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Abû `Abd ar-Rahmân ibn Tâhir

2000, Revista española de filosofía medieval, 7 (2000) 183-187.

Biographical information about one of Averroes' friends, and a philosopher.

Revista Española de Filosofía MedievaL 7 (2000). pp, 181­187 ... ... ... ABU I ABD AR·RAHMAN IBN TAHIR • • Addenda a «Averroes, vida y persecución de un filósofo» Josep Puig Montada Universidad Complutense de Madrid ¡ En el artículo publicado con dicho título en el número anterior de esta Revista eセjIHOゥッャ。@ de Filosofía Medieval, 6 (1999): 217­232. empezaba el apartado dedicado a los miembros del círculo próximo a Averroes con la mención de Ibn Tufail (pág. 223), Debía haber incluido allí una mención a otro personaje. amigo de Averroes y relacionado también con Ibn Tufail (m, 578/1182): Abú 'Abd 。イMrュセョ@ Ibn Tahir (m, 57411178­9), al que Averroes menciona al final del libro JI de su paráfrasis, expositio media, a los Meteorologica. Por la versión latina de la paráfrasis,l ya sabíamos que Averroes consideraba amigos suyos a Abubacher [ilius Tophail, es decir Abú Bakr Ibn Tufail (fol. 441 F), Y a un Abnabed Abrahman, filius Tahar, que correctamente es Abú 'Abd 。イMrセャiョ£@ Ibn Tahir (fol. 441 E), Mientras Ibn Tufail era de sobras conocido. Ibn Táhir no parece haber sido identificado hasta la edición por Jamal adDln al­ 'Alawí del original árabe, La referencia conjunta a estos autores se sitúa en este contexto: Aristóteles sostiene que solamente dos sectores de la esfera terrestre son habitables (AleteO/: 362 a 31 ­ b 9): uno, en el que habitamos, entre el Trópico y el círculo polar ártico, y el otro, al sur del Trópico y hacia el círculo antártico, Averroes parafrasea el pasaje, pero el texto árabe de los Meteorologica del que dispone no habla más que de tres sectores: dos inhabitables y uno solo habitable,3 y se propone averiguar por qué razón Aristóteles no divide la tierra, por el sur, también en un sector habitable y en otro inhabitable. de manera análoga al sector norte,.! tal como hacen los comentadores, Al'eITOis 2 3 .f QlIill1UI11 mlll/Ilen, ArislIIlelis de Coe/o, de Generalione el Corruptiolle, Meleorologicorllm, de Plumis (l'1Il COl'd\'bensís mriis in ('osdem COI11/11l'11lariis. Venecia. apvd Ivnctas. 1562, Reprint Frankful1 am Main. 1962, TalkMs nl-afluír al- 'lIlll'ira (Beirut. 1994), p. 1l7, Nota a pie de página 'Abd al­ 'Aziz as­Sáwír!'l Talkhis al-állUlr al- '1111, iw, p, 111: 1­7. Talkhís al-arluír 111­ 'uhl'/ra, p, 111: 10­11. セM@ i 182 JOSEP Pl'IG MONTADA Averroes no duda de la fidelidad de la traducción y del texto utilizados, y sospecha que Aristóteles no habla del hemisferio sur porque "el agua debe prevalecer sobre la mayor parte de la tierra" por una razón de equilibrio: si el agua se petrifica (sic) ocupa menos volumen, y todavía ocupa menos volumen el aire, que es lo que más abundaS Aunque "elimine" el hemisferio sur, queda el problema de si el sector limítrofe con el ecuador es o no habitable, y este problema preocupaba a sus contemporáneos quienes discrepaban en sus pareceres, Averroes se hace eco de la discusión y constata que en la zona entre el ecuador y el trópico de Cáncer viven los "etíopes", que en verano, tienen el sol en el zénit, en la vertical "de sus cabezas". Aunque esta zona está habitada por estos "etÍopes", sin embargo la vida de estas gentes "no es natura!" y encarnan los temples o constituciones físicas límite. igual que "los eslavos representan el otro extremo" es decir, hasta donde el hombre soporta el frío. 6 Más allá, hacia el mismo ecuador Averroes no ve posible la vida humana, como no existe más allá de donde viven los eslavos, en la otra dirección. hacia el norte: Este es un argumento basado "en la percepción y en la analogía". En las palabras de Aristóteles crce encontrar otros dos argumentos, uno sería una prueba indicativa, el otro un silogismo que demuestra la causa y la existencia, nos dice. La prueba indicativa se apoya en el principio del equilibrio entre los contrarios. Si existe el frío, existe el calor, de lo contrario uno de los extremos destruiría la tierra. Por tanto, si existen regiones muy frías, tienen que estar equilibradas por otras muy tórridas. El silogismo de causa y existencia supone que el frío es proporcional a la distancia del sol y a la lentitud de las partes de la esfera (es decir, el círculo más pequeño de la rotación solar), y el calor a la inversa. El polo está lejos del sol y el ecuador, cerca; Córdoba, cuya latitud Avcrroes considera es de 38° 30'7 está en la zona intermedia, y la experiencia confirma el equilibrio entre calor y frío. Tenemos, por tanto, uno de los extremos Mセャ@ frÍo- y el medio, Córdoba, y la conclusión es la existencia del otro extremo, el cálidoS Si éstos son los argumentos aportados por Averroes. no son sin embargo los únicos. Su amigo Abú 'Abd ar-Raf:lmán Ibn Táhir "ha tratado en extenso de esta cuestión y ha utilizado numerosas premisas que son familiares al que se dedica a las ciencias de la naturaleza".9 La discusión estaba viva y otro amigo de Averroes, Ibn Tufail se había opuesto a Ibn Tahir con un "buen argumento"JO que no preCIsa. Estas informaciones que nos da Averroes de lbn Táhir podemos completarlas con otras procedentes de cuatro repenorios bio-bibliográficos, todos ellos mencionados en la nota de la edición de al- 'AJawí, y que son: 'Abdal\ah Ibn al-Abbar al-Quqa '1 (m. 1260), Al-bulla as-saira '. Ed. l1usain Mu'nis, vol. 2 (Cairo, 1963), pp. 227-235. 5 6 7 8 9 10 Ta/khísa/-áf/¡áral·'uhl'Íra. lí¡lkhi,> al-á¡har a/- 'U/111m. Ta/kMs a/-áflu'ír a/- ·u[¡rim. Ta/kMs al-á/hár a/- 'ul1\/ra. Ta/kilis a/-{I//¡á¡ a/- ·ula/m. Ta/kMs al-di/uir p. p. p. p. p. 111: 18 112: 4. 113-114. 115: 16-17. 115-116_ 116: 18 - 117: 2. p. 117: 5. • • NセM@ J // セ@ 183 .4BÚ ',1BD AR-RAI:IMiÍN ¡BN riÍHIR 'Abdalláh Ibn al-Abbár al-Qw,lá'¡ (m. 1260), at-Takllli!a Ii-kirlib a!-Si!a. Ed. 'Izzat al-'Aqar alHusainí, vol. 2 (Cairo. 1956). p. 521, nC 1418. 11 AI­Hasan Ibn al­Qaqán (s. XIII), n。セュ@ al-Jul1lanli-tartíb ¡¡¡a salafa min akhblir az-zaman. Ed. Mahmúd 'AJí' Makkí, 2: ed. (Beirut, 1990), pp. 101­122. Muhammad al­Awsl al­Marrakushl (m. 1303), Adh-dhail wa+takmi/a li-kítéibay 。ャMmキセHエ@ ャゥG。MAセN@ Ed. I!)san 'Abbas, voL 6 (Beirut, 1973), n. 896, pp. 338­339. Conocemos así su nombre completo: Abú 'Abd ar­Rahman Mul)ammad 'Abd ar­Ral)man ibn Ahmad ibn 'Abd ar­Ral)mán Ibn Téihír al­Qaisl. La familia era originaria de Murcia, y su abuelo fue rey de la taifa hasta su anexión por al­Mu 'tamid Ibn 'Abbad. En Murcia nació Muhammad Ibn Táhir y allí inició sus estudios, que continuó en Córdoba, en los campos tradicionales; entre sus maestros están Abú Marwan Ibn Masarra (que lo fue también de Averroes) y Abú Bakr Ibn al­ 'A rabí, el jurista sevillano. Más tarde se inclinó por las ciencias de los antiguos. es decir. filosofía y ciencias naturales, siendo el dirigente de la "escuela" de los antiguos. Cuando los almorávides se retiraron de Murcia en 54011145, Ibn Táhir estuvo al frente de la ciudad por poco tiempo. Se unió a la causa almohade y dedicó al sultán 'Abd al­Mu'min (m. 1163) un tratado defendiendo la legitimidad de la misión del mahdí Ibn Túmart, el fundador del movimiento. Ibn Tahir terminó sus días en Marrakech, en la corte de AbD Ya'qDb YDsuf, donde murió en 574/J 178­79. Este documento nos ha sido transmitido por Ibn al­Qat tan. en el pasaje antes citado. Ibn Tahir escenifica en él una disputa entre el alma sosegada que aparece en el Corán (89:27­30) y el alma que exige el mal (12: 53) del texto sagrado. El alma sosegada la identifka con el alma racional, y la que exige el mal, con el alma concupiscible, de los deseos, según las conocen los filósofos. El alma sosegada "sentenció que el imfim AbO 'Abdallah Mul)ammad ibn 'Abdallfih ­es decir Ibn TOmart­ 12 reunía tres características, era un auténtico guía, mahdf, un soberano absoluto y un ¡!113m primero". 13 Después de explicar al alma que exige el mal, que las ciudades de "los que llevan el velo", es decir, los almorávides, eran ciudades extraviadas, y que el mahdí Ibn Túmart vino a salvar estas ciudades, la primera característica está justificada, admite el alma que el maL Desde un punto de vista filosófico, hay que subrayar que la distinción entre ciudad extraviada, opuesta a la ciudad virtuosa, así como ciudad ignorante la encontramos en Alfarabi (m. ca. 950), autor de la obra llamada Opíniolles de los habitantes de la ciudad virtuosa,l-l y el empleo del mito en la filosofía árabe tiene un antecedente inmediato a Ibn Tfihir en Avicena (m, El alma sosegada cuenta luego por qué Ibn TOman es un soberano e imam. La respuesta no puede ser más en la línea de Alfarabi: la virtud se adquiere por la sabiduría. Solamente el que conoce el orden de los seres tiene un verdadero saber, y tiene capacidad para conocer la esencia de la 11 La referencia de al­'AJaw¡ es a p, 238. n,' 774, correspondienlc a la ed. F. Codera. voL 2 (MadrId. 1889) Bíbliulheca Arahico-Híspana VI. 12 Ibn al­Qanán nunca se refiere a él con este nombre. pero así le conocemos ahora. 13 Na:m a!-jlllllal1. p. 103: 5­6. 1­+ Ed. Ytrad. inglesa de R. Walzer. Oxford, 1985. Trad. española de M, Alonso. en AI-.4ndalus 26 (1961) Y27 (1962l, 2.' ed.. con introducción de M, Cruz Hernández, La dlldad ideal. Madrid, 1985, • • J 184 JOSEP PUIG MONTADA felicidad suprema. Aún más, "ordena sus acciones para alcanzarla y es capaz de dirigir a los hombres de modo que alcancen también la felicidad".!5 Por su conducta vemos que elmahdí Ibn TOmart poseía estas virtudes teoréticas y prácticas, "este es el imám primero que merece ser el soberano de la tierra habitada".!6 Esta es, en esencia, la argumentación de Ibn Tahir, que además menciona a Algacel (m. 1111): se le habría hablado a Tbn TOmart de la "cuestión del hombre llamado al­GhazaJi"17 y el mahdf habría dicho "Este hombre llamó a la puerta y no le abrieron". Los que no le abrieron, no nos lo dice Ibn al­Qaq1in, eran los almorávides, pero Ibn TOmart estaba a la altura de Algacel y de sus conocimientos. El alma que exige el mal está relativamente convencida, y le pide al alma sosegada que le demuestre que Ibn TOmart posee los atributos con los cuales el profeta retrató elmahdf. La clave es un supuesto hadíz: El mundo no desaparecerá hasta que un hombre de mi familia, cuyo nombre coi ncidc con el mío, reine sobre los árabcs. IH Omito los argumentos que utiliza, pues no son filosóficos sino basados en la tradición religiosa. Digamos que el alma que exige el mal queda convencida de que el IIwhdi es descendiente del profeta a través de su hija Fátima y reúne todas la cualidades que los hadices atribuyen al nuevo mオiセ。ュ、N@ Al jinal leemos que este texto es la epístola "que suministra todas las demostraciones en favor del imám y el mahdf utilizando la razón y la tradición" .19 Este es el único texto árabe que nos ha llegado de Ibn Tahir, aunque según su atirmación en el mismo que "las virtudes son tres tal como está demostrado en nuestro libro sobre La virtud y el ricio","o sepamos de otra obra y aunque a través de las palabras de Averroes en el talkM debamos entender que existía el texto de su discusión con Ibn Tufail. El texto acredita a Ibn Tahir como apologela del almohadismo, eon la originalidad de que entre sus argumentos incluye algunos tomados de la filosofía alfarabiana, y con reminiscencias avicenianas. Puesto que estas y otras referencias facilitadas por Mu(1ammad al­Awsí al­Marrakushí 2! nos indican que Ibn T1ihir tenía "escritos y comentarios", es posible que algunos aparezcan, aunque no sea cn su original árabe. La mencionada edición veneciana de los luncta, Aristotelis omllia quae extan/ opera (...) Averrois Cordvbellsis in ea opera Ol1llleS (...) COl1lmenlarií. Primi Voluminis, Pars //. Averrois expositionis mediae in líbrwll Demonstrationis... contiene unas diversorvm Arabul1I quaesifa en sus páginas tinales. Allí está Abú 'Abd 。イMrセュョ@ lbn Tahir bajo el nombre de Abvhqbad Adharadrahman ben ¡ohar, con dos opúsculos lógicos: De Ilegatiua de necessario, et 15 16 17 18 Naall Na;111 Na:;m Nm;m al-jumáll. al-jwlián. aljulIlán, al-jwnán. p. 104: 18­19. p. 105: 7­8. p. 105: 3. p. 109: 1­2. Ibn al­Qattiin enumera diversas fuentes. que M. Makkí. el editor del texto. ha iden- tilicado en notas a pp. 108­109. 19 Na;m p.I22: 4­5. 20 Na;m p. 104: 14­15. Es muy probable que para lbn Táhir las tres virtudes sean la sabiduría. la moderación y el valor de la tradición platónico­aristotélica. correspondientes a la pane racional. concupiscible e irascible del alma humana. el'. Re¡mblíca IV. 435, pero sus palabras son insuficientes para una identific¡¡ción. 21 Adh·dhail \la-t-Iakmi/Illi-kitábay al-Malníl |G。MセsゥャN@ n.o 896. p. 338: 19. NセMBGZj@ • // セB@ 185 ABÚ 'ABD AR-RA/JMÁN IBN [ÁHIR negatiua possibilis, fol. 127 recto, y De termino medio, quando fuerit causa maioris, all imaginabile sit seelllldum aliquem loel/m I/Oll esse causam milloris, fol. 127 verso y 128 recto, En el segundo opúsculo comprobamos que Ibn Táhir conocía tanto a Aristóteles, como a Temistio (m. 388) ya Alfarabi, y leemos el título de otra obra suya: De combinatiol1íbus demollstrafiuis. Unas páginas más que nos ayudan a comprender las razones del aprecio que Averroes sentía por Ibn Táhir. Josep Puig Montada Departamento de Estudios Árabes Facultad de Filología Universidad Complutense 28040 MADRID • セN@ J ,{/ セM@