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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012, págs. 165-180
Apuntes sobre la arquitectura de los
hogares y hornos domésticos
altomedievales del centro de la península
Ibérica (siglos V-VIII d.C.)
Notes on the architecture of early medieval
domestic hearths and ovens in the center of the
Iberian Peninsula (5th-8th AD)
Alfonso Vigil-Escalera Guirado*
Universidad del País Vasco UPV/EHU
Resumen
El presente trabajo reclama la atención sobre la arquitectura de
las estructuras de combustión de carácter doméstico (hogares y
hornos) presentes en los asentamientos rurales de los primeros
siglos altomedievales en el centro peninsular. A través de un
somero repaso de las principales características de las mismas, tal
y como se desprende de la documentación de un puñado de
yacimientos de distinta cronología, se exponen los principales
problemas de identificación de este tipo de estructuras y algunas
posibilidades de categorización morfológica. Finalmente se
apunta la relevancia y necesidad de una adecuada
sistematización e interpretación de estas estructuras con objeto
de comprender el funcionamiento del espacio doméstico
campesino en su conjunto y su proceso de transformación a lo
largo del tiempo.
Palabras clave: Arqueología altomedieval, asentamientos
campesinos, arquitectura doméstica, estructuras de combustión,
elaboración de alimentos.
Abstract
This paper calls for attention to the architecture of domestic
combustion structures (hearths and ovens) in the rural
settlements of central Spain during the first early medieval
centuries. Some of the major problems of identification and the
possibilities of morphological categorization are outlined
through a brief review of their main features, as is evident in data
from a handful of sites from different periods. Finally the paper
points out the relevance and need for proper systematization and
interpretation of these structures in order to understand the
functioning of the peasant domestic space as a whole and its
transformation over time.
Key words: Early medieval archaeology, peasant settlements,
domestic architecture, fire structures, food processing.
alfonso.vigilescalera@ehu.es
Investigador posdoctoral, Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología, Universidad del País Vasco UPV/EHU. Este trabajo ha sido realizado en el
marco del proyecto de investigación «La formación de los paisajes medievales en
el Norte Peninsular y en Europa» (HUM 2009-07079) financiado por el
Ministerio de Ciencia e Innovación, y de la actividad del Grupo de Investigación
en Patrimonio y Paisajes Culturales/Ondare eta Kultur Paisaietan Ikerketa Taldea
(IT315-10), financiado por el Gobierno Vasco.
*
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
Madrid
ALFONSO
/ Vitoria.
VIGIL-EISSN
SCALERA
1695-2731
GUIRADO
eISSN 1989-5313
doi 10.3989/arqarqt.2012.11603
1. INTRODUCCIÓN
Hogares y hornos constituyen los elementos básicos en
torno los cuales se articula el espacio doméstico en la
arquitectura tradicional. Esa centralidad contrasta con la
escasa definición arqueológica que tales estructuras han
recibido en la caracterización de la arquitectura doméstica
rural, tanto de época clásica como altomedieval, en nuestro
territorio. A través de la exposición de una serie de casos
pasaremos revista a algunos problemas de conceptualización e interpretación funcional de diversas estructuras de
combustión, hogares y hornos domésticos, en el ámbito
rural de la región madrileña.
La extensión de la práctica arqueológica, en especial de
la de carácter preventivo, contractual o comercial, ha permitido durante los últimos 20 años realizar un formidable
avance en el conocimiento de la sociedad altomedieval, especialmente en el ámbito rural (Quirós 2007, 2009). Una
de sus consecuencias destacables ha sido la reestructuración
de los principales focos de interés de la investigación histórica, hasta el punto de que se haya llegado a hablar de un
giro arqueológico en el estudio del campesinado (Escalona
2009). A pesar del extraordinario volumen y entidad de los
nuevos descubrimientos, la publicación y sistematización
del nuevo corpus de datos sigue siendo un asunto pendiente. Los principales resultados han ido concretándose en la
delineación de las secuencias de desarrollo de las producciones cerámicas (Caballero, Mateos, Retuerce 2003; Alba,
Gutiérrez Lloret 2008), parte troncal ineludible para la generación de cronologías ajustadas, en el esclarecimiento de
la estructura del poblamiento rural (Quirós, Vigil-Escalera
2006; Vigil-Escalera 2007a), en un decidido impulso a
todo lo relacionado con la arquitectura doméstica (Gutiérrez Lloret 2000; Azkarate, Quirós 2001; Quirós 2011) o
incluso en la definitiva integración de los datos bioarqueológicos en el análisis completo del registro arqueológico
(Quirós 2012), por poner solo algunos ejemplos.
En el ámbito de la arquitectura doméstica, el énfasis
ha estado centrado sobre todo en las técnicas y materiales
constructivos, la morfología de los edificios, en la variabilidad regional y en los posibles cambios observables en los
registros a partir del siglo VIII d.C. Resulta extraño que un
elemento central en la arquitectura del espacio doméstico y
en su precisa articulación como es el hogar, o más genéricamente, las estructuras para el manejo del fuego, hayan
recibido durante estos últimos años tan escasa atención1. A
ellas estarán dedicadas estas páginas.
Es significativo que en la amplia relación de síntesis sobre la arquitectura
doméstica altomedieval realizada a partir de la documentación de las excavaciones en la Catedral de Vitoria, los hogares constituyan una nota a pie de página
1
Madrid/Vitoria. ISSN: 1695-2731. eISSN 1989-5313. doi 10.3989/arqarqt.2012.11603
APUNTES SOBRE LA ARQUITECTURA DE LOS HOGARES Y HORNOS DOMÉSTICOS ALTOMEDIEVALES DEL CENTRO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA (SIGLOS V-VIII d.C.)
Las estructuras domésticas de combustión se distinguen de aquellas destinadas a actividades artesanales por
caminos en muchos casos indirectos: bastantes veces por su
emplazamiento en relación con la vivienda, otras por sus
rasgos estructurales o constructivos, pero casi siempre por
no presentar residuos, escorias o desechos de cualquier
clase de actividad productiva. Como señala BruleyChalbot (2007), «el peor enemigo para la identificación de
las estructuras de combustión es el arrasamiento. ¿Cómo
distinguir un horno de un hogar cuando se conserva
únicamente una rebanada del suelo?» La cuestión estriba
en determinar si dos procesos de cocción diferentes pueden
producir un mismo tipo de huella arqueológica. «Una
solera, es decir, una superficie horizontal tostada, parece la
resultante de un horno cuando alcanza una rubefacción
homogénea superior a 3 o 4 cm, siendo necesario para ello
la presencia de una bóveda. Sin embargo, algunas placas de
hogar documentadas en contexto de vivienda asemejan a
veces bastante a la solera de un horno» (Bruley-Chalbot
2007). A este autor se debe uno de los escasos trabajos de
investigación centrados en el análisis arqueológico de esta
clase de estructuras en el periodo que nos ocupa (Id:
1997).
Hogar puede ser cualquier lugar donde se haya hecho
fuego, si bien a efectos arquitectónicos (y arqueológicos) el
hogar se definiría como el sitio donde se controla el fuego,
ya sea para cocinar, calentar, alumbrar o una combinación
de todas esas funciones (Cañavate 2008: 107). El tipo más
básico no requiere ningún arreglo particular, pudiendo
adoptar en planta formato circular, rectangular, cuadrangular o irregular. Si se dejan las cenizas en su sitio, éstas
forman una capa aislante entre el suelo y el fuego, y el
primero apenas quedará marcado. Los hogares pueden
acondicionarse con una solera de arcilla que forme una
placa de hogar, y a veces delimitarse con piedras o tejas que
constriñen el fuego. Este es el caso más habitual en la
arquitectura de casas y cabañas. A mayor recurrencia en el
uso, mayor rubefacción se genera y más probable es que
pueda llegarse a identificar la estructura, afirma BruleyChalbot a partir de los casos contemplados del Norte de
Francia. Los hogares puede también estar excavados o
(Azkarate, Quirós 2001: nota 22). Igualmente, en el voluminoso estado de la
cuestión sobre los asentamientos rurales altomedievales del Norte de Francia, el
análisis de estas estructuras apenas ocupa un par de páginas (Peytremann 2003:
292-5). Dignos de reseña serían el riguroso análisis que estas estructuras han
merecido en el yacimiento albaceteño del Tolmo de Minateda (Cañavate 2008) y
el reciente trabajo de Roig (2009: 235-237). También Alba (1997) y Vizcaíno
(2007) han reparado en estas estructuras en sus respectivos trabajos sobre Mérida
y Cartagena. El estudio sintético de referencia sobre estas formas de arquitectura
doméstica en el ámbito andalusí fue abordado años atrás por A. Bazzana (1996).
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rehundidos y a menudo las cenizas se dejan en el fondo.
Las paredes quedan entonces rubefactadas, pero no así la
base. En estos casos, el hogar podría ser confundido con un
horno.
Los hornos se encuentran representados mayoritariamente en nuestros registros por ejemplares de cámara
hemisférica excavada parcial o totalmente en el sustrato
geológico. La cavidad sirve a la vez de cámara de fuego y de
cocción. El horno se asocia siempre a una fosa de trabajo
delante de su embocadura, que permite la manipulación
en el interior de la cámara. La configuración de ese espacio,
como veremos más adelante, determina algunas de las
principales variantes discriminatorias para la clasificación
de los hornos. Varios hornos pueden instalarse en torno a
una misma fosa, normalmente de forma consecutiva. Los
casos de empleo en batería (simultáneamente) serían raros,
según Bruley-Chalbot (2007) y en eso coincide también el
análisis de los registros del interior peninsular. Las reparaciones y acondicionamiento de estas estructuras son habituales y a veces bien visibles, sobre todo en lo que respecta
a la refacción de las soleras. En algunos casos una cámara
de horno amortizada puede servir de espacio de trabajo
para un nuevo horno excavado en uno de sus lados. La
disposición de agujeros de poste en el entorno de la cámara
o del ambiente de trabajo testimonia la existencia de
cubiertas. Algunas de las instalaciones solo se explican
probablemente en función de la comodidad del usuario:
banquetas, sistemas de acceso…
Los criterios tenidos en consideración por el citado
autor para establecer la variabilidad tipológica de los
hornos han sido las siguientes: las dimensiones de la solera
(longitud, anchura, ancho de la embocadura…), su morfología (ovalada, circular, irregular…), su inclinación (plana,
pendiente hacia la embocadura o hacia el fondo) y la altura
de la bóveda o la de la embocadura (si fuera posible su
determinación). La bóveda puede estar completamente
excavada en el sustrato o puede estar parcial o totalmente
construida (en piedra, en tierra o mixta), alternativa que se
explica en parte por la naturaleza del sustrato geológico
(excavabilidad y resistencia).
Su funcionamiento resulta muy similar al del horno
tradicional de pan que aún conocemos en la actualidad. El
fuego se hacía en el centro o cerca de la embocadura, como
testimonia el mayor espesor de la capa de rubefacción en
esas zonas. Las brasas no parecen haber sido retiradas hacia
los bordes de la solera del horno sino extraídas de su
interior cuando el horno estaba suficientemente caliente
para aprovechar así la cualidad irradiante de la arcilla. La
embocadura debía estar cerrada para que el calor no se
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perdiera con rapidez, pero la gestión del proceso podía
resultar problemática, ya que un cierre hermético haría
complicada la vigilancia de la cocción. Los análisis efectuados en distintas soleras revelan que la temperatura alcanzada estaría entre los 400o y los 500o C (Roig 2009: 236),
aunque en algún caso esa temperatura podría haber sido
superior2.
El corpus de estructuras domésticas de combustión
recopilado por Bruley-Chalbot (2007) ascendía en la
región francesa de Île-de-France a unos 600 individuos,
revelando otros dos tipos en activo junto a los hornos
hemisféricos. A pesar de las diferencias en lo que concierne
a la morfología, la función culinaria de éstos es indudable.
El primer grupo estaría formado por estructuras con
cámara de cocción tubular o cónica (a veces denominadas
‘en forma de cigarro’). Tienen solera plana, las paredes
redondeadas y su altura no es superior a los 30 cm. Estos
ejemplos solo se han constatado en sitios de cronología
bajoimperial. El segundo tipo sólo ha aparecido en el
yacimiento de Saint-Pathus, al Oeste de Ile-de-France,
ocupado ininterrumpidamente desde el siglo III al X d.C.
Entre los hornos documentados se encuentran algunos de
pequeñas dimensiones y planta alargada, cámara menos
cónica que las del caso antes citado y con la solera bien
cocida, con resaltes a menudo en la parte trasera de la
cámara y espesores de rubefacción bastante elevados (1015 cm). Las dataciones arqueomagnéticas probarían su uso
exclusivo en época merovingia. Puede tratarse, según el
autor, de una peculiaridad funcional de interpretación
ignota o igualmente de una especificidad regional. Una de
las carencias estructurales presentes en la documentación
arqueológica de estas estructuras en los yacimientos del
interior peninsular es precisamente la práctica inexistencia
de análisis específicos.
Los hornos hemisféricos considerados, como los de
pan, pueden albergar otra clase de funciones culinarias o
extraculinarias. Podrían usarse, por ejemplo, para secar o
tostar productos cuando la temperatura disminuye. Sin
embargo, la evidencia arqueológica a este respecto (el uso
cotidiano de los hornos, los alimentos preparados en ellos),
es en la práctica inexistente. Dos ejemplos de pan carbonizado hallados en el sitio de Louvres ‘Orville’ (Gentili
2000) revelaron una masa levantada con una harina más o
menos terrosa, pero su recuperación no estuvo asociada a
estructuras de cocción.
Para el horno documentado en Can Roqueta (Sabadell, Barcelona) se señala
una temperatura máxima de 850o C, suponiéndose un uso comunal y su relación
con la producción cerámica, aunque sus rasgos responden en todo a la categoría
doméstica aquí tratada (Terrats 2009: 309, Fig. 3).
2
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ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
Por cuanto respecta a las dimensiones de las soleras se
han distinguido en el citado corpus cuatro grupos: el
primero con entre 0,1 y 0,7 m2, el segundo con entre 0,8
y 1,6 m2, el tercero con entre 1,7 y 3,1 m2 y el grupo 4
con soleras de entre 3,5 y 8,9 m2. Los hornos de grandes
dimensiones (grupos 3 y 4) existen durante todos los
periodos contemplados, entre el Bajo Imperio y el siglo
XII. Sin embargo, se constata que a partir del siglo X sólo
aparecen estos tipos mayores, aumentando el espesor de la
capa rubefactada con el tiempo y reduciéndose el tamaño
de la embocadura y el número de estructuras de cocción
en el seno de los asentamientos. Durante el Bajo Imperio
suelen aparecer uno o dos grandes hornos de gran tamaño. Aunque presumiblemente nos encontremos ante explotaciones de carácter familiar, no se excluiría una gestión centralizada de los mismos por parte de un eventual
propietario o administrador. En los yacimientos franceses
de época merovingia analizados por Bruley-Chalbot
(2007), las aldeas cuentan con numerosos hornos, dispersos o agrupados en unidades de explotación con la vivienda. Después, las estructuras tienden a formar grupos, en
sectores específicos, y su número se reduce. En los yacimientos de los siglos XI-XII, los hornos suelen ser estructuras únicas, revistiendo un probable carácter colectivo.
2. HOGARES Y HORNOS DOMÉSTICOS EN
CONTEXTOS DE CRONOLOGÍA ROMANA
(SS. I-IV D.C.)
Los datos de una serie de yacimientos rurales de época
romana localizados en el mismo ámbito territorial del
centro peninsular (Figura 1) se emplearán como contraste
a efectos de caracterizar las eventuales novedades que revela
el registro arqueológico de época altomedieval. Por desgracia, hasta la fecha no han sido documentados hornos, y tan
sólo los hogares ubicados en el interior de las viviendas
servirán a efectos comparativos.
2.1. La casa de patrón itálico de La Indiana (Pinto,
Madrid)
El yacimiento de La Indiana, excavado parcialmente durante el proceso de desarrollo urbanístico de la localidad de
Pinto hacia el Norte entre 1996 y 2001 por distintos
equipos y empresas, nunca ha sido objeto de una edición
integral. Presenta numerosas ocupaciones solapadas relativas a distintos periodos, desde la prehistoria a época
medieval. Durante el año 1997, la excavación en extensión
de una de las parcelas deparó el hallazgo de un interesante
edificio levantado hacia mediados del siglo I d.C. según
patrones claramente romanos (Figura 2). A pesar de que
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Fig. 2. Distintas estructuras de combustión del establecimiento de La
Indiana: un hogar sobre poyete de tierra en el patio central (H9), un
ambiente específicamente destinado a cocina (H6.2) y huellas circulares de
rubefacción en las tres estancias orientales (H1, H7, H6.3)
Fig. 1. Localización de los yacimientos citados en el texto. 1, La Indiana; 2, Zarzalejo;
3, El Rasillo; 4, Congosto; 5, La Huelga; 6, El Pelícano; 7, Gózquez
estuvo en uso hasta inicios del siglo III d.C., su estructura
original no sufrió excesivas modificaciones (Vigil-Escalera
2007b). El intenso expolio de material constructivo durante la Alta Edad Media3 afectó especialmente a los zócalos
de piedra, aunque de modo muy puntual, sin alterar los
derrumbes de las cubiertas de teja del interior de sus
diversas estancias.
Se distinguieron en su interior un ambiente interpretado como cocina (H6.2), huellas de rubefacción de planta
circular en el centro de las habitaciones orientales (H1,
H7, H6.3) y un posible hogar de planta cuadrangular
sobre un banco de adobe en el patio (H9). Aunque no
pueda afirmarse con rotundidad que todos esos puntos de
fuego hayan estado en uso al mismo tiempo, se comprueba
en este sitio la variabilidad de distintos elementos diferenciables por sus rasgos constructivos4. Es probable que cada
una de ellas sirviese a fines específicos, con posibles
estructuras de calefacción (correspondientes con las huellas
de fuego detectadas en los ambientes del ala Este) diferenciadas del lugar específico asociado funcionalmente a la
preparación de alimentos.
Noticias publicadas sobre la ocupación altomedieval del yacimiento, tanto del
asentamiento como de los espacios funerarios asociados, pueden consultarse en
Morín et al. 2007, Vigil-Escalera 1999, 2007a.
4
Se ha excluido de la descripción una fosa-horno excavada en H7, asociada a
labores de forja que tuvieron lugar inmediatamente antes del abandono del
edificio.
3
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2.2. La casa altoimperial de Zarzalejo
(Arroyomolinos, Madrid)
En el yacimiento de Zarzalejo, al Sur del arroyo de Los
Combos, municipio de Arroyomolinos, se excavó por
procedimiento de urgencia durante los años 2003-2004 un
complejo de edificaciones de cronología imperial romana
en torno a un área común abierta (Hernández et al. 2004).
Los distintos bloques de construcciones incluyen espacios
de uso residencial y productivo o de almacenamiento, y
estuvieron en uso, de acuerdo con el análisis del repertorio
cerámico, entre inicios del siglo II d.C. y mediados o el
tercer cuarto del siglo III d.C.
Se documentaron hogares o manchas de fuego en
distintas habitaciones. A excepción del hogar del ambiente
A13, cuya descripción detallada ofreceremos a continuación (Figura 3), el resto son simples huellas más o menos
circulares o irregulares de rubefacción, a veces en posición
centrada, otras adosadas a los muros perimetrales u ocupando alguna esquina. Las edificaciones dispuestas en la
zona Norte parecen haber tenido relación con actividades
productivas o de almacenamiento. El edificio situado al
Suroeste tenía una sala destinada al pisado de la uva (lacus)
y un depósito de recogida de líquidos. El bloque que ocupa
el lado SW del patio central responde preferentemente a
función residencial.
El hogar localizado en el centro de A13 tiene planta
rectangular (114 por 98 cm). Una solera de ladrillos (UE
1235) se dispone sobre un banco de adobe a unos 18 cm
sobre la cota del suelo de tierra apisonada (UE 13471348). La habitación mide 6,90 metros de largo por 4,50
de ancho, lo que deja unos 31 m2 de superficie útil (Figu-
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ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
Fig. 4. Fotografía del hogar solado de ladrillos del ambiente A13 (Zarzalejo)
Fig. 3. Planta del área excavada y detalle de la vivienda con hogar en posición
central (Zarzalejo)
ra 4). Una serie de pequeños agujeros de poste en torno al
hogar tal vez tengan relación con el uso de la cocina; otras
dos manchas de fuego de forma irregular (UUEE 1237,
1238) se documentan en el lado Este del mismo ambiente.
La habitación presenta dos vanos, uno al Este da acceso al
porche abierto al patio, el otro, al Norte, a una estancia
menor que presenta en su suelo una fosa rectangular a
modo de fresquera alineada con su pared septentrional.
2.3. La casa bajoimperial de El Rasillo (distrito de
Barajas, Madrid)
El yacimiento de El Rasillo fue objeto de intervenciones
arqueológicas entre los años 1999 y 2000 a resultas de su
afección parcial por obras relacionadas con la ampliación
del aeropuerto de Madrid-Barajas (Vigil-Escalera 2004,
2009b). Se localiza en la orilla occidental del río Jarama, en
terrenos sedimentarios de vega, llanos, regables y de alta
potencialidad agraria.
La vivienda que hemos seleccionado de El Rasillo
forma parte de una serie de construcciones en torno a un
gran espacio abierto, probablemente la parte rústica de un
establecimiento tipo villa con su sector noble y sus termas
al Este, sobre la playa fluvial. La casa en cuestión se data
entre el último cuarto del siglo IV e inicios del siglo V d.C.,
momento en el que resulta abandonada dejando en su
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
interior, dentro de una fosa, una ocultación de enseres
domésticos (recipientes de cerámica y vidrio) y diversos
objetos de hierro y bronce (Pozuelo, Vigil-Escalera 2003).
La estancia principal (A8) es un ambiente de planta
rectangular con un hogar construido con placa de ladrillos
sobre poyete de adobe, adosado al centro de su pared
occidental (Figura 5). Otros dos ambientes menores (A5 y
A7) se adosan al anterior por el Oeste. El meridional
presenta igualmente un hogar sobre una pequeña platafor-
Fig. 5. Vivienda de época bajoimperial de El Rasillo (Barajas, Madrid)
con señalización de los hogares
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Fig. 6. Los edificios E1 y E2 de Congosto, con el emplazamiento de sus hogares
ma hecha a base de cantos rodados (UE 7119). Dadas las
características de la secuencia de ocupación, puede estimarse que ambos hogares fueron utilizados contemporáneamente, tal vez con distinta funcionalidad o por parte de
distintos individuos o grupos de la unidad doméstica.
En los establecimientos rurales de época romana de la
región madrileña que hemos tenido ocasión de describir,
pues, los hogares tienden a situarse sobre pequeños bancos
ligeramente elevados sobre la cota de suelo. En algunos
casos presentan soleras de ladrillo y suelen ubicarse en el
centro de las habitaciones principales de la vivienda, tanto
en posición exenta como adosados a uno de los muros
largos. Son habituales, por otra parte, las huellas de
rubefacción de planta circular en el centro de otras
habitaciones, tal vez testimoniando la habilitación de
sistemas de calefacción o alumbrado. En alguno de los
sitios, determinados ambientes pueden desempeñar la
función de cocina, y no se ha documentado con claridad la
existencia de hornos abovedados para la cocción del pan.
3. HOGARES Y HORNOS DOMÉSTICOS EN
CONTEXTOS ALTOMEDIEVALES (SS. V-VIII d.C.)
Llevaremos a cabo en este apartado una selectiva ilustración de casos de hogares y hornos documentados en
asentamientos altomedievales de la región de Madrid para
los que contamos con una documentación arqueológica
suficientemente explícita. Se tratará de incidir en la variabilidad estructural o constructiva, en la cronología asigna-
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da a los contextos y en las relaciones espaciales de estas
estructuras entre sí y con la vivienda, pretendiendo no un
ensayo de sistematización, sino una primera aproximación
a la entidad y significado de las mismas.
3.1. Congosto (Rivas-Vaciamadrid)
El yacimiento de Congosto, emplazado sobre la vega del
río Manzanares, fue objeto de una exploración arqueológica en extensión debido a la afección provocada por un
proyecto constructivo en el año 2004 (Martín, Rincón
2004). Los terrenos albergaban estructuras pertenecientes
Fig. 7. Fotografía desde el NO de los restos conservados del hogar 6904, en el
edificio E1
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ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
Fig. 8. Planta del periodo de ocupación altomedieval del yacimiento Congosto. Las flechas indican las asociaciones entre hornos domésticos (HD) y viviendas
a sucesivas ocupaciones prehistóricas y a un establecimiento altomedieval ocupado entre el último tercio del siglo V y
el siglo VII d.C. El análisis del repertorio cerámico permitió
definir una secuencia de evolución de la ocupación altomedieval marcado por un progresivo desplazamiento al Sur
del núcleo de la actividad de solo una o dos unidades
domésticas (Quirós, Vigil-Escalera 2006: 86-90, Fig. 6;
Vigil-Escalera 2007a: 259).
Los edificios con zócalo de piedra de las fases más
antiguas (E1 Norte y E2 central) presentaban estructuras
de fuego en su interior (Figura 6). A pesar del extremada-
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
mente precario estado de conservación de E1 (área 6900),
se pudieron documentar dos hogares de planta cuadrangular (UUEE 6904 y 6905), delimitados por pequeñas lajas
de yeso hincadas, con solera de fragmentos de material
latericio y teja, ligeramente rehundidos respecto a la cota
de frecuentación interior de los ambientes (Figura 7). La
restitución completa en planta de este edificio y su división
interna es hipotética. Las dimensiones de los hogares son
de 100/110 cm de lado el mayor, del ambiente oriental, y
80/90 cm de lado el menor (occidental). En el edificio E2
se reconoce al menos un hogar construido, del mismo tipo
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APUNTES SOBRE LA ARQUITECTURA DE LOS HOGARES Y HORNOS DOMÉSTICOS ALTOMEDIEVALES DEL CENTRO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA (SIGLOS V-VIII d.C.)
que los anteriormente señalados (a ras de suelo, planta
cuadrangular, delimitación mediante lajitas hincadas, solera de fragmentos de teja y ladrillo). La datación de estos
edificios dentro del primer periodo de la secuencia de
ocupación altomedieval establecida para el yacimiento
implica unas fechas comprendidas entre el último cuarto
del siglo V y el primer tercio del VI d.C.
A cierta distancia de cada uno de los edificios interpretados como viviendas (Figura 8), se emplazan algunas
cabañas de perfil rehundido con hornos adosados, con
soleras de fragmentos de teja, ladrillo o cerámica y huellas
evidentes de rubefacción. Unos 22 metros al Norte de E1,
por ejemplo, se localizan las cabañas con horno UUEE
670-680-690 y 650-660, en el extremo septentrional del
perímetro parcelario marcado por una gran zanja curva. Al
Este de E2, a unos 21 metros, se localizan la cabaña UE
2090 con horno adosado y el posible horno UE 1320.
Unos 21 metros al Oeste de E3, el edificio meridional,
encontramos de nuevo una cabaña con horno adosado
(UE 4770-4774). En el extremo suroeste del área explorada, la pequeña cabaña de perfil rehundido UE 5650 con
horno adosado constituye el único caso para el que resulta
difícil establecer una asociación directa con alguna estructura residencial coetánea.
En este yacimiento, desde su implantación a finales
del siglo V d.C., encontramos ya perfectamente configurada la que será una constante en la arquitectura doméstica
de todos los asentamientos campesinos altomedievales de
la región: la marcada diferenciación topográfica y previsiblemente funcional entre los hogares, situados en el interior de los espacios residenciales, de arquitectura bastante
simple, y los hornos con cámara abovedada, ubicados
siempre a cierta distancia de la vivienda principal.
3.2. La casa de El Pelícano P01A (Arroyomolinos,
Madrid)
El yacimiento de El Pelícano ha sido parcialmente excavado en extensión de forma discontinua entre los años 2002
y 2010, según se iban ejecutando sucesivas promociones
urbanísticas en la orilla Norte del arroyo de Los Combos.
A lo largo de las casi siete hectáreas exploradas de la aldea
altomedieval se documentaron restos arqueológicos correspondientes a ocupaciones durante distintos periodos, desde la prehistoria a la Baja Edad Media. Objeto de reseñas
parciales en varias publicaciones5, aún resta pendiente su
edición integral. El asentamiento altomedieval (ss. V-VIII
d.C.) se desarrolla a partir de la transformación de un
5
Vigil-Escalera 2009a, 2009c, con la bibliografía anterior.
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Fig. 9. Núcleo principal de estructuras de la unidad
doméstica documentada en el sector P01A de El
Pelícano
establecimiento romano bajoimperial, localizado aguas
abajo del arroyo, en el sector denominado P10 o El Jardín.
El cementerio de la comunidad se emplaza a escasa
distancia de aquellas ruinas, en torno a un mausoleo de la
misma cronología. El hábitat permanece relativamente
concentrado en un sector próximo a la necrópolis hasta la
segunda mitad del siglo VI, cuando diversas unidades
domésticas comienzan a instalarse aguas arriba ocupando
una gran extensión de terreno.
En el caso de la unidad doméstica localizada en el
sector P01A, datada en torno a mediados o la segunda
mitad del siglo VI d.C., no fue identificada ninguna
estructura con los rasgos propios de un horno en el
entorno de la vivienda. El rasgo más destacable de esta
unidad sería su articulación en tres módulos (Figura 9). El
meridional, con zócalo perimetral de piedra, muy arrasado,
podría interpretarse tal vez como un espacio de almacenamiento. El bloque Norte, separado en dos, tiene probable
carácter residencial y presenta un espacio presumiblemente
de alcoba en la parte trasera (delimitado por una roza
simple en el terreno, de planta rematada en curva, con una
fosa menor rectangular centrada en su interior) y un
ambiente principal de perfil rehundido con restos identificables de hogar solado con fragmentos cerámicos y peque-
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
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ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
ños mampuestos de piedra en su lado occidental, a la
izquierda del acceso. La definición arqueológica del hogar
es imprecisa, dado el precario estado de conservación de
sus restos. La solera se dispone sobre un banco o resalte
unos 10-15 cm por encima de la cota de suelo interna del
ambiente semisubterráneo. A unos escasos metros al Sur
del conjunto se disponen cuatro silos y un probable pozo.
3.3. La Huelga (Barajas, Madrid)
La exploración arqueológica en el yacimiento de La Huelga, en terrenos situados a orillas del río Jarama, estuvo
motivada por la excavación de una gran trinchera para el
soterramiento de una infraestructura de transporte de
electricidad en el año 2000 (Domínguez et al. 2004).
Como en el caso del antes citado caso de El Rasillo, del
asentamiento altomedieval sólo conocemos pues los resultados de la intervención sobre un largo corredor de 15-18
metros de ancho. En el sector meridional de la intervención se identificaron un grupo de silos, pozos, zanjas, dos
cabañas de perfil rehundido y planta rectangular y una
inhumación aislada.
Los únicos testimonios relativos a estructuras domésticas de combustión consisten en un horno de bóveda
presumiblemente hemisférica adosado a la cabaña de perfil
rehundido UE 7003-7068 en el extremo Oeste de su lado
largo septentrional (Figuras 10-11). Se conservan la parte
de la solera del horno excavada en el sustrato geológico y
apenas unos 12 cm de las paredes inferiores de la bóveda.
La solera, de arcilla rubefactada y unos 3 cm de espesor,
presenta un diámetro de entre 142 y 147 cm. La zona de la
embocadura del horno se construyó sobre estratos de
amortización de la primera fase de uso de la cabaña,
sirviéndose para su construcción de pequeños mampuestos
de piedra (cantos rodados) y fragmentos de material
latericio.
En este caso resulta meridianamente claro que la
instalación del horno constituye un añadido realizado a
una cabaña de perfil rehundido y planta subrectangular
Fig. 10. Planta y secciones de la cabaña con horno UE 7003-7068 (La Huelga, Madrid)
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Fig. 11. Fotografía final y detalle de la estructura del
horno (La Huelga, Madrid)
preexistente que se encontraba ya entonces parcialmente
amortizada. Aunque es difícil proceder a estimar el posible
lapso transcurrido entre ambos usos, e incluso si existió
una fase de inactividad entre ellos, los repertorios cerámicos proporcionados por los distintos estratos de relleno de
la estructura y sus dos fases de amortización resultan a la
postre muy homogéneos, y su análisis6 determinaría que la
cabaña estuvo probablemente en funcionamiento entre el
último cuarto o finales del siglo V y el primer cuarto del
siglo VI d.C.
3.4. Los hornos del sector P02 de El
Pelícano
En el sector P02 del ya citado yacimiento de El
Pelícano, a unos 300 metros al Oeste del sector
P01A, se documentaron al menos cuatro grandes conjuntos de estructuras que podrían asociarse a otras tantas unidades domésticas. En el
más occidental no se reconoció con claridad el
emplazamiento de la vivienda, pero sí dos estructuras independientes asociadas a funciones
culinarias cuya descripción en detalle se expone
a continuación.
El horno exento UE 3115-3117-3120 presenta un aceptable estado de conservación (Figura 12). Se identifican una cámara de cocción
abovedada con solera acondicionada con fragmentos de teja y su embocadura construida con
grandes bloques de piedra. El espacio de trabajo
delante del horno presenta sendos rebajes laterales y las huellas de lo que pudieron ser algunos
de los elementos sustentantes de su cubierta
(postes de madera).
La disposición de los fragmentos de material latericio en la solera de la cámara (una parte
puesta de canto, otra en plano, se advierte una
línea sinuosa de trozos de teja dispuestos vertiAltos porcentajes de cerámica depurada de mesa (cuencos y
jarros) y muy escasa representación de las producciones modeladas (menos del 5%). El repertorio presenta una fuerte residualidad de materiales de época altoimperial romana, casi un 25% del
total de fragmentos.
6
Fig. 12. Planta del horno exento UE 3115, en el sector P02 de El Pelícano
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ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
Fig. 13. Planta y sección de
la cabaña con horno UE
3210, en el sector P02 de
El Pelícano. En sombreado
más oscuro, la probable
disposición de los postes
durante su segunda fase
Fig. 14. Planta del sector central del barrio oriental de la aldea de
Gózquez. Sombreadas en azul y rojo las asociaciones entre espacios
residenciales y de trabajo durante la fase inicial y final de la
secuencia de ocupación.
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calmente) sugiere la posibilidad de que ésta fuera remodelada o reparada en distintas ocasiones. Su diámetro ronda
los 160 cm, y la boca tiene una anchura mínima de 32 cm.
La amortización de la estructura, de acuerdo al repertorio
cerámico, podría datarse durante el primer tercio del VIII
d.C.
La cabaña con horno adosado UE 3210 parece haber
sido acondicionada como tahona en un segundo momento, o al menos eso podría deducirse de la reordenación de
los apoyos de sustentación de su cubierta conservados en
su interior (Figura 13). La solera del horno, acondicionada
con fragmentos de teja, presenta pendiente hacia la embocadura. Tiene un diámetro aproximado de entre 140-150
cm., y la anchura mínima de su boca es de 46 cm. Los
estratos de oclusión que amortizan definitivamente la
estructura proporcionaron un lote de restos cerámicos
fechable a grandes rasgos durante la primera mitad del
siglo VII d.C.
176
3.5. Los conjuntos asociados de viviendas y
hornos de Gózquez (San Martín de la Vega,
Madrid)
La aldea altomedieval de Gózquez fue excavada entre los
años 1997 y 2000 a consecuencia de la implantación de un
parque de ocio. Los trabajos desarrollados revelaron la
extensión en planta del asentamiento (unas 12 hectáreas),
con su necrópolis comunitaria en el centro, dividiendo el
poblado en dos barrios. El oriental fue objeto de una
excavación intensiva que permitió reconocer una estructura parcelaria rígida en la que alternaban sectores vacíos
(parcelas de uso agrario) y otras intensivamente ocupadas
por estructuras sucesivamente amortizadas entre el segundo cuarto del siglo VI y mediados del VIII d.C. (VigilEscalera 2007a, 2009a).
Cada unidad parcelaria de uso residencial-auxiliar
parece haber contado con un edificio principal en torno al
cual se distribuyen aisladas o en racimos distintas clases de
Fig. 15. Complejo 6545, de horno exento y
cuatro cabañas con horno, de Gózquez
(S. Martín de la Vega, Madrid)
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Fig. 16. Conjunto de estructuras interpretado como cocina o tahona
(UE 5740), en la que se reconocen el uso sucesivo de al menos tres
hornos domésticos. Sector central del barrio oriental de la aldea de
Gózquez
estructuras auxiliares: silos, cabañas de perfil rehundido,
algún pozo… La reutilización de material constructivo
(mampostería de piedra y teja) es insidiosa, de modo que
los vestigios de las primeras fases de ocupación que no son
fosas casi han desaparecido por completo. En el sector
central (Figura 14) se intuye el emplazamiento de ese
edificio nuclear (E9) durante las primeras fases de ocupación alineado con las zanjas que delimitan un camino que
separa esta parcela de la contigua, presumiblemente cultivada. El conjunto de cabañas con hornos adosados y de
hornos exentos denominado complejo 6545 (Figura 15)
debe ser coetáneo a la actividad de ese edificio, del que
queda separado unos 40 metros, siempre flanqueando la
estructura viaria citada.
Durante las dos últimas fases de ocupación (segunda
mitad del siglo VII y primera del VIII d.C.) el núcleo de
esa parcela central la conforma el edificio E15, con su
lagar E6 al Oeste. Los hornos correspondientes a este
periodo se concentran en la estructura denominada UE
5740, donde se advierten las huellas de al menos tres
estructuras de cocción (Figura 16). La última de ellas en
activo (UE 6383) fue abandonada con la última carga de
combustible en su interior, formada por ramas o plantas leñosas con un diámetro no superior a los 2-3 cm.
Los hornos documentados presentan todos ellos distintas
dimensiones, pero parece que fueron aparejados de forma
relativamente similar, con la embocadura construida con
fragmentos de teja dispuestos verticalmente. En ningu-
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
na de las cámaras se utilizaron soleras de fragmentos
cerámicos.
Complejos con hornos aparentemente yuxtapuestas
de similar funcionalidad, como el de la ‘cocina’ 5740 de
Gózquez, tienen paralelos muy estrechos en una estructura
datada en época carolingia de Villiers-le-Sec (Gentili 1999,
citado en Bruley-Chalbot 2007) o en otra de la segunda
mitad del siglo VI de la Plaça Major de Castellar del Valles,
en Barcelona (Roig 2009: 235-7, Fig. 4). En todos los casos, la yuxtaposición sería solo aparente, resultado de la sucesiva construcción y reemplazo de unos hornos por otros
dentro del mismo ámbito construido de sentido unitario.
Otra estructura doméstica de combustión de interés documentada en el yacimiento sería la cabaña de
suelo rehundido UE 5200 con horno adosado (VigilEscalera 2007c: Fig. 4). Dado su emplazamiento, debería estar relacionada con la actividad de los edificios E2E3, de los que dista unos 20 metros al Sureste. Destacamos
la singularidad de esta estructura porque, dadas sus reducidas dimensiones, podría excluirse para la misma una
función diversa de la específicamente relacionada con la
cocción, fuera o no concebida originalmente con ese
propósito7.
No puede excluirse del todo que la fosa original de la cabaña de perfil
rehundido careciese del horno, y que éste le fuera adosado en un momento
posterior. Se conoce alguna estructura de similar formato en el mismo yacimiento en la que no se ha reconocido ningún elemento adicional al margen de la
propia fosa subrectangular.
7
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4. RECAPITULACIÓN
El somero análisis efectuado sobre las estructuras domésticas de combustión (hogares y hornos) documentadas en
varios yacimientos rurales del periodo altomedieval en el
centro de la Península Ibérica nos lleva a delinear algunas
conclusiones, por fuerza provisionales.
En primer lugar, la investigación sobre este tipo de
estructuras en nuestro país (pero no solo) se encuentra en
un estadio relativamente incipiente. Los análisis llevados a
cabo sobre esta clase de estructuras al otro lado de los
Pirineos (Bruley-Chalbot 2007) han permitido fijar algunos de los parámetros que deberían guiar su sistematización formal. De igual forma, los casos estudiados en
Francia revelan una paulatina transformación de los hornos hacia tipos de mayores dimensiones y con periodos
más prolongados de actividad, lo que viene a coincidir con
la progresiva implantación a partir del siglo X del uso
comunal o colectivo en detrimento del carácter familiar
que tienen las estructuras altomedievales más antiguas.
En segundo lugar, parece relativamente complejo en
bastantes casos, sobre todo a causa del estado de deterioro
de la cota de frecuentación original de los yacimientos,
discriminar entre las estructuras utilizadas sencillamente
como hogar y las que fueron hornos. Las primeras (hogares) parecen emplazarse por norma en el interior de la
vivienda, sin que sea posible determinar comportamientos
sistemáticos ni pautas constructivas complejas. Frente a los
hogares construidos sobre plataforma que caracterizan el
periodo romano, los altomedievales suelen yacer directamente sobre la cota de uso del ambiente. Las segundas
(hornos) suelen localizarse a cierta distancia del espacio
residencial principal, entreviéndose en ello una conducta
deliberada. No se tiene constancia, hasta el momento, de la
documentación de hornos domésticos en los asentamientos de época romana imperial en la región. El modelo
arquitectónico de horno repetido en los sitios de cronología altomedieval podría entenderse, a priori, como un
elemento innovador en la arquitectura doméstica de esta
etapa, con estrechos paralelos en otras partes de la propia
península Ibérica o del continente europeo8.
Por lo que respecta a las variables morfológicas observadas en el elenco de sitios abordado podrían deslindarse dos grandes grupos de estructuras para el horneado,
independientemente de que todas ellas han debido contar
con alguna clase de cubierta techada: los hornos exentos,
en los que el área de manipulación es reducida y el
edificio que lo engloba y su cubierta son apenas discerni8
Vide supra, apartado 3.5.
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bles; y los hornos asociados a una cabaña de suelo
rehundido, en cuyo caso la protección del horno frente a
la intemperie es compartida con la de la estructura en la
que se aloja. Los casos conocidos nos revelan que la
cabaña de suelo rehundido puede ser construida específicamente para albergar un horno (como en el caso de las
cuatro que integran el conjunto 6545 de Gózquez) o
puede reutilizarse para ese específico propósito en un
segundo momento, tanto presentando un aceptable estado de conservación (caso de la cabaña 3210 de El Pelícano P02) como habiendo sido parcial o completamente
amortizada antes (cabaña 7003-7068 de La Huelga).
Sería lógico pensar que las labores de amasado del pan,
por ejemplo, tuvieran lugar en las citadas cabañas9, mientras que sería necesario proceder a esas mismas tareas en
otra ubicación en el caso de operar con hornos exentos.
No se excluye que una eventual alternancia en el uso de
ambas estructuras pueda haber revestido un carácter estacional, dado que los asentamientos excavados en extensión demuestran que puede aparecer indistintamente más
de un tipo de horno en el mismo yacimiento o incluso en
el ámbito de una misma unidad doméstica.
La utilización de los hornos presenta una variada
gama de alternativas (culinarias y extraculinarias) que en
gran parte nos es desconocida. Es posible que la cocción
del pan fuese en realidad un acontecimiento llevado a cabo
con una regularidad temporal establecida, es decir, no
simplemente una tarea diaria, lo que economizaría el
esfuerzo empleado en la tarea y el gasto de combustible10.
La relativa complejidad de la estructura, tanto la del propio
horno como la del edificio en el que se alojaba, viene a
sumarse a la elección para estas instalaciones de unos
emplazamientos bastante estables. La recurrencia en el uso
de los hornos parece demostrada, pero también las reformas, reconstrucciones o la nueva construcción de hornos
en las inmediaciones de los preexistentes, muchas veces
reutilizando las fosas abiertas con anterioridad. Una parte
sustancial de los hornos que conforman el repertorio de
ejemplos del centro peninsular se instalan aprovechando
cabañas de suelo rehundido que funcionarían en realidad a
modo de tahonas, con una función claramente subsidiaria
con respecto a la vivienda principal. En algunos casos,
dadas las escasas dimensiones del ambiente interior, podría
Utilizando para ello artesas de madera o incluso lebrillos (Gutiérrez Lloret
1991: 162-3). En este trabajo se cita un texto andalusí de finales del siglo XII
donde se describen al menos cuatro formas distintas de cocer el pan.
10
El amasado y la cocción de pan con una periodicidad semanal, por ejemplo,
aparece en la gestión de hornos de uso colectivo hasta época muy reciente (Albir
2010: 153-4).
9
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
179
descartarse que tales cabañas hayan podido tener otro uso
distinto del proceso de horneado.
Cuando hace algunos años se discutió acerca de la posible función residencial de las cabañas de suelo rehundido
(Vigil-Escalera 2000), se señaló que la presencia de hornos
y hogares podía ser una prueba al respecto11. Con arreglo a
los datos ahora presentados, tal vez sea necesario matizar
aquel supuesto. Los hornos adosados no constituirían en
sentido estricto un testimonio directo sobre el uso residencial de determinadas cabañas, aunque sí determinan el ejercicio de determinadas tareas en su interior. El catálogo de
yacimientos del centro peninsular ofrece, por otra parte,
muy escasos ejemplos de hogares instalados en su interior
(se registra un solo caso en Gózquez, otro posible en el sitio
de Los Berrocales, en Vicálvaro, Madrid), aunque es cierto
que el reconocimiento arqueológico de los poco consistentes vestigios de un hogar es problemático.
El carácter privado de la utilización de estos hornos
altomedievales parece la alternativa interpretativa más
plausible en función de las evidencias a nuestro alcance, lo
que resulta compatible con los rasgos organizativos característicos de estos asentamientos y su división en unidades
domésticas relativamente independientes en su agenda
cotidiana. Es bastante probable que sólo funcionase un
horno por unidad doméstica al mismo tiempo, independientemente del tamaño o número de individuos que la
integraban12. La confirmación de este extremo puede
resultar muy útil a la hora de esclarecer el número de
unidades domésticas que componían un determinado
asentamiento, aunque sigue y seguirá siendo complejo
establecer la secuencia de sustitución de las estructuras
singulares en activo.
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Una excelente sistematización arqueológica de esta clase de estructuras en
TIPPER (2004).
12
La deducción de un eventual uso comunitario de los hornos basada en el
número de éstos por yacimiento y su emplazamiento, como sugiere Peytremann
(2003: 294) puede resultar arriesgada.
11
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012
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Recibido: 3 de julio de 2012
Aceptado: 24 de septiembre de 2012
Madrid/Vitoria. ISSN: 1695-2731. eISSN 1989-5313. doi 10.3989/arqarqt.2012.11603
ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 9, enero-diciembre 2012