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Zaragoza/Cerro de los Chichimecas, Michoacán, un punto de confluencias culturales Eugenia Fernández Villanueva-Medina1 Las investigaciones arqueológicas realizadas durante los últimos 20 años en la región de El Bajío y el Centro-Norte de México, han aportado información muy relevante para la construcción de su historia prehispánica. Si bien hubo esfuerzos previos importantes por parte de investigadores como Muriel Porter, Shirley Gorenstein, Michael Snarskis, Beatriz Braniff, Ana María Crespo, Carlos Castañeda, Rosa Brambila, Juan Carlos Sanit-Charles y otros desde los años 40, 70 y 80, pocos proyectos involucraron la excavación de contextos a partir de los cuales se pudieran conocer con detalle los rasgos característicos de la región y su cronológica, así como de uso de espacios arquitectónicos y técnicas y sistemas constructivos. Los avances logrados hasta ahora en la mayor parte del estado, ofrecen un panorama general de distribución de rasgos en el espacio regional, cuya interpretación es justamente lo que se intenta hacer en este trabajo, considerando que muchos de esos rasgos se encuentran presentes en Zaragoza/Cerro de los Chichimecas y que esa presencia denota algún tipo de relación o interacción con su vecinos inmediatos y en un nivel un poco más amplio. UBICACIÓN Zaragoza/Cerro de los Chichimecas se localiza en el municipio de La Piedad, al noroeste de Michoacán, en la colindancia con el estado de Guanajuato. Este punto es actualmente un importante nodo de comunicación en el centro-occidente del país, que sirve como enlace entre diversas regiones y permite el tránsito de personas y productos. Sin duda, ésta ha sido su característica principal a lo largo de la historia, iniciando en los tiempos prehispánicos (Fig. 1). Para fines de este trabajo, considero que el sitio se ubica en un umbral estratégico, entendido éste como sinónimo de frontera, como una franja de contacto e interacción, por lo que los resultados de la investigación darán luz sobre las relaciones interregionales en el Centro Norte de Mesoamérica. 1 Centro inah Michoacán. 191 Como proceso social, un umbral involucra un intercambio entre grupos distintos, lo cual no implica necesariamente el factor “conflicto” o “competencia”, que a menudo suele relacionarse con ella y sí, en cambio, puede manifestarse en un “enriquecimiento” cultural que arqueológicamente se detecta a partir de las presencias/ausencias de rasgos en la cultura material. El devenir humano se desarrolla en dos dimensiones: espacio y tiempo. En lo referente al espacio, ubicamos a Zaragoza/Cerro de los Chichimecas en la Vertiente del Lerma Medio, a la orilla del río Lerma, en una meseta aislada de baja altura sustancialmente modificada con terrazas, nivelaciones y senderos; el conjunto principal de estructuras está a los 1748 msnm. Tiene un escape visual al Bajío y está respaldado por un frente rocoso (Fig. 2). En cuanto al tiempo, Zaragoza/Cerro de los Chichimecas se desarrolló durante el Epiclásico2, época caracterizada por la caída de Teotihuacán como centro hegemónico; por la presencia de una serie de unidades equipolentes en diferentes esferas de interacción; por un rompimientos en los sistemas políticos, lo que llevó a conflictos, migraciones y una importante reorganización territorial (Sánchez, 2013). En El Bajío, aunque se tienen evidencias de desarrollos culturales muy tempranos, principalmente en la región de Acámbaro y Chupícuaro, Guanajuato, y al norte de la cuenca de Cuitzeo, la gran mayoría de los asentamientos corresponden al Epiclásico. Como producto de las diferentes temporadas de excavación en el sitio, se han recuperado una serie de materiales y se han identificado sistemas constructivos y configuración de espacios arquitectónicos que son comparables con otros asentamientos contemporáneos de la región. EL SITIO Zaragoza/Cerro de los Chichimecas es un sitio monumental emplazado en las laderas de una formación geológica denominada Mesa de Acuitzio. Los antiguos pobladores de la mesa aprovecharon y se adaptaron a su entorno mediante terrazas artificiales y de una serie de senderos de acceso a los diferentes espacios que lo conforman. Las laderas norte, oriente y sur presentan una importante cantidad de terrazas agrícolas y habitacionales, mientras que el área pública del asentamiento se construyó en una nivelación ubicada en su lado noreste, al pie de un frente rocoso (Fig. 3). 2 Según fecha calibrada con doble sigma y 95% de probabilidad: 680-970 dne [Beta] 192 El espacio público del lugar se erigió con un eje longitudinal norte-sur. En el extremo norte puede adivinarse la presencia de una enorme área cuadrangular de aproximadamente 100 por 87 metros, en cuyo lado oriente se construyó un basamento piramidal, aparentemente el más grande del sitio (Fig. 4); el lugar presenta un desnivel con eje oriente-poniente más o menos a la mitad y en dicho desnivel se puede observar lo que posiblemente fuera una plataforma. Lo general de esta descripción obedece a que esta parte del sitio no ha sido excavada y a que el terreno está muy cubierto de vegetación. Inmediatamente al sur, a 20 metros de distancia y a una altura un poco mayor, se localiza el conjunto arquitectónico denominado Conjunto 1, éste sí excavado y restaurado. A diferencia del gran espacio descrito, la plaza 1 fue construida en un terreno de forma trapezoidal, nivelado artificialmente. El extremo más ancho, de 35 metros de largo se ubica hacia el oriente; casi al centro de este trapecio, se erigió un edificio –la estructura 2– que presenta por lo menos tres momentos constructivos (Fig. 5). Dicho edificio es un basamento piramidal de 24 por 21 metros de largo y ancho, cuya escalinata, ubicada al poniente da a una plaza rectangular cerrada –Plaza 1–, de 30 por 18 metros, delimitada por un muro bajo. Al sur de la plaza se construyó una pequeña plataforma –Estructura 3– de 13.7 por 9 metros con una escalinata en el centro de su cara norte, la que da hacia la plaza. Casi cincuenta metros al sur del conjunto 1, siguiendo el mismo eje, se localiza el conjunto 2, en el que predomina una cancha para juego de pelota, con orientación norte-sur, construida en una nivelación artificial que cubrió una subestructura (Estructura 4) consistente en dos muros con dirección norte sur, separados entre sí por 1.65 metros, un tercer muro orientado oriente-poniente que hace esquina con uno de los muros mencionados; al norte de los muros, separado aproximadamente un metro de ellos, se ubica un cuadro de un metro por lado, construido con bloques perfectamente tallados y acomodados. Esta estructura fue totalmente cubierta por un talud una vez que se construyó la cancha. La cancha para el juego de pelota tiene forma de doble T o I latina y está flanqueada por dos estructuras alargadas compuestas por dos cuerpos (Fig. 6). Mide 56 metros de largo por 27 metros de ancho, incluyendo aquellas; el ancho de la cancha es de 15 metros. Los cabezales miden 23 metros de largo por 5 de ancho y están limitados por módulos rectangulares de 5 por 2.15 metros en promedio. El primer cuerpo de la estructura lateral oriente mide 45 por 6 metros de largo y ancho respectivamente, mientras que el segundo tiene 43 metros de largo por 3 de ancho y .8 metros de altura al exterior. El cuerpo inferior de la estructura lateral poniente es ligeramente más ancho que el de la oriente, mide 6 metros por 45 de largo; el cuerpo superior es de 43 por 3.5 de largo y ancho respectivamente. En ambas estructuras laterales existen escalinatas por el exterior, localizadas aproximadamente a la mitad de los 193 cuerpos por su lado más largo. La cancha para juego de pelota no está aislada; forma parte de un conjunto arquitectónico, presumiblemente correspondiente a la última fase de ocupación de este sitio. Además de las escalinatas mencionadas, la cancha tiene otros dos accesos; el primero de ellos localizado en su extremo suroeste, que conecta la cancha hacia el sur con un espacio denominado Plataforma Sur, que será descrito posteriormente y que se encuentra en un mismo nivel. El segundo acceso se ubica en el otro extremo, es decir, el noreste de la cancha, a la cual se entra a través de una escalinata desde un nivel más bajo (Fig. 7). Por su extremo norte, la cancha es abierta, pero al sur, está limitada por una plataforma de baja altura. Inicialmente se creía que dicha plataforma formaba parte de la estructura 1 que tenía una forma de “L”, pero gracias a las excavaciones realizadas recientemente, sabemos que se trata de dos estructuras entre las que había un pasillo que fue tapiado en época prehispánica, a fin de modificar los espacios constructivos y de tender una especie de puente para unir ambas estructuras. Esta plataforma tenía un tamaño inicial de 17 por 15 metros y estaba separada de la denominada Estructura 1, por el pasillo de 2.3 metros de ancho que corría de norte a sur. Al sur de esta plataforma, se encuentra una pequeña plaza –anteriormente llamada Plataforma Sur–, de forma rectangular que mide 30.5 por 16.5 metros de largo y ancho respectivamente y donde se han localizado muros de cuartos en sus extremos poniente, oriente y sur. La unidad habitacional ubicada al poniente, excavada en el año 2000, está ligada con el acceso sur a la cancha. Hacia el oriente de la cancha, separada de ésta por un pasillo, se encuentra la estructura 1, cuyas dimensiones son de 34 por 29 metros, siendo la parte más larga la que corre de oriente a poniente. Este edificio tiene dos escalinatas de acceso, la primera de ellas ubicada en su cara norte, desembocando a una plaza, originalmente denominada Plataforma Norte3, actualmente llamada Plaza Norte, de 34 por 18 metros, delimitada por un muro perimetral; la segunda escalinata se ubica al poniente, justo en el límite del pasillo que separa a esta estructura de la cancha para juego de pelota y donde éste fue tapiado. Los antiguos pobladores de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas utilizaron un recurso para mantener la estructura en pie, dado que su lado poniente sufrió de derrumbes identificados en el contexto arqueológico. Tal recurso consistió en la construcción de una banqueta circundante a manera de contrafuerte; ésta corre por los lados oriente y sur y mide entre 1.60 y 2 metros de ancho. La altura varía, pues el edificio fue construido siguiendo la topografía natural de la ladera. 3 La nomenclatura inicial fue asignada por Cárdenas en la primera temporada del proyecto. Los avances en los trabajos han ido modificando la nomenclatura dado que se han podido identificar con más detalle cada uno de los espacios arquitectónicos. 194 Continuando con la disposición general de los conjuntos arquitectónicos hacia el sur, se localizan un par de estructuras cuadrangulares denominadas 5 y 6, sólo la segunda ha sido excavada y restaurada y fue la que hasta el momento ha arrojado mayor cantidad de información. La Estructura 6 ha sido interpretada como un temascal, dada la presencia de algunos elementos arquitectónicos (un drenaje que corre hacia afuera de la estructura por el costado sur), cerámicos (la existencia de grandes ollas contenedoras con claras evidencias de haber sido expuestas repetidamente al fuego) y simbólicos (principalmente dos representaciones fálicas, relacionadas con la fertilidad). El edificio mide 12.6 por 10 metros, y presenta una desviación de 10° al poniente. Su acceso es por el norte a través de una escalinata de 4 peldaños que conduce a un pasillo desde el que se accede a un espacio hundido de 3.5 por 2.25 metros en promedio de largo y ancho respectivamente. Éste último es el que funcionaría como temascal propiamente dicho. ESPACIOS ARQUITECTÓNICOS Sistemas constructivos. Zaragoza fue construido en las laderas de una formación geológica de baja altura, denominada Mesa Acuitzio, a la usanza generalizada de la región de El Bajío. El sistema constructivo de la estructura 2 consiste en un núcleo de piedra y lodo, aprovechando el recinto erigido en la primera etapa del sitio a manera de cajón constructivo. Después de ese núcleo construyeron un muro de “respaldo” con piedras en seco, para finalmente recubrirlas con bloques de piedra tallados rectangularmente, unidos entre sí con una mezcla de lodo. El aparejo de las fachadas consistió en colocar las piedras de forma vertical, dando lugar a alineamientos verticales, después de 4 o 5 hiladas horizontales, colocaban una línea de bloques más pequeños en sentido también horizontal, para luego volver a colocar hiladas verticales de bloques grandes. Las fachadas muestran un solo cuerpo en talud, que presumiblemente fue rematado con un tablero4 (Fig. 8). En la cancha del juego de pelota, el terreno natural fue nivelado con una capa de tierra café con poca piedra; posteriormente, dicha capa fue cubierta con un empedrado hecho con rocas de entre 5 y 15 cm que mide 20 cm de espesor en promedio; finalmente, se colocó un apisonado de tierra arenosa de aproximadamente 10 cm de espesor. Una característica de estructuras laterales y los cabezales de la cancha es que fueron construidos con base en módulos adosados. 4 En la fachada poniente del edificio se observa lo que posiblemente fue el inicio del tablero con se remataba. 195 En la unidad habitacional se identificaron cimientos con piedras de grandes dimensiones, sobre las que se colocaron piedras careadas unidas entre sí con mortero de lodo y pequeñas lajas. Los muros tienen doble cara, la parte central fue rellenada con cantos rodados. Las piedras eran revestidas con un fino aplanado de barro y además se encontraron evidencias de bajareque, lo que hace pensar que la parte alta de los muros era de este material. Etapas constructivas. En los edificios excavados hasta ahora pueden observarse hasta tres etapas constructivas. Tal es el caso del espacio donde se encuentran el Montículo 2 y la Plaza 1. Inicialmente se niveló el terreno en una gran explanada sobre la que se construyó un recinto porticado con el acceso por su cara poniente. Posteriormente, dicho recinto fue cubierto por un montículo y ampliado y proyectado a la parte superior del mismo. En ese mismo momento constructivo se delimitó la plaza con un muro perimetral. El tercer momento consistió en un nuevo crecimiento del recinto interior y la construcción de una última etapa constructiva del montículo, así como el aprovechamiento del muro perimetral sur para construir la plataforma que se puede observar actualmente flanqueando la plaza por ese mismo punto cardinal –la Plataforma 3–. En el Montículo 1 existe una subestructura, que fue en algún momento completamente cubierta. También se aprecia la banqueta que corre por sus costados oriente y sur, construida posteriormente a manera de contrafuerte para contrarrestar los derrumbes, sobre todo de la esquina sureste del edificio. Otras estructuras del sitio también muestran evidencias de adosamientos, crecimientos o tapias; tal es el caso de la Estructura 6, en la que se observa una serie de ampliaciones por varios de sus lados y del pasillo entre el Montículo 1 y la Plataforma 1, el que fue tapiado intencionalmente. La cancha para juego de pelota fue construida en el último momento de ocupación de este sitio, junto con la Estructura 3. FUNCIÓN DE LOS ESPACIOS Espacios rituales. La existencia de los espacios descritos anteriormente es reflejo del desarrollo de actividades públicas en las que se concentraba parte de la población. Entre esas actividades, en Zaragoza/Cerro de los Chichimecas, destaca, sin lugar a dudas, la práctica ritual del juego de pelota. La relevancia de ésta se debe a que el juego de pelota era una actividad mesoamericana que inició desde el período formativo en sitios como Paso de la 196 Amada, Chiapas o el Opeño. Michoacán (Oliveros y Scheffler, 2004), por mencionar sólo algunos. En el norte de Michoacán se encuentran varios sitios con canchas para juego de pelota y materiales cerámicos que permiten fecharlos, de manera relativa, hacia el Epiclásico; en cambio, hacia el norte y oriente de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas, la cantidad de canchas disminuye considerablemente pese a presentar también una ocupación importante durante el Epiclásico; si duda, ésta circunstancia refuerza la hipótesis de ser una región de confluencias culturales, en la que hay también una serie de particularidades en algunos de los asentamientos. Unidades habitacionales. En Zaragoza/Cerro de los Chichimecas se han identificado a nivel de superficie una buena cantidad de alineamientos que presumiblemente corresponden a unidades habitacionales; lamentablemente, hasta hora no se ha logrado excavar ninguna de ellas, pero la presencia de materiales netamente domésticos –metates y manos, fragmentos de ollas y platos– es abundante en sus inmediaciones, además de su ubicación en las terrazas artificiales de la Mesa Acuitzio y las dimensiones que presentan. La única unidad habitacional excavada hasta ahora es la UH1, ubicada en la Plataforma Sur. Por su ubicación podría tratarse de una unidad perteneciente a parte de la élite que habitaba en el sitio; sin embargo, no existe hasta ahora ningún dato concluyente. Terrazas habitacionales/agrícolas. Las laderas de la Mesa Acuitzio fueron aprovechadas intensivamente por la población de Zaragoza mediante la construcción de terrazas utilizadas tanto para cultivo como para habitación. La superficie cubierta por ellas rebasa las 190 hectáreas en las laderas noreste y sur principalmente. En tres de estas terrazas se ha identificado la presencia de canales de desagüe o de conducción de agua. Se llevaron a cabo nucleaciones en el sitio, aunque no se han realizado los análisis correspondientes; no obstante, en excavación se han recuperado restos de mazorca de maíz. Espacios funerarios. Hasta el momento en Zaragoza se han excavado dos entierros múltiples asociados a estructuras arquitectónicas localizadas en el área nuclear del sitio. Uno de ellos directamente relacionado con el muro oriente de la Estructura 6 –el temascal– y el otro ubicado en una terraza a escasos 8 metros al sureste de la Estructura 1, en la esquina sureste (Fig. 9). En el primero de fueron inhumados dos infantes y nueve adultos en diferentes momentos; entre ellos sólo cinco son entierros primarios5, la disposición general de los 5 Con base en la disposición anatómica de los esqueletos puede afirmarse que algunos de ellos fueron removidos para hacer espacio a los individuos depositados posteriormente. 197 cuerpos era en decúbito dorsal extendido con el cráneo hacia el oriente; el segundo entierro incluye un total de 8 a 9 individuos, todos ellos son entierros primarios; cinco de los cuerpos están en decúbito dorsal extendido: un infante con la cabeza hacia el sur y cuatro adultos cuyos cráneos estaban orientados hacia el este. Uno de los cuerpos se hallaba sobre sus piernas posiblemente en posición de genuflexión. Dos cuerpos más fueron enterrados de una manera peculiar, pues estaban en posición extendida, uno sobre otro, uno con el cráneo hacia el oriente y el otro hacia el poniente6; sobre ellos había 3 piedras, colocadas exprofeso, ejerciendo una fuerte presión. Todos estos son entierros primaros. Además de estos entierros primarios, pudieron observarse algunos montones de huesos que esperan a ser analizados por los especialistas. Durante la preparación del terreno para la construcción del sendero de acceso al sitio se encontró un entierro infantil simple, con una ofrenda consistente en un pequeño cajete café y un plato trípode. CULTURA MATERIAL Cerámica. La alfarería de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas es prácticamente la misma que se encuentra en todo El Bajío, se han logrado identificar hasta ahora 14 tipos cerámicos, aunque para la región7 existen otros 14 que no se han encontrado hasta ahora en el sitio. Sin embargo, las tres tradiciones cerámicas principales que caracterizan al centro-norte de Mesoamérica están presentes: el Rojo sobre Bayo, el Café Pulido y el Blanco Levantado; no obstante, existen variantes locales que indican una tradición propia de los habitantes de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas (Fernández, 2013). Las técnicas decorativas más comúnmente empleadas en este sitio son la decoración incisa y la pintura al negativo. Entre los objetos cerámicos más comunes encontramos: ollas, cajetes, cuencos, vasijas con base pedestal8, cucharones, tejos, cuentas de collar y malacates; también se encontró una ocarina y fragmentos de figurillas, una zoomorfa y una antropomorfa elaboradas en barro. 6 Es importante señalar que se menciona que son dos cuerpos dado que únicamente aparecen dos cráneos, sin embargo, falta el análisis de antropología física para determinar si son dos cuerpos en posición anatómica o si se trata de un osario en el que fortuitamente los cráneos quedaron dispuestos de esa manera. 7 Lo anterior se basa en un taller llevado a cabo en el 2007 donde se compararon materiales de 4 sitios: Zaragoza/ Cerro de los Chichimecas, Cerro Barajas, Peralta y Cóporo. 8 Algunos investigadores que trabajan la región del Bajío se refieren a estas vasijas como copas, dato importante al llevar a cabo análisis comparativos de la cultura material a nivel regional. 198 Como materiales alóctonos9 elaborados en barro, tenemos dos ejemplares recuperados en los entierros múltiples excavados hasta ahora. Ambos son objetos del tipo Chupiri (Café Pulido), reutilizados y redecorados para su función funeraria. Uno de ellos es un cajete, cuyas paredes fueron raspadas para posteriormente ser decoradas con pintura de estuco; igual caso es el de un cajete de paredes rectas altas. La técnica decorativa utilizada en estos cajetes es similar a la utilizada en la región de Cuitzeo. Otro material cerámico alóctono son las llamadas Tapaderas Capiral, cuyo origen se encuentra en Apatzingán, Michoacán. Los ejemplares hallados en el sitio corresponden a parte de las ofrendas del entierro múltiple 2 (Fig. 10). Lítica. Entre los objetos y restos de objetos o de procesos de producción se han encontrado diversas formas y materias primas, destacando la obsidiana, cuya procedencia precisa aún no se determina; no obstante se han podido identificar objetos tallados en obsidiana bicolor (negó/café) procedente de la mina La Guanumeña, localizada en el yacimiento del Cerro Zináparo, distante 23 kilómetros en línea recta. Se registraron artefactos diversos elaborados en obsidiana como cuchillos, puntas de proyectil, raspadores, raederas, navajas y navajillas prismáticas, además de 3 excéntricos (Fig. 11). En la Estructura 6 –el temascal–, durante las excavaciones, se registraron 16 objetos –núcleos y raspadores– elaborados mayoritariamente en riolita, aunque hay dos en basalto y uno en obsidiana. Del mismo modo se recuperaron14 pulidores de basalto, algunos de ellos asociados directamente a alguno de los individuos inhumados en el entierro múltiple 1 y dos esferas del mismo material. En diversos puntos del sitio, incluyendo las inmediaciones de la banqueta poniente del juego de pelota, se recuperaron varios fragmentos y manos de metate, así como pulidores y hachas de basalto y andesita. Lapidaria. Entre los objetos recuperados en las excavaciones destacan dos cuentas planas rectangulares que –según los análisis de laboratorio ladipa– fueron elaboradas en caolinita o dickita. Lamentablemente, dichos objetos se hallaron en el escombro que se retiró durante la liberación de la estructura número 2, por lo que desconocemos su contexto original. En el entierro múltiple 2, también se encontró un objeto –posiblemente un pendiente– tallado en piedra blanca que “…podría tratarse de un cuarzo (sic) blanco o lechoso… sin embargo, es necesario profundizar en la caracterización del material para corroborar esta 9 Un dato interesante a resaltar aquí es que si bien las formas y muy probablemente la procedencia de los cajetes sea local, la técnica decorativa aplicada posteriormente con estuco no es una tradición local; por ello es que los menciono como materiales alóctonos 199 hipótesis” (Quintero, 2013). Asociado al mismo individuo que el objeto anterior, se recuperó un pequeño mosaico de turquesa, que a decir de Quintero –técnico responsable del análisis preliminar–, pudiera tratarse de una turquesa “…debido a la similitud con la composición química propia de este mineral” (ídem), aunque no establece conclusiones definitivas al respecto. Recordemos que los yacimientos de turquesa más cercanos están en Chihuahua y en el suroeste de los Estados Unidos (Fig. 12). Concha y hueso. Hasta ahora se han encontrado en contexto arqueológico únicamente fragmentos de concha sin trabajar, principalmente en un basurero ubicado al norte del cabezal norte de la cancha del juego de pelota; también se les asocia directamente con la escalinata de la banqueta poniente del mismo edificio y con el temascal. Sin embargo falta analizar los ejemplares para identificar las especies a las que corresponden. Entre los objetos hallados en las excavaciones se cuentan algunas piezas elaboradas en hueso, tal es el caso de algunos punzones, agujas y pendientes decorativos. Escultura. En el sitio se han encontrado escasas muestras de escultura; sin embargo puedo afirmar que los pocos ejemplares hallados son significativos, dada su representación y el contexto en el que fueron encontrados. La primera de ellas es una cabeza humana con una banda en la frente; lamentablemente, este objeto fue hallado entre el escombro producto de la liberación de las estructuras del sitio. Otros tres ejemplares fueron recuperados en excavación, de modo que se tiene bien registrado su contexto y su asociación cultural. Uno de ellos corresponde a una representación zoomorfa –se asemeja a una serpiente– en la que se identifican claramente los ojos y las fauces. Se trata de un bloque casi cuadrangular de andesita, perfectamente tallado por 5 de sus 6 lados; sus dimensiones son de 33 por 36 por 17 cm. Esta escultura fue hallada en una de las nivelaciones artificiales ubicadas entre la Estructura 3 y el complejo de la cancha del juego de pelota. Los otros dos ejemplares escultóricos se encontraban en el temascal y ambos ostentan la forma de un falo; uno de ellos se encontró incrustado en el último escalón de acceso al edificio, al centro del mismo y frente al pasillo de acceso al recinto que se encuentra hundido con respecto al nivel superior del inmueble. Indiscutiblemente la escultura tiene una clara carga simbólica referente a la fertilidad, relacionada con la práctica ritual del juego de pelota; el otro falo es de menor tamaño y se encontró en uno de los espacios cerrados de la estructura (Fig. 13). Petrograbados. Sin duda uno de los rasgos característicos de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas es la abundancia de manifestaciones gráfico rupestres en su modalidad de petrogra200 bados. Los hay aislados, en conjuntos, en bloques, asociados directamente con estructuras, formando incluso parte constructiva de ellas (Nicolau, 2002). Se representan una gran cantidad de diseños y motivos decorativos, entre los que destacan las espirales. Recientemente fue elaborado un análisis espacial de la distribución de los petrograbados en el sitio10, que arrojó resultados interesantes en torno a la asociación entre los diseños representados en los petrograbados, así como entre éstos y los espacios arquitectónicos. COMPARACIÓN REGIONAL Plazuelas. Sin duda, Zaragoza/Cerro de los Chichimecas y Plazuelas son los sitios más similares entre sí que se han explorado en la región (Castañeda, 2007); si bien su emplazamiento y su patrón arquitectónico son diferentes, el sistema constructivo de los montículos es esencialmente el mismo, además de la orientación y las dimensiones de la cancha para juego de pelota. Los tipos cerámicos identificados en ambos sitios coinciden significativamente aunque falta aún trabajar en un análisis comparativo sistemático. En lo que se refiere a las manifestaciones gráfico-rupestres, Plazuelas y Zaragoza/Cerro de los Chichimecas coinciden en muchos de los motivos representados en los petrograbados, no obstante, en Plazuelas su número es casi siete veces mayor que en el sitio michoacano. Plazuelas se caracteriza, además, por la existencia de maquetas tridimensionales talladas en afloramientos naturales de roca (Castañeda, 2000), rasgo ausente hasta ahora en Zaragoza/ Cerro de los Chichimecas. Lo más parecido, encontrado en éste último sitio, es la representación de la planta de un asentamiento11 en la cara superior de una gran roca. Dicho grabado muestra estructuras piramidales y otros espacios arquitectónicos (Fig. 14). Cerro Barajas. En lo que se refiere a la arquitectura, Cerro Barajas y Zaragoza/Cerro de los Chichimecas son muy diferentes. En los asentamientos de Cerro Barajas (Pereira, Michelet y Migeon, 2007) el material más utilizado es la piedra laja, colocada “en seco” en altos y gruesos muros, dando lugar a edificios de dos o más niveles. Son comunes los almacenes o cuartos subterráneos, en los que incluso hay peldaños incrustados en las paredes para poder descender y ascender. Sin embargo, en lo que se refiere a la cerámica, los materiales son prácticamente idénticos, incluso en las formas, técnicas y los motivos decorativos. Ambos sitios coinciden en la 10 Elaborado por la Mtra. Susana Meave. 11 Que muy probablemente corresponde al sitio de Plazuelas 201 presencia de 10 tipos cerámicos, aunque en los dos hay otros tipos exclusivos de cada uno de ellos. Es de notar que en ambos casos, el principal tipo cerámico asociado a los contextos funerarios es el Chupiri o Café Pulido y/o Inciso. En el Cerro Barajas, aunque existen, no se reporta la presencia significativa de manifestaciones gráfico-rupestres a diferencia de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas donde se han registrado 179 petrograbados o más de 1200 en Plazuelas. Las prácticas funerarias de la fase Barajas difieren de los patrones excavados en Zaragoza/ Cerro de los Chichimecas. Mientras que en Barajas los individuos eran enterrados por regla general de manera individual en una fosa sencilla (Migeon y Pereira, 2008), en Zaragoza/ Cerro de los Chichimecas lo eran en espacios abiertos, de manera múltiple12, delimitados por piedras naturales. Un punto de coincidencia son las ofrendas asociadas a los individuos inhumados. Peralta. Las similitudes arquitectónicas entre Peralta y Zaragoza/Cerro de los Chichimecas son prácticamente inexistentes, tanto en los sistemas constructivos como en la concepción misma del tipo de espacios arquitectónicos. En Peralta destaca la presencia de los patios hundidos, tradición arquitectónica típica –aunque no exclusiva– de El Bajío durante el Clásico-Epiclásico (Cárdenas 1999, 2007). La monumentalidad de ese sitio es notoria, como lo es la ausencia del elemento juego de pelota. Sin duda estas diferencias arquitectónicas reflejan diferencias en las prácticas culturales llevadas a cabo por la población de ambos sitios. La alfarería de ambos sitios es muy similar, aunque las proporciones de los tipos son diferentes. En Peralta, el tipo más ampliamente representado es el Sábila (Negro/Naranja), que está ausente en Zaragoza/Cerro de los Chichimecas; sin embargo, comparten otros nueve tipos y elementos iconográficos, así como técnicas decorativas, principalmente la pintura al negativo y el esgrafiado. En Peralta, a diferencia de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas, Plazuelas o Cerro Barajas, únicamente se ha encontrado un petrograbado. Otras regiones. Zaragoza/cerro de los Chichimecas comparte rasgos también con el norte de Michoacán, destacando la práctica del juego de pelota, la profusión de los petrograbados y muchos elementos cerámicos, principalmente en cuanto a formas y utillaje en general. Igualmente sucede con la cuenca de Sayula y con los Altos de Jalisco, regiones con las que hay similitudes ya sea en prácticas culturales como en materiales arqueológicos. 12 Sin embargo es importante señalar que no se tiene claridad en si los depósitos de varios individuos fueron simultáneos o en eventos diferentes. Dada la disposición de los cuerpos, podemos suponer que algunos cuerpos fueron inhumados en un solo evento, pero que también hubo reutilización posterior del espacio funerario. 202 CONCLUSIONES A manera de conclusión podemos afirmar que la ubicación estratégica de Zaragoza/Cerro de los Chichimecas se refleja en la confluencia de rasgos materiales y arquitectónicos compartidos tanto a nivel regional como mesoamericano. Sin embargo, las particularidades de cada uno de los asentamientos mencionados en este trabajo, muestran también la relativa autonomía y heterarquía de los grupos asentados en la región de El Bajío durante el Epiclásico. Como cuentas pendientes para entender mejor la dinámica poblacional de la región en esa época queda el análisis de los restos humanos a nivel de ADN para poder constatar los posibles movimientos y alianzas establecidas entre la antigua población prehispánica que habitó el llamado centro-norte de Mesoamérica. BIBLIOGRAFÍA Cárdenas García, Efraín 1999 El Bajío en el Clásico: análisis regional y organización política, El Colegio de Michoacán, Zamora, México. 2007 “Peralta”, en Zonas Arqueológicas en Guanajuato. Cuatro Casos: Plazuelas, Cañada de la Virgen, Peralta y el Cóporo, Guanajuato, fiarca, Ediciones La Rana, Instituto Estatal de la Cultura, Guanajuato, pp. 187-249. 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