Clase 3
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Clase 3
LA DOCTRINA BÍBLICA
SEMINARIO MISIÓN CRISTIANA DE VENEZUELA
CRISTOLOGÍA
Que Jesús fue un ser humano de forma total y completa, es una verdad
bíblica. Primero, tuvo un cuerpo físico; dicho en leguaje bíblico,
participó de carne y sangre, o se manifestó en carne (Heb 2:14; 1 Ti
3:16). Experimentó las limitaciones físicas de cualquier ser humano
normal. Tuvo hambre, sed, se cansaba, necesitaba dormir, y aunque no
sabemos si alguna vez llegó a experimentar alguna enfermedad, lo
cierto es que estaba sujeto al dolor y la muerte como todo hombre.
LA HUMANIDAD DE CRISTO
Sin embargo, Jesús pide ser honrado del mismo modo en que se honra
al Padre (Jn 5:23), y recibió la adoración de Tomás (Jn 20:28) sin
reprocharle nada. En el libro de Apocalipsis se describe a las huestes
celestiales rindiendo adoración al Cordero (5:8-11). En todo esto, no
hay una sola reprensión, sino que Jesús se mostraba de acuerdo, es
más, el Padre mismo mandó a los ángeles diciendo: “adórenle todos los
ángeles de Dios” (Heb 1:6).
LA DEIDAD DE CRISTO
• Por último, hay dos eventos de carácter extraordinario que acontecen en la vida
de Jesús, que son una marca distintiva que apunta a su divinidad.
• El primero de ellos es el que se conoce como el nacimiento virginal, aunque
para mayor precisión, se trata de una concepción virginal. Este evento fue
predicho en Isaías 7:14, y no se trató de un medio para preservar a Cristo sin
pecado (puesto que Dios, si lo hubiera querido, podría haber cubierto con su
sombra a ambos progenitores para preservar la impecabilidad del bebé), sino
una señal de la singularidad y divinidad de la persona que nació.
LA DEIDAD DE CRISTO
Es importante traer a colación algunas implicaciones del hecho de que Jesús, más
que sólo un hombre, sea Dios mismo.
• Primero, esto significa que podemos tener un conocimiento real de Dios con
sólo mirar a Cristo.
• Segundo, que la redención es posible, puesto que quien murió en la cruz era el
Dios infinito encarnado, de manera que su sacrificio es perfecto y suficiente para
cubrir todos nuestros pecados.
CONCLUSIONES EN CUANTO A LA PERSONA DE CRISTO
• Tercero, que Dios cruzó la barrera que se había originado a causa de nuestra
transgresión. Siendo Él el ofendido por nuestro pecado, tomó la iniciativa de la
reconciliación.
• Por último, contamos con la convicción de que alabar a Cristo es apropiado, no
sería un gesto de idolatría, por cuanto el Hijo es Dios, en el mismo sentido y
grado que el Padre.