DE YUCOS Y MANTECOS
Didier Humberto Murillo Castiblanco
Cat - Ibagué
U
na carretera envuelta en la oscuridad no es aliciente para caminar, por eso posponemos el
camino hacia el desierto de la Tatacoa en el Huila. Sabemos que estamos en Natagaima por una
valla iluminada que dice: Departamento del Tolima. Bienvenidos a NATAGAIMA. La meca
del folclor en Colombia. Arribamos, a la hora en que algunos Natagaimunos aprovechan para sentarse
a conversar, ya que el clima así lo permite y el sopor del mediodía es solo un recuerdo. Refundida entre
una de esas conversas encontramos a Estela Buendia, mujer pijao conocida por su hospitalidad y buena
mesa. Debió ser que la doña nos encontró “guerreados” pues lo primero que nos dijo cuando nos vio
fue: “Pobres criaturos”. Ya de mañana, los “criaturos” continuamos el viaje; La Doña nos despidió
desde la mecedora diciendo : “Mijos vuelvan pronto del desierto para que cocinemos unos Yucos y
unos Mantecos”. Los tres acordamos cumplir la cita.
Entretanto el desierto qué no es un desierto sino un bosque seco tropical, nos recibió con una
lluvia persistente y afilada, en el silencio de sus Cárcavas ( socavón producido en suelos y rocas
a causa de la lluvia) descubrimos la ruta del agua, la explicación la dio un biólogo andariego que
comentó:“Muchachos este no es un desierto, es un bosque seco tropical, hace muchos millones de
años era un jardín, por eso, si excavamos profundo obtendremos agua”. Razón tenía el Biólogo pues
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Creando Entrelíneas
en el desierto qué no es desierto sino bosque seco
tropical, encontramos algunas albercas grandes
donde se bañan muchas con muchos, también
encontramos albercas normales de casa donde se
lava mucho trapo sucio.
ha descascarado. Al paladar estas colaciones se
caracterizan por tener un sabor parecido a las
achiras. Los Mantecos son de color blanco marfil y
textura arenosa. Desde la misma orilla, los Yucos
se preparan con las masa utilizada para hacer
Mantecos, se diferencia por un sedoso puré de
De regreso, nos enteramos que los tales Yuca que se agrega a la masa. Mejor dicho, estos
yucos y mantecos hacen parte de la familia de últimos saben a pastel de yuca horneado pero con
las colaciones. Estas preparaciones primas de la sabor y crocantes de achira.
panadería y la bollería enriquecieron su sabor
y textura con ingredientes de América, aunque
Vigilados al sur por el Pacandé, escuchamos
las manos indígenas y negras de muchas mujeres la voz ancestral del pijao que habló a través
fueron el toque secreto. Actualmente en algunos de Doña Estela, mujer de andar lento y mirada
pueblos de nuestra geografía, la preparación profunda. Calentana sincera, dispuesta siempre
de estas delicias se mantiene como un legado a escuchar, como dice la canción de los Café
artesanal, cierto también que desde hace varios Tacuba, “ con todo el silencio del planeta”. La
años y gracias a los hornos industriales, muchas doña nos compartió la tradición de estas delicias,
recetas de diversas colaciones han migrado a las el hacer haciendo que alguna vez aprendió, es así
ciudades, conformando prósperas industrias. como este legado híbrido de raíces indígenas y
Aunque me quedo con la preparación del pueblo, tradiciones europeas, comienza con la hidratación
elaborada con todo lo que el territorio provee del maíz por tres días en agua. Segun ella: ”Para
desde bosta de vaca hasta guadua. Así es, a modo que no quede muy duro y grumoso”. Prosigue con
colación relato una jornada de Yucos y Mantecos. la molienda de los granos ya hidratados, en otros
tiempos esta acción se realizaba sobre una piedra
Desde esta región se extiende un cinturón de de río llamada “Laja”. Actualmente la molienda
delicias que atraviesa el piedemonte y los valles del maíz seco, hidratado o cocinado persiste
del Magdalena, entre sabores y texturas alimentos como una actividad manual menos dispendiosa
como el mango, el plátano, el aguacate, la yuca, gracias a los famosos molinos Victoria.
por supuesto el maíz lideran la producción local.
En este territorio descubrí la cordillera del tamal
Otro ingrediente, columna vertebral de esta
tolimense que se fragmenta en el Huila a causa receta es el sabor a achira o lo que los técnicos
de la falla geológica del Tamal de arroz y maíz en alimentos llaman la “Lacto Albúmina”, la doña
blanco, continúa la accidentada geografía en el se refiere a esta, como requesón. Para mi, es
altiplano caucano en forma de Tamal de Pipian. un considerable ahorro de natas que la matrona
Estos alimentos también llamados “platos fuertes” centrífuga manualmente para convertirlo en un
encuentran par en las colaciones o alimentos en queso crema muy aromático. Al respecto comenta;
pequeñas porciones, habitualmente las colaciones “Esta leche con la que hice este requesón proviene
se consumen entre dos comidas fuertes puede del ordeño, yo alimento a mis vacas muy bien,
ser almuerzo, comida, o a media mañana, se por eso es que no van a encontrar ese sabor en
sabe de personas que prefieren consumirlas a la otro lado”. Continúa esta receta con los huevos,
madrugada, en la cocina y sin testigos.
la sal y la mantequilla, ingredientes que debemos
mezclar mediante el tradicional amasado.
Los Yucos y los Mantecos son colaciones Sugiero que mientras interactúa con la masa, la
preparadas con maíz blanco trillado entre otros analize en su justa proporción para así determinar
ingredientes. El maíz trillado es un maíz que se qué cantidad utilizará para la elaboración de los
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Yucos. Porque, recuerde la misma masa de los
mantecos se usa para los Yucos, solo que debe
agregar puré de Yuca. Obviamente, antes ya habrá
preparado el puré de yuca. Volviendo al exceso de
sol en ese día de Yucos y Mantecos, completamos
tres horas entre moler, amasar y armar ciento
cincuenta yucos y cien mantecos. El clima a la
sombra era insoportable, la temperatura del
horno aumentaba y aún el sol del mediodía no
llegaba.
dijo que faltaban diez minutos para sacarlas del
horno. Entonces fue menester “echarse” sobre la
hamaca, eso sí, teniendo en cuenta que el horno
nunca iba a timbrar.
Voy finalizando este recuerdo del último viaje
con Manuel, el otro “criaturo” de esta historia.
Particularmente cargué mi equipaje de regreso
con menos glotonería y más experiencia sensible
entorno a la ritualidad que conlleva la preparación
de un alimento. Es por eso, que esta crónica no
describe fielmente el sabor de los Yucos y los
Mantecos, más bien es una invitación para que
quienes leen este escrito viajen y prueben estos
alimentos. Si debo confirmar que son deliciosos
acompañados o sumergidos entre chocolate
caliente o café frío. De Doña Estela Buendia lo
último que escuché es que continúa embarcandose
en rescatar sabores tradicionales, me informan que
aun ubica tres piedras para encender un fuego y
deleitar a familiares y extraños con recetas como
el sancocho trifásico, el“ Caldo de ministro” o los
“Tontos” (Tamales sin carne).
La magia de este amasijo reside en el
horneado, si es usted de esos comerciantes que
ya planea una producción en serie de colaciones,
aconsejo usar un horno de barro o iglú calentano,
preferiblemente elaborado con mierda de vaca y
bahareque; este dispositivo artesanal es necesario
para propiciar el color, el sabor y la “crocantes”
que a la “roleria” tanto nos deleita. Respecto de
las condiciones de espacio para implementar esta
tecnología primitiva, sugiero ubicar el horno
bajo un cobertizo que preferiblemente debe estar
dispuesto en un espacio abierto, tipo patio de
casa de pueblo. Es decir, con mucho espacio. Esta
mega cocina, dispone de árboles que aportan de
vez en cuando leña, su espacio es a la vez lugar
para la alberca o como sitio de ronda para
personas y animales en búsqueda de beneficios
para el estómago. Por supuesto, encender el
horno acrecentó la sensación de calor a una escala
infernal. Hornear las colaciones requiere mediar
al interior del iglú calentano con la fuente de
calor, las brasas y las latas con el producto. No
es requisito ser ingeniero industrial para realizar
esta labor, el sentido común es necesario.
Finalizo este entremés, ojalá me haya topado
con usted antes de un plato fuerte, le invito para
que husmee esa receta cercana a usted, a su
familia, puede ser un intento para encontrar el
sabor de lo que somos. Hasta pronto Natagaima,
territorio donde los crepes ( arepas de harina
de trigo ) las hamburguesas y la comida rápida,
son invitados extraños en el menú tolimense.
Me quedo con el humeante vapor de un caldo
de pescado, aprecio la importancia visual del
sancocho trifásico que sacia solamente al verlo,
rememoro esas manos triturando las pepas de
comino antes del almuerzo, aconsejo el uso del
cilantro cimarrón o de vega y por favor no olvide
el masato de cebada en algun puesto de comidas
en la plaza de cualquier pueblo tolimense. En
la variedad de nuestra cultura encontramos los
ingredientes del auténtico sancocho colombiano.
Determinada la variable de calor, distancia y
tiempo de cocción, pasamos a la prueba visual
para saber si el producto se le puede hincar el
diente, al respecto la anfitriona cuenta: “ si están
un poco amarillentas podemos probarlas, si están
muy blandas al morder, les falta cocción”. Habían
pasado cuarenta minutos después que las piezas
habían entrado al horno, y efectivamente la Doña
¡Así que good bye Mac donalds!
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