Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Música e identidad

Ensayo acerca de la identidad, la construcción del deseo y el lenguaje musical

Música e identidad Ensayo acerca de la identidad, la construcción del deseo y el lenguaje musical Autor: Sergio Blecua Morales Abril de 2016 Tal como ocurre con cualquier arte que se precie, cada vez más reducida, mientras que el gran los entresijos de la música como vehículo de público no concibe una existencia que no esté expresión son inasibles. Cualquier aproximación a inundada por otras formas de expresión musical su estética suscita juicios para los que no parecen menos sofisticadas. Quizá éstas últimas, pese a su existir reglas objetivas que vayan más allá del escaso establecimiento estilísticas, necesidades del receptor del mensaje, y por este procedimientos sintácticos o contextos históricos. motivo utilizan las herramientas más adecuadas Pese a que todos intuimos que la música disfruta para establecer una comunicación fluida con su de un gran poder para la proyección de audiencia. de categorías emociones, según gran parte de los expertos es una disciplina artística con características formales sofisticadas pero carente de significado concreto. No es capaz de comunicar mensajes de forma autónoma. Dadas las circunstancias, no deja de sorprender que las estructuras de poder de todas las épocas hayan intentado ejercer un férreo control o al menos algún tipo de influencia sobre su desarrollo. La paradoja es clara, y nos hace sospechar que las artes relacionadas con el sonido esconden algún secreto. La música culta contemporánea es un claro ejemplo de esta aporía pedigrí, han entendido mejor las En este estudio se plantea la posibilidad de que nuestros gustos musicales estén íntimamente relacionados con la construcción de la identidad en un mundo complejo y líquido, donde la estructuración del deseo ha resultado herida. A partir de esta hipótesis se analizará la capacidad de la música para mitigar los malestares del sujeto postmoderno, de esta manera será posible establecer un punto de vista poco convencional acerca de los factores que se emboscan tras el éxito o el fracaso1 de las estéticas sonoras actuales. dada su dificultad para conectar con una audiencia 1 Considerar que el éxito en el arte puede ser cuantificado es ya de por sí una osadía, más aún si el criterio utilizado es su número de consumidores o el rendimiento económico que proporciona. Sin embargo, 1 el tamaño de la audiencia sí que aporta pistas acerca de la relevancia social de una disciplina artística, marcando una X en el mapa de los gustos y necesidades de los sujetos contemporáneos. Música e Identidad En este proceso no sólo nos contemplamos desde Identidad: ¿historia o ficción? un presente efímero explicado mediante retazos Quiénes somos. Qué nos define. Cuál es nuestro lugar en el mundo. En un entorno hostil y carente de sentido, todo individuo en algún momento se siente amenazado por estas incómodas preguntas. Aunque podamos soslayarlas de una forma inconsciente, o bien eludirlas de manera voluntaria por el bien de nuestra paz mental, con suerte conseguiríamos evitar los interrogantes pero no así sus respuestas. Este análisis es necesario para establecer un punto de partida sobre el que apoyarnos para generar proyecciones de futuros hipotéticos, acción imprescindible para sentar las bases sobre las que ejercer nuestro libre albedrío. Necesitamos por lo tanto crear una versión coherente del camino recorrido, del espacio que ocupamos, y del lugar hacia donde nos dirigimos. de un pasado articulado. Visualizamos nuestra forma de estar en el mundo y planificamos nuestras decisiones desde un futuro yo hipotético que nos contempla, en la necesidad de crear una bella autobiografía que culmine en el momento de nuestra muerte. Por lo tanto actuamos tejiendo jirones que incluyen nuestra herencia más remota, sucesos que consideramos relevantes, y un presente-futuro entendido como un haber-sido2. Esta hebra integradora, más que los nudos integrados en su estructura, es lo que concebimos como nuestra identidad. En ese diálogo introspectivo, en esa entidad recursiva que se define desde el yo explicando al yo, es necesario exprimir al máximo la información de los acontecimientos vividos y completar los huecos existentes con interpretaciones o ficciones que ¿Cómo conseguir esta versión coherente de ayuden en la creación de un relato que nos resulte nosotros mismos? Tejer un hilo vertebrador no es soportable. Nuestra identidad es tanto una una historia, tarea compuesta sencilla. por una Nuestra existencia sucesión entendida como la comprensión eventos ordenada de la percepción de nuestra realidad, dolorosamente inconexos. Tendemos a elaborar como un relato ficticio articulador que completa y un relato unificador mediante la simplificación de da un sentido al todo. Sin embargo a nuestros ojos este conjunto de hechos en una selección de prevalece la narrativa asumible y coherente, momentos por aquella que traza un recorrido que explica nuestra decisiones propias significativas y acontecimientos situación presente y nos ayuda a proyectar el externos inevitables. Necesitamos tender puentes futuro. coherentes, de está constituidos que unifiquen y den continuidad a ese conjunto de fragmentos, y que a su vez constituyan una explicación razonable de nuestra trayectoria vital. 2 Tal como expone de manera un tanto críptica Heidegger a lo largo de su famoso tratado: M. Heidegger: Ser y Tiempo; Ed. Trotta; Madrid, 2009. p. 138. 2 Música e Identidad principio nuestros deseos en aras de exigencias La identidad malherida proporcionadas por un orden supuestamente En el proceso de construcción de esta identidad nos enfrentamos a innumerables tensiones. La modernidad ha supuesto la ampliación de la libertad de elección, un caramelo envenenado. Esta situación alimenta nuestros apetitos fáusticos, el afán irracional de consumar sin exclusiones todas nuestras vidas posibles, de explorar por completo nuestro árbol de decisión, de colmar nuestras capacidades autorrealización. De como forma fuente adicional, de para enmarañar una situación ya de por sí compleja, no somos lineales ni únicos sino infinitamente fragmentados, icosaédricos. En nuestro interior cohabitan múltiples seres con necesidades opuestas. En este océano de contradicciones debemos convivir con extraños personajes que comparten tiempo y espacio, que han de dialogar entre sí generando una personalidad incoherente per se, pero que globalmente tenga un sentido. sagrado que les trasciende. Así pues, una vez que hemos conseguido escapar de los horizontes morales del pasado, ya no nos consideramos parte de un orden superior o cósmico. Hemos abandonado el lugar sagrado que por nacimiento nos correspondía. Sin embargo, esta liberación tiene un precio. Las limitaciones impuestas daban sentido al mundo, suponían una guía para la construcción de una identidad monolítica, inquebrantable. Al sacrificar el orden establecido, al inhumar a Dios y su cosmovisión en busca de horizontes más amplios, se produce un desencantamiento de la realidad, que queda así desprovista de magia. Una vez que hemos conseguido eliminar las respuestas heredadas acerca del motivo de nuestra existencia, nos sentimos desnudos ante la persistencia de las preguntas. Ya no existe una razón para nacer o morir, se pierde la dimensión mística de la vida Por lo tanto la modernidad ha conllevado una ante modificación en la percepción de nuestra posición preestablecida. Y este desplazamiento hacia el en el mundo. Y junto a la multiplicación de vacío nuestras capacidades de elección han nacido angustioso en las estructuras vertebradoras de incómodas fuentes de malestar3 que han supuesto nuestros anhelos, lo que conduce a la persecución insoslayables barreras para la construcción de una de pequeños y vulgares placeres que llenen los identidad asumible. En primer lugar, la libertad espacios individual los abandonados. No parece quedar más remedio mecanismos de vertebración de la identidad que aspirar a un frágil bienestar proporcionado social. En una era en la que el individualismo se por satisfacciones superficiales de corto alcance. convierte en religión, ya no se sacrifican por La pérdida de una visión más amplia desemboca 3 se opone frontalmente a C. Taylor: La ética de la autenticidad; Ediciones Paidós; Barcelona, 1994. pp. 37-49. 3 la inexistencia provoca de con de una frecuencia articulación del finalidad un deseo abismo recién Música e Identidad en una focalización extrema en la vida individual. tampoco colma nuestro último deseo, un religare El lado oscuro de esta egolatrización conduce a un que aporte soluciones a la angustia producida por aplanamiento de nuestras vidas, la cuales quedan una realidad deshilachada. En este escenario, así empobrecidas de sentido, en un mar de donde la razón y la tecnología imponen su ley, se indiferencia la sociedad en su conjunto. Era produce un desvanecimiento de los objetos necesario acabar con el padre opresor y sus sólidos, duraderos y expresivos, y nos dirigimos a normas caducas, pero una vez que lo hemos un mundo de artefactos contingentes, vacuos, conseguido nos hemos arrojado a vivir desde aquí, líquidos, destinados a un consumo individual y en un mundo que no proporciona excesivas pistas carentes de contenido. Al igual que ocurre con el sobre su finalidad y nuestro lugar en su estructura. subproducto En segundo lugar, ante este desencanto, el instrumental nos arroja al frívolo bienestar, un terreno está abonado para que fines ajenos a la cómodo lugar donde se adocenan las conciencias espiritualidad, tales como la búsqueda de la y se realimentan los mecanismos de mercado. Así máxima eficiencia y rendimiento económico, pues, en una modernidad que se define por saber hagan fortuna ante el silencio de otras éticas que lo que no se es, en la que cada presente se puedan imponer su criterio. La razón instrumental especifica como una negación del pasado —y campa a sus anchas por un mundo abierto a que mañana me negaré también—, los horizontes todo sea tratado como materias primas o desdibujados dificultan la articulación de un deseo herramientas. En sí, esta fuerza que justifica ciertos coherente. Debido a la ausencia de normas comportamientos puede ser redentora, al liberar compartidas es difícil conocer lo que se anhela. En nuestra necesidad de elección o al menos este espacio, el deseo ha de ser importado a proporcionar una guía de comportamiento en un imitación de las voluntades ajenas. Este deseo, lugar carente de referentes morales estrictos. Pero que corresponde a la distancia entre sujeto y también provoca angustias por la necesidad de objeto, ha de ser construido. En un mundo carente una búsqueda permanente de la eficiencia y la de sentido último, es necesario inventar esta competitividad que ésta genera. En un estado distancia, generar el hiato que rompa la apatía. avanzado de desarrollo, la razón instrumental Invocamos fuerzas motrices que nos ayuden a conduce a situaciones grotescas dominadas por engendrar una nueva narrativa, que articulen una mercantilización del todo. Ante una política nuestra identidad, que nos arranquen de la paz del amoral y desnortada se depositan las esperanzas cementerio, del silencio depresivo o angustioso en una tecnología salvadora que promete salud, que supone la ausencia de relato. Y es aquí donde energía y bienes materiales sin límite con un coste la música puede jugar un papel privilegiado para cada vez menor. Un deus ex machina que rara vez romper este vacío identitario. de la individualidad, la razón consigue sus propósitos, y que en caso de hacerlo 4 Música e Identidad La música como lenguaje Podría parecer que el análisis de la estética musical no presenta una correlación directa con los estudios de la identidad y la vertebración del deseo. Sin embargo podemos encontrar indicios que apuntan hacia la existencia de vínculos entre estas disciplinas. Como punto de partida, es difícil ignorar que el consumo de música en cualquiera de sus formas ha crecido de manera exponencial durante las últimas décadas. A primera vista podríamos sentir la tentación de afirmar que este hecho sólo es debido a la mayor disponibilidad de medios de acceso propiciados por la tecnología. No cabe duda de que esto es así, aunque también es cierto que en ninguna otra época se ha dado una necesidad de consumo tal elevada como hoy en día. Para comprender mejor los motivos es preciso prestar atención a las herramientas de las que dispone la música para la comunicación de conceptos y emociones, a sus características como lenguaje. Así, parece obvio que existen similitudes entre la música y otros tipos de formas de expresión, pero, ¿es realmente un lenguaje, o sólo lo parece? ¿Qué es capaz de comunicar? De forma simplificada, podemos entender el lenguaje como un sistema estructurado de signos que permiten la comunicación, y el signo como una unidad portadora de sentido, es decir, todo aquello que significa algo para alguien, en palabras de Peirce4. Etimológicamente quiere decir señal, de manera que un signo es aquello que apunta en cierta dirección, indicando la proximidad de otra cosa. Para completar la definición inicial, según el semiólogo C. Morris5 todo lenguaje presenta una dimensión triple: debe aportar un conjunto de normas para articular el discurso —sintaxis—, cierta capacidad de significación —semántica—, y un contexto comunicativo determinado donde poder funcionar —pragmática—. En música la armonía desempeña indiscutiblemente la función sintáctica, mientras que la pragmática se cumple gracias al intérprete, quien dispone de una posición privilegiada para la canalización de los mensajes entre compositor y oyente a través de un canal sonoro. Así pues queda por resolver el dilema del significado. Para abordar esta cuestión, la filología puede aportar una información valiosa. Los términos signo y significado están vinculados etimológicamente en nuestro idioma. La forma léxica significar se generó a partir del vocablo latino significare, resultado de la hibridación entre signum —signo— y facere —hacer—. Literalmente, hacer de algo un signo. Hacer que algo señale, apunte hacia otra cosa, presente o ausente. Dando voz a M. R. Cohen6, “cualquier cosa adquiere significado si indica, está conectada o se refiere a algo que está más allá de sí misma, de modo que su plena naturaleza se revela en dicha conexión.” Así pues, podemos reformular la 4 Clásica traducción de la cita original: “A sign is an object which stands for another to some mind”, recogido en: C.S. Peirce: Manuscripts: nº 381; Grupo de Estudios Peirceanos de la Universidad de Navarra; http://www.unav.es/gep/MSCSPeirce.html - 28 de Noviembre de 2013. 5 5 C. Morris: Fundamentos de la teoría de signos; Paidós; Barcelona, 1985. p. 31 6 M. R. Cohen: A preface to logic; Henry Holt & Co.; Nueva York, 1944. p. 76. Música e Identidad pregunta fundamental que nos atañe: ¿Apunta la acaba, quizá dicho lenguaje no alcance nunca a música hacia algo más allá de sí misma? La expresar lo que la música quiere decir. Aaron tradición ofrece dos respuestas antagónicas, Copland expone así el problema8: llamadas formalismo y contenidismo. El “No podemos negar a la música la facultad de ser formalismo sostiene que la música no expresa expresiva. […] ¿Quiere decir algo la música? Mi significados ajenos a sí misma. Apunta hacia respuesta a eso será: Sí. Y ¿Se puede expresar con dentro, hacia su propia forma en continuo devenir. palabras lo que dice la música? Mi respuesta a eso Así entendida, la música es pura sintaxis. Un hecho será: No. Ahí reside la dificultad.” musical tiene sentido porque anticipa o genera En efecto, los estados emocionales que la música otro hecho musical, y por ninguna otra razón. El expresa son sutiles, ambiguos y complejos, formalismo adopta una postura intelectualista. La mientras que las palabras apuntan hacia dianas música debe disfrutarse mediante la razón, más concretas. La música, como la poesía, resulta dejando a un lado el corazón, a quien no incumbe esencialmente intraducible. No podemos precisar su mensaje. Que haga sentir es un efecto colateral. con exactitud su significado. Tan sólo realizar El formalismo, por tanto, postula que la música no aproximaciones, nunca del todo satisfactorias. tiene significado alguno fuera de sí misma. No expresa nada más allá de sus escaramuzas sintácticas. No alberga poder semántico, no es un lenguaje. Por el contrario, el contenidismo defiende que la música expresa estados de ánimo, emociones. Apunta hacia los sentimientos. Frente Para no quedar encallados en esta polémica entre formalistas y contenidistas, es preciso profundizar en la analogía convencional, entre buceando música en las Notas –– Fonemas Intervalos –– Sílabas romántica. Desde este punto de vista, la música Acordes, motivos –– Palabras Armonía –– Sintaxis Melodía –– Enunciado Ritmo –– Métrica Timbre –– Voz sería el arte más elevado por su capacidad para suscitar emoción y comunicar lo inefable. Como dijo Goethe7: “La música comienza donde el acaba”. Esta sentencia puede lenguaje similitudes existentes entre sus elementos constitutivos: al formalismo, constituye una postura idealista, lenguaje y Resulta especialmente interesante para el interpretarse en sentido positivo: por suerte propósito de este estudio el paralelismo entre las disponemos de la música para acceder a regiones unidades de significado mínimas, que podrían vetadas al otro tipo de formas de expresión. Pero identificarse con los acordes, motivos melódicos, también admite una interpretación adversa: si la tímbricos o rítmicos en la música —o cualquier música comienza donde el lenguaje convencional otro tipo de elemento con entidad significativa— 7 J.W. Goethe, citado en I. Crofton & D. Fraser: Dictionary of musical quotations; Schirmer; Nueva York, 1985. p. 159. 8 A. Copland: Cómo escuchar la música; Fondo de Cultura Económica; Mexico DF, 2004. p. 29. 6 Música e Identidad y las palabras o sentencias en el caso del lenguaje Pero no obstante significan. O parecen hacerlo. convencional, donde quedan evidentes cabos Generan una ilusión de sentido en el oyente. sueltos por asir. Según esta comparativa, en la música las entidades de significado corresponden a las palabras, en sentido metafórico al menos. Guardan una cierta similitud, aunque también difieren. Y lo hacen precisamente en su forma de significar. Una palabra –un signo–, tal como explica 9 Saussure , es una entidad doble compuesta por significante y significado. El significante remite a la disposición de sus fonemas. El significado, al fondo conceptual. Así las cosas, ya es posible señalar una diferencia decisiva entre ambos sistemas. Un vocablo musical posee significante, que coincide con la disposición de sus sonidos, pero no parece albergar un significado concreto. No remite a un concepto o pensamiento definido. ¿Quiere eso decir que los vocablos musicales, y por extensión la música, nada significan? Por intuición, sabemos que la música significa algo. Algo de cierta importancia, además. Pero resulta arduo delimitarlo con exactitud. Tal vez porque sus elementos poseen un significado ambiguo e inasible. Un significado que no admite traducción exacta, como la poesía. Así pues, los procedimientos expresivos de la música operan desde el significante, pero también desde —o hacia— una peculiar forma de significado. Ya hemos dicho que los vocablos musicales difieren de las palabras en que no remiten a un significado conceptual concreto, Llegados a este punto, y para completar nuestra excursión analógica, conviene añadir que las palabras tienen una función referencial y otra difusa, metafórica. Los términos denotación y connotación, tomados de la lógica escolástica, e introducidos por Hjelmslev10 en la lingüística moderna, designan respectivamente ambas funciones. La denotación constituye el significado objetivo de la palabra, su sentido literal, unívoco, aquel que recogen los diccionarios. Cumple una función referencial. No depende del contexto. La connotación designa el significado subjetivo de la palabra, su sentido figurado, su resonancia metafórica, que puede ser múltiple. La connotación es un mecanismo particular del lenguaje poético, caracterizado por la polisemia, la ambigüedad y la capacidad de creación de asociaciones semánticas. Su función es de índole emocional. Y depende enteramente del contexto. La connotación puede ser atribuida por un solo individuo o por una colectividad. Se ha dicho anteriormente que el vocabulario musical, como las palabras, posee significantes, pero no significado conceptual concreto. Así pues, carecen de capacidad denotativa. Esto abre una honda grieta semántica entre la música y el lenguaje convencional. Ahora bien, los vocablos musicales presentan un significante de alta sofisticación expresiva, plagado de connotaciones. Su saltándose la definición canónica de Saussure. 9 F. de Saussure: Curso de semiótica general; Editorial Losada; Buenos Aires, 1945. p. 91. 7 10 L. Hjelmslev: Prolegómenos a una teoría del lenguaje; Gredos; Madrid, 1971. pp. 120-165. Música e Identidad significado no es unívoco, sino ambiguo e de opuestos, como la del arco y la lira”. Hablaba, intraducible. Y en cada contexto se modifica. De con una gran economía del lenguaje y sentido manera que la música, además de presentar una metafórico, de la articulación de la tensión evidente estructura lingüística, sí dispone de un narrativa, la gestión de las expectativas y la léxico sui-generis. Solo que sus vocablos resultan capacidad de generación de deseo, poderosas ser significantes connotativos. Unidades sonoras fuerzas que habitan en la trastienda de la música. de connotación pura que el compositor articula El compositor deberá por lo tanto utilizar con sintácticamente maestría mediante la armonía, configurando un cierto ámbito de significación. Pese a la dificultad que acabamos de exponer para la comunicación de mensajes concretos, la virtud de la música como medio de expresión reside en las poderosas herramientas de las que dispone para irradiar mensajes connotativos. El tenue significado que es capaz de proyectar vive en el reino de la metáfora. Su lenguaje es pura estructura narrativa, una navaja suiza a la hora de generar tensiones y resoluciones, acertijos mentales y puzles cuyo contenido último es completado en la recepción del mensaje sonoro. Y como bien decía Meyer11, probablemente el especialista en estética musical más influyente del siglo XX, una de las principales virtudes del relato musical es su facilidad para la generación de tensiones narrativas, las cuales devienen en deseos de resolución en el oyente. El silencio es roto para crear un nudo, un problema, a partir de un vacío sonoro. Permite jugar, al fin y al cabo, con las fuerzas antagónicas que facilitan la estructuración del discurso. Quizá quien mejor lo supo expresar fue Heráclito12: “La armonía consiste en la tensión los elementos narrativos que proporcionan reposo y tensión, estabilidad y movimiento. Para conseguirlo, todas las artes del tiempo —música, literatura, cine— solicitan a su audiencia una cesión voluntaria —o secuestro— de las estructuras de generación de deseo, tal como ocurre en la relación entre dominatrix y esclavo. Al enfrentarse a una ficción, el receptor desactiva temporalmente parte de su juicio crítico sobre la realidad, y deja en manos del artista la creación de una tensión narrativa y sus posibles desenlaces. De esta forma se asiste a la generación de un nuevo universo que puede disponer de leyes distintas a las existentes en nuestro entorno habitual. Accedemos con placer a la recreación del mundo proporcionado por el autor, asumiendo sus consecuencias. Esta estructuración del deseo viene por tanto impuesta por los procedimientos narrativos, introduce tensiones que ponen en movimiento los elementos que conforman la obra de arte generando de esta manera un objetivo donde no lo había, y finalmente destensa el arco o suelta la flecha, anulando el deseo, la inestabilidad creada. Planteamiento, nudo y desenlace. Ahora bien, el espectador tiende a mostrar cierta 11 L. B. Meyer: La emoción y el significado en la música; Alianza Música; Madrid, 2001 12 R. Mondolfo: Heráclito. Textos y problemas de su interpretación - Frag. 51; Siglo XXI; Mexico D.F., 1966. p. 36. 8 Música e Identidad resistencia ante la presentación de contextos La música como ungüento para la los imaginarios. Sus prejuicios interfieren en la malestares de la identidad recreación de la problemática imaginada por el artista. Por lo tanto las visiones particulares del Libro de la Cultura, además de habilitar un espacio compartido desde donde comenzar la narración, también engendran los fantasmas que acechan a la aceptación de la trama propuesta. Y este hecho será especialmente notable cuanto más concreta sea la denotación en la comunicación establecida. Los problemas de un oficial nazi, aunque disponga de un perfil humano entrañable, generarán una reacción muy diferente a la producida por el sufrimiento de un niño huérfano que vive en la miseria. En este caso la música posee una poderosa ventaja frente al resto de las artes del tiempo. Al disponer únicamente de significantes Así las cosas, los procedimientos estéticos que conforman las bases de la práctica musical están fundamentados en la estructuración del deseo y la gestión de las expectativas del oyente. Pues bien, tal como se ha expuesto anteriormente la construcción de nuestra identidad comparte estas herramientas con profusión, por lo que parece lógico que tanto las preferencias musicales como las características que articulan nuestra visión del mundo estén profundamente entrelazadas. La postmodernidad ha provocado sensibles modificaciones en la concepción de nuestra identidad, por lo que no es de extrañar que los patrones de consumo de música hayan reflejado estos cambios. connotativos, el secuestro de la voluntad es directo. Las barreras se encuentran levantadas, la En un lugar donde existe gran dificultad para narración avanza sin obstáculos hacia el centro de disponer de objetivos, en el que la banalización nuestra sensibilidad. La cesión de nuestros impone sus reglas y la estructuración del tiempo procedimientos de estructuración del deseo es angustia a los individuos, donde la articulación del completa, nos sumergimos fácilmente en el deseo carece de un manual práctico que dicte el universo sonoro y recreamos en nuestro interior las camino a seguir, la música ha pasado a jugar un expresiones connotativas del discurso planteado papel fundamental en nuestras vidas. En otros por el compositor. Por este motivo decimos que la tiempos su función estaba ligada a ceremonias música públicas, llega directamente al alma, ritos de paso u otro tipo de tan celebraciones de carácter social. Sin embargo, hoy pomposa sentencia. Sin advertirlo abrimos el en día impregna hasta el último rincón de nuestro caparazón, prescindimos de nuestros prejuicios al tiempo. Su presencia es constante, podríamos enfrentarnos a los hechos musicales. decir que en muchos casos su ausencia resulta independientemente del significado de insoportable. Ante una marabunta de individuos aislados con gran dificultad para la estructuración de un deseo vertebrador, la música proporciona 9 Música e Identidad marcos temporales que se alimentan de nuestra fragmentación de los esquemas identitarios, la cesión voluntaria de los mecanismos para la creación de infinidad de realidades locales a las articulación de los anhelos. Consigue sin dificultad que dotar de su estética distinguible, han plantear un contexto connotativo que nos arranca conducido a la aparición de una extensa variedad de nuestra realidad denotativa pero incoherente. de estilos musicales. En realidad las diferencias Y lo logra de una forma inconsciente, sin atentar entre estas corrientes en muchos casos son contra las barreras que levantamos ante una pequeñas, su atomización corresponde más a la posible invasión de nuestro territorio cultural. necesidad de identificación con un modelo sobre Realizamos una dación de la capacidad de el que construir una imagen de nosotros mismos, generación de objetivos, permitiendo de esta en forma una alienación de nuestra voluntad para la proporcionado por la libertad ilimitada, que a construcción de metas, allanamos el camino para procedimientos novedosos de composición que el la abran nuevos caminos sonoros. En este escenario, concepción de futuros. Oír música, jugar a los la música comercial ha alcanzado en la práctica un marcianitos, practicar juegos de dominación monopolio sexual, leer ficción, fumar con deleite un cigarro, herramientas de marketing hayan sido más observar el paso de un tren o contemplar el batir sofisticadas —que también—, sino debido a que de las olas. Actividades que proporcionan breves proporciona exactamente lo que los individuos, destellos de orden arrancados de una existencia perdidos en su búsqueda de sentido, demandan vaciada de un sentido superior. Proveen un con ansiedad. secuestro de nuestra habilidad para tiempo estructurado, dotado de significación, coherente, con su predecible presentación, desarrollo y desenlace. Un paréntesis en la realidad, dotando al ahora de una sustancia más presente que la realidad misma, más cognoscible y material que nuestro entorno contingente, inestable y caótico13. un contexto más estrecho todopoderoso, no que porque el sus A continuación, para complementar el enfoque recién expuesto, se muestra un breve esquema que relaciona algunas corrientes estéticas históricas y contemporáneas con sus principales características estéticas e identitarias. Este análisis es de trazo levemente grueso dado que cada celda requeriría de un trabajo más extenso que el Por lo tanto, la música proporciona una solución aquí presentado, pero puede servir como muestra temporal a los malestares de la modernidad, de los estrechos vínculos existentes entre las aunque atienda más a los efectos que a las causas disciplinas abordadas en este trabajo: de 13 nuestras tribulaciones. La extrema No pretendemos situar en el mismo nivel estético a las distintas actividades enumeradas anteriormente, aunque desde el punto de vista de la estructuración del tiempo, de la construcción del deseo, cumplen funciones similares. 10 Música e Identidad Estilo Armonía Melodía Timbre Ritmo Comunicación Expectativas y Estructuración del Deseo Identidad Gregoriano Modal. Monofonía o Polifonía simple, organum Movimiento sencillo, intervalos cortos Voz, coro Ritmos simples, gran sentido del orden Denotación mediante salmos que acompañan a la música Estabilidad, orden, carencia de sorpresa. Anulación del deseo Unidad, orden, control, consonancia absoluta Comunión con Dios y su jerarquía terrenal Orden relativamente estricto, ajustado a compases tradicionales Tensión dada por el juego consonancia – disonancia. Visión clásica de presentación-nudodesenlace Deseo limitado, expectativas cumplidas cuando así se espera Orden claro, estructuras establecidas. Innovación en progresiones armónicas, aunque con un profundo sentido del orden y la jerarquía Clásica Renacimiento y Clasicismo Clásica Romanticismo Clásica Fin XIX e inicios del XX Evolución Modal-Tonal Establecimiento de las bases de la armonía occidental basada en la consonancia/disonancia Tonal. Extensión de las posibilidades armónicas, modulación habitual. Permitidas más disonancias Politonalidad, relajación de las reglas de la tonalidad. Innovación constante. Ruptura de reglas formales Diatónica con breves motivos cromáticos. Utilización de múltiples instrumentos clásicos Contrapunto, varias voces Timbres relativamente limpios Aceptación del cromatismo como herramienta de composición Combinaciones más atrevidas, ricas en tensiones y armónicos Relajación del orden, utilización de más tipos de ritmos. Influencia del folklore Rica en connotaciones. Extensión de la intertextualidad, conexiones con la herencia cultural Postergación del deseo, largo y tortuoso camino hasta la consumación de las expectativas. Deseo del deseo. Inicio de la disolución del relato clásico. Identidad individualista. Ruptura de conexiones con la Comunidad y la Herencia como fuente de sentido Exploración de voces y posibilidades comunicativas Máxima exploración tímbrica. Gran importancia del material sonoro Incorporación progresiva de la síncopa como elemento narrativo Múltiples diálogos con la política, la tradición, extensión de las posibilidades denotativas y connotativas El deseo no tiene por qué cumplirse. Expectativas difusas, descontrol con final incierto Relajación de los cánones tradicionales. Nuevas identidades locales, individualistas. Puerta abierta a la modernidad líquida, fin de la tradición Atonalidad Liberación de la tonalidad, ruptura con parte de los preceptos de la armonía convencional Melodías expresivas, no tonales, foco en las relaciones motivointerválicas Exploración de nuevas sonoridades Disolución del tiempo rígido. La línea de compás se desdibuja Expresionismo musical. Búsqueda de la subjetividad, de la emoción interior Disolución del sujeto rígido, ligado a tradición inamovible. Dificultad para la construcción del deseo, desencanto con pasado sin respuestas Frontera modernidad/postmodernidad. Presente definido como negación del pasado. Necesidad de ruptura, búsqueda de relatos vertebradores Serialismo integral Anti-Tonal. Reglas que impiden la tonalidad, subjetivas, creadas por compositor. Sin concepto de disonancia. Sintaxis estricta Breves motivos fragmentados. Ruptura del mensaje único Dominio de la exploración tímbrica, más importante incluso que la armonía Exploración de la arritmia. Ruptura total con compases tradicionales. Ritmo serializado Carencia de significado. Sin comunicación por dificultad en vocabulario compartido entre creador/receptor Fin del deseo. Carencia de expectativas. No existe una conclusión posible. El mundo no tiene significado, es preciso construirlo Modernidad líquida. Minimalismo Retorno a tonalidad y modalidad. Estructuras sencillas, repetitivas Sencillas, elemento narrativo Simplicidad, mensajes desnudos Ritmos sencillos Gran capacidad connotativa. Mensajes simples, de fácil comprensión Circularidad sin sorpresa, la expectativa reside en la necesidad de la repetición Simple, repetitiva Instrumentos establecidos como habituales para estas prácticas Ritmos sencillos, en ocasiones levemente sincopados Mensajes sencillos, básicos, repetitivos. Letras fundamentales para aportar sentido Máxima estructuración del deseo, sorpresas controladas y desenlaces previsibles Modal / Tonal simplificadas. Pop / Rock Estructuras sencillas, conocidas y poco innovadoras Fragmentación. Identidad no unitaria Retorno a lo básico. Huida de la modernidad líquida. Búsqueda de seguridad, unidad Búsqueda de la comodidad, innovación limitada, seguridad en la escucha Sociedad del bienestar Jazz comercial Modal. Disonancia controlada. Estructuras muy repetitivas. Innovación en las progresiones armónicas Libre en apariencia, sujeta a reglas rigurosas. Improvisación reglada Exploración de las posibilidades tímbricas de la disonancia. Síncopa constante. Sensación de pisar siempre suelos movedizos Máxima exploración de la consonancia/disonancia como articulación del discurso. Disonancia vertical, inestabilidad La estructura es clara, repetitiva. Sorpresa en timbres y progresiones, pero de forma circular. Sin objetivo final, círculos reiterados Modernidad líquida controlada, sin que se salga de unos límites soportables. Búsqueda de la individualidad controlada por un orden difuso, no desatado Música de Cine Tonal con uso de atonalidad para crear confusión, desasosiego. Asimilación de usos de composición contemporáneos Melodías potentes y reconocibles, recursos similares a las óperas o ballets Riqueza tímbrica al servicio de la narración Asociado al tempo marcado por la narración Máximo esfuerzo por comunicar y reforzar el mensaje transmitido por la trama Gran estructuración de las expectativas, funcionando en paralelo con la narración En línea con el tipo de historia narrada Música Progresiva Sencilla, progresiones básicas que no distraen de los elementos tímbricos y rítmicos Melodías sencillas, fáciles de seguir Progresión hacia timbres Ritmos progresivos que se densos, complejos, ricos adueñan de la narración Creación de paisajes de connotación, sin buscar denotación concreta Expectativa de resolución máxima por acumulación de tensión Viaje alucinógeno. Aislamiento de la realidad. Evocación casi religiosa Mínima, progresiones armónicas sencillas o inexistentes Básica o nula, naif, elemento no relevante en este estilo Densidad de bajos, inframundo Mínima, repetición de un patrón rítmico dirigido al cerebelo, no al córtex Anulación de la voluntad, cesión completa del deseo Música Tecno y otras variantes Base de todo el estilo. Domina la composición, eclipsando el resto Trance colectivo. Tribalismo. Drogas. Eliminación de la realidad, evasión Fusión en la masa Tabla 2: Esbozo de las propiedades comunicativas y orígenes identitarios de algunos movimientos estéticos clásicos y contemporáneos. 11 Música e Identidad Por concluir: atendiendo a las necesidades - Foucault, M.: El pensamiento del afuera; Pre-textos; Valencia, 1989. relativas a la construcción de la identidad —en - todas sus variantes, desde las más nihilistas hasta aquellas que anhelan sin descanso aplacar su sed XX; Alianza; Madrid, 1988. - - Heidegger, M.: Ser y Tiempo; Ed. Trotta; Madrid, 2009. - Hjelmslev, L.: Prolegómenos a una teoría del lenguaje; Gredos; a la hora de abordar nuestra posición en el mundo. Así, el enfoque del individuo ante sus Madrid, 1971. - Jauss, H. R.: Experiencia estética y hermenéutica literaria; Taurus; Madrid, 1992. expectativas de articulación del deseo ejerce un papel fundamental para establecer sus gustos Goethe, J.W., citado en Crofton, I & Fraser, D: Dictionary of musical quotations; Schirmer; Nueva York, 1985. de sentido—, es posible emparejar cada estilo musical presente o pretérito con distintas posturas Fubini, E.: Estética musical desde la antigüedad hasta el siglo - Kant, E.: Lo bello y lo sublime: Ensayo de estética y moral; Espasa-Calpe; Madrid, 1919. estéticos. Las distintas propuestas musicales, - pues, nacen y crecen al calor de los malestares y esperanzas del sujeto contemporáneo, quien Madrid, 2002. - sobre la honda herida abierta entre razón y - - - Textos y problemas de su Morris, C.: Fundamentos de la teoría de signos; Paidós; Pardo Torio, J. L.: Estética de lo peor: de las ventajas e Barataria; Madrid, 2011. - Pardo Torio, J. L.: La metafísica - preguntas sin respuesta y problemas sin solución; Pre-textos; Valencia, 2006. - Peirce, C.S.: Manuscripts; Grupo de Estudios Peirceanos; U.. Navarra; pese a una aparente carencia de habilidades para la semántica, para la generación de sentido. Heráclito. inconvenientes del arte para la vida; Pasos Perdidos, coed. de burbujas de orden local que emergen sobre una realidad vacía de grandes relatos. Y todo ello, R.: Barcelona, 1985. posiciona como una de las artes más poderosas para la construcción del deseo, para la generación Mondolfo, interpretación; Siglo XXI; Mexico D.F., 1966. espíritu. Y la música, en su extrema habilidad para la comunicación de una tensión narrativa, se Meyer, L. B.: La emoción y el significado en la música; Alianza Música; Madrid, 2001. arrojado a vivir en un mundo escaso de sentido, anhela respuestas y necesita aplicar bálsamos Marco, T.: Pensamiento musical y siglo XX; Fundación Autor; http://www.unav.es/gep/MSCSPeirce.html ; Consultado el 28 de Noviembre de 2013. - Roederer, J. G.: Acústica y psicoacústica de la música; Ricordi; Buenos Aires, 1997. - Fuentes bibliográficas - Adorno, T. W.: Disonancias. Introducción a la sociología de la Buenos Aires, 1945. - Cohen, M. R.: A preface to logic; Henry Holt & Co.; Nueva - Copland, A: Cómo escuchar la música; Fondo de Cultura - Eco, U.: Semiótica y filosofía del lenguaje; Editorial Lumen; Barcelona, 1990. Wittgenstein, L.: Tractatus Logico-Philosophicus; Alianza; Madrid, 1992. Económica; Mexico DF, 2004. - Wittgenstein, L.: Lecciones y conversaciones sobre estética, psicología y creencia religiosa; Paidós; Barcelona, 1992. York, 1944. - Taylor, C.: La ética de la autenticidad; Ediciones Paidós; Barcelona, 1994. música; Akal; Madrid, 2009. - Saussure, F.: Curso de semiótica general; Editorial Losada; - Zizek, S.: El acoso de las fantasías. Cuestiones de antagonismo; Akal; Madrid, 2011. 12