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las fuerzas profundas del siglo xix nacionalismo

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Las Fuerzas Profundas del Siglo XIX: Nacionalismo

Junto con el liberalismo y el socialismo, el nacionalismo fue la otra gran fuerza


movilizadora que hizo su aparición en la Europa del siglo XIX. Esta fuerza tuvo un
impacto profundo en el viejo continente y facilitó la unificación de Alemania e Italia.
Como expresa Martínez Carreras:

La idea de nacionalidad, el sentimiento nacional, tiene amplio y


profundo eco entre los pueblos divididos que aspiraban a organizarse
políticamente como naciones. El desarrollo del nacionalismo, que se da
en la Europa del siglo XIX, junto con otros factores económicos, sociales
e ideológicos, como el romanticismo y el liberalismo, influyen para que
en la segunda mitad del siglo Italia, en primer lugar… y después
Alemania… consignan su respectiva unidad política. (1996, p. 207).

Los nacionalismos europeos: Italia

Los nacionalismos europeos: Alemania

El Imperio Alemán y el sistema internacional

Referencias

Revisión del módulo


Lección 1 de 5

Los nacionalismos europeos: Italia

La unidad italiana es el resultado de un largo proceso, que se inició en 1815 y


llegó hasta 1859. Este proceso ha recibido el nombre de Risorgimiento y ha
inspirado distintas interpretaciones sobre su origen.

La primera habla de un fenómeno netamente italiano, producto de una evolución con


raíces ilustradas y reformistas.

La segunda atribuye una influencia determinante a la Revolución Francesa, como punto de


partida de la nueva Italia.

La tercera coloca al proceso de unidad italiana dentro del marco de las revoluciones
atlánticas que cambiaron las antiguas estructuras políticas y sociales.

La cuarta interpretación enmarca el proceso italiano en un contexto iluminista que


responde a la crisis del Antiguo Régimen.

Lo cierto es que en 1815 la península italiana estaba dividida en ocho


Estados distintos: el reino de Piamonte-Cerdeña, el cual tenía como
soberanos a los reyes de la dinastía de Saboya (Víctor Manuel II); los Estados
de Lombardía y Venecia; los ducados de Toscana, Parma y Módena; los
Estados Pontificios y el Reino de las Dos Sicilias.
Figura 1: Estados italianos hacia 1843

Fuente: [Imagen sin título sobre los Estados italianos hacia 1843], 2019, https://cutt.ly/ijNloaL

La primera fase de los movimientos revolucionarios (1815-1849) fue la época


de las revoluciones románticas y liberales, las cuales fracasaron, ya que
fueron contenidas por las fuerzas absolutistas y la intervención de Austria.
Fue, además, el período en el cual se consolidaron proyectos e ideas de
unidad nacional.

El primero es desarrollado por Mazzini, quien en 1831 fundó el movimiento “Joven Italia”,
partidario de la unidad del país en torno a Roma.

El segundo fue elaborado por Gioberti, que en 1843 propuso la creación de una
Confederación Italiana en torno a los Estados Pontificios.

Y el tercero fue desarrollado por D´Azzeglio y Balbo, que hacia 1844 eran partidarios de la
unidad italiana en torno al Reino de Piamonte Cerdeña y de la dinastía Saboya.

En cuanto a los movimientos revolucionarios y románticos, cabe destacar


que, entre 1845 y 1846, Piamonte-Cerdeña inició una serie de reformas
adecuando el reino a un sistema liberal. Luego, en el marco de la ola de
revoluciones burguesas de 1848, comenzaron a surgir en otros Estados
italianos movimientos que abogaron por reformas liberales. No obstante,
estos movimientos no prosperaron, puesto que Austria actuó y lideró una
reacción monárquica conservadora.

La segunda fase del proceso de unidad se extendió entre 1849 y 1859. Tras
el fracaso de las revoluciones de 1848, dos ideas se difundieron en Italia: el
sentimiento de unidad italiana y la necesidad de lograr la expulsión de
Austria. Ambos logros los conseguiría el reino de Piamonte-Cerdeña, de la
mano de la dinastía Saboya. Este reino no solo ya había logrado consolidar
una Constitución liberal, sino que era también el de mayor desarrollo
económico y poseía un gran ejército.
Cavour representaba la voluntad de unificación de Italia en torno a Piamonte
y, en 1852, fue nombrado Jefe de Gobierno. Su política tendió a la laicización
del Estado, a un mayor desarrollo económico, a unir a los grupos de centro
derecha y centro izquierda en los que se apoyaba en el Parlamento,
buscando el apoyo de la burguesía moderada, y establecer una serie de
directrices que llevarán en plazo inmediato a la unidad italiana.

La unidad en torno a Piamonte Cerdeña.

Convertir la cuestión de la unidad de Italia en un problema


internacional, lo cual se produjo en el marco de la Guerra de
Crimea, apoyando a Francia e Inglaterra contra Rusia.

Ante la imposibilidad de moverse solo, conseguir el apoyo de


Napoleón III en la lucha contra Austria.

Así es que se llega a la formación del Reino de Italia entre 1859 y 1870.

Entre 1859 y 1861 se produjo la guerra entre Austria y Piamonte, con la


intervención de Francia apoyando a los Saboya. A su vez, en los Estados de
Italia Central, se produjeron movimientos contra la soberanía austríaca y a
favor de la unión con Piamonte. Un tercer momento se produjo en la segunda
mitad de 1860, cuando por iniciativa del Partido de Acción y bajo la dirección
de Garibaldi con apoyo de Cavour, se inició una expedición a Sicilia contra el
rey de Nápoles. Así es que a finales del mismo año Garibaldi entró en
Nápoles, acabando con el reino borbón de las Dos Sicilias, mientras un
ejército piamontés atravesaba los Estados Vaticanos, llegando al sur de
Italia. En 1861, en Turín, se declaró a Víctor Manuel II rey de Italia.

La última fase del proceso se extendió entre 1861 y 1870, caracterizando la


difícil unidad italiana, la cual debió sortear inestabilidades políticas,
cuestiones administrativas y problemas de integración social, como también
de desarrollo económico. Pero existía una cuestión más importante: la
unidad italiana había quedado incompleta al permanecer fuera del nuevo
reino los territorios de Venecia al norte y los Estados Vaticanos en el centro.
Habría que esperar para que la coyuntura internacional fuera favorable para
lograr la anexión de ambos territorios. La primera ocasión se presentó con
motivo de la guerra entre Prusia y Austria, por lo que, en 1866, Italia firmó un
acuerdo de alianza con Prusia. Tras la victoria prusiana en Sadowa, Italia
recibió de Austria el Estado de Venecia mediante la Paz de Viena.

Por lo tanto, sólo quedaban fuera del reino de Italia los Estados Vaticanos,
con Roma, lo que se constituye como la “cuestión romana”. Mientras Italia
aspiraba a que Roma se constituyera en su capital, el Papa Pío IX deseaba
conservar su soberanía. Napoleón III, necesitado del apoyo católico francés,
apoyó al Papa. Esto se resolvería en marco de la guerra franco-prusiana en
1870, cuando las tropas francesas abandonaron Roma, el II Imperio Francés
fue derrotado, debiendo Napoleón III abdicar. Al mismo tiempo, el gobierno
italiano, que gozaba del apoyo de la opinión pública, envió a su ejército sobre
Roma y ocupó la ciudad. Un año después, en 1871 Roma fue proclamada
capital del reino de Italia.
C O NT I NU A R
Lección 2 de 5

Los nacionalismos europeos: Alemania

Con respecto a los componentes del sentimiento pangermanista, Martínez


Carreras incluye los siguientes:

…la predestinación metafísica, la idea de que Alemania tiene una


misión espiritual que sólo ella puede realizar…; la herencia
histórica, que se asocia a dos tradiciones estrechamente
prusianas y dos tradiciones alemanas: Prusia como
continuadora del Orden Teutónico, la grandeza militar prusiana y
el culto a Federico II, el prestigio del Santo Imperio, y los
recuerdos de la Hansa…; la predestinación biológica, la idea de
que la raza alemana es de una calidad superior; el determinismo
histórico-geográfico…; la exaltación de la guerra. (1996, p. 219).

Este nacionalismo pangermanista respondía a las exigencias económicas de


un país en pleno crecimiento industrial, con un papel central jugado por las
clases sociales, Estados alemanes y Bismarck. En cuanto a lo primero, las
clases sociales, se destacó la alianza entre Junkers (nobles propietarios
prusianos que mantenían su base económica adaptándose a las condiciones
capitalistas) y la burguesía conservadora industrial, que se apoyaban en un
Estado militarizado y burocrático. Asimismo, el proceso de unidad tuvo a la
autoritaria y militarista Prusia como su Estado clave y a Otto von Bismarck
como su figura clave.

En Alemania, antes de la unidad, se pueden diferenciarse varios períodos.

Las bases de la unidad se ubican entre 1815 y 1848, y constituyen la fase


que va desde la Restauración a la revolución, en la cual se extendió el ideal
de la unidad política nacional y se iniciaron las medidas tendientes a la
unidad económica.

La Alemania de la primera mitad del siglo XIX es restaurada por el Congreso


de Viena de 1815, en el cual se creó la Confederación Germánica de 38
Estados, cuya capital estaba en Fráncfort. Sin embargo, a medida que
transcurrió el tiempo, se fue acentuando la polarización entre Austria y
Prusia, en virtud del desarrollo económico, la expansión del ideal y el
sentimiento nacional unitario que comenzó a desplazar a Austria de la
preponderancia que gozara a comienzos de siglo.

Figura 2: Confederación Germánica (1815-1866)


Fuente: [Imagen sin título sobre la Confederación Germánica (1815-1866)], (2018),
https://cutt.ly/7jNl1aB

El desarrollo de la industrialización en regiones como el Rhur, Silesia y Berlín,


el incremento de los ferrocarriles y la unión aduanera (“Zollverein”), tendieron
a organizar la unión económica la Confederación Germánica alrededor de
Prusia.
Entre 1848 y 1862 se produjo una serie de movimientos revolucionarios, así
como una reacción conservadora a los mismos. Así se dio inicio a la segunda
fase del proceso de unidad alemana. Fue el Parlamento de Fráncfort el que
intentó organizar la unidad, pero no lo consiguió, debido a las diversas
tendencias que enfrentaban a sus componentes. Se esbozaron dos
opciones: por un lado, la “gran Alemania”, con la inclusión de Austria, y por el
otro, la “pequeña Alemania”, sin Austria y bajo predominio de Prusia.

Entre 1849 y 1862 Alemania vivió los años de reacción; al mismo tiempo, el
crecimiento económico y el desarrollo industrial germanos se consolidaron.
Asimismo, se consolidó el liderazgo de Prusia. Entre 1851 y 1852 se
completó el “Zollverein”; alrededor de este reino y en 1861 Guillermo I llegó a
la monarquía prusiana, dotándola de una nueva orientación. Un año después,
nombró canciller a Bismarck, quien inició una nueva fase en la historia
alemana.

La tercera fase se extendió entre 1862 y 1870, años correspondientes a la


Alemania de Bismarck, quien se planteó un objetivo fundamental: realizar la
unidad alemana en beneficio de Prusia y con exclusión de Austria. Los
medios para alcanzar estos objetivos fueron:

la formación de un ministerio fuerte que gobernara superando la crítica


liberal

la reorganización de un ejército poderoso

La acción diplomática para garantizar la neutralidad favorable a Prusia


de Francia y Rusia
aislar diplomáticamente a Austria.

La unidad finalmente sería alcanzada a través de un proceso que incluiría


tres guerras, siendo la primera la guerra contra Dinamarca en 1864, con
motivo de la cuestión de los territorios de Schleswig-Holstein. Fue una rápida
victoria por parte de Prusia y Austria (actuaron como aliados en este
conflicto), los cuales acordaron en 1865 que Schleswig quedara bajo
administración prusiana y Holstein bajo austríaca. Sin embargo, pronto
aparecen una serie de diferencias entre los dos países administradores, que
desembocó en la guerra de Prusia contra Austria en 1866.

Las diferencias provenían de dos direcciones: la administración de los


ducados y las propuestas prusianas para reformar la Confederación. Antes
de actuar contra Austria, Bismarck se aseguró la neutralidad de Napoleón III,
es decir de Francia, y la alianza de Italia que aspiraba a la incorporación de
Venecia. En 1866, Bimarck solicitó la exclusión de Austria de la
Confederación y se anexionó Holstein. Prusia derrotó de manera definitiva a
Austria en la batalla de Sadowa en 1866, tras la cual se firmó la Paz de
Praga. Tras esta contienda, Prusia se anexionó a Hannover, Hesse, Fráncfort,
los ducados de Schleswig-Holstein y los Estados del sur de Alemania. Austria
reconoció la disolución de la Confederación Germánica y su exclusión de la
misma, Italia obtuvo Venecia. Así se creó la Confederación de Alemania del
Norte en 1867, con 23 Estados bajo hegemonía prusiana, una Constitución
federal presidida por Guillermo I, una Cámara elegida por sufragio universal y
unidad tanto económica como militar.
Ante este contexto Napoleón III se mostró inquieto, por lo que intentó
presionar a Prusia a través de los Estados del Sur y otros diversos canales.
También se mantenía sin resolución la cuestión romana, lo cual impedía a
Italia incorporar a Roma como capital del reino. Bismarck consideró que una
guerra contra Francia resolvería estas problemáticas: la derrota francesa la
alejaría de Alemania del Sur e Italia aprovecharía para ocupar Roma. La
ocasión para el conflicto se presentó con motivo de la candidatura
Hohenzollern al trono vacante de España, evento que fue estratégicamente
manipulado por Bismarck para incitar la agresión francesa.

La guerra franco prusiana se desarrolló entre 1870 y 1871, y constituyó una


clara victoria prusiana. Mientras Francia se encontraba aislada
diplomáticamente, con problemas internos y un ejército mal preparado,
Prusia disponía de un ejército bien organizado, con el apoyo de los Estados
alemanes del sur y con actitud internacional favorable. Una vez finalizada, los
Estados del Sur se integraron y en 1871 fue proclamado el Imperio Alemán
en Versalles. Guillermo I de Prusia se transformó en emperador de Alemania
y Bismarck en su canciller. A su vez, Francia, que se reorganizó en una
república, firmó el Tratado de Fráncfort que estipulaba la cesión de Alsacia y
Lorena a Alemania, el pago de una indemnización de guerra y una garantía
con la ocupación militar alemana de Departamento del Noreste.

Observa la siguiente línea de tiempo y responde seleccionando la opción


correcta:
¿Cuál de las siguientes sentencias colocarías en el lugar de A?

Guerra entre Imperio Austro-húngaro y Prusia

Proclamación del I Reich Alemán

Guerra entre Imperio Francés y Prusia

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Lección 3 de 5

El Imperio Alemán y el sistema internacional

Este título comenta sobre el escenario que se abre luego de la haberse


logrado la unidad germana y la proclamación del Imperio Alemán. Sobre este
particular contexto, Martínez Carreras, comenta:

… finalizada la guerra franco-prusiana con la victoria alemana,


Bismarck tiene vía libre para desarrollar plenamente su gran
proyecto político, que tendrá como centro y base a Prusia,
dentro de Alemania, y a ésta dentro de Europa… Se proclama
así, dentro de la realización de este gran proyecto, la unidad del
Imperio Alemán, que se organiza y consolida en el marco
nacional mediante la Constitución de 1871. Alemania desarrolla
también, de acuerdo con el programa bismarckiano, su política
exterior, con iniciativas para el arreglo y regulación de las
cuestiones internacionales, como el Congreso de Berlín (1878)
para los Balcanes, y la Conferencia de Berlín (1884-1885) para el
reparto colonial de África, y entrama un complejo sistema de
alianzas internacionales, la llamada política internacional de
Bismarck, sobre la que fundamenta su predominio continental.
(1996, p. 349).

En cuanto a las bases económicas del Imperio Alemán, se puede mencionar


que poseía una industria en acelerada expansión y fundada en los adelantos
tecnológicos, con lo cual se establecía como industria rival de Gran Bretaña.
A esto hay que sumarle la fuerza militar y el nacionalismo exacerbado.
Presentaba una alta concentración de poder económico en las industrias
avanzadas, una asociación estrecha entre la industria y bancos, y la
combinación de una estructura institucional, tradicional y arcaica con las
formas más desarrolladas de capitalismo.

La unificación económica precedió a la unidad política, en virtud de que en


1834 se produjo la unificación aduanera (“Zollverein”), a la cual le siguió el
desarrollo de los ferrocarriles y luego la industrialización creciente. Luego de
la creación del Imperio Alemán en 1871, una serie de medidas consolidaron
esa unidad, como la ley de unificación monetaria y bancaria, la
reorganización posterior de los ferrocarriles y la modernización agrícola. Así
fue que desde 1890 la economía alemana experimentó un impresionante
crecimiento en todos sus sectores y actividades, dándose un período de
expansión y prosperidad que llegó hasta la Primera Guerra Mundial, más allá
de la crisis de 1873-1874.

En lo que respecta a las bases sociales, se produjo un crecimiento


demográfico notable, ya que se pasó de 41, 5 millones de habitantes en 1871
a 67 millones en 1913. Se produjo un éxodo rural hacia las ciudades. Más allá
de la diversidad religiosa, un 60% de la población se identificó como católica o
protestante. La jerarquía social venía establecida por una aristocracia
territorial y la alta burguesía que se unió a la nobleza, la nueva media y
pequeña burguesía y las clases populares: el proletariado industrial.

En cuanto a los fundamentos políticos, la base de la institucionalización y de


la estructura federal del Imperio Alemán fue la Constitución del Reich
promulgada en 1871, siendo una Confederación perpetua de 25 estados con
autonomía administrativa. El poder ejecutivo pertenecía al presidente de la
Confederación, que era el rey de Prusia, y tomó el título el Emperador de
Alemania. El poder legislativo correspondía al consejo Federal, presidido por
el Canciller Federal, nombrado por el Emperador, y al Reichstag (o
Parlamento) que era elegido por sufragio universal. Esto llevó a los partidos a
organizarse, y los mismos evolucionaron como grupos de presión y de
intereses durante la época de Bismarck, consolidándose desde 1890. Los
cuatro partidos principales eran los que se detallan a continuación.

El Partido Conservador estaba integrado por los sectores conservadores, que seguían
siendo la fuerza política más influyente en el nuevo Reich. Se distinguieron dos corrientes,
los conservadores tradicionales, formados por los Junkers, y los conservadores
moderados, integrados por los altos funcionarios y magnates de los negocios.

Los liberales, tenían su base en la burguesía económica e intelectual, en la media y


pequeña burguesía y en los pequeños y medios campesinos. También se dividían en dos
grupos: los liberales, defensores de la política bismarckiana, y los progresistas, en
oposición al Canciller.

El Zentrum nació como una reacción ante el triunfo de la Prusia protestante y contaba con
el apoyo de la clase media católica, el campesinado y la burguesía del sur. Su principal
fuerza provino de la Iglesia Católica, de la prensa y de las asociaciones católicas.
Los socialistas estaban divididos en torno a la Asociación General de los Trabajadores
Alemanes y el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de tendencia marxista. Pero
en 1875 se unieron, dando nacimiento al Partido Socialdemócrata Alemán.

En lo que se refiere a la evolución de la política interior del Imperio, se pueden


diferenciar dos períodos. Entre 1871 y 1877 se desarrolló el período de la
política liberal, donde Bismarck toma medidas contra la Iglesia Católica para
privar de su apoyo al Zentrum y así, desde 1872, legisló contra los católicos
alemanes. Entre otras cosas, expulsó a los jesuitas, controló al clero, limitó el
poder de los obispos y disolvió las órdenes religiosas, lo que provocó la
resistencia de los católicos. Pero los éxitos electorales el Zentrum y la actitud
de los católicos, los cuales eran asistidos desde Roma, hizo a Bismarck
cambiar de tendencia. Se pasó así a un segundo período entre 1878 y 1890,
que es el de la política conservadora, pudiéndose destacar las leyes contra el
socialismo que consideraba peligroso a nivel internacional. Desde 1879, con
la ley que estableció el proteccionismo, se apoyó al Zentrum y se rompió con
los liberales.

Sistema político internacional


Tras la unificación germana y proclamación del Imperio Alemán
en 1871, el equilibrio de fuerzas en el continente europeo se vio
alterado. Pues entonces, una nueva potencia se había
constituido en el centro de Europa. El Imperio Alemán crecía en
su posición en términos territoriales, poderío militar, aumento de
su población, como así también en su expansión industrial.
Contando con este escenario, Bismarck desplegó su política
internacional de alianzas que consolidarían la hegemonía
continental de Alemania. La Realpolitik va a ser la gran guía
conductora de la estrategia internacional del Canciller. ¿Qué
significa Realpolitik? Sobre la misma, Kissinger explica que se
trata de “una política exterior basada en cálculo de poder e
interés nacional” (1995, p. 133).

Los objetivos exteriores de Bismarck eran:

mantener el aislamiento internacional de Francia, a


fines de evitar acciones revanchistas que pudieran
alentar a París a intentar recuperar los territorios
perdidos de Alsacia y Lorena;

lograr el apartamiento del continente de Gran


Bretaña, concentrado en su aislamiento imperial y
marítimo del cual gozaba durante su época
victoriana, pero que deseaba mantener el equilibrio
europeo que lo beneficiaba;

en cuanto a Europa Oriental, donde se hallaban los


Imperios Austro-húngaro, Rusia y el Imperio
Otomano, su política tendía a formar alianzas para
frenar el progreso de la democracia, el liberalismo y
el socialismo, cubriendo el flaco mediterráneo, por
lo cual se lo podía incluir a Italia;

al mismo tiempo, podía hacer de árbitro entre los


posibles conflictos que se planteaban en aquellos
momentos, como la Cuestión de Oriente, que incluía
la rivalidad entre Austria-Hungría y Rusia, el
debilitamiento otomano y las cuestiones coloniales
por el reparto de África, donde se daban las
rivalidades entre Gran Bretaña, Francia, Bélgica,
Portugal e Italia.

Así es que entre 1872 y 1890 tres sistemas políticos internacionales fueron
creados por Bismarck, a través de sucesivas y reiteradas alianzas.

* El Primer Sistema Bismarckiano (1872-1878) fue la Entente de los Tres


Emperadores, en donde se produjo una especial relación entre Alemania,
Austria-Hungría y Rusia, con el objetivo aislar a Francia; en 1874 se adhirió
Italia. Este sistema debió enfrentar dos problemas: la reacción francesa
entre 1873 y 1875 motivada por la rápida recuperación de la III República y el
reforzamiento de su ejército, y la crisis balcánica de 1875-1878, que llevó a la
revisión del Tratado de San Stefano, con la celebración del Congreso de
Berlín en 1878, para regular el conflicto oriental, provocando el descontento
de Rusia, que se enfrentó a Austria-Hungría y desconfió de Alemania. Al
decaer, Bismarck lo reemplazó por el Segundo Sistema Bismarckiano (1879-
1885), el cual contó con tres acuerdos, que detallamos a continuación.

La Dúplice Alianza, firmada en 1879 entre Alemania y Austria-


Hungría, con un tratado secreto, que fue la base de la política
exterior alemana hasta 1914.
El Tratado de 1881 entre Alemania, Austria- Hungría y Rusia, por
el temor de esta de la actitud de Francia y la amistad entre
Alemania y Gran Bretaña, que renovó la alianza entre los
Emperadores hasta 1884, siendo un tratado de neutralidad en
caso de guerra con una potencia distinta a ellas.

La Triple Alianza, establecida en 1882 entre los países de la


Dúplice Alianza (Alemania y Austria- Hungría) e Italia, que tenía
diferencias con Francia en Túnez y con Austria al nordeste. Con
Francia en Túnez y con Austria al nordeste, se estableció la
neutralidad preventiva.

* El Tercer Sistema Bismarckiano nació en 1887, y se mantuvo hasta 1890-


1891, tras la retirada de la política por parte de Bismarck. Este estaba
formado también por tres acuerdos.

La renovación de la Triple Alianza en 1887, que suponía un


mayor apoyo alemán a Italia.

El Tratado de Reaseguro entre Alemania y Rusia, sin


intervención de Austria ante la situación de los Balcanes, en el
cual se estableció mutua neutralidad.
El Tratado entre Italia y Gran Bretaña en 1887, como forma de
aproximación anglo-alemana para el mantenimiento del status
quo Mediterráneo.

De esta manera, Bismarck mantuvo el equilibrio europeo durante veinte


años. En 1888 murió el Emperador Guillermo I y, tras el corto reinado de
Federico III, le sucedió Guillermo II que tuvo graves enfrentamientos con el
Canciller, el cual renunció hacia 1890. La principal causa fue su negativa a
firmar el Tratado de Reaseguro. En el mismo año de la dimisión, el Zentrum
triunfó en las elecciones.

Guillermo II abandonó la política de equilibrio de Bismarck y se volcó a la


Weltpolitik. Así se comenzó a gestar la Primera Guerra Mundial. Francia
otorgó créditos y armas a Rusia desde 1892, llegando a una alianza secreta
dos años después. En 1904 Inglaterra y Francia, luego de solucionar sus
problemas por las colonias, establecieron la “Entente Cordial”, que pasó a ser
la Triple Entente cuando, en 1907, se le sumó Rusia. Italia se fue
aproximando a Francia, pero, cuando en 1914 estalla el conflicto, se mantuvo
neutral, uniéndose recién en 1915.

C O NT I NU A R
Lección 4 de 5

Referencias

[Imagen sin título sobre la Confederación Germánica (1815-1866)] (2018),


Recuperado de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Deutscher_Bund-
es.svg

[Imagen sin título sobre los Estados italianos hacia 1843] (2019). Italia en
1843. Recuperado de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Italy_1843-
es.svg

Kissinger, H. (1995). La Diplomacia. México: Fondo de Cultura Económica.

Martínez Carreras, J. (1996). Introducción a la Historia Contemporánea.


Tomo I. Madrid, España: Istmo.

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Lección 5 de 5

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

La Restauración del Antiguo Régimen: la Europa de los congresos y la Santa


Alianza

Los vencedores de Napoleón en 1814 y 1815 se reunieron en Viena para reconstruir Europa. La ideología de
la Restauración se basó en dos principios políticos concretos: la monarquía absoluta y el equilibrio de
poder.

Las fuerzas profundas del siglo XIX: Liberalismo



A pesar de la proscripción y contención del liberalismo que los Congresos Europeos pretendían ejercer, esta
fuerza de transformación logró consolidarse en el viejo continente.

Las fuerzas profundas del siglo XIX: Socialismo



En respuesta al impacto de la industrialización, el socialismo se consolidó en el siglo XIX y se manifestó en
dos variantes: el socialismo utópico y el socialismo científico.
Las fuerzas profundas del siglo XIX: Nacionalismo

Junto con el liberalismo y el socialismo, el nacionalismo fue la otra gran fuerza movilizadora que hizo su
aparición en la Europa del siglo XIX. Esta fuerza tuvo un impacto profundo en el viejo continente y facilitó la
unificación de Alemania e Italia.

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