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IUSE - Unidad 5 procesal penal - contenido

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Unidad 5) Código Procesal Penal Federal (ley 27.

063 y sus modificaciones): nociones básicas,


sistema acusatorio, principios. Solución de conflictos, criterios de oportunidad y conciliación
(arts. 22, 31 y 34 del C.P.P.F.). Medidas de coerción (art. 210, 221 y 222 del C.P.P.F.). Otros
artículos de interés en vigencia en la actualidad para todo el país.

Código Procesal Penal Federal - Sanción y entrada en vigencia de algunos institutos


Por la ley 27.063 (B.O. 10/12/2014) se aprobó el nuevo Código Procesal Penal
de la Nación (cfr. art. 1).
Se dispuso que entraría en vigencia en la oportunidad que estableciera la ley de
implementación correspondiente (cfr. art. 3) y, a su vez, se creó en el ámbito del Congreso de
la Nación la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación con el fin de evaluar,
controlar y proponer durante el período que demande la implementación prevista, los
respectivos proyectos de ley de adecuación de la legislación vigente a los términos del Código
aprobado por aquella ley, así como toda otra modificación y adecuación legislativa necesaria
para la mejor implementación del nuevo código procedimental (cfr. art. 7).
Luego se dictó la ley 27.150 (B.O. 18/06/2015), que estableció la
implementación progresiva del código aprobado por la 27.063 (cfr. art. 1) y que aquél entraría
en vigencia, en el ámbito de la justicia nacional a partir del día 1 de marzo de 2016, y en el de
la justicia federal, de conformidad con el cronograma de implementación progresiva que
establezca la mencionada comisión bicameral (cfr. art. 2).
Por otro lado, mediante el decreto 257/2015 (B.O. 29/12/2015) el Poder
Ejecutivo Nacional dispuso que el nuevo código entraría en vigencia de conformidad con el
cronograma de implementación progresiva que establezca la Comisión Bicameral de
Monitoreo e Implementación, previa consulta con el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos y el Consejo de la Magistratura de la Nación.
Posteriormente, a través del decreto 118/2019 (B.O. 8/2/2019), se aprobó el
texto ordenado del Código Procesal sancionado por la ley 27.063, con las incorporaciones
dispuestas por la ley 27.272 y las modificaciones introducidas por la ley 27.482, bajo la
denominación “Código Procesal Penal Federal”.
Finalmente, la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación, con fecha
26 de marzo de 2019, fijó como fecha de inicio de la implementación para la jurisdicción de la
Cámara Federal de Apelaciones de Salta, el día 10 de junio de ese año.
Además, la mencionada comisión bicameral dictó la resolución nro. 2/2019
(B.O. 19/11/19), en la que, entre otras cosas, se dispuso implementar los artículos 19, 21, 22,
31, 34, 54, 80, 81, 210, 221 y 222 del C.P.P.F. a partir del tercer día hábil posterior a la fecha
de la publicación de esa resolución en el Boletín Oficial, para todos los tribunales con
competencia en materia penal de todas las jurisdicciones federales del territorio nacional (cfr.
artículo 1°).

Principios y características
Con el Código Procesal Penal Federal se instaura un sistema acusatorio.
Es adversarial, propio de los sistemas modernos, que se caracterizan por la
contradicción y la igualdad de partes.
Expresamente dispone que los fiscales no pueden realizar actos propiamente
jurisdiccionales y los jueces no pueden realizar actos de investigación o que impliquen el
impulso de la persecución penal (artículo 9°).
De este modo, quedan claramente distinguidos los roles del fiscal como
promotor de la acción penal pública y encargado de llevar a cabo la investigación y sus
acusaciones ante el juez, a quien sólo le corresponde la actividad de decidir, juzgar, a partir de
la prueba que es puesta en su conocimiento por las partes, más allá de aquellos actos de
exclusivo resorte jurisdiccional que el código expresamente pone en su cabeza.
Propio de este sistema adversarial, que consagra el principio de contradicción,
pone a todas las partes en un pie de igualdad, con el objeto de que puedan formular sus
solicitudes, ofrecer prueba, efectuar sus alegaciones y hacer valer sus derechos, procurándose
que las confrontaciones se produzcan con el mayor grado de amplitud posible.
Se consagran también los principios de oralidad, publicidad, concentración,
inmediación, simplicidad, celeridad y desformalización (artículo 2°), procurándose que los
procesos, en un marco respetuoso de las garantías constitucionales, puedan ser definidos de
manera pronta, eficaz y transparente.
Acorde con la aplicación de los principios de publicidad, oralidad e
inmediación, dispone como regla general que todas las audiencias deberán ser públicas,
dejando de lado, con carácter excepcional, sólo aquellas expresamente previstas en el código.
Prevé también la participación ciudadana en la administración de justicia, de
conformidad con lo previsto en los artículos 24, 75 incisos 12 y 118 de la Constitución Nacional
y según la ley especial que se dicte al efecto (artículo 23° del CPPF).
En lo que respecta a la concentración, inmediación, simplicidad, celeridad y
desformalización, se trata de principios rectores que se fijan con el objeto de lograr una pronta
y eficaz administración de justicia, prohibiéndose la delegación de funciones jurisdiccionales
en funcionarios o empleados subalternos, so pena de tornar inválidas las actuaciones realizadas
y ser considerada causal de mal desempeño a efectos del proceso de remoción (artículo 9°).

Solución de conflictos
Como principio rector el nuevo código, en su artículo 22, dispone que los jueces
y representantes del Ministerio Público procurarán resolver el conflicto surgido a consecuencia
del hecho punible, dando preferencia a las soluciones que mejor se adecuen al restablecimiento
de la armonía entre sus protagonistas y a la paz social.
A su vez, cuando se trate de hechos cometidos entre miembros de un pueblo
originario, deben tenerse en cuenta sus costumbres en la materia (artículo 24).

CÓDIGO PENAL
El código Penal, en su artículo 59 (texto según ley 27.147, B.O. 18/6/2015),
prevé las causales de extinción de la acción penal.
En lo que aquí interesa se encuentran las de los incisos 5°, 6° y 7°, al prever que
la acción penal se extinguirá:
5) Por aplicación de un criterio de oportunidad, de conformidad con lo previsto
en las leyes procesales correspondientes.
6) Por conciliación o reparación integral del perjuicio, de conformidad con lo
previsto en las leyes procesales correspondientes.
7) Por el cumplimiento de las condiciones establecidas para la suspensión del
proceso a prueba, de conformidad con lo previsto en este Código y las leyes procesales
correspondientes.
Los tres incisos remiten a las formas previstas en las leyes procedimentales para
la aplicación de estos institutos que conllevan a la extinción de la acción penal.
Por ello, se verá más adelante cómo el Código Procesal Penal Federal regula la
aplicación de estos institutos.
ACCIONES
A. Generalidades
El Título II del Libro Primero del Código Procesal Penal Federal regula el
funcionamiento de las acciones.
En el caso de la acción pública el Ministerio Público es designado para ejercerla
en consonancia con el sistema de la pena estatal y lo dispuesto por el art. 120 de la Constitución
Nacional.
Además de pública, la acción penal, en sintonía con la ley material, es iniciada
de oficio y su ejercicio, por regla general, no puede ser suspendido o cancelado (artículo 25).
La regulación de la acción pública dependiente de instancia privada (art. 26) y
de la acción privada (art. 27) coincide también con las disposiciones sustantivas
correspondientes. Respecto de la acción dependiente de instancia privada, a su vez, se permite,
con razón, la realización de ciertos actos urgentes sin instancia y ésta debe ser efectuada
formalmente.

b. Disponibilidad de la acción:
La Sección 2ª introduce cierta discrecionalidad fiscal en el ejercicio de la acción
penal pública. Se trata de una normativa moderada que permite al fiscal disponer de la acción
para hechos sin importancia.
Al no haber mayores precisiones en la ley procesal, la cuestión radica en definir
qué es lo esencial para la aplicación del principio de oportunidad. Es decir, si la ley no limita
los criterios de oportunidad, hasta dónde es libre el fiscal para abandonar la persecución penal.
No obstante, la aplicación de este principio encuentra ciertos límites, al estar
vedada la disponibilidad de la acción para casos de hechos cometidos en el ejercicio de la
función pública y en ambientes de violencia doméstica, etc. (art. 30).

Reglas de disponibilidad:
El artículo 30 del CPPF dispone que el representante del Ministerio Público
Fiscal puede disponer de la acción penal pública en los siguientes casos:
a. Criterios de oportunidad.
b. Conversión de la acción.
c. Conciliación.
d. Suspensión del proceso a prueba.
Como se adelantara, no puede prescindir ni total ni parcialmente del ejercicio de
la acción penal si el imputado fuera funcionario público y se le atribuyera un delito cometido
en el ejercicio o en razón de su cargo, o cuando apareciere como un episodio dentro de un
contexto de violencia doméstica o motivada en razones discriminatorias. Tampoco podrá en los
supuestos que resulten incompatibles con previsiones de instrumentos internacionales, leyes o
instrucciones generales del Ministerio Público Fiscal fundadas en criterios de política criminal.

Criterios de oportunidad:
El artículo 31 dispone que los representantes del Ministerio Público Fiscal
podrán prescindir total o parcialmente del ejercicio de la acción penal pública o limitarla a
alguna de las personas que intervinieron en el hecho en los casos siguientes:
a. Si se tratara de un hecho que por su insignificancia no afectara gravemente el
interés público.
b. Si la intervención del imputado se estimara de menor relevancia y pudiera
corresponder pena de multa, inhabilitación o condena condicional.
c. Si el imputado hubiera sufrido a consecuencia del hecho un daño físico o
moral grave que tornara innecesaria y desproporcionada la aplicación de una pena.
d. Si la pena que pudiera imponerse por el hecho careciera de importancia en
consideración a la sanción ya impuesta, o a la que deba esperarse por los restantes hechos
investigados en el mismo u otro proceso, o a la que se impuso o se le impondría en un
procedimiento tramitado en el extranjero.

Efectos
La decisión que prescinda de la persecución penal pública por aplicación de
criterios de oportunidad, según el artículo 32 del CPPF, permitirá declarar extinguida la acción
pública con relación a la persona en cuyo favor se decide, salvo que se proceda de acuerdo a lo
establecido en el último párrafo del artículo 252.
El artículo 252 prevé el instituto de “Control de la decisión fiscal” y dispone que
la víctima podrá requerir fundadamente dentro de los tres días que la decisión del fiscal que
prescinde del ejercicio de la acción penal pública basado en la aplicación del principio de
oportunidad, sea revisada por su superior.
Si el fiscal revisor hace lugar a la pretensión de la víctima, dispondrá la
continuidad de la investigación. En cambio, si confirma la aplicación del criterio de
oportunidad, la víctima estará habilitada a convertir la acción pública en privada y proceder de
acuerdo a lo dispuesto por el artículo 314, dentro de los 60 días de comunicada.
Si el fiscal hubiere decidido que no procede la aplicación de un criterio de
oportunidad, de archivo o de desestimación, la decisión no será susceptible de revisión alguna.

Conversión de la acción
Dispone el artículo 33 que a pedido de la víctima la acción penal pública podrá
ser convertida en acción privada en los siguientes casos:
a. Si se aplicara un criterio de oportunidad.
b. Si el Ministerio Público Fiscal solicitara el sobreseimiento al momento de la
conclusión de la investigación preparatoria.
c. Si se tratara de un delito que requiera instancia de parte, o de lesiones
culposas, siempre que el representante del Ministerio Público Fiscal lo autorice y no exista un
interés público gravemente comprometido.
En todos los casos, si existe pluralidad de víctimas, será necesario el
consentimiento de todas, aunque sólo una haya ejercido la querella.

Conciliación
Sin perjuicio de las facultades conferidas a los jueces y representantes del
Ministerio Público Fiscal en el artículo 22, el imputado y la víctima pueden realizar acuerdos
conciliatorios en los casos de delitos con contenido patrimonial cometidos sin grave violencia
sobre las personas o en los delitos culposos si no existieran lesiones gravísimas o resultado de
muerte. El acuerdo se presentará ante el juez para su homologación, si correspondiere, en
audiencia con la presencia de todas las partes (artículo 34).
La acreditación del cumplimiento del acuerdo extingue la acción penal; hasta
tanto no se acredite dicho cumplimiento, el legajo debe ser reservado. Ante el incumplimiento
de lo acordado, la víctima o el representante del Ministerio Público Fiscal podrán solicitar la
reapertura de la investigación.
MEDIDAS DE COERCIÓN Y CAUTELARES

Principios generales
Las medidas de coerción autorizadas se ajustarán a lo que disponen los artículos
15, 16 y 17, su carácter es excepcional y no podrán ser impuestas de oficio por el juez (art.
209).
Sólo se ejercerá coerción física para obtener la comparecencia de una persona
si el mismo fin no pudiere lograrse en tiempo útil, ordenando su citación por las formas que
prevé este Código.
Se encuentra prohibido el alojamiento de personas privadas de libertad en
lugares no habilitados, o en sitios que no reúnan las mínimas condiciones de salubridad. Toda
medida que conduzca a empeorar injustificadamente las condiciones de detención a presos o
detenidos hará responsable a quien la ordene, autorice, aplique o consienta (art. 15).
Las facultades que el CPPF reconoce para restringir o limitar el goce de derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución Nacional o por los instrumentos internacionales
de Derechos Humanos deben ejercerse de conformidad con los principios de idoneidad,
razonabilidad, proporcionalidad y necesariedad (art. 16).
Las medidas restrictivas de la libertad sólo podrán fundarse en la existencia de
peligro real de fuga u obstaculización de la investigación. Nadie puede ser encarcelado sin que
existan elementos de prueba suficientes para imputarle un delito reprimido con pena privativa
de libertad, conforme a las reglas de este Código.

Medidas de coerción
Dispone el art. 210 que el representante del MPF o el querellante podrán solicitar
al juez, en cualquier estado del proceso y con el fin de asegurar la comparecencia del imputado
o evitar el entorpecimiento de la investigación, la imposición, individual o combinada, de:
a. La promesa del imputado de someterse al procedimiento y de no obstaculizar
la investigación.
b. La obligación de someterse al cuidado o vigilancia de una persona o
institución determinada, en las condiciones que se le fijen.
c. La obligación de presentarse periódicamente ante el juez o ante la autoridad
que él designe.
d. La prohibición de salir sin autorización previa del ámbito territorial que se
determine.
e. La retención de documentos de viaje;
f. La prohibición de concurrir a determinadas reuniones, de visitar ciertos
lugares, de comunicarse o acercarse a determinadas personas, siempre que no se afecte el
derecho de defensa;
g. El abandono inmediato del domicilio, si se tratara de hechos de violencia
doméstica y la víctima conviviera con el imputado;
h. La prestación por sí o por un tercero de una caución real o personal adecuada,
que podrá ser voluntariamente suplida por la contratación de un seguro de caución, a
satisfacción del juez.
i. La vigilancia del imputado mediante algún dispositivo electrónico de rastreo
o posicionamiento de su ubicación física;
j. El arresto en su propio domicilio o en el de otra persona, sin vigilancia o con
la que el juez disponga;
k. La prisión preventiva, en caso de que las medidas anteriores no fueren
suficientes para asegurar los fines indicados.
El control sobre el cumplimiento de las medidas indicadas en los incisos a) a j)
del presente artículo estará a cargo de la Oficina de Medidas Alternativas y Sustitutivas, cuya
creación, composición y funcionamiento será definida por una ley que se dicte a tal efecto.

Condiciones y requisitos
Conforme exige el art. 210, al solicitar la imposición de una o varias de las
medidas de coerción, el fiscal o el querellante deberán:
a. Acreditar que existen elementos de convicción suficientes para sostener la
probabilidad de la existencia del hecho y la participación del imputado en éste.
b. Justificar suficientemente, con arreglo a las circunstancias del caso y a las
condiciones personales del imputado, la existencia de riesgos procesales concretos; esto es,
“…la presunción de que aquél no se someterá al procedimiento u obstaculizará la investigación
o la realización de un acto concreto del proceso”.
c. Indicar el plazo de duración de la medida que estime necesario, según las
circunstancias del caso.
El juez controlará la legalidad y razonabilidad del requerimiento y resolverá
fundadamente.
Peligro de fuga
El art. 221 fija las pautas que deberá tener en cuenta el juez para decidir acerca
del peligro de fuga:
a. Arraigo, determinado por el domicilio, residencia habitual, asiento de la
familia y de sus negocios o trabajo, y las facilidades para abandonar el país o permanecer
oculto;
b. Las circunstancias y naturaleza del hecho, la pena que se espera como
resultado del procedimiento, la imposibilidad de condenación condicional, la constatación de
detenciones previas, y la posibilidad de declaración de reincidencia por delitos dolosos;
c. El comportamiento del imputado durante el procedimiento en cuestión, otro
anterior o que se encuentre en trámite; en particular, si incurrió en rebeldía o si ocultó o
proporcionó falsa información sobre su identidad o domicilio, en la medida en que cualquiera
de estas circunstancias permitan presumir que no se someterá a la persecución penal.

Peligro de entorpecimiento
Para decidir acerca del peligro de entorpecimiento para la averiguación de la
verdad, el artículo 222 establece que deberá tenerse en cuenta la existencia de indicios que
justifiquen la grave sospecha de que el imputado:
a. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de prueba;
b. Intentará asegurar el provecho del delito o la continuidad de su ejecución;
c. Hostigará o amenazará a la víctima o a testigos;
d. Influirá para que testigos o peritos informen falsamente o se comporten de
manera desleal o reticente;
e. Inducirá o determinará a otros a realizar tales comportamientos, aunque no
los realizaren.

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