ISSN : 2820-767X
Revue L’Archétype, volume 1, no2, 2023
Rābi‘a al-‘Adawiyya: la exaltación mística del Amor Divino
EL OUARRAD Bousselham,
Instituto Universitario de Estudios Africanos,
Euro-mediterráneos e Iberoamericanos,
Universidad Mohammed V Rabat.
bousselham.elouarrad@um5.ac.ma
Resumen
Desde los albores del Sufismo, la figura femenina ha desempeñado un papel crucial en
su formación y transmisión, a pesar de no haber gozado de tanta visibilidad. En los anales de la
historia islámica, saltan a la vista los nombres de eminentes mujeres que se posicionaron, con
su sabiduría y espiritualidad, en un nivel comparable al de los hombres. Tal es el caso de la
icónica Rābi‘a al-‘Adawiyya, prominente mística de los primeros tiempos del islam, cuya
poesía no solo ha dejado una huella imborrable en el legado espiritual islámico sobre el Amor
divino, sino que también ha ejercido una influencia profunda y duradera en la espiritualidad
occidental.
En el presente estudio, nos proponemos delinear, en primer lugar, un esbozo de la vida
de Rābi‘a al-‘Adawiyya y, en segundo lugar, nos adentraremos en su concepción mística del
amor hacia Dios, ya que su legado perdura hasta nuestros días, demostrando la universalidad y
atemporalidad de su mensaje.
Palabras clave: Rābi‘a al-‘Adawiyya, Amor divino, Misticismo, Sufismo,
Espiritualidad femenina, Ascetismo, Pasión, Universalidad.
Abstract
From the dawn of Sufism, the female figure has played a crucial role in its formation
and transmission, despite not having enjoyed as much visibility. In the annals of Islamic history,
the names of eminent women who positioned themselves, with their wisdom and spirituality, at
a level comparable to men, stand out. Such is the case of the iconic Rābi‘a al-‘Adawiyya, a
prominent mystic from the early times of Islam, whose poetry has not only left an indelible
mark on the Islamic spiritual legacy about Divine Love, but has also exerted a profound and
lasting influence on Western spirituality.
In this study, we propose to outline, firstly, a sketch of the life of Rābi‘a al-‘Adawiyya
and, secondly, we will delve into her mystical conception of love towards God, as her legacy
endures to this day, demonstrating the universality and timelessness of her message.
Keywords: Rābi‘a al-‘Adawiyya, Divine Love, Mysticism, Sufism, Female
Spirituality, Asceticism, Passion, Universality.
Résumé
Depuis l’aube du soufisme, la figure féminine a joué un rôle crucial dans sa formation
et sa transmission, malgré le manque de visibilité. Dans les annales de l’histoire de l’Islam, les
noms de femmes éminentes qui se sont positionnées, grâce à leur sagesse et leur spiritualité, à
un niveau comparable à celui des hommes. Tel est le cas de l'emblématique Rābi‘a al‘Adawiyya, mystique proéminente des premiers temps de l’Islam, dont la poésie a non
seulement laissé une empreinte indélébile sur l’héritage spirituel islamique de l’Amour divin,
mais a également exercé une influence profonde et durable sur la spiritualité occidentale.
Dans cette étude, notre objectif est de présenter, tout d’abord, un aperçu de la vie de
Rābi‘a al-‘Adawiyya. Ensuite, nous nous concentrerons sur l’exploration de sa conception
mystique de l’amour divin. Son héritage, qui persiste jusqu’à nos jours, illustre l’universalité et
l’intemporalité de son message.
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Mots-clés : Rābi‘a al-‘Adawiyya, Amour divin, Mysticisme, Soufisme, Spiritualité
féminine, Ascétisme, Passion, Universalité.
Introducción
El sufismo, denominado en lengua árabe como at-tasawwuf o as-sufiyyiah (misticismo),
representa una de las facetas más fascinantes y cautivadoras de la a la espiritualidad islámica.
Su determinante influencia trasciende los límites y confines geográficos del mundo musulmán,
dejando una impronta indeleble en diversas áreas culturales y artísticas de múltiples culturas y
religiones occidentales. La poesía de eminentes sufíes, como Yalāl ad-Dīn ar-Rūmī, Omar
Jaiám, Farid al-Din Attar y Sa’adi Shīrāzī, por mencionar algunos, ha sido objeto de traducción
y reconocimiento en lenguas occidentales desde hace tiempo. Además, la influencia de figuras
sufíes en la filosofía y el pensamiento religioso de Occidente es palmaria, como es el caso del
teólogo y filosofo Al Gazalí, quien es conocido en los círculos académicos por la versión
latinizada de su nombre, “Algazel”. Su impacto ha sobrepasado las fronteras culturales y
religiosas, demostrando la universalidad del sufismo.
En realidad, el término “sufí” no figura en los registros de las primeras décadas del
Islam. La aparición del concepto y de la concepción en el panorama islámico como corriente
espiritual no puede ser precisada con exactitud en términos temporales. No obstante, se pueden
rastrear indicios de su emergencia durante la era del Profeta Muhammad y de los cuatro califas
musulmanes rectamente guiados, y más específicamente durante el transcurso del siglo VIII 1.
Dicho de otra manera, el término “sufí” comenzó a utilizarse en una etapa posterior para
describir a un conjunto de individuos que, descontentos con la corrupción de algunos
gobernantes, abogaron por la contemplación espiritual y la ascesis. Algunos académicos del
sufismo islámico han ido más allá, sugiriendo que «en los albores del Islam, el sufismo era una
realidad sin denominación, para luego convertirse en una denominación sin realidad» 2. Los
seguidores de esta tradición sostienen que el «Camino», entendido como la búsqueda espiritual
y el proceso de purificación interna, fue instaurado por el Profeta mismo. Esta afirmación se
fundamenta en un vasto conjunto de referencias, tanto del Corán como de la literatura del
«Hadiz» que comprende dichos, sentencias y hechos atribuidos al Profeta Muhammad. Esto es,
los métodos inherentes al sufismo ostentan una genuina raigambre islámica, hallando su fuente
de inspiración en las fuentes primigenias del Islam: el Corán y la Sunna Profética o tradición.
Si bien ciertas teorías han sugerido influencias derivadas de tradiciones espirituales externas al
Islam, esto no resta valor a la autenticidad del sufismo islámico.
Al explorar la historia de los primeros sufíes -los prototipos la «Gente del Camino»
(«'Ahl-al-Ṭariqa» en árabe)-, no se duda en incluir a los distinguidos compañeros del Profeta y
a la «Gente de la Casa» o «Familia de la Cámara» («Ahl ul-Bayt» en árabe). Posteriormente, la
atención se desplaza hacia los más notables entre los «tabi’ún» (la segunda generación) y
aquellos que los siguieron. Se trata de grandes hombres que optaron por el aislamiento: Hasan
al-Basrí (642-728),
Dhūl-Nūn Abū l-Fayḍ al-Miṣrī (796-861), Abū Yazīd al-Bisṭāmī (804-874), Al-Qásim
Ali al-Yunaid al-Bagdadí (873-910), entre otros, cuya presencia es constante al abordar esta
tradición.
En este contexto, es relevante subrayar que en los anales de la historia espiritual islámica
han surgido mujeres que han anhelado una conexión más profunda y personal con lo Divino. A
ABDEL-KARIM, Gamal. «El Sufismo y el Islam», Pensamiento. Revista de Investigación e Información
Filosófica, Vol. 64, núm. 242, Serie Especial N.º 2, 2008, p. 242. Disponible en:
https://revistas.comillas.edu/index.php/pensamiento/article/view/5194 (Consultado: 11 diciembre 2023).
2
ELÍA, Ricardo Horacio Shamsuddín. Civilización del Islam: pequeña enciclopedia del arte, las ciencias y el
pensamiento de los pueblos musulmanes, Irán: Edición Elhame Shargh, 2005, p. 2.
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pesar de los desafíos socio-culturales inherentes a la época que les correspondió vivir, ciertas
figuras místicas femeninas, a través de sus enseñanzas y prácticas, han dejado una huella
imborrable en el ámbito de la espiritualidad islámica. De este modo, han desafiado los
paradigmas convencionales y preestablecidos, inspirando a innumerables individuos con su
profunda conexión con lo Divino y su incansable búsqueda de la verdad espiritual. Su anhelo y
afán de unión con lo sagrado, frecuentemente a través de la oración, la meditación y otras
prácticas contemplativas, ha proporcionado una fuente de inspiración y guía excepcional para
aquellos que buscan el sendero espiritual.
En el presente estudio, nos proponemos examinar, en primer lugar, la vida de una de las
mujeres más emblemáticas del misticismo islámico y, en segundo lugar, nos adentraremos en
su concepción mística del amor hacia Dios, ya que su legado perdura hasta nuestros días,
demostrando la universalidad y atemporalidad de su mensaje.
Rābi‘a al-‘Adawiyya: apuntes biográficos
Considerando que la vivencia mística es intrínsecamente personal y subjetiva, y solo
puede ser interpretada de manera adecuada a través del prisma de la vida del propio místico,
procedemos a examinar la vida de Rābi‘a al-‘Adawiyya, puesto que « L’expérience mystique
étant quelque chose d’essentiellement personnel, ne peut être interprétée qu’à la lumière de la
vie même du mystique, au-delà de son expression verbale 3».
A pesar de la notoriedad y la eminencia de Rābi‘a al-‘Adawiyya, lamentablemente son
sumamente escasos los escritos biográficos sobre ella durante el período de su vida. Esta
escasez de fuentes primarias presenta un desafío significativo para los estudiosos que buscan
comprender en profundidad su vida y su impacto en el sufismo. Sólo el célebre poeta y místico
musulmán persa Farîd El-dine ʻAttar (m.627/1230), en su obra "Taḏkiratu al-awliyâ"
(Memorial de los Santos), que data de unos cuatrocientos años después del período en cuestión,
le dedica algunas páginas intercaladas con alrededor de un centenar de versos poéticos que le
atribuye.
Respecto al nacimiento de Rābi‘a al-‘Adawiyya, Margaret Smith lo fija en torno al año
717 en Basora -equivalente al 95 o 99 de la Hégira-, donde pasó gran parte de su vida 4. Su
nombre indica que era la última de cuatro hijas («la Cuarta») y está íntimamente entrelazada
con el linaje de la tribu a la que su familia pertenecía, «Al Atiq Bani Adwa». Además, a esta
eminencia del Islam, cuya presencia es innegable en los anales de la espiritualidad musulmana,
se la reconoce también como Rābi‘a al-‘Qaysiyya, en honor a su afiliación a la gran tribu de
Qays. Asimismo, se la identifica como Rābi‘a al-‘ Basriyya, en reconocimiento a su origen en
la ciudad de Basora donde vivió en el siglo II de la Hégira (el siglo VIII del calendario cristiano).
Basora a la sazón ostentaba el título de la ciudad más grande del actual Iraq, sólo superada por
la capital, Bagdad.
En términos generales, la vida de Rābi‘a estuvo signada por la pobreza, la soledad y la
adversidad su desde su más tierna infancia. Quedó huérfana a una temprana edad, primero con
la muerte de su padre y poco después, la de su madre. Esta doble tragedia, tan desgarradora,
privó a Rābi‘a de la dulzura y el amor paternal que anhelaba. Con esta pérdida irreparable, la
compañía de sus tres hermanas mayores se convirtió en su único consuelo. Las cuatro hermanas,
sumidas en la más extrema pobreza, no solo como consecuencia del fallecimiento de sus
progenitores, sino también por la escasez que les legaron. Y, por si fuera poco, Basora
GARDET, Louis y ANAWATI, Georges-Chehata. Mystique musulmane, Paris: Vrin, 1976, p. 14.
SMITH, Margaret. Muslim Women Mystics. The Life and Work of Rābi‘a and Other Women Mystics in Islam,
Oxford: Oneworld, 2001, p. 22.
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experimentó un periodo de sequía extremadamente severo y prolongado, lo que desencadenó
una ola de hambruna y separó definitivamente a Rābi‘a de sus hermanas.
Más tarde, Rābi‘a se vio obligada a servir como esclava en el hogar de un hombre que
la sometía a maltratos. Este hombre, a su vez, la vendió posteriormente a otro, cuyo trato hacia
ella era aún más severo, particularmente en términos laborales. Así y a pesar de estar rodeada
de personas, Râbi‘a no encontraba consuelo y experimentaba una sensación de soledad aún más
profunda. En esta situación, dirigía sus súplicas a Dios, compartiéndole su angustiosa realidad:
se sentía extranjera, huérfana, prisionera y afligida por la esclavitud 5.
Cada noche, tras cumplir con sus obligaciones al servicio de su dueño y sus visitantes,
Râbi‘a anhelaba la cercanía divina, sumergiéndose en una práctica devocional que abarcaba la
adoración, la oración y un diálogo íntimo y sincero con el Creador 6. En una de estas instancias,
su amo la oyó expresar a Dios su deseo de seguir el camino recto en armonía con Su voluntad,
implorando la emancipación del yugo opresivo de la esclavitud. Conmovido por la sinceridad
e intensidad de sus palabras, decidió concederle la libertad al día siguiente 7.
La limitada experiencia, el temor al futuro y la preocupación por encontrarse
nuevamente en soledad, condujeron a Râbi‘a a a una desviación del camino trazado,
abandonando la búsqueda del amor de Dios («mahabba» en árabe) para embarcarse en la
búsqueda del amor humano, lo que la llevó a tener encuentros con varios hombres durante un
periodo prolongado 8. Así, el mundo de la música, en el que Râbi‘a se desempeñaba como
cantante y flautista, representó para ella la antesala a un mundo repleto de pecados.
Conforme a las investigaciones de ʽAbd al-Raḥmān Badawi, uno de los pioneros en la
narración histórica de la vida de Rābi‘a al-‘Adawiyya, este período desempeñó un papel crucial
en su búsqueda de un anhelo supremo: el amor a Dios 9. Râbi‘a experimentó una transición
drástica, pasando de una vida repleta de placeres a una devoción total a la divinidad, abrazando
con firmeza la creencia en su unidad y unicidad.
Cabe precisar que la interpretación propuesta por ʽAbd al-Raḥmān Badawi no goza de
aceptación unánime entre un considerable número de académicos. Estos enfatizan que la
inclinación de Rābi‘a por la música se considera como una manifestación de un don otorgado
por Dios, el cual se manifiesta a través de su sensibilidad femenina a flor de piel. Para otros,
esta sensibilidad, desde el principio, fue canalizada en un camino de exaltación hacia Dios
afirmando que, tras abandonar la casa de su esclavizador, es probable que Râbi‘a se retirara al
desierto, donde construyó una cabaña y eligió consagrar toda su vida a la comunión con Dios 10.
Este acontecimiento marca la transición de una soledad impuesta por la vida a una soledad
elegida deliberadamente, donde se asegura el encuentro con lo Divino:
Mi reposo, oh hermanos, está en mi soledad,
y mi Amado está siempre conmigo 11.
5
KHODR, Siham. Rabiaa Al Adawiyya, bayna al oustoura wal hakika (en árabe) (trad. Rabiaa al Adawiyya, entre
la leyenda y la verdad), Beirut: Dar al Kotob Al Ilmiyah, 2010, pp. 22-23.
6
Ibid., 23.
7
KADDISSY, Antonio. «Rabiaa al adawiyya y San Juan de la Cruz: una experiencia de búsqueda del amor divino»,
Trabajo de Fin de Máster dirigido por MARCOS RODRÍGUEZ, Juan Antonio, Madrid: Universidad Pontificia
Comillas, Facultad de Teología, Instituto Universitario de Espiritualidad, 2016, p. 37. Disponible en:
https://repositorio.comillas.edu/xmlui/handle/11531/10190?show=full (Consultado: 14 diciembre 2023).
8
AL-JARRAH, Salim Rashid. Al zahida al taiba. Rabiaa Al Adawiyya, chahidat al hob al ilahi (en árabe) (trad.
La asceta arrepentida. Rabiaa Al-Adawiyya, mártir del amor divino), Beirut: Dar al Kotob Al Ilmiyah, 2006, pp.
15-16.
9
KHODR, Siham. Op. cit., pp. 24-25.
10
KHODR, Siham. Op. cit., p. 27.
11
TABUYO ORTEGA, María. Râbi’a Al ‘Adawiyya, Dichos y Canciones de una mística sufí (siglo VIII),
Barcelona: Los pequeños libros de la Sabiduría, 2006, p. 71.
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En esta soledad surgió en Rābi‘a ansiaba conocer más al Todopoderoso, de descubrirlo
más profundamente. Este anhelo la llevó a buscar a aquellos sufíes de su tribu en Basora,
quienes podrían satisfacer su profundo anhelo de conocimiento divino: Ibrāhim ibn ’Adham,
Mālik ibn Dinār, Sufyān Al Ṯawrī y Šaqīq Al Baljī 12.
El aura de misterio que envolvió la figura de Rābi‘a se atribuyó a su extraordinaria
capacidad para apartarse del mundo y sus distracciones, así como a su singularidad en la
simplicidad de su estilo de vida, convirtiéndose en una de las primeras mujeres místicas del
islam. Con el transcurso de los años, un considerable número de discípulos se congregó en torno
a su figura, atraídos por su predicación y acogidos por sus consejos y oraciones. El refugio de
Rabi'a se convirtió gradualmente en un pequeño «ribat» y junto a ella, numerosos ascetas
observaban sus rituales tanto de día como de noche.
Rābi‘a al-‘Adawiyya y su devoción
Rābi‘a se distinguió como una mujer de devoción intensa, y uno de los primeros niveles
de devoción en el Islam se evidencia en la práctica de la oración, la cual representa un encuentro
diario entre el individuo y su Creador:
«—Al escuchar esta advertencia, separé mi corazón de las cosas mundanas y eliminé
de tal modo mis esperanzas terrenales que durante treinta años he rezado siempre
como si la oración que rezaba fuera mi última oración, y me he separado de las
criaturas de manera que, al romper el día, por miedo a que cualquier cosa pueda
distraerme de Él […]» 13.
Su devoción se intensificó progresivamente, manifestándose en prolongadas sesiones de
oraciones nocturnas y visiones del Profeta. Así, la mística basorí dedicaba sus noches a la
vigilia, recitando e interpretando espiritualmente el Corán y practicando el «ḏikr» o la repetición
de las jaculatorias 14:
Räbia al-Adawiyya oraba día y noche sin interrupción. Cuando se le preguntó por
qué lo hacía, ella respondió:
—No busco con ello ninguna recompensa, pero quiero alegrar al Profeta el día de la
Resurrección. Así, en ese día, él dirá con gozo a los demás profetas: «Ved a esta
mujer de mi pueblo. Ésta es su obra 15.
Räbia estaba constantemente en oración; noche y día permanecía absorta en el amor
de Dios y sólo al amanecer se permitía un momento de descanso. Inmediatamente,
salía de su somnolencia y retomaba su adoración diciéndose:
— ¡Alma mía, qué poco velaste! ¡cuánto dormiste!
¿Cuándo despertarás? Tu sueño es casi tan profundo como el sueño del que sólo
saldrás cuando la trompeta anuncie el Día de la Resurrección 16.
Las oraciones de Rābi‘a, imbuidas de una belleza inigualable, no se caracterizan nunca
por ser lamentos, súplicas o peticiones de algo, sino que representan una simple comunión con
la divinidad, una conversación amorosa con un Dios que excede considerablemente los límites
de la comprensión humana:
«¡Oh mi alegría, mi deseo y mi refugio,
12
ABD AL-BAQI SURUR, Taha. Rabi'a al-Adawiyya wa al-Hayat al-Ruhia fi al-Islam (en árabe) (trad. Rabi'a
al-Adawiyya y la vida espiritual en el Islam), El Cairo: Dar al-Fikr al-Arabi, 1957, p. 47.
13
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 112.
14
BADAWI, ʽAbd al-Raḥmān. Rābiʽa al-ʼadawiyya, ŝahīdatu al-ḥobb al ilāhī (en árabe), (trad. Rabiʽa alʼadawiyya, mártir del amor divino), El Cairo, Maktabat al-nahḍa al-misriyya, 1962, p. 87.
15
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 126.
16
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 134.
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mi compañero y mi amparo en el camino,
oh mi objetivo!
Eres el espíritu de mi corazón.
Tú eres mi esperanza,
mi confidente,mi Amigo.
Mi anhelo de Ti es mi única riqueza,
mi ardiente deseo y todo mi sustento.
Si no fuera por, oh vida de mi vida,
no habría vagado de un lado para otro
por la inmensidad del país» 17.
Para esta mística, Dios es a la vez el Amado, el Amigo, el Confidente supremo, el Guía,
el Sustento y la Esencia misma de su vida. Es lo único que verdaderamente importa y lo que le
permite trascender el mundo terrenal:
«Oh, Dios mío y lo único que me ocupa,
mi único deseo en este mundo,
más allá de todo lo creado,
es Tu recuerdo.
Y, en el otro mundo, el anhelo del encuentro,
poder estar sólo contigo» 18.
Rābi‘a se erige como una figura de profundo arrepentimiento, en el sentido de que se
liberó de todos los placeres terrenales que podrían esclavizar a un ser humano.
Simultáneamente, se consagró como sierva de su Creador, entregando exclusivamente a Él su
vida y su alma. Por ende, podemos afirmar que Rābi‘a es una mujer marcada por un verdadero
y profundo arrepentimiento. Y desde su perspectiva, la reconciliación es un estado constante en
la vida del creyente, cuya naturaleza se moldea en respuesta a las diversas circunstancias que
el individuo experimenta.
Sin embargo, el acto de arrepentimiento es concebido como una gracia y un don divinos,
que se revela mediante una iluminación específica que Dios otorga a aquellos que la anhelan.
Este postulado facilita la diferenciación entre diversas modalidades de arrepentimiento: un
arrepentimiento que abarca la totalidad del mal perpetrado, un arrepentimiento que engloba
todo el mal cometido por ignorancia, y un arrepentimiento que brota al descubrir y reconocer
el Bien que representa Dios 19. Con este último tipo de arrepentimiento, el individuo manifiesta
un amor hacia Dios motivado por Su benevolencia 20. Por ende, si la emancipación interna
experimentada por Rābi‘a emergió como resultado de un proceso de arrepentimiento, dicha
emancipación encuentra su razón de ser en una senda de ascetismo, elevándola así al estatus de
mujer asceta cuya máxima aspiración es el encuentro con lo divino:
¡Oh, Dios mío! El mayor tesoro de mi corazón es Tu recuerdo,
la esperanza del encuentro que nunca me abandona;
mi palabra más dulce Tu oración.
Si en este mundo Tú eres mi único deseo,
¿podré vivir en el otro sin Tu visión?
Dios mío, sólo a Ti dirijo mi lamento,
pues soy como extranjera en Tu país
Ibid., p. 56.
Ibid., p. 117.
19
KHODR, Siham. Op. cit., pp. 285-287.
20
KADDISSY, Antonio. Op. cit., p. 41.
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y una solitaria entre Tus adoradores 21.
Rābi‘a al-‘Adawiyya y su concepcion amorosa hacia la divinidad
Una de las facetas más dignas de mención de la vida espiritual de Rābi‘a al-‘Adawiyya
es que se trata de una mujer que desprende un amor divino. Este amor tenía como finalidad la
contemplación del rostro de Dios y el deleite en su belleza infinita. Rābi‘a al-‘Adawiyya exhibió
una notable valentía al emplear en sus discursos las expresiones "amar" y "amor" en alusión a
su vínculo con lo divino, trascendiendo con ello todas las convenciones de su entorno religioso
y forjando un nuevo lenguaje que no presentaba restricciones para la articulación del amor
divino 22.
La experiencia espiritual de Rābi‘a parece polarizarse esencialmente en un único punto:
el Amor por Dios por sí mismo. Y dado que Dios es Absoluto, consecuentemente este Amor no
puede ser más que absoluto. Es un tipo de amor que implica una serie de renuncias: la riqueza,
el matrimonio, las amistades y la realidad material en general. Fíjense en los siguientes versos
en los que Rābi‘a articula dos modalidades de amor hacia Dios y su extraordinaria potencia
emotiva:
Te amo con dos amores,
un amor («hawā») hecho de deseo
y el otro, el digno de Ti.
El amor («hawā») hecho de deseo me hace recordarte a cada instante,
despojándome de todo lo que no eres Tú.
El amor digno de Ti
aparta de mis ojos los velos para verte.
Ni por uno ni por otro merezco alabanza,
y por uno y por otro, ¡alabanza a Ti! 23
Tal y como se puede apreciar, la primera modalidad de amor a Dios, según Rābi‘a,
implica amarlo por las bendiciones conferidas. No obstante, para ella, este tipo de amor es
insatisfactorio y no es digno del Creador. La mística de Basora utiliza el término «hawā», que,
además de indicar la inclinación del alma humana hacia el bien y el mal, también se emplea
como sinónimo de amor. La segunda modalidad de amor a Dios, según esta ilustre mística, es
un amor puro por Él mismo, perfecto y desinteresado 24. Rābi‘a sostiene haber purificado su
corazón de todo lo que no fuera Dios, refugiándose completamente en Él y depositando en Él
todas sus aspiraciones 25:
¡Oh Dios! Me has inundado con tu amor, de manera que no me ocupo de nada más
que de tu Esencia". […] “¡Oh Dios! Si me rechazas de tu puerta, no me moveré de
ella debido al amor que has infundido en mi corazón 26.
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., pp. 93-94.
KACHA, Souhail. Rabiaa Al Adawiyya, Keddisat al islam (en árabe), (trad. Rabiaa al Adawiyya, la santa del
Islam), Líbano, Maktabat Al Saih, 2003, p. 85.
23
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 85.
24
BADAWI, ʽAbd al-Raḥmān. Op. cit., p. 64.
25
ĠARĪB, Ma’mūn. Rābiʽa al-ʽAdawiyya fī miḥrāb al-hobb a- ilāhī (en árabe), (trad. Rābiʽa al- ʽAdawiyya en el
mihrab del amor divino), el Cairo, Dār Ġarīb, 2000, pp. 64-65.
26
AL-HAFNĪ, ʽAbd al-Munʽim. Al-ʽĀbida al-ẖāŝiʽa Rābiʽa al-ʽAdawiyya, Imāmatu al-ʽāŝiqīn wa al-maḥzūnīn
(en árabe), (trad. la paidosa mística Rābiʽa al-ʽAdawiyya, imam de los enamorados y melancólicos), el Cairo: Dār
al-Rraŝād., 1996, pp. 15-135
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El amor que Rābi‛a profesa hacia Dios es completamente altruista, desprovisto de
cualquier deseo de obtener recompensas o evitar castigos. Así lo articula con sus propias
palabras:
—No le amo ni por miedo al Infierno ni por la esperanza del Paraíso. Si así hiciera,
sería como un mal servidor que trabaja cuando tiene miedo o cuando espera
recompensa. Le adoro tan solo por amor y por mi deseo ardiente de Él 27.
La relación que Rābi‛a entabla con la divinidad trasciende indudablemente los confines
del espacio y el tiempo, así como los límites naturales del mundo, y se sitúa en un plano
superior, implicando un compromiso esotérico de la mente. Nada puede satisfacer esta pasión
ardiente excepto la visión del Amado. Rābi‛a busca experimentar esa unidad de manera directa
y personal, trascendiendo las barreras del mundo material para alcanzar una altura espiritual
que le posibilitara la unión íntima con la divinidad:
Dios mío, me refugio en Ti para resguardarme
de todo lo que me separa de Ti,
para resguardarme de todo lo que me distrae de Ti
y se interpone entre Tú y yo 28.
La autenticidad de Rābi‘a como mujer enamorada, la consagró también como una
maestra espiritual de renombre. Su legado perdura hasta nuestros días en la práctica del sufismo,
donde su nombre ocupa un lugar central e indispensable. A través de sus enseñanzas, Rābi‘a
instruyó a las personas en la comprensión de que la vida misma es amor: un amor que abarca a
todo el universo, ya que proviene del Creador. Asimismo, afirmó que el amor trasciende la mera
sensación o afectividad; es el principio rector que sustenta todo el cosmos, la fuerza primordial
detrás de toda existencia 29.
La profunda experiencia de soledad vivida por Rābi‘a la consagró como una guía
espiritual, al ser testigo de la omnipresencia de Dios en este mundo terrenal. Así, su fervorosa
oración, su constante búsqueda de reconciliación, su riguroso ascetismo y su apasionado amor
son evidencias palpables de que nunca estuvo verdaderamente sola; la mirada del Omnipotente
siempre estuvo fija en ella arropándola con su bondad insondable y su perdón incondicional 30.
Rābi‘a, al igual que muchos otros místicos, alcanzó una edad avanzada y prácticamente
rozó los noventa años de vida. Muchos de aquellos que escribieron sobre ella la conocieron
precisamente en la última fase de su vida, marcada por la vejez, pero su fe cada vez más sólida,
proyectando un alma clarividente e inquebrantable. La proximidad de la muerte la llevó a una
sensibilidad particular hacia la temática del Infierno y el fuego infernal. Aunque la sensación
de miedo impregnaba a Rābi‘a en sus últimos años, ella reconocía que la muerte representaba,
en última instancia, una oportunidad para la unión eterna con Dios, una experiencia que solo
había podido saborear parcialmente en vida. Sus palabras son un testimonio de la firmeza de
sus convicciones y de la plenitud del conocimiento otorgado por la fe:
¡Oh Dios mío!
Si te adoro por miedo al infierno,
quémame en él.
Si te adoro por la esperanza del paraíso,
exclúyeme de él.
Pero si Te adoro sólo por Ti mismo,
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 58.
Ibid., p. 57.
29
KHODR, Siham. Op. cit., pp. 263-265.
30
KADDISSY, Antonio. Op. cit., p. 43
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no apartes de mí tu Eterna Belleza 31.
La aniquilación del alma carnal representa un sendero arduo para Rābi‘a, quien lo ha
emprendido con una sinceridad absoluta sabiendo que solo al desprenderse de lo que interfiere
entre el individuo y Dios, se puede contemplar, sin velos, la Belleza divina. Pues, inmersa en el
fuego incandescente del amor divino, lo que en un principio era miedo y temor, se transformaba
en un éxtasis puro, en una contemplación sublime y en una elevación espiritual. Su alma, en un
estado de constante ascenso, se desvanecía en la inmensidad del amor hacia Dios.
Conclusión
Rābi‘a era una mujer carismática hasta el punto de catalizar la actividad devocional en
torno a su persona y, gracias a su contribución intelectual y espiritual, se equiparaba a muchos
ascetas y místicos:
Rabi'a al-‘Adawiyya se asociaba en pie de igualdad con los líderes sufíes de su época,
y sus biógrafos, a pesar de la preferencia oriental por el sexo masculino y la creencia
en su superioridad esencial, están dispuestos a otorgar a Rabi'a una posición de
igualdad, incluso de preeminencia, sobre sus contemporáneos, incluidos aquellos
que eran aceptados como líderes del pensamiento y venerados maestros de la
doctrina sufí 32.
Contó una vez Hasan al-Basrí: Estuve una vez una noche y un día enteros junto a
Rábi'a, y hablamos con tal ardor de la vía espiritual y de los misterios del Veraz que
olvidamos que yo era un hombre y ella una mujer. Más tarde, cuando terminamos
nuestra conversación, sentí que yo no era más que un pobre hombre y ella, por j el
contrario, una mujer llena de sabiduría y fervor 33.
La muerte física de la mística basorí no ha conseguido minar y socavar su memoria,
puesto que se ha vuelto eterna y su existencia continúa siendo imprescindible en cualquier
experiencia mística, un ejemplo irrefutable de renuncia al mundo, de sacrificio del Yo por un
bien superior. Su testimonio fluye desde el instante en que hizo su aparición en el mundo hasta
el momento en que lo abandonó. Rabi’a es, sin lugar a dudas, uno de los pilares del sufismo y
de la mística en un sentido más amplio. La espiritualidad de esta mujer extraordinaria se ha
destacado de tal manera que se ha convertido en patrimonio de las enseñanzas sufíes.
En resumen, aunque la insigne Rābi‘a no dejó ningún texto escrito por sí misma, existe
un consenso entre los estudiosos sobre el tema del amor divino de índole mística, o lo que se
conoce en árabe como « maḥabba», al considerar a Rābi‘a como la pionera, ya que fue la
primera en introducir este motivo entre los místicos musulmanes. En esta dirección apunta AlḤafnī 34 al sostener que Rābi‛a pertenece a la vanguardia de los auténticos sufíes, y se le atribuye
la fundación de la escuela del amor divino en el contexto islámico.
Oh mi esperanza, mi reposo, oh mi alegría,
El corazón no quiere amar a otro sino a Ti.
¡Oh mi alegría, oh mi vida para siempre!
en Ti, mi origen, en Ti mi embriague 35.
Referencias bibliográficas
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 81.
SMITH, Margaret. Op. cit., p. 37.
33
TABUYO ORTEGA, María. Op. cit., p. 76.
34
AL-HAFNĪ, ʽAbd al-Munʽim. Op. cit., p. 90.
35
Ibid., pp. 71-72.
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