Cristiandad Feudal
Cristiandad Feudal
Cristiandad Feudal
CRISTIANDAD
FEUDAL
La mayoría de los historiadores “modernos” escasamente
conocedores del cristianismo y altamente prejuiciosos sobre este,
han generado la “leyenda” de una “caída” violenta del Imperio
romano a manos de jinetes bárbaros (como el caso de Atila) y de
la iglesia de una época oscura, que llamaron Edad Media.
El trabajo de escribir sobre la Edad Media para hombres formados
en el espíritu de la revolución moderna se hace mas pesado por la
tarea supletoria de traducir el lenguaje cristiano a formulas
nocionales inspiradas en una mentalidad diferente”.
La Edad Media fue calificada siempre de “Edad oscura” y de una
“gran inmovilidad” (durante miles de años no paso nada, salvo las
peleas entre curas) pero a medida que nos asomamos a los textos
de esa época comenzamos a descubrir gran cantidad de cambios.
En cuanto a su “oscurantismo” sigue siendo válida la expresión del
francés Gustave Cohen, cuando afirmaba que “las tinieblas de la
Edad Media no son sino las de nuestra ignorancia”.
¿Cuándo comienza esa llamada Edad Media? La
tradición historiográfica ha fijado como fecha de
inicio el año 476, cuando Roma fue ocupada por
Odoacro.
Así como muchos autores han afirmado que las
invasiones bárbaras fueron el origen de la Edad
Media, otros historiadores afirman que en muchos
planos no se produjo un cambio sustancial y se
puede defender la existencia de una continuidad,
de similar manera que el comienzo de una nueva
era.
Arnold Hauser afirma que “el fundamento de la
producción sigue siendo la economía agraria, con
el latifundio y los coloni”. Los antiguos poblados
siguen siendo habitados y en parte se
reconstruyen incluso las ciudades destruidas. Se
mantiene el uso de la lengua latina, la validez del
derecho romano y la autoridad de la Iglesia
católica, que en su organización se conviene en
modelo de la administración pública.
TEORIA DE LAS DOS ESPADAS
Describe dos espadas que representan tanto un
poder espiritual como uno temporal por parte del
papa. El primero es manejado por la iglesia,
mientras que el segundo consiste en el poder
político de los gobernadores. Con el tiempo esta
teoría sufre varios cambios donde el papa
compartía el poder de dominio con el emperador
de turno; es decir, una espada, la espiritual, para
el papa; y otra, la terrenal, para el emperador.
Este teoría estaría inspirada en una obra de San
Agustín de Hipona llamada ''Ciudad de Dios'', en
donde nos dice que existen dos ciudades: la
terrenal, que concierne a todos los seres humanos
aquí y ahora, y la de Dios, la que concierne a
todos los seres que dejan de lado los placeres y se
dedican a las materias de fe.
La realidad de los hechos nos muestra que la
Romanidad se fue integrando en una entidad
cultural: la Cristiandad (políticamente
Christianitas o Res publica Cristiana) y de igual
manera que sus contemporáneos. Florencio
Hubeñak, prefiere olvidar “Edad Media” y
llamar Cristiandad.
Durante este periodo el cristianismo asumió en
Occidente una estructura político-cultural
basada en la Ciudad de Dios de San Agustín y
en la armonía entre ambas esferas del poder
(Iglesia-Imperio) que esboza el Papa Gelasio I,
generalmente conocida como “Teoría de las
dos espadas”, base de la unidad político-
religiosa necesaria para intentar construir la
Ciudad de Dios en la tierra.
Más tarde, el papa Gelasio I, conocedor
profundo de San Agustín de Hipona,
sostuvo la doctrina de las dos espadas
tratando de anteponer el poder papal al
poder imperial. De hecho, lo contrario a la
teoría de las dos espadas era la teoría del
cesaropapismo, que residía en que es el
emperador el que tiene las dos espadas: el
poder religioso y el poder de imperio.
Tradicionalmente se atribuye la teoría a un
párrafo de una carta “ocasional” que el
papa Gelasio I dirigiera al basileus
Anastasio de la pars Orientis del imperio
romano, con motivo del enfrentamiento
entre Roma y Constantinopla con el deseo
de contener el avance “cesaropapista”
llevado adelante por la entonces sede
imperial.
El texto –sumamente conocido– afirmaba: “Existen Augusto emperador dos
poderes con los cuales se gobierna soberanamente este mundo: la autoridad
(autorictas) sagrada de los pontífices y el poder real (regalis potestas). Pero
el poder de los sacerdotes es más importante porque, en el juicio final,
tendrá que rendir cuentas ante el Divino Juez de los gobernantes de los
hombres. Sabes bien, hijo clementísimo, que aunque por tu dignidad eres el
primero (princeps) de todos los hombres y el emperador del mundo
(imperator orbis), debes agachar la cabeza piadosamente ante los prelados
de las cosas divinas; al recibir los sacramentos divinos esperas de ellos los
medios de tu salvación y sabes que en las cosas de la religión debes
someterte a su juicio y no querer que ellos se sometan a tu voluntad. Si para
todo aquello que se relaciona con el orden público, los sacerdotes obedecen
tus leyes al admitir que el imperio te ha sido concedido por una disposición
divina, y, con cuánta afección debes obedecerles tú, a ellos, que comunican
los misterios divinos. Y así como a los pontífices les incumbe una
responsabilidad no pequeña si callan algo que convenga al culto divino, así
también les incumbe una responsabilidad no menor si desprecian lo que
deben obedecer. Y así a todos los sacerdotes en general, que administran
rectamente los divinos misterios, conviene que los corazones de los fieles le
estén sometidos, ¿cuánto más se debe prestar obediencia a la cabeza de la
sede apostólica a quien la misma divinidad quiso que todos los sacerdotes le
estuvieran sometidos, y la piedad de toda la Iglesia siempre ha honrado como
tal? [...] Sostenidos en tales instituciones y en tales autoridades, los papas
excomulgaron a reyes y a emperadores”.
REINOS ROMANO - GERMÀNICOS
Durante el siglo V, en la parte occidental del Imperio
Romano, tuvo una lenta integración de los pueblos
germánicos invasores a la estructura de la Romanidad.
Los caudillos germanos (originalmente nómades)
repartieron las tierras ocupadas entre sus hombres a
fin de fijarlos al suelo (sedentarizarlos) y que estas
tierras fueran dedicadas a la agricultura. Se modifico
la vida urbana, ya que las ciudades empezaron a ser
abandonadas o fortificadas para defenderse de las
invasiones. Alejada la autoridad política, la ciudad
quedo prácticamente en manos de obispos o condes,
desapareciendo también toda organización municipal.
Los pequeños propietarios (romanos y germanos en
pleno proceso de integración) tuvieron que colocarse
bajo el amparo de los grandes terratenientes para
defenderse de las invasiones, entrando generalmente a
su servicio. Así, la inseguridad facilito el armazón de
lazos de vasallaje, a través de los cuales el señor
velaba por la seguridad de su vasallo. De este modo
nació el feudalismo.
Los reyes fueron perdiendo poder en favor
de los condes, que muchas veces
obtuvieron inmunidad y ejercieron
atribuciones político-judiciales, de las mas
rudimentarias que el monarca. Esto
favoreció el fortalecimiento de la
estructura del poder feudal.
Entre los pueblos invasores que al
asentarse constituyeron reinos romano-
germánicos:
Ostrogodos: terminaron estableciéndose en
la península itálica.
Visigodos: se asentaron en la actual
España.
Vándalos: se asentaron en el norte del
África.
Alamanes: radicaron en Germania, actual
Alemania.
Francos: se establecieron en la Galia,
actual Francia.
LA ROMANIZACION DE LOS BARBAROS Y LA
CRISTIANIZACION DE LA ROMANIDAD. EL MONACATO
Pero la verdadera tarea de incorporación de los
inmigrantes “barbaros” a la pars occidentis del
imperio romano fue llevada a cabo por la Iglesia que
una vez convertidos los “paganos” se encontró
frente a los “germanos” y en este caso al
cristianizarlos los romanizo, integrándolos. Una vez
mas esta labor fue anterior al reordenamiento
político-institucional de la Cristiandad.
Así como cristianizar el imperio romano llevo tres
siglos, la labor misional entre los barbaros se
desarrollo durante otros ocho, en los cuales los
misioneros conocieron éxitos, pero también
contratiempos. Esta difícil tarea fue una
multisecular, obra común de una multitud
innumerable de cristianos anónimos y en especial de
heroicos misioneros que dejaron en ellas sus vidas.
En esta labor cumplieron una tarea especial los
monjes benedictinos.
El monacato apareció aproximadamente hacia el
siglo IV en el lejano Egipto, entre hombres que se
retiraban al desierto a orar, como lo había hecho
Jesús, pero pronto consideraron mas apropiado
formar verdaderas comunidades con sus
respectivas reglas. Esta costumbre oriental paso a
Occidente donde la primera comunidad fue
reglada por San Basilio. Pero el verdadero padre
del monacato occidental fue Benito de Nursia,
fundador del célebre monasterio de Monte Cassino
(527). A el se debe la regla que normaba la vida de
todos los monjes hasta casi el siglo XIII y que
dividía la tarea entre la oración y el trabajo (ora
et labora).
Sus seguidores los mojes benedictinos encontraron
su misión en el avance de la Iglesia por obra del
pontífice Gregorio I “el magno”. Este fijo las
directrices que señalaron el rumbo que debía
seguirse en la tarea evangelizadora.
Los primeros misioneros habían avanzado hacia el oeste de
Europa, mas allá de las fronteras del imperio, adentrándose en
territorio desconocido. Son de destacar los monjes “peregrinos” y
“penitentes” provenientes de los monasterios celtas de Irlanda y
Escocia que entre los siglos VI y VII desembarcaron en las costas
del continente europeo y durante su larga marcha por amor de
Dios fundaron gran cantidad de monasterios que cumplieron un
papel fundamental y determinante en la evangelización de la
naciente Cristiandad.
En una época acentuadamente guerrera un aspecto importante
del desarrollo de la religiosidad fue el culto de los mártires,
surgido con el fin de las persecuciones y fundamentado en la
creencia en el sufragio de los santos, que pueden interceder por
nosotros delante de Dios. Los fieles esperaban de ellos favores, de
ahí los innumerable relatos de curaciones milagrosas.
Esta creencia se fortaleció gracias a la estructura feudal y
estamental de la sociedad de la época. Cabe agregar que durante
la edad Media, la conmemoración de la festividad de los santos,
especialmente mártires y la veneración de reliquias son dos de las
formas mas importantes de piedad popular.
LEGISLACION ROMANO GERMANICA
Los pueblos sedentarizados consolidaron su posición
por medio del proceso de codificación consistente
en regular las relaciones entre los diferentes
miembros de la nueva comunidad política, ahora
cristiana. En este caso se mezclaron el derecho
romano, la costumbre germana y los principios
morales cristianos.
La conversión cristiana de los pueblos germánicos
demando para su consolidación definitiva la
instauración de un ordenamiento jurídico que
configurase cada vez con mayor hondura la nueva
realidad religiosa y social, según las normas y
principios del evangelio. En esta tarea colaboran los
flamantes reyes germanos, la Iglesia interesada en
construir una sociedad modelada por la Ciudad de
Dios agustiniana.
El cristianismo impregno lentamente la legislación romana en los
diferentes aspectos de la vida cotidiana y a su vez influyo
considerablemente en la moderación de las costumbres bárbaras,
convertidas paulatinamente en derecho consuetudinario. En este
contexto, los germanos aportaron al derecho occidental el
concepto de libertad concreta frente a las abstractas libertades
romanas como también la importancia de la costumbre que
caracterizaron el mundo medieval.