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Semana 5

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PROCESO DE

EMPATÍA
TERAPÉUTICA

Semana 5

Docente: Milagros Cárdenas Chacón


Al finalizar la sesión de clase, el
estudiante descubre el proceso de
Propósito empatía terapéutica y presenta un
flujo de proceso ilustrado, teniendo
de la en cuenta los aportes de la sesión
de clase y la lectura.
sesión
Veamos el siguiente video: “La empatía
como recurso para la relación de
ayuda”. [Video].
https://www.youtube.com/watch?v=Qhr5
ZgkgEyw
EMPATÍA TERAPÉUTICA

El objetivo de la
empatía dentro de la Se realiza muy poco o Se brinda soporte
terapia es dar al ningún esfuerzo en emocional y se intenta
paciente la oportunidad retar o refutar cualquier ver el mundo a través
de manifestar sus cosa que esté diciendo de los ojos del
emociones y sentirse el paciente. paciente.
comprendido.

Se debe mostrar al paciente que el terapeuta es su aliado y que puede


apoyarse en él, tanto intelectual como emocionalmente, para lo que
tenga que afrontar.
La empatía es importante en tres momentos de la
terapia:

Al comienzo del tratamiento, Durante del desarrollo de las


cuando el paciente tiene que sesiones de terapia cuando el En el momento que haya una
contar su historia. La catarsis paciente repentinamente se ruptura en la alianza
emocional puede proporcionar siente abrumado por una terapéutica. 1992).
un importante vínculo entre emoción (miedo, pánico, ira, o
terapeuta y paciente. desesperación).
Algunos autores han desarrollado una reflexión sobre la empatía
hablando de fases de la misma inspirados en Katz (1963).

Es un modo de La identificación con la persona y la situación


presentar el PASO 1 del otro
proceso
cognitivo- La incorporación, o inclusión a mi persona
afectivo de la PASO 2 de lo que ha sido narrado
empatía
terapéutica, que
pasa por:
PASO 3 La repercusión

PASO 4 La separación o desapego


La identificación con la persona y la
situación del otro:

● Se trata de dejarse transportar por el relato,


penetrar en el campo visivo del otro, “vivir” la
situación; ello no deja indiferente, sino que me
acapara, me conmueve, me envuelve.
● No me defiendo contra esta irrupción de estados
de ánimo ajenos a mi esfera personal.
● Prácticamente se puede decir que me proyecto en
el otro, me identifico con él, como si yo también
hubiera vivido sus reacciones en otras
circunstancias.
“Escucho a Julia, que me cuenta sus desvelos cada vez que su
EJEMPLO hija adolescente sale de casa. Difícilmente puede dormir, y
cuando se queda dormida es un sueño superficial disturbado
reiteradamente por desvelos y preocupación. Sin duda, puedo
hacerme cargo –aun no siendo madre– de lo que significa para
ella esta preocupación. Sé lo que es desvelarse, sé lo que es
estar preocupado, sé lo que es rumiar pensamientos y
sentimientos por la noche, desvelarse con ansiedad preocupado
por alguna causa de importancia. ¡Cómo no voy a comprender
cuanto me narra! Si yo fuera ella y estuviera en su situación,
francamente no sé cómo pasaría las noches, pero me doy
cuenta de que, en el fondo, en el mundo de los significados,
nada humano me es ajeno, como decía Terencio”.
La incorporación, o inclusión a mi persona
de lo que ha sido narrado:

● Busco cosas que efectivamente


suscita en mí a nivel profundo, los
mismos impulsos anímicos que
hacen experimentar dolor a mi
interlocutor.
“A Yolanda le han quitado un pecho por un tumor. Tiene
miedo a ser rechazada por su marido. Tiene pensamientos
que le resultan incluso extraños: no volver a casa, aunque sea
EJEMPLO irracional. Le avergüenza haber perdido la armonía, la
estética, como si hubiera perdido así la identidad. Yo no soy
mujer, no me han quitado un pecho, pero al escuchar su
narración, me repercute interiormente en mi biografía
personal. Cuánta energía invierto para no ser rechazado en
relaciones próximas y más amplias, cuánto miedo, en el
fondo, a perder la armonía que siento que me da mi salud en
las posibilidades de mantenerme activo. Mis miedos me
pueden ayudar a comprender la experiencia de Yolanda”.
La repercusión:

● Se despiertan en mí emociones y recuerdos


de mi propia biografía psicológica
● Me convierto en un eco, una resonancia,
no únicamente de la experiencia del otro,
sino también de mi propia memoria
inconsciente, en la que viven reprimidos
muchos momentos dolorosos de mi pasado
más o menos superados, pero que habrían
tenido efectos dramáticos de no haberlos
podido controlar.
“Al contarme María el trauma que dice experimentar
EJEMPLO porque le pegaban cuando era pequeña y la
ridiculizaban delante de todos y cómo le influye eso
en su autoestima y sus relaciones personales ahora,
a sus 40 años, es inevitable que surja en mí el
recuerdo (que en parte absorbe mi atención) de
cómo sufrí yo también ridiculizaciones en mi infancia
y cómo me afectó en el manejo de mi ansiedad”.
La separación o desapego:

● El terapeuta, aunque se involucra profundamente


hasta vivir una situación como si fuera suya propia,
permanece siempre retirado un paso hacia atrás.
● Debe poner fin a su implicación y reencontrar su
identidad para pasar el caso por el tamiz de su
competencia.
● Es momento terapéutico de la ayuda. Es el “retorno a
la playa”, usando la expresión de Buber y Reik, para
reflexionar con desapego emotivo.
● Es esta fase la que recoge el significado propuesto
hoy con la nueva palabra ecpatia.
ECPATIA
La ecpatía es una estrategia emocional que permite
separar los sentimientos propios de los generados por
las circunstancias de otras personas. Término
propuesto por el psiquiatra José Luis González como un
mecanismo, o proceso consciente y voluntario, que sirve
excluir aquellos sentimientos que son inducidos por las
demás personas.
Cabe recalcar que la ecpatía no tiene nada que ver con la
frialdad, la antipatía o la indiferencia. Más bien es un
mecanismo complementario de la empatía para equilibrarla
en los niveles correctos. La finalidad de esta estrategia
es evitar que surja una inundación de emociones
derivadas de las circunstancias ajenas, lo que en nada
favorece el equilibrio interior.
“La narración del dolor total por la muerte del hijo de Mónica
me ha removido profundamente. No solo he entrado en su
EJEMPLO mundo cognitiva y emotivamente. Mi respuesta ha sido
compasiva. Mi respuesta ha sacado toda mi capacidad de
comunicar comprensión y de intentar aliviar (¡consciente de
la gran limitación!) la carga pesada que la vida le ha
deparado. Yo mismo he sentido mi estómago como
arrugándose al escuchar. Se ha renovado en mí el recuerdo
de algunos duelos especialmente dolorosos, por inesperados.
Me espera otra persona a la puerta media hora después. Tras
escribir en la hoja de seguimiento, no me queda más remedio
que hacer incluso unas respiraciones hondas a la vez que me
digo que volveré a encontrar a Mónica en la próxima cita,
pero ahora ya se ha ido. Y me lo repito: ahora ya se ido y hará
su propio trabajo. Era su hijo, sí, no el mío”.
Síntesis y
metacognición
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L
pe a id
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