REVISTA DE FILOLOGÍA ESPAÑOLA (RFE),
LXXXVI, 1.o, 2006, págs. 127-149, ISSN: 0210-9174
INNOVACIÓN Y DIFUSIÓN DEL CAMBIO
LINGÜÍSTICO EN MADRID
ISABEL MOLINA
Universidad de Alcalá
1. INTRODUCCIÓN
El propósito de estas páginas es examinar tres cambios de la lengua española correspondientes al nivel fónico: la relajación de la sibilante implosiva, el
yeísmo y la elisión de la dental sonora en posición intervocálica. El análisis se
centrará en la Comunidad de Madrid, en contacto con las dos Castillas y con
una posición administrativa y económicamente estratégica. Las tres comunidades ocupan la Meseta Central, territorio de confluencias lingüísticas y cruce de
isoglosas de algunos de los fenómenos fónicos que históricamente separan las
hablas castellanas de las meridionales.
Tradicionalmente, esas hablas no han recibido la atención necesaria, tal vez
porque la creencia de su identidad con la lengua estándar las ha alejado del interés de los dialectólogos. Sin embargo, la reciente publicación de dos atlas regionales 1 que cubren la mayor parte de esa zona va a permitir importantes
avances en el estudio de la variación diatópica, base sobre la que se podrá incorporar la investigación sociolingüística de los núcleos urbanos castellanos.
En este sentido, Madrid capital es especialmente adecuada para estudiar el
cambio lingüístico por haber estado sujeta a importantes movimientos demográficos cuyas consecuencias podrán abordarse desde la perspectiva del contacto dialectal. La investigación sociolingüística de las ciudades españolas ha cubierto ya una serie de huecos en el área metropolitana madrileña, gracias a lo
cual se puede realizar una comparación de la marcha de los procesos fónicos.
1
M. Alvar, Atlas Lingüístico de Castilla-León, Madrid, Arco Libros, 1998, 3 vols.; P. García
Mouton y F. Moreno Fernández, Atlas Lingüístico y etnográfico de Castilla-La-Mancha. Los
materiales comenzaron a editarse por internet en mayo de 2003; pueden consultarse en http://
www.uah.es/otrosweb/alecman. Para el nordeste de la provincia de Madrid vid. A. M. Ruiz, Estudio fonético del nordeste de la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares, PPU Alcalá, 2003.
Asimismo, P. García Mouton e I. Molina están realizando encuestas dialectales en la Comunidad
de Madrid. Proyectos: PB97-1166 y BFF2002-01087.
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2. MADRID,
ISABEL MOLINA
CENTRO DE INMIGRACIÓN Y CONTACTO DIALECTAL
La inmigración que llegó a Madrid durante los años sesenta y setenta procedía de Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y Castilla-León 2. Aunque la población creció en toda la región ininterrumpidamente desde principios
del siglo XX, el mayor aumento se dio en la ciudad, que en los años setenta
reunía al 95,7 % del total de la Comunidad. En ese periodo confluyen dos procesos que escalonan la llegada de trabajadores. Por una parte, la capital recibe
población de las regiones vecinas; por otra, desde 1970 se lleva a cabo una política de descongestión de la capital para difundir la industria, primero a los
municipios del área metropolitana y después, a otros puntos más alejados de la
capital. Como resultado, algunas localidades del sur y del este de la región pasaron a formar parte del «Gran Madrid». La inmigración se instaló en los municipios madrileños y en los barrios periféricos de la ciudad, en un proceso tan
intenso que hoy día no es fácil encontrar madrileños cuyas familias sean originarias de Madrid. Los movimientos de población tuvieron como resultado el
contacto dialectal, a veces en un doble sentido: los que llegaban a la ciudad
entraban en contacto con la norma madrileña pero además, cuando retornaban
a su lugar de origen, ya habían incorporado usos propios de la capital.
Entre la ciudades del entorno que han participado del proceso de industrialización y acogida de inmigrantes nacionales, han sido objeto de estudio sociolingüístico primero Getafe 3, al sur de la región, y con posterioridad, Alcalá de
Henares 4, al este, en el Corredor del Henares.
Alcalá de Henares, a 30 kms. al este de la capital, dejó de ser cabecera de
comarca agrícola para formar parte del área metropolitana dependiente de Madrid. Por su industrialización, la ciudad ha ocupado un papel importante como
núcleo de descongestión de la capital. El crecimiento demográfico, de 19.415
habitantes en 1950 a 165.620 en 1990, se nutría de inmigrantes procedentes en
su mayoría de Castilla-La Mancha, Andalucía, Castilla-León y Extremadura.
Getafe por su parte, a 13 kms. al sur de la capital y dentro de su área me2
En menor medida, también llegaron inmigrantes procedentes de Cataluña, Valencia, Galicia
y País Vasco, sobre todo a finales del siglo XX. Vid. Ayuntamiento de Madrid. Anuario Estadístico, Comunidad de Madrid, INE.
3
P. Martín Butragueño, Desarrollos sociolingüísticos en una comunidad de habla, Tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1991; «La dimensión de las hipótesis sustantivas: datos
sociolingüísticos del sur de Madrid», Variación lingüística y teoría fonológica, México D.F., El
Colegio de México, 2002; «El contacto de dialectos como motor del cambio lingüístico», El
cambio lingüístico. Métodos y problemas, P. Martín Butragueño (ed.), México D. F., El Colegio
de México, 2004, págs. 81-144.
4
Ana Blanco, Estudio sociolingüístico de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares, PPU Alcalá, 2004.
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tropolitana, creció durante los años 60 y 70 de forma tan espectacular que,
hacia 1987, el 93 % de sus 133.581 habitantes era inmigrante, y de estos, prácticamente la mitad procedía del mediodía peninsular. Getafe es un exponente
más de lo que estaba sucediendo en el suroeste madrileño, cuya población no
llegaba a las 50.000 personas en 1960, y en cambio superaba el medio millón
en 1981 5.
De esta compleja situación puede deducirse que en el área metropolitana
madrileña hay un gran dinamismo social del que cabe esperar un reflejo en lo
lingüístico. Madrid es modelo de la norma culta central y foco desde el que
irradian innovaciones lingüísticas que los medios de comunicación contribuyen
a difundir. La convergencia con su norma por parte de la población inmigrante
y sus actitudes compartidas nos obligarán a considerar el «Gran Madrid» como
una comunidad de habla muy extendida 6.
Por otra parte, se ha atribuido a la presencia de inmigrantes el avance hacia
el norte de fenómenos lingüísticos considerados meridionales 7. El contacto entre variedades dialectales, unido a la permeabilidad entre niveles sociales, probablemente haya favorecido el trasvase de influencias lingüísticas. En los años
sesenta, Navarro Tomás explicaba la propagación de vulgarismos en Madrid
por el gran número de inmigrantes que en esa época llegó a la capital. Fenómenos que habían permanecido confinados en el habla de las clases bajas de la
capital ascendieron hasta el nivel de las gentes instruidas en los treinta años
transcurridos entre la guerra civil española y esa década 8. En cambio, por el
momento no se ha demostrado una influencia de otras variedades sobre el habla de la ciudad que se refleje en la sincronía actual.
METODOLOGÍA. MATERIALES
«GRAN MADRID»
3.
SOCIOLINGÜÍSTICOS PARA EL ESTUDIO DEL
Actualmente, para un estudio sociolingüístico del nivel fónico sólo existen
datos de las tres zonas del área metropolitana de Madrid que aquí se analizan:
5
Martín Butragueño, «El contacto de dialectos...», pág. 91.
Como, de hecho, ya señaló en su día P. Martín Butragueño, Desarrollos sociolingüísticos...,
y «El contacto de los dialectos...», pág. 100.
7
Cf. P. García Mouton y F. Moreno Fernández, «Atlas Lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La Mancha. Materiales fonéticos de Ciudad Real y Toledo», Geolingüística. Trabajos europeos, P. García Mouton (ed.), Madrid, CSIC, 1994, págs. 111-153.
8
Navarro Tomás, «Vulgarismos en el habla madrileña», Hispania, L, 1967, págs. 543-45. La
vulgarización del habla madrileña parecía a Navarro Tomás tan intensa en los años sesenta que,
según él, Madrid ya no podía cumplir entonces «el papel que le distinguía como centro
señaladamente representativo del español normal», frente a otras ciudades como Toledo, Cuenca,
Segovia o Ávila, donde se mantenía sin diferencias notorias la misma situación lingüística de
antes de la guerra.
6
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Alcalá de Henares, Getafe y el barrio de Salamanca. Situado en el centro de la
ciudad, el barrio de Salamanca se ha seleccionado por su nivel medio y medioalto. Por contraste, Getafe, en la periferia de Madrid, se clasifica en un nivel
socioeconómico medio-bajo y bajo, semejante al que se encuentra en Alcalá de
Henares, la más alejada de las tres. Esto no significa que el centro urbano deba
identificarse con niveles sociales altos: la realidad es mucho más compleja; en
el centro conviven con las clases altas otras populares que, probablemente, están más próximas lingüísticamente a los barrios periféricos que el barrio de Salamanca. Inversamente, tampoco debe identificarse la periferia de la ciudad con
niveles socioeconómicos bajos, pues cada vez más las clases medias y altas
abandonan el centro de la ciudad para trasladarse a urbanizaciones y municipios del norte y del oeste de la Comunidad.
El distinto estatus de los residentes en cada una de estas áreas genera tensiones sociales que, teóricamente, intervienen en el cambio lingüístico. El análisis de esas tensiones a través de la lengua debería llevar a una mejor comprensión de los procesos de contacto dialectal y de su papel como mecanismo del
cambio lingüístico. En los tres casos se trata de investigaciones realizadas entre
1991 y 2001. Martín Butragueño llevó a cabo una investigación sociolingüística
en Getafe, centrada en el análisis de 17 fonemas consonánticos. La composición
demográfica de esta comunidad la hacía especialmente interesante para estudiar
el contacto dialectal 9, por lo que la muestra sociolingüística, compuesta por 60
informantes, distingue a los nacidos en Madrid y a los inmigrantes 10. Además
del origen geográfico de los hablantes, tuvo en cuenta la variación estilística y
preestratificó la muestra por sexo, edad y nivel educativo 11.
El estudio sociolingüístico de Alcalá de Henares fue realizado por Blanco
como parte de un proyecto más amplio, Dialectos en contacto. Análisis sociolingüístico de Alcalá de Henares 12. El trabajo de Blanco cubre la parte relativa
al habla autóctona de Alcalá de Henares en los niveles fónico y morfosintáctico. La muestra alcalaína se estructuró en forma de red social para medir si
9
De hecho, esta investigación sigue siendo pionera en la sociolingüística hispánica peninsular. El estudio del cambio lingüístico en situaciones de contacto dialectal ha sido durante mucho
tiempo ignorado por la sociolingüística variacionista.
10
Entre los madrileños se incluyó tanto a la minoría autóctona de Getafe, como a personas
procedentes de Madrid ciudad, de otras comunidades madrileñas semejantes a Getafe, y de áreas
semirrurales y rurales de la provincia. Los inmigrantes se clasificaron en cuatro subgrupos: los
procedentes de Castilla-La Mancha (26 %), Extremadura (10 %), Andalucía (8 %) y Castilla-León
(7 %).
11
Se distinguieron dos niveles educativos, alto y bajo, y cuatro grupos de edad: 1. 14-19
años; 2. 20-35 años; 3. 36-55 años; 4. 56 en adelante.
12
Proyecto PB91-0164, dirigido por F. Moreno Fernández. El objetivo del proyecto era conocer, en primer lugar, el habla de los alcalaínos autóctonos para después compararla con la de
los inmigrantes, la de sus lugares de origen y, por último, la de los pueblos de la comarca, menos influidos por variedades foráneas.
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este tipo de estructura podía actuar como mecanismo de refuerzo de la norma
o ser un factor tan determinante como la edad, el sexo o el nivel de instrucción. La red social de Alcalá está formada por 24 hablantes, todos ellos nacidos en la ciudad; la estratificación se hizo por sexo, edad y nivel de instrucción 13 y también se tuvo en cuenta el registro 14.
Estas dos investigaciones han precedido a la de la propia ciudad 15, que comienza el año 2000 como parte del «Proyecto para el estudio sociolingüístico
de España y América» (PRESEEA) 16. En este análisis nos ocuparemos del barrio de Salamanca, el único de los 21 distritos madrileños del que, por el momento, existen datos 17. Está considerado entre los madrileños paradigma de la
burguesía acomodada y ha experimentado pocos cambios, pues el alto precio
de la vivienda ha impedido el asentamiento de inmigrantes en la zona.
13
Se distinguieron tres niveles de instrucción: bajo, medio y alto; cuatro grupos de edad y
dos registros, formal e informal.
14
La clase social no se consideró relevante, pues todos los informantes pertenecían a las clases baja y media baja. En cuanto a la estructura de red, cada sujeto mantenía un promedio de
15,75 relaciones dentro del grupo, esto es, estaba unido a las dos terceras partes de los componentes de la red, lo que significa una densidad media-alta, a mitad de camino entre la baja densidad propia de las comunidades urbanas y la alta de las comunidades rurales.
15
Aunque en los años 80 se llevaron a cabo los primeros trabajos de orientación sociolingüística encuadrados en el «Proyecto para el estudio de la norma culta del español», sólo a partir
de 2000 se han comenzado a realizar análisis variacionistas de una muestra que incluye todos los
niveles sociales y no sólo la norma culta. Para estudiar la norma culta madrileña de los años
setenta puede consultarse M. Esgueva y M. Cantarero, El habla de la ciudad de Madrid. Materiales para su estudio, Madrid, CSIC, 1981.
16
Vid. F. Moreno, «Castilla La Nueva», Manual de dialectología hispánica. El español de
España, M. Alvar (dir.), Barcelona, Ariel, 1996 y F. Moreno, A. M. Cestero, I. Molina y F. Paredes, «La sociolingüística de Alcalá de Henares en el «Proyecto para el Estudio Sociolingüístico
del español de España y América» (PRESEEA)», Oralia, 3, 2000, págs. 149-168. El PRESEEA
preestratifica la muestra por sexo, edad: tres grupos y nivel de instrucción: alto, medio y bajo.
En el barrio de Salamanca se ha postestratificado por clase social atendiendo a los ingresos y a
la profesión de los hablantes.
17
Los materiales recogidos con esta metodología se están analizando actualmente. En lo que
se refiere al nivel fónico, N. Gil Peña se ha ocupado del análisis variacionista de la -/s/
implosiva y de la dental intervocálica en su Estudio sociolingüístico de la fonética de la ciudad
de Madrid, tesina inédita, Univ. de Alcalá, 2004 y en N. Gil Peña, «Estudio sociolingüístico de
la fonética del madrileño barrio de Salamanca (1ª parte)», Español Actual (en prensa). I. Molina
ha estudiado sobre los mismos materiales el yeísmo en el barrio de Salamanca. Los resultados de
ese análisis se presentan aquí por primera vez.
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4.
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TRES
CAMBIOS FÓNICOS EN MARCHA:
GEOGRAFÍA
Y ESTRATIFICACIÓN
SOCIAL
4.1. Yeísmo madrileño
El yeísmo es un cambio de posible origen andaluz 18, menos antiguo que el
debilitamiento de la -s implosiva, pero más próximo a su conclusión. En el
castellano peninsular la innovación sigue dos líneas de difusión, una urbana y
otra rural, que no avanzan simultáneamente. El cambio se cumple primero en
las ciudades y, desde éstas, irradia hacia el medio rural, lo que supone que su
desarrollo espacial no es progresivo, sino que pasa de un centro urbano a otro.
El distinto ritmo de este cambio en el campo y en la ciudad sugiere dos tipos
diferentes de isoglosas: las basadas en datos dialectales, rurales, sitúan el avance del yeísmo en el centro de la Península, pero si nos fijamos, en cambio, en
las ciudades, la innovación llega mucho más al norte.
Como sucede en el conjunto de la geografía española, la cronología del
yeísmo madrileño también es diferente en el medio urbano y en el rural.
En torno a 1930, los datos del ALPI sitúan los pueblos madrileños dentro del
área de alternancia entre yeísmo y diferenciación 19. Setenta años después, el
yeísmo ha alcanzado a los hablantes menores de cincuenta y cinco años en los
pueblos de toda la región, mientras que los mayores mantienen restos de la
distinción en todas las localidades encuestadas con excepción de las más meridionales 20.
Como en otras ciudades, el yeísmo tampoco llegó a la capital desde el
campo madrileño. En Fortunata y Jacinta, publicada en 1886, Benito Pérez
18
Sin entrar en la discusión de si debe atribuirse o no un mismo origen andaluz a todos los
focos castellano-peninsulares desde los que se ha desarrollado el yeísmo, sí parece clara esa influencia en el yeísmo de zonas como Madrid, donde la inmigración meridional ha sido muy importante. Vid. F. Moreno, «Cambios vivos en el plano fónico del español. Variación dialectal y
sociolingüística», Historia de la Lengua Española, R. Cano (coord.), Barcelona, Ariel, 2004,
pág. 987, n. 25.
19
Vid. T. Navarro Tomás «Nuevos datos sobre el yeísmo en España», Thesaurus. Boletín del
Instituto Caro y Cuervo, XIX, 1, 1964, págs. 1-17. En los años treinta compartían con Madrid su
carácter de frontera lingüística las siguientes provincias: Toledo, Ciudad Real, Cáceres, Badajoz
y Huelva. Asimismo, Ávila, Albacete y Murcia eran áreas de yeísmo incipiente. Años después, a
finales de los ochenta, el yeísmo estaba bastante consolidado en Ciudad Real y Toledo (sólo con
dos puntos distinguidores al norte de Ciudad Real y ocho más al norte y al oeste de Toledo)
(Cf. P. García Mouton y F. Moreno Fernández, «Atlas Lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La
Mancha...», pág. 150) y había comenzado a penetrar en Guadalajara y Cuenca, que en los años
treinta quedaban incluidas en el área de plena distinción.
20
Datos inéditos de las encuestas realizadas por P. García Mouton, I. Molina, C. Bordón y
N. Gil Peña. Proyecto n.° PB: BFF2002-01087.
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Galdós lo documenta como propio de las clases populares del último tercio del
siglo XIX. Refiriéndose a Juanito Santa Cruz, personaje de clase acomodada,
escribe:
La perspicacia de la madre creyó descubrir un notable cambio en las costumbres y en las compañías del joven fuera de casa, y lo descubrió con los datos
observados en ciertas inflexiones muy particulares de su voz y lenguaje.
Daba a la elle el tono arrastrado que la gente baja da a la y consonante; y
se le habían pegado modismos pintorescos y expresiones groseras que a la
mamá no le hacían maldita gracia.
Y en otro momento:
Por los ventanuchos abiertos salía... murmullo de conversaciones dejosas,
arrastrando toscamente las sílabas finales. Este modo de hablar de la tierra ha
nacido en Madrid de una mixtura entre el dejo andaluz, puesto en moda por
los soldados, y el dejo aragonés, que se asimilan todos los que quieren darse
aires varoniles.
En pocas líneas, el escritor canario da cuenta de algunos hechos relacionados con la innovación y difusión del cambio en la sociedad madrileña: la influencia del andaluz en el habla popular de Madrid 21; la presencia del yeísmo
en las clases bajas y la imitación de la pronunciación y de los modismos populares por parte de las clases acomodadas, que de esta forma contribuían a difundir las innovaciones. Podemos, pues, suponer que el yeísmo llegó a Madrid
traído por hablantes andaluces antes de finales del siglo XIX; que la novedad
penetró como un cambio desde abajo, primero en los niveles populares, y que
desde estos se difundió a otras capas de la sociedad 22.
A principios del siglo XX, Navarro Tomás informa de cierto avance social
del yeísmo con mantenimiento de la distinción entre las personas cultas y del
desarrollo de variantes fonéticas que distinguen a la clase media madrileña del
pueblo bajo 23. Por el contrario, A. Castro, en 1914, indica que la y es casi general en la ciudad, tanto en las clases bajas como entre la buena sociedad 24. En
1950, E. Lorenzo asegura haber observado un yeísmo sistemático entre la clase
culta madrileña e incluso casos esporádicos en académicos de la Lengua de
21
Diversos autores, analizando la obra de Galdós, señalan este hecho; así por ejemplo, J. A.
Fernández, «Deformaciones populacheras en el diálogo galdosiano», Anales Galdosianos, XIII,
1978, pág. 111; y J. de Onís, «La lengua popular madrileña en la obra de Pérez Galdós», Revista
Hispánica Moderna, 15, 1949, pág. 354.
22
J. de Onís, art. cit., pág. 355, menciona una tendencia frecuente en el siglo XIX que llevaba a los jóvenes de clase alta a mezclarse con el pueblo y a adoptar sus costumbres y formas de
hablar.
23
Manual de pronunciación española, Madrid, 1981, 21ª ed., págs. 135-6.
24
RFE, 1, 1914, pág. 101.
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origen distinguidor 25. Una década después, Quilis confirma la extensión del
yeísmo en todos los niveles sociales de la ciudad 26.
Desde sus inicios, el yeísmo madrileño debió desarrollar variantes fonéticas
semejantes a las que hoy conocemos 27 (palatal central africada, prepalatal rehilada, prepalatal africada), las mismas que, según Navarro Tomás, marcaban diferencias entre clases y a las que también hace referencia Quilis 28. Moreno distingue cuatro etapas en el proceso de cambio: 1) distinción; 2) yeísmo con
variación; 3) yeísmo 29 y 4) yeísmo rehilante. Si a mediados del siglo XX el yeísmo ya estaba difundido en toda la sociedad madrileña, para determinar en qué
etapa se encuentra hoy el cambio será necesario conocer qué variantes fonéticas
se utilizan y cómo se estratifican en la ciudad, sin olvidar su distribución por barrios, que puede ser relevante para entender la evolución del proceso.
Yeísmo en el centro de la ciudad
El yeísmo del barrio de Salamanca encaja en la tercera de las etapas propuestas por Moreno, sin restos de la antigua distinción fonológica y con predominio absoluto de la palatal central fricativa sonora [y] (95 %). Sólo muy
esporádicamente se registran la palatal central africada [º] (3 %) o la variante
i
vocalizada [y] (2 %), que prácticamente nunca llega a convertirse en semiconsonante [j] 30.
25
«La lengua de España en 1950», El español de hoy, lengua en ebullición, Madrid, Gredos,
1966, pág. 41. Este autor sí atribuye una gran importancia en esos años a la radio como agente
difusor del yeísmo frente a la opinión de R. Penny, Variation and Change in Spanish, Cambridge University Press [traducción al español de Juan Sánchez Méndez, Variación y cambio en español. Madrid, Gredos, 2004, pág. 71].
26
«Notas para el estudio del habla de Madrid y su provincia», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, I, 1966, pág. 370; también en: «Description phonétique du parler madrilene
actuel », Phonetica, 12, 1965, págs. 19-24.
27
J. A. Fernández, art. cit., n. 6, ve en la citada obra de Galdós un intento de reproducir el
rehilamiento, o tal vez la africación, del fonema palatal fricativo sonoro: «Entonces la chica se
inclinó en el pasamanos y soltó un yiá voy, con chillido tan penetrante que Juanito creyó se le
desgarraba el tímpano. El yiá, principalmente, sonó como la vibración agudísima de una hoja de
acero al deslizarse sobre otra»; «—Si no he sido yió—»
28
Art. cit., pág. 370: «la fricativa palatal central [y] de mayo se ha convertido en una fricativa con mayor zona de contacto entre la lengua y el paladar duro, y con cierto rehilamiento;
algunas veces esta misma fricativa llega a pasar a semioclusiva en muchos hablantes...».
29
«Cambios vivos» cit., pág. 987. En esta fase Moreno indica (pág. 985) que «el yeísmo, sin
restos ya de la lateral, lleva las realizaciones fonéticas de la palatal, por un lado, a distintos grados de tensión y adelantamiento, que pueden variar por la acción de diferentes factores internos
y externos, y, por otro, a un aflojamiento que da lugar a un sonido semiconsonántico [j]».
30
Transcribí un total de 6.720 casos de yeísmo en un promedio de 45 minutos de encuesta
en cada uno de los 36 informantes que componían la muestra. Además de las variantes mencioø
nadas, recogí 30 casos de una variante fricativa semi-rehilada con tendencia a adelantarse [y] y
ø
20 de una variante central, también ligeramente adelantada y tendente a la africación [y]. Los
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Todos los madrileños de este barrio pronuncian [y] en torno al 95% de los
casos, mientras que el resto de las variantes se mantiene en niveles muy bajos.
Las diferencias de pronunciación entre generaciones, entre hombres y mujeres
o por clase social, apenas son perceptibles 31, y sólo el nivel de instrucción
apunta una ligerísima estratificación en el sentido de que es más probable que
aparezcan variantes distintas de la normativa en hablantes poco instruidos 32.
Yeísmo al este del área metropolitana: Alcalá de Henares
El yeísmo analizado en la red social de Alcalá de Henares 33, a diferencia
de lo que sucede en el centro de la ciudad, sí está estratificado socialmente.
Como en Madrid, los alcalaínos utilizan tres variantes yeístas, [y] fricativa
50 %; [º] africada 5 %; [j] semiconsonante 45 %, que reflejan un proceso de
cambio activo. La abundante presencia de la [j] semiconsonante 34 indica una
tendencia a la relajación contraria al refuerzo de la tensión articulatoria de las
variantes yeístas que se han generalizado en las hablas meridionales.
La mayor parte de los factores sociales se asocia a una u otra variante. Las
mujeres manifiestan una ligera preferencia por la palatal central [y], mientras
que los hombres se inclinan más por [j]. Por edades, los jóvenes son los que
menos articulan [y] y optan en cambio por [j], tendencia que se invierte entre
los hablantes de la última generación 35.
Para una mejor interpretación de los datos conviene examinar las actitudes
lingüísticas de los alcalaínos 36, determinadas por la localización equidistante de
ejemplos de estas dos realizaciones son tan escasos que no tienen peso estadístico. La abundante
presencia de la palatal central [º] y la escasez del resto de las variantes no permite estratificar
socialmente este segmento fónico en el barrio de Salamanca, esto es, el yeísmo aquí no es suficientemente variable para realizar un análisis de regresión múltiple.
31
El análisis de frecuencias dio los siguientes resultados: 1ª generación (18-34): [y] 95 %; [º]
i
i
africada 4 %; [y] 0 %; 2ª generación (35-54); [y] 94 %; [º] africada 4 %; [y] 2 %; 3ª generación
i
i
ø
(55 >): [y] 95 %; [º] africada 2 %; [y] 2 %. Hombres: [y] 94 %; [º] africada 3 %; [y] 2 %; [y]
i
ø
1 %; Mujeres: [y] 96 %; [º] africada 3 %; [y] 1 %; [y] 0 %. Clase media alta: [y] 96 %; [º] afrii
ø
i
ø
cada 2 %; [y] 2 %; [y] 0 %; clase media-media: [y] 94 %; [º] africada 4 %; [y] 2 %; [y] 1 %; clase
i
ø
media-baja: [y] 96 %; [º] africada 3 %; [y] 1 %; [y] 0 %.
i
ø
32
Instrucción baja: [y] 93 %; [º] africada 5 %; [y] 1 %; [y] 0 %; instrucción media: [y] 95 %;
i
ø
i
ø
[º] africada 3 %; [y] 1 %; [y] 1 %; instrucción alta: [y] 96 %; [º] africada 2 %; [y] 2 %; [y] 0 %.
33
Blanco, op. cit., págs. 146-153. La autora transcribió un total de 2.985 realizaciones,
pág. 148. En sus datos, la variante rehilada no está presente en el habla de la red social de estos
alcalaínos. La alta variabilidad de las variantes yeístas (.502) sí permitió realizar un análisis de
regresión múltiple en Alcalá de Henares.
34
Esta variante tipo incluye tanto los casos de semiconsonante plena [j] como los que sólo
i
apuntan la vocalización [y].
35
Vid. Blanco, op. cit., pág. 152-3: 1ª generación [y] (.471), [j] (.533); 4ª generación [y]
(.573), [j] (.411). Mujeres [y] (.537); hombres [j] (.471).
36
Blanco, op. cit., págs. 82-97.
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Alcalá de Henares respecto a Madrid y Guadalajara. Para los alcalaínos, la norma madrileña es prestigiosa, mientras que las hablas alcarreñas, asociadas a las
hablas rurales, están estigmatizadas. Si la comunidad de habla queda definida
por las actitudes comunes de los hablantes ante los mismos hechos lingüísticos,
sin duda Alcalá de Henares forma parte de la comunidad de habla madrileña 37.
Al identificarse con Madrid, los alcalaínos tienden a ser lingüísticamente conservadores y mantienen o recuperan los usos que consideran correctos. Sin embargo, sus usos yeístas no se ajustan a los del centro de la ciudad por la alta
frecuencia con que relajan vocalizando la palatal central. Tampoco comparten
con las hablas meridionales las variantes adelantadas o rehilantes. Aunque no
quieran parecerse a los alcarreños, en ese rasgo sí se asemejan, probablemente
por tratarse de variantes de las que no tienen conciencia y que, por tanto, escapan a su control.
Sobre la variante yeísta vocalizada hay que señalar que, aunque su geografía no se conoce bien en la sincronía actual, en el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Aragón, Navarra y Rioja 38 se identifica una zona muy compacta con
ese resultado, que cubre la totalidad de las provincias de Teruel, Zaragoza, Logroño, la mayor parte de Navarra con excepción del norte y noroeste, y el sur
de Huesca. El mismo atlas muestra la continuidad de esta solución en algunos
puntos de Soria, Guadalajara y Cuenca. También en Guadalajara, el Atlas Lini
güístico y etnográfico de Castilla La Mancha recoge respuestas con [y] en cinco puntos 39, siempre correspondientes a la pronunciación masculina. Hay,
pues, una secuencia geográfica que pasa por Aragón, Navarra y la Rioja, Guadalajara y el nordeste de Madrid. En esa parte de la provincia, la semiconsonante alcanza nada menos que el 23 % 40. Es preciso señalar que la variante
vocalizada se documenta en un área donde —con excepción de Alcalá de Henares— quedan muchos restos de la distinción de palatales, hecho que induce a
pensar que su desarrollo no está necesariamente relacionado con el avance del
yeísmo. La relajación articulatoria tal vez responda a la misma tendencia que
lleva a debilitar o a elidir otros segmentos fónicos como la -d- intervocálica.
Por otra parte, el ALPI no documenta este resultado, lo que puede explicarse,
37
Blanco, op. cit., pág. 85: el 77 % de los informantes opina que el habla de Alcalá es igual
o muy semejante a la de Madrid; el 5,5 % mantiene una postura más objetiva al señalar que tiene
cosas de ambas; 11,1 % no nota diferencias entre el habla de la capital y la de Guadalajara. En
ningún caso se ha afirmado que la variedad lingüística alcalaína se asemejara a la alcarreña.
38
Mapa 1435 «hoyo».
39
Mapa 190, «hoyo», materiales inéditos. Gu 107: Galve de Sorbe, Gu 113: La Toba, Gu
203 Villel de Mesa, Gu 205: Maranchón y Gu 310: Abádanes. En el resto de la provincia se
registraron la fricativa [y] y la africada [º].
40
Ruiz, op. cit., pág. 169. Los pueblos son Algete, Paracuellos, Talamanca y Torrelaguna.
Aquí las mujeres favorecen la vocalización más que los hombres y se registra en los mayores
antes que en los jóvenes, justo al contrario de lo que sucede en Alcalá.
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INNOVACIÓN Y DIFUSIÓN DEL CAMBIO...
bien por la falta de mapas adecuados para estudiarlo, o bien porque se trate de
un desarrollo fonético reciente.
Yeísmo en el sur del área metropolitana
En Getafe, Martín Butragueño 41 documenta tres soluciones yeístas: la más
importante es la fricativa [y] (83,38 %) pero además aparecen, en proporø
ciones muy inferiores, las realizaciones africada [º] (8,85 %) y rehilada [y]
(7,75 %).
Los más jóvenes favorecen el uso de la variante estándar [y], mientras que
entre los mayores abundan más las otras dos realizaciones marcadas 42. Para la
interpretación de estos datos es clave la distinción que estableció Martín Butragueño, que incluía en proporciones iguales a madrileños e inmigrantes. Esta
división permitió distinguir el comportamiento de la población asentada en la
zona del de los inmigrantes, cuyas expectativas sociales podían verse afectadas,
entre otros factores, por su forma de hablar. Al cruzar la «edad» y el «origen»
de los hablantes, se constató un comportamiento lingüístico muy distinto en
unos y otros: los jóvenes inmigrantes no sólo eran quienes más rápidamente
perdían sus marcas de origen, sino que además utilizaban las variantes normativas más que los madrileños de su mismo grupo de edad 43. Las generaciones
mayores de inmigrantes, por el contrario, presentaban las proporciones más altas de realizaciones rehiladas y africadas.
Entre hombres y mujeres las diferencias son pequeñas pero significativas:
los hombres obtuvieron puntuaciones superiores en la fricativa y en la rehilada.
Las mujeres, por su parte, se mostraron más propensas a las africadas, igual
que los informantes madrileños de Getafe y que los hablantes cultos. El presti41
Desarrollos sociolingüísticos..., págs. 517-529. El autor analizó un total de 1186 realizaciones.
42
Ibíd., pág. 524:
Gen. 1ª
Gen. 2ª
Gen. 3ª
Gen. 4ª
[y] fricativa
87,5 %
92,47 %
79,58 %
75,77 %
[º] africada
9,37 %
3,44 %
11,87 %
9,69 %
ø
3,12 %
4,07 %
8,54 %
14,53 %
[y] rehilada
43
Ibíd., págs. 526-7. Población de origen madrileño:
Gen 1ª
Gen. 2ª
Gen. 3ª
[y] fricativa
81,25 %
91,25 %
74,58 %
[º] africada
15,00 %
5,00 %
16,25 %
ø
3,75 %
3,75 %
9,16 %
[y] rehilada
Gen. 4ª
88,69 %
7,82 %
3,47 %
Población inmigrante:
Gen. 1ª
[y] fricativa
93,75 %
[º] africada
3,75 %
ø
2,50 %
[y] rehilada
Gen. 4ª
62,5 %
11,60 %
25,89 %
Gen. 2ª
93,71 %
1,88 %
4,40 %
Gen. 3ª
84,58 %
7,50 %
7,91 %
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gio de la variante fricativa se vio confirmado al comprobar su distribución por
niveles socioculturales.
4.2. La -s implosiva en Madrid
El debilitamiento de /s/ implosiva es un cambio que actúa desde hace siglos en la lengua española, aunque avanza con distinto ritmo por la geografía
hispánica. El contexto fónico en que se relaja determina la aparición de sus variantes, de modo que la aspiración es más frecuente ante oclusivas sordas, especialmente ante la velar /k/, mientras que el contacto con fricativa o sonora
favorece la asimilación 44.
En el ALPI puede verse que, a comienzos del siglo XX, la aspiración abarcaba toda Andalucía, Extremadura y una parte importante de la región castellano-manchega: Toledo, Ciudad Real, Albacete y el sur de Cuenca ya entonces
aspiraban o habían recurrido a la solución asimilada. La aspiración se extendía
también por Murcia, el sur de Ávila y el Valle del Alberche en la provincia de
Madrid 45.
Hoy es sabido que, en general, la [s] se mantiene en los dos tercios del
norte peninsular, mientras que en el sur es significativa la elisión. Las aspiraciones son mayoritarias en las islas Canarias y en algunas regiones del interior:
Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Córdoba 46. Aunque hace tiempo
que el cambio está extendido en las áreas más innovadoras, encuentra dificultades para difundirse entre las hablas norteñas. El avance de las soluciones relajadas está relacionado con el prestigio de cada una de ellas. Como es un
cambio antiguo, las comunidades de habla han desarrollado valoraciones —positivas o negativas— hacia las variantes, actitudes que se traducen en una fuerte estratificación social y estilística de la variable. Eso no significa que las
soluciones estigmatizadas dejen de utilizarse, sino que su uso se restringe a determinados estratos y —sobre todo— registros. Que la -s sea una variable sociolingüística estable en muchas variedades del español, así como su pervivencia a lo largo de los siglos, se explica por el equilibrio de tensiones entre el
prestigio de que goza abiertamente y el encubierto. Por una parte, la influencia
de la lengua estándar presiona a favor de la conservación de la sibilante; por
44
Como las soluciones asimiladas y las aspiraciones coexisten en el tiempo y en el espacio,
e incluso pueden aparecer combinadas, se ha discutido la secuenciación de las etapas del debilitamiento. Algunos autores han propuesto ordenarlas de la siguiente manera: s > h > asimilación
> 0/. Véase, por ejemplo, A. Llorente, «Fonética y fonología andaluzas», RFE, XLII, 1958-1959,
págs. 151-165; M. Alvar, «Las hablas meridionales de España y su importancia para la lingüística comparada», RFE, XXXIX, 1955, págs. 284-313.
45
ALPI, mapa 19 «avispa».
46
Moreno, «Cambios vivos...», pág. 995-996.
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otra, los valores de identidad local y regional se reafirman utilizando rasgos de
la lengua popular divergentes de la norma castellana. La comparación de la estratificación social de las variantes en distintos centros urbanos españoles demuestra que las soluciones relajadas suelen ser más frecuentes en registros informales, en niveles socioculturales bajos y en hombres, razones por las que se
ha caracterizado como un cambio desde abajo 47.
Los datos del ALPI muestran que, hacia 1930, la relajación de la sibilante
había alcanzado el medio rural madrileño. La -s prepausal tendía a conservarse
en toda la provincia, con la excepción de una pequeña zona de aspiración al
noroeste 48; en cambio, la -s preconsonántica, tanto interior como final de palabra, favorecía la relajación, en especial ante consonante sorda, y penetraba por
el sur de la provincia 49. En fechas mucho más recientes, el estudio de A. Ruiz
indica con detalles sociolingüísticos el avance del cambio en las hablas rurales
del nordeste de Madrid. En final de palabra, la conservación es la solución mayoritaria 50 (62 %), pero no la única: convive con la aspiración (10 %), la asimilación (5 %) y la elisión (23 %). En interior, el proceso ha avanzado en soluciones aspiradas (29 %).
Los primeros datos sobre el desarrollo urbano del cambio volveremos a encontrarlos en los testimonios literarios de Galdós para finales del siglo XIX. Refiriéndose de nuevo a Fortunata como exponente del habla popular, el autor
señala entre sus «defectos» de pronunciación la dificultad para articular ciertos
grupos consonánticos y una fuerte aspiración, más o menos velarizada, de la -s
en final de sílaba:
Sus defectos de pronunciación eran atroces. No había fuerza humana que la
hiciera decir fragmento, magnífico, enigma y otras palabras usuales. (...) Las
eses finales se le convertían en jotas, sin que ella misma lo notase ni evitarlo
pudiera, y se comía muchas sílabas.
Indirectamente, volvemos a tener noticia sobre la relajación de la sibilante
a principios del siglo XX en la descripción que hace Navarro Tomás de la pronunciación castellana culta, tomando como referencia el ambiente universitario
madrileño de la época. De sus recomendaciones podemos deducir que asimilación y aspiración mantenían su vitalidad en las hablas populares y que quizás
se estaban filtrando a otros niveles, pues el autor se ve en la obligación de ad47
Ibíd., pág. 998.
ALPI, mapas 17 «árboles» y 72 «los domingos».
49
ALPI, mapas 19 «avispa» y 66 «desnudo».
50
La -s final se mantiene el 62 % de las veces y son las mujeres, los informantes con estudios primarios y los mayores de 56 años los más favorables a este mantenimiento. Los hombres
y los hablantes de entre 35 y 55 años prefieren la aspiración, mientras que, de nuevo los hombres y los informantes de instrucción más baja son los que registran soluciones más alejadas de
la canónica: la elisión y la asimilación. Ruiz, op. cit., pág. 154.
48
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vertir que se trata de vulgarismos inaceptables en la lengua culta. Hasta la publicación de los trabajos de Quilis en los años 60, no vuelven a encontrarse
observaciones nuevas sobre la -s en Madrid 51. En uno de sus artículos afirma,
para nuestra sorpresa, que las asimilaciones ensordecidas de la sibilante podían
oírse incluso en hablantes madrileños cultos 52. Posteriormente, en 1983, él y
su equipo publican un breve trabajo con más información 53 sobre las realizaciones de la -s madrileña en final de palabra y ante consonante. En este contexto, la elisión superaba en los hablantes jóvenes al resto de las generaciones,
por más del doble, mientras que la conservación predominaba en los mayores;
estos hechos ilustran la rápida penetración del cambio en el habla madrileña.
En las encuestas realizadas por Lipski en Madrid entre 1983 y 1985 con
hablantes adultos, profesionales de clase media 54, las variantes de la sibilante
alcanzaban las siguientes proporciones: [s] 87 %; [h] 12 %; [0/ ] 1 %.
Debilitamiento de -s en el centro de la ciudad
En el barrio de Salamanca la solución preferida es la [s] plena; además se
distinguen tres clases de variantes relajadas de las cuales, la aspiración es importante pero las asimilaciones y la elisión apenas se oyen: [s] 82 %; [h] 14 %;
[ss] 55 2 %; [0/ ] 1 % 56. El debilitamiento es más común en final de palabra aunque también se produce en posición interior 57.
51
Así, por ejemplo, reflejan en sus trabajos la situación ya conocida: D. Alonso, «Sobre la
-s final de sílaba en el mundo hispánico», Enciclopedia Lingüística Hispánica, I, Madrid, CSIC,
1962, págs. 47-53; L. Flórez, «Apuntes sobre el español en Madrid. Año de 1965», Boletín del
Instituto Caro y Cuervo, XXI, 1966, pág. 156; o A. Zamora Vicente, Dialectología española,
Madrid, Gredos, 1967, pág. 71.
52
Vid. A. Quilis, art. cit., pág. 24.
53
A. Quilis, M. Esgueva y M. Cantarero, «La investigación sobre la fonética de la norma lingüística culta de la lengua española hablada en Madrid», comunicación presentada en el XVII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románicas, Aix-en-Provence, 29 de agosto al 3 de
septiembre de 1983, Aix-en-Provence, Université de Provence, 1984-1986, vol. III, págs. 72-73.
54
Tomo estos datos de F. Moreno, «Cambios vivos...», pág. 994.
55
Empleamos el signo [ss] para representar la asimilación de la -/s/ implosiva a la consonante siguiente.
56
N. Gil Peña, op. cit., tesina inédita. En total la autora analizó 32.868 realizaciones de -s.
Obsérvese que sus resultados se aproximan a los de Lipski.
57
La posición de la sibilante en interior o final de palabra aquí no es significativa. Por esta
razón no fue necesario separarlas para el análisis, como se ha hecho en otras investigaciones.
Las proporciones son las siguientes:
[Interior]
[Final]
[s]
87 %
80 %
[h]
9%
15 %
[ss]
2%
2%
La posición que ocupa la -s en la palabra no tiene ninguna incidencia cuando se realiza como
cero fonético.
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La distribución por grupos de edad indica una tendencia a recuperar la consonante: la aspiración es importante en los mayores de 55 años, pero disminuye entre los más jóvenes en un descenso irregular, donde la generación intermedia resulta la más conservadora de las tres 58. Esta tendencia se ve reforzada
por la instrucción: a mayor nivel de formación, más conservadurismo lingüístico e inversamente, las soluciones relajadas son más frecuentes en los menos
instruidos 59. Los hablantes entre 35 y 54 años, los de instrucción media y las
mujeres 60 superan en realizaciones normativas a los hablantes cultos y a los
más jóvenes. El prestigio social de la variante plena vuelve a ponerse de manifiesto en la estratificación por clases sociales 61.
Debilitamiento de -s en Alcalá de Henares
En Alcalá de Henares el cambio se encuentra bastante más avanzado en final de palabra que en interior. En posición interior la proporción de variantes
relajadas es semejante a la que hemos visto en el barrio de Salamanca 62, mientras que en final de palabra aumentan las diferencias: [s] 64 %; [h] 30 %; [ss]
4 %; [0/ ] 2 %. La variable tiene aquí un doble prestigio, abierto y encubierto, y
una estratificación social más compleja. La conservación se produce principalmente en los entornos prevocálico y prepausal, y es más probable en los mayores de 35 años, en las mujeres, en los hablantes cultos y en los individuos fuertemente vinculados a la red social. Por lo general, todos los hablantes ponen
más cuidado en conservar la -s en un registro formal. La aspiración, en cambio, aparece en condiciones opuestas: el contacto con una consonante —sorda
o sonora— es el entorno más favorable. En la red de Alcalá la aspiración no
goza de prestigio «oficial», pero sí encubierto, pues aparece sobre todo en los
hombres, en los hablantes menos instruidos, en situaciones informales, en los
menores de 35 años y en los hablantes menos integrados en la red. El resto de
las variantes, asimilaciones y elisiones, no son comunes. Cuando aparecen,
suele ser en registros informales, en hablantes de bajo nivel cultural o en individuos poco integrados en la red.
58
1ª generación [s] 0.463, [h] 0.531, [ss] 0.551, [0/ ] 0.527; 2ª generación [s] 0.647, [h] 0.359,
[ss] 0.411, [0/ ] 0.46; 3ª generación [s] 0.379, [h] 0.619, [ss] 0.544, [0/ ] 0.515.
59
Instrucción baja: [s] 0.3, [h] 0.682, [ss] 0.66, [0/ ] 0.588; instrucción media: [s] 0.615, [h]
0.395, [ss] 0.414, [0/ ] 0.451; instrucción alta [s] 0.571, [h] 0.438, [ss] 0.441, [0/ ] 0.471.
60
Hombre: [s] 0.296, [h] 0.708, [ss] 0.58, [0/ ] 0.583; Mujer: [s] 0.702, [h] 0.294, [ss] 0.421,
[0/ ] 0.418.
61
Clase media-baja: [s] 0.381, [h] 0.609, [ss] 0.628, [0/ ] 0.432; clase media [s] 0.405, [h]
0.595, [ss] 0.553, [0/ ] 0.534; clase media-alta: [s] 0.704, [h] 0.298, [ss] 0.356, [0/ ] 0.451.
62
Blanco, op. cit., pág. 174: [s] 81%; [h] 13,17; [ss] 5,37%; [0/ ] 0,5%.
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Debilitamiento de -s al sur del área metropolitana: Getafe
En general, en Getafe la -s está más debilitada que en Alcalá y que en el
barrio de Salamanca: [s] 58,37 %; [h] 27,84 %; [ss] 6,82 %; [0/ ] 6,33 %; [r]
0,61 % 63. Las soluciones más frecuentes aquí son también la s plena y la aspirada pero la proporción mayor de asimilaciones y elisiones en Getafe la sitúa
en plena área de transición. El debilitamiento está mucho más avanzado en final que en interior de palabra y ante consonante que en los entornos prevocálico y prepausal 64.
Entre los factores extralingüísticos destaca la importancia de la edad, pues
la sibilante se repone en los más jóvenes y se relaja en los mayores. Al cruzar
la edad con el origen —inmigrante o madrileño— de los hablantes, se vio que
el grupo de madrileños residentes en Getafe era homogéneo en sus puntuaciones, mientras que entre los inmigrantes se estaba produciendo un cambio radical. Las diferencias generacionales entre estos últimos no sólo eran más
bruscas, sino que además los inmigrantes jóvenes superaban en soluciones normativas a los madrileños de cualquier edad 65. Las mujeres y los hablantes más
instruidos también preferían conservar la sibilante.
63
Vid. Martín Butragueño, Desarrollos sociolingüísticos... y «El contacto de dialectos....»,
pág. 18.
64
Martín Butragueño, «El contacto de dialectos...», págs. 23 y 25:
[Interior]
[Final]
[s]
62,38 %
19,98 %
[h]
34,94 %
56,61 %
[ss]
1,44 %
13,31 %
[0/ ]
0,94 %
8,47 %
[r]
0,27 %
1,77 %
_C
_V
_/ /
40,55 %
80,89 %
78,33 %
46,10 %
12,03 %
8,32 %
7,46 %
0
0
4,82 %
7,07 %
13,34 %
1,05 %
0
0
65
Realizaciones de -/s/ en informantes inmigrantes en Getafe por grupos de edad. Martín Butragueño, ibíd., pág. 42
[1]
[2]
[3]
[4]
[s]
68,97 %
57,36 %
48,18 %
19,81 %
[h]
23,54 %
29,86 %
38,53 %
52,03 %
[ss]
4,98 %
4,86 %
5,19 %
7,59 %
[0/ ]
2,49 %
6,25 %
7,52 %
20,55 %
[r]
0%
1,66 %
0,55 %
0%
[s]
[h]
[ss]
[0/ ]
[r]
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4.3. La -d-intervocálica en Madrid
El debilitamiento y la pérdida de la consonante dental -/d/- en posición intervocálica forma parte de los procesos generales de lenición de origen interno, dependientes de factores lingüísticos, geográficos, sociales y estilísticos 66.
Como los dos anteriores, este cambio ha avanzado más en las hablas meridionales, pero está presente en todas las variedades del castellano peninsular.
Hay testimonios de pérdida de la dental al menos desde el siglo XIII 67: en
participios en -ado, está documentada en Teruel desde el XV y en andaluz poco
después 68. Entre los siglos XVI y XVII, había logrado un importante avance social en Andalucía y en Madrid, y debió continuar generalizándose, pues en torno a 1930 el ALPI documenta la desaparición de la dental en participios y sustantivos en -ado en todos los puntos encuestados 69. En los finales -ada,
-ador y -udo, en cambio, la dental se ha mantenido en buena parte del castellano septentrional 70. La diferente difusión del proceso en cada contexto fónico y
en cada categoría gramatical marca su avance por el «espacio» lingüístico: la
elisión gana terreno primero en los participios en -ado y continúa, por este orden, en las terminaciones -ada, -ido, -dor y -udo(a).
Si en el medio rural la innovación se detiene en ciertos contextos fónicos,
en la ciudad el freno ha sido, a un tiempo, lingüístico y social. Un repaso de
noticias lingüísticas descubre la caída de la dental fricativa en Madrid a principios del siglo XVIII, en 1701. El francés Maunory informa para esa fecha de la
elisión en participios de más de dos sílabas (matao por matado, desterrao por
desterrado), pero no en sustantivos (soldado, cuidado), añadiendo que la pérdida condicionada de la d es «une des délices de la Cour» 71. Mucho más tarde,
a finales del siglo XIX, Pérez Galdós lo reproduce como vulgarismo típicamen66
Moreno, «Cambios vivos...», pág. 999.
P. Sánchez-Prieto proporciona un ejemplo del siglo XIII de la General Estoria de Alfonso
X el Sabio (Primera Parte, MS 816, Madrid, Biblioteca Nacional, vol. 3). También está documentado a fines del siglo XIV, cf. R. Lapesa, Historia de la lengua española, Madrid, Gredos,
1984, 8ª ed, pág. 389.
68
Cf. J. A. Frago, Historia de las hablas andaluzas, Madrid, Arco Libros, 1993. Frago cita
el Cancionero de Pedro del Pozo (año 1547) como testimonio de pérdida de dental en -ado.
69
Cf. ALPI, mapa 65 «desbocado» y 59 «cuadrado».
70
La isoglosa que separa la elisión y el mantenimiento cruzaba el norte de las provincias de
Salamanca, Ávila, Madrid, Soria, Cuenca y Castellón en sustantivos terminados en -ada; continuaba su desplazamiento hacia el sur en la terminación en -dor y, por último, sólo Andalucía,
Extremadura y Murcia elidían la dental en la terminación -udo. Puede verse la elaboración de
estos mapas en I. Molina, «Geografía y estratificación social de un cambio fonético: la -d- en
español peninsular», Verba, 28, 2001, págs. 89 y 90.
71
Grammaire et dictionnaire francois et espagnol. Citado en A. Alonso, De la pronunciación medieval a la moderna en español, Madrid, Gredos, 1967, pág. 77.
67
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te andaluz, siempre en boca de personajes de las capas sociales más bajas, pero
entonces la innovación estaba extendida a un gran número de contextos y categorías 72.
El teatro de Arniches de principios del XX también incluye este rasgo entre
los estereotipos del habla castiza madrileña, un habla que en sus características
generales coincide con el español vulgar, conversacional. Durante el periodo en
que escribió sus obras, en la escena teatral «lo nacional había sido sustituido
por el localismo de unas capas sociales de la ciudad» 73. En el lenguaje que Arniches reproduce, la d desaparece sobre todo en participios en -ado, pero también en otros contextos y categorías (toos, náa, cá, toas). Por fonética sintáctica, llega incluso a perderse la preposición (cacho prima, la hija e mi madre,
encima e los hierros, cosa e faldas, hija e mi alma, caja empeños, debajo e la
cómoda), rasgo que servía para distinguir la pronunciación castiza madrileña
del habla culta de la ciudad.
Durante buena parte del siglo XX, ha sido recomendación habitual de las
gramáticas y manuales de pronunciación y de estilo realizar una fricativa suave
y ser permisivo con la pérdida, especialmente en los mencionados participios 74.
Ya en 1950, E. Lorenzo detecta una incipiente resistencia a la caída de la fricativa en los participios en -ado, apoyada desde la radio, que él mismo confirma
quince años más tarde 75. Pero las noticias de Lorenzo son una excepción; la
mayoría de los escritos de los años 60, de Salvador, Flórez, Navarro Tomás o
Quilis señalan el avance de la elisión en Madrid 76. En las décadas siguientes,
serán cada vez más comunes las voces sancionadoras de la relajación excesiva
desde gramáticas y diccionarios 77. Pero no es hasta finales del siglo XX, con los
72
J. A. Fernández, art. cit., pág. 112. El diálogo galdosiano está salpicado de ejemplos: moderaos, resalao, trajeao, moderaísmo, seguío, camará, patá, boqueás, no pué ser, gobernaor,
vendíos, piazo, caenas, sellaíto, perdío, callaíto, colorao, toíto, camaraíta, caliá, na, jipíos, botijo e leche...
73
Cfr. F. López Estrada, «Notas del habla de Madrid. El lenguaje en una obra de Carlos
Arniches», Cuadernos de literatura contemporánea, 1943, págs. 262-263. La obra que López Estrada analiza en su trabajo es Los milagros del jornal.
74
Cf. T. Navarro Tomás, Manual. En la primera edición en 1966 de su Diccionario de Uso
del Español, María Moliner se suma a las recomendaciones de Navarro Tomás.
75
«La lengua de España en 1950», art. cit., pág. 42 y «La lengua española en 1965. Tradición e innovación», El español de hoy, op. cit., págs. 55 y 57.
76
G. Salvador, «La fonética andaluza y su propagación social y geográfica», Presente y futuro de la lengua española, II, Madrid, PILEI, 1964, pág. 188; L. Flórez, «Apuntes sobre el español en Madrid. Año de 1965», Boletín del Instituto Caro y Cuervo, XXI, 1966, pág. 157; T. Navarro Tomás, «Vulgarismos en el habla madrileña», pág. 544; A. Quilis, «Notas para el estudio
del habla de Madrid y su provincia», pág. 370.
77
Cfr. Marsá, Diccionario normativo y guía práctica de la lengua española, Barcelona,
Ariel, 1986, pág. 29; L. Gómez Torrego, Manual de español correcto, Madrid, Arco Libros,
1993, vol. I, págs. 217-8; M. Seco, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española,
Madrid, Espasa, 1998.
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manuales de estilo, cuando se proscribe de los medios de comunicación social.
El papel de estos manuales va a ser clave en la difusión de patrones lingüísticos, porque marcan un criterio de corrección dirigido a los profesionales de
los medios, sin marcas personalizadas y correspondiente a una lengua estándar
culta 78. El Manual de Español Urgente de la Agencia EFE indica, por ejemplo,
que «la d debe pronunciarse en todas las palabras terminadas en ado», mientras
que el Manual de estilo de TVE hace advertencias incluso más concretas 79.
Pero en el Libro de estilo de Telemadrid es donde se dan las instrucciones más
tajantes: «En ningún caso el redactor de Telemadrid utilizará las terminaciones
en -ao sustituyendo a las en -ado, aunque es un uso frecuente entre políticos,
empresarios, deportistas y personajes públicos, quienes habitualmente constituyen la fuente de información» 80.
Elisión de la dental en el centro de la ciudad
En el barrio de Salamanca se ha documentado un alto índice de conservación (78 %), aunque también las elisiones son significativas (21 %) 81. La elección de una u otra solución depende de factores sociales y lingüísticos, especialmente de la «categoría gramatical» y del «contexto vocálico».
La elisión se produce por este orden: en la interjección joder, en los participios, los adverbios, el pronombre nada, los adjetivos y en los verbos. El contexto vocálico donde la caída de la dental está más generalizada y mejor se
acepta socialmente es la terminación -ado (lao, templao), mientras que en -ido
la pérdida está estigmatizada (marío, unío).
Los sectores más conservadores de la -d- intervocálica en el barrio de Salamanca son las mujeres, los hablantes de instrucción superior y la clase media, que mantiene la dental en proporciones superiores a la clase media-alta.
Por edades, los dos grupos que ocupan los extremos del arco generacional, los
jóvenes y los de más edad, son conservadores 82, lo que significa que la reposición no es muy reciente.
78
Cf. P. García Mouton, «Los libros de estilo», en prensa.
Salvador Mendieta, op. cit., Barcelona, Labor, 1993, pág. 114.
80
Madrid, eds. Telemadrid, 1993, págs. 121-122.
81
Cfr. N. Gil Peña (en prensa). La autora analizó un total de 4.647 dentales, de las cuales
3.643 son realizaciones plenas y 994 son elisiones. El conjunto de realizaciones plenas incluye
tanto las dentales fricativas tensas como las relajadas.
82
Los resultados del barrio de Salamanca se expresan en probabilidades: «conservación de la
dental»: Mujer 0.523 Hombre 0.477; «elisión de la dental»: mujer 0.477, hombre 0.523; «conservación de la dental»: Instrucción baja: 0.461, Instrucción media: 0.489, Instrucción alta: 0.546;
«elisión de la dental»: Instrucción baja: 0.539, Instrucción media: 0.511; Instrucción alta: 0.454;
«conservación de la dental»: Clase baja: 0.377, Clase media-baja 0.399, Clase media: 0.545, Clase media alta 0.445; «elisión»: Clase baja: 0.623, Clase media-baja: 0.601, Clase media: 0.455,
79
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Elisión de la dental en Alcalá de Henares
En Alcalá de Henares, como en el centro de Madrid, el mantenimiento de la
dental es muy alto (82 %), ligeramente superior, incluso, al del barrio de Salamanca. La consonante cae sólo en el 18 % de los casos, especialmente en participios, en adverbios y en el contexto intervocálico -ado.
Parece clara la voluntad de los alcalaínos de conservar este sonido pues,
aunque el registro formal favorece algo más la variante dental que el informal,
el contraste es poco importante. Para esta red social, la elisión es una pronunciación ajena, que viene de fuera, de manera que, mientras más integrados están los hablantes en la red, más mantienen la dental: los individuos unidos por
vínculos sólidos son los verdaderos defensores e impulsores del mantenimiento. Asimismo, es la solución que prefieren los hablantes cultos y las mujeres 83.
En este caso, en Alcalá coinciden la preferencia por las realizaciones normativas y la norma local. Estamos, además, ante un proceso estabilizado, que ni
aumenta ni disminuye en la comunidad, pues no es relevante su distribución
por grupos de edad 84. No cabe pensar en un avance a corto plazo, pues la primera generación ha frenado el impulso dado por la segunda. Las hablas foráneas no han contribuido al desarrollo de la elisión de -d-: la clara preferencia
de los alcalaínos por la solución normativa coincide con su oposición a los rasgos que han traído los inmigrantes.
Elisión de la dental en Getafe
El mantenimiento de la dental en Getafe es ligeramente inferior al de Alcalá de Henares y al del barrio de Salamanca. En la conversación, la dental se
pierde en el 32 % de los casos y se mantiene en el 68 % 85, mientras que en el
estilo de preguntas, más formal y controlado, la elisión se reduce al 17 % y la
Clase media alta: 0.555; «conservación de la dental»: 1ª generación: 0.511, 2ª generación: 0.439,
3ª generación: 0.549; «Elisión de la dental»: 1ª generación: 0.489, 2ª generación: 0.561, 3ª generación: 0.451.
83
Nivel de instrucción alto: .734; Nivel medio: .458; Nivel bajo: .399; Mujeres: 548; Hombres: .448.
84
El factor «edad» fue desechado en el análisis de probabilidades, lo que significa que no
incide en la pronunciación de la -/d/-. En porcentajes: la generación más normativa es la primera
(77 %), la segunda, por el contrario, es la que más tiende a la elisión (64 %); la cuarta y última
generación mantiene menos la dental que la primera (69 %).
85
Martín Butragueño, Desarrollos sociolingüísticos..., págs. 491-514. En Getafe se analizaron 2089 casos de -/d/-. Se han distinguido tres variantes: dental fricativa plena, dental fricativa
relajada y elisión. Para nuestro comentario de los datos de esta ciudad distinguimos sólo el mantenimiento de la dental frente a su elisión.
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conservación aumenta hasta el 83 %. Además, los condicionamientos lingüísticos son fundamentales en este proceso 86.
En Getafe se detecta un retroceso de la innovación, pues las articulaciones
plenas disminuyen en las generaciones mayores y aumentan entre los jóvenes
con enormes diferencias entre unos y otros 87. La resistencia a perder la dental
es una constante en todos los hablantes, pero se acentúa entre los inmigrantes
más jóvenes. Su deseo de integrarse en la ciudad les hace reponer la dental incluso más que los madrileños de su generación 88. Además de estos, contribuyen a corregir la dirección del cambio las mujeres, los jóvenes y los hablantes
de nivel de instrucción alto.
5. CONCLUSIONES
Los tres cambios analizados se introdujeron en Madrid probablemente
como innovaciones meridionales que alcanzaron el centro peninsular difundiéndose desde abajo, esto es, desde niveles sociales populares. Los inmigrantes
andaluces, extremeños, castellano-manchegos, etc., que llegaron a la capital en
diferentes etapas, difundieron sus peculiaridades lingüísticas entre las clases
medias bajas madrileñas, donde se mantuvieron durante décadas. En el siglo
XIX y la primera mitad del XX, algunos de esos rasgos se difundieron a otros
grupos sociales, favorecidos por la popularidad de que entonces gozaban las
hablas andaluzas. Su deje ganó terreno en la periferia urbana y en el centro de
la ciudad hasta que, durante los años sesenta y setenta, la inmigración transformó la fisonomía de la ciudad. El aumento de la población obligó a crear nuevas barriadas y a incorporar a la metrópoli municipios que habían sido rurales.
Ese nuevo impulso demográfico podía haber supuesto la aceptación definitiva
de las innovaciones en Madrid, pero sólo fue así en el caso del yeísmo: a mediados del siglo XX, en la capital madrileña se consolida la eliminación del fo86
El contexto y categoría más favorables al debilitamiento son los participios en -ado(s).
Distribución de las variantes de /d/ intervocálica en la terminación -ado(s) según la edad
en el «estilo conversación»:
[1]
[2]
[3]
[4]
%
%
%
%
dental fricativa plena
33,33
30,81
15,83
3,33
dental relajada
12,00
3,77
5,00
0,00
elisión
54,66
65,40
79,16
96,66
88
Distribución de las variantes de /d/ intervocálica en la terminación -ado(s) en madrileños e
inmigrantes de la primera generación. Estilo conversación.
[madrileños]
[Inmigrantes]
dental fricativa plena
25,64 %
41,66 %
dental relajada
15,38 %
8,33 %
elisión
58,97 %
50,00 %
87
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nema palatal lateral y desde entonces, la ciudad actuará como centro difusor de
la innovación contribuyendo a propagar el yeísmo más allá de las hablas meridionales.
Durante los años de recepción de inmigrantes, en los niveles cultos de la
sociedad se detectan múltiples reacciones opuestas al avance de los cambios.
La aspiración, asimilación o elisión de la -/s/, las variantes yeístas adelantadas,
rehiladas o africadas, incluso la elisión de la dental intervocálica, encuentran
un freno cada vez mayor en la segunda mitad del siglo XX. Pero no sólo se
detiene el avance de las innovaciones, por influencia de la escuela y de la lengua estándar se desarrolla una reacción culta, restauradora de sonidos que habían desaparecido en algunos contextos: la difusión de los cambios experimenta un viraje para retroceder, en lugar de seguir avanzando. En las últimas
décadas del siglo XX, los agentes de las nuevas pautas dirigidas conscientemente, desde arriba, serán los madrileños asentados en la ciudad, de niveles socioculturales medios y altos, instruidos y preocupados por emplear la norma culta.
Las tres áreas madrileñas comparadas tienen sus propias dinámicas internas
—lo que en parte se debe a su distinta localización geográfica y a su diferente
estructura social— pero, vistas en conjunto, convergen en una dirección común: los tres segmentos fónicos son variables sociolingüísticas cuyo desarrollo
está hoy claramente orientado hacia la norma culta castellana.
La zona más estable y conservadora de las tres es el barrio de Salamanca,
la única que no ha experimentado cambios de población importantes. Hoy siguen residiendo allí madrileños con un estatus medio-alto, conscientes de su
poder para protagonizar modas sociales. Los tres segmentos fónicos analizados
son allí poco variables y las soluciones normativas que se registran identifican
a los residentes en este barrio como adscritos a la norma castellana culta septentrional. La red social de Alcalá de Henares sigue esa misma referencia, aunque aquí algunas soluciones meridionales han progresado más que en el barrio
de Salamanca.
La población de Getafe se manifiesta como la más inestable, porque la
muestra que se ha utilizado para estudiarla es también la única apropiada para
analizar el impacto lingüístico de la inmigración. Sus fluctuaciones demográficas han quedado plasmadas en la compleja estratificación de variantes que allí
alcanzan las tres variables sociolingüísticas. El contacto dialectal no ha favorecido el desarrollo de los cambios fónicos meridionales; esto es, la mezcla social no se ha traducido en mezcla dialectal, sino en la adopción por parte de
los inmigrantes de los rasgos normativos madrileños. La velocidad con que se
ha corregido la dirección que traían los cambios en el habla de los inmigrantes
y la rápida adopción de las soluciones más conservadoras han supuesto en
Getafe una desdialectalización que sólo puede explicarse por la necesidad de
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los nuevos pobladores de asimilarse rápidamente a la comunidad receptora
para su completa integración. La población inmigrante no goza aquí del prestigio necesario para llevar los cambios lingüísticos más allá del centro-norte peninsular, ni tampoco para hacer que avancen en la estructura de la sociedad
madrileña. Por el contrario, su deseo de formar parte de la nueva comunidad
de habla les lleva a compartir sus mismas valoraciones y actitudes, y a sumarse a los usos lingüísticos urbanos.
A la luz de estos datos podemos afirmar que getafeños, alcalaínos y madrileños del barrio de Salamanca comparten actitudes ante los mismos hechos de
lengua y siguen una referencia normativa común que permite reconocerlos
como parte de la misma comunidad de habla. La identificación de todos ellos
con una misma norma conservadora permite predecir que, por lo que respecta
a la difusión de esos tres segmentos fónicos característicos de la norma meridional, parece improbable que por el momento consigan superar la frontera
madrileña.
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