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SÉPTIMO ENVÍO - Lectura Rápida

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Lectura rápida (reactivos de repaso)

Velocidad de lectura. Lea el siguiente texto una sola vez y verifique con un
cronómetro el tiempo empleado.

México posee una riqueza potencial fabulosa y un subdesarrollo de tecnología e


infraestructura que se traduce en graves y acusadas diferencias sociales.
Seguramente esto es cosa conocida. También lo es - aunque sea como mito o
fabulación - que en este país hubo un proceso revolucionario complejo, ambiguo e
intrincado; mezcla de intuición y populismo en su arranque, de claudicaciones y
renuncias después.

Posiblemente sea el sector cultural el que ofrezca en alguno de sus ámbitos una
huella revolucionaria más palpable, no sólo en su concepción, sino también en su
disfrute.

Mi aproximación al tema es de todos modos forzosamente parcial, tanto en el manejo


de cifras, como en el espacio al que me refiero. México es un país de enormes
dimensiones que concentra de once a trece millones de habitantes en el Distrito
Federal, que es la capital. Aunque esta cifra representa casi la tercera parte de la
población total, es evidente que los problemas son muy distintos entre el Distrito
Federal y los Estados. Por otra parte, existe otra circunstancia poco conocida por
nosotros que nos exige relativizar siempre la problemática cultural mexicana: casi
quince millones de indígenas viven en comunidades cerradas y en durísimas
condiciones; desconocen el castellano y hablan náhuatl, otomí, maya u otras de las
lenguas prehispánicas mesoamericanas.

México dedica a la conservación, producción y difusión cultural cantidades muy


elevadas en relación a la renta «per cápita» existente. No todos los sectores se ven
beneficiados del mismo modo. La financiación cultural ha obedecido más de una vez
a determinados caprichos personales durante el sexenio correspondiente a una
planificación coherente, pero no cabe duda que se ha ido formando una
infraestructura cultural de dimensiones cada vez más amplias y sólidas.
Particular hincapié se ha hecho en la localización, mantenimiento y restauración de
las zonas arqueológicas prehispánicas. Actualmente existen catalogadas unas
12.000. Esta cifra puede orientamos sobre la ingente obra emprendida, dada la
magnitud de lo que fueron las ciudades y centros religiosos de Mesoamérica. La
visita a Teotihuacán, Tlatelolco, Cholula, Chichén-Itzá, Palenque, Tula, Tajín,... etc.,
o el estado actual de las excavaciones de lo que fue el Templo Mayor de
Tenochtitlán -capital azteca sobre la que se construyó la ciudad de México- , dan una
idea del volumen de inversiones empleado y de la formidable tarea que queda por
hacer.

Número de palabras del texto: 385


Tiempo de lectura:
Palabras por minuto:

En base al texto responde las siguientes preguntas:

1. La capital de México concentra:

A) De 10 a 15 millones de habitantes.
B) De 11 a 13 millones de habitantes.
C) De 5 a 8 millones de habitantes.
D) De 4 a 7 millones de habitantes.

2. De los casi quince millones de indígenas mexicanos:


A) Todos hablan castellano.
B) Lo desconocen totalmente.
C) Hablan castellano con términos prehispánicos.
D) No hablan.
3. La financiación cultural en México corre a cargo:

A) Del Estado.
B) De entidades ciudadanas o comunales.
C) De inversiones privadas.
D) Del extranjero.

4. El número de zonas arqueológicas prehispánicas catalogadas actualmente


es de:

A) 12.000

B) 25.000

C) 10.000

D) 18.000

5. La actual ciudad de México está construida sobre la antigua:

A) Teotihuacán.
B) Tlatelolco.
C) Tenochtitlán.
D) Tijuana.

Preguntas: 5

Total de respuestas correctas: _____

Promedio (porcentaje): ______


Velocidad de lectura. Lea el siguiente texto una sola vez y verifique con un
cronómetro el tiempo empleado.

El despertar de la Tierra: nuestro próximo salto evolutivo. El cerebro global

Por Peter Russelí

En la actualidad es muy común hablar de la aceleración del ritmo de vida y recordar


con nostalgia el mundo sin prisas de nuestros abuelos. Sin embargo, una rápida
mirada a la historia de la evolución revela que esta aceleración no ha aparecido de
forma repentina, sino que se ha estado produciendo desde el comienzo del universo,
hace unos 15.000 millones de años. Puede ser difícil apreciarla en su justa medida
pues tenemos miles de millones de años a nuestras espaldas. Podremos obtener
una imagen más tangible si comprimimos esos 15.000 millones de años en una
película de un año de duración: ¡la última superproducción!

El «Big Bang», la «gran explosión» con la que comienza el film, termina en una
fracción de segundo; el universo «creado» en el primer segundo del primer día de
este año nuevo. Los primeros átomos se forman unos veinticinco minutos después
de haber cantado Auld Lang Syne («Oh buenos viejos tiempos»).

No se producen más cambios significativos durante el resto del primer día, ni en lo


que queda del mes de enero (necesitaremos montones de palomitas de maíz): todo
lo que vemos es una nube de gas que se expande. Alrededor de febrero y marzo las
nubes de gas comienzan lentamente a condensarse en grupos de galaxias y
estrellas. A medida que transcurren las semanas y los meses, las estrellas explotan
ocasionalmente en supernovas, y a partir de sus restos se condensan nuevas
estrellas. Nuestro sistema solar se forma probablemente a comienzos de septiembre,
después de ocho meses de película. Una vez formada la Tierra, las cosas empiezan
a moverse un poco más rápido cuando comienzan a formarse las moléculas
complejas.
Al cabo de dos semanas, a comienzos de octubre, aparecen las algas y las bacterias
simples. Luego sobreviene un período de relativa calma (¡más palomitas de maíz!),
mientras las bacterias evolucionan lentamente hasta que, una semana después, se
realiza la fotosíntesis. A mediados de noviembre se desarrollan células complejas
con núcleos totalmente definidos, lo cual permite la reproducción sexual; cumplida
esta etapa, la evolución vuelve a acelerarse. Estamos ahora a finales de noviembre y
ya hemos visto la mayor parte del espectáculo; sin embargo, la evolución de la vida
no ha hecho más que empezar.

Los primeros organismos multicelulares simples aparecen a comienzos de diciembre.


Más o menos una semana más tarde, los primeros vertebrados se arrastran
lentamente desde el mar hacia la tierra firme. Los dinosaurios dominan la Tierra
durante la mayor parte de la última semana del film, desde Navidad hasta el
mediodía del 30 de diciembre: un largo y noble reinado.

Nuestros primeros antepasados, los monos (¿o fueron los delfines?) hacen su
aparición hacía la mitad del último día, pero no es hasta las once de la noche que
empiezan a caminar erguidos. El medio ambiente del plan de un pequeño grupo de
ellas para utilizar la fotosíntesis: «El oxígeno producido por este proceso es una
sustancia peligrosa. Envenena todas las formas de vida conocidas y es también
altamente inflamable, por lo que probablemente nos convertirá en cenizas. Es casi
seguro que conllevará la destrucción de la vida».

Sin duda, la fotosíntesis habría sido prohibida por «egoísta, antinatural e


irresponsable». Por suerte para nosotros, nunca deliberó semejante comité, y la
fotosíntesis siguió adelante. Sobrevino una gran crisis, es cierto, pero aparecieron las
plantas, los animales y nosotros.

El actual bagaje de problemas globales puede ser de tanta importancia para nuestra
evolución como lo fue la crisis del oxígeno. Nunca los peligros han sido tan graves en
la historia de la especie humana, y parece que nos acercamos rápidamente al punto
crítico. El resultado será un fracaso o un gran salto adelante. En su papel de
catalizadores evolutivos, las crisis pueden ser el elemento necesario para
impulsarnos hacia un nivel superior.
La idea de que las crisis poseen tanto un aspecto negativo como otro positivo, la
expresa muy bien la palabra con la que la designan los chinos, wei-chi. La primera
parte de la palabra significa «cuidado, peligro». La segunda parte, sin embargo, tiene
una connotación muy distinta; significa «oportunidad de cambio».

El concepto de wei-chi nos permite apreciar la importancia de ambos aspectos de las


crisis. En los últimos años, nuestra atención se ha centrado, por lo general, en el
«wei», en las múltiples posibilidades de catástrofe global y en cómo evitarlas. Esta
atención continuará siendo necesaria mientras queramos controlar los serios
problemas con que nos enfrentamos. Al mismo tiempo, es probable que nosotros
mismos nos cuestionemos algunas de nuestras actitudes y valores fundamentales:
¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es lo que realmente queremos? ¿Existe algo más que
la vida? Estas preguntas ponen de manifiesto otras facetas de la crisis: la
oportunidad de cambiar de dirección para beneficiarnos de las prodigiosas e
increíbles oportunidades que quizá tengamos a nuestro alcance.

Si no realizamos la transición, pueden pasar miles de años antes de que la


humanidad se encuentre otra vez en el límite, o puede que esa transición no suceda
nunca más con la especie humana. Si nos auto exterminamos, tal vez tengan que
pasar miles de años para que otras especies evolucionen con el mismo potencial, o
puede que eso no ocurra nunca en este planeta. Pero existen muchos otros planetas
en nuestra galaxia, y muchas otras galaxias. El universo continuará evolucionando
hacia niveles más altos de integración y complejidad, independientemente de lo que
nosotros decidamos.

Si, por otra parte, la humanidad encuentra la forma de resolver los distintos
problemas y conflictos, habrá probado que puede adaptarse con éxito. En este caso
la crisis sirve como catalizador evolutivo y como prueba evolutiva, examinando la
capacidad de adaptación y la viabilidad del sistema. El creciente sistema de crisis
actual de la humanidad puede muy bien verse bajo este prisma: podemos haber
Llegado a la prueba final de nuestra viabilidad para una evolución superior.
Además, esta prueba tiene un plazo; no tenemos siglos para experimentar: somos
nosotros, los que vivimos hoy, quienes debemos responder a estas preguntas para
salvarnos en el continuo proceso evolutivo.

Todo depende de nosotros. Si pasamos el examen, nos pondremos en marcha hacia


la próxima fase evolutiva. La tarea de demostrar si la humanidad es viable o no lo es
recae sobre cada uno de nosotros. A diferencia de otras especies del pasado, el
hombre, con el increíble poder de su cerebro, puede anticipar el futuro, realizar
elecciones conscientes y cambiar deliberadamente su propio destino. Por primera
vez en toda la historia de la evolución, la responsabilidad por la continuidad del
desarrollo ha recaído sobre el propio material evolutivo. Hemos dejado de ser
testigos pasivos del proceso; podemos modelar activamente el futuro. Somos los
custodios del proceso evolutivo sobre la Tierra; en nuestras manos, o mejor, dentro
de nuestros propios cerebros y mentes, está el futuro evolutivo de la Tierra.

Número de palabras del texto: 1, 902


Tiempo de lectura:
Palabras por minuto:

En base al texto responde las siguientes preguntas:

1. El universo comenzó:

A) hace unos 5 millones de años


B) hace unos 75 millones de años
C) hace unos 12.000 millones de años
D) hace unos 15.000 millones de años
2. En el «universo de un año» de Peter Russell, las nubes de gas
comenzaron lentamente a condensarse en galaxias y estrellas en:

A) enero/febrero
B) febrero/marzo
C) marzo/abril
D) abril/mayo

3. En el «universo de un año» las algas y bacterias simples aparecieron:

A) a comienzos de septiembre
B) a comienzos de octubre
C) a comienzos de noviembre
D) a comienzos de diciembre

En el «universo de un año» de Russell nuestros antecesores, los monos,


4. caminaron erguidos en:

A) octubre
B) noviembre
C) las últimas dos semanas
D) la última hora del último día

Preguntas: 4

Total de respuestas correctas: _____

Promedio (porcentaje): ______

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