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ficha 30

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Ficha 30

ANTROPOLOGIA DE LA SALUD
Cátedra: Marcelino Fontán

CARRERA DE ENFERMERIA

"CONTRA LAS DICOTOMÍAS: FEMINISMO Y


EPISTEMOLOGÍA CRÍTICA " Maffia, D.

"El Estudiode la Salud y el Género: Las Ventajas de un


Enfoque Antropológico y Feminista"
en: SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 2(1): 9-20, Enero
- Abril, 2006

Esteban, M. L.
CONTRA LAS DICOTOMÍAS: FEMINISMO Y EPISTEMOLOGÍA CRÍTICA

Diana Maffía

Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género


Universidad de Buenos Aires

Feminismo:

En lo que sigue daré mi versión de qué es el feminismo (que desde mi punto de vista,
anticipo, incluye a varones y mujeres), definiré qué entendemos por “dicotomía” y
adelantaré algunos tópicos de la epistemología feminista contemporánea que presentan
alternativas a las dicotomías tradicionales que dejan a las mujeres fuera de la condición
de sujeto epistémico, e impiden transitar caminos fructíferos para la creatividad y el
avance de la ciencia por la rigidez de los estereotipos androcéntricos del saber.
Hay muchas definiciones del feminismo, pero yo lo defino así: el feminismo es la aceptación de
tres principios: uno descriptivo, uno prescriptivo y uno práctico. Un principio que es
descriptivo, es un principio que se puede probar estadísticamente y que dice que en todas las
sociedades las mujeres están peor que los varones. Nosotros podemos tomar una definición de
qué significa “estar peor” y podemos mostrar estadísticamente que en todos los grupos sociales,
las mujeres están peor que los varones.
Esta es una cosa que me parece importante, porque muchas veces se dice, “es más urgente
atender otras cosas, por ejemplo la pobreza” como si atender las mujeres fuera contradictorio
con atender la pobreza, o los pobres fueran todos varones, en la discusión de políticas públicas
esto es sistemático. Una cosa que hay que tener presente es que no están por un lado los pobres
y por el otro las mujeres. Si nos vamos a ocupar de pobreza, nos tenemos que ocupar
especialmente de las mujeres, porque son el setenta por ciento de los pobres. Entonces, si nos
ocupamos de pobreza, sepamos que entre los pobres, las mujeres están peor, si nos ocupamos de
trabajo con relación laboral, las mujeres están peor y así sucesivamente.
Si nos ocupamos de la pobreza, o la salud, o el trabajo, sin hacer diferencias de género en la
evaluación, estamos escamoteando esta importante desventaja para las mujeres. Hacer neutrales
las políticas públicas, no especificar el género de los grupos más vulnerables y los destinatarios
de las políticas, es un modo insidioso de discriminar a las mujeres.
El segundo principio es prescriptivo, es una afirmación valorativa. Una afirmación
prescriptiva no nos dice lo que es sino lo que debe ser, lo que debe ocurrir, lo que está
bien y lo que está mal, no lo describe sino que lo valora. La afirmación prescriptiva
dice: no es justo que esto sea así. No es justo que sistemáticamente en todas las
sociedades y en todos los grupos las mujeres estén peor que los varones. Porque alguien
podría constatar que las mujeres estamos siempre peor y decir “está muy bien que sea
así, porque son inferiores”. Esto se ha dicho durante mucho tiempo. O podría también
alguien decir, “está muy mal que las mujeres estén peor ¡qué barbaridad! ¡qué mal que
están las mujeres!” Acepta que están peor, acepta que está mal y nadie diría que esta
persona, que contempla pasivamente lo mal que están las mujeres diciendo “¡qué mal
que están las mujeres!” por eso solo es feminista.
Entonces yo pido una tercera aceptación de un enunciado que ya sería práctico
(vinculado a la praxis), un enunciado de compromiso, que podríamos expresar diciendo:
“estoy dispuesto o dispuesta (porque esto lo pueden decir tanto varones como mujeres),
a hacer lo que esté a mi alcance para impedir y para evitar que esto sea así”, donde lo
que está a mi alcance no es necesariamente una militancia con pancartas. Lo que está a
mi alcance es un compromiso moral para evitar que sistemáticamente ocurra una
diferencia jerárquica entre varones y mujeres por el mero hecho de ser varones y
mujeres. Y lo que está a mi alcance puede ser la crianza de mis hijos, ser maestra de una
escuela, ocuparme de las políticas públicas, puede ser ocuparme de los reclamos
ciudadanos con respecto a las políticas del estado, lo que está a mi alcance puede ser el
compromiso que cada uno tome.
A mi me parece que es una definición, que por un lado no fuerza un estereotipo de la militancia
feminista como alguien que tiene que salir siempre con borceguíes y una pancarta que diga,
"clítoris sí, pene no". No es necesario, una persona puede ser feminista y si tiene ganas de
provocar puede ir con la pancarta, pero no es imprescindible.
Por otro lado, podría ser un varón, no el que lleva la pancarta (eso le cambiaría el
sentido), podría ser un varón el feminista. Un varón también puede tomar este
compromiso de decir, “observo que las mujeres están sistemáticamente peor, me parece
injusto y voy a tomar un compromiso por impedir, en lo que esté a mi alcance, que esto
sea así”. Y yo lo consideraría feminista.

Dicotomías:

Vamos ahora a la cuestión de las dicotomías. Si analizamos los estereotipos culturales


acerca de lo femenino y lo masculino, podemos vincularlos aproximadamente con este
listado de conceptos, en que una columna está asociada a las características de lo
femenino y la otra a las de lo masculino:

OBJETIVO SUBJETIVO
UNIVERSAL PARTICULAR
RACIONAL EMOCIONAL
ABSTRACTO CONCRETO
PÚBLICO PRIVADO
HECHOS VALORES
MENTE CUERPO
LITERAL METAFÓRICO

En realidad podríamos hacer una larguísima lista de conceptos antagónicos culturales,


que en general se han presentado como dicotomías, como conceptos opuestos entre sí.
Una dicotomía implica que el par de conceptos es exhaustivo y excluyente. Tomemos
por ejemplo el par objetivo-subjetivo. Que sea exhaustivo es que entre los dos forman
una totalidad y no hay nada más por fuera. Lo objetivo junto con lo subjetivo es una
totalidad que agota el universo del discurso. Una de las condiciones para una categoría
dicotómica es que es exhaustiva, exhaustiva quiere decir que agota el universo del
discurso.
La otra condición que tiene que cumplir un par de conceptos para ser considerado una
dicotomía, es que sea excluyente, es decir, que si algo pertenece a un lado del par, no
pertenece al otro lado. Si algo es racional, no es emocional, y si es emocional no es
racional. Las dos cosas no se pueden dar. Si algo es objetivo entonces está expulsada la
subjetividad, si algo es subjetivo se expulsa la objetividad, las dos cosas no se pueden
en el mismo momento. Eso es una dicotomía, es un par de conceptos que es a la vez
exhaustivo y excluyente.
La idea de esa exhaustividad está vinculada con un principio lógico que es el principio
del tercero excluido, donde algo es A o no A, y no hay otra posibilidad, B o no B y no
hay otra posibilidad. El principio de no contradicción dice que algo no puede ser a la
vez A y no A, algo no puede ser a la vez objetivo y subjetivo, ni puede ser a la vez
racional y emocional, sino que ese par dicotómico es excluyente.
Esto que llamamos dicotomía, estos pares de conceptos exhaustivos y excluyentes han
dominado el pensamiento occidental, siguen dominando nuestra manera de analizar la
realidad como ámbitos separados que se excluyen mutuamente y por fuera de los cuales
no hay nada.
Esto no sería problema para nosotras las mujeres si no fuera porque ese par está
sexualizado. Cuando nosotras tomamos estas columnas, parte de estas cualidades (las de
la izquierda) son las que tradicionalmente se le atribuyen al varón y parte de estas
propiedades (las de la derecha) son las que tradicionalmente se le atribuyen a la mujer.
Este par de conceptos exhaustivos y excluyentes está sexualizado. El problema es que si
se requiere para algo ser racional, entonces inmediatamente se piensa en un varón,
porque las mujeres están estereotipadas como emocionales. Si se requiere para algo
objetividad, entonces se piensa en un varón, porque las mujeres estamos categorizadas
como subjetivas.
Si se demanda algo en la vida privada, vamos a pensar en una mujer, porque los
hombres están ubicados en la vida pública y nosotras estamos estereotipadamente
puestas en la vida privada. Por lo tanto si vamos a hacer un plan que tenga que ver con
la vida doméstica, por ejemplo un plan de nutrición, a quienes se les reparta ese
alimento va a ser a las mujeres, porque se supone que son las que tienen que nutrir. Si
va a ser un plan básico de atención primaria de la salud, es a las mujeres a quienes se les
va a dirigir el mensaje ya que son las responsables de la salud de todos aquellos que no
cuidan su salud por sí mismos: los niños, los ancianos, etcétera.
Esta sexualización produce un estereotipo entre uno y otro lado del par. Otra cosa que
hay es una jerarquización de ese par. No es solamente lo objetivo y lo subjetivo son
diferentes y lo objetivo es masculino y lo subjetivo femenino, sino que lo objetivo es
más valioso que lo subjetivo, que lo público es más valioso que lo privado, que lo
racional es más valioso que lo emocional. Al jerarquizar el par de conceptos, estamos
reforzando la jerarquización entre los sexos, porque el par está sexualizado.
Entonces si tenemos un estereotipo de lo que es un varón y un estereotipo de lo que es una
mujer y además jerarquizamos esas categorías, estamos jerarquizando reforzadamente a las
mujeres con respecto a los varones en una inferioridad. Se dice, por ejemplo, “es
extremadamente emocional para asumir un cargo público”, “es demasiado emotiva para ocupar
una función de tanta responsabilidad”.
Argumentos de este tipo no dicen “no, porque es una mujer”. El estereotipo sirve para
ocultar el sexismo: dicen “no” porque tiene un rasgo (emocionalidad, particularidad,
subjetividad) que es inferior. Un rasgo que se define como femenino y que
culturalmente consideramos como un rasgo disvalioso. Entonces los argumentos con los
cuales se descalifica a la mujer, ya no necesitan decir “no, porque es una mujer”, tienen
una línea larguísima de conceptos con los cuales se puede descalificar, contando con la
aceptación incluso de nosotras mismas, las mujeres –porque la ideología no está en las
hormonas sino en las ideas- de que unos elementos son más valiosos que los otros. Esto
es algo que tenemos que pensar un poco más críticamente. Y el feminismo lo hace.
Uno de los argumentos de los conservadores para que las mujeres no votáramos era que
teníamos ciclos menstruales en los cuales nos volvíamos locas por unos cuantos días y
esto le podría ocurrir en época de elecciones a distintas mujeres. En ese momento de
locura pasajera que implicaba el período menstrual, podíamos votar cosas que fuera la
infelicidad de millones de ciudadanos, e iba a valer como un voto de varón, que es un
voto equilibrado, estable, racional.
Una cosa importante es que la ciencia (y no solamente la ciencia, el derecho, la política,
la religión, la filosofía) se identifican con el lado izquierdo del par. Cuando pensamos
qué condiciones tiene la justicia, el derecho, la ciencia, estamos pensando en estas
condiciones que se definen por rasgos como la universalidad, la abstracción, la
racionalidad, etcétera, con lo cual no les van a decir a las mujeres que no hagan ciencia,
no hagan derecho o ustedes no sirven para la política. Nos van a decir, la ciencia es así
(como si no fuera una construcción humana, sino el espejo cognitivo de la naturaleza),
requiere unas condiciones privilegiadas de acceso (que casualmente son las masculinas),
y si vos tenés otras condiciones no encajás en esto.
Hay una naturalización de cómo es la política, cómo es la ciencia y cómo es el derecho
y quedamos expulsadas por esa otra naturalización que proviene de la sexualización de
la dicotomía.
¿Y qué hace el feminismo con respecto a esto? El feminismo de los ’70, es el que
llamamos feminismo de la igualdad (porque es el feminismo que procura llegar a
aquellos cargos a los cuales las mujeres no habían podido llegar). Queremos igualdad
laboral, con el ingreso a las Universidades, igualdad educativa, con las primeras leyes
de divorcio, leyes que permiten igualdad de los hijos ante la ley, patria potestad,
etcétera. A nosotras estas leyes nos llegaron unos quince años después.
Esta discusión por la igualdad, es una discusión que en realidad lo que hace es
legitimar esta jerarquización. Decir, el mundo público, que hasta ahora había sido
reservado para los varones, tiene valores y nosotras queremos tener acceso a esos
valores. El feminismo de la igualdad discute la sexualización del par, discute que algo
sea sólo para varones y algo sólo para mujeres, pero no discute la jerarquización del par.
Admite que esto que se ha presentado como lo más valioso tradicionalmente y por lo
tanto ha sido reservado para los varones, es lo más valioso y lo que quiere es que las
mujeres podamos acceder a eso tan valioso, que es el mundo público, la abstracción, la
universalidad, todos aquellos rasgos de la ciencia, de la política, del derecho, etcétera.
El feminismo de la igualdad lucha por la igualdad legal, por la igualdad formal, por que
haya leyes equitativas para varones y mujeres, por acceder a los mismos lugares. Pero
hete aquí que varones y mujeres no somos iguales, así que cuando se levanta una barrera
y se dice por ejemplo, “el ingreso a la Universidad es irrestricto porque no hay barreras,
son todos iguales porque a nadie se le impide ingresar a la Universidad” ¿no
encontramos una cierta falacia en esta igualdad? ¿Están realmente en iguales
condiciones personas que vienen de situaciones sociales muy diferentes, cuando entran
a ese lugar del que se dice que se ha levantado la barrera y entonces pueden entrar
varones y mujeres, pobres y ricos, trabajadores y no trabajadores, etcétera? Bueno, la
igualdad formal es un ideal, pero mostró la insuficiencia de ese ideal.
En los ’80 aparece el feminismo de la diferencia. El feminismo de la diferencia lo que
va a hacer es exaltar la diferencia de las mujeres. Dicen “no es verdad que las mujeres
seamos iguales, no queremos ser iguales, somos diferentes, tenemos distintos cuerpos,
distinta sensibilidad”, va a aceptar que todos estos rasgos de la columna de la derecha
son rasgos femeninos, pero va a decir que son mucho mejores.
Es mucho mejor emplear la subjetividad que toma en cuenta al otro, que ser objetivo,
como si uno tuviera una ley como un hacha sobre la cabeza sin considerar ninguna
cuestión particular. Es mucho mejor el mundo privado que genera relaciones afectivas,
entrañables, que ese mundo público que aparece como un mundo de anonimia, o de
relaciones salvajes, de explotación, etcétera.
En conclusión, lo que va a hacer el feminismo de la diferencia es exaltar lo femenino
pero reforzando el estereotipo de lo femenino, discutir la jerarquización, pero
aceptando la sexualización del par, diciendo “es verdad que las mujeres tienen estas
cualidades y los varones estas otras”. Esto aparece con este feminismo de la diferencia
de los ’80, llamado a veces el feminismo maternal, porque exalta el rol maternal de las
mujeres, incluso trata de usarlo políticamente.
En los ’90 aparece el feminismo crítico. El feminismo crítico va a discutir todo,
porque aparece el impacto entre el feminismo y el posmodernismo. Va a discutir todo,
va a discutir que estos pares sean dicotómicos, va a decir “no es cierto que dos
conceptos antagónicos no tengan ninguna cosa en el medio, que sean exhaustivos y que
sean excluyentes, de ninguna manera”. Plantean que lo que hay es una relación
compleja de conceptos y dentro de esa complejidad hay una interacción muy
complicada, una remisión de sentidos unos a otros que hace que de ninguna manera uno
pueda separar los conceptos en dos grupos antagónicos.
Va a discutir entonces esta dicotomía, va a discutir la sexualización: “de ninguna manera hay un
estereotipo de ser mujer que implique que tengo que tener determinadas cualidades y que ser
varón implique que tenga que tener estas otras”. Va a discutir la jerarquización: “no hay
ninguna manera de decir que algo es más importante que otra cosa en abstracto, habrá que
discutir concretamente ciertas situaciones, qué tipo de interacciones se dan y qué tipo de
soluciones complejas se aportan”.
El feminismo de los ’90 en cierto modo lo que va a hacer es discutir prácticamente todo
el andamiaje del pensamiento moderno, por eso el impacto con el posmodernismo. Y
estamos en una situación de un cambio de paradigma importante, estamos con una
especie de devastación, de destrucción de todas aquellas cosas ciertas en las cuales nos
apoyábamos y suele decirse que de estas crisis pueden nacer cosas novedosas.
Creo que nos ha tocado un momento difícil, porque es un momento de desafío y no
tenemos cómo sostenerlo de una manera firme. Pero por otro lado también es un
momento en el cual pueden hacerse aportes más novedosos y más creativos, sin tantos
condicionamientos. Quizás esa es la parte más valiosa, que los únicos
condicionamientos son los de nuestra imaginación. Ahora, son de nuestra imaginación y
también son los de los pactos que podemos establecer, y esto sí me gustaría dejarlo un
poquito abierto, porque creo que hay algo que constituye a la vez un desafío con
respecto a la homogeneidad que pueda tener el movimiento feminista.
ARTÍCULO / ARTICLE 9

SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 2(1): 9-20, Enero - Abril, 2006


El Estudio de la Salud y el Género:
Las Ventajas de un Enfoque
Antropológico y Feminista (a)

The Study of Health and Gender:


The Advantages of an Anthropological and a
Feminist Approach

Mari Luz Esteban1

1Doctora en antropología RESUMEN Como su propio título indica, en este artículo se muestran las ventajas de un
social por la Universitat de
Barcelona. Profesora titular de enfoque a la vez antropológico y feminista para el estudio de los procesos de salud/enfer-
antropología social de la medad/atención referidos exclusivamente o no a las relaciones de género. Para ello se ana-
Universidad del País Vasco-
Euskal Herriko Unibertsitatea lizan distintas cuestiones relacionadas con dos grandes temas: la naturalización social de
ml.esteban@ehu.es
las mujeres y la distinción de los conceptos de sexo y género. En conjunto, se defiende
que un análisis adecuado de las desigualdades en salud de hombres y mujeres requiere
una visión no determinista y desnaturalizadora del cuerpo y la salud, así como una utili-
zación correcta del concepto de género, para lo que es preciso tener en cuenta las apor-
taciones y revisiones feministas, que pueden verse potenciadas por los planteamientos de
la antropología de la salud.
PALABRAS CLAVE Sexo; Identidad de Género; Feminismo; Antropología.

ABSTRACT As its title indicates, this article demonstrates the advantages of both an
anthropological and a feminist approach to the study of processes relating to health,
illness and care whether or not in specific reference to gender relations. To this objetive,
different issues are analyzed in relation to two main subjects: the social naturalization of
women and the distinction between the concepts of sex and gender. The article as a
whole argues that an adequate analysis of the differences in the health of men and
women requires a vision which is neither determinist nor denaturalizes the body and
health, as well as a correct use of the concept of gender. For this purpose it is important
to take into account feminist contributions and revisions, which in turn can be reinforced
by the arguments of medical anthropology.
KEY WORDS Sex; Gender Identity; Feminism; Anthropology.
10 MARI LUZ ESTEBAN
SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 2(1): 9-20, Enero - Abril, 2006

LOS ESTUDIOS DE SALUD Y GÉNERO: género que no integran publicaciones feministas


EXPANSIÓN PERO DESCONOCIMIENTO de relevancia, o lo hacen de forma puntual o
DE LA GENEALOGÍA FEMINISTA anecdótica. Este hecho resulta no sólo preocupan-
te por el silenciamiento de los logros y la usurpa-
ción de los conocimientos y, por tanto, por la falta
El estudio de los procesos relativos a las de reconocimiento de la producción teórica femi-
desigualdades de género en salud es un campo nista (2), sino también porque limita y empobrece
de investigación en expansión, tanto en el ámbi- sobremanera el desarrollo de dichos estudios.
to de las ciencias biomédicas como sociales. En Algunas autoras señalan que existe un
el marco del Estado Español, en el que trabaja la problema de "entendimiento" entre feminismo y
autora de este artículo, en los últimos años se han ciencia, influido por los cuestionamientos profun-
multiplicado las reuniones y publicaciones cien- dos que los distintos feminismos han hecho de
tíficas en las que, de un modo específico o no, se los principales debates sociales y teóricos (3, 4, 5,
exponen este tipo de temáticas (b), y se han ido 6, 7). Pero otro factor a tener en cuenta es que
consolidando las redes de expertas en género (c). muchos autores siguen manteniendo un punto de
Por otra parte, es cada vez más frecuente que vista restrictivo y no reciclado a la hora de anali-
sociólogos y antropólogos jóvenes, sobre todo zar la estratificación social, dando prioridad a la
mujeres, se decanten por objetos de estudio rela- clase social o a la etnia frente a la exclusión social
cionados con las diferencias de género, e incluso por género, sin hacer una adecuada articulación
que investigadores ya consolidados hagan sus de las distintas variables, como reclama la teoría
primeras incursiones en dicha especialidad. feminista (8, 9). Por otra parte, la excesiva com-
Este fenómeno tiene que ver con cues- partimentalización del quehacer intelectual en el
tiones muy diversas: la constatación de diferen- mundo actual es un obstáculo para que los inves-
cias en los indicadores de salud de hombres y tigadores se adentren en campos diferentes al
mujeres, tanto en lo que se refiere a la morbi- suyo. Y una complicación añadida es que las con-
mortalidad y utilización de servicios sanitarios sideraciones feministas son percibidas a veces
como a los hábitos de salud (d); la presencia cre- como una amenaza, en la medida que pueden
ciente de mujeres en la universidad; la búsqueda poner en entredicho los modos de vida y actitu-
continua de nuevos objetos de estudio. Pero es des de los propios investigadores. Pero, sea inten-
también consecuencia de la calidad de las contri- cionado o involuntario, el desconocimiento de la
buciones, preguntas y críticas feministas, que han bibliografía feminista tiene como consecuencia la
desafiado y enriquecido a la ciencia en su con- utilización ambigua y muchas veces incorrecta
junto. Sin perder de vista las ventajas que ofrece del concepto de "género" que, en general, o bien
un campo que, aunque aquejado de cierta perife- se hace equivalente a "mujer" o bien sustituye de
rización, está dotado de apoyos materiales y sim- manera mecánica a "sexo". De ahí que muchos
bólicos notables, lo que lo convierte en atractivo estudios simplemente constaten datos referidos a
para investigadores que habían permanecido pre- las relaciones entre hombres y mujeres, sin preo-
viamente ajenos al mismo. cuparse por buscar una explicación de las dife-
Sin embargo, no todas las investigacio- rencias y desigualdades, es decir, sin intentar
nes biomédicas o sociales que se refieren a las aclarar la construcción social que subyace a las
maneras específicas de enfermar o curarse de mismas (10).
hombres y mujeres toman en su justa medida los Así y todo, las dificultades comentadas
resultados aportados por los estudios feministas, se expresan de diferentes maneras en las ciencias
y mucho menos la evolución en dichas aporta- de la salud y en las ciencias sociales. Las/os profe-
ciones. Hoy día sería impensable, por ejemplo, sionales de la medicina y enfermería, conciencia-
una antropología de la salud y de la medicina dos o no, tienen impedimentos específicos por su
que no se hiciera eco de las principales concep- enculturación en una visión esencialista y etno-
ciones o discusiones internas a dicha especiali- céntrica del cuerpo y la salud, relacionada a su
dad. Sin embargo, es relativamente habitual leer vez con la propia fundamentación científica de la
trabajos donde se abordan materias relativas al biomedicina, a la que me referiré posteriormente.
LAS VENTAJAS DE UN ENFOQUE ANTROPOLÓGICO Y FEMINISTA 11

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Pero el ejercicio antropológico, consciente de la distintos colectivos (mujeres, negros, homosexua-
necesidad de analizar la experiencia humana les...), y que lleva implícita su marginación social
considerando los contextos sociales, históricos y por razones biológicas y anula toda posibilidad
culturales en la que se produce, está igualmente de cambio. En el caso concreto de las mujeres
afectado por una lectura determinista y esencia- supone teorizar, por ejemplo, que la responsabi-
lista de las mujeres que no se observa en otros lización de las mujeres respecto al cuidado de las
temas, y de la que también hablaremos. criaturas o enfermos, una división sexual del tra-
El objetivo de este artículo es mostrar bajo que restringe la igualdad de oportunidades
algunas ventajas de una mirada antropológica y entre hombres y mujeres, se explica por una bio-
feminista en el estudio de los procesos de logía y una psicología diferencial que, en último
salud/enfermedad/atención. Así, en el abordaje extremo, se relaciona siempre con la capacidad
de aspectos que podríamos considerar paradig- reproductiva femenina.
máticos en el campo de la salud de las mujeres, Toda una tradición de estudios sociales,
como es el caso de la salud reproductiva o la históricos y feministas han mostrado que esta
salud mental, es imprescindible tener en cuenta argumentación determinista surge en Occidente
la bibliografía feminista, que es además muy dentro de un proceso muy amplio de consolida-
amplia (e). Pero la perspectiva feminista se mues- ción de un nuevo orden social, económico, polí-
tra igualmente útil en campos más generales y/o tico y científico –la sociedad capitalista, burgue-
donde no ha sido aplicada en la misma propor- sa y colonial–, que, aunque desigual y jerárqui-
ción, como pueden ser las drogas o el sida (f). La co, fue presentado como natural y fue legitimado
posición defendida en este artículo aboga, por por el evolucionismo social y la noción de pro-
tanto, por un diálogo entre disciplinas y perspec- greso. Se constituye así un nuevo sistema de
tivas de análisis que sirva para articular y poner poder y dominación inscrito en el cuerpo y la
en discusión posiciones y puntos de vista diferen- biología: el biopoder, concepto acuñado por
tes, desde la idea de que sólo así podremos avan- Michel Foucault (15) para poner de manifiesto
zar en la búsqueda de nuevas preguntas e hipóte- que el poder no sólo lo ejerce el monarca o el
sis de investigación, y en la identificación de los gobierno sino también los discursos expertos que
distintos elementos que hacen que perduren las las diversas ciencias vienen desarrollando desde
desigualdades sociales de aquellos grupos que la modernidad; un poder que es experto y pro-
cuentan con menores oportunidades y recursos ductivo a la vez, puesto que actúa a través de
en función de su clase social, género, etnia u establecer las normas de comportamiento. En
otras variables. este contexto, la naturalización, que sigue estan-
do en pleno auge (g), funciona como un subterfu-
gio ideológico totalmente idóneo para resolver
LA SALUD Y EL GÉNERO: las contradicciones surgidas en la sociedades de
NATURALIZACIONES INVISIBLES, clases, puesto que intenta aunar la igualdad teó-
DESNATURALIZACIONES NECESARIAS rica de oportunidades con las diferencias socio-
económicas y las discriminaciones reales (9).
Si bien las/os historiadoras/es han ido
Dos ejes centrales del quehacer femi- evidenciando la interrelación entre discursos
nista a lo largo de las últimas décadas, con efec- científicos e ideologías sociales y políticas, las
tos directos en el ámbito de la salud, han sido la antropólogas, por su parte, han denunciado la
denuncia de la naturalización social de las muje- naturalización implícita al etnocentrismo y deter-
res, así como la distinción de los conceptos de minismo de algunos planteamientos centrales en
sexo y género, punto este que trataremos más su disciplina y en las ciencias sociales en general
adelante. (h). Un etnocentrismo que se ha reflejado, en el
Cuando hablamos de naturalización nos plano teórico, tanto en una utilización concreta
referimos a una percepción absolutamente esen- de conceptos –hogar, familia, parentesco, mater-
cialista y biologicista del cuerpo humano, sobre nidad, sexualidad, reproducción/producción,
todo de ciertos cuerpos humanos, que afecta a doméstico/público– en los que se ha plasmado la
12 MARI LUZ ESTEBAN
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infravaloración de los valores y costumbres no aparentemente neutral pero etnocéntrico y de


occidentales, como en la aplicación de modelos clase de la biomedicina, ya que defiende la bús-
interpretativos que implican una clasificación queda de esquemas de análisis que propician la
jerárquica de distintas realidades y que legitiman posibilidad de recoger todas las experiencias,
las desigualdades entre poblaciones y grupos situaciones y contextos (j).
sociales (10) (i). Todo esto ha provocado la
supervisibilización de los roles reproductivos de
las mujeres y la invisibilización de su aportación LAS LIMITACIONES INTRÍNSECAS A LA
a la economía, la política o la religión (4, 8, 17). BIOMEDICINA
Las mujeres han sido contempladas como meras
reproductoras biológicas; la paternidad ha sido
vista como un hecho social y por tanto variable, Desde mi punto de vista, los mal llama-
mientras que la maternidad se ha pensado dos "sesgos de género", que suelen caracterizar
dependiente de la naturaleza, a partir de la sepa- la práctica médico-sanitaria (y también la antro-
ración absoluta entre lo doméstico y lo público, pológica), tienen que ver en la mayoría de los
lo productivo y lo reproductivo (17). En definiti- casos con la perpetuación de ópticas determinis-
va, la crítica feminista ha hecho un esfuerzo tas y biologicistas de la realidad de las mujeres
ingente de revisión y desnaturalización del aná- que suelen permanecer invisibles para los pro-
lisis clásico de la reproducción y de la sexuali- pios profesionales. Pero además, en esta conduc-
dad, resaltando el carácter dinámico de los pro- ta influye también el hecho de que no se perci-
cesos reproductivos así como el control social ben como negativas y/o no se replantean en pro-
que se ejerce sobre ellos. fundidad lo que en antropología de la medicina
Pero, a este respecto, la aportación ha sido definido como presunciones culturales o
específica de la antropología al feminismo ha ideológicas que confieren "científicidad" a la bio-
sido mostrar las ventajas de tener en cuenta la medicina, recogidas por Ángel Martínez Hernáez
diversidad cultural y los riesgos de hacer unifor- en su artículo "Antropología de la salud. Una
me y universal la realidad de las mujeres; peli- aproximación genealógica" (21). Principios direc-
gros en los que caen fácilmente algunos discur- tamente relacionados con la visión positivista de
sos con una clara hegemonía dentro del feminis- la enfermedad que se asienta en Occidente a lo
mo de la salud, como los que provienen del largo del siglo XIX, un fenómeno ampliamente
campo de la medicina y la psicología (19). En estudiado. Me refiero, en concreto, a la defini-
este sentido, la antropóloga Nancy Scheper- ción médica de la enfermedad como desviación
Hughes hace en su libro "La muerte sin llanto" de una norma biológica; la doctrina de que exis-
una crítica contundente a los esquemas médico- te una etiología específica de las enfermedades;
psicológicos occidentales en torno a las relacio- la noción de que las enfermedades son universa-
nes "naturales" y las emociones de las madres les; la idea de que la medicina es neutral; o la
respecto a sus criaturas, y rechaza las teorías clá- dicotomía mente/cuerpo; por citar algunos de los
sicas occidentales del apego maternal que procla- postulados que, a mi parecer, son más influyen-
man que si no se da una confianza básica entre tes en un diagnóstico generizado de la
madre e hijo/a, puede haber consecuencias nega- salud/enfermedad.
tivas en el futuro y que, por tanto, las experien- Analizar adecuadamente las relaciones
cias emocionales diferentes son antinaturales entre salud y género implica replantear y encon-
(14). Una perspectiva que, en definitiva, serviría trar alternativas a estos supuestos. Comenzando
para desvalorizar y discriminar a las mujeres que por el primero, es fundamental contemplar a un
no son blancas, de clase media u occidentales. mismo tiempo y de manera articulada las dimen-
Sin embargo, y a pesar de que sitúa su trabajo en siones biológica, social y cultural de las enferme-
el relativismo cultural, sus reflexiones nos permi- dades (21), algo por otra parte difícil de llevar a
ten también pensar en la posibilidad de una cabo. Sin embargo, es bastante habitual, incluso
visión "universalista" de la salud y la cultura. por parte de las especialistas de género, dar por
Pero un universalismo alternativo al enfoque hecho las categorías y diferencias biológicas, e
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intentar relacionarlas luego con las variables manera radical las ideologías médicas y sociales
sociales o culturales (género, clase, etnia, edad, sobre el ser mujer. Esto nos ayudaría a encontrar
estilos de vida...), como si éstas fueran algo que formulaciones de la salud que no fueran negati-
se añade y no hubiera un retroalimentación en la vas ni siguieran definiendo a las mujeres como
forma en que se definen unas y otras. En segun- las "otras", las "vulnerables", las "patológicas"
do lugar, es preciso igualmente cuestionar la etio- (11, 24). Para ello, las descripciones deberían
logía de las enfermedades tal y como es formula- apoyarse en lecturas de las propias mujeres y
da –como básicamente unicasual– e implemen- hombres, que reflejaran maneras de entender y
tar modelos multicausales para explicar el origen vivir los padecimientos mucho más diversas y
y desarrollo de los distintos malestares. Un tercer ricas en matices y factores condicionantes (clase
principio crucial en la medicina alopática es la social, etnia, edad, experiencia laboral, migra-
idea de que las enfermedades son universales. ción, formas de convivencia, sexualidad...) (24,
Algunas comparaciones etnográficas, por ejem- 25). En resumen, ir adoptando perspectivas que
plo las realizadas en torno a la menopausia, "localicen" perfectamente en cada contexto los
muestran perfectamente que no hay síntomas síntomas y malestares, sin renunciar a la cons-
universales y que el único aspecto generalizable trucción de modelos explicativos más generales.
(en este caso) es el descenso de estrógenos y la
desaparición de la menstruación (12, 22). En
cuarto lugar, abordar en profundidad las des- SEXO, BIOLOGÍA Y CULTURA: HACIA
igualdades de género requiere también ir ensa- MODELOS MÉDICO-CIENTÍFICOS NO
yando, como reclama el feminismo y el postes- DICOTOMIZADORES
tructuralismo, análisis que rompan o al menos
pongan en discusión las categorías binarias del
pensamiento occidental: mente/cuerpo, hom- Un segundo eje del trabajo feminista que
bres/mujeres, masculino/femenino, razón/emo- hemos apuntado es la distinción entre los concep-
ción, cultura/naturaleza... Por último, hay que tos de sexo y género, en un intento de discernir
seguir discutiendo, en la línea de una multitud de entre lo que es biología y lo que es cultura. Una
trabajos, sobre la supuesta y para muchos desea- separación que ha tenido y tiene un gran potencial
ble neutralidad de la medicina, ya que considero científico y político, pero que ha sido al mismo
que no es posible una ciencia neutra y que es tiempo fuente de ambigüedades y revisiones.
mejor reconocer y mostrar de partida la situación A finales de los años setenta, las femi-
y parcialidad (23) de cada análisis científico, y nistas anglosajonas comenzaron a definir y divul-
promover el debate entre las distintas propuestas gar el concepto de género, que proviene del tér-
y la búsqueda de un conocimiento interdiscipli- mino inglés gender (k); de esta forma, propusie-
nar y negociado. ron utilizar el término "sexo" para designar las
En conclusión, poner en cuestión estos diferencias físicas, anatómicas y fisiológicas de
principios de la medicina occidental y asumir el hombres y mujeres, que se asocian a su capaci-
particularismo, el relativismo, la sensibilidad a la dad de procreación, mientras que "género" supo-
dimensión histórica y cultural, y las vinculaciones nía un nivel de abstracción distinto, mediante el
entre lo "natural" y lo "social", como promulga la cual se aludía a la jerarquización de espacios y
antropología de la medicina (21), nos puede per- funciones sociales y la diferenciación en el acce-
mitir avanzar en la desnaturalización y desencia- so al poder implícitas en las ideas, representacio-
lización necesaria de los estudios de género. Sólo nes y prácticas de hombres y mujeres. Esta nueva
así podremos impugnar la misma definición y noción permitía, por tanto, hacer una crítica polí-
jerarquización de los síntomas y malestares feme- tica "de las convicciones bio-ideológicas occi-
ninos que se hace desde la biomedicina y que es dentales acerca de la subordinación de las muje-
asumida acríticamente por las ciencias sociales. res" (26). Pero, a nivel general, esta diferencia-
Una clasificación donde tienen toda la prioridad ción entre sexo y género ha comportado algunos
los esquemas "hormonales" y reproductivistas de problemas que han ido siendo resueltos por las
la fisiología femenina, y que determinan de feministas (l). Uno de los principales es que se ha
14 MARI LUZ ESTEBAN
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afianzado la idea de que el sexo (biología) es algo y mujeres? A mi entender, una ciencia que ensa-
dado, estático, invariable, desde un esquema yara modelos alternativos y no dicotómicos para
general de lo biológico como esencial, inamovi- explicar el sexo y la diferencia sexual y humana,
ble, que está siendo revisado en la actualidad; y como los propuestos ya por algunas científicas
de que el género (cultura) es lo que se construye, (32-34). Además, una práctica científica "de la
lo que se moldea socialmente. Y en muchos tra- diversidad" que no contemplara "la" diferencia
bajos de investigación se parte de la base de que sexual como un principio absoluto e inmutable,
las diferencias sexuales, e incluso la sexualidad, sino como una hipótesis de trabajo a demostrar
son "hechos naturales". (16), que relacionara adecuadamente los aspec-
En este sentido, desde la antropología tos biológicos y los sociales, y que profundizara
feminista –social y física–, la historia y algunos en las diferencias pero también en las similitudes
sectores médicos feministas, se está subrayando entre hombres y mujeres en cada contexto (25).
el carácter de construcción cultural e histórica de
la noción de sexo dominante en nuestra sociedad
(28-35). Una contribución valiosa de la antropo- EL GÉNERO ES LO QUE SE HACE:
logía ha sido mostrar que las gramáticas sexuales, PRÁCTICAS CORPORALES, SOCIALES
las formas de hablar de las diferencias sexuales, E INSTITUCIONALES
son locales, culturales, no universales (31), ya
que surgen en sistemas sociales, de género y de
parentesco concretos y distintos. Es decir, que las Respecto al concepto de género, una
conceptualizaciones y teorizaciones científicas dificultad manifiesta es que, a pesar de que se
no son nunca disociables de las concepciones define como una construcción cultural, se con-
culturales acerca de las relaciones y jerarquías vierte habitualmente en un concepto ahistórico y
sociales. Así, no pueden ser semejantes, por acrítico, configurador de identidades tanto o más
ejemplo, la interpretación de la fisiología repro- esencialistas que las producidas por la biología
ductiva de una sociedad matrilineal, donde la (23). Además de los problemas comentados más
contribución masculina a la procreación se con- arriba, de equiparar género a "mujer" o sustituir
sidera irrelevante, como sucede en las islas sexo por género, frecuentemente se utiliza tam-
Trobriand de Melanesia (36), a las teorías de una bién un concepto de género dualizado (femeni-
sociedad absolutamente patriarcal como la de los no/masculino), como el de sexo, sin tener en
Baruya de Nueva Guinea, donde el semen es cuenta su dimensión relacional, el cómo se cons-
visto como principio vital por excelencia (37). tituye y se retroalimenta socialmente lo femenino
Dicho de otro modo, que son las desigualdades y lo masculino de manera dinámica, así como las
sociales –el género– las que interpretan y expli- diferencias en las realidades e intereses dentro de
can las diferencias biológicas –el sexo– de una los colectivos masculinos y femeninos (38-41).
determinada manera, y no al revés, como se Hemos tratado anteriormente el tema
piensa habitualmente. de la naturalización de las mujeres. Pero coinci-
En concreto, el concepto occidental de do con Will Courtenay en que la salud de los
sexo se ha construido y se construye desde una hombres está también de alguna manera naturali-
mirada totalmente jerárquica, dicotómica y zada e invisibilizada, ya que sus especificidades
heterosexual del cuerpo humano y de las rela- no están suficientemente estudiadas ni explica-
ciones sexuales (32-34). Y este "modelo de dos das y se toman como naturales e inevitables (41,
sexos" (28) condiciona la manera de percibirnos 42) (m). Este autor defiende que sólo una pers-
a nosotros mismos y de percibir social y médica- pectiva constructivista, relacional y feminista de
mente a hombres y mujeres, y viceversa; todo la salud nos permitirá entender que la mayor
ello al margen de que la experiencia individual mortalidad o siniestralidad de los hombres, o el
de la identidad de género sea mucho más diver- que éstos acudan menos a centros de atención
sa, híbrida y contradictoria. primaria, por citar algunos ejemplos, tienen que
Entonces, ¿qué tipo de ciencia corres- ver con unas concepciones y comportamientos
pondería a una sociedad igualitaria entre hombres concretos respecto a la salud, asociados a la
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forma en que los hombres se construyen como discursos y representaciones simbólicas, sino que
tales y se presentan socialmente como dominan- tiene una base reflexivo-corporal, material, física,
tes. En este sentido, da mucha importancia a las performativa; es decir, que la identidad está abso-
prácticas de riesgo asumidas mucho más por lutamente encarnada. Considero que las aproxi-
hombres que por mujeres –consumo de sustan- maciones actuales de la antropología y teoría
cias, formas de conducción, expresiones de vio- social del cuerpo están abriendo el camino a un
lencia...–, ya que para él la masculinidad es defi- análisis de la experiencia humana, del género y
nida en oposición a los hábitos de vida saluda- de la salud no biologicista pero tampoco total-
bles; una masculinidad que utiliza el cuerpo y la mente constructivista, que incorpora la experien-
genitalidad como expresión de virilidad y hom- cia corporal reflexiva (46) y que permite definir
bría (43). Sin embargo, son estas mismas ideas y de forma amplia y compleja los circuitos estable-
conductas las que les permitirían a los hombres cidos entre cuerpos, ideologías, relaciones socia-
acceder a un poder y un prestigio que no tienen les e instituciones (n).
las mujeres, aunque sea en grados y formas varia-
bles de acuerdo a su clase social, etnia, etc.
Además, si bien estas prácticas son ejecutadas EL GÉNERO COMO UN "HECHO SOCIAL
entre hombres y entre hombres y mujeres, están TOTAL": EL ESTUDIO DE LOS CUIDADOS
apoyadas y sancionadas por instituciones concre- DE SALUD
tas: ejército, empresa, sistema judicial, industria
del deporte, sistema sanitario, medios de comu-
nicación... Pero este tratamiento social de los Uno de los argumentos centrales en
problemas de salud de los hombres no sería más este artículo, como se ha señalado en la introduc-
que la otra cara de la moneda de un discurso ción, es que una antropología de la salud que
médico-científico que define los cuerpos femeni- integre a la vez la perspectiva feminista permite
nos como deficientes (41). un análisis de la realidad que puede trascender el
En los años noventa se da un paso más estudio concreto de las diferencias entre hombres
en la re-definición del concepto de género, ya y mujeres. E incluso el análisis de los procesos de
que de la confluencia del anti-esencialismo y de salud/enfermedad/atención, añadimos ahora. Un
la llamada teoría social de la práctica –que privi- aspecto que puede ayudarnos a mostrar esto últi-
legia el estudio de la agency, la acción social e mo es el de la atención socio-sanitaria a lo que
individual–, surgen nuevas teorías, como la per- está denominando la "dependencia", es decir, el
formativa (26). Así, autoras como Judith Butler cuidado de las personas que por razones de edad
desafían la noción estática de la identidad de o enfermedad no pueden valerse por sí mismas.
género y abordan de manera alternativa el proce- Un tema de mucha trascendencia en este
so de definirse como mujer u hombre (44). El momento histórico en Europa, puesto que la
género es, para Butler, efecto de un conjunto de situación social se ha modificado de manera muy
normas y prácticas que regulan la identidad e significativa, por los cambios demográficos y
imponen un modelo de heterosexualidad obliga- sanitarios ocurridos (aumento de enfermedades
toria, pero las identidades femenina y masculina crónicas y de la esperanza de vida), la nueva
no son ni uniformes ni estables, "sino que se situación social y laboral de las mujeres, y las
encuentran en un permanente proceso de cons- transformaciones en las formas de convivencia.
trucción y, por consiguiente, pueden ser resigni- Este nuevo escenario ha llevado a las institucio-
ficadas (...) El género se convierte en algo que se nes a la implementación de políticas públicas
hace en vez de ser algo que se es" (26). diversas en torno a la denominada conciliación
En mi último trabajo, un estudio corpo- entre la vida familiar y laboral (47).
ral de las transformaciones en las identidades y Los datos numéricos no dejan lugar a
prácticas de género (45), me hago eco de las dudas: en el ámbito español, tres cuartas partes
ideas de Butler y de Robert Connell (46), para de estos cuidados son desempeñados por las
defender que ser hombre o mujer es algo que se familias y, dentro de ellas, en una proporción
va configurando no sólo a partir de unos actos, similar, por las mujeres adultas (48, 49). Es decir,
16 MARI LUZ ESTEBAN
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hoy día, el trabajo de cuidar es una responsabili- perciba como algo que afecta a una población
dad social absolutamente generizada, pero es aparentemente concreta y marginal (57). Sin
una actividad que, sin embargo, no está bien visi- embargo, argumentan, los problemas de concilia-
bilizada y reconocida socialmente, debido funda- ción y atención a la dependencia que se están
mentalmente a tres factores: dando, se están produciendo al haber quebrado
el modelo previo de cobertura y ponerse de
1) al hecho de que sea la familia la principal ins- manifiesto las tensiones antes ocultas por las con-
titución donde se llevan a cabo, quedando tradicciones entre la acumulación de capital y la
asociadas estas funciones al ámbito de "lo sostenibilidad de la vida; de forma que ahora se
privado"; tiende a la mercantilización y privatización del
2) a su difícil catalogación como trabajo, por el cuidado al no querer hacerse cargo del mismo ni
componente afectivo y elevado contenido el colectivo masculino ni el estado, lo que ellas
moral, no reconociéndose como actividades denominan un cierre reaccionario de la crisis.
que suponen tiempo y dedicación y requieren Considero que este tipo de análisis son
un conjunto de saberes y técnicas aprendidas del máximo interés, pero que pueden verse enri-
a lo largo de toda la vida; quecidos por los conceptos económicos, políti-
3) a la fuerte naturalización que sufren, de forma cos y jurídicos utilizados en el estudio etnográfi-
que se piensa que las mujeres por el hecho de co actual de los sistemas de reciprocidad e inter-
serlo poseen naturalmente esos saberes y cambio, los sistemas de parentesco o la división
habilidades, sin verlo como consecuencia social del trabajo, más poderosos y transcultura-
directa de una división sexual concreta del tra- les. Pero, en todo caso, este ejemplo nos sirve
bajo dentro de un determinado sistema de para mostrar cómo el análisis feminista de proble-
género (50). mas sociales que aparentemente sólo afectan a
las mujeres y a colectivos que suelen quedar al
Es además un campo de investigación margen de lo definido socialmente como "lo
que enlaza directamente con uno de los núcleos importante", evidencia procesos económicos y
temáticos de la antropología de la salud, el estu- políticos globales de cambio de mucha trascen-
dio de la autoatención o sistema "doméstico" de dencia para la humanidad. Es decir, que el géne-
atención (o). La antropología de la medicina, por ro puede ser considerado como un "hecho social
sus planteamientos teórico-metodológicos y su total" (58) que tiene, por tanto, que ser analizado
mirada cualitativa y relativista, permite acceder desde las diversas dimensiones –economía, polí-
de una manera más equitativa y compleja a las tica, salud, religión...– y que sirve para explicar la
tareas de atención a la salud dentro y fuera del cultura en su conjunto (59, 60).
hogar, ya que toma en cuenta y equipara de A modo de conclusión, en este artículo
entrada los diferentes sistemas médicos y niveles he tratado de mostrar las utilidades para el estu-
de atención que concurren en cualquier itinera- dio de la salud de un enfoque feminista, interdis-
rio asistencial (55). ciplinar, desnaturalizador, no dualista y crítico
Algunas feministas están llamando la con los esquemas científicos occidentales.
atención sobre el alto potencial de crítica y cues- Asimismo, he defendido el gran potencial del
tionamiento del sistema socioeconómico que concepto de género, entendido como un "princi-
existe alrededor de lo que denominan la "crisis pio de organización social" (60), que nos permi-
de los cuidados" que sufre la sociedad occidental te niveles y dimensiones de análisis muy diferen-
(56, 57). Ellas señalan que, sin embargo, esto tes, tanto de las desigualdades en la salud de
suele quedar a veces camuflado por la propia ter- hombres y mujeres como de fenómenos sociales
minología utilizada en los debates (cuidados (p), más amplios.
dependencia, vejez, mujeres...), que hace que se
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NOTAS FINALES h. Algunas autoras que han recopilado la crítica y
el trabajo de las antropólogas feministas son:
a. Agradezco a Margaret Bullen, Carmen Díez Nicole-Claude Mathieu (4), Britt-Marie Thurén
Mintegui, Rosa Medina Doménech y Mari Jose (5), Henrietta Moore (8), Virginia Maquieira (10)
Peleteiro sus aportaciones y sugerencias a este y Susana Narotzky (17).
artículo.
i. A nivel empírico, antropólogas como Nicole-
b. Véase, por ejemplo, el VI Informe SESPAS de Claude Matthieu (4) o Paola Tabet (18) han subra-
la Sociedad Española de Salud Pública y yado que las diferentes "tareas reproductivas"
Administración Sanitaria, de mayo de 2004, que –embarazo, parto, lactancia, y cuidados de las
lleva por título "La salud pública desde la pers- criaturas, etc.– no han sido apenas estudiadas en
pectiva de género y clase social" (1), y que puede la disciplina por no ser consideradas prácticas
consultarse en la siguiente dirección de internet: culturales.
www.sespas.es/infor.html
j. Por ejemplo, cuando se refiere al estableci-
c. Una de las más importantes es la Red de miento del vínculo materno, defiende la idea de
Mujeres Profesionales de la Salud, coordinada que podría existir una "fase" previa al reconoci-
por el Programa "Dona y Salut" (Mujer y Salud) miento de la criatura como ser humano, que
del CAPS-Centre d'Analisis i Programes Sanitaris María Piers ha denominado de "extrañamiento
de Barcelona, que celebra un encuentro anual y básico" (20), así como la de que todo recién naci-
sirve además de espacio de intercambio cotidia- do necesita ser "adoptado".
no entre sus participantes, y a la que pertenece la
autora de este artículo. k. Este término fue utilizado por primera vez en los
años cincuenta por los médicos y psicólogos que
d. Los hombres tienen una mortalidad mayor y atendían casos de transexualidad e intersexualidad.
una menor esperanza de vida, y hombres y
mujeres presentan un morbilidad diferencial en l. Un análisis del proceso de definición y revisión
distintos campos (salud reproductiva, mental, del género puede encontrarse en el artículo "La
laboral...). Las razones para ello no están del mujer es puro cuento: la cultura del género", de
todo claras: se suele hablar de factores biológi- Verena Stolcke (26); así como en el capítulo pri-
cos y ambientales, pero la mayor o menor prio- mero del libro "Modelos emergentes en los siste-
ridad dada a unos o a otros suele depender del mas y las relaciones de género", de Teresa del
marco teórico de cada estudio. En mi opinión, Valle y cols (27).
hay que ser cautos a la hora de hacer lecturas
excesivamente diferenciadas por sexo. Por ejem- m. Su trabajo se refiere a Norteamérica pero
plo, algunas encuestas de salud del ámbito espa- muchas de sus ideas pueden generalizarse a todo
ñol dejan entrever que, respecto a lo que se Occidente.
denomina la salud percibida, las diferencias por
clase social serían más importantes que las dife- n. Con todo esto no se está planteando la impo-
rencias por sexo; por otra parte, en algunos hábi- sibilidad de utilizar las categorías "género",
tos de salud, como el consumo de alcohol y "mujeres", "hombres", ya que es evidente que en
tabaco, parece haber una influencia del sexo Occidente sigue operando una distinción social
pero también de la edad. reflejada en representaciones, símbolos, expecta-
tivas, asignación de esferas y funciones sociales.
e. Algunas antrópologas de referencia obligada Se trataría más bien de introducir las reflexiones,
en el estudio de la salud y el género son: Emily interrogantes y modificaciones necesarias que
Martin (11), Margaret Lock (12), Rayna Rapp (13) nos permitan unos diagnósticos de la salud/enfer-
o Nancy Scheper-Hughes (14). medad menos lineales y simplistas (6).

f. En la antropología de la salud del Estado o. A este respecto, son referencia obligada las
Español, las temáticas en las que la perspectiva aportaciones teóricas de Eduardo Menéndez (51,
de género está más consolidada son: la salud 52), así como los estudios realizados en México
reproductiva, los trastornos de la alimentación, y por las antropólogas Lilián González Chévez y
el uso de drogas y fármacos. La mayoría de las Rosa María Osorio, que han abordado distintos
investigadoras están vinculadas al programa de aspectos de la atención a la salud ofertada por
doctorado de antropología de la medicina de la mujeres de clase baja, mostrando el papel funda-
Universitat Rovira i Virgili de Tarragona. mental y autónomo de las mujeres en el manteni-
miento de la salud de la población (53, 54).
g. En la última década del siglo XX se produce
una nueva oleada de naturalización, que se pro- p. La misma distinción entre cuidar y curar resul-
yecta en temas como la menopausia o la materni- ta hoy día problemática, por la dificultad de esta-
dad, proceso que he denominado de re-naturali- blecer unas fronteras claras entre una y otra, y por
zación (16). la jerarquización que implica entre tareas y entre
profesiones sanitarias.
18 MARI LUZ ESTEBAN
SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 2(1): 9-20, Enero - Abril, 2006

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Recibido el 14 de septiembre de 2005


Versión final presentada el 14 de noviembre de 2005
Aprobado el 2 de diciembre de 2005

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