex officio, solo es posible cuando se trata de normas o fueros imperativos,
pero NO cuando son de contenido convencional (vid. art. 58 LEC, interpretado sensu
contrario). Sobre el procedimiento a seguir para ese control de oficio, vid. asimismo el
art. 58 8. Igualmente cabe instar el control a instancia de parte (demandado), tanto si
son fueros convencionales como imperativos, y por medio de la declinatoria. A
continuación, paso a describir su funcionamiento, sin perjuicio de las explicaciones
prácticas que se darán en clase.
La DECLINATORIA que se regula en los arts. 63 a 65 LEC, consiste en un
mecanismo procesal que se pone en manos del demandado para denunciar,
normalmente ante el tribunal que se ha interpuesto la demanda, la falta de un
presupuesto procesal relativo al órgano judicial, y que de no quedar subsanado
impide el pronunciamiento de fondo o con valor de cosa juzgada. Aun cuando sobre este
particular ya he hablado con anterioridad, vuelvo a insistir en la importancia que tiene
este control que el legislador ha querido ubicar prácticamente cuando el proceso acaba
de comenzar (antes incluso de que se conteste a la demanda), a fin de evitar un proceso
inútil que no va a servir para nada. También es importante mencionar, que a la
declinatoria se traen presupuestos procesales exclusivamente en relación al órgano
judicial. Es por ello que los presupuestos procesales que se refieren a las partes (por ej.
capacidad, representación, etc), tienen que controlarse por otra vía diferente.

IMPORTANTE: ¿Cuáles son los presupuestos procesales que se pueden


denunciar por medio de la declinatoria? A tenor del art. 63 LEC, son los siguientes:

• La falta de jurisdicción del tribunal ante el que se ha interpuesto la demanda, por


corresponder el conocimiento de ésta a tribunales extranjeros (esto es, la
competencia judicial internacional).
• La falta de jurisdicción del tribunal por corresponder el conocimiento a órganos de
otro orden jurisdiccional (esto es, la jurisdicción por razón de la materia)
• La falta de competencia al corresponder el conocimiento a árbitros o a mediadores
(esto es, la sumisión de la cuestión litigiosa al arbitraje o a la mediación).
En este sentido, si los contendientes pactaron la solución del litigio mediante el
arbitraje (convenio), o cualquier otro medio alternativo a la jurisdicción (mediación y
conciliación), y no obstante uno de ellos acude al proceso, el demandado por medio
de la declinatoria podrá denunciar la existencia del pacto anterior, al objeto de excluir
el conocimiento de los tribunales. Ahora bien, cuando exista un pacto previo entre
consumidor y empresario de acudir a un medio alternativo a la jurisdicción, NO es

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De mismo modo, y al igual que sucede con el control de oficio de la competencia objetiva, también aquí
se exige previa audiencia del Ministerio Fiscal y de las partes personadas.
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posible platear la declinatoria cuando el consumidor (parte débil en la relación


contractual) sea el demandante (vid. art. 63.1 LEC).
• Y la falta de competencia de todo tipo (esto es, la competencia objetiva,
territorial y funcional 9).
En cuanto a su procedimiento, la declinatoria la solicita el demandado por medio de un escrito
dirigido al órgano judicial que ha admitido la demanda 10, solicitando que decline el conocimiento
del asunto, y en consecuencia se abstenga del mismo. A través de ese escrito el demandado-
solicitante debe limitarse a ofrecer los argumentos según los cuáles el órgano designado por el
actor no es competente; asimismo debe recoger el tribunal u órgano que considera competente.
Según el art. 64 LEC, “la declinatoria se habrá de proponer dentro de los diez primeros días del
plazo para contestar a la demanda 11, y surtirá el efecto de suspender, hasta que sea resuelta, el
plazo para contestar y el curso del procedimiento principal, suspensión que declarará el
secretario judicial”. Es pues ahora cuando puede comprenderse, la dificultad de utilizar la
declinatoria en el ámbito de la competencia funcional. Por otra parte, en su escrito de declinatoria,
el demandado debe acompañar los documentos imprescindibles que sirvan para justificar o
apoyar la solicitud que le hace al juez para que se aparte de conocer 12, y que variaran en función
de la causa alegada (por ej. si se alega la sumisión de la cuestión litigiosa al arbitraje, lo normal
entonces será aportar el convenio arbitral). A la vista de lo alegado por el demandado, el órgano
judicial decidirá a través de auto. Su contenido será diferente dependiendo de cuál haya sido el
resultado.
 Si se desestima la declinatoria, entonces el juez ordena que continúen las actuaciones
y contra dicha decisión solo cabe recurrir en reposición, sin perjuicio de que cuando
se dicte sentencia definitiva, el demandado pueda impugnarla alegando de nuevo la
falta del presupuesto procesal que ya había alegado (art. 66.2 LEC).
 Si se estima la declinatoria, entonces habrá que estar a la causa concreta que la ha
originado. Concretamente, si es por falta de competencia internacional, el juez se
abstiene de conocer y sobresee el proceso, y lo mismo sucede si la declinatoria se ha
fundado en haberse sometido el asunto a mediación o a arbitraje (art. 65.2 LEC); si es
por falta de jurisdicción por razón de la materia o por falta de competencia objetiva,
el auto donde se ordene el sobreseimiento debe contener mención del orden
jurisdiccional o la clase de tribunal competente, respectivamente, ante los cuales debe
presentarse la demanda de nuevo. La decisión del juez es recurrible en apelación (art.
66.1 LEC). Asimismo, si el juez considera que carece de competencia territorial,
entonces se inhibirá a favor del órgano al que considere corresponde la competencia
y acordará remitirle los autos, con emplazamiento de las partes para que si lo estiman
oportuno comparezcan ante él en el plazo de diez días (art. 65.5 LEC). Finalmente, el
auto que decida sobre la competencia territorial es irrecurrible, por así disponerlo el
art. 67.1 LEC.

9
Respecto de la falta de competencia funcional para conocer, ya hemos estudiado la dificultad que entraña
su aplicación práctica por medio de la declinatoria.
10
El art. 63. 2 LEC, establece también la posibilidad de presentar el escrito de la declinatoria a través del
tribunal del domicilio del demandado, quien deberá remitirlo al órgano competente y que vaya a conocer
de la declinatoria.
11
El plazo para contestar a la demanda es de 20 días, si se trata del juicio ordinario; mientras que es de 10
días si es el juicio verbal. Como se puede comprender en este último caso, el plazo para interponer la
declinatoria y para contestar es común, y lo que puede originar algún problema práctico, tal como comentaré
en clase.
12
Estos documentos no constituyen una prueba en sentido estricto, sino un principio de prueba o semiplena
probatio. Vid. explicación en clase.
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5. La competencia homogénea o por reparto


La competencia homogénea, relativa o por reparto de asuntos litigiosos, tiene su
razón de ser en la existencia de varios órganos jurisdiccionales de igual sede e idéntico
territorio y todos tienen la misma competencia objetiva, funcional y territorial. Este
supuesto tiene lugar cuando existen varias Secciones de una misma Sala o Audiencia
Provincial o bien, varios Juzgados del mismo tipo o clase (uno sólo resultaría insuficiente
para administrar justicia). El órgano que conocerá del caso planteado se determinará
conforme a la llamada competencia relativa (arts. 57, 68 a 70 LEC) integrada por reglas
de reparto o de distribución de asuntos.

Ejemplo. Si la competencia objetiva y la territorial, han permitido al actor X saber que sobre
su asunto son competentes los JII del Partido Judicial de Jaén, y teniendo en cuenta que en la
actualidad en Jaén existen 7 JII, ¿Cuál de ellos es el que conoce? Justo para ello están las normas
de reparto. Ni que decir tiene que, si en un Partido Judicial solo hay un JII, entonces no operan
las normas de reparto.

El reparto debe producirse con vistas a una equitativa distribución del trabajo, unida
a la mayor eficacia en el servicio y procurando la máxima homogeneidad en el
tratamiento de los asuntos. Los Juzgados del mismo tipo y clase (o las Secciones de una
misma Sala o Audiencia Provincial), comparten la misma competencia prevista
legalmente, que se distribuye entre ellos con criterios gubernativos y de forma
homogénea, con intervención del Juez Decano (o el Presidente del Tribunal para las
Secciones de las Salas y Audiencias Provinciales) que determinará su competencia
relativa.
Mientras que los criterios de competencia objetiva y funcional se aplican en régimen
de exclusividad y la competencia territorial es una cuestión de preferencia, la
competencia relativa es un supuesto de concurrencia: todos los Juzgados (o todas las
Secciones) comparten las competencias citadas.
En resumidas cuentas, la LEC establece que:
— Todos los asuntos civiles serán repartidos entre los Juzgados de Primera Instancia o los
Juzgados de lo Mercantil cuando haya más de uno en el partido judicial. La misma regla se
aplicará a los asuntos de los que deban entender las Audiencias Provinciales (por razón de la
competencia funcional) cuando estén divididas en Secciones [Civiles y Penales, actuando como
Secciones Civiles, Secciones Civiles, o Secciones especializadas] (art. 68.1 LEC).
— Una vez aplicada la correspondiente regla de reparto el asunto repartido será remitido al
Juzgado o Sección dentro de los dos días siguientes a la presentación del escrito o solicitud de
incoación de las actuaciones (art. 69 LEC).
— Mientras se procede al reparto, los Jueces Decanos y los Presidentes de Tribunales y
Audiencias podrán, a instancia de parte, adoptar las medidas urgentes en los asuntos no
repartidos cuando, de no hacerlo, pudiera quebrantarse algún derecho o producirse algún
perjuicio grave e irreparable (70 LEC; 168.1 LOPJ).

6. Las cuestiones prejudiciales (importante)


6.1. Concepto.-
Las cuestiones prejudiciales son los asuntos o cuestiones jurídicas que se plantean en
conexión directa con el objeto principal del proceso que se está resolviendo, pero que son
competencia de otro orden jurisdiccional distinto del que conoce del referido objeto
principal.
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La prejudicialidad siempre implica la existencia de una cuestión principal y de una cuestión prejudicial
o secundaria, y la dependencia. Una dependencia que implica que a la hora de solucionar la cuestión
principal no pueda prescindirse, con carácter previo, de la respuesta a la cuestión prejudicial.
En efecto, en el momento de dictar sentencia el juez puede encontrarse con
determinados problemas o cuestiones jurídicas sobre los que debe pronunciarse de modo
necesario antes de resolver el objeto principal del pleito. Esto quiere decir que es
necesario resolver, como antecedente lógico-jurídico, las cuestiones jurídicas que
condicionan el pronunciamiento de fondo sobre el objeto principal, como por ejemplo,
de un pleito civil, aunque aquéllas estén reguladas por otras normas (laborales,
administrativas, penales, constitucionales o comunitarias). Ante esta situación, se dice
que existe prejudicialidad, es decir, que hay cuestiones jurídicas sustantivas, aptas por
sí mismas para constituir el objeto de un proceso independiente, que requieren un
pronunciamiento previo que antecede —por eso son prejudiciales— al que ha de
decidir el objeto principal del proceso. Cuando la cuestión planteada entra dentro del
ámbito objetivo de conocimiento del tribunal civil ante el que se desarrolla el proceso, el
problema se resuelve con un criterio meramente cronológico y de orden en el examen de
la cuestión 13. Ahora bien, cuando la cuestión prejudicial pertenezca a otro orden distinto
al civil (p. ej. penal, laboral o administrativo) es claro que el tribunal civil carece de
competencia, pues el asunto está atribuido a otro orden jurisdiccional 14, u a otro
órgano judicial, con lo cual, en principio, no le correspondería pronunciarse sobre la
citada cuestión.
Para resolver el problema planteado, el art. 10 LOPJ ofrece dos tratamientos
distintos, y para lo que es necesario distinguir entre: cuestiones prejudiciales devolutivas
y cuestiones prejudiciales no devolutivas.

6.2. Clases de cuestiones prejudiciales.-


a) Cuestiones prejudiciales devolutivas. En estos casos para poder resolverlas
es necesario suspender el proceso civil (proceso principal) hasta tanto no se
pronuncie el tribunal del orden correspondiente. Esto es lo que sucede
especialmente con las cuestiones prejudiciales penales, como consecuencia del
principio de “preferencia de la jurisdicción penal” (vid. art. 40 LEC), que como
queda dicho provoca la suspensión automática del proceso civil y hasta que no se
resuelva la cuestión prejudicial penal.
Ej. Suponiendo que en un proceso civil se esté resolviendo sobre una reclamación dineraria
y, para lo que se aporta un documento donde figura el importe de la deuda, para el caso de
que se dude sobre la falsedad del documento, habría que suspender el proceso civil hasta
tanto no se pronuncie la jurisdicción penal sobre la licitud o ilicitud del documento en
cuestión.
Es importante matizar que para que opere dicha suspensión, será necesario, de un
lado, la incoación del proceso penal (p. ej. de oficio mediante el levantamiento por el juez
del oportuno testimonio que remitirá al Fiscal, art. 40.1 LEC) y, de otro que se cumpla el

13
P. ej. Si en un proceso hay que decidir sobre el cumplimiento de un contrato y el demandado alega que
el contrato es nulo ocurre entonces que, con carácter previo a la toma de decisión sobre si el demandado lo
ha incumplido, habrá que resolver si el contrato es válido o nulo. Como puede verse, NO se implica a otro
orden jurisdiccional, ni a otro juez distinto del proceso que se está resolviendo, y con lo cual el juez civil
resuelve automáticamente ambas cuestiones sin mayor problema.
14
Recordemos la regla del art. 9.1 LOPJ, según la cual: “Los juzgados y tribunales ejercerán su jurisdicción
exclusivamente en aquellos casos en que les venga atribuida por esta u otra Ley”.
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denominado requisito del “juicio de relevancia”, esto es, que “la decisión del tribunal
penal acerca del hecho por el que se procede en causa criminal pueda tener influencia
decisiva en la resolución sobre el asunto civil” (art. 40.2 LEC), precepto que intenta
prevenir del planteamiento abusivo, por el demandado, de cuestiones prejudiciales
planteadas a los solos efectos de generar retrasos en el procedimiento y dilaciones
indebidas.
En el ejemplo anterior se puede comprobar con facilidad la relevancia que tiene para la
cuestión principal (reclamación dineraria) resolver, con carácter previo, sobre la licitud del
documento.
b) Cuestiones prejudiciales NO devolutivas. En esta ocasión el tribunal civil,
ante el que se ha planteado el asunto principal, extiende también su competencia al
conocimiento de la cuestión prejudicial (y sin necesidad de suspender el proceso civil),
pero ese conocimiento es exclusivamente “incidenter tantum”, o lo que es lo mismo:
“a los solos efectos prejudiciales”. Me explico, el juez civil toma una decisión sobre la
cuestión prejudicial, pero esa decisión queda circunscrita a los límites exclusivos del
proceso donde está conociendo, sin que por tanto pueda extenderse fuera del ámbito del
proceso donde se plantea y se resuelve la cuestión principal. Por eso dice el art. 42.1 LEC
que: “A los solos efectos prejudiciales, los tribunales civiles podrán conocer de asuntos
que están atribuidos a los tribunales de los órdenes contencioso-administrativo y
social” 15.
Aplicando esta regla, el tribunal civil, podrá conocer de asuntos administrativos y
sociales, sin suspender el proceso civil y, con efectos exclusivos dentro de este último
proceso (esto es: incidenter tantum).
Ej.: La empresa Optica SA. reclama a la empresa Glass SA una indemnización por culpa extracontractual
por los daños causados por uno de sus trabajadores (Sr. X); sin embargo Glass SA se opone aduciendo que
el Sr. X no está vinculado por un contrato laboral sino mercantil, puesto que tiene la condición de trabajador
autónomo. Si el Juzgado de Primera Instancia llegase a la conclusión de que el contrato es en efecto de
carácter laboral y no mercantil, esa resolución solo tendría efecto en el ámbito de ese proceso civil concreto,
pero no impide que se pueda abrir otro proceso distinto en el orden laboral donde, ahora se declare que no
existe una relación laboral de trabajo por cuenta ajena entre el Sr. X y Optica SA.
Otro ej.: Cuando para acceder un juez civil a la petición de resolución de un contrato de arrendamiento
urbano por causa de ruina, haya de tener en cuenta y decidir, previamente, si realmente puede ser calificado
de ruina, puede que tenga que tomar la decisión sobre la existencia o no de ruina (que es objeto
administrativo). Y la decisión que tome, no vinculará un posible y posterior proceso.
Soy consciente de que a la vista de lo acabado de examinar, puede parecer extraño
esta especie de extensión de la jurisdicción/competencia que tiene el tribunal civil sobre
asuntos que no le corresponden (materias administrativas y laborales), pero con esta
decisión de política legislativa el ordenamiento jurídico pretende favorecer la economía
procesal (resolviendo cuanto antes el objeto litigioso principal), puesto que posibilita que
decida de la cuestión prejudicial el propio juez ante el que se ha suscitado, aunque en
sentido estricto no tenga jurisdicción/competencia. Desde luego lo ideal sería que la
cuestión prejudicial fuese resuelta siempre por el juez con competencia para ello, pero
en el estado actual de la organización jurisdiccional, esta solución podría sobrecargar a
los tribunales. Por esta razón, y a fin de salir del paso, toma esta otra decisión de política
legislativa más pragmática.

15
Como se puede ver el precepto no incluye a las cuestiones prejudiciales penales, por cuanto las mismas,
como se ha visto, son siempre devolutivas y excluyentes, con la salvedad de lo que establece los arts. 4 y 5
LECrim.
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6.3.- Las cuestiones prejudiciales Constitucionales y de Derecho Comunitario (lectura


importante)
A. Constitucional
¿Qué es la prejudicialidad constitucional? La denominada cuestión de
inconstitucionalidad, establece que un órgano judicial que conozca de un proceso, cuando estime
que una norma con rango de ley aplicable al caso, de cuya validez dependa la resolución que deba
dictarse, pueda ser contraria a la Constitución, debe plantear la cuestión ante el Tribunal
Constitucional (art. 163 CE). Constituye un mecanismo de control concreto, por existir un
concreto proceso judicial en trámite, de control de la constitucionalidad de las leyes, al tiempo
que un instrumento procesal que permite la colaboración entre los órganos judiciales y la
jurisdicción constitucional para asegurar la supremacía de la Constitución, mediante la
depuración del ordenamiento jurídico a través de la expulsión del mismo de las normas con rango
de ley contrarias a aquélla. El art. 35 de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal
Constitucional, añade que dicho planteamiento, puede realizarse de oficio, es decir a iniciativa del
Tribunal o a instancia de parte. Por Ley Orgánica 6/2007 de 24 mayo, se han añadido al precepto
indicado los párrafos segundo y tercero, para concretar las exigencias del adecuado planteamiento
de la cuestión. En los mismos, se especifica, que debe plantearse una vez concluso el
procedimiento y dentro del plazo para dictar la resolución que proceda, debiendo concretar la ley
o norma con rango de tal cuya constitucionalidad se plantee, así como especificar o justificar en
qué medida la decisión del proceso depende de la validez de la norma en cuestión, es decir el
denominado juicio de relevancia (auto de dicho Tribunal 55/2006, de 15 de febrero).
B. Prejudicialidad de Derecho Comunitario
Cuando en un proceso judicial nacional, por ejemplo que se tramita en España, el órgano
judicial estime o tenga duda de que en el supuesto concreto, algún precepto de una ley nacional
aplicable al caso, pueda ser contrario al Derecho Comunitario, puede plantear una cuestión
prejudicial al Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica Europea, para que éste interprete
el Tratado de la Comunidad Económica Europea, o los actos adoptados por la instituciones de la
Comunidad, e indique al Juez nacional, que es al que corresponde resolver el concreto litigio, si
dicha normativa nacional puede contradecir al Derecho Comunitario, que evidentemente, tiene
primacía sobre el derecho nacional de los Estados miembros de la Unión Europea. Quien plantee
la cuestión, ha de ser un órgano judicial, no siéndolo otros órganos que no tengan las
características genuinas de tal tipo de órgano.
Por ello, el artículo 234 del Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea de 25
de marzo de 1957, y anteriormente en el artículo 177 del mismo Tratado, se regula dicho
mecanismo del planteamiento de la cuestión prejudicial, como defensa y protección de la
aplicación uniforme del Derecho Comunitario, al establecer que el Tribunal de Justicia será
competente para pronunciarse, con carácter prejudicial:
a) Sobre la interpretación del citado Tratado;
b) Y sobre la validez e interpretación de los actos adoptados por las instituciones de la
Comunidad y por el Banco Central Europeo;
c) Sobre la interpretación de los estatutos de los organismos creados por un acto del Consejo,
cuando dichos estatutos así lo prevean.
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Código QR: El reparto de asuntos


(Fuente: Editorial La Ley)

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