Kahim Papyrus señala a las histéricas como a animales deseos, que se irritan y enfurecen. Es algo que está escondido y no se ve. Hipócrates por su parte sólo menciona que se debe a movimientos del útero que son como marcas demoniacas en...
moreKahim Papyrus señala a las histéricas como a animales deseos, que se irritan y enfurecen. Es algo que está escondido y no se ve. Hipócrates por su parte sólo menciona que se debe a movimientos del útero que son como marcas demoniacas en el cuerpo, manifestadas como convulsiones. Remontandonos en sus orígenes podemos llegar al más antiguo texto medico conocido: un papiro egipcio descubierto en Kahoun en 1900 a. C. En lo poco que se conserva de este documento se refiere esencialmente a esta enfermedad denominandola " perturbaciones del útero ". Lo interesante es cómo la teoría diagnostica, la descripción de los síntomas y la idea del tratamiento que aparece en este papiro fueron aceptados hasta el siglo XIX. La idea principal es que la enfermedad histérica era imputable a un órgano femenino muy concreto: el útero que se halla en estado de inanición: no tiene lo que desea y entonces, manifiesta su descontento desplazándose de manera intempestiva por el cuerpo. Recordemos que Platón en el Timeo escribe: " En las mujeres lo que se llama matriz o útero es un animal que vive en ella con el deseo de hacer hijos. Cuando permanece mucho tiempo estéril después del período de la pubertad apenas se le puede soportar: se indigna, va errante por todo el cuerpo, bloquea los conductos del aliento, impide la respiración, causa una molestia extraordinaria y ocasiona enfermedades de todo tipo " Platón, Timeo (91,b,c) en Diálogos. El útero es considerado como una especie de animal que vive en el cuerpo de la mujer. Un animal hambriento que se desplaza con una especie de ansiedad motriz, empujando a los demás órganos a su paso: aplasta los pulmones y por ello produce ahogos. Golpea el corazón y de ahí las palpitaciones, se sube a la garganta y forma como una bola. Con semejante planteamiento de la causalidad de esta enfermedad, podrán imaginar que los tratamientos que se inventaban era casi delirantes, y no podemos creer que su aplicación fuera imputable al desconocimiento de la anatomía humana, pues desde muy antiguo se practicaba la cesárea o la autopsia. Más bien, los tratamientos, respondía a una especie de fantasía cargada de prejuicios sobre lo femenino, pues en realidad esta concepción de la histeria se basa en tomar la parte (el útero) por el todo (la mujer). Para persuadir al útero a retornar a su lugar había que engañarle o seducirle mediante ciertas estrategias. O bien se actuaba desde arriba haciendo ingerir a la paciente productos nauseabundos y respirar olores pútridos, o bien el tratamiento se hacia desde abajo, insertando en la vagina dulces o suaves perfumes balsámicos. Pero, a veces las prácticas eran todavía más disparatadas y cruentas: la presión sobre el vientre para hacer descender el útero, los gritos en el oído acompañados de insuflados de vinagre en la nariz, o soplar mediante una cánula virutas de hierro en el intestino para provocar una inflamación, hasta el propio Charcot, siglos más tarde, inventó un aparato denominado compresor de ovarios, con el que conseguía desencadenar en publico una crisis, casi orgasmatica, que culminaba en una especie de alivio Con Hipocrates el tratamiento se hace más timorato: Nada de fumigaciones, ni por arriba, ni por abajo. La prescripción aconsejaba tomar esposo lo más rápidamente posible. Desde entonces el tratamiento más eficaz para este tipo de perturbación consistiría en casar rápidamente a las vírgenes y volver a desposar a las viudas. De este modo se le otorga al hombre, más concretamente a su órgano, una papel terapéutico fundamental. Esta idea ha sido transmitida a lo largo de la historia y le fue revelada a Freud por uno de sus maestros, el ginecólogo de la Universidad de Viena, Chrobac, quien acuñó la celebre frase que aparece en La historia del Movimiento Psicoanalítico " el tratamiento de la histeria requiere penis normalis en dosis repetutum ". De este brevísimo paso por la historia de la histeria se puede destacar el hecho de que la hipótesis del útero móvil no responde al mero azar, producto del desconocimiento de la anatomía humana, sino que supone desde un principio una etiología eminentemente sexual de dicho cuadro y específicamente femenina.