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Recepción de la música a través de su historia. David Alcaraz Desde tiempos muy remotos y en civilizaciones muy antiguas, la música ha tomado un papel importate en las sociedades y en la vida de las personas, tan importante que pasa a ser parte esencial de lo que se define como cultura, gracias al sinfín de funciones y usos para los que se ha empleado. Diferentes culturas alrededor del mundo han definido y concebido este arte de maneras muy distintas. Algunos pueblos, como los griegos “atribuían un origen divino a la música y citaban como sus inventores y primeros practicantes a dioses y semidioses, tales como Apolo, Anfión y Orfeo” (Grout, y Palisca, 1984, p.19). Otras culturas creían que se podía encontrar un poder sobrenatural en ella; el Nuevo Testamento plantea que David al tocar el arpa era capaz de calmar los lapsos de tormento que padecía Saúl (1 Samuel 16:14-23). Por otro lado, los egipcios utilizaban la música como un recurso en las ceremonias religiosas y en los cultos a sus dioses. Remontándonos a la cultura griega, ellos ”no tenían ninguna palabra para referirse al arte de hablar que no incluyera música” (Grout et al., 1984, p.23), asimismo, el término música [μουσική] no sólo hacía referencia al tipo de arte relacionada con el sonido, también involucraba la danza -una de las representaciones más antiguas del arte escénico- y textos poéticos. La lira y el aulos fueron algunos de los instrumentos más característicos en las ceremonias y culto a sus dioses. El aulos u oboe doble, fue un instrumento que “amenudo se tocaba por parejas y se usaba vinculado al canto de cierto tipo de poesía (el ditirambo) en el culto a Dioniso, a partir del cual, según se cree, se desarrolló el teatro griego” (Grout et al., 1984, p. 19-20) El ditirambo era una manifestación ritual acompañada de cantos o himnos que se hacían en honor al dios Dioniso, el dios de la cosecha y el vino. Los participantes del culto cantaban y al mismo tiempo realizaban una danzas, siendo guiados por un director coral. Con el paso del tiempo, las personas que danzaban y cantaban, comenzaron a interpretar y realizar escenificaciones de Dioniso. A partir de los ditirambos, surge el género teatral de tragedia. En un principio la música griega era monofónica, característica que heredó la música de la Alta Edad Media (Grout y Palisca, 2001), todo era en unísono, no había armonía. Gran parte de lo que se tocaba era improvisado, “su melodía y ritmo estaban profundamente unidos a la melodía y el ritmo de la poesía” (Grout et al., 1984, p.21). Para los griegos, la música, aparte de ser utilizada en cultos a sus dioses y sus rituales, guardaba relación con otros ámbitos de estudio. Para Pitágoras y sus seguidores, la música era inseparable de los números, los cuales eran considerados la clave de todo el universo espiritual y físico” (Grout et al., 1984, p.21). También se pensaba en la comunión que tenía con la astronomía y con la poesía. Otra característica que los pensadores griegos creyeron que la música tenía era la cualidad moral, la cual era capaz de trabajar y formar a las personas en su carácter y su forma de ser. Aristóteles y Platón proponían que la música puede actuar sobre la conducta, dependiendo de la música que se escuche, las personas pueden apropiarse del sentimiento, las emociones y el estado que esa música produce, tales como: enojo, paz, valor, etcétera. Claro está que estos estados a los que la música es capaz de llevar a una persona, pueden ser positivos o negativos. Aristóteles explica todo esto con base en la doctrina de la imitación (Grout y Palisca, 1984). Complementando esta idea, Arístoteles hablaba en su Poética de la catarsis como un efecto purificador de las emociones. Algunos autores como Ernesto Raabe (2010) entienden el concepto de cartaris desde una perspectiva homeopática, dado que el pensador griego dice que por medio del drama en la tragedia al que se exponían los espectadores era posible llevar cabo una purgación de afecciones como el temor. Los dos pensadores tenían la creencia que la música y la gimnasia eran capaces, estando en una ralación perfecta entre sí, de producir un tipo de persona idónea. Platón escribe en su obra República que la persona que pueda juntar la música y la gimnasia en las proporciones más justas y mejor las haga armonizar con el alma, puede ser llamado un músico verdadero. Platón planteaba la utilización de ciertos modos musicales que son los que aportaban beneficio al ser, no cualquier tipo de música era útil para cultivar la mente. Por otro lado, Aristóteles en su obra Política, acepta la música como una herramienta de educación, diversión y entretenimiento intelectual. El arte son todas aquellas acciones o creaciones realizadas por una persona, y que por medio de recursos sonoros, lingüísticos, plásticos o corporales, tiene como finalidad la estética y dar a conocer información sobre las ideas y percepciones del entorno del autor. Los seres humanos siempre han tenido la necesidad de plasmar ideas y semtimientos y darlas a conocer a los que se encuentran a su alrededor. La música, es indudablemente un arte, contiene cada una de las características que la definición que el arte asume. Al mismo tiempo que los griegos consideraban la múscia como algo tan sublime, tan especial, un saber que provenía de los dioses, también estaban seguros que todos necesitamos estar cerca de ella, y ésto es visible ya que la incluían en todos los aspectos de su vida, desde la religión hasta el entrenimiento. Otra de las antigüas e importantes culturas que aportaron grandes ideas a la música, fueron los romanos. El canto llano es una de las más grandes herencias que dejó el imperio romano. El canto llano es una expresión musical cantada, principalmente recita liturgias y oraciones conformadas por el ritmo y una única melodía, es decir, no tiene ningún acompañamiento más que la voz. Uno de los cantos llanos más representativos y conocidos son los Cantos Gregorianos. Éstos eran ocupados únicamente por la Iglesia en medio de las misas celebradas, y recibieron el nombre de cantos gregorianos por el Papa Gregorio I (590-604). Los cantos gregorianos se pueden dividir en dos categorias, aquellos que están basados en textos bíblicos y aquellos que no lo están. Las melodías se hacían basadas en el ritmo de los textos y normalmente la dirección melódica comienza en un registro grave, avanza a un registro agudo y termina en un registro grave. Los cantos llanos supusieron un gran avanze en la implementación de la notación musical y gracias a ello, hoy en día se cuenta con cientos de ejemplares, los cuales datan del siglo IX en su mayoría. Cuanto más se avanzaba en conocimiento teórico y la demanda de implementar la música en distinos escenarios y para diferentes públicos, los teóricos de la Edad Media comenzaban a tener la necesidad de crear un sistema de notación más exacto y apropiado que permitiera transmitir la música y recordarla tal y como era originalmente. No fue si no hasta el siglo XI, cuando Guido d’Arezzo creo un sistema basado en 4 lineas donde anotaban las notas; este sistema es el antecesor de nuestra forma actual de notación musical. La invención del sistema de lineas “fue un acontecimiento tan crucial para la historia de la música occidental como lo fue la invención de la escritura para la historia de la lengua” (Grout et al., 1984, p.93). Entre los siglos XI y XIII, hubo otro tipo de canto llamado conductus. Estos cantos se empleaban cuando una persona era conducida por diferentes lugares, ya sea que fuera un clérigo en un drama litúrgico o un celebrante en la misa (Grout y Palisca, 1984), estos cantos son un ejemplo donde se puede observar claramente la linea tan estrecha que existía entre la música de liturgias o sacra y la música profana. Los juglares eran músicos ambulantes de la Edad Media y la música a la que se dedicaban era considerada profana o música popular. Tocaban en plazas públicas y sus actuaciones involucraban el canto, la ejecución de instrumentos, la danza, incluso mostraban animales adiestrados y presdigitación. Son considerados, según Grout y Palisca (1984) como una clase de músicos profesionales del siglo X. Eran un grupo de “marginados sociales a los que, a menudo, se les negaba la protección de las leyes y los sacramentos de la iglesia” (Grout et al., 1984, p.95). Hasta antes del siglo XIII, la música que se tocaba solía ser monofónica, y a partir de esta fecha comienza a transformarce, surge una exploración de la polifonía y con ella nuevos estilos. Para el siglo XIV había una creciente mayor en la música profana que en la música sacra y esto, a su vez, volvía cada vez más clara la división entre estos dos tipos de música. Cada vez se fueron creando nuevos tipos de composiciones y cambiando los que ya exitían, por ejemplo, el motete que era inicialmente un canto sacro con letras bíblicas, comenzó a tomar características profonas y esto mismo pasaba con otros tipos de cantos. Otro buen ejemplo es lo que pasaba en Italia, la música crecía y en este mismo siglo se observan tres clases populares de composiciones, que eran: la caccia, el madrigal y la ballata. De la misma manera en Inglaterra, estaba pasando por grandes cambios y su música comenzaba a dividirse en diferentes caminos. Este fenómeno siguió sucediendo en muchos de los países europeos, cada vez se hizo más y más grande la brecha entre música religiosa y la música popular. No fue si no hasta el renacimiento, en los siglos XV y XVI que se retomaron muchas ideas de la antigua ideología griega. El renacimiento fue un movimiento cultural que surgió en Europa y se caracterizó por el deseo de volver a conocer la cultura griega y romana. El fruto que dio esta época fue el vislumbrar tan grande y único que hubo en las artes. El pensamiento sobre las artes, la sabiduría, la poesía y otras áreas, se vio transformado por el humanismo, una corriente intelectual que “hizo que la gente pensante juzgase sus vidas, obras de arte, costumbres y estructuras políticas y sociales por las normas de la antigüedad” (Grout et al., 1984, p.210). La influencia más notable sobre la música por parte del humanismo se vió reflejada en los textos de las canciones. Los músicos habían adquirido un nuevo papel, el cual ya no consistía simplemente en crear sonidos hermosos para el deleite de las personas, ahora también debía incluir el papel de un poeta, de modo que las letras de las canciones tuvieran un mayor significado para todo aquel que la escuchara, las letras debían ser capaces de expresar las ides y todo lo que el músico quería decir a su público. Existían algunas características muy importantes en los textos de la música, las cuales Grout y Palisca (1984) definen como: La puntuación y la sintaxis de un texto servían de guía al compositor para que éste le diese forma a la estructura de su música y para señalar los momentos de pausa en el texto mediante cadencias de categoría diferente. Los significados e imágenes del texto inspiraron alcompositor sus motivos y textura, la mezcla de consonancias y disnonancias, los ritmos y las duraciones de las notas. Se buscaron nuevos senderos para dramatizar el contenido de un texto. Se convirtió en regla el que los compositores siguieran el ritmo del habla y no violasen la acentuación lógica de las sílabas, bien estuvieran en latín o bien en una lengua vernácula (p.216). El Jazz El jazz es un género musical que tiene también una basta historia. Con la llegada de esclavos africanos al continente americano, comenzó una mezcla cultural que propició el inicio del jazz. Existen testimonios que datan del siglo XIX, como el de Benjamin Latrobe, el cual relata danzas típicas que se hacían en Nueva Orleans en esos tiempos. Estas danzas estaban acompañadas por música, principalmente se empleaban instrumentos de percusión, hechos por los mismos esclavos. Las danzas se llevaban a cabo en un recinto conocido como Congo Square, donde se aglomeraban las personas y participaban de estos bailes y todo el ritual que se hacía. En su libro La Historia del Jazz, Ted Geoia (2002) habla de la importancia que tuvo la cultura latina y la religión católica en el desarrollo del jazz. Estos dos aspectos tenían mucho peso en Nueva Orleans del siglo XIX y gracias a ello eran más tolerantes en la perimisión de muchas actividades, costumbres y tradiciones que tenían los esclavos africanos, no así en algunas otras zonas de Estados Unidos que se encontraban más anglificadas, no hubiera sido posible la realización de estas danzas. La música y la danza prevalecían entre los esclavos como un intento por mantener vivos elementos de su cutura. Los cantos de trabajo (work songs) es uno de los géneros predecesores del jazz. Éstos eran cantos que se entonaban en las jornadas laborales con el propósito de resaltar el trabajo duro; eran canciones del trabajo con disciplina. Por otro lado el blues, como otro antecesor del jazz, era la música que permitía dar a conocer la problemática vida de un esclavo, el dolor, la opresión, el deseo de una mejor vida y al mismo tiempo un dominio positivo sobre las circunstancias difíciles. “El blues nos ofrece un enigma psicológico tan profundo como los que plantea la tragedia clásica. Al menos desde Aristóteles se ha especulado sobre cómo el arte halla satisfacción –en el artista y en el público- al reflexionar sobre lo opresivo y lo trágico” (Geoia, Ted, 2002, p. 21). La palabra blues, como tal, es empleada en aquellas canciones que expresan tristesa o dolor. Hoy en día, en el lenguaje musical, se conoce como blues a una forma de canción formada por 12 compases y con una progresión muy definida que en su mayoría emplea acordes dominantes. Al igual que en los cantos de trabajo, la característica llamada-respuesta, era muy utilizada en el blues. El blues en un inicio era interpretado como música ambulante, en calles, en tabernas, pero con la evolución que sufriría con el paso del tiempo, comenzó a formar parte de escenarios, a presentarse en teatros y en eventos. Parte del proceso que sufría el blues en ese tiempo era que ya no era música que sólo hablaba de la tristesa y la problemática que invadia al autor, ahora habían ciertos aspectos estandarizados, tales como: una estructura fija de 12 de compases, inclusión de la improvisación sobre la forma y arreglos. Otra de las cosas que cambió el rumbo del blues fue la industria discográfica, de lo cual Ted Geoia (2002) dice: “Básicamente el blues había evolucionado desde el arte popular hacia el espectáculo de masas. Esta transformación se vio parcialmente impulsada por un espectacular crecimiento en el mercado de las grabaciones de blues” (p. 30). Cantantes como Bessie Smith cambiaron y aportaron mucho para el crecimiento de un público del blues. Smith era una chica de Tennessee, que en 1923 alcanzó la fama con una grabación de la canción “Down Hearted Blues”, la cual vendió más de medio millón de ejemplares en tan sólo unos meses. Ted Geoia (2002) la describe como una mujer que gracias a “su seguridad y tablas como comediante y artista, unidas a su dominante presencia escénica, permitieron a Smith cautivar a públicos que no habrían gustado del atribulado e introspectivo blues de Robert Johnson o Charlie Patton” (p. 32). El Proceso en el que el blues y géneros relacionados, dejaron de ser un aspecto cultural único de cierto grupo de personas y en cambio se mezcló con la cultura y música popular, tuvo su auge entre los años de 1910 a 1930; el proceso es visible aún hoy en día y gracias a esta fusión que extiste, el número de adeptos a este tipo de géneros va en aumento. El ragtime y los rítmos que se tocaban en las iglesias evangélicas, fueron otro de los propulsores que impulso a la creación del jazz. Esta música tuvo su fervor a finales de 1800 y principios de 1900. Las bandas de metales también fueron importantes. El cakewalk era un tipo de baile que acompañaban los minstrel shows. Estos bailes eran una sátira a las danzas europeas, donde los afroamericanos se reunían y desfilaban, vestidos elegantemente, tratando de imitar a sus opresores. Estos bailes se acompañaban con ritmos sincopados y con el tiempo se convirtió en lo que se conoce como ragtime. Por otro lado, los blancos también tenían espectáculos de burla hacia los negros. En las presentaciones de minstrel se mostraban actores blancos pintados de negros, imitaban la música y las danzas ridiculizando la cultura esclava. A parte de toda la influencia musical que se junto para la creación del jazz, hubo aspectos socio-económicos que propiciaron este género. Los años posteriores a la guerra de Secesión o guerra Civil Americana, se vivía un crisis muy grande en Nueva Orleans. El país atravezaba cambios de infraestructura considerables y Nueva Orleans, como uno de los puertos más importantes de comercio, dejó de tener tanto auge, no obstante , la música era una parte parte importante en la vida cotidiana de las personas. “La vida social de Nueva Orleans estaba impregnada por la música de todo tipo: alta o baja, importada o autóctona, que siempre tuvo un público receptivo en esta cosmopólita ciudad” (Geoia, Ted, 2002, p. 56). Se reconoce a Buddy Bolden como el primer músico de jazz, uno de los primeros en incoporar un ritmo sincopado, característico del ragtime, y melodías que hacían referencia a las sonoridades del blues. Estas características estarían presentes, a partir de este momento en el jazz. A partir de lo que Bolden había comenzado a hacer con su música, muchos más se unieron a este movimiento y no tardo mucho en volverse una música muy popular. Algunos de los músicos que se acercaron a este nuevo estilo fueron: Sidney Bechet, Joe “King” Oliver, Kid Ory, Nick LaRocca, entre otros. El jazz tiene sus bases fundamentadas en toda la cultura afroamericana, pero con el paso del tiempo se volvió una parte importante en “la cultura de la ciudad –y, con el tiempo, de todo el país-, pero como ocurre con todas las aportaciones de este tipo, dejó de pertenecer en exclusiva a sus creadores primeros. Destinado a convertirse en parte del patrimonio cultural general, el jazz fue abrazado con entusiasmo por músicos de todas las razas y clases sociales” (Geoia, Ted, 2002, p. 55). Después del tiempo del Bolden, vino otro músico que es conocido como uno de los más influyentes y populares jazzistas que haya existido. Louis Armstrong, nacido en Nueva Orleans en 1901, fue un trompetista y cantante que revolucionó el jazz y muchos elementos claves que en la actualidad siguen vigentes. Una de las ideas revolucionarias que con Armstrong salió a flote fue el músico como solista, ya no sólo era parte de una banda como antes con King Oliver, ahora tenía una parte fundamental, había secciones dedicadas a solos de él. Su sentido rítmico, el uso de motivos melódicos, la repetición de notas, fueron algunos rasgos característicos de Armstrong que influenciaron al jazz de tal forma que cambiaron el rumbo del mismo. En el canto, fue la primer persona en ocupar una técnica denominada scat singing, la cual consiste en interpretar lineas melódicas, simulando un instrumento, con la voz, pronunciando algunas sílabas que le sean cómodas al cantante y se acoplen a la frase que se va a cantar. Existen diferentes historias de cómo surgió el scat con Armstrong, algunas incluso suponen que en algún punto de una canción olvidó la letra y tuvo que improvisar con silabas cualquieras la letra; cualquiera que haya sido la historia del scat, es un legado de Armstrong para los cantantes y para el jazz actual. Otro gran aporte que hizo, fue expandir los límites de recepción de los públicos a los que llegaba el jazz, cautivando a los amantes del jazz y al público en general. Armstrong tuvo un alcace muy grande, llegó a tocar en musicales de Broadway. Su gran influencia no sólo fue en el jazz, sino también en la música popular. Fue un músico y artísta que llevaba al límite la performatividad, convirtiendose totalmente en un hombre del espectáculo. En las últimas décadas de su carrera, la presencia escénica de Armstrong, su ingeniosa converasación y su actividad como embajador extraoficial del jazz por todo el mundo casi eclipsaron su papel como músico. Pero cuando su voz y su trompeta pasaban a primer plano irradiaban una atmósfera simpática y despreocupada que en buena medida contrastaba con las brillantes exhibiciones técnicas de décadas anteriores. (Geoia, Ted, 2002, p. 115). Durante los años de 1920, en Nueva York en el barrio Harlem sucedía un moviento conocido como renacimiento, en el cual las formas de expresión humana como la literatura, la pintura, las artes plásticas y el jazz, experimentaban un despertar creativo. Harlem era un barrio que anteriormente había sido ocupado por gente blanca y que después de la Primera Guerra Mundial se incrementó el numero de afroamericanos hasta que pasó a ser casi un barrio exclusivos de gente negra. El género conocido como stride piano tuvo un papel imporatante en esta época; ya que la población neoyorquina estaba acostumbrada a escuchar conciertos de piano con la tradición europea, los músicos de stride tuvieron que innovar creando con un estilo que tomaba elementos del jazz y elementos de la música clásica. El stride era música caraterizada por su virtuosismo. Según James P. Johnson, los orígenes de este estilo se encontraron en un ambiente competitivo en la escena musical de Nueva York (Geoia, Ted, 2002). Toda la creatividad que se desarrolló en este periodo, no tardo mucho en llamar la atención del público blanco. Ted Geoia (2002) menciona espectáculos como In Dahomey (1902) o Bandana Land (1907) como focos que despertaron la curiosidad de públicos blancos en el movimiento artístico auténtico que se vivía en Harlem. Los minstrel shows, que años atrás habían tenido popularidad, pudieron haber jugado un papel importante; ya que éstos mostraban un poco de la música de los afroamericanos, fueron un indicio de lo que estaba sucediendo, de modo que estos espectaculos tuvieron un papel importante en la difusión de lo que más adelante sería el jazz. James P. Johnson fue uno de los músicos que impusieron una competitividad musical, la cual es muy característica en el jazz actual. Existían unos encuentros llamados cutting contests, en donde se ponían a prueba los músicos compitiendo unos contra otros demosntrando quién tocaba mejor. Ted Geoia (2002) nota que “el mundo del jazz sigue aceptando las exhibiciones de superioridad técnica como parte integrante de su cultura” (p. 163). Para estos momentos, cierta parte del jazz que antes consistía en la expresión de las emociones, la problemática de la vida, en el uso de la música para deleite del público como lo hacía Louis Armstrong, se había tranformado en música para demostrar superioridad sobre otros músicos; por supuesto no perdió jamás el sentido artístico ni la capicidad de expresión, simplemente estaba en un proceso de evolución que se acerca cada vez más a lo que es hoy en día el jazz. Unos de los músicos representantes de esta generación fue Willie “the Lion” Smith, quien no fue reconocido por su papel en grandes escenarios sino en reuniones privadas donde demostraba su increíble destreza pianística. Unos de los músicos más renombrados de este estilo son: James P. Johnson, Fats Waller, Willie “the Lion” Smith, Art Tatum, entre otros. Por otro lado, la demanda comercial impulsó a los músicos a orillarse a la creación de big bands, las cuales eran bandas de baile que contaban con cuatro secciones de instrumentos. Las secciones estaban conformadas por: saxofones, trompetas, trombones y la sección rítmica. Uno de los principales atractivos de este género eran las improvisaciones, en las que diferentes músicos de las distintas secciones tenían derecho a una sección de solo. De cierta, manera las big bands eran grupos para el entrenimiento en las fiestas de las personas, pero este estilo hizo grandes aportes en al jazz, tales como un lenguaje cada vez más claro y propio, y un cambio total en el sonido con el que se identificaba el jazz. Poco después, en 1939 el famoso saxofonista Coleman Hawkins grabó el tema “Body and Soul”, con esta balada Hawkins conseguiría consolidar su importante forma de abordar las piezas lentas y se volvería ampliamente conocido. Coleman Hawkins grabó en 1944 una sesión considerada la primera sesión de grabación del jazz moderno, según Ted Geoia (2002). Poco después se aventura a grabar un solo de saxofón donde no tuvo acompañamiento, cosa que fue revolucionaria, nadie lo había hecho antes. En los años cuarenta surgió el jazz moderno o lo que se conoce comúnmente como bebop, en escenarios de Harlem como Minton’s y Monroe’s se comenzó a consolidar este nuevo vocabulario. El jazz moderno desarrolló una capacidad de preservación en cuanto a la ideología de lo que está música siginifica. Esta idea preservada aun se tiene. “El jazz moderno se reveló contra los símbolos populistas de la música swing. Los sencillos riffs, las letras accesibles, la adaptación a su función social de música de fondo para los bailes y las densas texturas de la big band, […] rasgos todos ellos característicos del jazz de preguerra fueron apartados a favor de un estilo más eficaz y más insistente” (Geoia, Ted, 2002, p. 332). En cuanto al formato de los grupos, se optó por combos pequeños o medianos, basados en una base rítmica y un solista. Las características de cambio más notorias fueron improvisaciones prolongadas, el lenguaje, la sensación rítmica y el tempo de las canciones. Los arreglos de las canciones solían ser muy sencillos, evadiendo la armonización de la melodía. Noche tras noche, los músicos que aspiraban a ser reconocidos, debían demostrar sus habilidades en los escenarios. La rivalidad entre los músicos fue uno de los ejes centrales sobre los que se formo este estilo. El bebop significó un cambio de rumbo total para el jazz, ya no más era simple música de diversión, de fiestas, ahora era música para entender, para demostrar qué tipo de músico podías ser. En cierto punto, se volvió música exclusiva en el sentido que sólo aquellos que conocieran la tradición jazzistica y tuvieran conocimientos musicales, podrían verdaderamente entender lo que sucedía en cada interpretación. Nombres como Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Thelonious Monk, Charlie Christian, son sólo algunos de los representantes del bebop. Gillespie se caracterizaba por lineas sincopadas, cortas y por un dominio virtuoso sobre el instrumento, haciendo grandes saltos hacia el registro agudo. Por otro lado, Parker se inclinaba por lineas melódicas largas, siendo notable su increíble talento en el saxofón. Monk, dejando un poco de lado los tempos extramademente rápidos, se interezó en nuevas armonías, en las disonancias y en los patrones rítmicos poco comunes. Con cada músico se hacían grandes aportes al jazz. Los públicos comenzaron cada vez más a interesarse en la escucha cuidadosa de la música, dejando de lado las pistas de baile. Gracias a la concepción que estos músicos tuvieron del jazz, éste jamás volvería a ser una música simple, de baja cultura ni de diversión, en cambio, sería una música considerada de alta cultura, arte valioso, música digna de análisis profundos.