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AUTISMO

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TRASTORNO DEL

ESPECTRO AUTISTA

LIC. ANDREA GODOY


TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
El trastorno del espectro autista (TEA), o previamente conocido como trastorno autista o
autismo infantil, representa un conglomerado de alteraciones neuroevolutivas cuyo
fenotipo específico está caracterizado por disfunciones asociadas a la cognición, la
comunicación social y la flexibilidad cognitiva. Éstas alteraciones se manifiestan como
dificultades en la interpretación y producción de conducta social, así como en una
tendencia a repetir comportamientos mediante estereotipias motoras, intereses
sobreenfocados, evasión de la novedad y alteraciones en la percepción sensorial. Estos
comportamientos se manifiestan de manera particular y variada, muchas veces
comórbida con otras condiciones médicas y cognitivas, que apuntan a una etiología
epigenética compleja, lo que supone un gran reto para su intervención.
TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
El autismo es un síndrome que afecta la comunicación social y la flexibilidad en distintos
grados según cada caso. Por eso, en los manuales internacionales se habla en la
actualidad de trastornos del espectro autista (TEA). ¿Qué significa? Si el “espectro” de
colores describe las distintas gamas de colores con sus diversas tonalidades, hablar de
“espectro autista” supone referirse a un continuo dimensional con la misma diversidad
que los colores de un arco iris.
Finalmente, el DSM-5 adopta la perspectiva dimensional, usando la etiqueta “TEA” y
proponiendo tres niveles diferentes de apoyos requeridos. Todavía sigue instalada la
discusión y serán necesarias nuevas investigaciones y debates clínicos para evaluar sus
alcances y limitaciones.
No deberíamos confundir la invención de un nombre con la solución de un problema.
No se ha resuelto el problema de la medición del autismo con el cambio de
nomenclaturas, ya que estamos ante un tema muy complejo y su heterogeneidad sigue
siendo un desafío para la intervención terapéutica.
DEFINICIÓN DE
TEA: SÍNTOMAS Y
DIAGNÓSTICO
TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
En la mayoría de los casos puede describirse un desarrollo aparentemente normal en el
primer año y medio de vida, aunque muchos padres reconocen que sus hijos en ésta
etapa eran especialmente tranquilos, inexpresivos e inactivos; a partir de la mitad del
segundo año de vida se observan los siguientes indicadores de alarma: una pérdida del
lenguaje ya adquirido o la completa ausencia de éste, además el niño parece preferir estar
solo y se muestra indiferente ante las personas, incluso no mostrará interés por otros
pequeños, es también típico observar que carece de expresiones para comunicar
necesidades o intereses (por ejemplo no señala con su mano lo que quiere, no entrega
objetos para mostrarlos a otras personas, no observa alternadamente la cara del padre y
luego el objeto deseado para indicar que lo necesita), y por último ocurre que el niño
prácticamente no juega simbólica o fantaseadamente, por ejemplo no jugará a la
“comidita”.
TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
No observan directo a los ojos de las personas o su contacto visual es muy breve, la
mayoría de las veces prefieren estar solos que acompañados, frecuentemente evitan
que los toquen o solo aceptan contacto físico de una o dos personas, ante otros niños
parecen ignorarlos y no juega con ellos, se alteran cuando hay gente extraña en su
casa, reaccionarán violentamente y con rabietas inexplicables en las fiestas familiares,
pasan de la tranquilidad al enojo o a la alegría instantáneamente y sin que haya un
estímulo externo que lo provoque, son incapaces de seguir las reglas de juegos
sencillos y en general no se ajustan a las reglas de la escuela, casa o lugares públicos.
TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
Retraso grave del lenguaje si se les compara con otros niños de su misma edad y
condición, incluso ausencia de lenguaje, si su habla es más o menos adecuada repiten
literalmente lo que otra persona les dice (si se le pregunta “¿quieres agua?”, él
responderá “¿quieres agua?”), no comunican señalando lo que necesita, frecuentemente
no pueden interpretar la comunicación corporal de otras personas (por ejemplo, no
levantan los brazos cuando el padre se inclina hacia ellos con los brazos extendidos para
cargarlos o no hacen el gesto de “adiós”), no llevan objetos a otras personas para
compartir su interés, lloran o se “emberrinchan” cuando algo quieren pero no hacen
señas motrices para darse a entender, son incapaces de iniciar y mantener una plática
coherente y duradera.
TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
Aletean, se balancean, caminan de “puntitas”, caminan sin sentido retorciendo los dedos
de las manos, giran incesantemente; presentan hiperselectividad alimenticia (solo
prefieren galletas, cereal, pan o leche sin aceptar otro alimento, otros serán
exclusivamente carnívoros o estrictamente vegetarianos), les molestan ciertos estímulos
auditivos, táctiles o visuales, se cubren los oídos ante algunos sonidos, se quitan la ropa
o se alteran cuando se les colocan ciertas prendas de vestir, se tapan los ojos o evitan ver
cuando algo produce mucho movimiento, o cuando se les muestran ciertos rostros o
colores; lloran o se violentan si les cambian sus horarios habituales para comer, dormir,
salir al parque etc., se alteran ante lugares o personas nuevas, sólo les interesa hacer
algunas actividades sin utilidad y se resisten cuando se les impide seguir haciéndolas; si
tienen lenguaje insisten repetitivamente en ciertos temas aunque no sean pertinentes al
lugar, momento o personas con las que hablan. Algunos se autoagreden o agreden a
otras personas cuando se les impide realizar sus rutinas o estereotipias favoritas (golpes
repetitivos en orejas, cabeza y tronco).
02
CRITERIOS
DIAGNÓSTICO
SEGÚN EL DSM-5
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
Desde la perspectiva de la Neuropsicología Clínica Infantil, nos revela que algunos niños,
que poseen dificultades de diverso nivel de severidad en la comunicación en general y
en el uso del código lingüístico en particular y que además muestran síntomas comunes
al Autismo, luego de un tiempo evolutivo prudencial y con ayuda de tratamiento, estos
síntomas remiten o se atenúan de manera significativa cuando se logra el código
lingüístico.
Debido a lo anteriormente expuesto es de fundamental importancia ahondar en esta
entidad diagnóstica aún controvertida, sobretodo respecto de sus síntomas que por ser
comunes a otras patologías hacen dificultosa su delimitación y posterior diferenciación.
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO

Según el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, quinta edición (DSM-

5), un diagnóstico de TEA conlleva un patrón de deficiencias en dos áreas generales del

desarrollo: a) comunicación social e interacción social en diferentes contextos y b)

patrones restrictivos y repetitivos de comportamientos, intereses y actividades. El DSM-5

estipula que, para cumplir con los criterios necesarios de un diagnóstico de TEA, el

individuo debe cubrir tres criterios específicos en el área de comunicación e interacción

social:
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO

01 Deficiencias en la reciprocidad socioemocional

02 Deficiencias en las conductas comunicativas


no verbales.

03 Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y


comprensión de relaciones
04
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
Las deficiencias en el área de reciprocidad socioemocional pueden incluir
dificultades en las conversaciones recíprocas, acercamientos sociales limitados
o inapropiados, fracaso en responder a interacciones sociales iniciadas por
otros o a sus reacciones emocionales y pobre atención compartida, entre otras.
Las deficiencias en comunicación no verbal hacen referencia a una pobre
integración de comunicación verbal y no verbal, contacto visual escaso o
variable, expresión facial reducida y dificultad en el uso de gestos para regular
interacciones sociales.
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO

Por último, las deficiencias en el desarrollo de relaciones pueden


incluir dificultades en el ajuste del comportamiento según el contexto
social, al hacer amigos, así como interés reducido en los pares y un
juego imaginativo limitado. Para ser diagnosticado con TEA, un
individuo debe presentar, además, dos de los cuatros criterios
establecidos en el área de patrones restrictivos y repetitivos de
conducta. Éstos incluyen:
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO

Habla, movimientos o uso de objetos de manera


01 estereotipada o repetitiva.

Inflexibilidad en sus rutinas o patrones de


02 comportamiento.

03 Intereses muy restringidos y fijos que son


anormales en foco o intensidad.
04
04 Hiper o hiporreactividad a estímulos sensoriales
o interés inhabitual por aspectos sensoriales del
ambiente.
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
Las conductas asociadas con el uso del habla y los movimientos o uso de objetos de
manera estereotipada o repetitiva pueden incluir aleteo de manos u otros movimientos
complejos del cuerpo, alinear o hacer girar objetos, repetir palabras y frases (ecolalia) o
emplear frases idiosincráticas, entre otros. La inflexibilidad en rutinas o patrones de
comportamiento puede documentarse mediante la presencia de hiperreactividad
emocional o resistencia ante cambios pequeños o transiciones, patrones rígidos de
pensamiento, rituales, insistencia en realizar la misma rutina diaria e, incluso, restricción
en los patrones de alimentación.
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
Los intereses restringidos o fijos pueden constatarse a través de conductas
como fuerte apego a objetos o intereses excesivamente circunscritos o
repetitivos, con temas u objetos, como maquinaria o personajes de cuentos o
juegos, pero también objetos inusuales, como semáforos, mapas o hélices. Por
último, la hiper o hiporreactividad a estímulos sensoriales o el interés
inhabitual por aspectos sensoriales pueden verse a través de un bajo umbral a
la respuesta al dolor o a la temperatura, reacciones adversas a sonidos o
texturas, tendencias a explorar objetos no comestibles con el olfato o tacto,
fascinación con luces o movimientos, entre otros.
DEFINICIÓN DE TEA: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
Los síntomas presentados por el individuo, tanto en el área de comunicación e
interacción social como en la de patrones restrictivos y repetitivos de
conducta, se clasifican según su nivel de severidad, abarcando desde los de
“grado 1”, descripción empleada para los síntomas menos severos, hasta los de
“grado 3”, que hace referencia a los de mayor severidad. Múltiples autores,
clínicos e investigadores llaman también “alto funcionamiento” o “bajo
funcionamiento” a estas clasificaciones, respectivamente. Sin embargo, no
existe consenso de una medida uniforme y estándar que distinga esos niveles
de funcionamiento. Como parte del diagnóstico, también se especifica la
presencia adicional de déficit intelectual o deterioro en el lenguaje. Asimismo,
debe indicarse si el diagnóstico de TEA se encuentra asociado a una afección
médica/genética o algún otro trastorno del desarrollo neurológico. Estos
especificadores se establecen debido a que existe una elevada comorbilidad
con otras condiciones que antes se consideraban parte del diagnóstico
diferencial.
PREVALENCIA
PREVALENCIA
Desde el punto de vista de la salud pública, a pesar de que antes el TEA era considerado
un tipo de trastorno raro de la niñez, en la actualidad se conoce que su prevalencia es
mayor. Las citas de los primeros estudios de la prevalencia del autismo en Europa y EUA
estimaban un rango de 2 a 4 por cada 10 000 niños (1 en 2 500 a 5 000),mientras que las
cifras mundiales más recientes ascienden a 62 en 10 000 (1 en 161). Según los datos
publicados a través de la Red de Monitoreo de Autismo y Discapacidades del Desarrollo
del Centro de Control y Enfermedades de EUA, 146 de cada 10 000 niños (1 de cada 68)
en ese país presentan TEA. Sin embargo, esta estimación no es necesariamente una cifra
que debe tomarse como exacta, dada la amplia heterogeneidad en la metodología de las
investigaciones epidemiológicas y las variantes en la definición de la condición.
INFLUENCIAS
GENÉTICAS,
AMBIENTALES Y
NEUROLÓGICAS
INFLUENCIAS GENÉTICAS

En lo referente a los factores genéticos, existe una amplia evidencia que apunta a que el TEA es más
común en familias que ya cuentan con miembros con esa condición. En estudios con gemelos, se ha
reportado que si uno tiene TEA, el gemelo idéntico tiene hasta 95% de probabilidad de presentar la
condición; mientras que en gemelos no idénticos, el porcentaje de probabilidad se reduce a 31%. De
forma similar, tener un hijo con TEA aumenta las probabilidades de tener un segundo hijo con autismo en
18%, aproximadamente. Incluso, existe la conceptualización de un “fenotipo amplio del autismo”,
empleado para documentar similares, pero sutiles, características de autismo en familiares. Esto permitiría
atribuir peso a los factores hereditarios, aunque la magnitud de cómo interactúan entre sí los diferentes
mecanismos de herencia son aún desconocidos. Sin embargo, cabe señalar que se han documentado
casos de TEA en familias sin historial de miembros con la condición, lo que también apunta a mutaciones
genéticas novedosas.
INFLUENCIAS AMBIENTALES

En años recientes ha aumentado el interés por la identificación de potenciales factores de riesgo en el


ambiente que pudieran asociarse al TEA. Los factores de riesgo no establecerían una causa para la
condición, más bien, referirían un hallazgo de mayor prevalencia en este grupo de estudio, que pudiese
reflejar algún proceso biológico por ser descubierto. Entre estos elementos, destaca como factor de riesgo
la edad avanzada de la madre y el padre. Además, se ha visto que niños de madres inmigrantes de países
menos desarrollados parecen tener más riesgo que los locales, según estudios en diversos países. Estos
datos parecen ser atribuibles a la exposición a microbios extraños o al estrés social. También se ha visto
que niños que nacen prematuros o con bajo peso presentan un mayor riesgo relativo de exhibir TEA. De la
misma forma, existe amplia evidencia del efecto de teratógenos durante el embarazo con presentar TEA.
Por ejemplo, se obtuvo que niños producto de embarazos donde la madre sufrió sarampión alemán en
una epidemia en el decenio de 1970-79 tuvieron entre 4 y 12% más riesgo de presentar TEA.
INFLUENCIAS NEUROLÓGICAS

Con los avances en la metodología y la tecnología en neurociencia se ha logrado acumular


investigación que propone explicaciones biológicas plausibles sobre el TEA. En el terreno de
la neuroanatomía, muchos estudios han logrado identificar variantes en el tamaño del
cerebro, en la circunferencia craneal y en las cortezas cerebral y cerebelar. Se han
documentado, además, cambios en las estructuras subcorticales, incluyendo los ganglios
basales y estructuras límbicas, así como alteraciones moleculares. Sin embargo, algunos
estudios han presentado resultados controvertidos. De acuerdo con Townsend, es posible
que esta falta de consistencia se deba a que muchas de las investigaciones presentan algunas
limitaciones metodológicas, incluyendo la selección de muestras pequeñas y el uso
inconsistente de los protocolos de neuroimagen.
PRONÓSTICO Y
CURSO DE
DESARROLLO
PRONÓSTICO Y CURSO DE DESARROLLO

El TEA es considerado una condición crónica que por lo general dura toda la vida.
Sin embargo, la manifestación de síntomas varía significativamente a través del
desarrollo. En promedio, los padres de niños que luego son diagnosticados con
autismo comienzan a expresar preocupaciones relacionadas con el desarrollo
cuando el niño tiene entre 18 meses y dos años, siendo su preocupación más
frecuente la presencia de retraso en su desarrollo del lenguaje. Aunque algunos
síntomas no se manifiestan de manera consistente antes de los tres años, el TEA
puede ser diagnosticado de manera confiable entre los 18 y los 24 meses por
clínicos con experiencia.
PRONÓSTICO Y CURSO DE DESARROLLO

Para la mayoría de los niños TEA, los síntomas se vuelven más evidentes durante el
segundo año de vida e incluyen un contacto visual limitado, ausencia del uso del
dedo índice para señalar y uso limitado de otros gestos, expresiones faciales
reducidas, falta de respuesta cuando se le llama por su nombre y limitaciones
compartiendo o dirigiendo la atención a otros. Se ha descrito en la literatura un
subgrupo de pacientes (entre 20 y 47% de niños con TEA) que presentan algún
tipo de regresión o pérdida marcada de sus destrezas sociales, del lenguaje o
ambas. La mayoría de estos niños (cerca de 78%) tienen algún historial de retraso
en el desarrollo previo al periodo de regresión.
PRONÓSTICO Y CURSO DE DESARROLLO

Durante el transcurso de la niñez temprana es posible observar un aumento de


síntomas de TEA a medida que aumentan las demandas sociales de su ambiente o,
por el contrario, estos síntomas pueden disminuir luego de la intervención
temprana. A partir de los cuatro años es posible observar un aumento en la
frecuencia de conductas repetitivas e intereses restrictivos. No obstante, la
frecuencia con la que éstos son demostrados en público y su conducta pueden
llegar a disminuir durante la niñez media, llevando a que la presentación del niño
sea menos consistente con el patrón “clásico” de TEA a medida que crece.
PRONÓSTICO Y CURSO DE DESARROLLO

Estudios con adolescentes y adultos han encontrado una mejoría en su


sintomatología y funcionamiento, así como una disminución en problemas de
conducta. Se puede observar una disminución de las conductas restrictivas y
repetitivas. Hasta la mitad de los individuos diagnosticados con TEA pueden
mostrar tal descenso de síntomas que no cubran los criterios requeridos para un
diagnóstico de TEA al llegar a la adultez, a pesar de haberlos cumplido en su
totalidad durante su niñez. No obstante, la mayoría de los adultos y adolescentes
diagnosticados con TEA durante la niñez continúan sufriendo dificultades sociales
y pueden tener pocas o ninguna amistad.
CARACTERÍSTICAS
CLÍNICAS
CAPACIDAD INTELECTUAL

La capacidad intelectual es uno de los factores más medidos en individuos con


TEA. Éste, junto con el lenguaje, es quizás el factor que más se considera para la
subclasificación informal del perfil del individuo con TEA como de “alto
funcionamiento” o “bajo funcionamiento”. en el pasado se pensaba que la mayoría
de las personas diagnosticadas con TEA (hasta 75%) tenían un diagnóstico de
discapacidad intelectual (CI<70). Sin embargo, estudios más recientes han
establecido que sólo alrededor de la mitad de los individuos con TEA tienen dicho
diagnóstico. Se encontró que al menos 1 de cada 5 niños con TEA tenía
diagnósticos de discapacidad intelectual moderada a severa.
LENGUAJE

Las destrezas del lenguaje en personas con TEA también varían significativamente
según el individuo y la etapa del desarrollo en la que se encuentra. Algunos
pueden ser por completo no verbales o utilizar sólo palabras individuales, mientras
que otros pueden llegar a presentar fluidez en el lenguaje. En términos del
desarrollo del lenguaje, es común ver un retraso durante la infancia y niñez
temprana, acompañado de uso limitado de gestos para la comunicación. Empero,
no todos los niños con TEA tienen estas limitaciones en el desarrollo del lenguaje.
Durante la niñez media, los niños pueden ostentar un vocabulario adecuado, pero
continuar presentando dificultades en la organización y formulación de un
lenguaje más complejo.
DESTREZAS NO VERBALES
En la evaluación de las destrezas no verbales de niños con TEA se ha encontrado
que éstas representan una fortaleza, en comparación con las verbales. Varias
investigaciones han notado una ejecución mayor en medidas de razonamiento no
verbal que en medidas de razonamiento verbal. Diferentes estudios han
encontrado fortalezas en las destrezas visoespaciales, categorización perceptual
(categorizar estímulos de acuerdo con características como forma, color, etc.), así
como detección, discriminación y procesamiento de detalles visuales.
FUNCIONAMIENTO MOTOR

A pesar de que estudios tempranos parecían indicar lo contrario, se ha obtenido amplia


evidencia de que la mayoría de los individuos con TEA presentan algún tipo de problema
motor. Se llevo a cabo un metaanálisis donde realizaron comparaciones al evaluar el
funcionamiento de individuos con TEA y grupos control con desarrollo típico. Las áreas del
funcionamiento motor evaluadas incluían: planificación de movimiento, funcionamiento de
las extremidades superiores, manera de andar y equilibrio. En comparación con individuos
con desarrollo típico, las investigaciones realizadas revelaron la presencia de déficits
pronunciados para los grupos de individuos con TEA en todas las áreas del funcionamiento
motor evaluadas.
MEMORIA
La memoria ha sido un proceso cognitivo extensamente estudiado en individuos con TEA.
Pero aún así, no se ha podido establecer un perfil claro del funcionamiento de la memoria
asociado al TEA debido a la alta variabilidad que existe en la presentación y el
funcionamiento de individuos con esta condición. Entre los hallazgos más sobresalientes en
esta área se encuentra el hecho de que varios tipos de memoria se conservan intactos en
sujetos de alto funcionamiento. Éstos incluyen diversos tipos de memoria no declarativa,
como el priming, el aprendizaje implícito y el condicionamiento clásico, así como varios tipos
de memoria declarativa. En esta área, uno de los hallazgos más robustos señala que la
memoria por reconocimiento —o la habilidad de identificar estímulos previamente
presentados— se encuentra intacta en individuos con TEA, tanto para estímulos verbales
como para estímulos sensoriales, temporales y espaciales.
ATENCIÓN Y FUNCIONAMIENTO EJECUTIVO

Tal y como se ha mencionado anteriormente, se han visto disfunciones


atencionales comórbidas en un elevado porcentaje de personas con autismo;
empero, los déficits documentados varían dependiendo de los componentes de la
atención y de la comorbilidad con otros desórdenes. Uno de los aspectos que se
ha estudiado ampliamente es la aparente dificultad en dividir o alternar el foco de
atención, en particular en tareas de aspectos de orientación visual-espacial. Estas
dificultades son más prevalentes cuando se requiere orientación a estímulos
sociales. Incluso, algunos autores lo han atribuido a una lentitud en la velocidad de
procesamiento, sobre todo cuando la respuesta requiere elevada demanda
motora.
FUNCIONAMIENTO ADAPTATIVO

Las destrezas adaptativas han sido definidas por la Asociación Americana de


Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (AAIDD) como la colección de
destrezas conceptuales, sociales y prácticas que todas las personas aprenden para
poder funcionar en su vida diaria. En el caso de individuos con TEA, el nivel de
funcionamiento adaptativo durante la niñez ha demostrado una correlación más
fuerte que el coeficiente intelectual (CI) con el funcionamiento óptimo en la edad
adulta. Sin embargo, se ha demostrado de manera consistente que los individuos
con TEA demuestran destrezas adaptativas por debajo de lo esperado para su nivel
de inteligencia. Este fenómeno se observa de manera más pronunciada en
individuos con CI dentro de la norma.
FUNCIONES SOCIOEMOCIONALES

Los individuos con TEA presentan una elevada comorbilidad con síntomas de
depresión y de ansiedad, que suelen ser mucho más evidentes a partir de la
adolescencia. En particular, sobre la relación con la ansiedad algunos autores
sugieren que es parte central de la manifestación del autismo, vista a través de la
insistencia en realizar las mismas actividades, y resulta más evidente cuando a los
individuos se les exige hacer transiciones entre una actividad y otra. Sería
consistente explicar la manifestación de estos síntomas como parte de las
manifestaciones de los cambios en las estructuras subcorticales, incluyendo el
estriado y la amígdala.
EVALUACIÓN
PSICOLÓGICA Y
NEUROPSICOLÓGICA
EVALUACIÓN PSICOLÓGICA Y NEUROPSICOLÓGICA

Al igual que otras condiciones cognoscitivas, la evaluación psicológica y

neuropsicológica suele ser útil para establecer diagnósticos, determinar el perfil de

necesidades y fortalezas, conocer los beneficios de la intervención y asistir en la

programación escolar o laboral.


INTERVENCIONES
INTERVENCIONES
No se puede decir que exista una cura para el autismo, pero sí hay modelos de intervención dirigidos a

minimizar los déficits asociados al diagnóstico y maximizar la independencia y la calidad de vida de los

individuos. Las intervenciones deben ser individualizadas, dada la amplia heterogeneidad fenotípica y las

diversas necesidades sociales e individuales asociadas con la capacidad cognoscitiva y la edad. Idealmente,

la intervención debe comenzar temprano en la infancia, a través de la inclusión en programas sistemáticos

educativos creados para atender múltiples dominios del desarrollo. En años recientes se ha acumulado

amplia evidencia científica que apoya que la implementación de estos programas de intervención

temprana, intensiva y sistemática, dirigida al desarrollo de destrezas sociales y adaptativas, permite la

disminución de conductas mal adaptativas y la generalización de destrezas.


INTERVENCIONES

• ENSEÑANZA DE DESTREZAS SOCIALES


En niños en edad escolar y mayores, se considera la implementación de la instrucción directa en destrezas
sociales, usualmente con modelos cognitivo-conductuales, narrativas o juegos sociales y un componente
de adiestramiento a padres. Estas instrucciones, además, se combinan con intervenciones en funciones
ejecutivas para maximizar el desarrollo de las capacidades adaptativas.
• TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Las condiciones comórbidas comúnmente tratadas en niños con TEA incluyen convulsiones, problemas
gastrointestinales y problemas del sueño. El tratamiento psicofarmacológico puede ser utilizado para el
abordaje de conductas agresivas o autoagresión, compulsiones, ansiedad, problemas de atención,
hiperactividad, problemas de estado de ánimo, entre otros. Es recomendado cuando, tras la
implementación de intervenciones conductuales, los problemas continúan impactando en el
funcionamiento del niño. El tratamiento psicofarmacológico se utiliza, además, para tratar otras
condiciones psiquiátricas comórbidas.
IMPLICACIONES
SOCIALES-
EMOCIONALES,
EDUCATIVAS Y
FAMILIARES
IMPLICACIONES SOCIALES-EMOCIONALES, EDUCATIVAS Y
FAMILIARES

Está sumamente documentado que el TEA representa un impacto significativo para el sistema familiar,
incluyendo el proceso de diagnóstico, la vida diaria y la intervención. Muchos autores han descrito
diferentes tipos de estresores que experimentan las familias de individuos con TEA. Entre ellos, se
menciona el estrés por desconocimiento del desarrollo cognoscitivo inusual, la presencia de conductas
atípicas, los problemas de comunicación, las expectativas sociales, el acceso a servicios y su impacto
económico, así como el desarrollo y planificación de las destrezas de vida independiente, entre otros. Los
niños con TEA requieren en muchas ocasiones supervisión y guías constantes para facilitar su
comunicación, reducir la presencia de conductas maladaptativas y asistir en su inclusión a actividades
sociocomunitarias. Es común que los niños con TEA requieran algún tipo de programación especial para
su participación en la escuela. Es por eso por lo que se entiende que gran parte del apoyo y ayuda que se
les brinda a los individuos con TEA incluyan el sistema familiar.
MUCHAS
GRACIAS

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