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ECOTURISMO COMUNITARIO EN CHILE 2010 Ecoturismo comunitario Chungará San Pedro de Atacama La gestión de proyectos de ecoturismo comunitario emprendida en Chile, ha permitido el desarrollo de una actividad turística sustentable en diversas localidades del país, asociada a la preservación de los recursos naturales y culturales de las comunidades participantes y a la generación de una red de apoyo entre los actores involucrados –comunidades indígenas, caletas de pescadores, colonos australes, entre otros–, fomentándose la generación de ingreso para los mismos y la implementación de prácticas innovadoras para su progresiva inserción en el mercado turístico internacional. El presente documento da cuenta –bajo los tres ejes visuales que fundamentan la oferta turística de Chile, Desierto, Bosques y Hielos–, de las principales experiencias implementadas por comunidades locales a lo largo del país, y que han contado con una presencia activa del Grupo de Investigaciones Agropecuarias y del Fondo de las Américas en términos de apoyo financiero y metodológico. Agradecimient os Isla Mocha Lago Budi Lonquimay Valdivia El Cañi Mapu Lahual Contao Liquiñe • Asociación Indígena de Prestadores de Servicios y Guías de Turismo-Putre • Asociación Indígena Red de Turismo Rural Lican Huasi, San Pedro de Atacama • Asociación Indígena Quimque Wentru, Lonquimay • Grupo Guías Cañi-Pucón • Asociación Indígena de microempresarios turísticos TxayenkoLiquiñe • Asociación Indígena Azlilko Lewfu, Budi • Sindicato de Pescadores de Isla Mocha, Concepción • Sociedad de Turismo Isla Marqués de Mancera S.A., Valdivia • Asociación Indígena Mapu Lahual del Butahuillimapu, Osorno • Sindicato de Pescadores Caleta Contao, Puerto Montt • Sindicato de Pescadores Caleta El Manzano, Puerto Montt • Asociación Gremial Agrícola y Ganadera Lago Paloma, Aysén • Asociación de Turismo Patagonia Offshore - Punta Arenas Aysén Edición General: Grupo de Investigaciones Agrarias Concepto editorial y textos: Héctor Morales Patricio Antilef Punta Arenas Edición y Diseño: Fotografías: Impresión: Ejemplares Ocho Libros Editores Nicolás Piwonka y Guy Wenborne Salesianos S.A. 2010 1000 Foto portada: Torres del Paine (Nicolás Piwonka) C hile es reconocido internacionalmente como un territorio cuyos ecosistemas poseen un excepcional nivel de endemismo, característica inusual para territorios continentales. La conformación y desarrollo de éstos es producto de múltiples factores, tales como la amplitud latitudinal de Ch ile con tin en tal, extendida por más de cuatro mil kilómetros y que cubre alrededor de 44 grados de latitud. Otros factores son la orografía, representada por dos cadenas montañosas con alturas que en algunos casos superan los 6.700 metros de altitud y que recorren en forma paralela gran parte de su territorio, y el clima –determinado en gran medida por el factor oceánico y la dinámica del anticiclón del Pacífico Sur, que también ejerce un a poderosa in fluen cia sobre la distribución temporal de la humedad atmosférica de gran parte del territorio continental del país. La interacción de estos tres factores relevantes define un territorio d e altos con trastes; cord illeras, océan os y d esiertos con stitu yen barreras biogeográficas que h an favorecido la evolución de numerosas especies y géneros en forma exclusiva –como producto de su aislamiento del resto del continente– y el surgimiento de paisajes de alta fragm en tación qu e refu erzan la especificidad local de los ecosistemas. Estas características ecológicas elevan el p oten cial tu rístico d e Chile, imponiendo la necesidad de enfrentar de manera diferenciada y flexible los requerimientos y desafíos de las diversas actividades, que en este ámbito, se desarrollan en cada una de sus regiones. En ciertos casos las propias comunidades locales h an revertido las debilidades asociadas a su natural aislamiento y marginalidad, implementando empresas ecoturísticas con el apoyo financiero del Fondo de las Américas–Chile. Estas iniciativas de ecoturismo comunitario han puesto a disposición de los visitantes un conjunto de productos ecológico-culturales que h an permitido gen erar ren ta y empleo no tradicional asociado a la protección de la naturaleza, el paisaje y el medio ambiente. Debemos buscar a los prin cipales actores de estas in iciativas en algun as comun idades in dígen as y caletas de pescadores, en con jun to con grupos de ecologistas y colon os australes, quien es h an optado por priorizar la con servación ambien tal, favoreciendo la ocupación equilibrada del territorio y fomentando actividades en medio de la naturaleza vinculadas a expresiones propias de las culturas locales. En la práctica se ha establecido un modelo de gestión ecoturística que involucra la generación de una efectiva red de apoyo en tre los diversos actores, con el objeto de promover turísticamente sus localidades a través de diferentes medios. De esta manera se ha fomentado la puesta en valor de la ruralidad y el desarrollo de la innovación; condiciones que favorecen la inserción de estas iniciativas en los mercados internacionales. El Servicio Nacional de Turismo y la Corporación Nacional Forestal de Chile han definido una mirada de largo plazo para los esfuerzos de fortalecim ien to d e n u estro p aís como destino turístico, con el objeto de facilitar y estimular el crecimiento de la industria turística en forma armónica, planificada y sustentable. “El desarrollo turístico se compatibiliza con ( ...) otras actividades productivas, ampliando así las oportunidades de promover productos turísticos, concordando las visiones de los sectores público y privado hacia un programa de competitividad que incorpora aspectos esenciales tales como la utilización de los recursos turísticos con criterios de sustentabilidad”.1 El Ecotu rism o Com u n itario, como modelo de gestión turística en red, comprende un catastro de recursos naturales y culturales, ecosistemas y sitios de interés turístico, de actividades culturales propias del espacio rural: artesanía, fiestas tradicionales, infraestructura y ofertas gastronómicas en cada una de las localidades asociadas, acordes con los requerimientos y principios de sustentabilidad; productos ecoturísticos formalizados en las instancias competentes. El presente documento da cuenta, brevemente, de algunas importantes experiencias de Ecoturismo Comunitario emprendidas bajo los tres ejes geográficos naturales que ofrece Ch ile en este sen tid o: Desierto, Bosque y Hielos. 1. Política Nacional de Turismo, Servicio Nacional de Turismo, 1998. Desierto E n la zona meridional de Los Andes sudamericanos se encuentra la región norte de Chile, señalada como la más árida del planeta. Esta extraordinaria condición es producto de la influencia que sobre ella ejercen, en forma conjunta, factores principalmete atmosféricos y orográficos. En efecto, la dinámica del Anticiclón del Pacífico Sur garantiza cielos transparentes gran parte del año y la presencia de cordones montañosos impiden prácticamente toda penetración de masas de aire húmedo, sean de origen oceánico o amazónico. En este paisaje se ha desarrollado un ecosistema que presenta altos grados de adaptación, tanto para las formaciones vegetales como de la fauna asociada. La ocupación humana en la altura y aridez de la Puna se remonta a más de diez mil años atrás. En su complejo pro- ceso de adaptación, el hombre ha recorrido un largo camino de aprendizaje de estos ecosistemas, desde aquellas antiguas comunidades de cazadores-recolectores hasta las que se desarrollaron con posterioridad en aldeas agro-pastoriles. En la actualidad, los asentamientos humanos están conformados mayoritariamente por el conjunto de pueblos originarios que se desplegaron por esta región –herencia de las culturas Aymara, Quechua y Atacameña–, quienes combinan modos tradicionales y modernos de convivencia y desarrollo. Valle de la luna, Salar de Atacama. Foto: Guy Wenborne Flamencos en Lago Chaxa, Salar de Atacama. Foto: Nicolás Piwonka Chungará Cuen ta la leyen da que en un tiempo lejan o, sólo don de la n ube de n uestra imagin ación n os puede llevar, en un h ermoso valle an din o, rodeado de aves y an imales, h abitaban dos pueblos muy cercan os. A pesar de la vecin dad que los un ía, sus relacion es estaban muy deterioradas debido a in ten sas batallas libradas por el domin io de sus tierras cultivables, el agua y el gan ado, y que sólo h acían cosech ar el odio en tre las dos comun idades. Un buen día los dioses de las alturas, molestos con esta luch a en tre h erman os, quisieron que los jóven es prín cipes de cada pueblo se con ocieran y se en amoraran con tal in ten sidad y pureza, que fueran un ejemplo para sus pueblos y permitieran la llegada de la paz. El od io acu m u lad o en tre am bas p oblacion es estaba en raizad o en su s corazon es y n o dio pie a estas preten sion es; por el con trario, am bos ban dos urdieron maliciosas formas de separar a la joven pareja, pero cuan to más in ten tos se h acían , más fuertes eran los lazos en tre los aman tes. La soberbia de quienes se oponían dio paso a la ira y en una cruel medida, los sacerdotes de las dos comunidades decidieron sacrificarlos. Así fue como en una oscura noche, de la que ni la luna quiso ser espectadora, los cuerpos de los amantes fueron enterrados lejos uno del otro. La madre n aturaleza n o quiso ser cómplice de tan h orren dos h ech os, por lo que desató con idén tica ira todas sus fuerzas. Duran te much o tiempo llovió y llovió, las tormen tas arreciaron , rayos y truen os asolaron largamen te la región causan do la desaparición de ambos pueblos bajo las aguas, dan do lugar a dos h ermosos y refulgen tes lagos llen os de vida. Además, en su volun tad de un ir a los aman tes, la diosa h izo que en el lugar don de fueron en terrados los cuerpos dados en sacrificio, surgieran dos maravillosos volcan es, los Payach atas, con ocid os tam bién com o los volcan es Parin acota y Pomerape. En la actualidad, en los poblados del in terior de la región de Tarapacá, las frías n och es de in viern o son an imadas por el relato oral que los an cian os tran smiten a los más jóven es en torn o del n acimien to de los Payach atas, y cómo se com un ican m edian te las fum arolas y destellos de sus con os. Los volcan es sirven de marco para los lagos que emer- gen de esta leyen da, el Ch un gará y el Cotacotan i, don de los en amorados se paseaban en pequeñ as can oas, en salzan do silen ciosamen te el amor puro de la emblemática pareja. Este es el escen ario n atural de vida de las comun idades Aymara, que jun to a sus tradicion ales actividades agropastoriles, h an d ad o origen a la Asociación In d ígen a Aym ara d e Prestad ores d e Ser vicios y Guías de Turismo, ASPSTUR, un a in iciativa que articula la oferta ecoturística de poblados en torn o al lago Ch un gará, un o de los más altos y descon tamin ados del mun do. ASOCI ACI ÓN I NDÍ GENA AYMARA DE PRESTADORES DE SERVI CI OS Y GUÍ AS DE TURI SMO, ASPSTUR. ATRACTI VOS: Altiplano c hileno Lag unas y humedales Altas c umbres SERVI CI OS: Guiado turístic o po r el Lago Chung ará Alo jamiento Alimentac ió n CONTACTO: Silvia Ló pez Direc c ió n: Putre sin número , Aric a Fo no : 56–58–223592 / 56- 09- 7716479 e- mail: sumac o ta@ ho tmail. c o m Laguna Legia, Salar de Atacama. Foto: Guy Wenborne San Pedro de At acama Un buen día, hace unos diez mil años atrás, aparecieron ciertos hombres entre la alta puna y los cielos azules, observando los animales, plantas y agua que había entre los valles, oasis y lagos. Eran los únicos, como elegidos por sus dioses, y descendieron por el curso de los ríos, alejándose de las alturas, hasta ocupar cuevas y refugios localizados cerca de arroyos y pastos. Los Atacameños fueron el pueblo originario y fundador de la llamada “Cultura San Pedro”, estableciéndose en la hoya del río Loa y en todos los oasis del desierto de Atacama. Fueron los primeros agricultores, y por lo tanto, el primer pueblo sedentario de Chile. Como el suelo cultivable era muy escaso, construyeron terrazas de cultivo en los faldeos de los cerros regadas con rudimentarias pero eficaces técnicas y fertilizadas con guan o de llama. Su principal actividad económica fue la agricultura, destacando los cultivos de siete variedades de maíz, quínoa, frijoles, tunas, algodón, calabazas, papas y porotos. También se dedicaron a la ganadería, especialmente de llamas y alpacas, de las cuales aprovechaban la carne y la lana. Además las utilizaron como su principal medio de transporte, para realizar un frecuente intercambio comercial con los pueblos costeros. H oy en día, un a de las prin cipales actividades de sus h abitan tes se asocia al turismo de n aturaleza que desarrollan los diversos pueblos de la zon a, ofrecien do sus servicios en medio del desierto altiplán ico. Cuen tan con un a red de albergues de altura con h abitacion es, servicios h igién icos e in fraestructura complemen taria en diez localid ad es: Pein e, Socaire, Solor, Coyo, Sequ itor, Mach u ca, San Ped ro, Tocon ce, Cupo y O llagüe. Un con jun to de guías, con amplios con ocimien tos de su h istoria e iden tidad cultural, orien ta y refuerza las visitas programadas en torn o a las bellezas n aturales y el valioso patrimon io cultural de cada pueblo. ASOCI ACI ÓN I NDÍ GENA RED DE TURI SMO RURAL LI CAN HUASI ATRACTI VOS: Salar de Atac ama Oasis Lag unas de altura Flo ra y fauna nativa SERVI CI OS: Visitas pro g ramadas a vo lc anes, geiser, lag unas, salares y sitio s arqueo ló g ic o s Alo jamiento Alimentac ió n CONTACTO: Janett Castro Direc c ió n: Granadero s 264, Calama, Geiser El Tatio, San Pedro de Atacama. Foto: Nicolás Piwonka Anto fag asta Fo no Fax: 56–55- 343959. e- mail: lic anhuasito urismnet@ ho tmail. c o m – 10 – – 11 – Bosques A l sur de la región del Bío Bío y el caudaloso río homónimo que la recorre, comienza una zona considerada por los expertos como una de las de mayor endemismo del planeta. Su paisaje alberga una gran variedad de especies que no habitan en ningún otro lugar del mundo, y por lo tanto, son considerados de alta prioridad para la conservación de la biodiversidad global. Su ecosistema más representativo es el llamado bosque templado-húmedo, del cual sólo existen cinco similares en el planeta, poseedor de una gran diversidad de especies vegetales –árboles, enredaderas, helechos, líquenes y musgos, entre otros–, que cohabitan un paisaje de bosques con especies emblemáticas relictas como la araucaria y el alerce, cuya presencia data desde hace más de 200 millones de años. Bosque húmedo templado, Río Yelcho, Chaitén. Foto: Nicolás Piwonka Ausentes de lo que ocurre a sus pies, estos gigantes del bosque se asoman por sobre el resto de la vegetación para contemplar el horizonte por donde el sol los ha saludado y despedido miles de veces. Este ecosistema prístino, escenario de imponentes bosques milenarios, ha permitido la ocupación del hombre desde tiempos remotos: las culturas mapuche–pehuenche, con una fuerte integra- ción en su hábitat, se han caracterizado por su especial cosmovisión de mundo arraigada a la tierra y su consecuente utilización de los recursos naturales a escala humana. Parque Nacional Conguillio, Temuco. Foto: Nicolás Piwonka Lonquimay Las primeras luces del día dejan ver la majestuosidad de las montañas que nos rodean. Conforme amanece, una bruma densa y helada se apodera del lugar que sólo permite unos pocos metros de visibilidad. Todo se aprecia en sus contornos, la única figura bien definida que se resiste a desaparecer son aquellas inmensas columnas de troncos que surgen entre los matorrales y se pierden a una decena de metros sobre nosotros en la espesura de la bruma. Poco a poco el día y su luz nos revela la cúspide de estos gigantes; imponentes brazos en forma de paraguas que tejen un entramado verde. Estamos en los bosques del pewén –Araucaria araucana– una de las coníferas más antiguas del planeta, cuya existencia se remonta a cuando los continentes todavía estaban unidos en la Pangea. En su madurez pueden alcanzar los 50 metros de altura y una edad máxima de dos mil años. Su principal área de distribución es Los Andes meridionales, entre los volcanes Antuco por el norte y Lanin por el sur –entre los 800 y 2.200 metros de altitud. Un paisaje modelado por las pasadas glaciaciones y una incesante actividad volcánica. Nuestro asombro, es in terrumpido por los roncos sonidos de una tropa de caballos guiados por un baqueano que nos trae las cabalgaduras necesarias para internarnos en la espesura del bosque. Minutos más tarde, con ritmo pausado, llega a nuestro encuentro otro jinete, es Sergio Meliñir, nuestro guía. ¡Mari mari! son las primeras palabras que nos dirige. Ante nuestro desconcierto replica con un “Buenos días” al cual respon demos presurosos. Más tarde Don Sergio nos aclara que se trata de un saludo característico hecho en mapudungun y que estamos en territorio Pewenche –gente del pewén–, una de las identidades territoriales del pueblo Mapuch e, cuya historia en este territorio es tan antigua como el pewén. Para los mapuches, nos explica, las personas –che– y la naturaleza –mapu– están indisolublemente unidos y participan del mismo ciclo vital, por lo tanto, no existen diferencias, puesto que comparten el mismo origen –ñuke mapu, madre tierra– su relación debe ser fraterna. En el caso de los pewenches, la relación con el pewén es notoria, dado que una parte importante de su alimentación está constituida por el guilliú o piñón, fruto del pewén que es recolectado todas las temporadas y con el cual se preparan diversos tipos de alimentos. La asociación In d ígen a Qu im qu e Wentru ha organizado una oferta turística desde la hostal Folil Pewenche con un conjunto de actividades asociadas a la naturaleza y cultura tradicional. ASOCI ACI ÓN I NDÍ GENA QUI MQUE WENTRU ATRACTI VOS: Bo sques de Arauc arias Vo lc anes, río s y lago s SERVI CI OS: Cabalg atas Alo jamiento Alimentac ió n CONTACTO: Serg io Meliñir Direc c ió n: Ig nac io Carrera Pinto 110 Lo nquimay, Temuc o Fo no Fax: 56–45–891110 e- mail: quimque@ entelc hile. net Liquiñe Ubicado a 72 km. de Panguipulli y a una altura de 2.400 metros sobre el nivel del mar, emerge este poblado cordillerano en medio de la exuberante vegetación “valdiviana”, con vista a imponentes volcanes andinos. Uno de los más placenteros atractivos de Liquiñe son sus baños de aguas termales, de barro y de vapor, a temperaturas de hasta 80º Celsius. Son baños de tipo hipertermal, oligometálicos, silicados, cálcidos y litinados; sustancias ideales para trastornos cardiovasculares, afecciones reumáticas, dermatológi- cas, bron quiales y gin ecológicas. Estas reparadoras termas se complementan con actividades de pesca, cabalgatas y observación de flora y fauna. Junto a los mencionados baños termales y de barro medicinal, entre otras posibilidades de esparcimiento, la Asociación Indígena de Microempresarios Turísticos Txayenko organiza todos los años, en la temporada de verano, una gran feria gastronómica y una exposición artesanal, muy representativa de las tradiciones locales. Cabañas equipadas, zonas de camping y servicio de restaurante, son parte de la oferta turística de esta localidad. ASOCI ACI ÓN I NDÍ GENA DE MI CROEMPRESARI OS TURÍ STI COS TXAYENKO ATRACTI VOS: Bo sques Termas SERVI CI OS: Baño s termales CONTACTO: Nelda Trafipan Fuentes Direc c ió n: Camino Internac io nal s/ n Liquiñe. Pang uipulli, Temuc o Fo no : 56–63–311060 c entral de llamado s Liquiñe Lonquimay, Temuco. Foto: Nicolás Piwonka Bosque de araucarias, Lonquimay. Foto: Nicolás Piwonka – 17 – El Cañi “En este suelo habitan las estrellas / En este suelo canta al agua / de la imaginación / Más allá de las nubes que surgen / de estas aguas y estos suelos / nos sueñan los antepasados / Su espíritu -dicen- es la luna llena / el silencio su corazón que late”. Elicura Chichuailaf. Este lugar invita a sus visitantes a disfrutar de la naturaleza y a conocer sus majestuosos bosques catedrales, admirando su enorme biodiversidad –flora y fauna silvestre– a través de diferentes programas de aventura. Caminatas guiadas por senderos y bosques, kayak y navegación por lagos y ríos, son parte de los atractivos propuestos. Si bien algunos paseos tienen un cierto grado de dificultad, cualquier persona con buen estado físico –sin límite de edad– puede participar de estas entretenidas actividades. El Santuario Cañi, la primera reserva de la n aturaleza privada de Ch ile y h ogar de Araucarias, tiene como misión la conservación del ambiente natural y social. En este contexto, El Cañi se caracteriza por las actividades que allí se realizan, orientadas al conocimiento, comprensión, e integración del desarrollo y la sustentabilidad ambiental de su territorio y de la comunidad que en él vive. Visto desde esta perspectiva, además de una actividad basada en objetivos económicos, está impregnada de una posición ética de resguardo del ambiente, defensa de la cultura de la comunidad y apoyo a la conservación de su cultura y tradiciones. Donde más se ha desarrollado este turismo es en territorios que poseen ecosistemas prístinos o de bajo grado de artificialización, ligados a costumbres y formas de utilización ancestral de la tierra y los recursos desarrolladas por comunidades indígenas o campesinas tradicionales. ORGANI ZACI ÓN COMUNI TARI A GRUPO GUÍ AS EL CAÑI ATRACTI VOS: Bo sques de arauc aria Flo ra y fauna nativa SERVI CI OS: Guiado turístic o y c ientífic o CONTACTO: Juan Pablo Armstro ng Direc c ió n: Lo c alidad de Pic hares, Puc ó n Temuc o Fo no : 56- 09- 9354658 e- mail: santuario c ani@ c hile. c o m Mirador Cerro Cañi. Foto: Nicolás Piwonka I sla Mocha “Hay que mantener el curso rumbo al sur, paralelo a la costa hasta estar frente a Valdivia”. Estas pudieron ser las instrucciones de capitanes que en el tiempo de la Corona Española pretendían llevar sus embarcaciones a salvo de los piratas, por lo que iniciaban el viaje de noche entre Concepción y Valdivia por una ruta aparentemente sin peligros. A mitad de camino les esperaba celosamente un inmenso bloque de tierra camuflado en la oscuridad de la noche y cuya accidentada costa no perdonaba casco alguno. Sin ningún tipo de señal que permitiera divisarlo a tiempo de realizar alguna maniobra, el en cuen tro era violen to y el n aufragio inminente. La principal característica geográfica de Isla Mocha es su forma ovalada, en cuyo centro se alza una cadena montañosa que en su parte más elevada alcanza los 300 metros de altitud y está cubierta de un frondoso y casi impenetrable bosque nativo, donde priman los arrayanes, ulmos, olivillos, laureles y helechos en sus más diversas variedades. Esta rica selva virgen ofrece el hábitat ideal para aves como pidenes, torcazas, bandurrias, fardelas castellanas; destacando además la presencia de mamíferos autóctonos, como el pudú. En su parte sur la isla se encuentra rodeada de roqueríos que con forman numerosos islotes que permiten el desarrollo de una abundante fauna marina con espectaculares loberías, donde una SI NDI CATO DE PESCADORES DE I SLA MOCHA ATRACTI VOS: Flo ra y fauna marina Bo sque nativo Sitio s arqueo ló g ic o s Resto s de naufrag io s SERVI CI OS: Visita a zo nas de naufrag io s Cabalg atas y c aminatas CONTACTO: Bladimir Castillo Ro dríg uez Direc c ió n: Isla Mo c ha s/ n. Co nc epc ió n Fo no s: 65- 09- 2217606 / 56–41–489530 e- mail: Bladimirc astillo @ ho tmail. c o m www. isla- mo c ha. c l excursión con cámara fotográfica en mano será siempre el mejor testimonio de la visita a este increíble lugar de ensueño. El sindicato de pescadores de Isla Mocha ofrece servicios de alojamiento y guiado en playas de arena blanca, ideales para la práctica de deportes como la pesca, vela, windsur f y buceo. A la simple recolección de piedras de diversas formas y colores, preciosas conchas de los más variados tamaños y especies, se une también la observación de restos marinos y curiosidades arqueológicas, consecuencia de los numerosos naufragios acaecidos en esta zona. Las exquisiteces gastron ómicas que producen las aguas de la Isla Moch a son un verdadero placer al paladar. Erizos, caracoles, jaibas y locos son del gusto de los más exigen tes ch efs, que en cuen tran aquí su prin cipal fuen te de abastecimien to. Lago Budi “Después del remezón grande vino la calma, empezamos a recoger las cosas, preocuparnos por los animales y cuando vienen unos gritando que el mar se está saliendo; ahí vino la ola grande que se metió por este brazo del lago y siguió destrozando lo que encontraba por delante”. Así relataba un lugareño como vivió el maremoto del sesenta. Con esa imagen amenazadora nos fuimos a dormir en la ruca. A la mañana siguiente, muy temprano nos levantamos a mirar desde lo alto. Sólo era posible ver una espesa bruma que cubría todo el lago. Después del desayun o empren dimos n uestro camin o hacia una ensenada cercana a la ruca. Al llegar al improvisado muelle nos encontramos con un trozo de tronco ahuecado que hace las veces de bote, es el wuampo, donde se nos ofrece sentarnos en las primeras ubicaciones. A pesar de nuestros temores esta embarcación demostró ser segura y, lo más importante, silenciosa, puesto que nuestro siguiente destino era otra en sen ada don de, según n uestros guías, por las mañanas llegan diferentes especies de aves para alimentarse. Nuestro recorrido se inicia en medio de una densa niebla; un par de metros y – 20 – ya no vemos la orilla ni el improvisado muelle. Lo tranquilo de las aguas y nuestro len to desplazamien to n os dan la impresión de ir flotando en una nube. De vez en cuando un chapoteo del agua nos recuerda que estamos cruzando parte del lago, metidos en un tronco y siguiendo un rumbo que sólo nuestro guía parece conocer en medio de la bruma. Sin embargo algo nos reconforta, estamos en el lago Budi, el lago salado más austral del mundo, nuestros avezados guías son lafquenches –gente del mar– y han realizado estos recorridos por más tiempo del que podamos imaginar. Conforme avanza la mañana la bruma comienza a diluirse y poco a poco aparecen los contornos de los cerros que terminan abruptamente en el lago. Nuestro curso se desvía del extenso lago para adentrarse por un canal serpenteante cuyos recodos mantienen gran cantidad de vegetación. Estamos muy cerca del desagüe principal y la brisa salobre del mar se deja sentir. Al traspasar una curva muy pronunciada llegamos a un verdadero santuario de aves; cientos de ellas se dan cita cada día para alimentarse. Cámara en mano nos preparamos para llevarnos los mejores registros. La Asociación Lafquen ch e Azlilko Lewfu Budi ha organizado un conjunto de servicios de alojamiento étnico en habitaciones denominadas rucas y alimentación tradicional de su cultura. ASOCI ACI ÓN I NDÍ GENA LAFQUENCHE AZLI LKO LEWFU BUDI ( AGUA BONI TA DEL LAGO BUDI ) ATRACTI VOS: Lago salado Hume dales Avifauna SERVI CI OS: Naveg ac ió n Observac ió n de aves Artesanía lo c al Alimentac ió n Alo jamiento CONTACTO: Direc c ió n: Pablo Calfuqueo L. Misió n s/ n, Puerto Do míng uez Temuc o Fo no : 56- 09- 3190388 e- mail: pablo c alfuqueo @ yaho o . c o m www. lago budi. c l Río Futaleufú. Foto: Nicolás Piwonka Mapu Lahual ASOCI ACI ÓN MAPU LAHUAL Valdivia / Corral ATRACTI VOS: Bo sque templado de Alerces cerca de Caleta Gonzalo. Foto: Nicolás Piwonka El Pueblo H uillich e o “gen te del su r”, lo con form ó el con ju n to d e comun idades que h abitaron el territorio que se exten dió por el n orte h asta el río Toltén y por el sur h asta Ch iloé, in cluyen do la Cordillera de la Costa. Este “Butalmapu” o “Gran Territorio” es con ocido por los h uillich es como “Butah uillimapu” o Gran Territorio del Su r. Los h u illich e d e la costa d e O sorn o están lideran do la creación de Areas Protegidas In dígen as. La red de Parques Mapu Lah ual con stituye un a in iciativa recon ocida n acion al e in tern acion almen te como pion era, in n ovadora y de alto poten cial para el desarrollo susten table local; susceptible de ser replicada en otros territorios para el ben eficio de otras comun idades que presen tan características similares. Su objetivo es la con ser vación de bosques n ativos de alerces y olivillo costero den tro de los territorios que poseen las comun idades in dígen as participan tes. La creación de este modelo de preser vación ecológica por parte de las com u n id ad es in volu crad as, se en m arca d en tro d e u n p roceso d e orden amien to y gestión territorial que permitirá el uso y aprovech amien to susten table de los recursos n aturales y escén icos presen tes en la zon a. Cerca de 30 familias en tregan ser vicios de alojamien to y de guías ecoturísticos por un sen dero costero –que es parte de la red Mapu Lah ual–, el que puede ser recorrido a pie en un tiempo aproximado de cuatro días, lo cual exige un a buen a preparación y con dición física. Este trayecto provee varias oportun idades para descan sar y repon er en ergías: camin atas por las playas, n atación , pesca de truch as en los ríos o la simple obser vación de las n utrias en tre las rocas. O tro de los atractivos de la camin ata es el cambio con stan te en el dosel del bosque, lo que permite al visitan te experimen tar la rica variedad de especies y asociacion es vegetales que albergan estos bosques siempre verdes. alerc e c o stero Flo ra y fauna SERVI CI OS: Rec o rrido s pro g ramado s Alimentac ió n Alo jamiento CONTACTO: Direc c ió n: Carlo s Paillamanque Maic o lpi, San Juan de la Co sta, Oso rno Fo no Fax: 56- 09- 9602485 e- mail: lc ardena@ c o naf. c l Durante las primeras campañas de conquista, por los años 1645, se construyeron los castillos de Mancera, Corral, Niebla, Amargos y Cruces, y las fortalezas San Carlos, El Molino, Chorocamayo, El Inglés, Piojo y Carboneros. Debido a su ubicación estratégica cercana al Océano Pacífico, para enfrentar tanto a corsarios y piratas por el mar y los continuos ataques indígenas desde el interior, el conquistador debió levantar un complejo sistema defensivo de fuertes y castillos. El clima templado, la tierras arables, la abundancia de materias primas fabriles y el generoso bosque, se reúnen a través de la importante red de brazos del río Valdivia, cuya silueta se desliza como una profunda, tranquila y navegable vía fluvial que después de recorrer un extenso territorio, mezcla sus aguas sin embate con el mar, en Corral, uno de los puertos más seguros del Pacífico. Aprovechando la incomparable belleza de los ríos valdivianos y el entorno histórico que se enmarca en esta red fluvial, la Comunidad Asotur ha creado una serie de recorridos para visitar y conocer paisajes n aturales de en orme esplen dor y experimentar nuevas formas de turismo de naturaleza. A bordo de diversas embarcaciones se puede fotografiar y admirar la abundante fauna silvestre que habita en estos parajes, además de practicar la pesca deportiva. La comida típica de la zona puede ser degustada en instalaciones especialmente habilitadas, donde el visitante puede probar pulmay –mariscos– carne al disco, mermeladas y alcoholes de la zona. SOCI EDAD DE TURI SMO I SLA MARQUÉS DE MANCERA ASOTUR ( FUERTES ESPAÑOLES) ATRACTI VOS: Arquitec tura c o lo nial Humedales c o stero s SERVI CI OS: Rec o rrido s pro g ramado s po r islas valdivianas c o n ruinas de fuertes militares de la Co nquista españo la: bo rdeando la Isla del Rey, ruta de lo s g aleo nes, ruta de las fo rtalezas Pesc a en alta mar CONTACTO: Nanc y Lanc apic hun Fo no : 56–63–290491 Direc c ió n: Yung ay 520 Valdivia e- mail: aso tur@ surnet. c l – 23 – Cont ao Salimos de Puerto Montt por la Carretera Austral que comienza bordeando el seno de Reloncaví. El camino traspasa algunos estuarios mediante un sistema de trasbordadores, ya que las fuertes pendientes de la Cordillera de los Andes en esta zona se precipitan directamente al mar sin mediar tierras planas. Al cabo de algunas horas llegamos a una de las pocas planicies con borde de costa resguardada del agitado mar. Se trata de las caletas Contao y El Manzano, ambas rodeadas de empinadas montañas tapizadas por densos bosques nativos en donde sobresale el alerce. Este es un lugar de pescadores curtidos por la lluvia –que supera los 2.000 milímetros anuales– conocedores de los secretos de estos mares. A poco de iniciar el viaje en lancha de motor, las toninas, hermosos y dóciles mamíferos marinos, comienzan su frenética carrera en paralelo a nuestra ruta, y tan silenciosas como aparecieron se retiran. Tras algunas millas rumbo al sur nos internamos por una intrincada red de canales que nos llevan a los mejores lugares de pesca que se conocen. 38 kilómetros al sur de Puerto Montt se encuenta la caleta La Arena. En esta caleta se toma el trasbordador que en 30 minutos cruza el estuario de Reloncaví que nos lleva hasta Caleta Puelche. Las caletas Contao y El Manzano se ubican a 36 y 46 kilómetros respectivamen te de distan cia desde Puelche, localidad que marca el límite con la comuna de Hualaihue. Las condiciones geográficas de Contao la hacen favorable para la extracción y cultivo de mariscos como almejas, choros, choritos, cholgas y navajuelas. El ecoturismo está enmarcado dentro de las actividades al aire libre, en contacto con las comunidades locales y sus costumbres. La pesca deportiva es en general del tipo “pescar y liberar”, con el objeto de mantener los niveles de peces en el sector para las futuras actividades de pesca y cumplir con la legislación pesquera –número de piezas por pescador, carné de pesca deportiva–, entre otras disposiciones. Los lugares para camping de la zona disponen de servicios de alojamiento, alimentación, gastronomía marina y repostería típica del sur de Chile. SI NDI CATO DE PESCADORES CALETA CONTAO/ CALETA EL MANZANO ATRACTI VOS: Bo sques de alerc e Mamífero s marino s ( to ninas y ballenas) SERVI CI OS: Pesc a depo rtiva Rec o rrido s po r seno de Relo nc aví Observac ió n de mamífero s marino s Cabalg atas po r bo sque de alerc e CONTACTO: Jo sé Ro dy Alvarado / Gladis Alvarado Fo no Fax: 56- 09–2891392; 56- 09–6448299; 56–65–430292 Direc c ió n: Caleta Co ntao , Hualaihue, Puerto Mo ntt e- mail: c o npupelde@ telsur. c l Caleta El Manzano , Hualaihue, Puerto Mo ntt Desembocadura del Río Yelcho. Foto: Nicolás Piwonka Hielos D urante el cuaternario, en la región austral de Sudamérica se sucedieron variaciones climáticas caracterizadas por grandes oscilaciones de la temperatura, las que dieron origen a una alternancia entre períodos de avance y retroceso de los hielos continentales. Desde los 42 grados de latitud Sur, la dinámica tectónica observada por los expertos, indica una tendencia general al hundimiento en el extremo del continente. Esto ha permitido al mar penetrar, a través del llano central, por los valles interiores de los ríos andinos y de la Cordillera de la Costa, originando una intrincada morfología compuesta por un laberinto de montañas, ventisqueros, islas y canales, que comparten el frío y riguroso clima de influencia oceánica y frentes Laguna San Rafael. Foto: Nicolás Piwonka polares habitual en esta parte austral del mundo. El desarrollo de la vida ha estado determinado por la relación entre el mar y la dinámica de los hielos, hoy representados por dos grandes masas de hielo, denominada Campos de Hielos Patagónicos. Campo de Hielo Norte, tiene una extensión de 100 por 450 km, alcanzando una superficie de 45.000 km2; en tanto que Campo de Hielo Sur, mide 350 km. de largo por 80 km de ancho, con un área total de 28.000 km2. Análisis de registros paleoambientales de tipo biológicos –polen, insectos y macrofósiles–, muestran las impresionantes transformaciones que sufrieron los ecosistemas patagónicos como consecuencia de los cambios climáticos. En la actualidad existe un paisaje natural prístino de inigualable belleza. Espesos bosques del género nothofagus, con lengas, ñirres y coihues de Magallanes, las especies más comunes, albergan una fauna escasa en número pero rica en variedad, destacando el huemul y el puma, entre otros. El ambiente costero sirve de escenario para un ecosistema marino cuyas condiciones de oxigenación, temperatura y salinidad son favorables para el desarrollo de una zona rica en recursos pelágicos, donde resulta habitual observar especies de gran talla, como ballenas azules y delfines. El difícil poblamiento humano, desde mediados del siglo XIX en adelante, se ha realizado a partir de una serie de iniciativas públicas –no exentas de fracasos, deserciones y tragedias– que han buscado un asentamiento más regular en esta zona. Se trata principalmente de aguerridos colonos, hombres y mujeres del fin del mundo, distribuidos en una red de pequeños pueblos y caletas; que habitan una región con muy baja densidad demográfica. Ventisquero en el Canal Beagle. Foto: Nicolás Piwonka Aysén Tras revisar por última vez caballos y aperos, nuestro guía nos da la señal de partida. Nos internaremos por los indómitos parajes de esta región a través de las huellas, creadas por su propio y constante ir y venir, que se empinan por escarpadas pendientes cubiertas de tupidos bosques de coihues, canelos y tepas hasta divisar impresionantes ventisqueros, origen de los gélidos vientos que no dan tregua en ningún momento del viaje. Durante el camino nos relata acerca del inicio de la colonización de la región que se remonta a comienzos del siglo pasado y de la cual su familia forma parte. De cómo sus abuelos se internaron por un singular y desconocido territorio, siendo empleados de las sociedades ganaderas en esas primeras etapas. Desde aquellos años ya van tres generaciones de colonos, hombres y mujeres curtidos por las inclemencias del tiempo. Al trasponer la última colina estamos en un mirador del cual se contempla un paisaje de ensueño; se trata del lago La Paloma, ubicado a 48 km al suroeste de Coyhaique, con una super ficie de 18,75 km2, inserto en un sistema donde se suceden tres lagos unidos entre sí por cortos desaguaderos: lago Azul, lago Desierto y lago La Paloma, este último rodeado de grandes paredes rocosas surcadas por caídas de agua. En una de sus riberas existe una montaña cuya cumbre posee una enorme roca que asemeja la silueta de una paloma en su nido, fenómeno que ASOCI ACI ÓN GREMI AL AGRÍ COLA Y GANADERA LAGO LA PALOMA ATRACTI VOS: Lag unas Bo sque nativo SERVI CI OS: Cabalg atas Alo jamiento Alimentac ió n CONTACTO: Mario Saldivia Direc c ió n: Franc isc o Bilbao 583, Co yhaique Fo no Fax: 56–67–234415 e- mail: fundesa@ entelc hile. net dio origen a su nombre. Sus parámetros de temperatura del agua ( 9º C en promedio) y exposición ( umbría) permiten el desarrollo de una población de truchas caracterizada por su abundancia y tamaño, lo que representa un gran atractivo para los pescadores deportivos. Inspirados por este hermoso paisaje, la Asociación Gremial Agrícola y Ganadera Lago La Paloma –compuesta por estos colonos del fin del mundo– ha desarrollado una iniciativa en el área del ecoturismo comunitario e invita a disfrutar de los parajes de esta indómita belleza. Punt a Arenas “Centenares de picos, de cándidos macizos caprichosamente revestidos de h ielo, osadas agujas de gran ito y de esquistos arcillosos no sólo no han sido jamás escalados, sino que permanecen hasta ahora envueltos en el misterio de sus cielos hoscos y tempestuosos”. Esta bella expresión del padre Alberto M. D’Agostini, incansable explorador de esta zona, es adecuada para describir el paisaje del confín del mundo. En efecto, la Cordillera de los Andes desde Torres del Paine hacia el sur, gira en su recorrido longitudinal norte-sur hasta terminar en la zona del canal Beagle con dirección este-oeste. En este recorrido es abatida por la fuerza de los mares y vientos polares desmembrándose en archipiélagos y canales que crean verdaderos mares interiores. La escasa altura de los remanentes andinos es compensada por la caprichosa mor fología de sus cumbres y el riguroso clima, capaz de alimentar glaciares que se descuelgan en escarpados frentes hasta los canales adornados por impresionantes témpanos. Por dichos canales es posible avistar enormes mamíferos y cetáceos marinos, amplias colonias de aves que anidan año tras año en los mismos lugares. Es por estas latitudes donde funciona Patagonia Off Shore, cuyas actividades incluyen expediciones exclusivas; investigación, conservación ambiental, soporte logístico y turismo de intereses especiales. – 30 – Ventisquero en Cordillera Darwin, Punta Arenas. Foto: Nicolás Piwonka EMPRESA LOCAL ATRACTI VOS: Ventisquero s Canales SERVI CI OS: g uiado espec ializado ( téc nic o s en turismo , bió lo go s marino s, veterinario s) Turismo Aventura Alimentac ió n CONTACTO: No rberto Luna Bueno s Aires, Argentina Fo no : Mó vil: 54–11–47116473 154–4011728 Punta Arenas, Chile Mó vil: 56- 09–6401491 Fo no : 56- 61–234415 Direc c ió n: Chile 1696, Punta Arenas E- mails: mo o no ffsho re@ ho tmail. c o m patago niao ffsho re@ entelc hile. net patago nia@ patago niao ffsho re. c o m Web site: www. patago niao ffsho re. c o m