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Primera Resurrecion Las Primicias

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LAS 4 RESURRECCIONES

Las 4
resurrecciones 1
LAS PRIMICIAS.
1 Corintios 15:20-23 Mas ahora Cristo ha
resucitado de los muertos; primicias de
los que durmieron es hecho. Porque por
cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de
los muertos. Porque así como en Adán
todos mueren, así también en Cristo
todos serán vivificados. Pero cada uno en
su debido orden: Cristo las primicias;
luego los que son de Cristo, en su venida.
¿Por qué
¿POR QUÉ LLAMA A
llama a cristo
primicia
CRISTO PRIMICIA SI
ANTES QUE EL OTROS si antes que el
RESUCITARON
?
otros resucitaron ?
Juan 10:14-18 Yo soy el buen pastor; y conozco mis
ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me
conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por
las ovejas. También tengo otras ovejas que no son
de este redil; aquéllas también me conviene traer, y
oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por
eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida,
para volverla á tomar. Nadie me la quita, mas yo la
pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y
tengo poder para volverla á tomar. Este
mandamiento recibí de mi Padre.
LAS PRIMICIAS
Mateo 27:50-53 Mas Jesús, habiendo otra vez
exclamado con grande voz, dio el espíritu. Y he
aquí, el velo del templo se rompió en dos, de arriba
á bajo: y la tierra tembló, y las piedras se partieron;
Y los sepulcros fueron abiertos, y muchos cuerpos
de santos que habían dormido, se levantaron; Y
saliendo de los sepulcros, después de su
resurrección, vinieron á la santa ciudad, y
aparecieron á muchos.
Cuando Jesús, pendiente de la cruz, exclamó: “Consumado
es,” las peñas se hendieron, tembló la tierra y se abrieron
algunas tumbas. Al resurgir él triunfante de la muerte y
del sepulcro, mientras la tierra se tambaleaba y los
fulgores del cielo brillaban sobre el sagrado lugar, algunos
de los justos muertos, obedientes a su llamamiento,
salieron de los sepulcros como testigos de que Cristo
había resucitado. Aquellos favorecidos santos salieron
glorificados. Eran santos escogidos de todas las épocas,
desde la creación hasta los días de Cristo. De modo que
mientras los príncipes judíos procuraban ocultar la
resurrección de Cristo, hizo Dios levantar
de sus tumbas cierto número de santos para atestiguar
que Jesús había resucitado y proclamar su gloria. { PE
Los resucitados diferían en estatura y aspecto, pues unos
eran de más noble continente que otros. Se me informó
que los habitantes de la tierra habían ido degenerando
con el tiempo, perdiendo fuerza y donaire. Satanás tenía
el dominio de las enfermedades y la muerte; y en cada
época los efectos de la maldición se habían hecho más
visibles y más evidente el poderío de Satanás. Los que
habían vivido en los días de Noé y Abrahán parecían
ángeles por su gallardía y aspecto; pero los de cada
generación sucesiva habían resultado más débiles, más
sujetos a las enfermedades y de vida más corta. Satanás
ha ido aprendiendo a molestar y debilitar la raza. { PE
184.1
Los que salieron de los sepulcros cuando resucitó Jesús, se
aparecieron a muchos, diciéndoles que ya estaba
cumplido el sacrificio por el hombre; que Jesús, a quien los
judíos crucificaran, había resucitado de entre los muertos,
y en comprobación de sus palabras, declaraban:
“Nosotros fuimos resucitados con él.” Atestiguaban que
por el formidable poder de Jesús habían salido de sus
sepulcros. A pesar de los falsos rumores que se
propagaron, ni Satanás ni sus ángeles ni los príncipes de
los sacerdotes lograron ocultar la resurrección de Jesús,
porque los santos resucitados divulgaron la maravillosa y
alegre nueva. { PE 184.2
¿QUIENES ERAN ESTAS PRIMICIAS ?
Este capítulo está basado en Mateo 28:2-4, 11-15.
Había transcurrido lentamente la noche del primer día de
la semana. Había llegado la hora más sombría,
precisamente antes del amanecer. Cristo estaba todavía
preso en su estrecha tumba. La gran piedra estaba en su
lugar; el sello romano no había sido roto; los guardias
romanos seguían velando. Y había vigilantes invisibles.
Huestes de malos ángeles se cernían sobre el lugar. Si
hubiese sido posible, el príncipe de las tinieblas, con su
ejército apóstata, habría mantenido para siempre sellada
la tumba que guardaba al Hijo de Dios. Pero un ejército
celestial rodeaba al sepulcro. Angeles excelsos en
fortaleza guardaban la tumba, y esperaban para dar la
bienvenida al Príncipe de la vida. { DTG 725.1
“Y he aquí que fué hecho un gran terremoto;
porque un ángel del Señor descendió del
cielo.” Revestido con la panoplia de Dios, este
ángel dejó los atrios celestiales. Los
resplandecientes rayos de la gloria de Dios le
precedieron e iluminaron su senda. “Su
aspecto era como un relámpago, y su vestido
blanco como la nieve. Y de miedo de él los
guardas se asombraron, y fueron vueltos como
muertos.” { DTG 725.2
Cuando la voz del poderoso ángel fué oída
junto a la tumba de Cristo, diciendo: “Tu Padre
te llama,” el Salvador salió de la tumba por la
vida que había en él. Quedó probada la verdad
de sus palabras: “Yo pongo mi vida, para
volverla a tomar.... Tengo poder para ponerla,
y tengo poder para volverla a tomar.”
Entonces se cumplió la profecía que había
hecho a los sacerdotes y príncipes: “Destruid
este templo, y en tres días lo levantaré.”6
{ DTG 729.1
Cristo resucitó de entre los muertos como primicia
de aquellos que dormían. Estaba representado por
la gavilla agitada, y su resurrección se realizó en el
mismo día en que esa gavilla era presentada
delante del Señor. Durante más de mil años, se
había realizado esa ceremonia simbólica. Se
juntaban las primeras espigas de grano maduro de
los campos de la mies, y cuando la gente subía a
Jerusalén para la Pascua, se agitaba la
gavilla de primicias como ofrenda de
agradecimiento delante de Jehová. { DTG 729.3
Al resucitar Cristo, sacó de la tumba una
multitud de cautivos. El terremoto ocurrido en
ocasión de su muerte había abierto sus
tumbas, y cuando él resucitó salieron con él.
Eran aquellos que habían sido colaboradores
con Dios y que, a costa de su vida, habían
dado testimonio de la verdad. Ahora iban a ser
testigos de Aquel que los había resucitado.
{ DTG 730.1
Durante su ministerio, Jesús había dado la vida a algunos
muertos. Había resucitado al hijo de la viuda de Naín, a la
hija del príncipe y a Lázaro. Pero éstos no fueron
revestidos de inmortalidad. Después de haber sido
resucitados, estaban todavía sujetos a la muerte. Pero los
que salieron de la tumba en ocasión de la resurrección de
Cristo fueron resucitados para vida eterna. Ascendieron
con él como trofeos de su victoria sobre la muerte y el
sepulcro. Estos, dijo Cristo, no son ya cautivos de Satanás;
los he redimido. Los he traído de la tumba como primicias
de mi poder, para que estén conmigo donde yo esté y no
vean nunca más la muerte ni experimenten dolor. { DTG
730.2
Estos entraron en la ciudad y aparecieron a
muchos declarando: Cristo ha resucitado de
los muertos, y nosotros hemos resucitado con
él. Así fué inmortalizada la sagrada verdad de
la resurrección. Los santos resucitados
atestiguaron la verdad de las palabras: “Tus
muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto
resucitarán.” Su resurrección ilustró el
cumplimiento de la profecía: “¡Despertad y
cantad, moradores del polvo! porque tu rocío,
cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los
La voz que clamó desde la cruz: “Consumado es,” fué oída
entre los muertos. Atravesó las paredes de los sepulcros y
ordenó a los que dormían que se levantasen. Así sucederá
cuando la voz de Cristo sea oída desde el cielo. Esa voz
penetrará en las tumbas y abrirá los sepulcros, y los
muertos en Cristo resucitarán. En ocasión de la
resurrección de Cristo, unas pocas tumbas fueron
abiertas; pero en su segunda venida, todos los preciosos
muertos oirán su voz y surgirán a una vida gloriosa e
inmortal. El mismo poder que resucitó a Cristo de los
muertos resucitará a su iglesia y la glorificará con él, por
encima de todos los principados y potestades, por encima
de todo nombre que se nombra, no solamente en este
mundo, sino también en el mundo venidero. { DTG 731
Hechos 1:9 -11Y habiendo dicho estas cosas,
viéndo lo ellos, fué alzado; y una nube le recibió y
le quitó de sus ojos. 10Y estando con los ojos
puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí
dos varones se pusieron junto á ellos en vestidos
blancos;
Los cuales también les dijeron: Varones Galileos,
¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que
ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo,
así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Había llegado el tiempo en que Cristo había de ascender
al trono de su Padre. Como conquistador divino, había de
volver con los trofeos de la victoria a los atrios celestiales.
Antes de su muerte, había declarado a su Padre: “He
acabado la obra que me diste que hiciese. Después de su
resurrección, se demoró por un tiempo en la tierra, a fin
de que sus discípulos pudiesen familiarizarse con él en su
cuerpo resucitado y glorioso. Ahora estaba listo para la
despedida. Había demostrado el hecho de que era un
Salvador vivo. Sus discípulos no necesitaban ya asociarle
en sus pensamientos con la tumba. Podían pensar en él
como glorificado delante del universo celestial. { DTG
769.1;
Todo el cielo estaba esperando para dar la
bienvenida al Salvador a los atrios
celestiales. Mientras ascendía, iba
adelante, y la multitud de cautivos
libertados en ocasión de su resurrección le
seguía. La hueste celestial, con
aclamaciones de alabanza y canto
celestial, acompañaba al gozoso séquito.
{ DTG 772.3
Al acercarse a la ciudad de Dios, la escolta de ángeles demanda:
“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.”
Gozosamente, los centinelas de guardia responden:
“¿Quién es este Rey de gloria?”
Dicen esto, no porque no sepan quién es, sino porque quieren oír la
respuesta de sublime loor:
“Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.”
Vuelve a oírse otra vez: “¿Quién es este Rey de gloria?” porque los ángeles
no se cansan nunca de oír ensalzar su nombre. Y los ángeles de la escolta
responden:
“Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria.{ DTG773.1-9
Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la
promesa. Allí están los querubines y los serafines.
Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos
de Dios, los representantes de los mundos que
nunca cayeron, están congregados. El concilio
celestial delante del cual Lucifer había acusado a
Dios y a su Hijo, los representantes de aquellos
reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás
pensaba establecer su dominio, todos están allí
para dar la bienvenida al Redentor. Sienten
impaciencia por celebrar su triunfo y glorificar a su
Rey. { DTG 773.10;
Pero con un ademán, él los detiene. Todavía no; no
puede ahora recibir la corona de gloria y el manto
real. Entra a la presencia de su Padre. Señala su
cabeza herida, su costado traspasado, sus pies
lacerados; alza sus manos que llevan la señal de los
clavos. Presenta los trofeos de su triunfo; ofrece a
Dios la gavilla de las primicias, aquellos que
resucitaron con él como representantes de la gran
multitud que saldrá de la
tumba en ocasión de su segunda venida. Se acerca
al Padre, ante quien hay regocijo por un solo
pecador que se arrepiente.
Desde antes que fueran echados los cimientos de la
tierra, el Padre y el Hijo se habían unido en un pacto para
redimir al hombre en caso de que fuese vencido por
Satanás. Habían unido sus manos en un solemne
compromiso de que Cristo sería fiador de la especie
humana. Cristo había cumplido este compromiso. Cuando
sobre la cruz exclamó: “Consumado es,” se dirigió al
Padre. El pacto había sido llevado plenamente a cabo.
Ahora declara: Padre, consumado es. He hecho tu
voluntad, oh Dios mío. He completado la obra de la
redención. Si tu justicia está satisfecha, “aquellos que me
has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también
conmigo.”9 { DTG 773.11
Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la
justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los
hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra,
son “aceptos en el Amado.”10 Delante de los
ángeles celestiales y los representantes de los
mundos que no cayeron, son declarados
justificados. Donde él esté, allí estará su iglesia. “La
misericordia y la verdad se encontraron: la justicia y
la paz se besaron.”11 Los brazos del Padre rodean a
su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo todos los
ángeles de Dios.” { DTG 774.1
Pronto la gloriosa mañana
llegara, para cada uno de
nosotros estas listo.

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