Seminario Romanos2
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Evangelio:
Justificación por
medio de la fe.
Romanos 2:4 y 5
Arrepentimiento
AMOR
Fe
Justificación Perfección
Ley
Santidad
Evangelio
Perdón
Gracia
En aquellos días Juan el Bautista se
presentó predicando en el desierto de
Judea,
Mateo 3: 1 y 2
En ese momento estaban allí algunos que
le contaron a Jesús el caso de los galileos
cuya sangre Pilato había mezclado con
los sacrificios que ellos ofrecían.
Lucas 13:1-5
3¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se
arrepienten, también morirán como ellos.
Lucas 13:1-5
¿No te das cuenta de que menosprecias la
benignidad, la tolerancia y la paciencia de Dios,
y que ignoras que su benignidad busca llevarte
al arrepentimiento?
Romanos 2:4 y 5
“Muchos no entienden la naturaleza verdadera del arrepentimiento.
Muchas personas se entristecen por haber pecado, y aun se reforman
exteriormente, porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos.
Pero esto no es arrepentimiento en el sentido bíblico. Lamentan el dolor
más bien que el pecado.
Tal fué el pesar de Esaú cuando vió que había perdido su primogenitura
para siempre. Balaam, aterrorizado por el ángel que estaba en su camino
con la espada desenvainada, reconoció su culpa porque temía perder la
vida, mas no experimentó un sincero arrepentimiento del pecado; no
cambió de propósito ni aborreció el mal. Judas Iscariote, después de
traicionar a su Señor, exclamó: “¡He pecado entregando la sangre
inocente!”.
E.G.W. Camino a Cristo, pág. 54.
“Sentir un arrepentimiento… es algo que supera nuestro propio poder;
se lo obtiene únicamente de Cristo, quien ascendió a lo alto y dió dones
a los hombres.
Precisamente en este punto es donde muchos yerran, y por ello no
reciben la ayuda que Cristo quiere darles. Piensan que no pueden ir a
Cristo a menos que se arrepientan primero, y que el arrepentimiento los
prepara para que sus pecados les sean perdonados. Es verdad que el
arrepentimiento precede al perdón de los pecados; porque es únicamente
el corazón quebrantado y contrito el que siente la necesidad de un
Salvador; pero para poder ir al Señor Jesús, ¿debe el pecador esperar
hasta que se haya arrepentido? ¿Debe hacerse del arrepentimiento un
obstáculo entre el pecador y el Salvador? ”.
E.G.W. Camino a Cristo, pág. 54.
“La Sagrada Escritura no enseña que el pecador deba arrepentirse antes
de poder aceptar la invitación de Cristo: “¡Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!” La virtud
proveniente de Cristo es la que nos induce a un arrepentimiento genuino.
El apóstol Pedro presentó el asunto de una manera muy clara cuando
dijo a los israelitas: “A éste, Dios le ensalzó con su diestra para ser
Príncipe y Salvador, a fin de dar arrepentimiento a Israel, y remisión de
pecados.” Tan imposible es arrepentirse si el Espíritu de Cristo no
despierta la conciencia como lo es obtener el perdón sin Cristo.”.
E.G.W. Camino a Cristo, pág. 54.
“Si percibís vuestra condición pecaminosa, no aguardéis hasta haceros
mejores a vosotros mismos. ¡Cuántos hay que piensan que no son
bastante buenos para ir a Cristo! ¿Esperáis haceros mejores por
vuestros propios esfuerzos? “¿Mudará el negro su pellejo, y el leopardo
sus manchas? Así también podréis vosotros hacer bien, estando
habituados a hacer mal.” Únicamente en Dios hay ayuda para nosotros.
No debemos permanecer en espera de persuasiones más fuertes, de
mejores oportunidades, o de tener un carácter más santo. Nada podemos
hacer por nosotros mismos. Debemos ir a Cristo tales como somos”.
E.G.W. Camino a Cristo, pág. 54.
“Cuando veáis la enormidad del pecado, cuando os veáis como sois en
realidad, no os entreguéis a la desesperación, pues a los pecadores es a
quienes Cristo vino a salvar. No tenemos que reconciliar a Dios con
nosotros, sino que—¡oh maravilloso amor!—“Dios estaba en Cristo,
reconciliando consigo mismo al mundo.” Por su tierno amor está
atrayendo a sí los corazones de sus hijos errantes. Ningún padre según la
carne podría ser tan paciente con las faltas y los yerros de sus hijos,
como lo es Dios con aquellos a quienes trata de salvar. Nadie podría
argüir más tiernamente con el pecador. Jamás enunciaron los labios
humanos invitaciones más tiernas que las dirigidas por El al extraviado.
Todas sus promesas, sus amonestaciones, no son sino la expresión de su
amor inefable”.
E.G.W. Camino a Cristo, pág. 54.
“Cuando Satanás acude a decirte que eres un gran pecador, alza los ojos
a tu Redentor y habla de sus méritos. Lo que te ayudará será mirar su
luz. Reconoce tu pecado, pero di al enemigo que “Cristo Jesús vino al
mundo para salvar a los pecadores,”.
E.G.W. Camino a Cristo, pág. 54.
Pero Dios muestra su amor por nosotros en
que, cuando aún éramos pecadores, Cristo
murió por nosotros.
Romanos 8: 32-39
¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo?
Romanos 8: 32-39
Busquen al Señor mientras pueda ser
hallado; llámenlo mientras se encuentre
cerca.
Isaías 55: 6 y 7