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UNIDAD X

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UNIDAD X. PROPIEDADES ESPECIALES.

DISTINTOS
SUPUESTOS.

1. Derechos intelectuales. Naturaleza jurídica. Nociones de la ley


11.723. Producciones autorales protegidas: nacionales y extranjeras. Titulares. Facultades.
Contratos para su explotación económica. Duración del derecho. Registro de la producción
intelectual. Protección legal ante las denuncias al Registro y actuaciones judiciales.
2. Derecho de aguas. Metodología legal. Mar territorial (jurisdicción
nacional y provincial). Plataforma continental. Aguas pluviales. Régimen jurídico de los
ríos, lagos, vertientes e islas. Aguas subterráneas.
3. Sepulcros.
4. Nuevas manifestaciones de la propiedad. Barrios Cerrados, Clubes
de Campo, etc.
5. Jurisprudencia. Análisis de casos.

1. Derechos intelectuales. Naturaleza jurídica. Nociones de la ley


11.723.

Al tratar la teoría dualista clásica que sigue nuestro Código Civil


respecto a la diferenciación entre los derechos reales y personales hemos dejado a los
denominados “derechos intelectuales” en una tercera categoría (tertius genius).1

Los Derechos Intelectuales confieren en el aspecto económico unas


prerrogativas que son oponibles también contra todo el resto de la
colectividad. Tienen la fuerza de los derechos absolutos y por eso es
que a veces los clasificamos o los colocamos para su estudio dentro del
programa de los derechos reales, como un derecho absoluto más, de tipo

1
V. el tomo I de la presente obra, introducción.

1
económico que se da contra todos y que permite en cierta forma, de
manera directa e inmediata al derechohabiente, al titular del derecho
subjetivo, el sacar su provecho, su beneficio de la cosa (del objeto
del derecho, de ese derecho intelectual).2

Para responder el porqué nacieron los derechos intelectuales se ha


relatado que el derecho de autor ha sido una reacción jurídica ante un hecho tecnológico
como fue la creación de la imprenta, que al permitir la reproducción de copias generó que
las obras artísticas y literarias se incorporaran al comercio. Las nuevas tecnologías de fines
del siglo XIX y principios del XX (la grabación, la radio, la cinematografía, la televisión)
fueron marcando sucesivas evoluciones del derecho de autor, y se incorporaron tanto
nuevas obras protegidas como nuevos derechos sobre distintas formas de explotación de las
obras preexistentes. En las últimas dos décadas, estos adelantos tecnológicos se han
multiplicado de manera vertiginosa, no sólo en cantidad sino también en calidad. La
irrupción de los ordenadores, el mejoramiento de las telecomunicaciones y la globalización
del comercio han producido una revolución en la vida moderna, que se refleja
particularmente en el derecho de autor.3

Los derechos intelectuales han sido definidos en forma amplia al


conceptuarse que son las manifestaciones de la inteligencia del hombre o los valores
emergentes de signos distintivos, que no son cosas corpóreas ni prestaciones de otras
personas, pero cuya utilización representa un valor patrimonial.4

Las teorías que explican la naturaleza jurídica de los derechos


intelectuales fueron evolucionando históricamente y pasaron de atribuirse como un
2
MOISSET DE ESPANÉS, Luis, Clases de Derechos Reales, publicado en
http://www.acaderc.org.ar/doctrina/articulos
3
?
ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, Código Civil, Astrea, T. 8, p. 252.
4
PAPAÑO, Ricardo José- KIPER, Claudio Marcelo-DILLÓN, Gregorio Alberto y CAUSSE, Jorge Raúl,
Derechos Reales, T° III, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1990, p. 321.

2
privilegio (en el derecho español, francés e inglés y hasta la revolución de 1789) a
considerarse la “propiedad” del autor.

A partir del siglo XX tuvo auge la teoría de la personalidad, de


Inmanuel KANT, que veía en la obra una prolongación de la persona del autor, cuya
personalidad no puede ser disociada del producto de su inteligencia. Esta teoría niega la
posibilidad de ceder la obra; el autor no puede desprenderse de su personalidad y por ende,
sólo puede ceder el ejercicio de sus derechos.5

Dentro de otro contexto, se ha desarrollado la teoría de los bienes


jurídicos inmateriales, donde se reconoce al autor un derecho sui generis absoluto sobre su
obra, de naturaleza real, dentro de la gran familia de los derechos reales, distinto de la
relación jurídica de naturaleza personal entre el autor y la obra, que pertenece a los
derechos de la personalidad. Acorde con esta teoría, el jurista belga Edmond PICARD
desarrolló la teoría de los derechos sobre los bienes intelectuales, o sea, un derecho sobre
las cosas incorpóreas como complemento de los derechos reales sobre las cosas materiales. 6

En nuestro país, con fundamento en las líneas directrices de lo


preceptuado por la Constitución Nacional en su artículo 17 7, la ley 11.7238 ha regulado la
estructura de los derechos intelectuales, su naturaleza, alcance, registración, efectos
jurídicos y demás notas que caracterizan a este tercer género9.
5
ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., p. 254.
6
ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., p. 254.

7
“…todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que
le acuerde la ley”.
8
PROPIEDAD INTELECTUAL. (Con las reformas de los decretos-leyes 12.063/57 y 1224/58 y las leyes
20.098, 23.479, 23.741, 24.249, 24.286 y 25.036)
9
Nobleza obliga debemos mencionar que la doctrina no es pacífica ni concordante respecto a la naturaleza de
los derechos intelectuales. Para importantes juristas estos derechos –desglosado lo referente a marcas,
patentes, nombre de comercio, etc., que formaría parte de la propiedad industrial- no podría considerarse parte
del tronco común sino que tendrían una suficiente autonomía en función de la mayor injerencia del poder
público, el grado más intenso que cuadra al interés colectivo, etc.. Esta autonomía debiera generar que todos
estos principios y reglas especiales puedan tener un marco legal orgánico y propio. V. LAFAILLE, Héctor -

3
La ley en su artículo primero establece que “las obras científicas,
literarias y artísticas, comprenden los escritos de toda naturaleza y extensión, entre ellos
los programas de computación fuente y objeto, las compilaciones de datos o de otros
materiales; las obras dramáticas, composiciones musicales, dramático-musicales; las
cinematográficas, coreográficas y pantomímicas; las obras de dibujos, pintura, escultura,
arquitectura; modelos y obras de arte o ciencia aplicadas al comercio o a la industria; los
impresos, planos y mapas; los plásticos, fotografías, grabados y fonogramas; en fin, toda
producción cinematográfica, literaria, artística o didáctica, sea cual fuere el
procedimiento de reproducción. La protección del derecho de autor abarcará la expresión
de ideas, procedimientos, métodos de operación y conceptos matemáticos pero no esas
ideas, procedimientos, métodos y conceptos en sí”.

Cuando la ley argentina menciona a las obras científicas, literarias y


artísticas hace hincapié en la protección de todo tipo de obra inmaterial, sin referirse
exclusivamente al “derecho de autor”. A través de esta concepción amplia, la doctrina
justifica una mayor tutela del derecho porque se comprende no solamente a las creaciones
de personas físicas, sino a todo tipo de creaciones, incluso a las que provienen de personas
jurídicas.

El sistema de la ley, en este aspecto, se acerca más a la concepción


del copyright derivada de los privilegios reales que a la casi contemporánea doctrina de los
derechos personales del autor. La doctrina que ha imperado en la ley 11.723 puede
vincularse con los conceptos de PICARD (ius in re inmaterialis) y la jurisprudencia ha
reafirmado la naturaleza jurídica adoptada por el legislador para la protección de los
derechos intelectuales de los autores y otros titulares, al expresar que en el ordenamiento
positivo nacional “el derecho intelectual está asimilado al derecho real de dominio, de
modo que el autor goza sobre su obra de todos los derechos del propietario, entre lo cuales

ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º Edición actualizada y
ampliada, T III, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p. 185/186.

4
se encuentran los de publicarla, exponerla en público y enajenarla (art. 2°, ley 11.723) por
la vía que estime más apropiada”.10

Producciones autorales protegidas: nacionales y extranjeras.

Tal como lo describe el art. 1° de la ley se encuentran protegidos –


entre otros- los trabajos científicos de todo tipo, las frases publicitarias, las composiciones
musicales, obras cinematográficas, audiovisuales, dibujos, pinturas, fotografías y –en virtud
de la reciente incorporación de la ley 25.036, también están expresamente tutelados los
programas de computación (software).

En relación a las obras extranjeras, nuestro país brinda la misma


protección que a las obras de autores nacionales. En el art. 13 de la ley de propiedad
intelectual se dispones que todas las disposiciones –con exclusión del art. 57 11- son
igualmente aplicables a las obras científicas, artísticas y literarias, publicadas en países
extranjeros, sea cual fuere la nacionalidad de sus autores, siempre que pertenezcan a
naciones que reconozcan el derecho de propiedad intelectual.

Titulares. Facultades. Contratos para su explotación económica.


Duración del derecho.

10
ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 255.
11
“En el Registro Nacional de Propiedad Intelectual deberá depositar el editor de las obras comprendidas en
el artículo 1º tres ejemplares completos de toda obra publicada, dentro de los tres meses siguientes a su
aparición. Si la edición fuera de lujo o no excediera de 10 ejemplares, bastará con depositar un ejemplar. El
mismo término y condiciones regirán para las obras impresas en país extranjero, que tuvieren editor en la
República y se contará desde el primer día de ponerse en venta en territorio argentino. Para las pinturas,
arquitecturas, esculturas, etcétera, consistirá en depósito de un croquis o fotografía del original, con las
indicaciones suplementarias que permitan identificarlas. Para las películas cinematográficas, el depósito
consistirá en una relación del argumento, diálogos, fotografías y escenarios de sus principales escenas. Para
los programas de computación, consistirá en el depósito de los elementos y documentos que determine la
reglamentación”.

5
La titularidad de los derechos intelectuales se concede en virtud del
art. 4° a las siguientes personas:

a) Al autor de la obra;
b) A sus herederos o derechohabientes;
c) A los que con permiso del autor la traducen, refunden, adaptan,
modifican o transportan sobre la nueva obra intelectual resultante.
d) Y a las personas físicas o jurídicas cuyos dependientes contratados
para elaborar un programa de computación hubiesen producido un programa de
computación en el desempeño de sus funciones laborales, salvo estipulación en contrario.

Son autores las personas que, por el solo hecho de su esfuerzo


creativo, han aportado a la sociedad un elemento inmaterial nuevo al combinar de una
manera original y novedosa –en cuanto sea distinta de otras obras- elementos preexistentes
en la cultura o en la naturaleza, y han obtenido un resultado singular que en las obras
individuales expresa también características personales de su autor.12

Las amplias facultades que concede la ley se desprenden del art. 2°


que dispone que el derecho de propiedad de una obra científica, literaria o artística
comprende para su autor la facultad de disponer de ella, de publicarla, de ejecutarla, de
representarla y exponerla en público, de enajenarla, de traducirla, de adaptarla o de
autorizar su traducción y de reproducirla en cualquier forma.

Este artículo consagra en términos amplios los derechos exclusivos


del autor, conocidos como derechos patrimoniales. Estos derechos, en el campo del
derecho de autor, están “dentro de los derechos reales como un típico dominio imperfecto,
por ser temporarios para el mismo autor y sus derechohabientes”. El autor tiene sobre su
obra el derecho a usarla, es decir, emplearla conforme a su voluntad, a disfrutarla o a
12
ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 319.

6
aprovecharla de todos los modos posibles de explotación y a disponer de la obra, en todo
sentido, desde mantenerla inédita hasta enajenarla o gravarla, siempre conforme a su
naturaleza. Es decir, la doctrina de la propiedad intelectual concede al autor la clásica
trilogía románica del ius utendi, ius fruendi, ius abutendi.13

A su turno, el art. 5° fija el alcance de la propiedad intelectual


(duración) al disponer que corresponde a los autores durante su vida y a sus herederos o
derechohabientes, hasta setenta años contados a partir del 1° de enero del año siguiente al
de la muerte del autor. En el caso de obras en colaboración, el plazo se contará a partir del
1° de enero del año siguiente del fallecimiento del último colaborador. Para las obras
póstumas, el plazo de 70 años se contará a partir del 1° de enero del año siguiente al de la
muerte del autor.

La limitación temporal de la propiedad intelectual se ha explicado


como un intento de armonizar o compatibilizar la protección concedida al autor con otro fin
social, cual es el de facilitar, mediante la caída de la obra en el dominio público, el libre
acceso de la comunidad a ellas. Los creadores se nutren de elementos preexistentes en la
propia colectividad para ordenarlos de manera personal, original y novedosa, y la
comunidad, a su vez reclama que se facilite su acceso a los bienes artísticos y culturales
nacidos de su seno.14

Respecto a las obras cuya propiedad intelectual le pertenece a las


personas jurídicas, el art. 8° establece el plazo de 50 años que deberán contarse desde su
primera publicación.

Registro de la producción intelectual.

13
ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 299 y 300.
14
V. ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 324.

7
El art. 57 de la ley crea el denominado Registro Nacional de
Propiedad Intelectual, que en la actualidad está a cargo de la Dirección Nacional del
Derecho de Autor, bajo la órbita del Ministerio de Justicia de la Nación.

Las características de la inscripción son:

a) legalidad, por cuanto la autoridad efectúa un control y calificación


de la obra cuya inscripción se pretende.

b) folio real, en donde queda asentado el título de la obra, autor,


editor, etc. con un ejemplar o copia –por lo menos- de la obra registrada.

c) oponibilidad, que surge recién a partir de su inscripción. Si la


misma no se efectúa dentro del plazo de tres meses desde su aparición el derecho de autor
queda en suspenso y surge una licencia o restricción no remunerativa para utilizarla
económicamente. Se trata entonces de un registro que, sin ser constitutivo de derechos,
resulta necesario a los efectos de su ejercicio.15

A fin de evitar equívocos debemos recalcar que el derecho de autor


sobre una obra intelectual no nace como consecuencia de su inscripción en el registro, sino
en una etapa anterior: el momento en que dicha obra ha sido concebida.16

De los términos de la ley podemos extraer cuáles son los requisitos


del procedimiento de inscripción y los efectos que se sucederán a partir de la misma:

a) Certificado provisorio de depósito legal: Al que se presente a


inscribir una obra con los ejemplares o copias respectivas, se le entregará un recibo
15
V. ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 460.

16
V. ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 463.

8
provisorio, con los datos, fecha y circunstancias que sirven para identificar la obra,
haciendo constar su inscripción (art. 58).

b) El Registro Nacional de la Propiedad Intelectual efectuará


diariamente la publicación de las obras presentadas por medio del Boletín Oficial, con
indicación de su título, autor, editor, clase a la que pertenece y demás datos que las
individualicen.

c) Pasado un mes desde la publicación, sin haberse deducido


oposición, el Registro las inscribirá y otorgará a los autores el título de propiedad definitivo
si éstos lo solicitaren.

d) Reclamo: Si hubiese algún reclamo dentro del plazo del mes


indicado, se levantará un acta de exposición, de la que se dará traslado por cinco días al
interesado, debiendo el director del Registro Nacional de Propiedad Intelectual resolver el
caso dentro de los 10 días subsiguientes.

e) Garantía: El depósito de las obras, hecho por el editor, garantiza


totalmente los derechos del autor sobre su obra y los del editor sobre su edición.

f) Suspensión: La falta de inscripción trae como consecuencia la


suspensión del derecho del autor hasta el momento en que la efectúe, recuperándose dichos
derechos en el acto mismo de la inscripción, por el término y condiciones que corresponda,
sin perjuicio de la validez de las reproducciones, ediciones, ejecuciones y toda otra
publicación hecha durante el tiempo en que la obra no estuvo inscripta (art. 63).

g) Una vez efectuada la registración correspondiente, constará en un


folio la inscripción de cada obra con el número de expediente y todas las menciones
identificadas ut-supra en “b”.

9
h) El registro también inscribirá todo contrato de edición, traducción,
compraventa, cesión, participación y cualquier otro vinculado con el derecho de propiedad
intelectual, siempre que se hayan publicado las obras a que se refieren y no sea contrario a
las disposiciones de esta ley.

La inscripción de los contratos resulta conveniente por la seguridad


jurídica que de ello deriva, y también por su posibilidad de oposición a terceros, atento a la
prelación que da la fecha cierta.17

Protección legal ante las denuncias al Registro y actuaciones


judiciales.

En el capítulo dedicado a las “medidas preventivas”, la ley autoriza el


dictado de cautelares al disponer que los jueces podrán, previa fianza, de los interesados,
decretar preventivamente la suspensión de un espectáculo teatral, cinematográfico,
filarmónico u otro análogo; el embargo de las obras denunciadas, así como el embargo del
producto que se haya percibido por todo lo anteriormente indicado y toda medida que sirva
para proteger eficazmente los derechos que ampare esta Ley (art. 79).

Además de las medidas cautelares que genéricamente concede el


ordenamiento en análisis, la ley también se encarga de fijar un trámite especial para el
juicio teniendo en consideración la naturaleza del derecho en discusión. Así prevé:

a) El procedimiento y términos serán los que establezcan los


respectivos códigos de Procedimientos, en lo Civil y Comercial, con las siguientes
modificaciones:
- apertura a pruebas a pedido de cualquiera de las partes con la
posibilidad de ampliar el plazo probatorio hasta 30 días;

17
V. ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., 472.

10
- durante la prueba y a pedido de los interesados se podrá decretar
una audiencia pública, en la sala del tribunal donde las partes, sus letrados y peritos
expondrán sus alegatos u opiniones.

- cuando la importancia del asunto y la naturaleza técnica de las


cuestiones lo requiera, se podrá designar un jurado de idóneos en la especialidad de que se
tratare, debiendo estar presidido para las cuestiones científicas por el Decano de la Facultad
de Ciencias Exactas o la persona que éste designare, bajo su responsabilidad, para
reemplazarlo; para las cuestiones literarias, el Decano de la Facultad de Filosofía y Letras;
para las artísticas, el Director del Museo Nacional de Bellas Artes y para las musicales, el
Director del Conservatorio Nacional de Música.

- el jurado se reunirá y deliberará en último término en la audiencia


que establece el inciso anterior. Su resolución se limitará a declarar si existe o no la lesión a
la propiedad intelectual, ya sea legal o convencional.

- esta resolución valdrá como los informes de los peritos nombrados


por partes contrarias, cuando se expiden de común acuerdo.

b) el juez podrá seguir o no lo resuelto por el jurado de idóneos,


según la sana crítica sentencial.

Además del trámite judicial, la ley regula la denominada “denuncia”


administrativa ante el Registro, en donde cualquier persona puede poner en conocimiento
de la autoridad la mutilación de una obra literaria, científica o artística, los agregados, las
transposiciones, la infidelidad de una traducción, los errores de concepto y las deficiencias
en el conocimiento del idioma del original o de la versión. También podrá procederse de
oficio cuando se trate de una obra que haya caído en el dominio público.

11
2. Derecho de aguas. Metodología legal.

El régimen de aguas previsto por el codificador –con más la reforma


de la ley 17.711- forman una estructura en donde se reserva para el derecho público una
parte mayoritaria y para el derecho privado lo remanente. Asimismo, la tendencia actual es
a una mayor injerencia del Estado porque prácticamente todo el sistema de aguas tiene una
directa vinculación con el medio ambiente en donde el orden público ha absorbido toda la
regulación.

En el art. 2340 del Código se dispone que son bienes del dominio
público:

1º Los mares territoriales hasta la distancia que determine la


legislación especial, independientemente del poder jurisdiccional sobre la zona contigua;
2º Los mares interiores, bahías, ensenadas, puertos y ancladeros;

3º Los ríos, sus cauces, las demás aguas que corren por cauces
naturales y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés
general, comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del
derecho del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida de su
interés y con sujeción a la reglamentación;

4º Las playas del mar y las riberas internas de los ríos, entendiéndose
por tales la extensión de tierra que las aguas bañan o desocupan durante las altas mareas
normales o las crecidas medias ordinarias;

5º Los lagos navegables y sus lechos;

12
6º Las islas formadas o que se formen en el mar territorial o en toda
clase de río, o en los lagos navegables, cuando ellas no pertenezcan a particulares;

7º Las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra


pública construida para utilidad o comodidad común;

Más allá de su importancia económica y política, desde el punto de


vista legal, el agua puede ser pública o privada, según que pertenezca al dominio público o
privado.18

También se pondera que el régimen del agua –sea de derecho


público, sea de derecho privado- varía en cada legislación y nación, e incluso dentro de las
mismas naciones porque la regulación dependerá si es un elemento de la naturaleza que
escasea o si por el contrario está en supremacía.

En sentido genérico es dado caracterizar el “problema del agua”, que


es universal, como el conjunto de cuestiones económicas, sociales y jurídicas derivadas de
la escasez o de la abundancia de aquel factor, cuyo valor teórico y práctico hemos
procurado poner de relieve. Entre nosotros, tanto como en varios estados americanos, las
dificultades se acrecientan por la variedad de los climas y la amplitud del territorio. Así
como en el altiplano de Bolivia no puede aplicarse las mismas reglas que en la cuenta
amazónica, ni en Atacama igual criterio que para Magallanes, existen dentro de nuestros
límites, lugares en que la precipitación anual de las lluvias en abundante, según acontece en
la costa y en las provincias del Este; mientras que ella es limitada hasta el extremo en las
andinas y la meseta patagónica.19

18
V. ZANNONI, Eduardo A. -KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, Código Civil, T° 10, 149.
19
V. LAFAILLE, Héctor - ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º
Edición actualizada y ampliada, T II, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p. 571.

13
Mar territorial (jurisdicción nacional y provincial). Plataforma
continental.

Terminológicamente “mar” es el depósito común de las aguas que


fecundan la tierra y debe entenderse como la masa de agua salada que rodea los
continentes.20

La doctrina distingue entre mar libre, mar jurisdiccional, mar


territorial y aguas marítimas interiores. El mar libre es la extensión marítima situada fuera
de los límites del mar adyacente (mar jurisdiccional y el territorial) y pertenece al
patrimonio de la humanidad. Mar jurisdiccional o zona contigua es la porción de aguas
marinas comprendidas entre el límite del mar territorial y el comienzo del mar libre. El
Estado tiene jurisdicción para fines de policía. Mar territorial es aquél donde el Estado
ejerce su poder dominial y soberano.21

La ley 24.922 que declaró del dominio y jurisdicción de las


provincias con litoral marítimo los recursos vivos que pueblan las aguas interiores y el mar
territorial argentino adyacente a sus costas hasta las doce millas marinas tiene por su propia
especificidad, un alcance acotado a la actividad pesquera 22, porque no se modifica el
criterio del art. 2340 del Código ni los tratados internacionales.

En el caso de la República Argentina la mención que efectúa el inc.


2° a “mares interiores” resulta redundante habida cuenta que no existe ninguno en el país.

20
Diccionario de la Real Academia: Del lat. mare). 1. amb. Masa de agua salada que cubre la mayor parte de
la superficie de la Tierra…. V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 150.
21
V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 150. La extensión del mar
territorial ha variado con el tiempo y con las legislaciones de cada país. Actualmente la III Conferencia sobre
Derecho del Mar (1982) estableció que la anchura del mar territorial tiene como límite doce millas marinas
medidas a partir de las líneas de base.
22
V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 151.

14
La ley 23.968 denominada de “espacios marítimos” define para
nuestro país algunos de los conceptos incorporados por el Código Civil. Así dispone que:

a) El mar territorial argentino se extiende hasta una distancia de


DOCE (12) millas marinas a partir de las líneas de base (identificadas en los Anexos
correspondientes).

b) La Nación Argentina posee y ejerce soberanía plena sobre el mar


territorial, así como sobre el espacio aéreo, el lecho y el subsuelo de dicho mar (art. 3°).

c) En el mar territorial se reconoce a los buques de terceros Estados


el derecho de paso inocente, siempre que el mismo se practique de conformidad con las
normas del derecho internacional y a las leyes y reglamentos que la República Argentina
dicte en su condición de Estado ribereño.

d) La zona contigua argentina se extiende, más allá del límite exterior


del mar territorial, hasta una distancia de VEINTICUATRO (24) millas marinas medidas a
partir de las líneas de base que se establecen en el artículo 1 de la presente ley. La Nación
Argentina en ejercicio de su poder jurisdiccional, podrá en esta zona prevenir y sancionar
las infracciones a sus leyes y reglamentos en materia fiscal, sanitaria, aduanera y de
inmigración, que se cometan en su territorio o en su mar territorial (art. 4°).

e) La zona económica exclusiva argentina se extiende, más allá del


límite exterior del mar territorial, hasta una distancia de DOSCIENTAS (200) millas
marinas a partir de las líneas de base que se establecen en el artículo 1 de la presente ley.

f) La plataforma continental sobre la cual ejerce soberanía la Nación


Argentina, comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más
allá de su mar territorial y a todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el
borde exterior del margen continental, o bien hasta una distancia de DOSCIENTAS (200)

15
millas marinas medidas a partir de las líneas de base que se establecen en el artículo 1 de la
presente ley, en los casos en que el borde exterior no llegue a esa distancia (art. 6°).

g) Se entiende por milla marina, la milla náutica internacional


equivalente a mil ochocientos cincuenta y dos (1.852) metros.

Aguas pluviales. Régimen jurídico de los ríos, lagos, vertientes e


islas.

A partir del inc. 3° del recién transcripto art. 2340 se dejan atrás las
“aguas marítimas” y se reputa del dominio público del Estado a los ríos, sus cauces, las
demás aguas que corren por cauces naturales y toda otra agua que tenga o adquiera la
aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas.

Las denominadas aguas “pluviales” o “de lluvias” son aquellas que


tienen el origen indicado por el nombre, mientras no se confundan con otras, como las de
un río, lago o corriente subterránea.

Las aguas pluviales tendrán una naturaleza diferente según el lugar a


donde precipitan las mismas: a) heredad privada y b) lugares públicos.

Si el agua cayese en terreno privado, nuestro Código establece que


les pertenece a los dueños de las heredades, o donde entrasen, y les es libre disponer de
ellas o desviarlas, sin detrimento de los terrenos inferiores (art. 2635).

Recordemos que aquí podemos reeditar la discusión relativa a la


naturaleza jurídica de la forma de adquisición de estas aguas; ora por el criterio de
apropiación, ora por el de accesión.

16
En igual sentido de atribución de propiedad al titular del fundo, el
Código dispone que las vertientes que nacen y mueren dentro de una misma heredad,
pertenecen, en propiedad, uso y goce, al dueño de la heredad.

Cuando las aguas pluviales caigan en terrenos públicos resulta


aplicable el art. 2636 que dispone: “Todos pueden reunir las aguas pluviales que caigan en
lugares públicos, o que corran por lugares públicos, aunque sea desviando su curso
natural, sin que los vecinos puedan alegar ningún derecho adquirido”.

La tesis del dominio público es la que mejor explica la norma toda


vez que según MARIENHOFF el Estado en vez de dar autorizaciones especiales para usar
de ese bien público, ha dado una autorización general 23, razón por la cual todos pueden
“reunir” esas aguas y aprovecharlas.

Respecto a la mención que efectúa el inciso tercero a partir de la


reforma de la ley 17.711 se entiende que “el dominio público alcanza no sólo a los ríos,
sino también a arroyos, torrentes, y en principio aun a las vertientes”.24

Respecto a los lagos, aquellos que son navegables caen bajo la esfera
del dominio público. La derogación de la aclaración que tenía el texto originario (“lagos
navegables por buques de más de cien toneladas”) creo un importante problema en la
doctrina y en la jurisprudencia porque aún se sigue discutiendo cuáles son los fundamentos
objetivos para determinar la navegabilidad o no de un lago o laguna.

La cuestión es grave pues, según una posición doctrinal, dado que el


Código no resuelve expresamente quién es el titular de los lagos no navegables (por lo que,
23
LAFAILLE-ALTERINI, opus cit., T II, p. 600.
24
LAFAILLE-ALTERINI, opus cit., T II, p. 604. ALTERINI, como actualizador de la obra del maestro
LAFAILLE, aclara que en coincidencia con la opinión de este autor, el río tiene un caudal mayor que el
arroyo y con una perennidad más definida; por su parte el torrente está normalmente seco y cuando se nutre
con las aguas de deshielo y lluvias su curso es rápido.

17
en principio, serían privados), cuando el poder administrador decide que un lago es o no
navegable, también está resolviendo si ese lago pertenece al dominio del Estado o al de los
particulares.25

Y, siguiendo con el orden del título, el art. 2350 se refiere a las


vertientes que nacen y mueren dentro de una misma heredad y les atribuye la propiedad
(pleno uso y goce), al dueño de la heredad.

El artículo hace referencia a una de las pocas aguas privadas que


quedan en la legislación argentina. Aguas privadas –dice MARIENHOFF- son las
pertenecientes al dominio privado de las personas, y sobre las cuales éstas ejercen un
derecho de dominio de igual naturaleza que el ejercido sobre los demás bienes que integran
su patrimonio.26

En relación a las islas, que es una extensión de tierra fija rodeada de


agua, cuya altura supera la de las más altas aguas en su estado normal, le pertenece al
dominio público natural.27

Aguas subterráneas.

Son aguas subterráneas aquellas que normalmente se encuentran en el


interior de la tierra y que sólo afloran de un modo ocasional. Cuando esto acontece por obra
de la naturaleza, tenemos las aguas surgentes.28

25
V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 159, con cita de ALLENDE.
26
V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 181.
27
V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 160.
28
LAFAILLE-ALTERINI, opus cit., T II, p. 600. Los autores definieron que “aguas surgentes” o “nacientes”
son las que originan los ríos y arroyos; son las que surgen a la superficie a través de un manantial, ojo de
agua, fuente o vertiente, siendo todos estos sinónimos que tienen la misma solución legal, aunque
técnicamente se hayan distinguido.

18
Con la reforma de la ley 17.711 no quedan dudas que las aguas
subterráneas son públicas con la salvedad que autoriza al dueño del fundo a extraer las
necesarias en la medida de su interés y con cumplimiento de la respectiva reglamentación
(inc. 3°, art. 2340).

Se justifica que el Estado sea no sólo el propietario, sino también el


regulador de las aguas subterráneas, dada la importancia que tienen desde el punto de vista
económico y social.29

3. Sepulcros.

En este breve análisis solo enfocaremos la cuestión desde la óptica


del derecho civil, es decir desde la perspectiva de cuáles derechos y deberes tiene el titular
de un sepulcro.

Como se conoce, es el derecho administrativo el que regula todo lo


concerniente a los cementerios; crean las instalaciones o autorizan a que particulares las
levanten, adjudica en forma perpetua o a muy largo plazo los lotes donde se emplazarán los
cementerios, ejerce el poder de policía, el cuidado, higiene, salubridad, etc. Todo ello se
encuentra regido por normas de derecho público municipal, es decir que es ajeno a la
materia que aquí estudiamos.

En el orden de las relaciones de derecho privado, es menester que se


analice cuanto concierne a la posibilidad de gravar o transmitir el uso de las sepulturas; la
embargabilidad de las mismas; la posición del titular frente a la familia, etc. 30

29
V. ZANNONI-KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, opus cit., T° 10, 156, en donde se advierte que en
la actualidad los medios tecnológicos podrían permitir que algún propietario hiciera un aprovechamiento
abusivo e ilimitado porque modernos equipos de bombeo podrían agotar ricas napas subterráneas…”.
30
LAFAILLE, Héctor - ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º
Edición actualizada y ampliada, T III, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p.122.

19
En primer lugar comenzaremos con la cuestión terminológica.
Cementerios son los lugares habilitados para inhumación de cadáveres. Tal inhumación
puede realizarse en meras sepulturas, ya en osarios o fosas comunes, en nichos o en la
tierra, o en construcciones levantadas en los cementerios, que genéricamente se conocen
como sepulcros y que comprende las bóvedas, los panteones y los mausoleos. 31

Más allá de la cuestión administrativa a la cual ya hicimos mención,


lo importante aquí es considerar la posible existencia de un derecho de propiedad sobre el
sepulcro; derecho que admitirá –o no- la usucapión, el ejercicio de acciones posesorias o
reales, un condominio, etc.

La doctrina judicial no vacila en cuanto al carácter patrimonial del ius


sepulcri, aunque con ciertas particularidades fundadas en evidentes razones religiosas,
éticas y morales. Tampoco se objeta la posibilidad de usucapir el sepulcro y establece que
resultan actos posesorios la detentación del título de propiedad de la bóveda, la inhumación
de cadáveres en ella, la disposición sobre el destino de los restos allí depositados, la
contratación del cuidador para su limpieza y vigilancia, y la atención personal que se preste
a la bóveda.32

En segundo lugar y en orden a los derechos y deberes del titular del


sepulcro y sin obviar las naturales dificultades que surgen en una materia aún confusa, se ha
sostenido que el titular tiene derecho a inhumar los restos –salvo que el fundador haya
previsto lo contrario. Como deber se cuenta el de conservar el sepulcro, cumplir la voluntad
del fundador y las obligaciones impuestas al concesionario por la autoridad
administrativa.33
31
LAFAILLE, Héctor - ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º
Edición actualizada y ampliada, T III, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p.125.
32
LAFAILLE, Héctor - ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º
Edición actualizada y ampliada, T III, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p.134.
33
LAFAILLE, Héctor - ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º
Edición actualizada y ampliada, T III, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p.127. Se justifica la
regulación de esta materia porque el legislador debe intervenir para que se honre a los muertos, y a fin de que

20
Entonces, la tendencia actual es a dejar bajo la órbita del derecho
administrativo todo el haz de facultades del Estado para regular los sepulcros en forma
directa o a través de concesiones.

Lo referente a la relación de derecho privado entre el titular y el


sepulcro ha sido materia de tratamiento en los últimos proyectos de unificación civil y
comercial.

El Proyecto de 2012 establece que se consideran cementerios


privados a los inmuebles de propiedad privada afectados a la inhumación de restos
humanos (art. 2103), debiéndose aplicar las normas de los derechos reales (art. 2112).

4. Nuevas manifestaciones de la propiedad. Barrios Cerrados,


Clubes de Campo, etc.

Los clubes de campos, los barrios cerrados o privados, los


cementerios privados, los parques industriales, etc. han aparecido en los últimos 30 años
como la última manifestación de los derechos reales.

Como fenómenos sociales, su mayor desarrollo se advierte en los


países que adoptan una economía de mercado, en los que el consumo de bienes y servicios
surge del juego entre la oferta y la demanda, sin perjuicio de reconocer la intervención del
Estado, particularmente en lo atinente a la protección del consumidor y a las normas de
derecho administrativo que le imponen diversas limitaciones.34
las personas que aprovechan de sus bienes, les aseguren un sepulcro conveniente cuando el causante no
hubiera adoptado ninguna providencia sobre este particular.
34
LAFAILLE, Héctor - ALTERINI, Jorge Horacio, Derecho Civil, Tratado de los Derechos Reales, 2º
Edición actualizada y ampliada, T VI, La Ley-Ediar, Buenos Aires, junio 2010, p. 266, cuyo capítulo de
“Propiedades especiales” fue actualizado y ampliado por la Dra. Marcela H. TRANCHINI.

21
Estas denominadas “propiedades especiales” fueron caracterizadas
como situaciones jurídicas comunitarias de índole funcional originadas en el
aprovechamiento que hace una pluralidad de sujetos de un inmueble o conjunto de
inmuebles, integrados por partes privativas y sectores, cosas y servicios comunes o de uso
común, indisolublemente unidos.35

Tanto los clubes de campos como los barrios cerrados han nacido –
entre otros motivos- como una forma de protegerse de la creciente inseguridad, y al amparo
de esta forma comunitaria han tenido un llamativo crecimiento en todo el país.

La tendencia actual en nuestro país es la de aprovechar la necesidad


de la gente de protegerse, y si a ello le sumamos la tentación que significa un mayor
contacto con la naturaleza, más espacio y algunos servicios extra –como pueden ser
canchas de golf, tenis, piletas, solariums, etc., se entiende rápidamente el porqué del auge
de estas nuevas formas de propiedad.

Se han definido a los clubes de campo y a los barrios cerrados como


un conjunto de viviendas de propiedad exclusiva que cuentan con áreas comunes destinadas
a redes de circulación, de esparcimiento y servicios generales.36

Más específicamente podríamos decir que el club de campo es un


complejo recreativo residencial ubicado en una extensión suburbana, limitada en el espacio
e integrada por lotes construidos o a construir, independientes entre sí, que cuenta con una
entrada común y está dotado de espacios destinados a actividades deportivas, culturales y
sociales, siendo las viviendas de uso transitorio y debiendo existir entre el área de viviendas

35
Conf. LAFAILLE-ALTERINI, ob. cit., T VI, p. 270.
36
Conf. LAFAILLE-ALTERINI, ob. cit., T VI, p. 303.

22
y el área deportiva, cultural y social una relación funcional y jurídica que convierta al club
de campo en un todo inescindible.37

Entre ambas formas comunitarias podríamos plantear como


diferencia el hecho que en los clubes de campo (ubicados en zonas no urbanas) se
estructura la organización mediante la prestación de servicios más amplios cualitativa y
cuantitativamente. Ello genera que el club de campo presente una mayor complejidad en
tanto son mayores los fenómenos sociales, deportivos, de seguridad, etc. que deben
preverse.

Habida cuenta que aún no se dictó ninguna ley de fondo que defina la
naturaleza jurídica de estas nuevas formas de propiedad, es común que se aplique la ley
13.512 porque de los derechos reales vigentes es el que mejor se adecua –con ciertas
reservas- a la organización o estructuración del club de campo y del barrio cerrado.

El Proyecto de 2012 propone en su art. 2073 que los clubes de


campo, barrios cerrados o privados, parques industriales, empresariales o náuticos, o
cualquier otro emprendimiento urbanístico independientemente del destino de vivienda
permanente o temporaria, laboral, comercial o empresarial que tenga, son denominados
“conjuntos inmobiliarios” y se les aplicará la normativa de la propiedad horizontal con la
salvedad de la regulación especial.

5. Jurisprudencia. Análisis de casos.

DERECHO A LA IMAGEN: PUBLICACION DEL RETRATO DE UNA PERSONA.


REQUISITOS LEGALES CONSENTIMIENTO. CARGA DE LA PRUEBA.

37
PAPAÑO, Ricardo José- KIPER, Claudio Marcelo-DILLÓN, Gregorio Alberto y CAUSSE, Jorge Raúl,
Derechos Reales, T° II, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1990, p. 138. Lo único que habría que actualizar
respecto a la definición que nos trae la obra es la referida a la transitoriedad de la vivienda, porque si bien así
fue en un principio, en la actualidad la realidad es que en la gran mayoría de los casos los propietarios viven
allí en forma permanente.

23
DERECHO TUTELADO. DERECHO A LA PUBLICACION. INTERES GENERAL.
INTIMIDAD DE LA PERSONA. PRESUNCION LEGAL.38

A continuación se transcriben las importantes conclusiones a las que llegara el máximo


Tribunal provincial y que estimamos útiles por las enseñanzas en el correcto
encuadramiento del derecho de propiedad intelectual.

-“Liminarmente, cabe manifestar que el derecho a la imagen se caracteriza como un


derecho personalísimo autónomo como emanación de la personalidad, contenido en los
límites de la voluntad y de autonomía privada del sujeto al que pertenece; integra la
denominada identidad estática, al igual que el nombre y la identificación física (v.gr:
Ricardo Lorenzetti), siendo, en cambio, diferenciado por otros autores (conf. Carlos Ghersi)
(ver voto del Dr. Santos Cifuentes en ED., 174, 225 y ss. y sus citas de págs. 229/230)”.

-“Según lo reconocen la doctrina y jurisprudencia imperantes, tanto el art. 31 de la ley


11.723 como el art. 1071 bis del CC son protectores de ese derecho. El primero ampara
específicamente la protección a la imagen y el segundo sanciona el entrometimiento
arbitrario en la vida ajena, entre los que la propia norma incluye la publicación de retratos,
o sea que, si bien la función tuitiva de una y otra norma puede no coincidir, en otros casos
ello sí ocurre, configurándose la violación de ambos órdenes (conf. Kemelmajer de
Carlucci, ver comentario en Belluscio-Zannoni, CC y leyes complementarias, T. 5, art.
1071 bis, Astrea, Bs.As.)”.

-“En este sentido, y como primera conclusión, se señala que la Cámara no yerra cuando
encuadra el caso dentro de este derecho a la imagen con la consiguiente aplicación de las
normas que a él se refieren. Por lo demás, ello no ha sido objeto de agravios concretos del
recurrente (el que expresamente consiente en que el tema debatido se circunscribe al

38
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Sala Civil y Penal. Sentencia: 32 Fecha: 10/02/2004. ORTIZ
MIGUEL ANGEL Y OTRA Vs. LA GACETA S.A. S/DAÑOS Y PERJUICIOS. DRES.: GANDUR -
BRITO - AREA MAIDANA. Reg: 00015061-00

24
denominado derecho a la "propia imagen", conf. fs. 220), aunque sostiene que de ello no se
deriva un régimen especial, una responsabilidad objetiva, sino que la responsabilidad
correspondiente al caso es la subjetiva que requiere dolo o culpa para su configuración,
entendiendo que estos, junto al perjuicio reclamado, no han sido probados por la parte
actora ni considerados por la Cámara. Ahora bien, la ley 11.723 expresamente establece
que el retrato de una persona no puede ser puesto en el comercio sin el consentimiento
expreso de la persona misma (art. 31). Se prohíbe, por consiguiente la publicación de
retrato sin consentimiento de la persona. De allí que, en principio, la mera publicación sin
consentimiento del retrato de una persona sin causa que la justifique, es un acto indebido
que, como tal, genera responsabilidad”.

-“La ley no confunde la tutela que proyecta con la del honor, desde que no exige algún
ataque a la estima, fama o respetabilidad, y menos un delito de injuria o calumnia. Basta,
objetivamente, la utilización. Tampoco requiere que quede herida la vida íntima o peace of
mind -paz interior-. (Santos Cifuentes, "Derechos Personalísimos", Ed. Astrea, 1995, pág.
523) Asimismo, la CSJN ha decidido que "de una exégesis de la ley 11.723 se extrae que el
legislador ha prohibido -como regla- la reproducción de la imagen en resguardo del
correlativo derecho a ella, que sólo cede si se dan circunstancias que tengan en mira un
interés general que aconseje hacerlas prevalecer por sobre aquél derecho" (LL 1989-C-478;
JA, 1989-I-89)”.

-“Respecto a lo que se considera interés general que justifique a la comunidad reivindicar


cierto derecho a esta clase de publicación, cabe expresar que el derecho sólo encuentra su
límite cuando se enfrenta a un "bien superior colectivo", razón por la cual, cuando la
reproducción de la imagen no es necesaria para el cumplimiento de las finalidades tenidas
en mira por el legislador para consagrar las excepciones -previstas en su articulado-, se
requiere el consentimiento del retratado, o bien el arbitrio de los medios que impidan que
éste sea reconocido”.

25
-“A su vez, la carga de la prueba sobre el consentimiento, en virtud de que es una defensa y
una excepción de responsabilidad, recae sobre quien la alega para evitar las reclamaciones
del titular de la imagen. Frente al hecho violatorio del derecho personalísimo, entonces, la
autorización o la excusa debe ser probada por quien la alega como defensa”.

-“La jurisprudencia dominante ha entendido que la intromisión en la vida de otro debe ser
arbitraria pero que, en el caso de la publicación de retratos, la ley presume "iuris et de iure"
que siempre se viola la intimidad. La sola prueba de la publicación sin la autorización
correspondiente deviene arbitraria porque expresamente una previsión legal lo impide y
sanciona, a menos que exista una excepción legal, la que debe ser probada por el que la
afirma”.

-“Al brindarse protección legal y judicial al derecho a la imagen del hijo de los actores, la
libertad de prensa no se menoscaba en absoluto, pues no sólo que el joven no se encontró
en las circunstancias de hecho en que aparece en la fotografía, sino que tampoco se
vinculaba de modo alguno con el comentario de la nota que se ilustró, más aún, ésta podía
prescindir absolutamente de esa imagen del joven y no por ello (la nota) se hubiera visto
disminuida en su objetivo. La publicación específica de la imagen de este joven no
resguardaba ni procuraba ningún bien superior, o de interés general, científico o cultural,
por lo que no queda aprehendida en las excepciones del art. 31 de la ley 11.723. Aún esos
fines encuentran límites relativos a la efectiva necesidad de la reproducción de la imagen y
la real existencia de un interés de la sociedad que pueda prevalecer sobre el de la persona
retratada (Miguel Ángel Emery, Propiedad Intelectual, Ley 11.357, comentario art. 31, pág.
181)”.

DAÑOS Y PERJUICIOS. PROPIEDAD INTELECTUAL. REPRODUCCION INDEBIDA


DE MAPAS. DAÑO MORAL39.

39
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia: 132 Fecha: 02/03/2010. MARTINEZ ENRIQUE JULIO
Vs. PROVINCIA DE TUCUMAN S/DAÑOS Y PERJUICIOS. DRES.:ESTOFAN-GOANE-BRITO-
GANDUR-SBDAR. Reg: 00027093-05

26
En otro interesante pronunciamiento la Corte tucumana extendió la tutela judicial e hizo
lugar a una demanda por daños y perjuicios en contra de quien había utilizado mapas de
autoría del actor. Entre otras cuestiones aclaró que:

-“Debe recordarse que en materia de derecho de autor, la originalidad reside en la expresión


-o forma representativa- creativa e individualizada de la obra, por mínimas que sean esa
creación y esa individualidad. No hay obra protegida si ese mínimo no existe (cfr. Lipszyc,
Delia en “Derecho de autor y derechos conexos”, Ediciones
UNESCO/CERLALC/ZAVALÍA, 1993 página 65)”.

-“Para examinar esta cuestión, resulta útil considerar los estándares sobre el concepto de
originalidad que la jurisprudencia ha elaborado. En tal sentido se ha expresado que “no
debe extremarse su apreciación a partir del hecho cierto de que en el estado actual del
conocimiento humano una creación intelectual no puede ser extraída de la nada;
inexorablemente existe una base de conocimientos previos que permite, al menos, añadir
algunos elementos como resultado de la actividad intelectual del autor… Asimismo, existe
creación novedosa, concepto con el que se satisface el ordenamiento legal para la concesión
de la tutela jurídica, aún cuando se utilicen elementos preexistentes, de manera que el autor
exteriorice su obra mediante la combinación del material que el conocimiento y su
imaginación le sugiera y concretamente lo incorpore en su obra. Lógicamente tiene que
darle una característica personal que deriva del mismo hacer, que diferencie la obra del
conjunto de conocimientos preexistentes, aunque más no sea a través de la diversa
ubicación de las distintas partes que componen la totalidad de la obra expresada en la
unidad del proceso creativo” (cfr. “Burzomi, Rita C. c. Editores Asociados S.A.”, CNCiv.
Sala G agosto 19-1998)”.

-“En relación a la copia de un mapa, se expresó que “para merecer protección legal…no se
exige una originalidad absoluta, una idea nueva, bastando con que medie aporte personal
del espíritu de carácter intelectual -ya sea literario, artístico, musical o técnico- que distinga

27
a lo creado de los elementos o ideas que se conocían, y que se utilizan combinándolas de un
modo distinto, aún cuando dicho enriquecimiento del caudal cultural anterior sea de
modesta magnitud (cfr. Borda en Derechos Reales, t. II, p. 535; Satanowsky, Isidro en
“Derecho intelectual” t. I p.164 y ss., núm. 107, Corte Suprema, E.D. 27-32 fallo 13.640;
“es dable recordar que el requisito de la creatividad puede estar presente en medida
modesta, aun cuando no represente un valor intelectual particularmente relevante, ya que no
es exigible un grado especial del requisito mismo” (CNCiv., sala C, E.D., 55-459, fallo
24.748) y que en materia de obras técnicas o científicas la originalidad no puede apreciarse
de la misma manera ni con el mismo rigor que con relación a las obras literarias, poéticas o
de ficción (C.Crim., Rosario, sala II, E.D., 60-793, núm. 84). Siempre que el trabajo
implique un esfuerzo intelectual con un mínimo de expresión personal del autor, ya sea en
su contenido, en su plan de desarrollo, en su presentación o en su recopilación, la obra es
protegida por la ley 11.723 (CNCrim y Correc. Sala IV, E.D., 33-302, fallo 16.476)”. (cfr.
C.N.Civil sala F, sentencia dictada en “Cosentino, Antonio c. La Razón S.A.”, de agosto
22-1977, publicado en L.L. 1978-B 190)”.

-“De todo lo expresado puede afirmarse que los mapas son una creación intelectual de su
autor, y merecen la protección de la ley 11.723. De los elementos probatorios señalados,
puede concluirse que los mapas de la Guía del autor ostentan rasgos de originalidad que
determinan su aprehensión en el concepto de obra protegida regulado por el art. 1 de la ley
11.723. Aún cuando se trate de una obra que en parte pueda considerarse derivada, en el
sentido de que se trabajó a partir de fuentes existentes, del trabajo llevado a cabo surgió una
obra distinta de las que existían con anterioridad, con rasgos de individualidad en relación a
otras cartografías. Debe considerarse que la originalidad no puede apreciarse de la misma
manera en todas las obras; en el caso, tratándose de mapas, es evidente que la creación
intelectual se realizó sobre la base de elementos previos. Sin embargo, se advierte que los
mapas constituyen una obra distinta de las que existían con anterioridad, expresan cierto
grado de creatividad y esfuerzo del autor. Por las razones expresadas, y desde la perspectiva
de los conceptos y estándares jurisprudenciales citados, los mapas elaborados para la obra
“Tucumán -Argentina Guía para invertir” del Sr. Enrique J. Martínez presentan la cualidad

28
de originalidad que determina que gocen de la protección al derecho de autor que consagra
la ley 11.723. A todo ello cabe añadir que el actor presentó la solicitud de inscripción de
Obra Publicada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor, repartición que certificó la
autenticidad de la inscripción e informó que el autor de la obra es Enrique J. Martínez, la
traductora María Delfina López García de González Campero, coordinadora la señorita Inés
Martínez Luque, y la editorial Ediciones del Copista Oscar Roque Garzón (cfr. fs. 89 a 95).
La información sobre el ISBN de la Guía fue suministrada por la Cámara Argentina del
Libro agregado a fs. 106, que también registra la autoría de la publicación del Sr.
Martínez”.

--“No hay duda de que la reproducción indebida de los mapas contenidos en la Guía de la
que es titular de derechos de autor el actor, genera el deber de indemnizar reclamado en la
demanda. La Dra. Delia Lipszyc señala una distinción en materia de resarcimiento en el
derecho común y en el ámbito de derecho de autor, expresando que “para el derecho
común, aun en los casos en que media una conducta antijurídica puede no existir
responsabilidad civil resarcitoria. En cambio, en el derecho de autor y los derechos
conexos, el daño se genera por el solo hecho de la infracción (cfr. en Lipszyc, Delia en
“Derecho de autor y derechos conexos”, Ediciones UNESCO CERLALC Zavalía, 1993 p.
576). La autora mencionada expresa que “toda conducta antijurídica en infracción a los
derechos de autor o a los derechos conexos causa per se un daño que debe ser reparado. Las
particularidades de los derechos inmateriales exigen que se valoren todas las circunstancias
que tengan incidencia sobre el monto del resarcimiento, sin sujeción a fórmulas rígidas. El
titular del derecho de autor o del derecho conexo tiene que poder reclamar como
resarcimiento el beneficio que hubiera podido obtener de no mediar la utilización ilícita o la
mejor remuneración que hubiera podido percibir de haber autorizado la explotación. De
esta forma se evita que sea más rentable infringir el derecho de autor y los derechos
conexos que observarlos, pues si el utilizador consigue un precio más bajo en juicio que
negociando con el titular del derecho, se alientan las infracciones (Lipszyc, Delia, ob. cit.
p.577)”.

29
-“El Dr. Cifuentes cita a Satanowsky (Derecho Intelectual t. II p. 182), quien interpreta que
el autor no tiene que probar que la impresión ilícita ha disminuido su venta, porque nadie
tiene el derecho a enriquecerse con el trabajo intelectual ajeno. (cfr. Santos Cifuentes,
citado por Carlos Villalba y Delia Lipszyc en la obra “El derecho de autor en la Argentina”,
La Ley 2001 p. 289 y 293). Siguiendo la cita a este autor en la obra referida, resulta
importante destacar su opinión en el sentido de que “la falta de reglas claras y amoldadas al
encuadre de las figuras jurídicas sobre los hechos ilícitos que se cometen en su violación
coloca a los estudiosos, a sus defensores y juzgadores en verdaderas encrucijadas las que,
cuando no hay de parte de ellos -y no es raro ni excepcional que así ocurra- un verdadero
conocimiento de la sutil y grávida proyección de los especiales aspectos que están en juego,
al hacerse tabla rasa de tales singularidades, se suele caer en el error de no proceder con
tino, cometiendo el muy frecuente desquicio de tratar lo diferente como si fuera lo igual, lo
diverso como si fuera lo común y corriente. Cuando el derecho objetivo y sus aplicaciones
no distinguen lo diferente, dejan de serlo. De donde aparecen las soluciones que nada
solucionan al equiparar cualquier daño material o moral de un hecho general ilícito, con el
de la violación a los derechos de autor” (Cifuentes, S., “Los daños en materia de propiedad
intelectual”, trabajo presentado en el Seminario para la difusión del derecho de autor y la
propiedad intelectual, Iguazú, Misiones, 26 a 28 de agosto de 1999)”.

-“La doctrina también ha señalado que “debe reconocerse la dificultad de los jueces en
efectuar la valoración de todas las circunstancias que puedan incidir a efectos de fijar la
indemnización”, considerando que “al titular del derecho de autor le corresponde el
beneficio que hubiera podido obtener de no mediar la utilización ilícita o la mejor
remuneración que hubiera podido percibir de haber autorizado la explotación”, a lo que
agrega que para “la determinación del monto de la reparación por daños y perjuicios no
corresponde ceñirse a fórmulas rígidas, sino que deben valorarse todas las circunstancias
que tengan incidencia sobre el asunto (cfr. Emery, Miguel Ángel en “Propiedad
intelectual”, editorial Astrea, 1999 p. 117)”.

30
-“Corresponde hacer lugar al reclamo de indemnización por daño moral. El accionado debe
responder por el daño ocasionado por la reproducción no autorizada de nueve mapas
contenidos en la Guía del autor, pues no es dudoso el menoscabo del derecho del actor al
reconocimiento de su titularidad del derecho de autor sobre la obra. La utilización no
consentida de los mapas de la Guía, hecho constitutivo del ilícito, sin duda ha afectado
negativamente el ánimo y ha mortificado la sensibilidad del actor, provocando la necesidad
de obtener la reparación del sinsabor experimentado al descubrir circunstancialmente la
apropiación indebida de su obra”.

DAÑOS Y PERJUICIOS: DERECHO INTELECTUAL. ASPECTOS.40

-“Se ha expresado que el derecho intelectual no resulta susceptible de descomponerse en


derechos independientes de diversa naturaleza, ya que el ius in re intelectuali es un único
derecho que contiene facultades patrimoniales y extrapatrimoniales, "pero, sin ninguna
duda, este derecho único muestra un aspecto material o patrimonial que acuerda al autor la
facultad de obtener y exigir el disfrute de las utilidades económicas de su obra, y otro
aspecto extrapatrimonial o 'moral' que se traduce en el derecho a ser reconocido como el
autor de la obra y qué se respete la integridad y fidelidad de ésta" (cfr. Emery, Propiedad
Intelectual, pág. 62). La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha expresado que los
derechos intelectuales comprenden aspectos materiales o patrimoniales que confieren al
autor la facultad de obtener los beneficios económicos de su obra, y aspectos de carácter
extrapatrimonial que configuran los llamados derechos morales de autor originados en la
necesidad de proteger la personalidad creativa”.

DAÑO MORAL: CEMENTERIOS. DESAPARICION DE RESTOS DE


PROGENITORES. PROCEDENCIA.41
40
CAMARA CIVIL Y COMERCIAL COMUN Sala 2. Sentencia: 373 Fecha: 28/06/2002. NAFTALZON
FERNANDO SAMUEL Vs. L.R.K. 458 TV CANAL 8 TELEVISORA TUCUMANA COLOR S.A.
S/DAÑOS Y PERJUICIOS. DRES.: IBAÑEZ - ARAOZ. Reg: 00013488-00
41
CAMARA EN LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Sala 2. Sentencia: 487 Fecha: 26/10/2004.
MARTINEZ NOEMI DEL ROSARIO Vs. MUNICIPALIDAD DE SAN MIGUEL DE TUCUMAN
S/DAÑOS Y PERJUICIOS. DRES.: GIOVANNIELLO - NOVILLO. Reg: 00016470-01

31
-“Tratándose de afecciones legítimas vinculadas con el parentesco y sobre todo si este es
cercano, la existencia del daño moral se presume y no necesita de mayor prueba por el
damnificado. Así fue ya reconocido por nuestra Suprema Corte local que ante la
desaparición de restos mortuorios destacó "...queda entonces una indispensable
incertidumbre sobre el destino de los restos de la progenitor del actor, que hiere a éste en lo
más intimo de sus aflicciones, todo lo cual hace procedente el agravio moral..." (in re
"Ianiero, Felix Antonio vs. Municipalidad de San Miguel de Tucumán", sent. n° 469 del
01/09/82). Y similar recepción jurisprudencial tuvo también en el ámbito nacional en los
casos -entre otros- "Riavec" y "Depaolini" (cfr. CNCiv., Sala F, Febrero 4-2000, "Riavec,
Carlos Pedro c. Ciudad Autónoma de Buenos Aires", ED 191-552 y "Depaolini, Jorge R. C.
Municipalidad de Buenos Aires", Agosto 5-1997, L.L. 1998-B-492) donde la Cámara Civil
resaltó que "...el hecho de la desaparición física de los restos mortales de [la madre] y, por
tanto, la imposibilidad de poder saber donde descansan los mismos, reviste suficiente
entidad y gravedad como para que esa sola circunstancia autorice a tener por acreditado el
daño moral que aquí se reclama (conf. Cifuentes, S. "Derechos Personalísimos", pág. 263 y
sigtes., cap. V., núm. 4)". En definitiva, habida cuenta la entidad e importancia del
incumplimiento en el mantenimiento de la seguridad dentro del Cementerio incurrido por la
accionada, como así también valorando las perturbaciones y alteraciones que le habría
producido el hecho de la desaparición de una gran cantidad de restos de la madre de la
actora, considero prudente fijar monto resarcitorio del daño moral”.

MEDIDAS CAUTELARES: EMBARGO: TERRENO DE CEMENTERIOS


PARQUES. INEMBARGABILIDAD.42

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CAMARA CIVIL EN DOCUMENTOS Y LOCACIONES. Sentencia: 0 Fecha: 23/09/1982. MARTINEZ
TOMAS ESTEBAN Vs. FLORENTINA MARIA ANDRADE DE ARAUJO S/COBRO EJECUTIVO
(FICHA). Reg: 00001360-00.

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-“Afectado el predio que se quiere cautelar, para sepulcro de los muertos, el artículo 2551
del C.C. cataloga a esos sitios como lugares públicos; por lo que si tienen ese carácter, son
inembargables”.

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