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Tarea 5 Psico P.P

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ASIGNATURA

Psicolingüística

TEMA:
Tarea 5

SUSTENTADO POR:
Yereyni Elizabeth King
Altagracia 11-1335

FACILITADORA:
Siomara Peralta

Recinto Cibao Oriental


Nagua, María Trinidad Sánchez, República
Dominicana
Noviembre 2021
Introducción

Aprender a hablar es uno de los logros más palpables e importantes


de la primera infancia. En cuestión de meses, y sin enseñanza
manifiesta, los pequeños avanzan desde la expresión titubeante de
una sola palabra, a oraciones fluidas, y de un limitado vocabulario a
uno que crece a razón de seis palabras nuevas al día. Contar con
esta nueva herramienta del lenguaje implica nuevas oportunidades
para comprender el medio social, para aprender sobre el mundo, y
para compartir experiencias, satisfacciones y necesidades.
Después de consultar la bibliografía señalada y otras fuentes
de interés científico para la temática objeto de estudio, se
sugiere que realices la siguiente actividad:

Indaga sobre las dificultades en el lenguaje (¿cuáles son?,

El hogar es la primera escuela del niño, de ahí que la atención, el


cariño y los cuidados que los padres le brinden en los primeros
años sean determinantes en su desarrollo.

Muchos niños padecen trastornos del lenguaje que les impide


desenvolverse con soltura en el colegio o relacionarse bien con sus
amigos y eso puede marcarles de por vida. La solución está en
conceder al problema la importancia que merece y saber prevenir
esas alteraciones del habla antes que sea demasiado tarde.

La mayoría de las veces, cuando el habla de un pequeño no es


todo lo fluida que debiera, los padres se defienden respondiendo
que es más avispado para otras actividades, restándole importancia
al hecho. Pero en la mayor parte de los casos - salvo que exista
alguna alteración física que lo impida - los trastornos del lenguaje
son problemas que pueden y deben resolverse y, por supuesto,
prevenirse.

La influencia del medio en el desarrollo lingüístico del niño es un


factor determinante, favoreciéndolo o entorpeciéndolo, según las
circunstancias. En opinión de la fonoaudióloga Janeth Yepes
Medina, la afectividad es el punto de partida del desarrollo infantil.
Un niño carente de afecto no sólo no puede aprender a hablar, sino
que puede detener el desarrollo integral de su ser físico y mental.
De igual manera, un infante sobreprotegido puede tardar mucho en
hablar porque quienes lo rodean no le exigen e interpretan todos
sus gemidos.

También se considera la influencia lingüística intelectual y la


auditiva, que dan al pequeño la posibilidad de conquistar el lenguaje
en términos expresivos y comprensivos. Por ser más evidente su
desarrollo, el lenguaje hablado ocupa más la atención de los
padres, sin embargo, el niño puede presentar dificultades para
entender lo que se le dice. En estos casos se descarta en primera
instancia la posibilidad de que existan inconvenientes neurológicos
o de audición.

¿Cuáles son las más comunes?, La Dislalia

Es el trastorno del lenguaje más común en los niños y normalmente


no se le da importancia. Consiste en decir mal uno o varios sonidos
e incluso puede llegar a darse la situación de que lo que dice el
niño sea totalmente ininteligible, es decir, imposible de comprender.
Para poner un ejemplo, cuando un niño de más de cuatro años, en
lugar de terror dice telol o en lugar de pera dice pela, tiene dislalia.
Este trastorno también se da en el caso, menos frecuente, de que
el niño olvide pronunciar un determinado sonido (por ejemplo
venana por ventana).

El retraso en la aparición del habla.

Es preciso aclarar que este trastorno no implica ningún retraso


intelectual. Un niño de dos años puede no decir una palabra y, sin
embargo, ser muy inteligente. De todas maneras, es preciso
estimular al niño para que el proceso de aprendizaje sea el
correcto. Hacia los 12 meses, el niño debe ser capaz de decir
algunas palabras, aunque entonces si resulta normal que las
pronuncie de manera incorrecta. A los cuatro años debe haber
aprendido a decir bien todos los sonidos y, si no es así, es
preferible consultar a un especialista.

El tartamudeo.

Suele aparecer entre los tres y los cuatro años. Todos los niños del
mundo tartamudean; unos lo hacen repitiendo alguna palabra o
sílaba y otros haciendo una pausa entre una palabra y otra, pero
ellos no tienen por qué ser algo permanente como ocurre con los
adultos, simplemente forma parte de una de las etapas evolutivas
del niño. En muchos casos el niño tartamudea cuando se da cuenta
de que tiene poder verbal, cuando al pedir algo se le conceden sin
ponerle obstáculos y en realidad eso le provoca un susto, una
sorpresa.

El mejor tratamiento de ese tartamudeo infantil consiste en no


concederle la importancia. No hay que darle ninguna consigna, ni
siquiera decirle al niño que hable mas despacio, que piense lo que
se va a decir antes de hablar o que evite tartamudear, porque, al
hacerlo, el niño será consciente de su problema y le costará más
superarlo. Cuanto menos importancia se le dé, más deprisa
desaparecerá el trastorno. Si no es así, será necesario comprobar
que no se trata de algo permanente.

Si el niño deja de hablar de manera repentina e inesperada, si el


retraso del lenguaje es muy evidente o confunde gran parte de los
sonidos, pudiera ser que la causa fuera más grave e incluso que
existieran problemas psicológicos, neurológicos o físicos serios. En
estos casos, la ayuda de un especialista resulta indispensable.

UN FRACASO EN EL LENGUAJE ES UN FRACASO ESCOLAR.

Gran parte de las dificultades del aprendizaje que se detectan en


los primeros años escolares están profundamente relacionadas con
anomalías del lenguaje concernientes a la motricidad, la
sensopercepción, el desarrollo cognitivo y el desarrollo social del
niño, y que no fueron identificadas ni tratadas a tiempo. Así lo
considera la fonoaudióloga Janeth Yépez Medina basada en su
experiencia profesional.
Cuando se habla de un niño con problemas de aprendizaje,
normalmente se hace referencia a un niño que a pesar de poseer
una inteligencia media y una capacidad auditiva y visual dentro de
los límites normales y no presenta graves problemas emotivos o
motores, encuentra, sin embargo, cierta dificultad para realizar el
trabajo escolar cotidiano.

Algunos niños con dificultades de aprendizaje presentan un déficit


de percepción, confundiendo por ejemplo, las letras b y d, o
palabras como sal y las. Pero también muchos otros niños
normales leen y escriben letras y palabras al revés; hasta los siete
años no resulta nada extraño que se cometan tales cambios.

Teniendo en cuenta que las dificultades de aprendizaje aparecen


cuando el niño debe llevar a cabo actividades específicas en el
aprendizaje, estos problemas han sido clasificados de acuerdo con
las diferentes habilidades que el niño debe realizar.

Disgrafía: consiste en que el pequeño tiene una calidad de


escritura diferente sin que haya implicaciones neurológicas o
intelectuales que lo expliquen. Con frecuencia se asocia a otras
alteraciones: motoras (dispraxias, inestabilidad), organización
espaciotemporal, lenguaje, lectura (dislexia), afectivas (ansiedad,
inhibición).

Dislexia: es aplicable a una situación en la cual el niño es incapaz


de leer con la misma facilidad con que lo hacen sus compañeros, a
pesar de poseer una inteligencia normal. Sólo podrá hablarse de
dislexia a partir de los siete o siete años y medio. Probablemente es
el trastorno más conocido, presentándose entre 5 y 15% de los
niños. El pequeño confunde letras que tienen una configuración
análoga (p-q, d-b), omite letras en la lectura, hace inversiones,
reiteraciones y adiciones. Además, hay ciertas alteraciones
generales como lentitud, falta de ritmo, respiración sincrónica,
saltos de línea, unión de palabras, lectura no comprensiva, etc.

Discalculia: se denomina así a las dificultades específicas en el


proceso del aprendizaje del cálculo, que se observan entre los
alumnos de inteligencia normal que acuden regularmente a la
escuela primaria, pero que efectúan de manera deficiente una o
más operaciones matemáticas. Comprende la realización incorrecta
de símbolos numéricos, no reconocimiento de signos y dificultades
en las operaciones aritméticas. Puede aparecer de forma
independiente, pero es frecuente encontrarla asociada a la dislexia.

Disortografía: se trata de un trastorno cuya característica principal


es un déficit específico y significativo del dominio de la ortografía en
ausencia de antecedentes de un trastorno específico de la lectura y
que no es explicable por nivel intelectual bajo, por problemas de
agudeza visual o escolarización inadecuada.

Dislalia: es la sustitución e inversión de un fonema por otro y la


omisión de los mismos, principalmente en las sílabas compuestas o
inversas. Ocurre a veces también la omisión del último fonema. Así
el niño dice bazo por brazo. Puede tener el lenguaje borroso; puede
hablar claro si le invita a hablar despacio, pero su lenguaje
espontáneo es confuso. En general, presenta pobreza de
vocabulario y de expresión, junto a compresión verbal baja.
Desde el momento en que nace e incluso cuando todavía se
encuentra en el vientre materno, es de suma importancia hablarle.
Además de que los lazos afectivos se estrecharán, el niño
aprenderá a asimilar los sonidos de su lengua natal. Pero aun hay
más: algunos estudios aseguran que, en el primer año de vida,
escuchar conversaciones forma la mente y hace al niño más
inteligente, se conseguirá estimular sus reflejos, que tengan mayor
rapidez mental, más capacidad para el aprendizaje rápido y más
potencial para asimilar y recordar lo aprendido.

¿Cómo influye en el aprendizaje?,

Los niños necesitan escuchar muchas palabras.

La exposición a la lengua juega un papel importante en la


emergente capacidad de los niños para interpretar los significados
de las palabras. Las capacidades de procesamiento del lenguaje a
edades tempranas están asociadas con la cantidad de lenguaje que
los niños escuchan.

. Los niños aprenden nuevas palabras cuando están


interesados.

Bloom resume investigaciones que muestran que el aprendizaje de


idiomas se produce mejor cuando se dialoga acerca de los objetos
o acciones de interés inmediato para los niños. Un estudio
demostró que los niños a los 10 meses de edad asumen
sistemáticamente palabra interesante y útil para ellos.

Los niños aprenden mejor cuando los adultos responden.

Un estudio encontró que cuando los niños tenían 9 y 13 meses de


edad la capacidad de respuesta materna se asoció con la rapidez
con la que los niños alcanzan diferentes hitos de desarrollo (por
ejemplo, poner palabras juntas, hablar del pasado) . Los niños
menores de 3 años no parecen aprender palabras al ver un
programa de televisión donde hay poca interacción contingente de
respuesta, sino que aprender en las conversaciones donde la
persona se comunica de una manera que es directamente sensible
para el niño.

¿Cómo se diagnostican y cómo se interviene?, etc…).

o primero que hay que hacer es descartar los problemas de


audición que podrían afectar el lenguaje. Sin embargo, la única
manera de diagnosticar los trastornos del lenguaje es a través de
una evaluación. Los especialistas que realizan estas evaluaciones
se llaman patólogos del habla y el lenguaje.

Las escuelas realizan evaluaciones de manera gratuita. (Los niños


muy pequeños pueden ser evaluados de manera gratuita a través
del sistema de intervención temprana de su estado). Los adultos
necesitan hacerlo de manera privada.

Un diagnóstico es el primer paso para recibir ayuda. Los adultos


podrían recibir apoyos en su trabajo. Los niños podrían recibir
terapia del habla y el lenguaje en la escuela. Mientras antes
comience el tratamiento, mejor

Redacta un reporte con lo encontrado donde concluyas con tu


propia lista de recomendaciones para la detección oportuno de este
tipo de dificultades.

#1 – Ejercicios respiratorios:

Se realiza con movimientos simples y repetitivos, incorporando


sonidos. Se puede realizar inhalaciones y espiraciones nasales y
bucales, reteniendo el aire. También retener progresivamente el
aire dentro de la boca o nariz. Además puedes incluir inspiraciones
rápidas, lentas o profundas, dejando salir el aire rápidamente.

#2 – Soplar bolitas de papel:

Deben colocarse bolitas de papel o polietileno, también se pueden


emplear velas, tumbar torres de papel con soplidos y utilizar pajillas
para aspirar agua o limonada. Otra estrategia divertida es soplar
burbujas de jabón.

#3 – Pronunciar las vocales:

Para realizar la pronunciación el niño debe inhalar lentamente por la


nariz, retener el aire y luego exhalar lentamente mencionando las 5
vocales. También puede aumentarse la velocidad, de acuerdo a
como se maneje el aire.

#4 – Ejercicio de ritmo:

En los problemas del lenguaje, el ritmo es esencial de tratar, para


que puedan articularse correctamente las palabras. Para realizarlo,
se pueden dar pequeños golpes a una mesa o tambor, y luego
pedirle al niño que imite los sonidos con la voz, de esta manera
podrá adaptarse al ritmo.

#5 – Jugar con las silabas:

El niño deberá articular silabas usando alguna consonante, de


manera repetida, por ejemplo: Con la letra P, articulará la silaba pa,
pa, pa, pa. Luego debe cambiar las vocales y cada vez que realice
este ejercicio se ejercita el ritmo y la articulación, mejorando los
problemas del lenguaje.

#6 – Articular frases:

En este caso pueden utilizarse frases completas, poesías,


trabalenguas o cuentos cortos, de esta manera el niño repetirá las
silabas y frases, una y otra vez hasta articular de manera correcta
las mismas. Este ejercicio ayuda a mejorar los problemas del
lenguaje, que también pueden combinarse con golpes de objetos
pequeños, para marcar el ritmo.

#7 – Ejercicios con la lengua:

Abarcan diversidad de movimientos con la lengua, ideales para los


problemas del lenguaje en los que se ve afectada la articulación de
algunos fonemas. Pueden realizarse giros con la lengua en todas
las direcciones, estirar la lengua, llevarla al paladar superior, comer
goma de mascar y tocar todos los dientes con la punta de la lengua.

#8 – Ejercicios de silencio:

Primero deben ubicarse en una habitación completamente


silenciosa, y luego realizar algún sonido, de manera que el niño
pueda detectarlos y prestar atención, para luego preguntarle que
sonido escucho.

Con este ejercicio no solo se ayuda a mejorar los problemas del


lenguaje, sino también, puede ayudarles a distinguir la duración e
intensidad e los sonidos, ejercitando la localización del mismo y
reconocimiento de los objetos que lo emiten.

#9 – Ejercicios con los labios:

Se pueden realizar sosteniendo un palillo con los labios, sin


introducirlo completamente a la boca. También pueden apretarse y
aflojarse, separarlos y juntarlos rápidamente. Realizar el sonido de
la letra P con los labios repetidamente.

#10 – Ejercicios faciales:

Inflar las mejillas y desinflarlas, luego de retener el aire algunos


segundos. También pueden alternarse las mejillas, primero del lado
izquierdo y luego inflar la derecha. Además puede retenerse el agua
en la boca y soltar lentamente.

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