TRABAJO DE FIN DE GRADO
ARQUEOLOGÍA DE LOS PAISAJES MEDIEVALES
GADITANOS: MEDIO FÍSICO Y TERRITORIO
EN LA SIERRA DE CÁDIZ
DANIEL RÍOS TOLEDANO
EMILIO MARTÍN GUTIÉRREZ
GRADO EN HISTORIA
2014/2015
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
ÍNDICE
_
1.
Introducción……………………………………………………………….…….3
2.
Arqueología Medieval: Pasado y Presente……………………………………...7
3.
La Arqueología del Paisaje: metodología y perspectivas………….…………...11
3.1 Consideraciones previas……………………………………………………..11
3.2 El objeto de estudio de la Arqueología del Paisaje……………………….…12
4.
La Sierra de Cádiz: un paisaje de Frontera…………………………….……….15
4.1 Olvera………………………….…………………………………………….18
4.2 Torre Alháquime………………………….…………………………………20
4.3 Audita…………………………………….………………………………….22
4.4 Montecorto……………………………….………………………………….23
4.5 Zahara de la Sierra……………………….………………………………….25
4.6 Setenil de las Bodegas…………………….……………………………....…29
4.7 Cardela…………………………………….………………………………...32
4.8 Aznalmara………………………………….………………….…………….35
4.9 Matrera………….………………………….……………………….……….37
5.
Conclusiones………………………………….………………………………...41
ANEXOS
Imágenes………………………...……………..……………………………….44
Bibliografía...……………………………………..…………………………….53
Cartografia.……………………………………..………………………………59
1
ARQUEOLOGÍA DE LOS PAISAJES MEDIEVALES
GADITANOS: MEDIO FÍSICO Y TERRITORIO
EN LA SIERRA DE CÁDIZ
El paisaje es memoria. Más allá de sus
límites, el paisaje sostiene las huellas
del pasado, reconstruye recuerdos,
proyecta en la mirada las sombras de
otro tiempo que sólo existe como
reflejo de sí mismo en la memoria del
viajero o del que, simplemente, sigue
fiel a ese paisaje
Julio Llamazares, El río del olvido
RESUMEN
El presente trabajo pretende realizar un estudio sobre el paisaje rural de la Sierra de Cádiz durante los
siglos bajomedievales. El objetivo consiste en interpretar una serie de datos arqueológicos relacionados
con la frontera noroccidental del Reino nazarí de Granada. Esta investigación tiene el propósito de
destacar la importancia del patrimonio heredado por la cultura andalusí desde un enfoque históricoartístico.
PALABRAS CLAVES
Paisaje rural, Sierra de Cádiz, Baja Edad Media, Patrimonio
ABSTRACT
With the present work, we intend to offer a study of the rural landscape of the Sierra de Cadiz during the
Late Middle Ages. The aim of this idea is to interpret a series of archaeological information relating to the
border with the Nasrid Kingdom of Granada. This research aims to develop the importance of the heritage
inherited of Andalusian culture from a historical and artistic perspective.
KEY WORS
Rural landscape, Sierra de Cadiz, Late Middle Ages, Heritage
2
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de esta investigación es analizar las transformaciones más
significativas del paisaje como consecuencia de la sustitución de la sociedad andalusí
por la feudal. El marco territorial de este trabajo es la Sierra de Cádiz durante el período
comprendido entre los siglos XIII y XV. El paisaje de este territorio está marcado
principalmente por las construcciones andalusíes, predominantemente, de carácter
militar, debido a que este espacio estuvo vinculado con la frontera noroccidental del
reino nazarí de Granada. Así pues, en este trabajo analizaremos las estructuras
defensivas que durante los siglos bajomedievales definieron el paisaje de Frontera. El
establecimiento de la Frontera castellana con el reino de Granada influyó notablemente
en numerosos aspectos como en el desarrollo de las actividades ganaderas. De esta
manera, en este trabajo se estudian los castillos como un factor relevante que surgió
como consecuencia de la necesidad de controlar el territorio.
En relación a la metodología, este trabajo de fin de grado se inició con la
búsqueda de bibliografía relacionada con las actividades arqueológicas medievales que
se habían desarrollado tanto a nivel nacional como a nivel regional en España. En este
sentido, tuve que consultar varios manuales sobre Arqueología Medieval 1 para conocer
más detenidamente la metodología arqueológica empleada para estudiar los restos
materiales procedentes de la Edad Media. Por otro lado, tuve la oportunidad de leer las
actas de los Congresos Nacionales de Arqueología Medieval y de otros coloquios de
gran envergadura2. También tuve la suerte de consultar algunos artículos de revistas
científicas relacionadas con los estudios medievales y la arqueología. Posteriormente,
centré mi atención en estudiar las investigaciones arqueológicas que se habían realizado
en Andalucía y más, concretamente, en la Sierra de Cádiz. En este sentido, debo
destacar la consulta de los Anuarios Arqueológicos de Andalucía, así como de las
investigaciones más específicas relacionadas con la Sierra de Cádiz. Posteriormente,
1 Michel de Boüard y Manuel Riu, Manual de arqueología medieval: de la prospección a la historia,
Barcelona: Teide, 1977. Ángel Luis Molina Molina y Jorge A. Eiroa Rodríguez, Tendencias Actuales en
arqueología Medieval, Murcia: Universidad de Murcia, 2007. Riccardo Francovich, Antonio Malpica
Cuello y Adela Fábregas García, La arqueología medieval: entre la historia y la gestión del patrimonio,
Granada: Universidad de Granada, 2008. Juan Antonio Quirós Castillo y Belén Bengoetxea Rementería,
Arqueología III. Arqueología Medieval y Posmedieval, Madrid: UNED, 2010.
2 Me refiero al I Coloquio de Historia y Medio Físico (1989), al I Coloquio Hispano-Italiano de
Arqueología Medieval (1990), a las I Jornadas de Historia Rural y Medio Ambiente en la Andalucía
medieval (2000), al I Congreso sobre ecohistoria e historia medieval (2000), etc.
3
consulté algunas fuentes primarias como la Crónica de Alfonso X3, el libro de la
Montería del Rey Alfonso XI4 y la Crónica de Juan II de Castilla5 para adquirir más
información sobre el territorio durante los siglos bajomedievales. Por último, realicé una
recopilación iconográfica y cartográfica de la Serranía Gaditana.
Hasta el momento las publicaciones sobre la Sierra de Cádiz no han sido más que
tratadas en aproximaciones parciales y dispersas. Aunque es evidente que la bibliografía
sobre la Sierra de Cádiz en época medieval ha ido adquiriendo un notable impulso en
las últimas décadas. Cuando hablamos de los castillos de la serranía y, más
concretamente, de la provincia de Cádiz es imprescindible citar la obra Historia
Medieval de Cádiz y su Provincia a través de sus castillos de Pablo Antón Solé y
Antonio Orozco Acuaviva que marcó un hito. Por otro lado, se han publicado
importantes estudios sobre la evolución del poblamiento de la Serranía Gaditana como
los realizados por Juan Manual Suárez Japón6. En cierto modo, la mayoría de las
investigaciones vinculadas con la Sierra de Cádiz se han elaborado desde la perspectiva
de la Historia local de cada municipio. Olvera, Setenil, Villamartin y Zahara han sido
los municipios mejores estudiados. En relación a los estudios de Olvera, debemos
subrayar la obra de Manuel Rojas Gabriel Olvera en la Baja Edad Media (Siglos XIVXVI). Las investigaciones relacionadas con Setenil de Luis Guerrero Misa han
consistido en el estudio arqueológico de la villa. Además, uno de los mejores avances
de este municipio ha sido la elaboración de su carta arqueológica publicada en 2009. En
relación a Zahara de la Sierra, debemos destacar la obra de Luis Cobos Rodríguez
Zahara. Memoria recuperada del patrimonio arqueológico, La Historia de Zahara. A
través de los documentos y la historiografía de Francisco Siles Guerrero y las
aportaciones de Luis Iglesias García sobre este territorio desde el siglo XIV hasta el
XVIII. En lo referente a los estudios relacionados con Villamartín debemos citar la
reciente investigación de José María Gutiérrez y Virgilio Martínez Enamorado A los
pies de Matrera (Villamartín, Cádiz). Un estudio arqueológico del Oriente de Šiḏūna.
3 Manuel González Jiménez, Crónica de Alfonso X, según el Ms. II/2777 de la Biblioteca de Palacio Real
(Madrid), Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 1998.
4 José Gutiérrez de la Vega (ed.), Libro de la Montería del Rey Alfonso XI, Madrid, 1877.
5 Juan de Mata Carriazo y Arroquia (ed.), Crónica de Juan II de Castilla, Madrid, 1982.
6 Juan Manuel Suárez Japón, El hábitat rural en la sierra de Cádiz. Un ensayo de Geografía del
poblamiento, Cádiz: Diputación, 1982. Ídem, Frontera, territorio y poblamiento en la provincia de Cádiz,
Cádiz: Universidad, 1991.
4
También podemos recalcar el libro de José Luis Villalonga Haçer un muy buen pueblo.
Del Campo de Matrera a Villamartín. Análisis de un proceso repoblador en la banda
morisca del reino de Sevilla (1256-1503). En estos últimos años se han publicado cuatro
obras fundamentales que han intentado formalizar y precisar las investigaciones sobre la
Sierra de Cádiz: Mayorazgo y cambio político. Estudio sobre el mayorazgo de la Casa
de Arco al final de la Edad Media de Federico Devís Márquez, Sierra de Cádiz
Andalusí. Arquitectura y Urbanismo Islámicos en la Frontera Occidental del Reino de
Granada de Alejandro Pérez Ordóñez, Las últimas tierras de al-Andalus. Paisajes y
poblamiento del reino nazarí de Granada de Antonio Malpica Cuello y Paisajes,
ganadería y medio ambiente en las comarcas gaditanas. Siglos XIII al XIV de Emilio
Martín Gutiérrez. A pesar de las numerosas publicaciones, la Sierra de Cádiz durante la
época medieval continúa teniendo ciertas carencias.
El trabajo que el lector tiene en sus manos se encuentra dividido
fundamentalmente en tres partes. La primera parte se corresponde con el apartado
Arqueología Medieval: Pasado y Presente, en este punto se manifiestan las diferentes
circunstancias que han permitido un avance del desarrollo de esta arqueología en
España así como un estado de la cuestión. En la segunda parte, La Arqueología del
Paisaje: Metodología y Perspectivas, se analizan las principales características de la
Arqueología del Paisaje y su objeto de estudio, es decir, se pretende examinar sus
objetivos y sus funciones y, además, su posible aplicación en el paisaje rural de la Sierra
de Cádiz. En la tercera parte, se estudian los castillos como un elemento articulador del
paisaje. Cada castillo cuenta con su situación geográfica, su referencia en las fuentes
primarias, su descripción histórica-artística, su estudio arqueológico y, en algunos
casos, se incluye información iconográfica. Finalmente, en el apartado de nexos se
incorporan más información sobre el patrimonio de la Sierra de Cádiz y varias
fotografías realizadas por el autor.
Finalmente, me gustaría realizar una serie de agradecimientos a todas aquellas
personas que, de una u otra manera, han contribuido y han hecho posible este trabajo.
En primer lugar, me gustaría agradecer a mis padres, Jorge y Carmen, por su eterno
cariño y su apoyo diario. Quiero expresar también mi agradecimiento más sincero y de
manera especial al Profesor Emilio Martín Gutiérrez por su interés, su paciencia y su
capacidad para guiar no solamente este trabajo de fin de grado sino también mi
formación como historiador. De igual manera quisiera agradecer a Enrique Ruiz Pilares
5
por sus infinitos consejos y por su disposición. También quisiera agradecer a Francisco
Cavilla Sánchez-Molero, antiguo profesor y amigo, por su ayuda y por sus atenciones
en materia de Arqueología Medieval. A mi gran amigo Fernando Elduque Martínez por
regalarme un magnífico día en la Sierra de Cádiz visitando castillos. Y, por último,
gracias a María Teresa Muñoz Heredia, por su compañía, por su amor incondicional y
por las horas robadas.
6
2. LA ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL: PASADO Y PRESENTE
Hasta hace relativamente poco tiempo, la Arqueología Medieval no había
despertado un gran interés en nuestro país. Resulta de vital importancia conocer las
causas de esta situación para explicar cómo hemos llegado a tal circunstancia. En primer
lugar, se ha considerado a la Arqueología como una disciplina enfocada a la
reconstrucción histórica de aquellos períodos donde la documentación escrita es escasa
o nula. El abundante repertorio documental de la época medieval ha provocado que la
mayoría de los medievalistas utilicen la documentación escrita como la fuente principal
de sus investigaciones, relegando la información procedente de los materiales
arqueológicos a un segundo plano. Por otra parte, la escasa producción de objetos
valiosos durante la Edad Media, ha provocado un cierto desinterés en algunos
arqueólogos por esta época, puesto que sabían que no iban a encontrar objetos muy
valiosos al excavar un yacimiento medieval. Tampoco debemos olvidar los grandes
debates historiográficos, en los que la Arqueología, en un principio, poco podía aportar.
La Arqueología estaba destinada a conocer los aspectos de carácter cotidiano de las
sociedades medievales, puesto que los resultados de cualquier excavación arqueológica
se relacionaban estrechamente con esta idea, hasta la década de los ochenta del siglo
XX, no eran tenidos muy en consideración. Además, el fraccionamiento político en
nuestro país durante la Edad Media desembocó en la aparición de áreas geopolíticas
diferenciadas que presentan sus propias peculiaridades. En este sentido, la Edad Media
peninsular presentaba una mayor complejidad y exigía una mayor preparación para el
arqueólogo que pretendiese abordar en su conjunto7.
Todos estos trascedentes factores deben ser tenidos en cuenta a la hora de explicar
por qué ha habido un escaso desarrollo de la Arqueología Medieval en España. Todo
ello queda reflejado en la exigua producción bibliográfica relativa a los temas de
Arqueología Medieval, fruto a su vez de las pocas excavaciones arqueológicas. No
obstante, a finales del siglo pasado se iniciaron algunas excavaciones en monumentos
medievales, tales como Santa María de Ripoll, San Juan de las Abadesas o la Alhambra
de Granada. Entre los primeros investigadores debemos citar a don Manuel GómezMoreno, en cuyos trabajos podemos destacar algunos aspectos relacionados con la
Arqueología pero desde una perspectiva vinculada a la Historia del Arte.
7 Ricardo Izquierdo Benito, «La Arqueología medieval en España: antecedentes y estado actual», en
Arqueología y territorio medieval, nº 1, 2014, pp. 119.
7
Probablemente, el periodo histórico medieval que despertó un interés
arqueológico fue el visigodo. El investigador que dedicó parte de su obra a un análisis
arqueológico más sistemático de esta época, y sobre todo a la transición del mundo
tardorromano al visigodo, ha sido Pedro Palol Salellas. Además, debemos citar las
investigaciones de Luis Caballero Zoreda, destinadas a resolver la problemática
arquitectónica de los edificios religiosos. Uno de los ámbitos que llamó más la atención
de los investigadores fue los monumentos hispanomusulmanes. Es imprescindible
destacar la obra de Leopoldo Torres Balbás que analizó el mundo urbano andalusí. En
esta misma línea debemos incidir en las investigaciones de Guillermo Roselló-Bordoy,
Juan Zozaya y Miquel Barceló. Estos investigadores poseen una formación
arqueológica más estricta como consecuencia de los trabajos de campo que han
realizado8.
Frente al recién interés que despertó la arqueología relativa al conocimiento de
al-Andalus, los «reinos cristianos» llamaron poco la atención de los arqueólogos,
posiblemente por la abundancia de documentación escrita. No obstante, debemos
destacar las excavaciones arqueológicas que se realizaron en el subsuelo de la catedral
de Santiago de Compostela y la labor desempeñada por don Alberto del Castillo, con su
estudio sobre las necrópolis altomedievales, al que se le ha considerado como el
«padre» de la Arqueología Medieval Hispanocristiana. En el área catalana debemos
citar a don Manuel Riu Riu por las excavaciones efectuadas en el ámbito rural. Además,
M. Riu realizó el apéndice de la traducción al castellano del Manual de Arqueología
Medieval. De la prospección a la historia, de Michel de Boüard (1977). En este texto
incluyó una exhaustiva recopilación bibliográfica de los numerosos trabajos realizados
hasta la fecha en el campo de la investigación arqueológica de la Edad Media española
ordenados temáticamente. También en estos años se inició la actividad arqueológica de
Pierre Guichard que desde la Casa de Velázquez desempeñará un papel fundamental.
La Arqueología Medieval había comenzado su largo camino. Todos los campos
de investigación experimentaron un fuerte impulso, aunque sobre todo en el ámbito
andalusí, en el que se iniciaron importantes excavaciones de forma sistemática,
abarcando de esta manera numerosos temas tales como las fortificaciones, las
8 Antonio Malpica Cuello, «La Arqueología para el conocimiento de la sociedad andalusí» en Antonio
Malpica Cuello, Rafael Peinado y Adela Fábregas, Historia de Andalucía: VII Coloquio, Granada:
Universidad de Granada, 2009, pp. 31-50.
8
cerámicas, etc. Los materiales arqueológicos cobraron relevancia frente a la
documentación escrita en las investigaciones científicas.
En 1980 tuvo lugar un primer encuentro de arqueólogos medievalistas en el
Colegio Universitario de Toledo. Dos años más tarde se fundó la Asociación Española
de Arqueología Medieval, la cual impulsó la publicación de un boletín y la organización
de los Congresos Nacionales de Arqueología Medieval9. Esta fecha marcó un punto de
inflexión en la trayectoria de la Arqueología Medieval en España. En el ámbito de la
universidad, la enseñanza de esta rama de la Arqueología apenas tiene consideración y
son pocas las universidades que incluyen en los planes de estudio una asignatura
individualizada sobre la Arqueología Medieval. Suele ser la labor personal de algunos
profesores e investigadores, especialmente interesados en estos temas, la que ha
impulsado su actividad en algunos departamentos. Y ello queda reflejado en la
programación de excavaciones, en la elaboración de tesis doctorales, en la organización
de reuniones de carácter científico y en la dedicación de sesiones específicas en revistas
universitarias10.
Las primeras investigaciones relacionadas con la Arqueología Medieval versaron
sobre la necesidad de establecer una metodología propia. Además, se impulsó la
elaboración de las cartas arqueológicas. De la misma manera, destacaron varios estudios
dedicados al análisis metodológico y terminológico de la arquitectura militar.
Igualmente se constata un gran interés por el problema relacionado con la restauración
de monumentos o con las intervenciones en yacimientos medievales. Respecto al
estudio de la arqueológica de época visigoda, siguen despertando un gran interés los
temas relacionados con el mundo funerario o la arqueología de la muerte. En cuanto a la
arqueología andalusí debemos de matizar las investigaciones relativas al análisis de la
cerámica. Aunque, también, se observa un interés evidente por los poblamientos de
al-Andalus tanto rurales como urbanos y por los estudios relacionados con el análisis de
las estructuras urbanísticas y más concretamente sobre el ámbito doméstico. También
son numerosos los estudios sobre las construcciones militares, analizadas tanto desde la
perspectiva de sistemas defensivos como de simples enclaves individuales. Así mismo,
9 Hasta la fecha se han celebrado cinco Congresos Nacionales de Arqueología Medieval: Huesca (1985),
Madrid (1987), Oviedo (1989), Alicante (1993) y Valladolid (1999).
10 En este sentido, podemos citar la revista Acta Historica et Archaelogica Mediaevalia de la
Universidad Central de Barcelona o Estudios de Historia y Arqueología Medievales de la Universidad de
Cádiz.
9
algunos conjuntos monumentales de gran envergadura como Madínat al-Zahrā o la
Alhambra de Granada, siguen siendo objeto de análisis. Existe un interés en aumento
por los temas relacionados con los sistemas hidráulicos, su configuración técnica y sus
diversos aprovechamientos11. El ámbito funerario cada vez está despertando más
curiosidad a la vez que se están localizando y excavando algunos cementerios. También
algunas mezquitas y otros edificios significativos son objeto de estudio. Por lo que
respecta a la arqueología de los reinos cristianos, la mayoría de las investigaciones se
centra en analizar la cerámica. Es muy probable que en los próximos años disminuyan
los estudios sobre cerámica y su análisis se someterá a otros criterios metodológicos.
Así pues, se analizarán los focos de producción, los sistemas de distribución, las
influencias de las modas, el carácter simbólico de la decoración, etc. Además, destacan
los estudios vinculados con las construcciones militares y las iglesias rurales como
algunos eremitorios rupestres y monasterios.
En definitiva, la Arqueología Medieval tanto la andalusí como la cristiana ha
destinado sus esfuerzos en analizar las fortificaciones o construcciones militares.
Muchos de estos estudios se han centrado en la mera descripción del monumento sin
atender a su contexto. Aunque, también, se han elaborado trabajos en los que se
estudian las redes de sistemas defensivos. En este sentido, estos estudios deben
orientarse cada vez más por la vía de una arqueología del paisaje o espacial que
permitan encuadrar las fortificaciones en el contexto estratégico-militar, a la vez que se
analiza la función política, social y económica de un elemento clave que articula el
paisaje.
11 Miquel Barceló, Arqueología Medieval. En las afueras del medievalismo, Barcelona, 1999. Miquel
Barceló, Helena Kirchner y Carmen Navarro, El agua que no duerme. Fundamentos de la arqueología
hidráulica andalusí, El legado andalusí, Granada, 1996.
10
3. LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE: METODOLOGÍA Y PERSPECTIVAS
3.1 CONSIDERACIONES PREVIAS
En las últimas dos décadas la Arqueología del Paisaje ha ocupado una posición
central en la investigación arqueológica. Su objetivo es reconstruir un espacio rural a
partir de la información adquirida de los restos materiales, de las fuentes escritas o de la
aplicación de determinadas técnicas de investigación como las prospecciones, la
fotografía aérea, la cartografía, los sistemas de teledetección, etc. Esta reciente corriente
arqueológica mantiene importantes conexiones con los propósitos de la Geografía
Histórica y, además, es heredera de los planteamientos de la Arqueología Espacial o del
Territorio12. La Arqueología del Paisaje es una propuesta metodológica que pretende
mediante la investigación arqueológica conocer las relaciones ecológicas entre una
sociedad y su entorno. Sin entrar en la discusión sobre su definición, podemos alegar
que el paisaje engloba diferentes facetas como la económica, la política, la social o la
imaginaria. Además, es un espacio caracterizado por un continuo proceso de
transformación. En este sentido, el paisaje es considerado una construcción social que
aparece como consecuencia de los procesos históricos. El paisaje es, ante todo, una
realidad física y humana13.
Asimismo, la Arqueología del Paisaje plantea una metodología destinada al
estudio de las sociedades del pasado y su relación con el presente. Además, podemos
afirmar que el paisaje de hoy conserva huellas del pasado remoto y reciente,
convirtiéndose así, en un registro arqueológico que persiste y que nos aporta
información de diferente naturaleza como las estructuras que han sido testigos de la
ocupación y explotación del territorio14. La importancia de la Arqueología del Paisaje y
su reconocimiento científico y social a nivel internacional se debe principalmente a dos
factores: por un lado, su capacidad para romper fronteras entre disciplinas tanto del
campo de las ciencias humanas como de las sociales y, por otro lado, por su implicación
en la ordenación del territorio y su compromiso con una explotación sostenible de
12 Ricardo Izquierdo Benito, La cultura material en la Edad Media. Perspectivas desde la Arqueología,
Granada: Universidad de Granada, 2008, pp. 55-78.
13 Almudena Orejas y María Ruíz del Árbol, «Arqueología del paisaje: procesos sociales y territorios»en
Juan Antonio Quirós Castillo (dir.), La materialidad de la Historia. La arqueología en los inicios del siglos
XXI, Akal, Madrid, 2013, pp. 201-211.
14 Magdalena Valor Piechotta, «La percepción de al-Andalus en el paisaje rural actual: Andalucía», en
Fátima Roldán Castro (Coord.), Paisaje y naturaleza en al-Andalus, Granada 2004, pp. 219-227.
11
recursos. El estudio del paisaje desde la perspectiva arqueológica debe afrontarse con
fines de interés cultural que permitan solventar los problemas que surgen del escaso
conocimiento que proceden de las fuentes escritas. Durante toda la Edad Media el
mundo rural ocupó una posición significativa, por lo tanto, la aplicación de los
principios de la Arqueología del Paisaje resulta de gran utilidad para la reconstrucción
paisajística. Es indudable que se trata de una línea de investigación que ofrece grandes
posibilidades y que puede proporcionar un mejor conocimiento del mundo rural durante
los siglos medievales.
Hasta ahora hemos visto que la relación entre arqueología medieval y paisaje es
muy productiva. Además de los conocimientos que nos aporta la arqueología para
reconstruir los paisajes rurales, existen otras fuentes como las escritas, las iconográficas
o las epigráficas que nos proporcionan más información. Las fuentes escritas como los
Libros de Repartimiento nos aportan datos muy meritorios que nos permiten
profundizar en las transformaciones de los paisajes. En estos documentos podemos
hallar información relacionada con topónimos, cultivos, bosques, montes, estructura
poblacional o red viaria15. Estas fuentes escritas han producido hasta fechas muy
recientes el principal, o por no afirmar el único, debate historiográfico en la Historia
Medieval, es decir, para los medievalistas el peso de las fuentes escritas ha sido
imprescindible. Las fuentes iconográficas como grabados, dibujos o fotografías, pueden
contribuir a la reflexión en torno a la imagen de los paisajes rurales en la Edad Media.
Un buen ejemplo sería la colección de grabados modernos de la magna obra Civitates
Orbis Terrarum en cuyas representaciones se puede contemplar algunas ciudades y
villas de las comarcas gaditanas.
3.2 EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE
Una de las líneas de investigación más importantes de la Arqueología del Paisaje
sería la destinada a interpretar las transformaciones del entorno como consecuencia de
la sustitución de la sociedad andalusí por la feudal desde los niveles materiales. En este
sentido, la organización y el poblamiento resultarían de vital importancia. El elemento
más característico de la sociedad feudal, el castillo, tenía un sentido diferente en la
sociedad andalusí. Estas fortalezas, por lo general, estaban situadas en un ámbito rural,
15 Emilio Martín Gutiérrez, «El paisaje rural como objeto de estudio. Siglos XIII al XVI. Tema de
investigación y perspectivas. Valor patrimonial», Medievalismo, nº 17, 2007, p. 121-150.
12
eran estructuras arquitectónicas construidas con la técnica del tapial. Estas
construcciones rurales tenían un gran peso en la organización del paisaje. Entre las
estructuras defensivas más importantes debemos resaltar: la villa amurallada, el albacar,
el castillo y la atalaya. El albacar responde a las características de un espacio
amurallado, pero en el que no reside nadie, sino que se utiliza para dar refugio a los
hombres y ganados de las diferentes villas. El castillo es una estructura arquitectónica
compleja compuesta de lienzos de muros y torres que forman un recinto. Por lo común
poseen cisternas o aljibes que servían para almacenar el agua. Por último, la atalaya, por
lo general, se encuentran en puntos elevados. Su función principal es controlar
visualmente rutas o pasos, además, a través de estas construcciones defensivas se
pretendía vigilar a los movimientos de cabalgadas de ejércitos enemigos. Las atalayas
estaban conectadas con otras estructuras arquitectónicas semejantes como castillos o
alcazabas urbanas. Su construcción se realizaba con mampostería y forma,
generalmente, es cilíndrica16.
En relación al poblamiento rural, los dos tipos de núcleos rurales más importantes
son: las alquerías y los rafales. En 1980, Pierre Guichard definió el término árabe alqarya o alquería como una pequeña comunidad rural formada por algunas decenas de
casas, hogares o familias en general, que explotaban un terruño sin dependencia social
o económica respecto a un dueño eminente del suelo17. La delimitación del territorio
propio de la alquería resulta más díficil de conocer que la demarcación del espacio
habitado. En este sentido, resulta de vital importancia consultar las fuentes escritas
como los Repartimientos para conocer con mayor exactitud las circunscripciones de las
alquerías. Los rafales eran una propiedad privada que pertenecía a un solo dueño,
posiblemente vinculado al Estado18. Los asentamientos rurales de época árabe son el
resultado de una gran transformación del medio físico como consecuencia de la
aparición de la agricultura de regadío y la incorporación de sistemas hidráulicos
16 Antonio Malpica Cuello, Los castillos en al-Andalus y la organización del territorio, Universidad de
Extremadura, 2003, pp. 34-35.
17 Pierre Guichard, «El pro le a de la e iste ia de estru turas de feudal e la so iedad de alAndalus (El ejemplo de la región valenciana)» en Pierre Bonnassie, Thomas N. Bisson, Reyna Pastor,
Pierre Guichard y otros, Estructuras feudales y feudalismo en el mundo mediterráneo, Editorial Crítica,
Barcelona, 1984, p. 130.
18 Antonio Malpica Cuello, «Arqueología de los paisajes medievales granadinos: medio físico y territorio
en la costa de Granada», Arqueología y territorio medieval, nº 2, 2014, pp. 30.
13
idóneos. Por ello, también, es necesario aplicar los planteamientos de la Arqueología
hidráulica e integrarlos en la Arqueología del paisaje.
Es evidente que nuestro conocimiento sobre el mundo rural en la Edad Media no
es tan amplio como es en el caso de los espacios urbanos. Por ello, la Arqueología del
Paisaje debe seguir avanzado para resolver los problemas relacionados con los
asentamientos rurales. Asimismo, no debe realizar estudios meramente descriptivos o
morfológicos del territorio, sino también, debe analizar exhaustivamente cada uno de
los elementos que compone el paisaje rural. Aunque también, la Arqueología del Paisaje
es un instrumento adecuado para explicar el poblamiento medieval y su relación y
diferencias con el de épocas anteriores, sobre todo, con el poblamiento romano. A partir
de estos estudios conocer las transformaciones que ha sufrido el paisaje de una a otras
épocas. De esta manera, la arqueología resulta de vital importancia para seguir
avanzando en el conocimiento de la Historia Medieval.
Una vez planteadas estas cuestiones, cabe trazar, aunque de forma general, una
panorámica de los castillos de la Sierra de Cádiz con un análisis arqueológico de los
modelos. En cierto modo, el estudio de los castillos, sobre todo los rurales, ha
contribuido a generar una importante bibliografía, pues su estudio ha sido el punto de
partida para analizar la sociedad andalusí. Uno de los problemas del estudio de los
castillos es el debate sobre el modelo andalusí y el feudal. Nuestro estudio arqueológico
de los castillos de la Serranía Gaditana se encuentra fuertemente condicionado por esta
controversia.
14
4. LA SIERRA DE CÁDIZ: UN PAISAJE DE FRONTERA
La provincia de Cádiz se encuentra en el extremo occidental de la Cordillera
Bética. Este territorio está dividido en seis comarcas: la Bahía de Cádiz, la Campiña de
Jerez, la Costa Noroeste, la Sierra, la Janda y el Campo de Gibraltar. Como hemos
comentado anteriormente, el marco territorial de nuestra investigación sobre los paisajes
rurales es la Sierra de Cádiz, así pues, limitaremos todo nuestro esfuerzo e interés en
conocer este territorio más a fondo. La Sierra de Cádiz se sitúa en la zona nororiental de
esta meridional provincia española. Es un territorio amplio y diverso que limita al norte
con la Sierra Sur de Sevilla, al este con la serranía malagueña y al oeste con la campiña
del término municipal de Jerez de la Frontera. Actualmente la Sierra de Cádiz está
conformada por 19 municipios: Alcalá del Valle, Arcos de la Frontera, Algar,
Algodonales, Benaocaz, Bornos, El Bosque, Espera, El Gastor, Grazalema, Olvera,
Prado del Rey, Puerto Serrano, Setenil de las Bodegas, Torre Alháquime, Ubrique,
Villaluenga del Rosario, Villamartin y Zahara de la Sierra. Los principales elementos
que caracterizan esta comarca son la campiña, la sierra de Grazalema y las sierras
subbéticas, unidas por el río Guadalete.
La Sierra de Cádiz se puede definir como un espacio montañoso donde se puede
apreciar la presencia de importantes masas forestales y, también, se manifiesta la
existencia de un poblamiento secular. Además, posee una gran variedad de fauna y
flora: bosques de Pinsapos, encinares, alcornocales y quejigos, matorrales del
sotobosque andaluz, además de sauces, fresnos y olmos. Podemos considerar la Serranía
Gaditana como la comarca más rica en biodiversidad, la prueba de ello se puede
observar en la formación de los actuales parques naturales de la Sierra de Cádiz y de los
Alcornocales. A pesar de esta diversidad, debemos distinguir entre dos zonas: la Sierra
Norte, de Algodonales o de Olvera con un relieve más suave de transición hacia las
campiñas sevillanas y con la preponderancia del cultivo del olivar, y la Sierra Sur, de
Grazalema o de Ubrique, donde se localizan las mayores altitudes y pendientes
destacando los paisajes de roca caliza y los bosques de alcornoques y encinas.
El relieve abrupto de la Sierra de Cádiz constituye un auténtico espacio defensivo
natural. Esta comarca goza de un clima típicamente mediterráneo determinado por las
temperaturas moderadas. Su elevada altitud provoca la aparición de un paisaje
caracterizado por un clima con alta pluviosidad. A pesar de sus condiciones climáticas,
15
—ha señalado Emilio Martin Gutiérrez— en las sierras gaditanas se localizan los
pastos de mejor calidad de la Baja Andalucía19. Las fuentes de riqueza principales de la
población fueron el aprovechamiento forestal y las actividades ganaderas. El desarrollo
de actividades agrarias, ganaderas o pesqueras20 fue posible gracias al río Guadalete.
Este río constituye una importante vía de comunicación entre el mar y la campiña.
Además podemos considerar al río Guadalete como elemento clave del paisaje serrano.
También debemos destacar otros regímenes fluviales como el Guadalporcún o el
Majaceite.
Durante los siglos bajomedievales la Sierra de Cádiz constituyó la Frontera
noroccidental del reino nazarí de Granada. Anteriormente había formado parte de la
cora de Takurunna, cuya ciudad articuladora era Ronda21. Sin embargo, en el siglo XIII
el avance cristiano hacia las tierras más occidentales de Andalucía provocó una
despoblación parcial de las ciudades y las alquerías más importantes de la comarca. Para
frenar este avance, el poder nazarí tomó la decisión de llevar a cabo un proyecto real
destinado a la ordenación territorial de la Frontera noroccidental del reino. Este impulso
provocó la creación de nuevas estructuras fortificadas, como los castillos de Olvera,
Torre Alháquime, Audita (Ronda), Montecorto (Ronda), Zahara, Setenil, Cardela
(Ubrique), Aznalmara (Benaocaz) y Matrera (Villamartín). Cada una de estas fortalezas
tenía la función proteger el territorio. Así pues, los paisajes de la Sierra de Cádiz
durante los siglos XIII, XIV y XV estaban marcados por villas fortificadas, fortalezas,
alquerías, vías de comunicación y áreas destinadas a los recursos económicos22.
Aunque, en este trabajo centraremos nuestra atención en analizar los restos de las
fortificaciones de la Serranía Gaditana para proceder a la revaloración del patrimonio,
no podemos olvidar que la Sierra de Cádiz posee un patrimonio cultural muy valioso
19 Emilio Martin Gutiérrez, Paisajes, ganadería y medio ambiente en las comarcas gaditanas. Siglos XIII
al XVI, Cádiz, 2015, p. 110.
20 Jesús Bolaños Rodríguez, «El agua como instrumento de poder en el entorno del río Guadalete entre
los siglos XIII y XVI», en Ubi Sunt? Revista de Historia, nº 28, pp. 117-124.
21 Fernando Sígler Silvera y Juan Carrasco Soto (coords.), Frontera, repoblación señorial y patrimonio
mancomunado en Andalucía: Las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga 1502-2002, Fundación de las
Siete Villas, 2002, pp. 23-28.
22 Luis María Cobos Rodríguez, «Patrimonio y paisaje rural en la Sierra de Cádiz a fines de la Edad
Media», en El paisaje rural en Andalucía Occidental durante los siglos bajomedievales, Actas de las I
Jornadas Internacionales sobre paisajes rurales en época medieval (Cádiz, 1 y 2 de abril de 2009), pp. 7589.
16
que va más allá de los castillos. No podemos relegar, por ejemplo, la calzada medieval
de Grazalema23, el Barrio Alto nazarí de Benaocaz24 o el poblado de Archite25. La
calzada medieval de Grazalema del Barrio Alto es una importante vía de comunicación
que fue excavada por el proyecto ―Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos‖ que tenía
como objetivo la puesta en valor de los yacimientos arqueológicos de la Sierra de Cádiz.
El Barrio Alto nazarí de Benaocaz se encuentra situado en la zona más elevada del
núcleo urbano. Durante la excavación arqueológica realizada en Benaocaz en 1987
testificó algunos indicios de una posible fundación romana, además se dató la trama
urbanística nazarí entre los siglos XIV y XV. El poblado de Archite formaba parte del
conjunto de las Siete Villas junto a Aznalmara, Benaocaz, Cardela, Grazalema, Ubrique
y Villaluenga. Este territorio fue sometido por Rodrigo Ponce de León tras las
campañas militares de 1485. Como consecuencia del estallido de la sublevación
mudéjar, se produjo una reordenación que provocó la despoblación de Cardela y
Aznalmara. Las otras cinco villas se mantuvieron hasta que se produjo la despoblación
de Archite en 1552. El abandono del poblado de Archite ha sido testificado por los
restos cerámicos que datan principalmente de principios del siglo XV y de la primera
mitad del siglo XVI, los cuales fueron hallados durante la intervención arqueológica de
1985. Además, durante la excavación arqueológica hallaron un muro equipado de
atarjea y con contrafuerte que posiblemente desarrollara algunas funciones relacionadas
con la contención del agua. Según el Profesor Federico Devís Márquez 26, el abandono
23 Miriam Pavón López, «Grazalema. La calzada medieval», en Fernando Sígler Silvera y Juan Carrasco
Soto (coords.), Frontera, repoblación señorial y patrimonio mancomunado en Andalucía: Las Siete Villas
de la Serranía de Villaluenga 1502-2002, Ubrique: Fundación de las Siete Villas, 2002, pp. 59-68.
Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz Andalusí. Arquitectura y Urbanismo Islámicos en la Frontera
Occidental del Reino de Granada, pp. 109-112.
24 María del Carmen Raimóndez, «Benaocaz. El Barrio Nazarí», en Fernando Sígler Silvera y Juan
Carrasco Soto (coords.), Frontera, repoblación señorial y patrimonio mancomunado en Andalucía: Las
Siete Villas de la Serranía de Villaluenga 1502-2002, Ubrique: Fundación de las Siete Villas, 2002, pp. 6974. Luis Javier Guerrero Misa, «Excavaciones de urgencia en el Barrio Alto de Benaocaz (Cádiz)» en
Anuario Arqueológico de Andalucía 1988, Tomo III (1991), Sevilla: Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía, pp. 71-77. Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz Andalusí. Arquitectura y Urbanismo
Islámicos en la Frontera Occidental del Reino de Granada, pp. 157-163.
25 Luis Javier Guerrero Misa, «Archite: excavaciones de urgencia en un poblado bajomedieval de la
Serranía Gaditana», en Papeles de Historia, nº 1, Ubrique: Asociación Papeles de Historia, 1986, pp. 2631. Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz Andalusí. Arquitectura y Urbanismo Islámicos en la
Frontera Occidental del Reino de Granada, pp. 168-171. Lorenzo Perdigones Moreno y Luis Javier
Guerrero Misa, «Excavaciones de urgencia en Archite (Benaocaz, Cádiz)» en Anuario Arqueológico de
Andalucía 1985, Tomo III (1988), Sevilla: Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, pp. 34-38.
26 Federico Devís Márquez, Mayorazgo y cambio político. Estudio sobre el mayorazgo de la Casa de Arco
al final de la Edad Media, Cádiz: Universidad, 1999, p. 167.
17
del poblamiento de Archite se produjo con anterioridad, concretamente, durante la
segunda mitad del decenio de 1510, como consecuencia del proceso de concentración
de los núcleos de población. El Profesor Devís ha afirmado esta idea teniendo en cuenta
las rentas recaudadas en la Serranía a principios del siglo XVI. Finalmente, las cuatro
villas restantes –Benaocaz, Grazalema, Ubrique y Villalunega– se han mantenido igual
hasta la actualidad.
4.1 OLVERA
El núcleo urbano de Olvera se localiza sobre un peñón que sobresale en un medio
de colina junto a una gran fortaleza, levantada sobre un promontorio rocoso. Su
privilegiada situación le concedió un carácter casi inexpugnable27 y una vía de acceso a
otros territorios de la Sierra de Cádiz como Torre Alháquime, Alcalá del Valle, Setenil o
El Gastor. Su ubicación geográfica le permite el contacto al Este con el Valle Hermoso,
la sierra Molina y la provincia de Málaga; al Sur con la Serranía Gaditana, el río
Gudalporcúm, Puerto de Fóciles, Monte de la Torre y el arroyo de la Angostura; al
Oeste con Montellano y la provincia de Sevilla; y finalmente, al Norte con el arroyo
Salado28.
Tradicionalmente se ha vinculado el origen de Olvera con el municipio romano de
Ilippa, aunque hoy en día continua sin localizarse. Tras la conquista musulmana, Olvera
recibe diferentes topónimos como Wabra, al-Wabira o Urywila. En las fuentes
musulmanas se menciona a Olvera como una fortaleza o hisn de la Cora de Takurruna.
Además, el autor Al-Wansarisi cita a Olvera como una alquería que estaba bajo
dominación de la familia Umar Ibn Hafsun. También es mencionada en la obra alMusnad del autor Ibn Marzuq (1371) que relata la biografía del sultán meriní Abu lHasan y su viaje alrededor de los territorios fronterizos29.
En 1327, en época de Alfonso XI, fue conquistada y, como consecuencia, se le
concedió una carta puebla para llevar a cabo una inmediata repoblación30, otorgando de
27 Alejandro Pérez Ordóñez, Sie a de Cádiz a dalusí…, p.40.
28 Pablo Antón Solé y Antonio Orozco Aguaviva, Historia medieval de la provincia de Cádiz a través de
sus castillos, Cádiz: Diputación, 1976, p. 308
29 Alejandro Pérez Ordóñez, , Sierra de Cádiz andalusí…, p.
30 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus. Paisaje y poblamiento del reino nazarí de
Granada, Granada, 2004, p. 296.
18
esta manera, importantes beneficios a los que se atrevieron a instalarse en este territorio
recién reconquistado. A partir de este momento, Olvera se convierte en la principal
avanzada cristiana en la Frontera. A mediados del siglo XIV, como consecuencia de la
inestabilidad por los repetidos ataques musulmanes, Olvera formó parte del patrimonio
señorial de la familia sevillana de los Pérez de Guzmán. La villa participó activamente
en las campañas militares de Fernando de Antequera en 1407, desde este lugar se
realizaron importantes cabalgadas hacia Torre Alháquime, Ayamonte y Montecorto31.
En este mismo año, se integró en las posesiones del linaje Stúñiga, tras la unión
matrimonial de doña Isabel de Guzmán y don Pedro de Stúñiga. En 1453, fue heredada
por su segundo hijo, don Diego de Stúñiga, conde de Miranda, quien vendió Olvera
junto a otros territorios como el castillo de Ayamonte y algunas heredades de Carmona
al maestre de Calatrava don Pedro de Girón en 146032. El territorio de Olvera mantuvo
su carácter de adelanta hasta 1485, cuando Ronda y todos los territorios serranos
circundantes pasaron definitivamente a la Corona de Castilla.
El conjunto defensivo de Olvera se encuentra en el punto más alto de la peña. El
castillo posee una magnífica estructura militar. Según A. Pérez33, esta fortaleza es «la
más sofisticada y avanzada de cuantas pueblan la Sierra de Cádiz» y, también, «la más
modificada por obras cristianas posteriores a su conquista». Esta fortificación responde
a unas necesidades muy evidentes de adaptación a un terreno favorable para la defensa.
El castillo de Olvera posee una planta muy irregular, en forma de triángulo isósceles34.
Es posible que por su reducido tamaño y su adaptación al terreno se tratase de un hisn,
como es descripto por las fuentes árabes. La gran Torre del Homenaje se encuentra
protegida por una muralla baja y mantiene ciertas similitudes a un donjon. Esta
estructura defensiva posee una planta rectangular, constituye la zona más importante de
todo el conjunto defensivo de la fortaleza, además está construida en mampostería de
piedra caliza35. El interior de esta torre se encuentra dividido en dos plantas cada una de
ellas están cubiertas por una bóveda de medio cañón. El objetivo de esta estructura era
31 Ibídem.
32 Manuel Rojas Gabriel, «El Castillo de Olvera (provincia de Cádiz)» Estudios de Historia y Arqueología
Medievales, V-VI (1985-1986), Cádiz: Universidad, pp. 431.
33 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, pp.
34 Manuel Rojas Gabriel, «El Castillo de Olvera…», p.
.
.
35 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, pp.
-43.
19
controlar visualmente el área del valle del Guadalporcún36. El resto del recinto se
compone de dos pequeñas torres de planta circular que están cubiertos por cupulillas
hemisféricas con cuatro nervios en cruz, rematadas por chapiteles cubiertos de teja que
pertenecen a la época castellana. Una característica relevante es el acceso en doble
recodo, detalle que posiblemente fuera el original de la fortaleza islámica, aunque
posteriormente reformado como atestiguan los arcos37. De este conjunto arquitectónico,
también es necesario destacar los lienzos de la muralla que tenía la función de proteger
eficazmente a la villa. Estos muros son de aparejo de mampostería irregular 38. Es
posible que este conjunto defensivo fuera construido en fechas anteriores al dominio
nazarí, podría datar, según el profesor Malpica Cuello, del siglo XII39.
En la actualidad, el castillo está declarado Bien de Interés Cultural (BIC). En su
interior se puede visitar el Museo Histórico de Olvera. Además, la puesta en valor del
patrimonio ha impulsado una serie de medidas que favorecen la protección de este
espacio arqueológico con estructuras de vallados y pretiles, que benefician el
acondicionamiento del edificio, respetando los restos históricos-arqueológicos y el
paisaje. Aunque este hecho ha favorecido el turismo cultural y medioambiental, no
podemos dejar de lado la necesidad de realizar un estudio y una investigación
arqueológica exhaustiva para ampliar nuestros conocimientos sobre este majestuoso
castillo.
4.2 TORRE ALHÁQUIME
Torre Alháquime se ubica en un enclave muy particular dentro de la geografía de
la sierra gaditana. La villa de Torre Alháquime se halla rodeada por el río
Guadalporcún, limita al norte con Pruna y Sierra Molina, al este con el arroyo Tomillo,
las hazas de Munda, Alcalá del Valle y Setenil. Al sur con el arroyo Galápaga y El
Gastor, al oeste con Algodonales y Olvera. Tradicionalmente se ha vinculado el origen
de esta villa con el poblado militar romano de Castra Gemina40. Durante la época
musulmana, este territorio recibió el nombre de Burŷ al- ākim, cuyo topónimo se
36 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
37 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, pp.
.
.
38 Manuel Rojas Gabriel, Olvera en la Baja Edad Media (Siglos XIV-XVI), Cádiz, 1987, pp. 47-48.
39 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
40 Pablo Antón Solé y Antonio Orozco Acuaviva, Historia medieval de Cádiz…, p.
.
20
relaciona con el asentamiento de los banu l-Hakim, una importante familia sevillana que
se estableció en Ronda. Además, es posible que este territorio se configurara como una
alquería, donde se crearon estructuras de poblamiento y explotación. En 1327 Torre
Alháquime fue conquista por Alfonso XI junto a otros territorios como Olvera y
Ayamonte. Como consecuencia a este hecho, los habitantes de Olvera y Torre
Alháquime decidieron buscar refugio en Ronda. No obstante, en 1333 fue recuperada
por los ejércitos nazaríes, aunque en 1407 pasaría junto con Zahara a manos castellanas,
formando parte del dominio de la familia Ribera. Posteriormente, se incorporó al reino
de Granada, siendo definitivamente conquistada por el marqués de Cádiz en 1485.
El castillo de Torre Alháquime posee una planta irregular, tendente a la forma
cuadrada, pero con una disposición oblonga. Esta fortificación conserva algunas partes
de los muros y ciertas torres de planta cuadrada y una semicircular que se halla junto a
la puerta que permite su acceso en recodo. Todo el conjunto arquitectónico está
construido de mampostería con verdugadas de lajas y ripios para asentar los
mampuestos. Actualmente, los restos arquitectónicos han demostrado que se trata de
una pequeña fortificación del período nazarí de Granada, sin embargo, A. Pérez ha
afirmado que esta obra contiene varias características propias de una fortificación de
época califal, aunque esta opinión se basa meramente en su estudio formal y
constructivo41. No obstante, Antonio Malpica ha afirmado que se trata de «una pequeña
fortificación creada en tiempos nazaríes, modificada seguramente en la etapa central del
reino, que pudiera tener antecedentes anteriores, pero no cabe afirmarlo en tanto no se
haga una intervención arqueológica a fondo, con estratigrafía mural incluida»42.
Actualmente
el
estado
de
conservación
es
deficiente,
conservándose
exclusivamente escasos vestigios, como algunos restos de sus torreones, parte de sus
muros y la puerta de acceso a la plaza de armas. Tras la Guerra de Granada, esta
fortaleza fue perdiendo su carácter defensivo, aprovechándose este espacio
posteriormente para albergar el cementerio de la villa durante época moderna. Además,
su estado de conservación ha ido empeorando a raíz de la construcción de casas que
aprovechan los muros del castillo y se adosan directamente a la muralla. Sin embargo,
algunos trabajos desarrollados en el sector Sur, han mejorado el acceso a este conjunto
41 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí… pp.
-49.
42 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
21
arqueológico. En 1949 fue declarado Monumento Histórico por el Decreto general del 2
de abril.
4.3 AUDITA
La peña fortificada de Audita se ubica en los terrenos del Cortijo de la Cañada de
Granado cercanos al cauce del Guadalete, sobre una puntiaguda roca que se halla entre
Zahara y Ronda, que constituye una importante vía de comunicación y de acceso en la
frontera occidental del reino. Su peculiar emplazamiento se encuentra en un peñón
rocoso rodeado de bosques de encinas. Es posible que este espacio responda mejor a las
características de un punto de control que a las de un espacio de poblamiento43.
En relación con las fuentes escritas árabes, en el Rawd al-qirtas de Ibn Abi Zar,
aparece mencionado el topónimo de al-Tit, como uno de los husun que fueron entregado
al rey nazarí Mu ammad II por el sultán meriní Abu Yaqub en du l-qada en 1293.
Virgilio Martínez Enamorado ha identificado el topónimo de al-Tit con Audita44. Las
fuentes cristianas como en la Crónica de Juan II menciona la conquista de Audita por
Martín Alonso de Montemayor, señor de Alcaudete, en 1407, quien robó toda el aldea,
e quemó mucho del castillo e della45. Sin embargo, poco tiempo después volvió a manos
castellanas. Aunque fue reconquistada definitivamente en 1485 por los castellanos
cuando cayó Ronda.
El peñón de Audita se compone de un agudo espolón rocoso de caliza. El acceso
al conjunto es dificultoso debido a los cortes verticales en todos sus frentes exceptuando
en el lado sur. Los restos constructivos que se conservan pertenecen a una gran torre
semicircular que se adosa a la pared rocosa. Está construida con mampostería caliza
enripiada con lajas de pizarra. Esta torre estaba cubierta de una bóveda semiesférica.
Asimismo, el recinto está rodeado con dos muros formando un ángulo recto: uno de
ellos está orientado de norte a sur con un aljibe que garantizaba el abastecimiento de
agua al lugar y el otro muro se encuentra orientado de este a oeste que posiblemente
43 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
44 Virgilio Martínez Enamorado, «A propósito de un pasaje del Rawd añ-qirtas de Ibn Abi Zar.
Identificación de tres topónimos beréberes de la Serranía de Ronda», en Estudios sobre Patrimonio,
Cultura y Ciencias Medievales, III-IV (2001-2002), Cádiz, pp. 127-148.
45 Crónica de Juan II de Castilla, p.148.
22
albergara la entrada a la fortaleza46. Los materiales empleados en la construcción
permiten identificar esta fortificación en el contexto del programa constructivo del
período central del reino nazarí destinado a la defensa del territorio de frontera47.
Los aspectos arquitectónicos de esta construcción defensiva responden a las
características propias de una sajra o pequeña fortificación que dependía de un hisn y
que tenía la función de facilitar la defensa del territorio. Es posible que esta fortaleza
dependiera de la villa de Zahara48. Además, esta fortificación contaba con un poblado
cercano que podría ubicarse en el denominado caserío Gaidovar49, como se cita en la
Crónica de Juan II: estaua al pie deste castillo vna aldea pequeña50. En definitiva, esta
fortaleza responde a las necesidades del proyecto impulsado por el reino nazarí de
establecer una línea defensiva que impidiera los avances cristianos.
Actualmente, los restos constructivos de pequeña fortificación se encuentran en
un estado de conservación pésimo, también, este hecho ha empeorado a raíz de su
integración en una propiedad privada que probablemente ha utilizado esta construcción
con fines opuestos a las medidas de protección del patrimonio. Además de la acción
antrópica, esta estructura defensiva ha empeorado su estado de conservado debido a los
factores medioambientales. Aunque el Peñón de Audita haya sido declarado Bien de
Interés Cultural (BIC), hasta el momento, carece de rigurosos estudios arqueológicos,
por tanto, es necesario realizar investigaciones exhaustivas desde el campo de la
arqueología que nos permita conocer y aumentar los límites de nuestro conocimiento
sobre esta pequeña fortificación.
4.4 MONTECORTO
Montecorto se encuentra en la unión de Ronda con la Serranía de Villaluenga.
Actualmente, este territorio limita entre la provincia de Cádiz y Málaga, no obstante se
corresponde con uno de los territorios que configuran la provincia malagueña, aunque
históricamente mantiene similitudes con la unidad cultural de la Serranía de
Villaluenga. El castillo de Montecorto posee un emplazamiento idóneo que permite
46 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí… p.
.
47 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
48 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí… p.
.
49 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
50 Crónica de Juan II…, p.
.
.
.
23
controlar el paso por el río Guadalete. Esta estructura defensiva se levanta sobre una
enhiesta roca, desgajada de la montuosa ladera del Malaver, dominando desde esta zona
una extensa perspectiva de la Serranía Gaditana, aunque más concretamente, permite el
dominio del valle Guadalete y del sector septentrional del Macizo de Grazalema.
En las fuentes escritas musulmán, Montecorto aparece mencionado con diferentes
topónimos como Munt Kurt, Munt Qurt o Munt Gur, según Virgilio Martínez
Enamorado es un topónimo que posee una etimología beréber51. Posteriormente, en las
fuentes cristianas, el topónimo aparece mencionado en la Crónica de Juan II, cuando se
narran las incursiones castellanas del infante don Fernando en 1407. La Crónica de
Juan II nos relata que:
El Infante partió de Zahara en lunes tres días de octubre, con toda su hueste, e fue
a poner su real cerca de vna peña e castillo que dizen Mortecorto. E estauan en
este castillo moros almogáuares que lo gardauan e lo defendían. E algunos omes
de armas de pie de los del real fueron a ver el castillo de Montecorto, e
començaron a escaramuçar con ellos, en tanto vino la noche e despartió el
escaramuça; e fueron feridos bien diez omes de los cristianos en la escaramuça, de
ballestas. El Infante sopo cerca deste Montecorto avía y, cerça de la sierra, vna
aldea que dizen Graçalema [...]52.
Poco tiempo después, pasó a dominio nazarí hasta la Guerra de Granada y luego
quedó bajo la dependencia de Ronda, junto con Audita53. No obstante, 1485 cuando la
ciudad rondeña fue conquista, el rey ordenó la destrucción de las pequeñas fortalezas de
Audita y Montecorto.
Los restos constructivos que actualmente persisten son escasos. Su establecimiento en la propia peña tajada permitía realizar la función defensiva de forma natural.
De esta forma no era necesario realizar construcciones importantes, añadiéndose
únicamente elementos que facilitaran el acceso a la fortaleza y el mantenimiento de una
pequeña guarnición. Se puede apreciar un camino labrado en la roca en el flanco
occidental y dos aljibes de dimensiones reducidas, uno hecho con mampostería y el otro
labrado directamente en la roca. Esta fortaleza respondería a las características propias
51 Virgilio Martí ez E a orado, «A propósito de u pasaje…», pp.
52 Crónica de Juan II…, p.
-148
.
53 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
-300.
24
de punto de vigilancia54 o de un refugio en lo alto de la montaña55. Además, contaría
con un poblado situado en la ladera, como ocurre hoy en día con el pueblo de
Montecorto. Siendo todo la zona arqueológica de El Moral declarado Bien de Interés
Cultural, incluyendo en este reconocimiento patrimonial a los restos de la fortificación
nazarí y a una necrópolis megalítica ubicada en este territorio.
4.5 ZAHARA DE LA SIERRA
Zahara de la Sierra se encuentra en el noreste de la Provincia de Cádiz, en la
Comarca de la Sierra, concretamente en la falda de la Sierra del Jaral, entre los ríos
Guadalete y Bocaleones. Zahara limita al norte con el municipio de Algodonales y la
Sierra de Líjar; al noreste con el peñón Latgarín y el término municipal de El Gastor: al
sur con la Sierra del Pinar, y al oeste con las huertas de Bocaleones. El paisaje de
Zahara se caracteriza por una gran riqueza y diversidad ecológica que comprende desde
terrenos ocupados por matorral semidesértico, cultivos arbóreos, bosque mediterráneo,
hasta un bosque de pinsapos56.
Zahara posee características propias de una villa de frontera. En este sentido,
responde a la idiosincrasia de dos espacios distinguidos, con una muralla que cerca cada
uno de ellos. El espacio más elevado se corresponde con el castillo y el otro es el que
cobija a la villa57. En 1264, tras la conquista del rey Alfonso X de Jerez, Arcos, Vejer y
Medina, la Zahara islámica se constituye como primera línea de la frontera occidental
del reino nazarí de Granada. A pesar de las múltiples teorías sobre la etimología, es
mencionada con el topónimo Al- ajra o Sajrat´Abbad58 que hace referencia a todas las
fortificaciones ubicadas en el cerro elevado. Los testimonios escritos árabes de Zahara
proceden de textos benimerines, es citada como una de las plazas fuertes que protegían
la Serranía de Ronda59. La primera mención de la villa de Zahara se realiza en el
54 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí… pp.
-77.
55 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, pp.
-300.
56 Luis Iglesias Gar ía Luis María Co os Rodríguez, La villa edieval de )ahara de la “ierra Cádiz ,
Caetaria: revista bianual de Arqueología, Nº 6-7, 2009, pp. 317-328.
57 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, pp.
-303.
58 Juan Martínez Ruiz, «Toponimia gaditana del siglo XIII», Cádiz en el siglo XIII. Actas de las «Jornadas
Conmemorativas del VII Centenario de la muerte de Alfonso X el Sabio», Universidad de Cádiz, 1983, pp.
93-121.
59 Francisco Siles Guerrero, La Historia de Zahara a través de los documentos y la Historiografía, Ronda,
2012, pp. 33-50.
25
contexto de la cita del sultán benimerín Abū Yūsuf en 1282 con Alfonso X con ocasión
de la rebelión de Sancho IV60. También aparece citada en al-Musnad (1371), la
biografía del sultán meriní Abu l-Hasan, del autor Ibn Marzuq, donde el sultán muestra
su interés por el sistema defensivo de la frontera con los castellanos en un viaje que
realizó a mediados del siglo XIV61. Las fuentes cristianas hacen referencia a la plena
línea de frontera de Zahara como es en el caso del Libro de la Montería de Alfonso XI62
donde se menciona el camino entre el castillo de Matrera y Zahara, además se alude a
las correrías realizadas por los moros en esta zona durante 1402 y 1404. Sin embargo,
en 1407, la fortaleza de Zahara fue tomada por el Infante don Fernando tras un asedio
por las tropas cristianas, como nos relata la Crónica de Juan II. En la Navidad de 1481,
los musulmanes volvieron a tomar la villa, siendo definitivamente reconquista dos años
después por el marqués de Cádiz, don Rodrigo Ponce de León, apoderándose además de
Alhama, dando lugar de este modo al inicio de la Guerra de Granada63. Posteriormente,
en 1488, recibió la posesión del señorío de Zahara con el título de marqués 64. Sin
embargo, los Ponce se enfrentaron a los Saavedra65 en un pleito por la posesión de la
villa.
El sistema defensivo de la fortaleza de Zahara consistía en el aprovechamiento del
relieve accidentado con su orografía irregular que condicionó la construcción y el
trazado de la villa. El flanco Oeste de la cerca urbana está protegido por la misma peña.
Este sistema de defensa se incrementa con el recinto castral en la parte más alta y con la
Torre Mayor o Torre del Homenaje. La unión entre la orografía natural y las murallas
hacían casi inexpugnable la villa-fortaleza. Además, la villa contaba con una alcazaba
que ejercía la función de centro de poder y de residencia del qadi. La construcción de la
muralla se realizó con piedras calizas que eran tomadas directamente del terreno 66. Los
60 Manuel González Jiménez, Crónica de Alfonso X, según el Ms. II/2777 de la Biblioteca de Palacio Real
(Madrid), Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 1998, pp. 251-252.
61 Luis María Cobos Rodríguez, Zahara Memoria recuperada del Patrimonio Arqueológico, Zahara de la
Sierra, 2003, pp. 57.
62 José Gutiérrez de la Vega (ed.), Libro de la Montería del Rey Alfonso XI, Madrid, 1877, pp. 275-276.
63 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
64 Luis María Cobos Rodríguez, Zahara Memoria recuperada…, p.
.
.
65 Rafael Sánchez Saus, «Los Saavedra y la frontera con el reino de Granada en el siglo XV», en Estudios
sobre Málaga y el reino de Granada en el V Centenario de la Conquista, Málaga, 1987, 163-182.
66 Ídem, p. 62-67.
26
trazados de la muralla, según L. Cobos67, deben pertenecer al período de dominación
nazarí o meriní, debido a que desde 1309, los norteafricanos, meriníes, controlaban
tanto la Serranía de Ronda como Algeciras.
Fuera del recinto amurallado y junto a las vías de acceso a la puerta principal de la
fortaleza se sitúa la necrópolis musulmana en la Loma del Calvario. En 1967, durante el
transcurso de las obras de construcción del depósito se descubrieron tres enterramientos.
Las intervenciones arqueológicas de Rosario Cabrero y Magdalena Valor hicieron
posible el registro y la documentación de estos tres enterramientos datados en el siglo
XIV68. Las tumbas se excavaron en tierra y los enterramientos carecían de ajuar, a
excepción de un vaso cerámico que apareció en una de las fosas.
Durante la campaña de excavaciones arqueológica de 1994 fue descubierta la
mezquita. Bajo los cimientos de la torre-ábside de la Iglesia de Santa María de la Mesa,
construida a principios del siglo XVI, aparecieron los restos de una pilastra de
mampostería revestida de un enlucido yeso, en la cual, se ha conservado el arranque de
un arco de herradura. Este arco permitía el acceso a una estancia de planta cuadrangular,
con un banco de mampostería de piedra y ladrillo en su pared sur, en su lado norte se
conserva una atarjea. La pared Este del templo está conformada de mampostería sobre
la roca natural. A partir de los restos conservados podemos afirmar que el interior de la
dependencia estaría enlucido. El pavimento era de yeso, aunque en el centro se aprecia
varios ladrillos colocados de manera irregular. Durante la excavación de las naves de la
iglesia se descubrió una serie de muros de aparejo islámico nazarí aprovechado para los
cimientos de la iglesia69. Además de los testimonios arqueológicos, las fuentes
documentales como la Crónica de Juan II nos informan sobre la existencia de la
mezquita, tras la conquista de la villa de Zahara por el infante don Fernando de
Antequera: e pusieron el pendón ençima de la torre mayor del castillo; e la cruz
67 Luis María Cobos Rodríguez, «La Villa Medieval de Zahara. Nuevas aportaciones históricas a través de
la arqueología», Papeles de Historia, 4 (1999), pp. 151-152.
68 Rosario Cabrera García y Magdalena Valor Piechotta, «La necrópolis medieval de Zahara de la Sierra
(Cádiz) y otros hallazgos arqueológicos en su término municipal», Boletín del Museo de Cádiz, IV (19831984), pp. 89-99.
69 Luis María Cobos Rodríguez, Zahara Memoria recuperada…, p.
.
27
lleuáronla e pusiéronla en la mezquita. E yba con ellos el obispo de Palencia, e bendixo
la iglesia e púsole nombre Santa María de la Concepción70.
Tras la conquista definitiva de Zahara, Rodrigo Ponce de León impulsa la
construcción de las estructuras arquitectónicas más simbólicas e importantes de la villa
a finales del siglo XV: La Torre del Homenaje, la Puerta de la Villa y la Iglesia Mayor.
Además, a partir de este momento, es cuando se inicia la labor repobladora del territorio
conquistado. El origen nazarí de la Torre del Homenaje de Zahara ha sido un tema muy
discutido entre algunos autores. En la obra Les Fortesses de L’Espagne Musulmane de
Henri Terrase, incluye esta fortificación como una construcción nazarí, aunque con
numerosas influencias cristianas: la torre como donjon, la presencia de una chimenea y
la construcción de las esquinas con ángulos redondeados71. Sin embargo, estas
características son más propias de una construcción plenamente cristiana. En este
sentido, el profesor Luis de Mora-Figueroa72 de la Universidad de Cádiz afirma que
tanto la Torre del Homenaje de Zahara como la de Olvera son obras auspiciadas por
Ponce de León hacia 1490. La Torre del Homenaje se encuentra en la parte más alta de
la peña adaptándose a la piedra natural. Fue construida en mampostería de hiladas
irregulares unidas con mortero de cal y arena. Posee una planta cuadrada con ángulos
redondeados. En los frentes Sudoeste y Nordeste podemos apreciar dos ventanas con
arcos de medio punto realizados en ladrillos. La Torre tiene dos plantas unidas por un
escalera y a la vez cada una de estas plantas están subdivididas en cuatro estancias
abiertas con bóvedas baídas revestidas de ladrillos. Además, la Torre tiene la
característica de unir la función civil con la militar. Desde ella se podía divisar otras
fortalezas como los castillos de Olvera y Matrera, y de esta forma mantener el contacto
visual para controlar la defensa del territorio73.
La Puerta de la Villa se ubica entre los lienzos de muralla de época islámica,
siendo el único punto de acceso al yacimiento, desde la calle El Fuerte. Esta puerta
conserva el arranque del arco de bóveda de cañón y los dos paramentos laterales. Se
70 Crónica de Juan II…, p.
.
71 Luis María Co os Rodríguez, «La Villa Medieval de )ahara…», p.
.
72 Luis de Mora-Figueroa, «Influjos recíprocos entre la fortificación islámica y la cristiana en el medievo
hispánico», en Actas del I Congreso Internacional Fortificaciones en Al-Andalus, Algeciras, Ayuntamiento
de Algeciras, 1998, p. 153.
73 Luis María Cobos Rodríguez, Zahara Memoria recuperada…, p.
-75.
28
encuentra construida en mampostería irregular de piedras calizas utilizando un mortero
blanquecino de cal y arena. La última estructura arquitectónica de finales del siglo XV o
principios del XVI fue la antigua Iglesia de Santa María de la Mesa. Las excavaciones
arqueológicas en el templo se iniciaron en 1993 y culminaron en 1998. A partir del
registro arqueológico podemos deducir que el edificio posee planta rectangular y dos
naves, con cubierta a dos aguas de estilo mudéjar y cabecera poligonal gótica con
contrafuertes exteriores en cada esquina. El templo conserva una parte de la portada de
estilo mudéjar con pilares de ladrillos. Los muros exteriores muestran un aparejo de
mampostería irregular con encintado doble de ladrillos74.
En los dos grabados de Hoefnagel, editados por Braun y Hogemberg en 1599 en
el Civitate Orbis Terrarum, se puede contemplar la representación del paisaje y la villa
de Zahara en 156475. En los grabados se puede apreciar la cerca urbana musulmana
compuesta por el lienzo de muralla y torres cuadradas, además el núcleo urbano ha ido
cambiado su ubicación descendiendo a la zona llana. El asentamiento medieval se
situaba en la ladera en la parte más alta de la peña y estaba rodeado de una muralla que
defendía los espacios que estaban menos protegidos naturalmente.
Zahara fue un punto primordial para el control de la frontera occidental, desde ella
se podía acceder hacia Ronda. Esta importancia que obtuvo durante la Edad Media ha
continuado hasta la actualidad, siendo en 1983, la villa de Zahara de la Sierra declarada
Conjunto Histórico Artístico por Real Decreto. Además, el castillo posee la declaración
de Bien de Interés Cultural, siendo una de las poblaciones de la Serranía Gaditana con
mayor interés turístico.
4.6 SETENIL
La villa de Setenil de las Bodegas se localiza en el nordeste de la provincia de
Cádiz, limitando su término con la provincia malagueña. Está situada al norte de Ronda
sobre el río Guadalporcún y colinda al Sur con la Sierra de la Sanguijuela y de las
74 Luis María Co os Rodríguez, «La Villa Medieval de )ahara…», p.
-156.
75 Luis Iglesias García, «La villa medieval de Zahara de la Sierra entre los siglos XIV y XVII», en Emilio
Martín Gutiérrez (Ed.), El paisaje rural en Andalucía Occidental durante los siglos bajomedievales, Actas
de las I Jornadas Internacionales sobre paisajes rurales en época medieval (Cádiz, 1 y 2 de abril de 2009),
pp. 53-73.
29
Salinas; al Este con la Sierra Mollina y Sierra del Borbollón; al Norte con la Loma de la
Cordillera, y al Oeste con la Sierra de Malaver, cercana al cauce del río Guadalete76.
Los primeros testimonios documentos escritos que hacen mención a la villa de
Setenil proceden de fuentes árabes. En el Rawd al-quirtas, se relata la entrega del sultán
de Marruecos, Abu Yaqub de las fortalezas de Algeciras, Ronda y de los castillos que
de ambas dependían al nazarí Muhammad II en 22 de noviembre de 129377. Siendo uno
de estos castillos el de al-Sitil o al-Xatil, identificados etimológicamente con Setenil.
Tras las conquistas del siglo XIII, Setenil se levantó como núcleo defensivo, dentro de
la red fronteriza, en un primer momento, del protectorado meriní y luego del reino
nazarí. La estratégica situación de la villa y su magnífica fortificación hacían este
territorio inexpugnable. En 1407, se suceden numerosas incursiones cristianas a la
fortaleza islámica de Setenil, pero tras el largo asedio, fracasan en su conquista. En la
Crónica de Juan II se describe minuciosamente los aspectos característicos de la villa
de Setenil:
La villa de Setenil es muy fuerte a marauilla, la qual está asentada entre dos
valles, en vna peña fecha como manera de tréuedes, e está todo çiega, sino los
pretiles e las almenas, que están ençima de la peña. E corre alrededor della vn
arroyo de agua, e está toda en peña tajada, tanto que lo menos alto della son de
altura de dos lanças de armas, e más. Tiene vna puerta al cabo de la villa, en el
comienço del castillo, omenaje. E tras esa aluacara, tiene otra fermosa torre bien
grande, que es la torre del omenaje. E tras esta aluacara, tiene otra manera de
alcáçar, que ay dos puertas desta aluacara al alcáçar; e es, otrosí, fecha ençima
de vna peña más alta que la villa. E del castillo ay otras dos puertas fasta entrar
en la torre grande. E en ella no ay combate, sino es a do está la primera puerta, en
la primera aluacara. E está entre el muro e el albacara, do es lo más llano deste
conbate, vna casa fecha en vna peña tajada78.
Setenil fue definitivamente conquistada por el marqués de Cádiz, tras un asedio de
quince días, que terminó con su rendición el 21 de septiembre de 148479. Tras la victoria
76 Luis Javier Guerrero Misa, «Aproximación a la evolución histórica de Setenil de las Bodegas: La
intervención arqueológica de urgencia en la calle Calcetas» en Papeles de Historia, 4 (1999), pp. 61-93.
77 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
78 Crónica de Juan II…, pp.
-152.
79 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
.
30
de los castellanos en la Guerra de Granada, Setenil fue declarada villa de realengo,
recibiendo en 1501, 1a Carta de Privilegios.
La fortaleza musulmana se compone de tres zonas estructurales, el alcázar, la
medina y los arrabales. Del alcázar de Setenil se conservan los restos fortificados de la
torre principal y una secundaria que flaqueaba la puerta de acceso al recinto. El
conjunto fortificado se encuentra en una de las cotas más altas de la actual población, en
una elevación formada por el meandro más cerrado del río Guadalporcún 80. También de
la fortaleza se conservan diversos lienzos de muralla. Dependiente al castillo se halla la
plaza de la villa, donde se encuentra la iglesia y el lugar donde estuvo el hospital que
mandaron construir los Reyes Católicos. Esta villa estaba organizada a los pies del
castillo de Setenil. De éste se conserva la Torre del Homenaje del antiguo espacio
fortificado, ocupa una zona primordial que le permite la visualización de las distintas
líneas defensivas81. La torre principal del castillo es una estructura prismática,
construida en mampostería con verdugadas de lajas y ripios, además las esquinas se
refuerzan con sillares y posee tramos realizados en tapial. La torre tiene dos entradas
situadas en diferentes niveles. Por la puerta del suroeste se accede a una primera planta
dividida en varias salas que posiblemente fuesen utilizadas como almacén y depósito de
escombros82. Por la otra puerta, situada en el sureste, se accede a la segunda planta
mediante una escalera de piedra, actualmente esta planta se halla dividida por un muro
de ladrillo con vano central. Además, la torre cuenta con una tercera planta, con una
única sala cubierta originalmente por una bóveda vaída. A través del foso del castillo se
puede llegar a los aljibes, abovedados, que tenían la función de suministrar el agua a la
fortaleza. En la zona suroccidental se aprecian restos de la muralla primitiva, la cual, ha
sido construida con la misma técnica empleada en la torre. Es muy probable que este
sistema defensivo fuera una de las numerosas obras que se realizaron durante el período
central del reino nazarí83.
Además de las intervenciones arqueológicas realizadas en Setenil, otra fuente para
el estudio del paisaje de este pueblo es el grabado de Hoefnagel realizado hacia 1564.
En este grabado se aprecia la fisionomía de la antigua villa que se caracteriza por dos
80 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
81 Luis Javier Guerrero Misa, «Apro i a ió a la evolu ió …», pp. 85-88.
82 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, pp.
-55.
83 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
31
estructuras arquitectónicas principalmente: la Torre del Homenaje y la iglesia de
Nuestra Señora de la Encarnación. Además también se puede observar el antiguo arco
de la villa y los destrozos de la torre principal de la fortaleza nazarí y de sus murallas,
que probablemente fueran causados durante la Guerra de Granada.
4.7 CARDELA
El castillo de Cardela o Fátima, como es conocido popularmente, es una
importante fortificación nazarí. Su estratégica situación geográfica le permitió el
contacto con otros puntos de vigilancia como Aznalmara y Matrera, quedando de esta
forma perfectamente coordinado el sistema defensivo de la frontera noroccidental del
reino nazarí de Granada. Esta estructura defensiva se encuentra ubicada al oeste del
núcleo urbano de Ubrique y pertenece a su actual término municipal. Desde su
estratégica posición domina un amplio territorio que abarca todo el valle de Ubrique
hasta su unión con el Majaceite y una gran parte de las llanuras del valle del Guadalete.
Esta zona fue una importante vía de acceso de las huestes cristianas de Jerez y Arcos84.
Durante la época musulmana, Cardela es citada en las fuentes árabes como el hisn
Cardeila, además esta fortaleza se encontraba entre las posesiones del guerrillero Umar
ibn Hafsun. También es mencionada en el Rawd al-qirtas con el topónimo de Qardala,
castillo que, junto con otros, fue cedido por el meriní Abu Yaqub al monarca nazarí Ibn
al-Ahmar el 22 de noviembre de 1293, como recompensa por su apoyo en los
enfrentamientos contra los castellanos. La fortaleza de Cardela fue tomada por el
marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, junto con su hermano Manuel en 1472, en
una operación bélica planteada por el alcaide de Arcos, Pedro de Verz85. Tras esta
conquista, el marqués de Cádiz saqueó la alquería de Garciago, al sur de Ubrique. Sin
embargo, un año después, Cardela pasó de nuevo a manos de los nazaríes, pero éste fue
un acontecimiento pasajero86. Pasó a manos del conde de Arcos en 1485. Poco tiempo
después, la fortaleza junto a las restantes villas de la Serranía de Villaluenga fueron
donadas formalmente a Ponce de León87.
84 Fernando Sígler Silvera y Juan Carrasco Soto (coords.), Frontera, repoblación señorial… pp.
85 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, pp.
-48.
-92.
86 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
87 Fernando Sígler Silvera y Juan Carrasco Soto (coords.), Frontera, repoblación señorial… p.
.
32
La fortaleza se asienta en una cresta rocosa, posee un emplazamiento natural y se
caracteriza por su apariencia inexpugnable. Las murallas se adaptan a las curvas del
nivel en dirección NE-SE. Su lado sudoriental está plenamente protegido por una caída
de gran altura y verticalidad, seguida por un glacis natural de unos cincuenta metros
más de desnivel. El flanco noroccidental de la fortificación comprende un espacio
amesetado donde es posible que se encontrara una alquería o una comunidad rural,
debido a dos factores: por un lado, el paisaje que domina esta zona cuenta con una gran
riqueza natural (encinas, acebuches y lentiscos88) y, por otro lado, junto a los restos
defensivos de la fortificación, hay restos de un poblado que probablemente estuviera
asociado a la fortaleza89. Los muros están compuestos de grandes piedras calizas que
actualmente se encuentra muy degradados debido fundamentalmente a la erosión. El
lado suroeste de la estructura está formado por un relieve más suave, con pendientes que
descienden hacia el valle del río Ubrique.
La entrada a la fortaleza se realiza primeramente a través del collado junto a la
laguna, desde allí se llega hasta las ruinas del castillo propiamente dicha por su lado
noroccidental90. Este flanco es una pared vertical donde se pueden apreciar vestigios de
refuerzo de mampostería. En el extremo más ubicado hacia norte se observan los restos
de una entrada al recinto, quedando exclusivamente algunas partes de las jambas. Toda
estructura está construida en una sillería bien cuadrada que forma una resistencia muy
consistente. La puerta es de mocheta simple, siendo el modelo más primitivo de las
puertas empleadas en las fortalezas andalusíes. A partir de esta característica, A. Pérez
afirma que esta construcción es posterior a época nazarí, incluso preislámico o
tardorromana91. Desde la entrada se inicia un muro que está enrasado. Después se gira a
la derecha y se llega a otra puerta que emplea la roca madre como jambas. Esta puerta
permite el acceso a un espacio cuadrangular que posiblemente estuviera destinado a la
vigilancia de la entrada al recinto. En la zona más alta en una fuerte pendiente se
contemplan los cimientos de dos cubos semicirculares que formarían parte de una
88 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
.
89 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
90 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
.
.
91 Ídem, p. 93.
33
barbacana. En la parte central de la fortaleza se hallan los restos de dos aljibes, uno de
mayor de tamaño que el otro y adosados entre sí92.
El aljibe de mayores dimensiones posee una planta trapezoidal. La cubierta está
compuesta de una bóveda apuntada formada por sillares, este elemento constructivo es
poco frecuente en estas edificaciones. Según, Manuel J. Castro93, es posible que esta
estructura sirviera, posteriormente, para los cimientos de la edificación de la torre del
homenaje del castillo. Sin embargo, el profesor Valdecantos 94 afirmó que la fortaleza de
Cardela carecía de la torre del homenaje. Adosado a la gran cisterna se encuentra un
aljibe de menor tamaño, esta estructura hidráulica responde más a las características de
una pila que cumplía la función de abrevadero, la cual, podría almacenar el agua del
gran aljibe. Seguramente su propósito fuera la provisión de agua para la población y el
ganado95.
Si continuamos el desarrollo de la fortaleza hacia el suroeste, de los aljibes
arranca un muro de mampostería con mortero de cal que se escalona para adecuarse a
los desniveles del terreno. Junto con el muro exterior llega a formar una coracha que nos
lleva a un torreón situado en el sur. Este torreón ha sido interpretado como una torre
albarrana. La base de esta torre es una roca de reducidas dimensiones96. Esta estructura
es «un mecanismo de control para flanqueo del conjunto amurallado»97. La obra
defensiva tiene como objetivo cubrir los puntos débiles. El territorio se puede definir
como un espacio acotado por una doble muralla que protege el acceso a la fortificación.
Además, la fortaleza se adapta al relieve abrupto y emplea como materiales de
construcción la mampostería con verdugadas de lajas y ripios, y piedras trabajadas
como sillares de esquina o sillarejo. Según A. Pérez98, las características de este modelo
de fortificación responden al de una sajra, es decir, una fortificación de escasas
dimensiones que aprovecha las condiciones naturales del entorno sin apenas
92 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
93 Manuel Castro Rodríguez, El astillo de Cardela, fortaleza
(12/12/2002). Ubrique, Publicaciones del Sur, p. 11.
.
edieval , e Ubrique Información, 184
94 Rodrigo Valdecantos Dema, «El castillo de Cardela en Ubrique (Provincia de Cádiz)», en Estudios de
Historia y de Arqueología Medievales, IX (1993), Universidad de Cádiz, pp. 241-287.
95 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
96 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
.
97 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
98 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
.
.
.
34
modificarlas. Aunque se trata de una estructura arquitectónica de mayores dimensiones,
por lo cual, se puede adscribir en las fortalezas de tipo hisn.
Actualmente, la fortaleza de Cardela está constituida por un conjunto de ruinas
que conforman un importante e interesante yacimiento arqueológico que nos invita a
reflexionar sobre la relevancia de esta estructura. Seguimos desconociendo la fecha de
la construcción de esta fortificación, para conocer esta información, una solución
adecuada sería llevar a cabo una excavación arqueológica exhaustiva que nos permitiese
datar el origen de esta fortificación, además de aportarnos información más compleja,
debido a la escasez de fuentes documentales. Las carencias de trabajos arqueológicos
nos impiden conocer más a fondo el pasado histórico de esta fortaleza que se encuentra
declarada como un Bien de Interés Cultural. La realización de varias campañas
arqueológica en esta zona nos permitiría sacar a la luz nuevos datos, testimonios y
vestigios arqueológicos que nos ayudarían a reconstruir la realidad histórica de esta
fortificación y de su entorno.
4.8 AZNALMARA
La fortaleza de Aznalmara o hisn al-Mara se encuentra situada en el centro del
valle del río Tavizna sobre una escarpada elevación rocosa dentro de la Serranía de
Villaluenga. Era una estructura defensiva que formaba parte de la primera línea
fronteriza del sector noroccidental del reino nazarí. Posiblemente el castillo de
Aznalmara es el complejo arquitectónico defensivo nazarí más trascendente de la Sierra
de Cádiz. Esta construcción desarrolló un papel muy importante en la defensa de una
extensa zona de dominio musulmán comprendida entre Benaocaz y Arcos. Debido a la
escasez de información arqueológica es difícil reconstruir la realidad histórica de este
territorio. No obstante, durante la realización de algunas prospecciones han aparecido
fragmentos cerámicos de terra sigilata. Es posible que este asentamiento tuviera origen
romano o ibérico. Además, Aznalmara es un territorio con abundante agua y tierras
fértiles que podría constituir un emplazamiento idóneo para los bereberes que ocuparon
la Sierra de Cádiz tras la conquista de 711. Hacia 1239 Aznalmara era un territorio que
se encontraba bajo dominación nazarí, aunque anteriormente, había estado a manos de
los mariníes99. La fortaleza de Aznalmara aparece citada en la Crónica de Juan II100: «E
99 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí… pp.
-84.
100 Crónica de Juan II…, p. 392.
35
desque el Infante ovo puesto recaudo en la villa e castillo de Antequera, dixéronle que
estauan cerca dende tres castillos que se podrían bien tomar, e dezían al vno Açnalmara,
e al otro Cauche, e al otro Xebar». Es muy probable que fuera conquistada por las tropas
dirigidas por el infante don Fernando. Al final del siglo XV fue uno de los territorios
integrados en el señorío de la Casa de Arcos, cuando terminó la guerra de Granada
perdió su función militar y con el suceder del tiempo fue despoblada101.
La fortaleza de Aznalmara es una obra arquitectónica levantada durante el período
central del reino. Es posible que formara parte del programa constructivo impulsado por
Mu ammad V y quizás iniciado, anteriormente, por su padre Yūsuf I102. La fortaleza
está realizada en mampostería con verdugadas de lajas y ripios de asentamiento,
destacando en algunos lienzos de la muralla la argamasa que los recubre. Empleándose
tanto la piedra caliza como la arenisca, las cuales, abundan en el paisaje 103. El acceso al
recinto se realiza a través de una puerta en doble recodo en el lado sur que se encuentra
protegida por una barbacana. Este componente favorece la defensa del espacio, además
también es posible realizar el acceso al recinto mediante una abertura directa en la
muralla. Esta entrada en la muralla podría utilizarse como vía de escape en caso de un
ataque o incluso se podría utilizar para sorprender a las tropas enemigas que llegasen
hasta la fortaleza104. La torre mayor que se encuentra ubicada en el ángulo oriental del
recinto amurallado posee grandes superficies y planta cuadrada. Además, esta estructura
se dispone en dos plantas, A. Pérez afirma que «originalmente separadas por un falso
techo de madera, hoy inexistente (quedan las cornisas y mechinales en los que
apoyaría)»105. En la planta inferior aparecen una gran cantidad de saeteras en las cuatro
paredes mientras que en la planta superior se suceden un buen número de almenas.
Además, esta estructura arquitectónica se componía de una cisterna.
En el interior del espacio amurallado se extiende una gran plaza de planta
irregular, adecuada a las cercanías del cerro. En esta explanada se pueden observar
varios restos arqueológicos como los muros que definen inadecuadamente las áreas. Por
101 Federico Devís Márquez, Mayorazgo y cambio político..., p.149.
102 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
.
103 Fer a do “ígler “ilvera Jua Carras o “oto oords. , Fro tera, repo la ió señorial… p.
-44.
104 María Paz López Gar ía, Castillo de Az al ara Be ao az , Papeles de Historia (Ubrique), nº 2
(1996), pp. 93-102.
105 Alejandro Pérez Ordóñez, Sierra de Cádiz andalusí…, p.
.
36
otro lado, en la zona oriental junto a la torre, en una zona en declive aterrazada hay una
gran alberca revestida de hormigón que recauda el agua de una manantial ubicado en
este lugar, considerándose esta obra como la mayor edificación de almacenamiento
hidráulico andalusí de la Sierra de Cádiz. Además de la alberca, en el centro del
emplazamiento encontramos un aljibe hacia el oeste, con dimensiones más reducidas,
que estuvo cubierto con una bóveda de cañón en ladrillo, que actualmente está
desaparecida. Entre el aljibe y la alberca, en el flanco sur se aprecia la puerta en el
trazado de la muralla. Al fondo de la explanada en la parte occidental se eleva una torre
de planta pentagonal con una rampa de acceso
La fortaleza de Aznalmara o Tavizna se encuentra en un estado de conservación
muy deficiente, pese a su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), no se han
realizado prospecciones, por tanto, carecemos de información sobre la dimensión de la
ocupación y la explotación del territorio. Es imprescindible la incorporación de la
investigación arqueológica a los estudios de los paisajes rurales en esta zona de la
comarca gaditana para agregar nuevos datos sobre nuestro pasado y patrimonio cultural.
4.9 MATRERA
El castillo de Matrera se alza en las estribaciones de la Sierra de Pajarete, entre las
actuales poblaciones gaditanas de Villamartín y Prado del Rey. Desde su estratégica
posición no sólo domina la campiña alta del Guadalete sino, también, el contacto con
los relieves de la Sierra de Grazalema. A sus pies posee los caminos naturales desde el
bajo Guadalquivir a la bahía de Gibraltar o los caminos que van desde la bahía gaditana
y sus puertos hacia el interior Bético. En la Baja Edad Media fue una pieza clave en el
entramado de la Banda Morisca, constituyéndose a partir de 1256 en el frente cristiano
más allá de la línea marcada por el río Guadalete106. Durante los siglos bajomedievales
se encontraba en contacto visual con el castillo de Zahara y el punto de vigilancia de
Iptuci, que le permitiría establecer contacto con Cardela y Aznalmara. Además, este
castillo formó parte de la extensa línea defensiva de la frontera del reino nazarí de
Granada frente a la Corona de Castilla107. Sin lugar a dudas, esta fortaleza pretendía
defender los territorios del Reino de Sevilla que se encontraban bajo la amenaza de
106 José María Gutiérrez López, y Virgilio Martínez Enamorado, A los pies de Matrera (Villamartín,
Cádiz). U estudio a ueológico del O ie te de Šiḏū a, Villa a ti , 2015, pp. 55-124.
107 Alejandro Pérez Ordóñez, «El castillo de Matrera en Villamartín (Cádiz): una fortaleza de frontera»,
Almajar, 2 (2005), pp. 83-87.
37
incursiones nazaríes desde el otro lado de la demarcación, especialmente las
procedentes de las inmediatas ajrat ’Abbad, Ḥi n al-Marà y Qardīra108.
Entre 1225 y 1250 los ejércitos castellano-leoneses de Fernando III habían
ocupado las principales ciudades del valle del Guadalquivir. La capital almohade había
capitulado en noviembre de 1248. Hacia 1253 se inició la actividad bélica de Alfonso X
con su hermano el infante don Enrique, como resultado de la sublevación de diferentes
distritos de la comarca, en la que participó la Orden de Calatrava. En 1256, tras la
conquista de Matrera por Pedro Yáñez, maestre de la Orden de Calatrava, la fortaleza y
todos sus términos fueron donados por Alfonso X a dicha Orden hacia 1257. A partir de
este momento, se inició la labor repobladora con su primer comendador don Espinel. En
1264, como consecuencia a la revuelta mudéjar apoyada por el rey de Granada y los
contingentes de la fe merínies en el valle del Guadalete y Murcia, el nuevo comendador,
don Alemán estuvo a punto de perder el castillo109. Sin embargo, la rápida actuación del
rey Alfonso X que consistió en la eficaz intervención de fuerzas castellanas dirigidas
por don Nuño González de Lara y don Juan González, maestre de Calatrava, impidieron
la caída de la fortaleza110. No obstante, hacia los primeros años del siglo XIV, Matrera
volvió a manos musulmanas, aunque estuvo poco tiempo bajo el poder granadino,
concretamente, hasta 1341 cuando fue conquistada por Alfonso XI111. Un año más
tarde, fue donada por este monarca a la ciudad de Sevilla, junto a las tierras del «Campo
de Matrera», una amplia extensión de tierras idóneas para el cultivo, con poblados,
salinas, rentas y la aldea de Hortales; a cambio el Concejo de Sevilla debía encargarse
de su repoblación y ordenamiento. En 1408, el rey de Granada impulsó una incursión
desde Zahara para tomar la fortaleza de Matrera, sin embargo, no consiguió su objetivo
debido a la intervención del infante don Fernando. El interés de los nazaríes por Matrera
volvió a surgir en 1445 cuando el rey granadino Mohamed Aben Ozmin decidió asediar
la fortaleza, siendo en esta ocasión defendida por el conde de Arcos.
108 José María Gutiérrez López y Virgilio Martínez Enamorado, A los pies de Mat e a… p. 56.
109 Manuel Rojas Gabriel, «Matrera, un castillo de Sevilla en la frontera de Granada (1400-1430)»,
Andalucía entre Oriente y Occidente (1236-1492). Actas del V coloquio internacional de historia medieval
de Andalucía, Córdoba, pp. 359-366.
110 Natalio Benítez Ragel, «Castillo de Matrera: aproximación histórica y arquitectónica», Revista de
Humanidades, 1 (octubre 1989), pp. 72-73.
111 Antonio Malpica Cuello, Las últimas tierras de al-Andalus…, p.
38
La fortaleza de Matrera se divide en dos partes bien diferenciadas: la Torre del
Homenaje, protegida por un recinto amurallado, y el gran patio de armas o albacar,
rodeado completamente por una muralla de dimensiones pobres, y con dos puertas de
acceso, una en la cara oeste conocida como la Puerta de los Carros, y otra en la este
denominado como la Puerta del Sol. El patio de armas posee grandes dimensiones, con
planta elíptica y, probablemente tendría la función de dar refugio a la población y al
ganado en períodos de conminación bélica, aunque otros autores han identificado este
espacio con la cerca urbana. La muralla se caracteriza por su trazado poligonal irregular
que se adapta a los niveles topográficos112 y por la conservación de seis cubos: dos al
norte, dos al oeste y dos al sur. En la construcción de esta muralla el material utilizado
es la mampostería, siendo reforzada con sillarejos en los ángulos113. La Torre del
Homenaje de Matrera se levanta en el sector norte del recinto amurallado, es decir, la
zona más infranqueable. La torre posee planta rectangular y está formada por dos
plantas. Aunque en cada planta se emplearon materiales diferentes en su construcción:
en la planta primera destaca la utilización de lajas de piedra irregulares y en la superior
el ladrillo. Con anterioridad al último derrumbe en 2013, provocado por los factores
climáticos, la fortaleza estaba cubierta con bóvedas de cañón.
En 1999 se realizó una exhaustiva prospección arqueológica con el fin de
cartografiar cualquier resto de la primitiva fortificación andalusí. El objetivo de esta
prospección era llevar a cabo una aproximación más exacta del yacimiento
arqueológico. Hasta el momento se carece de las bases imprescindibles para realizar un
estudio sobre la evolución de la ocupación medieval. Tanto José María Gutiérrez López
como Virgilio Martínez Enamorado han intentado contextualizar el yacimiento a través
de los materiales arqueológicos hallados. La cerámica fue fundamentalmente el material
más significativo y más abundante, según el estudio tipológico, se ha contextualizado en
un marco cronológico que abarca desde los siglos altomedievales hasta finales de la
Edad Media, aunque el mayor volumen cerámico se corresponde con el periodo que
comprende desde los siglos XII al XIV, siendo, por lo general, producciones andalusíes,
y en muy pocos casos, elaboraciones gótico-mudéjar. Además del material cerámico,
también, se encontraron metales, huesos y vidrio.
112 José María Gutiérrez López y Virgilio Martínez Enamorado, «Matrera (Villamartín): Una fortaleza
andalusí en el alfoz de Arcos», en Actas I Congreso de Historia de Arcos de la Frontera. 750 Aniversario
de la conquista de la ciudad por Alfonso X el Sabio. 1253-2003, Arcos de la Frontera, 2003, pp. 103-129.
113 Alejandro Pérez Ordó ez, «El astillo de Matrera e Villa artí …», pp.
-87.
39
El estado actual del castillo es nefasto. La torre se encuentra medio en pie, a pesar
del derrumbe que sufrió en 2013. La riqueza arqueológica de Matrera debe ser
considerable. Pese a las prospecciones arqueológicas realizadas sigue siendo necesario
un estudio arqueológico sistemático que nos permita avanzar en este estudio de este
albacar y esta fortaleza. Esto nos permitirá seguir avanzado en nuestros conocimientos
sobre la historia medieval de la provincia Cádiz.
40
5. CONCLUSIONES
«Arqueología de los paisajes medievales.» Dentro de la diversidad de
posibilidades temáticas que nos brindaba la elaboración de este Trabajo de Fin de
Grado, decidimos elegir como campo de estudio los castillos de la Sierra de Cádiz que
durante los siglos bajomedievales formaron parte de la Frontera noroccidental del reino
nazarí de Granada. En la Andalucía occidental se produjeron numerosas
transformaciones que cambiaron la forma de organizar el poblamiento rural. Estos
aspectos surgieron como consecuencia de la sustitución de la sociedad andalusí por la
feudal en los nuevos territorios. La información que poseemos es escasa para resolver
esta problemática debido fundamentalmente a la insuficiente documentación escrita, por
ello una solución idónea para intentar resolver estos problemas sería la aplicación de los
planteamientos de la Arqueología del Paisaje. Es curioso que a día de hoy exista una
gran ausencia de proyectos vinculados a la Arqueología del Paisaje en la Andalucía
occidental mientras que en la Andalucía oriental abundan numerosos estudios
relacionados con esta temática. Desde la perspectiva de la Arqueología del Paisaje, la
Sierra de Cádiz ofrece grandes posibilidades de futuro.
Como solución propongo la creación de un grupo de investigación, tomando como
modelo el Grupo de Investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de
Granada (THARG) de la Universidad de Granada que fomente la investigación
arqueológica e histórica relacionada con la Edad Media. La creación de un grupo de
investigación plenamente formado en materia de Arqueología del Paisaje ayudaría a
normalizar las intervenciones arqueológicas en la Sierra de Cádiz. Este equipo de
investigación contaría con la participación de arqueólogos y medievalistas de
universidades de diferentes ámbitos y, también, fomentaría la participación del
alumnado. Entre los objetivos de este grupo de investigación estaría identificar y
evaluar el patrimonio arqueológico en su estado actual, ofrecer soluciones para la
protección del Patrimonio Arqueológica y la conservación de los paisajes culturales,
incitar la difusión del Patrimonio Histórico-Arqueológico, y además, difundir el
Patrimonio como nuestra seña de identidad, enseñar y educar a la sociedad para que
contribuya a su mantenimiento, su conservación, su defensa y su preservación.
Pero aún más allá de los proyectos de investigación de futuro, los medievalistas
debemos concebir la arqueología como una ciencia que debe ir en paralelo a las fuentes
41
escritas. En este sentido, la arqueología debería ser la fuente que nos permitiera seguir
avanzando en la Historia Medieval ante el problema de la escasez de fuentes. Así pues,
la Arqueología del Paisaje a través de la aplicación de los Sistemas de Información
Geográfica (SIG) nos aportaría resultados positivos a nuestra investigación. En
definitiva, y a modo de conclusión, podemos decir que el paisaje esconde entre sus
huellas nuestro pasado y a través de su contemplación podemos reconstruir nuestra
memoria y nuestra historia. Finalmente quisiera hacer alusión a una cita del escritor
norteamericana William Faulkner:
El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado.
42
ANEXOS
43
OLVERA
Figura 1. Castillo de Olvera
Figura 2. Planta general del castillo de Olvera
(Fuente: PÉREZ ORDÓÑEZ (2009))
44
TORRE ALHÁQUIME
Figura 3. Murallas de la fortaleza de Torre Alháquime
Figura 4. Torre del castillo
45
AUDITA
Figura 5. Restos arqueológicos de la torre de Audita
MONTECORTO
Figura 6. Restos arquitectónicos de la fortaleza de Montecorto
46
ZAHARA DE LA SIERRA
Figura 8. Torre del Homenaje de la fortaleza de Zahara
Figura 9. Grabado de Zahara de la Sierra de Hoefganel
(Fuente: COBOS RODRÍGUEZ (2003))
47
SETENIL DE LAS BODEGAS
Figura 9. Castillo de Setenil
Figura 10. Grabado de Setenil de Hoefnagel
(Fuente: Carta Arqueológica de Setenil)
48
CASTILLO DE CARDELA
Figura 11. Restos arquitectónicos del castillo de Cardela
Figura 12. Paño del siglo XVIII sobre la ubicación de Cardela en el siglo XVI
(Fuente: SÍGLER SILVERA Y CARRASCO SOTO (2002))
49
Figura 13. Plano general del castillo de Cardela
CASTILLO DE AZNALMARA
Figura 14. Restos arqueológicos de la fortaleza de Aznalmara
50
Figura 15. Plano general del castillo de Aznalmara
CASTILLO DE MATRERA
Figura 16. Vista del castillo de Matrera
51
Figura 17. Plano general del Castillo de Matrera
(Fuente: PÉREZ ORDÓÑEZ (2009))
Figura 18. Restos de la muralla del castillo de Matrera
52
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58
59
MAPA 1: LOS CASTILLOS EN LA SIERRA DE CÁDIZ
LOS CASTILLOS EN LA SIERRA DE CÁDIZ
60
MAPA 2: LA CONQUISTA DEL VALLE DEL GUADALQUIVIR (1225-1266)
61
MAPA 3: LA EVOLUCIÓN DE LA FRONTERA EN LOS SIGLOS BAJOMEDIEVALES
62