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POR
ALFONSO GUMUCIO-DAGRON*
Sobre la cuerda floja A lo largo de ms de cincuenta aos los medios alternativos, independientes y ciudadanos han tratado de resolver el rompecabezas de la sostenibilidad. No hay una sola experiencia de radio comunitaria, de teatro popular, de televisin local, de video participativo o de prensa alternativa que no haya pasado por etapas en las que la carencia de recursos pareca asfixiarla. La trayectoria de supervivencia y desarrollo de los medios comunitarios se parece mucho a la de los artistas del circo que caminan en delicado equilibrio sobre una cuerda floja. A veces caen sobre la red y vuelven a subir para comenzar de nuevo. La diferencia es que en los medios comunitarios la mayora de las veces no hay una red que amortige la cada, por ello muchos proyectos quedaron frustrados al poco tiempo de iniciarse, y no lograron establecerse en el seno de la comunidad. Son pocas las experiencias que han sobrevivido sin apoyo externo. Casi todas tienen el respaldo econmico de instituciones de la sociedad civil, de iglesias progresistas o de la cooperacin internacional. Esto lo pude constatar cuando realizaba la investigacin para mi libro Haciendo Olas:
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cincuenta experiencias retratadas en el libro dependa en menor o mayor grado de aportes externos. La iglesia catlica progresista ha desempeado un papel muy importante en el desarrollo de las radios comunitarias, particularmente en Amrica Latina. Desde los aos cincuenta, varios centenares de emisoras de radio comunitarias, urbanas y rurales, funcionan con el apoyo institucional de la iglesia. Uno de los ejemplos interesantes es Radio Po XII, en la regin minera de Bolivia, creada inicialmente para combatir el alcoholismo y el comunismo; sin embargo, muy pronto se puso del lado de los trabajadores. Radio Kwizera, que sirve a los refugiados que llegan a Tanzania huyendo de la guerra entre Tutsis y Hutus, es un proyecto del Servicio Jesuita para los Refugiados . Algunas de las experiencias ejemplares
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de radio comunitaria en Amrica Latina, como Radio Enriquillo (Repblica Dominicana), Radio Huayacocotla (Mxico), Radio Quillabamba (Per), o la primera de todas, Radio Sutatenza (Colombia), surgieron como iniciativas de curas catlicos. El Teatro La Fragua (Honduras), es otro ejemplo de iniciativa liderada por la iglesia catlica progresista. El desarrollo de experiencias locales de comunicacin participativa tambin ha sido posible por la iniciativa de instituciones no gubernamentales nacionales e internacionales, mediante alianzas solidarias con organizaciones de la sociedad civil. As naci el proyecto Video SEWA (India), con el apoyo brindado a la organizacin de mujeres autoempleadas por Martha Stuart Communications (New York). Esta misma
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organizacin apoy aos ms tarde iniciativas de video participativo en Nigeria (Action Health) y en Egipto (Video & Sueos Comunitarios). El grupo de teatro Wan Smolbag, en Vanuatu, y el grupo de video
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Publicado por la Fundacin Rockefeller en el ao 2001. Jesuit Refugee Service (JRS) Self Employed Women Association (SEWA)
independiente Maneno Mengi, en Tanzania, constituyen otros ejemplos de este orden. Muchas surgieron y se mantuvieron a lo largo de aos como componentes de programas de desarrollo con financiamiento de organismos internacionales. Es el caso de grandes proyectos de produccin y difusin de video documental y educativo para el desarrollo rural, como PRODERITH, CESPAC y CESPA que la FAO apoy en Mxico, en Per y en Mal, respectivamente. Otra agencia de Naciones Unidas, UNESCO, hizo posible el desarrollo de experiencias de radio comunitaria en Hait, Indonesia, Sri Lanka, Mozambique y otros pases del Tercer Mundo y en aos recientes ha comprometido su apoyo a telecentros comunitarios , en colaboracin con el
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una de las organizaciones ms activas en el campo de las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin. UNICEF apoy el Teatro Popular en Nigeria, los altavoces comunitarios en Filipinas , entre otros. No habra
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ninguna emisora comunitaria en Madagascar, por ejemplo, si la cooperacin suiza no hubiera apoyado la creacin de Radio Mampita en Fianarantsoa, en la zona montaosa de la isla, y Radio Magneva en Morondava, en la costa occidental .
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Aunque pueda parecer paradjico, incluso algunos gobiernos han dado su apoyo a la creacin y mantenimiento de medios comunitarios. En Mxico la red de radio emisoras indgenas surgi de una iniciativa del Instituto Nacional Indigenista (INI). Radio Kothmale, en Sri Lanka -que suele ser citada como un ejemplo de convergencia entre radio y nuevas tecnologastiene tambin el apoyo del gobierno, as como lo tiene la Televisin Serrana en Cuba y Radio Kiritimati en la isla nacin de Kiribati, en el Pacfico.
4 En ingls se llaman: Community Multimedia Centres (CMC) o Multipurpose Community Telecentre (MCT). Adems de computadoras y conexin de Internet, incluyen servicios de telfono, fax, radio y televisin. 5 6 7
International Development Research Centre (IDRC). Community Public Address System (ComPAS)
Ms informacin sobre estas y otras experiencias en Haciendo Olas Comunicacin Participativa para el Cambio Social.
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Son relativamente pocas las experiencias que surgen por iniciativa de las propias comunidades, sin un apoyo externo significativo. El caso de las radios mineras de Bolivia es, en ese sentido, excepcional. Las radios sindicales de los trabajadores mineros, se financiaron durante muchos aos con los aportes de los trabajadores, que destinaban un da de salario para el mantenimiento de las emisoras. Las experiencias surgidas en el seno de las comunidades, tuvieron que acudir -en diferentes etapas de su historia- a apoyos solidarios externos para poder desarrollarse. Bush Radio (Sud frica), que naci clandestinamente al calor de la lucha contra el apartheid, cuenta hoy con el apoyo de la cooperacin holandesa. Radio Izcanal (El Salvador), fundada por un grupo de refugiados retornados de Honduras, recibe el apoyo de la Fundacin para la Asistencia a la Comunicacin , tambin de Holanda.
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Cada experiencia de comunicacin comunitaria tiene una personalidad distinta y particular, de manera que este intento de agruparlas de acuerdo a su origen o a sus fuentes de financiamiento puede ser un ejercicio que no refleja con exactitud la naturaleza de los desafos de la sostenibilidad. Independencia y sostenibilidad Significa que las experiencias de comunicacin comunitaria, comunicacin ciudadana, comunicacin participativa, no pueden ser sostenibles por s mismas? Estamos frente a proyectos que son mantenidos artificialmente y que no pueden sobrevivir sin el apoyo externo? Cmo han sobrevivido algunas experiencias a lo largo de varias dcadas? Por supuesto, hay varios ngulos posibles para analizar la sostenibilidad, y sera un gran error reducir este anlisis nicamente a factores econmicos. Que una experiencia sea sostenible en
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trminos econmicos, o incluso haya logrado su autofinanciamiento, no garantiza que cumpla las funciones de servicio a su audiencia y de fortalecimiento de las voces comunitarias. La comunicacin ciudadana, alternativa o comunitaria no puede existir si no es en funcin de la dinmica social en la que se desarrolla. Es en la relacin que establece con su audiencia y en el proceso de participacin comunitaria, que se justifica la razn de ser de una experiencia de comunicacin comunitaria. En ltima instancia, no importa cmo haya surgido la iniciativa, mientras exista un proceso de apropiacin comunitaria que garantice su autonoma y la independencia de su proyecto poltico y comunicacional. La sostenibilidad econmica, entonces, es apenas un factor entre varios que determinan la sostenibilidad de un proceso de comunicacin comunitaria. Los otros factores importantes son la sostenibilidad social y la sostenibilidad institucional. La sostenibilidad social est ntimamente relacionada con la participacin de los actores sociales, con el respaldo de la audiencia desde el punto de vista de su cantidad pero tambin de la calidad de su compromiso, y con la apropiacin del proceso comunicacional. Sin la participacin de la comunidad y de la audiencia, la experiencia de comunicacin se convierte en una isla en medio del universo humano en el que opera. La programacin de la radio no puede sino reflejar las necesidades de ese universo humano y apoyar el proyecto poltico comunitario. La sostenibilidad institucional es el marco que facilita los procesos participativos. Por una parte, tiene que ver con el marco legal, las regulaciones y polticas de Estado existentes, es decir con el ambiente propicio para que una experiencia pueda desarrollarse sin censura y sin presiones externas. Por otra parte, tiene que ver con los procedimientos y relaciones humanas y laborales en el interior de la experiencia, es decir, la
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democracia interna, los mecanismos de decisin y la transparencia de la gestin. No existe una formula mgica para la sostenibilidad integral de los medios comunitarios, sin embargo, los tres componentes social, institucional y econmico-deberan tomarse en cuenta para lograr un equilibrio que permita no solamente la supervivencia sino el desarrollo de los procesos de comunicacin participativa. En este texto pretendemos demostrar que sin un equilibrio entre los tres factores, la sostenibilidad a mediano y largo plazo es imposible. La sostenibilidad social La definicin del proyecto poltico comunicacional es el eje de la sostenibilidad social, porque establece la direccin y el camino a seguir a largo plazo. Quines intervienen en la definicin del proyecto? Cmo se toman las decisiones principales que tienen que ver con los contenidos, con la poltica informativa y con la programacin? Ningn proceso de comunicacin comunitario puede ser sostenible si no cuenta con el apoyo de la comunidad, y si no la representa en su proyecto de largo plazo. La sostenibilidad social tiene que ver con aspectos organizativos, culturales y lingsticos, que son parte inherente a la apropiacin del proceso comunicacional. Una experiencia de comunicacin comunitaria se legitima cuando su proyecto poltico comunicacional representa las aspiraciones de su audiencia. Su vinculacin con los actores sociales es lo que garantiza su permanencia en el tiempo y su consolidacin. Muchas experiencias de medios comunitarios han fracasado debido a su falta de articulacin con los actores sociales a los que deba representar. En la medida en que las voces de la comunidad dejan de expresarse a travs del medio comunitario, se produce un alejamiento ideolgico entre el medio y sus actores. El proceso de apropiacin social del medio queda
mermado e interrumpido. El proyecto poltico comunicacional se hace ajeno a las aspiraciones comunitarias. Este riesgo ha sido constante en la historia de las radios comunitarias, desde la primera experiencia en la regin latinoamericana. En 1947 naci Radio Sutatenza (Colombia), para potenciar las voces de la poblacin rural del Valle de Tenza, donde el 80% de los campesinos eran analfabetos. Sin embargo, en pocos aos la radio se convirti en una red de educacin a distancia con cobertura nacional, centralizando sus operaciones en Bogot.
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La experiencia participativa y comunitaria fue muy breve, aunque el nuevo proyecto tuvo otras virtudes. La apropiacin del proceso comunicacional es, entre los elementos constitutivos de la sostenibilidad social, quizs el ms importante. Tiene lugar a travs de la participacin de los actores sociales en la gestin del medio de comunicacin comunitario. Si se trata de un medio rural, que opera en un rea geogrfica limitada -como es el caso de los altavoces comunitarios, del teatro popular o de las radios en frecuencia FM- la participacin es directa, a travs de la vinculacin con las organizaciones sociales, los grupos de mujeres, las cooperativas, o los grupos de jvenes. En cambio, si se trata de un medio de mayor cobertura -como es el caso de las radios en frecuencia AM- la participacin se produce a travs del correo o del telfono, o mediante acuerdos con organizaciones sociales representativas del conjunto de la poblacin. Video SEWA (India), el grupo de mujeres videastas de Gujarat, es un ejemplo de participacin directa, donde las propias mujeres vendedoras de los mercados, participan en la produccin de videos documentales sobre su realidad. Algunas son analfabetas y apenas pueden distinguir en la cmara los smbolos que les permiten operar la tecnologa del video. Su pertenencia
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a una gran asociacin que representa a las mujeres de la economa informal, hace que no haya distancia entre el colectivo y su base social. Un medio de cobertura nacional como es Radio La Primersima (Nicaragua), tiene otros mecanismos de participacin de la audiencia. Es una radio en vivo: en cualquier momento, durante cualquier programa, se reciben llamadas telefnicas con comentarios de la audiencia, sin filtrar la procedencia o la calidad de las llamadas. Las puertas de la radio estn adems abiertas permanentemente para aquellos que desean expresarse a travs de la radio. Luego de unos pocos minutos de espera, los visitantes pasan directamente a la cabina de emisin. La apropiacin del proceso comunicacional tiene que ver tambin con la desmitificacin de la tecnologa y con el fortalecimiento de la capacidad crtica de la audiencia. Las nuevas tecnologas permiten un acceso rpido a personas con niveles muy diferentes de educacin, que se convierten en poco tiempo en comunicadores de su realidad social, cultural, econmica y poltica. Ese proceso de aprendizaje y dominio de la tecnologa ha tenido lugar en todas las experiencias de comunicacin participativa que conocemos. Los jvenes de las minas de Bolivia o los refugiados Tutsis en Ngara aprendieron a operar equipos de radio, de la misma manera que las mujeres de SEWA y los indgenas Kayapo de Brasil se familiarizaron con las cmaras de video. La pertinencia cultural y lingstica es otro de los factores que contribuyen a la sostenibilidad social de los proyectos polticocomunicacionales comunitarios. Un medio de comunicacin alternativo, ciudadano y comunitario no puede sino expresar la cultura en el sentido ms amplio- que corresponde al universo humano en el que se desarrolla. As se explica el enorme desarrollo que tienen en Amrica Latina las emisoras de radio en lenguas originarias, que transmiten en idioma aymara o quechua en Bolivia, Ecuador, Per, o en algunas de las treinta lenguas
indgenas de Guatemala y Mxico. Los intentos de asimilacin de las poblaciones indgenas a travs de los sistemas de educacin formal que priorizan la enseanza en castellano, se enfrentan a la determinacin de las naciones indgenas a continuar expresndose en sus propias lenguas. Hace poco, el 6 de mayo de 2003, el Congreso de Guatemala aprob la legislacin que oficializa veinte idiomas de raz maya, adems del garfuna y el xinca. Esta medida tendr impacto en el sistema educativo y en el desarrollo cultural del pas, favoreciendo un trato ms equitativo hacia las poblaciones indgenas. Quiz permita tambin otorgar nueva legitimidad a las radios comunitarias, que hoy son perseguidas como radios piratas. La lengua y la cultura constituyen los modos de expresin y comunicacin de las identidades, y entre identidades. Los trminos de intercambio cultural a travs de los procesos de comunicacin son ms equilibrados cuando las diferentes culturas se expresan en igualdad de condiciones. La radio, ms que ningn otro medio de comunicacin, ha permitido un cierto nivel de democracia lingstica y cultural. En cambio, las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin (TICs) constituyen hoy por hoy la expresin de la cultura occidental hegemnica, que se traduce en la posicin dominante del ingls y de algunas lenguas europeas sobre todas las dems. Es una de las razones por las que la sostenibilidad de los telecentros es tan precaria, particularmente en mbitos comunitarios del Tercer Mundo: el acceso est restringido a quienes hablan y escriben ingls. La sostenibilidad del conjunto de los medios alternativos y participativos se fortalece cuando la pertinencia cultural se convierte en la norma de todos ellos. Unos se refuerzan a otros en la medida en que se fortalece la identidad en la diversidad cultural. Las culturas que negocian con otras culturas su diversidad cultural, deben hacerlo desde la afirmacin de su identidad, y no desde una posicin de entrega. La tendencia a la homogenizacin cultural que est implcita en los procesos de globalizacin,
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corre el riesgo de anular las identidades y empobrecer la diversidad. Los medios comunitarios tienen un papel muy importante en la defensa del derecho a la lengua y a la cultura. El desarrollo de contenidos locales en los medios participativos y ciudadanos es otro factor de sostenibilidad social, estrechamente ligado al de la pertinencia cultural. Una de las fortalezas de los medios comunitarios es la capacidad de crear una programacin que responde a las demandas e intereses de la comunidad. Pero cuando hablamos de contenidos, nos referimos a los contenidos del proceso y no solamente de la programacin. El origen de muchas experiencias de radio comunitaria es el servicio inmediato a la comunidad, a travs de anuncios de inters social. No es raro que la radio comunitaria se convierta en la oficina de correos, el departamento de reclamos y el lugar de encuentro. Los jvenes se dan cita en la puerta de la radio, las mujeres llegan a presentar sus demandas sobre los precios de los productos bsicos, el maestro avisa que no habr clases maana y la enfermera anuncia las fechas de la prxima campaa de vacunacin. Las radios comunitarias han ofrecido siempre este tipo de servicios, informando sobre los precios de los productos agrcolas en el mercado o sobre los problemas de transporte. Radio Mampita en Madagascar transmite mensajes sobre animales extraviados o robados, y ayuda a identificarlos para que sus dueos puedan recuperarlos. La estructura de programacin de los medios comunitarios es a la vez el reflejo de su incidencia en la comunidad y del nivel de participacin y apropiacin. En Tacunan, Davao del Norte (Filipinas), los programas emitidos a travs de los altavoces comunitarios estn a cargo de la propia comunidad. La enfermera conduce un programa semanal sobre salud y el maestro sobre educacin, y hay otros espacios sobre agricultura, jvenes,
derechos de la mujer y cooperativismo, a cargo de voluntarios de la comunidad. Radio Kothmale, en Sri Lanka, es consciente de la necesidad de desarrollar contenidos que le sirvan a la poblacin local y utiliza las nuevas tecnologas para buscar contenidos que la audiencia solicita, y difundirlos a travs de la emisora en lenguas locales. Kothmale ha sido citada muchas veces como un ejemplo temprano de la convergencia entre la radio comunitaria y las nuevas tecnologas. En Nicaragua, Radio La Primersima facilita la comunicacin a travs de la radio entre nicaragenses que trabajan en Costa Rica y sus familias que quedaron en su pas. Este programa en vivo, que se hace en cadena con Radio Cuc de San Jos, ha permitido en ocasiones la reunificacin de familias que no tenan contacto durante meses o aos. De modo similar, Radio Kwizera enviaba mensajes de los refugiados en los campamentos a lo largo de la frontera de Tanzania, a sus familias de Burundi y Rwanda, con quienes haban perdido contacto por causa de la guerra y el genocidio. Los telecentros tienen mucho que aprender de las radios comunitarias para asegurar su sostenibilidad social. Es importante acabar con el mito del acceso a la informacin como la solucin para los problemas del desarrollo. Los telecentros comunitarios deben insertarse en la vida cotidiana de la comunidad, y proporcionar una informacin especfica, adecuada y a medida de las necesidades locales. El 90% del contenido del World Wide Web es ajeno a las necesidades del 90% de la poblacin mundial. Por ello en Chennai (India), los Centros de Conocimiento Comunitario utilizan Internet para proporcionar informacin
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local a travs de una red de computadoras alimentadas por energa solar y conectadas por un sistema inalmbrico al centro de valor agregado. Los
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(MSSRF).
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pobladores de cuatro comunidades rurales pueden consultar datos sobre los precios de insumos agrcolas, micro-crdito o previsiones del clima. El modelo prioriza las necesidades locales, antes que el simple acceso a la red mundial. En lugar del World Wide Web, que contiene millones de pginas en ingls que nada tienen que ver con los pobladores de Pondichery, la Fundacin Swaminathan ha preferido desarrollar una mini-web local que ofrece respuestas prcticas a sus usuarios. No basta que un medio comunitario tenga vigencia, sino tambin impacto e incidencia en los objetivos de organizacin y desarrollo de la comunidad. El concepto de vigencia no es suficiente si se limita a la popularidad. Algunas emisoras son apreciadas porque difunden msica a lo largo del da, pero no inciden en la problemtica local ni contribuyen al desarrollo social, econmico y cultural. Del mismo modo, hay telecentros comunitarios que carecen de una poltica de participacin para el desarrollo y que tienen vigencia slo porque ofrecen servicios de telfono, fax o correo electrnico. Es muy importante, en el anlisis de la sostenibilidad social, establecer la diferencia entre la popularidad y la incidencia, que es la capacidad de contribuir en las transformaciones sociales. La vigencia de un medio de comunicacin comunitario est en relacin directa a su credibilidad, que no tiene que ver exclusivamente con los espacios de informacin, sino con el conjunto de la programacin y con la propia posicin ideolgica del medio en el universo humano comunitario en el que se desarrolla. Una de las pruebas definitivas de la sostenibilidad social, es la defensa que hacen las comunidades cuando se ciernen amenazas sobre sus medios. Durante el golpe militar de 1980 en Bolivia, la dictadura ocup los medios de informacin de las ciudades y el ejrcito avanz hacia los centros mineros para asaltar las emisoras que seguan funcionando. All encontr la resistencia de trabajadores, mujeres y campesinos de zonas vecinas, que
armados de cachorros de dinamita, palos y piedras, rodearon Radio Animas, Radio Nacional de Huanuni y otras, para defenderlas, a riesgo de sus propias vidas. Algo similar sucedi en Nicaragua a fines de 1999 cuando los pobladores de los barrios pobres de Managua rodearon Radio La Primersima con palos, piedras y armas de fuego, para defenderla de las amenazas de ocupacin. Sostenibilidad institucional La historia de los ltimos cincuenta aos nos muestra que, en el contexto de los pases del Tercer Mundo, nunca se han presentado las condiciones ideales para que puedan desarrollarse experiencias de comunicacin alternativa y participativa. Ello no ha impedido, sin embargo, que miles de experiencias se multipliquen en Amrica Latina, en Europa, en Norte Amrica, y ms recientemente en frica y en Asia. Los medios masivos de informacin en manos de empresas privadas nacionales y transnacionales no ven con buenos ojos el establecimiento de medios alternativos que pueden mermar su poder. Es un problema de orden econmico, pero tambin poltico. Las vinculaciones entre los propietarios de medios masivos y los gobiernos de turno, democrticos o dictatoriales, han quedado ampliamente demostradas en varios estudios .
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El proceso de privatizacin y desregulacin del espectro radioelctrico, impulsado por organismos multilaterales de financiamiento, no ha hecho sino agravar una situacin caracterizada por la concentracin de medios en pocas manos y la expansin de redes y consorcios ms all de las fronteras nacionales. Los casos de Televisa y TV Azteca en Mxico, as como el del Grupo Globo y el Grupo Abril en Brasil, son significativos, pero an en pases ms pequeos puede observarse la misma tendencia. Cuatro canales de televisin y una red de radios de Guatemala pertenecen a una sola
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(2002).
En el caso de Amrica Latina, destaca Latin Politics, Global Media, de Elizabeth Fox y Silvio Waisbord
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persona, ngel Gonzlez, un mexicano que reside en Miami, desde donde vigila otras inversiones en medios de comunicacin en Nicaragua, Panam, Honduras, El Salvador y Costa Rica. Durante varias dcadas, las radios comunitarias de Amrica Latina lucharon por su reconocimiento por parte del Estado. Luego de haber sido vctimas de dictaduras militares y otros gobiernos autoritarios, libraron una larga lucha para lograr una legislacin que reconociera su existencia y destacara su importancia como medios de expresin comunitaria que desarrollan programas sociales y culturales a favor de la poblacin. En algunos pases se logr que el Estado estableciera en la legislacin una diferenciacin entre las radios privadas comerciales y las radios comunitarias que no persiguen fines lucrativos, sino culturales y educativos. Como resultado de ese esfuerzo sostenido durante muchos aos, las radios comunitarias se multiplicaron particularmente en los pases andinos, sobre todo en Bolivia, Per y Ecuador, pero tambin en Amrica Central. Un clculo aproximado estableca que a fines de los aos noventa, ms de cinco mil emisoras de radio comunitaria operaban en la regin, cerca de dos mil en el territorio peruano. La ola de privatizaciones de los aos noventa ha afectado profundamente la situacin de los medios comunitarias y en algunos pases ha significado un retroceso. Durante las dcadas de los setenta y sesenta muchos gobiernos de Amrica Latina toleraron el crecimiento de las radios comunitarias. La situacin ha cambiado abruptamente. Algunos pases que reconocan y regulaban el funcionamiento de las radios comunitarias, hoy entregan las frecuencias radioelctricas a empresas privadas o multinacionales mediante licitaciones pblicas en las que el mejor postor obtiene las licencias. De ese modo, se favorece la acumulacin de medios en pocas manos y se deja al margen de la ley miles de emisoras comunitarias
que tenan anteriormente autorizacin para operar. El caso de Guatemala es particularmente dramtico. Cerca de 70 radios locales, muchas de ellas operadas por comunidades de indgenas mayas, han sido declaradas ilegales. Recientemente, un spot publicitario de la asociacin de empresarios de radios comerciales, haca un llamado al gobierno guatemalteco para encarcelar a los directores de las radios piratas, capturar sus equipos de transmisin y recuperar las frecuencias. En pases como Bolivia o Per, donde las radios comunitarias se establecieron firmemente, los gobiernos no han podido an silenciarlas, sin embargo las amenazas sobre ellas son permanentes. Por una parte la legislacin ya no las ampara, o lo hace de manera ambigua, y por otra no existen polticas de Estado que estimulen su desarrollo. En El Salvador las radios comunitarias tuvieron que competir con las radios comerciales para comprar las frecuencias. Con el apoyo de ARPAS se obtuvieron dos
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frecuencias FM a travs de las cuales transmiten una veintena de radios comunitarias, mediante una distribucin cuidadosa de su cobertura geogrfica. Estos factores de orden macro tienen sin duda una enorme influencia en el desarrollo de los medios comunitarios. En frica, donde el desarrollo de las radios comunitarias es relativamente reciente, el panorama de la legislacin es muy variado. Hay pases como Sud frica y Benin cuya legislacin ampara a las radios comunitarias, y otros donde la legislacin no establece una diferencia entre radios privadas y radios comunitarias. En pocos aos, esta falta de distincin puede llevar a la concentracin de emisoras en redes privadas, y a la subasta de frecuencias. La regulacin es an menos frecuente cuando se trata de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin (TICs). A pesar de que los cyber caf o telecentros se multiplican en todo el planeta, pocos pases del
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Tercer Mundo han adoptado una legislacin, y cuando lo han hecho, ha sido guiados por los intereses de las grandes compaas fabricantes y distribuidoras de equipos y servicios. No existe una reglamentacin que permita diferenciar los modelos implementados como negocios, particularmente los caf Internet en centros urbanos, y los telecentros comunitarios que cumplen objetivos de informacin para el desarrollo, generalmente situados en reas rurales aisladas, donde a veces no hay ni electricidad ni telfono. An la legislacin es insuficiente si no est acompaada de polticas de desarrollo. Los Estados tienen la obligacin de garantizar la existencia medios de comunicacin comunitaria y el acceso las nuevas tecnologas de informacin del mismo modo que garantizan, mal que bien, el funcionamiento de las bibliotecas y de las escuelas pblicas. Es una responsabilidad de los gobiernos facilitar el libre acceso a la informacin, como la plataforma para una sociedad democrtica. La legislacin, la reglamentacin y las polticas estatales que hemos analizado anteriormente determinan en gran medida la sostenibilidad institucional de los medios comunitarios, particularmente de las radios o canales de televisin independientes, pero no constituyen el nico factor. Hay muchos ejemplos de radios comunitarias que se consolidaron a pesar de las amenazas y de las agresiones que sufrieron por parte de gobiernos autoritarios. Esto indica que hay otros aspectos que inciden directamente en la sostenibilidad institucional: la propiedad del medio, la organizacin interna, las relaciones laborales, los mecanismos y la transparencia de la gestin. La propiedad de los medios de comunitarios es el primer factor determinante de la sostenibilidad interna. La apropiacin del proceso comunicacional no puede desvincularse de la estructura de propiedad de los medios comunitarios. A quin pertenecen las frecuencias, las instalaciones
y los equipos que se utilizan? Es evidente que si pertenecen a instituciones externas a la comunidad, tiene que producirse un proceso de negociacin para que ese medio de comunicacin sirva los intereses de la colectividad. Las radios de los mineros bolivianos fueron desde su inicio un ejemplo paradigmtico de propiedad de los medios, y por esta razn sufrieron muchas veces ataques que tenan el objetivo de destruir sus antenas, sus equipos de transmisin y sus archivos de grabaciones. Algunas emisoras mineras conservan todava en sus muros o en equipos que fueron destruidos, las cicatrices de los disparos de armas de fuego. En el auditorio del Sindicato de Trabajadores Mineros de Colquiri, los trabajadores pintaron un gran mural donde se muestran los aviones que bombardearon la radio minera en los aos sesenta. Los medios de comunicacin comunitaria que realmente pertenecen a la comunidad son relativamente pocos. Las radios comunitarias de Amrica Latina, por ejemplo, pertenecen en su gran mayora a ONGs, a sectores de la iglesia catlica progresista, e incluso a los gobiernos. Los proyectos de nuevas tecnologas de informacin y comunicacin, es decir los telecentros o centros comunitarios de multimedios, son por lo general propiedad de organismos de cooperacin, como componentes de programas de cooperacin para el desarrollo ms amplios. Las relaciones laborales y los recursos humanos constituyen otro aspecto fundamental en la sostenibilidad institucional. Quin nombra a los directores de las radios comunitarias o a los administradores de los telecentros? Cmo se contrata el personal tcnico o artstico? Existe un equilibrio de gnero entre los trabajadores? No se puede pretender la participacin comunitaria si no existe primero, en el interior de los medios comunitarios, transparencia y participacin en la gestin y en la programacin. Lamentablemente, la democracia interna no es una norma en
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los medios comunitarios, y ello pone en riesgo el proceso de participacin y apropiacin. En la comunicacin participativa no puede existir ni la censura ni la imposicin, sino el dilogo y el consenso. Si se trata de una radio, es imprescindible que los programadores, productores de programas y periodistas, se sientan en absoluta libertad poltica y creativa. Una radio comunitaria no debera reproducir los mismos esquemas que una radio patronal comercial. Esto tambin se refleja en la situacin contractual de los trabajadores y sus derechos a la seguridad social y a otros beneficios que otorgan las leyes laborales. En las radios comunitarias es a veces muy delicado el equilibrio entre el personal asalariado, y los voluntarios que tambin contribuyen en tareas de programacin o promocin. La mezcla de voluntarismo con profesionalismo a veces crea conflictos institucionales que ponen en riesgo la sostenibilidad. En Madagascar, la orientacin y la programacin de las radios Mampita y Magneva se discute en la asamblea general de todas las organizaciones rurales asociadas, con participacin de representantes campesinos. En Filipinas, los barangay conjunto de autoridades localesnombran a un Consejo de Comunicacin Comunitaria para regir los
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destinos de los altavoces comunitarios y las radios de la red Tambuli. En Nicaragua, las decisiones ms importantes sobre Radio La Primersima las toma la asamblea, constituida por los trabajadores de la radio y miembros de la comunidad de oyentes. All tienen igual peso las voces y lo votos de los periodistas, locutores, personal administrativo, de limpieza, y algunos oyentes que se han incorporado a APRANIC . La asamblea elige cada dos
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aos una Junta Directiva que toma las decisiones relativas al funcionamiento cotidiano de la radio.
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Community Media Council (CMC) Asociacin de Profesionales de la Radiodifusin Nicaragense, fundada en 1990.
Finalmente, otro aspecto que contribuye a la sostenibilidad institucional pero tambin a la sostenibilidad econmica, es la racionalidad en las decisiones que se toman sobre los recursos tecnolgicos, es decir, la dimensin tcnica que apoya el proyecto poltico comunicacional. El diseo de la estructura fsica, as como la cantidad y la calidad de los equipos tiene consecuencias sobre la sostenibilidad. Tan nocivo es sobredimensionar los insumos tecnolgicos, como subestimarlos. En Burkina Faso visit muchos aos atrs la radio regional de Bobo Dioulasso, en el sur del pas. Tena varios estudios de grabacin, muy amplios y completamente equipados, adems de una Unidad Mvil muy sofisticada Sin embargo, la emisora no produca ni siquiera una hora de programacin semanal. Los estudios y los equipos fueron donados por una agencia de cooperacin de Alemania, pero la radio careca de personal y de poltica informativa y de programacin. Su trabajo de todos los das era retransmitir la seal de la emisora nacional, Radio Ouagadougou. Mientras tanto los equipos y los estudios estaban cubiertos por una espesa capa de polvo y alrededor de la unidad mvil creca la maleza pues las llantas estaban pinchadas y no haba dinero para repararlas. Claramente, se haban sobredimensionado las necesidades reales. Los altavoces comunitarios de Filipinas, constituyen el ejemplo contrario. Su funcin dinamizadora de la comunidad ha sido tan importante, que algunas comunidades decidieron por s mismas crear a partir de esa experiencia, una emisora de radio comunitaria. Este es un ejemplo de racionalidad en cuanto al equipamiento necesario, ya que se empez con un equipo mnimo, con un alcance de tres o cuatro kilmetros, y luego se fue incrementando de acuerdo a las necesidades reales de la comunidad. En ocasiones, no es la cantidad sino la calidad de la tecnologa lo que pone en riesgo la sostenibilidad institucional. Un ejemplo son los radios a
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transistores Free Play, que funcionan con manivela y han sido distribuidos en muchos pases de frica. El concepto de origen es interesante: un radio receptor que no requiere de bateras para funcionar; una manivela permite recargar manualmente la energa durante 20 a 40 minutos, segn los modelos, evitando el gasto en bateras, que es prohibitivo para la mayor parte de la poblacin rural en el Tercer Mundo. Sin embargo, a veces la tecnologa no responde a las necesidades reales. En 1999 visit en Tanzania el campo de refugiados de Great Lukole, y recog estas opiniones sobre las radios de manivela que haban sido donadas: la manivela es de plstico y se rompe al cabo de cierto tiempo; su autonoma es muy limitada, por lo que hay que recargar la radio constantemente; el receptor es demasiado voluminoso y demasiado caro en comparacin con los modelos de bateras que se pueden comprar en los mercados rurales. Algunos refugiados que entrevist preferan adquirir una radio a pilas e incluso
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adaptar al uso de bateras los modelos Free Play que haban sido donados por agencias de cooperacin. Con la llegada de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin en los aos noventa, se producen nuevas distorsiones que afectan la sostenibilidad. En algunos casos, los equipos digitales son incompatibles con el resto de los equipos pre-existentes en una radio comunitaria, y en otros casos son subutilizados debido a la falta de capacitacin. La automatizacin de la programacin, mediante computadoras, no es siempre la mejor solucin, pues altera una de las caractersticas esenciales de las radios comunitarias, que es su calidad en vivo. La automatizacin se traduce casi siempre en ms msica y menos espontaneidad. La racionalidad en el diseo de un telecentro es an ms crtica, porque los equipos de computacin son ms frgiles que los de radio, y tienen una vida ms corta. Es casi impensable que los telecentros operen 10
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o 15 aos con los mismos equipos, como sucede en muchas radios comunitarias. Al cabo de tres o cuatro aos las computadoras ya son obsoletas. En frica se instalaron telecentros en lugares que no haban todava resuelto los problemas de energa elctrica y de telfono, lo cual pone en evidencia falta de criterio para planificar. En una encuesta realizada en 1999, los usuarios del telecentro comunitario en Tombuct (proyecto de UNESCO y CIID), expresaron que en orden de importancia- su inters principal para acudir al telecentro era: la radio, la televisin, los peridicos, el telfono y las cartas; Internet no apareca en la lista de prioridades. El mismo estudio revel que el 51% de la poblacin local jams haba hecho una simple llamada telefnica. En la mayora de los telecentros que he visitado, la capacidad y versatilidad de las computadoras est sobredimensionada. Los usuarios ms avanzados, cuando no llegan para usar el telfono o a leer peridicos, utilizan los programas bsicos (correo electrnico, procesador de palabras, juegos y ocasionalmente navegacin en Internet), menos de un 10% de la capacidad instalada. En realidad, esto no difiere del uso de las computadoras que hace la gran mayora de la gente en los pases industrializados: all tambin se usa un porcentaje mnimo de la capacidad instalada. Sin embargo, en los pases pobres la compra de equipos sofisticados y su subutilizacin no contribuye a la sostenibilidad e incluso plantea un problema tico. Cmo se justifica la inversin en equipos costosos cuando ciertas necesidades bsicas de las comunidades no han sido resueltas? En que medida los centros equipados con nuevas tecnologas de informacin y comunicacin pueden contribuir a resolver las necesidades ms urgentes de la poblacin? Es indudable que en muchos de los proyectos de telecentros hay agendas comerciales que estn por encima de las necesidades comunitarias.
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Por todo lo anterior, es atractiva la promesa de Simputer, una computadora porttil muy sencilla, desarrollada en la India, con un costo aproximado de US$ 250, y con capacidad para satisfacer las necesidades esenciales del 90% de los usuarios. Finalmente, la sostenibilidad institucional no debera analizarse solamente desde la perspectiva de experiencias aisladas, sino en funcin de las relaciones que se establecen entre los medios alternativos, participativos y ciudadanos. La conformacin de redes, por ejemplo, es una garanta adicional para la supervivencia y el desarrollo de los medios comunitarios. En sociedades empobrecidas por la explotacin, donde la sociedad civil ha retirado su confianza de la clase poltica, de los partidos y de las instituciones tradicionales, la emergencia de nuevas redes de actores sociales aglutinados en torno a problemas comunitarios, constituye un mbito propicio para la sostenibilidad. La sostenibilidad econmica Dejamos la sostenibilidad econmica para el final, porque es generalmente la que aparece en primer lugar cuando se hacen anlisis de sostenibilidad de los medios comunitarios. Para prestar el servicio que brindan a la comunidad, los medios de comunicacin ciudadanos, alternativos y comunitarios deben buscar recursos que les permitan financiar sus actividades, renovar sus equipos, cubrir los costos de los servicios bsicos, pagar a los trabajadores e invertir en el desarrollo de nueva programacin. La misma legislacin que en algunos pases favorece el estatuto de las radios comunitarias, reconocindolas como instituciones que desarrollan actividades de apoyo a la educacin, la cultura y el desarrollo, generalmente limita las posibilidades de las radios a autofinanciarse mediante la publicidad. En los pases donde esa legislacin existe, las radios
comunitarias estn prohibidas de generar recursos propios a travs de la publicidad, adems de que la potencia de sus transmisores tambin est limitada. Esta es una contradiccin entre la legislacin y las polticas de promocin de la libertad de expresin y de la diversidad cultural. Si existiera alguna coherencia en las polticas de Estado, las radios y los telecentros comunitarios deberan recibir el mismo apoyo que reciben las escuelas pblicas, las bibliotecas o los proyectos culturales nacionales. Esto no significa que el Estado deba intervenir en el proyecto poltico comunicacional de los medios comunitarios, sino apoyar su desarrollo como entidades autnomas, descentralizadas. Los procesos de descentralizacin y participacin popular que en los ltimos quince aos han adoptado varios pases de Amrica Latina y frica, son un marco ideal para el fortalecimiento de los medios locales comunitarios. En Uganda, los telecentros comunitarios de Nakaseke, Buwama y Nabweru creados con el apoyo de UNESCO, UIT y el CIIDreciben pequeos subsidios de los gobiernos locales, que gracias al proceso de descentralizacin han adquirido autonoma y poder de decisin. Debe el Estado apoyar econmicamente a los medios comunitarios? La legislacin debe permitir que los medios comunitarios se auto-financien con publicidad? Las dos opciones conllevan riesgos. Si el financiamiento viene del Estado, se corre el riesgo de una ingerencia poltica y administrativa de los gobiernos de turno, como sucede con las radios del Instituto Nacional Indigenista (INI) en Mxico. Y si el financiamiento llega esencialmente a travs de la publicidad, se corre el riesgo de caer en manos de empresas privadas que controlan los medios a travs de las cuentas publicitarias, como lo hacen con los medios masivos, imponiendo normas y mecanismos de censura.
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Desde el punto de vista de la sostenibilidad econmica, lo ideal sera lograr un equilibrio entre la generacin de ingresos por concepto de publicidad y convenios, el apoyo de instituciones nacionales, organismos de cooperacin internacional y grupos de solidaridad externos a la comunidad, y las contribuciones de la propia comunidad y de los trabajadores del medio de comunicacin. El apoyo de instituciones nacionales es el modelo ms frecuente en el desarrollo de la radio participativa, y en menor grado en el establecimiento de los telecentros comunitarios. Una gran mayora de las emisoras comunitarias en Amrica Latina, frica y Asia se mantienen fundamentalmente por el apoyo que reciben de ONGs, de las universidades y de instituciones de la iglesia catlica progresista. Los costos fundamentales de esas emisoras, como son la adquisicin de equipos, los salarios a los trabajadores y el pago de servicios bsicos, se cubren con los aportes de las instituciones. De alguna manera estos son proyectos institucionales, aunque en su desarrollo hayan demostrado su identificacin con un proyecto de comunicacin participativa. A esta categora corresponden algunas de las experiencias ms notables por su compromiso con la comunidad. En muchos casos, el propio Estado sostiene a las radios comunitarias, al menos parcialmente. El Instituto de Comunicacin Social (ICS) de Mozambique, estableci durante las dos ltimas dcadas una docena de radios comunitarias en todas las cabeceras de provincia del pas. Adems de los equipos y la capacitacin que recibieron al comenzar sus actividades, el ICS cubre los costos de servicios (electricidad, agua, mantenimiento) y los salarios de cinco o seis trabajadores permanentes. La responsabilidad de estas emisoras es obtener fondos adicionales para elaborar la programacin, en acuerdo con otras instituciones locales.
La cooperacin internacional ha sido tambin muy importante en los proyectos de comunicacin comunitaria, sobre todo en las donaciones de equipos y en el apoyo a la capacitacin. Las agencias de cooperacin del norte de Europa (Dinamarca, Suecia, Noruega, Holanda) han sido aliadas en muchos proyectos de comunicacin comunitaria, sobre todo cuando la libertad de expresin est amenazada. UNESCO proporcion equipos adicionales y capacitacin para la red de radios locales en Indonesia; estableci cuatro radios comunitarias en Hait; ocho en Mozambique, entre otros proyectos. No es frecuente que las agencias de cooperacin internacional financien salarios o el pago de servicios, porque sus propias disposiciones internas les impiden hacerlo, a menos que se trate de proyectos de comunicacin participativa enmarcados en programas de desarrollo de alcance nacional, como es el caso de los proyectos de video rural de la FAO en Per, Mxico y Mal. Sin embargo, hay otras modalidades de apoyo desde las agencias de cooperacin y desarrollo. Las emisoras comunitarias pueden generar recursos a travs de convenios de programacin y coproduccin. Esta frmula tiene una ventaja comparativa sobre los ingresos por concepto de publicidad, y es que la programacin se enriquece con contenidos de inters para toda la comunidad. Radio Kwizera (Tanzania), cuando la visit en 1999, reciba el apoyo de Oxfam, de Ayuda Noruega para el Pueblo, del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de UNICEF, del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de otras organizaciones, para realizar programas sobre agua potable, derechos humanos, resolucin de conflictos, salud, entre otros temas. Plan Internacional apoya a Radio Gune Yi, un programa realizado con nios de comunidades rurales de Senegal.
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El grupo de Teatro Nalamdana (India), el proyecto multimedios Soul City (frica del Sur), Radio Sagarmatha (Nepal), la Carpa Lila (Bolivia), la unidad de video de Action Health (Nigeria), Teatro Aarohan (Nepal) y muchos otros proyectos de comunicacin comunitaria, han recibido financiamiento de organizaciones como UNICEF, DANIDA, FNUAP, PANOS, DFID, USAID, Action Aid, Fundacin Ford, CECI, UNESCO, y otras, para elaborar programas de educacin en salud sexual y reproductiva, y de prevencin contra el SIDA y otras enfermedades sexualmente transmisibles. Es uno de los temas que mayor apoyo recibe porque es el primero en la agenda de algunas agencias de cooperacin. A diferencia de las experiencias de teatro, radio, tteres o video mencionadas anteriormente, los proyectos de telecentros son menos sostenibles en la medida en que la mayora carece de una poltica de programacin de contenidos tiles para la comunidad. Una de las grandes crticas al establecimiento de los telecentros, es que la tecnologa parece ser el fin, y no el medio para llegar a otros objetivos de desarrollo. Muchos de estos proyectos han sido instalados sin consulta con las comunidades, y sin un sentido de las necesidades reales de la poblacin a la que pretenden servir. Sin duda, en muchos casos prima una motivacin comercial en la venta de tecnologa informtica, antes que criterios de desarrollo cambio social. La solidaridad internacional ha sido muy importante para aquellos proyectos de comunicacin popular que no han nacido bajo el paraguas de una institucin o de una agencia de cooperacin y desarrollo. Se trata por lo general de apoyos puntuales, que garantizan la sobrevivencia de los medios comunitarios en situaciones de riesgo y amenaza. Son muy significativos porque suceden al margen de intereses institucionales y nacen de una comunicacin solidaria a travs de las fronteras.
En varias ocasiones, cuando las radios mineras de Bolivia fueron clausuradas por el ejrcito y sus equipos destruidos o confiscados, la solidaridad de grupos europeos permiti que salieran al aire nuevamente. Cuando la planta de transmisin de Radio La Primersima (Nicaragua) fue saboteada en 1990, comits de solidaridad Catalua, de Valencia y otras regiones de Espaa, y ONGs de Alemania, Austria, Italia y Australia, adems de AMARC , hicieron llegar su apoyo para comprar un nuevo transmisor.
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La publicidad puede ser un complemento para la sostenibilidad econmica, pero nunca la principal fuente de ingresos, pues corre el riesgo de desvirtuar los objetivos y el proyecto poltico comunicacional de un medio alternativo, participativo y comunitario. En reas rurales, donde las radios comunitarias son el punto de referencia ms importante de la poblacin, la publicidad local puede apoyar la sostenibilidad econmica. No es raro que las radios comunitarias anuncien la panadera del pueblo, la farmacia, o algn restaurante, para incrementar sus ingresos. Radio Izcanal (El Salvador), Radio Quilabamba (Per), y muchas otras transmiten jingles publicitarios de negocios particulares en su rea de influencia, o mensajes de instituciones del Estado. El Telecentro Comunitario de Gaseleka es una de las experiencias mejor llevadas de frica del Sur; las iniciativas tomadas por su administrador han permitido la generacin de recursos, ms all de los necesario para su mantenimiento. Los servicios ofrecidos no se limitan a la oferta de Internet. Al igual que las radios comunitarias, el Telecentro de Gaseleka hace las veces de una oficina postal, y adems presta servicios de extensin de documentos de identidad, en coordinacin con el Departamento Nacional de Identificacin. En lugar de que la gente tenga que viajar hasta la ciudad para tomarse fotografas y obtener sus documentos, dos agentes de ese servicio llegan atienden en el telecentro una vez por semana.
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Se subestima con frecuencia el peso de los aportes comunitarios en la sostenibilidad econmica. Hemos mencionado antes cmo los mineros bolivianos donaban un da de salario para mantener sus emisoras sindicales. En Burkina Faso constat que las comunidades rurales donde se haban instalado seis radios locales a mediados de los aos ochenta, contribuan con el diesel para los generadores de energa de las emisoras. En otros casos, las emisoras de radio cobran cantidades pequeas por los servicios que prestan y por los avisos personales que transmiten a lo largo del da, sobre cumpleaos, defunciones, dedicatorias de msica, mensajes a la ciudad, entrega de correspondencia, objetos encontrados, etc. Sin embargo, los aportes de dinero no son la nica forma como la comunidad apoya la sostenibilidad econmica. En todos los procesos de comunicacin participativa el trabajo voluntario es uno de los factores ms importantes de sostenibilidad econmica y social, aunque tambin constituye un factor de riesgo para la sostenibilidad institucional. En muchas emisoras la programacin est a cargo de voluntarios de la comunidad o de organizaciones sociales locales. Estos esfuerzos voluntarios ahorran el dinero que sera necesario para pagar a productores y locutores asalariados. Sin embargo, las emisoras comunitarias invierten tiempo y esfuerzo en la capacitacin de voluntarios que al cabo de cierto tiempo dejan de colaborar. En muchos casos, las comunidades contribuyen proporcionando el terreno en el que se ubica el telecentro o la radio comunitaria, o los materiales que se utilizan en la construccin de los locales. Es frecuente particularmente en la regin andina de Amrica Latina- la participacin mediante el trabajo colectivo para construir los locales o las plantas de transmisin. De ese modo la comunidad financia con su trabajo el proyecto poltico comunicacional y apoya la sostenibilidad econmica.
Conclusin No existe una frmula mgica para garantizar la sostenibilidad de los medios de comunicacin comunitarios. Su sobrevivencia y desarrollo depende del equilibrio entre los factores de sostenibilidad social, institucional y econmica. Los procesos participativos que comprometen a las comunidades y contribuyen a fortalecer la organizacin local, tienen mejores perspectivas de sostenibilidad que aquellos proyectos institucionales que dosifican el acceso y la participacin. Lo que siempre se debe tener en cuenta es que los procesos de comunicacin deben ser de la dimensin que la comunidad es capaz de asumir. El proceso de apropiacin slo puede darse cuando la comunidad asume un medio comunitario en todos sus aspectos: la poltica comunicacional, la tecnologa y la gestin administrativa. Es mejor comenzar con recursos limitados y crecer junto a la comunidad, que establecer proyectos verticales y sobredimensionados, que por su costo o por su tecnologa limitarn los espacios de participacin comunitaria. El proyecto global homogenizador amenaza la supervivencia de la diversidad poltica e ideolgica. Cada vez se cierran ms espacios de expresin de la pluralidad cultural y cada vez se concentran ms en unas cuantas empresas los flujos de informacin globales. La expansin del poder econmico de un puado de pases hegemnicos y la caprichosa aplicacin de las leyes de mercado, arrasa no solamente con las industrias nacionales y con la produccin agrcola de los pases ms pobres, sino que tiene un impacto negativo sobre la educacin, la cultura y las formas de organizacin social comunitaria. En ese panorama mundial poco alentador, la comunicacin alternativa sigue cumpliendo la importante tarea de fortalecer identidades culturales y favorecer el desarrollo de nuevas expresiones en la sociedad civil. Su
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sostenibilidad es ante todo el resultado del compromiso poltico de los actores sociales. Los evaluadores tradicionales, acostumbrados a medir la comunicacin con calculadoras, tienen dificultades para entender que la sostenibilidad de los medios comunitarios se rige por otros valores. Necesitamos menos contadores y ms socilogos para evaluar los medios alternativos, participativos y ciudadanos. La dinmica de la comunicacin comunitaria no puede medirse solamente en cifras y mercados, sino a travs de una comprensin de los fenmenos de sociedad que giran alrededor del derecho que tienen los ms pobres a la expresin y al libre acceso a la informacin. Los procesos de comunicacin participativa no son lineales y homogneos, por ello requieren de un esfuerzo de comprensin y empata que tomen en cuenta la especificidad y la diversidad de las experiencias. Como afirma Clemencia Rodrguez: Creo que es precisamente esta explosin de la comunicacin en el mbito local la que hace de los medios ciudadanos herramientas para el fortalecimiento de la democracia. El trastorno de las relaciones de poder establecidas constituye una empresa enredada y nuestros intentos de poner orden y organizacin no pueden sino resultar en nuestro desarraigo de esos procesos .
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17 Rodriguez, Clemencia (2001). Fissures in the Mediascape: an International Study of Citizens Media. Cresskill, NJ, USA: Hampton Press, Inc. Pgina 161. Traduccin de AGD.
* Alfonso Gumucio Dagron, boliviano, es especialista en comunicacin para el desarrollo con experiencia en frica, Asia, Amrica Latina y El Caribe. Su trabajo como especialista en comunicacin lo ha llevado a familiarizarse con temas diversos: derechos del nio, poblaciones indgenas, cultura y desarrollo, derechos humanos, organizacin comunitaria, salud y desarrollo sostenible. Es autor de varios libros sobre comunicacin, entre ellos: Haciendo Olas: Comunicacin Participativa para el Cambio Social, Las Radios Mineras en Bolivia (co-editor con Lupe Cajas), Popular Theatre, adems de varios estudios sobre la historia del cine boliviano. Desde 1997 es parte de la iniciativa de Comunicacin para el Cambio Social que promueve la Fundacin Rockefeller.