UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MEXICO
COORDINACIÓN DE DIFUSIÓN CULTURAL
Y EXTENSIÓN UNIVERSITARIA
Presente colonial
Asia, África y América Latina
Tania Hogla Rodríguez Mora
RECTORA
Mariana Elkisch Martínez
SECRETARIA GENERAL
Wilda Celia Western
Ximena Picallo
Coordinadoras
Fernando Francisco Félix y Valenzuela
COORDINADOR DE DIFUSIÓN CULTURAL
Y EXTENSIÓN UNIVERSITARIA
José Ángel Leyva
RESPONSABLE DE PUBLICACIONES
Autoras y autores
Wilda Celia Western
Ximena Picallo
Karina Kloster
Rafael Demián Avila Amezola
Daniela Rawicz
María Eugenia Gantus
Ángel Horacio Molina
Andrea Esmeralda Reyes García
Emiliano García Canal
Mario Rufer
Cristian Hermosilla Rivera
Pablo Blanco
Mariela Flores Torres
UACM YUAS
COLECCIÓN: CIENCIAS SOCIALES
Presente colonial : Asia, África y América Latina / Wilda Celia Western y Ximena
Picallo, coordinadoras. - Primera edición. -- México : Universidad Autónoma de la
Ciudad de México : Universidad Autónoma de Sinaloa, 2023
450 paginas ; 21 cm. - (Ciencias Sociales)
Incluye referencias bibliográficas
Con textos de: Wilda Celia Western, Ximena Picallo, Karina Kloster, Rafuel Demián,
Avila Amezola, Daniela Rawicz, María Eugenia Gantus, Angel Horacio Molina,
Andrea Esmeralda Reyes García, Emiliano García Canal, Mario Rufer, Cristian
Hermosilla Rivera, Pablo Blanco, Mariela Flores Torres,
ISBN 978-607-8939-47-3 (UACM)
ISBN 978-607-737-412-1 (UAS)
Asia — Relaciones — Estados Unidos. - 2. África — Relaciones — Estados Unidos.
3. América Latina — Relaciones— Estados Unidos. -- 4. Imperialismo.
— 1. Western,
Wilda Celia, coordinadora. - II Picallo, Ximena, coord.
LC
DS63.2.U5
Dewey
327.73056
Wilda Celia Western y Ximena Picallo (coordinadoras),
Presente colonial. Asia, África y América Latina
Primera edición, 2023
DR. OWilda Celia Western, Ximena Picallo (coordinadoras)
© Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Dr. García Diego, 168,
col. Doctores, alcaldía Cuauhtémoc,
06720, Ciudad de México
ISBN 978-607-8939-47-3 (UACM)
© Universidad Autónoma de Sinaloa
Blvd. Miguel Tamayo Espinoza de los Monteros 2358
Desarrollo Urbano 3 Rios, 80020, Culiacán de Rosales, Sinaloa
www.uas.edu.mx
Dirección de Editorial: http://editorial.uas.edu-mx
ISBN
978-607-737-412-1 (UAS)
publicaciones.uacm.edu.mx
Imagen de portada: Collage de Aarón Ernesto Aguilar Almanza.
Esta obra se sometió al sistema de evaluación por pares doble ciego y fue aprobada
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su publicación por el Consejo Editorial de la UACM.
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ón, diseño, formato, corrección son propiedad del editor.
Hecho e impreso en México / Printed in Mexico
Introducción
Modos de leer el presente colonial
WILDA CELIA WESTERN
XIMENA PICALLO
Introducción
1 espectacular despliegue de intervenciones imperiales
de Estados Unidos y sus aliados después de 2001 renovó
el debate teórico político y reavivó la necesidad de explicar
estas reformuladas y, a la vez, nuevas formas de intervención
y ocupación militar en Asia Sudoccidental. Jane Burbank y
Frederick Cooper consideran que la pregunta no era si Estados Unidos calificaba como «imperio», sino examinar cuáles
estrategias imperiales —de la amplia gama acumuladas a lo
largo de su historia— se estaban usando para proyectar su au-
toridad y asegurar su poder sobre espacios foráneos.' En otra
'
Jane Burbank y Frederick Cooper, Imperios.
243
Teoría feminista y presente colonial
Wilda Celia Western y Andrea Esmeralda Reyes García
Territorios / Sujetos
273
Hordas invasoras: la reproduccién afectiva
de lo irremediablemente otro
Emiliano García Canal
301
Función escópica y duplicidad: la ambivalencia
de la cultura en el presente colonial
Mario Rufer
347
El presente colonial en Patagonia a partir de
la construcción del desierto 1520-2020. Reflexiones
en torno a la geografía imaginaria en Borges
Cristian Hermosilla Rivera
377
405
Territorios del terror y nuevas fronteras en el norte
del continente africano
Pablo Blanco
Movimiento(s) de Mujeres y Feminismo(s).
Experiencias saharauis, palestinas y kurdas
Mariela Flores Torres
Agradecimientos
Autoras y autores
Hordas invasoras
Violencia y representación de
lo irremediablemente otro
EMILIANO GARCÍA CANAL
En la mañana del 3 de agosto de 2019, a eso de las 10:00
hrs., se registró un tiroteo en la ciudad fronteriza de El
Paso, Texas. Patrick Wood Crusius, joven caucásico de 21
años, fue arrestado como presunto responsable de haber disparado múltiples ráfagas contra civiles con un arma de asalto semiautomática tipo AK-47. La llamada «Masacre de El
Paso», misma que duró 20 minutos, se protagonizó en la ex-
planada de la tienda Walmart, ubicada en las inmediaciones
del centro comercial llamado El Cielo Vista, ubicado en esa
misma ciudad.
En el ataque fueron abatidas 22 personas y 24 resultaron
heridas. La Cancillerfa mexicana corroboró el fallecimiento
273
274
|
EMILIANO GARCÍA CANAL
HORDAS INVASORAS
de 8 connacionales e informó de la existencia
de otras 7 pen
nas de nacionalidad mexicana que habían
resultado
mente heridas. La masacre generó un amplio
rechazo intei
cional, debido a la percepción de un delibera
do compone
de odio racial que, presuntamente, explicar
ía el móvil del
tillero.
275
también se afirma que en dicho documento aparecen las si-
guientes ideas respecto a la invasión hispana: «Los hllspané)s
tomarén el control del Gobierno local y estatal de mi amado
‘Texas»; «La abundante poblacié: hisPan: en 3Texas [...] nos
-
Según la Redacción del portal de internet
en español ¢
la BBC News Mundo del día 4 de agosto de
2019, el sospecl h
80, tras su detención, habría confesado que
su intención
.
irá en un bastión de los demócratas».
y
Loné:;?seendesprende de las frases y afirmaciones anltei:u‘)ires, pareciera que la accion de disparar'contra una :‘ugln u…;
«matara tantos mexicanos como le fuera
posible».' Asim
€se y otros medios de comunicación
en internet afirmaro
que si bien, no todos eran mexicanos, sí es muy p¡;) .alóe 'qos
la mayoría se caracterizaba por poseer rasgos fisiológico
concordantes con el imaginario de l'o latino o hlspano,' seri:
la respuesta material derivada del miedo y la intolerancia a
la ciudad norteamericana, que Crusius
fue también el prob:
Otrel?:ina entrevista, publicada también el 6 de agostcí gel
con base en la información ofrecida por
las autoridades d
ble autor intelectual de un manifiesto anó
nimo que apare
en un portal digital minutos antes del aten
tado. Si bien,
documento ya no puede ser consultado
y no ha sido repro
ducido a cabalidad en ningún otro medio,
en el sitio de
ternet del New York Times en español del
4 de agosto de
2019 por la BBC News Mundo en su port'al de internet, e.das
Rogelio Sáenz, especialista en demografi? dela Umversbll :
in
mismo año se destaca que, en dicho document
o, se infor:
maba de un ataque inminente dirigido
a contrarrestar l
«invasién hispana de Texas»; según la mis
ma fuente, en
manifiesto también puede leerse: «Si podemo
s deshacerno
de suficientes [migrantes], entonces
nuestra forma de
vida
puede ser más sustentable».? Sobre el mis
mo manifiesto, en
el portal de internet de El País Internaciona
l del 6 de agosto
2
—|
Redacción, «Tiroteo en Walmart en El
Paso, Texas: qué se sabe
Patrick Crusius, el “supremacista blanco”
de 21 años sospechoso del
tiroteo que dejó al menos 22 muertos».
!
Tim Arango, et al., «Una masacre y un
manifiesto de 2300 palabras
llenas de odio contra los migrantes hispa
nos» en New York Times,
de Texas, comentó que: «Desde hace 20 años h_a,y gentle blan
ca que ha estado diciendo que ha‘y una invasión d? atus¡:)Í,
principalmente mexicanos, que viene a tomar sus tierras bí¡_
Según otra información contenida en est? misma p; S
cación de la BBC, información en la que se citan datos ;1 a
Oficina de Censo de Estados Unidos como fuente, «la pol 0a—
ción latina [en Texas] pasó de 25% en 1990 a 32% en 290 y
37% en 2010». Así también, se afirma que las'proyecc.lones
oficiales hacen suponer que «para 2022 habrá por primera
vez una mayoría de latinos en Texas».*
3
*
5
Antonia Laborde, «El asesino que condujo nueve horas para provod
car un bañoñ de sangre en El Paso» en El País.
“inva:
de
hablan
algunf)s
qué
por
Paso:
El
en
«Tiroteo
Brooks,
Darío
sión” de latinos en Texas (y qué dicen las estadísticas)».
Ibid.
276
|
EMILIANO GARCÍA CANAL
HORDAS INVASORAS
i
rio y el territorio de los barbaros» no requiere que lo:
ros reconozcan esa distinción. A «nosotros» nos basta con e
tablecer esas fronteras en nuestras mentes; asi pues, «el.lgs;
pasan a ser «ellos» y tanto su territorio como su mentali da
supuesta invasión protagonizada por migrantes bárba
ros que,
de modo lento y silencioso, podrán convertirse mater
ialmen:
te en primera mayoría en pocos años, para tomar
el cont ol
son calificados como diferentes de los «'nu_e‘stros». Hasta cl:rto punto, las sociedades modernas y prm.ntwas parecen ;)º 6e
ner negativamente el sentido de su identidad de ese modo.
político del estado texano y usurpar las tierras
y propied
des de los «nativos» caucásicos [muchas comillas].
Este imaginario concuerda con cierta percepción
que se
tiene de este lado de la frontera. De alguna manera,
el des
envolvimiento demográfico en las últimas décadas de
los la
imagen victoriosa por la cual, dicho crecimiento demog
rá=
fico puede ser equiparado metafóricamente a la recup
era=
277
totalmente arbitrarias. Utilizo la palabra «arbitraria» porc_qtue
la geografía imaginaria que distingue entrle m“eSt;Ost;:b (;_
Los sucesos hasta aquí narrados permiten intuir la es
tencia, en cierta población texana blanca, de un imagin;
simbólico sobre la «invasión hispana»; imaginario sobre
tinos, y principalmente de los mexicanos, en Estad
os Unidos ha permitido, del lado sur de la frontera, confo
rmar
—|
Con la categoría de «geografía imaginarimf, Sa'id propone
que el espacio no familiar, es decir, ese espacio lejano, vago:;1 y
anónimo de los «ellos», se constituye en una idea que apela
sensiblemente al «nosotros», introduciendo rn?etaférlcam:lnte una serie de significados estéticos, por medio de los cu: es
una
se zozobran —negativa y emocionalmente—-t.odo conocimiento empírico de dicha otredad. Lo no famll¡ar al?lqu};red,
ción del territorio anexado por los Estados Unido
s durante el siglo XIX, otrora territorio mexicano.
í
Edward W. Said, en su texto Orientalismo, propone
que,
entonces, por conversión poética, una cierta familiari ͺ
desde la que se da forma y sentido a lo amo'rfo; DA ¡_)o¡i) t'? ,
hechos y por medio del derecho internacional los
límites te-
mente, en la medida que puede ser imaginada y nombrada
más allá de las fronteras materiales que determinan
en los
rritoriales, a partir de sus propias vicisitudes históricas,
existe -
una compleja construcción simbólica territorial
que posibi-
lita a los sujetos imaginar la otredad, al tiempo que
también
les permite imaginarse a sí mismos como la
contraparte es-
pecular de aquella. A ese proceso semiótico lo denom
ina:
«geografia imaginaria» y lo contextualiza sobre la relaci
ón de
poder que se establece entre Occidente y Oriente
la práctica universal de establecer en la mente un espaci
o fa-
—
la otredad termina siendo controlada y dlommada simbó, lcelx-
contraparte inferior y no verdadera d(':l «nosotros»; co,nt're:)parte que si bien, como ya se dijo, gracias a este giro relto;m 3
puede ser imaginada y conformada —es dlec1r, f:unt'ro a at—
esto último no descalifica que la «geografía imaginaria», J.un. 0
con su sociedad, cultura y poblacién, no engendren la ima-
gen de un peligro latente que pudiera'l!egar a conltamllrtxar
epidémica, racial, cultural, social o politicamente el territo-
rio y la vida del «nosotros».
miliar que es «nuestro» y uno no familiar que es
el «suyo» es
una manera de hacer distinciones geograficas que puede
n ser
la
*
Said, Orientalismo, p. 87.
278
|
EMILIANO GARCÍA CANAL
Cufmdo Said propone esta categoría de análi
sis, lo h:
con la intención de mostrarla como parte del
efect(; si
lico que a lo largo de la relación histórica
y de poder:;)
HORDAS INVASORAS
N
Occidente y Oriente, se ha suscitado ante
la producción
un cuerpo de múltiples discursividades y
prácticas (estéti
cas, pohtlicas, cientificas, antropológicas,
entre otras)
han funcionado para orientalizar a Orien
te. Es decir, rag' a
a ese complejo cuerpo de teorías Yy práct
icas deno)ng¡in d
Qr:tentalísma, ha sido posible «la elaboracién
::le una distain
cién geogra’fica básica» y «la distribucién de
una cierta coj ;
cienc
ia geopolítica», por las cuales acontece
«cierta volunt ad
o intención de comprender —y en algu
nos casos de cont
lar, de manipular e incluso incorporar—
lo que ma.nifiestav‘
men'te esun mundo diferente»;” es decir
, una multi lícidaá;
de dispositivos, por los cuales se «pretend
e dominarprestau 3
rar y tener autoridad sobre Oriente».* En
ese mismo ,sentid 4
dp.or ana.lqgía, podríamos rastrear todo ese
enorme cuerpo d(:
¡ ;;Í¡L
:ss_…dades Y prácticas que han ayudado
a latinizar a los
El .análísis que presenta Said respecto a
las representaciones 0 imaginarios simbólicos que se asoci
an a la «geografía
imaginaria» de Oriente, siempre en tensión
y vínculo coÍrOctc¡den.t'e, €s Muy potente y productivo para
pensar la cons-
trucción de la otredad y su fuerza especular;
sin embargo, leJos estd este trabajo de proponer un ejerc
icio histórico si%n’ilar
respecto a la «geografía imaginaria» que
se ha construid
|
des_de finales del siglo XVIII, sobre la relac
ión de Estati ;
Unid
os acorde a los territorios, sociedades,
culturas y poblÍ
7
Ibid,p.34.
Tbid., p. 21.
|
279
ciones que conformarán en el siglo XIX ese complejo entramado llamado América Latina. Me basta poder mostrar que
esa matriz simbólica existe e intentaré, como ya se anunció
más arriba, vincular dicho orden social del sentido a lo que
Derek Gregory denomina: presente colonial.
Según este otro autor, el presente como actualidad mate-
rial mantiene con la experiencia colonial una reminiscencia
que no puede ser ignorada, pues dicha reminiscencia está
asociada a la constante actualización de los dispositivos histó-
ricos que posibilitan y han posibilitado el desarrollo de múltiples discursividades y prácticas, por medio de las que se elaboran, reelaboran y distribuyen constantemente las distintas
geografías imaginarias. Para Gregory, la dimensión cultural
debe ser comprendida como el ámbito vinculado a la pro-
ducción, circulación y legitimación de los significados que
hacen posible las representaciones y las prácticas que con-
forman nuestra idea común de mundo.”
Según Gregory, quien utiliza la idea de Said, son las geografías imaginarias y sus representaciones simbólicas vinculadas, así como sus prácticas culturales derivadas y sus efectos
materiales, los aspectos definitorios de nuestra actualidad,
misma que el autor denomina como presente colonial. La
idea es que el presente puede ser definido como colonial, en
la medida en que se ha mantenido siempre vigente y siem-
pre actualizada la violencia, simbólica y material, de la experiencia colonial —que permitió la emergencia y adveni-
miento de la Modernidad—, tal cual la conocemos hasta la
actualidad. El presente colonial implica la capacidad constante que se otorga el «nosotros» de imponer e incorporar
9
Gregory, The Colonial Present, p. 8.
280
|
EMILIANO GArcÍA CANAL
HORDAS INVASORAS
una marca semántica sobre los «ellos», para hacerlos
emel
ger como irremediablemente otros; dicha construccién
de
otredad como diferencia insalvable, según Gregory,
legitim
el uso de la violencia extrema y ejemplar sobre
t(;das es
Estos saberes se producen, reproducen, trasmiten y ac-
tualizan al interior de las propias dinámicas y prácticas sociales. Lo que distingue a un momento histórico de otro, a
una formación histórica de otra, según el autor francés, tiene que ver con el orden social del sentido, que establece jerarquías y oposiciones de sentido. A ese orden social domi-
control y dominación.
Por tanto, el acontecimiento arriba narrado y suscitado
en El Paso, Texas, no puede simplificarse a un mero
acto d
nante del sentido y la significación lo nombra régimen del
saber; implica todas las reglas discursivas y no discursivas que
determinan lo que puede ser dicho y pensado, por un lado;
xenofobia y racismo; sino a un complejo entramado
de
c.ursividades Y prácticas, que han venido actualizando
y le
tlurrfando, por vía de distintos dispositivos, la dicotomía
entre
Clvfl%zacién y barbarie en la relacién entre Norte
y Sur de
y lo que puede ser visto y percibido, por el otro. Cada formación histórica, entonces, se define por el lugar que ocupan
continente americano. Es a partir de la existe
ncia y actua
ciertos saberes en detrimento de otros, constituyendo una
matriz de relaciones de sentido que legitiman ciertas formas
de existencia, mientras que descalifican o invisibilizan otros
zací('Sn del régimen del saber,”? en el que se sustenta
la «geografla imaginaria» planteada por Said, que podemos
a.ñrmar,k
—
En sus textos La arqueología del saber (1997) y El
orden -
del discurso (1992), Michel Foucault propone que
lo pensa—u
ble, lo decible y lo que puede ser visto y percibido depen
de,
en cada momento y lugar, de un entramado significativ
o que, 1
denomina el saber. El saber sería entonces el
aglomerado y -
ordenamiento histórico de conocimientos culturales,
que se -
trasmiten por vía del lenguaje y de las prácticas
sociales; por
mledio de los cuales, los sujetos en comunidad confo
rmar,x sus
pnncipif)s epistémicos, éticos, estéticos, entre otros.
El saber
de una época no se limita al conocimiento cientí
fico, sino a todo saber que haya sido heredado y por medio
del cual se
1
19
Michel Foucault, La arqueología del saber.
281
determinan los procesos de conformación identitaria, reconocimiento y actuación sobre el mundo.
formas de existencia que acontecen fuera del
«Nosotros» |
sobre las cuales se pretende ejercer distintas
estrategias d
junto con Gregory, que el presente es un presente
colonial,
—|
modos de subjetivación. Esos otros modos no desaparecen,
sino que coexisten subsumidos en el orden jerarquizado del
sentido, mismo que determina, de modo hegemónico, los valores de verdad como reglas discursivas y no discursivas de
las prácticas sociales.
Siguiendo con el ejemplo de la masacre de El Paso, de
una manera bastante simplista, varios medios de comunicación en México han buscado vincular y responsabilizar de la
masacre a la persona que ocupaba la Casa Blanca, Donald
Trump, por considerarlo el principal promotor de un discurso de odio. Sin embargo, más allá de que la promoción
desmedida de esos tipos de discursos ayuda a su legitimación y normalización, el discurso como tal, desde la postura
de Foucault, no tiene a ningún sujeto como origen de su
emanación. El discurso, o más correctamente el régimen del
282
|
EMILIANO GARCÍA CANAL
HORDAS INVASORAS
saber, constituye las condiciones de posibilidad de t
en el proceso de reconversión y salvación de los «otros» bárbaros, puesto que su irracionalidad constitutiva les impide
ver la verdad y reconocer la necesidad de su sacrificio:
ciones de posibilidad de todo lo que puede ser percibido.
puede afirmar que la «geografía imaginaria», hasta a
analizada, permite ver y reconocer rasgos específicos de
reglas discursivas y perceptivas que constituyen el saber de
Como el bárbaro se opone al proceso civilizador, la praxis
moderna debe ejercer en último caso la violencia si fuera ne-
nuestra época colonial; del régimen del saber de nues
cia que el presidente anterior de los Estados Unidos
sido, y siga siendo, un promotor incansable del discurso
odio, pues ese discurso no emerge ni concluye con él; lo qu
cesario, para destruir los obstáculos de la tal modernización
(la guerra justa colonial) [...] Para el moderno, el bárbaro tie-
ne una «culpa» (el oponerse al proceso civilizador) que permite a la «Modernidad» presentarse no sólo como inocente sino
hay
dí
como «emancipadora» de esa «culpa» de sus propias victimas.
[...] por el carácter «civilizatorio» de la «Modernidad», se interpretan como inevitables los sufrimientos o sacrificios (los
costos) de la «modernización» de los otros pueblos «atrasa-
interesa es que la discursividad que define a los hispano
como una otredad peligrosa se actualiza constantemen
respondiendo, podriamos decir, al régimen discursivo d
presente colonial y de su «geografía imaginaria».
La idea, y preocupación por una invasión hispana, com
ya se comentaba, tiene por lo menos, según el Dr. Rogeli
Sáenz, 20 años de existencia en el estado fronterizo de Tex:
ésta no se límita a esa región, pues dicho saber también h
venido generando mucha incertidumbre en un amplio se
tor poblacional caucásico en todo el territorio de los Esti
dos Unidos.
A lo largo de toda la historia colonial, misma que está dí
rectamente asociada al advenimiento de la modernidad ci
pitalista, como acertadamente lo describe Enrique Dussel
su texto Europa, modernidad y eurocentrismo (2000), lai
gen del mundo se conforma eurocéntrica y, la violencia,
"!
Foucault, El orden del discurso. Conferencia inaugural.
283
cluso la extrema, pasa a situarse como un recurso necesario
aquello que puede ser dicho y enunciado en un determin
do momento histórico, pero, también constituye las cond
presente colonial."'
Desde la perspectiva foucaulteana, tiene poca importan
1
dos» (inmaduros), de las otras razas esclavizables, del otro
sexo por débil, etcétera.'
El miedo a la invasión de los cafés o, más especificamente,
«the scare to the browns» ha funcionado como fundamento
para proponer, entre otras cosas, la construcción del muro
—principal promesa de campaña de la pasada administra-
ción del gobierno norteamericano—. Bajo este régimen dis-
cursivo, el muro fue, como lo fuera para la antigua China, el
principal mecanismo de defensa contra la otredad latina;
pues no hay que olvidar, como ya se dijo, que los «browns»
son percibidos, desde siempre, como portadores de innumerables males biológicos y sociales; pero, sobre todo, son
"?
Enrique Dussel, «Europa, modernidad y eurocentrismo», en La co-
lonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, p. 49.
284
EMILIANO GARCÍA CANAL
reconocidos como erráticos e impredecibles. Para el disci
so del presente colonial, los latinos a veces desean apropial
se de los puestos de trabajo de la gente «de bien»; pero,
otras ocasiones, quieren envenenar con su droga, violencit
y enfermedades a los habitantes al norte del Río Bravo. L
«geografía imaginada» que hasta aquí hemos venido pres
tando, como estructuración simbólica que determina la
cepción y comprensión del mundo, ha producido una clara:
evidente separación entre Norte y Sur. En el Norte existe la ¢
vilización; al Sur la barbarie. Continuación analógica de !
confrontación simbólica entre Occidente vs Oriente, que e
la base de la justificación y legalización de la violencia
ma
rial, propia del presente colonial.
Esta estructura significativa de oposiciones y jerarq
determina una organización social del sentido, que respol
de a un entramado semiótico discursivo que no sólo pro
ce efectos teóricos y materiales sobre el campo de la realida
socialmente compartida, sino que, por lo mismo, condicil
na los modos en los que los sujetos podemos percibirno
al mundo, para actuar sobre él y sobre nosotros mismos, 4
modo de ejemplo, presento aquí las enunciaciones profei
das el 7 de septiembre de 2019, por el usuario de twitt
@truthdetector15: «Illegal invading hordes of disease ca
ing people that have no respect for our laws. Send
back»." Estas enunciaciones las seleccioné al azar y no ti
mayor importancia quién las dijo. Lo interesante es lo quí
dice, pues eso, efectivamente dicho y que ha quedado doci
mentado, permite sustraernos al plano del régimen del s
13
Hordas invasoras de gente ilegal que carga enfermedades y que n
tiene ningún respeto por nuestras leyes. Envienlas de regreso.
HORDAS INVASORAS
|
285
ber, para aproximarnos sobre la estructuración abstracta del
orden social del sentido, por medio del cual se organiza toda
«geografía imaginada».
Si el miedo a la invasión hispana ya estaba instalado en
el imaginario simbólico de una importante masa poblacional en el país vecino, las recientes caravanas migrantes, protagonizadas por miles de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, entre otros, han catalizado la proyección de una
imagen terrorífica: las hordas de inmigrantes buscando invadir a los Estados Unidos, para apropiarse de un modo de
vida que no les corresponde, que no les es propio y que terminarán por destruir. Hordas invasoras ha sido el modo en
que el discurso social conservador percibe a este flujo mi-
gratorio de «indeseables» en las distintas latitudes del mun-
do; incluso este modo de percibir la migración centroamericana está presente en México. El 20 de enero de 2020, en la
cuenta de twitter @kaozv78, se expresó el siguiente comen-
tario, en alusión al cruce de indocumentados de estas cara-
vanas: «Ya basta la migración no solo ilegal sino violenta y
totalmente al azar. También es derecho de México garanti-
zar que no entren delincuentes o traficantes».
Las migraciones desde África o Asía hacia Europa se en-
frentan a estos mismos dispositivos discursivos, sustentados
en el saber del presente colonial, que articulan y actualizan en
el presente la «geografía imaginada», que divide sensiblemente al mundo
en dos categorías: civilizados y barbaros;
éstas se ven reforzadas por las relaciones dicotómicas y jerárquicas entre: Occidente y Oriente; Norte y Sur; blanco y
negro; desarrollo y subdesarrollo; cultura e incultura; verdad y falsedad; bondad y maldad; masculino y femenino;
sabiduría e ignorancia; racionalidad y misticismo.
286
|
EMILIANO GARCÍA CANAL
HorDAs INVASORAS
|
287
Lo importante de estas categorías, y de los dispositi
que las ponen en acción, es que no sólo imponen una visió
En el texto «El sujeto y el poder», Foucault propone analizar los dispositivos a partir de las relaciones de poder que
de autoidentificación para asumir su ser más o menos civi
subjetivación que buscan su autoconservación, no hay que
olvidar que no existe relación de poder sin resistencia; es de-
dominante del régimen del saber, pero esa misma cons
námico de respuestas y de luchas; modulaciones que siempre
sensible del mundo; sino que es, a partir de estos hábitos pel
ceptuales, condicionados por el discurso hegemónico de
presente colonial, que los sujetos construyen sus proceso
lizado o bárbaro, según sea el caso. México, como geogra
simbólica, es territorio de la barbarie, desde la perspectiy
ción simbólica lo ubica y le permite ubicarse a sí
como un territorio menos inhóspito, en comparación con
imaginario sobre Centroamérica y otros territorios
mundo.
mism
emergen en su seno. Si bien la institucionalidad tiene que ver
con la materialización y cristalización de las prácticas de
cir, sin la posibilidad de que la propia relación de poder pueda modularse de múltiples formas dentro de un campo dibuscan la conducción de la acción de otros:
vivir en una sociedad es vivir de un modo tal que es posible
que unos actúen sobre la acción de los otros. Una sociedad
«sin relaciones de poder» sólo puede ser una abstracción. Lo
Desde este entramado teórico, la matanza realizada
cual, dicho sea de paso, hace políticamente mucho más nece-
El Paso por Crusius no cabe ser descrita y juzgada simpl
mente
deriva
de un
básica
sario el análisis de lo que dichas relaciones son en una socie-
como un acto de locura irracional, sino como
posible, lógica y justificada al interior del entramad
régimen del saber que se sustenta en una dicotom
y fundante: la diferencia entre el «nosotros» y
«ellos»; Éste hace ver y sentir la huella colonial que sigue cl
racterizando al presente como presente colonial. Esta dic
tomía justifica y actualiza constantemente la violencia mat
rial y simbólica, asociada a la diferencia entre civilización
barbarie; potenciando el aparecer de múltiples ejercicios €
poder y dominación de la primera sobre la segunda. El pre
sente es colonial, no porque las históricas instituciones col
niales sigan presentes sin cambios y transformaciones,
porque la violencia constitutiva, de la que se habla más a
ba, se actualiza y se ejerce constantemente en su diferenci
como dispositivo del poder.
dad dada, de su formación histórica [régimen del saber], de
los que las vuelve sólidas o frágiles, de las condiciones necesarias para transformar unas, para abolir otras.'*
Según él, una relación de poder se define por ser una en la
que se ponen en juego acciones que buscan controlar las acciones presentes y futuras de otro. El poder siempre se ejerce en relaciones binarias al interior de dispositivos sociales
que se instituyen y que, a partir del régimen del saber dominante, constituyen mecanismos diferenciadores que otorgan
ventaja a alguno de los polos de la relación. Para que el poder se ejerza debe existir diferencia, por lo tanto, el entramado simbólico discursivo y no discursivo es indispensable
“
Foucault, «El sujeto y el poder», p. 17.
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para que esa diferencia pueda ser percibida, nombrada e
adecuarse o intentar transformar las reglas instituidas de los
sería otra cosa que la diferencia constitutiva que justifica la
relación de poder del «nosotros» sobre el «ellos», que acon
decir, las reglas del régimen del saber.
institucionada. Siguiendo esta lógica, el presente colonial n '
tece como violencia necesaria y salvadora.
Es importante indicar que las relaciones de poder no son
unidireccionales y, que si bien el saber y sus dispositivos de
poder conforman un entramado denso de estructuras institucionadas, tienden a conservarse unas a otras para garantizar
los mecanismos de diferenciación que otorgan a los sujetos
que puedan y deban situarse en el «nosotros»; aun así, Fou-
cault es categórico al indicar que el correlato del poder está en
la resistencia. No hay ejercicio de poder sin resistencia.
El análisis de las relaciones de poder, por la naturaliza-
ción de sus prácticas y de sus saberes en el campo social,
debe realizarse a partir de la delimitación de sus resistencias
implicadas. Del abanico de las resistencias posibles, las de
mayor interés político, para Foucault, se ubican en aquellas
luchas que intentan abolir o transformar los mecanismos y
dispositivos que consolidan ciertos modos de individuación
y de subjetivación y, por tanto, de diferenciación. Luchas que
se desplazan en torno a la cuestión de: ¿quiénes somos y
quiénes podríamos ser?
Estudiar el saber y el poder encuentra pleno sentido
cuando podemos entender qué efecto tiene la acción de conducir las acciones de otros en la conformación de una corporeidad subjetivada. El sujeto deja de ser comprendido como
una entidad autosuficiente y fundante, para producirse
como un producto del saber de una época, el cual necesariamente se emplaza al interior de dispositivos que determinan
históricamente modos de diferenciación, para negociar,
emplazamientos que constituyen la diferencia como tal; es
Una vez explicado lo anterior, me interesa ejemplificar la
dimensión de la resistencia al saber del presente colonial, en
el contexto ya problematizado en este trabajo. Desde finales
de 2018 se ha suscitado una reconfiguración en los modos de
producirse el flujo migratorio, que va de Centroamérica hacia el norte del continente, y, por lo tanto, una reconfigura-
ción en los procesos de subjetivación del migrante. La diferencia radica en la magnitud de personas que componen
estos nuevos éxodos humanos, mismos que buscan visibili-
dad, reconocimiento y legitimidad como tácticas para salvaguardar su integridad y seguridad. Otrora, el migrante
auspiciado por el anonimato y la invisibilidad buscaba, no
sin ayuda de una compleja y amplia red de tráfico de personas, ingresar a los Estados Unidos con la esperanza de hacerse, para sí y para los suyos, de mejores condiciones de
vida, que el régimen del saber sigue prometiendo como posibilidad: el llamado sueño americano.
El sigilo, el anonimato y la invisibilidad impuesta consti-
tuían las principales herramientas para intentar cruzar las
distintas fronteras; sin embargo, grandes y múltiples peligros se hacen presentes en las rutas de migración: el cruce
del territorio mexicano, por ejemplo, entraña muchas dificultades y riesgos, pues, como grupo vulnerable, los migrantes se han vuelto presa fácil del creciente crimen organizado
y de la extorsión, realizada por integrantes de distintos apa-
ratos de seguridad del narco-Estado. Además del llamado
narco, autoridades locales, federales, y hasta el ejército, protagonizan un entramado de acoso constante sobre aquellos
290
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que, en condiciones de ilegalidad, buscan alcanzar el desea-
do sueño de una vida mejor.
Ahora bien, a partir del 12 de octubre de 2018, un cambio importante aconteció en el flujo migratorio de sur a nor-
te en el continente americano. Este cambio puede compren-
derse como elemento material legitimador y actualizador del
miedo a la invasión de la otredad. En esa fecha quedó regis-
trado un éxodo de aproximadamente 1600 personas que se
organizaron para conformar la primera Caravana de migran- tes, misma que en el tránsito por Guatemala alcanzaría, según
una nota publicada el 27 de abril de 2019 en el periódico El
Economista, una cifra cercana a 7000 mil personas.'5 Este
HORDAS INVASORAS
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291
de Guatemala. Según el Instituto Nacional de Migracíón de
México, en ella se contabilizaron 1895 personas que ingresaron a territorio nacional.'s El 31 de octubre de ese mismo
año, inició otra Caravana, compuesta principalmente por salvadoreños. En esta ocasión, según una nota de ese mismo
día, publicada en el portal Europa Press, 2000 personas via-
jaban rumbo a los Estados Unidos.'” Otras tantas Caravanas
se han registrado desde finales de 2018 hasta la fecha y, en
todos los casos, en la composición de éstas se incluyen familias con niños y mujeres embarazadas, que apues.tan, si'n ningún grado de certidumbre, por escapar de la violencia y la
éxodo masivo, provocado por las condiciones de amplia
violencia e incertidumbre económica acontecidas en los
pobreza que caracteriza sus propias regiones.
Según la nota de Alberto Najar, publicada en el portal de
la BBC News Mundo del 24 de abril de 2019:
para gobiernos y ciudadanía, ser indiferentes ante la magnitud de dicho flujo de migrantes; que tenía la intención de so-
México enfrenta un inédito fenómeno migratorio: según da-
asilo político. El migrante buscaba dejar de ser un mero migrante, para constituirse en refugiado.
Para la percepción del mundo al norte del Río Bravo, la
sola idea de tener 7000 personas a las puertas del imperio,
con la intención de solicitar asilo político, causó gran desconcierto. Los migrantes todavía ni ingresaban a México,
pero ya eran descritos y percibidos como hordas bárbaras
organizaciones civiles y autoridades, se trata de una c¡.fra histórica, ya que el promedio anual de personas en tránsito suele ser de entre 150,000 a 400,000."*
países de origen, trasformó el tablero politico. Fue imposible,
tos oficiales, entre enero y marzo más de 300,000 personas han
licitar ingreso a los Estados Unidos, por vía de la figura del
que, con intención o sin ella, causarían un daño irreparable
a la seguridad nacional de aquel país.
El día 21 de octubre de 2018 se da inicio a una segunda
Caravana. Esta vez los migrantes comenzaron su éxodo des15
Lidia Arista, «Caravanas de migrantes en México».
Seg¡lin
cruzado el país con rumbo a los Estados Unidos []
Es esta misma nota se afirma que la Secretaria de Gobernación del gobierno mexicano, Olga Sánchez Cordero, reconoció públicamente que existe un fenómeno migratorio inédi16
17
1
Redacción, «La segunda caravana de migrantes entra en México, pero
es detenida por la policía».
y
Reuters y José Cabezas, «Una nueva caravana con 2000 migrantes
R
.
sale de El Salvador rumbo a EE.UU».
inAlberto Najar, «Caravanas de migrantes: la “histórica” oleada de
documentados de todo el mundo que está llegando a México».
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to, conformado principalmente por centroamericanos;
embargo, también se tiene registro de ciudadanos cubane
haitianos, brasileños y de países africanos y asiáticos co
Nigeria, Afganistán, Eritrea, Bangladesh, Nepal, Pakist
India, China; todos migrantes que han ingresado por
frontera sur de México en su intento de llegar a los Es
Unidos.
i
Esta nueva modalidad de migración, por su magnitud:
constante flujo, ha obligado, como ya mencioné, a una
configuración en el tablero político. El discurso social
asilo y protección de su humanidad.
Según Jaques Ranciére, ese hacerse ver y percibir es el
principio estético que inaugurara toda lucha política. Este
autor establece un vínculo indiscernible entre estética y po-
lítica, pues todo acto político implica siempre un accionar
estético sobre las condiciones del régimen del saber que fijan el reparto de lo sensible;”' es decir, acciones que buscan
irrumpir sobre las condiciones que determinan el:
orden de los cuerpos que define las divisiones entre los mo-
dos de hacer, los modos del ser y los modos del decir, que
hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lu-
86 al cúmulo cuando se insinuó que se estaba llegando
punto necesario de declarar emergencia nacional y cerrar
gar y a tal tarea; es un orden de lo visible y de lo decible que
hace que tal actividad sea visible y que tal otra no lo sea, que tal
frontera con México: «es una situación mucho peor de lo gl
casi cualquier persona comprendería, ¡es una invasión!».19 -
tes centroamericanos buscan sobrevivir y resistir a la muer-
te que acecha su éxodo, pues les brinda la posibilidad hacer:
ver y ofr como táctica politica. Misma que les ofrece recono-
cimiento y existencia. Si los Estados Nación, y sus adminis-
traciones, les reconoce la existencia, entonces se debe brindar protección a sus Derechos Humanos. Mientras, en
antaño la migracién asumía la invisibilidad impuesta por el
régimen del saber colonial como forma de subjetivación obliterada, a partir del 2018 se ha implementado la táctica resis- tente de hacerse ver y sentir como existencia ciudadana, que
19 AP, «Trump: Por el momento no se declarará « “emergencia.
nacional”»,
293
ante las condiciones de adversidad política y social, busca
odio, alentado, entre otras, por las políticas antinmigra
que ejerció la Casa Blanca en la pasada administración,
El cambio, el flujo migratorio antes descrito, no se da
casualidad, es el resultado de un complejo y organiza
proceso de resistencia creativa, por el cual las y los migran-
—|
palabra sea entendida como perteneciente al discurso y tal otra
al ruido.”!
La división de lo sensible, como categoría, está directamente vinculada con la noción del régimen del saber, pero, con
esta categoría, Ranciére busca enfatizar y apuntalar la di-
mensión de la construcción perceptual estética que, configurada por el discurso, hace aparecer también lo no discursivo
como régimen naturalizado de lo percibido y lo sentido. Como
ya se dijo, el régimen del saber es también estético de lo per-
cibible que, en su supuesta espontaneidad, legitima la exis-
tencia y su división como verdad. En el entramado simbóli-
co del presente colonial, lo latino, negro, oriental o cualquier
20
2
Ranciére, El reparto de lo sensible. Estética y politica.
Ranciére, El desacuerdo. Política y filosofia, pp. 43-44.
294
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CANAL
otra otredad a occidente, se percibe como bárbara, malvada
ylpeligrosa, etcétera, ya sea por sus acciones o por sus omi
siones; incluso, la inocencia de la imagen del buen salvaje e|
de'suya peligrosa, pues éste es un menor de edad que requiere ser educado y conducido, para evitar los peligros la-
tentes de su propia irracionalidad. En ese sentido, esta percep;ión estética responde a la «geografia imaginada» que
(ci(;g Pgºl.l¿'; ;s;lt;ituras de percepción territorial y de identi-
—|
295
modificar las condiciones teórico-perceptivas que posibiliten un nuevo reparto de lo sensible, es, por definición, una
actividad estética. Esto no quiere decir que sea artística en sí
misma, pues el arte, como actividad productiva humana, no
está exento a todas aquellas determinaciones que, en cada
tiempo y espacio, definen sensiblemente lo que puede ser
correctamente dicho y sentido, según el régimen del saber
hegemónico; es decir, el arte puede ser político sólo en la
estética, pues dicha política es siempre una confrontación
medida que confronte al saber dominante en el que se inscribe, incluso, aquellos saberes que determinan qué puede
ser percibido como artistico.
ber, por medio de la cual se pretende una reconfiguración en -
tuales, originarias de Centroamérica, ha introducido una
lPlara Ranciére, la política está siempre vinculada con la
contra el régimen sensible, estabilizado y hegemónico del sa- |
la estructura perceptual y discursiva de la existencia; de las
condiciones de la sensibilidad y de la comprensión, pz;ra que
aquello que no tenía parte en lo social legítimo, que no tenía
lugar ni voz en el escenario de lo cotidiano, más que como
abyecto, pueda subjetivarse de otra manera, al tiempo que
pueda producir nuevas condiciones de reconocimiento:q
La nueva configuración material de las migraciones ac-
distorsión política en el plano de la sensibilidad. Gobiernos
regionales e instituciones locales e internacionales se han
visto obligadas a ver y definir al actual flujo migratorio como
una crisis humanitaria, equiparable a los desplazamientos
forzados de miles de personas que han acontecido en distin-
tos territorios y momentos históricos, derivados de la guerra:
La caravana de migrantes proveniente de Honduras y otros
países de Centroamérica es un desafío a las democracias de
los países de tránsito y para la nación a la que aspira arribar.
Es mucho más que el resguardo hermético o la eventual poro-
La actividad politica [dice Ranciére] es la que desplaza a un
cuerpo del lugar que le estaba asignado o cambia el destino
del lugar; hace ver lo que no tenía razón de ser visto, hace es-
cuchar un discurso donde sólo el ruido tenía lugar, h’ace escuchar: como discurso lo que no era escuchado más que
ruido.?
sidad de soberanías territoriales, es una crisis humanitaria
que reivindica el derecho de migrar de quienes huyen de la
—
pobreza, la represión y la violación sistemática de los dere-
chos humanos en las naciones de origen.”
(?(?mo puede verse, desde la perspectiva de este autor, la política como actividad de disenso y confrontación, que busca
2 Ibid, p.45.
2
José Murat, «La caravana migrante. Crisis humanitaria».
296
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HORDAS INVASORAS
Siguiendo el planteamiento de Ranciére
, la política com
irrupción de una distorsión en el plano del
régimen del
ber, implica la recomposición del esce
nario o del tablero, así
como la puesta en escena de nuevas formas
y lógicas de sub-
jetivación;
sin embargo,
la nombrada
«recomposición»,
derivada de la lucha política, no garantiza la
trasformación dí
la imagen del migrante ilegal y violento, ni el reco
nocimiento de la otredad como humanidad en crisis
; como en toda
lucha de poder, los polos enfrentados jueg
an sus propias car-
tas y buscan imponerse sobre sus adversar
ios.
3
La lógica del régimen del saber —y de
sus dispositivos
de poder— tienden a ser altamente reac
cionarias y conservadoras ante las formas de reconocimiento
que impliquen
igualdad y cesión de privilegios acumulad
os. En ese sentido,
la Masacre de El Paso puede leerse —lo
que no la justifica:
Como una reacción altamente conserva
dora, que se produj
ante la sensación de un evidente pelig
ro que representa ,
para
una amplia población texana, las «hordas
invasoras de
migrantes cafés». La reconfiguración de
la división de lo sen:
sible es un proceso lento e incierto,
pues ambos polos
conflicto ejercen sus capacidades, como
en el ajedrez, pa
buscar imponer a su adversario su visió
n de mundo; para in-
tentar controlarlo y, de ser posible, dominarl
o, El orden social
del sentido acontece como un c:
cambio simbólico, en el que se
n visibles con innume-
rables tácticas, lo cierto es que el pres
ente colonial sigue siendo una matriz simbólica estructurant
e, por medio de la
cual acontece la actualizacion del «nos
otros», a partir del
—|
297
sentido especulativo y diferenciado que otorgan la imagen
de «ellos», de los salvajes.
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SAID,
Edward,
Orientalismo
[1978], traducción
Fuentes. Barcelona: Editorial Debate, 2002.
de María
Luisa
440
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AUTORAS
Y AUTORES
Patagonia. Miembro del comité directivo en el Instituto de
Investigaciones Históricas y Sociales e integrante del Grupo
de Estudios sobre Movilidades y Territorios (UNP). Integrante del Grupo Internacional de Investigación: Océanos, desplazamientos y resistencias en la literatura contemporánea, Uni-
versidad de Playa Ancha-Chile y del Grupo de Investigación
«Historias del Presente Colonial», Universidad Autónoma de
la Ciudad de México. Autor del libro Próxima estación: fron-
AUTORAS Y AUTORES
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441
MARÍA EUGENIA GANTUS
Maestra en Estudios de Asia y África, especialidad en Medio
Oriente, por El Colegio de México. Profesora de Historia,
Universidad Nacional de Rosario. Miembro del Centro de
Estudios sobre Diversidad Cultural y del Observatorio de Culturas Religiosas, Universidad Nacional de Rosario; Coordi-
tera (2019) y coautor de los artículos «Pensar la ciudad yel
nadora del Área de Asia y África para Argentina, del Centro
de Estudios Islámicos Arabes y Persas «Dr. Osvaldo A. Machado Mouret». Coautora de «Libia: intervención extranjera
cana: relaciones de poder, conflictos y resistencias» (2015),
siciones críticas en el Medio Oriente y Norte de Africa, 2018.
territorio en Patagonia desde una perspectiva latinoameri-
«Experiéncias de articulacáo com a sociedade da Patagónia
desde a universidade» (2021).
MARIELA FLORES TORRES
Doctoranda en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de
Quilmes. Docente- investigadora de la Universidad Nacional de la Patagonia. Miembro de la Cátedra Abierta Edward
Said y Otros Estudios Subalternos; del Grupo Interdisciplinario de Teorías y Prácticas Criticas, Universidad Nacional
de la Patagonia San Juan Bosco. Profesora invitada en la
y descomposición estatal», Voces, tramas y trayectorias: tranAutora de «Sin treguas. La nueva persecución de los yazidíes de Irak», Istor, 2017; «Los usos políticos de Gaza», en
Revista Páginas, 2016, Facultad de Humanidades y Artes de
la Universidad Nacional de Rosario.
EMILIANO GARCÍA CANAL
Doctor en Ciencias Sociales, con especialidad en Comuni-
cación y Politica, por la Universidad Autónoma Metropoli-
tana-Xochimilco. Maestro en Filosofía, con especialidad en
Estética, por la UNAM. Profesor-investigador Asociado Uni-
Presente Colonial», UACM. Es autora del capítulo «Racismo
versidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Integrante
del grupo de investigación «Historias del Presente colonial»
desde 2019. De 2014 a 2017, miembro del Consejo Académico Asesor de la UVA del Centro Cultural Universitario
Tlatelolco UNAM. Coautor del libro Arte transversal: fórmulas equívocas. Experiencia y reflexión en la pedagogía de la
transdisciplina (2012); coautor del libro Semiótica, proble-
2019.
Morentín
Universidad Nacional de Comahue (2017-2019) y en la Cá-
tedra de Estudios Palestinos Edward Said, Universidad de
Buenos Aires (2009-2019). Codirectora del Proyecto de In-
vestigación «Primeras aproximaciones para el estudio de las
representaciones de los territorios africanos y asiáticos en
los siglos XIX y XX», UNS, e integra el proyecto «Historias del
y subjetividad en las obras de Frantz Fanon y Edward Said»,
mas y perspectivas. Homenaje a Juan Ángel Magariños de
(2013);
autor del artículo
«Táctica,
memoria
y