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Contexto Histórico Jesús - AT

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EL ACONTECIMIENTO DE CRISTO

EN LA TRADICIÓN DE LA FE DE
ISRAEL. EL ANTIGUO
TESTAMENTO
Jesús una experiencia de amor

https://youtu.be/v2kHuiUTVTY
1. La fe de Israel: categorías de la
comprensión israelita de su fe

• Elección
• Llamado y vocación
• Promesa
• Alianza
• Liberación
• Pueblo
Categorías que señalan
• Palabra
Manifestaciones de Dios, se
• Revelación van abriendo en
• Reino (de Dios) interpretaciones sucesivas y
resignificaciones superiores.
• Mesías
Articuladores de la Historia de
• Creación y nueva creación la Salvación. La promesa se
• Sabiduría cumple en el hijo de Abraham,
pero no se acaba sino que
• Salvación queda abierta.
1. La fe de Israel: categorías de la
comprensión israelita de su fe

Lo mismo puede decirse de la Alianza, que Israel


malogra constantemente con su infidelidad, pero
que Dios renueva una y otra vez (piénsese por
ejemplo en Oseas en el S. VIII, que se anuncia la
renovación de los amoríos de Dios en el desierto)
hasta configurarse la noción de nueva Alianza
(Jeremías, Ezequiel). La categoría liberación
presenta un dinamismo similar: liberación de
Egipto, liberación del yugo de los imperios vecinos
(Asiria en el S. VIII, Babilonia en el siglo VI)
1. La fe de Israel: categorías de la
comprensión israelita de su fe

• Así como Israel (A.T.) interpretó su historia y su fe a la


luz de estas categorías, los primeros testigos (N.T.) y los
cristianos de los inicios (S. II-V) interpretaron la
persona, mensaje y obra de Jesús con la clave de estas
mega nociones. De esta manera, Jesús es comprendido
como la plenitud de un proceso de salvación y gracia
iniciado en Israel.
• Podemos decir, pues, que las categorías con las que
Israel entendió e interpretó su historia, son como la
matriz hermenéutica en la que se comprenderá el
misterio de Cristo, de su mensaje y de su obra.
2. La experiencia israelita de Dios como
experiencia de un Dios que hace historia con
los humanos.

Yahveh Dios camina con el


pueblo, se hace presente en su
vida y está comprometido con su
causa. Por eso el Dios de Israel,
es ante todo un Dios caminante,
que peregrina con su pueblo.

Diferencia de Israel con los


pueblos circundantes que
perciben la manifestación de Dios
especialmente en la naturaleza
(fertilidad de la tierra,
movimientos de los astros). Israel
en los acontecimientos de la
historia.
2. La experiencia israelita de Dios como
experiencia de un Dios que hace historia con
los humanos.

• Visión lineal de la historia en la que la historia esta en


movimiento y desarrollo, se desenvuelve hacia la
plenitud atraída por Yahveh y permite la irrupción de
lo nuevo. (A diferencia de la Cananea). (visión
pesimista de la historia)
• El Dios de Israel, que es el Dios de Jesús y de los
cristianos, es un Dios cercano y comprometido, que
acompaña, se solidariza, hace la historia con los
humanos.
• La historia se hace cotidianamente y con sentido, y
apunta al final, su fase de culminación y plenitud.
2. La experiencia israelita de Dios como
experiencia de un Dios que hace historia con
los humanos.

La visión de un Dios comprometido en la historia,


permite que Israel se sienta siempre provocado
por un futuro prometido que debe conquistar, en
lugar de instalarse en un cómodo statu quo
definitivo e intocable: Yahveh llama a Israel desde
el futuro a acoger y a comprometerse con un
mundo justo, fraterno, penetrado por la paz, de
tal manera que el pueblo jamás puede instalarse o
convertir en intocable el sistema presente.
3. La fe como experiencia de liberación.
Significado de la esclavitud

Éxodo como acontecimiento fundante de la fe


de Israel.

• La primera experiencia que Israel tuvo de Dios, fue una experiencia


de liberación. La esclavitud significaba la negación de todo futuro y
de toda esperanza.
• Fue en esas circunstancias como re-descubrió el rostro del Dios de
sus antepasados: “Yo soy el Dios de Abraham, Isaac y Jacob… y he
venido para liberarlos” (El Dios de la historia).
4. Dios se revela como liberador

• Dios que se reveló en la esclavitud de Egipto se manifestó como el


Dios que escucha el clamor de los esclavos (“he visto la aflicción de
mi pueblo en Egipto” Ex 3,7) y decide solidarizarse con su pueblo
oprimido (“bajar”) para alentar su causa de liberación (“he bajado
para librarlo de la mano de los egipcios” Ex 3,8).
• El éxodo puede reconocerse como el acontecimiento de liberación,
que Israel seguirá celebrando como la gran fiesta de fe y de fiesta
nacional: la Pascua.
• La noción de liberación se enriquece y amplía con el tiempo, de tal
manera que sirve para comprender todos los acontecimientos,
todas las expectativas y esperanzas, y también todas las
intervenciones de Dios, y ya no sólo la liberación de la dominación
de un país extranjero. (llegará a hablarse de liberación del pecado y
de la muerte).
5. El Dios de la promesa

• El Dios de Israel se manifestó siempre como el Dios de la promesa: así


aparece tanto en la revelación de Yahveh a Moisés (“he bajado para
liberarlos de las manos de los egipcios y para subirle de esta tierra a una
tierra buena y espaciosa” Ex 38) como en la revelación a Abraham (“De ti
haré una nación grande… bendeciré a quienes te bendigan” Gen 12,2;
promesa de descendencia y tierra: Gen 15,5), se puede decir que el Dios
de Israel es el Dios de la promesa.

• Fue la promesa la que imprimió a la fe de Israel un carácter de esperanza,


aun en medio de las circunstancias más adversas; fue la fe en la promesa
la que lo hizo caminar hacia el futuro y mantenerse firme en la búsqueda
de prosperidad, libertad y grandeza nacional.

• La promesa se cumple en hechos concretos, pero no se agota sino que se


amplía para ofrecerse más generosamente en el futuro.
6. El Dios crea un pueblo de la
nada de la esclavitud
• El éxodo como acción creadora y liberadora de Yahveh significó en
definitiva que Yahveh, de la nada de la esclavitud, hizo un pueblo y le
abrió las posibilidades de un futuro promisorio.
• Con ese pueblo, Yahveh intentó realizar un plan o, para decirlo en forma
figurada, se hizo un sueño, una ilusión.
• Israel reniega reiterativamente de ese plan y de esa invitación, y Dios
ensaya una y otra vez con su perdón. Esta dinámica histórica de pecado y
arrepentimiento gira en torno al siguiente esquema: 1. amor y fidelidad
de Dios que se ofrecen gratuitamente al pueblo, 2. esta declaración de
amor está seguida por una acción salvadora, 3. Israel no corresponde a la
acción salvífica y amorosa de Dios, pecado, 4. consecuencia de esa
infidelidad es el castigo y posteriormente el arrepentimiento del pueblo,
5. Perdón de Yahveh, nuevamente amor y fidelidad, 6. Acción salvadora y
otra vez infidelidad del pueblo.
6. El Dios crea un pueblo de la
nada de la esclavitud

• Dios persiste, hasta incluso poner en cuestión


la figura del pueblo elegido como una nación y
crear la figura del “resto santo”.
• De esa forma se produce una dinámica en la
teología del pueblo, que apunta a la
constitución de una nueva alianza, un nuevo
pueblo, un nuevo Israel cohesionado ya no
por la raza sino por la fe.
7. Elección y llamada

• El pueblo, al igual que la libertad y la promesa, hunde sus raíces en


la categoría de la elección: Yahveh Dios escogió, entre los muchos
pueblos del mundo, a un pueblo, “el más pequeño”, para hacerlo su
heredad, el pueblo de su predilección. Esta elección es gratuita, no
se ha apoyado, ni en el poder ni en la sabiduría de Israel, sino en la
libre disposición de Dios.
• Israel interpretó la elección de tono arrogante y engendró una falsa
seguridad, no importara cuál fuera su actitud, ya tenía a Dios de su
lado, casi como un aliado al servicio de una causa nacional; en esa
dirección, la figura de la elección llevó a la presunción y a la
exclusión, a partir de la idea de que el destinatario casi que único,
de la salvación era Israel, y que los otros pueblos solo disfrutaría de
la salvación en la medida en que se aglutinaran en torno a la nación
judía.
7. Elección y llamada

• Algunos profetas cuestionaron este sentimiento excluyente y fueron


abriendo la promesa y la esperanza hacia el universalismo. (se va abriendo
la idea de la elección universal de Dios). Israel no es dueño de la salvación
sino su mediador.
• Las figuras de la elección y la llamada están unidas a la de vocación; si bien
el fundamento de la elección es la decisión gratuita de Dios, y la llamada
es precisamente una convocación gratuita, de allí se deriva una misión.
• La infidelidad de Israel, que amenazó con malograr la elección divina,
llevarán en la comunidad cristiana primitiva a la idea de si no será que la
misión habrá de ser entregada a un nuevo pueblo. Es la idea que se
encuentra en la parábola de los invitados al banquete de bodas: los
amigos cercanos del padre no acogieron la invitación, y en consecuencia
ésta será ofrecida a todos” (Lc 14,15).
8. El Dios de la alianza: hacia la
comunión con Dios
• Elección, llamada, promesa, liberación y pueblo, todo ello
está asociado a la categoría de alianza. El pueblo de Israel
será el ámbito en el que Dios podrá realizar su sueño de un
pueblo que vive la justicia y la equidad.
• Dios ha adoptado al pequeño y débil pueblo de Israel y le ha
concedido ser su aliado. Desde la gratuidad y desde la gracia.
• Israel se ha convertido en el aliado de Dios, es decir, en el
pueblo que será protegido por Yahveh frente a cualquier
agresión o peligro; e, igualmente, será el ámbito en el que
Dios podrá realizar su sueño de un pueblo que vive la justicia
y la equidad.
8. El Dios de la alianza: hacia la
comunión con Dios
• La alianza genera compromisos de ambas partes;
en eso radica teológicamente lo desconcertante
de la iniciativa divina: Yahveh se compromete,
empeña su palabra hacia el futuro, se ata a una
obligación con su pueblo. Dios compromete su
libertad.
• Por su lado, el pueblo adquiere el compromiso
de la fidelidad, la cual se ha de manifestar en el
monoteísmo (creciente) y en el compromiso con
la justicia, el derecho y la equidad.
8. El Dios de la alianza: hacia la
comunión con Dios

• La alianza se mueve entre la fidelidad incondicional de Yahveh y la


reiterada infidelidad de su pueblo, pasando por las permanentes segundas
oportunidades de Yahveh al pueblo que se conquistó en el desierto. Pero
llega el momento en que la alianza corre ya el riesgo de malograrse
definitivamente; en ese contexto, Jeremías y Ezequiel anunciarán la nueva
alianza.
• En efecto, también en el período postexílico (mitad del S. VI en adelante),
después de haberse demostrado la inquebrantable voluntad de Dios a
favor de su pueblo, Israel incurre en infidelidad que terminará por crear
una crisis casi de muerte en las últimas décadas del judaísmo; esa
situación suscita la aparición de las expectativas apocalípticas, en las que
un resto santo, tan pequeño que parece un puñado de creyentes.

• Queda así abierto el horizonte a una nueva alianza, eterna y definitiva.


9. Realización de la promesa y el
Reinado de Dios

• En la época en que Israel era una confederación anfictiónica sin


aparato estatal ni jefe único, se sintió la necesidad de alcanzar la
forma de una monarquía, un reino. La dinámica de la promesa
posibilita que ahora ella adquiera una forma nueva: se realiza en la
creación del reino y en la elección del rey. En ese contexto surge la
noción de “reino y “reinado de Dios”.
• Cuando Israel eligió a su primer rey, se empezó a palpar un
sentimiento mayoritario aunque no unánime, de que la promesa
ahora tenía una forma nueva y de que sobre esa base Yahveh
seguiría favoreciendo a su pueblo: Yahveh garantizaría que sobre el
trono de Israel estaría siempre un descendiente de David para
proteger, alcanzar prosperidad, en nombre de Dios guiar al pueblo
hacia el bienestar y la paz.
9. Realización de la promesa y el
Reinado de Dios
• La evolución de los hechos y el comportamiento de los reyes pronto llevaron a
dudar de que fueran ellos los que alcanzaran lo que Dios quería; el desastre del
exilio (S. VI), cuando desapareció la monarquía israelita por obra del Imperio
Babilónico, asestó un golpe definitivo a esa expectativa, de tal manera que fue
reinterpretada la figura del reino: ya no se hablará del reinado de un humano, sino
del reinado mismo de Yahveh.
• Se empieza a fraguar, la figura del reino de Dios, que se realizará en el futuro y que
vendrá, no por obra humana, sino por intervención soberana de Yahveh.
• De ahí que desde el retorno del exilio y en particular desde el S. II, se fuera dando
forma a la figura del reinado de Dios que llega intempestivamente y que no
proviene de las instituciones de Israel sino del poder salvador que viene de lo alto.
• En el siglo primero en Israel existía una ansiosa expectativa asociada a la idea de
que la intervención definitiva y extraordinaria de Dios y la irrupción de su reinado
eran inminentes, no obstante que convivían concepciones diversas acerca de la
naturaleza de ese reinado y de la forma como se implantaría.
10. La esperanza del Mesías

• La figura del reino de Dios y la esperanza israelita están asociadas al mesías, el


ungido de Yahveh. La esperanza mesiánica es muy antigua en Israel y experimenta
un largo proceso de elaboración. Con el tiempo llegó a designar al enviado de Dios
que en su nombre inaugura el reinado de la salvación y da inicio a una nueva era.

• Si bien en un inicio estuvo indisolublemente asociada a la casa real de David y a la


institución monárquica, al final se enriqueció con nuevas perspectivas, algunas
incluso en abierta contradicción con la tradición y la expectativa monárquicas.

• En la última etapa de Israel, existen muchas y diversas figuras del mesías, pero en el
fondo todas apuntan a expresar la firme confianza en la intervención salvadora de
Yahveh a través de su ungido.

• Él instaurará el nuevo orden y traerá la salvación; será quien en nombre de Dios


actúe para realizar todas las promesas de Israel. Este ungido traerá de parte de Dios
la salvación.
11. Redención y Salvación

• Salvación como categoría articuladora y base de las demás


categorías.
• Salvación alude a una situación de perdición o de riesgo
inminente que provoca que la persona que la padece, busque
y reclame la intervención de alguien que precisamente puede
salvar y llamarse, entonces, salvador.
• La teología del A.T. y N.T. parte de la certeza que el ser
humano está en esa situación y necesita ser salvado.
• La evolución del pensamiento teológico apunta a esperar una
intervención definitiva y extraordinaria de Dios que logre librar
al pueblo, no sólo de enemigos singulares, sino del pecado.
11. Redención y Salvación

• Asociada a la idea de salvación está la de Redención alude a la situación


que padece quien se ha endeudado con una deuda que le es imposible
pagar, a tal punto que tiene que entregarse él o sus hijos en esclavitud
como prenda o medio de pago, en esas circunstancias queda en manos de
otro, como posesión suya y necesita ser rescatado.

• Es precisamente el “goel” o el “redentor”, un pariente o un benefactor que


asume la deuda y lo libera del lazo de la servidumbre.

• Tanto en el caso de salvación como de redención, se trata de otro que


interviene para liberar y lo hace adquiriéndolo, no para hacerlo su esclavo,
sino para hacerlo libre.

• En ese contexto se lee e interpreta en la comunidad cristiana primitiva la


aparición y la obra de Jesús de Nazareth.
12. “El pueblo que andaba en
tinieblas vio una gran luz” (Is 9,1)

• La situación de los israelitas: injusticia, opresión, maldad,


violencia, angustia, pecado, muerte se puede figurar como
una gran oscuridad y tiniebla.

• En ese contexto la aparición de Jesús se interpretó como la


llegada de la luz, de la presencia de Dios y su reinado que
traen la paz y la salvación. En ese contexto tuvo lugar la
acción y la predicación de Jesús y en esa matriz teológica y de
fe fue en la que el se comprendió a si mismo, predico su
mensaje y realizo sus obras, en ese marco, igualmente
comprendió su vida y entendió e interpretó también su
muerte.
12. “El pueblo que andaba en
tinieblas vio una gran luz” (Is 9,1)

Después de la Pascua, cuando los discípulos


reflexionaron sobre el significado del Señor, lo
hicieron a la luz de su fe judía y en el marco de
las categorías que lo definían. En el marco de
esa fe trataron de interpretar su mensaje, vida,
muerte y resurrección.
EL CONTEXTO DE JESÚS DE
NAZARETH
1. Contexto religioso

• El evangelio de Lucas expresa las expectativas religiosas de Israel; se trata de un


pueblo que gira en torno a lo religioso y que todo lo interpreta desde esa
perspectiva: la religión israelita está por doquier y permea toda la vida personal,
familiar y social del pueblo judío.

• Religión omnipresente, pero en el fondo sin tocar el alma de los israelitas; con razón
los profetas cuestionaron esta religiosidad y Jesús mismo lo hizo como se puede
apreciar en su sentencia: “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está
lejos de mí”.

• En ese contexto teocrático y sacral, Israel vive en tiempos de Jesús una situación de
expectativa de una próxima e incluso inminente intervención salvífica de Dios que
será definitiva. Se espera la manifestación de Dios a través de su enviado, cuya
aparición preparará la irrupción del reino, con su componente de salvación y de
juicio definitivo que, por fin, permitirá que se desenmascaren el mal y el impío y se
reivindiquen el bien y los justos.
2. Contexto histórico y geográfico

• El nacimiento de Jesús ocurre en tiempo del reinado de Herodes el


Grande y su vida transcurre durante el reinado de sus descendientes:
Herodes Antipas, Arquelao, Herodes Filipo;
• Los evangelios mencionan especialmente al primero, gobernante de
Galilea, y a Poncio Pilato, Procurador de Judea; durante su gobierno tiene
lugar la muerte de Jesús.
• El ministerio de Jesús se desarrolla, inicialmente en Galilea y
posteriormente en Judea. La primera es una región montañosa, rica en
vegetación, cuya vida gira principalmente alrededor del Mar de Galilea o
Tiberíades.
• Tanto desde el punto de vista administrativo como geográfico, se pueden
identificar varias regiones: Galilea al norte, en el centro Samaria y al sur
Judea; al oriente la decápolis y cruzando toda la región, el río Jordán, que
desemboca en el Mar Muerto.
3. Contexto económico y social

• La economía se basa en la agricultura (granos como trigo y cebada,


aceite, fruta, hortalizas), la artesanía, la pesca, el cultivo de cabras
y ovejas en Judea, terneros en la zona costera.
• Entre el ganado abundan las cabras y ovejas (carne, leche, cuero,
lana); muchos bovinos, que sirven para los sacrificios en el templo;
se usan asnos para los trabajos y el transporte; para el transporte
más pesado se usa el camello; los caballos son exclusivos de los
más ricos.
• La pesca se practica en los ríos y sobre todo en el lago de
Tiberíades, de donde se comercializa para todo el país (seco o
ahumado).
• Las artesanías: tejido, hilaturas, teñido, enfurtido, curtido de
pieles, alfarería, joyería.
3. Contexto económico y social

• En el templo están los sacerdotes y los levitas; los albañiles labran la


piedra; se sacrifican millares de corderos y terneros: las pieles, que son de
propiedad de los sacerdotes, se curten y exportan.

• La gran afluencia de peregrinos trae consigo un comercio próspero. El


comercio interior se reduce casi al intercambio de mercancías. se
importan productos de lujo (cedros, incienso, aromas, oro, cobre de
Arabia), se exporta (frutas, aceite, vino, pescado y perfumes). El comercio
está en manos de los grandes comerciantes.

• Muchos trabajadores artesanos, agrupados en categorías, estaban


concentrados en Jerusalén; pero también en otras partes hay ceramistas,
carpinteros, caldereros, tejedores, teñidores, sastres; además curtido de
pieles, alfarería, joyería.
3. Contexto económico y social

Los impuestos son de dos tipos: el civil de la


administración romana y local, y el religioso; se paga
impuesto inmobiliario sobre la propiedad, la casa y los
terrenos; impuestos religiosos: se pagan al templo o a
sus funcionarios, sacerdotes o levitas, en dinero o en
especie. Un judío varón adulto paga anualmente dos
dracmas al templo (dos jornales de un trabajador
agrícola); los que cultivan las tierras tienen que
entregar las primicias, cerca del 2% de todos los
productos del campo y de la cocción del pan.
4. Contexto social

• En Israel del tiempo de Jesús, la tierra es el factor fundamental de la


economía y también de los conflictos socioeconómicos. El conflicto es
entre los intereses de los agricultores y los del estrato dominante.
• Estratificación: las elites dominantes persiguen la tierra y la obtienen no
raras veces por la confiscación.
• Una minoría lleva una vida fastuosa: la corte del soberano, la aristocracia
sacerdotal de Jerusalén, los grandes comerciantes, los jefes de los
publicanos, los propietarios de grandes fincas (sobre todo en Galilea).
• Una clase media constituida por los artesanos, los sacerdotes de las aldeas;
los pequeños terratenientes, endeudados muchas veces, están más cerca
de los pobres.
• Finalmente, los más numerosos son los obreros y jornaleros, los
desempleados que debían ponerse a mendigar y los esclavos. Los enfermos
(lepra, ciegos) viven de la limosna, que es una obligación religiosa muy
importante. Además los ladrones, que son muy numerosos.
4. Contexto social

• FABRIS, Reinaldo. Jesús de Nazaret. Historia e interpretación (3ª).


Sígueme, Salamanca, 1998. 343 p. 
 
• Historia y geografía: la actividad pública de Jesús sucede en
Galilea; concentró su actividad sobre todo alrededor de
Cafarnaún; también se desplazó ocasionalmente a las zonas de
Tiro y Sidón (oeste) y hasta las ciudades confederadas conocidas
como la Decápolis (este). También viaja al sur de Palestina, a
Jerusalén. El autor concluye: “se puede decir que el marco
geográfico de la actividad de Jesús, que se desarrolla de una
manera más o menos itinerante, tiene dos polos: Cafarnaún en
Galilea y Jerusalén en Judea” (61).
4. Contexto social

• GNILKA, Joachim. Jesús de Nazareth. Mensaje e historia. Barcelona, Herder, 1995.


399 p.

• Situación espiritual y religiosa


 
• “Así como Israel, en el aspecto político, había perdido su unidad en tiempos de
Cristo, así también el pueblo estaba dividido espiritual y religiosamente.
  
• En centro del judaísmo mundial era Jerusalén, no sólo ni primordialmente por su
prestancia política desde Herodes, sino porque allí estaba el templo “el único
lugar del mundo en el que se podía ofrecer sacrificios válidos a Yahveh, el Dios de
Israel” (66); el templo era el lugar de la “expiación”, donde se alcanzaba la pureza
y la santidad por medio del culto; allí también se celebraban las grandes fiestas:
la fiesta del año nuevo (en otoño: ¿asociada a la realeza de Dios o a la idea de
juicio?)

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