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Diego Rivera, El hombre en el cruce de caminos (1932-33) Destruido en febrero 1934 Foto tomada por Luciente Bloch del mural original en el Centro Rockefeller Nueva York "Hombre en el cruce de caminos, mirando con esperanza y con una alta visión al decidir por un nuevo y mejor futuro”. Este fue el tema que Nelson Rockefeller quería representar en un mural comisionado para el primer piso de la Corporación de Radio y Artes del nuevo Centro Rockefeller en la Ciudad de Nueva York en 1932. Al no estar disponible Picasso o Matisse, preferidos para la obra por sus tendencias modernistas, le fue ofrecido a Diego Rivera; un favorito de la Señora madre de Rockefeller. Rivera, quien ya para los 1930s había adquirido renombre internacionalmente por sus exuberantes y apasionados murales públicos en México, San Francisco y Detroit, creó en el mural de 480 X 1145 cm. un cruce simbólico entre la industria, la ciencia, el socialismo y el capitalismo. Trabajo comenzó en 1933, con Rivera y seis asistentes. Al centro de la obra —y del cruce de caminos— un trabajador industrial comanda maquinaria pesada; sus manos en los controles. Dos hélices interceptan en la esfera al torso del trabajador: una fuerte mano trabajadora la sostiene, brotando de la maquinaria de hierro, mientras que en el interior de la esfera, pequeñas representaciones de actividad celular y astronómica. Las hélices se dividen entre perspectivas microscópicas y telescópicas: una representando células humanas (de enfermedades sexualmente transmitidas), y la otra mostrándonos el universo. Estas hélices dividen el mural en dos paneles: uno a la derecha y otro a la izquierda. En el panel a la derecha, una marcha del 1ro de mayo, con trabajadores organizados y en armonía social. En el panel de la izquierda, personas de la elite social, principalmente mujeres, en actividades de ocio: bebiendo copas y charlando. En ese mismo panel, vemos como policías agreden a un grupo de protestantes. Así, Rivera representa la tensión política y social de la época, con fuertes tintes comunistas e inspirados por la iconografía Azteca. Lo que hace que la historia de este mural se convierta en una de las más interesantes (y más desafortunadas para admiradoras y admiradores del muralismo mexicano) inicia con una imagen que se encuentra en el centro del panel izquierdo. Unido de manos con un granjero afro descendiente, un trabajador, y un soldado, es el retrato del líder soviético, Vladimir Lenin. Al ver el retrato de Lenin, la prensa estadounidense acusa a Rivera de propagandista y los Rockefeller tapan la obra y prohíben su exhibición. Al pedirle a Rivera que elimine el retrato, el pintor y sus asistentes se rehúsan. Ofrecen balancear la obra con el retrato de algún personaje importante en la historia estadounidense; Abraham Lincoln, por ejemplo. Rockefeller no cede. Le paga a Rivera por su trabajo, y le prohíbe acercarse a la obra para terminarla. A la media noche del 10 de febrero del 1934, trabajadores de la familia Rockefeller destruyen el mural de Rivera. Para la buena suerte de Rivera (y de nosotros), una de sus asistentes, Luciente Bloch, había entrado al área restringida poco tiempo antes, con una Leica escondida bajo su blusa, y documentó fotográficamente la obra aún por terminar. Con estas fotos, Rivera pudo reproducir la obra en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México ese mismo año, esta vez añadiendo una representación de su amigo, León Trotsky. En el lugar del mural de Rivera en el Centro Rockefeller, existe hoy un mural cuyo personaje principal es Abraham Lincoln. Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez nació un 8 de diciembre del 1886 en la Ciudad de Guanajuato, México. Cursó en la Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes de la Nueva España, en la capital mexicana; institución que fue la primera academia de arte levantada en el continente americano, y que fundó el primer museo de arte en América Latina. En 1907, viaja a Europa como becado del entonces gobernador de Veracruz, e ingresa al taller de Eduardo Chicharro en España, estudia arte renacentista en Italia, y se une al grupo de artistas de Montparnasse en París en tiempos de cubismo y postimpresionismo. Pinta su primer mural de regreso a México en 1922, impulsando tensamente el movimiento muralista mexicano junto a José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Ese mismo año, es co-fundador de la Unión de Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios y se anexa al Partido Comunista Mexicano. En 1929, contrae matrimonio con la pintora Frida Kahlo. Se divorcian en 1940, volviéndose a casar ese mismo año. Además de sus conocidos murales, Rivera completa miles de pinturas de caballete en su vida. Muere el 24 de noviembre del 1957 en la Ciudad de México, tres años después de la muerte de Kahlo. Antes de su muerte, deja dicho que al morir, desea que sus cenizas sean confundidas con las de Kahlo en una urna pre-colombina en la Casa Azul en Coyoacán. Sin embargo, se ignora este pedido y sus restos se colocan el La Rotunda de Personas Ilustres en la Ciudad de México. Yeidy Luz Rosa Ortiz, M.A., New York University Profesora de Historia del Arte, PUCE Coordinadora de la Carrera de Artes Visuales, PUCE MA en Humanidades y Pensamiento Social de New York University (Programa de posgrado interdisciplinario entre NYU y Columbia University, New York, EEUU), 2005. BA en Historia del Arte de The Ohio State University, EEUU, 2001.