F IESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
MËJ XËËW
La gran fiesta
del Señor de Alotepec
GUSTAVO TORRES CISNEROS
I
394.972
T67m
Torres Cisneros, Gustavo
Mëj xëëw : la gran fiesta del Señor de Alotepec
/ Gustavo Torres Cisneros. – México : CDI, 2003.
408 p. : fots., – (Fiestas de los pueblos indígenas)
Incluye bibliografía
Incluye apéndice
ISBN 970-753-004-9
1. SISTEMA DE CARGOS 2. MIXES – RITOS Y CEREMONIAS
3. FIESTA DE LA SANTA CRUZ – OAXACA 4. DIA DE MUERTOS –
SANTA MARÍA ALOTEPEC, OAXACA 5. NAVIDAD
6. AÑO NUEVO 7. REGIÓN MIXE – GEOGRAFÍA I. t. II. Ser.
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Xóchitl Gálvez Ruiz
Directora General
Marcela Acle Tomasini
Directora de Investigación y Promoción Cultural
Margarita Sosa Suárez
Subdirectora de Promoción Cultural
Primera edición, 2003
D.R. © Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Av. Revolución 1270, Col. Tlacopac, Deleg. Álvaro Obregón,
C.P. 01010, México, D.F.
ISBN: 968-29-5931-4 / Fiestas de los Pueblos Indígenas de México
ISBN: 970-753-004-9 / Mëj xëëw. La gran fiesta del Señor de Alotepec
Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar
previamente con la autorización del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor,
y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta disposición
se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.
Impreso y hecho en México
ÍNDICE
MËJ XËËW. LA GRAN FIESTA,
EXPRESIÓN SIMBÓLICA
DE LA COMUNALIDAD INDIA • 9
PREFACIO • 15
INTRODUCCIÓN • 29
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO
DE LA ANTROPOLOGÍA MESOAMERICANA • 39
Paradigmas antropológicos
sobre el sistema de cargos • 39
Primer acercamiento al sistema de cargos • 42
Definición del sistema de cargos • 48
Redefinición del sistema de cargos
(un segundo esfuerzo) • 62
De la etnia a la comunalidad • 71
Sistema de cargos y cosmovisión: ritual y mitología • 78
La fiesta como escenario ritual • 93
Estudios sobre el complejo festivo mixe • 102
CONDICIONES FÍSICAS
DE LA REGIÓN MIXE • 113
Localización • 114
Población, región y distrito mixes • 116
Geología • 118
Orografía • 123
Climatología de la región mixe • 129
Ciclo de lluvias • 135
Canícula • 138
Climas y temperaturas • 138
Zonas térmicas • 142
Hidrología • 143
Edafología • 145
Erosión • 147
Regiones naturales • 148
Flora • 150
Fauna • 155
SANTA MARÍA ALOTEPEC:
SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE • 159
Algunos datos históricos • 159
Lengua • 166
Comunidad de Santa María Alotepec • 169
Actividades económicas • 177
Comercio • 186
Organización social • 189
Descripción de Santa María Alotepec • 207
6
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO
EN SANTA MARÍA ALOTEPEC • 213
Fiesta de la Santa Cruz • 215
Fiesta de la Asunción • 253
Día de muertos • 263
Virgen de Guadalupe • 270
La Navidad • 270
Año Nuevo y cambio de autoridades • 274
ANÁLISIS RITUAL
DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO
EN SANTA MARÍA ALOTEPEC • 279
El carácter solar (calendárico) y agrícola
de la fiesta de la Santa Cruz • 279
El sustrato histórico en la interpretación general
de la fiesta de la Santa Cruz • 283
Las fiestas del 3 de mayo en el estado de Guerrero • 295
Los “graniceros” y su relación con el 3 de mayo • 304
La fiesta del 3 de mayo en la región mixe • 309
La fiesta del 3 de mayo en Alotepec:
una fiesta de transición entre la temporada
de secas y la temporada de lluvias • 315
La fiesta de la Asunción • 333
Día de muertos • 336
REFLEXIONES FINALES • 339
ÍNDICE
7
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA
ALOTEPEC • 355
El sol y la luna • 355
El mensajero del sol o el sacristán • 357
La señora que tenía por marido un rayo • 361
La hija del rey • 364
El cristo negro de Alotepec • 365
La fiesta del 3 de mayo • 367
La campana de Alotepec • 368
El ritual de un cazador • 370
La hija que se hizo rica • 372
El niño cazador • 377
El trueno, amo y dueño de los animales • 381
La mujer que engañó al diablo • 384
Juan loco o Juan tonto • 387
Los nahuales o los duendes • 389
El tlacuache • 391
BIBLIOGRAFÍA • 395
8
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
MËJ XËËW. LA GRAN
FIESTA, EXPRESIÓN
SIMBÓLICA DE LA
COMUNALIDAD INDIA
Adelfo Regino Montes
SERvicios del Pueblo Mixe, A.C.
MËJ XËËW. LA GRAN FIESTA
DEL SEÑOR DE ALOTEPEC
Asistimos hoy día al nacimiento del libro Mëj xëëw. La gran
fiesta del Señor de Alotepec, del doctor oaxaqueño Gustavo
Adolfo Torres Cisneros. Mëj xëëw, que en lengua mixe significa
“fiesta grande”, consiste en un estudio general de la fiesta que
anualmente se celebra en honor al cristo negro de Alotepec, en
la serranía mixe de Oaxaca, a la cual acuden peregrinaciones
procedentes de diversas regiones de Oaxaca, fundamentalmente
de la zona de Yautepec, la Sierra Norte, el Papaloapan, los
Valles Centrales y el Istmo de Tehuantepec.
Ubicado en el noreste del estado de Oaxaca, y en el corazón
del pueblo mixe, Naap o´km —que en ayuuk quiere decir “en el
fondo o debajo del peñasco”— es el nombre del espacio geográfico y simbólico en donde tiene lugar esta fiesta grande. En
tiempos remotos este lugar fue descrito por el dominico Francisco
PRÓLOGO
9
de Burgoa en su Geográfica descripción “[…] yo lo he visto y
estado en él varias veces visitando,[…]y está arrimado a un
peñasco tan alto, que es admiración, en cuya cima es tan grande el concurso y vocería de aves y pájaros, que por la defensa
de las fieras y otros animales deben de anidar allí, para salir los
religiosos se ponen en tan grande aprieto y angostura de peñas
tan crespas y erizadas que es forzoso irlas trepando[…]”.
Por las condiciones geográficas y naturales, llegar Alotepec no es tarea fácil. En el pasado, el ejército de la Corona española
no pudo llevar a afecto sus pretensiones de conquista y sometimiento armado hacia los mixes. Quienes después entrarían fueron los frailes dominicos, pero pronto habrían de emprender la
retirada. Este hecho y la profunda espiritualidad de los habitantes
mixes permitió el desarrollo de una religiosidad singular basada
en la cosmovisión indígena y los elementos propios de la tradición cristiana, que con gran concreción nos describe el autor.
A este lugar llegó Gustavo Torres a principios de la década de
los noventa para estudiar a profundidad este fenómeno singular.
Con el permiso de las autoridades comunitarias, su trabajo ha
sido desarrollado en forma colectiva basado en la participación
de los ancianos y ancianas, comuneros y comuneras. Por eso
mismo el libro en comento es un reflejo claro del significado y las
implicaciones de la fiesta en el marco de la dinámica comunitaria.
Para la construcción del texto, los trabajos no podían desarrollarse de otro modo. En un lugar donde la fiesta es una expresión colectiva, no quedaba otro camino más que acudir a toda
ese colectividad activa. En este tipo de ejercicio el aprendizaje
es mutuo. Nosotros, en especial, hemos aprendido a reflexionar
sobre el significado y la trascendencia de nuestra fiesta que,
por ser un acto tan presente y tan cotidiano, poco habíamos
hecho para pensar sobre ella. Y este es un mérito especial que
hoy damos al trabajo de Gustavo Torres.
10
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
XËËW, UNA EXPRESIÓN
Y UN ACTO POLIDIMENSIONAL
Xëëw es la expresión que comúnmente usamos los mixes para
referirnos al sol, al día, al nombre y en forma muy especial a la
fiesta. El hecho de que la palabra xëëw sea utilizada para referirnos a distintos fenómenos de la naturaleza y la vida humana
no es una cuestión casual, sino es reflejo de la importancia que
dicho término ocupa en la cosmovisión mixe en el que los fenómenos referidos tienen una relación coherente.
El sol, al igual que en otros pueblos indígenas de Mesoamérica, tiene un simbolismo central en la religiosidad mixe. El sol
está vinculado con el día, siendo su complemento necesario la
luna que representa la noche. Estos dos elementos tienen una
importancia peculiar en la cuenta de los días y las noches, es
decir del calendario mixe, ya que es la base que usan los xëë
maapyëj (personas que reflexionan sobre el tiempo y el destino) para poner el nombre a una persona en plena asociación
con sus nahuales. En esta lógica, que es desde luego la lógica
del pensamiento mixe, la fiesta es una expresión simbólica y
colectiva del sol que con su luz genera vida; del día que al
iluminarnos nos da horizonte; y del nombre que es la base de
nuestra identidad individual y comunitaria.
La fiesta, como nos lo enseña Gustavo Torres, es un acto que
cruza lo humano con lo que está más allá de nosotros mismos,
pudiendo ser esto la divinidad o los fenómenos sobrenaturales.
La fiesta constituye el vínculo simbólico y material entre lo que
en la lengua mixe denominamos “it” y “jatuuk it”, es decir, entre éste y el otro mundo. La fiesta es un acto que representa de
una manera muy especial la dualidad, en el que se agradece al
creador y dador de vida, y se le pide abundancia y bendición. La
fiesta representa el fin y el principio de un ciclo de vida en el que
PRÓLOGO
11
se camina con alegrías y dificultades. Una aproximación conceptual a estos ciclos es lo que podríamos llamar en lengua
mixe tääy jëëkëëny. En consecuencia, la fiesta es un momento
en el que la comunidad se encuentra a sí misma y con el otro.
Por eso, la fiesta es una experiencia intercultural.
A partir de la fiesta la comunidad sana sus heridas, se recompone socialmente y de ahí se regenera para una nueva etapa.
Por eso, socialmente la fiesta tiene un papel altamente armonizador del tejido social comunitario e intercomunitario; es el momento en que las personas y las familias buscan recomponer
las relaciones dañadas y las ofensas causadas en el transcurso del ciclo. Es también la ocasión en que las comunidades
refrendan sus relaciones de amistad o bien buscan resarcir daños
intercomunitarios cometidos en el pasado; a partir de la gozona
las bandas de música lo practican, entre muchas otras instituciones que los pueblos indígenas han venido creando.
La fiesta somete a prueba la eficacia y la utilidad del sistema
de organización comunitaria, a partir de la labor de coordinación
que, en un marco de autonomía, deben hacer principalmente el
Consejo de Ancianos, las Autoridades Comunitarias y las diversas comisiones que al respecto instituye y nombra la Asamblea General. De modo que la fiesta es un mecanismo concreto
y eficiente que redinamiza cíclicamente el sistema de organización y autonomía indígena.
La fiesta, además de muchas otras acepciones, es uno de
los elementos centrales de la comunalidad indígena. La fiesta,
desde la perspectiva indígena, es un hecho, producto de una
colectividad organizada. Como ya lo hemos indicado, en ella se
vivifica con mucha claridad el sistema de organización comunitaria (poder comunal); el sistema de pagos y contribuciones
(trabajo comunal); y la relación con los puntos simbólicos de la
geografía y el territorio (tierra comunal).
12
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Vemos entonces que la fiesta, desde la lógica indígena, trasciende las actividades relacionadas con la diversión y el comercio que son las nuevas características que han venido adquiriendo muchas fiestas indígenas. Esta cuestión, que no deja
de preocuparnos, debe ser objeto de mayor atención, ya que en
muchos de los casos, de ella depende la vitalidad futura de
nuestras comunidades y pueblos.
LA FIESTA, EN LA MAGNA TAREA
DE LA RECONSTITUCIÓN INDÍGENA
Como nos lo expone Gustavo Torres, la fiesta tiene una función
central en la vida de los pueblos indígenas, ya que fija el momento
en que un ciclo acaba y uno nuevo comienza, tal como acontece
con la fiesta de Alotepec. Sucede, de igual modo, que en el momento de la fiesta se le da un significado especial a los lugares sagrados, que en el caso de Alotepec representan de manera singular
las dos formas religiosas que complementariamente conviven: la
montaña y el cerro que simboliza la religiosidad mixe y el templo
que representa la religiosidad católica.
A mi juicio, en la complementariedad de estas dos formas
religiosas reside la singularidad de la fiesta de Alotepec. No es
la imposición de una forma sobre la otra, aunque ésta haya
sido la intención de los colonizadores, quienes consideraron la
religiosidad mixe como sinónimo de brujería, hechicería o maldad y que por eso merecía ser exterminada. Tampoco es sólo la
existencia de las formas religiosas ancestrales como seguramente acontecía en el pasado.
Lo importante de la fiesta de Alotepec es que ambas formas
de concebir al creador y dador de vida conviven en un ambiente
de respeto, conscientes quizá de que las formas pueden variar
pero la esencia es la misma. Lo anterior es producto de la sabi-
PRÓLOGO
13
duría comunal de nuestros antepasados, en donde uno de los
principios fundamentales es la dualidad y la complementariedad.
Así es como, en forma personal y colectiva, se vive la fiesta
de Alotepec. Por un lado, se cumple a cabalidad con los ritos y
ceremonias tradicionales y, por el otro, se acude a las celebraciones religiosas católicas en un marco de complementariedad. Esta cuestión, que Gustavo Torres describe con amplitud,
ha sido fuente de equilibrio en nuestra propia conciencia y en la
armonía comunitaria.
La fiesta, y los principios de dualidad y complementariedad
que los sustentan, es uno de los elementos constitutivos de la
comunalidad india. Debe ser, por tanto, uno de los ejes rectores
en la magna tarea de la reconstitución de nuestros pueblos. Esa
es la lección que nos están dando las comunidades indígenas
como Alotepec, en donde no sólo hay una apuesta material y
económica, sino que en ella la comunidad misma va generando
y recreando sus formas culturales en un marco de interculturalidad.
Contrario pues a la imagen que algunas personas e instituciones del Estado han venido difundiendo sobre la existencia
de una “intolerancia religiosa” en las comunidades indígenas, lo
cierto es que la experiencia mixe de Alotepec nos enseña que
el respeto y la aceptación en un marco de complementariedad
puede ser la base para la convivencia futura de las diversas
formas religiosas que existen en este mundo, sin necesidad de
caer en la superposición o en la confrontación.
Esta es una lección que podemos derivar del libro que hoy
Gustavo Torrres Cisneros nos ofrece a todos. Así hacemos un
homenaje a nuestros antepasados que con sabiduría lograron
descubrir un camino de complementariedad y respeto, aun cuando ellos mismos estaban viviendo una imposición irracional e
inhumana de parte de los conquistadores. Pero fueron perseverantes y sabios, y ante el uso de la fuerza, la sabiduría y el
amor están por encima de todo.
14
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
PREFACIO
Dedico este libro
a la memoria de Floriberto Díaz Gómez,
quién nos indicó el camino…
No es lo mismo los tres mosqueteros
que “diez años” después…
Todo autor sabe que una obra terminada ya no le pertenece,
pues ésta cobra fuerza y vida por sí misma. El ser propio del
texto, su carácter ontológico en tanto que objeto en sí mismo,
existente independientemente del resto de las cosas y de las
ideas, es ya un reto para el creador mismo. Además se vuelve
un producto colectivo en muchos sentidos, lo cual imposibilita
que su autor pueda acercarse a ella de la misma manera que
cuando se encontraba en ciernes, en la noche e intimidad de la
creación.
Después de suscribir ciertas ideas, parece natural que el
espíritu en el que tuvieron albergue originalmente cambie de
parecer. En algunos casos sustentará algunas con mayor vigor
y elementos; en otros, las refutará por falta de pruebas y argumentos. Es exactamente lo que sucede con el libro que el apreciado lector tiene en sus manos, tanto más cuanto que éste fue
terminado hace exactamente diez años. Pero a pesar de estar
PREFACIO
15
en desacuerdo con algunos planteamientos, la prudencia dicta
dejar las cosas en su lugar. Es menester pues hacer un poco de
memoria, un poco de historia de este texto, si no para modificarlo —pues ¿quién se atrevería a emprender tal empresa?—,
por lo menos para situarlo en su contexto como producto de la
temporalidad.
El presente libro (Mëj Xëëw. La gran fiesta ) fue concebido en
primer término como tesis de licenciatura en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia(ENAH).
En ese entonces tuve la fortuna de que mi trabajo final fuese
dirigido y revisado por académicos de gran nivel, entre los que
quiero mencionar a Andrés Medina, quien fungió como mi director de tesis, Alfredo López Austin y Johanna Broda, quienes
fueron, además de acuciosos lectores, mis sinodales en el examen profesional, y no puedo desde luego dejar de mencionar a
Bernd Fahmel, quien fue secretario de actas de dicho examen.
La buena fortuna quiso que el jurado le otorgara recomendación
para su publicación, aunque, de no haber sido porque éste recibiera como reconocimiento el Premio Nacional Fray Bernardino
de Sahagún a la mejor tesis de Licenciatura del INAH , quizás
no me hubiera aventurado a proponerla para su publicación.
Pero ¿por qué diez años después?
El tema del libro, la fiesta indígena, que no fue agotado desde luego, ni profundizado dadas las limitaciones, en aquel entonces de un joven estudiante de licenciatura, me llevó a otros
derroteros que explican en parte este largo lapso antes de la
publicación.
En efecto, poco después de haber terminado la susodicha
obra sentí que muchas cosas no habían sido mencionadas o
que no habían sido tratadas adecuadamente. Incluso me había
quedado con la impresión de que ciertas afirmaciones no eran
convincentes o que no estaban sustentadas en investigaciones más profundas. Incluso sentía cierta incomodidad con la
16
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
estructura que tomó el texto, aunque ahora debo decir que ésta
no obedeció tanto a mi voluntad o a la necesidad de ordenar los
materiales de investigación, sino quizás a un contumaz formato, el cual rechazo desde entonces (es decir, el proceso académico de redactar una tesis sí me fue útil), el cual obliga a todo
estudiante a tratar un marco teórico como su primer capítulo o
incluso como todo el tema de un libro —especialmente entre
los antropólogos autodenominados “complejos”(!)— que la mayor parte de las veces no tiene mucho que ver con el tema en
cuestión o con la materia prima de la investigación.
Estoy consciente que muchos de mis colegas considerarán
lo que afirmo como una herejía, pero no dejo de persistir en ella.
Además el lector juzgará si este es el caso en la obra que está
en trance de leer y si habré de ser quemado públicamente. Sin
embargo, son estas cuestiones que deberían ser dirimidas en
espacios de discusión más plurales, a la vez que rigurosos
en términos del quehacer científico de la antropología.
De cualquier forma, retomando el hilo de la exposición, todas
estas inquietudes e insatisfacciones me llevaron a preguntarme si realmente se dio o no una solución de continuidad en la
visión del mundo y religión de los pueblos indígenas de hoy con
respecto a sus ancestros anteriores a la llegada de los españoles en términos de los ciclos de fiesta o ritos sintagmáticos,
como gusta decir, a veces, la pesada jerga antropológica. Estas dudas, que con el paso del tiempo se volvieron obsesiones,
me llevaron a ponerme en contacto con un personaje que ha
resultado central y decisivo para mi actual manera de percibir
las religiones, los ritos, los calendarios y los mitos de los pueblos indígenas. Me refiero al profesor Michel Graulich, belga de
origen, que imparte cátedra de religión mesoamericana (mexica)
tanto en la Universidad Libre de Bruselas como en la histórica y
prestigiada Sección de Ciencias Religiosas de la Escuela Práctica de Altos Estudios de París.
PREFACIO
17
El contacto con Michel Graulich se volvió frecuente y, animado e inquieto por el tema de investigación en cuestión, tuve
la fortuna de ser alumno suyo en dicha Sección de Ciencias
Religiosas para realizar una tesina o memoria de DEA primero, y
una tesis de doctorado después. En este último trabajo (titulado
Soleil et Lune. Les Configurations Calendaires, Mythiques et
Rituelles du Temps chez les Mixes de l’Oaxaca, Mexique y que
espero pueda ver la luz pronto) me consagré de nuevo al estudio
de los materiales aquí publicados, además de otros, producto de observaciones ulteriores; también realicé comparaciones
con fiestas, calendarios y mitos actuales y prehispánicos, así
como europeos, pues de lo que se trataba era de entender el
grado de continuidad (en dónde, cómo y por qué) de la religión
indígena entre los mixes de Oaxaca.
Una ausencia pues de siete años fuera de México, así como
las vicisitudes de una readaptación en términos tanto existenciales como laborales a un país que había cambiado vertiginosamente explican de cierta forma la aparición una década después de Mëj Xëëw. La gran fiesta siendo diez años los que se
atraviesan no podría en este momento sino sumarme modestamente al festejo de los hermanos zapatistas, ya no sólo de
Chiapas, que también cumplen diez años, dentro de sus veinte
de existencia.
Muchas cosas han cambiado, y otras han permanecido con
respecto a la fiesta del 3 de mayo. El núcleo central de la fiesta
se concentra en el elemento focalizador que constituye Jesús
Nazareno, el Señor de Alotepec, uno de los santos patronos
más famosos y milagrosos de toda la región mixe. Con la llegada de la carretera y algunos servicios como la electricidad y el
agua entubada, ahora es posible ver una fiesta de mayores
dimensiones, cuya derrama económica es considerable con
respecto a las fiestas que se realizaban hace diez o quince
años. Los bailes nocturnos ahora son amenizados por famosos
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MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
grupos musicales traídos de Oaxaca o de Mitla en lugar de los
grupos locales con los cuales alguna vez incluso participé. El
jaripeo, que tenía lugar en un corral de toscos horcones aportados por los comuneros, ha devenido en un verdadero rodeo con
corral metálico y sofisticados mecanismos para montar al toro;
y en lugar de emplear toros criados en territorio mixe como se
hacía antaño, ahora se llevan verdaderos especímenes cebúes,
que son objeto de asombro e impresión de mixes y extraños.
Algunos eventos se fortalecen y otros se debilitan. El basquetbol sigue siendo el deporte más querido, pero de pronto apareció
el torneo de fútbol, el cual ha ganado muchos adeptos entre los
jóvenes. La carrera de caballos y el sangrante torneo, que consiste en arrancarle la cabeza al gallo a paso de galope, han
perdido brillo. El consumo de alcohol en grandes cantidades de
cerveza y de mezcal no se ha alterado, quizás haya aumentado,
como se observa en la enorme cantidad de puestos con refrigeradores, ahora que hay energía eléctrica, patrocinados por las
grandes compañías cerveceras y refresqueras de México.
Ahora bien, queda claro que como toda institución, la fiesta
está en constante transformación, asimilando, recibiendo, y rechazando elementos, así como acomodándolos dentro de un
determinado orden ritual. La fiesta se adapta, se ajusta a las
nuevas circunstancias, se moderniza dentro de su arcaico patrón. También mis ideas alrededor de la fiesta han sufrido transformaciones. En un primer momento llegué a compartir la idea
de que la fiesta del 3 de mayo constituye una prolongación de
los ritos de las fiestas de las veintenas, como Huey Tozoztli.
Sin embargo, por medio de un análisis más riguroso que he
desarrollado en mi tesis de doctorado ya mencionada, he concluido que esto no parece ser el caso o que su demostración
resulta poco posible.
El calendario mesoamericano, del cual el mixe es una sobreviviente con respecto a la cuenta de las trecenas y a la de las
PREFACIO
19
veintenas, es decir, al año, posee una serie de características y
complejidades que hacen difícil su correlación con el calendario cristiano de tal manera que las fechas del siglo XVI, por
ejemplo, pudieran coincidir con las fechas del siglo XX. En este
sentido, los trabajos de Michel Graulich son de una importancia
capital. Basado en los estudios de cronologistas eminentes como
Alfonso Caso, sir Eric Thompson y otros, y en el estudio detallado de las fuentes, este autor ha demostrado que el calendario mesoamericano carecía de ajustes y que se desfasaba a
razón de un día cada cuatro años por la longitud del año trópico
con respecto a la del año vago. Este simple hecho basta para
mostrar que los calendarios mesoamericanos se fracturaron,
se perdieron en la mayoría de los casos y fueron sustituidos
por el calendario gregoriano y la liturgia de sus santos, o se
congelaron en otros casos, como de hecho sucedió con el calendario mixe.
La mayoría de los especialistas no parece estar dispuesta a
aceptar que un calendario sea agrícola y que se desajuste al
mismo tiempo, pero esto es harina de otro costal que merece
una discusión mucho más profunda y que además me desviaría de mis propósitos. El hecho es que la mayor parte de las
comparaciones, todas ellas extremadamente valiosas y útiles
para la comprensión del fenómeno, que se han realizado sobre
fiestas actuales y ritos prehispánicos, se han concentrado sólo
en la concordancia de las fechas, estableciendo conexiones
automáticas entre fiestas cristianas y prehispánicas. Pero el
gran ausente es siempre el ritual. Y en efecto, es sólo a través
del rito como se pueden establecer criterios, tramas y temas de
comparación, como lo había observado sir James Frazer desde
finales del siglo XIX.
Otro defecto del que adolecen la mayor parte de los estudios
sobre esta materia es que se consideran algunos aspectos del
ritual o un único ritual, pero no la totalidad del fenómeno, lo cual
20
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
marcha a contrapelo de las reglas sociológicas que consideran,
lo sabemos muy bien para el caso de los mitos, que se debe
tener en cuenta todo el ciclo ritual, todo el sintagma y todos los
detalles, incluso los mínimos y contradictorios. Tal regla es tanto más pertinente cuanto que se trata de ritos calendáricos,
con posiciones claramente definidas en el horizonte temporal
por su posición delante o detrás de otro, siguiendo siempre un
orden preciso.
La gran interrogante sigue siendo: ¿qué fue lo que quedó de
los ritos de las veintenas prehispánicas? ¿Hay continuidad
de la cosmovisión prehispánica, en términos del ritual, en las
fiestas cristianas de hoy? Estas preguntas no pueden sino ser
respondidas caso por caso, siguiendo un método riguroso y
sobre todo un trabajo de campo paciente y en un nivel que
trascienda las fronteras de la comunidad. Sobre los mixes puedo decir que el sistema de fiestas en términos estructurales se
colapsó. Este sistema de 18 veintenas más cinco días, que suman 365 días exactos, no resistió el enfrentamiento a las complicaciones de un calendario como el cristiano que se ajusta cada
cuatro años por medio del bisiesto y que, para colmo, sufrió la
Reforma gregoriana a fines del siglo XVI, la cual le cercenó diez
días de manera que sólo algunos pudieron entender. Tal vez los
especialistas de los días indígenas no supieron más qué hacer
para mantener la concordancia y terminaron por ajustarlo o congelarlo al año cristiano. En el caso mixe el ajuste se realizó con
relación a la fiesta de los muertos, como he explicado en otros
lugares. En otros casos se ajustó con el año nuevo cristiano.
Existen muchos elementos autóctonos que se han incorporado al calendario cristiano. En algunos casos la continuidad es
coyuntural, como sucede en los ritos de los disfraces y del
travestismo ritual que, en ciertas ocasiones, parece seguir los
eventos estacionales y agrícolas más que la liturgia cristiana.
Así, como se verá en esta obra, en Alotepec el Carnaval tiene
PREFACIO
21
lugar el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, y no en
las fechas señaladas por el calendario de fiestas móviles.
Por otro lado, en el caso mixe, podemos decir que el sacrificio animal pasó directamente a la estructura del calendario cristiano y que ahora forma parte imprescindible de él, como sucedía mutatis mutandis antes de que llegaran los españoles, e
incluso tal vez las huestes aztecas. En efecto, el sacrificio mixe
es el gran puente que comunica, que pone en contacto a una
cosmovisión mesoamericana con una cristiana; el sacrificio sería
el crisol donde se ha forjado una visión del mundo sui generis,
novedosa y original, como es la mixe. Ahora bien, en ambos
sistemas de pensamiento no debió haber muchas resistencias
ya que, después de todo, el sacrificio del dios estaba en el
centro del ritual de ambas religiones. Es obvio que aquí nos
estamos refiriendo solamente al sacrificio animal, no al sacrificio humano, aunque no deberíamos dejar de preguntarnos
cuándo, cómo y por qué uno es capaz o no de sustituir al otro.
En todo caso, entre los mixes el sacrificio animal está en la médula del sistema ritual, ya sea éste sintagmático como paradigmático. El don, la noción de deuda y de reactivación de la vida
a través de la muerte están siempre presentes en la intimidad
de la noche cuando la comisión de festejos se reúne para, antes de que la fiesta comience, ofrendar a las víctimas sacrificiales
apaciguando o alejando los malos espíritus que podrían generar alguna desgracia y así arruinar la fiesta del santo.
Para resumir, es difícil sostener, como todavía se hace, que
el ciclo de fiestas entre los pueblos indígenas de hoy exprese
una estructura de carácter prehispánico, ya sea por medio de
las fiestas supuestamente asociadas a los pasos del sol por el
cenit, ya sea a las fiestas “en cruz” (2 de febrero, 3 de mayo, 15
de agosto, 1 y 2 de noviembre). No parece haber en ellas una
estructura del calendario de las veintenas, por el contrario, tales fechas son importantes en el calendario cristiano, tanto que
22
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
coinciden con las de los aquelarres realizados durante los
sabbaths que dieron origen a la quema de brujas.
A estas alturas ya no es posible seguir con el estudio de las
fiestas indígenas en México sin tener resuelta la cuestión del
calendario prehispánico, pues de su comprensión dependen en
gran parte las interpretaciones modernas. Y aunque trabajos
tan serios y profundos como La mitad del mundo del eminente
etnólogo francés Jacques Galinier, no parecen necesitarla, considero aún que dicha controversia debe ser resuelta. Un ejemplo
interesante sería establecer una comparación de la etnografía
del Carnaval otomí o del cora con respecto a los ritos (antes
que con las fechas de las veintenas en el siglo XVI) de Xocotl
Huetzi, Ochpaniztli y Atamalcualiztli. Los resultados serían quizá sorprendentes…
Una consideración metodológica para el estudio de los ritos
sintagmáticos es la importancia de una concepción muy clara
del calendario. Ante esta situación mi posición, siguiendo de
cerca a autores como Marcel Mauss y Henri Hubert, es que
esta verdadera institución no tiene por único objeto medir el
paso del tiempo como cantidad (basado sobre un principio real,
incluso económico, “materialista” dirían algunos, que a veces
no nos permite comprender la “utilidad” de un calendario que se
desajusta con respecto al año trópico) sino para regular la periodicidad de los actos religiosos o mágicos. Así el calendario
sería el orden de la periodicidad de los ritos, el código de la
calidad de los tiempos. La función esencial del calendario no
tendría por objeto medir, sino ritmar el tiempo al cual los “ritos
periódicos” están, por definición, asociados.
La aparición de Mëj Xëëw. La gran fiesta del Señor de
Alotepec se justifica por varias razones. Primero porque no se
ha realizado todavía una etnografía de esta fiesta impactante a
la vez que inquietante; y porque considero que los datos recabados en ella, además de inéditos, siguen dando cuenta de la
PREFACIO
23
riqueza de la fiesta del 3 de mayo, así como de otras aquí
descritas. En segundo lugar, porque el tema de la cosmovisión
y de su expresión a través del ritual ha cobrado relevancia en
los últimos años. Algunos autores lo abordan a partir de los
mitos (López Austin, 1994; Graulich, 1988), otros a través de
los ritos (Galinier, 1990, 1997; Broda, 1983, 1997; Bricker, 1973,
1986; Vogt, 1988) y otros desde ambos dominios (Graulich, 1987,
1998, 1999, 2000; Olivier, 1997). Se observa también el interés
por el estudio de las fiestas y de los rituales de los indígenas
mesoamericanos. La rica colección Fiestas de los Pueblos Indígenas del hoy extinto Instituto Nacional Indigenista, que prosigue en el resultado de su transformación, es decir, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas posee varias publicaciones importantes (Neff, 1994; Graulich, 1999;
Millán, 1993; Marion, 1994; Rubio, 1995; Collin, 1994; Bonfiglioli,
1995). Se puede mencionar también la obra México en fiesta
que contiene numerosos artículos sobre el tema (Pérez M.,
1998). Otro ejemplo es el importante libro editado por Johanna
Broda y Félix Báez-Jorge (2001) que recogen importantes investigaciones al respecto, así como el libro de Johannes Neurath
(2002) sobre las fiestas de los huicholes. En tercer lugar, porque la bibliografía sobre los mixes, si bien es cierto que ha ido
en aumento, aún es breve y el tema de las fiestas sigue siendo
escaso, por lo que esperamos que esta obra colme, aunque
sea, una pequeña laguna.
Para terminar, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a
las siguientes personas que estuvieron involucradas directa e
indirectamente en culminación de este trabajo. A quien fuera mi
director de investigación, Andrés Medina Hernández por su seminario en la ENAH en el cual sentí el interés por la cosmovisión
24
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de los pueblos indígenas. A Alfredo López Austin debo su gran
apoyo y estímulo, así como el haberme despertado el entusiasmo por los estudios mesoamericanos en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en los ya famosos viajes
de prácticas y en su cubículo del Instituto de Investigaciones
Antropológicas en donde alguna vez fuimos colegas. De la misma manera, Johanna Broda ha tenido siempre el ánimo y la
presteza para escucharme atentamente y hacerme muy valiosos comentarios sobre el tema de investigación, así como por
permitirme el acceso a su sugerente y excepcional seminario
de la ENAH. También a Catherine Good, quien también leyó y
comentó el manuscrito.
Mis más valiosos reconocimientos para quienes fueran mis
profesores en la ENAH, especialmente a la finada Marie-Odile
Marion, Leopoldo Valiñas y Blas Castellón. Quiero mencionar al
finado John Paddock, quien, en alguna ocasión, leyó el proyecto
de investigación haciéndome acuciosas observaciones sobre
la extensión del trabajo y algunos obstáculos de la investigación, pero sobre todo por su hospitalidad. Quiero mencionar al
doctor Salomón Nahmad el “mixeologo” de la antropología mexicana, por su hospitalidad y apoyo.
El apoyo de mi familia, incluyendo a mis padres José Francisco y Justina, y mis hermanos José Francisco, Gabriela y Álvaro
ha sido una fuente indescriptible de estímulos y alientos. A Liza
Niles quiero mencionarla por su talento, nobleza y sensibilidad
artística. Además de compartir conmigo su agradable compañía, también ha diseñado la portada de este libro sugiriendo la
fotografía, los colores y la composición de la misma.
Estoy en deuda con el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el que me proporcionó una beca de licenciatura (y de doctorado posteriormente para realizar mis estudios
en París) para realizar la presente investigación. Gran parte de
la investigación fue realizada en su biblioteca, por lo que aproPREFACIO
25
vecho para mencionar a David García, así como a su padre,
Florencio García, quienes siempre me auxiliaron en todo momento. Ojalá que este trabajo sea capaz de retribuir aunque sea
una parte de todo lo que me fue facilitado. La benemérita UNAM
atraviesa por una situación difícil, pero esperamos que tenga la
capacidad de sacudirse todos los problemas que la aquejan y
frenan su impulso por la investigación y la docencia.
Una mención muy especial para la Comisión Nacional para
el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Este libro fue propuesto para su publicación cuando todavía existía el hoy desaparecido INI y el autor laboraba en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Aprovecho para expresar mi
reconocimiento a la ingeniera Xóchitl Gálvez, quien ha mostrado un apoyo decidido al desarrollo integral y sustentable de los
pueblos indígenas. Hoy tengo la fortuna de trabajar en esta
institución al lado de extraordinarios colegas entre los que deseo mencionar a María Antonieta Gallart, Déborah Arriaga, Cristina Henríquez, Carlos Moreno, Iván López Moreno, Sergio Ortiz,
Enrique González y otros más. Quiero dejar un reconocimiento
muy especial a Margarita Sosa por su apoyo decidido a esta
publicación, así como a Lilia Cruz por su valiosa colaboración.
Asimismo reconozco la labor del equipo editorial de la CDI,
especialmente a Raúl Berea y Arizbé Camarillo.
Quisiera ofrecer mis más profundos agradecimientos para
los ayuuk jääy de napökm, Santa María Alotepec, sin el auxilio
de los cuales este trabajo no hubiera sido siquiera imaginado.
Debo reconocer la hospitalidad y amistad abierta que me brindó
desde mi llegada el maestro Salomón Maximiano, hombre de
sólidos principios éticos, junto con toda su familia incluyendo a
doña Josefina, don Amando, Belisario y Alberto Maximiano.
Con Adelfo Regino y su familia, a quien conocí como joven
estudiante y defensor de los derechos de su pueblo, he trabado
no sólo obligaciones de correspondencia, sino una amistad pro-
26
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
funda que se ha ido fortaleciendo por los senderos de la sierra.
Agradezco su solidaridad en todo momento, así como las ideas
desarrolladas por él en la presentación de este libro.
No puedo mencionar a toda la comunidad de Alotepec por
razones obvias, pero no puedo dejar de mencionar a unas cuantas personas que me tendieron la mano generosamente: Gilberto
Luis, Severiano Pablo, la familia de don Federico Reyes (especialmente Juan Carlos, Reynaldo y Laureano), Gregorio Faustino,
Juventino Emeterio, José Ventura y un caudal interminable de
hombres y mujeres nobles.
Muy particularmente quiero mencionar al desaparecido
Floriberto Díaz y su mujer Sofía Robles por todos los comentarios críticos que, como buenos amigos y mixes comprometidos, realizaron a este trabajo.
Naturalmente, en las ideas y conclusiones que presento he
tratado de ser original y las personas citadas no tienen por qué
responsabilizarse de los resultados de mi investigación.
PREFACIO
27
INTRODUCCIÓN
Junto con Marcel Mauss, eminente sociólogo francés, puedo
afirmar que los hechos etnográficos, por más pequeños que
sean, son de suma importancia y pueden constituir en muchos
casos verdaderas condensaciones de principios sociales.
Llegar a comprender la profundidad de esta sentencia no ha
sido fácil. La experiencia del trabajo de campo y lo que ello implica, el contacto con otros seres humanos que son sólo conocidos
a través de libros, es casi traumático para un principiante. No es
simple, desde el punto de vista cultural, acceder a hombres que
provienen de otra sociedad, ni comprender sus razonamientos
ni, mucho menos, sus sentimientos; la dificultad estriba en no
poder reconocerse uno mismo en los demás, en otros pueblos,
en otras culturas. Ciertamente, los “otros” son un espejo donde el
“nosotros” parece reflejarse distorsionadamente.
El interés por los sistemas de cargos nació en mí cuando,
aún como estudiante de la ENAH, acudía al taller “La cuestión étnica” de Andrés Medina; ahí también nació mi interés por
la etnografía. Posteriormente estuve en el taller “Naturaleza y
cultura” impartido por Marie-Odile Marion, donde descubrí la
importancia de los aspectos simbólicos en la aproximación
a la cultura, y donde mi interés por las salidas al campo fue
estimulado por un inolvidable viaje a diversos pueblos indígenas de las tierras altas y la selva del estado de Chiapas.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
29
Mi llegada a Santa María Alotepec fue en parte casual y en
parte determinada. Siempre había deseado hacer trabajo de
campo en algún lugar del estado de Oaxaca, aunque no sabía
en cual. En una ocasión conocí en la ENAH a Juan Carlos Reyes, estudiante de lingüística, quien me invitó a su comunidad
serrana para pasar ahí la fiesta patronal. Un par de días después, Marie-Odile Marion me habló del mismo lugar que había
visitado gracias a la invitación de Salomón Maximiano, originario de Alotepec y maestro rural del pueblo, con quien me puse
en contacto en cuanto llegué a ese lugar.
La sensación de soledad y vacío que sentí cuando llegué,
solo, por vez primera, es indescriptible; sólo aquellos que lo
hayan experimentado podrán dar fe de mis palabras. Todos los
valores aprendidos que uno cree inexpugnables sufren una severa colisión de la cual el etnógrafo ya no puede reponerse.
Hubiera sido más fácil, quizá, estar en otra parte del globo, a
varias horas de viaje en avión, que en un pueblo recóndito de la
abrupta Sierra al que se accede por vía terrestre, a algunas
horas de la ciudad, cuyos habitantes y nosotros formamos parte, aparentemente, de la misma nacionalidad. Ahí me percaté
de que las fronteras dependen de algo más que la distancia.
Al principio sólo percibía un caudal de impresiones ajenas
que me dejaba atónito y me hacía preguntarme constantemente
si realmente había valido la pena estudiar una carrera como la
que había escogido ¿no habría sido preferible ser médico o
abogado, como mandan los cánones de nuestra sociedad? No
pocas veces lo pensé con seriedad y, en más de una ocasión,
estuve a punto de tomar una resolución al respecto.
Por razones que no puedo explicar, pues surge de lo más
hondo del ser humano, poco a poco me fui habituando y comprendiendo que sí podía comunicarme con aquellas personas
extrañas (aquí cabe decir que, en realidad, el extraño era yo
pues ¿quién era el intruso? y, sin embargo, a los indígenas
30
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
parece no afectarles este tipo de problemas propios de los conflictos emocionales de la sociedad occidental) que compartían
conmigo sus alimentos de campesinos pobres. Lo más importante es que, con el tiempo, no sólo surgió la comunicación,
sino que, como relación humana, de tú a tú, sin las etiquetas
propias de nuestra sociedad que nos colocan en peldaños, también afloraron los afectos. Y así, cada día que vuelvo de la
sierra siempre lo hago con un dejo de nostalgia, pero también
con la seguridad de que alguno de la comunidad me espera
para los “tamalitos” de la próxima fiesta y, quizá, se sienta tan
acongojado como yo lo estuve.
La primera vez que estuve en la sierra mixe fue en 1990;
durante los meses de abril y mayo fui testigo de la fiesta del 3 de
mayo, a la cual no he dejado de asistir cuando las circunstancias me lo permiten. En el mes de agosto presencié la fiesta de
la virgen de la Asunción y unos meses después, entre octubre y
noviembre, estuve en la fiesta de Todos los Santos, la “fiesta de
los abuelos”. En 1991 estuve de nueva cuenta en las fiestas del
3 de mayo y de Todos los Santos. En 1992 acudí nuevamente a
estas fiestas, así como, a Navidad y al cambio de varas, es
decir, el cambio de las autoridades políticas en el año nuevo. Mi
última visita a la sierra, respecto a la redacción de este trabajo,
fue en mayo de 1993.
En cuanto a la manera de recoger la información que aquí
presento, no he llevado un método basado en preguntas formuladas en cuestionarios ya elaborados. El material que analizo
proviene de mi propia observación de los episodios ceremoniales y de las respuestas a preguntas a los miembros de la comunidad que se me ocurrían, sin importar si eran o no especialistas
en la tradición de su pueblo. Después de todo me parecía que
estos rituales no exigían un conocimiento tan preciso, como sí
lo exigirían otros o la narración de los mitos; salvo la actuación
de los especialistas en el ritual (mayordomos y principales), lo
INTRODUCCIÓN
31
que más relevancia tiene, en el ritual, es la participación de la
mayor parte de la gente en ellos, así como, la fuerza integradora
que se genera en torno de la comunidad. El ritual es un lenguaje
no verbal que se adquiere, como todo proceso de comunicación, en la interacción social; para que su objetivo comunicativo sea eficaz requiere de la amplia y reiterada participación de
todos los actores, desde los niños a los ancianos y de los hombres a las mujeres.
Uno de los objetivos de este trabajo es mostrar a Alotepec
como un “centro de espiritualidad” indígena, en el cual se condensa su carácter de santuario conjugado con los símbolos particulares de la cultura mixe, así como se hacen patentes las entidades primordiales de su cosmovisión ligados a sus prácticas
agrícolas, como es el caso de ciertos astros, cerros y fenómenos meteorológicos humanizados y divinizados (por ejemplo el
caso del rayo).
Considero que el adoratorio serrano de Alotepec es sede de
un importante culto que parece hincar sus raíces en un simbolismo denso y un pasado remoto. Pretendo también conocer la
manera en que el principio social del intercambio rige el fenómeno religioso que he presenciado en la sierra mixe de Oaxaca.
Como las palabras, el significado de los rituales y de los
mitos (ha señalado Lévi-Strauss) surge del contexto en el que
aparecen, es decir, de los “modos convencionales” que ordenan
los intercambios sociales (Leach, 1970: 10-11). El principio social del “don”, pues, me parece que se encuentra presente en la
dinámica del culto al señor de Alotepec; la fiesta del 3 de mayo
es el escenario de una serie de ofrendas a través de las cuales
los mixes establecen contacto con sus deidades. Pero en un
sentido más amplio, la fiesta de la Santa Cruz constituye en sí
32
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
misma una gran ofrenda, un gran ritual de purificación y una
petición de buena temporada.
La fiesta del 3 de mayo, como una de las fechas más trascendentes para la vida ritual de los pueblos indígenas, también es
una de mis principales preocupaciones. El punto de referencia
es, sin duda, la fiesta en honor de Jesús Nazareno en la comunidad de Santa María Alotepec; sin embargo, analizo otras fiestas del mismo carácter en otras comunidades indígenas, lo cual
pone de manifiesto la gran importancia de esta ceremonia no
sólo para la vida espiritual de estos pueblos, sino también para
la vida material que gira en torno del maíz.
Las peregrinaciones, como señala Galinier, expresan la sensibilidad de los indígenas por medio de los rituales católicos,
pero también manifiestan los lazos de identidad étnica que rebasan, con mucho, las fronteras territoriales del municipio y de la
lengua, como a menudo se había pensado. Por otro lado, las
peregrinaciones son una de las formas en que, al mismo tiempo que se hace patente la especificidad de un pueblo, también
se subraya la manera en que los indígenas se integran paulatinamente a la vida nacional, pero no por ello pierden su sentido
religioso que se sumerge muy hondo en la historia de estos
pueblos.
La celebración del 3 de mayo, generalmente conocida como
la fiesta de la Santa Cruz en el calendario litúrgico, es de gran
trascendencia para los creyentes y fieles de la religión católica,
de la cual los indígenas de México y Centroamérica son participantes muy activos, aunque en alguna época hayan pertenecido a otra tradición religiosa de gran riqueza que, por haberse
entreverado creando una “hibridación” sui generis, les ha valido
ser adjetivados como apóstatas, o bien, como paganos.
La fiesta del 3 de mayo tiene su origen en el catolicismo y se
basa en la leyenda del “descubrimiento” de la cruz donde Jesucristo murió crucificado, y su relevancia radica justamente en la
INTRODUCCIÓN
33
celebración del símbolo que se ha proclamado para sí, la cruz,
quizás de manera arbitraria, el cristianismo. Sin embargo, esta
fecha es de gran relevancia, como lo demuestra la etnografía,
para los indígenas —pero no exclusivamente— descendientes
de aquellos que habitaron el área cultural que hoy se conoce en
antropología y, sobre todo, en arqueología, como Mesoamérica.
Como sabemos, Mesoamérica se erigió sobre una base
material muy simple y, a la vez, compleja, al hacer del cultivo
de maíz el cimiento de toda su estructura social. Actualmente,
los mixes de la Sierra Norte de Oaxaca siguen considerando a
la planta del maíz (especialmente el maíz de temporal) como el
eje de su vida económica y cultural; de ahí la trascendencia de
la fiesta del 3 de mayo.
Mayo es el mes más caluroso del año y el último de una
temporada de sequía que dura la mitad del año trópico, según el
régimen pluvial que domina en estas latitudes de acuerdo con
el desplazamiento de las zonas lluviosas en el verano, y a la
acción de los vientos monzones que, con un periodo de seis
meses aproximados, responden a un mecanismo de calentamiento y enfriamiento de la atmósfera. Dentro de estas condiciones atmosféricas, los indígenas han sabido desarrollar el
cultivo de maíz de temporal, el cual coincide, en todo su desarrollo, con el principio y fin de la temporada de lluvias.
El presente trabajo tiene la finalidad de mostrar como se
articulan los distintos calendarios que rigen la vida social de los
indios (es decir, el calendario agrícola y el calendario festivo)
en una comunidad mixe de la Sierra de Oaxaca (Santa María
Alotepec) que funge como santuario donde se adora a un Jesús
Nazareno de color oscuro y donde, además, la fiesta del 3 de
mayo es la más importante de su ciclo festivo. Se trata de una
comunidad tradicional que económicamente posee formas de
reproducción muy antiguas, como es el cultivo de maíz, mezcladas con otras muy recientes, como es el caso del café. Política-
34
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mente, la comunidad se organiza sobre un sistema de prestigio
conocido como sistema de cargos, el cual está ampliamente
documentado en la bibliografía antropológica, que hace las veces de la estructura social de la comunidad y se liga con el
ciclo festivo que, a su vez, posee una relación con los ritmos
climáticos y, agrícolas.
Desde el punto de vista cultural la cosmovisión, cuyo núcleo
son las ideas religiosas, es uno de los aspectos de mayor significado para los mixes de Alotepec; la cosmovisión mixe es resultado de un proceso histórico de síntesis y conjugación de dos
tradiciones religiosas derivada de la evangelización dominica.
Mi hipótesis sugiere que la fiesta del 3 de mayo en esta
comunidad guarda estrecha relación con otras fechas del calendario festivo, especialmente el 15 de agosto, en honor a la
virgen de la Asunción, y el 1º y 2 de noviembre, días de Todos
los Santos y de muertos, respectivamente, y su relación de
carácter sintagmático refrenda mi idea del contenido agrícola
de estas fechas. Para probar dicha hipótesis, he tenido que
acudir al análisis de los rituales en virtud de que el universo
mítico se encuentra actualmente fragmentado y no da cuenta
por sí mismo de su simbolismo.
En este trabajo empleo un término que sustituye a otro que
se ha vuelto un lugar común en los estudios realizados sobre la
religión indígena, especialmente los que enfocan el fenómeno
del contacto de dos visiones del mundo como consecuencia de
la Conquista. Me refiero al término “sincretismo”, que no da
cuenta de la dinámica de la religiosidad popular a través de la
historia y que de cierta manera ha tratado de ver en los rituales
indígenas fragmentos de la religión antigua, hecho que se sintetiza en la expresión “ídolos detrás de los altares”. No pretendo
agotar esta discusión que, por ahora, parece no tener fin; simplemente trato de tenerla en cuenta indicando que entre la religión prehispánica indígena y la actual han transcurrido más de
INTRODUCCIÓN
35
500 años de historia. Me parece que el complejo festivo de
Santa María Alotepec es sujeto del proceso de “encapsulación”
(Vogt, 1988: 281) en la medida que nuevos elementos provenientes del exterior son conceptual y estructuralmente incorporados a patrones de comportamiento social ya existentes.
Finalmente, establezco una discusión sobre la caracterización que han llevado algunos antropólogos (Beals y Kuroda)
sobre la fiesta del 3 de mayo en la región mixe y en otras partes
de la República, en concreto en los municipios nahuas del estado
de Guerrero. Hay en estos trabajos cierto descuido y empleo de
algunas categorías que no dan cuenta de la complejidad de una
fiesta semejante para los pueblos indígenas. Hace falta reivindicar la alteridad de los pueblos indios y reconocer su diferencia étnica que se expresa a través de las fiestas. Por otro lado,
es necesario tener en cuenta que tales fenómenos culturales
(ritos y fiestas) son polisémicos y, como tales, expresan mucho,
quedando incompletos, la mayoría de las veces, los estudios
de los antropólogos, pues no es posible abarcarlo todo.
En el capítulo 1 expongo un análisis de los paradigmas
antropológicos sobre el sistema de cargos haciendo una crítica
a los estudios que sólo han considerado el aspecto económico
sobre la base del prestigio y el derroche de excedentes, sin
tener en cuenta la cosmovisión. Ahí subrayo la importancia de
las aportaciones de ciertos especialistas en la antropología
mesoamericana, y la importancia de la liminalidad y del simbolismo para aproximarse al significado de “el costumbre”, como
suele decirse en el español vernáculo. En el capítulo 2 realizo
una descripción de las condiciones físicas en las que se desenvuelven los mixes de Alotepec, de su historia y la descripción
de la comunidad de Santa María Alotepec, sede de la fiesta de
peregrinación del 3 de mayo. En el capítulo 3 realizo la etnografía de los rituales de la fiesta del 3 de mayo como modelo paradigmático de otros rituales que se llevan a cabo en las fiestas
36
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de agosto y noviembre, también descritos. El capítulo 4 está
dedicado al análisis de los rituales mixes destacando los conceptos cosmológicos más importantes dentro de los cuales se
interpretan los mismos, y resaltando la imagen solar como el
elemento más significativo de la fiesta. Finalmente, en el capítulo 5
se encuentran las conclusiones a las que he llegado después
de haber recorrido el camino advirtiendo que muchos fenómenos han quedado sin explicación, lo cual se presenta como
fuente de nuevas investigaciones.
El contenido de este trabajo lo dejo en manos de los especialistas y de los lectores. Por otro lado, yo quedo satisfecho en la
medida que, como ha dicho el célebre Evans-Pritchard: “puede
considerarse que un antropólogo ha fracasado si, en el momento de despedirse de los habitantes de la región, no existe por
ambos lados la pena de la partida”.
INTRODUCCIÓN
37
LA FIESTA INDÍGENA
EN EL MARCO DE LA
ANTROPOLOGÍA
MESOAMERICANA
Hoy existen creencias, mitos y ritos derivados de los antiguos,
y no pueden pasar inadvertidos en el estudio del pensamiento
mesoamericano. Sin duda han sido transformados por una historia
en la que han pesado condiciones de opresión, penetración ideológica,
explotación y expolio; pero pertenecen a una tradición
vigorosa convertida en instrumento de resistencia.
Alfredo López Austin
Los mitos del Tlacuache
El trauma de la Conquista ha permanecido, hasta hoy, como una herida
abierta en el costado de la sociedad de Mesoamérica.
Eric Wolf
Pueblos y culturas de Mesoamérica
PARADIGMAS ANTROPOLÓGICOS
SOBRE EL SISTEMA DE CARGOS
Las fiestas religiosas mesoamericanas han sido tema de discusión para un conjunto amplio y significativo de estudiosos de la
antropología. Muchos pueblos indígenas organizan parte de su
vida ritual alrededor de la mayordomía o sistema de cargos; se
espera que cada miembro de una comunidad específica asLA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
39
cienda por una escala de méritos en cargos políticos y religiosos a lo largo de toda su vida. Los cargos duran un año, después
del cual los funcionarios son sustituidos por otros, pero más
adelante se les llamará para ocupar otro cargo diferente o quizá
el mismo. Después de escalar todos los peldaños, los hombres
pasan a formar parte de un selecto y prestigiado grupo en la
comunidad. Pueden caminar con dignidad porque han cumplido
cabalmente con las duras exigencias de su sociedad saliendo
airosos en cada compromiso.1
Como advierte W. Smith (1981: 7), el sistema de fiestas “representa el punto institucional en que se cruzan y son expresadas
las fuerzas principales que actúan en la vida política, económica y espiritual de los indios”. Sin embargo, la mayor parte de las
veces, los eventos rituales que las acompañan han sido colocados en un plano secundario y, casi siempre, en función de un
complejo social más amplio: el sistema de cargos o sistema
cívico-religioso.
Una de las propiedades del sistema, admitida por la mayoría
de los investigadores, consiste en su capacidad de reflejar la
estructura social de la comunidad indígena (Cancian, 1976;
Carrasco, 1985; Chance y Taylor, 1987; Greenberg, 1987; Medina,
1986, 1987; Smith, 1981). Debe tenerse presente que los sistemas de cargos han sido tema privilegiado de los estudios cultural-funcionalistas realizados desde hace más de medio siglo;
dichos análisis han subrayado la importancia de la “economía
de prestigio”, que gravita en el ahorro, el endeudamiento y el
derroche para patrocinar las fiestas patronales y obtener reconocimiento social, es decir, status.
1
Así es mutatis mutandis el funcionamiento del sistema, el cual está
ampliamente documentado. Para ello, Véase Chance-Taylor, 1987; Smith,
1981; Cancian, 1976; Carrasco, 1985; Wolf, 1981, 1985; Aguirre Beltrán,
1991; Greenberg, 1987, Harris, 1973, entre otros.
40
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En este sentido, las fiestas solamente se han visto, por un
lado, como la vía de derroche de los excedentes económicos,
con una orientación hacia la “nivelación” económica, o bien,
como el medio para legitimar las diferencias sociales existentes
en sociedades de por sí “estratificadas”, por el otro. En uno u
otro caso, lo cierto es que la fiesta indígena se observa como si
fuese solamente el engranaje de una maquinaria (la estructura
social), la cual “rechinaría” cada vez que la comunidad sufriera
una “variación cultural” como resultado de su posición subordinada y campesina respecto a la sociedad dominante e industrial (Greenberg, 1987: 17-23; Medina, 1987: 172-174).
Varios autores han señalado la relevancia de la jerarquía cívico-religiosa por el hecho de que un sinfín de preguntas orientadas hacia el conocimiento de las sociedades indígenas no se
plantean sin establecer su relación con ella. De acuerdo con
Andrés Medina, la escala de prestigio no agota las perspectivas de estudio y conocimiento de la cultura indígena; otra cosa
es que “la densa influencia del culturalismo” orille los esfuerzos
teóricos hacia esa dirección (Medina, 1987: 79, 96).
En efecto, un rasgo que ha sido poco analizado, dada su
importancia, es la presencia de la cosmovisión indígena en la
jerarquía cívico-religiosa, y más concretamente en el calendario
festivo ligado, a su vez, con el calendario agrícola. A continuación
expongo una somera revisión de los estudios más sobresalientes, de la amplia y cada vez más creciente producción literaria
sobre el tema que se han efectuado sobre el sistema de cargos.
Varios esfuerzos se han realizado para trazar una genealogía
de la materia, los cuales he tratado de tener presentes hasta
donde ha sido posible.2
2
Por ejemplo: Medina, 1986; Smith, 1981; Chance-Taylor, 1987; Greenberg,
1987.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
41
PRIMER ACERCAMIENTO
AL SISTEMA DE CARGOS
La forma general del sistema de cargos se establece por vez
primera con la etnografía realizada en la segunda mitad de los
años treintas por Sol Tax (1965) entre los mayas de las tierras
altas.3 Tal investigación se ubica dentro del marco teórico de la
corriente cultural-funcionalista liderada entonces por RadcliffeBrown y Redfield (Chance-Taylor, 1987: 2; Medina, 1987: 155).
Así como Wolf destaca con la elucidación de la comunidad y
el modelo de “nivelación”, Cancian con el modelo de “estratificación” y algunos antropólogos mexicanos con el concepto de
la “comunalidad” (ver más abajo), el trabajo de Sol Tax (1965:
24-25) tiene la virtud de ser el primero en señalar la importancia
de la vida “municipal” (diferencia dialectal, el culto a un santo en
especial, la indumentaria, la endogamia, etcétera) y lo propio
de un municipio como unidad que articula lo económico, lo político y lo religioso dentro de un sistema común, pero guardando relativa independencia. Tax anticipa en este trabajo sobre los
indígenas mayas del altiplano guatemalteco (en concreto el altiplano meso-occidental que engloba a los quichés, cakchiqueles
y tzutujiles) las características fundamentales que actualmente reconoce la antropología mesoamericana al referirse a las
comunidades indígenas:
Desde el punto de vista de los indígenas mismos, la gente de
cada municipio constituye un grupo único, unido por la sangre y
la tradición y que difiere de todos los demás en su historia, lengua y cultura (Tax, 1965: 21-22).
3
Publicado originalmente en American Anthropologist, New Series, vol.
39, núm. 3, parte I, 1937, con el título “The Municipios of the Midwestern
Highlands of Guatemala”.
42
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En las últimas páginas de su artículo, Tax (1965: 34-36) ofrece
un panorama general de la forma en que se arreglan los sistemas de cargos en las tierras altas de Guatemala; concluye que
los municipios son las entidades étnicas primarias (y últimas
posiblemente) de los indígenas. Tax se preocupa por la gran
separación de los grupos mayances, los cuales, a pesar de la
gran estrechez lingüística y cultural, presentan una fuerte y
evidente heterogeneidad; lo anterior lleva a este autor a la conclusión de que los municipios no se organizan como grupos
sociales. Las diferencias culturales sustentadas en las diferencias lingüísticas son para Tax los componentes esenciales de
lo que se conoce como “grupos étnicos” (1965: 11).
No obstante que le dedica poco espacio al sistema de cargos,
Tax reconoce el eslabón entre la jerarquía secular y religiosa
enlazado con la composición ecológica, los distintivos raciales,
las costumbres locales, el ciclo ritual anual y el sistema económico
(1965: 33). Se observa que, por un lado, desde un principio la
antropología norteamericana se ha ocupado de los pueblos indígenas tratando de entender ahí los problemas de la heterogeneidad
cultural y económica señalados como aspectos del ser indio:
Aunque parezca contradictorio, los grupos indígenas —los municipios— llevan en sus diferencias la marca del aislamiento,
pero esto no puede ser atribuido al aislamiento geográfico sino
más bien a su resistencia con respecto a los efectos naturales
del contacto constante (Tax, 1965: 15-16).
Por otra parte, vemos que la antropología que se ha ocupado
de las jerarquías cívico-religiosas, abrumadoramente norteamericana, ha enfatizado sólo uno de los rasgos señalados por Tax
colocando a los demás como partes que están en función de lo
económico, si no es que olvidándose por completo de ellos (por
ejemplo, el ciclo ritual o la cosmovisión).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
43
El trabajo de Villa Rojas (1985),4 que a continuación analizo,
es importante porque en él se perfilan los distintos horizontes
que más tarde explorarán los futuros antropólogos en el campo
mexicano. Lo novedoso de Villa Rojas, a diferencia de otros
autores contemporáneos suyos (por ejemplo Tax o Aguirre
Beltrán), reside en otorgar a la organización política y religiosa
un considerable peso ideológico. En efecto el nagualismo, como
eficaz método de control social y protector de las costumbres y
código moral, expresa lo que ahora conocemos como
cosmovisión, la cual reagrupa en un todo la organización política, religiosa y familiar (1985: 530).
Villa Rojas analiza dos complejos culturales de gran trascendencia en la organización social de los tzeltales: el sistema de
parentesco y la práctica-creencia del nagualismo. Nuestro autor
encuentra que las comunidades tzeltales son muy semejantes a
los municipios del altiplano guatemalteco descritos anteriormente por Tax. Villa Rojas descubre que el municipio de Oxchuc se
divide en dos grupos conocidos como calpules, cada uno de los
cuales adora a su propio santo y posee un cuerpo de oficiales; el
calpul es dirigido por los ancianos, quienes, como parientes y
guardianes, protegen, juzgan, adivinan y oran ayudados por ciertas entidades espirituales conocidas como naguales (1985: 526).
La creencia en el nagualismo y las relaciones de parentesco
de los tzeltales son asociadas por Villa Rojas con aquellas provenientes de la época prehispánica confirmadas por las fuentes históricas:
Parece probable, por lo tanto, que los detalles y significado social de tales prácticas y creencias serán mucho más fáciles de
comprender a la luz de la estructura social prehispánica de la
4
Este trabajo apareció por vez primera con el título “Kinship and Nagualism
in a Tzeltal community, southeastern México”, en American Anthropologist,
49: 578-87, 1947.
44
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
América Media revelada en los materiales históricos (Villa Rojas, 1985: 534).
A diez años del trabajo de Tax y a seis del de Aguirre Beltrán,
Villa Rojas constituye un eslabón fundamental del presente paradigma. Por un lado, recupera la idea del municipio expuesta por el
primero; por otro, anticipa la idea según la cual el calpulli, como
forma sobreviviente del México prehispánico, es la base de la
organización actual de las comunidades de hoy, idea que desarrolla el segundo. Podemos agregar que la observación de Villa
Rojas ha sido la más explorada, es decir, la comparación de la
estructura social prehispánica con la de los indígenas actuales;
en cambio, la persistencia de una cosmovisión con profundas
raíces en el pasado precolombino apenas empieza a ser develada.
Aguirre Beltrán (1991)5 aborda el problema de la supuesta
raíz prehispánica del sistema de cargos, que será abordado
posteriormente por Pedro Carrasco; aunque reconoce, a través
del significado de poder de los bastones de mando, el carácter
global de la cultura, el enfoque es relativamente parcial (1991:
41). El trabajo de Aguirre Beltrán deja sentir en su investigación
los ecos del trabajo de Tax, a pesar de no citarlo jamás; en
primer lugar por referirse a municipios y no a comunidades, y
en segundo por anteponer la idea de progreso y la reticencia de
los indígenas a ella. Para Aguirre Beltrán, como para Tax, el
rechazo a la integración nacional está dado por aspectos
idiosincrásicos de los propios indígenas; parece que son las
palabras de Tax las que se repiten:
No son ciertamente la distinta lengua y la geografía enemiga los
únicos factores que separan y atomizan a la minoría indígena [...].
Es, además, el etnocentrismo acendrado del grupo local susten5
Originalmente publicado por la UNAM en 1953.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
45
tado en un patrón tradicional que liga el linaje a la tierra el que
fija a la pequeña comunidad en el territorio que constituye su
hábitat para integrar con hombre y suelo un todo indivisible.
Y agrega luego:
Pueden muchas [comunidades] participar, y de hecho participan,
de una cultura común y de una lengua con variaciones dialectales
de poca monta; mas no obstante ello cada comunidad, místicamente
ligada a su territorio, a la tierra comunal, constituye una unidad, un
pequeño núcleo, una sociedad cerrada que a menudo se halla en
pugna y feudo ancestral con las comunidades vecinas de las que,
siempre, se considera diferente (Aguirre Beltrán, 1991: 16).
Resulta éste un trabajo atractivo que manifiesta sus fines no
sólo teóricos e históricos, sino eminentemente prácticos. Como
ideólogo del indigenismo mexicano, Aguirre Beltrán denuncia el
carácter multiétnico de la nación mexicana, la cual se plantea,
desde la Revolución, adquirir un carácter nacional borrando del
mapa toda diferencia cultural o étnica que impida el “proceso de
aculturación” (1991: 54).
Para este autor, todas las comunidades indígenas de México constituyen en la actualidad “municipios libres”, es decir,
uno de los mayores logros constitucionales. Teniendo en cuenta lo anterior traza su genealogía, encontrando en el calpulli 6
“El calpulli era el sitio ocupado por un linaje, es decir, por un grupo de
familias emparentadas por lazos de consanguinidad, cuyo antepasado divino o nagual era el mismo. Para ellos cada calpulli tenía un dios, un nombre y
una insignia particulares y, lo que para nuestro objeto tiene mayor significación, un gobierno también particular”. Los ancianos o indios cabeza eran la
autoridad suprema del calpulli; la unión de distintos calpulli daba lugar a la
tribu y éstas conformaban no un imperio, sino una confederación de tribus
(Aguirre Beltrán, 1991: 26-27).
6
46
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
prehispánico la auténtica forma de gobierno indígena de esencia netamente democrática, al cual los españoles llamaron barrio o parcialidad. Ya en esta forma de gobierno se encuentran
los peldaños de una jerarquía que subsiste hasta nuestros días
(Aguirre Beltrán, 1991: 25-26).
Más tarde, con la Conquista la forma democrática que entrañaba al calpulli sufre el fenómeno de la aculturación al entrar en
contacto con formas de gobierno feudal. Llegó entonces el municipio español o ayuntamiento encabezado por un alcalde, aunque
el resultado propiamente dicho fue la República de Indios:
El ayuntamiento era una institución que había gozado de grandes privilegios y su recuerdo arraigaba celosamente en el alma
de los racistas españoles. A los centros poblados por éstos sí se
les dio ayuntamiento; pero a los lugares indígenas que nunca
pudieron, ni podían, pasar de la categoría de pueblo, se les dotó
únicamente de un remedo de ayuntamiento que fue el común, la
República; de aquí que el conjunto de naturales de un pueblo de
indios recibiese la denominación de el común (Aguirre Beltrán,
1991: 34).
Así surge en cada común, merced a la “feudalización” y “aristocratización”, el señorío encabezado por un gobernador, aunque
aparecen ya entreverados los nuevos funcionarios con los antiguos del calpulli: mayordomos, escribanos, alguaciles, alcaldes, regidores topiles (Aguirre Beltrán, 1991: 38). Sin embargo,
las formas democráticas del calpulli no fueron mermadas por
completo y los impulsos aristocráticos sucumbieron; de tal
manera, la República de Indios manifiesta nuevamente una tendencia democratizadora que, con el sistema de castas, las reformas liberales, la Independencia y la Revolución llegó a ser lo
que podemos ver en las comunidades indígenas de hoy.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
47
DEFINICIÓN DEL SISTEMA DE CARGOS
Para abordar este paradigma conviene tener en cuenta las observaciones de Smith (1981: 40) sobre los efectos del funcionalismo. En los siguientes casos nos enfrentamos con posturas
que brotan de líneas directrices de orden funcional. Empleando
una metáfora tomada de las ciencias naturales, los funcionalistas
considerarían a la sociedad empleando sus ritos de la misma
manera que un molusco utiliza el calcio para procurarse un caparazón. Después de abstraer un modelo, los funcionalistas lo
llevan al grado de institución y luego lo tratan de emplear para
explicar la estabilidad interna de una sociedad.
Así, casi todas las interpretaciones del sistema de cargos
caen ineluctablemente en el tema organicista y autoequilibrante,
pero generalmente se llegan a conclusiones tautológicas al intentar relacionar los rituales con la integración comunitaria. Mientras
que algunos autores afirman la integración de la comunidad
como resultado de la igualdad (modelo de la nivelación), otros
postulan la misma integración como resultado de la legitimación de la desigualdad (Smith, 1981: 37).
Eric Wolf (1981) ha establecido el modelo de nivelación de la
riqueza y medio de defensa frente a influencias externas; se
ocupa de los grupos campesinos organizados en comunidades
“corporativas cerradas”, caracterización que le ha valido gran
interés y polémica, a tal grado que hoy resulta imperdonable no
tenerlo presente en las discusiones sobre el tema; su ensayo
ha sido el más importante esfuerzo teórico para analizar las
comunidades mesoamericanas actuales. Como dicen Chance
y Taylor (1987: 2), después de su estudio la jerarquía ha sido
caracterizada como una institución cabal.7 Wolf (1981: 87) se-
7
48
Véase también Medina, 1987: 157.
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
ñala que la sociedad campesina indígena responde no a las
fuerzas de su interior, sino a las que se alojan en la “sociedad
mayor” a la que pertenece. Así, los rasgos de este tipo de comunidades obedecen a la forma en que se insertan en la sociedad
más amplia que las contiene.
Una de las virtudes de las aportaciones de Wolf consiste en
poner de relieve la dimensión histórica de la comunidad indígena que, nacida en el siglo XVII, ha podido sobrevivir hasta nuestros días:
Desde la época de su constitución —hace tres siglos— en un
país revuelto, ha sufrido grandes cambios, pero sus rasgos esenciales son fáciles de descubrir en las actuales comunidades indias, muy especialmente en las montañosas regiones del sur y
del sureste. Por ello, en nuestros tiempos, es aún posible referirnos a esta comunidad y considerarla como descendiente directa
de la que se reconstruyó en el siglo XVII (Wolf, 1985: 192).
Históricamente, la comunidad corporativa de la que habla Wolf
sería “hija de la Conquista”; una creación del sistema colonial
que alteró considerablemente la estructura de las sociedades
campesinas prehispánicas. Surge como resultado del efecto pernicioso de la Conquista, que destruyó a la población y despojó de
sus tierras y sistemas hidráulicos a los pueblos indios.8 Responde
a la dualización de la sociedad colonial en grupos dominantes y
dominados, permaneciendo este último sector, básicamente campesino, como una reserva de mano de obra extremadamente
barata por su capacidad de autosuficiencia (Wolf, 1981: 88-90).
8
El siglo de la depresión (XVII) en la Nueva España trajo consigo dos
modelos de integración: la hacienda, o propiedad territorial privada del colono, y la comunidad estrechamente unida al campesino indígena denominada
la República de Indios (Wolf, 1985: 181; véase Carrasco, 1985:336).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
49
Las comunidades corporativas cerradas se reconocen por la
presión que ejercen hacia sus miembros para, por un lado,
“redistribuir” sus excedentes fundamentalmente a través del sistema religioso9 y, por el otro, estar satisfechos con la propiedad
comunal. Evitan que los extraños formen parte de ellas y limitan a sus miembros para salir de la misma. La comunidad corporativa obliga a sus miembros a gastar los excedentes10 en
aras de una economía de prestigio,11 de la cual la vejez sería el
máximo logro; serían comunidades, pues, que rechazan la riqueza y admiran la pobreza configurando una “democracia de
pobres”12 (Wolf, 1981: 84-85; 1985: 192-193, 195).
De hecho, las comunidades indias nacerían como comunidades de pobres que ya no podían mantener una nobleza que
había perdido sus funciones políticas. El indio, bajo este nuevo
régimen, tenía que ser forzosamente un campesino, y la comunidad india una comunidad de campesinos (Wolf, 1985: 191). En
fin, serían comunidades corporativas porque “[...] mantienen a
perpetuidad los derechos y la pertenencia; y son cerradas porque limitan estos privilegios a los de dentro e impiden la partici-
9
Por cierto que el “motor” de la comunidad indígena sería su sistema
político religioso (Wolf, 1985: 192).
10
Los tributos y cargas se dejaron de pagar colectivamente hasta principios del siglo XVII, puesto que antes la población indígena se encontraba
en un constante éxodo y disminución. Por ello, Wolf supone que tales presiones fomentaron el igualitarismo y la nivelación de la riqueza. Así, la igualdad
social, aunada a la aparición de las cofradías religiosas, fueron resultado de
la tendencia a la nivelación de la riqueza (Wolf, 1981: 93).
11
En Mesoamérica, los adultos financian parte del culto de uno o más
santos de sus cargos religiosos; aunque los gastos resulten excesivos, se
obtiene un gran reconocimiento (prestigio) social (Wolf, 1981: 84).
12
El sistema de cargos puede ser visto como: “[...] un tipo de democracia
en que todos los cargos están abiertos a todos los hombres y en que el
funcionamiento de la escala tiene como resultado, en último término, que
todo el mundo participe por turno en las responsabilidades de los cargos”
(Carrasco, 1985: 323).
50
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
pación de los miembros en las relaciones sociales de la sociedad mayor” (Wolf, 1981: 82).
Las comunidades corporativas cerradas mantendrían una
jurisdicción comunitaria sobre la tierra; restringirían la pertenencia a ella, mantendrían un sistema religioso, fortalecerían los
mecanismos redistributivos y destructores de los excedentes,
e impondrían fronteras a las influencias exógenas (Wolf, 1981:
83). De acuerdo con lo anterior, el autor (repitiendo antiguas
ideas provenientes de Tax) concluye que la pertenencia a la
comunidad se basaría en la territorialidad y no en el parentesco.
Sin embargo, Wolf agrega: “la pertenencia a la comunidad también se demuestra por la participación en los rituales religiosos
que mantiene la comunidad” (1981: 83).
Wolf plantea, en un tono evolucionista, una relación simbiótica
entre la comunidad campesina corporativa y la empresa colonizadora; insinúa que entre las haciendas y las comunidades llegaron a existir relaciones “benéficas y útiles” (1981: 92; 1985:
185, 192, 202).
De cierta forma, Wolf esboza las fuertes implicaciones simbólicas y culturales del sistema cívico-religioso, aunque siempre
ligado al prestigio, a lo cual él mismo no le dedicó la suficiente
atención. Así, los nuevos jefes de familia, al comenzar a ascender en la escala de cargos, empiezan a “[...] desempeñar su
papel en el mantenimiento del equilibrio entre comunidad y universo” (1985: 193). Por otro, lado se refiere a la fiesta o conjunto
de prácticas religiosas como una “obra de arte” que cumple también funciones estéticas recreando un momento mágico mitológico; un momento que trasciende el trabajo rutinario para alcanzar la magia de los ritos religiosos. “El peso de la comunidad en
sus relaciones con la divinidad, es considerado idóneo y, aún
más, está obligado a asumir funciones políticas” (1985: 194).
Nash (1958), recuperando algunos aspectos apenas tratados por Wolf, presenta un primer balance de las comunidades
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
51
indias de Chiapas y Guatemala; la jerarquía constituye el eje en
torno al cual se organiza la comunidad india en sentido colectivo. Debido a Nash los sistemas de fiestas adquieren un rango
definitivo como campo de investigación en la antropología en
general, pues para él las jerarquías son una institución social:
La operación ordinaria de la jerarquía cívico-religiosa define los
límites y la pertenencia a la sociedad local [...]. La jerarquía es
virtualmente toda la estructura social de un municipio indio. En el
nivel más general de integración social esta estructura constituye, para los indios guatemaltecos, lo que el parentesco para las
sociedades africanas, o lo que el sistema de clases sociales
para la sociedad ladina (Nash, 1958: 68)
A pesar de los gastos que implica el cargo, la recompensa obtenida es en forma de prestigio. El funcionamiento de la jerarquía define los límites y la calidad de miembro a determinada
comunidad. La estructura es la intermediaria entre la comunidad y las fuerzas sobrenaturales. Nash atribuye al sistema la
función de órgano nivelador de la riqueza; es decir, impide la
formación de clases sociales. También reviste la jerarquía un
papel defensivo y protector (Medina, 1986: 85-87; 1987: 156).
Nash, también describe las formas socialmente controladas
de motivación o actuación personal proporcionadas por el sistema de cargos; según esto, los factores desintegradores, como la
competencia, son controlados por medio de las normas que efectivamente elevan la imagen pública del hombre (Nash, 1958: 79).
Nash y Wolf comparten la idea de que el sistema de cargos
es un mecanismo de defensa y protección de la comunidad
frente a la explotación. El sistema tiene un efecto de redistribución de la riqueza y es el medio más adecuado para las distintas
formas de desarrollo personal (Chance-Taylor, 1987: 2; Medina,
1987: 156).
52
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Casi medio lustro después de los significativos esfuerzos de
Nash y Wolf aparece el trabajo de Harris (1973),13 el cual expone el modelo de “expropiación” (Chance-Taylor, 1987: 4;
Greenberg, 1987: 22); un estudio que critica enfáticamente las
conclusiones de Wolf.14
En efecto, Harris pretende comprender la razón por la cual
se hallan distribuidos, como actualmente están, los grupos culturales que conforman la población americana. Para el autor, la
variable más indicada es la “naturaleza de las sociedades aborígenes”, lo que implica, desde luego, el nivel de la integración
entre estas sociedades y los occidentales que forzosamente
estaban obligados a interrelacionarse (1973: 10). Es decir, los
patrones actuales de población en Latinoamérica responden a
la manera en que la mano de obra fue utilizada durante el periodo colonial, dependiendo de la naturaleza de tales sociedades.
Una de las “ecuaciones antropo-geográfica” es la que Harris
reconoce como “zonas montañosas”, resultado básicamente
de la interrelación entre amerindios civilizados y occidentales.
Harris dedica todo un capítulo al “complejo de fiesta” de las
zonas montañosas como uno de los principales recursos para
que los indios participaran en la incipiente economía de mercado; como una de las principales instituciones que presionaban
a los indios para participar en el trabajo salarial (1973: 40-41).
Ciertamente, el complejo de fiesta actuó al margen de otras
instituciones explotadoras tales como la encomienda, el repar-
13
Publicado originalmente en 1964 en Nueva York por la casa Walker and
Company, con el título Patterns of Race in the Americas.
14
De acuerdo con varios autores norteamericanos, especialmente
Chance-Taylor (1987), el modelo de expropiación es una aportación de
Harris. Sin embargo, este modelo ya está insinuado en el trabajo de Aguirre
Beltrán (1991: 103), escasamente citado, cuando describe los costos comerciales de los cargueros en el mercado ladino. Harris tiene el mérito de
realizar una exposición más sistemática.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
53
timiento, el sistema de hacienda y el peonaje de deuda, siempre en desventaja para los propios indios (1973: 71).
Nuestro autor parte de la definición de Wolf de la “comunidad
corporativa” (ver más arriba) cuyo interés primordial es la preservación comunal de la tierra15 y se detiene en la famosa economía de prestigio coincidiendo con Tax en que los “principios del
ahorro” hacen de los indios unos pequeños capitalistas (1973:
48-49). Las observaciones de Wolf, en el sentido de que la comunidad es un factor de nivelación económica, son rechazadas por Harris. Éste señala que:
[...] aunque el sistema de fiesta tiende a colocar un límite más alto
a la cantidad de capital que un indio puede acumular como individuo, no ha impedido jamás la formación de diferencias
socioeconómicas bastante agudas dentro de las comunidades
indias (1973: 51).16
Y más adelante afirma:
Lejos de proteger a las comunidades indias contra la encomienda, el repartimiento, el peonaje de deuda, los impuestos excesivos
y las contribuciones, el sistema de fiesta era una parte integral y
constante de los mecanismos por los cuales estas influencias
nocivas se abrieron camino hasta el propio corazón de las aldeas
(1973: 52)
15
De acuerdo con Harris, tal comunidad nace de las aldeas nucleadas
creadas por la Corona española con las “reducciones o congregaciones”,
con lo cual la Iglesia, los colonos y la misma Corona sacaban provecho; no
obstante, uno de los requerimientos de las congregaciones era la propiedad
comunal de la tierra por los indios (Harris, 1973: 41).
16
Una de las observaciones que se pueden hacer a Harris es que en la
economía de prestigio (ahorro, endeudamiento y derroche) no es lo mismo
acumulación de capital que ahorro de riqueza.
54
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
De tal manera, la fiesta formaría parte complementaria de la
economía de mercado, pues el sector no indio de las regiones
montañosas se interesa en mantener el sistema de fiesta, ya
que la celebración obliga a los indios a obtener mercancías en
el mundo ladino. Para Harris esta situación ha transcurrido así
desde que la Iglesia, y luego las haciendas, mostraron no poco
interés en promover las fiestas.
A pesar de sus observaciones, me es difícil estar de acuerdo con Harris, en parte porque su orientación materialista cultural lo orilla a hacer afirmaciones que deberían ser matizadas.17
En primer lugar, según él, el contenido ritual del sistema de
fiesta es completamente de origen católico-español del siglo
XVI, sin tomar en cuenta la aportación de Aguirre Beltrán y la de
Carrasco en la discusión del calpulli (ver más abajo). Sobra
decir que falta por completo un estudio de la cosmovisión y de
las fiestas prehispánicas que no son tomadas en cuenta.
En segundo lugar, Harris (1973: 53) afirma que la comunidad
corporativa es un artificio de los españoles para asegurarse de
que el nivel de organización estatal cayera nuevamente en manos
de los indios; su argumento es que desde hace mil años las
zonas montañosas habían superado el nivel de aldea. Lo anterior es cierto, pero sólo parcialmente; como afirma Carrasco, el
modelo de la sociedad mexica es válido sólo para los grandes
centros políticos. No todos los pueblos con “complejo de fiesta”
estaban organizados estatalmente, el caso de los mixes analizado en el presente estudio, me parece, lo demuestra muy bien.
Finalmente, al establecer una conexión histórica de extracción de riqueza por parte de la Iglesia primero, y luego de las
haciendas (endeudamiento), Harris no explica de qué manera la
hacienda motivaba el sistema de fiestas. ¿No será acaso que
17
Waldemar Smith (1981: 19) reconoce la posición de Harris como marxista, lo cual me parece inexacto.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
55
tales instituciones (Iglesia y hacienda) fomentaron a su favor
una institución (fervor religioso-festivo) cuyas bases ya estaban sentadas, pero que de alguna manera las beneficiaba? Si
es así, es muy posible que haya confusiones respecto al papel
de la Iglesia, pero sólo por su contenido religioso, que muy
probablemente se fundió con la propia religiosidad indígena.
La continuación de los planteamientos funcionalistas, encabezada por la tesis de la estratificación, apoyada en una “teoría
del consenso”,18 es representada por Cancian (1976). Así como
Wolf expone de la manera más depurada la relación entre la
comunidad y el sistema de cargos, Cancian estudia (y agota)
las posibilidades de la teoría funcional —lo cual no significa
que la antropología mesoamericana haya quedado completamente liberada de ella. Lo relevante del estudio de Cancian es
la demostración de que los estudios de los sistemas cívicoreligiosos no pueden más seguir por esa ruta. Se puede decir
que toda una tradición académica, por lo menos en sus alcances teóricos, llega a su estado de decrepitud y agotamiento.19
El tema principal del estudio de Cancian no son las fiestas en sí, sino las fronteras étnicas y el modo en que aquéllas
abren la brecha que separa el mundo de los zinacantecos de la
sociedad externa de los ladinos (Smith, 1981: 32, 38, 36). De
la misma forma que todos los demás autores, “[...] el sistema
de cargos es la clave de la estructura comunal zinacanteca”
(1976: 45). Las funciones del sistema, descubiertas por Cancian,
son: la definición de los límites de la pertenencia a la comuni-
18
“La teoría del consenso postula la existencia de un Estado relativamente neutral, e interpreta que las consecuencias del sistema de cargos
explican la presencia de un positivo Estado de integración comunitaria”
(Cancian, 1976: 176).
19
No me es posible detenerme a disertar sobre una crítica, siempre
saludable, del funcionalismo de Cancian. Para ello, remito al lector a las
observaciones de Smith (1981) y de Medina (1986, 1987).
56
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
dad; el compromiso con los valores comunes, la reducción del
conflicto potencial y, finalmente, el sostén de los esquemas de
parentesco (1976: 169).
La jerarquía cívico-religiosa reviste para Cancian una fundamental función integradora, proveniente del hecho de que reúne
a la gente a través de participación en las fiestas por puro placer (1976: 170). De alguna manera, el sistema de cargos también cumple con una cierta función niveladora al reducir considerablemente la envidia de los pobres hacia los ricos cuando
éstos gastan en el patrocinio de los rituales, pero existe también una tendencia hacia la estratificación.20 Cancian afirma lo
que más tarde Greenberg (ver más abajo) habrá de postular:
“evidentemente tanto las tendencias de estratificación como de
nivelación existen” (1976: 175). Sin embargo, la teoría del conflicto posibilita que para Cancian el modelo de la estratificación
tenga más sentido que el de la nivelación. “En realidad, creo
que el servicio en el sistema de cargos legitima las diferencias
de riqueza que verdaderamente existen, y así impide la envidia
disgregadora” (1976: 176).
Finalmente, quisiera poner de relieve el análisis y pronósticos
de Cancian con base en la secuencia sincrónica y diacrónica del
sistema de cargos en Zinacantán. El análisis sincrónico muestra, según Cancian, que existen dos tendencias que amenazan
la integración de la comunidad: el crecimiento demográfico (con
mucha mayor importancia) y la expansión económica; así, el
modelo no podrá aplicarse en el futuro, pues las consecuencias
integradoras no podrán mantenerse para entonces (1976: 177).
En otro momento, Pedro Carrasco sugiere que los cargos de
la jerarquía cívico-religiosa son resultado de la combinación del
20
No obstante, como ya se ha indicado, sigue estando de acuerdo con
Nash y Wolf al considerar al sistema como un mecanismo homeostático que
responde a las presiones del exterior (Chance-Taylor, 1987:3; Smith, 1981:37).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
57
sistema de administración de la ciudad, introducido por los españoles a principios de la Colonia, y de la organización local del
culto popular. El señalamiento de una “escala de status jerárquicamente clasificada”, en la cual se podía ascender por medio
de la guerra, el sacerdocio o el comercio, en el seno de la sociedad mexica del siglo XVI, como modelo de los antecedentes
que existían en toda Mesoamérica,21 sirve para demostrar que
éstos conformaron la introducción de la organización municipal
española (1985: 325).
En efecto, Carrasco (1985: 336) propone que la introducción
exitosa del sistema de organización sociopolítico español se
sustenta en que éste pudo adaptarse a la estructura social indígena preexistente, lo cual derivó en la transformación de las
mismas sociedades en comunidades campesinas autónomas,
igualitarias y democráticas. “Acepto que la forma española de
administración municipal y las cofradías católicas se reconstituyeron y canalizaron según los rasgos principales de la estructura
ceremonial y política indígena” (Carrasco, 1985: 334).
No obstante, el sistema de escala prehispánico tenía un
carácter esencialmente distinto del actual sistema cívico-religioso, como lo hace notar el mismo Carrasco (1985: 333). Ciertamente, las diferencias residen en los factores hereditarios
entre nobles y plebeyos, tenencia de la tierra y número limitado
de puestos en los peldaños más altos, así como la restricción de éstos a la nobleza; en fin, las diferencias elementales
de un sistema dividido en clases frente a otro que no lo está. Lo
21
Pero sólo representativa de los grandes centros políticos; las comunidades menos poderosas (las campesinas) debieron poseer una delgada
capa alta y grandes posibilidades para todos de alcanzar los puestos.
Carrasco aquí se hace la misma pregunta para la época prehispánica que
Cancian para los zinacantecos en el sentido de si todos los ciudadanos de
origen noble tendrían acceso a los cargos de poder económico y político
(1985: 332).
58
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
anterior no significa, empero, que muchos de los rasgos importantes de la moderna estructura no hayan estado presentes en
la escala prehispánica. Así, nos enfrentamos a un caso que
en ciertos aspectos de su estructura social exhibe gran similitud y continuidad.
Wolf coincide con Pedro Carrasco (para quien el sistema
está vinculado estrechamente a todos los aspectos importantes de la estructura social de la comunidad) en que el sistema
político-religioso, que nace con la comunidad corporativa, es
nada menos que su centro motor, y a pesar de que tiene prototipos españoles en las cofradías o fraternidades religiosas ibéricas, también es evidente que posee raíces fincadas en su
pasado prehispánico. Según Wolf, ésta es la vía principal de
conseguir prestigio y asegurar el equilibrio económico de la comunidad (1985: 192-194).
Pedro Carrasco es quien ofrece una panorámica más detallada
de la continuidad de los principios estructurales vinculados con
la escala de prestigio, entendida ésta como el puente que conecta las formas prehispánicas con las formas coloniales y actuales
de la organización política-ceremonial (1985: 337); a su vez, ofrece una explicación de la misma continuidad apoyándose en la
vieja práctica del ofrecimiento de algún hombre en sacrificio:
El viejo sistema de ganar prestigio mediante el patronazgo de
ceremonias también continuó. Mientras que la ofrenda de víctimas para los sacrificios como sistema para adquirir status fue
erradicada, la práctica concomitante de dar fiestas y patrocinar
las funciones religiosas es anotada en los primeros tiempos coloniales por los misioneros, que vieron en ella una continuación
de las costumbres precolombinas. La bien documentada identificación de los dioses indígenas con los santos católicos y, en
consecuencia, de sus respectivos rituales, también debió ser
una consecuencia de la transferencia del valor y el prestigio soLA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
59
cial de dar fiestas y ejercer el patronazgo de las antiguas ceremonias a las nuevas (Carrasco, 1985: 335).
En su estudio, Carrasco analiza los antecedentes anteriores a
la Colonia así como su ulterior desarrollo a raíz de la misma.
Considera al patrocinio individual (mayordomía) como la forma
más representativa del sistema cívico-religioso (1985: 325).
En contraste con Wolf, Carrasco propone la existencia de un
“gobierno dual” como resultado de la administración municipal
impuesta por los españoles donde la vieja clase dominante indígena y los nuevos funcionarios elegidos, también indígenas,
constituyeron el cuerpo de gobierno. Por lo tanto, Carrasco afirma que el cambio más importante sucedió con la eliminación
de la nobleza en el siglo XIX; si bien este proceso se había
iniciado desde el siglo XVI, el golpe final asestado a la nobleza
indígena ocurrió hace un siglo cuando la Independencia abolió
los derechos de los indios caciques (1985: 334-335).22
Carrasco (1985: 338) y Wolf (1985: 191) coinciden en que la
transformación de la jerarquía está en función de la desintegración de sociedades estratificadas, las cuales posteriormente fueron lanzadas al campo y transformadas en comunidades campesinas no estratificadas dentro de un sistema social más amplio:
La escala pasó de ser un mecanismo para la selección de personal, o para la revalidación de los derechos heredados a un alto
cargo dentro de una sociedad estratificada e independiente, a
ser un mecanismo para compartir las responsabilidades entre
los miembros de un segmento no estratificado, de una comuni-
22
Como veremos más adelante, para Chance y Taylor (1987: 14) la
Independencia es un momento crucial; hasta antes de ella las cofradías
coloniales y los cargos civiles habían estado separados, pero después se
dio la transformación hacia una estructura cívica-religiosa que rara vez
mostró una unidad durante el periodo colonial.
60
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
dad campesina incluida en una sociedad más amplia (Carrasco,
1985: 337)
Las orientaciones de Carrasco han sido tomadas posteriormente como campo de investigación a profundizar. Me parece que
algunos estudios de Johanna Broda (1976, 1980) apuntan en
esta dirección; aunque no penetra en el sistema de cargos actual, sí lo hace respecto a la relación entre la estructura social
de los mexicas en el siglo XVI y el contenido ideológico de los
rituales del calendario prehispánico.
Broda estudia las relaciones políticas en el Estado mexica
mediante ceremonias conectadas con la vida política; así, descubre “componentes ideológicos” que entrañaban tales ceremonias, convites y fiestas religiosas (1980: 221). Después del análisis y descripción detallada de los distintos ceremoniales que
eran llevados a cabo por los mexicas en el siglo XVI antes de la
Conquista, Broda (1976: 51) concluye que el ritual del Templo
Mayor era un reflejo de la gran estratificación, así como de la
complejidad en la división del trabajo.
Uno de los puntos interesantes que se integra definitivamente a la discusión que he recorrido es el del patrocinio como
“mecanismo integrador”, el cual tenía básicamente el mismo
significado para los distintos grupos sociales de aquella sociedad. Éste era un medio para alcanzar y fortalecer el prestigio y
posición del patrocinador de la comunidad. Los convites con
sus gastos eran un peldaño de ascenso dentro de la jerarquía y
el prestigio social (Broda, 1976: 52; 1980: 245, 252).
Extrañamente, los trabajos de Broda no son tomados en
cuenta por Chance y Taylor, quienes niegan radicalmente cualquier relación del sistema de cargos con alguna estructura de
prestigio prehispánica (véase más abajo). Por otro lado, Broda
parece coincidir con algunas de las ideas de Cancian sobre el
modelo de estratificación del sistema de cargos en Zinacantán:
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
61
Estos mecanismos fortalecían la integración de la sociedad en
sus diferentes niveles. Sin embargo, es muy importante hacer
notar que la redistribución y el intercambio de bienes no servían
para nivelar las diferencias socioeconómicas existentes en la
sociedad mexica sino que, por el contrario, contribuían a incrementar la desigualdad. Aunque fortalecían la cohesión interna
de los grupos por una parte, por otra consolidaban las relaciones
de dependencia y de dominio que existían entre los diferentes
estamentos (Broda, 1976: 53).
REDEFINICIÓN DEL SISTEMA
DE CARGOS (UN SEGUNDO ESFUERZO)
El presente paradigma se caracteriza por las aproximaciones
de la antropología norteamericana al sistema de cargos con
muchas reservas y críticas a sus predecesores, sobre todo a
Cancian y a Wolf. En cierta medida tratan de escapar de las
explicaciones funcionalistas, a las que constantemente retornan. Un hecho significativo es que los autores que veremos a
continuación esbozan, cada uno, su propio “árbol genealógico”
sobre los estudios del sistema de cargos. Es interesante porque hasta entonces nadie le había dedicado a este aspecto un
esfuerzo tan significativo.
W. Smith sugiere que el sistema de fiestas forma parte de
una “ecología colonial” que se distingue por cuanto es india en
su ideología, sus participantes y motivaciones, pero que se
perpetúa gracias al mundo exterior que se sirve de ella; el sistema de fiestas funciona en tanto los indios están excluidos de la
vida económica y social de las metrópolis (1981: 20, 30). El
autor estudia cuatro comunidades de las tierras altas de Guatemala: San Miguel Ixtahuacán, San Pedro Sacatepéquez, San
Cristóbal Cucho y San Pedro Petz, y concluye:
62
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Según los resultados de mi análisis, el sistema de fiestas no es
tanto causa del status social y cultural de los indios como consecuencia del modo en que han sido integrados en los regímenes
coloniales mesoamericanos. La exclusión de los indios de la
vida social cosmopolita, añadida a su sometida posición económica y a la libertad de que disponen para regir sus propios asuntos
comunitarios, son las principales causas motivadoras del patrocinio de las fiestas (Smith, 1981: 13).
Basado en una teoría del “equilibrio organizativo”, las condiciones que permiten el sistema de fiestas como un caso de consumo no productivo (es decir, un gasto religioso como efecto
de la lógica económica) son tres: exclusión del mercado; mucha libertad para regir sus propios asuntos culturales; vida aislada de tipo rural y pueblerina (Smith, 1981: 25). Más lejos, el
autor señala que estas circunstancias deben ser comprendidas como consecuencia de la interacción histórica y los recursos locales y las fuerzas políticas que tienen su origen más
allá del mundo indígena; los factores que destaca son los demográficos, los económico-nacionales, los geográficos y las
decisiones tomadas por organizaciones políticas nacionales
(1981: 201).
Smith le da demasiada importancia al aspecto económico.
“Hay que entender la integración, la organización ritual y las
transformaciones en el contexto de la historia económica” (1981:
47). Desde su trinchera teórica de tipo colonialista (apoyada en
el materialismo cultural), este autor supone que la tradición india y la opresión colonial se encuentran en “relación simbiótica
mutua”, con lo que repite parcialmente la tesis de Wolf; el sistema
de fiestas fue políticamente útil a la sociedad colonial española
en tanto creaba líderes e intereses puramente locales sin relacionarse unos pueblos con otros (1981: 18, 21). Propone una
“ecología política” que establezca la economía política de la
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
63
nación, en conjugación con la adaptación de las comunidades
a ese marco (1981: 205).
Podría decirse que en la actualidad, como “parte de una superestructura de control político”, el sistema de cargos cumple
con el mismo papel que tenía en la Colonia; ofrece satisfacciones básicas y divide a la población india en fragmentos inocuos
para el Estado; diluye la potencia numérica de los indios y los
hace más fáciles de controlar (1981: 53-54).
Smith piensa que el hecho importante reside en la manera
en que se estableció la relación colonial desde un principio,
pues se excluyó a los indios del sector dinámico y progresista
del mercado colonial, lo cual los colocó en una situación de premercado. Tal exclusión del sector de inversiones, unido a las
formas tradicionales de uso de la tierra es, por lo tanto, la condición previa esencial en el consumo de la fiesta (1981: 27). Reacciona contra la opinión funcionalista que ve en las jerarquías
un medio de defensa frente a la aculturación a través de la
economía de prestigio. Afirma que el sistema de fiestas no nivela la riqueza; para que fuera eficaz en este sentido debería
ser una redistribución del capital productivo dentro de la propia
comunidad, cosa que no acontece con el sistema de fiestas
(1981: 18, 24).
Al criticar la interpretación homeostática y cerrada de Cancian
sobre Zinacantán, Smith hace mención de las fronteras étnicas.
“El sistema de cargos es más efecto que causa de las fronteras sociales” (1981: 34). Los funcionalistas no se han dado cuenta
de que la clave de la continuidad cultural reside en el conservadurismo religioso; la tautología de los funcionalistas se ubica
en la segregación de las fiestas de la integración social de la
comunidad. “El sistema de fiestas no es causa de la integración: es la integración misma; las ofrendas rituales son más un
exponente de la cohesión de la comunidad que origen de esa
cohesión” (1981: 43-44).
64
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
No me es posible estar del todo de acuerdo con Smith, aunque tenga un punto de vista particular y sugerente; no es muy
claro hasta donde el autor no tropieza con lo que él mismo trata
de evitar.23 Su punto de partida no es muy afortunado porque
(como veremos más adelante) en primer lugar, las comunidades no están en una situación de pre-mercado; por el contrario,
están inmersas en una relación desigual en el mercado capitalista. En segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, la
vida indígena no es completamente aislada (que es lo que reprocha a Cancian) ni tiene tanta libertad para regir sus aspectos
culturales. Justamente, el sistema de fiestas es una expresión
de la manera en que las comunidades tienen que enfrentar tales circunstancias. Además, su argumentación no es sólida;
para él, la escasez es un factor de motivación para la valoración de la generosidad (1981: 31), con lo cual se puede estar de
acuerdo; sin embargo, debería tener presente que en una sociedad de pre-mercado, si éste fuera el caso, la escasez puede
transformarse en abundancia adquiriendo otra dimensión económica distinta a la escasez del mercado capitalista.
El estudio de Greenberg (1987) sobre los chatinos de Oaxaca
es interesante en la medida que sigue a Smith en algunas partes
de su trabajo y se separa de él en otras. Considera, al igual que
Wolf y Nash, que el eje de las comunidades son las jerarquías
cívico-religiosas; sin embargo, las comunidades corporativas cerradas de Wolf son realmente comunidades corporativas
“encerradas” desde el punto de vista de su modelo explicativo:
metrópolis-satélite. De esta forma, la situación objetiva de las
comunidades indias en Mesoamérica es que son satélites dependientes de las metrópolis (1987: 271-272).
El modelo explicativo de Greenberg surge como una reacción
ante la tesis dualista manejada por Smith, la cual propone que la
23
Por ejemplo, el modelo colonialista simbiótico.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
65
sociedad atrasada es un impedimento para el crecimiento de los
países subdesarrollados; por lo tanto, es históricamente inexacta puesto que lo señalado como tradicional es de origen colonial.
En cambio, la tesis metrópolis-satélite sugiere que el subdesarrollo es causa de la relación entre las metrópolis y sus satélites
cuyos excedentes son enajenados por las primeras. “El desarrollo de cada metrópolis como locus, descansa en el subdesarrollo
de su nexus, los satélites a los que explota” (1987: 266). 24
Greenberg critica la tesis de Smith que postula una ecología
colonial; no obstante, está de acuerdo con él en las relaciones
de mercado que atrapan a los productores campesinos subordinándolos a la sociedad más amplia. Además, en la terminología de Greenberg, hay expresiones que lo acercan al mismo
autor. Así, afirma como esencial tener en cuenta el “nicho” de
las comunidades dentro de la economía (ecología, diríamos)
política de la nación (1987: 263, 271).
Ahora bien, la relación metrópoli-satélite es colocada por
Greenberg en el “sistema de mercado dendrítico” más que en el
sistema político municipal que aleja a las comunidades del gobierno federal. De tal forma, las barreras de integración y participación que señalan Tax y Aguirre Beltrán no están en la lengua
o cultura de la comunidad (“lo cual sería como culpar a la víctima del crimen”), sino fuera de ella (1987: 99). En este sentido,
las comunidades corporativas son “encerradas”.
Para Greenberg los estudios sobre la “religión pública” o sistema de cargos, partiendo de Tax, han sido siempre funcionalistas —desde luego cuando sólo se recurre a la literatura escrita
24
Después de entender la estructura del modelo metrópolis-satélite hace
falta aclarar que el concepto de clase debe entenderse no como status, o
sea, justificaciones ideológicas de las clases sociales, sino como relación
de producción. Así, un sujeto puede pertenecer a varios status pero a una
sola clase social (Greenberg, 1987: 264).
66
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
en Estados Unidos. Después de proponer una clasificación de
los estudios sobre el sistema de cargos (nivelación, estratificación, expropiación y redistribución), Greenberg parece estar de
acuerdo con el modelo de la redistribución25 representado por
Carrasco y, sobre todo, por Aguirre Beltrán, quienes afirman
que el sistema de cargos organiza una economía redistributiva
de antecedentes prehispánicos (1987: 24).
Tengo la impresión que lo anterior no es más que poner el
acento en un aspecto del modelo de nivelación de Wolf, puesto
que toda nivelación debe considerar primero una redistribución.
El problema principal de Greenberg consiste en proporcionar
una interpretación particular sumamente ecléctica tratando de
conciliar las tesis de Cancian con las de Wolf, aunque al final,
tomando en cuenta su modelo metrópolis-satélite, se deba quedar con el último autor.
Para Greenberg (1987: 275), inspirado en el materialismo cultural, las fiestas cumplen con varias funciones al mismo tiempo, pues éstas proporcionan una fuente pública de calorías y
proteínas necesarias, disponibles para todos, durante periodos
difíciles dentro del círculo agrícola. Sin embargo, sabemos que
estas afirmaciones no resisten a una crítica poussée. Más aún:
“posee importantes funciones en la creación de la cohesión
social ante la miríada de presiones provenientes de la sociedad
más amplia, impulsando que la comunidad se manifieste, promueva y estructure la necesidad de la reciprocidad entre las
casas familiares”. Por otro lado, es también un instrumento de
“explotación colonial”. Y en la última página de su libro, el autor
afirma que la sorprendente persistencia de las instituciones indígenas “es un testimonio impresionante de la importancia que
25
De acuerdo con este modelo, los gastos rituales sirven para conservar la reciprocidad y el intercambio redistibutivo dentro de la comunidad
(Greenberg, 1987: 23).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
67
tales formaciones tienen [...] como adaptaciones defensivas
contra la rapacidad colonial” (Greenberg, 1987: 288).
Chance y Taylor (1987) tienen la virtud de recalcar el carácter
dinámico del sistema heredando de Wolf la metáfora del termostato; realizan una excelente, aunque apretada, síntesis de la información acerca de los meandros que han seguido los distintos
sistemas de cargos. En unas cuantas páginas han sido capaces
de agrupar los estudios, investigadores y posiciones en cuatro
“generaciones”, aunque me parece que su taxa la efectúan bajo
lineamientos temporales y evolutivos, es decir, exclusivamente
diacrónicos, sin tener en cuenta una perspectiva sincrónica.
Las generaciones propuestas por Chance y Taylor han sido,
para mí, una base indispensable para reconstruir una lectura
diferente de la historia de los estudios de sistemas de cargos.
No obstante constituir un magnífico esfuerzo de síntesis, la
agrupación de Chance y Taylor obedece a otro debate teórico
sobre la antropología mesoamericana en Estados Unidos que
no responde a las cuestiones más apremiantes de la antropología mexicana. Así, para Chance y Taylor (1987: 3) Aguirre Beltrán
se ubica en una cuarta “generación” al lado de Greenberg y
Smith poniendo atención en “la influencia de las condiciones
externas”; para mí, en cambio, Aguirre Beltrán se situaría dentro de las primeras y más importantes propuestas sobre el estudio de la jerarquía. Por otra parte, ni siquiera toman en cuenta
importantes estudios de antropólogos mexicanos como Alfonso Villa Rojas y, más recientemente, Johanna Broda y Alfredo
López Austin; éstos dos últimos, a mi juicio, encabezan un nuevo tipo de interpretación que trato de seguir en este trabajo.
Chance y Taylor explican la jerarquía como una reacción de
la comunidad corporativa ante las transformaciones económicas y políticas de la sociedad exterior. A juicio suyo, el sistema
de cargos colonial es un mecanismo de expropiación de riquezas y de control social velado e impuesto sobre las comunida-
68
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
des por los funcionarios españoles (1987: 17). Para ellos, los
tópicos actuales de la discusión sobre el sistema de cargos
son los mismos que dejó establecida la “segunda generación”
representada por el modelo de nivelación (Wolf) contra el modelo de expropiación y estratificación (Cancian). Chance y Taylor
tratan de mostrar, apoyándose en la investigación de Greenberg,
que las proposiciones no son realmente excluyentes, sino que
ciertas jerarquías comunitarias pueden balancearse hacia uno
u otro lado según los distintos momentos históricos. En cuanto
al panorama etnográfico actual, algunos sistemas parecen colocarse en el centro, es decir, con procesos de nivelación y
extracción al mismo tiempo (Chance-Taylor, 1987: 4).
No obstante, la preocupación de Chance y Taylor gira en
torno de los orígenes históricos del sistema de cargos. Critican
el hecho supuesto, no siempre demostrado, de que el patronazgo
individual tenga su origen en los inicios de la Colonia con probables raíces prehispánicas, en el primer ajuste de las sociedades indígena y española; los autores sostienen que se asume
una proyección injustificada del presente etnográfico hacia el
pasado colonial.26 Para ello dividen el sistema en jerarquía civil, jerarquía religiosa y patronazgo individual; también utilizan
información de primera mano procedente de Jalisco, el centro
de México, el valle de Oaxaca y la sierra zapoteca. El argumento central de los autores sugiere que, si bien la jerarquía civil y
las comisiones de las fiestas existían en comunidades indígenas de las tierras altas en tiempos de la Colonia, “la jerarquía
cívico-religiosa fue básicamente un producto del periodo posterior a la Independencia en el siglo XIX” (Chance-Taylor, 1987: 2).
26
“Concluimos que, en general, el patronazgo individual de las fiestas era
una excepción y no la regla en tiempos de la Colonia. En los casos en que se
dio no era un vestigio de la era prehispánica, sino una reacción y una
adaptación a un conjunto complejo de circunstancias políticas y económicas coloniales” (Chance-Taylor, 1987: 17).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
69
Si la tesis de Chance y Taylor fuese cierta, ¿qué tipo de
organización existió en los siglos precedentes? Chance y Taylor
(1987: 6) responden que, como opción más viable, el sistema
de cargos en Mesoamérica en la época colonial era sólo un
sistema de carácter civil. En efecto, se suele pensar que el
sistema de cargos que hoy vemos se originó con la implantación, por un lado del Ayuntamiento y, por el otro, las cofradías
(que se organizaron con la finalidad de organizar y apoyar el
culto local así como sufragar los gastos que éste generaba)
introducidas por los curas españoles.
Por lo tanto, las cofradías coloniales y los cargos civiles
debieron existir separados durante la Colonia; aunque los individuos participaran de los dos tipos de organización, e incluso
desempeñando cargos religiosos, la regla no era que el sistema
se presentara unificado como lo está ahora. La transformación
hacia una estructura unificada vino a finales del siglo XVIII con
la Independencia (Chance-Taylor, 1987: 14).27
La razón inmediata para explicar una nueva forma de sustentación de las fiestas la encuentran los autores en la pugna de
1770 entre la Iglesia, el Estado y los residentes por controlar
los bienes de las cofradías tanto como el impulso a la propiedad privada que surgió en la sociedad general. Así, el sistema
de cargos se vincula directamente con las reformas políticas y
la convulsión del país que tuvieron lugar entre la segunda mitad
del siglo XVIII y la primera del XIX (Chance-Taylor, 1987: 16):
En este periodo posterior a la Independencia, los pueblos probablemente gozaron de una mayor libertad para reconstruir sus
27
Es claro que estos autores subrayan los aspectos políticos más que
los económicos. Por lo tanto, no pueden relacionar la transición del patronazgo colectivo al individual con el surgimiento del capitalismo subdesarrollado
a principios del siglo XIX y el consiguiente sistema de pago asalariado.
70
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
organizaciones ceremoniales y expresar en sus propios términos sus creencias religiosas. A partir de entonces, los sistemas
de cargos presentan una mayor introversión que sus antecesores, con más interés en los asuntos internos del ritual que en
representar a la comunidad ante el exterior. Luego entonces,
más que un ajuste colonial que cristalizó durante la época temprana del contacto entre españoles e indígenas, la moderna jerarquía
cívico-religiosa en las comunidades campesinas es producto de
los estímulos y abusos del siglo XIX (Chance-Taylor, 1987: 19).
DE LA ETNIA A LA COMUNALIDAD
En el siguiente paradigma se deja sentir una fuerte influencia
de la tesis de Wolf sobre la comunidad, aunque ya digerida y
expuesta quizá en otros términos y con otros fines, enfocando
el problema de la identidad étnica. Ciertamente, como dice
Galinier (1990: 37), Wolf ha puesto en su justo lugar el carácter
dinámico e histórico de la tradición indígena.
Para M. Diskin, la mayoría de las “comunidades étnicas” siguen siendo caracterizadas como comunidades corporativas,
de acuerdo con el planteamiento de Wolf. Se opone a éste, sin
embargo, en la medida que idealiza la comunidad indígena como
un “sistema total y no capitalista” (1986: 259). A pesar de la
capacidad de enriquecimiento de los zapotecos a través del comercio, Diskin considera que el dinero tiene un lugar secundario, y que más importante resulta la pertenencia a la ciudadanía
indígena; según él, la satisfacción de ciertas necesidades de
los indígenas en el mercado capitalista no implica necesariamente que éstos sean capitalistas (1986: 273).
Así, la capacidad económica de los indígenas oaxaqueños
tiene como meta el fortalecimiento de la comunidad misma. La
realidad de las comunidades estaría entre los polos de la “pureza étnica” y la penetración capitalista. En su artículo, el autor
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
71
pretende demostrar que el fin perseguido no es la producción
de plusvalía y, con ella, capital, sino “[...] que tienden a producir el “bien” más precioso imaginable: la comunidad misma”
(1986: 260).
En efecto, la comunidad deviene un fuerte complejo de resistencia étnica. La existencia de sus diversos mecanismos de
conservación de la etnicidad, tales como el sistema de plazas
regionales, las formas tradicionales de producción, las formas
comunitarias de gobierno y las ceremonias que dan significado
y continuidad a todo lo anterior (o sea, el locus más importante
de la vida de un indio), aunque a futuro no garanticen plenamente la supervivencia de las comunidades, por lo menos hasta
ahora han sido bastante eficaces (Diskin, 1986: 292).
Diskin (1986: 270) concibe a la fiesta como “las ceremonias
públicas que son, de una u otra manera, una expresión de la
cultura del pueblo”. Para el autor, la fiesta actúa como un medio
de defensa de la identidad étnica al reforzar la idea de ciudadanía. Al igual que W. Smith, Diskin interpreta la fiesta desde el
punto de vista económico como un gasto improductivo; los bienes y valores no se emplean para producir capital, sino son
consumidos sin representar ganancias para el patrocinador.
Considero las ideas de Diskin un poco rígidas y limitadas.
Su forma de entender la comunidad indígena sobre una base
puramente económica atendiendo al mercado capitalista, lo
conduce a algunos errores. Para que sus argumentos no caigan
él necesita, a priori, que la comunidad sea una reacción
anticapitalista: “la creación de un sistema de estratificación social
[...] con relaciones capitalistas sería una ruptura en el tejido de
la vida comunitaria [...]” (Diskin, 1986: 283).
Diskin olvida absolutamente un elemento de gran importancia,
que a su vez sirve para entender cómo la comunidad indígena
se ha desenvuelto y ha logrado sobrevivir desde la Colonia, es
decir, la cosmovisión.
72
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Andrés Medina, quien ve en la comunidad el último recurso
defensivo de la población india (1986: 100), subraya —haciendo una lectura propia de las investigaciones de Villa Rojas entre
los mayas— la importancia de la cosmovisión, el ámbito donde
se manifiesta la fuerza y coherencia de las propiedades étnicas
de las comunidades indígenas (1990: 16; 1987: 162).28 Por otra,
el autor considera necesario vincular la actividad del sistema
de cargos con el proceso de continuación y recreación de la
visión del mundo que sintetiza la particularidad histórica de estos
pueblos indios (Medina, 1987: 173). La especificidad étnica se
plantea pues como un tipo de relaciones sociales determinadas
por la historia, pero también como resultado de su proyección
en lo imaginario y subjetivo, en una palabra, la cultura (Medina,
1987: 164).
Medina (1986: 96) ha señalado que la jerarquía de prestigio y
los cargos que implican una fuerte suma de dinero no es lo más
importante del complejo; otras líneas de razonamiento poco
exploradas pueden ser el carácter ritual y el ciclo ceremonial. El
autor se inspira en la propuesta solamente esbozada por Villa
Rojas en su trabajo sobre los calpules de Oxchuc; las categorías de espacio y tiempo, unidas a la de persona, o sea un
individuo socialmente conformado, son los elementos constitutivos de la cosmovisión que permiten considerar a la estructura
comunitaria (tomando como modelo el caso de los ancianos)
como algo más que una pura construcción lógica en la mente
de un antropólogo (1987: 159).29
28
Cabe notar que el estudio del sistema de cargos tiene el mérito de
concentrar la más importante discusión teórica en torno de la comunidad
(Medina, 1986: 79).
29
Para Medina, es la comunidad agraria la que funge como unidad
socioeconómica que aglutina a la población india reproduciéndola en términos sociales y culturales; al igual que Wolf, este autor plantea que las relaciones sociales se desenvuelven sobre el control de un territorio definido,
aunque no exclusivamente (1990: 15).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
73
Un aspecto económico determinante, ligado con la cosmovisión, es la práctica de la agricultura, dedicada al complejo de
milpa con una tecnología sencilla y milenaria. Medina observa
que la relación básica que unió a las comunidades con la tierra
ha sido precisamente la tenencia comunal de la tierra, así como
las formas de trabajo comunitarias (Medina, 1990: 16).
La comunidad agraria se gesta en la Colonia; surge del estrato
de los macehuales organizados comunitariamente que conservan
sus antiguas técnicas y cultivos de raíz mesoamericana; nace
como el sujeto principal de la economía y políticas novohispanas,
la base socioeconómica en que se cientan las bases de la estructura de la Colonia. Es aquí cuando los mesoamericanos pierden
su identidad prehispánica y adquieren una nueva en función del
nuevo aparato colonial. En ésta época se comienza a perfilar la
relación subordinada de las comunidades indígenas en el incipiente sistema económico capitalista; mientras los españoles se asientan en las ciudades los indígenas son situados en el campo (Medina, 1990: 12). Entonces no sólo son comunidades de agricultores, sino que se vuelven comunidades agrarias campesinas.
Para Medina (1990: 13) las reformas borbónicas de corte
liberal son el primer ataque frontal contra la comunidad indígena; el apetito por las tierras indias es la razón por la cual jurídicamente se reconoce al indio como ciudadano y se pretende
una supuesta identidad y homogeneidad étnica; con la Ley Lerdo de 1856 se justifica la destrucción de las comunidades.
Después de las tres primera décadas del siglo XX, con la Reforma Agraria y el reconocimiento de las diferencias étnicas como
obstáculo para la negociación (de donde surge la caracterización
de grupo étnico) la población indígena asume otra dinámica demográfica insertándose de múltiples maneras en el desarrollo
capitalista subdesarrollado del país (Medina, 1990: 14; 1987: 154).
Medina inicia una crítica contra las posturas de la antropología culturalista que reduce las relaciones sociales internas de la
74
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
comunidad a un rango tribal o de mero grupo étnico, lo cual constituye una “ficción” que forma parte del discurso oficial indigenista.
En otras palabras, lo étnico debe reconocerse como rasgo fundamental de la nación mexicana actual con carácter pluriétnico y
multilingüe, aspecto nada novedoso en la medida en que tal carácter se encuentra desde los siglos XI y XII, si no es que antes,
pasando por la sociedad novohispana (Medina, 1990: 11, 13).
Otra crítica importante es la que se hace al marco culturalfuncionalista, el cual tiende a separar lo político de lo religioso.
En efecto, la categoría del sistema como “cívico-religioso” impide notar la unidad que subyace en la estructura de la comunidad.
Por lo tanto, los conceptos manejados bajo este marco no comprenden una secuencia histórica que tiene, como ingredientes
esenciales, la estructura comunal que proviene de la estructura
de dominación colonial, y una visión del mundo arraigada en la
tradición mesoamericana.30 En todo caso, la separación de lo
político y lo religioso no apunta hacia la ladinización (como asegura Cancian) sino que proviene del aparato colonial y la puesta
en marcha de un sistema capitalista subdesarrollado (Medina,
1987: 161-163).
En este sentido, Medina (1990: 17) señala que el indígena de
hoy debe ser considerado como ciudadano y miembro de la nación
mexicana que conserva sus diferencias y especificidades culturales. En efecto, el conjunto institucional de la comunidad permite que, a través de la tradición las personas participen en ella y
afirmen su calidad de miembros (1986: 98). La discusión sobre la
comunidad, en abstracto, ha cometido el error de hacer a un lado
los procesos de su articulación con la formación social mexicana,
30
Desde el punto de vista metodológico, la llave de acceso para una
comprensión adecuada de la comunidad es el ritual, es decir, una de las
expresiones más importantes de la estructura cívico-religiosa (Medina, 1987:
174).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
75
lo cual la conduce hacia la proletarización y desintegración; el
reconocimiento de la economía de prestigio, por parte de la antropología culturalista, impide ver el proceso real de desmembramiento. “La llamada economía de prestigio, no es sino una respuesta
a las condiciones introducidas por el trabajo asalariado y por la
aparición de la propiedad de la tierra” (Medina, 1986: 97, 99).
Floriberto Díaz (1992), autoridad mixe de Tlahuitoltepec, dirigente de la ASAM,31 ex seminarista y antropólogo, expone una
de las propuestas autónomas más sobresalientes respecto a la
comunidad. Para él, los propios indígenas están obligados a
recuperar y agilizar su identidad como comunidades y pueblos
que conforman, evitando el juego de palabras académico y político que habla de grupos, minorías y etnia:32
De igual forma, grupos indígenas es una minimización ridícula y
racista para las comunidades o sociedades indígenas, las cuales reivindican el derecho a ser pueblos, lo que significa tener
una historia, una lengua, una organización y un espacio propios
y específicos (Díaz, 1992: 53). 33
Así, es preciso tener presente que el concepto de pueblo no
equivale al de población, pues mientras el primero implica derechos en el sistema jurídico internacional, el segundo no tiene
establecidos derechos de autodeterminación o libre determinación (Declaración Universal..., 1990: 35).
31
Asamblea de Autoridades Mixes.
Véase la “Introducción” de Floriberto Díaz a la Declaración Universal
sobre los Derechos Indígenas, Oaxaca, INI, 1990, pp. 9-15.
33
En efecto, el autor señala que términos como “minoría” resultan ambiguos y cargados de manipulación ideológica. Por ejemplo, los gobernantes
de Oaxaca salen de una minoría respecto a la población indígena, que es
más numerosa (1992: 56).
32
76
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
La propuesta de Floriberto Díaz intenta germinar en un marco jurídico donde lo esencial son los derechos humanos o, con
más precisión, los derechos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la OIT.34 De tal manera, los derechos indígenas
tienen como particularidad su fuerza colectiva, comunitaria e
histórica; así, para cualquier pueblo indígena el fundamento de
sus derechos reside en la propiedad de la tierra (1992: 56).
Floriberto Díaz lleva más lejos la tesis de Wolf en el sentido
de que la comunidad descansa en el territorio;35 en todo caso,
el sustento de la comunidades es la territorialidad entendida
como sinónimo de tierra en la manera en que la conciben los
pueblos indígenas. Esto es, “[...] la base material de la cultura
de cualquier pueblo indígena del mundo [...] es precisamente la
tierra en el sentido más lato de la cosmogonía indígena” (Díaz,
1992: 54). Cuando los indígenas se refieren al territorio lo reivindican colectivamente, no lo entienden como la mercancía tierra
en términos individuales, dentro de un contexto capitalista. No
se trata de especulaciones teóricas; lo trascendente es que el
esfuerzo por definir surge de los conocimientos y entendimientos cotidianos sobre tales conceptos.
Por lo tanto, la comunidad no es simplemente la suma de
individuos. Antes que la comunidad está la tierra. “[...] para nosotros es la tierra que nos comuna; es decir, nuestra comunalidad
es geométrica, no aritmética” (Díaz, 1992: 53). En efecto, el ele-
34
Organización Internacional del Trabajo, organismo perteneciente a la
ONU.
35
“Necesaria y forzosamente debe reivindicarse el concepto de territorio, distinto al concepto de tierras [...] porque no todos los pueblos indígenas
son campesinos. Además, el concepto de territorio incluye zonas marítimas,
zonas urbanas que el concepto de tierras no abarca. El concepto de territorio constituye un elemento fundamental de cualquier comunidad humana
que debe ser entendido desde el punto de vista histórico” (Declaración
Universal..., 1990: 34).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
77
mento que define la comunidad es la territorialidad, y la pauta
jurídica que se observa en los sistemas cívico-religiosos no es
la democracia, sino la comunalidad, la que permite que la voz de
los disidentes complemente “la palabra de la mayoría” (1992: 56).
SISTEMA DE CARGOS Y COSMOVISIÓN:
RITUAL Y MITOLOGÍA
El tema de la cosmovisión, en el área cultural mesoamericana,
se puede abordar desde el estudio de los mitos o ritos antiguos
conectados con los creados actualmente por los pueblos indios.
Muchos autores trabajan en este sentido, pero a mi parecer son
dos los que encabezan este tipo de análisis. De un lado está
López Austin, en el campo del mito, y por el otro Jacques Galinier,
en el campo del rito. Por ello considero que la discusión actual se
centra en las recientes investigaciones de estos dos autores.
Sigo aquí, en buena medida, la discusión que Jacques
Galinier (1990) emprende en la Introducción de su summa sobre los rituales otomíes. Sin despreciar el valor heurístico del
corpus mítico que formula explícitamente la mitología de forma
verbal, así como el modelo cognoscitivo, los rituales son concebidos como un lenguaje no verbal que expone la mitología y
el modelo cognoscitivo implícitamente (Galinier, 1990: 30); la
diferencia estriba en que los rituales son patrimonio de todos.
El estudio de la cosmovisión no puede reducirse únicamente
al estudio de los mitos; actualmente, en la experiencia directa
con los pueblos indígenas, los mitos ya no conforman un corpus
completo, sino que se presentan como fragmentos y casi siempre en manos de expertos o especialistas en ellos. El ritual, por
el contrario, interpreta siempre experiencias colectivas en el más
amplio sentido de la expresión (Galinier, 1990: 28), y el etnólogo,
hoy día, se avoca cada vez más a una verdad consensuada. En
otras palabras, un estudio de la cosmovisión indígena se antoja
78
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
más “objetivo” en la medida que el modelo propuesto por el investigador alcance un mayor número de individuos que lo cubran.
Una de las hipótesis del trabajo de Galinier (1990: 28) sugiere
que los rituales son dispositivos nemotécnicos que fijan la percepción del espacio y el tiempo (percepción totalmente cultural)
a intervalos cíclicos e irregulares. Los mensajes rituales poseen varios contenidos que van desde la información práctica
hasta ciertas relaciones de poder. Una de sus características
es la reiteración constante, por medio de la cual el contenido se
vuelve identificable; la observación repetida deja ver la configuración del sistema ritual. Como dice Galinier (1990: 33), “la repetición es el medio por el cual aparecen configuraciones inconscientes, mucho más fieles que las que los mejores informantes [...] podrían reconstruir”.
De esta manera, se anula la ambigüedad y se otorga validez
a los mensajes culturales. Como actos repetitivos que son, los
rituales poseen un mecanismo autorregulador que les asigna
una determinada forma y unidad a través del espacio y del tiempo.
En esta medida podemos apreciar que la estructura interna de
los ritos, el entramado conceptual y la imago mundi indígena
presentan cierto isomorfismo (Galinier, 1990: 28,32).
Los rituales son herramientas que proporcionan al etnólogo
materiales accesibles de manera directa cuyas diferentes secuencias ceremoniales, entendidas como “unidades constructivas básicas” o “moléculas”, descubren el sistema simbólico implícito en ellos mismos. Las estructuras rituales no son deducciones de los mitos que las reproduzcan miméticamente; por el
contrario, se aprecia de forma inductiva que los ritos son, en todo
caso, actualizaciones posibles de tal sistema conceptual, no necesariamente congruentes con los mitos (Galinier, 1990: 29).
En su libro, Galinier demuestra que la matriz intelectual generadora de la imago mundi que los otomíes han configurado
puede ser inferida a través de los rituales:
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
79
Precisamente es esta singularidad de la experiencia ritual, a la
vez praxis y discurso, la que será puesta de relieve en este trabajo a fin de penetrar, quizá abruptamente, en las estructuras mentales de la sociedad otomí (Galinier, 1990: 31).
Galinier parece tener razón al señalar que, en esta época y con
este tipo de sociedad, la única forma de captar el modelo indígena del cosmos es lo más cerca posible de las prácticas ceremoniales, pues el universo simbólico es como un termómetro
en el que se reflejan las mutaciones que experimenta la sociedad en su curso histórico.
En efecto, a decir de Galinier, los trabajos de Wolf han tenido
el mérito de subrayar el carácter dinámico de la tradición, vista
ésta como una auténtica realidad sociológica y política frente a
la concepción culturalista-redfieldiana que la aprecia como “[...]
monolito que se resquebraja con el paso de los años [...]” (1990:
37).36 De tal manera, en el campo de lo simbólico se expresan
también las relaciones de fuerza entre sociedad nacional, Estado y comunidades campesinas.
Es preciso decir que el mito y el rito no siempre se corresponde entre sí; se dan los casos de una efectiva independencia entre
uno y otro.37 Pero tampoco se oponen. Lo que importa es (teniendo
siempre en cuenta los estudios de Lévi-Strauss sobre los mitos)
cómo los ritos, gracias a los mitos, “se piensan entre sí en la vida
36
Wolf afirma que en Mesoamérica cada comunidad tiende a mantener
un sistema económico, social, lingüístico y político-religioso relativamente
autónomo, así como una serie de prácticas y costumbres exclusivas. Según él, las costumbres ayudan a conservar la naturaleza corporativa y
cerrada de las comunidades indígenas (1981: 86).
37
Después de todo, los ritos pueden existir fuera de toda referencia a un
mito. El ritual representa una estructura específica que requiere varios niveles de interpretación para su desciframiento (Galinier, 1990: 30).
80
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
cotidiana” y, a su vez, “aclaran las categorías del entendimiento
que configura el pensamiento indígena” (Galinier, 1990: 29).
A pesar del esfuerzo de Galinier por separar el rito del mito, e
intentar garantizarle al primero un cierto carácter de autonomía,
la distinción no me queda completamente clara: “de lo que se
trata es de cómo los ritos, gracias a los mitos, se piensan entre
sí” ¿Acaso entonces los ritos son una puesta en escena del
mito? ¿O es que los ritos son antes formas de reflexionar que
dispositivos nemotécnicos? Pienso que este “gracias a los mitos” debe ser puesto en consideración. A mi parecer no se trata
de una contradicción en el seno de la argumentación de Galinier,
sino de un empleo equívoco de la categoría mito; porque indudablemente Galinier se refiere a dos cosas distintas que nombra
de la misma manera. Aquí es justamente donde, me parece,
los trabajos de López Austin arrojan luz.
La distinción más clara acerca de la forma en que el rito y el
mito están vinculados se encuentra en las investigaciones de
Alfredo López Austin (1990). Algunos autores han considerado al
rito como la expresión dramática de un mito; otros sugieren que
el mito explica o sojuzga a un rito; hay quienes sostienen
que ninguno deriva del otro pero que están fuertemente implicados; también existen los que oponen el mito frente al rito; y no
faltan los que niegan cualquier forma de relación (1990: 125-126).
El mito debe ser entendido como una realidad social total, es
decir, como un conjunto estructurado dialécticamente en el que
cualquier hecho puede ser comprendido y explicado de manera
racional. La complejidad de la realidad mítica consiste en que
distintos órdenes causales la atraviesan. De tal manera, el mito
como realidad estructurada no es sólo una narración o un texto,
es también un objeto ideológico, una vía específica de transmisión de la cultura o un recurso de conservación de la memoria
colectiva; en cada caso, el mito responde a distintos órdenes
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
81
no tan aislados unos de otros como aparentan estarlo (López
Austin, 1990: 110). En este sentido, el sistema ritual forma parte de la totalidad sociológica y cultural que es el mito.
López Austin concluye que hay dos núcleos básicos recíprocamente dependientes: el mito-creencia y el mito-narración. Según
este autor, la creencia se forma a partir de una doble “facultad”
del sujeto: su estado cognoscitivo que ofrece representaciones y
su estado conativo que se refiere a las pasiones y al conjunto de
valores. Las creencias de carácter mítico se remiten a “la actividad incoadora de los dioses en el tiempo-espacio del hombre [...]
a su presencia como corriente de fuerzas del tiempo que irrumpen
el mundo para provocar su movimiento” (1990: 120).
Ahora bien, López Austin (1990: 113) subraya la correlación
que existe entre la narración mítica y los sistemas normativos
que la rigen como un rasgo esencial del proceso comunicativo
concomitante a la cultura. A mí me interesa, sin embargo, poner de relieve lo que este autor deja ver entre líneas para el
entendimiento de los ritos como mitos, pero con identidad propia frente a las narraciones míticas.
López Austin señala que la integración interna de los sistemas
normativos no tiene que ser explícita, también puede ser implícita
como el lenguaje utilizado por los rituales y los actos cotidianos
que se apoyan en cierto código cultural alimentado en sus mitos:
En la interacción social los hombres se comunican las normas sin
saberlo, sin necesidad de explicitarlas formalmente, sin tener que
llegar por fuerza a la abstracción de los sistemas. El camino se
forma al andarlo. Y cuando el mito se narra, todos aquellos elementos sociales que obran sobre la narración y sobre los que la narración obra, alimentan memorias, provocan deducciones, se justifican, preparan futuras realizaciones del texto mítico y lo hacen vivir
materialmente como lo que es, no una mera sucesión de sonidos
o de palabras o de conceptos, sino un conjunto de interacciones
82
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
sociales. Porque cuando el mito no se narra, todos esos elementos
siguen presentes; las relaciones del mito persisten: por eso el mito
no puede ser reducido a un texto (López Austin, 1990:114).38
Lo verdaderamente interesante, frente a este vasto panorama
de disquisición en torno al rito y al mito, es que no siempre se
establece la útil distinción entre “narración mítica” y “acto ritual”. La identificación del mito como un conjunto de relaciones
sociales aglutinadas por dos grandes núcleos, el mito-creencia
y el mito-narración, no excluye, sin embargo, la existencia de
otros sistemas de prácticas y creencias con sus propias vías
de expresión más o menos autónomas respecto al núcleo del
mito-creencia. Algunos de estos sistemas, que aparecen como
secundarios sólo desde la óptica del mito como objeto de conocimiento, son la narrativa, la historia, las artes figurativas, la
magia y el rito, el cual se liga más nítidamente con la creencia
y la narración míticas (López Austin, 1990: 124-125).
El contexto en que se da el mito es más amplio y complejo.
Las relaciones que se fijan en el complejo mítico se dan en tres
núcleos míticos. Metafóricamente, estos núcleos se asemejan
a un triángulo cuyo vértice de mayor importancia, porque su
ángulo lo conforman siempre dos vectores, lo ocupa el “mito
como creencia”, pues es nada menos que la fuente de saber
expresada tanto en el ritual como en la narración; entre éstos
dos últimos los lazos que se llegan a generar son independientes y contingentes (López Austin, 1990: 156).
38
Tampoco puede ser reducido a un sistema ritual. Debo dejar claro
desde ahora que el ritual, como objeto de esta investigación es sólo parte
integrante de un complejo cultural más amplio (como quedó establecido
arriba) que por razones metodológicas he debido aislar y abstraer arbitrariamente, porque fuera de nuestro dominio intelectual no está separada del
resto del complejo.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
83
En este sentido, la creencia mítica se cuela por todos los
espacios de la vida social, aunque con frecuencia de manera
atomizada. Así, nadie estaría exento de una porción de mito, de
poesía, de narraciones y de rituales. Toda una mitología
subyacería en el lenguaje, y es en éste donde se desplegaría y
retroalimentaría la creencia por toda la vida cotidiana. El creyente del mito encontraría en él los procesos y pautas que lo
conducen en su diario vivir (López Austin, 1990: 121). De ser
válido lo anterior, el mito es creencia.
La creencia mítica se encuentra presente en las prácticas
sociales como elemento generador de sentido diseminada entre los rituales, el poder, el trabajo, la cópula, la integración de la
familia y la ingestión de los alimentos. Tal vez el acto narrativo
sea la forma más acabada del mito, pero no es la más importante. La expresión dispersa y difusa, la expresión no verbal de
gestos, actitudes, imágenes visuales y códigos implícitos son
la forma de expresión mítica que adquiere el tono verdadero de
comunicación social; así se crean los sistemas de congruencia
y normatividad que regulan buena parte de la conducta social
(López Austin, 1990: 117).39
Tanto el rito como la narración no son sólo vías de expresión
del mito-creencia, también son manifestaciones de sistemas
que gozan de cierta autonomía con sus propias funciones,
estructuras, leyes e historias, aunque, eso sí, siempre permea
39
“La creencia mítica está presente en todos los campos de la vida
social, diluida, dispersa y, sin embargo, con una enorme vitalidad prescriptiva
y explicativa. Se encuentra en sentencias, imágenes, pronósticos, reglas de
las más diversas técnicas, actos y estructuras de gobierno, relaciones
familiares, conjuros, ritos, insultos y maldiciones, clasificaciones, chistes,
en suma, con múltiples rostros en múltiples ámbitos y cumpliendo múltiples
funciones” (López Austin, 1990: 258).
84
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
el mensaje mítico contenido en el mito-creencia (López Austin,
1990: 125-126).40
López Austin (1990: 388-392) sintetiza las diversas funciones
del mito, las cuales apoyan lo que se ha venido diciendo acerca
de los comportamientos rituales, porque éstos comparten semejantes características. El mito mantiene viva la tradición; el
conocimiento popular se transforma y conserva creando nuevos saberes por medio de la memoria social. En este sentido el
mito educa. El mito ordena el conocimiento estructurando y
clasificando el cosmos, reforzando el saber por medio del orden; a través de los mecanismos sintetizadores la creencia
mítica codifica los conocimientos.41
Vemos, pues, que el ritual posee una base ideológica que lo
sustenta, que es el mito; en este sentido comparte algunas cualidades. El interés que presenta el estudio del mito es su “natura-
40
“El rito, por ejemplo, no es un proceso que sólo recuerde las definiciones fundamentales del cosmos, que sólo reproduzca simbólicamente los
hechos significativos del principio del tiempo. El rito tiene un fuerte valor
como acción calendárica, medio de propiciación de la fuerza de los dioses
que irrumpen cotidianamente en el mundo de los hombres; es auxilio a los
dioses presentes en el mundo, acción participativa con la que el hombre
cree garantizar el orden de los procesos cósmicos; es también, hay que
acentuarlo, el recurso eficaz de defensa contra dichas fuerzas irruptoras. A
través del ritual el hombre aprovecha la oportunidad de actuar específicamente
en el momento adecuado al cumplimiento de fines precisos. La sucesión
cíclica de los tiempos permite al hombre, con el manejo del ritual, protegerse
de los cambios que sabe futuros, reparar sus propias ofensas y omisiones,
vigorizar su cuerpo, evadir los peligros y fincar en su vida familiar los pasos
de transformación” (López Austin, 1990: 126).
41
“El mito explica porque es una síntesis de las explicaciones que el
hombre se da en su acción cotidiana sobre la sociedad y la naturaleza. Expone formas de ser que son paradigmáticas, y esto lo hace guía para el descubrimiento y para la acción. Se genera en la praxis e ilumina la praxis
sistematizándola. Y más allá: la acción se funda en el mito, sobre todo cuando
se pretende auxiliar o domeñar a los sobrenaturales. El mito se enlaza con las
fiestas rituales y el conjuro” (López Austin, 1990: 390. El subrayado es mío).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
85
leza ideológica”, y lo mismo deberíamos decir del ritual, que posibilita el acercamiento a los puentes tendidos entre el presente
indígena con su pasado mesoamericano. El mito es un hecho
ideológico que genera otros procesos y condiciona ciertas expresiones. El mito es una realidad social y por tanto compleja;
por esta razón se transforma en objeto ideológico, texto, vía particular de transmitir la cultura (ritual), recurso de conservación de
la memoria colectiva, obedeciendo en cada caso a diversos órdenes con relativa autonomía entre sí. El mito modifica conductas sociales y, desde luego, representaciones del mundo. Para
los que están inmersos en él es tanto una guía de acción como
una verdad. El relato y el ritual son siempre mutables, siempre
son nuevas narraciones de acuerdo con su lógica combinada
con sus circunstancias (López Austin, 1990: 108-109).
Es así como el ritual cobra un peso fundamental al convertirse en el lugar de vida, el espacio que ocupa el sitio central ante
los ojos y juicio de la comunidad; lo anterior indica la existencia
de un sistema simbólico preciso (Galinier, 1990: 40).
Una de las fuerzas generadoras de la actividad ritual más
importante consiste en los episodios de violencia que destaca
la relación dicotómica entre estática social y dinámica comunitaria. En este sentido se podría seguir a W. Smith, quien demuestra que la forma de estructurar los sistemas de cargos en
las tierras altas de Guatemala constituye una reacción indígena contra la dominación política impuesta desde la Colonia
(Galinier, 1990: 38).
Quizá a esto se refiera Bricker, aunque el efecto se produzca en otro plano, cuando interpreta la fiesta zinacanteca como
una liberación de la carga moral que siempre impone la cultura;
la fiesta se aprecia como una catarsis, purificación moral de los
hombres que viven dentro de la comunidad. “Después de cinco
días y cinco noches, los que celebran la fiesta se quitan de
86
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mala gana sus disfraces y reasumen la carga de la moral otra
vez” (1986: 138).42 En efecto, los rituales son una combinatoria
real (de prácticas rituales y sentido de los mitos) en la cual las
normas y la libertad se conjugan en armonía. Liberan un quantum
de emotividad y ponen al descubierto la sensibilidad indígena
(Galinier, 1990: 31).
Evon Z. Vogt es otro autor que encuadra perfectamente en
el presente paradigma por sus sugerentes trabajos sobre el
sim-bolismo tzotzil del altiplano chiapaneco; sin embargo emplea el término ritual como una categoría abierta y, por lo tanto,
ambigua. Al momento de analizar el ritual como “sistema de
comunicación”, llama “rituales verbales” a las narraciones orales, o sea, a los mitos; los “rituales no verbales” son las secuencias de comportamiento organizados en ceremonias, es
decir, los ritos (1988: 22).
En términos de Vogt —quien parafrasea a Leach— el ritual es
un “acto comunicativo” esencial para las sociedades ágrafas puesto que a través de él los datos culturales son almacenados y
transmitidos; la realización de cualquier ritual, pues, es en sí un
“comportamiento comunicativo” que perpetúa los conocimientos
universales para la supervivencia y aseguramiento de la cultura,
que de esta forma asume un carácter práctico (1988: 22-23).
El peso de la tradición o costumbre recae sobre la información
transmitida en los rituales, pues tal información se legitima y
autoriza por su carácter mágico-divino, es decir, poderoso. Los
mensajes de los símbolos rituales no son simples conocimientos
prácticos, también son “depósitos de poder” como lenguaje de
42
En este sentido Vogt afirma que los rituales son prescriptivos: “[...] el
rito es un comentario sobre la conducta de un funcionario o, por implicación,
de cualquier zinacanteco responsable” (1988: 239).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
87
los dioses (Vogt, 1988: 23).43 Para Vogt, al igual que para Galinier,
el ritual como sistema de comunicación manifiesta la peculiaridad
de su reiteración o repetición. En este caso, la función consiste
en reducir la ambigüedad y certificar la validez del mensaje.44
La tesis de Vogt sobre los rituales festivos sugiere que los
zinacantecos desarman o des-estructuran el sistema de orden
para luego volverlo a reconstruir, a medida que los funcionarios,
que han transcurrido un año en el “tiempo sagrado” en sus cargos,
son removidos definitivamente de ellos y devueltos al “tiempo
normal” de la vida cotidiana. Este proceso sirve para hacerlos
reflexionar en su modo de vida como representantes de los zinacantecos. Es decir, el contraste de opuestos pareados y las
contradicciones entre maridos y mujeres, entre mayor y menor
en el sistema de orden jerárquico, entre hombres y mujeres tal
como aparece en el sistema patrilineal, entre indios y ladinos
en el mundo bicultural; entre hombres y animales en el mundo
natural (1988: 252).
Un elemento clave en su exposición es el empleo de la categoría de símbolo. Tomando prestada una definición de Geertz,
Vogt define al símbolo como “[...] cualquier objeto, acto, hecho,
cualidad o relación que sirva como vehículo para el concepto
43
No obstante, como observa López Austin (199: 391), la tradición se
respeta siempre y cuando convenga a los intereses; de lo contrario se
transforma, se interpreta y adapta para los fines de quien detenta el poder y
monopoliza la tradición. Parte de la historia del mito es la lucha por su
dominio. El estudio del mito en cualquiera de sus expresiones más próximas,
los rituales o las narraciones, es un acercamiento a la ideología. La tradición
está en la historia.
44
“[...] cuando la esencia de un mensaje ritual es un principio irrevocable
de la realidad, debe ser transmitido mediante la plegaria, el canto, la danza y
los gestos de los participantes en el ritual, y mediante la disposición simbólica de velas, plantas, incienso y demás elementos utilizados. Cada vez que
se ejecuta el ritual recrea las categorías con que [... se percibe] la realidad,
reafirma los términos en que deben actuar recíprocamente para que haya
una vida social coherente” (Vogt, 1988: 25).
88
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
(el concepto es el significado del símbolo)”. Los símbolos son
las “unidades básicas” de comportamiento ritual que guardan con eficacia la información comunicada en los rituales.
Víctor Turner los llama “moléculas de comportamiento ritual”
(1988: 21-22).
En este sentido, Vogt encuentra tres tipos de símbolos rituales según sus cualidades intrínsecas. La condensación se refiere a que un símbolo se encuentra saturado tanto de significados emocionales como cognoscitivos; por ejemplo, la cruz es
un símbolo de condensación. El escalamiento no es más que
los modelos en pequeña o gran escala derivados de categorías
socialmente percibidas; ahí están los altares, las montañas, el
cuerpo como representación del cosmos, etcétera. Finalmente,
el enmarcamiento hace alusión a aquellos indicadores que enfocan la atención de los rituales en las dimensiones-espacio
temporales; por ejemplo los días del calendario, el sol poniente
o naciente, los postes de una casa, los cohetes y la música
(Vogt, 1988: 26-28). Ahora bien, esto no significa que los símbolos rituales se encuentren tal y como se describen; muy a
menudo se encuentran entrelazados, combinados y cumpliendo varios papeles al mismo tiempo.
Apoyándose sobre la tesis de Lévi-Strauss, quien afirma que
la estructura del pensamiento humano es binaria en el proceso
del conocer y clasificar el medio que lo circunda, Vogt subraya
las discriminaciones binarias universalmente reconocidas y las
que son específicas de una cultura. Las primeras incluyen los
opuestos masculino/femenino, derecha/izquierda, arriba/abajo,
día/noche, crudo/cocido, mojado/seco, naturaleza/cultura, hombre/animal; las segundas aluden a río arriba/río abajo, montaña/
valle, selva/claro, primo cruzado/primo paralelo (1988: 29).
Vogt señala cuatro factores del cambio ritual zinacanteco
relacionados con la dinámica misma de la comunidad indígena.
En primer lugar, la premisa general: ninguna cultura es estática;
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
89
el cambio es una constante en todos los sistemas culturales.
En segundo, la influencia histórica y contemporánea de la Iglesia católica, y agregaría las sectas protestantes. En tercero, la
intromisión del mundo ladino en aspectos no rituales de la vida
indígena. Finalmente, el aumento de las vías de comunicación
y, por lo tanto, de penetración cultural (Vogt, 1988: 271-272).
Deben tenerse en cuenta los trabajos de Victoria R. Bricker,
pues resultan útiles para encontrar elementos de la cosmovisión
indígena en las jerarquías religiosas. Bricker (1980: 356) señala
la semejanza entre los cargos tzotziles actuales y el antiguo
concepto maya del “cargador del año” en el sistema calendárico.
Así como se creía que el antiguo dios maya cargaba el año con
un mecapal y se lo pasaba después al cargador del siguiente
año, los actuales funcionarios de Zinacantán llevan la carga de
su responsabilidad durante un año y a continuación se la pasan
a su sucesor.
También analiza la fiesta de carnaval en tres pueblos tzotziles
demostrando que la finalidad del humor ritual consiste en la
inversión del orden en un determinado periodo, pero a condición
de que el orden alterado regrese a su normalidad, y aún más
sólido que antes (1986: 122)
Las últimas investigaciones de Johanna Broda (1983, 1986,
1991) se pueden ubicar en este mismo paradigma. Broda ha
trazado en varios trabajos las conexiones entre el calendario
prehispánico y el actual calendario de fiestas, encontrando que
la cosmovisión mesoamericana hunde sus raíces probablemente
hasta los fines del Preclásico (1991: 464). A través de novedosas
disciplinas como la arqueoastronomía y la etnoastronomía, y
estableciendo interesantes cruces de datos tanto a escala temporal como espacial, Broda demuestra una fuerte unidad mesoamericana subyacente en las más diversas expresiones culturales; Broda demuestra que el culto prehispánico tenía una
90
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
estrecha vinculación con la observación de la naturaleza y por
extensión, los ritos actuales también lo tienen.45
No obstante las obvias transformaciones sociales y culturales, la cosmovisión indígena se ha filtrado hasta la actualidad
debido a que la cosmovisión se corresponde con las condiciones
materiales de existencia de las comunidades indígenas campesinas. De ahí que en el culto a los cerros, la tierra y el agua,
se hayan conservado elementos tan antiguos. En efecto, tales
relaciones expresan la dependencia del hombre con el medio
ambiente en que vive, sobre todo el hombre campesino indígena (Broda, 1991: 464).
Broda centra su atención en el culto (y control)46 de las lluvias
en íntima conexión con los cerros, las cuales tienen una relación material evidente en la medida que se trata de sociedades
agrícolas cuyo “sustento básico” depende de las aguas (1991:
465). Por lo tanto, sugiere el estudio de los fenómenos meteorológicos (la división anual en secas y lluvias) y astronómicas
(distintas posiciones del sol y otros astros durante el año), que
en buena medida nutren la cosmovisión mesoamericana.
En este sentido la fiesta de la Santa Cruz, como una de las
principales celebraciones festejada por los indígenas actuales
el día tres de mayo, sería una continuación, no directa, sino
reinterpretada a través del decurso histórico, de los antiguos
cultos prehispánicos a la llegada de las lluvias; lo que se cono-
45
“De hecho, el punto de partida para el ritual era la observación de la
naturaleza y una de sus principales motivaciones subyacentes era la de
controlar las manifestaciones contradictorias de esto fenómenos mediante
los ritos” (Broda, 1991: 462-463).
46
“El culto como acción social producía una transferencia de asociaciones que invertía las relaciones de causa y efecto haciendo aparecer los
fenómenos naturales como consecuencia de la ejecución correcta del ritual”
(Broda, 1986: 96).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
91
cía como fiesta de IV Huey Tozoztli entre los mexicas. “La fiesta de la Santa Cruz demuestra la sobrevivencia hasta la actualidad de este importante nexo entre los ritos de la siembra, la
lluvia y los cerros. En lo alto de los cerros abrasados para [sic]
la sequía de la estación, se sigue invocando la llegada de las
lluvias fertilizantes” (Broda, 1991: 477). Mayo es, en efecto, el
mes más caluroso del año, pero también el último de la temporada seca; también en mayo se observan diversos fenómenos
astronómicos como el primer paso del sol por el cenit y la desaparición de las pléyades, todos ellos conocidos por los campesinos (Broda, 1986: 95; 1991: 476, 479).
El estudio de Signorini y Lupo entre los nahuas de Santiago
Yancuictlalpan, en la sierra norte de Puebla, parece conducir al
mismo tipo de conclusiones que Galinier; es decir, a la independencia del rito y el mito. No ofrecen un estudio de los rituales
públicos que nos pusieran directamente en contacto con el sistema de cargos, pero los ritos terapéuticos, de carácter privado,
muestran la matriz intelectual de viejas creencias. También es
relevante porque ambos autores llevan al campo de la etnografía
los postulados de López Austin, arrojando resultados notables.
El efecto simbólico de la curación de ciertas enfermedades
entre aquellos que no son indígenas, pero que acuden a los
tapahtiani y no a los médicos porque se trate de una enfermedad
que éstos “no conozcan”, reside más en el orden del rito terapéutico que en el conjunto de creencias míticas (1989: 135). Signorini
y Lupo señalan que el sistema de creencias, que forma parte
esencial de la cultura, se complementa y adquiere un significado
más preciso con el proceso ritual que, en el caso de la medicina
indígena, asume la terapia: “[...] el cuadro conceptual en el que
se apoya el sistema traduce su estructura mágico-religiosa en la
terapia, la cual asume coherentemente la forma del rito, de cuya
perfecta ejecución se espera además el efecto obliterador en el
que se piensa que radica la eficacia curativa” (1989: 81).
92
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Lo anterior es importante porque sus datos muestran que en
esta región del país también sobreviven antiguas prácticas y
creencias cuyas raíces se localizan en el pasado prehispánico.
En efecto, Santiago, el patrón del pueblo, ejerce un control sobre el régimen de lluvias y por ello se le realizan ciertas ofrendas de maíz y agua para que favorezca las precipitaciones
(1989: 237-238). Signorini y Lupo observan también que la imagen de Cristo es una representación del sol, a San Juan se le
relaciona con venus, a San Antonio con el fuego, a San Andrés
con el agua y a la Trinidad la tierra con (1989: 187).
LA FIESTA COMO ESCENARIO RITUAL
Ritual festivo y cosmovisión
El objetivo de los apartados anteriores sobre el sistema de cargos ha tenido la misión de subrayar, por lo menos, dos aspectos: en primer lugar, el proceso que ha seguido, grosso modo, la
discusión teórica y la variedad de interpretaciones al respecto;
en segundo lugar, la forma más o menos homogénea en que se
articula el sistema en el seno de las sociedades indígenas
mesoamericanas.
Es axiomático que, para acceder al campo de los rituales tal
y como son expresados en las comunidades indígenas
mesoamericanas, sea abordado en primer lugar el sistema cívico-religioso: “los cargos civiles y religiosos constituyen el armazón a partir del cual el complejo ritual toma forma [...]”
(Galinier, 1990: 43).
Las conclusiones a las que llega Victoria R. Bricker en su estudio sobre el “humor ritual” en las fiestas religiosas de los tzotziles
de Zinacantán, Chamula y Chenalhó, planteando que éste se
encuentra muy difundido en Mesoamérica y Norteamérica, compartiendo en lo fundamental los mismos símbolos y, por lo tanto,
sugiriendo una profunda raíz prehispánica, me parecen pertinentes
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
93
para este trabajo sobre las fiestas mixes, aunque no se aborde
aquí propiamente el tema de las expresiones lúdicas.
En el presente estudio la fiesta es considerada como un escenario ritual; como dice la autora, “las fiestas constituyen uno
de los contextos para el ritual religioso; por lo tanto, son escenarios rituales” (Bricker, 1986: 10). El ritual es un fenómeno social
sumamente complejo que reúne dentro de sí una densa cantidad
de elementos y pautas culturales. Para nuestro caso, lo defino
como el escenario que permite la comunicación social bajo la
forma de un sistema de intercambio en un nivel abstracto.47
La cosmovisión o “visión del mundo”, definida como la serie
de categorías (yo-otro, espacio-tiempo, causa-efecto) por medio
de las cuales el intelecto se ubica frente al universo, es un viejo
problema filosófico que siempre ha inquietado al pensamiento occidental (Galinier, 1990: 25). Sin embargo, la cosmovisión
no tiene para el occidente sino el rango de noción, lo que es sinónimo de ideas generales y vagas, muy a menudo imprecisas.
Pero para la antropología es un término que adquiere el carácter
de “sistema” (Galinier, 1990: 26), y como tal debe ser interpretado. La cosmovisión se expresa a través de múltiples y variados
actos humanos; los que más importancia revisten en la actualidad para los antropólogos son, sin duda, los mitos y los ritos.
Sin embargo, debemos tomar muy en cuenta la advertencia
de Galinier sobre la dificultad que implica la delimitación de un
campo puramente ritual, así como la imposibilidad de atenerse
exclusivamente al reconocimiento de las actividades propiamente ceremoniales: “el ritual trasciende con amplitud el marco
47
Varios autores coinciden, por otro lado, en que el ritual se debe analizar,
a su vez, como el escenario de la cosmovisión (Vogt, 1988; Galinier, 1990;
Signorini-Lupo, 1989; Bricker, 1986; López Austin, 1990; Broda, 1991).
94
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de la religión stricto sensu [...]” (1990: 35). Por ello, con tal de
ampliar el enfoque, se vuelve necesario no abusar del aspecto
religioso e introducir con más frecuencia referencias al ámbito de lo cotidiano, pues “el ritual entraña una afirmación no sólo
sobre el código cultural sino, más significativamente, sobre la
brecha entre los principios abstractos y su aplicación en la vida
cotidiana” (Vogt, 1988: 224).
No es fácil determinar los límites existentes, si es que los
hay, entre aquellos actos humanos que puedan ser calificados
como rituales y los que no. Galinier demuestra que la formalización de las relaciones sociales empieza con el acto del saludo,
y que este hecho está muy próximo al rito. El proceso repetitivo
del saludo sugiere entonces que tal acto está asociado a un
espectro de creencias que le otorgan un grado de sacralidad; y
lo mismo se puede decir de la bebida y de los alimentos para
establecer esa frontera casi imperceptible entre las actitudes
espontáneas y las conductas dirigidas por cierto orden simbólico (Galinier, 1990: 34).
Es de primera importancia dejar claro aquí que si bien en los
actos rituales subyace un “modelo cognoscitivo”, éste debe forzosamente legitimar el desorden, el cuestionamiento del status
quo y los actos de violencia, pero, sobre todo, “[...] explicar su
integración armoniosa en ciclos que manifiesten el carácter totalizador de las experiencias comunitarias [...]” (Galinier, 1990: 37).
Las expresiones rituales que tienen lugar durante las fiestas
o ceremonias son “calendáricas” o “críticas” de acuerdo con las
fechas fijas o móviles. En términos de una teoría del lenguaje
los rituales asociados a periodos cíclicos son de orden sintagmático, mientras que los rituales ocasionales o no previstos
son de tipo paradigmático (Galinier, 1990: 35). Análogamente,
Galinier observa que los rituales calendáricos o sintagmáticos
están de acuerdo con un orden a seguir, mientras que los ritua-
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
95
les críticos o paradigmáticos corresponden a la concepción de
un desorden que es preciso conjurar (Galinier, 1990: 36).
Es muy posible que la estructura de los ritos se asemeje, en
cierta medida, a la del mito. Según López Austin, el mito posee
dos niveles de construcción, uno es sintáctico y se refiere al
orden temporal y lógico, es decir, a un suceso de acontecimientos que dan unidad y coherencia al relato o a la aventura; el otro
es semántico y hace referencia necesaria a la “incoación” como
elemento básico de la estructura. “[...] una narración de tema
incoativo, aún con el corte sintáctico del mito, no será mítica si
no se refiere a la verdad del paso entre el tiempo-espacio divino
y el tiempo-espacio de los hombres” (López Austin, 1990: 285286). En efecto, una finalidad esencial del ritual es permitir el
paso de lo temporal a lo intemporal, de lo normal a lo anormal,
con la garantía de retornar nuevamente.48
Siguiendo a Vogt, las ceremonias son esencialmente un “periodo liminal” entre el año viejo y el nuevo, entre ser funcionario
o no serlo (1988: 252). El mismo autor reconoce entre los
zinacantecos los rituales de tipo k’in o solares, estrictamente
calendáricos; para distinguirlos se basa en tres características:
que están fijados con precisión en el tiempo solar, repitiéndose
cada año a medida que se desarrolla el ciclo anual de las ceremonias; que son rituales públicos, a diferencia de los domésticos, que son privados; que emplean percusiones (cohetes, tambores, golpes rítmicos, etcétera (1988: 144).
48
Turner (1975: 150-151) considera que el mito es un fenómeno liminal
(narraciones sagradas) puesto que se relata en un tiempo o un lugar que es
ambiguo (“entre una cosa y otra”), pero aun cuando éstos y los ritos no
están vinculados también son de carácter liminal. Posiblemente, el punto de
contacto entre mito y rito sea su liminalidad.
96
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Lo dicho anteriormente pone de relieve nuevamente la estrecha relación que existe entre los rituales y la vida cotidiana.
Según parece, el orden intelectual que organiza los actos rituales descansa en una memoria colectiva y es activado en la
conciencia grupal cada vez que determinados acontecimientos
los desencadenan como reacciones. Así, algunos de los postulados implícitos en los rituales aparecen “[...] hic et nunc en
función de las necesidades de la reproducción social (rituales
calendáricos), o de crisis internas de la comunidad (rituales
críticos)” (Galinier, 1990: 36).
Función simbólica del ritual
Desde el punto de vista metodológico la antropología reconoce,
por lo menos, tres dimensiones hermenéuticas del rito. Por un
lado, las funciones sociales del rito subrayadas por la tradición
de la escuela funcionalista británica clásica. Por el otro, las
categorías conceptuales presentes en el rito y su definición
sobre la base de sistemas binarios, teoría expuesta básicamente por la tradición etnológica francesa encabezada por los
seguidores de Lévi-Strauss, quienes pretenden explorar el rito
tal y como se aproxima éste al mito; cabe agregar que en los
últimos años el estudio de los procesos cognoscitivos y simbólicos manifiestos en el ritual han llamado la atención de los
estudiosos ingleses como Leach y Turner. Finalmente, tenemos
la vertiente del psicoanálisis basada en la teoría freudiana que
ve tanto en los ritos como en los mitos formas de conducta
neuróticas (Scarduelli, 1988: 11-15).
En la perspectiva de la antropología simbólica se considera
que la cultura crea fronteras en una naturaleza continua, pues
sólo así es factible generar las categorías que el pensamiento
requiere para actuar en el mundo que lo circunda, esto es, la
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
97
praxis.49 Se emplea el lenguaje para descomponer el continuum
de percepciones en objetos culturalmente significativos y personas sociales con distintos roles y status; con el mismo lenguaje se interrelacionan esos mismos objeto significativos
(Leach, 1989: 45). En efecto, Lévi-Strauss se inclina a considerar el ritual como elemento integral de los procesos mentales.
El ritual divide el continuo de la experiencia visual en conjuntos
de categorías con nombres diferenciadores y proporciona así
un aparato conceptual idóneo para las operaciones intelectuales “a un nivel abstracto y metafísico” (Leach, 1976: 386).
Las fronteras, además de generar “marcadores”, provocan
ansiedad y se constituyen en una fuente de conflictos. Dado
que los límites se separan del tiempo y del espacio “normales”,
estos adquieren un carácter sagrado. Los rituales son los mecanismos que emplean las sociedades para traspasar tales límites, y si éstos, por su misma naturaleza, se “ensucian”, los
rituales los “limpian” (Leach, 1989: 46).
Siguiendo el argumento de Leach podemos decir que siempre
que se observan categorías dentro de un campo unificado, espacial o temporal, lo que importa son los límites; las diferencias
que constituyen los marcadores de tales límites se convierten
entonces en categorías especiales de carácter “sagrado” o “tabú”.
El cruce de fronteras se rodea entonces de ritual. Por lo tanto,
49
Lévi-Strauss (1984: 192-193) aclara la diferencia entre praxis y práctica: “si afirmamos que el esquema conceptual rige y define las prácticas, es
porque estas últimas, objeto del estudio del etnólogo en forma de realidades
discretas, localizadas en el tiempo y en el espacio, y distintivas de géneros
de vida y de formas de civilización, no se confunden con la praxis que [...]
constituye para la ciencia del hombre la totalidad fundamental”, y más adelante sostiene: “[...] entre praxis y prácticas se intercala siempre un mediador, que es el esquema conceptual por la actividad del cual una materia y
una forma [...] se realizan como estructuras, es decir, como seres a la vez
empíricos e inteligibles”.
98
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
son los “ritos de paso” los que marcan el cruce de las fronteras
conceptuales, es decir, los cambios sociales y las transiciones
meteorológicas (Leach, 1989: 49).
Víctor Turner ha profundizado en los “ritos de paso”, definidos por el eminente investigador Arnold Van Gennep. Según
Turner, los ritos de paso se encuentran en todo tipo de sociedad
acompañando transiciones de carácter social, biológico, físico,
meteorológico, etcétera; sin embargo, alcanzan su más noble
expresión en las sociedades de carácter estable, cíclico y de
pequeña escala, “[...] en las que los cambios se encuentran
ligados más a los ritmos y a las recurrencias biológicas o meteorológicas que a las innovaciones técnicas” (1980: 101).
La estructura de los ritos de paso consta de tres fases que
son los marcadores de la progresión del tiempo social: separación, marginación (o limen) y agregación o reincorporación. La
más interesante de las tres es la fase liminal, donde el estado
del sujeto o grupo sujetos al rito es ambiguo porque se atraviesa por un espacio donde no se encuentra ningún atributo; la
existencia normal se vuelve anormal y el tiempo social se convierte en intemporalidad (Turner, 1975:150, 1980:104; Leach,
1989:108).
La etapa liminal plantea interesantes problemas culturales y
estructurales, incluso ontológicos. En ella, el sujeto o grupo no
se encuentra en ninguna parte y está desprovisto de categoría
social. Ya no se es, pero aún tampoco se es.50 En este sentido,
la transición es “un periodo de empobrecimiento estructural y
de enriquecimiento simbólico” que pone a la sociedad o individuo en confrontación con su rico, extremadamente rico, bagaje
cultural a través del símbolo (Turner, 1975: 150):
50
De aquí la llamada “eficacia ontológica” de los ritos que transforman o
recrean a quienes participan en ellos. De la misma manera que el mito, no se
dice lo que deberá ser sino lo que tiene que ser (Turner, 1975: 151).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
99
Lo liminar [sic] puede tal vez ser considerado como el No frente a
todos los asertos estructurales positivos, pero también al mismo
tiempo como la fuente de todos ellos, y aún más que eso, como el
reino de la posibilidad pura, de la que surge toda posible configuración, idea y relación (Turner, 1980: 107).
Aquí entran en juego las categorías de “sagrado” y “profano”
—tomadas en cuenta con todo cuidado— como categorías que
tienen como finalidad establecer los límites de los objetos, lugares y personas que poseen un carácter liminal.51 Como dice
Turner (1975: 153), en la fase liminal no sólo se encuentra lo
sagrado, sino lo más sagrado (sacerrimun), donde de alguna
manera lo sagrado y lo profano se entienden.
Mary Douglas (1977) muestra que el concepto de contaminación sirve para proteger categorías y principios que no pueden
ser considerados ambiguos o contradictorios; las creencias relativas a la contaminación derivan, en efecto, de la actividad
racional, del proceso de clasificación y ordenación de la experiencia. La contaminación se entiende como “materia en desorden”, es decir, una estructura de ideas ordenadas que están
expuestas al desarreglo. Los rituales actúan sobre la posible
contaminación; es decir, ordenan y ponen en coincidencia los
hechos naturales externos con la estructura de las ideas que
se ligan con los valores morales de la sociedad (1977: 129).52
51
“Un límite separa dos zonas del espacio-tiempo social normales, temporales, bien delimitadas, centrales profanas; pero los marcadores espaciales y temporales que realmente sirven de límites son también anormales,
intemporales, ambiguos, marginales, sagrados” (Leach, 1989: 48).
52
“La tierra del jardín es sólo tierra; es algo normal en su lugar normal. La
tierra en la cocina es suciedad; es algo que está fuera de lugar. Cuanto más
claramente definimos nuestros límites, más conscientes somos de la suciedad que ambiguamente ha pasado al lado inadecuado de la frontera. Los
límites se ensucian por definición, y consagramos mucho esfuerzo a mantenerlos limpios, precisamente para poder tener confianza en nuestro sistema de categorías” (Leach, 1989: 84).
100
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Los actos que “dicen algo” no son completamente distintos
de los que “hacen algo”. Toda forma de expresión verbal es una
forma de comportamiento consuetudinario y, a la inversa, toda
costumbre es una forma de expresión y un modo de transmisión de información (Leach, 1976: 385). Las relaciones sociales, objeto al fin de la antropología, poseen un significado bastante amplio, tratándose ya de relaciones entre hombres, o bien
de relaciones entre hombres y dioses. El principio social del
“don” es aquí insoslayable. La “relación”, dice Leach (1970: 9)
parafraseando a Mauss, es la abstracción de un hecho social
concreto: el intercambio de mensajes a través de medios materiales. En estos términos, el don no sólo consiste en el objeto
intercambiado que, a su vez, expresa la relación social, sino en
que el “recipiendario de un don” se sienta obligado a aceptarlo y,
sobre todo, a devolverlo. La interacción no puede verse jamás
como un hecho aislado; siempre es parte de una totalidad mayor de relaciones que le confieren significado.
Ahora bien, Turner distingue entre ritos de crisis vitales y
ritos estacionales o cíclicos. Estos últimos son los que nos
interesan. Los ritos cíclicos hacen referencia a grandes grupos
y se extienden a menudo sobre sociedades enteras. Se celebran en momentos muy precisos del ciclo productivo anual; dan
fe del paso de la escasez a la abundancia o, al revés, de la
abundancia a la escasez (Turner, 1988: 173, 1980: 105). Ahora
bien, estos ritos se entrecruzan con otros que Turner llama “ritos de inversión de status”, los cuales presentan una liminalidad
particular y se encuentran:
[...] en los rituales cíclicos y regidos por el calendario, normalmente
de tipo colectivo, en los que, en determinados momentos
culturalmente definidos de ciclo estacional, prácticamente se ordena a determinados grupos o categorías de personas, que habitualmente ocupan posiciones de status inferior en la estructura social,
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
101
que ejerciten una autoridad sobre sus superiores, los cuales, a
su vez, deben aceptar de buen grado su degradación ritual (Turner,
1988: 171).
ESTUDIOS SOBRE EL COMPLEJO
FESTIVO MIXE
En este apartado expongo los estudios más significativos que
se han realizado hasta el momento sobre la estructura cívicoreligiosa y la vida ceremonial del pueblo mixe. Para ello he elegido los trabajos que, a mi parecer, deben ser considerados
como lecturas obligatorias del tema que se emprende; algunas
otras han quedado fuera por la sencilla razón de repetir lo que
se encuentra en tales textos o por abordar aspectos distintos.
Por razones de comodidad expositiva sigo una línea temporal,
diacrónica.
El trabajo de Schmieder (1930) no polemiza sobre el papel
político de la comunidad mixe, pero intenta una reconstrucción
histórica que hunde sus raíces en el pasado prehispánico. Así,
siempre existió el espíritu de comunidad, patente en las guerras contra los invasores, a pesar de la dispersión de los
asentamientos. Schmieder sugiere que probablemente este
sentimiento girara alrededor del parentesco y, en concreto, de
ciertas unidades semejantes a los clanes (1930: 62).
La influencia occidental (que dio principio con la fundación de Villa Alta, en 1548) transformó considerablemente la
cultura de los mixes. Pero no es hasta principios del siglo XVII
cuando se gesta la mayor transformación con el real decreto,
ordenado por el virrey Conde de Monterrey, de la “reducción” de
los mixes. Esto transformó su vida completamente; desde entonces, los indígenas abandonaron sus aislados “ranchos” y
comenzaron a vivir en aldeas mucho mayores. El resultado de
102
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
la “reducción” fue la aparición de los primeros pueblos en el
área mixe (1930: 67-68).
En segundo lugar se encuentra la etnografía sobre los mixes
escrita por Ralph Beals en 1945. En este trabajo, sugerido y
estimulado por Elsie C. Parsons (quien conocía a los mixes por
sus investigaciones realizadas en el pueblo zapoteco de Mitla),
Beals reúne datos de primera mano sobre el medio ambiente, el
parentesco, la cultura material, el ciclo de vida y, sobre todo, el
gobierno, las fiestas y las creencias religiosas de los mixes de
la parte alta básicamente. En efecto, sobre el sistema de cargos afirma Beals que:
Incómodo e ineficiente como es el sistema de gobierno, los mixes
están fuertemente sujetos a él [...]. La organización eslabonada
iglesia-estado con sus elaborados mecanismos de prestigio es
el corazón de la sociedad mixe. Los rituales de la iglesia relacionados con la organización son la fuerza integradora primaria de
la comunidad. Con todas sus fallas, el sistema trabaja porque
detrás de él está toda la fuerza del apoyo y aprobación de la
comunidad (1945: 28).
Este autor concede, pues, que una de las motivaciones principales del sistema es el prestigio. Por otra parte, en el campo de
los paradigmas sobre el sistema de cargos, las conclusiones
de Beals parecen estar de acuerdo con las del modelo de nivelación de Wolf, pues el mayordomo es usualmente escogido
dentro del rango de los ciudadanos más ricos de la comunidad;
una cierta redistribución de la riqueza acompaña al sistema a
través del patronazgo individual (1945: 34). Además, para Beals
los mixes no tienen (o no tenían) hábitos de adquisición y ahorro (1945: 30). Asimismo, la organización política del pueblo
mixe es básicamente una creación hispana que probablemente
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
103
refleja con detalle el concepto español de gobierno original para
todos los pueblos indios de México (1945: 21).
Análogamente, Beals emprende una reflexión sobre la presencia de los barrios en algunos de los pueblos mixes que nos
conducen hasta el trabajo de Aguirre Beltrán. Ciertamente, uno
de los rasgos más desconcertantes de algunos de los pueblos
mixes son los barrios, para los cuales no hay una aparente
razón lógica de existencia. Beals sugiere la supervivencia de
una división “aborigen” del pueblo en dos mitades a partir de la
frecuencia de dos barrios. Sin embargo, la hipótesis falsea porque no existe un término propio para referirse a un barrio (1945:
31). Más adelante, el autor polemiza sobre la posible conexión
de la división dual entre el calpulli mexica y los clanes.
Beals insiste constantemente (con lo que estoy totalmente
de acuerdo) en que una discusión total, completa, de la comunidad mixe debe considerar el papel de la Iglesia pero no como
institución religiosa, sino como aquélla que posee ciertas funciones sociales que se relacionan estrechamente con la organización civil (1945: 33-34):
El centro físico de los pueblos mixes es la iglesia y el municipio,
usualmente construidos tan cerca uno de otro como el terreno lo
permita. Esta contigüidad simboliza la unión de la iglesia y el
estado característicos del gobierno mixe (Beals, 1945: 21).
Todo lo que se ha dicho es importante no sólo porque ofrece
una idea de las relaciones de poder en las comunidades mixes
y se acerca a la propuesta teórica de Wolf y aborda el tema
central tratado por Aguirre Beltrán, sino porque es incluso una
reflexión anterior a éstos generalmente nunca citada.
Una obra de gran importancia que no puede pasar desapercibida son los ya clásicos Cuentos Mixes, recogidos por el lingüista norteamericano Walter Miller y publicados en 1956. Sin
104
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
embargo, la temática de este libro no interesa aquí tanto como
la introducción al mismo realizada por Alfonso Villa Rojas (1956).
En efecto, Miller se refiere al “mundo mental de los nativos” y la
“imagen que ellos tienen del Universo”; lo que determina la forma de actuar y de pensar, pero no se acerca a la problemática
que nos ocupa en las páginas presentes (1956: 14).
Por el contrario, Villa Rojas intenta explorar el tema apoyándose básicamente en la etnografía de Beals; de hecho afirma
no efectuar un cuadro completo, sino tan sólo una aproximación. Reconoce al municipio mixe como parte del común patrón
del resto de los municipios indios de la República; es decir, el
centro político, religioso y comercial de la comunidad muy al
estilo de Tax (1956: 19):
[...] los municipios mijes [sic] presentan variaciones locales en su
modo de hablar, vestir, tratar y actuar en general; es decir, cada
municipio constituye un pequeño mundo con modalidades que
le son peculiares pero sin salirse, por supuesto, del patrón cultural indígena común a toda la zona [...]. En concordancia con esta
situación que hace a los municipios entidades diferentes, existe
la práctica de la endogamia local; o sea, la costumbre
de casarse únicamente con los del mismo lugar o municipio. En
esta forma se mantiene la unidad cultural de cada grupo (1965:
22-23).
Villa Rojas hace una somera descripción de los cargos cívicos
que se alternan con los religiosos, explicando que el cargo de
mayordomo es el más importante por la responsabilidad de organizar las fiestas de cada santo de la iglesia. Menciona la
importante labor de los principales o ancianos como los “intermediarios” entre las autoridades políticas y la masa del pueblo
(observaciones que más adelante Nahmad hace uso); análogamente, el Ayuntamiento es el intermediario entre el municipio y
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
105
el gobierno federal. Refiere la pérdida de importancia e interés
para la comunidad por el patronazgo de los cargos religiosos
por objetos de utilidad inmediata (1956: 29-30).
Finalmente, Villa Rojas polemiza brevemente sobre la estructura de los municipios mixes que presentan la división en
barrios (divisiones o parcialidades) semejante a las de otros
pueblos como los mazatecos, chinantecos, tzeltales y tzotziles (aunque por Nahmad sabemos que sólo son propios de dos
comunidades mixes). Sobre la pertenencia al barrio se dice que
se hace por vía patrilineal sin que existan normas especiales
que regulen el intercambio matrimonial. El autor piensa que tales barrios proceden de la división en calpultin de la época
prehispánica a pesar de la necesidad de la caracterización precisa de muchos de sus rasgos (1956: 24-25).
Veinte años después de la publicación de la obra de Beals
aparece en México el trabajo etnográfico de Salomón Nahmad
(1965). Tres meses de trabajo de campo fueron muy bien aprovechados para producir un trabajo de consulta imprescindible
sobre los mixes. En su libro, Nahmad expone de manera general los aspectos más relevantes del pueblo mixe, organizando
sus datos muy al estilo de la antropología dominante de aquel
entonces (hábitat, economía, organización social, indumentaria, etcétera): “la dinámica de un pueblo no puede ser concebida
sin comprender su estructura socio-política. Cada grupo, aldea,
pueblo o ranchería, forman parte de un todo completo y su
estructura opera en función de ese todo” (1965: 82).
Sin embargo, se observa un desequilibrio provocado por el
excesivo empirismo expresado en la ausencia de una reflexión
final sobre el carácter del pueblo mixe como tal.53 Más preocu-
53
El autor se refiere aquí y allá de la estructura político-religiosa de la
comunidad mixe, y concretamente elabora una descripción más
pormenorizada apoyado en otros autores (Nahmad, 1965: 83-91).
106
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
pado por la orientación ideológica del Instituto Nacional
Indigenista, Nahmad intenta mostrar los problemas de un pueblo indígena oaxaqueño de la sierra con el objetivo de plantear
los mecanismos de integración nacional. En efecto, para este
autor (parafraseando parcialmente a Aguirre Beltrán) los verdaderos cambios operados en la estructura política de las comunidades mixes no surtieron efecto sino hasta después de la revolución de 1910 (hasta entonces los mixes sostuvieron un gobierno
semejante al de la época prehispánica con leves alteraciones
provocadas por los misioneros dominicos) que trajo consigo la
introducción del municipio libre. No obstante, al igual que Tax,
observa la ausencia de lazos de integridad en la base política
del municipio. De tal manera, un indígena responde al nombre de su propio pueblo (sea éste cabecera municipal, agencia
o ranchería) cuando se le pregunta a qué municipio pertenece
(1965: 83).
Para Nahmad, como para los autores antes citados, la economía de prestigio juega un papel central en la mecánica de la
organización político-religiosa patente en los cargos públicos u
oficiales, los cargos religiosos y las festividades y sucesos
familiares. Aquí se aprecia una gran presión por parte de la comunidad que liga al sujeto con las costumbres a través de la
crítica social (1965: 74). La influencia funcionalista se transluce
con gran claridad cuando el autor afirma que el “sistema de
ferias anuales” es un aspecto más del funcionamiento de la
economía regional de los mixes por medio del sistema de mercado. Me es imposible estar de acuerdo con sus conclusiones
que sugieren el equilibrio funcional en el sistema festivo. Nahmad
contabiliza cerca de 60 ferias anuales con promedio de cuatro
días de duración en toda la región; los meses de mayor festividad son de mayo a agosto y los de menor noviembre y abril,
meses en que la actividad agrícola es absorbente debido a la
siembra y la cosecha del maíz, aunque también se presentan
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
107
las dos fiestas más importantes: Todos Santos y Semana Santa: “las ferias tienen aparentemente una motivación religiosa,
pero en el fondo presentan características económicas importantes; además de que al mismo tiempo, son oportunidades de
entretenimiento para los indígenas” (1965: 65).
En su trabajo comparativo sobre los mixes, zoques y
popolucas, pueblos emparentados lingüísticamente, Foster
(1969) demanda la necesidad de cuidadosos estudios sobre la
organización política de los tres grupos. Todos estos pueblos
conservan la dilatada división municipal con una cabecera, la
cual presumiblemente representa los esfuerzos españoles para
“congregar” a los indios en asentamientos mayores con tal de
lograr el control político y la conversión religiosa (1969: 462).
Foster observa (recordando un poco a Tax y en contra de
Schmieder) que no existe un sentimiento de lealtad para con
otros hablantes de la misma lengua. Una persona se identifica
primero con su familia y después con su comunidad (1969: 472).
El mismo autor apunta que sólo existen referencias para la
organización política-religiosa entre los mixes. Al igual que Beals,
Foster concluye que la carrera emprendida por un hombre para
alcanzar el grado de principal es motivada por la adquisición de
prestigio social. Por otro lado piensa que, independientemente
del status, la organización resulta demasiado compleja para las
exigencias políticas de tan pequeñas comunidades (1969: 472).
Veamos ahora el estudio de Etsuko Kuroda (1993)54 sobre la
transformación de los rituales mixes a través de un estudio
comparativo entre dos comunidades mixes de las tierras altas:
54
Este trabajo apareció originalmente en inglés en 1984, publicado por el
Museo Nacional de Etnología de Japón. La edición es bienvenida no sólo por
la difusión del libro en español, sino porque, aún en inglés, era sumamente
difícil encontrarlo en las bibliotecas.
108
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Ayutla y Tlahuitoltepec. Según Kuroda, ambas comunidades se
parecen a las descritas por Wolf en cuanto son “corporadas”,
pero se diferencian en tanto no son “cerradas” sin explicar por
qué sean así (1993: 23).
Sigo a Kuroda cuando ésta sostiene que la organización cívico-religiosa y el sistema de fiestas es el modelo de la comunidad
de la sierra, el cual se encuentra por encima del parentesco: “la
categoría primordial de la conciencia del espacio para las gentes de Tlahui [sic] y Ayutla es su municipio [...]” (1993: 34). Sin
embargo, veo con reservas el modelo de la “economía igualitaria”
definido a partir del sistema religioso de cargos de Zinacantán
descrito por Cancian (1976). Según Kuroda:
La economía igualitaria de las fiestas corresponde acertadamente
con la economía de la sierra mixe en los pueblos con mer-cados
periféricos; y por lo tanto, las mayordomías o el patrocinio personal de las fiestas católicas, poco arraigo ha tenido en Tlahui [sic]
y en otros pueblos de la sierra(1993: 25).
De acuerdo con esto, el modelo de la comunidad mixe de las
tierras altas es completamente diferente del modelo tzotzil de
los altos chiapanecos. Para Kuroda, el hecho de que toda la
comunidad participe con los gastos de la fiesta, y no sólo el
mayordomo, representa el otro extremo del sistema de cargos
en Zinacantán. El caso de Ayutla indica que el sistema de cargos no funciona como un nivelador de las diferencias económicas. La autora encuentra una tendencia a la separación de la
organización civil y la religiosa, así como la preeminencia de
los cargos civiles por encima de los religiosos. Finalmente, apunta un proceso de decaimiento general del sacrificio mixe, lo
cual, aclara, no implica un empobrecimiento de la vida ritual,
sino una transición de los rituales de fin normativo a instrumentos
de simple festividad y crítica social (Kuroda, 1993: 303-308).
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
109
Me parece que el trabajo de Kuroda no consigue articular
plenamente los planteamientos de una cosmovisión subyacente en los rituales mixes con la estructura de la comunidad y el
sistema de fiestas. La comunidad es una totalidad política, económica e ideológica. Considero que la autora pierde de vista la
perspectiva histórica en que se encuentran los sistemas de
cargos, lo cual explica (a mi juicio) las modalidades de una
economía de prestigio (individual) o una economía igualitaria
(comunal), así como la aparente separación del sistema en
cargos políticos y religiosos exclusivamente; no se puede afirmar que todos los cargos sean políticos, pero sí son religiosos.
El ritual así lo confirma.
Kuroda sigue los planteamientos de la antropología norteamericana, cuyas carencias y defectos he mencionado más
arriba. Las condiciones económicas sólo explican las causas
de la transformación en la organización de la vida ceremonial;
sin embargo, no son suficientes para determinar las causas de
tipo subjetivo (de carácter colectivo) que motivan el culto mismo implícito en los rituales o en las fiestas.
El último trabajo que vale la pena mencionar es la obra de
Frank Lipp sobre los mixes (1991). En su libro, Lipp pretende un
“estudio holístico” de los mixes, aunque el quid de su trabajo se
centra en las creencias religiosas y el comportamiento ritual,
en primer lugar; y en el sistema terapéutico, en segundo (1991:
xv). En efecto, además de una copiosa literatura sobre distintos
temas acerca de este pueblo, Lipp ofrece además un análisis
del sistema de agricultura, las fiestas comunitarias como Todos
los Santos y Año Nuevo, las danzas, los ritos de paso, los ritos
de petición y fertilidad, la organización social y el parentesco, y
un importante capítulo acerca del sistema calendárico mixe,
uno de los que mejor han conservado su estructura entre los
pueblos mesoamericanos. Lipp trabaja en dos comunidades
110
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
encubiertas por seudónimos para “proteger la identidad y sensibilidad de cada pueblo”.
El de Lipp es el mejor trabajo antropológico que se ha escrito
de los mixes desde hace mucho tiempo; lo considero un texto
obligado no sólo por el interés de los mixes, sino además por el
aspecto ritual, pues contiene abundante información sobre todo
el sistema ceremonial que permea en la vida de estos habitantes de la sierra oaxaqueña. Sin embargo, me parece un trabajo
un tanto disperso en la medida que no enfoca el tema de los
ritos a la luz de la comunidad indígena. De hecho, Lipp se limita
solamente a describir la estructura de la comunidad, es decir, el
sistema de parentesco, las funciones de los cargos cívicos, las
responsabilidades ceremoniales de los mayordomos y la división territorial en dos barrios (1991: 1-10).
Lipp, como he señalado, no ofrece ninguna definición sobre
el carácter de la comunidad india ni el significado de la vida
ceremonial que se gesta en el interior de ella. Fríamente, Lipp
(1991: xix) percibe que el estudio de varias comunidades le
ayuda a entender más claramente “la naturaleza y el rango de
la variación cultural en la región”. Lipp sabe que los ciclos anuales de siembra y cosecha están señalados por una serie de
amplias fiestas religiosas comunales. No obstante, puesto que
otros autores, como Beals, ya han descrito “adecuadamente”
las fiestas religiosas este autor no intenta “[...] tratar el ciclo
anual festivo en alguna manera comprensiva. Más bien, sólo
las características relevantes de estas fiestas y los cambios
estructurales que han ocurrido recientemente [...]” (1991: 134).
En otras palabras, algunos de los parámetros teóricos de la
antropología culturalista norteamericana siguen gozando de tan
buena salud como en sus mejores días.
LA FIESTA INDÍGENA EN EL MARCO…
111
CONDICIONES FÍSICAS
DE LA REGIÓN MIXE
Ante tanta precisión y minucia,
se lamenta uno de que todo etnólogo
no sea también un mineralogista,
un botánico y un zoólogo, e inclusive un astrónomo.
Claude Lévi-Strauss
El pensamiento salvaje
La percepción del medio ambiente adquiere en esta investigación
un peso considerable. La relación del hombre con su medio
ambiente es fundamental para comprender el sistema simbólico que media en la interacción, dominación y domesticación de
los recursos necesarios para la reproducción de la sociedad y
la cultura. No se trata de un completo dominio del hombre sobre
la naturaleza ni, mucho menos, de una determinación de ésta
en aquél, sino de una relación dialéctica en la cual se impone
un determinado orden conceptual como reflejo de las categorías culturales.
Como relación dialéctica, sin embargo, es importante tener
presente el medio geográfico, pues los símbolos de la cultura
se nutren de y se refieren a él. Así los ciclos de lluvia, los fenóCONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
113
menos meteorológicos, el clima, las especies bióticas, etcétera, forman parte del contenido simbólico que, como sistema de
representaciones generador del marco conceptual latente en
los mitos y los ritos, ordena el medio natural como fenómeno
de la percepción.
Diversos factores físicos y naturales se han conjugado en la
configuración del medio ambiente en el que se desenvuelven
los indígenas mixes. Climas, alturas, nubosidad, humedad, tipos de suelo y otros más, determinan las tres zonas en que
convencionalmente se divide la región mixe: baja, media y alta
(véase más abajo). Para alcanzar una mayor precisión y facilidad de clasificación, el parámetro que se ha seguido normalmente es el de la altura, la cual oscila, aproximadamente, entre
los 300 y 2 500 metros. Así, la parte alta se considera después
de los 1 500 metros, con clima frío, lluvias en verano y vegetación compuesta por bosque de coníferas; la parte media se
establece entre los 1 500 y 800 metros, de clima templado, con
las mayores precipitaciones de la región y vegetación variada
incluyendo bosque mixto y tropical; y la parte baja, que se sitúa
a menos de 800 metros, de clima caliente, intensas lluvias en
verano y vegetación de tipo tropical.55
LOCALIZACIÓN
La región mixe se localiza al noreste del estado de Oaxaca, en
la porción más oriental de la zona montañosa conocida como
Sierra Norte, en el extremo este de la Sierra Madre de Oaxaca,
la cual, a su vez, como veremos más abajo, forma parte de la
Sierra Madre Oriental. El distrito mixe se encuentra entre los
55
Véase ASAM, s.d.: 1; Mendieta y Nuñez, 1957: 607; Ruíz González,
1981: 2. Ledesma-Rebollar (1988: 82) sugieren la clasificación de climas
templados, semicálidos y cálidos para la parte alta, media y baja, respectivamente.
114
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Mapa 1. Localización de Santa María Alotepec, distrito mixe
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
115
16°41’ y los 17°26’ de latitud norte y los 94°55’ y 96°12’ de longitud oeste, respecto al meridiano de Greenwich (Álvarez, 1982:
3-4; González V., 1989: 17; Ledesma, 1992: 65; LedesmaRebollar, 1988: 68).
Limita con el distrito de Choapan al norte, con el estado de
Veracruz al noreste, con el distrito de Villa Alta al noroeste, con
el distrito de Tlacolula al suroeste; con los distritos de Yautepec
y Tehuantepec al sur, así como, con el distrito de Juchitán al
sureste (Ledesma, 1992: 65; Ledesma-Rebollar, 1988: 68).
POBLACIÓN, REGIÓN
Y DISTRITO MIXES
Los más de 100 000 habitantes56 que conforman la población
mixe se distribuyen a lo largo de un territorio estimado en aproximadamente 6 000 km2 (ASAM, s.d.: 1; Ledesma, 1992: 65; LedesmaRebollar,1988: 68; Mendieta y Núñez, 1957: 607; González V.,
1989: 17);57 principalmente en los 17 municipios que configuran
el distrito del mismo nombre, uno de los 30 en que se divide políticamente el estado de Oaxaca, y en algunos municipios y agencias que ya no pertenecen a este distrito como son los casos de
Guichicovi, Santo Domingo y Santa María Petapa en el distrito
56
Como sucede normalmente, citar cifras estadísticas provenientes de
los censos debe ser tomado siempre con reservas ya que éstos no suponen la distinción, que he aquí introducido, entre distrito y región mixes. Así,
mientras que para 1980 la ASAM (s.d.: 1) estimaba 104 727 habitantes según
el censo, los datos oficiales de Aguirre Chávez (1992) arrojan la cantidad de
70 082 habitantes, también según el mismo censo. Barabas-Bartolomé (1984:
32-33) ofrecen cifras redondas y calculan una población de 100 000.
57
Tal cantidad representa el 6.39% y el .30% del territorio estatal y
nacional, respectivamente (Ledesma, 1992: 65; Ledesma-Rebollar, 1988:
68). Por su parte, el distrito mixe ocupa un territorio de aproximadamente
5 000 km2 (alrededor de 5% del total en el estado) en la sierra norte de
Oaxaca, el cuarto en extensión después de Juchitán, Tehuantepec y Tuxtepec
(Aguirre, 1992).
116
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de Juchitán; San Juan Juquila del distrito de Yautepec; la agencia
de policía de Santa María Tonaguía en el distrito de Villa Alta; y la
agencia municipal de Santa María Coatlán en el distrito de
Tehuantepec (Bradomín, 1980: 55-56,67; González V., 1989: 17;
Ledesma-Rebollar, 1988: 68; Ruíz, 1981; Tamayo, 1962, t. III: 478).
A mediados del siglo XX, Lucio Mendieta y Núñez advirtió
una extraña situación respecto al territorio real en el que se
asienta actualmente el pueblo mixe:
El indio mixe vive en las estribaciones del Macizo del Cempoaltépetl —Estado de Oaxaca — y su hábitat se extiende por el
oriente hasta el Istmo de Tehuantepec; ocupa un área aproximada de 5828.55 kilómetros cuadrados, y políticamente corresponde al distrito mixe y al pueblo de Guechecovi [sic], que siendo de
población mixe no corresponde al mencionado distrito (Mendieta
y Núñez, 1957:607).
Considero pertinente, por lo tanto, aclarar que las comunidades
mixes se asientan en un doble espacio que conviene caracterizar. El primero es un espacio político constituido por el distrito
mixe cuyo origen se remonta a los años 30 del siglo XX; una
frontera étnicamente ficticia, puesto que la finalidad es netamente administrativa; antes no existía esta dimensión política.58 El
58
Villa Rojas (1956: 20-21) observa que el distrito mixe fue creado, según
decreto del gobierno del estado de Oaxaca, el 14 de junio de 1938 para
facilitar asuntos de carácter “judicial y rentístico” con la cabecera en
Zacatepec; la misma fecha se encuentra en Foster (1969: 448). Por su parte,
Laviada (1978: 21) dice que el primero de junio de 1936 se fundó el distrito
mixe con el propósito de “combatir” el caciquismo, separando a los municipios mixes de la dependencia administrativa de los distritos de Ixtlán y Villa
Alta, esencialmente, bajo los auspicios del gobernador Constantino Chapital
y Luis Rodríguez, el cacique de Zacatepec. En documentos anteriores a la
época, se nota la inexistencia del distrito mixe y la pertenencia de las “municipalidades” o “parroquias” a otros distritos, como Choapam o Villa Alta
(Esteva, 1913: 106; Martínez, 1883: 83-99).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
117
segundo es un espacio cuyas fronteras son las establecidas
por el carácter étnico-lingüístico del grupo que se asienta en
él, en este caso el mixe; son los límites “naturales”, por así
decirlo, que obedecen a la expansión o contracción de la población generada por factores históricos y económicos a lo largo de varios siglos, remontándose en algunos lugares a la época prehispánica (v. gr. los pueblos de las zonas alta y media),
y en otros a escasas décadas (algunas comunidades de la
zona baja).
Si bien se le ha definido como el único “distrito étnico” en
toda la República mexicana, lo cual es relativamente cierto,
debemos tener muy presente que el pueblo (de habla) mixe
desborda los límites señalados por la entidad político-administrativa. La región mixe y el distrito mixe, pues, no son idénticos59 .
GEOLOGÍA
Desde los años cincuenta del siglo XX se ha denunciado que la
mayor parte de las sierras Juárez y mixe no habían sido estudiadas, lo cual constituía “el hueco más grande de la carta
geológica mexicana” (Tamayo, 1950: 21). Hoy, después de cuarenta años y a pesar de los nuevos datos y estudios, se podría
seguir diciendo prácticamente lo mismo.
Sabemos, no obstante, que las tierras altas mixes conforman un complejo montañoso compuesto por rocas volcánicas
como granitos y pliegues de rocas calizas (West, 1964: 63). De
59
Ciertamente, algunas comunidades mixes tienen vínculos más estrechos, básicamente económicos, con otras regiones y pueblos no mixes,
como sucede en la zona baja. Aun reconociendo esta desincorporación, las
diferencias dialectales y la fuerte adscripción a la comunidad más que a la
lengua mixe en abstracto, considero adecuado, para los fines aproximativos, referirnos a los pueblos de habla mixe como si fuesen una totalidad.
118
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
acuerdo con Schmieder (1930: 1) el basamento está integrado
por rocas altamente metamórficas que aparecen en la superficie de ciertas localidades. Así, en los alrededores de Ayutla se
observan piedras calizas metamorfoseadas como el mármol,
esquistos cloríticos y cuarcita, básicamente.
El basamento general de este territorio está formado por materiales muy antiguos de las eras geológicas conocidas como
arqueozoico, con una antigüedad de aproximademente 1 500 millones de años; y proterozoico, con una antigüedad de aproximada de 500 millones de años;60 tales materiales son los gneises,
esquistos y granitos que afloran en la mayor parte de Oaxaca
(Tamayo, 1950: 21).61 Ledesma (1992: 70) y Ledesma-Rebollar
(1988: 73) afirman que a pesar de la escasez de afloramientos de
rocas anteriores al paleozoico, la geología de la región se distingue
por sedimentos y metasedimentos localizados sobre rocas del
precámbrico, a consecuencia de grandes fallas de corrimiento.
A principios de la era paleozoica, hace casi 500 millones de
años, la parte oriental del estado de Oaxaca estaba cubierta por
el mar, en cuyo fondo se precipitaron fangos calcáreos localmente
entremezclados con arcillas y arenas. Hacia finales del periodo
devónico, de la misma era (345 millones de años), el patrón de
sedimentación marítima comenzó a recibir sedimentos clásticos,
los cuales provenían de las tierras altas (Czerna, 1974: 32).
De acuerdo con el Diccionario Porrúa... (v. II: 2088), en la “provincia” de
Cempoaltépetl predominan las rocas calizas del cretácico combinadas con
algunos derrames volcánicos del terciario. Contrastan con estos datos los
proporcionados por Ledesma (1992: 70) y Ledesma-Rebollar (1988: 73),
quienes afirman que en la región mixe son escasos los afloramientos de
rocas anteriores al paleozoico.
61
. El trabajo realizado por el INEGI (1984: 63) nos muestra que, según
estudios radiométricos aplicados al complejo oaxaqueño, fueron arrojadas
edades de 110-125, 920-930 y 940 millones de años, correspondientes al
periodo precámbrico.
60
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
119
Durante el periodo cretácico inferior de la era mesozoica
(menos de 130 millones de años), todo el territorio oaxaqueño
formaba parte del mar que unía al Golfo de México con el océano Pacífico; los plegamientos se fueron formando en el cretácico
medio y continuaron en los períodos oligoceno (26 millones de
años), mioceno (12 millones de años) y plioceno (2-3 millones
de años) de la era cenozoica (Beltrán y Rózpide, 1961: 296;
Bradomín, 1980: 13). Hacia el final del periodo terciario, en la
era cenozoica (2-3 millones de años), la región ubicada al sur
del paralelo 15° norte que ocupaba parte de los actuales estados de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, así como el territorio de el
actual Guatemala y la península de Yucatán, registró algunos
cambios pues el mar comenzó a retirarse progresivamente hacia el norte (Czerna, 1974: 54; López de Llergo, 1970: 95).
La configuración orográfica de la Sierra Madre de Oaxaca,
según se calcula, es posterior al surgimiento de la Sierra Madre
del Sur; se trata de un fenómeno que se inició en Oaxaca y
luego continuó en Guerrero, a principios del periodo terciario de
la era cenozoica, hace 65 millones de años, en la que empezó
a dibujarse la complicada orografía oaxaqueña (Czerna, 1974:
49). Señala Tamayo (1962, v. 1: 413) que, desde el punto de
vista tectónico, la Sierra Madre de Oaxaca tuvo un origen similar al de la Sierra Madre del Sur, si bien, como hemos visto, su
surgimiento fue posterior. La llamada Sierra Atravesada surgió
junto con la planicie costera del sur del Istmo de Tehuantepec
62
Sánchez Castro (1947: 38) asegura que habiendo “[...] minas de oro y
plata y sobre todo muy ricas de plomo [...] los mixes no hacen caso de ellas
y confían su subsistencia a la pesca, a la carga y sobre todo a la fertilidad de
sus terrenos.” Por lo tanto, no parece tener fundamentos sólidos la tesis
(González V., 1973: 328) que intenta explicar el aislamiento y la relativa
autonomía de los mixes en la época colonial, a partir de la carencia de
recursos y riquezas en la región.
120
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
en el pleistoceno, hace un millón de años (Bradomín, 1980: 14;
Tamayo, 1950: 22).
La Sierra Madre de Oaxaca muestra criaderos de oro, plata y
antimonio.62 Las efusiones volcánicas y materiales intrusivos
abundan y se distribuyen a lo largo de la misma.63 También son
frecuentes las rocas ígneas que proceden de la lava volcánica
y que han brotado de la corteza terrestre; entre ellas se registran: granitos, riolitas, cuarzo, tezontle, andesitas, basaltos,
pórfidos basálticos, dioritas, gabros y tobas andesíticas
(Tamayo, 1950: 22; Schmieder, 1930: 2). Aunque tales materiales se encuentran regularmente en las partes altas de la Sierra
(Álvarez, 1982: 49), “otras veces esas grandes moles graníticas
o cuarzosas parece que se abren y extienden hasta perderse
en Playa Vicente y los Bajos de la Trinidad”, esto ya en la vertiente del Golfo (Esteva, 1913: 104).
El reciente trabajo de Ledesma-Rebollar (1988), uno de los
pocos que abordan el campo geográfico de la región mixe como
su tema central, tiene la virtud de describir la formación geológica
de las partes en que se divide la región mixe. De acuerdo con
éste, en la zona alta predominan las rocas sedimentarias y
vulcanosedimentarias, limolitas y areniscas. La zona media
consta de rocas ígneas extrusivas ácidas, areniscas, tobas y
rocas metamórficas como los esquistos. La zona baja, por su
lado, cuenta con rocas sedimentarias, rocas ígneas y rocas
calizas; en la zona este se encuentran rocas metamórficas (Ledesma-Rebollar, 1988: 75-78; véase también Ledesma,
1992: 70-72)
63
Gran parte de las montañas zapotecas y mixes se erigen sobre rocas
extrusivas del terciario y posterciario. La presencia de rocas graníticas
intrusivas aparecieron posteriormente; la inclusión de andesita en los granitos de Yalalag así lo comprueba (Schmieder, 1930: 2).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
121
En cuanto a los estudios vulcanográficos de Oaxaca, en
general, éstos son escasos; sin embargo, se afirma que en
todo el estado no existe volcán alguno en actividad, aunque
hay algunos edificios volcánicos conocidos. En la Sierra Madre
de Oaxaca deben haber existido pequeños volcanes, si se toman como índices los materiales volcánicos que en ella se
observan, pero a los cuales la erosión se ha encargado de hacerles perder sus formas características (Tamayo, 1950: 23).
No obstante, no hay vestigios de alguna actividad volcánica
reciente en el área, aunque “fuerzas endógenas” están evidentemente en proceso (Schmieder, 1930: 2).
Respecto a la sismología, el estado de Oaxaca se encuentra dentro de la zona sísmica en donde abundan los focos
sísmicos; es la zona sísmica más intensamente afectada en
todo el territorio nacional. Schmieder (1930: 2) considera que la
morfología de la región no muestra evidencia de la cual se pudiera deducir la existencia de fallas; supone que los movimientos sísmicos podrían estar, por lo tanto, más vinculados con la
intrusión magmática, según lo confirman los granitos de finales
de los periodos terciario y posterciario encontrados en Yalalag.
Por otro lado, datos más recientes sugieren que la geología de
la región mixe muestra un intenso plegamiento y afallamiento,
lo cual se liga a la acción volcánica y tectónica de todo el estado; por lo tanto, la región mixe está dentro de las zonas de
medio y alto riesgo sísmico (Ledesma-Rebollar, 1988: 78;
Ledesma, 1992: 72). Es un hecho, pues, que mayores estudios
de esta naturaleza hacen falta para confirmar si la región es, o
no, cruzada por un sistema de afallamiento.
Bradomín (1980: 35) es uno de los pocos autores que se
refieren a las cuevas de la región mixe, tan importantes en el
complejo simbólico de su cultura. Menciona la de Ixcuintepec,
formada por tres amplias galerías con estalagmitas y
estalactitas; también la de Camotlán y la que se encuentra en-
122
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
tre esta misma comunidad y Chimaltepec, llamada “piedra que
brama”. Según el mismo autor (1980: 235), de las cuevas de
Camotlán y Quetzaltepec se han extraído ídolos de piedra de
tallado bastante tosco.
OROGRAFÍA
El nudo del Zempoaltépetl
Los mixes se han distinguido, por habitar, quizá, el territorio
menos accesibles del estado de Oaxaca y uno de los más
accidentados del país. Tal situación geográfica los ha colocado
en una severa situación de aislamiento respecto a la sociedad
nacional e, incluso, con otros pueblos indígenas. El cerro del
Zempoaltépetl,64 al cual se refiere Bradomín (1980: 303) como
una de “las páginas más extraordinarias de nuestra historia
geológica”, es el más alto de los cerros sagrados mixes; con
sus 3 700 metros sobre el nivel del mar, este cerro es considerado por la mayoría de los autores como la elevación montañosa más alta del estado de Oaxaca;65 y aunque algunos pocos
lo niegan (García, 1987: 71), en la misma región se encuentran
otras montañas descomunales como La Malinche, el Monte
Blanco y el Amole (González V., 1989: 18); el cerro pelado (o
pelón), Macoaglié, de Chimaltepec, Puxmetacán, cerro Centinela (Álvarez, 1982:18; Ledesma, 1992: 68; Ledesma-Rebollar,1988: 73); cerro de La Muralla (¿La Malinche?), el Yavecué,
de los Horcones, la Nopalera, Nitacabacguia, Yiae-Lagun, el de
Atitlán, el Espinazo del Diablo, el de Comaltepec (Esteva, 1913:
64
Nombre náhuatl que significa “veinte cerros” en probable alusión a los
numerosos picachos que dibujan la silueta en la cresta del cerro.
65
V.gr. Álvarez, 1982: 13; Beals, 1969: 315-316; Bradomín, 1980: 31-302;
Esteva, 1913: 6; García Cubas, 1885: 118; Ledesma, 1992: 68; LedesmaRebollar,1988: 70; Tamayo, 1950, 1962.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
123
105). Lo cierto es que la región es exageradamente abrupta y,
por lo menos, desde el siglo pasado ya ocupaba un sitio propio
en la geografía mexicana.
Jorge L. Tamayo (1950: 16-18; 1962: 383-387) señala que en
el siglo XIX se tenía la idea errónea de que las cadenas montañosas de México eran prolongaciones de la cordillera de los
Andes. Ciertamente, Antonio García Cubas afirmaba que la gran
cordillera, la cual se divide al oriente y al poniente de la llamada
mesa central:
[...] da principio en la Patagonia, se dirige al Norte, desprendiendo ramificaciones más o menos extensas: recorre paralelamente
á [sic] las costas del Pacífico, los territorios de Chile, Bolivia,
Perú, Ecuador y Colombia, deprimiéndose en Panamá y Nicaragua; vuelve a elevarse en el Salvador y Guatemala, internándose en el territorio mexicano por el Soconusco, y dividiéndose en
Oaxaca en dos grandes ramales: Sierra Madre Oriental y Sierra
Madre Occidental (1885: 112).
Para finales de ese siglo y principios del XX la tendencia fue
reforzada, cuando se consideró la existencia de una cordillera
que provenía directamente desde Guatemala hasta el
Zempoaltépetl, al que se le otorgó el carácter de “nudo”, y que
se prolongaba hacia Estados Unidos:
El Estado de Oaxaca es uno de los más montañosos de la República. Su suelo se halla cruzado por varias ramificaciones que se
desprenden del núcleo o nudo que forma la gran cordillera de
los Andes en el Zempoaltepec (Distrito de Villa-Alta) de donde se
dirigen extensas serranías y altos contrafuertes, extendiendo á
[sic] uno y otro lado de la cordillera sus montañas, que al cruzar
el Estado reciben el nombre de Sierra Madre del Sur (Esteva,
1913: 5. El subrayado es mío).
124
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En 1926, José Luis Orozco Mondragón se pronunció en contra
del nudo del Zempoaltépetl, estimando que el auténtico nudo
no se encontraba ahí, sino en la Mixteca; así reconoció al “Cerro Verde”, ubicado entre Coixtlahuaca y Nochixtlán, como la
sede del “nudo mixteco”, centro de dispersión de las dos ramas
orográficas más importantes del país.
Posteriormente hacia la década de los cuarenta Ramiro Robles Ramos y el mismo Jorge L. Tamayo,66 demostraron que en
el estado de Oaxaca no existe “nudo” alguno. Tamayo (1962:
383-387) apelaba a una doble argumentación: por un lado, declaraba que el nudo es físicamente nulo, pues las sierras en
realidad no dejan de tocarse; y, por otro, sugería que no es
imprescindible el término “nudo” para conocer la geomorfografía
oaxaqueña.
Todavía hoy, como señala Bernardo García (1987: 71), los
geógrafos no consiguen llegar a un acuerdo sobre la caracterización de la estructura morfológica de Oaxaca. La mayoría piensa que el nudo es inexistente y, en todo caso, lo que se presenta
es un amplio contacto entre dos serranías que se inicia en la
Mixteca y termina en el Istmo, lo cual da lugar a un “paquete” o
macizo montañoso conocido como “complejo oaxaqueño” (Beals,
1969: 315-316; Tamayo, 1950: 16-18; 1962: 387; INEGI-UNAM,
1984). Si bien algunos autores siguen haciendo mención del
nudo del Zempoaltépetl,67 tal idea no coincide con lo que hoy
los nuevos datos de la geografía mexicana nos muestran:
66
Respectivamente, “Orogénesis de la República mexicana en relación
con su relieve actual” en Revista de irrigación, vol. 23, núm. 3., s.l., s.d., y
“Morfología de la República mexicana y división regional de la misma” en
Revista geográfica, s.l., Instituto Panamericano de Geografía e Historia,
1942.
67
V.gr. Bradomín, 1980: 30; Diccionario Porrúa..., v. I: XXXV; López de
Llergo, 1970: 82; Ruíz, 1981: 2; Beltrán y Rózpide, 1961: 296.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
125
Ha perdido adeptos la idea del nudo [...] y hoy se acepta más
bien la de que ese maremágnum orográfico, al que alguien llama paquete montañoso, corresponde a la confluencia de la Sierra Madre del Sur con la prolongación meridional de la Sierra
Madre Oriental (García M., 1987: 71).
“Hace por lo menos 50 años que dejó de llamársele Nudo de
Cempoaltépetl a este centro orográfico, pues ni se originan ahí
tres cadenas de montañas (requisito para considerarlo un nudo)
ni siquiera la Sierra de Oaxaca se bifurca, sino que sólo se abre
en un valle alto que no pierde su unidad” (Enciclopedia de Méxi-
co, t. IX: 943).
Complejo sierras Madre de Oaxaca,
Norte y mixe
En el estado de Oaxaca predomina el terreno montañoso, el
cual llega a sobrepasar los 3 300 metros, con una altitud media
de 1 440 metros. El estado está cruzado, como señalé antes,
por dos macizos montañosos con sus respectivas derivaciones y una pequeña serranía: la Sierra Madre del Sur, la Sierra
Madre de Oaxaca y la Sierra Atravesada; es en la segunda
donde se encuentra el apócrifo “nudo” del Zempoaltépetl, asiento actual de los mixes.
La Sierra Madre de Oaxaca es una parte de la Sierra Madre
Oriental dividida en dos secciones, constituyendo un importante “parteaguas continental”68 al sur de la cordillera neovolcánica.
68
Afirma Beals (1969: 315-316) que el complejo del Cempoaltépetl no
sólo se aplica al punto más alto de Oaxaca, sino a un complejo de montañas
en las que nacen importantes afluentes de los ríos Atoyac y Tehuantepec,
cuyo curso se dirige hacia el Pacífico; y los ríos Papaloapam y Coatzacoalcos,
que desembocan en el Golfo. Por lo tanto, esta región forma el principal
parteaguas.
126
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
La Malinche: cerro hembra.
Cerros mixes: al fondo el Ip’x yuuk o Zempoaltépetl.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
127
Arranca en el Pico de Orizaba, en Veracruz, pasa por Puebla y
penetra por el estado de Oaxaca en la porción nornoroeste,
continúa dirigiéndose hacia el sureste; bordea tierras bajas intensamente labradas por varias corrientes fluviales como son:
la depresión del Balsas, los valles de Tehuacán y Tomellín (también conocido como La Cañada), el valle de Oaxaca y el valle
del río Tehuantepec (Tamayo, 1962: 413). Cruza gran parte del
estado hasta la sección sur de la sierra mixe, donde se diluye
en lomeríos bajos y se encuentra con la Sierra Madre del Sur,
muy cerca del Istmo de Tehuantepec. Posee una longitud de
300 km; su anchura media es de 75 km,69 y su altitud, también
media, es de 2 500 metros con cimas que rebasan los 3 000
metros; cubre, en total, una extensión aproximada de 12 700
km2. En esta unidad orogénica se incluyen otros sistemas montañosos que reciben sus propios nombres locales: Sierra de
Zongolica en Veracruz; Colorada, en Puebla; y de Tamazulapan,
Nochixtlán, de Huautla, de Juárez, de Ixtlán y Mixe en Oaxaca.70
Ahora bien, la Sierra Norte de Oaxaca no debe confundirse
con la Sierra Madre de Oaxaca. Otras regiones, como el
Papaloapam, La Cañada, parte de la Mixteca y el Istmo, se
localizan en la misma cadena montañosa. Para nuestro caso,
es más preciso hablar de la Sierra Norte como región geográfico-económica y, sobre todo, cultural, la cual consiste en una
serie de cadenas orográficas que dan lugar a la Sierra de Huautla,
la Sierra Juárez, la Sierra de Ixtlán y la sierra mixe, asiento de
69
Tamayo (1950: 20) nos ofrece como dato una anchura promedio de
125 km que no coincide con otros autores ni con él mismo (Tamayo, 1962:
415). La razón parece encontrarse en que ofrece un dato promediado exclusivamente “dentro del estado de Oaxaca”.
70
Véase Aguirre, 1992:11-12; Bradomin, 1980:31; Alvarez, 1982:13; Diccionario Porrúa...,v. II: 2088; Enciclopedia de México, v. IX: 943; Tamayo,
1950:20, 1962:415.
128
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
los indígenas mazatecos, cuicatecos, chinantecos, zapotecos
y, desde luego, mixes (Weitlaner, 1969: 11).
CLIMATOLOGÍA DE LA REGIÓN MIXE
Siguiendo a Mosiño, el clima aquí es definido como:
La acción que ejerce la atmósfera sobre la superficie terrestre y
[...] las modificaciones que las estructuras atmosféricas sufren
como resultado de la influencia de los rasgos geográficos permanentes que determinan las características con que el aire de
la atmósfera contribuye, de este modo, a modelar el paisaje, a
través de su decidido influjo sobre la cubierta vegetal y, consiguientemente, sobre la fauna (Mosiño, 1974: 59).
Lo que da la “tónica” a las variaciones climáticas de la región
mixe, igual que al resto del país, es la compleja orografía, particularmente los macizos montañosos. Las cadenas montañosas se convierten prácticamente en “barreras meteorológicas”
para los vientos alisios húmedos y los “nortes” que provienen,
obviamente, del norte de México; estos factores, junto con la
relación existente entre la altitud y las temperaturas, determinan la existencia de una gran variedad de climas que se reflejan en la complicada distribución de climas y suelos (Aguirre,
1992: 14; Mosiño, 1974: 63; West, 1964: 363).
Las consecuencias que un macizo montañoso provoca en
las grandes corrientes atmosféricas, además de aquel sobre la
temperatura media, son: efecto de represamiento o embalse de
las corrientes aéreas, es decir, las altas serranías, a modo
de barreras, impiden el paso de las corrientes; relacionado con
el anterior, efecto de encañonamiento y desviación de los vientos por una barrera; efecto de levantamiento forzado del aire
como resultado de que la vertiente montañosa actúa a manera
de rampa pasando las nubes sobre la barrera; finalmente, efecCONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
129
to de calentamiento adiabático por descenso en el cual se genera el aire húmedo (Mosiño,1974: 75-76).
La latitud y la circulación atmosférica generada por la acción
del sol son los dos factores, uno astronómico y el otro meteorológico, más importantes del clima. La climatología de México,
en general, se clasifica como “atmósfera tropical modificada
por la altitud” (Mosiño, 1974: 61, 63).
Vientos
Se considera que la porción suriana de la República mexicana
se ubica dentro de la faja o “cinturón” de los vientos alisios. En
estas latitudes predominan las características de las “atmósferas barotrópicas”71 propias de las latitudes bajas con su gran
“estabilidad meteorológica” (por lo menos durante buena parte
del año);72 éstas consisten en circulaciones convectivas arrastradas por los vientos alisios, en el centro de los cuales asciende
el aire produciendo las nubes “cúmulos” propias de esta región.
La combinación de los alisios soplando hacia el oeste y los
efectos irradiativos del sol determinan las características de
los climas tropicales; una de las cuales es la estructura vertical
formada por dos capas: una inferior húmeda y otra superior seca
(Mosiño, 1974: 66-67, 73).
El recorrido de las masas de aire es de sureste a noroeste,
hacen su entrada por Quintana Roo, Campeche, Tabasco,
Veracruz y norte de Chiapas, y siguen ascendiendo por
las sierras Madre Oriental y Madre de Oaxaca, después de las
71
Las atmósferas barotrópicas son “circulaciones convectivas locales
en cuyo centro se producen cumulus con corrientes descendientes en la
periferia (Mosiño, 1974: 73).
72
No es nada casual que las áreas de agricultura bien desarrolladas en
Mesoamérica hayan ocupado, desde tiempos muy antiguos, las regiones de
relativamente menos variabilidad pluvial (Vivó, 1964: 203).
130
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
cuales llegan a la Altiplanicie en forma de lluvias (García, 1970:
110; López de Llergo, 1970: 86; Mosiño, 1974: 106)
Los vientos que han absorbido una vasta cantidad de vapor
de agua, aunque son capaces de producir lluvia todo el año,
sólo lo hacen cuando son forzados a elevarse y enfriarse. A
medida que la zona de altas presiones subtropicales se fortalece
y desplaza hacia latitudes mayores, durante el verano, la República mexicana permanece bajo la influencia de la profunda
y amplia corriente aérea que proviene del Caribe y del Atlántico, penetrando al Golfo de México con vientos ligeros pero
húmedos. Durante la parte fría del año, el cinturón de presiones altas y los vientos alisios se desplazan hacia el Ecuador,
apareciendo vientos del oeste que, soplando a alturas mayores, son más secos que los alisios profundos, y así dan al
ambiente la sequedad peculiar de la época (Mosiño, 1974: 84,
108; Vivó, 1964: 192).
Los monzones
El régimen pluvial que priva en esta zona es consecuencia de
los monzones, los cuales consisten en “circulaciones aéreas
secundarias” ejercidas por los continentes que, con un periodo
mayor de seis meses, responden a un mecanismo de calentamiento y enfriamiento de la atmósfera. Los climas monzónicos,
entonces, resultan del flujo y del reflujo de aire, y se caracterizan por un régimen de lluvias en verano y sequía en invierno
(Iwaniszewski, 1986: 253; Mosiño,174: 68).
El efecto enfriador de la lluvia es fundamental en el régimen
de lluvias de tipo monzónico puesto que así se regulan las
temperaturas. Las gotas, al caer a través del aire, sufren un
enfriamiento debido a la evaporación de agua líquida a partir e
la superficie. A este enfriamiento de aire por la lluvia se debe
que el máximo de temperatura se adelante antes del solsticio
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
131
de verano en áreas del altiplano central y el sur del país. Tan
luego como se elevan las temperaturas durante abril y mayo, el
calentamiento continental induce el flujo aéreo monzónico y
con ello al establecimiento de las lluvias que abaten la temperatura por medio de este sistema; sin las lluvias, las temperaturas se elevarían hasta los valores de las planicies más secas y
calientes del país (Mosiño, 1974: 92-93, nota 3).
Nortes
La vertiente del Golfo, en la porción de la Sierra Madre de
Oaxaca, presenta lluvias provocadas por los llamados “nortes”,
los cuales se dejan sentir en las cimas de esta serranía en los
meses de noviembre a diciembre y enero, y a veces hasta marzo
(Nahmad, 1965:16; Tamayo, 1950:38) 73 . En consecuencia, la
región oriental del macizo del Zempoaltépetl está expuesta a
los fuertes embates de los nortes que, como hemos visto, proceden del Golfo (Bradomín, 1980:55-56).
Los nortes son en realidad vientos boreales que soplan con
violencia, de uno a tres días seguidos, sobre las planicies
costeras del Golfo hacia los centros de baja presión; se trata de
un aire muy seco invernal que, al entrar a las aguas del mismo,
absorbe grandes masas de vapor de agua que posteriormente
descarga en forma de lluvias sobre las partes montañosas. Los
nortes están asociados a una masa de aire continental polar
modificada que penetra en el Golfo por el norte como si fuese
una cuña; marcha detrás de un “frente frío difuso” que divide al
aire marítimo del aire tropical constituyendo una invasión de
aire de las latitudes frías a las regiones intertropicales (Mosiño,
1974:85, 97; López de Llergo, 1970: 87).
73
Mosiño (1974: 85) afirma que la temporada se extiende de octubre a
mayo.
132
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Nubosidad
La Sierra Madre de Oaxaca ha llamado la atención por los pueblos
indígenas que la habitan entre neblina. La nubosidad es un fenómeno común en las montañas de la sierra mixe y, especialmente,
en el macizo del Zempoaltépetl (Bradomín, 1980: 55-56).
La vertiente montañosa, al actuar como rampa, levanta las
masas inestables y las hace pasar por encima de la barrera
orográfica (Mosiño, 1974: 75). Al pasar por lo alto de las cimas
los vientos se enfrían, teniendo como consecuencia que las
partes altas de México, desde Veracruz hasta Chiapas, a lo
largo del Golfo, permanecen envueltas en nubes la mayor parte
del año (Vivó, 1964: 192).
Según Tamayo (1962, t.2: 146), la mayor nubosidad de México se observa en la falda este de la Sierra Madre Oriental,
Sierra Madre de Oaxaca y Mesa Central de Chiapas, en alturas
comprendidas entre 200 y 1 000 metros, donde se registran 150
o más días nublados anualmente. Por su parte, el índice de
nubosidad (días nublados al año) promedio en la región mixe es
de 100 (Álvarez, 1982:30).
Precipitación pluvial
Las masas de aire húmedo que cruzan el Golfo de México para
llegar a la República mexicana, normalmente por el sureste,
son calientes y húmedas debido a su largo recorrido en el trópico y sobre el océano. Ascienden por la Sierra Madre Oriental y
sierra madre de Oaxaca; a causa del enfriamiento adiabático
que sufren al subir por el relieve provocan lluvias “orográficas” o
de “relieve”, de carácter tempestuoso, cuyas mayores precipitaciones se registran en los flancos orientales de las sierras.
Las lluvias se producen normalmente en la vertiente norte puesto
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
133
que la corriente, al transponer la serranía, pierde su humedad al
estrellarse con las altas cimas de las montañas.74
La mayor precipitación del país se registra en la zona costera del Golfo de México, al sur del paralelo 22° norte, en la porción comprendida entre el puerto de Tampico y la ciudad de
Campeche.
El área comprende la orilla del mar hasta las elevadas cimas
de la Sierra Madre Oriental, sierra madre de Oaxaca, sierra
atravesada, meseta central de Chiapas y las serranías de Guatemala, expuestas a los vientos húmedos asociados con los
alisios, los nortes y los ciclones tropicales. La precipitación
alcanza un valor medio superior a los 1 500 mm que llega a
máximos de 5 000 mm.75
Según la “carta de isoyetas”, en la vertiente norte de la sierra madre de Oaxaca se presenta la mayor precipitación pluvial,
registrándose índices de hasta 2 900 mm de lluvia (Tamayo,
1950: 37). La altura anual promedio de la lluvia, en la vertiente
marítima de la misma sierra, es aproximadamente superior a
580 mm si se presenta en verano, y 300 mm si la precipitación
ocurre en invierno; en la vertiente norte se registran, en promedio, lluvias superiores a los 1 500 mm anuales (Beals, 1969:
316; Tamayo, 1962, t. II: 169, 171).
La precipitación sobre la vertiente del Golfo aumenta localmente por la presencia de serranías con dirección normal a la
de los vientos dominantes; por lo tanto, se notan diferencias
entre los volúmenes de lluvia a causa de las pendientes con
74
Toda o parte de esta información puede cotejarse en los siguientes
trabajos: Diccionario Porrúa..., v. I: XXXV; García, 1970: 110; Iwaniszewski,
1986: 253; López de Llergo, 1970: 86; Mosiño, 1974: 108; Tamayo, 1950: 3637; 1962, t. IV: 11
75
Véase García, 1970:110; López de Llergo, 1970: 86; Mosiño, 1974: 106;
Schmieder, 1930: 5-6; Tamayo, 1962, t. II: 148; t. IV: 11; Vivó, 1964: 201
134
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
orientación opuesta. Las sierras de Ixtlán y mixe forman una de
las cuatro áreas en México con mayores índices registrados de
precipitación.76 Así, es posible considerar una parte significativa de la sierra mixe dentro del área con lluvias en cualquier
época del año puesto que las precipitaciones invernales presentan un porcentaje importante;77 quizás se deba a que la
acción de los nortes es más directa.
CICLO DE LLUVIAS
Para el presente trabajo debemos tener muy en cuenta que en
la mayor parte de México y Centroamérica la lluvia tiene un
carácter temporal (Vivó, 1964: 201). Sólo así es posible entender que los ritmos de la vida agrícola hayan estado hasta ahora
determinados por esa secuencia.
La principal característica de la “atmósfera tropical”, respecto
al régimen pluvial, es la alternación de una estación húmeda con
una seca como resultado del desplazamiento de las zonas lluviosas y de sequía hacia los polos en el verano y hacia el Ecuador. En estas condiciones, los climas se alteran a consecuencia
de la acción conjunta del factor orográfico (Mosiño, 1974: 67).
Las masas de aire provenientes del este, que forman parte
de la circulación atmosférica general, soplan en dos direcciones: horizontal y verticalmente. El movimiento vertical en las
zonas orientales, así como la creciente inestabilidad de las
masas de aire, provocan copiosas lluvias a menudo acompañadas por tormentas (Vivó, 1964: 192). La “causa eficiente” de
las lluvias, sin embargo, es la perturbación de las corrientes, lo
76
Las otras tres son: sierras de Teziutlán y Zacapoaxtla; sierra de Tuxtla;
vertiente boreal de la sierra de Chiapas. La precipitación supera los 3 500 milímetros, aunque se debe tomar en cuenta que el máximo se presenta en una
altitud oscilante de 100 a 600 metros (García, 1970: 110; Mosiño, 1974: 108).
77
El valor fluctúa entre 10.3% y 36% (Mosiño, 1974: 112).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
135
que se conoce como sistemas de mal tiempo,78 lo cual sólo es
posible con la convergencia del ascenso del aire y su consiguiente enfriamiento cerca del Ecuador (Mosiño, 1974: 84, 108).
La temporada de lluvias se presenta en la mitad caliente del
año (mayo a octubre), y el punto de máxima precipitación en la
vertiente del Golfo, noroeste del altiplano central y las partes
más elevadas de las montañas del sur tiene lugar a fines de julio
y casi todo septiembre, y coincide con la época de mayor frecuencia de los ciclones tropicales.79 Durante los meses de junio, julio y agosto las corrientes alcanzan su máxima inestabilidad trayendo consigo la lluviosa estación del verano. Por otro
lado, solamente ligeras lloviznas de origen frontal interrumpen la
casi total temporada seca que se establece entre octubre y mayo,
es decir, durante el periodo frío del año; la escasez del líquido
vital se agudiza durante abril y mayo, que son regularmente los
meses más secos del año. Durante la mitad fría de año, la influencia de los alisios desaparece a causa de que la zona
subtropical de alta presión se desplaza hacia el sur.80
En las tierras altas las lluvias comienzan regularmente en
junio, con algunas anticipaciones en mayo; caen en forma de
tormentas violentas por las tardes, a veces acompañadas por
granizo, y terminan en octubre. Durante la temporada lluviosa
las mañanas son usualmente secas y claras. Después del mediodía, las nubes empiezan a cobrar forma sobre corrientes de
aire caliente que se elevan; por la tarde, el cielo se encuentra
completamente encapotado y las nubes atravesadas por relámpagos y sonidos de truenos. Después de haber iniciado, la llu-
78
El “mal tiempo” significa “nubes de lluvia y de rayos y truenos” (Mosiño,
1974: 170).
79
El 80% de las lluvias anuales cae entre mayo y octubre (Vivó, 1964:
201).
80
Véase García, 1970:110; Mosiño, 1974: 86, 115-116; Schmieder, 1930:
6; Vivó, 1964: 192, 201, 203.
136
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
via puede durar hasta las cinco o seis de la tarde, y la llovizna
persiste hasta las nueve o diez de la noche (Vivó, 1964: 210).
Ocasionalmente en el verano o en el otoño caen los “temporales” (lluvia de dos o tres días) debido al paso de los ciclones
tropicales u ondas orientales. Durante el punto alto de la temporada de sequía las tierras altas se empiezan a secar y el polvoriento invierno reemplaza al lodoso verano. Las ligeras lluvias
ocasionales llegan con las tormentas ciclónicas de las latitudes medias (Vivó, 1964:210).
En el área de la sierra madre de Oaxaca se observan fuertes
lluvias desde junio, con un notorio aumento entre julio y octubre, y precipitación de menor valor, pero de larga duración, en
invierno, así como un notorio periodo de sequía de marzo a
mayo. En algunas zonas llueve la mayor parte del año, como es
el caso de la sierra mixe, Tuxtepec y la parte limítrofe entre
Juchitán y el estado de Veracruz (Aguirre, 1992: 14; Tamayo,
1962 t. II: 157).
Si bien es cierto que se presentan lluvias a lo largo de todo
el año en ciertas regiones y no en otras, esto no significa que
las precipitaciones caigan con la misma frecuencia e intensidad; aquí también hay épocas, de las cuales dependen los
cultivos agrícolas. En estas zonas el periodo de precipitación máxima se observa de septiembre a noviembre, cuando
los alisios soplan fuerte y los ciclones tropicales están mejor
desarrollados; abril y junio es considerado el periodo de mínima
precipitación, aunque no es una “temporada de sequía total”
propiamente, como sucede en otras regiones, sino un temporada de poca lluvia (Vivó, 1964: 201).81 Las lluvias, pues, siguen
81
De aquí que Nahmad (1965: 16) propusiera que la época de lluvias se
debe dividir, a su vez, en dos periodos: la “temporada de lluvias máximas”,
de junio a octubre, y a veces hasta noviembre; y el “agua norte”, como se le
conoce en la región mixe, que dura de noviembre a diciembre y enero.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
137
un régimen más o menos preciso que se debe caracterizar como cíclico.
CANÍCULA
Una variación en la época de lluvias es la presencia de un corto
periodo de sequía llamado “canícula” (Tamayo, 1950: 38),82 el
cual dura de una a dos semanas, a veces más, e interrumpe la
temporada de lluvias de verano en la mayor parte de Centroamérica y el sur de México. Comprende el mes de agosto83 y,
en algunos años; se exagera en la segunda quincena de este
mes, lo cual es importante para los calendarios de cultivos
(Tamayo, 1962, v. II: 156). Este fenómeno se debe al retiro de la
zona de calma (o tranquilidad) ecuatorial hacia el sur (Vivó,
1964: 201-203).
CLIMAS Y TEMPERATURAS
Aquí examinaré el clima84 en la región mixe, el cual se distingue
por sus grandes variaciones. Me pareció conveniente analizar por separado el factor térmico de los demás que componen
un clima, porque así se incluyen observaciones de especial
interés, ligadas principalmente con el ciclo de lluvias, que difícilmente se hubieran podido realizar de otra manera.
82
Jorge A. Vivó (1964: 201-203) lo llama “veranillo” o “verano chico”.
Algunos autores afirman que la canícula también ocurre en el mes de
julio (Vivó, 1964: 201-203).
84
Un clima se define como “el complejo estadístico formado a partir de
las propias condiciones registradas durante muchos años”; no debe confundirse con el tiempo o “conjunto de condiciones meteorológicas que determinan el estado atmosférico instantáneo en un lugar” (Mosiño, 1974: 190).
Véase también Jorge A. Vivó (1964: 205).
83
138
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En efecto, las variaciones climáticas son el resultado de la
combinación de los efectos locales (la orografía), las circulaciones zonales (los vientos alisios) y las circulaciones secundarias (los monzones). En síntesis, un clima depende de la
latitud, la orografía, la distribución de tierras y mares, las corrientes marítimas, y de la combinación de no pocos fenómenos meteorológicos tales como la temperatura, precipitación,
humedad, nubosidad, tormentas y sus trayectorias (Mosiño,
1974: 68, 71; Vivó, 1964: 205).
Tipos climáticos
El clima de la región mixe, aunque oscila entre los tipos cálido y
templado, se caracteriza por su riqueza en las variedades locales, las cuales, no obstante, son bastante uniformes (Schmieder,
1930: 5). De manera general, ampliamente aceptada, se han clasificado tres partes constitutivas de la región mixe: la alta, la
media y la baja (ver más arriba). La distinción se apoya básicamente en los valores proporcionados por las altitudes sobre el
nivel del mar. De alguna forma la clasificación ofrece un panorama
de la variedad climática y orográfica de la región; sin embargo, no
da cuenta de los subtipos climáticos que existen dentro de una
misma altura. Pocos estudios sistemáticos se han elaborado al
respecto, y lo que generalmente encontramos son datos de escaso análisis, casi siempre con fines ilustrativos.85
85
Así, por ejemplo, Aguirre (1992: 15) observa que la región de la sierra
norte se caracteriza por los climas cálido-húmedo, semicálido-húmedo, templado-húmedo y templado-subhúmedo. La temperatura promedio en esta región
oscila entre los 12° y 22° C. El informe de la ASAM (s.d.: 1) coincide con este
autor al hacer notar que el clima de la región mixe es variado, desde el caliente
con temperaturas de 42° C hasta el más frío con temperaturas de 0° C.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
139
Según el sistema de Köeppen,86 una parte considerable de
la región mixe posee el clima cálido-húmedo o tropical (A) con
lluvias predominantemente en verano (Aw), localizado en los
municipios de Ixcuintepec, Mazatlán, San Juan Guichicovi (zona
baja), así como parte de Tepantlali y Tepuxtepec (zona alta).
Las vertientes con orientación hacia el Golfo, a su vez, reciben
las intensas lluvias monzónicas en el verano (Am); se localizan
casi en toda la zona baja, así como el noreste de la media:
Zacatepec, Alotepec y norte de Quetzaltepec. En una pequeña
porción de la zona alta y al este de Totontepec notamos el clima
cálido-húmedo con lluvias todo el año (Af) (Beals, 1969: 316;
Ledesma-Rebollar, 1988: 79; Mosiño, 1974: 118).87
Los climas cálido-húmedos (A) se encuentran desde el paralelo 23° norte, hacia el sur, a lo largo de la llanura costera y la
base de los declives correspondientes a la Sierra Madre Oriental;
se extienden desde el nivel del mar hasta unos 800 metros.88
86
Varios intentos se han realizado para clasificar los climas; el de Wladimir
Köeppen, de los más precisos, sencillos y difundidos, es uno de ellos. Su
clasificación se basa en promedios anuales y mensuales de temperatura y
precipitación; también considera el crecimiento de las plantas a través de la
evaporación. Para designar “tipos climáticos” emplea un sistema simbólico de
letras con un significado preciso en términos de lluvia, temperatura, etcétera,
cuya combinación da como resultado una fórmula que describe el tipo de
clima. A México se le reconocen tres grandes zonas climáticas, que se descomponen a su vez en subtipos; éstas son: (A) climas tropicales; (B) climas secos;
(C) climas templados (Vivó, 1964: 205). Mosiño (1974: 118), además de sugerir otra zona climática (E) de clima frío (sólo después de 4 000 m), hace notar
que el sistema no se adapta bien a las condiciones orográficas del país pues
está pensado para los climas que se extienden en latitud y no en altitud.
87
Los climas Af y Am se localizan a lo largo y en la base del declive este
de la Sierra Madre Oriental, al sur del paralelo 22º norte (Mosiño, 1974: 118).
88
Los climas tipo A corresponden, en general, a la húmeda tierra caliente
donde el promedio anual de temperatura nunca desciende los 18º C, y
donde las heladas son desconocidas. Usualmente, estas áreas reciben
suficiente lluvia (arriba de 1 000 mm anuales) para soportar una vegetación
selvática. La mayoría de las áreas con tierras bajas tropicales se encuentran al sur y al este del Istmo de Tehuantepec; al norte y al oeste del mismo
sólo ocupan las estrechas áreas costeras del Golfo y el Pacífico y la mayoría de la depresión del Balsas-Tepalcatepec (Vivó, 1964: 212).
140
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
También existen los climas semicálidos (AC), que resultan
de la combinación entre el clima templado (C) y el cálido (A). El
semicálido-húmedo con lluvias todo el año (ACfm) se encuentra entre los límites de las zonas alta y media en los municipios
de Alotepec, Atitlán y Zacatepec; también entre el límite de las
zonas media y baja en Quetzaltepec y Camotlán. El semicálidohúmedo con abundantes lluvias en verano (ACmw) ocupa los
municipios de Ixcuintepec, Ocotepec, Cacalotepec y parte de
Mixistlán (Ledesma-Rebollar, 1988: 79).
La parte media y alta de la región mixe posee los climas
templado húmedos (C) propios de las áreas montañosas o mesetas superiores a los 800 metros (Beals, 1969: 316; Mosiño,
1974: 119, 121; Vivó, 1964: 205).89 Schmieder (1930; 6), por su
lado, sugiere que el clima de las montañas es definitivamente
del tipo (C). Puesto que el carácter isotermal permanece obvio,
la fórmula climática ideal sería del tipo Cwi.
En la parte media mixe se distinguen los climas siguientes:
templado con invierno seco y verano lluvioso caliente (Cwa),
y templado con lluvia todo el año y verano caliente (Cfa).90
Son los que ocupan las partes bajas montañosas y planicies
89
Según la caracterización de Tamayo (1950: 38), las faldas y cimas de
la sierra madre de Oaxaca poseen un clima “templado moderado lluvioso”
con lluvias en verano e invierno, temperatura promedio no menor a 3° C en
el más frío y de 22° C en el más caliente.
90
Los subtipos climáticos Cf y Cw son nuevamente subclasificados de
acuerdo con el grado de temperaturas del verano. Así, el tipo “verano caliente” (promedio del mes más caluroso sobre los 22°) se señala por la letra a.
El tipo “verano frío” (promedio del mes más caluroso abajo de 22°) se indica
por la letra b (Vivó, 1964: 205).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
141
altas; los que usualmente corresponden a la altitud de la tierra
templada (Vivó, 1964: 205).91
Las tierras más elevadas que constituyen la parte alta mixe
presentan climas del tipo invierno seco templado, de verano
frío (Cwa y Cwb). Ocupan las elevaciones más altas y frías no
sólo de Oaxaca, sino del altiplano central (Vivó, 1964: 205). El
templado húmedo con abundantes lluvias en verano (Cmw) es
el propio de la zona alta, fundamentalmente las porciones centro y norte. Ocupa los municipios de Totontepec, Mixistlán,
Tlahuitoltepec, Tamazulapan, Cacalotepec, así como parte de
Tepantlali y Juquila (Ledesma-Rebollar, 1988: 80).
ZONAS TÉRMICAS
El estudio de las zonas térmicas también está basado en el
sistema de Köeppen, sólo que de forma estandarizado; la temperatura media anual proporciona la clasificación de la zona
térmica (Mosiño, 1974: 94).
Por lo general, los lugares situados al sur del trópico de Cáncer presentan dos máximos de temperatura que se corresponden con las épocas de mayor insolación debido al paso doble
del sol por el cenit. El primero que cae en mayo es el más
intenso; el segundo casi siempre se atenúa o desaparece debido a que la temporada lluviosa, como hemos visto, incia en el
verano y se prolonga hasta el otoño, impidiendo que la tempera-
91
A su vez Tamayo (1962, v. II: 169, 171), basándose en la clasificación
de Köeppen, cataloga a la vertiente marítima de la misma sierra como una
zona “templada lluviosa”, la cual se distingue porque la temperatura media
del mes más cálido es superior a 18° C y la del mes más frío excede a 0° C.
Por su parte, la vertiente norte presenta un clima “tropical lluvioso” con
intensas lluvias en verano; se caracteriza porque la temperatura media es
de 18° C y está cubierta por vegetación de bosque tropical.
142
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
tura se siga elevando (Mosiño, 1974: 99, 106). En esta zona el
periodo caliente del año inicia entre marzo y mayo, más que en
el periodo normal de mucho sol en junio o julio; la causa se
debe a que ocurre en lo alto de la temporada seca con cielos
claros y sol brillante. Con la llegada de las lluvias, el aire es
enfriado por la presencia de nubes y el descenso de aire frío
proveniente de las zonas elevadas (Vivó, 1964: 198).
Con todo, “mayo es el mes más caliente sobre una gran área
de las porciones central y sur del país” (Mosiño, 1974: 99). El
periodo cálido de marzo a mayo es usualmente el más “incómodo” del año, porque, además del calor y la sequía, aparecen
tolvaneras y remolinos (Vivó, 1964: 198).
En la vertiente del Golfo, no obstante estar expuesta a los
“nortes”, no se presentan oscilaciones de temperatura por la
influencia marítima que, de alguna manera, actúa como regulador térmico (Mosiño, 1974: 102). Así, las laderas orientales de
la Sierra Madre Oriental, incluyendo la sierra madre de Oaxaca,
quedan incluidas dentro de la zona térmica “semicálida”.92
HIDROLOGÍA
La región mixe no cuenta con un sistema hidrológico tan interesante como se observa en otras zonas; su situación orográfica
no se lo permite. A lo largo de toda la sierra mixe, sin embargo,
se encuentran escurrimientos de agua que descienden de la
cima de las innumerables montañas que fungen como “barrera
meteorológica”, provocados por las intensas lluvias o la nubosidad, los cuales, al reunirse en las cuencas y valles, han formado ríos importantes que serpentean por el reducido espacio que
separa a los cerros. Este patrón de drenaje se conoce como
dendrítico (Ledesma-Rebollar, 1988: 83; Ledesma, 1992: 80).
92
La temperatura media anual fluctúa entre los 18º y los 22º C (Mosiño,
1974: 96).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
143
Estos ríos, a su vez, constituyen los afluentes de sistemas
hidrológicos de enorme relevancia como los de la vertiente del
Golfo,93 los cuales han favorecido el asentamiento de numerosos grupos indígenas desde antes de la Conquista.94 Por lo
tanto, es menester referirse a ellos.
El Papaloapam nace en Cuajimoloyas, Sierra Juárez, y
desemboca en la laguna de Alvarado tras un recorrido de
240 km; sus afluentes son los ríos: Xiquila, Tomellín, Usila, Tonto, Obispo, Playa Vicente, San Juan y Tuxtla. Sus afluentes de
la región mixe son los ríos Chisme (Cotzocón, Zacatepec), San
Juan (Toton-tepec, Zacatepec), Cajonos (Mixistlán, Tlahuitoltepec, Tamazula-pan) y Puxmetacán (Cotzocón). Este último es
el más extenso, ya que atraviesa algunos municipios de la parte alta, Alotepec, Ocotepec, Quetzaltepec y Cotzocón (Ledes
ma-Rebollar, 1988: 82-83).
El Coatzacoalcos es el que ocupa la mayor extensión en toda
la región. Nace entre la vertiente noreste de la Sierra de Oaxaca
y la vertiente norte de la Sierra Atravesada, y desemboca en el
Golfo de México después de cubrir una distancia de 270 km siguiendo una orientación suroeste-noroeste. En la planicie costera del Golfo, al Coatzacoalcos se le unen los ríos Jaltepec (Cotzocón), que figura como su principal tributario; el Uxpanapa, el Atona
(Cotzocón), el Grande (San Juan Guichicovi), el Ixcuintepec, el
Jaltepec (Cotzocón), el Sarabia (San Juan Guichicovi), el Malatenango (San Juan Guichicovi), la Trinidad (Cotzocón) y algunos
otros pequeños afluentes, entre los que podemos citar al Chichihua
93
La vertiente del Golfo comprende un área de 34 800 km2, con un
volumen de escurrimiento de 33 700 millones de m3 al año, nutriendo las
cuencas de los ríos Papaloapam (incluyendo el Tehuacán y el Tomellín),
Coatzacoalcos y Grijalva-Usumacinta, los principales sistemas hidrológicos
del país (Aguirre, 1992: 13; Beals, 1969: 31; Diccionario Porrúa..., v. II: 2088).
94
Entre ellos figuran, por supuesto, los olmecas arqueológicos del
protoclásico, así como los chinantecos, zapotecos y mixes, por citar sólo
algunos, en nuestros días (Tamayo, 1964: 92).
144
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
y Chivela, Solosúchil, Coachapa, Nachital, Corte y Chiquito
(Tamayo, 1950: 54; 1964: 92; Ledesma-Rebollar, 1988: 83).
El río Tehuantepec es uno de los ríos importantes, aunque
éste drena sus aguas hacia las costas del Pacífico; posee una
orientación paralela a la sierra de noroeste-sureste. Ocupa el
extremo oriental de la zona alta y la totalidad del municipio de
Juquila (Ledesma-Rebollar, 1988: 83).
EDAFOLOGÍA
El suelo es uno de los elementos básicos del medio ambiente,
pues a él se debe el sostenimiento de la vida vegetal y, por lo
tanto, la animal, de las cuales el hombre depende para su subsistencia y reproducción:
El suelo es producto de la alteración, arreglo y organización de
las capas superiores de la corteza terrestre bajo la acción de la
vida, de la atmósfera y de los intercambios de energía que en él
se manifiestan (Flores, 1974: 11).
Aún así, el estudio de los suelos ha sido uno de los más descuidados cuando se analiza el entorno de los indígenas mesoamericanos (Stevens, 1964: 265).
Los suelos son un reflejo de los regímenes climáticos y
las formaciones rocosas permanentes (Beals, 1969: 316), pero
su formación se debe a la conjugación de diversos factores;
principalmente la materia prima, el clima, la flora, la fauna, el
relieve, el sistema de drenaje, el tiempo y, por supuesto, la
acción del hombre (Stevens, 1964: 267).95
95
Análogamente, Flores (1974: 22) indica que los factores de determinación de los suelos son: material parental (material de origen), clima, organismos biológicos, topografía, edad. Hace ver, además, que todos son factores
determinantes en la formación de los suelos sin actuar aisladamente; al
contrario, operan como “un conjunto de procesos integrados”.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
145
Los suelos de las estribaciones montañosas de Oaxaca, así
como de casi toda la República mexicana, se formaron durante
la era cuaternaria, es decir, se trata de suelos relativamente
jóvenes (Flores, 1974: 18, 20). De acuerdo con el mismo autor
(Flores, 1974: 30) no existían, hasta entonces estudios serios
capaces de elaborar una adecuada clasificación de los suelos
de México.96 No obstante, apoyándose en el esfuerzo de otro
investigador,97 encuentra suelos “caoliníticos jóvenes” para la
costa de Veracruz hasta la península de Yucatán, pasando por
Tabasco, y “ando montañosos secos” para la porción norte de
las sierras Madre Oriental, Occidental, Cordillera Neovolcánica
y porción media de Puebla, Veracruz y Oaxaca.
Álvarez (1982: 47-48) considera que las estribaciones orientales de la sierra mixe poseen suelos “caoliníticos jóvenes”,98 y
clasifica a los suelos de las regiones montañosas de Oaxaca,
en general, como “ando montañosos secos”. Además, afirma
que parte de esta sierra contiene suelos ácidos caracterizados
por la cantidad de Ph o índice de alcalinidad.
Otros autores los nombran “complejos de montaña”, los cuales, dentro de la clasificación internacional, se componen de
suelos café forestales y otros blanquizcos llamados podzoles
(formados por ceniza)99 en los terrenos con una inclinación mayor
de 25%; son delgados y víctimas de la erosión fundamentalmente en las laderas de los cerros (Tamayo, 1950: 54-55;
96
Por ejemplo, la clasificación de la FAO en 1968 de las principales unidades de suelos que se aprecian sólo en el estado de Oaxaca, sobre terrenos
montañosos y planicies costeras básicamente, es bastante lata y confusa
(Flores, 1974: apéndice II, p. 95).
97
J. Papadakis, Soils of the world, Amsterdam, Elsevier Publishing, 1970.
98
Beals señala que las tierras bajas del Golfo y sus vertientes adyacentes exhiben suelos “lateríticos amarillos” (1969: 316).
99
Según Beals (1969: 316) la mayoría de las partes altas de esta región
poseen suelos calizos.
146
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Weitlaner, 1969: 11). Por lo tanto, no son útiles para el cultivo
intensivo, excepto en las hondonadas y los pequeños valles en
donde la capa es más gruesa. Los suelos fértiles (“migajones
rojos y amarillos”), donde los cultivos son muy productivos y
llegan a levantarse hasta dos cosechas anuales, se localizan
en los afluentes del río Papaloapam (Weitlaner, 1969: 11).
La región mixe presenta un complejo y diverso cuadro
edafológico. A continuación enumero los tipos de suelos, de
acuerdo con la clasificación de la FAO, y su localización dentro
de la misma.
El acrisol húmico y acrisol órtico se encuentran en casi toda
la zona media, con excepción de Juquila y al este de la zona
baja (Ixcuintepec, Cotzocón), así como en ciertos municipios
de la zona alta (Totontepec, Tepantlali, Cacalotepec). El cambisol
éutrico se localiza en Cotzocón, Mazatlán y oeste de Guichicovi.
El litosol se distribuye en Juquila y el extremo sureste de
Tepuxtepec. Otros suelos asociados a los anteriores, pero que
aparecen escasamente, son el luvisol vértico y el regosol éutrico
(Ledesma-Rebollar, 1988: 84-86).
EROSIÓN
Oaxaca es el segundo estado afectado por la erosión100 después de Tlaxcala. Ésta afecta sensiblemente la cuenca alta del
Papaloapam, particularmente Coixtlahuaca, la sierra de Huautla
y la Sierra Juárez (Tamayo, 1950: 55).
La Sierra Madre de Oaxaca presenta una erosión del tipo
“moderada”, o sea, aquella que “avanza a medida que se destruyen los bosques sin reposición inducida de la cubierta vegetal, cuando no hay resiembra de árboles, y no se deja llegar al
100
Entendemos a la erosión como el “[...]abuso que el hombre ha hecho
de las formas del relieve” (Flores, 1974: 13).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
147
pasto al momento en que tira su semilla” (Álvarez, 1982: 47-48).
Respecto a los aspectos de control ecológico, en el Plan Estatal
de Desarrollo de Oaxaca 1986-1992 se señala que en el ámbito
rural la sierra norte es una de las regiones con mayores daños de
degradación ecológica. El daño ambiental se ha derivado fundamentalmente de la erosión y la deforestación (Aguirre, 1992: 38).
La ASAM (s.d.: 3) considera que, aun cuando la producción
es básicamente de temporal y las lluvias aparentemente suficientes para los cultivos, las inclinadas pendientes y la falta de
sistemas de almacenamiento y distribución de agua son los
factores que más contribuyen al desgaste de los suelos. Tamayo
(1950: 107) coincide en que el relieve abrupto, al disminuir la
superficie apta para la agricultura, orilla a los campesinos a
sembrar en las laderas de los cerros provocando una erosión
muy grave.
Para Schmieder (1930: 4), dos son los factores básicos que
contribuyen a la erosión del suelo en esta zona. Por una parte,
el nivel bajo de la base que provoca un drenaje enérgico de los
ríos que desembocan hacia el Golfo; por otra, que las vertientes
del norte reciben una gran cantidad de lluvia que paulatinamente las va disecando. Otro factor, también importante, consiste
en la destrucción por quema y roza de los bosques de pinos
(Schmieder, 1930: 10, 72).
Aparentemente, el cultivo del café tiene la ventaja de conservar la humedad y proteger los suelos de la erosión: “La ventaja
que el café ofrece es que, como se reproduce en las laderas de
la zona tropical, es defensor del suelo de los efectos de la
erosión” (Tamayo, 1962, t. IV: 302-303).
REGIONES NATURALES
Antes de mencionar con detalle las regiones bioclimáticas y
zoogeográficas, con sus provincias bióticas, en las que se agru-
148
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
pan las diversas especies faunísticas y vegetales, es preciso
referirnos a las regiones naturales, pues constituyen éstas las
divisiones mayores.
Las regiones naturales son los sistemas usados para dividir
los continentes de acuerdo con sus biotas; no sólo son considerados las plantas y los animales, sino la relación orgánica
entre éstos y los datos climáticos, fisiográficos y edáficos
(Álvarez, Lachica; 1974: 258). El clima y la vegetación asociada a él son los aspectos más importantes de las regiones naturales; la relación del clima con el paisaje se expresa principalmente a través de la vegetación y, en parte, los suelos y la vida
animal (West, 1964: 364).
Robert C. West fue quien determinó las regiones naturales
de México y, quien, después de indicar la influencia de éstas
sobre los establecimientos de los grupos humanos, señaló la
similitud entre los límites de las regiones naturales y la distribución de los pueblos indígenas mesoamericanos (Álvarez,
Lachica, 1974: 258).101
De tal manera, en la región mixe nos encontramos con la
coincidencia de la zona fronteriza entre dos regiones naturales:
la tropical alta y la tropical baja.
La primera es una gran área que comprende todo el sur del
altiplano central, incluyendo el cinturón volcánico transversal y
las partes altas de Oaxaca y Guerrero. Se trata de una región
discontinua ocasionada por el corredor que separa la sierra de
Oaxaca y la de Chiapas, es decir, el Istmo de Tehuantepec. En
esta región se presentan varias regiones bioclimáticas (véase
101
En efecto, West (1964: 364) afirma que desde que el hombre es,
ultimadamente, dependiente de la biota para su subsistencia, la distribución
de los tipos de vegetación puede servir como clave importante de las regiones naturales.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
149
más abajo) como el bosque alpino planiaciculifolio, bosque alpino aciculifolio, pradera alpina cespiticaule, bosque templado
caducifolio, matorral desértico espinoso, bosque templado
aciculifolio y bosque templado esclerofolio (Álvarez, Lachica;
1974: 264-266).
La región natural tropical baja forma todo un continuo que
abarca las zonas más meridionales de las dos costas del país,
las cuales se comunican por el Istmo de Tehuantepec, lo cual
no significa que sean exactamente iguales. Las regiones
bioclimáticas son el bosque tropical perennifolio y el bosque
subtropical caducifolio (Álvarez, Lachica, 1974: 267).
FLORA
Los mixes viven bordeando el territorio zapoteco, en una región
que, como hemos visto de manera reiterada, es sumamente
heterogénea. Al respecto, Oscar Schmieder observa:
Su hábitat abarca sólo una región montañosa, incluyendo las
grandes alturas desde el Cempoaltépetl hasta el Picacho de
Acatlán. Aunque el área entera está densamente poblada por
bosques, existen grandes contrastes en el medio. El bosque de
pino en el suroeste, el denso bosque de las altas montañas y la
jungla tropical de tierra caliente ofrecen muy diferentes condiciones de vida (1930: 60).
La vegetación manifiesta siempre un carácter y fisonomía particulares de acuerdo con cada región como resultado de la interacción de varios elementos: temperatura, humedad (precipitación/evaporación), altitud, latitud, topografía y sustrato. Todos
estos factores, al combinarse, imprimen al paisaje la huella y el
modelo que lo caracteriza (González, 1974: 111).
150
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Puesto que en la región mixe no hay pradera ni matorral, a
excepción de las partes más bajas y planas, podemos suponer
que la comunidad vegetal característica es el “bosque”.102
Las regiones bioclimáticas103 apreciables en la misma región son la templada y la tropical. Cabe notar que la separación
de las regiones bioclimáticas diferentes resulta a veces en extremo difícil, sobre todo en las áreas limítrofes. Además, las
comunidades vegetales casi nunca se exhiben dentro de un
límite preciso de demarcación (González, 1974: 114-115).
En la región templada la temperatura media anual oscila entre los 10° y 12° C; los inviernos no son muy crudos. Proliferan
especies de hojas caducas y perennes, con frecuencia en comunidades mixtas. La caducidad aparentemente se liga a la
temperatura y las formas de vida no son muy abundantes; las
fanerófitas son escasas destacando las terófitas. Los suelos
son casi siempre de color pardo (González, 1974: 113-114).
La región tropical consta de una temperatura media anual
superior a 20° C; nunca hay heladas y poca oscilación térmica
anual. La precipitación es superior a los 1 500 mm, excediendo
los 2 000 mm. La vegetación es exuberante y las formas de
vida abundantes, especialmente las fanerófitas; comparativamente, las terófitas son escasas. Los suelos son de color negruzco (González, 1974: 114).
Así, en la región mixe se aprecian varias comunidades
arbóreas (Schmieder, 1930: 9). El bosque alpino planiacucifolio
102
El bosque es formado por “las comunidades donde dominan vegetales monopódicos, o sea, con un tronco bien definido; el conjunto tiene una
extensión espacial considerable, en condiciones naturales” (González, 1974:
113).
103
La región bioclimática se entiende como el medio ambiente en el que
se desarrollan las comunidades vegetales expresando el grado de similitud
entre las condiciones ambientales (González, 1974: 113).
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
151
está constituido por árboles de más de 35 metros que crecen en la región montañosa fría; su carácter fisonómico lo
ofrecen la forma de las hojas, como agujas aplanadas no muy
largas. En los macizos montañosos se distribuye por encima
de los 2 500 metros hasta los 3 500 metros sobre el nivel del
mar. En Oaxaca las especies dominantes son la Abies Hickeli
y la Abies Oaxacana (González, 1974: 125).
El bosque templado esclerófilo corresponde a un tipo de vegetación que crece entre 10 y 30 metros; se llama así porque
más de la mitad de las especies dominantes constan de hojas
esclerosadas. Se le encuentra en altitudes superiores a los 2 400
metros, en los sistemas orográficos que dividen al país; habita
las laderas de declive moderado. Las especies dominantes son
variaciones del género Quercus, el cual se encuentra en distintos medios ecológicos merced a su gran adaptabilidad. Las
comunidades vegetales en este bosque son, por lo tanto, muy
variadas (González, 1974: 139).
El bosque templado aciculifolio es un tipo de vegetación que
crece de 8 a 30 metros donde más de la mitad de las especies
dominantes muestran hojas aciculares. Su distribución geográfica coincide con las grandes cadenas montañosas ocupando
una franja que va desde los 300 metros hasta los 3 500 metros
sobre el nivel del mar. La composición florística dominante incluye la mayor parte de las especies Pinus y el género Quercus,
las que poseen la cualidad de adaptarse bien a diversas condiciones ecológicas (González, 1974: 131; Álvarez, Lachica; 1974:
224). También existe bosque de coníferas en la sierra mixe, al
igual que en todas las partes altas de la sierra madre de Oaxaca
(Bradomín, 1980: 146; Tamayo, 1950: 56; 1962, v. III: 198). Se
trata de un bosque de pinos u oyameles alternados con encino
y aile, en ocasiones con monte bajo y pastizal. Ocupa todas las
áreas superiores a los 900 metros, a excepción de las áreas
deforestadas (Álvarez, 1982: 70).
152
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Grandes áreas de las montañas mixes están aún cubiertas
por bosques de pinos u ocotales (Pinus montezumae), pero
éstos no son más que reminiscencias de una asociación vegetal que fue mucho más extensa. Lugares llamados Ocotepec
(“cerro de pinos”) u Ocotlán (“lugar de pinos”) están muy distantes de poseerlos en nuestros días. Es casi una regla que ahí
donde existían pinos no queden más que matorrales y algunos
robles. En el presente, el límite más bajo de los ocotales está
en 1 600 metros aproximadamente; la altura de óptimo desarrollo se encuentra en elevaciones de 2 000 a 2 600 metros
(Schmieder, 1930: 9).
El bosque lluvioso se extiende como una inmensa ola verde
desde las costas del Golfo hasta las vertientes del Zempoaltépetl. La extensión de su formación se restringe sólo a áreas
de gran humedad. A pesar de los claros producidos por el hombre, este bosque se restablece pronto en cuanto los campos de
trabajo son abandonados. El bosque lluvioso puede crecer en
las más altas elevaciones, pero sus límites están controlados
por la humedad. De hecho, conforme aumenta la altura éste se
empobrece, pero aun en su mayor pobreza es más exuberante
que cualquier otra comunidad vegetal. Las franjas de árboles
están cubiertas con las más diversas especies de epifitas, y
en alturas de 1 500 metros se alcanzan a ver conspicuas comunidades de helechos (Schmieder, 1930: 11-12).
El bosque tropical caducifolio consta de árboles de 30 metros de altura en promedio. Se caracteriza porque las especies
dominantes pierden sus hojas durante el invierno y cambian de
color antes de la caída. La humedad ambiental es elevada y,
con frecuencia, el bosque está rodeado de niebla. Ocupa los
límites de la región templada y tropical (González, 1974: 153).
Al parecer, a este tipo corresponde el bosque lluvioso subtropical
anotado por Álvarez (1980), quien lo define como una “selva
media” con árboles de altura media (20 metros); sobresalen el
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
153
guanacastle, la caoba, el guaje oscuro y el monte bajo. Ocupa
grandes extensiones del distrito mixe, así como de Tuxtepec,
Choapan, Ixtlán, Villa Alta y Juchitán.
El bosque tropical perennifolio posee vegetación densa de
30 a 60 metros donde el estrato arbustivo y herbáceo generalmente está pobremente representado. En cambio, las epífitas y
lianas son abundantes. Los árboles permanecen verdes casi
todo el año, aunque algunas especies pierden sus hojas durante la floración. Se encuentra desde el nivel del mar hasta los
900 metros, aproximadamente.104 Es el tipo de vegetación más
rico y la composición suele variar de un lugar a otro (González,
1974: 161).105 Álvarez (1982) señala que el bosque lluvioso tropical ocupa una porción de los distrito de Juchitán, Choapan y
Mixe. Es una selva alta básicamente formada por ceiba, guanacastle, parota, caoba, palo de campeche, palo de brasil, chicozapote, guayacán, plátano, hule, primavera, chijol, cacao, vainilla,
aguacate, coyol, caimito, guayaba, mamey; aparecen también
bejucos, lianas, plantas epífitas y parásitas y un monte bajo de
hoja ancha (Tamayo, 1962, v. III: 190).
En las vertientes del norte, el bosque tropical lluvioso ha
ganado territorio en detrimento de los ocotales. En las partes
altas de tierra caliente existen asociaciones aisladas de pinos
rodeadas por la jungla subtropical. La razón plausible es la gran
exposición de los pinos al fuego en contraste con la jungla
(Schmieder, 1930: 9).
104
Tamayo (1962, v. III: 190) indica que hasta los 1 000 metros de altura
sobre el nivel del mar se presenta el bosque tropical, propio de suelos
gleysados y clima tropical lluvioso con un periodo seco y menos humedad.
105
En el norte de Oaxaca se observa una comunidad particular formada
por la asociación de Andira galeottiana, Sweetia panamensis, Treminalia
amazonia y Vochyasia hondurensis. Así mismo, una pequeña porción de
este territorio está ocupada por el bosque tropical subperennifolio, donde intervienen elementos florísticos caducifolios (González, 1974: 164-165).
154
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Existe una comunidad que vale la pena incluir aquí. Tamayo
(1962, v. III: 198) la denomina bosque mixto. Se localiza en el
declive este de la sierra madre de Oaxaca, en tierras de 1 700 a
2 000 metros sobre el nivel del mar. Es una transición en el
ascenso de las altiplanicies y valles a las tierras altas. Se compone de encino, roble, palo blanco, linaloe, copal, aile, chopo,
sauce, fresno, madroño, nogal, tepozán, retama y algunos otros.
FAUNA
Es interesante notar que los mixes establecen una clasificación
ordinaria, tanto para las plantas como para los animales, basada
en proyecciones nacidas de la cultura hacia el ámbito de la naturaleza. En efecto, existe una dualidad moral en la clasificación
zoológica; hay animales “buenos” y animales “malos”, según mis
informantes. Los animales malos son la víbora, el zorro, el zorrillo y el tigre. Esta dicotomía, basada en una caracterización
axiológica se aplica a otros ámbitos como el de la religión (espíritus buenos y malos) y el tiempo (días buenos y malos).
Dicen los mixes que “si uno ve en el camino que una víbora
se atraviesa o hace un hoyo en medio del camino, esto indica
malos augurios o malas noticias; que suceda un accidente en
el cafetal o con el machete. Es malo también cuando al regresar encuentra uno su machete rodeado de zorros y jugueteando, porque también avisa malas noticias. Aunque el zorro no
muerde no es bueno encontrarlo”.
Un hombre me contó que una vez tropezó en el camino con
un zorro, lo cual lo dejó pasmado, inmóvil y sin habla. Afortunadamente, otro hombre venía por el mismo sendero asustando
al zorro. Cuando llegó hasta él, el primero le pregunto qué era lo
que le sucedía; el hombre se limitó a llorar, corriendo sus lágrimas copiosamente sobre sus mejillas, sin contestar nada.
CONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
155
Debido a que la región neoártica y neotropical encuentran
sus límites justamente en el territorio mexicano, las faunas no
pueden ser con facilidad ordenadas taxativamente.106 Casi todo
el territorio mexicano y parte de Centroamérica están considerados como una zona de solapamiento de faunas llamada “zona
de transición mexicana”, lo cual equivale a una penetración de
faunas en ambos sentidos (Álvarez-Lachica, 1974: 226).
Oaxaca posee una de las faunas más complejas y diversas
de México. Tiene hábitats de muchos tipos y su fauna manifiesta muchos endemismos. Es, en síntesis, un complejo de formas neoárticas y neotropicales (Álvarez-Lachica, 1974: 290).
Sin embargo, puesto que la separación entre la región neoártica
y neotropical es ecológico-climática, y los límites son impuestos por las cadenas montañosas (Álvarez-Lachica, 1974: 224),
tendemos a pensar que la región mixe presenta una fauna dominante, no exclusiva, de tipo neotropical.
Una de las subdivisiones de la región zoogeográfica es la
provincia biótica.107 Apoyándome en Álvarez y Lachica (1974),
advierto que la región mixe se encuentra repartida en tres provincias bióticas: Tehuantepec, veracruzana y volcánica transversal. La primera es poco conocida en su extensión norteña,
que pertenece a la región mixe; la segunda ocupa las partes
bajas del norte de Oaxaca; finalmente, la tercera constituye
una unidad no separable en fauna de montaña y fauna de alti106
Las regiones emergidas se han clasificado en regiones faunísticas o
zoogeográficas. Consisten en enormes extensiones de terreno en las que
habita una fauna característica, limitando dichas regiones barreras físicas
y/o climáticas. Generalmente, estas grandes extensiones no coinciden con
los límites fisiográficos de los continentes (Álvarez, Lachica, 1974: 222).
107
Se define como un área considerable y continua caracterizada por la
presencia de una o más asociaciones ecológicas importantes que difieren, de
las provincias adyacentes. Incluyen las asociaciones faunísticas en relación
con la flora, el clima, la fisiografía y el suelo (Alvarez, Lachica, 1974: 241).
156
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
plano (Álvarez, Lachica, 1974: 249, 253, 255). A esta última,
Tamayo (1962, v. III: 151) la llama Neovulcanense; catalogada
como una “típica región de tierras altas”, aunque situada al sur
del trópico de Cáncer, el efecto de la insolación es amortiguado
por la altitud.
Esta provincia cubre las partes superiores a los 1 000 metros. Se le encuentra en la cordillera neovolcánica, al extremo
sur de la Sierra Madre Oriental, la parte oriental y elevada de la
cuenca del Balsas, gran parte del altiplano meridional y toda
la sierra madre de Oaxaca (Tamayo, 1962, v. III: 151).
El mismo autor distingue, con mayor precisión, el distrito
biótico Orizaba-Cempoaltépetl, que actualmente no es más que
los restos de un importante vaso lacustre que ha dado lugar a
especies faunísticas especiales, básicamente. Se encuentra
ubicado en Puebla, sur de Veracruz y norte de Oaxaca (Tamayo,
1962, v. III: 153).
En el bosque tropical existe una gran variedad de animales
que forman una asociación faunística bastante rica. Los animales arborícolas son: el mono araña (Ateles neglectus), saraguato
(Allouta villosa), murciélago (Desmodus rotondus), tlacuache
(Didelphys mesamericana); también abundan las aves como
colibríes (Coeligena clementia), tucanes (Pamphastos carinatus)
y pericos; faisán mexicano (Crax globicera), guacamaya roja
(Ara macao). Cada “piso” de los árboles tiene su propia fauna
de aves. Entre las aves de “abajo” se mencionan el guajolote de
monte (Meleagris gallo pavo), el tecolote (Buho virginianus) y la
lechuza (Stryx perlata). Hay un número considerable de serpientes, iguanas y batracios que también habitan los árboles:
nauyaca (Bothropus undulatus), coralillo (Micuvus fulvus), boa
(Constrictor mexicana) y chirrionera (Spilotes salvini), entre otros.
Los animales terrícolas son: pecaríes (Tayassu pecariringens),
venados cola blanca (Odocoileus virginianus), tapires (Tapirus
americanus), osos hormigueros (Myrmecophaga jubata) roedoCONDICIONES FÍSICAS DE LA REGIÓN MIXE
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res, venados-temazate ( Mazama mazama), onzas (Felis
gaguarondi) viejos de monte (Tayra barbasa), tepezcuintles
(Coelogenys paca) y jaguares (Felis hernindensi) (Álvarez, 1982;
Tamayo, 1962, v. III: 243,249).
158
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
SANTA MARÍA
ALOTEPEC: SU LUGAR
EN LA REGIÓN MIXE
ALGUNOS DATOS HISTÓRICOS
Poco se sabe de los mixes antes de que los europeos llegaran
al continente americano. Existen pocos vestigios arqueológicos que se puedan vincular con este pueblo —aunque tal vez la
arqueología nos depare algunas gratas sorpresas—, de ahí que
algunos autores como Beals (1945: 7), Schmieder (1930: 63) y
Foster (1969: 458) coincidan en clasificar a la mixe como una
“cultura simple”, en relación con las altas civilizaciones circunvecinas, en particular la zapoteca.
Sobre el origen de los mixes se ha especulado mucho, dando lugar a reconstrucciones basadas en una imaginación ilimitada y de escaso fundamento histórico. Se ha pensado que los
mixes vienen del Perú (Sánchez Castro, 1947, 1952) o, más
increíble aún, que tienen un origen europeo (Gay, 1982: 12-15).
Más interesante parece la hipótesis según la cual los mixes
provienen de tierras bajas (Foster, 1969, Beals, 1945; Weitlaner,
1961), y están emparentados lingüísticamente con una protolengua mixe-zoqueana de gran antigüedad que pudo ser
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
159
hablada parcialmente por los olmecas históricos (Coe, 1992;
Kaufman, 1964; Campbell, 1979; Campbell-Kaufman, 1976;
Soustelle, 1989).
Los mixes debieron formar en tiempos remotos un sólido
grupo con sus parientes lingüísticos zoques y popolucas; además, es posible que durante este mismo tiempo hayan permanecido cerca de lo que hoy es su hábitat actual.108 La continuidad popoluca debió ser fracturada con la llegada de invasores
de habla náhuatl, mientras que el enclave zapoteco separó a
los mixes de los zoques; la ruptura final fue resultado de la
Conquista (Foster, 1969: 453).
De acuerdo con la Relación de Nexapa,109 los mixes vivían
dispersos en los “cerros airosos” hasta que fueron obligados a
vivir en “lo llano y bajo, en república, para que tuviesen que vivir
en doctrina y policía”. El documento agrega que socialmente se
organizaban en una especie de clan por medio de un linaje que
descendía hasta el cuarto grado; el jefe del clan era el pariente
mayor del primer grado y se conocía como nimuchoo, que según Acuña corresponde al tequitlato o mandón que tenía a su
cargo repartir el tributo o el tequio a los macehuales. (Relación… 1984: 347, 349).
108
Beals (1945: 8, 11), Foster (1969: 454) y Weitlaner coinciden en aceptar que los mixes provienen de tierras bajas. El primero piensa que la ubicación actual de los pueblos en una franja de humedad generada por la nubosidad puede tener su origen en un antiguo hábitat; el segundo supone que los
mixes debieron estar más cerca de sus parientes lingüísticos, los zoques,
en las tierras bajas del Istmo (véase Barabas-Bartolomé, 1984: 7). El único
que se opone a tal hipótesis es Schmieder (1930: 61), quien piensa que los
mixes son originarios de las montañas; su argumento es que no hay términos originales para referirse a los árboles de helechos de tierra caliente.
109
Escrita por el dominico fray Bernardo de Santa María, en 1577, como
parte de las Relaciones Geográficas.
160
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
El panteón mixe estaba compuesto por diversas divinidades
como el dios de las Aguas, de los Vientos, de las Sementeras,
de las Pesquerías, de los Partos y Nacimientos, de las Guerras, de la Paz; en fin, existía un dios para cada cosa, aunque
se dice que también creían en un dios principal de todos los
dioses. Los mixes tenían un calendario definido, en el cual el
año estaba señalado por una culebra; los meses, las semanas
y los días estaban bien identificados y cada uno tenía un nombre específico (Relación…, 1984: 350).
Los mixes se consideran un pueblo libre y se sienten orgullosos de no haber sido jamás conquistados militarmente: “todos
se estrellaron contra la firme resistencia de los mixes” (Gay,
1982, cap. XI: 151). La única conquista de la que se puede
hablar es de la espiritual por parte de los evangelizadores; pero
aún en el caso de la religión, la victoria dominica puede ser
puesta entre signos de interrogación. Las fuentes más antiguas
hacen alusión al espíritu guerrero e indomable de los mixes.110
La Relación de Nejapa (1984: 351) señala que éstos:
[...] peleaban solamente con lanzas, q[ue] serían de largo [de]
tres brazas, antes más q[ue] menos (y todavía las hay por esta
tierra aunq[ue] las justi[ci]as se las quitan y quiebran). Y, destas
lanzas. la una braza, estaban aforradas de pedernal.
110
El único documento que presenta la imagen contraria de los mixes es
Historia de los Indios de la Nueva España, escrita por fray Toribio Motolinía.
El cronista franciscano describe a los “mijes” como “[...] obedientes, mansos y bien acondicionados, y dispuestos a todo acto virtuoso” (1990, cap. V:
91). Véase Kuroda, 1993: 37.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
161
Hernán Cortés, en su Cuarta Carta de Relación, fechada 1524,
se refiere al territorio de los mixes como una muy ardua y difícil
tierra de conquistar, a pesar de haber enviado tropas en dos
ocasiones:
[...]y no lo han podido hacer porque tienen muy recias fuerzas y
áspera tierra, y buenas armas, que pelean con lanzas de a veinte
y cinco y treinta palmos, y muy gruesas y bien hechas, y las
puntas de ellas de pedernales; y con esto se han defendido y
muerto algunos de los españoles que allá han ido (Cortés, 1985:
194-195).
Para Bernal Díaz del Castillo, los mejores guerreros de toda la
Nueva España eran los chiapanecas, pero no duda en mencionar a los mixes por su gran fiereza:
Y fuimos abriendo caminos nuevos el río arriba, que venía de la
poblazón de Chiapa, porque no había camino ninguno, y todos
los rededores que estaban poblados habían gran miedo a los
chiapanecas, porque ciertamente eran en aquel tiempo los mayores guerreros que yo había visto [...] aunque entren en ellos
tlaxcaltecas y mexicanos, ni zapotecas ni minxes [sic] (1983, cap.
CLXVI: 419).
Los mixes fueron asediados en la época prehispánica por
los zapotecas y por los mexicas, como lo serían después por los
españoles. En estos episodios siempre aparece un personaje
que hasta la fecha es recordado por los mixes a través de cantos, mitos, leyendas y nombres de edificios públicos; se trata del
famoso rey Kondoy. En la Geográfica Descripción, que data de la
segunda mitad del siglo XVII, fray Francisco de Burgoa hace uno
de los primeros retratos de este personaje:
162
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
[...] está esta jurisdicción al principio de la serranía de Zempoaltepeque a la parte de ella, que mira al Sur, y en una eminencia que
está sobre el pueblo de Atitlán visita de esta doctrina, está el
lugar entre lo crespo de unos riscos muy levantados donde tuvo
su asistencia aquel valeroso señor llamado en su idioma Kondoy,
puesto muy a su propósito para conducir a sus legiones por los
llanos y fáciles entradas que tiene por aquella parte, y por la otra
lo impenetrable de la montaña que con su abrigo los defendía,
[...] y entre las vanas supersticiones de esta nación como los
egipcios le negaron padres y ascendencia a este valeroso campeón, dándole deidad por sus hechos y diciendo que en edad
perfecta había salido de aquella cueva a gobernarlos [...] (t. II,
cap. LXI: 209).111
Por su parte, José Antonio Gay (1982, cap. VII: 86) lleva el
asombro mucho más lejos diciendo que Kondoy era un señor
tan belicoso, osado y temible que a su paso “[...] las montañas,
los peñascos mismos se le inclinaban, según decían, rindiéndole homenajes humildes”.
Los mixes, al parecer, no pudieron ser sometidos por las
armas de los conquistadores; las incursiones provenientes de
Villa Alta no tuvieron éxito (Gay, cap. XI: 159; Beals, 1969: 326327; Kuroda, 1993: 38).112 La Relación de Nexapa (1984: 346)
111
De este pasaje se han valido la mayor parte de los autores (Orozco y
Berra, 1960; Gay, 1982; Sánchez Castro, 1947; Barabas-Bartolomé, 1984,
etcétera) que hacen alusión a Kondoy.
112
Villa Alta surgió como un enclave militar para dominar el territorio
zapoteca y mixe de la sierra fundado en 1530 por Gaspar Pacheco con
cerca de 30 familias hispanas y un contingente tlaxcalteca (Gay, 1982: 159;
Beals, 1969: 326-327). Schmieder (1930: 67) afirma que Villa Alta fue fundada
en 1548, aunque posiblemente confunde esta fecha con el asentamiento de
los dominicos (Burgoa, 1989, t. II: 133).
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
163
menciona que el valle de Nexapa, asiento de indios mixes y
chontales, fue conquistado y pacificado por Francisco Maldonado,
quien después fundó ahí mismo una villa. Sin embargo, Gay
(1982: 236) señala que los indios dominados fueron los chontales
y no los mixes.
Los acontecimientos históricos más importantes acaecidos
en el territorio mixe durante la época colonial fueron dos: la evangelización del territorio a cargo de los dominicos, y el decreto real
de “reducción”. La forma en que están organizadas las comunidades actualmente tiene su origen en la época colonial. Lo mismo puede pensarse de la vida religiosa. Como observa Kuroda
(1993: 41): “La tradición dominica no puede ser ignorada, si se
trata de comprender la tradición ritual mixe de hoy en día”.
El año de 1600 señala el principio de la mayor transformación en la cultura mixe; en este año tuvo lugar el real decreto
que ordenaba la reducción de los mixes por parte del conde de
Monterrey. La intención era agrupar a los nativos en unos pocos
asentamientos con el objetivo de administrar sus tierras y
evangelizarlos. Este hecho alteró notablemente la vida de los
mixes, pues los obligó a abandonar sus ranchos aislados y
formar pueblos más grandes. El resultado de la reducción fue la
aparición de los primeros pueblos mixes semejantes a como
los vemos hoy día (Schmieder, 1930: 67-68).
Los dominicos comenzaron a incursionar en el territorio mixe
desde el año de 1531, aunque fue hasta 1548 cuando se establecieron definitivamente en San Ildefonso Villa Alta, polo desde el cual comenzaron a fundar centros de evangelización en
Totontepec, Juquila, Alotepec, que luego se transfirió a Quetzaltepec y Ayutla (Burgoa, 1989, t. II: 132-133; Kuroda, 1993: 39).
Otro centro importante de evangelización fue la Villa de Santo
Domingo Nexapa, donde los dominicos construyeron un convento a mediados del siglo XVI. La relación entre Villa Alta y
164
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Nexapa debió ser estrecha, pues hacia 1560 la mayor parte de
los habitantes del primer pueblo se mudaron a las riberas del río
del segundo (Gay, 1982: 212).
Después de la Colonia, la región mixe quedó como encerrada
sobre sí misma. Hacia fines del siglo XIX la zona fue prácticamente abandonada por los dominicos, quienes habían entrado
en decadencia un siglo antes (Kuroda, 1993: 41). Durante la
Independencia y la Reforma, algunas incursiones esporádicas
y ocasionales en el territorio mixe fueron llevadas a cabo sin
que éstas tuvieran trascendencia (Beals, 1969: 327).
Además del asesinato de Jesús Carranza, su hijo y su sobrino, en el año de 1915, en Xambao, en las inmediaciones de
Santa María Tepantlali y San Juan Juquila (Ross, 1990: 352), el
hecho más importante de principios del siglo XX fue la introducción del cultivo del café. Con este nuevo producto agrícola y los
cambios tanto políticos como económicos que transformaron
al país, la región mixe pronto se vio envuelta en una serie de
sucesos que dieron un giro en su relación con la sociedad nacional en general, y de la cual podemos ser testigos actualmente.
Dos caciques (Daniel Martínez y Luis Rodríguez) aparecieron
pronto en la región, y cada uno de ellos intentaba a su modo
llevar acabo una serie de adelantos por medio de los cuales la
región ingresara a una etapa de progreso integrándose a la vida
nacional. Entre los años treinta y setenta asistimos a la creación
de una red de comunicaciones que inició con la construcción de
una carretera de terracería que sigue siendo la principal ruta
de entrada (y salida), y campos de aterrizaje. El auge del café en
esta época generó una cruenta lucha por el control de la región,
auspiciado por los políticos federales; mucha gente recuerda con
amargura el tiempo en que salir al campo implicaba la posibilidad
de no regresar nunca. Los beneficios económicos del cultivo del
café se impusieron sobre el cultivo del maíz y éste empezó a
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
165
tener menor importancia, aunque siempre se siguió cultivando.
El impacto de mayor trascendencia en el ámbito político fue,
desde luego, la creación del distrito mixe a fines de los años
cuarenta,113 cuya cabecera se estableció en Zacatepec, dando
con ello el gobierno federal el “espaldarazo” al joven y sanguinario cacique Luis Rodríguez. De esta época, todavía permanecen
algunos conflictos agrarios por límite de tierras en comunidades
como Asunción Cacacalotepec, San Isidro Huayapan y San Juan
Jaltepec de Candayoc, municipio de Cotzocón.114
LENGUA
Los mixes son los ayuuk jääy, “la gente que habla ayuuk” o, en
términos etnocentristas, que no faltan, “el buen ayuuk”, “el buen
lenguaje”. Ayuuk es la palabra autóctona que los mixes emplean para referirse a su lengua; es decir, el mixe. Ellos no
saben por qué se les dice mixes ni qué quiere decir esta palabra. A este respecto, existen varias ideas. Algunos etnolingüistas
creen que viene de la misma raíz náhuatl con que se designa a
los mixtecas (mixtli: nube); en este sentido, se cree que los
113
“Para combatir el cacicazgo, Constantino Chapital y Luis Rodríguez
idearon separar la sierra mixe de la dependencia de Villa Alta y de Ixtlán,
creando un nuevo distrito administrativo que integrase a todos los municipios mixes. Con gran sagacidad política, sostuvieron la distinción étnica de
la sierra mixe respecto de la sierra Juárez, zapoteca. La clave de la segregación estaba en la capital de la cabecera distrital: Zacatepec, el feudo de
Luis Rodríguez.” (Laviada, 1978: 21).
114
La historia del caciquismo en la región mixe no ha sido plenamente
estudiada y buena falta hace un trabajo detallado al respecto. En el presente
trabajo, este tema nos excede con amplitud. Para mayor información al
respecto véase Kuroda, 1993; Nahmad, 1965; Beals, 1945; Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1991; ASAM, 1992, s.d.; y desde luego, Laviada
(1978), quien hace la investigación que aporta mayor cantidad de datos al
respecto, aunque las personas que la conocen suelen no estar de acuerdo.
166
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mixes son los “habitantes de las nubes” o “gente de las nubes”,
puesto que viven en regiones altas donde siempre hay neblina.
Lo anterior es cierto sólo parcialmente, puesto que una buena
cantidad de mixes viven en la zona baja del Istmo de Tehuantepec, donde el clima es más bien cálido-seco. Otra interpretación
pretende que “mixe” viene de una adopción del término mix,
vocativo que quiere decir “hombre” o “gente”; se piensa con
esto que los vecinos de los mixes emplearon su propio vocablo
para referirse a ellos. Faltan, sin duda, aún muchos estudios
lingüísticos que nos ayuden a resolver este problema.
El mixe o ayuuk forma parte de una de las lenguas que conforman la familia lingüística mixe-zoque, y que agrupa a tres
pueblos indígenas distintos (grupos étnicos): mixes, zoques y
popolucas. Los popolucas hablan lenguas familiarizadas con el
zoque o con el mixe, pero no forman un tercer tipo lingüístico
dentro de la familia mixe-zoque que se compone de dos subgrupos lingüísticos, mixeano y zoqueano. Los dialectos popolucas
de Oluta y Sayula, en Veracruz, pertencen al grupo mixeano
relacionándose con el dialecto de Guichicovi y Totontepec. El
dialecto de Texistepec (o Teccistepec) y el de Soteapan, que
junto con otros pueblos forman el popoluca de la sierra, pertenecen al grupo zoqueano con el zoque de Copainalá en Chiapas
y el zoque de Chimalapas en Oaxaca. El tapachulteco, en la
costa pacífica cerca de la frontera con Guatemala, actualmente extinto, pertenece al grupo mixeano de la familia mixe-zoque
(Kaufman, 1964: 403-404; Campbell 1979: 926-928).
La familia mixe-zoque tiene una especial importancia dentro
de la clasificación lingüística de Mesoamérica, puesto que puede pensarse tentativamente en la posibilidad de que el proto
mixe-zoque haya sido la lengua que hablaran los antiguos
olmecas, la primera gran civilización mesoamericana. Desafortunadamente, pocos trabajos históricos y comparativos sobre
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
167
el mixe-zoque han sido publicados para poder profundizar en el
tema (Campbell, 1979: 926; Soustelle, 1989: 36).115
Vogt (1969: 26) piensa que en el preclásico medio se dio la
expansión de un primitivo mixe-zoque que se separa del huasteco, el cual, a su vez, se separa del maya. Siguiendo ideas
semejantes, Swadesh (1968: 18) establece que el grupo lingüístico zoque (mixe, zoque y popoluca) tiene, a través de la
glotocronología léxico estadística, una diferencia interna de 35
“siglos mínimos”; es decir, una variación lingüística que comienza aproximadamente hace 3 500 años; por otra parte, plantea
una diferenciación externa entre el zoque y el totonaco de 70
siglos como mínimo, y entre el zoque y el maya de 68 siglos.
McQuown, por su lado, sostiene la hipótesis de que el mixezoque se expandió ocupando el Istmo de Tehuantepec, el sur
de Chiapas y la costa pacífica de Guatemala; después se dirigió hacia el valle de Guatemala, a la vez que los mayas se
asentaron principalmente en el noroeste de Guatemala y las
tierras bajas adyacentes del este de Chiapas, el Petén y la
península de Yucatán (Vogt, 1969: 27).
De acuerdo con Foster (1969: 448), el territorio mixe constituye una unidad lingüística debido a la ausencia de enclaves de
otras lenguas indígenas y los pocos mestizos que viven en los
alrededores. Ha sido muy generalizada la idea de que los mixes
pertenecen a la familia lingüística maya-zoque (Nahmad, 1965:
34; Kuroda, 1993: 37; Barabas-Bartolomé, 1984: 7; Beals, 1945:
7; Mendieta y Núñez, 1957: 609), o al phylum lingüístico
macromayanse (Beals, 1969: 321). El mixe también ha sido
115
En efecto, Campbell y Kaufman (1976: 80) plantean la hipótesis de que
los olmecas “arqueológicos”, al menos en parte, pudieron ser hablantes de
una lengua protomixe-zoqueana pues se calcula que el protomixe-zoque
tiene una antigüedad de 3 500 años (alrededor de 1 500 a. C.), que coincide
con las primeras expresiones de la civilización olmeca. Véase también Coe
(1992: 26-27).
168
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
clasificado como miembro del phylum penutiano (Beals, 1945:7,
n. 7; Voeglin, 1977: 231). Sin embargo, estoy de acuerdo con
Lipp (1991: 2), quien señala que hasta no realizarse comparaciones metodológicamente más estrictas, el mixe-zoque debe
ser considerado como una familia lingüística independiente.
COMUNIDAD DE SANTA MARÍA
ALOTEPEC
Santa María Alotepec es la cabecera municipal del municipio
del mismo nombre, en el distrito mixe; consta de una población
estimada en alrededor de 2 500 habitantes (Aguirre, 1992, apéndice) y una extensión de 4 400 hectáreas de tierras comunales
de acuerdo con los títulos de propiedad. Se encuentra en la
parte media de la región mixe, entre los 17° 05' de latitud norte
y los 95° 51' de longitud oeste. La altitud, engañosa a causa de
la gran montaña de La Malinche y la nubosidad extrema que la
rodea, es de 1 600 metros sobre el nivel del mar, registrados
por Beals y posteriormente por Nahmad. Con clima templado
(C), posee una temperatura media anual que oscila entre los
17° y los 20° C teniendo como máxima temperatura 34° y mínima los 2°. El promedio de precipitación pluvial anual es de 1 500
mm (Nahmad, 1965: 16-17, 19).116
116
Durante el siglo XIX y parte del XX Alotepec perteneció a la parroquia
de Atitlán, junto con Atitlán, Ayacaxtepec, Zacatepec y Metaltepec, perteneciente al distrito de Choapam; se le atribuía una extensión territorial de 12
leguas cuadradas y una distancia de 34 leguas respecto a Oaxaca (Martínez
Gracida, 1883: 89). Debido a la falta de estudios intensivos llevados a cabo
por profesionales, muchos datos no concuerdan. Por ejemplo, en el municipio de Ayutla la información señala que Alotepec se eleva a 1 200 metros
sobre el nivel del mar, mientras que los “Cuadros Sinópticos” nos dicen que
está a 2 700 metros (Martínez Gracida, 1883: 89). Por otro lado, el estudio de
Nahmad (1965: 17) señala una extensión de 5.89 km2, y Aguirre (1990,
apéndice) otra de 149.27 km2.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
169
Santa María Alotepec es una comunidad cuyas casas se
asientan sobre una de las escasas planicies de la región mixe.
A mitad de las escarpadas faldas de La Malinche, se localiza
un sobrio y adusto templo dominico del siglo XVIII,117 mudo testigo del proceso evangelizador de la Colonia, a cuyo costado
izquierdo (hacia el norte) se desparraman las heterogéneas casas
de piedra, barro y cemento de sus habitantes:
El templo es de bóbeda [sic] y de una construcción sólida y arquitectura regular: tiene 50 metros de longitud por 20 de latitud, y su
costo podría ser de 14 á 15 000 pesos. Cuenta además este
pueblo con una casa curatal compuesta de una pieza, cuyas paredes están construídas con piedra y lodo, y techo de zacate,
valorizada en $100 (Martínez Gracida, 1883: 89).
Para llegar a la región mixe es preciso pasar a un lado del pueblo zapoteco de Mitla. Casi inmediatamente se encuentran las
escarpadas montañas, las cuales no desaparecen hasta cerca
del Golfo de México. Antes de entrar a la región, es preciso
atravesar los últimos pueblos zapotecos y uno mixteco de asentamiento tardío (Albarradas) cuya subsistencia proviene, en este
paisaje agreste, de el cultivo del maíz y la producción de mezcal.
Poco a poco, conforme se va ganando altura, el camino
polvoso franqueado por matorrales es sustituido por el aire fresco propio de los bosques de coníferas hasta llegar a Ayutla: la
puerta de entrada a la región mixe. En Ayutla se toma una des-
117
No existen documentos que señalen con precisión cuándo fue construido el templo. La fecha más antigua registrada se encuentra en una de las
campanas indicando el año de 1772, o sea a finales del siglo XVIII. No hay
razones que nos impidan suponer fechas anteriores; sin embargo, éstas no
pueden ir muy lejos. La Relación de Nejapa (1984: 349, 359), escrita entre
1579 y 1580, señala claramente que en ese momento no existía ningún otro
“monasterio” que no fuera el de esa “villa”.
170
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
viación que conduce a San Juan Juquila y Asunción Cacalotepec, una comunidad que parece resbalar hacia las nubes (las
cuales casi siempre están debajo, como una mullida alfombra
de algodón) por las inclinadas laderas de la montaña. En
Cacalotepec comienza el descenso hasta el río Chuxnabán (pasando antes por las comunidades de Tzompantle y San Isidro
Huayapan), donde se encuentra una apacible comunidad ribereña
conocida como Estancia de Morelos, pequeña agencia municipal formada hace apenas medio siglo por habitantes de Alotepec.
Aquí se toma un respiro para ascender, nuevamente, por el
costado de La Malinche, hasta la comunidad objeto de este
estudio.
De la inaccesibilidad a la comunidad de Alotepec ya se tenían noticias desde el siglo XVII cuando fray Francisco de Burgoa
describe la situación:
[...] no cabe entendimiento humano que, el pueblo que podía con
facilidad mudarse por el estrecho en que está, pidiese que allí se
labrase iglesia y convento de religiosos, yo lo he visto y estado en
él varias veces visitando, la provincia y está en lo último de la
jurisdicción de Totontepeque, en la ladera de la montaña de
Zempolatepeque que se divierte por allí, y está arrimado a un
peñasco tan alto que es admiración, en cuya cima es tan grande el
concurso y vocería de aves y pájaros, que por la defensa de las
fieras y otros animales deben de anidar allí, para salir los religiosos se ponen en tan grande aprieto y angostura de peñas tan
crespas y erizadas que es forzoso irlas trepando como cabras,
resguardándose de más de trescientos estados de un profundo y
obscuro precipicio en un cuarto de legua seguido, luego se entran
en unos pantanos entre piedras que rasgan las uñas a las bestias,
luego se bajan dos leguas de montaña con tan peligrosos barriales
que yendo yo por allí con nuestro padre maestro Fr. Juan de Noval,
persona de tanta autoridad dimos ambos pesadas caídas resbaSANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
171
lando [...] y con este trabajo bajamos más de tres leguas, valiéndonos
de los bordones, a un río caudalosos de piedras que lo llaman
tumba-frailes, por los muchos que han caído y ahogándose en él
[...] (Burgoa, 1989, t. II: 216-217).
Seguramente este río no es otro que el Chuxnabán. Las palabras de Burgoa arrojan luz sobre dos cosas: en primer lugar, la
importancia religiosa de este pueblo que, no obstante ser “poco
poblado”, le fue adjudicado el grado de “cabecera parroquial”.
En segundo lugar, la antigüedad del templo que tal vez se remonte al siglo XVII, época que escribe el cronista.
Años más tarde, el padre Gay (segundo gran cronista de
Oaxaca) se refiere al pueblo de Alotepec probablemente parafraseando a Burgoa. Sus afirmaciones son interesantes en la medida que habla desde el ángulo de la conquista de almas por
parte de los dominicos y la política de congregaciones que tenía, como estrategia colonial, una doble finalidad: otorgar tierras y controlar a las poblaciones indígenas (Galinier, 1990: 55).
Los mijes no pudieron reducirse a las penalidades de las congregaciones; tan pronto como los reunían en un lugar, huían a las
cuevas y a los montes, de donde costó a los religiosos más trabajo extraerlos entonces, que cuando aún no estaban bautizados.
El provincial Fr. Andrés de Porras, hizo una exposición al conde
de Monterrey, representando los inconvenientes de las novedades que se introducían, proponiéndole como remedio que sus
frailes viviesen permanentemente en los antiguos pueblos de
los indios. El virrey acogió el pensamiento, y tal vez de buena fe,
exigió luego en la doctrina de los dominicos el pueblo de Alotepec,
situado en la cima de un peñasco elevadísimo habitado por unos
pocos indios y un gran número de buitres y otras aves de rapiña,
que desde aquellas alturas se arrojaban perpendicularmente
sobre su presa. Los caminos eran tan angostos, difíciles y peli-
172
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
grosos, que el tal pueblo era poco menos que inaccesible. Ni los
dominicos pudieron permanecer allí más de seis meses, trasladando su domicilio a Quetzaltepec, algo menos quebrado. Fueron los ministros fundadores, Baltazar Pacheco y Francisco Vera,
quien en uno de sus viajes a Europa cayó en poder de los moros,
entre quienes murió cristianamente (Gay, 1982: 291-292).
Los terrenos de la comunidad de Santa María Alotepec colindan al norte y al este con el municipio de San Juan Cotzocón;
al oeste con los terrenos de su agencia municipal, San Pedro
Ayacaxtepec; al suroeste con los terrenos del municipio de
Santiago Atitlán; al sur con los terrenos de su otra agencia
municipal, Estancia de Morelos; al sureste con los terrenos de
Chuxnabán, agencia municipal de San Miguel Quetzaltepec.
Alotepec es una palabra de origen náhuatl que significa “cerro de la guacamayas”.118 Es el nombre toponímico de uno de
los diecisiete municipios que conforman el distrito mixe del estado de Oaxaca (ver más arriba). El nombre completo es Santa
María Alotepec, pero ignoro la procedencia del nombre de la
santa que le acompaña, pues el santo patrón del pueblo es el
Señor de Alotepec, Jesús Nazareno.
Quizá, una posibilidad etimológica del nombre de Alotepec
se encuentra en el diario de Charles Brasseur de Boubourg.
Cuenta Brasseur que cuando estaba en Tehuantepec, después
de recorrer el Istmo en 1859, una de las últimas montañas que
limita las elevadas estribaciones de los mixes, dominando la
meseta de Lachivela, se conocía con el nombre de “La Guacamaya” (1984: 66, 104). Y, en efecto, al parecer una de las mon-
118
En los “Cuadros Sinópticos” encontramos la única definición: “significa
en mexicano: Cerro de la Guacamaya. Etimología Alo, papagayo, guacamaya;
tepetl, cerro. Antes le nombraban en mixe Nabocome, que quiere decir Abajo
del peñasco” (Martínez Gracida, 1883: 89).
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
173
tañas que se ven desde el Istmo descendiendo de poniente a
oriente es el cerro de La Malinche, que alberga a los hospitalarios mixes de Alotepec, cuya fiesta más importante es la peregrinación para visitar un milagroso Cristo de color oscuro.
El erudito sigue narrando que, un día que se encontraba de
paseo por los alrededores, el mozo que le acompañaba le explicó con las siguientes palabras por qué tal montaña se conocía
con el nombre de “La Guacamaya”, de donde probablemente
venga el nombre náhuatl de Alotepec:
El señor sabrá, pues, que en todas estas montañas hay grutas
considerables como la de Kondoy y los subterráneos de Rayudeja.
En la época en que los padres dominicos enviaban todavía curas
a todos los pueblos, de esto hace más de sesenta años, un padre
llamado fray Alonso, dirigiéndose un día a la hacienda de Guichilona, fue informado que en lo alto de la sierra había una caverna
donde los indios iban como en peregrinación para consultar a un
viejo que, a su manera, pasaba por ser un famoso brujo. El padre,
indignado de que todavía hubiera tales idolatrías en la provincia,
quiso subir hasta allí para asegurarse de la verdad. Haciéndose
acompañar de algunos fieles servidores llegó no lejos [sic] de la
gruta, después de una jornada entera, casi, de caminata entre
los escollos y los precipicios: la entrada estaba oculta en un
espeso bosque y fue necesaria, toda la vigilancia del padre para
no perderse en este laberinto, ¿qué cree que vio? una soberbia
sala, perfectamente limpia y barrida, con petates sobre los cuales varios indios estaban prosternados en adoración, cada uno
con un incensario lleno de copal... [el subrayado es mío].
Y a continuación añade:
En el fondo de la gruta, sobre un altar, rodeado de cirios y cubierto
de flores, estaba este pagano animal [una guacamaya] que estos
174
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
miserables ciegos adoraban como si se hubiera tratado de nuestro divino Maestro en persona. Fray Alonso entró tan suavemente
que nadie lo escuchó, pero la villana bestia se puso a gritar en
cuanto lo vio, como si de veras hubiera tenido el diablo en el
cuerpo. El viejo brujo que estaba cerca de allí, en una sala vecina,
corrió al oir sus gritos, lanzando él mismo espantosos alaridos al
ver entrar al hombre de Dios en su ermita de Satán. ¿Comprenderá usted que este abominable pagano estaba completamente desnudo y sangrando por las picaduras que se hacía en todos los
miembros con espinas para dar de comer a este maldito pájaro
carne rociada con su propia sangre, y que de esta manera hacía
toda clase de penitencia en su honor? Sin darle tiempo a que fray
Alonso se acercara, corrió a echarse al pie de su altar infernal,
cubriendo a la bestia con sus besos y caricias, gritando que se
guardaran bien de tocarla, que era su dios y su existencia. A pesar
de su resistencia fray Alonso le arrebató este pájaro del diablo,
que mordía a diestra y siniestra, y, haciendo un gran signo de la
cruz, le torció el cuello. En el mismo instante, el brujo dio un gemido espantoso, llevándose la mano a la nuca que pareció torcida al
mismo tiempo y no pudo haber sido más que Satán en persona
quien le hizo tal servicio, al salir del cuerpo de la guacamaya su
nagual. El bienaventurado padre aprovechó esta circunstancia
para dirigir una patética exhortación a los desgraciados idólatras
que habían permanecido allí clavados por el terror, y es así que el
nombre de la guacamaya le quedó a la montaña (Brasseur,
1984: 182-184).
El nombre mixe con el que se conoce es napökm, que traduccido
al español es muy diferente a la del nombre náhuatl: “abajo del
grande” o “al lado del viejo” queriéndose con ello referir, quizás, a
la cercanía de la comunidad con el majestuoso cerro que lleva
por nombre “La Malinche”, que es la segunda montaña más grande en toda la región, sólo detrás del soberbio Zepoaltépetl.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
175
No conozco documento alguno sobre la fundación del pueblo
de Alotepec. Sin embargo, en los “Cuadros Sinópticos” de 1883
se postula la posibilidad de que este pueblo sea de origen
prehispánico debido a ciertas “inscripciones y geroglíficos” (sic)
que se encuentran en los cerros y cuevas aledaños (Martínez Gracida, 1883: 89). Desafortunadamente, no he tenido acceso
a ellos ni tampoco conozco alguna referencia oral sobre éstos.
En cambio, sí es muy común escuchar de la existencia de una
gran muralla en la inaccesible cima de la Malinche que, según
los informantes, fue construida por el rey Kondoy, aunque tal
historia parece tener una estructura mítica ligada a la cosmovisión.
Según la historia oral que puede documentar, la comunidad
fue fundada hace 300 años por algunas familias provenientes del
pueblo de Atitlán, cuyos terrenos eran entonces muy vastos; la
misión que tenían justamente esas familias era cuidar de ellos
en los límites fronterizos con los terrenos de San Juan Cotzocón.
El primer lugar al que llegaron se llama ko nap ökm, que significa
el nap ökm antiguo; ahí construyeron sus chozas y se asentaron
por un tiempo. Sin embargo, debido a la escasez del agua se
tuvieron que trasladar a otro sitio conocido con el nombre de
tzaj’p tëëjk kopk winduum, que quiere decir “lugar de los cimientos de la iglesia”; se dice que nuevamente las familias se vieron
en la necesidad de buscar otro lugar porque a éste se acercaban
mucho las víboras. Entonces se mudaron por tercera ocasión a
un lugar conocido como nëë da jëëpy, que se traduce como “lugar de agua”. Aquí vivieron por un buen tiempo hasta que se
empezaron a oir “cantos de gallo” en una pequeña planicie cubierta de maleza. Los hombres decidieron investigar el lugar y
encontraron que éste era mejor debido a la gran fertilidad de sus
tierras y a la abundancia de agua. Finalmente, las familias provenientes de Atitlán limpiaron los terrenos y construyeron una capilla, y poco a poco se fueron independizando del pueblo original.
Este nuevo pueblo que surgió fue el de Alotepec.
176
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
ACTIVIDADES ECONÓMICAS
Los mixes mantienen una economía de subsistencia basada
en la agricultura del maíz y apoyada por otras actividades como
la recolección y la caza (ASAM-SER, 1992: 11; Beals, 1945: 100;
Barabas-Bartolomé, 1984: 33; Covarrubias, 1986: 56; Lipp, 1991:
11; Romer, 1982: 59; Weitlaner, 1969: 7). Sin embargo, la dinámica económica de la nación ha orillado a algunos pueblos a
prestar menos atención a la agricultura y más a la ganadería en
las tierras más bajas, a cultivar café dentro de la franja óptima
de 500 a 1 500 metros sobre el nivel del mar aproximadamente
y, finalmente, a salir de sus comunidades para trabajar como
mozos (jornaleros) en las comunidades más prósperas o para
incorporarse al ejército de asalariados y subempleados en las
grandes ciudades.119 No obstante, la vida ceremonial aparece
como el factor conservador y cohesivo a través del cual los
indígenas son capaces de enfrentar la presión económica generada fuera de sus comunidades.
Agricultura
Como la mayoría de los indígenas campesinos mesoamericanos, los mixes de Alotepec consideran al maíz (mok) como el
foco de sus actividades económicas (y también ceremoniales,
por supuesto) pues es la fuente de subsistencia que por mucho
tiempo fue autosuficiente, combinada con otros productos como
la calabaza, el frijol y el chile en sus terrenos de carácter comu-
119
Para el fenómeno de la migración puede verse el trabajo de Marta
Romer sobre Totontepec cuyas conclusiones, en el sentido de que la migración se ha convertido en una estrategia de defensa de la comunidad indígena, siempre y cuando se conserve la pertenencia a la tierra de origen, son
bastante sugerentes (1982: 152).
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
177
nal, es decir “la forma ancestral de la propiedad agraria” (ASAMSER, 1992: 11).120
En efecto, toda la tierra (nääx) de trabajo en Alotepec es de
carácter comunal. Se conoce la propiedad individual (con derecho a venderse) en los terrenos cercanos al pueblo y los cafetales, pero se dice que no es la tierra la que tiene precio, sino
el trabajo que se ha invertido en ella. Los mixes tienen un gran
respeto por la tierra y la tratan como “la madre” que da el sustento. Refiriéndose a la propiedad comunal que impide vender la
tierra, los mixes dicen que no puede ser de otra manera pues
“quién es capaz de vender a su propia madre”. La gran cantidad
de rituales y ofrendas en honor de la tierra deja ver que la relación entre estos hombres y sus medios de producción descansa en una fuerte tradición religiosa de origen prehispánico.
Una costumbre que ya es casi patrimonio exclusivo de los
viejos, consiste en que antes de beber mezcal deben primero
dar de tomar a la tierra, arrojando hacia ella tres gotas de mezcal.
Un principal argumentaba, ante esta práctica, que todas las
cosas beben y se embriagan como los hombres: la tierra toma
agua, un árbol también; el hombre toma mezcal: “así como el
hombre dice palabras distintas, una buenas y otras malas, cuando está borracho, el árbol da frutos buenos o malos, maduros o
podridos”.
El maíz se consume a diario en forma de grandes tortillas
(kaak’y) elaboradas a mano por las mujeres con masa preparada en nixtamal, tamales (mek’y) de varios tipos (de “bola”, de
pollo, de frijol), pozol (masa de maíz preparada con un poco de
120
De acuerdo con Barabas-Bartolomé (1984: 34), la situación económica de los mixes es de un alto nivel de privación puesto que 85% de la
población en la región recibe ingresos inferiores a sus necesidades de
consumo; 10% obtiene ingresos suficientes para hablar de un autoconsumo,
y sólo 5% supera los requerimientos del consumo familiar.
178
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
azúcar para remojar con agua), atole, champurrado y otros preparados que dependen de las actividades cotidianas o ceremoniales. A pesar de lo anterior no es muy sencillo saber cuál es
la cantidad de maíz consumida, aunque sí podemos afirmar
que el maíz ocupa poco más del 70% del alimento diario.121 Se
puede decir que el proceso de producción es una actividad exclusiva de los hombres, pues en la siembra, limpia y cosecha
participan solamente los dueños de la milpa con sus mozos, si
es que los contratan; en cambio, el proceso de transformación
culinaria está a cargo de las mujeres.
El ciclo anual agrícola del maíz se corresponde bien con el
patrón climático dominante de la porción central y sur del país,
que he descrito antes con la estación seca de noviembre a
mayo y la húmeda de junio a octubre. Los campos se preparan
para la siembra entre los meses de marzo y abril, cuando el
clima permite que los campos sean quemados. La siembra principal se efectúa antes del comienzo de las lluvias en el mes de
mayo; durante esta época, el maíz se fortalece y crece para
ser cosechado y llevado a las casas una vez que incia la época
de secas.
Los mixes de Alotepec siembran el maíz en terrenos comunales de dos a cuatro hectáreas, que al parecer es la medida estándar
de cultivo en la mayor parte de la región mixe. Después de la
121
Lipp calcula que el consumo diario de maíz para un hogar mixe compuesto de tres a seis personas es de 2.7 y de 5.4 kilogramos, respectivamente; las respuestas —agrega— varían entre .82 y 1.1 kilogramos diarios por
persona, es decir, más que el promedio de .70 kilogramos calculado para los
tarascos. Sin embargo, tales datos nunca son seguros porque a veces las
respuestas incluyen animales domesticados y otras no. Un consumo diario de
maíz de 75% a 85% es una cifra ampliamente aceptada para los pueblos
mesoamericanos. Una dieta adecuada de 900 gramos diarios de maíz por
persona proporciona 3 085 calorías, que son complementadas con un consumo diario de frijol que representa el 22% de la dieta total (1991: 11).
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
179
cosecha se elige una arroba y media o dos122 del mejor maíz y
se guarda para la siembra del año siguiente, siempre dependiendo de la calidad y tamaño de la tierra, así como del tipo de maíz.
Se practican dos cosechas anuales, la de temporal en época de
lluvias y la de tonamil en época de secas; aún existe otra posibilidad de sembrar en el mes de agosto, cuando es tiempo de
canícula.123 De acuerdo con la época en que se siembra, varían
los terrenos elegidos; si es época de lluvias, entonces se siembra en terrenos cercanos a la comunidad; si es época de secas,
entonces se preparan los campos cercanos a “cortamonte”, lugar que limita ya con los terrenos de Chuxnabán, municipio de
Quetzaltepec, a más de una hora de camino.
Los agricultores siguen el viejo sistema mesoamericano de
cultivo de roza, perfeccionado desde hace muchos siglos; se
ayudan con unas cuantas herramientas de metal como machetes, hachas, picos y azadones, y la prehispánica coa.124 Eligen
primero un campo que no haya sido “visto” antes por otro y lo
notifican al comisariado de bienes comunales. Luego acuden a
“limpiar” cortando los árboles y la maleza, y una vez que éstos
se han secado los queman; es menester observar que sola-
122
Cerca de tres almudes. El almud equivale a 5 750 kilogramos y la
arroba a 11 500 kilogramos. Señala Romer (1982: 59-60) que en Totontepec
una arroba de siembra equivale a una hectárea, y el rendimiento de la
cosecha es de tres fanegas o 36 arrobas o 414 kilogramos en tierras de
temporal.
123
Mendieta y Núñez (1957: 613) escribe: “En la región húmeda y caliente
se levantan tres cosechas que reciben los calificativos de: temporera, de
temporal y de tonamil”, sin especificar cuál es la época de la temporera.
124
“El ciclo agrícola empieza con la roza, tirando los árboles y arbustos
más grandes en el mes de marzo; entre abril y mayo se hace la quema de
ellos y poco después, cuando llegan las primeras lluvias se siembra [...].
Durante los siguientes meses se hacen frecuentes limpias usando palas,
machetes, palos y azadones para quitar las yerbas perjudiciales. La cosecha se levanta entre octubre y noviembre [...] (Weitlaner, 1969: 15).
180
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mente se quema en mayo y no en noviembre.125 Después se
siembra con “vara” o “coa”. Por lo general, sólo siembran la
parcela por tres años consecutivos, al cabo de los cuales buscan otro terreno para limpiarlo dejando descansar al primero en
barbecho, el cual después puede ser utilizado por otra persona.
A pesar de que cada vez más los agricultores se han hecho
propietarios de ganado vacuno no practican la agricultura por
medio del arado como lo hacen otro pueblos.126 Supongo que
esto se debe a dos motivos. Por un lado, a la falta de costumbre
y de medios suficientes para adquirir y mantener a los animales. En segundo, a que la mayoría de los terrenos son muy
inclinados como para poder trabajar con arado; además, los
suelos son muy delgados y el trabajo con arado facilitaría aún
más el debilitamiento de los mismos. Otra posible explicación,
más difícil de argumentar, es el valor sagrado de la tierra. En
este sentido es posible que herramientas distintas a la coa, con
la cual se escarba (se penetra) la tierra, posean un carácter
“profano”; de hecho, algunos aún ancianos guardan la costumbre de trabajar descalzos en sus sembradíos.
Para los cultivos de temporal se roza (se “limpia” o se “desmonta”) en el mes de abril, se siembra en mayo y se cosecha
entre los meses de septiembre y octubre. Para el “tonamil” se
roza en noviembre, se siembra en diciembre y se recoge la
cosecha a finales de mayo. Posiblemente la siembra se considere una tarea más delicada que la del desmonte y, por lo mismo, vaya acompañada de mucho ritual que incluye como lugares importantes las esquinas y el centro del terreno. Los ritos
se llevan a cabo con la intención de que haya buena cosecha,
125
Lipp observa que la roza de los campos inicia en octubre, después de
la cosecha, y continúa hasta marzo. Luego el sitio es quemado en marzo o
abril (1991: 16).
126
Véase Beals, 1945: 102.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
181
suficiente agua y que no entren los animales perjudiciales al
terreno. Las peticiones se hacen de la siguiente manera:
Tú viento, tú trueno, tú rayo, me vas a
dar maíz, frijol, chile, café.
Por eso te vengo a dejar este polluelo,
este mezcal, estos cigarros;
aquí te traigo limosna y tu veladora.
Es sumamente importante encontrar frutos (principalmente las
mazorcas) que posean ciertas cualidades como ser “gemelas”,
es decir, aparecer dos elotes en una misma mazorca; o bien, que
posean tres puntas. Se piensa que éstos son frutos del rayo; si
se llega a encontrar alguno, la persona lo guarda y después lo
coloca en el altar de la casa junto a las imágenes de los santos.
Se siembra cuando en el cielo aparece la luna llena; se hacen agujeros con la coa de no más de diez centímetros de
profundidad equidistantes a un metro aproximadamente, y después se depositan cinco granos de maíz que postreriormente
son cubiertos con la misma tierra.127 Cuando se instala la temporada de lluvias la mata de maíz comienza a crecer y a madurar; después, de junio a agosto, es necesario limpiar nuevamente el terreno de cultivo; es decir, cortar las yerbas y maleza que
nacen en el campo y que le roban nutrientes a la milpa.
El frijol y la calabaza tienen más o menos el mismo ciclo del
maíz. El frijol se siembra en mayo y se cosecha en agosto; la
calabaza se siembra en abril o mayo y se recoge en septiembre
u octubre. El chile es otro complemento de gran importancia
127
Según parece, el número de granos que se emplean en la siembra es
una constante en diversos pueblos mixes; véase Lipp, 1991: 19 y Kuroda,
1993: 162. Beals (1945: 103) señala que son seis granos de maíz los que se
depositan en un agujero y, a veces, se depositan semillas de calabaza o de
frijol.
182
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
para la dieta de los mixes; el chile verde se siembra en marzo y
se recoge en junio. La yuca se recoge aproximadamente en los
meses de septiembre y noviembre; otros complementos de la
alimentación son el jitomate y la col.
La agricultura se lleva a cabo a través de una economía
familiar en la cual los niños ayudan a sus padres en las labores
del campo; en la época de siembra o de cosecha se nota más
el ausentismo escolar. Algunos hombres se hacen ayudar por
mozos, es decir, trabajadores asalariados provenientes de regiones mixes donde la tierra fértil es escasa, o sea, la parte alta.
Todo el trabajo agrícola lo realizan los hombres (padres, hijos o
mozos) y las mujeres participan solamente en el momento de
la pizca. Las faenas del campo, por otro lado, permiten la retroalimentación de la cultura mixe a través de la narración de ciertas anécdotas, cuentos y mitos ad hoc.
Caza y cría de animales
Hace casi medio siglo Sánchez Castro (1947: 37) se refirió a
los mixes como hombres que cultivan maíz, frijol, chile y tabaco; además de ser excelentes cazadores:
[...] son muy diestros en el manejo del arco y hay entre ellos cazadores que avergonzarían al mejor tirador europeo. Sus montes les
brindan con venados, tejones, armadillos, tigres, leones, jabalíes de
dos clases, la una muy grande y la otra, por el contrario, muy chica.
Ciertamente, resulta un poco exagerado el cuadro, y no precisamente por la destreza y tino que son cualidades inmediatamente reconocibles, sino por la supuesta utilización del arco y la
mención a ciertos mamíferos que no existen en el continente.
Lo cierto es que, merced a varias razones, paulatinamente
se han agotado los suelos y los agricultores deben rozar cada
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
183
vez más lejos, en terrenos que antes se consideraban como
vírgenes. Con la disminución de bosque y selva viene también
aparejada la reducción de la fauna, sobre todo grandes mamíferos, que son el objeto principal de la caza. Así, cada vez menos
hombres se dedican a la cacería como se hacía en otra épocas
que aún se mantienen vivas en la mente de los ancianos.
La cacería del venado (Odocoileus virginianus) da principio
con la época de lluvias; entonces los cazadores salen a realizar
sus ritos de petición para comenzar a salir por las noches en
que no hay luna a los ocotales o encinos; también salen a cazar
con luna, aunque se vuelve más difícil conseguir una presa ya
que con la luz fácilmente son vistos. Otro animal que cazan es
el temazate (Mazama mazama), que es una especie de venadillo;
para ello los cazadores se ayudan de perros, los cuales entran
a la maleza para hacer salir al animal. Hay ocasiones en que
los temazates son atrapados vivos, con las manos.
Cuando algún animal está dañando los frutos de las milpas y
los cafetales, los hombres parten hacia sus terrenos con sus
rifles calibre 22 para atraparlos. En los sembradíos se cazan
tapires (Tapirus americanus), tejones (Nasua narica), armadillos
(Dasypus nomencinctus) y pecaríes (Tayassu pecariringens).
Las aves preciadas por los cazadores son la codorniz (Colinus
virginianus), la gallina de monte (Dendrortyx macroura) y la paloma codorniz (Oreopelia albifacies).
La cría de ganado es escasa; solamente los hombres más
prósperos poseen algunas cabezas, aunque no llegan a exceder
el número de quince. Los ganados (o tzaw kää, literalmente
“tigre del cielo”) se dejan pastando a las afueras del pueblo, en
los escasos terrenos planos que se encuentran por el camino
de San Pedro Ayacaxtepec; estos animales casi nunca están
en el pueblo. Aunque las reses se utilizaban como premio y se
obsequian como comida ritual en los gastos de la mayordomía,
casi nunca son compradas dentro del pueblo. Generalmente los
184
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mayordomos y los comisionados acuden a Cotzocón, pueblo
vecino a cuatro horas de camino, a comprar los animales ahí.
Llegando a Cotzocón todavía deben caminar cerca de cinco
horas hacia los corrales de la parte baja para escoger el animal
y llevarlo al pueblo, lo que representa toda una hazaña en vista
de que son animales cimarrones que se deben conducir por los
estrechos caminos de la sierra.
Los animales más indispensables en las duras jornadas de
trabajo en que hay que traer leña, maíz, café, frutas o agua en
época de sequía son las mulas (bestië). Como mencioné arriba,
no se acostumbra tener a las bestias en el pueblo, así que después de un viaje agotador los hombres regresan con sus animales por el camino que va a Estancia de Morelos para dejarlos en
el corral que se encuentra como a una hora de camino, en un
bosque de pinos. Los únicos animales domésticos son las gallinas, los gallos, los guajolotes y, a veces, los cerdos, los cuales
se deben mantener dentro de sus corrales. De todo el pueblo,
sólo un hombre cuenta con media docena de chivos. Los perros
abundan por todo el pueblo y casi no hay gatos.
Recolección y pesca
Después de la agricultura, la actividad que le sigue en importancia es la recolección de frutas, plantas y leña para combustible.
Las naranjas se recogen en los cafetales durante los meses de
septiembre a noviembre; otras frutas que se recogen según la
época son el plátano, el aguacate y el mango.
Los hongos (mux) son productos silvestres que se recogen en
el monte. Los hongos comestibles o alucinógenos que consumen los xëmaabë para adivinar el futuro o conocer las causas de
cierta enfermedad se recogen en época de lluvias, no después
de los dos primeros meses. Los primeros se encuentran al pie de
los ocotales o pinos; los otros es menester “saber buscarlos”.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
185
La leña se recoge durante todo el año debido a que no existe
otro combustible que la sustituya, aunque, con el camino de
terracería han llegado paulatinamente las estufas y los tanques
de gas. La leña es de distintas clases y unas mejores que otras.
El ocote es un magnífico combustible, pero sólo se emplean
las astillas para encender el fuego; el mejor combustible es la
leña de un árbol que se llama “palo de estrella” por la forma de
sus hojas. También se recoge el yabito para hacer los horcones
de casas y corrales.
La pesca es una actividad que casi no se practica (se trata
más bien de un pasatiempo), puesto que el río grande se encuentra un poco lejos, como a cinco horas de camino en tierra
caliente. De cualquier modo, la temporada de pesca principia en
enero y termina en junio, es decir, durante el tiempo en que decrece el caudal de los ríos debido a la escasez de lluvias. Se
pescan truchas y mojarras con cartuchos de dinamita que se
hace explotar en el agua; después salen los peces muertos y
nada más se trata de capturarlos con la mano; sobra decir que
esta práctica es perseguida por el comisariado de bienes comunales, pero los indígenas no desaprovechan la ocasión de “echar
un cohetito”, como dijo uno de mis informantes. Los pescados se
comen ahí mismo y pocas veces son llevados al pueblo. El pescado que se come en el pueblo es salado y se compra en el
mercado dominical a las comerciantes de otros pueblos.
COMERCIO
(café, cerámica y textiles)
No obstante que el café es un producto de la tierra y razonablemente podría estar en el apartado de agricultura junto con el
maíz, he optado por situarlo como un producto básicamente de
comercio, que es justamente la razón por la cual esta planta ha
sido tan bien adoptada entre los pueblos mixes. Prefiero consi-
186
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
derar al tradicional complejo del maíz como la actividad agrícola por antonomasia; a pesar de que el café es indispensable
para cualquier mesa mixe, éste cumple también su papel como
producto de intercambio, con el cual se generan los excedentes
económicos que complementan la economía campesina. Alrededor del café se crea una interesante red de lazos comerciales que va desde el trueque hasta los precios internacionales y
de garantía, atravesando relaciones sociales como el parentesco ritual o compadrazgo.
A partir de la época caciquil el café cobró un gran impulso,128
fundamentalmente en las comunidades pertenecientes a la parte media, cuyas condiciones son más favorables para el desarrollo
del aromático, adyacentes al municipio de Zacatepec, sede del
terrible cacique de la región: Luis Rodríguez. Por mucho tiempo
el café ha sido el excedente económico de muchos pueblos mixes,
y es utilizado como medio de intercambio por bienes necesarios
para las actividades económicas (herramientas, fertilizantes, etcétera) y ceremoniales (pan, licor, cerveza, velas, etcétera).
El cultivo del café a pequeña escala fue introducido en la
región mixe a principios del siglo XX; se difundió rápidamente porque representaba un ingreso extra, por lo cual lo adoptaron los
mazatecos, los chinantecos (quienes más padecieron las injusticias de Valle Nacional) y los mismos mixes (Beals, 1969: 327).
128
El café es una planta original de Asia menor que llegó a América a
través de Europa por conducto de los españoles; sin embargo, su cultivo no
se desarrolló ampliamente sino hasta el siglo XIX. El café se cultiva exclusivamente dentro de la zona tropical, hasta los 1 500 metros de altura, en el
declive de las montañas y a la sombra de alguna otra planta para protegerlo contra la insolación. Los distintos tipos de café dependen de la altura.
La sierra mixe es uno de los más importantes centros productores en
Oaxaca después de Pochutla, sierra de Huautla y Tenango. Una de las
ventajas del café es que defiende al suelo contra la erosión (Tamayo, 1962,
t. IV: 302-303).
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
187
La consecuencia de la introducción del café ha sido una cierta
prosperidad económica para algunos pueblos, y algunos hombres en concreto, y la pérdida de atención al cultivo del maíz —
ahora se hace necesario el complemento alimenticio con harina
de maíz Maseca, distribuida por los organismos del Estado (como
Conasupo, en el momento en que hacía mi trabajo de campo) o
comprada en tiendas particulares.129 No obstante, si bien se ha
puesto mayor interés en la cafeticultura, el complejo del maíz
nunca ha sido olvidado y, sostenemos, sigue siendo el eje de la
vida religiosa. En los últimos años el precio internacional del café
ha caído estrepitosamente, lo cual ha ocasionado que muchas
personas vendan sus cafetales y emigren a las ciudades para
obtener excedentes. La presión económica de la ciudad, así como
la alteración de los climas y estaciones, el debilitamiento de las
tierras y el crecimiento demográfico, es demasiado fuerte como
para sólo vivir dentro de una economía de subsistencia.
Las matas de café suelen sembrarse entre los meses de junio
y septiembre; al cabo de tres o cuatro años los pequeños cafetos
son transplantados en los cafetales a una distancia de dos o tres
metros entre sí bajo frondosos árboles de aguacate, naranja y
plátano que producen la sombra y humedad indispensable para
el buen desarrollo del aromático. La pizca empieza a mediados
de diciembre y se prolonga hasta febrero; este trabajo generalmente lo realizan las mujeres; y consiste en cortar las frutas
maduras y depositarlas en cestos pequeños que cuelgan de sus
hombros. En Alotepec se siembran dos tipos de café: el de bola,
que posteriormente se convierte en café oro, y el de pergamino.
Por otra parte, en Alotepec no se fabrican textiles ni cerámica.
129
Véase ASAM-SER, A.C., Plan de reordenamiento económico mixe, 1992;
Romer, 1982: 62. Lipp (1991: 11) escribe: “Aunque pocos indígenas pueden
cosechar suficiente maíz para un año entero, éste es consumido en seis
meses, después de los cuales se utiliza maíz comercial”.
188
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Estructura cívico-religiosa
La organización política de Alotepec conserva la estructura tradicional que aún poseen una gran cantidad de comunidades
indígenas en el país, como resultado de la sujeción a la que
estuvieron sometidos los indios durante el periodo colonial.
Se trata de un orden jerárquico en el cual se va ascendiendo
en un sistema de cargos políticos y religiosos de acuerdo con
las reglas de la comunidad, para así ser reconocido como miembro de ella. Los individuos de la comunidad deben comenzar a
escalar desde jóvenes una serie de peldaños en orden de jerarquías, los cuales van teniendo más valor en términos de responsabilidad y prestigio para el que lo desempeña a medida que
son más altos. Se supone que todos los miembros de la comunidad deben cumplir con los puestos, alternándose unos a otros.
Un cargo siempre implica un doble esfuerzo y un sacrificio en
términos económicos, pues el carguero debe ocuparse de su
cargo, lo que lo conduce a descuidar sus parcelas y cafetales,
única fuente de ingresos económicos.130
La gente que sale desde pequeña a la comunidad y no participa en el sistema a menudo es vista como un paisano de segunda
(aunque haga sus aportaciones en las ceremonias), y siempre
se busca un pretexto para maltratarlo, ya sea emborrachándolo
y después golpeándolo, o bien haciéndole pasar sus días de
asueto en la cárcel. Más incomprensible resulta que estos sujetos, aún sabiendo lo que les espera, siempre regresan a las
fiestas repitiéndose la misma historia de siempre.
130
Véase Foster, 1969: 472.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
189
Cargos civiles y religiosos
En Santa María Alotepec, al igual que en la gran mayoría de
comunidades mixes, existen dos tipos de autoridades. Las autoridades políticas, por un lado, y las autoridades tradicionales,
por el otro. Los primeros ejercen la coacción de su autoridad a
través del poder que les confía por la comunidad y que se manifiesta en los acontecimientos de carácter cívico. Los segundos, conocidos como “principales”, “abuelos” o “ancianos” (ap
teetsy), en cambio, han adquirido el poder que detentan, el cual
es básicamente moral, y se expresa en lo que podría llamar
eventos tradicionales o religiosos. Sin embargo, hay ocasiones
en que se combinan.
El cuerpo político de Santa María Alotepec, según mis datos
de 1991-1992, se compone de los siguientes elementos:
Cabildo:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
k)
l)
m)
n)
o)
190
Presidente municipal
Presidente suplente
Síndico municipal
Síndico suplente
Alcalde único
Alcalde único constitucional (primer suplente)
Alcalde único constitucional (segundo suplente)
Regidor de hacienda
Regidor de hacienda segundo
Regidor de hacienda tercero
Regidor de hacienda (primer suplente)
Regidor de hacienda (segundo suplente)
Regidor de hacienda (tercer suplente)
Mayor de vara primero
Mayor de vara segundo
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
p ) Mayor de vara tercero
q ) Topiles
La máxima autoridad local reconocida por la comunidad es la
Autoridad Municipal, compuesta por el alcalde, el presidente
municipal y el síndico con sus respectivos suplentes y vocales.131 La autoridad municipal en Alotepec es una tríada compuesta por el síndico, el presidente municipal y el alcalde; a
esta cuerpo se le conoce como koo’tunk, que significa “los que
están a la cabeza del servicio”.
La costumbre era designar un cuerpo de autoridades cada
año, las cuales entraban en turno el día 1° de enero, para lo cual
se ejecuta una serie de ritos de petición al cerro en la víspera
del año nuevo. Sin embargo, desde el decreto del gobernador
del estado, Pedro Vázquez Colmenares (en el cual se exigía el
cambio cada 15 de septiembre y cada tres años), y a pesar de
la reticencia de la comunidad para aceptarlo, la comunidad hace
sus elecciones cada tres años pero sigue siendo fiel, en esencia, a su costumbre, eligiendo tres cuerpos municipales que se
sucederán cada año.132 Cabe decir que el gobernador anterior,
Heladio Ramírez, desconoció el decreto de su antecesor y restableció el método de elección según las costumbres indígenas
del estado, que en este sentido son muy semejantes.
131
“La elección se llevaba a cabo por votación; pero ésta no era nominal,
al modo occidental, sino que tenía y tuvo durante la Colonia, en la mayoría de
los casos, las características de la votación al estilo indígena; esto es, los
electores discutían todos a una voz y al mismo tiempo las capacidades y
condiciones de los candidatos. [...] Este patrón cultural indígena persite
todavía” (Aguirre Beltrán, 1991: 40-41).
132
Hacia fines de los años ochenta escribe González V. (1989: 131): “Con
el año nuevo cambian las autoridades civiles y religiosas en los pueblos
mixes. Actualmente, por disposiciones del gobierno del Estado, en la mayoría de los pueblos mixes han comenzado a cambiar los cargos civiles en el
mes de septiembre”.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
191
Topil
El cargo de topil133 en Alotepec es el peldaño más bajo de la
jerarquía y el que se presta al mayor abuso, dependiendo hasta
cierto punto del carácter y capricho de las autoridades. Los
topiles inician su carrera cuando son aún jóvenes, entre 15 y 18
años. Sin embargo, una persona que empieza el cargo a una
edad avanzada se resigna a las disposiciones de las autoridades.
Los topiles son básicamente mensajeros que se encargan
de dar avisos a la población o llevar recados a los ayuntamientos
de los pueblos vecinos de la región; cuando hay tequio se encargan de acarrear agua, tierra y grava, así como de transportar
las herramientas (picos, palas, carretillas, barretas, etcétera).
Anteriormente, cuando no había carretera, los topiles debían
dirigirse constantemente hasta Zacatepec, cabecera del distrito, para recoger toda la correspondencia.
Los topiles están bajo la orden de los mayores de vara y el
síndico, quien es la autoridad máxima de éstos. Topil se dice
täj’k, palabra que se refiere al bastón con el que se apoyan los
ancianos, o el que usan las personas en los terrenos difíciles o
accidentados. Los topiles se identifican porque portan un bastón largo de madera que se conoce con el mismo nombre de
täj’k. El cargo de topil es el primer escalón dentro de la jerarquía
cívico-religiosa y, por lo tanto, es el que confiere menor prestigio. De ahí que las personas traten de rehusar a él. Los topiles
son escogidos en el momento en que el cabildo se reúne; las
decisiones se toman con base en la opinión del síndico y los
topiles anteriores. Se nombran parejas de topiles bajo la orden
133
Hemos visto que, según Aguirre Beltrán (1991: 38), existen algunas
bases para percibir una cierta continuidad entre los funcionarios del calpulli
prehispánico y el ayuntamiento español que derivó en las actuales “formas
de gobierno indígena”; además, en ciertas ocasiones, el nombre original
indígena se conservó sobre el nuevo español. Es el caso de los topiles,
equivalentes, según el mismo autor, a los alguaciles hispanos.
192
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de un mayor de vara que se encargan de cuidar la comunidad y
el palacio municipal durante una semana (de lunes a domingo).
Todos los topiles tienen la obligación de estar en el palacio
durante las primeras horas de la mañana (de 05:00 a 08:00 am)
y también por las tardes (de 17:00 a 20:00 pm).
Los topiles tienen como obligación dormir en el corredor del
palacio municipal, ya que desempeñan funciones de vigilancia.
Durante la noche hacen uno o dos recorridos por toda la comunidad junto con el síndico para velar por el orden público. Otra de
sus obligaciones es llevar mensajes del orden cívico-religioso a
las otras comunidades y dentro de la misma comunidad, por
ejemplo, cuando se trata de un litigio el topil se encarga de llevar
los mensajes verbales a los litigantes. En ocasiones, los topiles
se encargan de guiar a foráneos (médicos, ingenieros y funcionarios públicos) que no conocen la región siempre y cuando el
presidente, el síndico, el regidor y el alcalde lo autoricen. Los
topiles cuidan la cárcel de la comunidad en coordinación con un
mayor de vara, quien custodia las llaves de la cárcel. Durante los
tequios los topiles auxilian al síndico supervisando el trabajo de
la gente y llevando el material y las herramientas para el trabajo.
Actualmente hay una docena aproximada de topiles en Santa María Alotepec, y el número varía de acuerdo con varios
factores, como son la necesidad del pueblo de mayor orden
público y la disposición de los jóvenes a ser topiles, pues muchos de ellos tienen que salir a estudiar. Los estudiantes son
generalmente exonerados del cargo de topil, demostrando la
continuidad de sus estudios. La actividad de los topiles en conjunto se nota más en los días de fiesta, tequio o cuando se presenta algún problema de consecuencias para toda la comunidad en casos de delincuencia y homicidio.
Para ocupar cualquier cargo se toma en cuenta que otro miembro de la familia no desempeñe al mismo tiempo algún cargo
de servicio comunitario, cívico o religioso. De esta manera, los
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
193
topiles tienen derecho a apelar ante el cabildo o la asamblea
de la comunidad en los caso, en que sean nombrados injustificadamente.
Mayor de vara
Los mayores de vara pertenecen al cuerpo de policía a cargo
del síndico municipal, y su función es velar por el orden interno
de la comunidad. La palabra en ayuuk para referirse al mayor de
vara es mayut, término cuyo significado desconocemos. Para
ser mayut es requisito indispensable haber sido antes topil, ya
que se trata del segundo escalón dentro de la jerarquía.
Los mayores son nombrados mediante el mismo procedimiento que se ocupa para elegir a los topiles, contando para
ello la opinión del síndico entrante y los mayores salientes,
siendo aprobada la decisión por todo el cabildo la noche previa
al año nuevo.
Los mayores de vara también portan un bastón distintivo
que es de mejor calidad que el de los topiles. Una de las funciones principales de los mayores es supervisar el trabajo de los
topiles: ellos son los que poseen las llaves de la cárcel y del
municipio. Portan un silbato de metal adquirido en la ciudad que
sirve como señal de agrupamiento del cuerpo de vigilancia.
Durante la noche deben tocar constantemente indicando que
hay seguridad y vigilancia en el pueblo.
Actualmente hay aproximadamente ocho mayores de vara,
y dependiendo de la cantidad pueden trabajar uno o dos durante
la semana y auxiliarse en parejas. Tienen la obligación de permanecer en el palacio durante la mañana y la tarde, es decir,
las mismas horas señaladas para los topiles. No todos los mayores de vara duermen en el palacio, como los topiles, sólo
aquel que está comisionado para esa semana. Durante los
tequios supervisan el trabajo de los comuneros y de los topiles.
Antes de que llegaran los aparatos de sonido, los mayores de
194
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
vara se reunían en un punto estratégico de la comunidad y
hacían los llamados a coro en voz alta.
Suplente
Los suplentes kootaanaapyëj, que quiere decir literalmente “ponte
en su lugar”, forman parte de las autoridades propiamente, ya
que pueden tomar decisiones y opinar en las reuniones del cabildo. Se supondría que las labores o funciones del suplente no
comienzan sino cuando el propietario deja su cargo, pero en la
comunidad el suplente tiene las mismas obligaciones que el
propietario. En este sentido, suplente y propietario toman juntos
las decisiones de su cargo.
Regidor de hacienda
La palabra en mixe para referirse al regidor de hacienda es nimëj
kop’k, que significa “la cabeza de los regidores” (nimëj se refiere a “algo grande” y es el nombre que se le da a los regidores; el
suplente de los regidores es nimëj supleentë). El regidor y sus
suplentes son elegidos por la comunidad en las asambleas destinadas para tal fin.
En términos generales, la función del regidor es de decisión
y su palabra tiene una importancia semejante a la del presidente, el síndico o el alcalde. Los regidores representan a la comunidad junto con el presidente, el alcalde y el tesorero; gestionan
fuera de la comunidad ante las autoridades de otras comunidades y federales para llegar a acuerdos de tipo económico o
cultural. En las participaciones municipales que otorga el gobierno del estado, el regidor de hacienda es fundamental para el
cobro de dicho presupuesto.
Hay que tener en cuenta que, puesto que los cargos políticos se desarrollan en conjunto, a veces es muy difícil poder
precisar cuáles son las funciones específicas de cada cargo.
Generalmente son nombrados para este cargo los comuneros
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
195
que han desempeñado las funciones de topil, mayor de vara ,
cualquiera de las suplencias de las autoridades cívicas, o también quien haya desempeñado alguna comisión especial (tal es
el caso de los comités de salud, de padres de familia, etcétera)
o bien, haber sido músico.
Secretario
El secretario (jaapxëj, “el que escribe”)134 se encarga de los
asuntos públicos como portavoz de las autoridades; siempre
es una persona que sabe hablar bien el español y tiene cierto
conocimiento del uso de la máquina de escribir. Así como las
autoridades municipales son el enlace entre la comunidad y las
autoridades federales, el secretario es el enlace entre éstas y
las mismas autoridades.
Este cargo es el único que no exige haber escalado todos
los peldaños de la jerarquía; es decir, una persona que ha estudiado en la ciudad puede acceder al puesto de secretario sin
haber sido topil, mayor de vara o músico. Últimamente, sin
embargo, se ha dado la tendencia a considerar que el cargo de
secretario no debe poseer prerrogativas; la explicación de esto
quizá radica en el decrecimiento del analfabetismo.
El cargo de secretario se elige por medio del principio del
consenso y del voto mayoritario.135 Sus funciones son escribir
y encargase de los libros relativos a las actas del registro civil
(defunción, actas de nacimiento, etcétera); también en ciertas
134
Me ha llamado la atención el que exista un verbo en mixe que designe
la acción de escribir, aunque esto no nos asegura que los mixes hayan
conocido la escritura. Hasta la fecha no se conoce ningún documento o
texto de origen mixe.
135
La diferencia entre el principio del consenso y el voto mayoritario es
que en el primero la gente hace saber su opinión a través del murmullo,
mientras que en el segundo se expresan levantando la mano. Esta diferenciación nos la ha transmitido Adelfo Regino, habitante de Alotepec, quien
estudia Derecho en la ciudad de Oaxaca.
196
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
ocasiones orienta a las autoridades municipales sobre asuntos
externos que tienen que ver con la vida política de la nación
(por ejemplo, iniciativas de ley). En Alotepec existen tres secretarios: el municipal, que se encarga de los asuntos de mayor
trascendencia para el pueblo; el del alcalde único constitucional
y el del tesorero que se encarga de las cuentas. De éstos tres,
el cargo más importante es el de secretario municipal.
Tesorero
El tesorero (tesoreerë) tiene como función guardar y administrar el dinero del municipio que proviene de las partidas presupuestarias del gobierno estatal y de las cuotas que cobran las
autoridades, además de las multas por violación al orden público. Una característica del tesorero para poder ser elegido como
tal es el prestigio social del que goza esta persona, la cual debe
proyectar una imagen honrosa. Por ello, para ser tesorero se
elige alguna persona que haya pasado por un alto cargo, como
el de síndico o presidente, pero no el de alcalde. Para la administración del dinero el tesorero siempre deberá contar con la
aprobación del cabildo o, en su defecto, del presidente municipal, el alcalde o el síndico, y, en última instancia, la comunidad.
Síndico
El síndico, junto con el alcalde y el presidente, es elegido bajo
el principio del consenso y el voto mayoritario. Para ser síndico,
la persona debe haber pasado por los cargos de topil, mayor de
vara, regidor, regidor de hacienda y sus respectivas suplencias,
o bien haber sido músico. El síndico debe poseer un carácter de
mando, pues bajo sus órdenes están los topiles y los mayores
de vara. Su trabajo consiste en velar por el orden público (da las
órdenes para encarcelar), estar al frente de los tequios (en estos menesteres es quien indica la hora de descanso para la
comida, el regreso al trabajo y el término de la jornada); también
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
197
es el brazo ejecutivo del presidente cuando éste toma alguna
decisión sobre el pueblo. Cuando se suscita algún accidente o
hecho violento el síndico debe dar cuenta de los involucrados.
Durante los ritos de sacrificio el síndico es el que pide con
mayor vehemencia que no existan en su gestión actos lamentables, pues éstos recaen sobre su responsabilidad.
Presidente
Se trata de la máxima autoridad política de la comunidad. Una
de sus principales funciones consiste en encabezar y moderar
las asambleas comunitarias donde son expuestos los problemas más importante de la comunidad. Durante las asambleas,
el secretario toma nota de las preocupaciones y propuestas
para que las reflexione el presidente. Las decisiones que se
llegan a tomar son canalizadas a través del presidente y ejecutadas por el síndico, aunque el primero se considera responsable de las consecuencias.
El presidente debe recibir a todas las personas ajenas a la
comunidad. También encabeza las ceremonias llevando a cabo
lo que podrían ser considerados como “actos inaugurales” o
“clausuras” dando sus mensajes en mixe o en español. El cargo
de presidente es el que confiere mayor prestigio.
Alcalde
El de alcalde (mëj täjk) es el último peldaño de la larga escalinata de cargos, es el último paso para poder llegar a convertirse en un honorable principal si cuenta con la edad de 60 años.
El alcalde se considera como una persona de mucha experiencia; encabeza la junta del consejo de ancianos o principales e
interviene en la elección de mayordomos, capitanes de banda,
capellanes y presidente de la iglesia.
La gente lo considera como el responsable directo de la buena o mala realización de las fiestas, así como del mantenimien-
198
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
to de las costumbres y tradiciones. En general, es el ejemplo a
seguir en las cuestiones de culto. En los asuntos de la iglesia
trabaja en coordinación con el presidente de ésta. En resumen,
el cargo de alcalde es el enlace y condensación de los cargos
políticos y religiosos.
Músicos
La mayor parte de las comunidades mixes, si no es que todas,
cuentan con una banda filarmónica que forma parte importante
de los cargos cívico-religiosos. En este sentido Alotepec no es
la excepción; cuanta con una banda de aproximadamente 50
miembros integrada en su mayoría por jóvenes. Los miembros
de la banda gozan de mayores privilegios que los demás cargueros, lo cual no los exonera de someterse a una gran presión
por parte de la comunidad. Los músicos están exentos de la
mayor parte de los cargos menos deseados como los de topil y
mayor, pero al terminar con su compromiso en la banda, el cual
va de 15 a 20 años de servicio, pueden llegar directamente a
los puestos de mayor prestigio.
La banda debe estar presente durante los días de fiesta.
Junto con el mayordomo y los capitanes de banda, los músicos
son los que más se esfuerzan. Ellos deben de corresponder en
las fiestas de los pueblos que han enviado sus bandas respectivas a las fiestas locales, estableciendo de esta manera una
amplia red de relaciones intra e interétnicas, fortaleciendo así
los lazos entre los pueblos de la sierra.
Capellán
Trabajan para la iglesia, le cura y los responsables de la iglesia,
como el presidente y los mayordomos. Se responsabilizan de
los instrumentos de la iglesia y tienen a cargo hacer sonar las
campanas en los días de misa.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
199
Capitán
Se trata de un cargo menor relativo al del mayordomo. Los capitanes de banda tienen la obligación de recibir en su casa a
una de las bandas representantes de otras comunidades. El
capitán debe dar alimento y bebida tres veces al día a todos los
integrantes de la banda durante los cinco días que dura la fiesta. Se considera que antes de aspirar a un cargo de mayordomo
se debe haber pasado por el de capitán.
Mayordomo
La mayordomía es una obligación religiosa; anualmente, una persona es elegida para hacerse cargo de los cuidados de uno de los
cuatro santos que deben ser atendidos por un mayordomo. El cargo de mayordomo puede ser una tarea voluntaria, pero también
puede ser una imposición de los principales, quienes llevan el control por medio de una libreta que tiene registrados a los candidatos.
En Alotepec existen cuatro mayordomos que se responsabilizan del cuidado de cinco santos. El mayordomo principal es responsable de Jesús Nazareno, patrón del pueblos y la virgen de la
Asunción, cuyas fiestas se celebran en los días 3 de mayo y 15
de agosto, respectivamente. El segundo mayordomo es el que
se hace cargo del Señor de Esquipulas, cuya fies-ta se celebra
también el 3 de mayo. Le siguen la Virgen de Guadalupe el 12 de
diciembre y San Antonio, un santo de menor importancia.
Anteriormente existía un mayor número de mayordomos que
se ocupaban de la Virgen de Juquila y de San Isidro Labrador.
Actualmente, estos cargos están abandonados no hay suficiente
gente para afrontar la responsabilidad del cargo.
El mayordomo mayor (o grande), que se ocupa del patrón del
pueblo, debe ofrecer dos celebraciones a lo largo del año; la
primera es una fiesta pequeña, diríamos íntima, cuya fecha es
el 15 de agosto, día de la virgen de la Asunción. El mayordomo
tiene el imperativo de matar una res que es ofrecida a la comu-
200
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
nidad. La otra res se mata 15 o 20 días antes del 3 de mayo, en
el llamado “día de la leña” (jääxpj).
Los gastos del mayordomo son variados y constantes a lo
largo del año. El mayordomo grande debe comprar treinta velas
para todo el año más otras diez que deja al salir; el santo debe
tener cuatro velas que duran según el peso: si es de una libra
dura dos meses, si es de un kilo dura cuatro meses. Las flores
pueden ser recogidas en el campo o traídas de Mitla, Tlacolula
o Oaxaca, lo que representa un gasto semanal de 80 pesos;
mata dos reses de 3 000 pesos; una tonelada de maíz a 800
pesos por medio de Conasupo; cuatro costales de azúcar; cacao y canela para el champurrado; 40 cohetones y 150 cohetes;
ostias y tres botellas de vino para la iglesia; abrasivo y estopa
para limpiar los objetos de metal de la iglesia; casi 2 000 pesos
de pan traído desde Mitla; varios galones de mezcal, cajetillas
de cigarros, galletas, dulces. Por si fuera poco, algunos mayordomos mandan a hacer a México un estandarte con la imagen
del santo y el nombre de la familia.
El mayordomo chico de Esquipulas espera menos tiempo
(alrededor de tres años para cumplir o menos) y el gasto es
menor. Compra 20 velas y cambia flores dos veces por semana; compra 12 docenas de cohetes y una de cohetones; una
res, un bulto de azúcar, cacao, mezcal, cigarros, dulces, ostias,
dos botellas de vino y 800 pesos de pan.
La tarea del mayordomo consiste en acudir diario a la iglesia
antes de salir el sol para encender por una hora las velas; cada
tercer día debe cambiar las flores y el agua, así como limpiar el
altar del santo; cada semana debe limpiar el templo o diariamente, si es día de fiesta; debe dar brillo y lustre a los floreros
y a los candeleros con cierta regularidad. Finalmente, debe realizar un gasto antes de la fiesta del santo matando una res; el
mayordomo de Jesús Nazareno, por ser el mayor, debe matar
dos reces. ¿Cuál es la recompensa? Haber cumplido con el
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
201
santo y la comunidad evitando comentarios sobre la tacañería
o insolvencia económica; además de subir un importante peldaño en el sistema de cargos.
Es evidente que no todos los santos al cuidado de un mayordomo tienen la misma importancia; al igual que los cargos políticos,
la importancia del santo otorga a su celador mayor prestigio entre la comunidad. El lugar central lo ocupa, desde luego, el santo
patrón de la comunidad, en este caso Jesús Nazareno, quien
también ocupa el lugar central del altar principal en la iglesia.
El mayordomo debe correr con la mayoría de los gastos destinados a la fiesta en honor al santo. Debe ofrecer una comida
con caldo de res, tamales y champurrado; dar de beber mezcal
y comprar un arsenal de cohetes que se lanzarán durante las
festividades. El mayordomo debe comprar doce velas en total
(seis de un kilo y seis de dos kilos) y flores para adornar el altar
del santo durante todo el año.
Los principales son los que escogen y determinan al mayordomo de acuerdo con la lista de candidatos al cargo que ellos
manejan. La gente suele autoproponerse para llevar a cuestas el
cargo y quedar bien con el santo y la comunidad; actualmente
existe una lista de posibles aspirantes al cargo de la fiesta del 3
de mayo de aquí a diez años, por lo menos. Eufrasio Anacleto
esperó casi seis años para ser mayordomo, pero se preparó desde antes comprando un torete, al cual alimentó y engordó; también compró las velas. Esto significa que el cargo de alguna
manera se encuentra reservado; por lo tanto, tales personas tienen la oportunidad de ahorrar para afrontar el pesado fardo de la
mayordomía. Por otra parte, al decir de algunos mayordomos
retirados, cumplir con el cargo no hace a la gente sentirse mejor;
simplemente debe resignarse y obedecer la voz de la comunidad
pues es ésta la que impone al hombre sus obligaciones
En Alotepec no existen grandes constricciones de tipo sexual
relacionadas con la gestión del cargo, como acontece en las
202
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
comunidades vecinas de Cotzocón y Cacalotepec, donde se
piensa que durante ciertas curaciones y fiestas es preciso que
se observe la abstinencia sexual. Se sabe de un caso en Cacalotepec en que un mayordomo perdió a toda su familia después
de yacer con su mujer; la costumbre ahí es reservarse de todo
contacto durante todo el año que dura el cargo.
Tampoco se cree, como en las comunidades mayas de
Chiapas y Guatemala mencionadas por Smith (1981), que las
malas cosechas estén relacionadas con el mal o buen desempeño del cargo. “Aquí el santo es muy milagroso, pero sólo castiga
a aquel con quien está molesto ¿Qué culpa tiene el mayordomo
de que no llueva si cumplió con su trabajo?”.
Consejo de ancianos o “principales”
Acertadamente, Weitlaner (1961: 12) señala que en la mayoría
de los pueblos mixes la influencia de los ancianos es extrema;
ap teetsy, que significa “abuelo”, es el nombre que se le da a un
principal por cualquier miembro del pueblo como señal de respeto y autoridad. El consejo formado por los ancianos apenas
supera los 20 integrantes. Generalmente son hombres que han
rebasado los 60 años y que ya han cumplido todos los cargos
políticos y religiosos.
Los principales eligen a los mayordomos, además de tomar
decisiones respecto a las fiestas y de aquellos asuntos concernientes a la iglesia (por ejemplo, el sueldo del sacerdote y su
tiempo de permanencia en la comunidad).
Por haber escalado todos los peldaños los ancianos están
exentos del kumunytyunk, trabajo comunal obligatorio que se
conoce comúnmente como “tequio”. Sin embargo, ser principal
no quiere decir estar exonerado de alguna obligación con la
comunidad, y el compromiso de los principales es de orden
moral y espiritual. Su área de influencia no es ya la política,
como antaño, sino la vida religiosa; ellos determinan quiénes
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
203
serán los futuros mayordomos y capitanes, además de decir
cómo se deben llevar a efecto los rituales y las ceremonias
relacionadas con el culto de los santos. Durante los días de
fiesta están comprometidos a limpiar los lugares y objetos sagrados de culto, tarea que sólo ellos pueden realizar.
Parentesco
Debe señalarse, según lo dice Beals (1945: 38), que los mixes
parecen estar poco interesados por los términos de parentesco.
No es muy sencillo, en este sentido, extraer información clara y
suficiente.
La familia entre los mixes se considera de tipo nuclear bilateral con un patrón de residencia patrilocal influida por un tipo parental
católico;136 se trata de la unidad básica de producción y consumo que se aplica en general a la agricultura y, en algunos casos,
a las artesanías. La regla que se nota en la actualidad es la
descendencia bilateral sin ninguna distinción en las terminologías patrilineales o matrilineales (Foster, 1969: 470, 472; Lipp,
1991: 4; Münch, 1973: 11). Según ciertos autores, el parentesco
mixe tiene algunas características del sistema “hawaiano” definido por Murdock que son: descendencia bilateral, residencia
patrilocal, avunculocal o neolocal, ausencia de clanes y parentesco bilateral cognático; sin embargo, le falta el rasgo esencial
que es la terminología común para las hermanas, las primas
cruzadas y paralelas (Hogshagen-Merrifield, 1961: 219; Münch,
1973: 11; Romer, 1982: 42-43; Weitlaner, 1961: 14-15). Kuroda
(1993: 102) y González V. (1973: 53) acertadamente mencionan
136
Los autores no coinciden en este punto. Mientras que Mendieta (1957:
615), Weitlaner, Münch (1973: 12) (1969: 18) y Romer (1982: 42-43) hablan
de una familia extensa de ocho a diez individuos, Foster (1969: 470) y Reyes
(s.d.: 32) se refieren a la familia nuclear. El caso de Alotepec se inclina más
hacia el segundo.
204
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
la norma de la endogamia municipal para ambos géneros, aunque tal norma no implica una segregación social aguda.
La familia es el núcleo social fundamental que se distingue en
la comunidad de Santa María Alotepec; sin embargo, no debe
perderse de vista que es la organización cívico-religiosa la que
está por encima de las relaciones de parentesco, como oportunamente lo ha notado Nash (Kuroda, 1993: 99). Se observan
familias nucleares, no extensas, compuestas de un promedio de
cinco individuos. La familia tiene una influencia directa en la economía campesina, pues toda ella participa en las distintas actividades agrícolas. Los niños asisten a la escuela con cierta regularidad, pero en las épocas que se precisa de mano de obra para
transportar, cortar o cosechar, se nota un elevado ausentismo.
Las relaciones matrimoniales son monogámicas (Münch,
1973: 12). El matrimonio es una forma también de acceder a un
cierto beneficio económico en vista de los cafetales o parcelas
de maíz, frijolares, chilares, etcétera, que posea la familia del
esposo o la esposa. Anteriormente, si un hombre quería contraer matrimonio con alguna muchacha los padres de ésta lo
“ponían a prueba” trabajando con ellos sin remuneración por
más de un año; si el joven respondía a las exigencias de los
suegros entonces podían casarse. Actualmente, esta costumbre ha ido desapareciendo.137
La edad aceptable (ideal) para casarse es de 18 a 25 años
para los varones y de 15 a 20 para las mujeres. Cuando alguien
desea contraer nupcias le avisa primero a la mujer; si ella acepta acude entonces con sus padres, quienes aprueban la deci-
137
Véase González V. (1973: 61) quien menciona la misma costumbre en
la parte alta, aunque él también observa su decadencia.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
205
sión si están de acuerdo o la reconvienen de ser el caso contrario. Un requisito fundamental para casarse es que la mujer sea
“limpia” y se toman en cuenta las referencias de la familia y
amistades. Los padres del novio deben acudir a casa de la
novia para visitar a los padres de ésta con el propósito de ofrecer ciertos objetos instituidos como mezcal, cigarros, guajolotes,
maíz, café, etcétera. Si los padres de la novia aceptan los regalos puede decirse que la mitad del “trato” ya está hecha, solamente faltaría que los padres del novio vuelvan por segunda
ocasión con nuevos regalos para cerrar el trato.
La ceremonia de matrimonio da comienzo en la casa de la
novia, de donde salen hacia la iglesia; la novia se viste de blanco y el novio con ropa nueva, a veces, si se puede, un traje.
Concluida la misa parten hacia la casa de los padres del novio,
donde culmina la celebración. La residencia es por lo general
patrilocal, aunque después de un tiempo de haber vivido en
casa del padre del esposo, tiempo que le permite a éste construir su propia casa y adquirir sus propios terrenos de trabajo, el
nuevo matrimonio se muda a otro lugar.
Compadrazgo o parentesco ritual
El compadrazgo es una manera de establecer amistades, una
creación de “parentesco ritual”. Como dice Münch: “El parentesco artificial es un vínculo social que permite establecer una
relación amplia de convivencia con numerosas familias”, pero
también es un recurso con algunas implicaciones de tipo económico, sobre todo cuando son los que piden ser apadrinados.
Puesto que los comerciantes recorren enormes rutas comerciales por toda la región, básicamente para comprar café y
artesanías, necesitan relaciones estrechas y de confianza en
todas las comunidades que visitan, de ahí que suelan tener una
gran cantidad de compadres. Como observa Vogt: “[...] la red de
compadrazgo proporciona un grupo de personas a las que uno
206
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
puede recurrir para conseguir dinero, trabajo, crédito, apoyo político y hospitalidad” (1973: 104-105).
Según Romer (1982: 47), las relaciones entre parientes son
complementadas con el parentesco ritual del compadrazgo, el
cual se establece en cuatro ocasiones básicas: el bautismo, la
confirmación, el casamiento religioso y la enfermedad. Esta
investigadora encuentra en Totontepec que la actitud hacia el
compadre es de gran respeto y no se suele intercambiar con él
servicios y favores como sí se hace con los parientes; en cambio se le hacen regalos.
Durante el bautizo, se acostumbra que el padrino lleve a bautizar a su ahijado después de asistir a una pláticas doctrinarias
sobre religión católica, al igual que lo hacen sus futuros compadres. Durante la fiesta, los padres del ahijado ofrecen tamales y
café a los nuevos compadres y al resto de los invitados. Algo
semejante se observa en la misa de confirmación.
DESCRIPCIÓN DE SANTA MARÍAALOTEPEC
Iglesia, presidencia municipal
y cancha de básquetbol
Existen dos vías de acceso a Santa María Alotepec: la carretera de terracería que bordea las montañas llegando por el lado
sur de la comunidad, y el camino de herradura que conduce a la
cabecera de distrito (Santiago Zacatepec), a San Pedro Ayacaxtepec y San Juan Cotzocón, por el lado norte.
Entrando por la carretera se llega a una pesada puerta de
metal que ha sido colocada para impedir que las bestias de carga se escapen de la comunidad y cometan perjuicios en los
campos de maíz más próximos. Al lado izquierdo de la puerta
se encuentra uno de los “pozos” de agua más importantes, pues
aquí acuden las mujeres a lavar ropa y los hombres a bañarse.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
207
Más adelante, tras algunas curvas, comienzan a aparecer
las primeras casas, pasadas las cuales es inevitable llegar al
centro de la población ocupado por una cancha de básquetbol
situada justamente entre el palacio municipal y la iglesia, es
decir, los lugares que simbolizan los polos de la autoridad cívica y religiosa. Como acertadamente ha notado Beals:
El centro físico del pueblo mixe es la iglesia y el Municipio o
edificio municipal, usualmente construidos tan cerca uno de otro
como el terreno lo permita. Esta contigüidad simboliza la unión
de la iglesia y el estado característico del gobierno mixe
(1945: 21).
Es en el centro de la población, o sea la cancha de básquetbol,
donde se llevan a cabo las ceremonias y eventos más significativos (desde el punto de vista simbólico) de la comunidad,
entre ellos los bailes y el cambio de autoridades el primer día
del año.
Tanto la iglesia como el palacio municipal, a cuyo costado
derecho se encuentra la escuela primaria, están orientados hacia la salida del sol. La iglesia, el palacio municipal y la cancha
de básquetbol son los puntos donde se llevan a cabo los asuntos de mayor importancia (desde el punto de vista social) del
pueblo. Desde este sitio se domina perfectamente la panorámica de la comunidad que se aglutina al norte, o sea, a la izquierda de estos edificios.
Ermitas y cuevas
En la comunidad existen tres ermitas ubicadas en lugares especiales, las cuales, al parecer, tiene una especial relación con los
caminos. Dos de ellas se encuentran en cada una de las salidas
del pueblo, mientras que la tercera se ubica dentro, casi en el
208
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
centro de la comunidad. Las cuevas (änk) son formaciones rocosas circulares o cavidades en las piedras que tienen un valor de
sacralidad; son los sitios idóneos para realizar sacrificios y comunicarse con los espíritus de la montaña, especialmente el
rayo que, se dice, es el que cae en estas formaciones. Hay una
relación interesante y compleja que liga a las cuevas con las
ermitas: donde hay una ermita existe generalmente una cueva.
La ermita que se localiza en la salida SE (recuérdese que el
pueblo es atravesado por un camino que corre de NW-SE) está
dedicada al señor de Alotepec y se relaciona con la fiesta del 3
de mayo. En realidad se trata de dos ermitas, pero se pueden
considerar una sola ya que ambas están dedicadas a la misma
divinidad, y de hecho una fue construida cuando llegó la carretera
y sustituyó al camino viejo.
Viniendo por la carretera, lo primero que se encuentra antes
de llegar a la comunidad es una pequeña ermita al lado derecho
que replica simbólicamente aquélla otra que está en lo que antes era el camino real y que ahora ha sido sustituido por la
carretera. Ambas ermitas se conocen con el nombre de tsuts
këjxm, que significa “arriba del pasto”. Este lugar es, desde el
punto de vista simbólico, sumamente importante porque aquí
se realizan algunos rituales de petición al cerro.
En tsuut’s këëxj’m se venera la imagen de un Cristo crucificado dentro de una cavidad granítica; a través del tequio fue
construido un techo de lámina semejando una bóveda que, de
hecho, es formación natural. El fondo de la piedra tiene unos
relieves y los mixes ven en ellos tres cruces. Esta ermita era
paso obligado de todos los caminantes antes de que se construyera el camino de terracería.
La ermita ubicada en la salida NW está dedicada a la Virgen
de Guadalupe, cuya fiesta se celebra el 12 de diciembre. Se
conoce como kruz kep’y, que significa “cruz de árbol”. Es interesante hacer notar que detrás de esta ermita se encuentra una
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
209
“cueva” (änk) a donde la gente acude a realizar ofrendas de
aves sacrificadas al cerro.138
La ermita que se ubica dentro de la comunidad tiene un lugar
muy especial, ya que mantiene una íntima relación con otros
sitios de importancia simbólica. Se conoce como kat’s ëtx, que
quiere decir “abajo de la piedra pelona”. Adosada junto al gran
cerro de La Malinche, domina la panorámica de toda la comunidad desde una pequeña meseta a modo de terraza. Se piensa
que esta ermita es la que protege a la comunidad de lo que
sucede en el cerro. Justo detrás de ella, un poco más arriba, se
encuentra una importante cueva donde también se realizan
sacrificios y ofrendas. A un lado se encuentra un esbelto y
elevado pino que, al parecer, se asocia con la importancia del
significado religioso; anteriormente, en este último lugar, se realizaban danzas el 15 de septiembre en honor a la Cruz; bailaban
los “negritos”, las “malinches” y los “huenches”. Había un mayordomo que se encargaba de la fiesta, la cual era muy pequeña y se llevaba a cabo allí mismo.
Pozos e hidrantes
Hacia el sur de la comunidad, muy cerca de la carretera, se
encuentran algunos pozos de agua formados por el escurrimiento
resultado del calentamiento adiabático de las nubes en lo alto
del cerro; aquí es donde generalmente las mujeres se reúnen a
lavar la ropa y donde los hombres llegan a bañarse. En la parte
138
Las cuevas son sumamente importantes para los mixes, y existen
buenas descripciones del sacrificio de guajolotes y la ofrenda de tamales,
copal, tepache y veladoras para propósitos como buenas cosechas, buena
suerte, adquisición de dinero y curación de enfermedades (Foster, 1969:473).
En algunos pueblos mixes se piensa que las cuevas están conectadas
directamente con la ciudad prehispánica de Mitla (González V., 1973: 333;
1989: 117). Véase Beals, 1948: 431; Münch, 1973: 315.
210
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
norte, a un lado del camino que conduce a San Pedro Ayacaxtepec, se encuentra otro manantial que proviene de las entrañas del mismo cerro.
En ambos lados de la comunidad se han construido estanques de almacenamiento, abastecidos por los mismos escurrimientos de agua, que surten los hidrantes repartidos en varios
punto de la comunidad de tal manera que sea cosa fácil acarrear el agua con fines domésticos.
Se cuenta que cerca de las murallas de piedra que están en
la cima de La Malinche había un pocito de agua, que aunque
fueran los meses de marzo o abril jamás se secaba, de donde
la gente podía beber y tomar agua; puesto que los habitantes
de Alotepec contrataron mozos de Ayutla, Tlahuitoltepec y
Cacalotepec, éstos subieron a rozar y a sembrar maíz (se dice
que éstas eran las tierras más fértiles) pero se bañaron y lavaron su ropa en el pocito que de inmediato se secó debido a tal
profanación. Un día llovió fuerte, “con trueno y rayo”, y sin embargo el pozo no se llenó. Desde entonces los habitantes de
Alotepec ya no emplean el agua de este pocito, sino de los
chorros que escurren de la montaña. Entremezclando los relatos, quizá, se dice que por culpa de los mozos el pocito fue
llevado a San Andrés Tuxtla, donde ahora tienen su “mar”.
Cementerio
En los “Cuadros Sinópticos” de 1883 encontramos una breve
referencia al panteón de Alotepec: “por último, un panteón de 80
varas de longitud por 30 de latitud, circunvalado con muros de
adobe. Su valor será de $50” (Martínez Gracida, 1883: 89). El
panteón se localiza sobre una pendiente orientada hacia el este,
hacia la salida del sol. En el extremo oeste se encuentra el altar
donde se llevan a cabo las misas en los sepelios y días de
muerto.
SANTA MARÍA ALOTEPEC: SU LUGAR EN LA REGIÓN MIXE
211
Este panteón se encuentra dividido bajo dos criterios: uno
sexual y otro generacional. La primera es una división que corresponde a lo masculino y a lo femenino. La parte masculina se
encuentra del centro al sur del cementerio, mientras que la femenina se localiza del centro al norte del mismo. En cuanto a la
división generacional, los niños son enterrados en la parte más
occidental, los adultos en el centro y los ancianos en el extremo oriental. El cuerpo del difunto se deposita, así, en la parte
que le corresponden de acuerdo con su sexo y edad.
Circuito ceremonial
Entre el desparramado caserío sin orden aparente se observa un
camino amplio y bien trazado que sigue un sentido circular principiando en una de las entradas de la iglesia y terminando en la
plaza del palacio municipal; se conoce como maj tuu, que literalmente significa “el gran camino”. En él se realizan varios recorridos ceremoniales previos y durante la fiesta, a ciertas horas del
día y de la noche. Estas recorridos ceremoniales en forma
procesional reciben diversos nombres según el día, la hora, la
parafernalia y la finalidad: el convite, la calenda y la procesión.
De hecho, en Santa María Alotepec coexisten varios circuitos ceremoniales, uno de los cuales, el que acabo de mencionar, es el “principal”, el “grande” o el “mayor”; lo importante es
que su tránsito obliga a cumplir con ciertas reglas.
En primer lugar, el sentido en que se recorre el camino ritual
es el mismo, iniciando siempre por la derecha en sentido contrario a las manecillas del reloj; en segundo lugar, el circuito,
como lo indica su nombre, siempre termina en el mismo sitio
donde comienza el recorrido, cerrando de esta manera espacios sagrados. Otro circuito es el que se sigue alrededor de la
iglesia saliendo por la puerta norte y entrando por la puerta
oeste en los días de rosario antes de la salida y puesta del sol.
212
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
LA FIESTA DEL 3
DE MAYO EN SANTA
MARÍA ALOTEPEC
Es casi seguro que a partir del siglo XVI la Santa Cruz
se volvió el objeto de un culto, para convertirse en el símbolo único
de la fiesta epónima en numerosas “rancherías” y comunidades [...]
El culto a la Santa Cruz (cuya fiesta tiene lugar el 3 de mayo)
continúa gozando de singular popularidad. Al exaltar gran cantidad
de símbolos propios de los cultos a la fertilidad y a la lluvia
(si bien es cierto que es oficiada una misa por un sacerdote católico),
esta fiesta revela íntimamente su inspiración indígena.
Jacques Galinier
La mitad del mundo
Hay que tomar en consideración que lo asimilado
solamente complementó y aumentó
el fondo original de folklore mixe y que no tomó el lugar
de una explicación propiamente mixe para algo
que hubieran conocido siempre y sentido la necesidad
de haberse explicado antes de su contacto con los frailes.
Walter Miller
Cuentos mixes
En las primeras páginas de este trabajo sugerí que el ciclo
festivo está asociado estrechamente con el ciclo agrícola; en
las páginas que siguen trataremos de ver si esta hipótesis se
sostiene. En el nivel de los mensajes culturales el ciclo festivo
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
213
constituye una serie de ceremonias encadenadas de manera
sintagmática, de la misma forma que en una palabra lo están
las letras y en una frase las palabras (ver Leach, 1989).
De la misma manera en que Vogt (1988: 142-143) encuentra
entre los tzotziles un tipo de fiestas y rituales ordenados regularmente por el calendario solar anual, a los que llama k’in según
la lengua vernácula, he encontrado que a través del calendario
ritual católico los mixes de Alotepec también expresan un orden
calendárico relacionado con el sol (un fenómeno similar parece
ocurrir con el concepto tonalli entre los nahuas).
A esta cadena de fiestas y rituales las denomino entonces
como fiestas xëëw, según el término mixe que da la pauta para
hacer tal afirmación. Ahora bien, xëëw tiene varios significados
simbólicamente interrelacionados; puede expresar: “nombre”,
“día”, “sol” y “fiesta”. Así, la fiesta del tres de mayo se conoce
como mëj xëëw, la fiesta de la virgen de la Asunción como
agostë xëëw y el día de muertos como ap xëëw.139
Las fiestas de Santa María Alotepec, constituyen una totalidad que adquiere significado a medida que unas fiestas se relacionan con otras. Sin embargo, este esfuerzo de decodificación
excede nuestros límites; aquí me contentaré con el análisis de
la fiesta del 3 de mayo, que a su vez parece ser el paradigma
mayor (el epítome) de las otras fiestas. Lo anterior no significa,
sin embargo, que no haga una descripción, así fuese somera,
de mis observaciones de las otras fiestas que he presenciado.
Por el contrario, realizaré una breve descripción de los rituales y
ceremonias más interesantes que es posible conectar con los
de la fiesta de la Santa Cruz.
139
Vogt (1988: 142) encuentra que el término maya k’in significa “sol”,
“día” o “tiempo”, a la cual le otorga un valor histórico y simbólico esencial.
214
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
FIESTA DE LA SANTA CRUZ
(3 de mayo)
La fiesta de la Santa Cruz vive una intensidad que podría quizá
ser representada con el curso del sol que aparece en el oriente,
asciende lentamente hasta llegar al cenit, y luego comienza a
descender hasta ocultarse tras el horizonte. La fiesta en sí da
principio el día 1° de mayo, sube de intensidad (con la afluencia
de los peregrinos y los eventos rituales) hasta el día tres, pasado el cual se retiran los visitantes y la comunidad queda sola
retornando a su vida normal. Sin embargo, los preparativos de
la fiesta tienen lugar semanas e incluso, meses antes.
En mixe, la fiesta del 3 de mayo se nombra mëj xëëw, que
significa “la fiesta grande”. En efecto, se trata de la fiesta más
importante de la comunidad y está dedicada al santo patrón del
pueblo, Jesús Nazareno, el señor de Alotepec. Es una de las
fiestas más grandes, concurridas y vistosas de toda la región
mixe, según la opinión de los anfitriones y los peregrinos.
En la fiesta de la Santa Cruz participan dos mayordomos,
uno “mayor” y otro “menor”. El primero se hace cargo del cuidado de la imagen de Jesús Nazareno, señor de Alotepec, y el
segundo de la imagen del Cristo Negro de Esquipulas. El cargo
que se ocupa del patrón del pueblo es, desde luego, el más
prestigioso (a escala religiosa), y también el más oneroso. Mientras que el mayordomo del Cristo de Esquipulas hace un sólo
“gasto” en la fiesta de la Santa Cruz, el mayordomo de Jesús
Nazareno se encarga de patrocinar económicamente dos fiestas: la de la Asunción, el 15 de agosto (llamada primer gasto), y
la de la Santa Cruz el 3 de mayo (llamada segundo gasto).
La fiesta del 3 de mayo refleja, entre otras cosas, el dilatado
espíritu de hospitalidad de los mixes. Abril y mayo, como hemos
visto, son los meses más secos y calurosos del año en las latitudes tropicales que ocupan no sólo la región mixe, sino buena
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
215
parte de Mesoamérica. En Alotepec llueve todo el año, excepto
en esta época en que el agua escasea notablemente. Los manantiales de la montaña que nutren los hidrantes del pueblo bajan
sensiblemente su capacidad. Al problema del agua se le suma la
gran cantidad de peregrinos que asisten a la fiesta; con su llegada se secan completamente los únicos pozos de los alrededores
que se ocupan para lavar ropa y bañarse. Hasta cierto punto se
vive una angustia muy poco expresada, pero siempre subyacente
en los comentarios, debido a la escasez de este líquido insustituible. No obstante, los mixes anfitriones tienen la firme convicción
de que la limitada cantidad de agua debe ser ofrecida a los peregrinos. Esta actitud, frente al uso de dicho elemento, refleja gran
relevancia para las conclusiones de este estudio.
Asimismo, considero que el ánimo de la fiesta está en relación directa con los beneficios de la agricultura en lo que va del
año. No deseo afirmar algo que no es fácil de explicar, pero al
parecer, según la “exégesis interna” de los informantes, una fiesta es buena, animada y muy concurrida si la cosecha de maíz y
café han sido satisfactorias; por el contrario, una fiesta puede
estar desanimada y mal organizada si, como en el año de 1992,
los fuertes vientos y los temporales han destruido buena parte
de la siembra. He notado cómo se refieren a la gran cantidad de
peregrinos en una fiesta (señal de alegría) y a la poca asistencia
de ellos en otra cuando a mí en realidad me ha parecido la misma. Debe existir una predisposición anímica para obtener este
tipo de cálculos aritméticas, predisposición que se patentiza en
la organización de la fiesta. ¿Será ésta una especie de represalia
contra el santo protector al hablar mal de su fiesta? He aquí una
pregunta a la que no puedo dar aún una respuesta satisfactoria.
Hasta la fecha, la fiesta del 3 de mayo en Santa María Alotepec había sido descrita en una sola ocasión por Marie-Odile
Marion (1988), quien visitó la comunidad durante los días de
fiesta, lo cual fue aprovechado por la autora para escribir un
216
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
breve artículo sobre la función integradora de la fiesta en términos étnicos. Marion considera que la fiesta reviste un sentido
de fortalecimiento de un “proyecto colectivo” que involucra el
estrechamiento de las relaciones intraétnicas de las comunidades mixes básicamente, acción que se refleja en la participación de cada comunidad con su delegación representada por la
banda filarmónica (1988: 43). En el mismo trabajo, la autora
realiza una somera comparación con una fiesta tojolabal en la
comunidad de Justo Sierra, en el estado de Chiapas.
El artículo de Marie O. Marion es valioso y se puede estar de
acuerdo con su interpretación, a veces demasiado general, desde el punto de vista político. Sin embargo, hasta el momento no
ha sido realizada una interpretación del significado social más
amplio en relación con los símbolos autóctonos ligados a las
prácticas económicas y agrícolas, aspecto hacia el cual apunta el presente trabajo.
Jä’xpj. La traída de la leña
La traída o acarreada de la leña —que en mixe se dice jaox’p—
es el primer episodio ritual con el que comienzan los preparativos de la fiesta.140 El mismo episodio, jaox’p, se repite antes de
comenzar la fiesta de agostë xëëw, sólo que, debido a la temporada
de lluvias, se llora a cabo con mayor anticipación. Consiste básicamente en la ayuda que el pueblo brinda a aquellas personas
comprometidas con un cargo durante los días de fiesta, desde
los capitanes de banda hasta el mayordomo de Jesús Nazareno.
En la primera quincena de marzo (en día martes o miércoles) uno de los principales, el capitán de banda o el mayordomo
en turno, habla a la comunidad por el altoparlante de la presi140
Según Lipp (1991:134), los preparativos para una fiesta religiosa
pueden comenzar hasta tres meses antes de la celebración.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
217
dencia municipal. Realiza una súplica para que los habitantes
de la comunidad ayuden a traer la leña, el próximo domingo,
que será utilizada como combustible durante el gasto; se le
pide a la comunidad “que sean tan amables de colaborar con el
capitán de banda o el mayordomo”, es decir, durante aquellas
ocasiones que sean ofrecidos tamales, atole y pan o se cubran
los gastos de la alimentación de una banda filarmónica de aproximadamente 70 miembros durante cinco días. Posteriormente,
el síndico realiza una segunda súplica.
Ese mismo día, en la noche, se reúnen dos o tres principales en la casa del carguero con los familiares de éste, para lo
cual ya está listo un ánfora de mezcal de dos o tres litros así
como cinco o seis cajetillas de cigarros mentolados. Entonces
pasan casa por casa solicitando la ayuda para hacer el primer
corte de leña (jääxypyujxpëj), para lo cual ofrecen un vasito de
mezcal y cigarros.
El domingo, día en que se corta la leña, se ubica (nuevamente
por el altoparlante) el lugar donde ésta será cortada, que puede
ser en los linderos de los cafetales o en algunos de los lugares
perfectamente conocidos por los habitantes de la comunidad. A
las ocho o nueve de la mañana, aquéllos que han resuelto ayudar al carguero (que son la mayoría) toman un hacha o un
machete y se dirigen hacia el lugar convenido sin agua ni comida. Cada quien corta un árbol, de preferencia un encino (xoj).141
141
No se recomienda cortar pinos (tzin) porque, se dice, arrojan mucho
humo; pienso que la prohibición posee un transfondo que va más allá del
simple hecho de arrojar humo. El pino, según parece, tiene ciertas cualidades religiosas atribuidas por los mixes. Para los mixes de Ayutla los árboles
de ocote que se encuentran en el camino son una simbolización de la cruz
y están en relación con las ermitas a la entrada del pueblo (Münch, 1973:
318). Con varitas de pino se fabrican hases que se depositan en las cuevas
(mats); son especiales para los ritos de sequía (Beals, 1948: 432). Véase
también González V., 1973: 334; 1989: 119. Los “graniceros” de las faldas de
la Sierra Nevada creen que el ocote es un árbol al cual le “pega” mucho el
rayo, a diferencia de otras especies. (Bonfil, 1968: 102)
218
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Los familiares del carguero se ocupan de llevar mezcal y
cigarros. Se supone que antes de empezar a cortar los árboles
se debe tomar mezcal “para agarrar fuerzas”. El trabajo se reparte; algunos rajan la leña y otros la acomodan, después se
invierten las actividades.
Cerca del mediodía llegan los familiares y voluntarios cargando mecapales repletos de tamales de guajolote y agua de
algún sabor natural o artificial. Después de esta hora a nadie
debe cortar árboles; lo único que se permite es rajar la leña, la
cual permanecerá ahí ya ordenada para que se seque, hasta
mediados de abril, dos semanas antes de la fiesta.
Llegado este momento se repiten nuevamente las súplicas y
las visitas a las casas con los principales acompañadas del
mezcal y los cigarros, procurando que siempre sea en martes o
miércoles. Entonces se hace la petición especialmente a aquellas personas que sean propietarias de bestias de carga. De la
misma forma, el domingo temprano se ensillan los mulares y
la gente se dirige con ellos a traer la leña al pueblo (jääxjp). Una
vez que los arrieros llegan con la leña deben permanecer en la
casa del carguero, quien está obligado a ofrecerles caldo de res
(tsuutsy tyojxk). El mayordomo debe sacrificar una res para
hacer el caldo, lo cual representa el primer gasto.142
Novenario y procesión
La fiesta da principio con el novenario, el cual consiste en rezar
el rosario en el interior de la iglesia: que comienza el día 23 de
abril y termina el 2 de mayo, la víspera del día esperado. Generalmente es un principal, avezado en estos menesteres, quien
142
“El mayordomo, portando cigarrillos y mezcal, pide a los jefes de
familia ayuda para cortar y acarrear la leña necesaria para la fiesta. Este es
el primer gasto en que el mayordomo ofrece caldo de res y copiosas cantidades de licor para los cortadores de leña”(Lipp, 1991:134).
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
219
se encarga de dirigir los rezos acompañado de otros principales. La presencia de la banda filarmónica durante el rezo del
rosario es imprescindible; de hecho, casi siempre que alguna
liturgia religiosa debe ser llevada a cabo es acompañada por la
banda de la comunidad.143 Para ello, ya se tienen preparadas
las misas y oraciones con piezas musicales ad hoc que las
acompañan. Después del rosario siguen los cinco “misterios”,
al final de los cuales sigue una pequeña procesión que recorre
el circuito ceremonial paseando un estandarte con la imagen
del santo cargada por el mayordomo.
Los músicos salen de la “escoleta” y se dirigen a la iglesia,
donde esperan el tercer repique que indica el inicio del novenario.
Al llegar, la banda de música espera en el atrio mientras los
feligreses entran al templo. A mitad del rosario los músicos
ingresan al templo y tocan la “Alabanza al Señor de Alotepec”,
que es entonada por los feligreses; después aparecen en la
puerta de la iglesia tres principales, que pueden ser distintos en
cada ocasión, cargando la cruz (siempre en medio) y los candeleros de plata con velas encendidas. A continuación, éstos salen
atravesando el pequeño atrio de la iglesia, seguidos a escasos
tres metros por la banda filarmónica. Detrás de la banda sigue
el mayordomo cargando un estandarte con la imagen de Jesús
Nazareno, el cual recibió de manos del sacristán; el mayordomo
es escoltado por dos señoras, una de ellas, su esposa, lleva un
oloroso sahumerio de incienso, mientras que la otra lleva flores.
El resto de la gente se coloca detrás de ellas.
Esta procesión cubre un circuito ceremonial distinto al de la
calenda, el convite y la procesión del día 3 de mayo; sale por la
puerta norte de la iglesia pasando a un lado de la cancha de
143
“La banda es esencialmente una institución religiosa. Ella actúa en
cada servicio de la iglesia sin recibir pago alguno. Aunque esto es general
para el estado de Oaxaca” (Beals, 1945: 65).
220
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
baloncesto y entrando nuevamente al atrio por la puerta poniente de la iglesia. Aunque el circuito es distinto, la dirección en
contra de las manecillas del reloj, el movimiento levógiro de
derecha a izquierda, es el mismo.
Se acostumbra ir dos veces por día a la iglesia para rezar el
rosario; la primera, muy temprano, antes de salir el sol, a las
cuatro de la mañana; la segunda, a las seis de la tarde, cuando
el sol está por ocultarse. Durante estos días, las campanas
repican diariamente tres veces anunciando la hora del rezo; el
último repique es como una “tercera llamada” indicando que
el rosario ha comenzado; antes del inicio se lanza al aire un
cohete. Los músicos son llamados diariamente a reunirse en la
escoleta a las cuatro de la mañana y a las seis de la tarde; el
redoble sonoro del bombo a estas horas es la señal precisa de
que el novenario está por comenzar.
Es durante los días de novenario que más participación existe
por parte de los miembros de la comunidad. Mientras las mujeres se dedican a los quehaceres domésticos y a los rezos matutinos o vespertinos, aquéllos que tienen un compromiso asignado
deben cumplirlo. Las autoridades nombran a los comisionados
de la fiesta que se encargan de ir, generalmente a Cotzocón,
pueblo vecino, a comprar los “toretes” que serán los premios;
designan a los que ornamentan la iglesia y las principales calles del pueblo con vistosos adornos de nailon, así como a los
que realizan los letreros de bienvenida en grandes mantas; convocan para la limpieza y reparación de los caminos mediante el
tequio (kumun yun). Por su parte, los principales se dedican a
limpiar las ermitas ubicadas en las entradas del pueblo.
La mayordomía. Los “gastos”
Las siguientes ceremonias representan el segundo y último gasto
del mayordomo “grande” que se ocupa del patrón del pueblo, el
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
221
señor de Alotepec (el primer gasto, como dije, tiene lugar durante la fiesta de la Asunción; en cada fiesta se debe matar una
res); mientras que para el mayordomo “chico” es el primer y
último gasto en honor del Cristo de Esquipulas, ubicado en un
altar lateral de la iglesia.
Con “gasto” me refiero a la misma palabra empleada por los
habitantes de la comunidad (gastë) para expresar el derroche
económico de cualquiera de los mayordomos a través del patrocinio individual de la comida ritual y baile que debe celebrar en su
casa.144 Espero que la siguiente descripción aclare el sentido.
El día 28 de abril el mayordomo “grande” debe ofrecer una
comida ritual (la noche anterior el mismo mayordomo invita a la
comunidad por medio del altoparlante a participar en “el mezcal,
el champurrado, el pan, los tamalitos y el caldo”). Los músicos
de la banda filarmónica se acomodan en bancas de madera
colocadas en el centro del patio de tierra o solar (que generalmente es un espacio compartido por varias familias) donde ejecutan los sones mixes tras largas pausas. Mientras tanto, otras
bancas semejantes han sido colocadas para que los invitados
tomen asiento bajo un manteado de nailon. Los principales se
sientan junto a la banda filarmónica y beben mezcal en un mismo vaso que constantemente llena un escanciador, el más ebrio
de todos. Otro principal se encarga de recibir a las personas y
amablemente les sirve una jícara de plástico con champurrado
(nääny) y un plato, también de plástico, con tres panes (tzäw
kaak). Posteriormente, el mismo principal pasa con una cubeta
que contiene champurrado y sirve nuevamente en los recipientes. Está permitido, y es bien visto, que los invitados lleven a
sus casas los panes que no consumieron; las mujeres se encargan de ello. Cuando se trata de un extranjero se pregunta por
la casa de su anfitrión para enviar ahí los alimentos.
144
222
Véase Carrasco, 1966.
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
El champurrado y los panes se sirven antes del mediodía,
para lo cual se hacen explotar algunos cohetes. El champurrado
es una bebida espesa que se sirve generalmente caliente; está
preparada con masa de maíz, agua, cacao, canela y se endulza con panela. La regla es dar a cada persona tres panes (dos
amarillos y uno tendido) fabricados en Oaxaca, Tlacolula o
Mitla. Se dice que antes de la época del reinado del cacique
Luis Rodríguez la costumbre obligaba a dar también tres panes, uno “dulce” arriba, uno “amarillo” en medio y otro “tendido”
abajo.
Mientras tanto, al mismo tiempo se lleva a cabo otra ceremonia de gran significación conocida como kooyäjk pe’my ja
ceerëj (“hacer la cera”). En el umbral de la casa del mayordomo
se cuelga, horizontalmente, un aro hecho con una vara flexible
y algunos clavos en el costado, de los cuales se dejan colgar
diez pabilos. Dos principales escurren con una jícara la cera
fundida de las velas que el mayordomo ha puesto en la iglesia
durante todo el año. Los principales funden la cera en una tina
de metal; cuando escurren la cera sobre los pabilos recogen la
sobrante en la misma tina. Los principales giran lentamente el
aro, de izquierda a derecha, hasta terminar su trabajo. Se fabrican dos velas grandes y ocho pequeñas en total. El mayordomo enciende inmediatamente en el altar de su casa una vela
grande; cuando ésta se termine encenderá la segunda. Las velas pequeñas son destinadas para las bandas filarmónicas visitantes (dos para cada una), que les serán entregadas en la
iglesia el día de la recepción.
Hacia las tres de la tarde, se lanzan al aire cohetes, con lo
cual se anuncia la comida ritual que consiste en caldo de guajolote (tutk näw tojxk ) acompañado por tamales de bola
(nakmeeky). Los principales son invitados a pasar al interior de
la casa del mayordomo; se sientan y esperan pacientemente
mientras algunos siguen bebiendo mezcal servido por el mismo
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
223
escanciador. 145 El mismo principal que sirvió antes el
champurrado y los panes ahora sirve resignadamente los platos con caldo y los tamales. El principal siempre comienza a
servir por el oriente, si así se encuentra dispuesta la mesa, o
por su derecha. Nadie empieza a comer sino hasta el momento
en que todos los principales tienen frente a sí un humeante
plato con caldo y cinco tamales de bola. Los principales esperan a que llegue el mayordomo para la comida; todos le responden con agradecimiento y hasta entonces ya es posible “recibir
el alimento”, llevándose el plato directamente a la boca (en las
comunidades mixes no se emplean los cubiertos) ayudándose
sólo con un trozo de tamal.
Inmediatamente después llega el mismo principal con una
cubeta de caldo para servir nuevamente siguiendo el mismo
orden por el que empezó. Sin embargo, en esta ocasión ya
nadie consume el caldo, y los platos quedan llenos. Los principales agradecen al mayordomo y a su esposa, y posteriormente se retiran al patio para dejar lugar a los músicos, a quienes
se les atiende de la misma manera. La banda filarmónica continúa tocando después de probar los alimentos hasta que repica
la campana anunciando el novenario; con el segundo repique la
banda sale de casa del mayordomo.
El día siguiente, 29 de abril, toca el turno de invitar la comida
ritual al mayordomo del Cristo de Esquipulas. Los mismos hechos que tienen lugar el día anterior en casa del otro mayordomo se repiten de igual manera.
Una actividad ritual que no tiene un nombre específico, pero
forma parte de la ceremonia de la salida del mayordomo (como
la confección de las velas), es la limpieza de los candeleros,
145
“Cuando sirven la comida, sirven primero a los ancianos y a las
ancianas”; sin embargo, la repartición de la carne en Coatlán se realiza por
“grados de edad” (Hoogshagen, s/fb: 5, 7).
224
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
floreros y objetos litúrgicos de la iglesia. Los principales se reúnen
en la casa del mayordomo “grande” antes del mediodía del 29 de
abril para limpiar los instrumentos sacros que son empleados y,
sobre todo, cuidados durante todo el año por el mayordomo.
Otra actividad que forma parte del gasto es el baile que cada
mayordomo ofrece en el solar de su casa. Según la costumbre,
el baile ya no es obligación del mayordomo como la comida
ritual, sino que este corre a cuenta del mayordomo. Así, esta
actividad poco a poco se va volviendo una diversión esperada
por los habitantes. El mismo 29 de abril, al terminar la comida,
la banda filarmónica sigue amenizando hasta el anochecer. Los
músicos tocan primero en casa del mayordomo de Jesús Nazareno y luego en la del mayordomo de Cristo de Esquipulas,
siempre acompañados por la gente del pueblo. Diversos conjuntos de música tropical son contratados por cada mayordomo
y, al terminar la sesión de la banda filarmónica, éstos tocan por
tandas en cada casa; la gente se dirige a ambas casas para
seguir bailando. El baile generalmente lo inician los hombres
embriagados de mezcal seguidos por las mujeres de mayor
edad; ellas bailan solas con graciosa rigidez, los brazos colgando y dando pequeños saltos. Alguien distribuye goma de mascar en una charola de plástico, un escanciador reparte mezcal
y otro regala cigarrillos, todo a cuenta del mayordomo.
Entrega de velas
La entrega de velas es un episodio ritual distinto a la donación
de velas. Si bien el hecho es el mismo (ofrecer velas al altar del
santo patrón), el significado ritual es diferente. La entrega de
velas es un ritual exclusivo del mayordomo que señala su entrada, si es el próximo, o su salida, si se trata del anterior.
La entrega de velas tiene dos fechas. La fecha de salida del
mayordomo es el 30 de abril, mientras que la de entrada es el 5
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
225
de mayo. Antes de la entrega los mayordomos deben “velar las
ceras” auxiliados por un principal rezador, generalmente el mismo que reza y dirige el novenario; éste acude por la noche a
casa del mayordomo de Jesús Nazareno, primero, y luego a la
del mayordomo del Cristo de Esquipulas. Al finalizar el rosario
el mayordomo puede o no contratar un conjunto para realizar un
baile nocturno.
Al día siguiente (30 de abril) los mayordomos hacen su “costumbre” ofreciendo nuevamente champurrado y dos panes, mientras la banda filarmónica ejecuta sus melodías y algunas personas, muchas que no son de la comunidad, bailan en el solar de
la casa. Los mismos principales ofrecen el champurrado y el
mezcal. Antes del baile y del champurrado, el mayordomo manda quemar una buena dotación de cohetes, y ofrecen a la gente
imágenes de los santos a su cuidado mandadas a hacer en la
ciudad de Oaxaca. Posteriormente sale de la casa una procesión llevando consigo flores y velas; la banda marcha adelante
y los dos mayordomos detrás dirigiéndose directamente a la
iglesia. Primero entran al templo los mayordomos y a continuación las flores y las velas que son entregadas al sacristán,
quien inmediantamente las acomoda en el altar y enciende las
velas. La banda se retira a la escoleta y sólo se quedan los
mayordomos rezando dentro del templo.
Donación de velas
La donación de velas, a diferecia de la entrega, la puede realizar
cualquier persona, tanto de la comunidad o de fuera, que pretenda recibir protección, simpatía y beneficio del santo. El proceso
que se sigue para donar velas es más o menos parecido al de
la entrega de velas. La persona que se ha comprometido dispone unas rústicas tablas de madera en su solar, donde se sientan los músicos y los invitados. Los músicos tocan y se inicia
226
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
el baile; entre tanto, la familia del donador invita pan y café; a
diferencia de la donación en casa del mayordomo, los músicos
son los primeros en recibir el alimento. Al término de la comida
ritual de pan y café (a veces champurrado), sale una pequeña
procesión hacia la iglesia, precedida por la banda filarmónica y
seguida por el donador y los familiares o amigos que cargan
tanto las flores como las velas. La ceremonia culmina cuando
el capellán recibe las ofrendas y las ordena junto con las otras
en el altar.
Ofrenda y petición al señor del cerro
Los sacrificios de aves y las ofrendas depositadas a los espíritus de las montañas y las cuevas son característicos de los
mixes, aunque ésta sea una práctica religiosa más o menos
común entre los indígenas mesoamericanos.146 A finales del
siglo XIX el que fue obispo de Oaxaca, Eulogio Gillow, denunciaba con no poco cinismo la dilatada costumbre del sacrificio
entre los mixes como resabios de una antigua idolatría aún
no exorcizada:
Entre los mijes suelen matar pavos ó guajolotes y derramar la
sangre en derredor de sus siembras para que tengan buenas cosechas, y cuando tienen alguna cuestion de límites en sus terrrenos con otro pueblo vecino, acostumbran matar guajolotes o
pavos y derramar la sangre en las líneas que reconocen ellos ser
las divisorias. Compran pollitos de á medio ó de á real, y lleván-
146
Para las prácticas religiosas análogas entre los nahuas de la sierra de
Puebla, los tzotziles de la altiplanicie chiapaneca y los otomíes de la Sierra
Madre, véase respectivamente Signorini-Lupo, 1989; Vogt, 1988 y Galinier,
1990.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
227
dolos al monte, los sueltan, ofreciéndoselos de esa manera á
sus dioses. Colocan huevos de gallina y de guajolote al derredor
de las paredes de la Iglesia, y no se cuidan de observar quien los
coje, de modo que el cura encuentra en ese sitio despensa provista, y aun considera hacerles una obra de caridad con retirarlos, pues si notan los naturales que los huevos colocados en
aquel lugar permanecen allí largo tiempo, manifiestan inquietud.
Dicho se está que el Cura no desperdicia ocasión ninguna para
hacerles desistir de semejantes prácticas (Gillow, 1990: 209).
No puedo estar de acuerdo con las conclusiones de Beals (1948:
433), quien planteaba hacia mediados del siglo pasado que “los
ritos sacrificiales están desapareciendo”; que con el incremento de los contactos con un mundo externo la actividad ritual
disminuiría en el futuro. En efecto, Beals (1948: 432) suponía
que el significado del sacrificio ha perdido importancia para la
mayoría de los mixes, conservándose sólo la función del rito
porque él no fue capaz de realizar una explicación satisfactoria,
lo cual se entiende por la fuerte influencia en esa época del
culturalismo norteamericano que trataba de explicar el fenómeno del “cambio cultural”.
Por el contrario, y a casi 50 años de sus tesis, actualmente
nos encontramos con una práctica bastante difundida y fuerte
aún en las comunidades más abiertas al exterior, como Ayutla;
y, curiosamente, las comunidades más expuestas en este sentido parecen ser las más conservadoras.
El nombre que se le da al ritual en que se pide a los seres
divinos prosperidad y éxito en los asuntos de la vida cotidiana y
religiosa es naakyo yoxëj. Los ritos de petición al señor del
cerro son, en oposición a las ceremonias que transcurren durante la fiesta, privados; es decir, son realizados por algunas
personas en la oscuridad de la noche, evitando la mirada de los
228
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
demás, aunque éstos sepan con precisión qué es lo que se
está efectuando en ese preciso momento.147
Estos ritos siempre son llevados a cabo por los “principales”, conocedores de la práctica que suelen ser los taj moy;148
suelen ir acompañados por mujeres de edad mayor que son
reconocidas como buenas rezanderas. Los ritos de sacrificio
de aves, destinadas a los seres de la montaña, son extremadamente parecidos entre sí en todas las ocasiones que se practican. Los sacrificios se llevan a cabo con dos finalidades básicas:
la petición y el agradecimiento.
Se pueden hacer peticiones cuando se aproxima una fecha
importante, como es la llegada de las lluvias, el año nuevo y, en
general, las transiciones climáticas relacionadas con los periodos
de la agricultura, pero también un cazador puede ir al cerro y depositar sus ofrendas para que se le conceda un venado; asímismo,
el campesino, en su parcela, realiza el rito para que se le conceda una buena cosecha; un enfermo realiza la misma ceremonia
cuando se cree que su mal se relaciona con tales divinidades.
147
Como señalan Beals (1945: 64; 1948: 429) y Foster (1969: 473),los
ritos mixes de ofrecimiento a las deidades y espíritus de la montaña, es
decir, los ritos no católicos (paganos) son individuales y no colectivos. Sin
embargo, Carrasco (1966: 309) se opone a este tipo de afirmaciones, pues
existen también ceremonias “paganas” de tipo comunal. González V. (1973:
329; 1989: 97) distingue sacrificios individules, familiares o semioficiales y
oficiales o comunales. Para una subdivisión de los rituales mixes de sacrificio véase Lipp, 1991: 83-84; Schmieder, 1930: 75; Sánchez Castro, 1947: 37;
Bradomin, 1984: 100.
148
El taj moi y el xëmaabë no son lo mismo. Ambos saben “hablar” o
invocar a los dioses; no obstante, el primero siempre es un anciano (principal) que ofrece por otros las ofrendas en el altar de la iglesia; el segundo
sabe contar e interpretar con granos de maíz, pero cobra y es anciano o
joven. Algunos creen que éstos nacen así, y otros creen que es su negocio.
Suele decirse que el xëmaabë puede ser bueno o malo, además de invocar
a los dioses buenos o malos para dañar a otras personas.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
229
Lo que debe quedar claro es que, por un lado, la ejecución
del sacrificio de las aves de corral (la mejor de las cuales es el
guajolote) es siempre semejante, por lo menos en lo que a ofrendas, proceso ritual e invocación de divinidades se refiere; por el
otro, hay ritos de carácter sintagmático que se deben celebrar,
forzosamente y sin faltas en determinadas épocas del año.149
El sacrificio es uno de los actos sagrados por excelencia;
implica un contacto sumamente estrecho con la divinidad. Como
dice González V., el rito del sacrificio “es la manifestación más
clara del espíritu religioso que lo anima [al hombre mixe] y el
mejor recurso que posee para comunicarse con la divinidad” (1989:
140). Por ello, los sacrificios se realizan en los lugares liminales
considerados como umbrales entre el mundo de los humanos y
el mundo de los dioses. Estos lugares son las cuevas (aönk)
donde la gente cree que caen los rayos, las cuales se encuentran
en lugares que están en las afueras de la comunidad. Los principales (no todos) son aquellos que se encargan de llevar a cabo el
ritual, siendo algunos de ellos xëëmabë o “adivinos”, aunque no
es condición sine qua non para estar autorizado a hacerlo.
Los destinatarios de los sacrificios son los dioses del cerro
que, según se cree, residen en los lugares vírgenes o dentro del
mismo cerro. Las divinidades más importantes son aanäw (el
trueno) y wuutzuk (el rayo)150 quienes, como se puede notar a
149
González V. (1989: 131) lo ha percibido claramente clasificándolos
como “períodos cíclicos de sacrificio”.
150
González V. (1973: 337; 1989: 27-35) señala que los destinatarios del
sacrificio son el cong que a veces se interpreta como el mismo Kondoy, Dios
y la Trinidad identificada con la “madre Tierra”, las montañas, los cerros, las
cuevas, los ríos, los sembradíos, la lluvia, el viento, el rayo, el trueno,
algunas piedras, troncos, imágenes, los difuntos, los “naguales” y los malos
espíritus. De acuerdo con Foster (1969: 472), los mixes participan de un
substrato de creencias y prácticas comunes a las de los mexicas, los
zapotecas y los mayas. Los paralelismos con la bondad y peligrosidad del
dios del huracán y sus asistentes, los truenos y rayos, del Popol Vuh, dice el
autor, también son asombrosos. Véase Weitlaner, 1961: 17; 1969: 16; Carrasco,
1966: 311; Covarrubias, 1986: 54-55.
230
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
través de los relatos orales, son dueños de todos los seres de la
naturaleza. El orden de invocaciones es uno de los factores que
me hacen pensar que el Cristo negro venerado en Alotepec está
en íntima relación semántica con estas divinidades de la naturaleza; los mismos relatos parecen reafirmar esta hipótesis.151 El
hecho de ofrendar un ave a las divinidades del cerro se reconoce
como “sacrificio”, pero también se considera un sacrificio el depositar veladoras y limosna en el altar de la iglesia.152
El sacrificio de aves para la fiesta del 3 de mayo tiene lugar
la víspera del primer día de fiesta, antes del convite, durante la
noche del 30 de abril y las primeras horas del 1° de mayo.153
Los principales encargados del sacrificio acuden a las dos entradas del pueblo (donde se encuentran las ermitas), al ayuntamiento, al corral del jaripeo y a la pista de carreras (pista de
aterrizaje); lugares en donde se realizan, uno a uno y con todo
rigor, los episodios que describo a continuación. También para
este tipo de sacrificio existe otro circuito ceremonial que siempre se respeta.
Las invocaciones siguen más o menos el siguiente orden: Tú cong
anääw (supremo trueno), tú cong wuutzuk (supremo rayo), tú nääxwiinyëtë
(madre tierra, madre naturaleza), tú señor de Alotepec, Jesús Nazareno
[…], etcétera.
152
Es muy posible que, como asegura Münch (1973: 316), la idea de la
cueva sea transferida a la de la iglesia donde también se hacen ofrendas,
pero no de animales sacrificados; a final de cuentas, las dos formas de culto
parecen obedecer al mismo fin y forman parte de un mismo complejo. Beals
(1945: 64) afirma que para los mixes la iglesia es otro altar como lo indica el
término tsápteig, donde teig significa punta del cerro y cueva-altar donde se
hacen los sacrificios a los espíritus precristianos de la montaña.
153
Dice González V. (1989: 133) que los mayordomos celebran sus
sacrificios unos días antes de la fiesta porque “[...] el día de la fiesta, el dios,
los santos, la naturaleza, el trueno y los difuntos están ocupados, no pueden
escuchar”. Con el sacrificio el mayordomo solicita que el alimento y la bebida
alcance para todos y que no se agote; que salgan bien del compromiso y no
se hable mal de ellos. Véase González V., 1973: 335.
151
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
231
Al llegar al lugar del sacrificio, empezando primero por la
entrada sur tsuts këjxm (“arriba del pasto”) y terminando por
la entrada norte kruz k’epy (“cruz de árbol”), el principal enciende una veladora que deposita en un altarcillo mientras se hinca
frente a la imagen (casi siempre hay un altar y una imagen en
los sitios propios del sacrificio) para rezar. Siempre inician el
rito con una oración católica que poco a poco va entretejiendo,
en las invocaciones, a los seres de culto no católicos como
son el cerro (kong), el supremo trueno (konk anääw), el supremo rayo (konk witsuk), etcétera.
Posteriormente, cada uno de los ancianos se levanta y toma
el ave ofrendada extendiéndole las alas y la ofrece al cerro,
al viento, a la trinidad (Dios padre, Dios hijo, Espíritu Santo); al
mismo tiempo que hace la petición invocando al trueno, al rayo,
a la tierra y al señor de Alotepec, muestra el animal hacia el
oriente y después hacia el poniente o hacia el cerro;154 para
finalizar, hace un movimiento circular con el ave. Acto seguido
el principal, ayudado por otro principal u otras ancianas quienes
sujetan al animal por las alas, toma la cabeza del animal y la
cercena con un machete, pero no de un tajo, sino con um movimiento de vaivén. Primero, se deja sangrar un poco al animal y
luego se le suelta; el ave se revuelve por todo el suelo regando
la tierra con su sangre y poco a poco deja de sacudirse.155 Si se
mueve mucho y cae de lado es tomado como un buen signo; si,
por el contrario, cae con las patas hacia arriba se interpreta
154
En una descripción del sacrificio mixe llevado a cabo antes de sembrar un campo, señala González V. (1989: 61): “[...] luego el señor levantó el
guajolote y lo fue presentando a los cuatro puntos cardinales”. Véase
González V., 1973: 337.
155
La sangre es sumamente importante porque con su “vapor” se alimenta la tierra (González V.: 1989; 1973: 330-331). Semejantes ideas poseen los nahuas de la sierra de Puebla, para quienes la tierra es una “insaciable devoradora” (Signorini-Lupo, 1989: 88). Véase Gillow, 1990: 212.
232
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
como un mal augurio.156 Inmediatamente, el principal riega
mezcal sobre la sangre, ya que éste es considerado como “el
agua que alimenta a la tierra”. Entretanto, un hombre ha cavado
un agujero cerca del sitio, mientras otro se dedica a cortar la
cabeza, las dos patas y las partes externas de las alas de
la víctima.157 Todas estas partes del animal se depositan en el
agujero junto con tres cigarros apagados, algunas gotas de
mezcal, maíz molido y un huevo roto por el extremo más angosto.158 El hoyo se clausura con una roca de tamaño regular.
Una vez concluido el acto los ancianos pasan inmediatamente
al altar de la ermita para rezar.
Terminados los rezos el principal y sus ayudantes se dirigen
a los otros lugares mencionados en los cuales repiten exactamente el mismo ritual. Algunas personas celosas de las costumbres
suelen realizar un sacrificio en las puertas de sus casas. Al
siguiente día uno es testigo de las ejecuciones debido a las
huellas dejadas por la sangre y las plumas del ave sacrificada
esparcidas por las calles del pueblo.
156
En varios pueblos de la región mixe tiene una idea familiar respecto al
sacrificio. “Como es natural el animal aletea al agonizar. Cuando deja de
moverse se fijan hacia donde queda el pescuezo. Si apunta hacia el oriente,
significa que se aliviará el enfermo, si hacia el poniente, concluyen que
morirá” (González V., 1989: 69); véase González V., 1973: 331. Para los
mixes de Ayutla, dice Münch: “Si lo que se pide está concedido, el cuello
deberá caer al oriente, que es un lugar de muy buena suerte. Si el cuello apuntara hacia el poniente sería un augurio malo” (1973: 315). Véase
también Hoogshagen (s/fb: 6) para similares ideas en Coatlán.
157
En algunos lugares creen que el rey Kondoy no posee pies, sino patas
de ave (González V., 1973: 331). Incluso algunos informantes piensan que
se dejan las patas en recuerdo del citado rey Kondoy.
158
Para los objetos sagrados empleados en las ofrendas, véase Beals,
1945: 64; 1948: 429; Carrasco, 1966: 310; Gillow, 1990: 209-212; González V.,
1989: 83-92; 1973: 330-333.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
233
El convite (awiitijtk)
El convite se conoce en mixe como awiitijtk, que quiere decir
“dar vueltas en las calles principales”, y en efecto se recorre el
circuito ceremonial más importante conocido en mixe como
maj tuu, que significa “el camino grande”. El convite se lleva a
cabo en las primeras horas del día 1° de mayo, cuando la oscuridad todavía se cierne sobre el pueblo. Se trata de una especie
de procesión encabezada por la banda filarmónica, la cual sale
de la iglesia y termina en la cancha de baloncesto, frente al
palacio municipal, cerrando el mismo circuito que se repetirá en
la calenda, el desfile deportivo y la procesión del 3 de mayo.
Como si se llamara al rosario, las campanas de la iglesia
repican muy temprano. A continuación se deja escuchar el espeso sonido del bombo que cita a todos los músicos en la escoleta. Una vez reunidos, éstos se dirigen al templo para rezar el
rosario, al final del cual comienza el recorrido del circuito; mientras está en movimiento, la banda ejecuta una alegre marcha y
los músicos aprovechan el momento para darse ánimos bebiendo
generosos tragos de mezcal. La dirección que se sigue, de derecha a izquierda, en contra de las manecillas del reloj, es bastante sugerente y cumple con una de las reglas más exigentes
de los rituales mesoamericanos.
Existen determinados lugares (cinco o cuatro) donde casi
siempre las bandas filarmónicas se detienen para ejecutar diversos sones y jarabes propios de la región; la gente baila con
cierta solemnidad que no excluye la alegría. Entre tanto algún
hombre, que ha sido previamente comisionado por la Comisión de Festejos como escanciador del mezcal, portando una
gran botella, ofrece a los presentes este líquido embriagador en
un vaso del que todos beben ávidamente de un sólo trago, provocándoles gestos extraños. De igual manera otro hombre reparte cigarros, mientras que algún pariente del mayordomo, casi
234
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
siempre una adolescente, regala diminutas gomas de mascar y
galletas de animalitos en una charola.
El heterogéneo grupo de personas (hombres, mujeres, niños,
ancianos, peregrinos indígenas y mestizos) es encabezado por
dos reses pequeñas, que son los premios que se entregarán al
equipo que resulte triunfador en el torneo “relámpago” de
básquetbol. Cuando la Comisión de Festejos no reúne lo suficiente pueden variar los premios correspondientes al segundo y
tercer lugar, pero el primero siempre obtendrá una res o un torete.
Por lo tanto, el evento más apreciado de aquellos que son competitivos (jaripeo, carrera de caballos) es el básquetbol; los demás concursos son remunerados con dinero en efectivo y a
veces sólo hay un premio.
Mientras la procesión marcha siguiendo a las reses y escuchando las alegres marchas ejecutadas por la banda filarmónica,
algunos hombres arrojan cohetes al cielo, lo cual genera un característico sabor de fiesta de pueblo. En cada fiesta importante
los cohetes nunca faltan, ya que sirven para señalar el lugar
preciso donde se desarrolla la celebración.
La última parada para bailar es la cancha de básquetbol,
frente al palacio municipal, donde la bandera de México, acabada de izar, ondea suavemente. Primero llegan las reses, que
inmediatamente son atadas a los postes de los tableros; posteriormente arriba la banda filarmónica, que se aposenta en las
sillas colocadas ad hoc a lo largo del corredor del palacio municipal; y, finalmente, aparecen los demás participantes, incluyendo los hombres tambaleantes a causa del efecto del mezcal
ingerido en ayunas. Después de un rato la música cesa y cada
cual emprende el regreso a su casa.
Terminada la celebración, la banda filarmónica suele regresar
al atrio de la iglesia donde ofrece una audición de su repertorio
musical. Mientras tanto, oleadas cada vez mayores de gente a
pie y en camiones de redilas saturados comienzan a poner en
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
235
marcha la hospitalidad de los anfitriones, que no es poca, por
cierto. Para entonces el pueblo, fundamentalmente la iglesia y
las calles principales, está adornado con listones de nailon de
vivos y variados colores. A la entrada del pueblo se colocan
mantas que rezan “Bienvenidos a Alotepec. Feliz estancia”.
A partir del 1° de mayo tiene lugar una ceremonia muy interesante en la que participa la banda filarmónica local exclusivamente, a pesar de la presencia de otras bandas. Justamente a
las doce horas la banda se reúne en la parte posterior del templo, exactamente debajo de una cruz que coincide con el altar
del señor de Alotepec, para ejecutar un muy breve repertorio.
La banda toca la “aplaca”, una pieza solemne en la cual se
desviste al santo dentro de la iglesia. Esta ceremonia se realiza
durante tres días seguidos culminando el 3 de mayo y, como
decía, sólo participa la banda local. Un ejemplo bastará para
percatarse de su gran importancia.
A la fiesta se presentó un grupo de danza folclórica de la
Universidad de Oaxaca, el cual se situóen la cancha de básquetbol al mediodía. La parte posterior del templo casi coincide con
la cabcha, ya que sólo está dividida por un estrecho callejón,
de tal manera que la banda filarmónica y el grupo debieron presentarse al mismo tiempo, y casi en el mismo lugar. La gente,
desde luego menos acostumbrada a los bailes folclóricos, dedicaba toda su atención a este espéctaculo donde los bailarines
danzaban al compás de la música ampliada por el aparato de
sonido; sin embargo, ésto no fue suficiente para que la banda,
aunque solitaria, siguiera con su música.159
159
Beals (1948: 432) menciona que en otra comunidad mixe se realiza un
sacrificio en el mismo sitio, lo cual sugiere un interesante sentido simbolico al
lugar. “En Tepuxtepec uno de los sacrificios es realizado exactamente detrás de la iglesia por fuera del muro que está directamente detrás del altar”.
Véase también Lipp, 1991: 135.
236
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Recepción de las bandas filarmónicas
Una de las expresiones más vistosas de las fiestas mixes es la
música; sencillamente, sin la música no existiría la fiesta. Las
bandas filarmónicas y la música son las manifestaciones del
espíritu mixe donde se descubre el enorme contenido social y
estético de su ser indio. Pocos pueblos indígenas en México
son tan reconocidos, incluso en el extranjero, por su gran vocación y respeto hacia la música. No hay una sola comunidad
mixe, por muy pequeña y pobre que sea, que no cuente con su
propia banda filarmónica dotada de caros instrumentos de aliento
y percusión. Es sumamente asombrosa la capacidad de los
músicos (que forman parte de un cargo) para ejecutar la música,
hora tras hora y día tras día, casi sin descansar y resignadamente durante la fiesta.
La recepción de las bandas filarmónicas es todo un acontecimiento que revela los estrechos lazos de reciprocidad que se
mantiene con las propias comunidades mixes, e incluso con comunidades de indígenas zapotecos. Esta claro que tal reciprocidad
es condicionada por las relaciones políticas fruto de los acontecimientos históricos; pero nada más falso que una completa y
desinteresada unidad entre todas las comunidades mixes. Así,
por ejemplo, después del violento dominio de ciertas comunidades, como Alotepec por el cacique Luis Rodríguez de Zacatepec,
ésta ya no envían a sus bandas, lo cual pone en evidencia que
sus relaciones no están en muy buenas condiciones. Se puede
tener malas relaciones con una comunidad mixe colindante, pero
muy buenas con una zapoteca tan lejana como Villa Alta o Yalalag.
La recepción de las bandas consiste en dar la bienvenida, a
través de un diálogo musical, a las bandas de otras comunidades que han aceptado participar en la fiesta; puesto que es una
relación de reciprocidad, la banda local, es decir, la de Alotepec,
queda desde este momento obligada a tocar en cada una de las
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
237
fiestas de las comunidades participantes. En los últimos años
han participado las bandas representativas de las siguientes
comunidades mixes: Espíritu Santo Tamazulapan, San Isidro
Huayapan, Santa María Matamoros, San Pedro Ayacaxtepec,
San Juan Cotzocón, Totontepec, Tlahuitoltepec (Cecam),160 Yacochi, entre otras; y las bandas zapotecas de San Pedro Cajonos,
Yalala, Villa Alta y Santa María Albarradas. El número exacto
de bandas que se han presentado en la fiesta de la Santa Cruz
ha sido siempre de cinco, nunca más, pero tampoco menos.
El proceso que se sigue en la recepción es más o menos el
siguiente. Como a eso de las cinco de la tarde, la banda anfitriona
sale de la escoleta tocando una alegre marcha y se dirige a una
de las dos entradas del pueblo, donde esperan a las bandas
que deben llegar por ese lugar. Después de un diálogo musical
enmarcado por el estallido de los cohetes y las fanfarrias, los
representantes de cada banda, respectivamente, ofrecen un
discurso de tinte político (en español o en ayuuk) aludiendo a la
estrechez de las relaciones entre las comunidades y al espíritu
de unidad mixe expresado a través del rey Kondoy. Al finalizar
las palabras, la banda anfitriona se encamina tocando una marcha hacia el atrio de la iglesia seguida por la banda huésped
(también tocando una marcha); al llegar, esta última permanece
en el atrio mientras la local debe regresar a la otra entrada para
dar la bienvenida a otra banda.
Nuevamente se repite lo antes descrito, a excepción de que
siempre hay un representante distinto en cada ocasión para la
banda anfitriona; aunque el discurso varía, en esencia se refiere a lo mismo. Una vez que la segunda banda huésped llega a la
iglesia, ésta debe permanecer ahora en el atrio, mientras que la
banda anfitriona lleva a la primera banda a la casa del capitán
160
238
Centro de Capacitación Musical Mixe.
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
quien tiene el compromiso de atender una banda de setenta
miembros cada una, con tres comidas al día, cigarros y bebida,
durante los cinco días de fiesta). Todo se repite sucesivamente
hasta que se recibe a la última banda, ya entrada la noche.
Por lo general llegan más de cinco bandas visitantes, así que
la recepción se lleva casi toda la tarde y parte de la noche. A
partir de este momento, puede decirse que la comunidad entera
entra en un estado de fiesta delimitado por la música que durará
hasta él el día 5 de mayo, cuando sea ocasión de despedir con
tristeza (y alivio para los capitanes) a las bandas invitadas.
El 5 de mayo las bandas filarmónicas invitadas son despedidas con una sencilla ceremonia (a diferencia de la bienvenida)
de un sólo episodio ritual. A continuación los músicos emprenden
el camino en silencio buscando la salida. Saben que el trayecto
ha de ser largo, pero en sus caras se ve un gesto de satisfacción porque de alguna manera habrán complacido al santo señor de Alotepec.
No debe costar trabajo imaginarse en qué silencio y quietud
sepulcral queda la comunidad después de cinco días de música sin parar, cohetes, alegría desbordada, alaridos de mezcal,
baile y peregrinos que desparecen de pronto, en un suspiro.
La calenda (calendrë)
La calenda que se ejecuta en la noche del 1° de mayo para
amanecer el día 2 es muy semejante en la al convite; pareciera
que el convite es como un ensayo de lo que más tarde será la
calenda. La diferencia consiste en que ésta se ejecuta con todas las bandas filarmónicas huéspedes y un nutrido grupo de
personas que bailan toda la noche.
Según Marion (1988: 42), la calenda es “la primera de las
actividades rituales y profanas” de la fiesta de la Santa Cruz.
En efecto, si existe un grado de profanidad en la calenda, pero
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
239
antes debemos ser más exigentes con la dicotomía sagrado/
profano que, justamente en los periodos liminales, pierde las
fronteras de su definición; creo que es durante la vida cotidiana
donde tales separaciones están bien delimitadas y no en los
días de fiesta. Por otro lado, no es la primera ceremonia; en
todo caso este lugar le corresponde al convite.
Los mixes emplean el término adoptado del español calendrë,
para referirse a una procesión nocturna con las bandas huéspedes que recorre el circuito ritual (mëj tuu’) del pueblo de Alotepec.
Se trata nuevamente de un juego se sustituciones rituales, tal y
como los hombres de la comunidad se suceden los cargos después de que les ha tocado su turno a cada uno.
En efecto, una enorme procesión encabezada por la banda
local parte del atrio de la iglesia después de que el sacerdote
católico ha oficiado una misa declarando “inaugurada”, por así
decirlo, la fiesta de la Santa Cruz. El sacerdote no reside en el
pueblo (como dice Münch (1973: 320): “los mixes siempre han
manifestado independencia de los sacerdotes”); generalmente
su residencia se encuentra en el centro salesiano de Ayutla, a
donde se le va a llamar para que acuda (o algún misionero que
lo sustituya) en determinadas ocasiones donde su presencia
es necesaria; por ejemplo, primeras comuniones, bautizos, casamientos, defunciones y fechas relevantes del calendario ritual católico.161
Para entonces la comunidad está llena de gente, al grado
que es casi imposible caminar sin atropellarse unos a otros.
Bajo la algarabía de piezas como La marcha de Zacatecas,
161
Los sacerdotes católicos juegan un papel secundario en todo el desarrollo de la fiesta. Ya desde los años treinta del siglo XX, Schmieder señala la
poca importancia de los sacerdotes que asistían a las comunidades una o dos
veces al año para celebrar bautizos y casamientos (1930: 75). Afirma Münch
(1973: 320) que “hasta la fecha los indígenas [mixes] mantienen su propio
culto y los sacerdotes sólo intervienen para las misas muy importantes”.
240
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
confundidas con otras semejantes (uno no sabe cómo los músicos son capaces de escucharse sin perderse musicalmente),
un nutridísimo grupo de personas sigue el sonido producido por
los cientos de instrumentos de bronce. En las mismas cinco
paradas ya mencionadas durante el convite las bandas se detienen y forman un gran círculo, y cada una ejecuta, comenzando siempre por la banda local, un jarabe o un son tradicional.
Los participantes beben mezcal, cerveza, fuman cigarros y
bailan animadamente durante la sesión. Las bandas se van turnando en la misma dirección del circuito ceremonial, es decir,
en el sentido contrario a las manecillas del reloj, y tratando de
respetar el orden en que fueron recibidas. Una vez que la última
banda ha tocado, todas se dirigen tocando una marcha hacia la
siguiente parada, donde habrá de suceder lo mismo, y así sucesivamente hasta culminar con todas las paradas sin excepción.
Ya se podrá imaginar la duración de la calenda; hay ocasiones
en que se extiende toda la noche y hasta el amanecer.
Los desfiles
Una vez terminada la calenda, y después de un pequeño receso para dormir, viene el desfile deportivo, que en realidad es
otra procesión (como el convite o la calenda) que sigue el mismo curso del circuito ceremonial (mëj tuu’).
A las ocho de la mañana el sacerdote oficia una misa. Una
hora después se lleva a cabo la ceremonia de “bendición de
imágenes”, para lo cual se convoca oportunamente por medio
del altoparlante y el repique de campanas. Los fieles se acercan con desorden al altar intentando estar lo más cerca posible
del santo; algunos lo hacen con imágenes y veladoras encendidas compradas en la entrada del templo. Para entonces el altar
se desborda de flores, veladoras y olor a incienso; a lo lejos se
escucha la música de las bandas desde las casas de sus capiLA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
241
tanes. Más tarde, alrededor de las diez de la mañana, los peregrinos pasan a la iglesia y se inscriben como representantes de
sus lugares de origen. La lista muestra un número mayor de 50
pueblos distintos.
Los peregrinos se registran con los principales a un costado
de la iglesia, en una especie de libreta de contabilidad donde
aparecen sus nombres con anterioridad. Tal documento se conoce como “libro de las hermandades”, y en él se lleva el registro (“como si uno se diera de alta en el registro civil”) de quienes
han pasado a visitar al santo. Cada una de las personas apuntadas intenta regresar cada año pagando una limosna voluntaria.
El “recibo” de la limosna, por así decirlo, es la imagen del santo
patrocinada por el mayordomo. Otras personas se comprometen a llevar al año siguiente la ropa del santo. En el libro
de las hermandades se puede ver la cantidad y diversidad de
peregrinos que acuden puntualmente a la fiesta año con año;
encontramos gente de Santa Ana Tavela, Narro, Nejapa, El Camarón, Tehuantepec, Oaxaca, Tlacolula y Mitla, así como de
diversos pueblos de la sierra mixe. Con el dinero recolectado
(que suelen ser fuertes sumas), se pagan los gastos de la iglesia (reparaciones, adornos, floreros, candeleros, recibos de lus,
focos, etcétera).
Alrededor de las once de la mañana, nuevamente las bandas
filarmónicas se integran a la procesión deportiva con sus marchas bajo el sonido atronador de los cohetes. En este desfile
participan las madrinas, los jinetes y los deportistas que participan en el “torneo relámpago” de baloncesto. El contingente, con
los jinetes montados sobre sus caballos, recorre nuevamente
el mismo circuito ceremonial (maj tuu); detrás marchan los integrantes de las bandas cargando sus pesados instrumentos de
metal, seguidos de las “madrinas” y al último los deportistas.
242
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Los torneos
Las actividades de cáracter “profano”, consideradas por mí como
las diversiones, o mejor dicho lúdicas (baloncesto, jaripeo, carrera
de caballos), se conjugan alternada y simultáneamente con los
actos sagrados, es decir, los rosarios, las misas o la procesión
ritual del 3 de mayo con la imagen del señor de Alotepec.
La duración de la fiesta del 3 de mayo posee, sin lugar a
dudas, las características para ser considerada un espacio
liminal. Desde el momento que el mayordomo entrega sus ceras el día 1° para abandonar su cargo, hasta el día 5 que el
nuevo mayordomo hace entrega de las suyas para ocupar el
nuevo cargo, la comunidad entra en un tiempo/espacio de completa ambigüedad y vacío estructural religioso señalado por la
ausencia del mayordomo. Entonces los símbolos adquieren un
poder tan cargado de significado que rebasan los límites de sus
fronteras o “marcadores”.
El baloncesto
El mismo día 2 de mayo, antes de empezar el desfile deportivo,
los equipos de baloncesto previamente se han inscrito en la
competencia denominada “torneo relámpago”. Varios equipos
provenientes de distintas comunidades indias mixes y de pueblos mestizos como Nejapa, El Camarón o la misma ciudad de
Oaxaca se enfrentan en un vertiginoso torneo, eliminándose
entre sí hasta quedar cuatro equipos que se disputan los tres
primeros lugares. Como he señalado antes, el premio para el
primer lugar siempre es una res pequeña (torete) de buena calidad; al segundo lugar le corresponde otra res mientras que al
tercero un chivo o dinero en efectivo.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
243
El torneo inicia después del mediodía del 2 de mayo y durará
hasta el día 4 en que se disputa la final, hasta la hora que sea
necesario. La inauguración del torneo es un acto cívico muy
vistoso que reúne a todas de las bandas filarmónicas, lo cual
habla de la importancia de este deporte del que prácticamente
se han adueñado los mixes. Para esta se práctica ocupa la
cancha situada a un costado de la presidencia municipal y,
cuando la saturación de equipos es grande (pueden estar registrados hasta 50), se utiliza otra cancha que está más abajo,
junto a la clínica del IMSS. Las autoridades nombran a determinadas familias que se encargan de dar de comer, por lo menos
una vez, a los integrantes de algún equipo, mostrando una vez
más el hospitalario espíritu de los mixes de Alotepec que prevalece durante toda la fiesta.
Este no es un torneo deportivo completamente, o por lo
menos no como uno lo entendería. La mayor parte de las veces
los equipos ganadores son, en efecto, los más disciplinados;
quienes esperan su turno para jugar a un lado de la cancha
(terminando un juego sigue inmediatamente el segundo), pero
también lo son aquellos cuyos jugadores gozan de buena condición física, y que se sobreponen con rapidez a los efectos
devastadores de una noche de desvelo acompañada de muchas cervezas y mezcal.
Los partidos casi siempre son narrados (imitando quizá las
transmisiones televisivas o radiofónicas) por medio del altoparlante. La narración siempre se hace en español por alguna persona que tenga facilidad de palabra en esta lengua; por lo cual,
los que se apoderan del micrófono durante horas son los maestros de la escuela primaria o los estudiantes que viven en la
ciudad de Oaxaca. Además, estos partidos también son amenizados por la música cadenciosa de alguna banda filarmónica.
Un aspecto que llama la atención en los mixes de Alotepec
es la gran facilidad que tienen para desprenderse de los bienes
244
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
materiales. Así, la mayoría de los habitantes del poblado están
de acuerdo en que el primer premio sea ganado por un equipo
de fuera. De esta manera, dicen, los jugadores hablarán en sus
lugares de origen sobre la generosidad de los alotepecanos y
más gente acudirá a la fiesta del año siguiente.
El jaripeo
El jaripeo es otro torneo que también inicia el mismo día 2 de
mayo; casi siempre se inaugura como a eso de las tres de la
tarde y termina hasta el día 4, cuando se entrega el premio al
ganador. El jaripeo consiste en montar un toro bravo (tsäjp käa,
que significa literalmente “tigre del cielo)162 dentro de un corral ad
hoc evitando caer. Es una eliminatoria en la que gana aquel que
tenga más control y equilibrio y no caiga del toro. Esta competencia resulta muy atractiva para los habitantes y peregrinos; ya que
conjuga momentos de alegría y risa con el temor de ver caer a
alguien desde las alturas o ser embestido por el animal.
Previo la fiesta, cada hombre de la comunidad debe cooperar con horcones o troncos grandes, los cuales generalmente
son traídos de los alrededores del lugar. En realidad es un préstamo, pues al final de la fiesta cada quien regresa por el material
que ha aportado, el cual puede ser utilizado subsecuentemente
para otros fines. Al término de la construcción, o al momento de
la aportación del material, los hombres se registran con el síndico en una libreta para evitar la multa, como sucede análogamente en el tequio (kumun yun). No sólo no es sorprendente
que los maderos no se extravíen, sino que todos reconocen
cuáles son exactamente los que ha llevado.
162
Es posible que esta asociación provenga de una cierta semejanza
homofónica entre el rugido del jaguar y el mugido del toro, como sugieren en
algunas narraciones mixes. Véase el apéndice.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
245
Con el material facilitado, y a través de un trabajo “voluntario”
no remunerado, se construye un gran corral de forma cuadrangular de entre 15 y 20 metros de lado. Este corral se sitúa al
oriente de la comunidad; anteriormente se hacía entre la clínica
del IMSS y la cancha secundaria de baloncesto, mientras que
ahora se hace en el extremo este de la pista de carreras. En el
centro del corral se cava un hoyo en el cual se coloca un poste
de madera; de éste se sujeta al toro por los cuernos para poder
ser controlado en tanto un hombre se prepara para montarlo.
Este poste posee un enorme valor simbólico, pues no sólo el
animal es sujetado aquí, sino que es uno de los lugares donde
la Comisión de Festejos realiza uno de los sacrificios llevados
a cabo la noche del 30 de abril.
En este torneo suelen participar 20 concursantes, quienes
compiten por un único premio de dinero en efectivo. Los participantes montan el toro descalzos y amarrados por las manos al
lomo del mismo por una gruesa cuerda. Antes de subir a la
bestia, los jinetes dan generosos tragos a sus botellas de cerveza, como si con ello adquirieran más coraje. La mayor parte
de los participantes son personas que provenien de tierras más
bajas y cálidas no mixes; es decir, habitantes del Camarón y
Nejapa, pueblos de origen zapoteco actualmente muy integrados a la vida nacional que, sin embargo, mantienen excelentes
relaciones con los mixes de Alotepec. Los habitantes de la comunidad acostumbran decir que son éstos quienes “vienen a
hacer la fiesta”, ya que no sólo participan en la montura de los
toros, sino también aportan sus finos y veloces caballos para
participar en los concursos hípicos.
Una de las bandas filarmónicas visitantes se aposenta a un
lado del gran corral y ejecuta piezas cadenciosas mientras el
toro se revuelve agitadamente con su jinete. Hombres y niños
miran las escenas estremecedoras sentados sobre el corral o
en los espacios que quedan entre uno y otro madero. Las mujeres
246
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
no se acercan; aunque pueden observar las escenas desde lo
alto de una pequeña loma que da al panteón.
En casi todos los eventos públicos se nota claramente una
ubicación polarizada en términos de género entre los participantes. Ya sea en el baile, el baloncesto o aún dentro de la iglesia,
las mujeres se dirigen inconscientemente a un grupo de mujeres
que va creciendo conforme van llegando más de ellas; lo mismo
sucede con los hombres. Los grupos permanecen fluctuantes
ahí hasta que finaliza el evento; después los grupos se desintegran y cada quien retorna a sus actividades. En el interior del
templo las mujeres acostumbran ocupar las bancas situadas a
la derecha de la nave, es decir, hacia el norte.
Torneo hípico
La carrera de caballos tiene lugar exclusivamente el día 3 de
mayo, dando inicio alrededor de las cuatro de la tarde y terminando ese mismo día, cuando la oscuridad comienza a desplazar la luz solar.
Se trata de una sencilla competencia entre dos caballos
montados (generalmente “a pelo”) por sus respectivos jinetes.
Los concursantes se van eliminando hasta llegar a una carrera
final (como sucede en el jaripeo y el baloncesto); puesto que
son pocos los participantes, la duración del evento es corta. Es
interesante señalar que la carrera se hace sobre la antigua pista de aterrizaje, la cual sigue un eje este-oeste; es decir, la
misma trayectoria del astro solar desde que aparece hasta que
se oculta.163
163
Análogamente, los tzotziles de Zinacantán, Chiapas, realizan una
“carrera de caballos” en la fiesta de San Sebastián que tiene lugar entre el 16
y el 25 de enero. Igual que en Alotepec, la hora en que se lleva a cabo la
carrera es al atardecer y los caballos corren de oriente a poniente, transitando el “camino del sol” (Vogt, 1988: 236-237, 242).
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
247
El grupo de concursantes está formado en su mayoría por
jinetes del Camarón y Nejapa, así como algunos mixes poseedores de caballos. Casi siempre ganan los extranjeros, ya que
sus caballos tienen mejor alzada y, como provienen de tierras
más planas, están mejor entrenados para la carrera.
Al final de la carrera se lleva a cabo otro concurso que no
deja de ser atractivo y sobrecogedor por su carácter sanguinario, así como cargado de un fuerte simbolismo solar. Antes de
que se ponga el sol, ya casi entre luz mortecina, los jinetes
pasan debajo de un travesaño sujeto en cada extremo por dos
elevados horcones, del cual pende un gallo de cabeza amarrado por las patas.
Los jinetes pasan con su caballo, uno tras otro, y tratan de
arrancarle la cabeza al ave; el que se quede con ésta será el
ganador. Debido a que el plumaje del gallo poco a poco se va
ensangrentado, la presa se vuelve resbalosa y, por lo tanto, los
jinetes ensayan en varios turnos.
El baile
Uno de los momentos más esperados por la población, en especial por los jóvenes casamenteros, son los tres días de baile
que inician la noche del día 2 de mayo y terminan en la madrugada del día 5.
Durante estos tres días los conjuntos de música tropical,
integrados por músicos de la misma comunidad, colocan sus
instrumentos electrónicos en el corredor del palacio municipal y
la escuela primaria, al lado de la cancha de bás-quetbol, la cual
se utiliza como pista de baile. Siempre se espera, aunque los
hechos no lo demuestren así, que el baile del 3 de mayo sea el
más exitoso y concurrido de todos.
Al son de las cumbias tropicales y bajo el cielo estrellado de
las tibias noches de mayo, los jóvenes y los maridos infieles
248
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
tratan de establecer relaciones con las jóvenes que esperan
pacientemente a un costado de la cancha. No todas las mujeres
son originarias de Santa María Alotepec, muchas pertenecen a
otras comunidades mixes y mestizas.
Se trata de verdaderos bailes maratónicos que suelen terminar hasta las cuatro de la mañana, antes de la salida del sol.
Durante los dos primeros días de baile la cancha se satura
completamente de parejas. Las mujeres son invitadas por los
hombres a salir a bailar; algunas se niegan mientras otras
acceden mostrando preferencia por su pareja. Terminada una
pieza, las mujeres regresan a sus lugares y, en cuanto comienza la siguiente, son invitadas nuevamente como si se tratase
de la primera vez; y así será hasta la última ejecución musical.
A veces basta una mirada o un gesto con la cabeza para que
las jóvenes salgan a bailar. Durante el baile casi no se establecen relaciones verbales.
Varias parejas que se conocieron en el baile han terminado
en matrimonio. Las reglas de la endogamia no son demasiado estrictas; un hombre puede buscar pareja en una mujer de
otra comunidad e incluso en una mujer del Camarón o Nejapa,
lo que significa una mayor fuente de prestigio.
El día 2 de mayo, a mitad del baile, se lleva a cabo un evento
que tiene mucha importancia para la comunidad mixe, los juegos
pirotécnicos, que consisten en la quema de un “castillo”; es decir,
una estructura vertical compuesta por varas de otate o carrizo
envueltas por cohetes y luces que se encienden. Éste se quema
como a la media noche en la cancha secundaria de básquetbol,
siendo todo un espectáculo capaz de desviar la atención de los
bailadores, ya que la música de los conjuntos no se interrumpe.
Niños y hombres lanzan gritos de júbilo mientras corren debajo
de las cascadas de luces. Una vez consumido el castillo, sólo
queda una nube de humo con olor a pólvora quemada, mientrasla
gente regresa a la pista de baile haciendo diversos comentarios.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
249
El baile del día 4 de mayo es un anticipo del declive de la
fiesta. Para entonces la mayor parte de los peregrinos ya se
han retirado a sus respectivos lugares de origen; todavía en la
madrugada del día 5 se escuchan los camiones de redilas saliendo del pueblo tal y como llegaron: repletos de peregrinos.
La procesión
Antes de iniciar el primer baile el 2 de mayo, se escucha el repicar de las campanas que anuncia una misa de víspera del
principal día de la celebración. A las cinco de la mañana del 3
de mayo, aproximadamente una hora después de concluir el
baile, se escucha el repique de campanas seguido del atronador rugido de los cohetes que indican que las bandas filarmónicas
le llevan “mañanitas” al santo patrón.
Como a las nueve de la mañana, después de “las mañanitas”, da inicio la procesión. Un gran contingente camina detrás
de la cruz de plata enmarcada por dos candeleros; en esta ocasión no son cargadas necesariamente por los principales, ya
que algunos peregrinos hacen promesas para llevar estos objetos religiosos. Detrás de ellos vienen los estandartes con las
imágenes del Cristo moreno, algunos de los cuales indican la
procedencia de los fieles; a continuación sigue el mayordomo
portando la imagen del señor de Alotepec perteneciente a la
iglesia. En esta ocasión, sólo una banda filarmónica acompaña
la procesión por las polvorientas calles del pueblo.
La procesión es uno de los episodios más solemnes de toda
la fiesta del 3 de mayo. Con un nutrido contingente en silencio
que sigue las diversas imágenes del santo y el olor a incienso,
puede decirse que éste es un acto sacro en oposición a los
actos paganos como el jaripeo, el baile y el baloncesto. La procesión recorre el mismo circuito ceremonial alrededor de toda
la comunidad, saliendo de la iglesia y regresando a ella; de la
250
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
misma manera que la calendrë o el convite, también se detiene
en los sitios establecidos. En algunas paradas, el sacerdote
católico aprovecha para dirigir unas palabras de aliento a los
enfermos y hacer exhortaciones a los fieles. Cuando la procesión llega a su punto de partida es recibida por cohetes y el
repicar de las campanas. El contingente entra al templo para
celebrar la misa pero, como se trata de mucha gente es imposible que todos quepan en el interior; entonces, la mayoría se
resigna a escuchar la misa en el atrio bajo los lacerantes rayos
del sol de mayo.
Después de la misa los fieles estallan en ovaciones, aplausos, vítores y alabanzas para el santo. Posteriormente, de esto
los fieles entran y salen del templo llevando consigo ofrendas
de flores y velas que tratan de acercar lo más posible al santo;
otros hacen filas desorganizadas para pasar detrás del altar y
sentir la protección del santo al momento de tocar el manto
púrpura del señor de Alotepec. El espacio sagrado por excelencia del templo (el altar), visitado sólo por los mayordomos y el
sacerdote, es ahora invadido por aquellos que normalmente se
establecen al otro lado, en el lugar profano de los fieles. Aquí se
nota nuevamente esa ruptura en la delimitación de las categorías; es un momento de éxtasis. Los mayordomos, por su parte, vigilan a la gente mientras retiran del piso (sin apagar una
sola) las velas que estorban el paso.
Fuera del templo, los peregrinos que vienen a cumplir alguna
promesa o a hacer alguna petición, desde lo alto de los campanarios de la iglesia arrojan objetos de utilidad cotidiana (cubetas,
palanganas, jícaras, vasos, sombreros) como si tratasen de
quedar bien ante el santo; mientras abajo la gente, en medio
de la algarabía, lucha por adueñarse de ellos.
Los momentos subsecuentes a la procesión son aprovechados por habitantes y peregrinos para establecer relaciones de
obligatoriedad y compromiso a través del compadrazgo. GeneLA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
251
ralmente, se le dice a la persona elegida que sea el padrino
propio o de algún hijo; se espera que la respuesta sea afirmativa para de inmediato formalizar la respuesta. Se acude al templo y, frente al santo patrón del pueblo, el padrino coloca una
pequeña imagen o escapulario alrededor del cuello de su futuro
ahijado; después, el padrino debe hablarle al santo y pedir por el
bien de la persona que le lleva. Luego se le pide al sacerdote
que les arroje agua bendita en la cabeza, con lo cual queda
sellado el lazo.
La experiencia del 3 de mayo, día de la procesión, significa
llegar al punto más elevado (el cenit) de la fiesta. Evidentemente,
aquí no culmina la fiesta; faltan todavía llevarse a cabo varios
acontecimientos de carácter ritual. Sin embargo, lo que sigue
es el desenlace. Parecería que la fiesta fuese una alfombra que
se desenvuelve progresivamente hasta el día 3, el final de la
alfombra; llegado este final, la alfombra se vuelve a enrollar
hasta el fin, es decir, el día 5 de mayo. Puede imaginarse también, como lo he indicado, el curso del sol.
El 5 de mayo (fecha que el calendario cívico nacional rememora otros acontecimientos que nada tienen que ver aquí, como
también el 1° de mayo en que se celebran el convite y la calenda)
es un día de nostalgia por la agonía de la fiesta y, muy a menudo, es un día que amanece nublado, como si hiciese anticipo
del tiempo que se avecina por varios meses. Al pasar por la
calles, ahora desoladas, solamente se observan los vestigios
de una nutrida concurrencia de peregrinos que ha abandonado
silenciosamente el pueblo durante la madrugada.
Las bandas ya no tocan al mismo entusiasmo del día anterior, y los últimos peregrinos colocan las cargas a sus bestias
enfilando el camino de regreso y abandonando las casas donde
se les dio posada. Poco a poco, al despedirse las bandas, no
queda nada y todo, hasta la modesta labor descriptiva, llega a
252
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
su fin. Es hora de volver a la normalidad; todo vuelve a su curso
“normal”, como al principio.
Un día fresco, nublado; la neblina ascendiendo por el dorso
de la mujer que duerme apacible, La Malinche; la montaña, la
única inmutable que ha sido y será inalcanzable, inconquistable como el pueblo que ha recibido en su falda. Así, los ayuuk
hoy de Alotepec reproducen con los peregrinos que vienen a
adorar al santo señor de Alotepec, y también con los extraños
que vienen a tomar nota de ello, el hospedaje que les ha dado la
gran montaña.
FIESTA DE LA ASUNCIÓN
(15 DE AGOSTO) AGOSTË XËËW
La fiesta del 15) de agosto (día de la Asunción de la Virgen
María está dedicada a la virgen de la Asunción la cual, en el
altar central de la iglesia, se sitúa justamente arriba de la imagen de Jesús Nazareno, que ocupa el lugar central debido a su
calidad de patrón de la comunidad; a la izquierda se encuentra
la imagen de San Pedro y a la derecha la de San Juan.164
El mayordomo que se encarga de la fiesta de la Asunción es
el mismo que se ocupa del Señor de Alotepec en la fiesta del 3
de mayo. De hecho, el primer gasto que realiza es en honor a
esta virgen, casi cuatro meses después de haber asumido el
compromiso; el último gasto lo efectúa en la fiesta del 3 de
mayo del siguiente año, fecha en que el siguiente mayordomo
deberá sustituirlo.
164
Escribe Gillow, sin precisar cual de todos, cómo los pueblos mixes
festejan la fiesta de la Asunción: “[...] yendo a visitar las pozas de agua al
monte, y piden á sus dioses les den á conocer por las aguas si el año será
bueno ó malo, acabando por implorar que el año sea fructífero” (1990: 210).
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
253
Existen varias ceremonias importantes que sugieren un
marcado paralelismo con la fiesta del 3 de mayo; no es exagerado al pensar que en ambas celebraciones se festeja lo mismo,
y que ambas comparten el mismo paradigma en términos simbólicos y semánticos.
La fiesta de la Asunción puede ser considerada en la comunidad como más “íntima” en la medida que sólo participan los
habitantes y casi no hay peregrinos o, por lo menos, no se esperan tantos como en la fiesta de la Santa Cruz. Una de las
peculiaridades de esta celebración es la presencia de las danzas
en el atrio de la iglesia y en el patio de la presidencia municipal,
así como “el combate”, del cual hablaremos más adelante.165
Un dato interesante es que algunas personas sobre todo principales, confunden o relacionan la fiesta de la Asunción con la
“ascensión”, recordando un pasaje rico en elementos míticos
en el cual la virgen “ascendió” al cerro de La Malinche con la
campana robada a los nahuales de San Andrés Tuxtla.166
Primer gasto
La fiesta de la virgen de la Asunción comienza formalmente el
12 de agosto, aunque nueve días antes del 15 de agosto se
165
Durante la última fiesta de mayo a la que asistí (1983) se presentó un
grupo de danzantes que nunca antes había visto. No son de Alotepec;
venían de Santiago Ixcuintepec, en la parte baja. Realizaron dos bailes
autóctonos con flauta y tambor e indumentaria tradicional con penachos.
Las danzas que ejecutaron fueron “El gigante” y “San Marcos”, ésta última
con la presencia de un personaje disfrazado de jaguar, idéntico al kää que he
mencionado. Por lo tanto, podemos seguir pensando que las danzas en
Alotepec son propias de la fiesta de la Asunción. Covarrubias (1986: 56)
menciona una danza en juquila de “carácter más indio” con dos personajes
enmascarados, uno de los cuales es un jaguar. Asimismo, rechazo la idea
de Foster (1969: 474) que niega la existencia de música y canciones indígenas (autóctonas) mixes.
166
Véase el apéndice.
254
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
acude, dos veces por día, una al amanecer y otra al anochecer,
a rezar el rosario. El día 12 el mayordomo celebra su costumbre
ofreciendo en su casa un banquete de tamales y champurrado.
Al atardecer, los músicos de la banda filarmónica amenizan
desde el patio la ceremonia conocida como “velación de las
ceras” en una habitación de la casa del mayordomo. Un rezador
de edad avanzada dirige el rosario frente a unos manojos de
velas y flores, acompañado por un coro de hombres y mujeres
dentro de un ambiente perfumado por el incienso que se quema
en un sahumerio. Afuera de la casa, el cohetero arroja hacia el
vasto firmamento los insoslayables cohetes que fungen como
señalpara dar inicio al baile.
Las ceras veladas son entregadas al día siguiente en el altar
de la iglesia mediante una pequeña procesión encabezada por
la banda filarmónica seguida del mayordomo, su esposa portando el sahumerio de copal, y el resto de su familia y amigos
cargando las flores. Esta ceremonia concluye después de que
el sacerdote, para entonces ya presente, oficia una misa.
En la cálida noche del 12 de agosto el canto estival de los
grillos es interrumpido por el ritmo tropical de los instrumentos
de dos conjuntos musicales. Estos armonizan el baile después
de que la banda filarmónica se ha retirado hacia la “escoleta”;
los asistentes entonces se expresan corporalmente bajo el toldo improvisado de nailon que ocupa buena parte del patio de
tierra. Mientras tanto entre los hombres circulan, y rondarán
hasta pasada la media noche, mezcal, cerveza y cigarrillos
mentolados sin filtro. Así finaliza ésta jornada que marca el
inicio de las festividades.
Ofrenda y petición al señor del cerro
No es necesario extenderse en este punto, que ya ha sido descrito los más prolijo posible líneas arriba. Debo decir, sin embargo,
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
255
que los principales ejecutan el sacrificio con los comisionados
de festejo en las últimas horas del 12 y las primeras del 13 de
abril. Los lugares visitados para el sacrificio son los mismos:
las ermitas en ambas entradas del pueblo y el palacio municipal. Algunas personas, en el umbral de sus casas, también
llevan a cabo un pequeño sacrificio de aves de corral.
El convite
Antes que aparezca el sol el día 13 de mayo, se escucha el eco
de los cohetes, el cual recorre todo el cuerpo de La Malinche
llamando al convite. El bombo suena desde la escoleta solicitando a los músicos que se reúnan y den inicio al evento. Éstos
se dirigen a la iglesia y desde ahí inician el recorrido por el
circuito ceremonial (mëj tuu’). Lo que sigue es idéntico a lo
relatado en la fiesta de la Santa Cruz: la circulación del mezcal,
la goma de mascar, las paradas y los bailes. Lo único novedoso
son los “tigres” (kää)167 y los “malviejos” (kää tëëty), personajes
disfrazados de tigres, con trajes pintados y máscaras que durante toda la fiesta son el centro de atención y entretenimiento
al hacer bromas a los pobladores.
El kää utiliza un disfraz amarillo pintado con rayas negras y
una máscara de tigre confeccionada con la mitad de un balón
de baloncesto. Durante toda la fiesta de la Asunción, este personaje persigue a los niños y los golpea con su cola; de alguna
manera evoca un carácter de autoridad. Los kää tëëty emplean
distintos disfraces, aunque siempre llevan la cara cubierta por
una máscara; generalmente bailan en el circulo formado por los
músicos cuando se detienen a ejecutar alguna pieza.
167
kää puede signficar dos cosas: tigre o algo desconocido que infunde
temor.
256
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Las danzas
Al medio día del 13 de agosto se escucha el repicar de campanas y el estallido de los cohetes que anuncian el comienzo de
las danzas después de una misa. Las primeras danzas son la
de “los negritos” y la de “los coloquios” o “las Malinches”, que
son ejecutadas por niños; luego le sigue la de los huenches.
Una danza que se bailaba en estas fechas y que, según parece,
ha sido olvidada es la de “los aztecas”. Los negritos y los coloquios bailan primero en el atrio de la iglesia y después en la
cancha de baloncesto; los huenches sólo bailan en la cancha.168
Danza de los negritos (yëk ajtspe)
La danza de los negritos se conoce en mixe como yek aks’p.
Una decena de niños voluntarios, de aproximadamente diez
años de edad, visten un traje negro adornado con listones de
colores en la espalda y largos pañuelos en los codos. Utilizan
un tocado en forma de gorra con muchos adornos y llevan la
cara oculta por una máscara. Al ritmo de la música cadenciosa,
propia de esta danza, el grupo ejecuta sus evoluciones con
toda precisión por espacio de 20 o 30 minutos.
Danza de los coloquios (colok aks’p)
Esta danza es bailada por un grupo de niños y niñas con un
promedio de edad semejante al de los integrantes de los negritos.
En mixe se conoce como kolok ajtspëj, aunque también se le
llama “las malinches”, con probable relación al cerro del mismo
nombre y a la conquista de México; en efecto, en la danza se
168
Según Foster (1969: 474) las danzas y los cantos mixes están relacionados con ritos católicos. Las danzas de enmascarados, como la de los
negritos, expresa un desarrollo estético en contraste con los popolucas.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
257
observan a las malinches, Cortés y Moctezuma: un niño emplea
un penacho muy semejante al que utilizan los danzantes de la
pluma en los valles centrales de Oaxaca, danza que describe
justamente el enfrentamiento entre españoles y mexicas.169
Las niñas usan sombrero y vestido de color llamativo. Los
niños utilizan gorras de color blanco, en ocasiones adornada,
con plumas de colores, así como, pantalones cortos de terciopelo; en las manos portan una sonaja y un adorno de plumas con
los colores de la bandera nacional. Al igual que la danza de los
negritos, la de los coloquios posee su propia música, a veces
lenta y acompasada y a ratos alegre, pero con una duración
mayor que aquélla. De todas las danzas ésta parece ser la más
importante debido a que también se representa por la tarde.
Danza de los huenches
La danza de los “huenches” es interpretada por media docena
de adolescentes varones que bailan hasta el día 14 de agosto.
Su vestuario es más sencillo que el de las otras danzas. Visten
pantalón y camisa blancas; el pantalón va atado a los tobillos y
la camisa debe ser de manga larga. Los huenches deben estar
descalzos y traer la cara cubierta con una máscara. Esta última
puede o no representar la imagen de la vejez (también se puede
utilizadar una máscara de gorila), pero la danza evoca con toda
seguridad a los de viejos, lo cual se hace más evidente por los
pasos que se interpretan, los cuales se realizan agachados y
apoyándose en un bastón.170
169
Victoria R. Bricker (1986: 191-193), apoyada en las investigaciones de
Ralph Beals y F. Starr, señala que danzas de la conquista en la región mixe
son bailadas en las comunidades de Cacalotepec y Juquila. Véase Lipp,
1991: 136; Covarrubias, 1986: 55; Altamirano, 1983: 340. Supongo que, debido a la escasez de investigaciones sobre el tema en otros lugares de la
misma región, este tipo de danzas probablemente se encuentre más difundido.
258
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Recepción de bandas
Después de finalizar la danza de los coloquios o las malinches
el 13 de agosto, antes de que se ponga el sol, llega la hora de la
recepción de las bandas siguiendo el mismo orden durante la
fiesta del 3 de mayo (ver más arriba). La única diferencia consiste
en que, como se trata de una fiesta menor, no hay el mismo
boato ya que sólo acude una banda filarmónica para acompañar con su alegre música la fiesta de la Asunción.
De la misma manera que el 3 de mayo, la recepción de la
banda se ejecuta con un discurso cuyo tema son los lazos
entre las comunidades mixes, así como la exaltación de su
resistencia cultural y política a través de la historia. A continuación se escucha la explosión de los cohetes y el intercambio
musical de la banda visitante y la anfitriona. Al término de esta
breve ceremonia, la banda huésped es llevada al atrio de la
iglesia para posteriormente ser dejada en la casa del capitán
responsable de ella.
La fiesta termina el 17 de agosto, mismo día que la banda
huésped debe tomar el camino de vuelta a su comunidad de
origen. La despedida es una ceremonia sencilla, casi sin ningún
tipo de formalidad. Temprano, antes del mediodía, la banda ejecuta un par de piezas en el centro de la cancha de básquetbol,
y al finalizar se apresta para enfilarse al camino seguida de
algunos habitantes del pueblo. A veces, todavía antes de marcharse definitivamente, tocan otra pieza.
170
Como es bien sabido, el prototipo de los ancianos es clara y netamente
precolombino; de tal forma, los bailes de los ancianos tienen afinidades con
el baile mexica de los viejos jorobados. Por todas partes de Mesoamérica
existen variantes de esta danza: mixes, zapotecos, tarascos, totonacas y
zinacantecos, lo cual indica que este baile siguió la misma difusión hacia el
sur de la lengua náhuatl. También se le encuentra en el suroeste de Estados
Unidos, entre los indios navajos y pueblo (Bricker, 1986: 190 y ss.)
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
259
La calenda
Desde las diez de la noche del 13 de agosto comienzan a explotar los cohetes indicando que la calenda va a inicio. Las dos
bandas se reúnen en el atrio de la iglesia y esperan el final de la
misa para emprender el recorrido ritual del circuito ceremonial
(mëj tuu’), donde se realizan las paradas ya conocidas, se
intercambian sones y jarabes y se baila. Puesto que son sólo
dos bandas, la calenda suele terminar temprano, no más allá de
la primera hora del día siguiente (14 de agosto).
El torneo de baloncesto
La fiesta de la Asunción, como he dicho, es pequeña; por lo
tanto no hay jaripeo ni carrera de caballos. El único torneo que
se lleva a cabo es el baloncesto, el cual inicia después de un
sencillo desfile conformado por los premios (más sencillos que
en la fiesta del 3 de mayo, aunque el primer lugar siempre es
una pequeña res), las bandas filarmónicas y los equipos de
básquetbol con sus respectivas madrinas.
Aunque es una fiesta que no se caracteriza por la peregrinación, siempre es posible que equipos foráneos puedan participar en la contienda.
El baile
El 14 de agosto da inicio el baile en la cancha de básquetbol,
que tendrá continuidad las dos noches siguientes. Al igual que
en la fiesta del 3 de mayo, los dos conjuntos de la comunidad
conocidos como el de “arriba” y el de “abajo”, por la posición de
las casa donde se reúnen los integrantes a ensayar, acomodan
sus instrumentos musicales a lo largo del corredor del palacio
municipal y la escuela primaria “Kondoy” o en la misma cancha
260
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de básquetbol, abajo de un tablero, que es al mismo tiempo la
pista de baile.
Los conjuntos amenizan la fiesta con melodías de tipo tropical y el baile se prolonga casi toda la noche, terminando algunas horas antes del amanecer. Sin embargo, el baile se considera “chico” y poco animado en comparación con la fiesta del 3
de mayo, que es “grande”.
La procesión
El 15 de mayo tiene lugar la procesión a través del circuito
ceremonial (mëj tuu’). El repique de campanas y los cohetes
que la anuncian se dejan escuchar desde las ocho o nueve de
la mañana. De la iglesia sale la procesión pasando por el atrio y
tomando el rumbo ya mencionado. Al finalizar, cuando la procesión,llega de nuevo, el sacerdote oficia una misa.
Ahora no hay atracciones que roben la atención de la marcha religiosa; no hay carrera de caballos ni jaripeo. Aunque el
único torneo es el de básquetbol, éste se suspende mientras
dura el ceremonia. Después de ella, se reanudan las danzas y
los juegos.
El “combate”
Uno de los eventos más interesantes durante toda la fiesta es
lo que he llamado “combate”, aunque en realidad se trata de
una ficción (a veces con tintes demasido reales para serlo) de
lucha entre dos bandos opuestos. En lengua ayuuk se conoce
como nayayooytyukëj, que se traduce como “cerrar el paso”,
“cerrar el camino” o “atajar”. Según la propia versión de los habitantes, se trata de la representación del rechazo hacia alguien
que viene a cobrar impuestos, lo que nos sugiere una tradición
que se remonta, por lo menos, hasta la época de la Colonia.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
261
El 16 de agosto, todos aquellos que deseen disfrazarse pasan a la casa de una persona que ha sido comisionada para
colectar ropa y objetos inútiles que puedan servir únicamente
para los disfraces. Ahí se encuentra de todo: trajes militares,
cascos, gorras, chamarras, zapatos, armas de fuego inservibles,
etcétera. Los hombres (los únicos que ocultan su identidad)
salen completamente irreconocibles vistiendo los trajes más
estrafalarios. Bomberos, militares, doctores, novias desfilan uno
tras otro por la puerta de la casa. Todos deben ir enmascarados
para que nadie los reconozca; una de las finalidades de la fiesta
consiste precisamente en perder la identidad durante ésos
días.171
Para las tres o cuatro de la tarde se aprestan todos aquellos
que participarán en la famosa lucha. Unos forman parte del
grupo integrado por los aldeanos de Alotepec, y otros del grupo
de los “arrieros” o extranjeros. Se reúnen justo detrás del palacio
municipal, donde el camino que atraviesa el pueblo se vuelve
muy angosto, como si fuera un pequeño cañón formado por el
alto muro del ayuntamiento y la pared de la roca del cerro cortado en sesgo (el lugar que queda justamente detrás del altar de
la iglesia).
En el momento que se inicia el combate (en realidad dura
poco, no más de diez minutos) se escucha una serie de alaridos
mezclados con risas. Los dos grupos se enfrentan y comienzan
a empujarse. Se trata de ver quién logra vencer a los otros haciéndolos huir primero. Todo el incio es muy divertido, pero conforme va aumentando el calor de las fricciones, aunado a los
efectos del mezcal, las pasiones se encienden y llegan a haber
171
A todas estas personas se les nombra de manera general, incluyendo
a el kää (jaguar) y a los käätëeky (“malviejos”), con el término ado’ox, que se
traduce como “disfrazados de hembra”, en clara alusión a la inversión de
papeles y roles (ritos de inversión de status, según V. Turner) en el “humor
ritual” señalado por Bricker (1986).
262
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
verdaderos enfrentamientos personales; hay ocasiones en que
se lanzan piedras o frutas verdes cuyo efecto es de imaginarse.
Sin embargo, la violencia está permitida, y tal parece que en este
momento las personas desahogan su resentimiento contra alguien en especial. En efecto la agresión verbal y, sobre todo, la
agresión física, culmina al momento en que uno de los grupos es
vencido. Después nadie debe continuar la pelea.
DÍA DE MUERTOS
(1° Y 2 DE NOVIEMBRE) AP XËËW
Ap xëëw significa en ayuuk “la fiesta de los abuelos” o de los
“antepasados”; se refiere a la tradición de recibir (según la creencia) a las almas de los difuntos conocida más comúnmente
como “día e muertos”. Es posible que, como observa Münch, el
culto a los antepasados sea la base de los valores culturales
mixes, pues el parentesco con los difuntos garantiza la relación
vital entre el mundo de los vivos y el de los muertos (1973: 317,
323).172 Lo anterior puede ser válido siempre y cuando se tenga
presente que las fechas del calendario religioso son la expresión de las del calendario agrícola; en este sentido “la fiesta de
los muertos marca el fin de la época de lluvias”, terminando
de cosecharse lo que fue sembrado a partir, básicamente, de
mayo (López Austin, 1990a: 39).
172
Weitlaner (1961: 17) observa un fuerte “énfasis” en el culto de los
antepasados.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
263
Recogida de la fruta
Antes de dar inicio a la celebración de “los abuelos”, es costumbre de toda la gente acudir a las tierras bajas donde se
encuentran sus cafetales para recoger naranjas de la estación
y plátanos. Es una fruta de temporada y se practica, por lo
tanto, la recolección. Sin embargo, ¿cómo una actividad económica se puede relacionar con un ciclo ritual? Si no fuera porque
las naranjas son parte del ornato de los altares de muertos,
quizás no lo mencionaría.
De alguna manera la traída de la fruta de los cafetales se
parece a la traída de la leña de las fiesta del 3 de mayo y del 15
de agosto, excepto que aquí no hay una organización en torno a
los mayordomos, sino alrededor de los espíritus de los difuntos
y, hasta eso, no es propiamente una organización.
Los habitantes van a sus cafetales (solos o acompañados)
con sus mulares y suben descalzos a los espinosos troncos de
los árboles de naranjas. Desde las copas cortan las naranjas
de-jando un pedazo del tallo y hojas; las lanzan al suelo y luego
las recogen hasta llenar los costales que cargan las bestias e
incluso ellos mismos sobre sus espaldas ayudados por un
mecapal.
Una vez en su casa, los hombres generalmente hacen con
las naranjas un adorno para el altar de muertos. Alrededor de
una resistente vara, de un metro de longitud aproximadamente,
amarran las naranjas del tallo con un cordel. Las naranjas quedan enrolladas con las hojas cubriendo la vara que sirve de
soporte. El resultado es una especie de racimo de naranjas
que después se cuelga del techo al lado de pencas de plátanos
verdes, enmarcando bellamente el altar.
264
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Ofrendas y peticiones
al señor del cerro
De la misma manera que se ha narrado en los apartados correspondientes al ofrecimiento de aves, mezcal, maíz molido, cigarros, veladoras y limosna para los espíritus del cerro, algunos de
los principales acuden a las ermitas de los caminos y al panteón
con la intención de efectuar el ritual un día antes de las celebraciones. Los sacrificios tienen lugar el 30 de octubre por la noche.
La calenda
La calenda se lleva a cabo el día 1° de noviembre; inicia a las
ocho de la noche aproximadamente y es encabezada por la
banda filarmónica de Alotepec. En esta ocasión no hay convite
ni bandas visitantes, pues todas las comunidades festejan a
sus muertos y deben hacerlo con su propia banda musical. A
diferencia de las otras fiestas, la calenda no parte del atrio de la
iglesia, sino del ayuntamiento. Es una calenda lacónica, si así
se le puede decir; la banda está incompleta y no se escuchan
los cohetes que enmarcan la ceremonia. No hay tanto rigor y
exigencia como en la fiesta del 3 de mayo.
Como es normal, la calenda recorre el mismo circuito ceremonial (mëj tuu’) con sentido contrario a las manecillas del reloj. Se detiene en sus habituales paradas y la gente baila poco.
La calenda, por lo tanto, suele terminar temprano.
Visita al panteón
En la madrugada del 2 de noviembre, antes de la salida del sol,
la banda filarmónica sale de la escoleta tocando música fúnebre y se dirige hacia la iglesia para recoger al arcángel San
Miguel, patrón de los muertos. San Miguel es un pequeño santo
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
265
que preside la fiesta de los abuelos; algunos lo apodan “azote
de los guajolotes” (adelante veremos por qué). Se sitúa a la
izquierda del altar principal, donde reposa la imagen de Jesús
Nazareno. San Miguel se encuentra a la derecha del cristo de
Esquipulas, quien ocupa el lugar central de este altar.
De la iglesia sale una procesión que se dirigue al cementerio,
con la asistencia de muchos principales. Al frente va la banda
filarmónica seguida de tres principales que portan la cruz y los
candeleros de plata; inmediatamente después va el santo cargado en una pequeña tarima por cuatro hombres; atrás sigue
el resto de la gente. En el cementerio se celebra una misa por el
principal que encabeza los rezos en el novenario, acompañada
por la suave y dulce música del “ofertorio” el “Dios nunca muere”.
Al término de esta pequeña ceremonia, cuando empieza a despuntar el sol por el oriente, la procesión devuelve al santo a su
lugar y la banda regresa a la escoleta. Se acostumbra entonces
a beber café y mezcal, y comer tamales de pollo envueltos en
hoja de plátano preparados especialmente por las mujeres el día
anterior.
Se tiene la creencia de que las almas de los difuntos visitan
a sus familiares a esas horas de la mañana, para consumir lo
que se encuentra en los altares dedicados a ellos. Por esta
razón, la gente deja abiertas las puertas y las escasas ventanas de sus casas. Algunas personas sueles charlar con los
difuntos como si realmente estuvieran ahí, en carne propia.
A las diez de la mañana, el repique de las campanas indica
que nuevamente se realizará otra visita al cementerio con el
arcángel San Miguel. Se repite la misma ceremonia de la mañana; la única diferencia es que la misa la dirige un sacerdote. Es
entonces que la mayor parte del pueblo acude a visitar a sus
muertos y a dejarles flores de cempasúchil que, con su amarillo color, evocan las agonizantes milpas de color también amarillo que contrastan con el verde de la montaña.
266
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Sacrificio de aves
Al terminar la ceremonia en el cementerio, antes del mediodía
del 2 de noviembre, la gente acude a sus casas mientras repican las campanas; el tercer repique es la señal para que las
personas degollen a un guajolote (de preferencia) o un pollo en
el umbral de sus casas, por donde se supone han pasado las
ánimas de los difuntos. Es todo un espectáculo observar como
en cada casa y a la misma hora sucede exactamente lo mismo,
como si todo estuviera ensayado.
Por lo general, el jefe de familia ofrece la víctima al altar
teniéndose la idea de que en esos momentos las ánimas se
encuentran en la casa.173 La mujer toma el ave y el hombre
asesta un golpe cortando de un sólo tajo la cabeza del animal,
el cual se sacude violentamente y corre por las calles lanzando
enormes chorros de sangre. Una vez muerto el ave, las mujeres y las niñas se preparan para desplumarlo y hacer un caldo
que posteriormente será ofrecido e intercambiado junto con
tamales enfrijolados.
La posición última del animal tiene un significado sobre el
futuro, el cual es decodificado de la siguiente manera. Si el ave
cae con las patas hacia arriba o si entra a la casa, entonces se
pronostica una desgracia (una muerte, una mala cosecha, un
accidente); si el ave mancha con su sangre a alguien o si cae
con las patas hacia abajo (como normalmente lo hace) esto se
interpreta como una buena señal para el futuro.
Se cree, de manera general, que después de la fiesta alguien morirá y fungirá como emisario de los vivos hacia los
muertos. Siguiendo esta idea, los mixes de Alotepec creen que
si no se sacrifica un ave ésta persona será la más perseguida
173
Para una comparación con el culto a los altares familiares o domésticos véase González V., 1973: 334; 1989: 120.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
267
por la muerte; algunos dudan de la eficacia del castigo, pero
nadie se atreve a no matar el ave, menos por el miedo a la
represalia funesta que por el caudaloso río de la costumbre.
La gente tiene la creencia, además, de que en estas fechas
los extraños (akäts) (como el que esto escribe) son agentes portadores de los difuntos. Hasta entonces me expliqué las
constantes e insistentes invitaciones al consumo de caldo y
tamales sin posibilidad de negarse; hay ocasiones en que el
visitante come cinco o seis veces seguidas.
Los altares
Los altares se colocan invariablemente en cada casa para depositar las ofrendas de las ánimas de los difuntos. Son claramente
representaciones del espacio a través de símbolos de “escalamiento” (Vogt, 1988). Sobre la mesa de cuatro patas se depositan
la mayor parte de las ofrendas que, como veremos, constan en
su mayoría de útiles personales según la persona o personas
esperadas. Podemos descubrir en los altares claramente tres
niveles con base en las ofrendas depositadas: el de arriba, el
de en medio y el de abajo
El nivel de en medio lo constituye la parte plana de la mesa.
La mesa se cubre con un mantel de nailon y las patas se adornan
con hojas de color verde. No hay una orientación precisa de la
mesa en el interior de la casa, pero ésta siempre se ubica junto
a una pared, la cual previamente es tapizada con papel periódico o nailon para poner sobre éste las imágenes de los santos
más importantes y las fotografías (si se tienen) de los difuntos.
Resulta gracioso ver cómo en algunos casos contrastan las
imágenes de los santos y las fotografías con las secciones de
deportes, espectáculos o sociales del periódico.
El nivel superior o de “arriba” lo constituyen los racimos de
frutas y las imágenes de los santos y los difuntos. Sobre la
268
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mesa se coloca un madero en forma transversal (recordando el
travesaño del cual penden los gallos en la competencia de caballos de la fiesta del 3 de mayo) sobre el cual son colgados los
racimos de naranjas y las pencas de plátano. Sobre la mesa se
deposita el mezcal, el champurrado, los útiles personales (peines, rastrillos, tijeras, etecétera) e invariablemente nueve panes,
que según la creencia corresponden al número de almas del
difunto. A la presencia del pan (tsäjp kaajey, literalmente “tortilla del cielo”) se le atribuye otro significado (siempre en relación
al alma de un difunto); se colocan los panes según el número
de difuntos, correspondiendo un pan para cada uno. Ahora bien,
se dice que un pan grande corresponde a un anciano, un mediano a un adulto o joven y uno pequeño a un niño.
Se cree, asimismo, que los muertos deben tener en el altar
no solamente alimento, sino todos aquellos enseres útiles en la
vida y en la muerte, en la cual, al parecer, se vive de forma muy
semejante a la vida terrena.174 Por lo tanto, la gente que va a
morir durante el próximo año será la que llevará a los muertos
todos estos utensilios; en otras palabras, el difunto más reciente fungirá como intermediario entre los vivos y los muertos.
La relación entre las frutas que penden y las aves es interesante. Baste por ahora señalar que desde el punto de vista simbólico existen algunas conexiones interesantes. En mixe, tzääm
quiere decir “plátano maduro”; mientras que guajolote se dice
tzääm tutk, donde tutk es el género ave y tzääm es la diferencia;
guajolote también se dice tutk naöw (“pájaro viejo”), y al parecer
la partícula tzääm se aplica haciendo referencia a lo maduro, a lo
viejo. ¿No será posible acaso una sustitución simbólica del guajolote por los plátanos que se encuentran en el altar?
174
Münch (1973: 323) encontró que, para los mixes de Ayutla, las ideas
“animistas” consideran que los muertos tienen necesidades e intereses
semejantes a los de los vivos. Véase también Weitlaner, 1969: 21.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
269
El nivel inferior o de “abajo” está compuesto por las ofrendas
situadas en el suelo (de tierra o cemento) de la casa. Abajo y al
frente de la mesa, justo a la mitad de las patas delanteras, se
coloca una veladora y tres cigarros encendidos.
VIRGEN DE GUADALUPE
(12 DE DICIEMBRE)
Según la gente de la comunidad, anteriormente las fiestas de la
Virgen de Guadalupe, Navidad y Año Nuevo eran una sola que
se prolongaba por más de quince días. Dicen algunas personas
que esta conexión cesó cuando las presiones económicas eran
ya demasiado fuertes.
Mi opinión es que, en efecto, las relaciones con las expresiones festivas que tienen que ver con los gastos y el derroche de
dinero pasaron a un lugar secundario. Sin embargo, desde el
punto de vista del culto, las tres festividades siguen teniendo
relación, como veremos más abajo.
La fiesta de la Virgen de Guadalupe se celebra el 12 de diciembre. Un mayordomo se hace cargo de la imagen que se
encuentra en el altar lateral, a la derecha de la nave, a un costado de la imagen de la virgen de Juquila, la cual ocupa el lugar
central en el nivel superior.
Se trata de un cargo pequeño, de poco prestigio; por lo tanto,
la fiesta no es tan grande. Uno de los acontecimientos interesantes es la celebración en la ermita de la Virgen de Guadalupe
que se encuentra en la entrada norte del pueblo, lugar conocido
como kruz kep’y (“cruz de árbol” o “cruz de madera”).
LA NAVIDAD (24 DE DICIEMBRE)
DIOS ÜNK
La fiesta que todo el mundo conoce como de Navidad es llamada en mixe como fiesta de Dios ünk o “nacimiento de Dios”,
270
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
queriéndose con ello referir al día en que la virgen María dio a
luz al hijo de Dios, es decir, el niño Jesús. A todas luces, esta
fiesta resulta de carácter netamente occidental, pero ¿qué festividad indígena no tiene el sello de la tradición occidental por
muy autóctona que sea?
No obstante, como señala Vogt (1988: 220) para el mundo religioso de los zinacantecos una de las asociaciones más importantes con Cristo es el dios solar, pues éste renace en las ceremonias navideñas: “el solsticio de invierno acaba de pasar y el Sol
está elevándose más cada día y produciendo días más largos”.175
Los aspectos más relevantes aquí son las ceremonias de
carácter público y, a diferencia de la forma en que se celebra la
Navidad en las ciudades mestizas, Dios ünk es una auténtica
fiesta de participación comunitaria.
Los miembros de la familia que se hacen cargo de los festejos
navideños no son considerados como mayordomos. Son sólo
“padrinos” porque no tiene la obligación con el santo durante todo
el año, como sí lo hace un mayordomo. Por lo tanto, apadrinar la
fiesta de la Navidad no genera una gran reputación social, pero
aun así la gente se siente satisfecha. Los padrinos tienen la
obligación de efectuar sacrificios el día 24 de diciembre y, a veces, como las tradiciones más antiguas, al incio del mismo mes.
El novenario
La fiesta Dios ünk da principio con el rezo de los rosarios nueve
días antes del 25 de diciembre, es decir, el día 16. El novenario
liga la fiesta de Navidad con la inmediatamente anterior de la
175
Se objetará como infundado traer a colación las interpretaciones de un
antropólogo sobre un pueblo indígena que no sea el mixe. Para mí es válido
con base en datos semejantes provenientes de otros autores sobre distintos
pueblos indios del país. Véase Bricker (1989: 101) para los mismos tzotziles,
y Signorini-Lupo (1989: 231) para los nahuas de la sierra de Puebla.
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
271
Virgen de Guadalupe, con lo cual queda demostrado que las
relaciones entre una festividad y otra no han desparecido. A
partir del 16 de diciembre se efectúan los rosarios matutinos y
vespertinos acompañados de las posadas (ver más abajo).
La calenda
La calenda tiene fecha el día 23 de diciembre por la noche. Muy
poca gente participa en ella a causa del frío y la pequeñez de la
fiesta; de la misma manera, la banda filarmónica se encuentra
incompleta para estos días. Se recorre el mismo circuito ceremonial ya mencionado (mëj tuu’).
El altar de nacimiento
Los padrinos llevan del templo a su casa las imágenes de la
virgen María y San José, a quienes colocan en un nacimiento
donde el día 25, a primera hora, es depositada la imagen del
niño Jesús después de una prolongada misa. Los padrinos acondicionan un cuarto principal, quizá el único de la casa, para
colocar ahí el pesebre del niño Jesús. Este nacimiento es muy
semejante a los de las casas mestizas, con la única diferencia
de que aquéllos son más grandes y denotan mayor dedicación.
En cada poste de los arcos del corredor se atadan ramas de
pino. Adentro, en la habitación, el techo se forra de musgo y el
suelo se tapiza con hojas y ramitas de pino. El nacimiento,
pegado a una pared como los altares de muerto, consta de
animales y “peregrinos” de loza. Algo que no se ve en los nacimientos mestizos es un adorno de tres arcos de cartón forrados con papel que enmarcan el nacimiento, alrededor del cual
se disponen bancas para que los visitantes pasen un momento
y contemplen sentados el pesebre. De la misma manera que
este adorno, las puertas, las ventanas y las paredes se cubren
272
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
con papel periódico (como los altares de muerto). La habitación
se encuentra perfumada con el aroma del incienso.
Las pastorelas
En la noche del día 24 de diciembre son puestas en escena las
pastorelas en casa del mayordomo, las cuales consisten en
una representación del nacimiento de Jesucristo. A mi juicio, lo
más notable de ellas son los personajes disfrazados que de
alguna manera nos hacen recordar los momentos de la fiesta
de la Asunción.
En las pastorelas, al igual que en la fiesta de agosto, se
percibe aquello que Victoria R: Bricker (1986) llama “humor ritual” cuando se enfrentan las fuerzas morales en oposición; el
bien y el mal, personificado este último por la figura de Satanás
(mëj kuu). Sin duda, es Satanás quien más carcajadas arranca
a los espectadores. Todos estos acontecimientos se encuentran enmarcados por el estallido de cohetes y la música de la
banda filarmónica.
Las posadas
Las posadas se relacionan con la calenda y, sobre todo, con el
novenario. La última posada, cuya fecha es el 24 de diciembre,
es la más atractiva de todas. Los padrinos llevan sus flores al
templo y deben atender junto con todo el pueblo una larga misa,
oficiada por un misionero, que termina poco antes de la media
noche. Al finalizar se supone que el niño dios ha nacido; entonces los fieles acuden a la casa de los padrinos para el festejo.
Los padrinos dan de comer pan (tsäjp ka’aky) champurrado
(nääny in) y; primero a los músicos y a continuación al resto de
las personas. Después de la comida, con carácter ceremonial,
viene el baile amenizado por uno de los conjuntos musicales del
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
273
pueblo. El baile termina ya bien entrado el 25 de diciembre, y no
concluye sino hasta el día 26. Solamente es interrumpido en la
mañana para acudir a una misa y regresar a casa del padrino a
comer tamales, café y champurrado, mientras en el centro del
solar unas muchachas presentan bailes modernos imitados de la
televisión nacional. Antes del inicio del baile y la embriaguez que
trae consigo, al anochecer, algunas piñatas son rotas por los
espectadores con la viva participación del padrino.
AÑO NUEVO Y CAMBIO DE AUTORIDADES
1° de enero
La ceremonia de Año Nuevo es esencial para este trabajo pues,
ni más ni menos, consiste en el cambio de autoridades municipales, costumbre dilatada no sólo en toda la región mixe, sino
en gran cantidad de comunidades indígenas de Oaxaca.
Como he dicho ya, las autoridades se sustituyen unas a
otras cada año, pero son escogidas mediante una asamblea
comunitaria y democrática en la que sólo vale la opinión de los
hombres cada tres años.176
Ofrenda y petición al cerro
El sacrificio es realizado por ancianos principales, algunos de
los cuales son xëëmapyë o “adivinos”, “los que saben contar”.
Los principales se reúnen en casa del futuro presidente munici176
Los pueblos mixes tienen, como es bien sabido, ceremonias de posesión de autoridad relacionadas con ritos “paganos” que a veces implican
continencia sexual (Weitlaner,1961: 13). Hoogshagen (s/fb) muestra que las
fiestas de año nuevo en Coatlán son sumamente importantes para la seguridad de los funcionarios y el pueblo en general. Véase Beals (1945: 26; 1948:
432) y Bradomin (1984: 99) para la comparación con las comunidades de
Tamazulapan, Mixistlan, Tepuxtepec y Juquila. Hay una buena descripción
de estas ceremonias en Lipp (1991: 140-146).
274
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
pal y rezan incansablemente, dejando escuchar un leve murmullo durante todos los actos de ofrecimiento. Cada uno de los
ancianos ofrece las víctimas del sacrificio (gallina, huevos, cigarros, mezcal y maíz molido) al altar de la casa del futuro
presidente.
Un especialista que sabe “hablar” invoca al trueno, el rayo, el
viento, la tierra y la motaña, pidiendo que las autoridades no
tengan problemas con el desempeño de sus cargos durante el
próximo año. Al terminar se dirigen al lugar señalado (las ermitas, la presidencia municipal y el panteón) llevando a cabo el
sacrificio.
Este sacrificio de las aves se lleva a cabo , se le ruega a
estos seres para que no acudan y a los santos católicos por la
protección del pueblo en general.177
El baile
Mientras los principales ejecutan sus sacrificios, los músicos
del conjunto arreglan sus instrumentos a lo largo del amplio
corredor del palacio municipal. El año nuevo es recibido por una
misa de “gallo” e inmediatamente después se festeja con un
lacónico y desnutrido baile en medio del viento frío invernal de
las montañas que se cuela por todos los resquicios de la ropa.
Mientras tanto, en casa del presidente éste se reúne con el
cabildo. Sentados frente a una mesa, los integrantes del próximo cabildo esperan que se les sirva caldo de gallina y tamales
enfrijolados. Antes de la comida, uno de los principales más
respetados los exhorta para que trabajen siempre con ánimo y
177
“Este año cuando tomaron posesión de sus ‘cargos’ las autoridades
municipales [de Ayutla], fueron con el abogado a dejar su ofrenda al panteón
y a la cueva para pedir que pudieran convivir felizmente con el pueblo y los
circunvecinos” (Münch, 1973: 316). Véase Carrasco, 1966:310; Gillow, 1990:
211.
178
Véase información semejante en Beals (1945: 26).
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
275
en conjunto, sobre todo en los momentos difíciles.178 Después
de la cena (considerada como privada), las nuevas autoridades
se quedan para discutir quiénes faltan para integrar el resto del
cabildo, que corresponde a los cargos más ínfimos.
Cambio de varas
El 1° de enero por la mañana tiene lugar el tradicional cambio
de autoridades, conocido también como cambio de varas.179
Las autoridades salientes hacen entrega a las entrantes de la
bandera nacional y de las varas que simbolizan el poder municipal del que las detenta. En total son cinco varas las que se
intercambian;180 tres del alcalde, el presidente municipal y el
síndico, y dos de los suplentes de los últimos puestos. El alcalde no tiene suplente. El presidente municipal recibe la única
vara de color negro; el resto son de color natural.181
179
Miguel Covarrubias (1986: 377, nota) señala que, como en tiempos
antiguos, en los pequeños pueblos indios de hoy, tales como los huaves y
los mixes, los bastones son importantes en la ceremonia de transfererencia
de autoridad. De acuerdo con el enfoque de Aguirre Beltrán, la vara o el
bastón de mando no es solamente un símbolo de poder, sino el poder en sí.
“Conforme a ese complejo sistema de representaciones, llamado participación mística, el bastón de mando, representación simbólica del poder, participaba mágicamente del poder; en realidad era el poder mismo, la capacidad
divina de gobernar; de ahí su carácter de cosa sagrada, carácter que transmitía a la persona que lo poseía” (1991: 42). Para la relación de las varas con
las divinidades del cerro véase Gillow, 1990: 210.
180
Dice Beals (1945: 22) que también en Ayutla son cinco varas o bastones. En Coatlán los regidores deben hacer nuevos bastones para las autoridades entrantes; lo único que se conserva son los metales que los adornan
(Hoogshagen, s/fb:3)
181
“Lograda la unanimidad los electores comunicaban a la autoridad
regional española, el corregidor o alcalde mayor, el resultado de la elección
y éste la enviaba a la Real Audiencia para que el virrey, en su calidad de
presidente de ella, la confirmara. Verificado lo cual el alcalde mayor en una
ceremonia especial entregaba las varas, insignias de mando, a los oficiales
electos, a quienes en un discurso encargaba la buena administración de la
justicia” (Aguirre Beltrán, 1991: 41).
276
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Las autoridades entrantes se sientan bajo el tablero norte de
la cancha de baloncesto y escuchan pacientemente los discursos (como si se tratase de una comparecencia en el senado
que culmina más bien en queja) del presidente municipal y el
síndico, quienes laudan los logros conseguidos durante su gestión y amonestan al pueblo por haberlos dejado solos en su
obligación, con lo cual tratan de destacar más aún su esfuerzo.
Llegado el momento, las viejas autoridades entregan los bastones de los cargos más importantes a las nuevas autoridades
acompañadas por los suplentes. Una vez investidos de autoridad, los nuevos dirigentes comienzan su tarea inmediatamente
llamando a aquellos ciudadanos que deberán cumplir con algún
puesto durante todo el año. Se nombran a los mayores y a los
nuevos topiles, los que deberán repetir en el cargo por lo menos
tres años.
Desde luego, nadie quiere escuchar su nombre dentro de la
lista, y cuando así sucede tratan de encontrar algún pretexto
para negarse. Hay ocasiones en que las autoridades acceden
en las peticiones, pero este tipo de determinaciones son más
bien raras. Sólo los hombres alcoholizados de la noche anterior
son los únicos capaces de alzar la voz públicamente contra las
autoridades, quienes, de otra manera, los llevarían de inmediato al “bote” (a la cárcel).
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN SANTA MARÍA ALOTEPEC
277
ANÁLISIS RITUAL DE LA
FIESTA DEL 3 DE MAYO
EN SANTA MARÍA
ALOTEPEC
La oposición lluvias/seca es fundamental en los altos de Chiapas donde
una estación de lluvias (de mayo a septiembre) y una seca (de octubre a
abril) provocan cambios importantes en la vida de los zinacantecos.
Los cultivos son determinados por esta fluctuación anual de las
estaciones. Las estaciones a su vez son delineadas ritualmente por las
ceremonias de K’in Kruz.
Evon Vogt
Ofrendas para los dioses
La atención dada a estos aspectos culturales no es una consecuencia
de mi propio interés sino más bien una reflexión de su importancia
para los propios mixes. Como el elemento más fuerte de la cultura mixe,
la religión ejerce una pronunciada influencia sobre a vida de la gente
y permea todas las esferas de la existencia social.
Frank Lipp
The mixe of Oaxaca
EL CARÁCTER SOLAR
(CALENDÁRICO) Y AGRÍCOLA
DE LA FIESTA DE LA SANTA CRUZ
El 3 de mayo, dedicado al culto de la Santa Cruz, ocupa uno de
los días más importantes en el calendario tradicional de los
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
279
pueblos católicos. En el Calendario de Fiestas Populares (De
León, 1988: 251-253) se registran conservadoramente 171 lugares para toda la República mexicana donde se lleva a cabo
alguna ceremonia religiosa en honor de la Santa Cruz; sin embargo, pienso que esta cifra podría aumentar considerablemente.
Por lo menos, las fiestas más importantes de la Santa Cruz en
la región mixe no han sido tomadas en cuenta y no está registrada ninguna de las zonas indígenas en Centroamérica. ¿Cuál
es la razón del gran arraigo de la fiesta del 3 de mayo en México? ¿A qué se debe que los creyentes católicos y, muy especialmente, los indígenas de hoy sientan tanta veneración por el
símbolo de la Cruz y en general por este fecha?
En la tradición cristiana, el sentido original de la ceremonia
de la Santa Cruz el día 3 de mayo está ligado con la conmemoración de la fecha en que santa Elena, madre de Constantino,
encontró la cruz de Cristo en el monte Calvario. Los albañiles
que hicieron el trabajo se encontraron con tres cruces identificándose la de Cristo por los varios milagros que realizó en esos
tiempos. Desde entonces, el día de la Santa Cruz cobró una
gran importancia para los albañiles, siendo ésta una de las primeras relaciones que se suelen establecer con tal fecha en la
actualidad:
Esta fecha se reverencia por el aniversario de la ‘invención’ de la
santa Cruz, aunque no está claro el porqué se le llama invención
a un descubrimiento. La historia de la recuperación de la Cruz es,
también, uno de los primeros resultados que logró una expedición
arqueológica. De acuerdo con la Historia y con la le-yenda, la
emperatriz Elena, madre de Constantino, hizo una peregrinación
a Jerusalén, probablemente en 326, en busca de la cruz en la que
fue crucificado Cristo. Las excavaciones que se efectuaron en el
Monte del Gólgota permitieron descubrir tres cruces, dos de las
cuales eran, según se supuso, las de los ladrones, y la tercera la
280
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
de Cristo. Pero, ¿cuál era cuál? Elena, quien por lo visto no era una
mala arqueóloga y sí una mujer piadosa, las sometió a prueba. Se
tocó a una mujer mortalmente enferma con las tres cruces, sucesivamente. Las dos primeras no le causaron ninguna impresión,
pero al toque de la tercera se puso de pie, curada milagrosamente, de tal suerte que todos se dieron cuenta de que era la Vera Cruz
que había sido encontrada (Foster, 1985: 327).182
La cruz es el símbolo del cristianismo por excelencia; es ahí
donde murió crucificado Jesucristo, el redentor de los hombres.
Sin embargo, lo anterior no quiere decir que la cruz sea un símbolo exclusivo de esta tradición. Su existencia en otras culturas
está documentada, e incluso es un préstamo que el cristianismo tomó de tradiciones previas. Desde la llegada de los españoles a América, después de la Conquista y sometimiento de
los indios, los frailes evangelizadores se encargaron de difundir
por todo el territorio indígena el símbolo más poderoso contra
los infieles que ya antes había sido causa de cruentas guerras
contra los árabes. No son pocas las historias que, poco después de la Conquista, comenzaron a surgir en torno de la cruz
como símbolo que los indios ya conocían a través del apóstol
santo Tomás, quien fue identificado con Quetzalcóatl, el héroe
civilizador mesoamericano, por algunos cronistas. Lo más sorprendente de este suceso histórico aquí descrito con bastante
pobreza fue la relativamente fácil y rápida aceptación del símbolo de la cruz por parte de los indios:
La cruz, ya conocida por muchos pueblos con sus propias significaciones religiosas, se convirtió en el símbolo más importante de la
religión cristiana y fue aceptada por los indígenas mesoamericanos
como símil del árbol de la vida que representaba para ellos, la
182
Véase también Münch, 1983: 259; Sepúlveda, 1973: 12
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
281
vida, el cosmos, el crecimiento, la generación y la regeneración
(Ramos y Molinari, 1990: 20-21; véase Sepúlveda, 1973: 12).
Es evidente que el enfrentamiento entre indios y occidentales
alteró considerablemente las formas políticas de unos y otros,
con las consecuentes transformaciones de orden ideológico.
De este hecho surgió un híbrido cultural que ha sido motivo de
dolor de cabeza para gran cantidad de antropólogos e historiadores que aún se cuestionan el fenómeno.
Hay quienes han tratado de ver en las expresiones religiosas
de los pueblos mesoamericanos una continuidad entre los dioses, mitos y rituales actuales con los que se practicaban en la
época prehispánica; esta postura, no muy acorde con la dinámica
histórica, se resume en lo que se ha llamado una búsqueda de
“ídolos detrás de los altares” (Beals, 1945: 64). Otra posición,
antagónica a la anterior, afirma que la tradición de los pueblos
indígenas de hoy nada tiene que ver con su remoto pasado y es
más bien el resultado de la tradición occidental algo distorsionada.
En el presente trabajo coincido con López Austin, quien postula una “tradición religiosa mesoamericana” como producto de
un difícil y largo proceso histórico. Tal caracterización adquiere
en mi trabajo un peso considerable para el análisis del sentido
ritual:
[...] las religiones indígenas actuales de México no son versiones
contemporáneas de la religión de Mesoamérica, y [...], sin embargo, en gran parte derivan de ella. Las actuales religiones
indígenas proceden tanto de la religión mesoamericana como
del cristianismo; pero una historia colonial las ha distanciado
considerablemente de ambas fuentes, por otra parte tan diferentes entre sí. Distinguiré, por tanto, la religión mesoamericana
(que terminó como sistema por efecto de la dominación españo-
282
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
la) de la religión colonial (que surgió de la religión mesoamericana y del cristianismo y que llega a nuestros días) e incluiré ambas, como producto de un milenario y accidentado devenir, en la
que llamaré tradición religiosa mesoamericana (1990: 38).
EL SUSTRATO HISTÓRICO
EN LA INTERPRETACIÓN GENERAL
DE LA FIESTA DE LA SANTA CRUZ
La celebración de la Santa Cruz dentro del calendario festivo
indígena ha sido escasamente estudiada por los antropólogos
si se toma en cuenta su relevancia no sólo para la vida ritual de
las comunidades, sino también para la vida económica que aún
gira en torno del cultivo del maíz de temporal. La mayoría de los
pocos investigadores que se han dado a esta tarea coinciden
en relacionar la fiesta de la Santa Cruz el 3 de mayo con la
llegada de las primeras lluvias y el inicio de la siembra del maíz;
en este sentido, la fiesta de la Santa Cruz posee un carácter
eminentemente agrícola y además denotando una vinculación
con la idea de la fertilidad y el buen logro de las cosechas
(Broda, 1991; Vogt, 1973, 1988; López Austin, 1990; Galinier,
1990; Münch, 1983; Ramos y Molinari, 1990; Iwaniszewski, 1986;
Remington, 1980; entre otros).
La celebración actual de la Santa Cruz entre los indígenas
se ha considerado como una de las principales fiestas del calendario religioso vinculada con algunos fenómenos meteorológicos y astronómicos y directamente con el ciclo agrícola, el
cual se encuentra en íntima conexión con los primeros. El primer paso del sol por el cenit, la desaparición de las pléyades y
la llegada de la temporada de lluvias marcan un momento crucial
del ciclo agrícola del maíz, para lo cual se efectúan una serie
muy importante de rituales alrededor de la siembra.
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
283
Johanna Broda, quien ha realizado un seguimiento sistemático del calendario festivo prehispánico, sugiere que el
simbolismo de la fiesta de la Santa Cruz, puesto de manifiesto
en las comunidades indígenas tradicionales de México y Guatemala, es de alguna manera la continuación de los ritos
prehispánicos que tenían lugar en el apogeo de la temporada de
secas y señalaban el tiempo ideal para la siembra del maíz;
estos rituales se llevaban a cabo en el cuarto mes del calendario mexica, conocido como Huey Tozoztli.183 Refiriéndose a la
“versión” actual, por así decirlo, como la fiesta del 3 de mayo,
observa la autora:
Su simbolismo sigue estando vinculado con la sequía de la estación, la petición de lluvia, la siembra del maíz, y la fertilidad agrícola en general. La cruz cristiana reúne en sí el simbolismo
prehispánico de las deidades del maíz, de la tierra y las lluvias,
se le invoca como nuestra madre, nuestra señora de los mante-
183
La correlación de los meses prehispánicos mexicas —del calendario
ritual de los sacerdotes y especialistas— con nuestro calendario aún es
objeto de desacuerdos por parte de los especialistas. Algunos autores,
como Michel Graulich (1987),afirman que el calendario mexica en el momento de la conquista se encontraba desfasado respecto al año solar. Los
argumentos esgrimidos por este autor son prácticamente incuestionables y
me parecen sumamente convincentes. No pretendo abordar aquí una problemática semejante, la cual dejo para trabajos futuros. Estoy de acuerdo
con Johanna Broda en el sentido de que si el culto forma parte de una
expresión de la cosmovisión, la cual, como ideología abarca un conocimiento práctico de los ciclos de la naturaleza, entonces bien puede pensarse en
una correspondencia entre los ritos, los fenómenos climatológicos y la agricultura, como de hecho sucede con los ritos practicados por los campesinos de hoy día y muy probablemente con los de épocas más remotas. Lo
que queda claro es que aún se se ignora cómo los antiguos mexicas hacían
coincidir los fenómenos astronómicos y meteorológicos con su ciclo
calendárico. Para una discusión más detallada véase Broda, 1983.
284
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
nimientos y se le adorna con guirnaldas de flores y panes. (Broda,
1991: 476).
Basándose en un importante trabajo etnográfico de Bonfil (más
abajo), Broda hace mención de los graniceros, “los que trabajan
con el tiempo”, quienes en las faldas del Popocatépetl y el
Iztaccíhuatl realizan determinados ritos para atraer el agua e
iniciar la temporada húmeda durante los días 3 y 4 de mayo; el
4 de noviembre llevan a cabo otros rituales para así culminar
con la temporada húmeda. De acuerdo con la autora, tales ritos
siguen guardando alguna relación con la fiesta prehispánica antes
mencionada. En efecto, la fiesta de Huey Tozoztli se vinculaba
también con el culto a uno de los principales dioses del panteón
prehispánico, Tláloc, dios mexica de la lluvia y del agua, que es
nombrado y representado de muchas maneras en el área de
Mesoamérica.184 Huey Tozoztli era la fiesta mexica de y siembra que constaba de tres partes: el culto a Chicomecóatl, diosa
del maíz; los sacrificios en el Pantitlan y las ceremonias en
la cima del cerro Tláloc. De esta manera, puesto que existe
una cierta unidad en los ritos anteriores, se observa que en la
cosmovisión mexica del siglo XVI la siembra estaba vinculada
con el dios de los cerros, que en este caso es Tláloc. Y concluye la autora:
184
Tláloc no sólo era el patrón de la lluvia y las tormentas, sino que
también era la divinidad de los cerros y, de esta manera, se le relaciona con
el antiguo dios de la tierra (Tlaltecuhtli), el dios viejo del fuego (XiuhtecuhtliHuehuetéotl), la deidad de los mantenimientos (Tonacatecuhtli) y el “corazón
del cerro” (Tepeyóllotl) (Broda, 1991: 466, 469-470). “LLegué a la conclusión
de que las representaciones de Tláloc como Tlaltecuhtli —tan frecuentes
entre los hallazgos del Templo Mayor— formaban una parte importante de
este conjunto de asociaciones y que, por tanto, Tláloc en cierta manera, no
era sino otro aspecto del monstruo de la tierra” (Broda, 1991: 488).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
285
La fiesta de la Santa Cruz demuestra la sobrevivencia hasta la
actualidad de este importante nexo entre los ritos de la siembra,
la lluvia y los cerros. En lo alto de los cerros abrasados para [sic]
la sequía de la estación, se sigue invocando la llegada de las
lluvias fertilizadoras. El prototipo de estos ritos actuales en los
que los cerros, las barrancas, las cuevas y los manantiales juegan un papel tan importante, se encuentra precisamente en la
fiesta del cerro Tláloc celebrada en Huey Tozoztli por los gobernantes de la Triple Alianza (Broda, 1991: 479).185
En un trabajo anterior, la misma autora se expresa de manera
semejante, y destaca la relación de esta fecha con el día de
muertos:
[...] la fiesta de la Santa Cruz que se celebra hoy en el día 2 de
mayo en las regiones indígenas de México y Guatemala, es junto
con el día de los muertos aquella fiesta católica que ha recogido
más elementos de la tradición prehispánica. Se trata precisamente de una fiesta de la bendición del maíz para la siembra y
del inicio agrícola de temporal, en la que se invoca, además de la
deidad del maíz, a la tierra y a las lluvias. [...] Los lugares de culto
son fuentes y ríos, sobre todo, lo alto de los cerros donde los ritos
más importantes tienen lugar durante la noche o al amanecer
(Broda, 1983: 153).
Hay que tener en cuenta que en el calendario y ritual de los
indígenas prehispánicos y actuales, la división más o menos
exacta del año en un periodo de secas y de lluvias respectiva-
185
Sin embargo, los análisis de Graulich (1987) muestran que la fiesta de
Huey Tozoztli era una fiesta no de siembra sino de recolección de los frutos
del maíz, de hecho del espíritu del maíz.
286
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
mente, de acuerdo con las condiciones meteorológicas que privan en esta zona tropical, son básicas para la forma de llevar a
cabo el proceso de siembra del maíz.186 Para los mexicas, los
cerros retenían agua durante la estación seca y la liberaban en
la estación lluviosa. Mayo, ciertamente es el mes más seco y
caluroso del año, pero al mismo tiempo es la época en que el
calor extremo es sustituido por los primeros aguaceros que vienen a darle otra característica al ambiente (Broda, 1986: 95).
Las condiciones meteorológicas son más o menos semejantes en el núcleo del área mesoamericana. Las estaciones de
lluvias y de secas llegan casi al mismo tiempo. También se
observan ciertos fenómenos astronómicos que, se supone, han
dado lugar a una cosmovisión común a pesar de las diferencias
evidentes de los microclimas. El primer paso del sol por el cenit
o la desaparición de las Pléyades durante el mes de mayo se
han relacionado con la llegada de las lluvias; de ahí que en la
cosmovisión prehispánica tales eventos fuesen bien conocidos
y tuvieran tanta importancia (Broda, 1991: 479). Es particular
de las latitudes tropicales la observación del doble paso del sol
por el cenit, teniendo lugar el primero en mayo y el segundo en
agosto.187 En otro trabajo, Broda señala la importancia de estos
fenómenos:
186
De acuerdo con los fenómenos climatológicos la división básica del
año era xopan y tonalco, “tiempo verde”, época de lluvias, y “tiempo de sol”,
estación seca, respectivamente. La estación de lluvias se relacionaba con la
noche, la luna, Venus y las Pléyades; la estación seca era presidida por el sol
como deidad del cielo diurno (Broda, 1983: 156-157).
187
Judith Remington (1980:7) da cuenta de este aspecto al señalar que
las dos épocas en las que el sol pasa por el cenit son importantes para los
indios quichés y cakchiqueles; el evento es percibido con una duración de
un día y una noche. Así, la parte media o central del año maya, se dice,
ocurre el día 20 de agosto, al término de la temporada general de cultivo (cfr,
más abajo).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
287
El primer paso del Sol por el cenit se vincula en las latitudes
geográficas de Mesoamérica con el comienzo de la estación de
lluvias. Este fenómeno climatológico tiene, a su vez, una implicación directa con la agricultura indígena. Desde tiempo inmemorial,
cuando se acerca la fecha del primer paso del Sol por el cenit, los
campesinos llevan a cabo las siembras en el ciclo de temporal.
Costumbres prehispánicas se mezclaron en este caso con ritos
impuestos por la Iglesia católica después de la conquista, y sobreviven hasta el día de hoy en la fiesta de la Santa Cruz el 3 de
mayo, en la cual se pide por la fertilidad y la lluvia, y se bendice
el maíz para la siembra (Broda, 1986: 95)
Al parecer la cosmovisión prehispánica,188 como un sistema
coherente y lógico respecto a la observación del comportamiento
del cosmos, tiene una raíz común que surge con la civilización
mesoamericana hace más de 3 mil años en el llamado horizonte preclásico según las evidencias arqueológicas, y lo más
interesante es que, de acuerdo con los datos etnográficos recientes sobre la vida religiosa de los pueblos indios, aparenta
seguir vigente de alguna manera (Broda, 1991: 464, 490).
¿Cómo es esto posible? ¿De qué manera puede explicarse
la continuidad y vigencia de tan antiguo sistema de creencias?
¿Acaso la Conquista y, sobre todo los tres siglos de colonización
y dos más de vida independiente con sus propias vicisitudes,
no fueron capaces de trastocar la vida de los pueblos indios?
Sería absurdo contestar afirmativamente la última pregunta. Creo
188
Seguimos aquí la definición de cosmovisión propuesta por Johanna
Broda: “Por cosmovisión entendemos la visión estructurada en la cual los
antiguos mesoamericanos combinaban de manera coherente sus nociones
sobre el medio ambiente en que vivían, y sobre el cosmos en que situaban
la vida del hombre”(1991: 462).
288
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
que la tradición cristiana ha tenido un fuerte impacto en la religión indígena; sin embargo, los sistemas de representaciones
no se erigen sin más, sin un sustento material. En este sentido
coincido con Johanna Broda, quien afirma que la presencia de
ciertos elementos de la cosmovisión prehispánica entre los indígenas actuales, a pesar de los profundos surcos de transformación social, se explica por las condiciones materiales de
existencia de las comunidades indígenas campesinas:
En el culto de los cerros, de la tierra y del agua se han conservado tantos elementos antiguos, precisamente, porque estos cultos expresan la relación de dependencia del campesino tradicional con el medio ambiente en que vive, las adversidades del
clima y la precariedad del cumplimiento de los ciclos agrícolas
de temporal (Broda, 1991: 464)
Los trabajos de Evon Vogt sobre los indios mayas tzotziles de
las tierras altas chiapanecas llegan a conclusiones semejantes
a las de Johanna Broda; aunque, por un lado, este autor no
traza una línea directa entre los rituales que se llevan a cabo
hoy día y los que se realizaban en la época prehispánica (pero
lo sugiere) y, por otro, después del astro solar no aborda el
problema de los fenómenos astronómicos ligados a los ciclos
agrícolas.
La fiesta de la Santa Cruz, que no es de las principales, se
inscribe dentro de la cadena de rituales zinacantecos conocidos como K’in Kruz, los cuales se rigen por el calendario solar.
En el Zinacantán actual, K’in es un concepto que señala las
ceremonias “ordenadas regularmente por el calendario solar
anual” que se expresan a través del calendario ritual católico.
Es significativo el hecho de que las ceremonias de “pozo y
linaje” se realicen en o cerca de la fiesta de la Santa cruz, y con
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
289
ello Vogt piensa que Kruz posiblemente se refiera a tal día;189 y
aunque el autor cree que es una explicación parcial porque las
mismas ceremonias se efectúan en octubre, al comienzo de la
estación seca, a mí me parece, antes que un problema a resolver, un argumento más para vincular las ceremonias de la Cruz
con las dos épocas anuales que rigen el calendario agrícola, es
decir, la temporada de secas y de lluvias (Vogt, 1988: 142-143).
La oposición lluvias/seca, 190 que forma parte de la discriminación binaria espacio-temporal, es fundamental en el altiplano
chiapaneco pues provocan alteraciones importantes en la vida
de los zinacantecos; como se ha visto, los cultivos se encuentran determinados por esta fluctuación anual de las estaciones,
las cuales son a su vez delineadas ritualmente por las ceremonias de carácter solar K’in Kruz (Vogt, 1988: 58). Vogt dice que
los rituales del ciclo solar contienen mensajes metafóricos sobre la estructura y dinámica del universo material y social. Los
rituales de K’in Kruz ayudan a diferenciar dos subdivisiones
fundamentales del año natural en los altos de Chiapas (y en
general de las sociedades agrícolas mesoamericanas): la época de lluvias y seca. Los rituales dan inicio en mayo y concluyen en noviembre:
En sentido simbólico podría decirse que las ofrendas de mayo
aseguran que todo esté bien en relación con los dioses que
controlan la lluvia; en octubre expresan reconocimiento por la
época de lluvias que termina. Pero en otro sentido, quizás más
fundamental, los rituales destacan y vuelven a confirmar la distinción seca/lluvia en que el zinacanteco confía (Vogt, 1988: 166)
Kruz es un evidente préstamo lingüístico del español (cruz) al tzoztzil,
pero si bien las cruces pueden parecer réplicas contemporáneas de la cruz
en que murió Cristo, para los zinacantecos éstas no tienen tal significado
(Vogt, 1973: 27).
190
De mayo a septiembre y de octubre a abril, respectivamente.
189
290
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Los rituales K’in Kruz en su nivel más concreto se orientan
hacia una relación con el agua y con la tierra, dos de los recursos de crítica escasez en el territorio de los altos chiapanecos.
Sin embargo, en un análisis más profundo se cree que tanto los
manantiales como las tierras pertenecen al “Señor de la Tierra”,
pues nada se puede usar ni tomar de sus dominios sin alguna
compensación (Vogt, 1998: 163-164). En efecto, nos dice Vogt
que por lo general las ofrendas de cruz en los altares se otorgan
a los dioses ancestrales que habitan las montañas, y aunque el
autor observa que en las fiestas de K’in Kruz vinculadas al
cambio de estaciones la comunicación se establece con el señor de la tierra, nuevamente volvemos a confirmar un hecho
sorprendente que ha sido subrayado por Johanna Broda y López
Austin (véase más arriba). En primer lugar, una comunidad de
ideas religiosas en el campo de la cosmovisión mesoamericana
y, en segundo, la identidad de la deidad indígena de la lluvia con
el numen de la tierra, de las montañas y de los ancestros. (Vogt,
1988: 76). En otro trabajo, Vogt observa que después de las
deidades ancestrales el dueño de la tierra es el más importante
de los dioses zinacantecos, y se le representa como un ladino
grande y gordo dueño de vastas riquezas: dinero, pollos, rebaños de vacas, mulas y caballos; también es el dueño de los
ojos de agua y, lo más importante, controla el rayo y las nubes
que surgen de las cuevas y que producen la lluvia necesaria
para las cosechas (1973: 16).
Para los indígenas, siendo éstos aún católicos, las cruces
cobran un significado muy peculiar que es fruto de la aportación de su propia cultura. Vogt hace notar que las cruces poseen un carácter polisémico para los tzotziles de Zinacantán,
pues éstas son concebidas simbólicamente como “puertas” o
“entradas”; en este sentido, “[...] son medios de comunicación
con las deidades y marcan la frontera entre unidades significativas de espacio social” (1988: 76; véase 1973: 28-29). En otros
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
291
contextos, cuando en los altares se observan tres cruces, éstas
representan tres “dioses ancestrales” (1988: 76). Las cruces
como zonas liminales, de “paso” o transición son objetos religiosos delicados pues no cualquiera puede acceder a ellos,
sino sólo aquellos que se encuentran capacitados. En un nivel
mucho más abstracto, Vogt propone que:
Los santuarios de Cruz en Zinacantán son símbolos importantes
de esa acción de abrazar, pues encierran el escenario de la Cultura y lo separan del dominio de la Naturaleza, proporcionando al
mismo tiempo medios para comunicarse a través de esas fronteras entre Naturaleza y Cultura, hombres y dioses. Los altares de
cruz están en medio y pertenecen a ambos dominios; miran hacia
la morada de los dioses, cuya cultura es la naturaleza misma. Los
dioses poseen a la naturaleza como los hombres pueden poseer
pollos o casas. El orden de los dioses es visto como una amenaza
para el orden de los hombres. Para preservar esos reinos es preciso mantenerlos separados, aunque la comunicación entre ambos es igualmente necesaria (Vogt, 1988: 293-294).
Además de la fiesta del 3 de mayo como parte de la secuencia
ritual K’in Kruz, en años de sequía algunos chamanes llevan a
cabo ceremonias especiales para que llueva. Vogt relata que
los chamanes hacen un ritual de cuatro días y una peregrinación de más de 50 kilómetros al centro de Zinacantán, el “Gran
Cerro Joven”, hermano menor del “Gran Cerro Anciano”. Después de más de 24 horas de marcha el chamán, mirando al
este, ofrece velas, rezos e inciensos a los dioses que se cree
habitan dentro del cerro y poseen un dominio especial sobre la
lluvia (1973: 153).
Pasando a otra región indígena del territorio mexicano, sumamente distante de la que he hablado, Galinier (1990: 75) propone que la fiesta del 3 de mayo entre los otomíes goza de una
292
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
singular popularidad, pues ésta revela una gran cantidad de
símbolos propios de los cultos a la fertilidad y a la lluvia. Para
este autor, la fiesta demuestra un sello de inspiración indígena;
de ahí que en Santa Ana Hueytlalpan la fiesta esté virtualmente dedicada a los que han muerto ahogados y se inscribe como
tal dentro del ciclo del culto a los ancestros de la comunidad:191
El agua es objeto de devociones específicas, a través de ofrendas a los manantiales, fuentes o estanques, y figura asimismo en
un número considerable de rituales como una de las principales
instancias sobrenaturales. Es el caso de la fiesta del Día de la
Santa Cruz (3 de mayo) que oculta, bajo las prácticas católicas y
la devoción a la cruz, una antigua veneración a la divinidad del
agua (Galinier, 1990: 582).
Aclara Galinier que entre los otomíes la divinidad del agua, que
es femenina, se confunde con la de la lluvia, pero su complemento masculino, su “marido”, es el trueno. Este último preside
la orientación cosmológica del universo con distintas cualidades de acuerdo con los puntos cardinales. Así, el trueno viene
a ser una “transfiguración” del señor de la Riqueza, que es muy
semejante al rayo, dueño de los animales entre los mixes (1990:
583-584). La luna juega un papel importante en las peticiones
de lluvia en los pueblos otomíes. Este astro está considerado
como el principio motriz de los ciclos naturales, y de ella dependen las siembras, las cosechas y el crecimiento de los árboles.
La luna se presenta como una deidad del agua a través de un
simbolismo relativo a la frescura y el rocío; en los ritos de peti-
191
En otro trabajo, refiriéndose al calendario agrícola, Galinier dice: “En el
momento de fuertes calores, al finalizar la temporada de secas (mayo), se
celebra la ceremonia dirigida a las divinidades de la abundancia” (1987: 365).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
293
ción de lluvia, la luna aparece representada con un círculo de
papel y se le llega a asociar con la virgen de Guadalupe (1990:
536-537).
Este autor hace referencia al “Cerro del Plumaje”, un macizo
que domina la región de Zontecomatlán, el cual es adorado por
varias comunidades de los alrededores. Se sabe que este cerro
está consagrado a cultos de fertilidad y petición de lluvias; se le
visita usualmente durante los meses de secas que van de marzo
a junio (Galinier, 1990: 558). Galinier se refiere a una excepcional
ceremonia de petición de lluvia que resurgió en San Lorenzo
Achiotepec después de que parecía haber quedado en el olvido.
Su reaparición se debió a un periodo inusitado de sequía que
afectó notablemente a los campesinos de la región; los chamanes
pronto encontraron la explicación en el abandono de los ancestros.
Cabe subrayar que esta petición consistió en una “gigantesca
ceremonia” de peregrinación en donde gente proveniente de distintas rancherías se agrupó durante todo el mes de abril. Como si
fuera una regla preestablecida para las ceremonias relacionadas
con la lluvia, se llevó a cabo una peregrinación hacia el “Cerro de
la mujer” donde, en el corazón del bosque y en la cima del cerro,
se ofrendaron aves de corral y se realizaron algunas danzas.
Vale la pena destacar la afirmación de Galinier en el sentido de
que las “costumbres” muestran la comunidad de ideas (léase
“cosmovisión”) que se pueden encontrar en las fases de los distintos rituales y ceremonias; por ejemplo, entre una petición de
lluvia y un rito terapéutico. Lo anterior dirigido especialmente a
aquellos que, como Beals (más abajo), consideran que la semejanza en un ritual es una cuestión de supremacía más que de
significado (Galinier, 1990: 298-313).
Según Guido Münch (1983: 259), la famosa fiesta del 3 de
mayo de Otatitlán, en el estado de Veracruz, a donde asisten
indígenas popolucas y nahuas, se encuentra relacionada con el
ascenso del sol y las almas de los parientes muertos. En
294
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Coacotla, el mismo día 3, las personas acuden de noche al
panteón para adquirir poder; se realiza una gran ceremonia con
bebida, comida y sonido de tambor. Más adelante, el 19 de
mayo, se festeja la Ascensión del Señor (o del Sol), que se
relaciona con el 22 de octubre, día en que tiene lugar la bajada.
Por su lado, Greenberg asegura que la cruz fue en
Mesoamérica un icono asociado con el dios de la lluvia, así
como con las cuatro direcciones del cosmos; de ahí que entre
los chatinos de Oaxaca la cruz se considere como un “ser” con
cabeza, manos y pies, los cuales se asocian con las cuatro
direcciones cada una de las cuales posee un color, un dios, un
ser o un animal. La cabeza de la cruz es el oeste y su color es
el azul; se relaciona con el sol y el sexo masculino. El este
representa los pies, su color es el rojo y se relaciona con la
luna, lo femenino. El norte es la mano derecha y su color el
amarillo; el dios asociado es el de la lluvia aunque también se le
considera un animal. El sur es la mano izquierda y su color es
el blanco (1987: 134-135). El dios de la lluvia, en este caso,
también se vincula con los cerros y la Santa Cruz:
La casa del dios de la lluvia tiene su puerta en un manantial, y su
crucifijo, su altar y su centro o corazón, en la cumbre de una
montaña. La casa del dios de la lluvia también sirve como templo
para las deidades no cristianas del panteón chatino, pero tiene
sus santos patronos, la Santa Cruz y la Virgen del Rosario
(Greenberg, 1987: 133).
LAS FIESTAS DEL 3 DE MAYO
EN EL ESTADO DE GUERRERO
Considero importante agrupar en un solo apartado la interpretación de las fiestas en honor a la Santa Cruz en el estado de
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
295
Guerrero, que han aparecido en algunos artículos dispersos
(Olivera, 1971; Sepúlveda, 1973; Suárez, 1978; Iwaniszewski;
1986). Tres son los motivos que me inclinan a hacerlo. En primer lugar, porque se trata de trabajos llevados a cabo por diversos autores, en fechas distintas, sobre una región relativamente homogénea en términos geográficos y culturales. En segundo, por la comunidad de creencias y rituales efectuados en tales lugares, así como algunas semejanzas significativas con
los ritos del 3 de mayo que he observado en Santa María
Alotepec. Y en tercero, porque si bien los autores coinciden en
señalar los principios generales de la cosmovisión indígena,
expuestos anteriormente, que rigen este tipo de fiestas, creo
que la hermenéutica antropológica de los eventos se expone de
manera un tanto reduccionista al proponer que se trata de fiestas de carácter mágico para contentar a los dioses de la lluvia,
lo cual no satisface una discusión antropológica más profunda.
En un artículo sobre la petición de lluvias en el pozo del
cerro Ostotempa, al cual acuden grupos indígenas de habla
náhuatl en el estado de Guerrero (Zumpango del Río, Mártir de
Cuilapan, Ixtla de Guerrero, Mochitlán y Chilpancingo de los
Bravo), María Teresa Sepúlveda afirma que las ceremonias y
los ritos propiciatorios de la lluvia ocupan gran parte del tiempo
de los pueblos agricultores constituyendo la parte medular del
ciclo anual de ceremonias (1973: 9). La autora considera que
las ceremonias observadas en Ostotempa pueden considerarse indicios de la persistencia de los ritos prehispánicos que
fueron abolidos con la Colonia.(1973: 10).
Se considera que Ostotempa es el centro del mundo, pues
allí vive Dios guardando el agua y la riqueza. Los habitantes
creen que en el fondo de Ostotempa existen cuatro cuevas
donde se encuentran semillas y maíz de todos colores, resguardados por cuatro “gigantes” enmascarados como los
“tlacololeros” que producen los truenos con sus látigos; cada
296
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
gigante representa los cuatro vientos, siendo la función del que
se encuentra al oriente atraer las nubes para producir la lluvia
buena. También se piensa que en el fondo del pozo se encuentran los ídolos (“momoxtles”) que los indígenas arrojaron para
que los evangelizadores agustinos, que llegaron después de la
Conquista, no los destruyeran; así, cada año la gente acude a
realizarles una ofrenda (1973: 11).
A pesar de que son varias las comunidades que asisten a
Ostotempa, Atliaca (que significa “lugar del agua hedionda”) es
el poblado que dirige y coordina las ceremonias y ritos a través
de su organización de “huehueyotes”, mayordomos, cantores y
el “Tigre” (1973: 14). La principal actividad económica de esos
pueblos nahuas es el cultivo del maíz. Sepúlveda señala que la
aridez y pobreza de la tierra en la región no permiten sino una
cosecha de temporal al año que se dedica al consumo familiar;
en este sentido:
La escasez de agua para la satisfacción de las necesidades
primarias y su limitado uso para el riego, además de los casi
nulos recursos técnicos de que disponen los campesinos, el relativo aislamiento de la comunidad y el no haber un sacerdote en
el lugar explican, en cierta manera, el apego a las ceremonias
mágicas de petición de lluvias (Sepúlveda, 1973: 13).
En términos generales, se trata de una gran peregrinación en
la que se llegan a reunir cerca de 2 mil personas procedentes
de una treintena de comunidades; aunque el pozo es visitado
desde el 15 de abril, las ceremonias más relevantes tienen lugar los dos primeros días de mayo. Sin embargo, la celebración
comienza el día el 24 de abril,192 y entre éste y el 1° de mayo se
192
El 24 de abril no es el día de san Marcos, como dice la autora, sino el
día 25 de abril (véase De León, 1988: 250-251).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
297
lleva a cabo el “saludo” a las cinco de la mañana, y el “encuentro” a las seis de la tarde (1973: 11, 15).193 Los meses de peregrinación (abril, mayo y octubre), según la autora, pueden conectarse con los meses prehispánicos de Toxcatl (para pedir
agua), Etzalqueliztli (para venerar a Tláloc) y Tepeilhuitl (para
honrar a los montes donde se forman las nubes) (1973: 12).
Ya hemos visto que es Atliaca la comunidad que encabeza
las ceremonias, y son tres los grupos encargados de dirigirlas.
En primer lugar están los “huehueyotes” o principales junto con
los mayordomos de las Hermandades de la Cruz de los pueblos
participantes. En Atliaca, Zumpango, Huitzilitepec y San Marcos
éstos forman parte de la jerarquía local de prestigio y los mayordomos se encargan de las ceremonias del ciclo anual. Los
principales se reúnen para elegir al mayordomo, el cual debió
antes haber cumplido una serie de compromisos religiosos de
menor prestigio. El mayordomo, a su vez, elige de entre sus
parientes y amigos media docena de ayudantes para apoyarlo
con los gastos de la mayordomía durante todo el año. Ellos se
encargan de invitar a los danzantes de las comunidades, contratar las bandas de música, pagar a los “cantores”, correr con
los gastos de la comida y bebida, así como comprar los fuegos
artificiales (el castillo, los cohetes y los toritos) (1973: 13-14).
En segundo lugar están los cantores (homochtique o teotlatoque), que existen en número de dos o tres por cada comunidad
y se encargan de dirigir las ceremonias en Ostotempa. También
ellos forman parte de una jerarquía de prestigio; pasan por un
proceso de iniciación junto con los cantores más destacados.
Aprenden las oraciones en su lengua (náhuatl) y el rito preciso
193
Son sorprendentes las semejanzas entre estos ritos y los que se
realizan en Alotepec en fechas casi idénticas para el novenario y la procesión. Véase capítulo 3.
298
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
para cada tipo de ceremonia; están capacitados para curar el
“mal de aire”, el “aire negro”, el “frío” y el “espanto” o “susto”.
Como los graniceros de las faldas del Iztaccíhuatl que veremos
después, son gente elegida a través de sueños o revelaciones,
o bien porque han sido “tocados” por un rayo. (1973: 14).
En tercer lugar, el “Tigre” se encuentra al lado de los mayordomos o principales; este personaje goza de gran autoridad en
Atliaca y en los poblados vecinos. Él mismo es un principal y
su función consiste en coordinar las actividades de las Hermandades de la Cruz que realiza ofrendas en Ostotempa (1973: 14).
La ceremonia de petición de lluvia en Ostotempa se compone de una serie de ritos, entre los cuales destacan el paseo de
la cruz, la quema de cohetes y toritos, el rezo de los rosarios,
etcétera. En la madrugada del 1° de mayo se reúnen las hermandades en la casa del “Tigre” y se preparan para ascender a
Ostotempa. A las cuatro de la tarde horas todos los peregrinos
se encuentran en casa del mayordomo, pero antes deben pasar
a la iglesia con la banda, cohetes y un torito; la procesión es
“cerrada” por el mayordomo y dos principales, uno de los cuales
carga la cruz. En la iglesia los cantores dirigen el rosario; cada
“misterio” se alterna con cantos y música de la banda. Al finalizar los peregrinos comen ritualmente y, a eso de las seis de la
tarde, cuando el sol está por desaparecer, se emprende el ascenso hacia Ostotempa que dista seis kilómetros de Atliaca.
Antes de llegar al pozo, la cruz de Atliaca se “saluda” con otras
cruces colocadas para tal propósito. El “encuentro” se realiza
como a las nueve de la noche, quinientos metros antes del
pozo; hacia la medianoche se encienden el castillo y los toritos.
Lo más importante son los rezos del cantor de Atliaca quien,
hasta las cuatro de la mañana del día siguiente, se dirige a los
cuatro vientos y a la cruz bendiciendo los recipientes con las
semillas que se utilizarán para sembrar. Al despuntar la mañana, el cantor ofrece una alabanza al sol; a las seis las hermanANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
299
dades preparan las canastas con alimentos y adornos que se
arrojan al pozo; a las ocho los danzantes encabezan la procesión alrededor del pozo. Después, el cantor quema incienso
hacia los cuatro puntos rezándole a los vientos, a la cruz, a san
Marcos, san Isidro y San Francisco; además pide que reciban
las ofrendas con buen agrado y manden lluvias abundantes.
Terminadas las ofrendas, los peregrinos comienzan el descenso del cerro; pero los grupos dirigentes del ritual lo hacen hasta
las seis de la tarde. La novena termina a las 10 horas del día 3
de mayo. El ciclo culmina en octubre o noviembre, cuando los
principales organizan otras peregrinación para agradecer las lluvias (Sepúlveda, 1973: 15-20).
Un lugar cercano a Ostotempa donde tanbién es famosa la
fiesta de petición de lluvia es Zitlala (o Citlala), aunque, al parecer, la fecha más importante en este sitio no es el 3 de mayo.
La finalidad de la ceremonia de Zitlala es halagar a los aires,
para que concedan buenas lluvias y abundantes cosechas y
alejen las enfermedades. Esta ceremonia se efectúa el 2 de mayo
de cada año, pero los preparativos empiezan con varias semanas de anticipación(Suárez, 1978: 5).
Además de otras posibles finalidades de la ceremonia de Zitlala
(factor de cohesión e identidad étnica, válvula de escape y distribución del excedente económico) el objetivo original de ésta
es la petición de buenas lluvias y, por ende, buenas cosechas.194
Según Cruz Suárez, la ceremonia que se observa en Zitlala
no es de origen reciente, pues muestra antecedentes que se
194
“Creemos que la ceremonia del 2 de mayo en Zitlala debe interpretarse
como una ceremonia para propiciar a los aires en general, y en particular a
los aires del oriente, que son los que traen las lluvias buenas, y también para
halagar a los aires negros, que están asociados con el norte y que son los
que traen el granizo, las heladas y la lluvia mala” (Suárez, 1978: 5)
300
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
remontan a la época prehispánica. Más sugerente es la hermenéutica de Olivera (1979), quien observa que el potencial étnico
de esta fiesta, que se ha conservado a pesar de la evangelización católica, radica en una manera particular de ver al mundo;
es decir, la forma en que se articulan la realidad económica y
social con el universo (el cosmos), donde además privan relaciones de desigualdad bajo un régimen capitalista. Sin embargo, la autora no duda en afirmar la presencia de elementos
prehispánicos en la fiesta de Zitlala:
En la descripción anterior se puede apreciar claramente que
gran parte de los elementos de la ceremonia son de origen
prehispánico, exceptuando algunos pocos rasgos, como la misa
del primer día, algunas oraciones, los cohetes y quzás el símbolo
de la cruz; pero el resto está muy alejado del cristianismo; creemos que se trata de una de esas ceremonias que los sacerdotes
y frailes, desde el siglo XVI, han combatido, por estar dedicadas
a las antiguas deidades (Olivera, 1979: 156).
En Zitlala son considerados como lugares sagrados cerros,
cuevas, grietas y pozos, pues es aquí donde residen los vientos, que son cuatro: el negro, el amarillo, el rojo y el blanco. Los
vientos, dice Suárez, se identificaban en la época prehispánica
con Tlalóc y Chalchiuhtlicue, los dioses de la lluvia y, más
precisamente, con los Ehecatotontin, dioses menores de la lluvia. Las ceremonias propiciatorias de los vientos, en especial
del viento negro (Áhakatl Prieto) representado por el color negro
de los zopilotes, se llevan a cabo en el “Cerro Cruzco”, sobre
una explanada donde hay una cruz (1978: 5).
Apoyado en los trabajos de Pedro Carrasco, y coincidiendo
con Johanna Broda (ver más arriba), Suárez y Olivera sugieren
que la fiesta del 2 de mayo en Zitlala corresponde a la fiesta
mexica de Huey Tozoztli en honor a los dioses del Tlalocan y
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
301
que, de acuerdo con la correlación establecida por Alfonso Caso,
tenía lugar entre el 15 de abril y el 4 de mayo. También mencionan el siguiente mes (Toxcatl) asociado con el norte (el granizo
y las heladas) y el Tezcatlipoca negro. De ahí que Suárez sugiera que la fiesta del 2 de mayo tenga como finalidad ahuyentar
las calamidades de las cosechas halagando a estas deidades
(1978: 5). Por su lado, Olivera encuentra una asociación simbólica entre la cruz, que se concibe como una deidad bisexual
relacionada con la fecundidad y los alimentos, y la diosa
prehispánica conocida por los nahuas como Chicomecóatl o
Cintéotl. Así, Olivera afirma que la Santa Cruz es “[...] un símbolo que parece haber sustituído a la diosa Chicomecóatl en
muchos pueblos de Mesoamérica” (1979: 156). Por mi lado, creo
que aún faltan muchos estudios para realizar una afirmación
tan general relativa a una deidad específica del panteón mexica.
No obstante, lo que importa es la fuerte presencia de la tradición indígena.
Al igual que Sepúlveda, Suárez hace hincapié en las apremiantes necesidades del agua, pues la comunidad sólo dispone de 15 escasos pozos para el consumo doméstico. Hay un
río pero éste sólo se ocupa para el aseo personal y para los
animales, pues el agua es demasiado “salitrosa”. “La constante
necesidad de agua ha sido, sin duda, una condición que ha
obligado a los zitlaleños a practicar esta ceremonia, y ha sido,
además, causa determinante de su persistencia” (1978: 11).
La particularidad de la fiesta de Zitlala, señala el autor, es su
complejidad, pues en ella participa toda la comunidad, así como
medio millar de cargueros pertenecientes a la jerarquía cívicoreligiosa que representan el 14% de la población dividida en
tres barrios; entre los cuales destacan el regidor, juez o principal,
los padrinos y las “mayoras”, invitadas, regidoras y “principalas”.
Como en la mayoría de las fiestas cívico-religiosas, aquí los
cargueros también deben realizar un gasto. El regidor, que es
302
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
uno de los que más dinero desembolsa, debe sacrificar una
res, 15 o 20 guajolotes, comprar mezcal, un castillo, cohetes,
cigarros, maíz, frijol, etcétera (1978: 6).
Los preparativos de la ceremonia comienzan 15 días antes
de la fecha indicada; los mayores primeros, segundos y terceros, así como los topiles cortan y juntan la leña que se va a
utilizar en el “Cerro Cruzco”; ellos mismos limpian la cima de
este lugar, construyen las enramadas donde los tres barrios
preparan las ofrendas; también pintan las cruces y el altar. Los
que se disfrazan de “tigres” preparan con antelación sus armas
y trajes. El 30 de abril, las cruz de cada barrio que se encuentra
en el “Cerro Cruzco” es descendida hasta el río, donde han de
pasar la noche. El día 1° de mayo las cruces se “visten” con
manteles especiales y se les cuelgan las ofrendas que consisten en pollos, velas, pan, maíz, incienso y cadenas de flores;
después se colocan en la iglesia donde pasan la noche, al mismo tiempo que se realizan algunas danzas. El 2 de mayo se
celebran tres misas a las seis, ocho y once de la mañana, cada
una dedicada a cada cruz. Al finalizar la última misa, las cruces
vuelven a ser descendidas al río para despojarlas de las ofrendas y subirlas de nuevo a su lugar en el “Cerro Cruzco” (Suárez,
1978: 7-9; Olivera, 1979: 144-152).
En la cima del “Cerro Cruzco” se efectúan rituales más o menos
parecidos a los descritos por Sepúlveda en Ostotempa; las cargueras suben desde la madrugada para preparar las ofrendas y
la comida ritual. Las ofrendas consisten en tres cazuelas de mole
verde con un guajolote cada una, tres ollas de caldo de chivo,
tres chiquihuites de tamales chicos y seis tamales grandes, dos
por cada barrio (Suárez, 1978: 9; Olivera, 1979: 149-152).
Otro evento dentro de la fiesta del 2 de mayo que se considera parte importante de la petición de lluvia es la “pelea de
tigres” junto al río, pues se trata de un sacrificio que aumenta la
fuerza de las peticiones: “La lucha entre los tigres se hace en
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
303
honor a la Santa Cruz; si no se hiciera, las lluvias no serían
suficientes” (Olivera, 1979: 153). Este episodio ritual se efectúa
al mismo tiempo que se hacen las ofrendas en el “Cerro Cruzco”
y los pozos; consiste en el enfrentamiento de personas de diferentes barrios disfrazadas de jaguar. Ahora la pelea es por parejas, pero antes era de “todos contra todos” (Suárez, 1978: 11).
Iwaniszewski también ha hecho observaciones de las fiestas del 3 de mayo en Guerrero, aunque su interés está basado
en los aspectos astronómicos. Teniendo en cuenta algunos edificios del templo 22 de Copán, los cuales fueron alineados con
las posiciones de Venus vespertino sobre el horizonte entre el
25 de abril y el 3 de mayo, el autor sugiere que la orientación del
altar ceremonial en Petlacala y de la estructura central de
Nahualac, estado de Guerrero, apuntan hacia la misma posición del sol sobre el horizonte occidental en las mismas fechas
(1986: 262).
De la misma manera que Broda y Suárez, Iwaniszewski supone que las fiestas actuales de “petición de lluvia” el día de la
Santa Cruz y el día de san Marcos (25 de abril) en Guerrero se
relacionan con el ritual mexica Huey Tozoztli. Sin embargo considera que, en realidad, el 3 de mayo no es propiamente una
fecha de petición de lluvia: “Mis propias observaciones de
Petlacala, Guerrero, señalan que aquí se trata sobre todo de la
bendición del maíz, antes de sembrar y la petición de lluvia
queda en el lugar secundario y después, en junio, se pide el
agua (1986: 262).
LOS “GRANICEROS” Y SU RELACIÓN
CON EL 3 DE MAYO
Anteriormente ya he mencionado a los “graniceros”; considero
importante ubicarlos aparte por la estrecha relación que guardan éstos con la temporada de lluvias. Carmen Cook (1966) y
304
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Guillermo Bonfil (1968) escribieron hacia la misma época un
par de artículos sobre la corporación de los graniceros, siendo
el segundo mucho más completo que el primero debido a su
carácter anecdótico.195
Aquí me interesa resaltar el vínculo de los graniceros con la
generación de la lluvia y, aunque se tienen noticias de que éstos pueden trabajar a título personal para evitar los temporales
o el granizo, me atraen particularmente las ceremonias cíclicas
que se llevan a cabo en las faldas de los volcanes (sobre todo
en la cueva de Alcaleca, el principal templo del área) durante
los días 3 y 4 de mayo, así como el 4 de noviembre; es decir,
durante las fechas aproximadas a la época de transición de las
dos temporadas anuales que he citado antes. Así, mientras el
artículo de Cook alude a un ritual paradigmático, Bonfil se refiere a éstos y a los sintagmáticos (cíclicos), según la jerga empleada por Galinier.196
En efecto, los graniceros pueden celebrar ceremonias
propiciatorias a petición de un campesino o de un grupo de
195
Cuatro años antes de la publicación del artículo de Cook apareció un
artículo que se refiere a los graniceros de Texcoco, Amecameca y el valle de
Toluca, escrito por Bodil Christensen (1962) a partir de una experiencia con
la corporación en el año 1935. Se trata de un artículo más anecdótico incluso
que el de Cook, y rehuye a cualquier tentativa de interpretación. Sin embargo, resulta útil en la medida que refuerza los datos de Bonfil y Cook respecto
a los graniceros y su relación con la Santa Cruz del 3 de mayo.
196
En realidad, toda esta terminología que establece la oposición
sintagma-paradigma para la caracterización de los rituales se la debemos a
Pierre Smith en un artículo sumamente sugerente para el tema. De acuerdo
con este autor: “De un modo general, los ritos periódicos [sintagmáticos] se
refieren a la concepción de un orden a respetar; tienen, por tanto más bien
tendencia a celebrar aquello que es esperado, o cuando menos a sellar la
aceptación de aquello que es inevitable (la muerte, por ejemplo); los ritos
ocasionales [paradigmáticos] remiten más bien a la concepción de un desorden que es preciso conjurar, aunque se pueden también celebrar ritualmente agradables sorpresas (una victoria, por ejemplo)” (1989: 155).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
305
éstos, por lo cual reciben a cambio pagos denominados “aranceles”.197 Sin embargo, también tienen que cumplir con las ceremonias “de obligación” en “Las Cruces” corriendo los gastos
por cuenta de ellos mismos (Bonfil, 1968: 105).
Los graniceros son especialistas en el control de las lluvias
y otros fenómenos meteorológicos; en el lenguaje ritual se designan como “trabajadores temporaleños”, en donde la connotación de tiempo es más bien climática. Los graniceros forman
una organización selecta, un grupo de gente escogida desde
“arriba”.198 Lo más sorprendente es que la señal para ser llamado es bastante sui generis, pues deben ser personas a las cuales les haya tocado una gran descarga eléctrica por medio de
un rayo; la mayor parte de las víctimas, como ha de suponerse,
mueren y trabajan desde “lo Alto”, pero los sobrevivientes no
pueden sino ingresar a la corporación (Bonfil, 1968: 102):
Se notará entonces que una de las señas para pertenecer al grupo de graniceros es ser tocado por un rayo con el fin de volver a
nacer. Inmediatamente que se sabe de una persona que está inconsciente por esta razón los miembros de esta agrupación se
hacen cargo del enfermo y al despertar lo convencen que ha sido
llamado por Dios para pertenecer al grupo de graniceros, con lo
que adquieren nuevos poderes que, entre otros, consta de la curación de enfermos y el control de temporales (Cook, 1966: 295)
197
Véase, por ejemplo, el contrato reproducido por Christensen que data
de 1935. En ese entonces los campesinos de Chinconcuac pagaban al
granicero entre $25.00 y $30.00 cada uno para la protección de sus siembras. Sin embargo, no se cobraba en todos los casos, como lo hace notar el
mismo autor. (Christensen, 1962: 93)
198
Christensen caracteriza a los graniceros como “[...] una orden que
data de los tiempos precortesianos” (1962: 87).
306
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Tanto Cook como Bonfil piensan que existe la posibilidad de
conectar estas prácticas con antiguas costumbres y deidades
prehispánicas. Sin embargo, ambos autores no coinciden del
todo en la exégesis. Con mayor tiempo de investigación, Bonfil
sugiere que estos hombres tocados por el rayo recuerdan mucho la creencia de los nahuas prehispánicos, según la cual
aquellos que morían por causa de un rayo o ahogados iban a
morar al Tlalocan, el paraíso del dios Tláloc (1968: 103). Pero el
mismo Bonfil va más allá pues observa la probabilidad de que
los graniceros contengan no sólo elementos de origen prehispánico, sino también occidental, pues muchos documentos revelan ideas semejantes en ambas culturas (1968: 109):
Resulta ya claro, sin embargo, que allí se confunden, en una
simbiosis que no se percibe contradictoria ni excluyente, símbolos y entidades que proceden de la religión católica con otros
cuyas raíces podrán hallarse en el mundo prehispánico y en el
mágico y brujeril de la Europa medieval. Simbiosis y sincretismo
caracterizan ésta como tantas otras manifestaciones de la religión popular contemporánea en México (Bonfil, 1968: 113)
Una corporación de graniceros llamada “Las Cruces” se reúne
en su templo dos veces al año, en las fechas conocidas como
“de obligación”, los días 4 de mayo y 4 de noviembre (puesto
que Alcaleca es el templo principal, una ceremonia semejante
tiene lugar ahí un día antes; es decir, el 3 de mayo, la “fecha
exacta” de la Santa Cruz).199 Una de las finalidades de estas
ceremonias es la propiciación de la lluvia por medio de rezos,
199
“Los graniceros en la región de Amecameca hacen una ceremonia
cada año el 3 de mayo, el Día de la Santa Cruz, en la cueva de Alcalica [sic]
en las faldas del Iztaccíhuatl [...]” (Christensen, 1962: 95).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
307
alabanzas y ofrendas a los “dueños del agua”. Los dueños del
agua son buenos y malos, y no parece existir un número limitado de ellos. Se les encuentra y venera en las cuevas y cobertizos que son los templos de los graniceros de toda el área (1968:
112).200 De acuerdo con uno de los informantes:
[...] la ceremonia de mayo tiene por objeto pedir lluvias abundantes durante el año, en tanto que la de noviembre se hace para
dar gracias por el temporal que para esas fechas ya ha terminado. La primera es una ceremonia propiciatoria y la segunda es
de agradecimiento (Bonfil, 1968: 116).
Asimismo, durante estas dos fechas se lleva a cabo la “presentación” de algún nuevo granicero. El “aurero” llega a pie cargando sus ofrendas y la cruz que deberá levantar. Se tiene la idea
de que cuando éste entra por primera vez al templo se forma
una corona de nubes. A partir de entonces, una de sus obligaciones será cuidar y honrar a la cruz que ha levantado. Ciertamente, la cruz es uno de los elementos (“armas”) imprescindibles en el trabajo de los graniceros; representa la fuerza y el
nexo de éstos con la divinidad (1968: 116, 112).201
200
Debido a ello, la cueva-templo de “Las Cruces” cuenta con 19 cruces
de color azul, cada una de las cuales pertenece a algún miembro de la
corporación (Bonfil, 1968: 115)
201
Al parecer no se trata de culaquier cruz, sino de la cruz de mayo,
como se puede inferir de una petición registrada por Carmen Cook: “El señor
Roberto ha pedido favor por Marina Rosa, la compañera, hemos venido a
comparar para que se le quite el dolor, tu Cruz de Mayo [etcétera]” (1966:
296). En efecto, aun en los rituales no cíclicos de curación (paradigmáticos),
la cruz de mayo parece seguir teniendo una gran eficacia simbólica. También
pueden verse las oraciones transcritas por Chiristensen (1962: 89-90),
donde se alude constantemente a la Santa Cruz junto con el “Dios de la
tierra”, las “cuatro paredes” y los “cuatro vientos”.
308
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO
EN LA REGIÓN MIXE
Prácticamente, en la región mixe no se han realizado estudios
acerca del ciclo festivo y su relación con los ciclos agrícolas,
los cuales, a su vez, se conectan con los ciclos de lluvia y
secas. El trabajo que más se ha acercado a esta perspectiva
es el de Kuroda (1993), mientras que el de Beals (1945) solamente aporta datos valiosos. Algunos otros trabajos, por ejemplo Nahmad (1965) y Lipp (1991), no hacen ninguna referencia a
este enfoque antropológico. Lipp afirma que en las comunidades mixes los ciclos anuales relacionados con la siembra y la
cosecha están señalados por una serie de fiestas religiosas
comunales, pero que como éstas han sido ya descritas ampliamente por Kuroda y Beals él sólo se limita a destacar los aspectos más sobresalientes de tales actividades (1991: 135). Lo
anterior es cierto; sin embargo, no estoy plenamente de acuerdo con el enfoque que se le ha dado a la interpretación de las
fiestas relacionadas con la sequía (y por ende con la lluvia),
sobre todo en el trabajo de Beals, el cual de alguna manera
posee una perspectiva semejante a los trabajos sobre las fiestas de Guerrero.
De acuerdo con Velas, la fiesta de la Santa Cruz el día 3 de
mayo es celebrada por la mayoría de los mixes haciendo especiales y grandes tamales rellenos de frijoles. La celebración de
esta fiesta en Ayutla hacia 1933 (época en la que Beals realizó
sus investigaciones) poseía algunos rasgos específicos: si el
cura se encontraba en el pueblo, él y algunos lugareños se
dirigían a la gran cruz en lo alto del cerro que domina la comunidad; la gente pasaba el día ahí bebiendo tepache. Beals agrega que esto mismo se realizaba durante los periodos de prolongada sequía y que, además, significativamente la cruz está
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
309
situada al frente de un risco que se encuentra directamente
sobre una cueva sagrada de sacrificio (1945: 67-68).202
En efecto, Beals narra que en Ayutla, cuando escaseaba el
agua debido a sequías más o menos prolongadas, san Pablo,
uno de los santos patronos del pueblo, era retirado de la iglesia
y se recogía limosna con la cual se pagaba una misa al obispo
de Oaxaca. Después el cura se dirigía con la imagen del santo
a la cruz de la montaña y oraba, por lo cual recibía un pago. La
gente subía al cerro y permanecía todo el día bebiendo tepache.
Por razones análogas, la gente acudía a la cueva que se encuentra abajo del pueblo, o bien, a otra en la que se hacían sacrificios de guajolotes (1945: 94). Este relato confirma que también
entre los mixes la Santa Cruz posee un simbolismo semejante
al que le otorgan otros pueblos indígenas asociándola con las
lluvias y la transición de la época de secas a la de lluvia.
En otros pueblos, como Yacochi, también en épocas de escasez de agua por falta de lluvias la gente subía a la cima del
Zempoaltépetl a sacrificar guajolotes. En Tepuxtepec se hacían
procesiones con los santos por nueve días, las cuales eran
guiadas por el capellán y la banda, aunque su finalidad no era
sólo para conjurar, por así decirlo, la sequía, sino también los
aguaceros o granizadas. Para fines semejantes (la sequía), en
Mixistlán la gente se bañaba en una catarata que marca la frontera con Chichicaxtepec; además dejaban tepache, cigarros y
bolas de masa de maíz (Beals, 1945: 94-95). Un dato interesante que menciona Beals es la relación calendárica de la fiesta
del 3 de mayo con el 4 de febrero. De acuerdo con la “costum-
202
Aquí utilizo el tiempo copretérito porque las fiestas y los rituales de
Ayutla, quizá la comunidad mixe de la parte alta más afectada por las influencias culturales del exterior, se han modificado considerablemente: “En la
actualidad ya no se practica el sacrificio ni la procesión para atraer las
lluvias” (Kuroda, 1993: 277).
310
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
bre”, los mayordomos de la fiesta de la Santa Cruz se relevaban cada 3 de mayo, el día de la fiesta, pero después, por
motivos que no son muy claros, el cambio se trasladó al 4 de
febrero (1945: 67).203
De cualquier manera, Beals considera que las ceremonias
para producir lluvia entre los mixes son más bien escasas y no
tienen unan verdadera diferencia de otras ceremonias o rituales
importantes en ocasiones trascendentes en la vida de los mixes;
análogamente, considera que las ceremonias de lluvia están
subordinadas en importancia a aquellas relacionadas con el
maíz, lo cual, desde mi punto de vista no tiene sentido, pues
las buenas o malas cosechas del maíz dependen de las temporadas de lluvia. De hecho, el autor se contradice al afirmar en
otro momento que: “Los conservadores en Ayutla todavía hacen ofrendas al relámpago [lightning] y al viento para asegurar
la lluvia y buenas cosechas” (Beals, 1945: 92). En efecto, el
relámpago (quizás deba decir el rayo), el viento y la lluvia son
considerados como seres sobrenaturales y hay evidencia de
que frecuentemente los ritos de sacrificio están dirigidos hacia
ellos (1945: 98). Como afirma Weitlaner:
Los espíritus de las fuerzas de la naturaleza están directamente
relacionados con el rayo y el trueno, de influencia benéfica para
la cosecha, pues son productores o portadores de la lluvia, y el
aire y el remolino de consecuencias desfavorables. El rayo es
muchas veces interpretado como una arma destructora de los
hechiceros, capaz de causar efectos a larga distancia. La ser-
203
El 4 de febrero se festeja la “Espiga” en el santuario de Otatitlán,
Veracruz, y los ritos están destinados a la bendición del maíz, plátanos y
otros vegetales (De León, 1988: 218). Por otra parte, este fecha se encuentra muy cercana al día de la Candelaria (2 de febrero), que tiene actualmente
una gran importancia pues parece relacionarse con el primer día del año
mexica según los textos de Sahagún (J. Broda, comunicación personal).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
311
piente de agua ocupa un lugar distinto en esta constelación,
pues sin estar ligada a fenómenos naturales, se le reconoce el
hecho de causar inundaciones, aunque también se la ve como a
un dueño de los animales (Weitlaner, 1961: 17).
En síntesis, bajo una perspectiva difusionista, si así se puede
considerar, Beals piensa que las ceremonias de los mixes relacionadas con la lluvia no tienen un verdadero fundamento y
necesidad (son no-funcionales) y provienen de otras culturas
que los rodean, como los zapotecos, quienes sí tienen largas
épocas de sequía y verdaderamente necesitan de estos ritos.
Con ello, Beals llega a afirmar que las ceremonias relacionadas
con la sequía son más bien influencia del exterior que parte de
la cultura indígena mixe (1945: 99).
Más adelante discutiré esta proposición. Me niego a pretender interpretar los rituales como simples mecanismos de petición para asegurar una existencia precaria. Ya se habrá notado,
y se seguirá viendo, que generalmente los ritos de “petición” de
lluvia que he descrito se han interpretado hasta ahora como
parte de un mundo de superstición que envuelve a los indígenas a través de la religión; se trata de una explicación mecanicista
y simple en la cual la cultura se vuelve un objeto moldeado por
la naturaleza sin posibilidades de actuar sobre su entorno.
Nahmad (1965) concede muy poca importancia al ciclo de
fiestas en la región mixe. En pocas palabras, en su trabajo las
fiestas son vistas como una parte funcional de la economía
mixe dentro de sistema más amplio de comercio y no establece vínculos con la organización sociopolítica de las comunidades; es decir, el sistema jerárquico de prestigio.
No obstante, Nahmad hace notar que los meses de mayor
actividad festiva son los que van de mayo a agosto los cuales,
como podrá notarse, son los meses de lluvias más intensas.
312
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En cambio, los meses de menor actividad festiva (el autor lo
explica argumentando que son los meses de mayor actividad
agrícola) son los que van de noviembre a abril, a pesar de que
en este lapso se llevan a cabo las dos fiestas que más difusión
tienen en las comunidades mixes: Todos Santos y Semana Santa. En su registro de fiestas (cuadro 19), el autor citado anota
sólo las fiestas del 3 de mayo de Amatepec, agencia de Totontepec, Loma Bonita, agencia de Mazatlán, y Santa Cruz, agencia
de Ocotepec; en otras palabras, Nahmad menciona sólo tres
fiestas del 3 de mayo en comunidades donde esta fiesta no es
tan importante a nivel regional y, aunque registra dos fiestas en
Ayacaxtepec, agencia de Alotepec, no hace alusión a la celebración del 3 de mayo en esta comunidad (1965: 65-67).
En un breve trabajo sobre la importancia del maíz entre los
mixes, Acevedo (1990) señala que uno de los aspectos más
importantes para las prácticas agrícolas son los ritos de “aseguración de la lluvia”. Según ella, sin indicar en qué lugar o comunidad, existe una diosa del Agua (Nahmad también hace alusión a
esta deidad) a la cual se le propicia con un acto especial en donde actúan jóvenes impúberes y mujeres ancianas viudas. A esta
diosa se le increpa y reclama pidiéndole las lluvias a principios
de mayo para que la planta del maíz pueda “beber” (1990: 37).
Kuroda (1993: 162) menciona que entre los mixes de la parte
alta, los rituales agrícolas relacionados con el crecimiento del
maíz están poco desarrollados. Los rituales se efectúan, aunque no exclusivamente, sólo durante los días de siembra y
cosecha. Algunas personas hacen sacrificios en las cuevas o
en los cerros, y algunas otras esperan la Novena, con cuatro
días de abstinencia sexual, antes de la siembra. La gente emplea los símbolos de origen católico como las velas, las flores,
los granos de elote y los santos de la iglesia para pedir una
buena cosecha. Lo que me interesa destacar es que los ritos
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
313
agrícolas mejor desarrollados a los que se refiere la autora, de
siembra y cosecha, coinciden con el inicio y el final de la temporada de lluvias: “Actualmente la cosecha cae cerca del día
de Todos Santos y las oraciones dedicadas a los muertos forman parte de los ritos de este día” (1993: 163).
Kuroda, al igual que Beals, piensa que los mixes no realizan
ritos especiales para las lluvias, en contraste con sus vecinos
zapotecos. Sin embargo, la autora nota la posibilidad de que la
fiesta del 3 de mayo pueda interpretarse como un remanente de
un ritual comunal de lluvias. En efecto, la autora considera esta
fiesta como de carácter “sincrético” junto con la fiesta del Zempoaltépetl, la montaña sagrada de los mixes (1993: 164).
Nuevamente se observan relaciones de cosmovisión prehispánica en torno a esta fecha. Para la gente de Tlahuitoltepec,
un pueblo de la parte alta, la fiesta del 3 de mayo se conoce
como el “día de la cueva”. Se dice que antes se acostumbraba
hacer sacrificios dentro de la cueva, aunque ésta es una práctica que tiende a desaparecer cada vez más. La celebración se
efectúa en la “Ermita el Santuario” situada bajo el cerro del mismo nombre que, además, es el lugar de sacrificios más frecuentado por la gente de Tlahuitoltepec (Kuroda, 1993: 220).
Kuroda también hace mención de la fiesta del 3 de mayo en
la pequeña comunidad de Matagallinas la cual, manipulada desde
hace casi 15 años por los salesianos, ha sustituido su sentido
agrícola por uno más moderno proveniente de la sociedad occidental; ahora se le vincula con el 10 de mayo, día de las madres.
Pero lo que me interesa subrayar aquí es que hasta antes de la
renovada penetración evangelizadora la fiesta del 3 de mayo,
al igual que en Tlahuitoltepec, se consideraba también como el
“día de la cueva”. En efecto, la cueva se encuentra a una hora
de camino y, en el interior de ella, se encuentran tres imágenes:
la de la Santa Cruz, la de san Pedro y la de san Pablo. La autora
314
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
agrega que, de cualquier manera, a pesar de la oposición de los
salesianos, las veces que ha visitado el sitio siempre ha encontrado huellas de sacrificio (ofrendas), lo cual habla de la
actualidad simbólica del lugar y la persistencia de las creencias
(Kuroda, 1993: 282-283, nota 2).
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO EN
ALOTEPEC: UNA FIESTA DE TRANSICIÓN
ENTRE LA TEMPORADA DE SECAS
Y LA TEMPORADA DE LLUVIAS
La fiesta del 3 de mayo
como fenómeno liminal
Teniendo en cuenta las observaciones de la teoría simbólica en
la antropología, adopto la idea de la cultura como un sistema
clasificatorio o taxonómico gracias al cual los seres humanos
son capaces de interactuar con su medio ambiente (Lévi-Strauss,
1984; Leach, 1989); muy sintética y reducidamente, podemos
entender a la cultura como un sistema de representaciones que
se expresan a través de una lógica subyacente en el pensar y
actuar humanos; es decir, mitos y ritos. La cultura divide, fragmenta y clasifica una continuidad de percepciones a través de
varias modalidades del lenguaje que pueden ser tanto verbales
como no verbales. Así se distinguen los roles sociales inherentes a todo grupo de individuos, pero también se reconocen las
alteraciones de la naturaleza que son un factor de imprescindible conocimiento para las actividades de existencia.
Dice Galinier que “de manera directa o indirecta, los cambios
climáticos son objeto de preocupaciones que se traducen en
ritos” (1990: 584), y estoy completamente de acuerdo con él. En
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
315
efecto, las fronteras en general requieren de ciertos “marcadores” conceptuales que provocan ansiedad y constituyen una
fuente de “conflicto” y angustia.204
El contenido de la fiesta del 3 de mayo en Alotepec puede
comprenderse más adecuadamente si se concibe como un lenguaje no verbal que emite una serie de mensajes que no todos
comprenden conscientemente, pero que son adoptados bajo el
término “costumbre”. Los rituales que se aprecian en la fiesta
revelan un modelo cognoscitivo del mundo al cual podemos
llamar cosmovisión.
Al enfrentarse a una serie de percepciones distintas a las
que se han tenido durante cierto tiempo, los mixes prevén la
desestructuración de su sistema cognoscitivo en una situación
de tensión como es la transición de una época donde generalmente no ha habido lluvia, a otra en la que sí la habrá. En
concreto, esta prevención del orden conceptual se refiere, por
supuesto, más a la praxis de los sujetos que a las solas percepciones de los ciclos de la naturaleza. En este sentido, resulta un “dispositivo nemotécnico” cuya repetitividad anula la ambigüedad de los mensajes culturales que ayudan a fijar las percepciones del espacio y el tiempo. Gracias los rituales de la
fiesta del 3 de mayo, los datos culturales de los mixes son
transmitidos y confirmados asegurando la supervivencia y la
204
De esta manera se hace comprensible el factor emocional, catártico,
por así decirlo, de la fiesta indígena; considero que sólo así puede comprenderse la siguiente afirmación de Olivera respecto a la fiesta de Zitlala y que
bien podría aplicarse a cualquier festividad con estas características: “Por la
noche la fiesta ha tereminado, todos han cumplido, los de Citlala [sic] piensan y sienten que lloverá pronto y podrán sembrar; la Santa Cruz de los
mantenimientos no los abandonará, habrá buenas aguas y buenas cosechas” (1979: 155. El subrayado es mío).
316
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
reproducción de la cultura que, en su relación con la agricultura,
asume un carácter práctico.
La fiesta del 3 de mayo es, en sí misma, un rito de paso
dentro de la cual la sociedad desestructura sus categorías, las
“purifica” y renueva para el próximo año de siembra.
La fiesta como retorno a la incoación
Podemos suponer que la fiesta es una reactualización ritual (periódica) de un modelo creado en un tiempo sagrado por los dioses,
y conforme al cual se desenvuelve la vida cotidiana de los mixes.
Evidentemente, la imitación del modelo, con el paso del tiempo,
tiende a separarse de los cánones marcados o incluso puede
llegar a olvidarse parcialmente; de ahí la necesidad de las fiestas.
En este sentido, la reactualización periódica muestra la sacralidad
y el sentido de los modelos conceptuales para los mixes.
En la fiesta siempre está presente el principio social del don
en la relación de los hombres con los dioses; en estas relaciones predomina el intercambio que se manifiesta a través de los
rituales específicos de la fiesta. Por ello, la fiesta no es simplemente el recuerdo del origen del tiempo primigenio; es un rito
por medio del cual se establece un intercambio y un diálogo
con los dioses dentro de un marco de espacio y tiempo sagrados (López Austin, 1990: 213-214). Según López Austin, lo sagrado se nombra con una palabra del español (lo “delicado”),
que como la de “costumbre”, se emplea dilatadamente:
Son delicados el tiempo de fiestas, el local consagrado, los restos arqueológicos, el momento de peligro, el rito, la imagen, el
acto pecaminoso, las puertas del otro mundo. Es delicada la
circunstancia en la que lo sobrenatural puede producir fuertes
efectos (López Austin, 1990: 186).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
317
Iglesia de Santa María Alotepec.
El significado de la cruz
De acuerdo con lo que hemos visto, la fiesta del 3 de mayo se
considera normalmente como la fiesta de la Santa Cruz dentro
de la tradición católica; sin embargo, éste no parece ser el caso
para los mixes. En Alotepec, el 3 de mayo es la fecha en que
se festeja al santo patrón del pueblo, Jesús Nazareno, y no a la
cruz; en Ayutla y Tlahuitoltepec esta misma celebración se conoce como el “día de la cueva”. En este sentido, estoy de acuerdo
con Bricker (1986:1 43) cuando observa que el contenido de los
símbolos no es homogéneo, aunque pertenezcan a grupos de
filiación muy cercanos. Sin embargo, no puedo negar también
las sorprendentes semejanzas y, por ello, tampoco puedo dejar
de mencionarlas. Por lo tanto, considero que el 3 de mayo es
importante, más que como símbolo o icono, por ser la
fecha“marcador” del final de la temporada seca.
318
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Sin embargo, para los mixes las cruces poseen un significado
particular, distinto al que le otorgan los mestizos. Empleando la
terminología propuesta por Vogt, las cruces son símbolos
de condensación que, entre otras cosas, representan medios de
comunicación. Son umbrales o “puertas” a través de las cuales los hombres pueden acercarse a lo sagrado, a sus dioses
ancestrales que, de alguna manera, se ligan a la tierra. No es
casual que la cruz aparezca tanto en las procesiones y calendas
del 3 de mayo, como en los cementerios donde se llevan a cabo
las misas en honor de los “abuelos” que han sido depositados en
la tierra. Así la cruz se vincula con las lluvias y la fertilidad o,
en todo caso, sirve como puente para concebir la transición climática. Como dice Galinier: “[...] la cruz posee una relación muy
estrecha con la fertilidad agraria y la lluvia” (1990: 68).
Si es verdad que las cruces representan puertas de comunicación con las deidades, entonces también simbolizan la representación del escenario de la cultura separada del dominio de
la naturaleza en la medida que los dioses mismos son la naturaleza (la tierra, los cerros, el rayo, el viento, etcétera). Como símbolos de liminalidad, las cruces aparecen en todos los cruceros
de los caminos y sitios donde alguien ha muerto indicando que
esos lugares están sacralizados, pues ahí hay una presencia
divina. El orden de lo divino se mantiene alejado del orden humano, cotidiano; sin embargo, es preciso que ambos “reinos”,
por así decirlo, se mantengan comunicados, lo cual se logra
gracias a las cruces.
Jesús Nazareno: el santo de Alotepec
Los cristos de color oscuro que se encuentran en las comunidades indígenas de tradición mesoamericana han sido realmente
poco estudiados, aunque constituyen una de las grandes
interrogantes para la antropología religiosa en esta área cultuANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
319
Jesús Nazareno, el Señor de Alotepec.
ral. A ellos se les atribuyen grandes poderes que se expresan a
través de los milagros, y su fuerza se manifiesta en la curación
de las enfermedades. También es sabido que los cristos negros
en su mayoría, sino es que en su totalidad, son objeto de grandes peregrinaciones, como sucede en Chalma, Otatitlán, Tezoatlán de Segura, Esquipulas y, por supuesto, Alotepec. Se considera que la sede o centro de veneración más importante es Esquipulas. Sin embargo, nuestros conocimientos siguen siendo muy
limitados al respecto y no sabemos si éstos santos están relacionados con antiguas deidades prehispánicas y rutas de comercio o, por el contrario, se trata de un culto de origen colonial.
320
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
De acuerdo con Vogt (1973: 20), el Cristo de Esquipulas se
vincula con el comercio de la sal, mercancía de gran valor en
Mesoamérica.
Sin pretender un análisis que trate de encontrar “ídolos detrás
de los altares”, y esperando profundizar sobre el tema en otra
ocasión con mejores materiales para en el análisis, no puedo
dejar de mencionar que el Cristo negro de Alotepec se encuentra relacionado simbólicamente con el rayo, como se puede
notar en la leyenda de la fundación de Alotepec y el origen del
Cristo. Se dice que cuando a éste se le había construido una
iglesia de zacate, llegó una gran tormenta y le cayó un rayo;
posteriormente se le construyó la iglesia de piedra donde actualmente se encuentra.
Me parece interesante esta asociación, puesto que una de
las deidades que constantemente aparece en los rituales relacionados con la lluvia es el rayo. Por otro lado, en algunos relatos
narrados por los propios mixes encontramos al rayo como un
personaje humanizado dueño de grandes riquezas y, sobre todo,
dueño de los animales a los que guarda en un corral mítico. El
“ritual del cazador” (ver apéndice) revela la clara asociación entre
Jesús Nazareno y este personaje en el instante en que el cazador se dirige a la iglesia y deja sus ofrendas como si lo hiciera
en el mismo campo. Quizá así se explique que la fiesta del 3 de
mayo tenga en Alotepec a Jesús Nazareno como santo patrón,
al cual se le ofrece la fiesta y no a la Santa Cruz.
No quiero decir que detrás de Jesús Nazareno existe una
deidad de origen prehispánico. En todo caso noto un fenómeno
de hibridación en las creencias y tradiciones religiosas en la
cual el santo católico no ha quedado exento de ese proceso de
“encapsulación”, producto de la manera de pensar mixe y la
propia tradición religiosa que responde, como ideología, a las
necesidades de una sociedad campesina con una larga historia
no escrita.
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
321
Los sacrificios de aves
El sacrificio es uno de los actos religiosos más sorprendentes
y atractivos para los antropólogos. Es un tema que se ha debatido mucho, sobre todo alrededor de los sacrificios humanos en
la época prehispánica. Incluso hay autores que piensan que los
sacrificios de aves de corral se relacionan con la tradición de
los sacrificios humanos que fue prohibida durante la Colonia
(Galinier, 1990: 67).
Lo anterior es algo que no puedo argumentar o negar, y no
me detendré mucho en este aspecto. Sin embargo, está claro
Detalles del sacrificio según el artista ayuuk Heriberto Martínez.
322
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
que los sacrificios de aves son una de las formas más representativas de la manera en que los mixes establecen comunicación
con sus deidades ancestrales haciendo evidente el principio
del don. Los sacrificios se realizan en ciertos lugares que se
deben sacralizar, o bien, en sitios que son “peligrosos”, como
las cuevas, donde se cree que llegan los rayos. A través de los
sacrificios se realizan dos actos: entrar en comunicación con la
deidad, así como establecer una relación imaginaria de compromiso en la que el donador sienta alguna seguridad en sus actividades agrícolas de las cuales depende casi en su totalidad.
Los sacrificios también revelan las dimensiones del espacio
para los mixes, pues antes de que se decapite al animal éste
se presenta a las cuatro direcciones. La sangre es el líquido
vital que se ofrece a la tierra para que ésta “beba” y se alimente.
Frank Lipp asegura que los mixes conciben a la tierra como
un plano situado en el espacio y sustentado por cuatro seres
como “vientos jóvenes” análogos a los bacabs mayas, cuatro
dioses a cada lado del mundo sosteniendo el cielo. Estos vientos
están relacionados con las cuatro estaciones anuales y los cuatro
rumbos cósmicos. Las direcciones cardinales son vistas como
puntos fijos en el espacio: el este, “donde sale el sol”; el oeste,
“donde se pone el sol”; el norte y el sur, el “viento caliente” y el
“viento verde”, respectivamente. Además, Lipp observa que
estas direcciones cardinales, como seres sagrados, son invocados en las peticiones y en parte del movimiento ritual de ciertas
ceremonias como el sacrificio de aves (Lipp, 1991: 30, 68, 102).
Recepción de las bandas filarmónicas
La recepción de las bandas pone de manifiesto la importancia
de la música para la vida ritual de los mixes. Como ya se ha
dicho, no se puede concebir una fiesta mixe sin el despliegue
majestuoso de sus bandas filarmónicas.
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
323
Con este acto se simboliza el sentido de hospitalidad que
cada fiesta debe tener, así como la correspondencia de una
comunidad hacia otra. Las buenas o malas relaciones se expresan en las visitas recíprocas de las bandas filarmónicas.
La música es, sin duda, un factor de enmarcamiento simbólico; pero no se ha llevado a cabo un estudio de los mensajes
rituales que son enviados través del lenguaje musical. Como
manifestación estética de los mixes, la música está dirigida
hacia el aspecto emocional y no solamente cognoscitivo de los
ritos. Un factor que se ha descuidado, y al cual habría que prestar
más atención, es a las estructuras musicales; es decir, a la
melodía y la armonía, así como al ritmo, que son escogidos de
acuerdo con el episodio ritual que se está viviendo. Habría que
cuestionarse por qué mientras se camina se tocan marchas a
compás de dos cuartos; y por qué cuando los músicos se detienen, las bandas ejecutan sones y jarabes a compás de tres o
seis octavos.
La recepción de bandas es un evento que antecede a la
calenda. De alguna forma, la recepción se liga con el finalidad
del día y el principio de la noche, pues el acto empieza en la
declinación del sol.
Convite, calenda y procesión
He reunido aquí estos eventos que se efectúan en horas y fechas
distintas, pero siempre en el mismo camino y bajo el mismo
orden. El convite es una representación de la calenda, aunque
éste tiene lugar durante la salida del sol. Además, el convite se
realiza con la presencia de la banda local. La calenda se realiza
después de la recepción de bandas; se lleva a cabo durante la
noche y en ella tocan las bandas filarmónicas anfitrionas. Por
tanto, el convite y la calenda muestran una relación simbólica
de oposición sumamente interesante y compleja del tipo día/
324
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
noche, mostrando quizás la oposición sol/luna tan importante
para los ciclos agrícolas. Es significativo que en el convite haya
cohetes y en la calenda no.205
La calenda, el convite y la procesión recorren el maj tuu, el
“gran camino”, que es un lugar muy importancia para los rituales
de este tipo. Con las cuatro o cinco paradas rituales que se
realizan para que la gente baile, se representan las direcciones
del universo que también son destacadas en el sacrificio de
animales. Durante la procesión no se realiza ninguna parada
ritual y tanto la música como el comportamiento de los participantes es distinta. La procesión se efectúa siempre en el día
preciso del santo; si bien durante la calenda y el convite la gente se manifestaba bailando y bebiendo mezcal, durante la procesión el temperamento de la gente se transforma en una crisis
de estado emocional debido quizá a un clímax causado por la
cercanía con aquello que Turner reconoce como lo sacerrimun
(“lo más sagrado”), el santo del pueblo Jesús Nazareno.
Por otro lado, se pone de manifiesto el principio de movimiento
ritual de los mixes. En efecto, el movimiento levógiro que siempre sigue las procesiones, los convites y las calendas en el
sentido contrario al movimiento de las manecillas del reloj, también se repite durante la Novena y en otros circuitos ceremoniales. Aquí de igual manera se expresa la importancia de la mano
derecha como principio clasificador en la religión mixe.
Refiriéndose al movimiento, Lipp dice que los mixes imaginan
el tiempo como un círculo, y su marcha anual es, metafóricamente, como la salida (de su estación o “casa”) de uno de los cuatro
“cargadores del año”. Simbólicamente, el recorrido de las cua205
Vogt hace notar de manera interesante que en las fiestas regidas por
el ciclo solar se emplean metáforas referidas al cambio de estaciones; así,
mientras las nubes y las lluvias están simbolizadas en el humo del copal, los
rayos y los truenos se simbolizan en la fuerza explosiva de los cohetes
(1988: 166-167).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
325
Panorámica de Alotepec, donde se aprecia el circuito ceremonial.
tro estaciones es representado como la misma tierra o gente
completando un ciclo de fiesta; este movimiento alrededor de
las cuatro estaciones o cuatro puntos (para no faltar a la regla)
sigue la dirección en contra de las manecillas del reloj. El movimiento de las personas en los rituales mixes, sigue Lipp, es de
forma siniestra, empezando por el este, excepto en aquellos
llevados a cabo por el señor del inframundo cuyo movimiento
sigue el sentido de las manecillas del reloj (Lipp, 1991: 54-57).206
206
Vogt sugiere que, además de un modelo espacial, los circuitos pueden
establecer modelos temporales cuando se trate de procesiones que emulan
el movimiento solar, lo que equivale en el pensamiento mesoamericano a la
marcha del tiempo (1988: 75). Galinier piensa que el desarrollo de las procesiones, que recorren circuitos ceremoniales análogos a los que he aludido,
ponen de relieve las categorías indígenas del movimiento. No obstante, encuentra que el sentido contrario a las manecillas del reloj es el sentido “masculino”,
el “buen sentido” que tiene su contrapartida en las procesiones que siguen un
orden inverso portando santos de género femenino (1990: 269).
326
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Cambio de mayordomo.
La entrega de velas
El “cargo” literal que representa la mayordomía en términos religiosos para los mixes bien podría interpretarse análogamente
a la forma en que Bricker lo hace para los tzotziles de Chiapas.
Así como se creía que los antiguos dioses mayas cargaban el
año con un mecapal y se lo pasaban al cargador siguiente a
finales del año, los funcionarios religiosos llevan la caga de su
responsabilidad durante un año y después la pasan a algún
sucesor (Vogt, 1988: 187). El pesado fardo que el mayordomo
debe soportar durante su “cargo” está ligado, en este sentido, a
una peculiar concepción del tiempo de los mayas prehispánicos.
Para los zinacantecos el cargo representa un trabajo, una obligación después de la cual podrán descansar. Así, los cargos pueden ser considerados como enormes tercios de leña llevados
por relevos de ocupantes de cargos en la vida ceremonial comunitaria:
Las relaciones existentes entre los funcionarios del sistema de
cargos parecen ser análogas a las de los periodos de tiempo del
antiguo calendario: en el mundo de los dioses, son los dioses
quienes tienen que llevar la carga del tiempo durante la eternidad, mientras que en el mundo social de Zinacantan, los funcionarios que ocupan cargos deben llevar la carga de la celebración de las ceremonias religiosas para la comunidad durante el
año (Bricker, 1980: 358)
El cambio de mayordomos durante el 3 de mayo es un claro
ejemplo de la desestructuración social en el plano de lo religioso. Debe recordarse que la fecha en que el mayordomo sale es
el 30 de abril, mientras que el día de entrada del nuevo mayor-
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
327
domo es el 5 de mayo. Ambos episodios están señalados por el
acto de entregar las velas frente al altar del santo patrón.
Lo más importante es que cuando el puesto de mayordomo
queda vacío, y en este sentido el sistema cívico-religioso se
fractura y desestructura, tienen lugar los días de fiesta. Por
tanto, la ausencia de mayordomos forma parte del aspecto liminal
de la fiesta que se refiere a un espacio y, sobre todo, a los
tiempos sagrados y delicados que se restablecen nuevamente
cuando el siguiente mayordomo ocupa su lugar. Es justamente
en el tiempo en que desaparece o, mejor dicho, queda en suspenso el cargo que hacen su aparición los actos simbólicos
más significativos y se lleva a cabo una “purificación” de las
categorías relativas a los elementos agrícolas.
Se recordará también que hay dos salidas de mayordomos,
el de Jesús Nazareno y el de Esquipulas; éste último hace sólo
un gasto anual, pero con ello se establece una relación simbólica e histórica muy atractiva sobre la relación del santo patrón
de Alotepec y este santo de Guatemala que goza de gran fama
por su fiesta de peregrinación.207 De hecho, se piensa que el 3
de mayo el Cristo de Esquipulas llega a Alotepec y Jesús Nazareno se va a Esquipulas. También se evidencia la clasificación binaria mayor/menor en esta relación, pero no quiero decir,
de ninguna manera, que tal división se relacione con la misma
clasificación sol/luna.
Las velas son un símbolo que puede tener varios significados. Puede relacionarse con el calor y la luz que produce la
llama, propiedades que en cierta manera me hacen pensar en
el sol; también es posible que la transformación de lo sólido en
207
De acuerdo con Vogt, el Cristo de Esquipulas posee una ermita en
Zinacantán y está vinculado con el comercio de la sal, pues ahí mismo los
oficiales religiosos hacen entrega de la sal ritual (1988: 20).
328
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
gaseoso se refiera metafóricamente a la transición del mundo
material de los hombres al mundo espiritual de las deidades.208
El jaripeo
El corral del jaripeo donde son montados los toros trae a la
memoria la imagen del señor del cerro (el rayo) como el dueño
de un corral en el que viven los animales. Esta es una idea
mítica que quizá se reproduzca en el hecho de que los mixes
de Alotepec aseguran que, detrás del gran cerro de La Malinche,
existe un corral de piedra que fue construido por el rey Kondoy.
De alguna manera, el corral reproduce metafóricamente
(como símbolo de escalamiento) la geografía cuadrangular del
cosmos, con cuatro esquinas y un centro que simbólicamente
vendría a representar el omphalos del mismo. El centro se representa en el poste donde es atado el toro por los cuernos, lo cual
explica que antes de la fiesta, durante la noche, uno de los sitios donde la comisión de festejos debe sacrificar al animal sea
justamente en el agujero donde posteriormente se colocará el
mismo poste.
Llama mucho la atención, por otro lado, que los toros posean
un nombre que los relacione con un animal muy peculiar en la
cosmovisión de los pueblos mesoamericanos: el jaguar. He explicado que toro en mixe se dice tsäjp kää, donde kää es “jaguar” y tsäjp es la partícula que se le aplica a algún elemento
nuevo incorporándolo a la propia clasificación de los mixes,
manifestándose así aquello que Vogt (1988) llama fenómeno de
“encapsulación”. Durante la fiesta de la Asunción, que posee
208
Según Vogt, entre los tzotziles las velas se identifican con un alimento
para los dioses (1988: 295). Pero, sobre todo, hay una relación entre las
almas y las velas bastante dilatada entre los nahuas de la Sierra Norte de
Puebla (1989: 48-49).
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
329
más o menos el mismo significado que la fiesta del 3 de mayo
(más abajo), hace su aparición el kää, es decir, un personaje
disfrazado de “jaguar”. Algunas narraciones simulan el rugido
del jaguar como si se tratara más bien de un mugido. Hay quienes interpretan el rugido del jaguar con el trueno, la “voz del
rayo”, y por ello se asocia este animal con las lluvias; es posible que el mugido del toro haya sido “encapsulado” con un significado semejante por los mixes.209
De acuerdo con sus hábitos nocturnos y su relación con la
humedad, el jaguar también es un animal que bien podría estar
asociado con la luna. Si imaginamos un poco, encontramos que
los cuernos de los toros evocan la luna en creciente, tal y como
se ve en la imagen de la Virgen de Guadalupe, la cual que
descansa sobre una media luna que evoca una cornamenta.210
La carrera de caballos
La carrera de caballos es un ritual que guarda una franca relación con el astro solar, pues ésta se realiza siguiendo un eje y
209
Según la interepretación de Vogt (1988: 226), para los zinacantecos el
toro posee atributos muy calientes y, por tanto, representa un poder maligno:
el calor se asocia con un poder sagrado, pero el exceso de calor resulta un
peligro por los daños que puede inflingir en las cosechas. En este sentido, el
toro parece simbolizar un total desorden en forma de poder incontrolado y el
comporatmiento social incorrecto.
210
Para la relación de los toros con el jaguar, y por ende con el trueno y
las lluvias, recuérdese la pelea de los “tigres” en Zitlala (Suárez, 1978: 1112). Los graniceros hacen referencia a un espíritu que se conoce como el
“torito”; su espíritu habita en la cueva-santuario de Alcaleca, pero también se
le identifica como una prominencia del Iztaccíhuatl visible desde ciertos
ángulos de la ladera. Mediante fórmulas y oraciones rituales específicas se
le puede “llamar” y “soltarlo”, aunque más difícil es volverlo a “atar”. El “torito”
no es un espíritu benéfico, pues trae consigo los granizos, que son gobernados por él. Por lo cual se le debe propiciar y aplacar (Bonfil, 1968: 112).
Durante la Novena de Ostotempa además de cohetes se quema un “torito”;
asimismo, durante las ofrendas en la cueva, a las 12 de la noche se queman
el “castillo” y los “toritos” (Sepúlveda, 1973: 15, 19).
330
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
El Cristo negro de Esquipulas.
una dirección este-oeste; es decir, la competencia se lleva acabo en una pista que antes era utilizada como campo de aterrizaje para las avionetas que realizaban trayectos hacia la ciudad de Oaxaca transportando funcionarios del gobierno, víveres y gente del mismo pueblo. La pista ocupa una parte del
circuito ceremonial del que ya he hablado y por el cual circulan
las procesiones rituales.
Los caballos siempre recorren la pista iniciando por el extremo este y terminando en el extremo oeste, lo cual simbólicamente expresaría el curso diario del sol. Nadie sabe por qué la
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
331
carrera no se realiza en sentido contrario, aunque también cabe
la posibilidad de que si se hiciera tanto los jinetes como los
caballos podrían desbarrancarse por el precipicio.
De acuerdo con Vogt, los zinacantecos realizan una carrera
de caballos en la fiesta de san Sebastián entre los días 16 y 25
de enero; curiosamente, esta carrera se realiza después del
mediodía, casi al atardecer, la misma hora en que se efectúa
en Alotepec. Como en el caso del principio levógiro del movimiento ritual, los caballos atraviesan una pista que sigue un eje
este-oeste recorriendo la comunidad de oriente a poniente. La
interpretación del autor es que los caballos, en este sentido,
recorren “el camino del sol” (Vogt, 1988: 236-237, 242).
La decapitación de los gallos
Después de la carrera de caballos se realiza otro evento ritual
que consiste en decapitar unos gallos que son colgados bajo un
travesaño dispuesto ad hoc. El simbolismo de este ritual viene a
confirmar la interpretación anterior ligada con el curso del sol.
En efecto, los gallos son animales metafóricamente relacionados con el sol, como lo demuestran una gran cantidad de mitos que hablan del canto del gallo antes de la aparición del sol.
Por ejemplo, los mixes creen que la zona arqueológica de Mitla
está conectada con su territorio a través de las cuevas; también
dicen que el autor de estos monumentos fue el rey Kondoy, su
héroe cultural. Cuentan que el trabajo fue interrumpido cuando el
gallo cantó, es decir, cuando el sol salió; entonces la obra de
Kondoy, que había empezado de noche, fue interrumpida.
Ahora bien, la posición del gallo con la cabeza hacia abajo
me recuerda a otro animal que en el México prehispánico se
relacionaba también con el sol: el águila. En la tumba 7 de Monte Albán por Alfonso Caso descubrió unos pendientes de oro
con la figura de un águila con la cabeza hacia el suelo (cuauhté-
332
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
moc, “el águila que cae”) que fueron interpretados como el sol
poniente, el sol que se oculta. Es posible que la decapitación
tenga una interpretación parecida, aunque ignoro cuál pueda
ser el significado del sol poniente en la fiesta del 3 de mayo.
Una de las finalidades de este ritual es que el animal derrame la
sangre hacia la tierra, con lo cual posiblemente se simboliza el
contacto del sol con la tierra.
LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN
De acuerdo con mi interpretación, la fiesta del 15 de agosto dedicada a la virgen de la Asunción posee un significado semejante
a la fiesta del 3 de mayo, y se conecta claramente con ella no
sólo por ubicarse dentro de los ritos estacionales o cíclicos, sino
por el simbolismo y las alteraciones de orden climatológico bastante semejantes a las que privan durante el mes de mayo.
Käätëëty con animal disecado.
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
333
Käätëëty bailando.
De hecho, se sabe que a mediados de agosto se da un fenómeno conocido como canícula, el cual se define como una estación seca dentro del tiempo de lluvias; por las mismas fechas, el
sol retorna del trópico y hace su segundo paso por el cenit en
estas latitudes (como sabemos el primer paso del sol por el cenit
334
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
tiene lugar a finales de abril). La gente de Alotepec dice que se
trata de una época en la que se puede sembrar para obtener una
tercera cosecha, aunque pocos agricultores lo hacen.
Todo lo anterior me hace pensar que esta fiesta se liga simbólicamente con la del 3 de mayo, como un rito de transición
climática en donde es preciso reordenar las categorías conceptuales que se ven afectadas por las percepciones del medio.
Quizá ello explique que el primer gasto del mayordomo de Jesús
Nazareno, cuya fiesta es en mayo, se realice en agosto, aunque el calendario católico prescribe que sea una fiesta en honor
a la virgen de la Asunción.
El relato de la fundación de la iglesia de Alotepec establece
interesantes relaciones míticas entre Jesús Nazareno, quien
fue alcanzado por un rayo en su jacal, y la virgen de la Asunción, la cual ascendió a la montaña y ahí permaneció custodiando una campana que fue robada al pueblo de San Andrés
Tuxtla por los nahuales. Todavía podemos ver que en el altar de
la iglesia, la virgen de la Asunción está colocada justamente
arriba del santo patrón Jesús Nazareno.
La fiesta del 15 de agosto, además de tener un carácter liminal
respecto al cambio de estación, también se puede interpretar
como un ritual de inversión en el cual los participantes se disfrazan de “mal viejos”, jaguares y mujeres. Si tomamos en cuenta
el trabajo de Bricker (1986), la fiesta de la Asunción en Alotepec
es una celebración con carácter de “humor ritual”.
No deja de llamar la atención la repetición de ciertos rituales
que se realizan en mayo (como el sacrificio de aves en las cuevas, el convite, la calenda, el baloncesto, los bailes nocturnos)
que se pueden concebir como modelos paradigmáticos con un
significado solar que pone en conexión el simbolismo de estas
dos fiestas. Por otro lado, hay rituales que no se presentan en
otras fechas; por tanto, parecen ser propios de la fiesta de la
Asunción; tal es el caso de las danzas y del ritual del combate
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
335
que se conoce como “cerrar el camino”. Sin poder hacer afirmaciones definitivas, sólo resalto la semejanza de este ritual con
la pelea de los jaguares (tigres) en Zitlala. Bien sabemos que
éste se efectúa en mayo, pero el simbolismo del jaguar y el
cambio de estaciones parece estar presente también en la fiesta de agosto en Alotepec.
DÍA DE MUERTOS
El día de muertos es una de las celebraciones más interesantes,
difundidas y complejas del ciclo festivo de los pueblos indígenas
de tradición mesoamericana. Nadie duda del gran respeto y la
importancia que para las comunidades actuales tienen sus
ancestros. Analizar y tratar de explicar esta ceremonia aquí excede el foco de atención puesto en la fiesta del 3 de mayo.
El único ritual semejante a los que podemos observar en
mayo y en agosto son la novena y la calenda; no hay bailes, ni
procesión, ni competencia de baloncesto. También es notable la
La Familia Maximiano y altar de muertos.
336
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
ausencia de cohetes, lo cual confirma esa relación simbólica
con el trueno propio de las lluvias.
El episodio ritual que más llama la atención es el sacrificio
comunitario de guajolotes en honor a los antepasados o los
“abuelos” que, se supone, llegan a la comunidad el 2 de noviembre para recoger sus ofrendas. Según Beals (1945: 93), los
“sacrificios de guajolote” en Ayutla, comunidad de la parte alta,
se realizaban para celebrar el crecimiento del maíz, aunque en
la actualidad es muy difícil asistir a este tipo de manifestaciones: “Los sacrificios de guajolote para la sequía son individuales. No hay forma de sacrificio comunal, ni individuos que sacrifiquen en beneficio de toda la comunidad” (1945: 94). Se sabe
que en la parte alta, durante el día de Todos los Santos, se
llevan a cabo tanto ritos tradicionales mixes como los del culto
propiamente católico. Apoyándose en González (1973), Kuroda
(1993: 162) menciona que anteriormente se realizaba un “sacrificio comunal” para todos los muertos del pueblo, el cual posiblemente tenía algún parecido en su forma y en su significado
al que podemos observar en Alotepec. El santo que preside la
fiesta de los muertos es san Miguel, y mucha gente dice que
es con la espada de este santo que se matan a los guajolotes.
Curiosamente, los habitantes de las faldas del Iztaccíhuatl
asocian a san Miguel con las lluvias, como lo hace notar Bonfil.
Es uno de los santos que reciben, además de la cruz, un trato
especial. A él se le menciona en una alabanza como “capitán
del cielo, príncipe del cielo, de las nubes promovidas” (1968:
114).211 Si hemos de dar fe a lo dicho por Bonfil, las nubes
como generadoras de lluvia son adjetivadas en un tiempo pretérito, como lluvias que ya han pasado o, también, como la
época de lluvias que ha culminado.
211
Signorini y Lupo encuentran una asociación interesante entre el rayo
y san Miguel; de esta manera se explican la eficacia de este santo (junto con
Santiago) en los ritos de curación en la Sierra de Puebla (1989: 237)
ANÁLISIS RITUAL DE LA FIESTA DEL 3 DE MAYO…
337
Respecto a los ciclos meteorológicos y climáticos, el mes
de octubre corresponde al final de la temporada de lluvias que
da inicio en mayo y es interrumpido brevemente en agosto.212
Desde el punto de vista del ciclo agrícola, en ésta época se
levantan las cosechas de maíz. El lapso que va de mayo a
noviembre señala una parte significativa del tiempo indígena: la
mitad del año, el periodo de lluvias y fertilidad, así como el ciclo
agrícola del maíz de temporal. Por tal motivo, esta parte del año
es importante, además que concentra gran cantidad de rituales
con un simbolismo alusivo a este complejo de ideas que constituyen la cosmovisión indígena. Existe una relación complementaria entre la fiesta del 3 de mayo y el día de Todos los
Santos que López Austin explica de la siguiente manera:
Las lluvias son la expresión de la muerte que produce la vida: las
secas son la vida, pero también la consunción que conduce que
a la muerte. No hay el enfrentamiento de lo positivo a lo negativo,
sino la ronda de las causas, la ley cósmica de que todo lo vivo
morirá y que la muerte es la fuente de toda forma de vida (López
Austin, 1990a: 38).
Posteriormente añade:
Así, las fechas del calendario religioso son también las del calendario agrícola. La fiesta de los muertos marca el fin de la
época de lluvias. En esa fecha debe terminarse de cosechar todo
lo que fue sembrado en el tiempo de aguas (1990a: 39).
212
En Ostotempa, los huehueyotes organizan una peregrinación en octubre o noviembre para agradecer la estación de lluvias (Sepúlveda, 1973: 20).
338
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
REFLEXIONES FINALES
Terminaré este estudio con una invitación a los investigadores
del ritual para que centren su atención en los fenómenos
y procesos relacionados con los periodos de transición.
Son éstos, en mi opinión, los que de manera paradójica
exponen los fundamentos de la cultura justamente en el tiempo
que transcurre entre la salida y el reingreso en el ámbito estructural.
Víctor Turner
La selva de los símbolos
La relevancia de la fiesta del 3 de mayo en Santa María Alotepec
para los mixes en general, y aun para aquellos que no lo son,
nos habla de la gran importancia que este lugar tiene en términos religiosos y que pocos autores han considerado (por ejemplo Beals y Kuroda), quizá debido a su trabajo en otras regiones
del distrito mixe.
Considero que Alotepec es un centro de espiritualidad que
se condensa en su carácter de santuario, el cual conjuga una
serie de símbolos, lugares y edificios sagrados tanto de la tradición cristiana como de la tradición indígena. Me refiero al cerro de La Malinche, al templo dominico y a una serie de creencias e historias mitológicas que rebasan el marco del territorio
mixe; por ejemplo, la relación con los mestizos de Nejapa y la
historia de la campana que fue robada de San Andrés Tuxtla por
los naguales.213
213
Galinier señala un caso semejante en la comunidad de Tutotepec,
donde el elemento más significativo y trascendente es una campana mágica
que repica misteriosamente en la torre de una iglesia (1990: 85-86).
REFLEXIONES FINALES
339
Hasta la época de la Reforma a mediados del siglo XIX, la
Iglesia católica se encargaba de organizar las peregrinaciones
aunque los sacerdotes fueron “escépticos” con relación a la
visita de santuarios regionales, en tanto el sentido del culto era
sólo parcialmente católico con algunos remanentes de “paganismo”. Los mixes aún asisten a cierto número de santuarios
diseminados por el estado de Oaxaca así como a otros que se
encuentran en diferentes estados de la República, e incluso en
otros países como Guatemala (Esquipulas).
En este sentido, Kuroda se refiere a Alotepec (y en especial
a la fiesta del 3 de mayo que ahí se celebra) como uno de los
santuarios de la región mixe que atrae a un gran número de
gente (alrededor de 2 mil personas), sin importar que la relación
se da más con los pueblos de la parte baja y media que con los
de la alta que tienen preferencia por otros lugares (1993: 170).
Sin embargo, no estoy de acuerdo con la afirmación de Kuroda
(1993: 172) que sostiene que las peregrinaciones dentro del
territorio mixe son menos atractivas para los mixes que aquellas fuera del mismo. Considero éste un juicio parcial realizado
desde la perspectiva de un par de comunidades que participan
poco de la fiesta de Alotepec.
En cuanto al contenido de las peregrinaciones sigo a Galinier,
quien propone que las peregrinaciones expresan las formas
peculiares de sensibilidad indígena transportadas de la religión
indígena a los rituales católicos. Las peregrinaciones conservan
un fondo de religiosidad indígena que ha sido adoptado por los
mestizos, como se puede constatar hoy día con los habitantes
de Nejapa. No obstante, las peregrinaciones son, en un plano
más abstracto, una de las formas en que los indígenas se han
integrado paulatinamente a la vida nacional, como lo demuestra el caso del culto a la Virgen de Guadalupe en la ciudad de
México, el cual, más allá del simbolismo agrícola y lunar, cada
día se vuelve más popular en las comunidades: “Las peregrina-
340
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
ciones constituyen el último eslabón de una cadena imaginaria
de rituales que va desde las formas domésticas más afianzadas
en la tradición hasta los cultos nacionales” (Galinier, 1990: 273).
Es este un buen momento para reflexionar un poco sobre la
relación que se establece entre las fiestas, la cosmovisión y un
aspecto que hasta ahora ha sido tratado de manera un tanto
tangencial: la identidad étnica. ¿Existe una identidad mixe en
general? ¿Cómo es posible una identidad comunitaria a través
del municipio que se articule con lo mixe y lo no mixe? ¿Qué
significa en términos de identidad la presencia de los mestizos
en una fiesta de carácter eminentemente indígena? ¿En qué
medida el sistema de cargos y su vinculación con el sistema
de fiestas contribuye a una identidad mixe?
Las anteriores son preguntas pertinentes que se pueden formular en el marco de cualquier fiesta indígena. Ya antes hemos
visto cómo la mayoría de los antropólogos, especialmente norteamericanos, realizan sus reflexiones sobre la etnicidad a partir de las bases establecidas por Tax en su estudio de las tierras
altas de Guatemala. Si bien es posible considerar a los municipios como las entidades étnicas primarias, es evidente que
éstos no son los últimos parámetros de referencia, así como
tampoco las diferencias de carácter lingüístico son los componentes esenciales de lo que Tax reconoce como “grupos étnicos”.
Hace falta destacar el papel simbólico de los centros ceremoniales que trascienden las fronteras no sólo municipales de
los propios mixes, sino también lingüísticas en el caso de los
mestizos hablantes del español que mantienen estrechas relaciones con los indígenas mixes.
Asimismo, es necesario establecer una discusión de la
etnicidad a partir de las fiestas entendidas como “escenarios
REFLEXIONES FINALES
341
de la cosmovisión”, señalando la importancia de los aspectos
culturales y simbólicos (en oposición a la manera en que W.
Smith y F. Cancian lo efectúan tratando de ver exclusivamente
en la fiesta los factores de carácter económico).
De manera evidente, la fiesta del 3 de mayo en Alotepec expresa la forma en que la vida comunitaria se identifica consigo
misma a causa precisamente, no a pesar, de la presencia de los
visitantes que acuden al santuario. Todos los habitantes de la
comunidad asumen, en el transcurso de la fiesta, papeles y roles
distintos de los que observamos en los peregrinos.
La participación total de la comunidad en la fiesta es una
manifestación de la forma en que la vida étnica de esta comunidad fluye por cada uno de los peldaños del sistema de cargos.
La participación de todos (desde los topiles hasta los “principales”, pasando por las mujeres e incluso por los niños) es esencial para el desenvolvimiento de la fiesta. Todos los habitantes
de la comunidad, incluso aquellos que ya no residen en ella,
son anfitriones y como tales su propósito es que los demás se
diviertan y se congratulen con el santo, esto con la finalidad de
que retornen nuevamente. Como decía un anciano, “la fiesta la
hacen los de fuera”.
De tal manera, la identidad de los mixes de Alotepec se
reafirma en la medida que hay una oposición étnica en el seno
de su comunidad durante los días de fiesta. Por otro lado, es
muy difícil generalizar acerca de un sentimiento mixe de identidad, pero fiestas como la del 3 de mayo en Alotepec, por su
gran concurrencia, así parecen confirmarlo.
De cualquier forma, las respuestas a las anteriores preguntas, y muchas otras que quedan en los tinteros, sólo serán obra
de carácter colectivo por parte de los antropólogos. Creo necesario destacar la particularidad de la etnicidad indígena de hoy
a través de la conceptualización de la “comunidad agraria”, la
cual ha sido caracterizada por Andrés Medina (1990).
342
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En efecto, la comunidad agraria se desarrolla sobre una base
económica fincada en la agricultura del maíz que mantiene los
rasgos básicos de la tradición mesoamericana; posee una estructura cívico-religiosa alrededor de la cual emergen los símbolos
sociales y culturales que la individualizan en su entorno social
y cultural; además, tiene un santo patrón que identifica al pueblo, cuya fiesta suele ser la más importante de su ciclo festivo
anual.
No obstante, como dice el mismo autor, lo más importante
de lo étnico en los pueblos indígenas reside en aquel producto
de la imaginación colectiva que podemos identificar como la
“cosmovisión”:
Sin embargo, el ámbito donde se manifiesta con mayor fuerza y
coherencia su especificidad étnica, y se sintetiza su historia milenaria, es en la cosmovisión. Es decir, en sus formas particulares
de definir el tiempo y el espacio, así como en su concepción del
ser humano, en sus relaciones con las fuerzas naturales y sobrenaturales (Medina, 1990: 16).
En este sentido, la peregrinación al santuario de Alotepec expone en primer lugar la oposición dual del arriba y el abajo. La
fiesta en Alotepec implica “subir” al cerro, ponerse en contacto
en los días de liminalidad con los dioses del cerro que ahí habitan. El ascenso permite la comunicación entre los seres de
arriba (el sol y el cielo) y los de abajo (la tierra) (Galinier, 1990:
550). Como hemos visto, las deidades de la lluvia poseen un
carácter celeste y terrestre.
Así, el estudio que he realizado sobre la posible interpretación de los rituales mixes de Alotepec durante la fiesta del 3 de
mayo ha sido incompleto en el sentido de la gran cantidad
de elementos de la cosmovisión mixe que no pudieron ser incorporados al análisis por razones de orden distinto. Estoy conREFLEXIONES FINALES
343
vencido de que, además de las relaciones que encuentro respecto a las prácticas agrícolas, existen otros significados que
se refieren a aspectos muy precisos, como los estados emocionales o estéticos, culturales y políticos, que en sí mismos
constituyen un propio campo de reflexión y análisis.
No dudo que en los ritos observados hayan expresiones ligadas con las relaciones de subordinación de los mixes con el
resto de la sociedad nacional, o con los antagonismos que han
surgido entre ellos mismos a partir de la época caciquil.214 Los
rituales, como los mitos, son fenómenos de orden histórico y
por tanto ideológico, en el seno de los cuales la cultura indígena
encuentra una vía de expresión que los antropólogos deben
analizar como parte de su tarea.
Considero que se ha presentado un cuadro completo de la
fiesta del 3 de mayo y su conexión con las demás celebraciones del ciclo festivo en íntima relación con los ciclos agrícolas
y meteorológicos. Lo más importante para mí es que nuevas
preguntas han surgido, dilatando considerablemente un horizonte
de investigación que no tenía las mismas dimensiones antes
de emprender este trabajo.
A mi juicio, queda claro el significado agrícola que para los
indígenas de hoy, pertenecientes a la tradición mesoamericana,
como es el caso de los mixes, tiene la fiesta del 3 de mayo, el
15 de agosto y la fiesta de Todos Santos, mejor conocida como
día de muertos.
214
Por ejemplo, las comunidades de Zacatepec y Alotepec no tienen muy
buenas relaciones a partir del cacicazgo de Luis Rodríguez, lo cual se
manifiesta en la no asistencia a sus respectivas fiestas con las bandas
musicales.
344
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
En este apartado abordaré una discusión que fue sugerida en
las páginas precedentes y que tiene que ver con la forma
en que algunos antropólogos, quizá la mayoría, han interpretado los rituales relacionados con la lluvia, fundamentalmente en
los casos del estado de Guerrero y la región mixe.
Desde el capítulo anterior señale que en algunos trabajos los
rituales son concebidos sólo como actos técnicos entendidos
como relaciones causales que sirven para alterar el estado físico del mundo exterior (Leach, 1989: 13). En este sentido, los
rituales del 3 de mayo son concebidos como acciones de carácter mágico en donde una relación causal de tipo metafórica
es capaz de incidir en los fenómenos meteorológicos. Haciendo a un lado la discusión de lo que puede ser entendido como
magia y lo que no, lo cierto es que estos enfoques hacen aparecer a los pueblos indígenas como seres sumergidos en un
mundo de superstición que dependen de la benevolencia de
dioses caprichosos, a los cuales hay que cangratular continuamente para así obtener sus favores y servicios.
De esta manera se dejan de lado las cuestiones más importantes relativas a la forma en que un pueblo es capaz de representarse ideológicamente su mundo, la forma de dar razón de
él y, lo más importante para la antropología como una de sus
tareas principales, los motivos por los cuales unos individuos
se comportan de tal o cual manera.
Por lo tanto, la discusión debe versar sobre las acciones
comunicativas donde el actuar humano se expresa mediante
símbolos, signos y señales a través de varios lenguajes que
pueden ser verbales como los mitos, o no verbales como los
ritos. De lo que se trata, pues, es de descubrir el mecanismo
lógico (la antropo-lógica) de los actos humanos que siempre
son expresivos.
Una de las preocupaciones esenciales de los indígenas es
la marcha del tiempo y, con ella, el arribo de ciertas fechas. Los
REFLEXIONES FINALES
345
ciclos calendáricos son parte de esa “angustia” y su núcleo es
la fiesta, el rito como la vuelta al tiempo primigenio, el tiempo
de la creación del mundo y el retorno de las fuerzas que le dan
vida y significado (López Austin, 1990: 77-78; Eliade, 1992: 76
y siguientes).
Por lo tanto, más que a la magia, la fiesta del 3 de mayo, y
aquellas otras que están enlazadas con ésta bajo un orden “sintagmático”, queda caracterizada dentro del marco de la religión;
forma parte de las expresiones del homo religiosus, que ve en
lo sagrado el fundamento ontológico de las representaciones
imaginarias de su mundo. Claro está, se trata de una religión y
fe populares.215
Por ello, es necesario tener presente la distinción que realiza
Lévi-Strauss entre magia y religión. Si bien es difícil separar la
magia de la religión y viceversa, puesto que toda magia implica
un quantum de religión, mientras que toda religión implica también algo de magia, puedo hacer mía la afirmación según la
cual “[...] la religión consiste en una humanización de las leyes
naturales, la magia en una naturalización de las acciones humanas [...]” (Lévi-Strauss, 1984: 321).
En el caso de la fiesta del 3 de mayo, como ritual cíclico de
tipo sintagmático, es más viable pensar en esta ceremonia como
una humanización de los fenómenos de la naturaleza que
cíclicamente aparecen cada año. Es decir, los mixes no viven a
la deriva ignorando qué factores o cambios climáticos ocurrirán
215
A esto se refiere López Austin cuando dice que a pesar de la caída de
las grandes capitales mesoamericanas una vez consumada la Conquista,
no desapareció la fe y devoción de los dioses patronos expresada en la
recepción de la temporada de lluvias y de secas, así como en la peregrinación de los santuarios. Se trata de la fe religiosa del hombre común y corriente en contacto con lo sagrado, lo cual constituye la columna verterbral de la
cosmovisión popular (véase la “presentación” al trabajo de Signorini y Lupo,
1989: 6).
346
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
a lo largo del año, para lo cual establecen conexiones con otros
fenómenos que hacen las veces de señales; los mixes no dudan que habrá agua, sea poca o abundante (por ello me opongo
a la interpretación mecánica de Beals) y, al momento de atravesar los umbrales señalados por su sistema de categorías en
conexión con sus percepciones, se llevan a cabo las fiestas
como ritos de transición para garantizar un funcionamiento adecuado de sus conceptos.
Por esta razón es que la fiesta debe concebirse como una
relación humanizada en la cual entren en contacto los hombres
con las fuerzas de la naturaleza a través de un mecanismo de
intercambio y reciprocidad, donde entre en juego el principio del
don y contradon. Los mixes honran a sus santos y deidades
tradicionales, y además ofrecen una fiesta que al mismo tiempo es un rito de paso.
Se trata de una manera de pensar que hunde sus raíces en
una tradición religiosa antiquísima en la cual el hombre se siente
en deuda constante con los dioses, a los cuales hay que pagar
(no propiciar) en los mismos términos en que los hombres entran en contacto entre sí. Siempre está presente el principio
social del intercambio; en las relaciones de los hombres con los
dioses predomina el intercambio, pues se les retribuyen las
cosechas, la lluvia, la salud, etcétera. De tal manera, el hombre
paga con la ofrenda, el reconocimiento y el rito (López Austin,
1990: 213). Ni más ni menos que el punto de partida de las
relaciones sociales y, muy probablemente, el fundamento de la
sociedad.
Si se tratara de actos mágicos habría que esperar entonces
que una fiesta como la de la Santa Cruz, con todo y su
simbolismo, se llevara a cabo en otra época del año. En este
sentido, es el mixe el que se adhiere a los factores objetivos
que influyen en su existencia cotidiana, pero no al revés. También los dioses tienen su tiempo. Así, cito de nueva cuenta a
REFLEXIONES FINALES
347
López Austin quien afirma que en el universo mental de los
indígenas de tradición mesoamericana:
Es necesario acentuar la idea de la temporalidad de los dioses
en este mundo. El día de la llegada de una fuerza particular a la
superficie de la tierra se fortalece todo lo mundano que tiene
fuerza de esa misma clase. Es el día de la fiesta, el día del santo.
Lo sobrenatural afín se incrementa y se vivifica. Por ello hasta los
días de ofrenda deben fijarse por el orden del calendario (López
Austin, 1990: 186).
Y, más adelante, el mismo autor agrega:
El rito es la forma adecuada de recibir a los dioses en su tiempo
y circunstancia. La fiesta no es mero recuerdo del origen del
tiempo; no es una mera conmemoración. Se actúa por la necesidad
presente de adecuarse al arribo divino. Se colabora con el dios
que llega, armonizando la acción ritual con la acción pautada del
dios. La del dios es también una acción regulada, y el hombre lo
sabe. El creyente debe esperar la fiesta en las condiciones específicas que requiere la naturaleza de la fuerza que se hace presente (López Austin, 1990: 213).
Como dice Leach, los seres humanos destinan mucha parte de
su tiempo a limpiar los marcadores de los límites que, por su
ambigüedad, se tornan motivo de preocupación. De esta manera, el ritual tiene el objetivo de prevenir la desestructuración del
sistema cognoscitivo (lógico) en situaciones donde el nivel de
los estímulos recibidos es superado, lo cual genera cierta tensión que se “libera” durante las fiestas; esto ocurre en cambios
ambientales que provocan escasez de ciertos recursos, o bien
en situaciones de catástrofe que, por su naturaleza espontánea
348
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
y no prevista, forman parte de los rituales paradigmáticos, no
cíclicos (Scarduelli, 1988: 47).
Al abordar este tema, es necesario mencionar que en este
trabajo están ausentes las interpretaciones ligadas a la emotividad. En efecto, las fiestas son polifuncionales y, si se puede
decir, polisémicas. No sólo se trata de rituales que tienen que
ver con una regulación del intelecto, sino también con las afecciones. Lo anterior es algo que no he emprendido y, como ya he
dicho, hace falta realizar estudios en esa dirección.
Coincido con Lipp, quien afirma que la religión mixe es la del
catolicismo romano. Sin embargo, por una variedad de razones
históricas, la religión que se ha desarrollado es en algún grado
“sincrética”216 conteniendo creencias y prácticas de la tradición
prehispánica, así como de origen europeo (Lipp, 1991: 24). Sin
embargo, considero que a pesar de las siempre cambiantes
formas de organización social generadas por las nuevas condiciones de existencia y, no obstante las presiones de tipo laico
y religioso, la actitud reflexiva e intelectual de los mixes en
términos sociales y culturales, es decir, colectivos, continúa
subsistiendo.
Como advierte claramente Lévi-Strauss, al no poderse mantener las interpretaciones de orden tradicional se crean otras
que, de cualquier manera, se inspiran en motivaciones y esquemas:
216
Estoy consciente que el término “sincretismo”, usado ampliamente
por los antropólogos, es un concepto rígido y estático que no permite dar
cuenta de las situaciones locales y de los procesos dinámicos de la fe y
tradición popular, así como de su incapacidad para emprender un análisis
verdaderamente profundo de tales procesos, como lo ha advertido Galinier
(1990: 102). Por ahora no viene al caso entrar en una discusión semejante,
sino sólo tenerla presente.
REFLEXIONES FINALES
349
Según su origen tribal, los informadores conciben al esquema
dualista conforme al modelo de oposición o de semejanza y lo
formalizan en términos ya sea de parentesco (padre e hijo), ya sea
de puntos cardinales (este y oeste), ya sea de elementos (tierra y
mar, agua o fuego, aire y tierra) (Lévi-Strauss, 1984: 231-232).
Lo mismo expresa Vogt con otro término que, antes que el de
sincretismo —la “encapsulación”—, bien podría ser tomado en
cuenta para el análisis de los fenómenos aludidos. Según Vogt,
la encapsulación es un proceso en el que “[...] nuevos elementos impuestos desde afuera son conceptual y estructuralmente
incorporados a patrones existentes de comportamiento social
y ritual” (1988: 281).
Ahora bien un artículo de Evon Z. Vogt (1992), recientemente publicado, confirma una serie de planteamientos de este trabajo respecto al complejo religioso de los pueblos indígenas
mesoamericanos. Demuestra cómo, a través de la cosmovisión
indígena mesoamericana, con profundas raíces históricas ilustradas perfectamente en el caso de la etnografía actual y la
antigua iconografía mayas pasando por los yaquis del noroeste
de México, se vinculan culturalmente los iconos de la cruz católica (simbolizando el aspecto religioso), los bastones de mando (simbolizando la estructura política de las comunidades) y
algunos elementos relacionados con la lluvia (el aspecto “material” de la cultura, por así decirlo) como un todo articulado; como
una verdadera cosmovisión:
[...] un estudio etnográfico más profundo va a revelar que [las
cruces indias y los bastones de mando] han adquirido significados indios, convirtiéndose en poderosos iconos para estas sociedades con visiones del mundo que conceptualmente forman parte
de la armadura simbólica mesoamericana (1992: 249).
350
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
Sin embargo, deseo subrayar que el texto de Vogt me ha llamado la atención por el distanciamiento que éste manifiesta con el
concepto de “encapsulación” propuesto por él mismo; en contraste, asume el “sincretismo” como el concepto que pueda
explicar el fenómeno de la religión popular. El autor considera el
sincretismo como un proceso más amplio dentro del cual la
encapsulación es uno de sus aspectos, aunque más adelante
niega cualquier valor a su antigua propuesta metodológica:
Revisando estos datos arqueológicos y etnográficos, considero
que la imagen del sincretismo como un proceso de ‘recombinación selectiva, creativa’ es más adecuada que la de nuestros
anteriores conceptos de ‘fusión’, ‘hibridación’ o ‘encapsulación’,
y también más correcta que las extremas conclusiones que hacen de los indios mesoamericanos contemporáneos poco más
que ‘imágenes invertidas’, ‘campesinos marginados’ o ‘buenos
católicos romanos’ (Vogt, 1992: 294).
Para mí, sin pretender una defensa a ultranza, el concepto de
encapsulación propuesto por el mismo Vogt da cuenta del fenómeno cultural por medio del cual las ideas religiosas, tanto de
origen hispano como indígena, se sintetizaron y dieron paso a
otras formas de religión. De manera probable, el sincretismo
puede ser capaz de explicar este tipo de fenómenos en términos
bastante generales y no en casos particulares, como el que
aquí he tratado de realizar. No es casual que Vogt se incline por
él justo cuando comienza a realizar lejanas comparaciones entre los indios mayas de las tierras altas de Chiapas, de Yucatán,
así como los yaquis del noroeste de México.
Aun así, sincretismo sigue siendo un término cuyo contenido no está claramente definido (Vogt emplea cinco definiciones
distintas), y más bien depende de lo que cada autor quiera decir
REFLEXIONES FINALES
351
con él. La discusión en torno a este problema, por lo tanto,
sigue estando abierta y en espera de que los antropólogos e
historiadores de la religión aporten sus propias conclusiones de
carácter teórico sobre una base científica, hoy día tan descuidada como desacreditada.
Regresando al caso de los mixes, no debe perderse de vista
que la iglesia (el templo católico) es otro santuario como los
que se encuentran en las afueras de las comunidades o en lo
alto de los cerros para realizar ofrendas a las deidades tradicionales como el viento, las montañas, el rayo, etcétera. Beals
anota certeramente que a la iglesia se le dice tsápteig, en donde teig es el mismo nombre que se le da a los altares en la cima
de las montañas o en las cuevas destinadas a los sacrificios, y
tsáp (tsaw) es un prefijo que indica algo nuevo e inusual, aunque también significa “cielo” (Beals, 1945: 64). Como dice el
mismo autor: “la iglesia es meramente otro altar en el cual se
hacen sacrificios y donde, hasta hace muy poco, los ídolos
eran a menudo puestos en el altar junto a las imágenes de los
santos” (1945: 7).
Para terminar este trabajo conviene citar una idea de López
Austin que, pensada por este autor en términos generales, se
ajusta de manera perfecta al caso concreto de los mixes de la
sierra norte de Oaxaca, y específicamente a los hospitalarios
mixes de Alotepec que hacen las veces de guardianes y anfitriones del importante santuario que, bajo la forma arquitéctonica de
un templo colonial dominico, se encuentra en las faldas de La
Malinche como símbolo de autonomía y resistencia indígenas:
Concluyo afirmando que una antigua religión de agricultores
que creyó descubrir [...] las leyes de los procesos universales,
construyó un vigoroso pensamiento, un complejo sistema
cosmológico, cuyos vestigios aún se pueden percibir en los actuales campos de maíz (López Austin, 1993: 62).
352
MËJ XËËW LA GRAN FIESTA
A reserva de ulteriores estudios, queda aquí la idea final de una
integración de la tradición mesoamericana que se presenta de
manera distinta en cada uno de los pueblos indígenas de acuerdo con los procesos históricos específicos de su región y sus
comunidades. Los mixes así parecen sugerirlo.
REFLEXIONES FINALES
353
APÉNDICE. RELATOS
DE SANTA MARÍA
ALOTEPEC
EL SOL Y LA LUNA
Héctor Martínez
Narrador
Había una vez dos hermanitos gemelos, un niño y una niña,
que vivían con sus abuelitos, pero el abuelito no les caía bien
porque a ellos no les gustaba trabajar. Un día se fueron juntos al
campo y el abuelito puso a sus nietos a trabajar; pero ellos se
molestaron y entonces mataron a su abuelito. Para que no se
dieran cuenta de que lo habían matado le quitaron el pellejo y lo
rellenaron con cenizas; luego lo vistieron y recargaron en una
pala para que tampoco vieran que estaba muerto.
Luego los dos hermanitos se fueron y llegaron con su abuelita, que estaba haciendo la comida; y ésta luego les preguntó:
—¿Dónde está su abuelito?
—Todavía está trabajando en el rancho, pero ya pronto va a
venir.
La anciana se quedó esperando, pero como el abuelito no
venía tomó la decisión de ir a buscarlo al rancho. Y entonces lo
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
355
vio. Ahí estaba parado todavía el abuelito; y luego lo llamó varias veces, pero el abuelito no le contestó. En eso la abuelita se
enojó muchísimo porque no le contestaba y empujó al abuelito,
¡zaz!, le dio un golpe. Luego el abuelito se cayó y se alzó una
gran nube de cenizas. Inmediatamente las montañas se llenaron de neblina. Las cenizas se hicieron neblina.
La abuelita se espantó y dijo:
—¡Canijos muchachos! ¡Qué cosa le hicieron a su abuelito!
Entonces la abuelita se enojó y fue a buscar sus nietecitos,
pero los niños ya sabían que su abuelita los iba a regañar y
corrieron para esconderse. Ahí venía la abuelita ya cerca y los
niños se metieron atrás de una piedra. ¡Fuuumm!, pasó la abuelita y los niños corrieron pa’l otro lado. Y en eso que se encuentran una tuza.
—Amiga tuza, escóndenos porque nuestra abuelita nos quiere
castigar.
—¿Y dónde los voy a meter?
—En tu boca, ahí vamos a entrar.
—Bueno, pero no hagan ruido.
Luego, ahí venía la abuelita.
—Señor ¿no ha visto a mis nietecitos?
—Sí señora, ahí iban corriendo.
Y luego ve a la tuza.
—Amiga tuza ¿no has visto a mis nietecitos? Los voy a
regañar.
—No abuela, no los vi pasar.
—¿Porqué te tapas la boca?
—¡Ay! Es que me duelen los dientes.
—Bueno, te creo. Adiós.
En eso, ya cuando la abuelita se fue, la tuza abrió su boca y
salieron los niños. La tuza se quedó con los cachetes grandes,
pues los niños le estiraron el pellejo. Luego los niños se fueron.
Iban caminando pero de repente a la niña le urgió ir al baño.
356
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
—Hermano, espérame voy al baño.
—Sí, aquí te espero.
En eso la niña se sentó junto a un charquito, y un animalito la
comenzó a molestar. La niña le echó agua, pero una gotita le
cayó en el ojo y luego ya no podía ver bien. Los niños empezaron de vuelta a caminar, y llegando a la orilla de un río tomaron
la decisión de descansar. En eso, alguien les avisó que la abuelita ya estaba cerca y los niños corrieron luego, pero a la niña se
le olvidó un huarache que se había quitado para descansar bien.
—Hermano, voy por mi huarache.
—Bueno, pero te apuras.
La niña recogió su huarache pero la abuelita estaba más
cerca ya.
—¡Hermano, ahí viene nuestra abuelita!
Y el hermano se echó a correr con todas sus fuerzas.
—¡Hermano, espérame!
Pero el niño no se detuvo. Iban tan rápido que luego comenzaron a volar; el niño se convirtió en el sol, y la niña se convirtió
en la luna. Antes brillaban igual, pero como la niña no podía ver
bien porque se le cerró un ojo, entonces la luna brilla menos.
EL MENSAJERO DEL SOL
O EL SACRISTAN
HÉCTOR MARTÍNEZ
Narrador
Había una vez en un pueblo un matrimonio humilde que su vida
era una tristeza, la cual andaba de un lugar a otro en busca de
trabajo y dinero. Un día llegaron a una comunidad pequeña en
donde apenas se había construido un templo; en este templo
se encontraba un sacerdote, un sacristán y sus respectivas
autoridades.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
357
En esa ocasión el sacerdote solicitó al matrimonio como
trabajadores del templo. Los esposos empezaron a trabajar normalmente, como debe de ser. En aquel entonces en el matrimonio los esposos eran bien jóvenes. Todavía la esposa del señor
era una muchacha bien guapa y bonita, tanto que ni el mismo
sacerdote se pudo abstener. El sacerdote conquistó a la mujer
del sacristán y le entró. Cuando el sacristán se iba, pues se
quedaba el “sancho”, el padre.
Como ya había aceptado la muchacha, el padre decidió matar al marido de la mujer; no con arma, sino que se muriera por
“ay” de dolor, o hambre o lo devorara algún animal peligroso. El
sacerdote se puso vivo. Luego el sacerdote le dijo a su amante:
—Oye, qué te parece si mandamos al sacristán a un lugar
alejado donde pueda permanecer mucho tiempo.
Como era mozo el señor, entonces el sacerdote lo envía a la
casa del sol a dejar una correspondencia por escrito y traer el
recibo de vuelta.
—Mira sacristán, vas a ir a depositar una carta. Se la vas a
llevar al sol.
—Sí, estoy de acuerdo —respondió el sacristán.
En eso recibe el marido la correspondencia y se marcha con
destino a la salida del sol. Cuando el sacerdote vio que se retiraba el señor, se unió a vivir con la esposa del mensajero.
Entonces el señor empezó a caminar, pero al día siguiente
ve salir el sol, y se fija muy bien dónde sale el sol; y nunca
pierde de vista el lugar en que salía el sol. Decidió caminar
rumbo al sol. Mientras que el señor llevaba días ya caminando,
cuando fue a acercarse poco a poco al sol; en eso caminaba y
caminaba, días, semanas y meses. Antes de llegar al sol encontró un mar muy grande donde él podía morir ahogado si lo
atravesaba. Ese lugar era el término de la tierra. Entonces buscó la manera de cruzar, pero jamás pudo. Entonces se sentó
tristemente a pensar qué hacer con la correspondencia cuando
358
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
de repente vio a un zopilote, pero uno de los más viejitos, que
ya ni tenía plumas, y le dice:
—Zopilotito, por favor dime por dónde puedo pasar la mar
para llegar con el sol.
—Yo te diré y te llevo cruzando la mar si me cumples con lo
que yo ordene.
Como el señor estaba decidido a llegar al sol aceptó; y el
zopilote dijo:
—¡Haz fogata o lumbre para que me rejuvenezcas!
—Pero ¿cómo es posible?
—Sí. Primero haces lumbre; después me partes en mil pedazos y cuando esté ardiendo la lumbre me avientas el fuego.
No temas que me queme.
Y cumplió el señor con lo encomendado. Hizo todo lo que le
había dicho el zopilote. Agarró al zopilote y lo descuartizó; después recogió las plumas y los pedazos y los aventó al fuego.
—Adiós zopilote...
El mensajero vio cuando se quemó todo y quedó pura ceniza
en donde ya no había huesos ni plumas del zopilote.
—¡Mira nomás lo que hice! ¡No lo hubiera hecho!
Ya cuando estaba todo apagado y el zopilote muerto, de repente salió de las cenizas un zopilote joven y bonito, todo nuevo y
no como el anterior que apenas tenía unas plumas; éste ya
tenía las alas bien preciosas, ya era más joven. El zopilote dio
vueltas y vueltas y fue a dar con el señor y le dijo:
—¡Apesto mucho! Sí. Pero no me digas que apesto. Quítate
tu ceñidor, te amarras bajo mis alas y te llevo colgado a donde
está el sol. Ahora tengo un mal olor; pero no te preocupes, es
cosa de que no me digas que apesto porque sino te voto del
aire al suelo.
Aceptó el mensajero en no decirle nada. Emprendió el vuelo el
zopilote y como el mar es tan ancho, ¡quién sabe a dónde termina!, a medio mar el señor ya no soportaba, y le dijo al zopilote:
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
359
—¡Cómo apestas canijo!
Entonces el zopilote hace la “finta” de tirar al señor pero este
pide perdón y no lo deja caer.
—Ya te dije. No quiero que me digas una palabra. Pa’ la otra
te dejo caer.
—No, perdóname zopilote. Por lo que más quieras, ya no
digo nada.
—Conste, porque te voy a llevar. Te traslado y luego te llevo
de nuevo para allá.
Y llegaron cerca del sol, pero ya había pasado su trayectoria
porque éste viajaba rapidísimo. En eso buscó a alguien a quién
entregarle la correspondencia. El zopilote le aconsejó ir con san
Pedro, el de las llaves del cielo. Entonces fue y preguntó cómo
hacerle para llegar con el sol. Tocó la puerta y salió san Pedro.
—Qué paso hijo. ¿Qué quieres?
—Vengo a dejarle una correspondencia al sol. Vengo de parte del sacerdote.
—Órale pues, ¡qué gusto! Pásale.
Entonces entraron a una casa pero lujosa. Cómo brillaba toda.
Le aconsejaron dormir en la trayectoria del sol, y así lo hizo.
Cuando despertó, vio el reflejo y escuchó un ruido muy fuerte.
Cuando vio acercarse un señor muy alto, rubio, güero, ponchado
y le dio la correspondencia y lo recibió; la abrió y la carta no
tenía nada, y entregó otra carta ya escrita; entonces el mensajero regresó con destino a su pueblo.
—Llévasela al padre. Pase lo que pase, no tengas miedo, no
te atemorices; tú quédate tranquilo. Ya cumpliste con lo que
tenías que hacer, le dijo el sol al mensajero.
—Órale pues.
El señor se despidió de san Pedro; después fue a buscar al
zopilote para que lo llevara de regreso. Empiezó a viajar de
nuevo por donde ya habían pasado. Cruzó la mar, el desierto y
360
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
llegó a donde estaba su esposa e hizo entrega del recibo con el
sacerdote. Cuando abrió el sobre vio que decía: “No es justo
que hagas eso, porque si sigues así te va a tragar la tierra”.
El sacerdote dijo:
—Hombre dejate de tonterías.
Como ya había llegado el marido, y el sacerdote estaba muy
enamorado de la señora, estos dos últimos deciden salir; ensillan sus caballos y se marchan a otra región, dejando al marido.
Mientras que ellos se alejaban empieza a llover, a hacer viento
y, por último, vino un terremoto en donde la señora y el sacerdote fueron tragados o sepultados vivos por el fuerte movimiento;
por haberle mentido al sacristán y robarle la mujer. Pero el marido también murió porque siguió a su señora.
LA SEÑORA QUE TENÍA
POR MARIDO UN RAYO
Héctor Martínez
Narrador
Había una vez una familia humilde que vivía en un rancho y en
un jacalito. En este jacalito solamente vivían dos personas de
la familia: una anciana y su nieta, ya que el marido de la anciana
había fallecido y los padres de la nieta también. Como se encontraban solas no había un responsable de la casa; entonces a
ellas, la vida les costaba muy cara o hacían mucho sacrifico
para poder subsistir, pero se la pasaban, aunque les era un
poco pesado.
La anciana cuidó y mantuvo a su nieta, pero la anciana ya
estaba muy viejita y no podía hacer nada. Entonces, la jovencita ya había crecido, ya estaba grande, ya ella se dedicaba a los
quehaceres de la casa. Era trabajadora, pero también la gustaba acarrear leña en un lugar lejano.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
361
Cierta ocasión se le presentó un joven desconocido, que en
realidad era el rayo que se había convertido en persona, y le
habló declarando ser su novia. Pero ella no conocía quien era
esa persona; pero aceptó y charlaron y él le ayudó a cortar leña
a la joven y ambos se retiraron de ese lugar. La jovencita llegó
a su casa y le contó a su abuela:
—Abuelita, ya me voy a casar. Ya tengo novio.
—¿Y quién es tu novio?
—Es un joven que vive allá, en el rancho aquél. Vamos pa’
que lo conozcas.
—Órale pues mi’jita, me gustaría conocerlo.
—Sí abuelita, te voy a llevar. Pero te paras lejos.
Y entonces decidieron ir al rancho y la abuelita se quedó en la
entrada de la milpa, mientras la jovencita se dirigió más adelante. Empezó a cortar el primer palo cuando apareció una víbora
(que era el rayo, pero rápidamente se convirtió en persona). Le
habló de nuevo a la jovencita, se le acercó, la ayudó a cortar
leña, después terminaron.
El rayo (o el joven) se fue sobre la muchacha, la besó, la
acarició; se besaron, se tomaron confianza. Entonces le dijo a
la jovencita:
—Dile a tu abuelita que te vas a ir conmigo a mi casa, y que
no se preocupe, que un día le voy a ir a dejar todo.
En eso regresa la señorita a platicar con su abuelita:
—Abuelita, me voy a quedar con mi novio y pasado mañana
te deja todo en la casa.
—¡Ay! Condenada, la víbora es tu novio— contesta la
abuelita.
—Sí, abuelita.
—¡Qué bárbara!
La abuelita se había dado cuenta cómo salió la víbora y cómo
besaba a su nieta sacando la lengua, lamiéndola en la cara.
362
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
Pero en fin, la jovencita tomó la decisión y se fue con el rayo,
pero le advirtió a su abuelita:
—Pasado mañana, cuando llueva, acuéstate y tápate, y no
te destapes. Pero primero deja al centro de tu casa un baúl, y
que te hagas dos coscomates.
Se hizo todo. Llegó el día y la hora. De repente se nubló y
empezaron a caer las primeras gotas de lluvia. La anciana se
acostó y se quedó dormida; entonces empieza a retumbar el
rayo y trueno suelta el aguacero. Empieza a llover. En eso, la
señora va escuchando ruidos en los coscomates y en el baúl.
Ya era mucho; ya no los soportaba la anciana y se destapó.
Todo quedó inquieto pero ya le habían advertido que no se destapara. Ni modo; y dejó de llover. Se calmó el trueno. La abuelita
se levantó para ver qué había pasado; que al coscomate y lo
encontro lleno de frijol y maíz; en el baúl habían monedas y
billetes que le había dejado el rayo. La anciana se emocionó, se
hizo rica y mucho más.
Después llegó la jovencita, ya toda una señora. Bajo el brazo
traía un cesto tapado y dijo que llevaba allí a sus hijitos. Le dijo
a la abuelita:
—Vengo a ayudarte. Voy al pozo a lavar.
La abuelita, emocionada, se quedó contenta por ver a su nieta.
Pero ésta le advirtió que no despertara a los pequeñitos. La
abuelita, muy curiosa, cuando salió su nieta por curiosidad destapo el cesto para conocer a sus bisnietos. Entonces vio muchas culebritas, hijas del rayo. La anciana se espantó y dejó
abierto el cesto.
Los pequeños despertaron y huyeron. Cuando la madre regresó ya no encontró a sus hijitos y se molestó. Se retiró del
lugar y se fue a su casa.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
363
LA HIJA DEL REY
Héctor Martínez
Narrador
Este era un rey que vivía solo con su hija. Ella estaba ya en
edad de casarse pero no tenía interés por ningún hombre. Un
día su papá le preguntó:
—Hija, ¿no te gusta algún hombre pa’ que te cases con él?
—No papá, nadie me gusta.
El rey pensó que después alguien le gustaría, pero la hija no
mostraba interés por los jóvenes que iban a verla; y entonces el
rey se preocupó bastante. Al rey se le ocurrió hacer una fiesta
para que muchos jóvenes vieran a su hija. Pero la idea no fue
buena porque la señorita no escogió a ninguno. El padre le decía que tomara decisión, pero la hija no hizo nada. Entonces el
rey decidió que él le escogería a su esposo: quien primero la
hiciera reír entonces se casaba con ella. Pues la muchacha
tampoco se reía.
Los jóvenes la querían hacer reír, además de que la hija del
rey iba a quedarse con las propiedades de su padre. Así pasó el
tiempo sin que nada ocurriera, pero un día que la joven se asomaba por la ventana pasó un borrachito muy pobre que tenía
apuración por hacer del baño. En eso estaba cuando se desabrochó el cinturón, y como estaba bien tomado, los pantalones se le cayeron hasta el suelo. Entonces la muchacha comenzó a reírse bien fuerte hasta que su papá la escuchó.
—Hija ¿estás riendote?
—Sí papá, tengo mucha risa.
—¿Y quién te hizo reír tanto?
—Aquel borrachito que va por ahí.
El rey entonces mandó llamar al borrachito y, aunque éste
era borracho y pobre, iba a cumplir su promesa. El borrachito se
casó con la hija del rey y heredó la riqueza del monarca.
364
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
EL CRISTO NEGRO DE ALOTEPEC
CRISÓSTOMO ZARAGOZA
Narrador
Tanto los viejitos, como las viejitas platican que el Señor de
Alotepec nació en Chuxnabán. Dicen que ahí había un
“haciendero” español, o quién sabe de dónde era; ahí el señor
tenía su hacienda, y ahí se encontraba la imagen del Señor de
Alotepec.
Cuando comenzó la revolución, o quien sabe porqué, aquel
hacendado quiso vender la imagen del Señor de Alotepec. En
aquel entonces, Chuxnabán pertenecía a Quetzaltepec; eran
terrenos de Quetzaltepec. El señor se preguntó:
—¿Dónde podré vender esta imagen?
Como los habitantes de Quetzaltepec se enteraron rápidamente de las intenciones del hacendado, luego mandaron razón para
ver si ellos podrían comprar la imagen. Pero no pudieron comprarla por falta de dinero.
No se sabe si la revolución ya había comenzado o qué había
hecho el gobierno con su hacendado. Pero el hacendado todavía quería vender la imagen para irse del pueblo. Tampoco se
sabe a dónde se quería ir. Como los de Quetzaltepec no pudieron comprar la imagen, los de Alotepec entonces mandaron su
razón para que poderla comprar. Los de Alotepec compraron la
imagen del Señor.
Cuando llegaron con la imagen, los de Alotepec luego se
apresuraron para construir una iglesita; hicieron un jacalito de
zacate, pequeño, casi como una ermita. Ahí metieron al Señor.
El Señor de Alotepec ya tenía su casita de zacate.
Antes de ese tiempo los abuelitos no vivían en Alotepec,
andaban buscando dónde quedarse; caminaban como los aztecas. Dicen los abuelitos que así caminaban; buscando dónde
mero iba a estar el pueblo. Los abuelitos no estuvieron contenAPÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
365
tos en tza’p tëëjk kopk winduum (“el lugar de los cimientos de la
iglesia”). Bueno ¿por qué? Pues no sabemos. Después los abuelitos caminaron a otro lugar; hasta allá por los terrenos de
Cotzocón, koonapokm (“el antiguo napokm”, el antiguo Alotepec)
le decimos en nuestro dialecto. Ahí estuvieron también, pero no
se contentaron los viejitos; no se hallaron ahí ¿Por qué será? El
lugar está bien, pero sólo Dios es quien dispone todas las cosas.
Luego encontraron este lugar, aquí a donde llegaron los abuelitos. Dicen que escuchaban el canto del gallo y el sonido de los
animales, de los burros, de los caballos, de los mulares. Así se
oía, y aquí sí se hallaron, aquí sí estuvieron contentos. Hicieron sus casitas.
Y después compraron al Señor de Alotepec. Fue entonces
cuando le hicieron una ermita de zacate. Ahí metieron a Dios
para adorarlo dentro de su casa de zacate; la primera iglesia.
Ahí estaba la imagen del Señor; ahí permaneció su retrato hasta que se quemó la iglesia. Quién sabe cuántos años estuvieron así, pero los abuelitos dicen que se quemó la iglesia. Un día
llegó el rayo a la iglesia, con un truenazo, y la quemó. Cuando la
iglesia del Señor se estaba quemando, la Virgen salió, subió,
voló al cerro; pero el Señor de Alotepec se quedó. Por eso dicen
que no es la Virgen de la Asunción, sino de la “Ascensión”.
Durante el incendio, los abuelitos comieron con sus pañuelos blancos amarrados en la cabeza para sacar la imagen. Salía mucha lumbre de la ermita de zacate. Agarraron al señor
entre dos o tres y lo sacaron para que no se quemara, y no se
quemó. Lo único que se quemó fue la iglesia, su casa, porque
era de pura vara, de puro palito. Entonces comenzaron a construir la primera iglesia del Señor da Alotepec.
366
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
LA FIESTA DEL 3 DE MAYO
Crisóstomo Zaragoza
Narrador
¿Cuándo comenzó la fiesta del 3 de mayo? No se sabe. Tal vez
porque había un señor de Alotepec que se llamó Manuel
Martínez, una persona legal. Dicen que después de que se quemó la iglesia este señor se fue; se arrimó con el padre para
platicar cómo se podía construir una nueva iglesia. Pero el padre no aceptó, no se animó. Le dijo:
—Porque no vas a aguantar. El pueblo no va a aguantar. Se
puede hacer otra iglesia, pero como la anterior, de zacate.
El señor Manuel Martínez no se conformó:
—Pero, ¿cómo no se va a poder? Aunque se trabaje duro,
pero que sea de piedra.
El padre se fue a Atitlán, donde estaba la parroquia de Alotepec:
porque antes no era parroquia. Cuando se fue, los principales
se fijaron cómo se debía hacer la iglesia; el señor Manuel
Martínez se animó de nuevo a ver al padre.
—¡Voy a ver al padre! Voy a platicar de nuevo, a ver si acepta; si no, pues voy a ver la mitra (el obispo) que tienen en Oaxaca.
Y se fue luego para Atitlán.
—Aquí vengo otra vez, a ver cómo se va a hacer la iglesia,
porque el pueblo la quiere así como yo digo— le dijo al cura.
—No, no se puede, le contestó el padre.
—No padre. Dicen que así se va a hacer, como yo digo.
Entonces, cuentan los abuelitos que el padre mandó llamar a la
autoridad para que encarcelarán a ese señor Manuel Martínez.
—Mira, mete a este señor a la cárcel. ¡Qué es lo que está
diciendo! ¡Cuándo va a construir una iglesia como la que le
estoy platicando! ¡Hasta cuándo va a terminar! Este señor no
quiere entender la palabra que yo digo.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
367
Lo metieron a la cárcel. Ahí dentro lo golpearon. Con su sangre escribió una carta al obispo de Oaxaca. Llegó la carta a
Oaxaca y declaró todo lo que estaba pasando. Y tal vez ahí
recibió la orden o fuerza para que se construyera la iglesia. Al
llegar de nuevo a Alotepec comenzaron a construir la iglesia.
Pero quién sabe cuántos años trabajaron.
Después dijeron que el Señor de Alotepec debía hacer su
fiesta en 3 de mayo, porque ese día es la fiesta de la Santa
Cruz, la invención de la Santa Cruz.
LA CAMPANA DE ALOTEPEC
CRISÓSTOMO ZARAGOZA
Narrador
Dicen los viejitos que un señor de Alotepec se fue a San Andrés Tuxtla. En ese momento había ahí la fiesta. El señor se fue
a la fiesta; dicen que fue a vender sus chilitos. Vendía sus chilitos
y saludaba a las personas. Cuando hicieron misa o rosario se
escuchó la campana de la iglesia de San Andrés.
—¡Qué bueno! A ver, yo voy a ver esa campana ¡Qué bonito
suena! —dijo el señor.
El señor se subió a la iglesia a ver la campana que sonaba tan
bonito.Y cuando llegó a verla, las personas del pueblo se decían:
—¿Y ese señor? ¿De dónde es?
Luego le gritaron:
—¿Por qué vienes aquí? ¿Por qué subiste aquí? ¿Quién te
dio permiso?
Las personas del pueblo lo bajaron, le pegaron, lo golpearon y
lo metieron a la cárcel porque subió a la iglesia a ver la campana. Así de mal la pasó ese señor. Pobre, en lugar de divertirse
en la fiesta, lo encarcelaron.
—Bueno señor, por qué me encarcelan.
368
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
—Porque estuviste aquí. ¿De dónde eres? ¿De dónde vienes? ¡Qué necesidad tienes de ver!
—Bueno señor, es que me gustó mucho su sonido.
—Mañana vamos a ver.
Al día siguiente lo liberaron. El señor llegó a su pueblo, Alotepec,
y platicó cómo le había ido de mal en la fiesta. Se lo platicó a
sus compañeros, que eran nahuales (tzok), que tenía un superior, un defensa. Platicó a sus familiares, amigos y autoridades
lo que le hicieron en San Andrés Tuxtla.
—Me encarcelaron.
—Bueno, y por qué pues.
—No sé, no hice nada, no hice daño. Nomás porque subí a
ver la campana que tiene un sonido muy bonito. Y por eso me
encarcelaron.
—¡Y por qué cabrón! ¡Mejor vamos a quitar esa campana!
Hicieron junta, una reunión; y todos los que tenían nahual
dijeron:
—¡Yo también tengo un nahual que es cabrón!
Fueron a quitar la campana de la iglesia de San Andrés y la
trajeron a Alotepec. Llegó un aguacero, un truenazo, un rayo.
Llegó una gran tormenta a San Andrés que hizo esconder a los
habitantes. Y así se trajeron la campana a Alotepec y la dejaron
aquí, en un lugar que se llama kämpaan jud windïb’y (“cerca del
hoyo de la campana”). Pero como luego vinieron las nahuales
de San Andrés la escondieron; éstos no la vieron y se regresaron a su pueblo.
La gente de Alotepec se reunió para ver qué iban a hacer con
la campana. Algunos la querían colgar en la iglesia, pero otros.
—No se puede poner aquí, porque los nahuales de San Andrés van a venir. Mejor la escondemos en el cerro.
Los nahuales de Alotepec se llevaron la campana al cerro.
La escondieron quien sabe dónde, arriba del cerro. Por eso siem-
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
369
pre se escucha la campana en el día de San Andrés, justo al
mediodía.
EL RITUAL DE UN CAZADOR
HUMBERTO LUIS
Narrador
Había una vez un cazador nativo de Alotepec. Como la gente
de ahí es pobre, tiene que buscar otras formas de ganarse la
vida, además de trabajar en la milpa y salir a cazar. Este cazador llevaba mucho tiempo sin cazar un animal; entonces, un
domingo, este señor, con su fe puesta en el Señor de Alotepec,
fue al templo y depositó una ofrenda al señor y le pidió que le
diera el don para cazar. Se lo pidió al Señor y le entregó una
veladora, como maraca el ritual.
El cazador regresó a su casa; ya había pasado un domingo y
un día de la semana, entre los meses de junio y julio, que es el
tiempo de lluvias, cuando los animales se aparecen en el monte. Entonces, un día dijo:
—No, pues voy a ver qué puedo cazar.
El cazador se fue solo, sin ningún acompañante. Fue a un lugar
llamado put’s kopäjk.217 Antes de salir de su casa, como ofrenda al dador o cuidador de todos los animales, el señor le llevó
un gallo al lugar indicado como símbolo de ofenda. Así llegó con el gallo al lugar donde todos los cazadores deben dejar
un gallo; en mixe se conoce como kojo tsy’uy n’ikay. El cazador
hace su ofrenda y le habla al Señor de Alotepec, le habla a dios;
le dice al dador o cuidador de todos los animales que le dé el
don para poder cazar un animal.
217
Así se denomina a “corta monte”, un lugar que está cerca del río,
donde normalmente aparecen venados para cazar.
370
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
—Tú Kong (“señor”), tú Anäw (“trueno”), tú Nääxwinyëtë (“madre naturaleza”). A tí vengo y a tí acudo. Tendrá valor ésto que
te dejo y ésto de lo que te voy a hablar, que te voy a pedir. Para
que te compadezcas de uno de tus hijos y uno de tus animales
a los que cuidas y haces crecer. Por eso aquí te deposito, por
eso estoy sacrificando y estoy hiriendo, para que valga; para
que lo aceptes y me lo devuelvas. Aunque sea pequeño lo que
te dejo, y no grande como te mereces, tendrá valor lo que te
ofrendo.
El cazador se queda por ahí; se sienta debajo de un pino hasta
que cae la noche y empieza a lloviznar. De pronto, el cazador
se queda dormido, cierra los ojos y empieza a soñar, de repente
ve a un señor grande, un señor que tiene poder, pero para él era
Anäw (“trueno”) o el dador de todos ellos (los animales).
Sin decir nada, el trueno le comienza a hablar:
—Ya sé que vienes a pedirme algo; estás aquí para pedirme
uno de mis hijos, uno de mis criados.
El cazador no contesta nada, y Anäw prosigue:
—Ya recibí de tí un pedimento que me has hecho. Pero antes
que nada, tienes que seguir estos tres consejos: primero, tienes que saber qué hijo mío vas a cazar; yo te lo daré, pero a su
debido tiempo. Segundo, no quiero que caces animales que estén
en edad de procrear porque son mis mayores ilusiones, y si tú
me las destruyes no me va a gustar; porque muchos de ustedes me lo han hecho, y yo simplemente les quito y no les doy
nada. Tercero, no precisamente soy yo el que tiene que mantenerte para que te dé todo, sino que tú, con tu propio esfuerzo,
con tu trabajo, tienes que vivir para que salgas de pobre y seas
rico. No tengo que darte la carne de mis hijos, para eso te doy
tierra. Yo soy el dueño de todo y te daré mi apoyo para que
produzca tu maíz, tu frijolar, tu chilar.
El cazador, sin decir ni una sola palabra, aceptó todos los consejos y los tomará en cuenta. El cazador creía que todo esto
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
371
era realidad, pero era sólo un sueño. De pronto despierta este
cazador; se persigna, le habla al Señor de Alotepec, a KongAnäw, y le pide que le dé el don que ya había pedido y que le
envíe uno de sus animales o hijos como se lo había revelado
en el sueño. El cazador despertó, se levantó y dio algunas vueltas entre la maleza, debajo de todos los pinos y ocotes.
Entonces comienzan a aparecer los rayos; de repente aparece el trueno. El cazador sabe que se le está enviando el don
que pidió. El hombre comienza a sentir frío, y se sienta con un
gabán de lana para protegerse. Estaba haciendo mucho frío y
lloviznaba, conforme pasaba el tiempo la llovizna se convertía
en aguacero, estaba más tremendo. El cazador se percata de
un ruido de hojas secas y se pregunta:
—¿Qué será lo que estoy oyendo? ¿Serán animales de alguien de por aquí?
El cazador trata de ver pero no es nada. Ya es más de la media
noche; el cazador nunca se desesperó porque Kong-Anäw le
había revelado en su sueño que sí le iba a dar el don para cazar
si seguía los tres consejos y que los pusiera en práctica. De
repente, con su lámpara enfoca hacia el lugar donde había oído
el ruido de hojas secas y ve que era un animal. El cazador ve
que era pax (venado hembra), pero no era pax, era jaaitzu (venado). Le apuntó y le disparó, y se da cuenta que el señor o
cuidador de todo se lo había mandado. Y así fue, porque el
cazador depositó toda su fe y porque le hizo una ofrenda a
Kong y a Anäw.
LA HIJA QUE SE HIZO RICA
HUMBERTO LUIS
Narrador
Dicen que en un pueblo vivía una familia demasiado pobre que
carecía de todo. La familia estaba integrada por el papá, la mamá
372
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
y cinco hijas. Puesto que eran muy pobres, el papá no podía
más que trabajar a diario en el campo para ganarse el sustento
y mantener a su familia. El papá debía trabajar en el campo
todos los días.
Pero como las seis mujeres ( la madre y las hijas) eran
demasiado pobres y no tenían nada que comer, empezaron
a robar gallinas para matarlas y comerlas a escondidas del
padre, mientras éste se la pasaba en el campo trabajando bajo el sol. Esto se volvió cosa de todos los días, y cada vez que
el papá llegaba nunca le convidaban de lo que ellas habían
comido, sino que sólo le daban una tortilla con sal, chilito y
café.
Pero la hija más pequeña era algo curiosa; así, cuando comían algo, siempre guardaba un poco de su comida a escondidas para dársela a su papá. Y así era del diario.
—Mira papá, nosotras comimos esto y es para tí; pero no les
digas nada porque me pegan.
Así pasaron los días hasta que una vez el papá lloró de coraje
o sentimiento.
—Hija, yo sé que tú vas a tener mucho futuro; tendrás un
marido bueno, mucho dinero y te vas a volver rica. Gracias por
todos los favores que me haces.
El padre le pedía a Dios, le decía al Dios Kong-Anäw que en
verdad le recompensara a su hija por la manera en que ella le
estaba ayudando. Y le repetía:
—Hija, tú vas a ser rica, y yo, como tu padre, te lo digo de
todo corazón.
Así siguieron pasando los días, hasta que en una ocasión las
cinco hijas se fueron a la milpa para ver qué encontraban por
allá. Ya iban de regreso cuando, de repente, en el camino les
agarró un rayo y empezaron los truenazos; comenzó a llover.
En el momento que empezaron los rayos aparecieron tres señores; eran como príncipes, como reyes venían vestidos. Los
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
373
señores saludaron a las muchachas, se conocieron y hasta
ahí. Cada quien se fue para su casa.
Cuando las muchachas llegaron a su casa le platicaron a su
mamá que se habían encontrado con tres hombres guapos y
muy ricos que parecían como príncipes. Una vez más las muchachas volvieron a su milpa y se encontraron a los señores y
no pasó nada. Una ocasión en que las muchachas estaban en
su casa de repente apareció un rayo, empezó a tronar por todos
lados hasta que aparecieron tres caballos en la puerta del hogar. Eran tres caballos blancos y encima de ellos, montados,
los mismos tres señores que eran el papá y el hijo que quería
pedir la mano de la hija, y otro hermano. Ellos eran Anáw.
Los señores entraron a la casa y el padre le dijo a la señora:
—Vengo a pedirte la mano de una de tus hijas. Mi hijo se
quiere casar con alguna de ellas.
—Sí, está bien. Con mucho gusto. Ahorita las llamo. Son
cinco y ahorita la escoges.
Las cinco hijas vienen y se sientan. La mayor pensó que era
ella a la que estaban pretendiendo. Pero el papá Anäw dijo:
—Que cada una de ellas me extienda sus manos.
Entonces cada hija, desde la más grande hasta la más chica, extiende sus manos al señor y éste empieza a leérselas.
—Bueno, está bien. Ya decidí a cual de tus hijas me voy a
llevar, dijo papá Anäw.
—Dime a cuál prefieres —le respondió la mamá.
—Yo prefiero a la más chiquita (que tenía como 13 o 14
años).
—¡No puede ser! ¡Cómo es posible! —exclamó la mamá,
mientras las otras hermanas ya estaban enojadas porque no
habían sido las elegidas.
Las hermanas empezaron a odiar a su hermanita porque ella
fue la afortunada, porque se iba a casar con un hombre de
mucha riqueza. El asunto quedó de todas formas así. Siguió
374
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
tronando; siguieron apareciendo rayos hasta que los hombres
montaron sus caballos y se fueron. El tiempo transcurrió y las
hermanas le comentaron al papá, quien opinó:
—Ah, pues qué bueno; me da mucho gusto que mi hija más
chica haya sido la elegida porque siempre ha sido buena conmigo. Gracias a Dios, gracias a Kong y gracias a Anäw que me
lo haya concedido. Yo siempre se lo he pedido de corazón.
Al fin se puso la fecha de la boda; se hizo la boda con fiesta
porque era familia rica, fue una fiesta en grande. Entonces la
muchacha se fue avivir con sus suegros. Así vive por allá, pero
ya no era de este mundo, sino del mundo de Anäw y Kong. La
muchachita le tenía que decir a su mamá que ya tenía que irse,
que los iba ir a visitar pero ya no en persona. Pero como ellos
eran tan pobres, la señora le pidió que le mandara un poco de
dinero, ya que ahora era rica, a lo que la hija le respondió que sí,
que con mucho gusto se lo enviaría.
Ya cuando la niña se había ido a vivir con su esposo, éste le
dijo que sí necesitaba dinero podía tomarlo de la “caja”, pero
antes tenía que decirle a la “cinta” que se quitara. La caja estaba envuelta por una cinta que en realidad eran animales salvajes como boas, sordas y otras culebras venenosas. Sólo tenía
que decirle que se quitara de ahí. Cada vez que la hija necesitaba dinero hacía lo que le había recomendado su esposo.
Un día la hija le comentó a su esposo que su mamá le había
pedido dinero porque ellos eran muy pobres.
—¿Cuándo se lo llevamos? ¿Cuándo se lo mandamos?
—Sí, sí se lo mandamos. Que lo lleven mis tres hermanos.
La mamá y las hermanas de la niña ya los estaban esperando en
la milpa. Los hermanos del esposo entonces llegaron a la milpa.
Cuando se aparecieron comenzó a tronar, a llover y a salir rayos.
Pero abajo de los rayos la mamá vio a tres venados y que les
dispara y que mata a dos venados ahí. La mamá, muy contenta,
llegó como si nada mientras el otro venado se escapaba.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
375
Volvió a pasar el tiempo y el dinero no llegaba. Entonces la
mamá le preguntó a su hija en sueños por qué no le había
mandado el dinero. La hija le respondió:
—¡Cómo! Si te estoy mandando el dinero y me estás matando a mi familia. Estás destruyendo a mi familia. Me acabas de
matar a mis dos cuñados.
—¡Cómo es posible! Si yo no he matado a nadie, contestó la
mamá.
—Pues aquellos venados que mataste en el camino eran
mis cuñados.
—Bueno, está bien. Para otra ocasión será.
Y volvió a pasar en la segunda ocasión; lo mismo sucedió. En
esta ocasión la hija le informó a la mamá:
—Ya no van a ser mis cuñados; va a ser otra persona de la
familia.
Pasa otra vez el tiempo. La mamá se va a un lugar. De repente
aparecen otra vez los rayos, empiezan los truenos por aquí y
por allá; cae la lluvia. La señora va caminando y de repente en
el camino aparece una boa pero bien grandísima. Y la mamá la
mató así como si nada. Otra vez llega a su casa. Pasa un
tiempo bastante largo y el dinero no les llega. En sueños se le
aparece de nueva cuenta su hija y le dice:
—Oye, qué pasó. No me has mandado el dinero que te pedí
desde hace mucho. Como te has vuelto rica, te has olvidado de
la familia.
—No, mamá. Ya es la segunda ocasión en que te envío el
dinero. La boa que te encontraste en el camino era mi cuñada, y
ya me la mataste. Ya nos estás acabando.
—¡Híjole! Pues cómo quieres que le haga.
—Mira, si quieres, ésta ya es tu tercera y última oportunidad. Haz lo que te voy a indicar, pero lo tienes que cumplir —
dijo la hija a su mamá.
—Está bien. Dime qué es lo que debo de hacer.
376
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
—Bueno, mira: vas a subir a ese cerro. Ahí en la caja está el
dinero. Está envuelto de cintas de colores que en realidad son
víboras, boas y animales salvajes. Pero antes que nada tienes
que llevar una ofrenda. Lleva una gallina y ahí la sacrificas. Le
dices a Kong y a Anäw que te dé. Pero te esperas, pidele de
corazón y con toda fe que te lo dé; dile que estás muy necesitada y tu familia también, pero sí te lo vamos a dar. Yo voy a
estar ahí, nada más que tú no me podrás ver. Ahí todos vamos
a estar entregándote el dinero.
La mamá se despiertó y, como fue en sueños, le comentó a
sus hijas y a su esposo qué es lo que tienen que hacer para
lograr el dinero. Pasa un tiempo y después van al cerro que les
había indicado la muchacha. Ellos ya estaban listos. Ya traían
la veladora, la gallina y todo lo que tenían que depositar en el
cerro. Llegaron al lugar y soltaron a la gallina. La mamá depositó
su ofrenda y comenzó comienza a hacer oraciones. Le pide a
Kong Anäw que le de esa riqueza que tanto anhelaba, todo lo
que necesitaba.
Se esperan un tiempo y ven que las serpientes, víboras y
boas empiezan a desenvolverse de la caja que estaba ahí. Cuando ven la caja totalmente libre, la abren y se dan cuenta que
dentro había pura riqueza, puro dinero. Toman la caja, la llevan a
la casa y hacen una ceremonia, una fiesta. Le hacen otro ritual
a Kong Anäw y así es como esta familia se levanta; se hacen
ricos y empiezan a normalizar su vida en este mundo.
EL NIÑO CAZADOR
Héctor Martínez
Narrador
Cierto día, en un pueblo humilde vivía una ancianita. Por cierto,
vivía con su nieto. El nietecito quedó de meses con su abuelita
porque se le murieron sus papás. Por eso la viejita se quedó
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
377
con el nietecito; lo cuidó y lo mantuvo como si fuera su propio
hijo, aunque no era de la familia. La abuelita apreciaba mucho al
muchacho.
Ya que el niño creció, como a los siete u ocho años de edad,
ayudaba cantidad a la ancianita en los quehaceres. ¡Cómo trabaja ya! Ayudaba en la acarreada de leña, agua, en el aseo del
hogar. El niño fue creciendo; se dedicó a trabajar como las personas mayores porque no tenía con qué mantenerse. Entonces
la abuelita le dijo:
—Hijo, ¡cómo trabajas mucho! No deberías trabajar tanto.
—No, abuelita, es que no tenemos dinero, no tenemos alimentos y veo que la pasamos muy difícil.
—Entonces, ¿qué haremos?
El niño era muy trabajador porque no tenía ni papá ni mamá; y
como debía mantener a su abuelita pues tenía que trabajar muy
duro. Ya llevaba meses trabajando, y todo dejaba en la casa listo.
Aseaba la casa, traía agua en las mañanas y también leña.
En una ocasión, cuando ya tenía doce años, al niño se le
ocurrió ir a trabajar con una persona. Pero el niño ya tenía sus
planes antes de trabajar: debía dejar todo listo (aseo y comida
preparada). Así era porque el niño se daba cuenta del sacrificio
que había hecho la abuelita.
Pero había otro señor que tenía un hijo; este niño era muy
juguetón y no le gustaba trabajar mucho. Cierto día llegó a un
pozo cerca del pueblo donde las mujeres tomaban agua para
acarrear. En aquel entonces todavía no habían cubetas, materiales o ánforas; el agua se cargaba en cántaros de barro. El
niño tenía que amarrar su cántaro con un mecapal y así iba de
aguador a traer agua. Pero el otro niño, como era muy rebelde,
no le importaba nada; lo que le gustaba era ir a divertirse. Entonces un día este niño fue al pozo y vio muchos animales y dijo:
—¡Híjole! Yo creo que éste es un buen lugar para una buena
cacería.
378
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
Esa misma tarde, el niño se preparó. Tomó su arco y su flecha,
porque en aquel entonces no había rifles ni armas de otro tipo;
sólo se usaban arcos y flechas. Con esa decisión y mentalidad,
el niño salió. Pero el otro niño, como era muy pobre, tenía necesidad de traer agua y esa madrugada se va al río. En el río
había un chorro, una cascada. El niño se fue temprano y le dejó
todo preparado a la abuelita. Ésta era la manera de agradecerle
todo lo que le había apoyado.
El niño se fue de madrugada al chorro. Pero el otro niño como
también había dicho:
—Mañana voy a cazar elefantes. Voy a cazar animales grandotes como los elefantes, como los toros.
Al chorro llegaban muchos animales que no se domesticaban
todavía. Entonces el niño se fue, se fue a traer agua. Llegó al
pozo con su cantarito cargado en la espalda, y empezó a llenar
su cántaro. Entonces el otro niño, el vecino, ya estaba listo con
su arco, con su flecha. Se acercó al río y escuchó un sonido:
buuuu, buuuu, buuuu.
—¡Los elefantes, los elefantes! ¡Ya los tengo, ya los tengo!
Eso es segurito, segurito— gritó el niño sin imaginarse quien era.
En eso, el niño seguía llenando su cántaro: buuuu, buuuu, buuuu,
y el otro muchacho:
—¡Ah! Es un elefante.
Tomó su arco, su flecha y le atinó donde según él estaba el
elefante. Pero se escuchó el grito de un niño.
—¡Aaay mamá! ¡Qué me pasa! ¡Por qué me haces eso!
El niño cazador salió corriendo hacia el muchacho huérfano.
—¿Qué tienes? —le preguntó.
—Oye amigo, ¿por qué me has herido? ¿Por qué me lastimas? Yo ¿qué te he hecho? ¿Qué te debo? Si tú sabes que no
te debo nada ¿por qué me lastimas de esa manera?
—Discúlpame mano. Mi intención no era esa. Yo sólo vine a
cazar elefantes y animales grandes. No me imaginé que eras
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
379
tú. No imaginé que era el cántaro el que hacía buuuu. Entonces
discúlpame. Te voy a llevar al pueblo pa’ que te curen.
—No. Lo único que te recomiendo es que atiendas a mi abuelita como yo la atendía. Le vas a dar agua, leña y todos los
alimentos que necesite porque ella ya no puede mantenerse
sola.
Y antes de que terminara, el niño murió. Se le fue la vida porque
el otro niño le había atinado en el mero corazón. Ahí quedó
tirado el niño. El niño cazador fue con la abuelita, y le dijo:
—Abuelita, abuelita. Discúlpame. Te traigo malas noticias.
—Dime, ¿qué paso?
—Discúlpame. Es que yo no lo quise hacer. Se murió tu nieto.
—¿Qué le pasó ¿Qué le hiciste? —gritó la abuelita alborotada.
—Tranquilícese. Yo la voy a ayudar, yo me voy a quedar en
su lugar.
El niño entonces le contó lo que había sucedido, que lo había
confundido con un elefante. La abuelita sintió que se le salía la
vida, se sintió muy mal. El niño le avisó a su familia para que le
ayudaran a cargar y a enterrar al otro muchacho. Pero antes de
que lo enterraran, la abuelita le dijo:
—Hijo, el día de mañana, cuando estés grande, cuando te
cases y cuando tengas hijos, ninguno de ellos va a vivir. Ninguno de tus hijos sobrevivirá en este mundo. Nada más te vas a
dar cuenta cómo van a desaparecer. No los esperes vivos.
Al muchacho no le interesó. Se quedó manteniendo a la abuelita, pero ya no era lo mismo como con aquel otro muchacho. Un
día el muchacho cazador decidió juntarse con una muchacha.
Como no se llevaban bien con la abuelita decidieron vivir aparte, fuera del pueblo, cerca de un bosque. Todavía le daban agua
y leña a la abuelita, pero muy poco, sólo lo indispensable.
La señora tuvo a su primer hijo. El niño creció y empezó a
caminar. En un descuido, cuando estaban comiendo, el niño
desapareció porque estaban muy cerca del bosque. Al segundo
380
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
hijo le pasó lo mismo. Así fue como se cumplió la maldición de
la abuelita. Por eso es que dicen que sí existen las maldiciones.
EL TRUENO, AMO
Y DUEÑO DE LOS ANIMALES
Héctor Martínez
Narrador
En un campo vivía una familia humilde. Esta familia no vivía
bajo un techo, sino dentro de una cueva. Cierto día, estas personas tenían un poco de dinero y alimentos; pero es bien sabido que ni el dinero ni la comida duran para siempre. Un día,
pues, se les terminó el dinero junto con los alimentos. La familia estaba indecisa; no sabían qué hacer.
Todos salieron a buscar trabajo. Se fueron por el bosque;
entraron en la selva hasta que llegaron a un lugar donde ya no
soportaban el hambre y el sueño, porque ya llevaban varios
días de camino. Entonces tuvieron que comer cualquier maleza
que encontraron. Un día llegaron a un lugar hermoso: un llano.
Vieron que por allí trabajaban unas personas, que eran los mozos de un rico hacendado. El hacendado tenía manadas de
animales: jabalís, tejones, temazates, muchos animales.
La familia, sin embargo, no se imaginaba en realidad quién
era ese rico hacendado: el trueno (Anäw). La familia se sentó y
empezó a platicar con los mozos. Entonces éstos le hablaron
al patrón y le dijeron que una familia buscaba trabajo. El trueno
llegó y saludó a la familia.
—Patrón, venimos buscando trabajo. A ver si no necesita
mozos. Nosotros venimos de muy lejos, desde un lugar muy
retirad—, dijeron los de la familia.
—¡Ah sí! ¿Qué tipo de trabajo saben hacer?
—No, pus no sabemos hacer nada.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
381
—Yo creo que sí pueden hacer algo.
—No, pues sí. Pues para eso estamos; para eso venimos a
trabajar. Lo que sea porque nosotros estamos dispuestos.
Entonces la familia se sintió muy a gusto porque les daban
trabajo; la señora también. En eso la señora le pregunta a su
marido:
—¿Qué haremos? ¿Podremos con este trabajo?
—Quién sabe. Vamos a intentarlo.
El señor decidió ir a trabajar con el trueno y lo llevaron a un
campo, en el cual le enseñaron un corralote. El corralote estaba
lleno de animales: jabalís, tejones, zorros, venados, mapaches,
e infinidad de distintas especies. Todo tipo de aves, pájaros.
También había víboras.
El señor comenzó a cuidar los animales. Pero el trueno les
había anticipado cómo se sacan los animales. El señor cumplió
con el trabajo. Sacaba los primeros animales y salían cargaditos,
pero ordenados. Los animales no se dispersaban, sino que iban
juntos. El trueno nada más los observaba; claro que no se encontraba presente físicamente, pero él, siendo trueno y rayo,
anda por el aire, por el espacio a través de las nubes. Él se
daba cuenta de todo.
Entonces la familia fue a cuidar e hicieron buen trabajo. Por
cierto, un día, el trueno, amo y señor de los animales, fue a
visitar a la familia para ver cómo cuidaban a sus animales. Y, de
repente, le dieron ganas de ir al baño. Y dice:
— Ahorita regreso. Voy al baño. Olvidé mi ceñidor
Entonces el trueno se fue, pero más tarde regresó.
—¿Saben qué? Ustedes están haciendo un buen trabajo,
pero antes de que se me olvide allá, por donde me fui a hacer
del baño (nada más era para ver qué tipo de personas eran),
quiero que vaya María a traer mi ceñidor, allá donde hice “del
dos” —según él.
—Órale pues.
382
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
Fue la señora María. Llegando allá se quedó asombrada porque
vio una viborota, una coralillo. Cómo brillaban sus colores. Y
María gritó:
—No, pues si es una víbora! ¡No, es un ceñidor!
Entonces regresó corriendo con el trueno.
—Oiga señor, ¿sabe qué? Su ceñidor no es un ceñidor. Lo
que había era una víbora tremenda. Era una coralillo de colores
preciosos ¡Cómo brillaba! Pero como es una víbora me puede
lastimar y no me acerqué.
—¡No seas tonta, María!. Ve y recógelo. ¿Sabes qué? Te
volteas, no mires para atrás y recoges mi ceñidor. No lo mires.
Voltéate y sin que te des cuenta agarras mi ceñidor; pero no lo
veas.
Entonces María fue para hacer lo que le había dicho el trueno.
Llegó al lugar pero, antes de acercarse a donde estaba la víbora, se volteó y caminó hacia atrás. Donde calculó que estaba el
ceñidor, o la víbora tirada, se agachó para agarrarla. Al tocar a
la víbora ésta se conviertió en el ceñidor. Ahora sí se lo llevó al
trueno, su patrón.
—Aquí está el ceñidor, patrón.
—Ya ves. María, ¿qué te dije? No era nada malo. Es mi ceñidor.
—Ah, bueno, pero es que así lo vi.
El trueno se despidió. En eso comenzó a llover. El señor metió
a los animales en su corral, pero al terminar se dio cuenta que
se le habían extraviado dos venados, jabalís, tejones y otros
animales. Entonces los mozos se sintieron muy dolidos. Llegaron luego con el patrón y le dijeron:
—¡Patrón! ¡Patrón!
—Qué pasó, hijos. Pásenle.
—Fíjese patrón que ya no vamos a poder trabajar con usted
porque le traemos una mala noticia. Se nos extraviaron estos animales; ya los buscamos por todos lados pero no los
encontramos.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
383
—¡Ah sí! De eso no se preocupen. Los animales que no
encuentran son pedidos que me hicieron desde hace tiempo,
pero que no los había entregado. ¡De qué se preocupan! —dijo
el trueno, amo y dueño de los animales.
Entonces los mozos se despidieron de su patrón y regresaron a sus casas.218
LA MUJER QUE ENGAÑO
AL DIABLO
Héctor Martínez
Narrador
Había una vez una familia que vivía en el campo y no tenía
nada; era muy pobre. Cierto día, los integrantes de la familia, el
marido y la mujer,andaban pensando qué comerían, qué gastarían en todo el tiempo, en todo el año:
—¿Qué haremos? ¿Cómo viviremos?
El marido decide ir a trabajar lejos. No le importa lo que pase y
deja a su mujer sola, esperando. Ella no se preocupaba. El señor se fue; se metió por el monte. Lo encontró la noche y ahí se
quedó dormido. A la mañana siguiente se levantó temprano y
seguió su ruta. Y otra vez lo mismo, de nuevo llegó la noche, y
así hasta el tercer día. El lugar en el que se quedó la tercera
noche fue en medio de una selva virgen, lejana y desconocida.
218
“Aquí en el medio se acostumbra mucho, por las personas que salen
de caza en las noches, ir a un monte, a un lugar donde ellos creen que llega
el rayo, el trueno, donde llegan los seres ocultos, los espíritus, pues. Entonces le piden, le ruegan; le ponen veladoras, le matan un gallito o una pareja
de aves o le dejan blanquillos. Por eso dice el trueno que es pedido con
anticipación”. Aclaración hecha por el mismo narrador en la parte última del
relato.
384
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
El señor veía cómo pasaban muchos animales, víboras; éste
temblaba de miedo. Entonces, decidió quedarse en un árbol o
en roca. El señor pensó:
—Si me subo a una roca, fácil se trepa un tigre y me devora.
Mejor me voy a quedar en un árbol.
El señor se subió a un árbol. Tranquilo se durmió (mientras miraba a todos los animales que pasaban debajo de él) pero por
dentro tenía miedo de ver a qué horas se subía algún animal y
se lo comía. Así amaneció. El señor de nuevo tomó su ruta
hasta que, al tercer día, se encuentró con un señor que montaba un caballo blanco, elegante. Se notaba que ese señor era
rico y poderoso; de esos señores billetudos. Se le notaba en la
cara y en el tipo de caballo que traía. Entonces el señor le
preguntó si tenía algún trabajo, pues él necesitaba trabajar.
—Sí ¡cómo no! Si tienes ese deseo, pues vamos a la casa.
Entonces lo llevó a su casa. Le enseñó el campo que tenía y
le dijo dónde iba a trabajar. El señor trabajó en el campo. Estuvo
a gusto ya que ahí sí ganó sus centavitos. Entonces el señor,
cuando vio que tenía suficientes billetes, regresó a se va ver a
su “ñora”. Llegó a su casa contento, con muchos billetes en la
bolsa. Estubo unas semanas con su familia hasta que gastó
todo lo que tenía. Hizo su casita.
El señor y la señora decidieron ir juntos a trabajar con el
patrón. Pero no trabajaban mucho sino que pedían préstamos;
pedían créditos a su patrón, que era el diablo, aunque ellos no
lo sabían porqueél estaba disfrazado. El diablo había cambiado
su manera de ser; también puede adquirir la forma de animales.
Los esposos trabajaron nada más un tiempo, el patrón les dio lo
que habían pedido prestado y luego se fueron, creyendo que su
patrón ya no los iba a encontrar.
Pero como era el diablo es lógico que los encontrara. El señor había hecho un pagaré: “cubro ésto y lo pago tal fecha; pero
si no lo cubro, pago con interés”.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
385
Los señores llegaron a su casa y pusieron un puesto grande,
una tiendota. El señor entonces se hizo poderoso; ya que como
dice el dicho: “el dinero del diablo cómo aumenta en minutos o
en segundos”. A los señores les gustó, pero llegó el día de
pagar la cuenta. El señor estaba indeciso.
—¿Cómo le pagaré? ¿O no le pago? ¡Ese señor tiene muchos billetes!
Pasó un día, dos, y al tercero fue a ver al patrón.
—Patrón, hasta ahorita vengo, pero traigo malas noticias.
Ahorita ando bien jodido, no cuento con suficientes recursos.
No tengo dinero ‘orita. Pero le aseguro que le pago después.
—Como quieras, si no puedes ahora, pues págame pa’ la
próxima.
Entonces fijaron otro día. El señor salió para su casa. El se
había convertido en un ricachón de primera.
La fecha pactada llegó y el diablo fue a casa del señor ricachón. Llegó montado en su caballo blanco. El señor, para entonces, ya sabía que el patrón era el diablo. Tocó el diablo y contestó la esposa del nuevo rico, porque ella sabía que esa fecha
iba a llegar el diablo. Pero la señora había escondido a su marido debajo de la cama, para que el diablo no lo viera.
—No está mi marido. Todavía no llega porque se fue a otro
lugar para trabajar, porque ahorita no tenemos dinero —le decía
la señora al diablo, aunque no le enseñaba la tiendota que tenían dentro de la casa.
—Bueno, dentro de 15 días regreso; y si no me pagan pues
les quito la casa y me los voy a llevar a ustedes para siempre.
El diablo se fue. Cuando la señora vio que ya se había alejado
bastante llamó a su marido.
—Ya se fue. ¡Salte, salte! Ahora tenemos que planear qué
vamos a hacer.
Entonces se pusieron a pensar bien lo que iban a hacer. Tanto
pensaron que nada más les faltaban dos días para la cita. A los
386
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
trece días, a la señora se le ocurrió pelar a su marido. Le cortó
el cabello y lo dejó pelón, sin un solo cabello; hasta le brillaba la
cabeza, se veía muy feo. Faltaban unas cuantas horas para
que llegara el diablo. La mujer le dice a su esposo:
—Tú te vas a sentar aquí al lado del fogón.
Cuando la señora vio que se acercaba el diablo agarró un puño
de tizne y se lo untó al marido por toda la cabeza. Entonces
llegó el diablo y tocó la puerta.
—¡Señora! ¡Señora! Vengo por el dinero.
—¡Ay patrón! Mire cómo está mi marido.
—¡Cómo!
—¿Qué no ve usted que está enfermo mi marido? Mire cómo
tiene la cara, la cabeza ¿Qué no se da usted cuenta?
—¡Pero cómo!
—Pues está enfermo. Y de dónde vamos a sacar dinero. Así
es que ‘orita no podemos pagarle.
—No, pues si no encuentran... pues ya ni me paguen.
Así es como la mujer engañó al diablo. Por eso dice el dicho que
las mujeres son más cabronas, porque pueden engañar al diablo.
JUAN LOCO O JUAN TONTO
HÉCTOR MARTÍNEZ
Narrador
Había un muchacho al que llamaban Juan tonto. Como su nombre lo dice, era bien tonto y loco; tonto más que loco. Él vivía
con su hermano y abuelita. Un día los dos hermanos estaban
decidiendo quién iba a cuidar a la abuelita, porque ésta estaba
muy enferma, en cama. El hermano mayor dijo:
— ¿Sabes qué? Tú te quedas a cuidar a la abuelita. Yo mientras trabajo en el campo.
Los hermanos se repartieron las tareas. Al mayor le gustaba
trabajar, pero al otro no porque era un loco o un tontito de primeAPÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
387
ra. Cierto día, el hermano mayor vio muy enferma a su abuelita
y le dijo a su hermano Juan loco:
—Oye Juan, ¿por qué no vas a trabajar tú? Ve a limpiar la
milpa. Yo me quedo con la abuelita a atenderla porque está muy
mal.
—Órale pues.
Juan se fue. Llegando a la milpa, este cabrón sacó su machete
y comenzó a cortar todas las matas de la milpa, hasta que las
tumbó por completo. Juan regresó tranquilo a su casa.
—Oye hermano. Ya fui a la milpa. Ora sí dejé un trabajo bien
limpiecito. Hasta te va a dar gusto. Mañana ve a verlo y verás
que te va a gustar.
Pasó la noche, y al día siguiente le dijo el hermano a Juan
loco:
—Oye, ahorita vengo. Voy al campo a ver si hiciste el trabajo
como lo quiero. Tú te quedas a cuidar a la abuelita. La vas a
bañar, le calientas el agua, y cuando yo regrese comemos juntos.
El hermano de Juan se fue a supervisar el trabajo. El tontito se
quedó en la casa y encendió una fogata; le echó mucha leña y
empezó a arder la lumbre. Agarró una olla de barro; le echó
agua y la paso al fuego. Cuando Juan vio que el agua estaba
hirviendo la quitó del fuego. Luego fue con su abuelita y le aventó encima el agua hirviendo, sobre la cara. Entonces vio que su
abuelita cambió de color y se le empezaron a rajar las partes
del cuerpo, sobre todo en la cara y se le comenzó a abrir el ojo;
los labios se le hincharon hasta que se le veían los dientes. La
abuelita quedó con la boca abierta. Y Juan dijo entonces:
—¡Ay, miren a mi abuelita! ¡Cómo está sonriendo! ¡Miren
cómo sonríe! ¡Le gustó el agua! ¡Le estoy dando un buen baño!
Pero Juan loco ya había matado a su abuelita. En eso llegó su
hermano.
388
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
—Oye hermano, me hiciste un mal trabajo.
— Ven hermano, mira. Ya bañé a mi abuelita. Hasta empezó
a sonreír.
Pero Juan loco o tonto había matado a su abuelita.
LOS NAGUALES O LOS DUENDES
HÉCTOR MARTÍNEZ
Narrador
En la región mixe, al igual que en los pueblos y las ciudades
grandes, muchas personas sonmuy pobres. Sucede que un señor
y su hijo salieron de la parte alta, donde hace mucho frío; llegaron a la parte media para trabajar y, luego, el señor regresó a la
parte baja para seguir trabajando. Como toda persona, este señor conocía a sus nahuales o duendes.
El señor trabajaba como mozo, pero también llevaba ollas y
otros objetos de barro, como las que hacen en Tamazulapan.
Este señor, además de trabajar, vendía ollas y objetos de barro.
Un día llegó a un lugar y como sucede en todas partes, había
gente buena y gente agresiva.
El señor fue a trabajar con una señora viuda. Ahí trabajó
mucho tiempo hasta que se tuvo que ir; entonces se despidió
de la señora y le pidió su pago por haber trabajado con ella.
Pero sucedió que la señora no quería pagarle, pero el señor
insistía porque lo obligaba la necesidad.
La viuda corrió al señor a altas horas de la noche; en esa
ocasión, como era muy tarde, el señor y su hijo decidieron salir.
Pero primero, la señora le había dicho al trabajador:
—Mañana nos veremos en el camino. Aquí está tu dinero y
vete. Pero ten por seguro que nos veremos mañana en el camino. Órale.
—No hay problema— contestó el otro.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
389
Por ese rumbo se sabe que hay personas con nahuales y hay
que cuidarse bastante. El señor y su hijo llegaron a otra casa y
ahí les dijeron:
—No, señores, no se preocupen. Tú prepárate. Aquí descansa, aquí está la casa.
Les dieron hospedaje y todo. Al día siguiente, el señor decidió a
salir muy temprano a modo de que la viuda no los alcanzara.
Pero sí los fueron alcanzando en el camino; era el nahual de la
señora, una especie de leopardo o jaguar. El nahual venía detrás de ellos, aullando. Parecía la voz de un toro.219 Entonces
los señores se preocuparon porque ya venía llegando la noche
le preguntó a su padre:
—¿Qué haremos?
—Hijo, corta unas ramas. Vamos a hacer lumbre, vamos a
hacer una fogata. Mientras yo voy rajando el ocote tú ve preparándola— le respondió el señor.
Rápidamente los señores hicieron una fogata. Ya que estaba
encendido el fuego el señor asó dos manojos de carne de res
(de la que se vende por manojos) y se los comió. El hijo no
comió nada.
—¡Ora sí hijo, no te preocupes! No grites ni digas nada de
todo lo que veas que suceda. Pase lo que pase y muera quien
muera.
—¡Órale pues, listo!— dijo el muchacho
El señor llevó a su hijo debajo de un árbol; hizo un agujero en el
cual metió a su hijo y lo tapó con hojarasca. El señor regresó a
la fogata; dio unas marometas y después se aventó a la fogata.
De la fogata salió primero un gato. Después dio otras marometas
Es interesante la relación semántica entre el toro y el jaguar. En ayuuk,
el término que denota “jaguar” es kää y “toro” es tzaof kää, que significa
literalmente “tigre del cielo” o “tigre limpio”.
219
390
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
y se volvió a clavar a la lumbre; entonces salió un zorro o lobo.
De nuevo dio otras marometas y se volvió a meter a la fogata;
al tercer salto, ¡ora sí!, salió un tigre que empezó a rugir. Pero
ya tenía cerca al otro anual, que era un tigre de color pardo; el
otro era un colorado.
Entonces se enfrentaron los dos nahuales en pique. Ora sí
se empiezan a revolcar, a rasguñar, a morder. Se dieron tremendo agarrón. Se revolcaban y aventaban entre saltos; por fin, en
un salto se agarraron en el aire. Pero el otro no se dio cuenta. Le
metió la pata delantera en el hocico y le agarró la lengua, la cual
le arrancó. Ya en el aire, se dobló el nahual de la viejita.
Entonces el nahual del señor esperó a ver qué pasaba; cuando vio que el anual de la viejita no se movía, el señor se regresó
tranquilamente a la fogata y se aventó a ella de un salto. Volvió
a salir lo mismo: primero un zorro; en el segundo salto, un gato;
al tercer salto salió el señor. Estaba lleno de sangre y sudor
muy cansado. Luego fue sobre su hijo para destaparlo.
—¡Levántate hijo! Ya está muerta la señora.
Ahí estaba tirado el jaguar y a un lado su lengua. Así fue como
lo mató. Ya sin el temor a sus espaldas los señores decidieron
seguir su camino.
EL TLACUACHE
Héctor Martínez
Narrador
Un día, el tlacuache mo’kx andaba en el monte en busca de
alimento; entonces se encontró con un tigre y éste le dijo:
—Oye tlacuache, ¿qué haces?
—Aquí nomás, buscando alimentos, ¿ y tú?
—Yo por lo mismo. Por eso te voy a comer— le dijo el tigre al
tlacuache.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
391
De repente el tlacuache, agarró una piedra que estaba en el
cerro y le dijo:
—¡Tigre! ¡Tigre! Ayúdame. Se va a caer esta piedra ¡Ayúdame! Porque si no nos va a matar a los dos.
Entonces el tigre fue y sostuvo la piedra: pero la piedra estaba
fija, y los dos la estaban sosteniendo. Luego el tlacuache le dijo
al tigre:
—¿Sabes qué? Ya me estoy cansando. Voy a ir por alimentos. Tú quédate aquí.
El tlacuache se fue pero ya no regresó, porque su idea era
escapar del tigre que se lo quería comer. Hasta después el
tigre, que se había cansado mucho, soltó la piedra y vio que no
pasaba nada.
—¡Ah! Así que ese tlacuache me engañó. Pero la otra vez sí
me la tengo que cobrar. Me las va a pagar bien caro.
Pasó el tiempo y el tigre se encontró al tlacuache cerca de una
colmena. Se oía el ruido de las abejas. Le dijo el tigre al
tlacuache:
—Esta vez tlacuache, ¡sí te voy a comer! ¡tengo tanta hambre!
—Bueno, ¡qué importa! Pero ¿sabes una cosa?
—¿Qué?
—No, espérame.
—¿Qué?
—Escucha, escucha. Son mis alumnos que están aprendiendo solfeo. Están haciendo mucho ruido y mucha guerra porque tienen hambre como tú y como yo. Quédate un ratito con
ellos. Nada más les voy a traer alimentos. Pero ¿sabes qué?
Cuando hagan mucho ruido y para que no estén molestando,
pégales con esta vara, pégales fuerte.
—Órale pues— dijo el tigre.
El tlacuache se fue y el tigre se quedó con la colmena. Cuando
se acababa de el tlacuache las bajas empiezaron a hacer un
ruido muy fuerte. El tigre se levantó con la vara y se las sono
392
FIESTAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
sabroso. Las abejas salieron y empezaron a corretear al tigre,
hasta que lo picotearon y dejaron todo hinchado.
—¡Ay, ese tlacuache! ¡Cómo es mañoso el canijo! Pero esta
vez sí no lo voy a perdonar —decía el tigre quejándose.
Pasaron los días y el tigre se encontró otra vez al tlacuache.
Pobre tlacuache, ya qué le quedaba, estaba en un lugar indefenso.
—Esta vez no te me escapas.
—No, pues esta vez sí. Ahora sí trágame entero, trágame.
Entonces el tigre se lo tragó entero. El tlacuache, como era bien
canijo, se dejó tragar entero, pero no duró en el interior del tigre
ya que después apareció otra vez por ahí. Parecía que había
muerto, pero no era así; quien sabe qué cosa le había dado al
tigre. El tlacuache engañó tres veces al tigre y no se murió.
APÉNDICE. RELATOS DE SANTA MARÍA ALOTEPEC
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Mëj xëëw. La gran fiesta, se terminó de imprimir
en diciembre de 2003 en los talleres de Disigraf, S.A. de C.V.,
Calle 4 núm. 5, Fraccionamiento Industrial Alce Blanco,
Naucalpan de Juárez, Estado de México.
Diseño de portada
Liza Niles
Coordinación Editorial de la CDI
Coordinador
Raúl Berea Núñez
Diseño de interiores y composición tipográfica
Arizbé Camarillo Allende
Cuidado de la edición
Ángela Cruz Martínez
En su composición se utilizaron tipos de las familias Helvética 45 y Times New Roman.
La impresión se hizo sobre papel bond de 90 g para interiores
y cartulina couché de 250 g para forros.
El tiraje fue de 2 000 ejemplares.