Jonathan Garcia Muriel

Uno de los retos más importantes que tenemos los humanos es el de describir la realidad con el lenguaje, porque lo real—lo que está detrás del lenguaje—no está hecho de palabras; solo está ahí, ha estado ahí, y estará ahí con o sin las palabras que usamos para describirlo. Pero a nosotros nos es útil nombrar los fenómenos que aparecen en la realidad para enfocar nuestra atención en el espectro de particularidades o generalidades, diferencias o similitudes que podemos encontrar en esos fenómenos.
Usar palabras como “vibras” o “energías” para referir a aquello que también puede ser descrito hablando de sentimientos, emociones y cognición, nos alejan de los mecanismos fisiológicos y cognitivos, sobre los que se conoce que se da la percepción.
Si, como dice Adrian Medina, el nombre que le damos a los fenómenos de la realidad determina la forma en cómo pensamos y nos comportamos en relación a estos fenómenos, y si la forma y la sustancia que le otorgamos a la realidad por medio de nuestras palabras constituye nuestra realidad “interior”, entonces me parece que describir nuestra experiencia con palabras que describan emociones y sentimientos, en vez de energías y vibraciones, nos puede dar mejores herramientas para pensar la realidad y el lugar que ocupamos en ella.

Introducción El interés sobre el tema que desarrollaré surgió al tratar de responder a la pregunta: ¿en dónde empieza la psicología? Al hacerme esta pregunta quería entender el lugar que ocupa la psicología en el espacio de las ciencias sociales, es decir, cuáles son sus particularidades y en qué momentos interactúa o se yuxtapone con las otras disciplinas. Está claro que el objeto de estudio fundamental de las ciencias sociales es el ser humano, pero el ser humano ha creado un mundo complejo y diverso que se puede abordar desde distintos ángulos. Se podría decir que las ciencias sociales son, a grandes rasgos, las distintas perspectivas en las que se ha podido categorizar esa complejidad de comportamiento, y cada una de ellas define (o se define por) qué característica de ese comportamiento estudia. Mi interés me llevó a hacer una lista de las distintas ciencias sociales para tratar de hacer un mapa en donde pudiera colocarlas de manera coherente. Pero, después de varios intentos, no parecía haber una manera lógica de jerarquizar las ciencias sociales para poder colocarlas de manera que pudiera empezar con la más fundamental de todas. Esto me llevó a agregar la biología a la lista porque, al fin y al cabo, el humano es un organismo vivo que ha evolucionado a partir de otros organismos. Después tuve que considerar la química y la física porque un organismo vivo está hecho de compuestos, átomos y partículas en un universo de materia y energía. (Después me enteré que esta perspectiva generalmente recibe el nombre de " reduccionismo " , aunque a la fecha estoy más de acuerdo con un " interaccionismo ") Unos meses después comencé a leer el libro " Breve historia de la humanidad " de Yuval Noha Harari. En las primeras páginas incluye una línea de tiempo desde el Big Bang, el surgimiento de la física (o más bien lo que estudia la física), seguido de la química, la formación de la Tierra, la biología; el surgimiento de la vida, la evolución por selección natural, al inicio del género homo, al homo sapiens, la revolución cognitiva, la revolución agrícola, la revolución industrial y el presente. Esta fue la primera vez que vi que alguien jerarquizaba, en una línea de tiempo coherente, el surgimiento de los distintos niveles de complejidad que han dado nombre a las distintas ciencias, aunque en este caso eran las ciencias naturales. En cuanto a las ciencias sociales, queda claro que, desde una perspectiva histórica, éstas empiezan cuando surge el homo sapiens. Pero aun así no parece haber una manera lógica de jerarquizarlas, o tal vez sí, pero no es tan claro. Un tiempo después me topé con un proyecto llamado " Big History Project " que se dedica promover una nueva manera de enseñar la historia; desde el origen del universo hasta el presente y de manera interdisciplinaria. En este texto hablaré de la importancia de aprender la historia desde esta perspectiva y cómo puede ayudarnos a entender mejor el mundo, a organizar el conocimiento de las distintas disciplinas científicas, darnos una idea del lugar que ocupa cada una de ellas en un universo de complejidades emergentes y el lugar que ocupamos como humanos en ese mapa de la historia. A los universitarios, independientemente de la carrera que estén estudiando, les puede ayudar a generarse una perspectiva más amplia e interdisciplinaria de su campo de estudio y el de las otras ciencias.

La Historia que se enseña en la educación básica y media comienza en la Prehistoria (4to grado), es decir, desde la aparición del humano moderno hasta la invención de los sistemas de escritura. Proyectos como Big History, están tratando de enseñar la historia desde la creación del universo de manera interdisciplinaria. Esta manera de enseñar historia podría ser más relevante en la actualidad ya que hace que los estudiantes aborden intelectualmente la complejidad.

El resultado del ordenamiento de las distintas disciplinas científicas dentro de una narrativa histórica, es un mapa de espacio y tiempo de la realidad. De espacio porque la realidad está compuesta de objetos con distintas dimensiones, desde la Longitud de Plank (que por ahora es la distancia más pequeña en donde los resultados de los modelos experimentales de la física tienen sentido), hasta el universo observable. Y de tiempo porque el universo parece estar determinado a ir hacia adelante y a la irreversibilidad, cualidades dadas por la tendencia al aumento de la entropía en el universo, lo que, en pocas palabras, da como resultado al fenómeno que llamamos tiempo. No podría decir que la utilidad de este mapa es para saber qué es real y qué no lo es, porque muchas veces no es cuestión de distinguir eso (aunque otras veces sí) sino de saber en qué nivel de realidad se localizan las cosas, en qué espacio y tiempo. La utilidad más importante de este mapa estaría en el ámbito educativo y político. Para Harari, uno de los retos más importantes de la educación es el de proveer a las personas de un mapa de la realidad o de las herramientas para construir un mapa de la realidad, en vez de estar contribuyendo al problema de inundar a las personas con un montón de información—problema que ha aumentado por las redes sociales. Con tanta información y sin un mapa en donde podamos organizarla, nos puede resultar difícil darle sentido a la realidad y distinguir los grados de importancia que tienen las cosas.