Marx Extenso
Marx Extenso
Marx Extenso
Socialismo Economía
Hegel
(en su etapa de utópico política
estudiante en Berlín) (Durante su exilio en (Durante su exilio en
París) París)
Le influye el modo en el
Conserva: dialéctica y Toma ideas socialistas y
que analizan la
concepción de la revolucionarias de su
economía y la relación
historia como un pensamiento político y
entre el valor y el
proceso orientado a un la idea de lucha de
trabajo que regula la
fin clases
actividad productiva
La dialéctica va a ser tanto el método que utiliza Hegel para explicar la realidad
como el modo en el que ésta se desarrolla o comporta. La realidad (la Idea) se
desenvuelve y progresa mediante el conflicto y la posterior conciliación. Es decir,
atraviesa 3 fases:
- Tesis: la afirmación de algo.
- Antítesis: la negación de la tesis.
- Síntesis: resolución del conflicto anterior mediante otra negación, pero
incluyéndolo, sin prescindir de él. Resuelve el conflicto anterior y lo conserva.
En la síntesis no se llega a la afirmación del principio, sino que se generan
nuevos conocimientos.
Nuestra razón es capaz de generar oposiciones entre los conceptos (antítesis) y en
un segundo momento ser capaz de conciliar esas oposiciones en una síntesis, lo cual
constituye el uso dialéctico del pensamiento.
Marx va a rechazar esta concepción de la realidad como el despliegue de la idea,
pues no considera que sea ésta el elemento esencial de la realidad, sino que lo son las
actividades materiales (la estructura económica). Para Marx, son las actividades
económicas, las actividades materiales (el ser) las que determinan el pensar y no al revés
como considera Hegel. De esta manera, Para Marx, la conciencia se produce en el
desarrollo dialéctico de una realidad entendida como materia en constante movimiento.
Crea así su materialismo histórico. Su crítica también incluye los aspectos políticos,
porque para Hegel las formas del Estado y de la organización social de su época no son
más que el desarrollo único posible de la realidad que acaba en el presente. Estas
instituciones ayudan a la consecución de la autorrealización humana. Por el contrario,
Marx, va a llevar a cabo una crítica de estas estructuras que perpetúan la alienación del
individuo, la lucha de clases y las desigualdades. Y también, como veremos, su crítica
incluye aspectos antropológicos, porque el ser humano para Hegel es fundamentalmente
espíritu, cuya esencia es su autoconciencia. A Marx le interesa el individuo que vive en
sociedad y que está condicionado históricamente. No obstante, de Hegel conservará su
concepción dialéctica de la realidad, la cual será aplicada a su análisis del desarrollo de
la historia.
La filosofía hegeliana se divide en dos corrientes: la derecha, que prima una
interpretación cristiana de Hegel y una concepción conservadora de las cuestiones
sociopolíticas, y la izquierda (Feuerbach), que prima una crítica a la filosofía de la
religión, partiendo de la crítica que Hegel hace del cristianismo. Marx critica de la derecha
el hecho de que justifiquen las desigualdades y la aceptación de la historia y su resultado
final como desarrollo del Espíritu. De la izquierda, especialmente de Feuerbach, le
interesa su defensa del materialismo. Feuerbach critica la concepción que se tenía de la
divinidad, al no ser más que la extrapolación, la proyección en una entidad perfecta de la
esencia humana. La divinidad es la humanidad considerada como universal con sus
atributos de amor, inteligencia… El individuo se aliena a sí mismo en la idea de Dios y
esta alienación es miseria. No obstante, le decepciona que Feuerbach no se da cuenta de
que esta miseria tiene raíces económicas, le decepciona su incapacidad para ir más allá
de la crítica, de convertir la filosofía en ese instrumento de cambiar el mundo, y le
decepciona su materialismo mecanicista que olvida la dialéctica. Se queda en un plano
eminentemente teórico. No en vano en su XI Tesis sobre Feuerbach afirma: "Los filósofos
no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es
de transformarlo".
2) El socialismo utópico francés.
Destacaban las ideas del conde de Saint-Simon o de Fourier, que estaban llenas
de un cierto romanticismo, de esperanzas vanas y demasiado idealistas y de un cierto
carácter visionario y moralizante. Criticaban la sociedad industrial y la organización
laboral, defendían la igualdad y la fraternidad, proponían el reparto comunitario de los
bienes... También se enfrentó a las ideas del anarquista Proudhon y Louis Blanc, que
proponía la eliminación inmediata de la propiedad privada y el poder y la jerarquía en la
sociedad. Frente a este socialismo utópico, Marx defiende un socialismo científico,
pues considera que se puede analizar científicamente el desarrollo dialéctico de la historia
que, de acuerdo a unas leyes socio-económicas, nos va a llevar de forma necesaria a una
sociedad comunista sin clases tras una revolución social. La historia tiende a una situación
sin propiedad privada, donde el hombre pueda conciliarse nuevamente consigo mismo.
La llegada de esta situación responde a leyes y no a esperanzas.
3) La influencia de la economía política inglesa.
De economistas como Adam Smith o Ricardo, toma el modo en el que analizan la
economía y la relación entre el valor y el trabajo que regula la actividad productiva. Van
a ser claves para el análisis marxista del trabajo de su época y el concepto de alienación.
Para ambos el origen de la riqueza no es la tierra, sino el trabajo. Sin embargo, Marx
criticó a los economistas ingleses, porque aportaron la base teórica al capitalismo (por
ejemplo: la ley de la oferta y la demanda de Adam Smith). Además, para Marx, el trabajo
ya no es la actividad con la que el hombre se realiza, sino que en el seno de la sociedad
capitalista, lo embrutece y lo esclaviza. Marx encuentra en la teoría del valor de David
Ricardo el punto de partida para su propia teoría del trabajo. Para Ricardo, el valor del
trabajo equivale a lo que cuesta renovar la capacidad del trabajo consumida. Así, el patrón
paga al trabajador con lo necesario para que recupere sus fuerzas. Esto lleva a salarios
ínfimos. El trabajo es una mercancía, un medio por el que el trabajador recibe un salario.
Como luego veremos, también el concepto de plusvalía será esencial en el análisis social
y filosófico que desarrolla Marx.
2. EL PROBLEMA DEL SER HUMANO: EL HOMO FABER Y LA
ALIENACIÓN.
¿Qué particular concepción del ser humano tiene Marx partiendo de su concepción
de la filosofía como arma para
transformar el mundo? ¿En qué
condiciones se encuentra el ser humano
en el sistema capitalista? ¿Qué tipo de
revolución necesita el sistema para que
el hombre se reconcilie consigo mismo
tras su evidente alienación? Vamos a
bosquejar, en primer lugar, la
concepción que tiene Marx del ser
humano. Después, analizaremos los
problemas de la sociedad capitalista en
nuestro intento de concebir al ser
humano.
2.1. LA ANTROPOLOGÍA MARXISTA.
Marx concibe al ser humano en términos generales como homo faber, como
hombre trabajador o productor. El hombre se realiza a sí mismo mediante el trabajo. ¿Qué
es el trabajo? No es otra cosa que la transformación de la naturaleza. Es una mediación
dialéctica, pues mediante el trabajo el hombre niega la naturaleza, transformándola en
producto humano y al mismo tiempo, se afirma a sí mismo. En este producto, el hombre
se proyecta. Aquí ya advertimos la vertiente práctica y no teórica en la concepción de
Marx sobre el ser humano. El hombre no es razón (Aristóteles), no es pensamiento
(Hegel), es trabajo.
De esta primera característica, también se deriva otra: el ser humano es un ser
dinámico, universal, pues negando la naturaleza se afirma a sí mismo. Es producto
universal y consumidor universal. ¿Por qué? Porque todo ser humano tiene necesidades
que satisfacer. La diferencia con otros seres vivos, como los animales, es que estas
necesidades se satisfacen a través del trabajo. Es una satisfacción mediata (el trabajo
media en este proceso), al contrario que la satisfacción inmediata del resto de los
animales. El ser humano, además, produce herramientas, instrumentos para transformar
la naturaleza, con los que puede elaborar una cantidad ingente de productos.
El ser humano es un ser social. Resuena la filosofía de Aristóteles cuando
afirmaba que el ser humano es un animal social y político por naturaleza. El hombre
individual no es más que una abstracción, porque el hombre es hombre en sociedad.
Finalmente, el ser humano es un ser histórico. Las circunstancias históricas
que rodean al ser humano lo condicionan, de manera que no existe una esencia inmutable
y universal que hace al ser humano ser lo que es (al contrario que para Aristóteles, por
ejemplo). El ser humano no tiene naturaleza fija, pues se realiza a sí mismo
dialécticamente, a través de la historia, en la que se suceden diversos modos de
producción, como veremos.