Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. José Narro Robles
Rector
Secretaría de Desarrollo Institucional
Dr. Francisco José Trigo Tavera
Secretario
Colección
Cuadernos SIJ
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias
Dra. Margarita Velázquez Gutiérrez
Directora
Seminario de Investigación en Juventud
Mtro. José Antonio Pérez Islas
Coordinador
Seminario de Investigación en Juventud
1
Sujeto, trayectorias y ciudadanías.
Relexiones de los estudiantes del
Diplomado Mundos Juveniles 2012
Luis Antonio Mata Zúñiga
Lucía Ortiz Domínguez
Coordinadores
PRÓLOGO
9
José Antonio Pérez Islas
INTRODUCCIÓN
13
Luis Antonio Mata Zúñiga
I. TRAYECTORIAS JUVENILES
19
1. Trazando trayectorias
Un acercamiento personal acerca de la teoría de las transiciones a la vida adulta
Ma. Florencia Pons
Zule: entre la juventud, el trabajo y el teatro
Laura Isabel Cayeros López
Desigualdad social y trayectoria juvenil
Susana López Espinosa
2. Los jóvenes en la escuela
Primera edición: abril del 2014
D. R. © 2014
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Secretaría de Desarrollo Institucional
Seminario de Investigación en Juventud
Cerro del Agua 120, Coyoacán, 04310, México, D. F.
ISBN:
ISBN OBRA GENERAL:
Coordinación editorial
José Antonio Pérez Islas
Corrección editorial
Mónica Valdez González
Corrección de estilo
Rosa María Jaimes Arellano
Diseño editorial
Roberto Zepeda Rojas
“Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio
sin la autorización escrita del titular de los derechos
patrimoniales”.
Impreso y hecho en México
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
Laura Pérez Cristino
El Desile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su reconocimiento
como tradición juvenil
Rafael Gutiérrez
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
Claudia Jiménez
II. CIUDADANÍAS JUVENILES
29
35
45
59
75
87
101
1. Participación política y ciudadanía
El mito de la participación política de los jóvenes en México
Alicia Galindo Rodríguez
Vulnerabilidad política y paternidad. Derechos de los jóvenes
que viven en la calle
Azucena Hernández Ordoñez
Las escrituras juveniles
Gloria Hernández
Participación política juvenil en el Perú: entre brechas y cuotas
Miryam Vargas Apolinario
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
Roberto Antonio Mendieta Vega
109
121
131
141
2. #YoSoy132
#YoSoy132: de la red a la participación ciudadana
Enrique Pérez Reséndiz
Notas sobre el impacto político del movimiento #Yosoy132 en México
Dalia Edith Álvarez Padilla
EPÍLOGO
159
167
177
Lecturas transversales
Lucía Ortiz Domínguez
LAS Y LOS AUTORES
185
ANEXO
195
Sobre el SIJ
El Diplomado Mundos Juveniles
Colección
cuadernos
SIJ
PRÓLOGO
José Antonio Pérez Islas
La juventud no es un tiempo
de la vida, es un estado del
espíritu.
Mateo Alemán (1547-1613), novelista español.
Fuente de la cita: http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=54
8
Desde 2007, el Seminario de Investigación
en Juventud (sij) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) ha impulsado espacios de discusión y de intercambio
de ideas entre los interesados en el estudio
de lo juvenil. Uno de los proyectos más enriquecedores del SIJ ha sido el Diplomado
Mundos Juveniles el cual, a lo largo de ya
tres promociones, ha contribuido en la generación de conocimientos que han enriquecido la comprensión de las realidades de
los jóvenes en México y Latinoamérica.
La tercera versión cuyos resultados aquí se
muestran tuvo una particular importancia en dos sentidos: por un lado, se hizo
una profunda revisión de contenidos, en
la búsqueda por poner en la discusión las
más recientes metodologías de investigación que se están desarrollando en nuestro continente, como los enfoques sobre
trayectorias y transiciones que le han dado
vida a la combinación de elementos estructurales con la subjetividad juvenil; pero
por otro lado, quizá lo más relevante es
que este diplomado se desarrolló en medio
de una emergencia de la movilización de
los jóvenes, particularmente estudiantes,
que rompió con esa sensación que algunos
tenían de una generación apática y sin sentido político. Lo cierto es, como siempre,
esta irrupción (que obviamente no sale
de la nada, sino que es un proceso que se
va acumulando hasta que un hecho, casi
siempre muy cotidiano, desborda la copa)
que aparece y modiica muchos preconceptos o concepciones viejas sobre “el deber
ser” de la participación, de lo político y de
los intereses de los diversos sectores juveniles. De esta manera, los debates se dieron al
calor de lo que estaba sucediendo, lo cual
9
nos permite la posibilidad de desarrollar una “imaginación sociológica” particular, donde se tiene que combinar
la distancia del análisis con la oscilación de lo coyuntural.
Es en este contexto en el que hemos decidido publicar, en formato físico y digital, un cuaderno en el que se presentan los
trabajos de algunos y algunas diplomantes que formaron parte
de este Diplomado Mundos Juveniles Sujeto, trayectorias y ciudadanías. El antecedente de esta publicación es Travesías en la
educación a distancia. Sistematización de la experiencia del Diplomado Mundos Juveniles 2010 el cual, como su nombre lo indica,
contiene un conjunto de exposiciones que narran la experiencia
y los retos de este tipo de relación educativa. Los estudios de
caso que ahora publicamos evidencian la propuesta teórica y
metodológica de los contenidos del diplomado basada en tres
categorías: agencia, transición y trayectoria. Estos enfoques permiten dar cuenta de la multiplicidad de procesos sociales que
convergen en las actuales formas de experimentar lo juvenil.
A lo anterior se añadió la diversidad en los periles académicos y sociales de nuestros diplomantes (sociólogos, psicólogos,
pedagogos, funcionarios públicos y miembros de la sociedad
civil organizada), que ha sido un reto para la construcción y
discusión de conocimientos sobre lo juvenil; ante ello la labor
de nuestros asesores ha sido primordial, sobre todo para establecer diálogos transdisciplinarios entre los participantes, a
través de los propios desafíos de la educación a distancia, que
forman parte del repertorio de aprendizajes.
10
Mtro. José Antonio Pérez Islas
Coordinador
Seminario de Investigación en Juventud
Colección
cuadernos
SIJ
INTRODUCCIÓN
Luis Antonio Mata Zúñiga
Si la juventud es un defecto,
es un defecto del que nos
curamos demasiado
pronto.
James Russell Lowell (1819-1891), poeta y escritor estadounidense.
Fuente de la cita: http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=54
12
La serie Cuadernos SIJ integra este número
con la compilación de trabajos desarrollados
por los estudiantes que formaron parte de la
promoción 2012 del Diplomado Mundos
Juveniles. Sujeto, trayectorias y ciudadanías.
La selección de los artículos corrió a cargo
de los asesores y del coordinador académico, tomando en cuenta su originalidad, pertinencia y profundidad en relación con las
temáticas desarrolladas. Cabe destacar que
dichos trabajos hablan de la pluralidad de
ideas y posiciones de quienes participaron
en el diplomado: investigadores, estudiantes
universitarios y miembros de organizaciones de la sociedad civil. Todos ellos dieron
vida a este espacio gracias a su interés por el
estudio y debate en torno a las problemáticas de los jóvenes.
En ésta, la tercera edición del diplomado,
procuramos una revisión teórica de los diversos abordajes que desde lo social se ha dado a
la categoría juventud. En este primer acercamiento nos inclinamos por aquellas lecturas
que la conciben como un concepto situado
sociohistóricamente que tiene un carácter
relacional. Particularmente, a la concreción
histórica y social que produce juventudes con
características particulares es a la que denominamos “condición juvenil”.
Luego, y para marcar la línea que cruzó todos los temas abordados, resaltamos una
condición a veces olvidada del joven: su capacidad de agencia. Para ello nos apoyamos
en, quizá, dos de los teóricos sociales más
importantes de las últimas décadas, Pierre
Bourdieu y Anthony Giddens.
Posteriormente, nos adentramos en los procesos de transición a la vida adulta a través
de los dos principales enfoques con los cuales se les ha analizado. El primero parte de la
idea de un ciclo vital donde ocurre una sucesión planiicada de eventos-transición en el
marco de un calendario social determinado.
El segundo enfoque enfatiza el conjunto de
signiicados otorgados a distintos momentos de la vida bajo un esquema narrativo,
que se fundamenta en la interpretación de
sus trayectorias a través del paso por diversas
estructuras, en especial la familia, la escuela
y el trabajo.
Estructuras que procuramos abordarlas no
como esferas separadas, sino implicadas en
una misma narrativa que va articulándose
en un camino de ida y vuelta entre niveles
macro y micro. Al respecto, a través de las
diversas discusiones y lecturas fue posible
el desarrollo de trabajos que mostraron el
sentido de construcción de las experiencias
de los jóvenes.
De este modo fue posible diferenciar la
transición de la infancia a la juventud y de
ésta a la adultez en tanto procesos sociales
disímiles dadas sus lógicas biológicas y sociales particulares.
Tales procesos y organización, lejos de presentarse de manera homogénea en todos
los sujetos, son particularmente variables y
discutibles en función no sólo de la perspectiva teórica adoptada, sino del contexto
socio-espacial en cuestión. En este sentido,
el estudio de las transiciones nos permitió
analizar los ritos que marcan los límites de
13
cómo se comienza a ser joven y cómo se
deja de serlo, cuestiones que demuestran las
constantes modiicaciones en las percepciones, concepciones y signiicados sobre los
jóvenes y la juventud.
cortas” para analizar la realidad. Es preciso
destacar que fue especialmente productivo
poder realizar el análisis a partir de la interacción en entrevista virtual diacrónica con
algunos protagonistas del movimiento.
A continuación, analizaremos el concepto
de ciudadanía a través de sus abordajes clásicos y emergentes con el propósito de comprender las expresiones de la participación
política juvenil y la relación que aquéllas
guardan con las estructuras políticas tradicionales.
Resultó entonces interesante cómo articulamos las perspectivas tradicionales de la
ciudadanía, donde Marshall es el referente
indiscutido, junto con las de los movimientos sociales donde lo que se resalta es más la
construcción identitaria y la acción, que el
goce o no de un derecho. Nuestro afán no
fue mostrar que una es mejor que otra, sino
cómo en momentos de cambios, de manifestación y de conformación de colectivos
sociales novedosos es preciso articular, reformular y crear nuevas categorías que permitan aprehender lo que se está viviendo.
Así, tratamos de echar luz respecto de por
qué ha habido un desplazamiento de la participación política hacia fuera de los cauces
tradicionales –los partidos y los sindicatos.
En parte esto puede ser indicativo del descreimiento de los jóvenes en un proyecto de
sociedad incluyente, en un Estado garante
y referente en la producción de ciudadanía.
14
Dicha hipótesis, desarrollada en buena parte de los estudios sobre jóvenes y participación, obligó a una revisión de los marcos
analíticos desde los cuales se ha conceptualizado lo político y la ciudadanía en América Latina y en México especialmente. Sin
embargo, en tanto la participación no se
reduce a esos cauces tradicionales, debíamos
mirar desde otros enfoques las prácticas sociales y formas de participación llevadas a
cabo por las nuevas generaciones. En ese
sentido, recuperamos perspectivas sociológicas y de la ciencia política sobre los movimientos sociales.
Estudiar un caso empírico de particular visibilidad al momento del desarrollo del diplomado, el movimiento #YoSoy132, nos
permitió comprender cómo conceptos tales
como el ejercicio de derechos de los jóvenes, la construcción de ciudadanía y las formas de participación política nos “quedan
Finalmente, retomamos el estudio de las
trayectorias de los jóvenes destacando algunas de sus principales desigualdades y
heterogeneidades. Aquí, abundamos sobre
el concepto de trayectoria para dar cuenta
de los signiicados de ser joven en contextos desiguales. Es decir, no es lo mismo ser
joven en la ciudad de México que ser joven
en Tijuana; ser joven varón a ser joven mujer; y así podemos seguir numerando otras
dimensiones y características de los sujetos.
Analizamos a profundidad las vinculadas a
la migración, a los mundos étnicos, al género, al trabajo y a la educación.
A propósito de los temas abordados en el
diplomado, es oportuno destacar que hablar de trayectoria siempre lleva a un debate teórico interesante y fecundo, pues
mantiene una implicación directa con el
tiempo, la incertidumbre y las lógicas diferenciales de acción que pueden seguir los
sujetos. Ello nos remite, por tanto, a prácticas desiguales y heterogéneas en espacios
de relación social múltiples.
En este sentido, varios de los trabajos y de
las investigaciones en proceso presentadas
por los estudiantes, permitieron problematizar esta difícil relación entre las trayectorias y el tiempo a partir del análisis de las
prácticas de los sujetos, lo cual fue especialmente productivo para hacer énfasis en el
mosaico que representan las vidas de los
jóvenes.
Hasta aquí sintetizamos los temas que desde
el Seminario de Investigación en Juventud
(sij) propusimos como contenidos del diplomado. Pero es importante subrayar que
el proceso de enseñanza-aprendizaje se vio
enriquecido sustancialmente a partir del intercambio que se dio entre los participantes
en los distintos foros de discusión y actividades realizadas.
Entre otras inquietudes, nos brindaron relexiones importantes y cuestionamientos
respecto de cómo aproximarnos a los mundos juveniles. En particular, nos gustaría destacar que los estudios sobre juventud tienen
una deuda pendiente con el análisis y profundización de los mundos juveniles indígenas. En su mayoría, los esfuerzos, recursos y
enfoques han sido dispuestos bajo una perspectiva marcadamente occidental, donde los
esquemas de consumo y expresiones culturales, la mayoría de las veces no son las experimentadas por los jóvenes indígenas. Este
planteo suscitó un nutrido debate que dejó
abierta la puerta a un nuevo campo dentro
de los estudios sobre la juventud.
Como el anterior, muchos otros cuestionamientos nos surgieron a quienes integramos
el SIJ y no es éste el lugar para detallarlos.
Pero los trabajos que aquí incorporamos en
buena medida ponen en cuestión las problemáticas a indagar cuando nuestros sujetos de análisis son los jóvenes. Como es
de esperarse, no todos coincidimos en las
posturas y posicionamientos teóricos, metodológicos y políticos, pero justamente lo
que creemos es que esa diversidad es lo que
enriquece la construcción colectiva del conocimiento.
Al respecto, es importante destacar que la
selección de los trabajos no se basó únicamente en una mayor solidez y consistencia
analítica, sino que además se tomó en cuenta que relejaran un esfuerzo por integrar y
problematizar las temáticas seleccionadas.
Esto con el propósito de compilar una serie
de trabajos que destacaran la heterogeneidad
de los participantes que formaron el diplomado, desde sus distintos intereses de investigación, momentos formativos, e inclusive
latitudes geográicas.
De este modo, se procuró que las referencias conceptuales anteriores fueran trabajadas por los estudiantes no sólo a partir de
una incorporación pasiva de conocimientos,
sino a través de una puesta en relación –que
a veces llevó incluso a una introspección de
su parte– de las experiencias personales y
de sus investigaciones. Esas relexiones dieron como producto ensayos tan ricos como
diversos. Algunos muestran resultados de
investigaciones previas problematizados a la
luz de los contenidos del diplomado. Otros
se tratan de descripciones que, sin presentar una discusión teórica, recuperan los ejes
analíticos antes mencionados para dar cuenta de algún caso particular.
Por último, en uno de ellos encontramos
una discusión teórica no explícita que pone
en cuestión un concepto central: el de transición. Un lector no conocedor del tema o
desprevenido podría pensar que se trata de
una simple autobiografía, pero lo interesante es que tras ella nos pone a pensar qué
tanto dicha categoría es pertinente para el
estudio de las trayectorias.
15
El primer bloque del Cuaderno lo integran
textos de Florencia Pons, Isabel Cayeros y
Susana López. En este espacio encontramos
desarrollos empíricos que hacen uso del
análisis de las transiciones en su acepción
biográica para su interpretación destacando
condiciones desiguales, pero también podemos hallar valiosos apuntes críticos respecto
de algunos de los planteamientos al primer
enfoque que mencionamos sobre el estudio
de las transiciones.
En el segundo bloque de trabajos, con textos
de Lourdes Pacheco, Laura Pérez Cristino,
Rafael Gutiérrez y Claudia Jiménez, encontramos desarrollos cuyo elemento común es
la descripción de distintos mecanismos de
desigualdad y heterogeneidad que afectan a
los jóvenes. De manera particular, la lectura
de tales mecanismos es presentada por los
autores mediante las trayectorias escolares
de los sujetos en marcos donde la etnicidad,
las prácticas machistas y la depreciación
de las credenciales universitarias conllevan
fuertes cuestionamientos respecto de cómo
es concebida la escuela hoy día como espacio de reproducción de las desigualdades.
16
En el tercer bloque, Alicia Galindo, Azucena Hernández, Gloria Hernández, Roberto
Mendieta y Miryam Vargas retoman, desde
diferentes posiciones, la idea de que es preciso entender la concepción de la política
y del espacio público en las nuevas generaciones, pero desde referentes interpretativos
originales que destaquen formas de participación y de representación política juvenil
no tradicionales. En consecuencia, en estas
aportaciones se torna enfática la necesidad
de concebir la participación en la construcción de la realidad a través de una perspectiva que permita visibilizar la capacidad de
agencia de los jóvenes.
El último apartado, a cargo de Enrique Pérez y Dalia Álvarez, presenta el análisis sobre
el caso empírico que abordamos en el tercer
módulo, el movimiento #YoSoy132. En este
espacio, los autores destacan en sus textos el
impacto político generado por el mismo en la
realidad mexicana y cómo éste reubicó en el
mapa político a los jóvenes, a través del uso
novedoso de las redes sociales como instrumento de lucha y medio de expresión en el
marco de los comicios presidenciales de 2012.
Este esfuerzo colectivo cierra con la participación de Lucía Ortiz, quien, en un
epílogo, reflexiona sobre los trabajos aquí
presentados y su experiencia en este proyecto académico como asesora del diplomado e investigadora del SIJ.
Colección
cuadernos
SIJ
I. TRAYECTORIAS JUVENILES
1. Trazando trayectorias
[
“Estudiar la juventud
desde la perspectiva de las
transiciones, trae consigo
la idea de movimiento, de un
proceso en el que se transita
por determinados ritos sociales
y que, una vez superados, nos
habilitarían como adultos”.
18
Un acercamiento personal acerca de la teoría
de las transiciones a la vida adulta
Ma. Florencia Pons
Introducción
Este trabajo es fruto de mi paso por el Diplomado Mundos Juveniles (2012),1 surge
como respuesta a una de las tareas encomendadas a quienes participamos en él y
es, ante todo, un acercamiento personal
a la teoría de las transiciones. Es de corte
personal, no sólo en cuanto a la autoría de
las relexiones que aquí se ofrecen, sino en
tanto que la trayectoria bajo análisis es la de
quien escribe.
La idea de tomar mi propia experiencia
como objeto de estudio se debe, más que a
un mal resuelto complejo narcisista, a una
estrategia propuesta desde el diplomado
para que quienes no estábamos desempeñando ninguna actividad de investigación
y/o que no contábamos con experiencia
como investigadores, pudiésemos realizar
un análisis de caso con el in de alcanzar una
mejor comprensión del estudio de las transiciones. Así, nos fue propuesto describir la
trayectoria personal con el in de profundizar en el estudio de la teoría en cuestión.
Reseñar el propio camino de transición a la
vida adulta no es fácil. No sólo porque explorar la historia personal implica un gran
esfuerzo de introspección, que no siempre
1
estamos dispuestos a realizar, sino también
porque es difícil combinar el relato de la
propia vida con un análisis sociológico, capaz de relacionar los hechos vividos con el
contexto más general y con la teoría acerca
de las juventudes y las transiciones. Todo lo
cual se vuelve más complejo aun cuando la
transición está a medio camino.
Con la intención de lograr la mayor claridad
posible en esta exposición, primero haremos
un repaso de la teoría de las transiciones,
con la intención de dejar claro de qué trata
esta perspectiva y qué valor aporta para el
estudio de las juventudes. Luego, describiré
los que yo considero como acontecimientos
importantes en mi trayectoria educativa, familiar y laboral y, inalmente, intentaré relacionarlos con la teoría.
Antes de abocarnos de lleno al tema de las
transiciones, vale aclarar que este trabajo se
inscribe en la línea teórica que se relaciona con aquellos autores que entienden a
la juventud como una construcción sociocultural, como el producto de un determinado proceso social. Esto signiica que la
juventud, como categoría social, especíica
e identiicable, no ha existido desde siempre
Organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias y del Seminario de Investigación en Juventud, coordinado por el maestro José Antonio Pérez
Islas.
19
Un acercamiento personal acerca de la teoría de las transiciones a la vida adulta
sino que ha sido un fenómeno cuyo desarrollo comienza con las sociedades europeas
occidentales, en el transcurso del establecimiento del capitalismo como sistema de
producción dominante y del modo de vida
burgués (Feixa, 1998; Morch, 1996; Pérez
Islas, 2009).2 En este sentido, Feixa (1998)
nos dice que la juventud se corresponde con
un modelo especíico de organizar el ciclo
de la vida; un modelo acorde a las necesidades del modo de producción capitalista.
Groppo, por su parte, señala que “la juventud es una categoría social usada para
clasiicar individuos, normalizar comportamientos, deinir derechos y obligaciones”
(Groppo, 2004,p.11 traducción propia).
Repaso a la teoría de las transiciones
Estudiar la juventud desde la perspectiva
de las transiciones trae consigo la idea de
movimiento, de un proceso en el que se
transita por determinados ritos sociales y
que, una vez superados, nos habilitarían
como adultos.
20
Conviven, en el ámbito cientíico, dos miradas contrapuestas acerca de las transiciones. Una, la funcionalista, considera que la
juventud es una etapa natural dentro del
ciclo vital de los sujetos, que quedará superada luego de atravesar ciertos eventos-transición, universales, y en un periodo de tiempo también determinado y universal. Estos
eventos representarían la prueba irrefutable
del crecimiento alcanzado. Superarlos, certiicaría que se ha madurado. De la misma
manera, todas las etapas del ciclo vital indi-
2
can un proceso de acumulación que va de
menos a más (Casal et al., 2006; 2011).
La otra mirada, la biográica, entiende a
la juventud como un proceso social que
comienza con la pubertad y se extiende
hasta la emancipación plena, en términos económicos y familiares (Casal et al.,
2006; 2011), proceso que puede tener distintas temporalidades e incluir múltiples
formas de emancipación. La perspectiva
biográica considera que las condiciones
en que se dará este proceso emancipatorio estarán sujetas a un contexto histórico, lo que signiica que las transiciones
serán especíicas y no universales (Casal
et al., 2006; 2011; Machado País, 2002;
Salas y Olivares, 2009). Aquí la dimensión
biográica de los individuos es puesta en
relación con los contextos político, social,
económico, cultural y familiar en los que
están inmersos; se recurre a las nociones
de trayectoria o itinerario para dar cuenta
de que este proceso de emancipación está
marcado por las restricciones contextuales pero que también es fruto de las decisiones y estrategias de los actores frente a
esas limitaciones (Casal et al., 2006).
Según Casal et al. (2011) la idea misma
de biografía lleva implícitas las nociones
de diversidad y segmentación; las trayectorias o itinerarios se vuelven entonces las
herramientas analíticas capaces de captar
las diferentes construcciones posibles sobre una condición material particular: la
edad.
En la vereda de enfrente encontramos a quienes se adhieren a la mirada universalista y consideran que la juventud
es una etapa natural en el ciclo de la vida, cuyo principal exponente es Stanley Hall. Desde este punto de vista
la juventud es considerada una etapa del desarrollo individual de todos los seres humanos que comienza con la
pubertad y termina con la adultez y que se identiica por las crisis, las emociones encontradas y el gobierno de los
instintos (Feixa, 1998,p.17). Esta perspectiva médico-biológica-psicológica, como la llama Urteaga Castro Pozo,
analiza a los jóvenes desde la categoría de “adolescencia”, deinida como una “fase/etapa del desarrollo biológico
y mental” (Urteaga Castro Pozo, 2009,p. 5).
Ma. Florencia Pons
Ahora, si bien es importante resaltar la capacidad de los sujetos para decidir sobre la trayectoria de su vida, no debemos olvidar que las
posibles trayectorias están sujetas al momento
histórico particular. En la actualidad, ante un
tiempo turbulento (Casal et al., 2006; 2011),
de inestabilidad e incertidumbre (Machado
Pais, 2002), este proceso se ha vuelto complejo en términos de variedad de formas, contenidos y tiempos. Los cambios en el modo de
producción, en el mercado laboral y en gran
parte de las instituciones que ordenaban la
experiencia de vida en la modernidad, han
repercutido también en los modos probables
de transitar el camino hacia la emancipación
plena, volviendo cada vez más predominantes
las transiciones complejas.
se desvanece cada vez más la posibilidad de
establecer unos tipos de transiciones universales, nos abocaremos a la especiicidad de
las trayectorias vitales, tomando como caso
testigo la historia de quien esto escribe. Sobra decir que voy a centrar mi análisis desde el enfoque biográico porque considero,
junto con Casal et al. (2006), que es el que
mejor se adapta a nuestro tiempo turbulento en el que el capitalismo adquiere nuevas
formas y ritmos pero también porque es el
que busca comprender los cambios sociales
y sus repercusiones sobre los jóvenes.
Un poco de mi trayectoria
Machado País (2002) nos habla de trayectorias laberínticas e intrincadas, en las cuales
se vuelve común retomar caminos ya tomados, lo que a su vez genera una sensación de
desorientación que luego acaba por convertirse en una incapacidad para decidir entre
las alternativas de futuro. Por su parte, Casal
et al. (2006) señala que en el contexto actual
del capitalismo informacional, cobran primacía las modalidades de transición del tipo
“aproximación sucesiva”, que son aquellas
que apuntan a una inserción exitosa pero
que se ven entorpecidas por ciertas demoras
en el proceso de emancipación. Según Otero (2011), en las trayectorias actuales conviven distintos grados de independencia entre
los ámbitos educativo, laboral y familiar, sin
que forzosamente haya conexión entre ellos.
Terminé la escuela secundaria a los 18 años
y partí de mi ciudad –Villa Mercedes en la
provincia de San Luis– para estudiar en Buenos Aires, la capital de Argentina; allí inicié
la carrera de sociología en la Universidad
de Buenos Aires. Al principio me entusiasmaba la “libertad”, la idea de vivir lejos de
mis padres porque sentía que desde entonces podría decidir sobre mi vida. Digamos
que la sensación más fuerte era que, lejos de
mi casa (la de mis padres), podría hacer lo
que quisiera. Ahora, revisando la historia recuerdo que cuando me fui a vivir a Buenos
Aires sentí que ya me estaba convirtiendo
en adulta. No me pensaba como joven sino
que ése era el comienzo de la vida adulta.
Que nadie te controle los horarios, las actividades, si estudias o no, si cumples responsabilidades, incluso qué puedes comer o
no y a qué horarios, ésa era la libertad de la
vida adulta.
En este nuevo cuadro de situación se vuelve
no sólo necesario sino también analíticamente más fructífero, poner el foco en cómo
los sujetos jóvenes resuelven sus trayectorias
en el marco de un contexto familiar y socioeconómico que los condiciona (Casal et al.,
2006; Machado País, 2002; Salas y Oliveira,
2009). Entonces, en este escenario en que
Sin embargo, vivir lejos de mi marco de
contención no fue fácil. Estar lejos de los
amigos, de la familia, de los lugares conocidos, tenía la ventaja de la libertad pero la
desventaja de la soledad. La sensación de diicultad se fue sintiendo con los años y se fue
reforzando por el sentimiento de no haber
conseguido los logros que esperaba obtener
21
Un acercamiento personal acerca de la teoría de las transiciones a la vida adulta
22
y en el tiempo planeado. Lo cierto es que la
impresión de que el tiempo pasaba y de que
yo no podía terminar de recibirme y conseguir un trabajo ijo se fue haciendo cada vez
más pesada. Las preguntas reiteradas, “¿ya
te recibiste?”, “¿cuánto te falta?”, me hacían
sentir que estaba llegando tarde a algo.
que fue una experiencia que me posicionó
de otra manera frente a mi vida. Volví de
viaje con el objetivo de terminar de cursar
las materias que me quedaban y recibirme,
por lo cual el trabajo no era mi prioridad
aunque siempre que aparecía la oportunidad de hacer algo temporal lo hacía.
Con respecto a la vida laboral, mi experiencia comenzó en los primeros años de
secundaria (después de cumplir 15 años,
más o menos), cuando ayudaba en el restaurante que tenía mi familia. Al principio
realizaba algunas tareas simples y, a medida
que fui creciendo, fueron aumentando las
responsabilidades hasta quedarme como
encargada en determinados días u horarios. Cuando me fui a estudiar, al principio no trabajaba más que en vacaciones
cuando volvía a casa de mis padres, en el
restaurante de mi familia o en un comercio local de venta de ropa. En el tercer año
de carrera comencé a trabajar en Buenos
Aires en un comercio pequeño. Conseguí
el trabajo por unas amigas que también
trabajaban ahí; era de media jornada, mal
pago y en negro (no registrado), pero estaba bien porque podía combinarlo con el
estudio. Más o menos a mediados del primer año de trabajar allí dejé la facultad, fue
sólo por un semestre y no fue una decisión
tomada por convicción sino que comencé a faltar cada vez más, dejé de rendir y,
inalmente, decidí abandonar un tiempo.
Trabajé en ese lugar un año y medio, hasta
que cerró. Estuve casi un año sin trabajar
y luego entré a una concesionaria de autos
como recepcionista. Ahí también trabajaba medio día pero estaba registrada y me
pagaban relativamente bien (para media
jornada). Estuve dos años allí y renuncié
en 2011 para irme a estudiar seis meses a
Brasil con una beca. El viaje fue un gran
cambio en mi vida, no sólo por todas las
cosas y gente buena que conocí sino por-
La meta para ese año era terminar dos trabajos que me faltaban para recibirme y encontrar un trabajo estable, de tiempo completo,
bien pagado y que me gustara. Con respecto
a la carrera, lo cierto es que me costaba dar el
paso inal para acabarla, a pesar de que era un
peso que ya quería sacarme de encima. Creo
que se entrecruzaban dos cuestiones: por un
lado no quería terminarla sin conseguir un
trabajo acorde a mis expectativas pero, por
otro lado, si me recibía podría estar en mejores condiciones para postularme a un trabajo
y también para decidir lo que pretendía hacer. Supongo que de cierta manera alargar el
tiempo de estudio también funciona como
un escudo ante la posibilidad de no encontrar un trabajo acorde a mis expectativas.
Con respecto a conseguir el empleo esperado, estuve buscando, siempre dando prioridad a aquellos que estuvieran dentro de la
órbita de la administración pública, pero
mientras aparecía este empleo anhelado, estuve trabajando en un comercio de venta de
artículos de cuero. Hasta la primera mitad
del año no había conseguido nada, así que
me vine por unos meses a la casa de mis padres (en San Luis) para probar si encontraba
algo aquí y mientras concentrarme en terminar los estudios. Estar en casa de mis padres
era como una especie de stand by, de suspensión en el tiempo de tomar una decisión y
también una manera de no gastarme todos
mis ahorros en ese momento de indecisión.
Mi intención sería encontrar a futuro un
trabajo relacionado con el ámbito público,
Ma. Florencia Pons
es decir, con el Estado y realizar estudios
de posgrado. El orden ideal de los factores sería: primero encontrar trabajo y luego realizar
el posgrado. Pero ante la diicultad de acceder
a un empleo como el que quería estaba pensando en otras estrategias que me alejaran de
la obligación de tener que aceptar un trabajo
en una empresa privada, que no se relacionaba
con lo que estudié y que no me gustara; así,
veía la posibilidad de solicitar una beca para
realizar estudios de posgrado (aquí o en el extranjero), que me permitieran solventarme sin
ayuda de mis padres y que me mantuviera en el
camino de lo que me gustaría hacer en mi vida.
O trabajar de algo que no se relacionara con mi
formación pero en otro lugar, probablemente
fuera de Argentina, un lugar lindo en el que no
me importe trabajar de cualquier cosa.
Entrada y salida de trabajos temporarios o estables pero de media jornada, ninguno tenía
que ver con mis estudios pero la mayoría era
lexible en los horarios por lo que podía combinarlos con los estudios. Fui postergando la
entrada a un trabajo que considerara permanente, primero porque no quería que inteririera con los estudios y luego porque no
encontraba uno acorde a mis expectativas.
Salida temprana del hogar paterno y vuelta
después de varios años.
Claramente, la posibilidad de elegir los trabajos, aun a riesgo de pasar temporadas sin
empleo, se debe a que la situación económica
de mi familia me lo permite. Pero no sólo se
debe a que posee los medios económicos sino
también a que me acompañan en este proceso
de transición y aceptan ayudarme inanciera y
emocionalmente en las decisiones que he ido
tomando. Si tuviéramos que clasiicar a mi
familia en términos socioeconómicos, diría
que somos una familia de clase media, que ha
tenido altibajos económicos pero que su capital social y cultural, en términos de Bourdieu,
les ha permitido atravesar y superar los malos
momentos con cierta ventaja con respecto a
otros que se han encontrado en la misma situación. Mi madre es profesora universitaria y
mi padre es gerente en una forja. Siempre incentivaron, en mí y mis hermanos, los hábitos
de estudio y la idea de la excelencia, así como
también la importancia del trabajo.
Como vemos, tengo 27 años y no he cumplido con ninguno de los ritos sociales que
indicarían que me he convertido en adulta. Y
a pesar de estudiar las teorías que dicen que
las trayectorias hoy en día se han vuelto más
complejas, que hay distintas temporalidades
y formas, no puedo dejar de sentirme en falta.
En mi opinión esta sensación se relaciona con
el choque entre un esquema normativo hegemónico, que circula en el sentido común,
sobre el periodo que debe durar la juventud
y el modo en que debe darse la transición (de
la escuela al trabajo, a la familia propia) y la
realidad histórica actual de lexibilización,
desregulación y pérdida de legitimidad de
las instituciones modernas (Salas y Olivares,
2009). Así, entre los 23 y los 25 años, luego
de haber terminado una carrera universitaria,
uno debería volverse autosustentable. Creo
que el peso de ese esquema normativo de
transición puede verse relejado en la sensación de volverme adulta cuando me fui de
mi casa a vivir a otra ciudad (la experiencia
de emancipación del domicilio parental) y
la posterior experimentación de mí misma
como joven debido a permanecer aún en los
estudios, no tener un trabajo estable ni una
casa propia.
En in, en resumen ésta ha sido mi historia pero pensémosla, ahora, en relación con
la teoría sociológica sobre la juventud y las
transiciones a la vida adulta.
Ahora bien, las décadas de implementación de medidas neoliberales, el desmantelamiento de las instituciones clásicas de
contención de los sujetos, la inestabilidad
23
Un acercamiento personal acerca de la teoría de las transiciones a la vida adulta
y la inseguridad con respecto a la propia
existencia, el transcurso de una de las mayores crisis políticas, económicas y sociales
que ha vivido nuestro país (la de 2001) y la
posterior –y paulatina– recomposición de
las estructuras sociales no sólo de Argentina sino también de Sudamérica, no son
temas menores y han dejado huellas en la
coniguración de la sociedad argentina y
también en la vida de los argentinos y, por
lo tanto, en mi propia trayectoria.
Entonces, en contraposición a ese modelo
normativo de transición lineal moldeado
por la escuela, la familia y el mercado de
trabajo, hoy vemos que los tramos hacia la
emancipación son abiertos y variados (Casal et al., 2006; 2011), intrincados y laberínticos (Machado Pais, 2002), tanto por la
capacidad de agencia de los sujetos jóvenes
(en mi caso: la elección de los trabajos, la
solicitud de becas, la decisión de mudarme
en busca de mejores oportunidades) como
por los cambios sociales.
24
Se vuelve común entrar y salir del mercado
laboral y transitar por empleos precarios; en
mi caso esto no sólo se relaciona con los procesos de desregulación del mercado laboral
argentino, sino también con una suerte de
moratoria con respecto a la emancipación
económica que me permite la posición socioeconómica de mi familia; pero también
encuentro una correspondencia con algo que
señala Machado Pais (2002) en su análisis sobre los jóvenes portugueses y las estrategias
de resistencia frente a las formas de inserción
precaria: se da una situación en que los jóvenes con mayores cualiicaciones, recursos
económicos y soportes familiares –que lo
permitan– se refugian en el desempleo como
una estrategia en la búsqueda de empleos
compatibles con las aspiraciones personales
y frente a una inserción precaria en el mercado laboral. Con relación a esto, quiero resal-
tar que una trayectoria laboral que no se relacione con el empleo que uno desea o para
el cual se ha formado, luego termina por
jugar en contra. Quiero decir que al aceptar
“lo que venga”, uno se va armando un peril
laboral que no es el deseado y se vuelve muy
difícil salir de él. En mi caso, me di cuenta
de que en un determinado momento los trabajos que me ofrecían eran de recepcionista,
secretaria o vendedora, y todos me parecían
“aceptables” al comienzo pero ya no tanto
después, así que decidí parar esa vía y esperar, todo lo que pudiera, a encontrar un
empleo mejor. De hecho, la gran mayoría
de mis amigas que iniciaron su trayectoria
laboral de una manera similar a la mía, es
decir, en empleos de media jornada como recepcionistas o secretarias, hoy trabajan de lo
mismo (sin relación con su formación académica) con la única diferencia de que hoy
trabajan jornada completa.
Conclusiones
A modo de conclusión quisiera señalar algunas inquietudes que me fueron surgiendo en
el transcurso de este trabajo y que considero
relevantes. Hasta ahora, por lo que hemos leído, las transiciones se abordan desde el análisis demográico de ciertos eventos-transición
(cuántos jóvenes vivieron tal evento, a qué
edad, en dónde y cuándo) o desde el análisis
sociológico, utilizado para demostrar en qué
medida los sujetos jóvenes pueden decidir,
en el tránsito a la vida adulta, cómo vivir
esos eventos, en qué orden o qué estrategias
tomar frente a determinada situación. Sin
embargo, a través de la lectura, me llamó
la atención que, a inal de cuentas, ambos
enfoques estén mirando hacia lo mismo.
Digo que las visiones que rescatan a las biografías como herramienta analítica, a pesar
de repetirse una y otra vez, y de que hoy
las trayectorias se han vuelto más complejas
y variadas, no dejan de poner el foco en el
tránsito de la escuela al trabajo y el logro de
Ma. Florencia Pons
la autonomía plena. Entiendo que el aporte
de esta mirada es no sólo dar lugar al sujeto
joven como actor de su vida, sino también
relacionar las transiciones con el contexto y
la estructura social; entiendo, por otro lado,
que esos hitos siguen apareciendo como
parte de un patrón normativo de transición
que, aun cuando se ha vuelto más complejo
e intrincado, sigue siendo hegemónico.
No olvidemos que nuestro tiempo histórico ha sido caracterizado, como lo han
planteado diversos autores, por haber
transitado en la crisis de las instituciones
que ordenaban la experiencia de vida en la
modernidad. Asuntos no sin relevancia, ya
que aquellas instituciones cuestionadas y
transformadas son las mismas que se consideran cruciales para pensar a los jóvenes
y su transición a la vida adulta; con esto
me reiero a los cambios y cuestionamientos acerca del trabajo, la educación y la familia como principios estructuradores de la
vida; cambios que no sólo repercuten en la
estructura de oportunidades –en lo objetivo de la experiencia– sino también en los
ánimos, en la experiencia emocional de los
sujetos, en la manera en que ellos piensan y
deciden sobre su vida.
Creo que las trayectorias posibles para
aquellos que atravesamos la crisis de 2001
en Argentina no van a ser las mismas que
para aquellos que no lo hicieron; no creo
que sea lo mismo armar la propia biografía, ni deinir estrategias si la educación y
el mercado laboral han perdido legitimidad
–y potencialidad– como medios de ascenso
social e, incluso, como medios de emancipación. Además, me pregunto qué pasa con
aquellos que no estamos ni en una orilla ni
en la otra, aquellos que no somos ni jóvenes
ni adultos, que ya vivimos un largo trayecto pero que no atravesamos deinitivamente
ninguno de esos eventos-transición.
Pareciera, entonces, que hoy convivieran transiciones fragmentadas (Otero, 2011), laberínticas (Machado País, 2002), de aproximación
sucesiva (Casal et al, 2006) con una suerte de
patrón que funciona como ideal normativo y
en el cual la escuela, la inserción laboral estable y la conformación de una familia propia
siguen siendo los hitos que se valoran como
deseables. Así, los jóvenes sentimos la presión de un deber ser y hacer que se vuelve
cada vez más difícil concretar.
Para inalizar, quiero retomar la idea de
Bourdieu (1994) sobre la ilusión retórica
que supone la construcción y el relato de la
vida como una biografía; como un todo coherente y orientado, en el cual se conjugan
un punto de partida y una razón de ser, así
como también un término, una realización,
todo lo cual responde más a una imposición
del mundo social para volver inteligibles
y previsibles las relaciones sociales, que al
transcurrir natural de la vida en el mundo.
25
Un acercamiento personal acerca de la teoría de las transiciones a la vida adulta
Bibliografía
26
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Colección
cuadernos
SIJ
[
“Deslocalizar al sujeto juvenil de
la escuela, el trabajo y la familia
abre mil y una posibilidades
de observarlo y pensarlo en su
ciudadanía, sus derechos, los
mundos juveniles que construye
y deconstruye según las
circunstancias”.
28
Zule: entre la juventud, el trabajo y el teatro
Laura Isabel Cayeros López
Llegó tarde e inquieta, como siempre desde que la conozco. Se sentó frente a mí,
me ayudó a preparar la grabadora para
la entrevista (su entrevista) y esperó, expectante, a que empezaran las preguntas:
¿qué será eso de la trayectoria?, creo que
pensaba.
En el estudio de la construcción de la condición juvenil se distinguen dos corrientes
contemporáneas: una, sociodemográica y
otra, sociológica. Desde la sociodemografía, se analiza a la juventud como un grupo
etario, donde se sucede una serie de eventos
que enmarcan las transiciones entre estadíos
(niñez, juventud, adultez), por ejemplo, la
salida de la escuela, el primer trabajo remunerado, la primera unión, la salida de la casa
paterna, el primer hijo (Tuirán, 1999); diferentes investigaciones han demostrado cómo
en México este modelo aún tiene vigencia
pero ya no puede ser considerado como patrón único o dominante, toda vez que los
roles diferenciados para hombres y mujeres
se han transformado, han cambiado las condiciones del sistema educativo o el mercado
laboral se ha modiicado permitiendo la entrada y salida de los y las jóvenes en momentos diferentes del término de estudios
(Coubes y Zenteno, 2005). Nuestra chica
es soltera, sin hijos, vive en casa materna y
tiene novio. No cabe en este marco, ni en
muchos otros.
La corriente sociológica, por su parte, intenta resaltar las trayectorias o rutas de vida
que siguen los y las jóvenes en su desarrollo
biográico, a partir de las estructuras sociales, los mercados de trabajo que se institucionalizan a través de “la educación, la
formación profesional y las condiciones
culturales” (Bendit, 2009). Este enfoque
considera a los jóvenes como sujetos históricos y protagonistas de su vida, que toman
decisiones en correspondencia a las constricciones sociales, económicas y culturales de
sus espacios sociales (en términos de Bourdieu), y que construyen proyectos de futuro;
así se articula la estructura, la acción pero
también la subjetividad en el análisis de las
trayectorias juveniles, donde las transiciones no se ven como eventos sino como procesos, “reversibles, laberínticos” (Machado
Pais, 2002), como el ir y venir de la vida,
asemejándonos a una novela de Cortázar.
Así sí podría ser nuestra chica.
Zule es parte de ese 22% de jóvenes entre 19
y 23 años que logran estudiar una licenciatura en nuestro país (OCDE, 2012). De esos
jóvenes que diversas fuentes caliican como
“sector privilegiado que accede a la educación superior” en este país empobrecido
(Suárez, 2009). Tiene 22 años, es la mayor de
dos hermanas que viven con su mamá, está
por terminar la licenciatura en comunicación
y medios, desde los 12 años se dedica al teatro (“un día me invitaron, hice audición, me
quedé y me gustó […] me gustaría estudiar
más adelante algo sobre teatro, una maestría
tal vez); y trabaja desde los ocho años.
Como miembro de una familia monoparental, desde temprana edad sintió la ne-
29
Zule: entre la juventud, el trabajo y el teatro
cesidad de traer un poco de más dinero en
la bolsa que el que su madre, vendedora de
cosméticos por catálogo, le podía dar para
sus gastos. Así, entró a trabajar en la panadería de sus tíos. A los ocho años se levantaba a las cuatro de la mañana para llegar a
trabajar a las cinco lavando charolas; de ahí
se iba a la escuela.
En México y Latinoamérica es común que
las trayectorias laborales inicien desde la
infancia, más que en la juventud; para las
mujeres, la dinámica se complejiza a partir
de las construcciones de género del deber
ser/deber hacer femenino, su participación
en el trabajo doméstico y la escolaridad de
las madres, lo que genera que muchas chicas
incluso abandonen los estudios por la necesidad de obtener ingresos (Pérez y Urteaga,
2001).
Aunado a las crisis económicas globales que
se resienten más en este lado del globo, al
alto índice de familias monoparentales (generalmente, madre e hijos) y al bajo porcentaje de trabajos decentes (con salarios justos,
prestaciones laborales), está el imperativo de
niños y jóvenes por acceder a un nivel de vida
equiparable al de sus compañeros de escuela (por supuesto, de aquellos que tienen la
oportunidad de ir a la escuela), al que observan en los medios de comunicación o al
sueño americano, sobre todo en regiones de
elevados lujos migratorios.
30
Zule dejó de trabajar en la panadería a los
pocos meses puesto que resultaba muy cansado; además, sólo ganaba 350 pesos a la
semana, que si bien le permitían salir con
sus amigas y adquirir ciertos antojos (ropa y
cosméticos, principalmente), no alcanzaban
a compensar las madrugadas cotidianas, el
dormir fuera de casa (dormía con la abuelita: más cerca de la panadería) y el alejamiento de su hermana y madre. Después,
Laura Isabel Cayeros López
vendió el pan por los alrededores de su casa:
por cada pieza vendida le tocaban 50 centavos. También al poco tiempo lo dejó: “no
costeaba”, relexiona.
Siguiendo a Pérez y Urteaga (2001), las trayectorias laborales en México están marcadas
por el acceso al primer empleo antes de terminar los estudios técnicos y/o superiores.
A veces van acompañadas del nacimiento
del primer hijo y pocas veces de la primera
unión. Y también se hacen acompañar de la
precarización del empleo, la vulnerabilidad y,
no pocas veces, por la explotación del trabajo
infantil.
Después, una tía le ofreció pago por limpiar
su casa a diario. No le daba mucho pero era
un ingreso seguro y sin tanto esfuerzo físico.
Tenía 12 años cuando abandonó esta actividad: “¡no hacía el quehacer en mi casa! ¿¡Por
qué hacerlo en otras casas?!” Y entonces alguien la invitó a participar en teatro.
Tuve suerte: era un proyecto y me ofrecieron una beca por estar en teatro…
hice la audición, quedé y tenía un papel en la obra […] ensayábamos todos
los días de cuatro a seis de la tarde, luego se extendió: de cuatro a seis taller,
de seis a ocho, ensayo, o se extendía
hasta las nueve o diez de la noche; un
día salimos a las dos de la mañana,
pero como era becada tenía que quedarme; hasta eso que mi mamá nunca
me regañó, y además, me gustaba.
La situación de la becas en la sociedad mexicana es interesante, especíicamente las becas
en efectivo: frenan la deserción escolar, incentivan el consumo, favorecen el surgimiento y
consolidación de proyectos (productivos, artísticos, de investigación) y quitan presión a
la meta de primer empleo y/o empleo pleno,
sobre todo para la juventud. Ser becado se ha
convertido en una forma de moratoria laboral. Zule lo experimentó: “¡me pagaban por
algo que me gusta hacer!”
La beca duró un año; al terminar el instructor
de teatro le consiguió un empleo como tallerista para niños en las instalaciones del sindicato
magisterial; ahí duró otro año con una sesión
por semana pagada a cien pesos la hora. Por
ese tiempo, tuvo un accidente en uno de los
ensayos y se lastimó la cadera, tuvo que dejar la
obra, los talleres y nuevamente Zule se experimentó como desempleada, a sus 13 años.
Como decíamos al principio, más allá de los
aspectos demográicos, son los biográicos
los que nos ayudan a entender las transiciones laborales de jóvenes como Zule. A esta
edad, según el primer enfoque, ella debería
estar interesada en los chicos, la moda y las
amigas; tal vez estaría pasando por la primera relación sexual o incluso el primer embarazo (INEGI, 2009) y, muy posiblemente,
no estaría pensando en trabajar, viajar sola
y amueblar su recámara. Precisamente las
expectativas de Zule.
Durante la secundaria vendió dulces y en el
bachillerato, también joyería de plata (“¡de
la buena!, la traía directamente de San Juan
de Dios”); con lo que había ahorrado de los
talleres y dulces, se surtió de mercancía; sus
principales clientas eran las docentes y secretarias de la secundaria donde estudiaba. Dejó
de vender porque iba a surtirse a Guadalajara
cada jueves y ya tenía muchas inasistencias
en las materias de ese día. Pero no le importó
mucho, ya había logrado un objetivo: había
comprado su recámara y ahora sí sentía que
tenía algo suyo, según sus propias palabras.
Decidió entrar a comunicación y medios
porque “algo tenía que ver con el teatro”;
para entonces, se integró a la Compañía
Teatral Universitaria donde también consiguió que la becaran. Completaba sus ingresos vendiendo dulces, cosméticos y lo
que pudiera dentro de la universidad, en
los recesos y entre sus compañeros. “¿Alguna vez te has sentido discriminada?”,
le pregunté, “discriminada, lo que se dice
discriminada, no, pero mis compañeros
siempre me hacían carrilla porque todo
vendía: si alguien decía ‘tengo sed’ ahí estaba yo con un agua: ‘cinco pesos’ […] les
vendía dulces, lápices, cosméticos ¡lo que tuviera! Me iba bien, así que tenía que aguantar la carrilla”.
Quien ha convivido con ellos, sabe que
entre los y las jóvenes las prácticas o frases
discriminatorias son cosa de todos los días,
aun cuando los adultos pensemos que es
cosa del pasado, o “cosas de muchachos”;
da miedo ser el nerd, la ñoña, el gordo, el
cuatro ojos, la indígena, el rarito, la zorra. En
cualquier momento puede salir a relucir el
apodo “cariñoso” o las indirectas. Zule no
fue la excepción.
Ella es de estatura baja (1.50 m), tez blanca,
ojos grandes color miel, pelo castaño y rizado y sonrisa contagiosa, y entonces le dio
por ser gótica.
Eran los más buena onda, traían rollos
más interesantes, les gustaba el teatro
y podíamos hablar de muchas cosas…
yo entonces me vestía de negro, ahorita ya casi no por mi trabajo (docente
de artísticas en un colegio privado), y
me pintaba la cara así como Rosa [una
chica –amiga suya– de rasgos indígenas, vestimenta gótica, ideología feminista y gusto por la música… ¡interesante, pues!], ahora ya no… además, me
empezaron a pasar otro tipo de cosas:
una vez me preguntaron si sabía dónde vendían marihuana de la buena, yo
31
Zule: entre la juventud, el trabajo y el teatro
32
Laura Isabel Cayeros López
dije que no sabía y me dijeron: “hay sí,
no te hagas la ñoña, eres teatrera, mira
cómo te vistes y muy santa, ¡no has de
saber!” y ¡de veras no sabía! ¡Nunca he
fumado marihuana, ni nada! Pero sí
había compañeros que me veían raro,
por cómo me vestía y por el teatro, me
estereotipaban, pues.
“de maestra”, trae dinero en la bolsa y quiere
seguir estudiando “una maestría en teatro,
¡o en género! Ambas cosas me gustan”; pero
ella no se considera desertora, tienen un
proyecto de futuro. “Zule, ¿te quieres casar?
¿te ves viviendo en pareja?”, le pregunto.
“¡Sí! Pero estoy muy chica, ¿no? Yo creo que
en unos cinco años más”.
Pérez Islas (2010) airma que entre los jóvenes,
los procesos de discriminación tienen que ver
más que con la desigualdad, con la diferencia,
con la construcción de la identidad propia
y del otro; así, la discriminación se origina a
partir de los estereotipos de la condición juvenil, la praxis juvenil o los estigmas sobre los
sectores juveniles; dicho en otras palabras, lo
que proyectas, lo que haces, lo que intentas ser:
directamente, la biografía de un joven.
Le llaman por teléfono, tiene ensayo. La
obra en la que actualmente participa recién
fue seleccionada como proyecto exitoso de
los fondos estatales para la cultura y las artes y, por lo tanto, tiene la oportunidad de
presentarse en gira por el circuito regional.
Trata precisamente de tres mujeres divorciadas que fundan una asociación en la
cual se apoyan y narran sus vivencias. Zule
interpreta a una madre soltera, joven, vendedora de cosméticos “Yo era divorciada,
ahora vendo mery key”, dice el estribillo de
su canción.
¿Y cómo empezaste a trabajar en el colegio?,
le pregunté. “Ya tengo tiempo ahí: entré
a trabajar en el colegio a los 21 años […]
un día un amigo que ya trabajaba me habló y me dijo ‘están buscando un maestro
de artísticas en el colegio y pensé en ti, pero
tienes que venirte antes de las 11:30 que se
vaya la directora!’; corrí, junté mis papeles y
fui; a la directora le gusté y me pidió cartas
de recomendación; mi maestro de teatro y
el maestro del sindicato donde había dado
los talleres me dieron las cartas y me quedé”. “¿Te imaginabas de maestra?”, inquirí.
“No, pero está bien por ahorita, nada más
que ahora los muchachos me dicen ‘mira
cómo te vistes, ya no eres igual, has cambiado’, pero pues ¡ni modo que ande todo
el día de negro!” Algunos de sus amigos se
sienten traicionados pero ella tiene claro:
“Tengo que ahorrar por si no consigo beca
para seguir estudiando”.
Para los jóvenes que se integran en las llamadas tribus urbanas, la actitud de Zule
sería de traición: ya no pasa el tiempo con
ellos, no viste de negro, al contrario, viste
El estudio de las trayectorias juveniles a manera de biografía nos permite, además de
cuestionar las tesis de la corriente demográica, establecer la agencia que los y las jóvenes desarrollan en sus mundos cotidianos.
Deslocalizar al sujeto juvenil de la escuela,
el trabajo y la familia abre mil y una posibilidades de observarlo y pensarlo en su
ciudadanía, sus derechos, los mundos juveniles que construye y deconstruye según las
circunstancias.
Se despide. Tiene prisa, como siempre desde que la conozco. “El teatro no espera”, me
dice. Es su condición juvenil: la obliga a vivir de prisa, porque así pasa la vida, pienso.
Gracias Zuleyma.
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33
[
A partir de la trayectoria
biográica de Margarita se
reairma una la tesis del
protagonismo de los
jóvenes en sus vidas y la
correspondencia entre la toma
de decisiones (que no
necesariamente son elecciones
racionales) y las constricciones
sociales, económicas y
culturales de sus contextos
sociales inmediatos”.
34
Desigualdad social y trayectoria juvenil
Susana López Espinosa
Introducción
El presente artículo tiene como propósito
contribuir a la discusión en torno a la necesidad de ampliar el signiicado de la pobreza
más allá de sus correlatos materiales, para
incluir las condiciones sociales, culturales
y emocionales implicadas en la formación
escolar de las y los jóvenes que viven en
condiciones de vulnerabilidad. Se basa en el
relato de la trayectoria de vida de Margarita,
una joven “adolescente” –como ella misma
se reconoce– estudiante del primer semestre
de preparatoria, que nació y actualmente reside en una comunidad de origen otomí en
el estado de México.1
En la narración puede verse cómo su trayectoria está estrechamente ligada con cuestiones objetivas y simbólicas que constituyen
los mecanismos de desigualdad en la estructura social y cómo estas condiciones se reproducen intergeneracionalmente, a pesar
de los programas sociales que tienen como
inalidad disminuir la pobreza; sin embargo,
también muestra en los proyectos y expectativas de ella y sus padres la apropiación
del valor simbólico que para ellos tiene la
escuela.
La estructura del artículo tiene dos apartados; en el primero “Margarita de Jesús Mar1
2
tínez: trayectoria biográica”, empleando el
método narrativo, se presentan las condiciones estructurales que han venido estableciendo los límites y posibilidades de acción
durante la vida de esta joven, así como las
relaciones que establece con su grupo familiar y las diversas situaciones y experiencias
que van marcando su vida. En el segundo,
“la sobreposición de contextos” se analizan
diferentes contextos que se articulan en la
trayectoria de esta joven.
Margarita de Jesús Martínez:
trayectoria biográica2
Margarita nació en 1997 en San Pedro, es
la hija mayor de Agustín de Jesús y de Carmen Martínez; él es albañil de 38 años que
cuando concluyó el sexto año de primaria,
ya no quiso estudiar y preirió ayudar a su
papá en el trabajo de albañilería; ella es una
mujer de 37 años que se dedica a las labores
domésticas, concluyó los estudios de secundaria, después trabajó unos meses en una
fábrica de productos de harina cercana a su
localidad, empleo que abandonó cuando se
casó. Los abuelos de Margarita saben hablar
otomí, pero ya no lo enseñaron a sus hijos y
a sus nietos. En los primeros años de matrimonio vivieron en la casa de los padres de
Agustín, quien con ayuda de su papá construyó su casa a la que se mudaron cuando
Para conservar el anonimato de la informante, los nombres de las personas y de la comunidad son icticios.
Este relato se basa en una entrevista que realicé el 5 de diciembre de 2012 en la escuela preparatoria en la
que ella estudia.
35
Desigualdad social y trayectoria juvenil
Margarita tenía dos años. En la zona donde
viven no hay tomas de agua domiciliarias,
disponen de una cisterna que abastecen semanalmente contratando el servicio de pipas;
el piso de su casa es de cemento; tienen luz
eléctrica, y no disponen de teléfono ijo ni
de celulares.
Cuando Margarita ingresó al kínder nació
su hermano Agustín; durante esa época su
abuela, la madre de doña Carmen, se quedaba con ella buena parte del día para ayudarle con la crianza del niño porque tuvo
algunas complicaciones durante el parto,
razón por la que ya no tuvo más hijos.
Desde que Margarita cursaba la primaria,
su madre comenzó a recibir los apoyos del
Programa Oportunidades.3 Cuando terminó este nivel la joven ya no quería asistir a
la secundaria pero su mamá insistió en que
siguiera estudiando; al concluir este nivel su
madre le dijo que tenía que ir a la preparatoria. Al cuestionarla sobre la importancia
de Oportunidades por la insistencia de sus
padres para que ella continúe estudiando,
ella contesta lo que su madre le ha dicho:
“No me importa lo que me dan, aunque ya
no me dieran nada, lo más importante es
que tú termines la prepa para que después
puedas estudiar otra cosa”.
36
La joven reconoce que nunca ha ido muy
bien en la escuela, aunque no ha reprobado materias. La secundaria la estudió en el
turno vespertino. Ella no eligió la escuela ni
Susana López Espinosa
el turno, “así salieron las listas”. Al narrar
su paso por este nivel su cara se ilumina,
sonríe al hablar de lo bien que se llevaba
con los compañeros de su grupo porque
“todos se apoyaban y llevaban bien”, a diferencia de su experiencia en la preparatoria
en donde sólo tiene una amiga y siente que
sus compañeras la critican y no le dirigen la
palabra, además “casi todos son muy irrespetuosos, siempre están hablando en clase,
interrumpen a los maestros”.
Cuando iba en tercero de secundaria, Margarita y una amiga decidieron trabajar en
las mañanas en el almacén de una tienda de
autoservicio de su localidad. Sus padres la
apoyaron en esa decisión. Le gustaba trabajar porque se llevaba bien con sus compañeros; el dinero que ganaba era todo para ella,
“para sus cosas”, se compraba ropa y artículos que le gustaban. Mientras trabajó los
gastos de la escuela continuaron por cuenta
de sus padres; ella y su amiga abandonaron
el trabajo “porque el orientador se enojó
porque siempre llegaban tarde”.
Fuera de la escuela Margarita tiene pocas
amigas, le habla a algunas vecinas, su amistad
más cercana es con una tía paterna que tiene
su misma edad; salen juntas en las tardes, a
veces van a ver a los amigos de la tía en un
jardín que está cerca de la iglesia principal del
pueblo. No pertenece a ninguna asociación
ni participa en alguna festividad de su comunidad; sus padres le dan permiso de asistir a
los bailes y iestas con su tía.
En este momento Margarita tiene 15 años,
cursa el primer semestre de preparatoria y
tiene cuatro meses de embarazo. Su novio
es un albañil que le presentó su tía. Cuando
puso a sus padres al tanto de su situación, le
dijeron que ya no iba a estudiar, y dejó de
asistir a la escuela. Dos semanas después los
padres reconsideraron su decisión y Margarita regresó a la preparatoria.
Al hablar sobre sus proyectos y expectativas
la joven señala: “No me puedo casar, hasta
que tenga 18 años, voy a terminar la preparatoria y después a estudiar computación o
algo así, mamá ya me dijo que ella me va a
ayudar cuando nazca mi hijo”.
Al inalizar el relato de su vida establecemos
el siguiente diálogo:
Susana: me dijiste que ahorita eres adolescente; ¿cuando nazca tu bebé qué vas a ser?
Después de pensarlo un poco Margarita responde: una señora.
Susana, ¿no eres ni vas a ser joven?
Margarita titubea, se desconcierta y con voz
baja responde: no.
Susana: ¿quiénes son jóvenes?
Margarita: Pues los que ya estudiaron para algo
y que trabajan pero no se han casado.
Susana, ¿aquí en tu escuela hay maestras jóvenes?
Mostrando ahora mucha seguridad y en tono
determinante Margarita responde: no, ya todas son casadas.
La sobreposición de contextos
3
El programa focaliza carencias relacionadas con rezagos que presentan los hogares debido a su condición de
pobreza y marginación. Supone la inversión de recursos para asegurar la atención integral en materia de educación, salud y nutrición, como una triada mediante la cual la población pueda aspirar generacionalmente
a mejores condiciones de vida. Los beneiciarios se seleccionan mediante una encuesta socioeconómica. Las
familias que se incorporan al Programa son beneiciarias por sus condiciones de pobreza alimentaria, y su
permanencia la determina el cumplimiento de sus corresponsabilidades: asistencia regular a los servicios de
salud y a la escuela
Los contextos de los sujetos tienen implicaciones objetivas en su vida cotidiana:
(…) la construcción de identiicaciones, aspiraciones, expectativas, valoraciones y juicios, se elaboran y reelaboran continuamente
en el espacio objetivo donde participan. Los
referentes con los cuales se construyen las trayectorias de vida tienen que ver directamente
con el conjunto de condiciones sociales, económicas, políticas y culturales en las que se
desenvuelven, (UNAM-SIJ, 2012; p.22).
Los contextos político y socioeconómico de la
localidad y familiar que se analizan a continuación se coniguran mutuamente a la vez que
coniguran las posibilidades de acción de los
jóvenes que son recreadas por ellos.
El contexto de las políticas
Particularmente me referiré a las políticas
sociales dentro de las que se ubica el Programa Oportunidades referido en el relato
de Margarita. Por políticas sociales entendemos la intervención por parte del Estado para que la población que no goza de
ciertos mínimos de bienestar tenga acceso
a ellos (Mena, 2010). Sobre esta base se reconocen dos grandes vertientes: las políticas
sociales generales, que están dirigidas a toda
la población, como pueden ser las políticas
de educación, seguridad social o de salud,
por otro lado están las políticas focalizadas,
que están diseñadas para ayudar a una parte
de su población que dadas sus condiciones
requieren ayuda especíica (Levy, citado por
Mena, 2010). En el contexto de la globalización y sus implicaciones en la educación,
la preocupación internacional se ha dirigido a asegurar el acceso a la educación de los
niños y jóvenes en situación de pobreza a
través de políticas focalizadas, cuyas tareas
iniciales fueron identiicar a los pobres y
concentrar recursos y esfuerzos en proporcionarles posibilidades de acceso a los distintos mercados.
El Programa Oportunidades es un programa de transferencia condicionada (ptc), es
una política social que tiene principalmente rasgos de subsidio a la demanda, ya que
otorga dinero para madres de familia desti-
37
Desigualdad social y trayectoria juvenil
Susana López Espinosa
nado a apoyar el ingreso familiar y la alimentación, becas
para niños y jóvenes, a partir de tercero de primaria y hasta
el último grado de educación media superior, apoyo monetario a familias para fortalecer su desarrollo, un fondo
de ahorro para jóvenes que concluyen su educación media
superior y apoyo para útiles escolares. Pero también ofrece
bienes y servicios para paliar problemas, tales como paquete
de servicios médicos y sesiones educativas para la salud, suplementos alimenticios para niños y mujeres embarazadas o
en periodo de lactancia y para mejorar el consumo energético de cada hogar.
No obstante, los balances son positivos, los estudiosos del
impacto de las políticas sociales advierten sobre lo que han
llamado el círculo intergeneracional de la pobreza, señalando que hay una transmisión intergeneracional de las oportunidades de bienestar a través de varios eslabones: en primer
lugar el hogar de origen que tiene un papel fundamental
en el aprovechamiento escolar, reconociendo como factores
de éste que inluyen en los logros el nivel socioeconómico,
las condiciones habitacionales, la organización familiar y el
clima educacional (Cohen y Franco, 2005; Cohen, 2008;
Franco, s/a).
El monto de las becas es diferencial por grado escolar, nivel educativo y para la educación media superior, por sexo.
En la siguiente tabla se muestran los montos mensuales por
becario/a en la educación media superior:
El contexto socioeconómico de la localidad de residencia
San Pablo es una localidad de origen otomí, si bien la forma
de vestir, los recursos y bienes materiales del hogar evidencian el alejamiento de la cultura original para la mayoría de
los pobladores; una de las profesoras de la preparatoria a la
que asiste Margarita explica: “La construcción gramatical
de lo que dicen, las diicultades para hacerlos participar en
una conversación, son quizás rasgos de sus patrones culturales”. Tiene un grado de marginación alto (Conapo, 2010)
y las condiciones de rezago social se pueden inferir de los
siguientes datos:
Cuadro 1. Montos mensuales por becario/a en la educación media superior
2°.
1°.
Año
Hombres
Mujeres
Hombres
2001
470
540
505
2002
490
564
2003
510
2004
3°.
Mujeres
Hombres
Mujeres
575
535
610
525
600
555
635
585
545
625
580
660
540
620
580
660
615
700
2005
560
645
605
685
640
730
2006
585
675
630
715
665
760
2007
610
700
655
745
695
790
2008
640
740
695
790
735
840
2009
685
780
735
840
780
890
Fuente: Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, Presidencia de la República,
Anexo estadístico Tercer Informe de Gobierno, 2009, México, pp. 294.
38
En la última evaluación realizada en 2012, se muestra que
en educación, el número de becas ha aumentado en todos
los niveles educativos; asimismo, que los servicios públicos de educación básica son progresivos, sin embargo los
de educación media superior presentan menor avance por
factores relacionados con barreras económicas y geográicas y las diicultades de acceso de los más pobres (coneval,
2012).
Cuadro 2. Indicadores de rezago social de la localidad de San Pedro
Indicadores de rezago social
Población total
Población analfabeta de 15 años o más
Población de 6 a 14 años que no asiste a la escuela
Población de 15 años y más con educación básica incompleta
Población sin derechohabiencia a servicios de salud
Viviendas con piso de tierra
Viviendas que no disponen de excusado o sanitario
Viviendas que no disponen de agua entubada de la red pública
Viviendas que no disponen de drenaje
Viviendas que no disponen de energía eléctrica
Viviendas que no disponen de lavadora
Viviendas que no disponen de refrigerador
Fuente: Coneval (2010), Indicadores de rezago social por localidad,
www.coneval.gob.mx.
%
35,141
6.96
3.57
43.74
41.05
4.56
5.1
45.8
5.89
0.97
64.99
40.55
39
Desigualdad social y trayectoria juvenil
40
Susana López Espinosa
El contexto socioeconómico de la localidad
de residencia constituye un factor que se
entreteje en la trayectoria de Margarita; las
condiciones de su vivienda y la de sus vecinos
generan una serie de prácticas, de modos de
vida cotidiana, de relaciones sociales dentro y
fuera de la familia marcados todos por condiciones de vulnerabilidad que la asistencia
de programas sociales no logran resolver.
cos, el dinero obtenido por la vía del trabajo
de sus miembros son los que permiten que
existan recursos para que los hijos asistan a
la escuela (siteal, 2007). De acuerdo con
este organismo hay una estrecha relación
entre capital social y capital económico; el
primero revela las oportunidades laborales a
las que pueden acceder.
El contexto familiar
La familia es una de las cuatro instituciones
que norma, restringe, brinda afecto, transmite
valores, en in, proporciona los instrumentos
para apoyar la convivencia y la toma de decisiones (unam- sij, 2012). Siguiendo la misma
lógica de exposición de los contextos anteriores, puede reconocerse que desde las políticas
focalizadas la familia es el núcleo en el que se
pueden generar múltiples cambios sociales a
raíz de las diversas y centrales funciones que
se desenvuelven en su seno (contribuciones a
la supervivencia de sus miembros, provisión
de alimentos, vestuario, vivienda, seguridad
física, entrega recíproca de afecto, reproducción de patrones de percepciones y valoraciones culturales, etcétera).
Así, es posible encontrar familias con un
gran capital social que les permite el acceso a aquellas oportunidades a las que no se
llega por un simple aviso en los diarios sino
con ahorros o rentas suicientes como para
inanciarse largos periodos de desocupación
a la espera de una buena oportunidad, o con
credenciales que elevan las posibilidades de
ser contratados por las mejores empresas. En
el otro extremo se encuentran aquellas familias carentes de toda forma de capital, por
lo cual seguramente sólo podrán desarrollar
tareas muy poco productivas, inestables y
precarias(siteal, 2007,p. 61).
Sin embargo, recientemente se han planteado algunos dilemas importantes en torno a
la centralidad de la familia en el marco de
las políticas para la superación de la pobreza; han surgido polémicas respecto al “mito
del consenso familiar”, el cual supone que
todas las familias funcionan de modo armónico y, con ello, que todos los tipos de familias tienen las mismas potencialidades para
cumplir las funciones que se esperan de ellas
y desencadenar procesos virtuosos de salida de la indigencia y la pobreza (Cohen y
Franco, 2006, citados por León, 2008).
Los recursos económico recibidos de los
programas sociales si bien alivian relativamente la situación de los ingresos económi-
Esta visión coincide de alguna manera con
las perspectivas respecto a las condiciones
de desigualdad de género en las oportunidades de acceso al mercado de trabajo, ya
que más allá de las condiciones de oferta y
demanda de trabajo hay que tener en cuenta
las opciones que las mujeres eligen con base
en sus expectativas, de las condiciones socioeconómicas y culturales de sus contextos
familiares, los cuales implican estereotipos
de género y prácticas sexistas (unam-sij,
2012).
Conclusiones
A partir de la trayectoria biográica de
Margarita se reairma una la tesis del protagonismo de los jóvenes en sus vidas y la
correspondencia entre la toma de decisiones (que no necesariamente son elecciones
racionales) y las constricciones sociales,
económicas y culturales de sus contextos
sociales inmediatos. En este proceso tratar
de comprender la coniguración particular de la trayectoria descrita nos conduce
a ir más allá de la visión lineal del enfoque
sociodemográico, planteándonos la necesidad de considerar el contexto en el que
están en tensión tradiciones vinculadas con
sistemas sociales de clasiicación por edad
(particularmente para las mujeres) con algunos cambios en la comunidad, cambios
en la población que actualmente accede a
la educación básica y a la media superior.
domésticas y el cuidado de los hijos y de
los nietos), de los escasos capitales económico, social y cultural, pero también
de las expectativas y proyectos en los que
se deposita un gran valor a la escuela, se
configuran las posibilidades para mantener pero también para modificar la posición de Margarita en su espacio social.
El contexto que se conigura a través de
las políticas focalizadas si bien ha ido más
allá de la perspectiva economicista y trata
de atender otras dimensiones del desarrollo
humano (salud y alimentación), así como
impactar en otros contextos de la vida de los
jóvenes y sus familias, no es posible identiicar si la permanencia de los jóvenes en
el sistema escolar es producto de los PTC,
pero sí resulta más o menos claro que no
hay cambios sustanciales en sus condiciones
de vida.
Evidentemente el contexto socioeconómico
de la localidad de residencia tiene implicaciones más allá de sus determinaciones
materiales, se relaciona con prácticas, signiicados, con la falta de posibilidades de
acceso a recursos y condiciones que resultan
fundamentales para ampliar los horizontes
de vida.
En el contexto familiar la noción de joven está relacionada con una condición
laboral-social, civil-social. Son ambos los
factores que se asocian al ser joven. En
este mismo contexto, a través de las relaciones diferenciadas de género, que distinguen las actividades del hombre y de
la mujer (él, el proveedor, ella, las labores
41
Desigualdad social y trayectoria juvenil
Bibliografía
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UNAM, Seminario de Investigación en Juventud (2012), Diplomado Mundos Juveniles ciudad de México, México: UNAM.
42
Colección
cuadernos
SIJ
“..el seno de las propias
comunidades indígenas, la
presencia de los jóvenes en
la universidad adquiere una
dimensión diferente a la
conocida en el mundo indígena,
de ahí que sea necesario
reflexionar sobre la juventud
indígena universitaria..”
44
2. Los jóvenes en la escuela
[
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena
en la universidad
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Introducción
La juventud indígena está lejos de ser pensada como una juventud que va a la escuela.
Por el contrario, ser joven indígena implica
convertirse en comunero, jornalero agrícola
o insertarse en las ocupaciones de bajos ingresos del mundo urbano. Para las mujeres
jóvenes indígenas, la juventud implica convertirse en madres y esposas.
En el presente trabajo se realiza una breve
relexión sobre la juventud indígena en la
universidad. Si se parte de la idea de que
la educación universitaria tiene como inalidad reproducir la cultura dominante a
través de formar profesionales, realizar investigación cientíica y difundirla, se entenderá el contrasentido que puede adquirir la
presencia de jóvenes indígenas en la universidad. Pero el contrasentido no existe sólo
en la universidad, sino que en el seno de las
propias comunidades indígenas, la presencia de los jóvenes en la universidad adquiere
una dimensión diferente de la conocida en
el mundo indígena, de ahí que sea necesario
relexionar sobre la juventud indígena universitaria.
Para realizar el presente texto se utilizó
información estadística sobre los jóvenes
indígenas de la Universidad Autónoma de
Nayarit (uan), se consultaron los archivos del Programa de Apoyo a Estudiantes
Indígenas en Instituciones de Educación
Superior (paeiies) de la propia universidad y se realizaron entrevistas a jóvenes
estudiantes seleccionados.
Las juventudes indígenas
Las juventudes indígenas pueden diferenciarse no solamente por el pueblo al que pertenecen o el lugar de origen, sino que también
debe tomarse en cuenta el número de habitantes de ese pueblo cultural, puesto que no
es lo mismo un pueblo indio con medio millón de habitantes como el pueblo Zapoteca,
a uno con tan sólo 15 mil integrantes como
el pueblo Cora. Ello es relevante puesto que
lejos de referirme a una juventud indígena, la
mirada debe ser capaz de distinguir los diversos momentos de las juventudes al interior de
los grupos y sus trayectorias.
La crítica a la universalización de la juventud cuestiona lo juvenil como una etapa
natural en todas las sociedades ya que de
acuerdo con (Feixa, 1988:17), la juventudes
una construcción cultural históricamente
relativa que debe estudiarse en cada contexto con la inalidad de tener una visión
aproximada de la juventud como actor social. Desde la antropología se sabe que cada
sociedad establece formas y contenidos de la
transición de la vida infantil a la edad adulta
que se establecen de acuerdo a los propios
requerimientos del grupo. Las formas juveniles, entonces, serán cambiantes en cada
sociedad de acuerdo a la consideración social que se le atribuya. También lo serán los
contenidos que se adscriban a lo juvenil.
En las comunidades indígenas rurales las características de la juventud están dadas por:
el temprano ingreso al trabajo, la incorpo-
45
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
ración a la vida reproductiva y la asunción
de cargos colectivos. La combinación de
estas tres actividades da lugar a un proceso
en el cual transitan los jóvenes (hombres y
mujeres) hacia la adultez. La comunidad establece las formas y los ritmos de esta transformación.
De acuerdo con el Censo General de Población y Vivienda de 2010 (inegi, 2010),
en Nayarit existe un total de 52 833 hablantes de lengua indígena de tres años y
más. La mayor proporción es de wixarikas
(47.60%), enseguida nayerijes (39.35%),
tepehuanes (3.7%) y mexicaneros (3.60%).
La población de 15 a 29 años es el 31.1 por
ciento.
Es claro que la juventud no se reiere solamente a una etapa etaria sino a un conjunto
de características que dan por resultado la
condición juvenil. Cada grupo comunitario
establece las formas como será vivida, interpretada y signiicada esa etapa, por lo que en
las comunidad indígenas, la juventud inicia
propiamente a los 10 años, mientras que la
adultez prácticamente está consolidada a los
24 años.
La juventud indígena va a la
Universidad Autónoma de Nayarit
46
A pesar de que la población indígena en el
país es cerca de 10% de la población total,
la presencia de estudiantes indígenas en la
educación superior universitaria tradicionalmente ha sido muy escasa. La carencia
de oportunidades como resultado de la conluencia de diversos factores ha conformado
una geografía de la marginación hacia la juventud indígena nacional. Entre los factores
que inluyen en la escasa participación de la
juventud indígena en las universidades están
los siguientes:
La falta de cobertura de la educación en zonas indígenas en los diversos niveles de escolaridad. Generalmente hay cobertura en
la educación básica de primaria, en la cual
los sistemas de albergues permiten la concentración de niños-niñas en lugares especíicos. Sin embargo, la cobertura termina en
la educación primaria, ya que la educación
secundaria generalmente ocurre a través de
telesecundarias cuya infraestructura es sumamente deiciente.
Otro factor importante es la falta de retención de los estudiantes en zonas indígenas,
pues si bien es cierto que la cobertura abarca
la mayor parte de los territorios de población
indígena, también lo es que los logros educativos son inferiores comparados con otros
tipos de primaria. El Instituto Nacional para
la Evaluación Educativa (inee) reconoce que
los “niños indígenas de México se encuentran a la zaga del resto de la población en
prácticamente todos los aspectos relacionados con el bienestar socioeconómico”.1
Ford y tiene por objeto “fortalecer los objetivos académicos de las instituciones de
educación superior (ies), participantes en el
programa para que respondan a las necesidades de los jóvenes indígenas; generando
así mayor ingreso, permanencia y egreso de
los estudiantes indígenas”.2
El paeiies promueve acciones airmativas a
favor de la juventud indígena; por ejemplo,
aumentar el ingreso en la educación universitaria, alienta políticas institucionales que
favorezcan la permanencia, egreso y titulación, y fomenta el reconocimiento cultural
y la equidad social. En la práctica, otorga
diversos servicios, entre ellos: 1) formación
permanente de tutores puesto que se reco-
noce la necesidad de formar al personal académico en la interculturalidad; 2) apoyos
para realizar la tesis de licenciatura; 3) apoyo para la movilidad entre instituciones; 4)
cursos remediales de nivelación y talleres;
5) difusión de acciones y eventos que contribuyan a incrementar la airmación intercultural; y 6) gestión de becas ante diversas
instancias.
En 2011 participaron en el paeiies 372 estudiantes indígenas en la educación superior.
La mayor parte de ellos se inscriben en carreras tradicionales para el medio indígena
como son enfermería y educación. Estas dos
carreras, junto con el estudio del derecho,
comprenden 40% de los alumnos inscritos.
Cuadro 1. Estudiantes indígenas en la Universidad Autónoma de Nayarit por carrera y sexo
Si a ello se agrega la falta de acceso geográico a instituciones de educación superior,
ya que generalmente las universidades se encuentran en las cabeceras de los estados de
la república, mientras que las comunidades
indígenas se encuentran en zonas alejadas
y de difícil acceso, se tendrá un panorama
complejo que redunda en la falta de oportunidades de la juventud indígena para acceder a la educación universitaria.
La uan se incorporó al Programa de Apoyo
a Estudiantes Indígenas en Instituciones de
Educación Superior (paeiies) de la anuies,
lo cual le otorgó formalidad a las acciones
que se realizaban en materia de interculturalidad. El paeiies fue fundado en 2001 por
la anuies en colaboración con la Fundación
Carrera
Total
Hombres
Mujeres
Total
Ciencia política
Comunicación y medios
Psicología
Ciencias de la educación
Derecho
Médico cirujano
Cirujano dentista
Químico farmacobiólogo
Enfermería
Turismo
Administración
Contaduría
Mercadotecnia
Informática
Sistemas computacionales
Ingeniería control y computacion
Matemáticas
145
2
4
8
20
29
13
6
2
25
5
9
13
1
5
1
1
1
51
2
2
1
5
15
4
3
1
6
0
4
3
0
2
0
1
1
94
0
2
7
15
14
9
3
1
19
5
5
10
1
3
1
0
0
Fuente: Programa de Interculturalidad. Programa de Apoyo Académico a Estudiantes Indígenas en Instituciones de Educación Superior, ciclo 2010-2011, uan, Tepic, Nayarit.
1
Instituto Nacional de Evaluación Educativa, La educación para poblaciones en contextos vulnerables. Informe
2007, México, INEE, 2007, p. 34.
2
paeiies, Programa de Apoyo a Estudiantes Indígenas en Instituciones de Educación Superior, México, anuies,
2001, p. 12.
47
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
Es interesante observar la poca participación de los estudiantes indígenas en carreras vinculadas al campo como
la agricultura y veterinaria. Ello puede deberse a la falta de trato con profesionistas en este ramo que pudiera
servir de referencia para la selección de carrera. También
puede ocurrir la poca visibilización de la agricultura indígena como un campo de estudio, independientemente
de los saberes tradicionales acumulados por el grupo.
Hay mucha necesidad en mi comunidad.
Quiero ayudar a mi mamá que es partera comunitaria y a veces
no la dejan ejercer.
No hay ese servicio en mi comunidad.
Quiero ayudar a mi gente.
Apoyar a la comunidad.
Ayudar a la gente que lo necesite.
Apoyar a quienes necesiten abogado.
Ayudar a la gente de mi comunidad en lo social.
Falta personal en las comunidades serranas.
Ayudar a las personas indígenas y analfabetas para que no sean
discriminadas.
Para resolver las enfermedades de mi comunidad.
En las comunidades serranas no hay servicios odontológicos.
Porque en las comunidades indígenas estamos atrasados en la
educación tecnológica.
Para que más mujeres vengan a la universidad.
Para que se nos abra la cabeza.
48
El sentido de servicio se acentúa en las carreras de derecho,
educación, medicina, enfermería y odontología. Los estudiantes, cuando llegan a la Universidad, tienen el propósito
de regresar a la comunidad de origen a servir a su pueblo:
“Porque te permite regresar a la localidad de origen y compartir los conocimientos con la comunidad; para ver si hacemos más por nosotros mismos. Que vengan otros de allá para
que vean que sí se puede”.
Los y las jóvenes indígenas seleccionan las carreras a partir
del contacto que tuvieron con profesionistas. Por ejemplo,
existe una preferencia por estudiar ciencias de la educación
inluenciados por la carrera que más frecuentemente ven en
las comunidades indígenas. El profesor o profesora, junto
con la enfermera, son las primeras profesiones que los niños
y jóvenes indígenas encuentran en su comunidad.
En el ciclo escolar 2011-2012, los estudiantes indígenas provenían de las siguientes comunidades:
Municipio indígena
El Nayar
La Yesca
Huajicori
Santa María del Oro
Tepic
Estado de Jalisco
Fuente: inegi.
Localidad
Habitantes
Jesús María
La Palmita
Zoquipan
Los Colomos
El Roble
San Francisco
Mesa del Nayar
Guadalupe Ocotán
Ocota de la Sierra
San Andrés Milpillas
Caramota
Los Arrayanes
Pochotitán
El Jicote
Atonalisco
Tuxpan de Bolaños
Mezquitic
Mesa del Tirador
2390
417
212
355
479
1185
885
355
618
137
307
1580
1642
1557
944
2187
384
Pueblo indígena
Cora
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Cora
Cora
Wixarikari
Wixarikari
Tepehuano
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
Wixarikari
2010. Principales resultados por localidad, (ITER), Aguascalientes, Ags. (www.
inegi.org.mx).
Diicultades de la juventud indígena universitaria
Las principales diicultades a que se enfrenta
la juventud indígena en la universidad son:
1. Los lugares de acceso de los jóvenes indígenas. Es más probable la participación
de los jóvenes indígenas urbanos a la
universidad que los jóvenes provenientes
del campo. La carencia de una casa del
estudiante indígena obliga a los jóvenes
a hacer uso de amistades o familiares indígenas asentados en la ciudad:
3
Voy vengo a mi comunidad, ahora me quedé
porque teníamos examen, ya me habían dicho que no iba a haber coche de mi comunidad ahora temprano, le dije a un amigo que
si me podía quedar en su casa y sí me dejó
que me quedara. Mi amigo es huichol y me
dejó quedarme en ella. Ellos también rentan.
He ido a la casa del estudiante y me dijeron
que me iban a llamar pero hasta ahora no me
han llamado. Lo que se me ha diicultado es
ir y venir porque hago dos horas en venir y
llegar a mi comunidad.3
Juan Carlos Torres, Entrevista a estudiante wixarika, Universidad Autónoma de Nayarit, 2011.
49
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
2. El escaso conocimiento de la cultura
mestiza, sus códigos de comunicación
e interacciones. Los estudiantes, al llegar a la universidad, tienen que aprender por partida doble: en un sentido,
la cultura a la que están ingresando y,
por otra, los aprendizajes propios del
nivel de licenciatura; ello los pone en
desventaja respecto del resto de los estudiantes.
Algunas clases a veces no les entiendo, les pregunto a mis compañeros y a veces me explican. En el salón están otros dos muchachos
huicholes, somos tres en total. Los mestizos
nos hablan bien y se juntan en grupos. Yo
me junto en equipo con los otros huicholes.
A veces los maestros nos preguntan palabras
en huichol, que cómo se dice esto, etc. Pero
hasta ahí. No tenemos ninguna asesoría por
ser indígena a menos a mí, he notado que se
interesan por una muchacha que es indígena, pero a nosotros los hombres no nos han
dicho nada. Esa muchacha viene directo de
la sierra y no habla bien español por eso le
explican un poco más.4
3. La difícil interacción con los jóvenes
mestizos debido a provenir de una cultura diferente y al manejo del lenguaje
como segunda lengua:
Para los estudiantes que vivimos en comunidades indígenas, es difícil socializar con los
estudiantes mestizos por los valores culturales
y conocimientos tradicionales en que se desarrollan… es difícil expresarse en las clases,
son más reservados porque es su forma de
50
protegerse, contra burlas y amenazas de sus
compañeros.5
actúa de dique para el impulso de nuevas
generaciones de jóvenes.
4. Las carencias económicas de los hogares
indígenas es uno de los factores que inciden en la posibilidad de cursar una carrera universitaria. Un pequeño porcentaje,
apenas 10%, tiene acceso a las becas del
Programa Nacional de Becas y Financiamiento (Pronabes), pero la mayoría tiene
que hacer uso de recursos familiares y trabajar mientras estudia:
Los maestros de la prepa me dijeron que me
viniera a estudiar, que no hiciera caso, algunos vecinos de mi rancho me dicen que por
qué estoy estudiando, que como no tengo
papá que no la voy a hacer, pero yo no les
hago caso porque no les voy a dar el gusto.
Los maestros fueron los que me apoyaron, mi
mamá me dijo que como viera, que lo que
pudiera me iba a estar ayudando. Tengo seis
hermanos y ninguno estudió, todos llegaron
a primaria y algunos a secundaria. Mi mamá
no tiene estudios y no tengo papá.7
No he tenido ningún apoyo de la Universidad para salir adelante, sólo hay un centro de
cómputo donde podemos hacer la tarea pero
nada más. En el rancho pinto casas o voy a la
cosecha de chile, cuando hay. Hago lo que sea
para conseguir dinero para el camión diario y
no dejar de venir.6
El pronabes es un programa de becas
para estudiantes cuyo ingreso familiar no
supere los tres salarios mínimos, no está
dirigido a educación indígena, pero es
una de las puertas de acceso a la juventud
indígena para lograr una beca durante el
tiempo que duran los estudios.
5. La desvalorización de las capacidades indígenas para la educación universitaria
desanima la llegada de jóvenes al nivel
superior. Esta desvalorización ocurre al
interior de la comunidad pero también
al exterior. La forma como son socializados los jóvenes indígenas en el fracaso en
el mundo mestizo, la carencia de jóvenes
exitosos en la trayectoria universitaria,
6. La falta de información oportuna sobre la
dinámica escolar de la Universidad. Los
estudiantes de la zona indígena no tienen
acceso al calendario escolar universitario,
por lo que desconocen las fechas de entrega de ichas, requisitos de inscripción,
etc., de ahí que es frecuente encontrar
jóvenes que llegan a la Universidad en
junio a solicitar información para ingresar en el siguiente ciclo escolar, cuando
el periodo de entrega de ichas de primer
ingreso se han agotado. Ese desconocimiento se convierte en un factor de falta
de acceso a la Universidad.
7. El manejo digitalizado de los trámites
universitarios se convierte en parte de los
obstáculos a los que se enfrentan los jóvenes indígenas debido a que la mayoría de
los trámites deben realizarse por la vía
digital. En ocasiones, los jóvenes carecen de correo electrónico para darse de
alta como aspirantes a alguna carrera
del nivel superior. Esto porque en sus
Juan Carlos Torres, Entrevista citada, 2011.
Juan De la Cruz, Entrevista a estudiante wixarika, Universidad Autónoma de Nayarit, 2011.
6
Juan Carlos Torres, Entrevista citada, 2011.
4
5
7
Torres, Juan Carlos, 2011. Entrevista citada
comunidades de origen se carece de la
infraestructura de comunicaciones digitales. En los casos en que se trasladan a localidades urbanas hacen uso de
cybercafés por tiempo limitado ya que
deben pagar por ello.
8. El manejo limitado de las tecnologías de
comunicación derivado de la carencia de la
cultura digital en sus comunidades de origen. Por ejemplo, el examen de admisión
a la educación superior (Exhcoba) se realiza a través de computadora para lo cual
los jóvenes deben ser auxiliados en el manejo inicial, so pena de no tener siquiera
las habilidades previas para presentar el
examen. A las diicultades tecnológicas
para resolver el examen se agrega el contenido del mismo, elaborado con base en
la racionalidad mestiza.
9. La limitación sobre las carreras que ofrece la Universidad. Generalmente, las
carreras a las que aspiran los jóvenes indígenas están relacionadas con el magisterio y la enfermería, como se mencionó
anteriormente. Ello se deriva del hecho
de que en sus comunidades ésos son los
profesionistas con los que tienen contacto, por lo que desconocen la diversidad de carreras a las que pueden aspirar.
10. La falta de acceso cultural de los jóvenes indígenas respecto de la educación
superior ocasiona la pérdida de talentos
juveniles indígenas:
En mi prepa salimos 25 pero sólo ocho nos
venimos a estudiar. Aquí en la uan estamos
dos, el otro en veterinaria, otros están en la
51
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
ut (Universidad Tecnológica) y uno en el
tec (Instituto Tecnológico de Tepic). De los
ocho que nos venimos cuatro son hombres
y cuatro mujeres, las mujeres son las que están estudiando en la ut, estudian procesos
agroindustriales.8
Percepción de discriminación en el
ámbito universitario
Una vez que los jóvenes indígenas logran entrar a la Universidad, el proceso de socialización con la juventud mestiza se realiza en
ámbitos de conlicto puesto que los jóvenes
indígenas son considerados como los otros
favorecidos. A ello contribuye el establecimiento de apoyos especíicos para los jóvenes
indígenas, tal como aula de cómputo, servicio de fotocopias, acompañamiento para
trámites, etc. Ello ocasiona incomodidad en
los jóvenes mestizos ya que consideran trato
diferenciado a favor de los jóvenes indígenas.
Se puede decir que existe una percepción de
discriminación por condición de indigenismo, la cual se identiica por los siguientes
puntos:9
52
• Problemas de bajo rendimiento derivado
del nivel educativo del que provienen
los jóvenes indígenas. Ello origina mejor
participación en clase, exclusión de participación por parte de equipos de trabajo
e indiferencia por parte del profesorado.
• Discriminación por apariencia física y vestimenta ya que los jóvenes universitarios
8
9
mestizos carecen de sensibilidad sobre
la juventud indígena, la simbología de
la ropa, etc., ello propicia el comportamiento grupal de los jóvenes indígenas
frente a los jóvenes mestizos. En lugar de
existir una relación se generan brechas de
incomunicación.
• Discriminación por contar con más edad
de la correspondiente a la generación
donde se estudia. Ello se origina por los
retrasos educativos en el sistema escolar,
la tardanza en llegar a la universidad y
las diicultades de acceso, lo cual da por
resultado convivir con jóvenes de menor
edad a la que tiene la juventud indígena.
• En el caso de las mujeres, además de lo
anterior, se presentan situaciones de embarazo de estudiantes indígenas, lo cual
las lleva a la deserción puesto que carecen
de redes de apoyo para continuar en la
educación superior.
La aceptación de jóvenes indígenas por parte
de la Universidad debería ir acompañada de
un proceso de sensibilización tanto a los jóvenes mestizos como al profesorado sobre las
características culturales de la juventud indígena, puesto que al carecer de ella, tanto la juventud mestiza como el profesorado carecen
de herramientas especíicas de integración. Es
más, se relacionan con la población indígena desde actitudes de discriminación y superioridad divulgadas por el sentido común, el
desconocimiento y, sobre todo, los prejuicios
sobre la condición indígena.
Juan Carlos Torres, entrevista citada, 2011.
Miranda Garay, Juan José y Emanuel Ibarra Heredia, “La educación indígena en la Universidad Autónoma de
Nayarit”, ponencia presentada en el III Coloquio Internacional Red de Enlaces Académicos de Género RCO de
la ANUIES: Educación incluyente, propuesta para una sociedad democrática, organizado por el Instituto Tecnológico de Jiquilpan, Michoacán, y la Red de Enlaces Académicos de Género reag-rco-anuies del 6 al 8
de abril de 2011, en Jiquilpan, Michoacán.
El fortalecimiento de la cultura convierten en los pensadores de su propia
cultura a partir de los esquemas que les prodesde la juventud indígena
La incorporación de los jóvenes indígenas al
ámbito universitario ha dado por resultado
el reconocimiento de los jóvenes indígenas
entre sí. Ante el aislamiento en que viven
en las localidades de la montaña, el acceso a la universidad se ha convertido en un
espacio de reconocimiento de la juventud
indígena. Ello ha motivado el establecimiento de acciones especíicas que tienden a fortalecer la cultura entre los grupos
culturales. Entre las acciones sobresale el
establecimiento de una página web denominada puebloindigena.com la cual se ha
convertido en la cara visible de los jóvenes
universitarios.
La página tiene varias secciones: portada, notas permanentes, noticias temporales, anuncios de eventos y fotografías. En la portada se
muestra una joven indígena en el contexto
geográico y cultural donde tradicionalmente estaban los pueblos indios: las barrancas y
abismos de la montaña. En la segunda sección se publican las notas más importantes.
En la sección de noticias temporales se dan a
conocer los acontecimientos que ocurrieron
en un lapso inmediato, en ocasiones contiene
las noticias de una semana y en el cuarto segmento se anuncian las actividades que llevará
a cabo la asociación en fechas inmediatas.
En la página resaltan las entrevistas videoilmadas, los escritos, las fotografías y los enlaces a programas de radio.
Los escritos permiten asomarnos a los nuevos intelectuales indígenas. Los jóvenes se
10
porciona la educación formal mestiza. Por
ejemplo, el artículo Bandera Indígena escrito por Óscar Ukeme,10 en el cual hace una
reseña de qué es una bandera y de qué manera los indígenas han elaborado sus propias
banderas para identiicar un movimiento. A
través de los escritos, los jóvenes muestran
su cultura pero también la cuestionan. Lejos
de convertirse en guardianes acríticos de la
tradición, los jóvenes se apropian de los conocimientos, creencias e ideologías pasadas
para ponerlas en tensión al compararlas con
la situación presente.
Por su parte, los álbumes fotográicos contienen fotografías elaboradas por los propios
jóvenes. Es su mirada sobre sus actividades.
Es un espejo que les sirve de referente. También se convierte en la memoria no sólo de
lo que hacen en cuanto asociación, sino
también lo que hacen en la vida cotidiana.
Los álbumes muestran una juventud en
constante actividad. Quiero destacar dos
particularidades de las fotografías y su uso
en internet. La primera tiene que ver con
los retratos de las ceremonias tradicionales
de sus propios grupos culturales. En estos
casos se trata de la apropiación de la cultura por primera vez por parte de los jóvenes.
El uso de la tecnología les ha dado la posibilidad de convertirse en testigos de sus
ceremonias de una manera activa. Hasta
antes de la presente generación de jóvenes
universitarios, solamente los antropólogos y
otros estudiosos tomaban fotografías de los
pueblos wixakaris, por lo que era la mirada
Óscar Ukeme, Bandera Indígena, http://www.puebloindigena.com/contenido/_escritos.html.
53
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
54
desde fuera la que había construido la fotografía indígena. Hoy estamos en presencia
de un cambio de mirada ya que los jóvenes
se ven a sí mismos, ven a sus familiares, vecinos y amigos con una mirada que no los
vuelve ajenos; al contrario, esa mirada los
devuelve a la comunidad.
mos en internet muestran a una juventud en
diversos ámbitos: asistiendo a conferencias
especializadas, siendo estudiantes de licenciaturas, haciendo turismo en comunidades
vecinas, caminando por las veredas, mirando el horizonte, haciendo labores cotidianas
y yendo de día de playa en el verano.
La fotografía de los jóvenes indígenas no
es comercial ni se realiza a partir de un estudio, tampoco tiene características de arte.
Es tan sólo una manera de estar en los acontecimientos. Destaco lo anterior porque,
habitualmente, las fotografías que se toman
a los pueblos indios forman parte de una
colección, son expuestas en galería, llevadas
a otros lugares donde se expondrán, etc. El
fotógrafo obtendrá reconocimiento y, tal vez,
dinero por las imágenes. En el caso de los estudiosos de los pueblos indios, los antropólogos y demás investigadores sociales, utilizan
los retratos como pruebas de lo que airman
en los escritos. La fotografía elaborada por los
jóvenes indígenas no tiene ninguna de las características señaladas.
La página ha servido a la Unión de Estudiantes Indígenas (uei) para nuclear las actividades que se han propuesto. En sí misma, es un
espacio ganado por ellos. Han creado también una manera de relacionarse entre ellos
mismos a través del espacio virtual. La actividad que han desplegado en el ciberespacio
los ha llevado a considerar esta herramienta
como una de las fundamentales para cohesionar las acciones que realiza la asociación.
Las ceremonias adquieren otra dimensión
cuando son fotograiadas y subidas al espacio cibernético. Ello ocurre porque los
jóvenes, lejos de ijar la atención en lo que
puede resultar exótico para la mirada ajena,
centra el foco en otros motivos. Se puede
decir que los jóvenes normalizan las ceremonias al despojarlas de la curiosidad con
que la gente del exterior suele reproducirlas
en imágenes. Vemos otras ceremonias cuando ellos son los fotógrafos.
La segunda particularidad tiene que ver con
la toma de fotografías de la vida cotidiana
en que transcurre la juventud de los jóvenes
indígenas. A diferencia de la mirada antropológica para la cual los pueblos indios sólo
lo son en función de sus tradiciones y festividades, los álbumes de fotografías que ve-
La página se renueva cada lunes, de ahí que
se convierte en una manera de documentar
la consolidación de la Asociación. Una vez
que el grupo valoró las posibilidades del
trabajo en el ciberespacio dio el paso para
aprovechar el sitio ofreciendo nuevos servicios. Uno de ellos es el que se reiere al enlace radiofónico ya que realizan un programa
radiofónico semanal en la radiodifusora estatal al cual se accede por internet desde la
página citada.
Además, la página contiene otras secciones:
escritos indígenas donde se recogen los documentos que contienen derechos reconocidos
a los pueblos indios; música, donde se combinan textos sobre la música de un grupo con
música grabada; danza, que contiene textos
sobre las danzas tradicionales. Todas las secciones cuentan con fotografías que ilustran
las actividades señaladas.
Los escritos en lengua indígena y en español
muestran las preocupaciones y compromisos de la juventud universitaria con temáticas sensibles a sus comunidades:
Grandes partes de las lenguas maternas indígenas han perdido su gran valor cultural, dejando de existir, por la falta de valorización y
apreciación lingüística. Se ha dejado de usar
por los padres de familia hacia sus hijos, ya no
nombramos las cosas o lugares por su nombre
originario, pareciera que nuestros nombres indígenas no existieran, particularmente da un
gran tristeza que los niños crezcan sin el uso
de la lengua materna, ya que crecerán sin la
conducción de ella.11
A través de internet la uei ha consolidado
sus acciones, pero también ha sido un canal para nuclear las acciones en torno a demandas tradicionales del pueblo wixarikari.
Una de ellas es la protección de los Lugares
Sagrados del Pueblo Wixarikari. La cosmogonía del pueblo wixarikari reconoce como
sitios sagrados los siguientes: Wirikuta en
San Luis Potosí, TateiHaramara frente al
puerto de San Blas en Nayarit, Xapawiyeme en la Isla de los Alacranes, en el lago de
Chapala, Jalisco, Hauxamanaká ubicado en
la parte alta del Cerro Gordo en la comunidad O´dam de San Bernardino Milpillas
Chico, Pueblo Nuevo, Durango, y Tee´kata
dentro del territorio wixarika. Pues bien, estos lugares han carecido de reconocimiento
oicial y jurídico, por lo que son motivo de una
problemática compleja: la carencia de respeto
por los lugares, el uso privado de los lugares
por parte de desarrolladores turísticos, la
destrucción de símbolos sagrados, el uso
irresponsable por parte de curiosos, paseantes y otros.
A través de internet, la uei ha logrado
convocar a distintas organizaciones de
wixarikaris en los distintos estados de la
11
república mexicana para que se unan a la
lucha por el respeto de los lugares sagrados, lograr una normatividad que permita la salvaguarda de esos lugares y su uso
dentro de las costumbres, así como evitar
su destrucción.
Otro de los temas abordados por los jóvenes
indígenas en internet se reiere a contar con
apoyos para la construcción de casas del estudiante indígena. En particular, los jóvenes
han utilizado internet para convocar al mayor número de jóvenes con problemas de vivienda y obtener terrenos y fondos sociales
para la construcción de albergues en Tepic a
in de que puedan trasladarse a la ciudad y
continuar sus estudios.
Una acción llevada a cabo por los jóvenes
indígenas universitarios es la de mantener
informada a la comunidad en general acerca de algunas acciones importantes para el
grupo. En una sociedad caracterizada por
la falta de información verídica, oportuna
sobre las acciones de los pueblos indígenas,
los jóvenes de los pueblos culturales se han
convertido en monitores de las políticas
públicas en ciertos aspectos. Ello muestra
el interés por dar seguimiento a los ofrecimientos de apoyo de funcionarios de distinto nivel en la etapa de las campañas y su
posterior cumplimiento.
En la página se muestran los intereses diversos de los jóvenes universitarios indígenas.
Desde la información sobre los logros de su
asociación, hasta los logros individuales o
colectivos de sus miembros. En especial, el
uso de internet ha permitido que la Unión
de Estudiantes Indígenas tenga un rostro
Óscar Ukeme, Fortalecer nuestra lengua materna compromiso de todos, 2012, http://www.puebloindigena.
com/contenido/escritos/lenguas_maternas/index.html.
55
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Quiero ayudar a mi gente. Juventud indígena en la universidad
con el cual ellos mismos se reconocen y, al
hacerlo, obligan a los miembros de la sociedad mestiza a mirarlos.
En la actualidad, los jóvenes universitarios
indígenas se han convertido en uno de los
grupos más activos en este espacio. Lejos de
esperar que los usuarios consulten la página, envían mensajes de manera permanente para avisar sobre la existencia de nuevo
material para consulta. Por ello, la juventud
wixarikari está en el espacio virtual desde
donde nos informan dónde andan.
Relexiones inales
Los jóvenes indígenas llegan a la universidad con una carga comunitaria, valorativa
y epistémica que no es valorada por la educación mestiza. Desde este punto de vista la
universidad se convierte en un nuevo lugar
de la culturización en sus valores, sin que
tome en cuenta los nuevos sujetos sociales
que llegan a la educación. El destino de los
jóvenes estuvo signado por marcas comunitarias como se señala en el siguiente relato:
Cuando era chico estuve muy enfermo, me
cuenta mi mamá. Pero ella me llevó a San
Blas a dejar ofrenda a la madre Ha´ramara y
le pidió que me aliviara. Me cantó una cantadora que ya se murió. Antes que se muriera
me dijo que tengo que regresar a San Blas y
llevar ofrenda a la piedra blanca porque mi
destino es ser curandero. Yo quería entrar a
medicina porque la curandera me dijo que ése
es mi destino pero no tengo quién me ayude
con mi carrera. Por eso estoy aquí, estudiando
educación para también ayudar a mi pueblo.
Algún día tendré que ir a dejar la ofrenda que
me dijo la cantadora.12
56
12
Juan Carlos Torres, 2011 Entrevista citada.
La juventud indígena llega a la universidad
desde la cultura comunitaria y desea regresar a ella, “servir a su gente”. La universidad
se convierte en un espacio de reconocimiento generacional y de identiicación grupal,
de ahí que los estudiantes universitarios indígenas desplieguen acciones en torno a la
protección del grupo y vinculación con sus
comunidades de origen, como es el caso de
las acciones realizadas a partir de la página
www.puebloindio.com. Los jóvenes indígenas universitarios no necesitan egresar de la
universidad para trabajar en pos de su comunidad, ya lo están haciendo. Desde este
punto de vista, tienen más prisa en cerrar
brechas que sus homólogos mestizos. Por
eso quizá los vemos activos y comprometidos con un futuro comunitario, más allá de
su propio currículum individual.
Bibliografía y entrevistas
De la Cruz, Juan, 2011, Entrevista a estudiante wixarika, Universidad Autónoma
de Nayarit.
Feixa, C., 1998, El reloj de arena. Culturas juveniles en México, México, SEP-CAUSA
JOVEN-CIEJ, capítulo 1, pp. 16-36.
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2010, XIII Censo de
Población y Vivienda 2010, Aguascalientes, Ags.
Instituto Nacional de Evaluación Educativa, 2007, La educación para poblaciones
en contextos vulnerables. Informe 2007, México, INEE.
Miranda Garay, Juan José, y Emanuel Ibarra Heredia, 2011, “La educación indígena en la Universidad Autónoma de Nayarit”, ponencia presentada en el III Coloquio Internacional Red de Enlaces Académicos de Género RCO de la ANUIES:
Educación incluyente, propuesta para una sociedad democrática organizado por
el Instituto Tecnológico de Jiquilpan, Michoacán, y la Red de Enlaces Académicos de Género REAG-RCO-ANUIES del 6 al 8 de abril en Jiquilpan, Michoacán.
Pacheco Ladrón de Guevara, Lourdes (coordinadora), 2010, Saberes indígenas y
educación en Nayarit, México, Juan Pablos Editores-UAN.
Pacheco Ladrón de Guevara, Lourdes, 2011, Entrevistas realizadas a jóvenes indígenas de la Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic, Nayarit.
PAEIIES, 2011, Programa de Apoyo a Estudiantes Indígenas en Instituciones de
Educación Superior, México, ANUIES.
Torres, Juan Carlos, 2011, Entrevista a estudiante wixarika, Universidad Autónoma
de Nayarit.
Ukeme, Óscar, 2011, “Bandera Indígena”, http://www.puebloindigena.com/contenido/_escritos.html.
______, 2011, Fortalecer nuestra lengua materna compromiso de todos, http://www.
puebloindigena.com/contenido/escritos/lenguas_maternas/index.html.
57
[
“Las políticas de juventud
deberían hacer énfasis en el
presente de los/las jóvenes
como protagonistas y no
centrarse en su preparación
para el desempeño de los roles
adultos en el futuro”
58
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad
laboral/exclusión y realidad
Laura Pérez Cristino
Introducción
Relexionar sobre el presente mexicano
conlleva discutir acerca de la crisis económica que el país vive, los incesantes conlictos políticos que reaparecen cíclicamente, el
marco de libertades que se han garantizado
con el desarrollo de la democracia procedimental, los avatares que produce la negación de derechos para un amplio conjunto
de nuestra sociedad, entre muchos otros temas. Entre ellos destaca el mundo juvenil
que cruza transversalmente las dicotomías
similitud/diferencia y la que se expresa en la
exclusión/inclusión.
Este texto discute sobre estas dicotomías
y su presencia en dos ámbitos que identiican la transición de los mundos juveniles a
los mundos adultos –con la ayuda de datos
cuantitativos de instituciones oiciales y la
voz de una joven universitaria que me permitió conocer su experiencia–. La hipótesis
que plantea este artículo es que la experiencia escolarizada y la obtención de un título
universitario (antaño válvula de escape de
la exclusión y garantía de homologación
de realidades y expectativas), ahora son elementos que profundizan la exclusión; por
otro lado, los datos que se presentarán señalan el fracaso de las políticas de atención
a la juventud, que en mucho se debe a una
visión homogénea de la diversidad juvenil, y
que sólo se centran en la atención de problemas inmediatos.
La situación de las juventudes mexicanas
está enmarcada en un contexto de transfor-
maciones económicos, políticas, jurídicas,
culturales y sociales de una realidad cada
vez más hostil, desigual e inestable; a pesar
de ser una generación más educada, urbanizada, informada y con gran acceso a la tecnología, la diversidad –pluralidad– ,inequidad y exclusión son categorías que cruzan
el presente.
El texto analiza brevemente estas cuestiones
para relexionar sobre la trayectoria educativa y laboral de los/las jóvenes universitarios en México; parte de la deinición de la
juventud como un fenómeno sociocultural
y inalmente se describe la diversidad y exclusión que se vive en la experiencia escolarizada y en el mundo del trabajo.
Deinir los mundos juveniles, la
diversidad como herramienta
La juventud como categoría social es una
construcción sociohistórica que ha tenido
múltiples signiicados de acuerdo con las
concepciones de cada época y cultura. En
cada una de ellas se enfatizan procesos, cambios o rituales como periodo de aprendizaje, preparación para el trabajo, adquisición
de experiencias y vivencias. Levi y Schimitt
plantean que ésta se concibe como un periodo de duración variable y es caracterizado por su transitoriedad que culmina en la
integración social (Levi, Schimitt, 1996).
Sin embargo, Maritza Urteaga señala que
la juventud se comporta de acuerdo con un
periodo complicado en donde los criterios
59
Laura Pérez Cristino
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
60
biológicos, psíquicos, económicos, históricos y familiares estarían estrechamente asociados con aspectos de orden social –económicos– y con el papel que el individuo
desempeña dentro de la estructura social
(Urteaga, 1993, p. 565).
y a partir de ello construyen su cosmovisión.
Dado lo anterior, no existe una sola cultura
juvenil sino una serie de culturas juveniles,
que tienen cierta autonomía respecto a las
instituciones y discursos adulcentristas, y
que son heterogéneas entre sí.
Esto es, la juventud no sólo es un hecho biológico sino social y cultural, pues estas categorías le dan un orden y signiicado. Así,
ser joven no sólo implica tener cierta edad;
aceptar lo anterior limita su condición social
ya que para incorporarse a la sociedad el/la
joven transita por una serie de ritos de iniciación y ritos de salida, a través de los cuales demuestra haber asimilado los valores, normas
y prácticas del mundo adulto. Comprende
pues procesos de madurez sexual e intelectual, negociación de autoridad, adquisición
de poderes (aspecto marginal o liminal de
la juventud que nunca logra una deinición
concreta y estable), alcanzar la edad –jurídicamente establecida para ya no ser considerado infante–, que no sólo pertenecen a la
etapa juvenil sino que la atraviesan.
Históricamente la relexión sobre las juventudes ha tenido tres ejes: el primero es el
análisis del grupo juvenil y las diferentes maneras de entender y nombrar su constitución
o identidad; el segundo se centra en la alteridad –los otros– en relación con el proyecto
identitario juvenil; y el tercer tipo explora
las diferentes prácticas juveniles y formas de
acción (Cuna, 2012). Ubicado dentro de la
línea del análisis profundo del grupo juvenil,
este artículo describe la realidad del desempleo universitario y se apoya en la experiencia de una joven universitaria que hecha luz
sobre la realidad laboral de las juventudes del
siglo XXI con una idea: mayor caliicación no
equivale a un mejor empleo.
Entender a la juventud como condición social, cultural y contextual permite abordar
el horizonte juvenil actual y poder hablar
de juventudes que han existido a lo largo
del tiempo y en distintas sociedades (Pérez,
2003; Cuna, 2005). Asimismo es necesario
pensarla como espacio cultural y simbólico,
conigurado por prácticas y signiicados, los
cuales son vistos empíricamente como signos sociales de los/las jóvenes. Estos signos
reieren la heterogeneidad y una gran movilidad por lo que ellos reciben inluencias de
diversos tipos e interpretaciones del mundo,
1
Para mí ser joven es una realidad con una
doble cara; por un lado tengo muchos sueños, deseos y proyectos; y por otro, encuentras que todos los días te enteras de la crisis
económica, política y social en la que vivimos, a pesar de que los medios de comunicación, sobre todo la televisión, tratan de
sostener la falsa ilusión de progreso, estabilidad y felicidad.1
Los/las jóvenes representan no sólo en materia demográica, social, cultural, económica, laboral, electoral y política, un sector
sumamente valioso, sino que la atención y
resolución a sus principales problemáticas
Sin pretender un exhaustivo análisis cualitativo, se recurrió a entrevistar a Elizabeth, joven de 22 años, estudiante de noveno semestre de Psicología en la UNAM, quien compartió su mirada acerca de la exclusión
escolar y laboral. La entrevista profunda realizada sólo pretende ilustrar parte de la realidad de los mundos
juveniles.
van de la mano con la garantía del presente.
Constituyen alrededor de la tercera parte de
la población total y de la población económicamente activa (pea); en su mayoría son
educados y tienen mayor capacitación que
generaciones anteriores, son urbanizados y
mejor informados, pero se enfrentan a un
presente adverso y hostil en materia económica, educativa y laboral. Muestra de ello son las
tasas de desempleo que duplican o triplican
las de los adultos (González, 2012, p. 27).
Y quienes cuentan con empleo en el sector
formal lo realizan en condiciones precarias,
reciben salarios muy bajos, no existe crecimiento laboral y principalmente desarrollan
actividades del sector educativo y/o servicios;
mientras que los/las jóvenes en el sector informal carecen de un contrato que les genere
seguridad social o prestaciones de ley.
Una realidad que los cruza, a pesar de su diversidad, es la falta de oportunidades de empleo, espacios laborales en condiciones precarias, desconianza hacia las instituciones
políticas, falta de espacios para expresarse.
Además, los efectos de la crisis económica
mundial han incrementado las condiciones
de desempleo de los/las jóvenes en el planeta. En 2011, al menos uno de cada cinco
jóvenes en el mundo (200 millones entre 15
y 24 años) no lograron concluir su educación primaria; 13% de los menores de 25
años estaba desempleado, es decir, 75 millones de personas, de acuerdo con el informe
“Los jóvenes y las competencias. Trabajar
con la educación”, documento que se desprende del programa Educación para Todos
en el Mundo 2012, auspiciado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) (Poy,
2012, p. 36).
No obstante las políticas gubernamentales de atención a la juventud, es evidente
la frustración de miles de jóvenes que se
han insertado como trabajadores informales, otros han optado por buscar el sueño
de la realización personal aventurándose en
la migración ilegal hacia Estados Unidos o
bien, la famosa fuga de cerebros (El Economista, 2012);2 y en casos más agresivos, han
encontrado respuestas a sus expectativas
económicas en actividades delictivas y violentas (Díaz, 2013).3
Para Enrique Cuna, son dos las características que históricamente han identiicado la
relación entre el Estado y los/las jóvenes en
México: la ausencia de un programa de políticas públicas que atiendan a la juventud
Camelia Tigau, representante del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (cisan) de la unam,
señala que México ocupa el cuarto lugar en el mundo como exportador de cerebros, por debajo de Gran
Bretaña, Filipinas e India; “Entre los talentos que cruzan la frontera para buscar mejores oportunidades, están
aquéllos con estudios de posgrado y grandes habilidades en ciencias, tecnología y arte. […] Estas personas
conforman la Migración Altamente Caliicada (mac) y tienen características diferentes de los migrantes con
caliicaciones medias y bajas”.
3
Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), señaló que existe un
conteo hemerográico aproximado de mil 700 homicidios (de menores) asociados al crimen organizado sólo
en el sexenio de Felipe Calderón y que actualmente hay unos 30 mil adolescentes explotados por el crimen
organizado. De acuerdo con datos obtenidos por la Redim, de 2006 a 2011, la Procuraduría General de la
República remitió a los juzgados a 7 mil 575 adolescentes de 16 y 17 años por algún delito federal; del total
de jóvenes 91%, es decir 6 mil 882, eran hombres. Del total de jóvenes arrestados entre 2006 y 2011, 3 mil
89, es decir 40.77%, fueron procesados por delitos contra la salud; mil 520, 20%, por portar armas de uso
exclusivo del ejército, y 3 mil 134, o sea 41.37%, por posesión o consumo de enervantes.
2
61
Laura Pérez Cristino
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
de manera integral a partir de sus diferencias (los programas que han existido fueron
hechos, por un lado, de manera vertical y
sin tomar en cuenta la participación de los
jóvenes en la elaboración de los mismos; y
por otro, cayeron en el error de creer en una
realidad homogénea) y el desconocimiento
y la desconianza que estas políticas generaron en los/las jóvenes (Cuna, 2012).
62
En la actualidad, diversos estudios señalan
que las principales preocupaciones del sector juvenil son el desempleo y la pobreza,
seguidos de la inseguridad, la educación, la
salud, es decir, a los/las jóvenes mexicanos
les preocupa el presente y el futuro; sin embargo, consideran no tener muchas oportunidades para cambiar estas problemáticas.
Idea que se refuerza si recordamos que más
de la tercera parte de los desempleados en
México son profesionistas y personas con
estudios de bachillerato (39% del total de
la población joven). En ellos se presentan
contextos de mayor precariedad económica y fragilidad social –asociada a la deslegitimación y pérdida de sentido de ciertas
instituciones como la escuela, la familia y
el trabajo– que involucran en la exclusión
social y en la pobreza a la mayoría de los/
las jóvenes. Y es precisamente la desocupación –actividades escolares y laborales– lo
que los vuelve visibles a los ojos de la sociedad, visibilidad asociada con el aumento
de la inseguridad ciudadana y de los altos
niveles de criminalidad, generando que se
estigmatice a todo el sector juvenil (Cuna,
2012). Esto es, resulta común escuchar en
las calles y en los medios de comunicación
que cuando se habla de violencia, delincuencia o narcotráico siempre se asocia al
mundo juvenil: aquellos a quienes apre-
4
henden son jóvenes (Castillo, 2012),4 los
opresores son jóvenes, los muertos en su
gran mayoría son jóvenes.
Las políticas de juventud deberían hacer énfasis en el presente de los/las jóvenes como
protagonistas y no centrarse en su preparación para el desempeño de los roles adultos
en el futuro. La historia muestra que las diversas instancias de atención a las juventudes
y las políticas dirigidas a ese sector han tenido la constante, en el mejor de los casos, de
participar e intervenir en el desarrollo de la
juventud a través del sector educativo (IMJ,
2000: 77). Concluye Cuna:
En la práctica, las políticas juveniles han
dado prioridad a la resolución de los problemas económicos y sociales inmediatos (de
subsistencia) de los jóvenes vía su incorporación productiva, esto es, a través de promover
su incorporación al mercado de trabajo sin
dar cuenta de la diversidad social y cultural
que existe al interior del mundo joven, expresada en prácticas, intereses y necesidades
múltiples y diferenciadas, de ahí que en la
medida en que no han atendido las diferentes
y cambiantes racionalidades (motivaciones y
expectativas) que orientan y animan los cursos de acción de los jóvenes esas políticas han
quedado reducidas a la mirada sesgada y alejada del mundo adulto (Cuna, 2012, p. 115).
El difícil camino: estudios/inserción laboral
La educación ha perdido su potencial integrador y devaluado su garantía de movilidad social, perdiendo además su valor
social. Datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEGI) señalan que
en México 33 millones de ciudadanos se en-
En las cárceles más de 60% de la población tiene menos de 30 años.
cuentran en rezago educativo, seis millones
de mexicanos son analfabetos y 17 millones
no poseen la secundaria (Martínez, 2010,
p. A4). No obstante, para muchos jóvenes
sigue siendo el único camino que permite
generar un futuro más prometedor, incluyente y positivo.
Yo sí creo que la escuela todavía puede ayudar a los jóvenes a obtener un mejor empleo.
Llevo cuatro años estudiando psicología en la
UNAM, he trabajado en diversos espacios, por
eso te digo que para mí la educación sí hace
la diferencia (…) Pero también tengo claro
que un título universitario no me garantiza
un buen trabajo y mucho menos un salario
decente5
Si bien el sistema escolar reconoce la trayectoria de éxito para aquellos que llegan a
la universidad, no está generando de forma
efectiva habitus (Bourdieu, Passeron, 2009)6
en torno al conocimiento, ciencia, tecnología y cultura. Por ejemplo, una vez concluidos los estudios superiores, los jóvenes no se
incorporan de manera inmediata al mercado laboral; su diversidad reaparece con mayor notoriedad y puede reconocerse por las
condiciones precarias e injustas a las cuales
se enfrentan jóvenes que después 17 años de
estudio tratan de encontrar un empleo; más
de 450 mil jóvenes egresan cada año de las
universidades del país (Hernández, 2012),7
pero la escuela y las nuevas tecnologías han
profundizado una dicotomía: incluidos/excluidos (Universia, 2012).8
La institución escolar ha promovido una
segmentación en función de la edad, experiencias de éxitos o fracasos, capacidades,
habitus, condiciones socioeconómicas, capital cultural, etc., que clasiica a los estudiantes como; regulares, irregulares, desertores,
reprobados, integrados o desintegrados (De
Garay, 2004). Estas etiquetas no sólo marcan su trayectoria escolar sino su desarrollo
personal y laboral. Al respecto, Elizabeth
señala que:
En todos los trabajos he conocido chavos
y chavas que sólo trabajan, principalmente
para apoyar económicamente a su familia; o
aquellos que, como yo, trabajan para pagar los
gastos de sus estudios y al inal tratar de conseguir un trabajo mucho mejor. Pero siempre
he sentido que los compañeros de trabajo o en
la escuela, te tratan diferente si trabajas y estudias, porque ya no encajas igual.
Es cierto que la universidad, como espacio
de socialización, favorece la construcción de
identidades sociales; además es fuente de intercambio simbólico entre jóvenes en aras
de constituirse como agentes sociales y ciudadanos/as democráticos; sin embargo, se
sigue produciendo la exclusión al presentarse situaciones a las cuales no todos/as
63
Elizabeth, estudiante de la FES Iztacala, UNAM.
El habitus es el esquema ordenador de los campos que permite, según Bourdieu, comprender cómo actúan los
sujetos que aparentemente son libres o; es decir, es el conjunto de modos de ver, sentir y actuar moldeados
por las estructuras sociales.
7
No sólo 40% de los profesionistas en México tiene un empleo relacionado con su formación universitaria, de
acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2012.
8
Es importante destacar que sólo 30% de los mexicanos tiene acceso a internet. Nuestro país se ubica en el
lugar 52 de 70 países por su tasa de conectividad e infraestructura en tecnologías de la información y la Comunicación (TIC), de acuerdo con la OCDE.
5
6
Laura Pérez Cristino
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
pueden acceder. La manera en que los/las des que se adquieren a través de la familia,
jóvenes se relacionan con los bienes cultu- las instituciones escolares y otros espacios de
rales está estrechamente ligada a la cultura interacción simbólica) (Bourdieu, Passeron,
juvenil (Feixa, 1998),9 que en la actualidad 2009). Ante esto, Flachsland ha apuntado
se conigura como tal a partir de la frecuen- que “no hay estructuras sociales inmodiicia el consumo y el acceso a un cierto tipo cables, pero sí distribución desigual de capide bienes simbólicos y productos culturales tales que determinan jerarquías a las que los
especíicos. Ejemplo de ello son los atribu- agentes deberán desaiar para producir camtos culturales que acompañan a la juventud bios. Para hacerlo no basta con la voluntad,
universitaria: la mayoría viste de forma “si- porque los individuos han incorporado, sin
milar”, pero el vestido representa “imágenes saberlo, las estructuras a su subjetividad”
y sentidos distintos”; escuchan los mismos (Flachsland, 2003, p. 53), ya que los modos
estilos musicales, pero muchos jóvenes sólo de producción diferenciales del habitus inlo viven como estilos musicales. Es en el volucra principios de diferencias, no sólo en
ámbito de los productos culturales donde . las competencias adquiridas, sino también
el/la joven despliega también parte de su en las maneras de llevarlas a la práctica.
visibilidad como actor social.
Para Cuna, la educación es aún un mecaAsí pues, el concepto cultura en el espacio nismo que permite generar oportunidades
juvenil reiere la creación de nuevas formas para los/las jóvenes –mayor nivel educativo,
de lo simbólico, lo imaginario y lo subjetivo. mayores oportunidades de obtener empleo,
No sólo importa qué consumen los jóvenes, mejores salarios, posibilidades de esparcisino cómo usan los bienes y los convierten miento–, pero no de manera mecánica y
en símbolos (Bourdieu, 1989).10 El concep- lineal; y la desigualdad en la instrucción es
to de capital cultural de Bourdieu nos per- una de las tres fuentes de desigualdad somite una metodología para mirar la diversi- cial, junto con las relativas a la riqueza y al
dad y la dicotomía excluido/incluido en el trabajo. Es evidente que los/las jóvenes son
ámbito universitario; señala que existen tres el sector de la población más discriminado
tipos de capital: clásico (capital económi- en materia laboral. Mientras que la tasa de
co), social (relaciones, contactos, prestigio) desempleo de los adultos de 30 años es de
y cultural (los conocimientos y las habilida- 3.5%, en los sectores juveniles alcanza 8.7%,
En el ámbito juvenil entenderemos por culturas juveniles al conjunto de formas de vida y valores, de comportamientos prácticos y cosmovisiones elaboradas por colectivos generacionales en respuesta a sus condiciones
de existencia social y material. La cultura juvenil es una respuesta a su entorno o condiciones de vida. Para
conocer la formación de las culturas juveniles es necesario entender que son el resultado de la construcción social, es decir que la cultura y la sociedad constituyen socialmente a los jóvenes, asignándoles un espacio, unos
roles y unas imágenes, para que posteriormente participen en los procesos de creación y circulación cultural.
10
Las estructuras simbólicas son una dimensión de todo poder, es decir, otro nombre de la legitimidad, producto del reconocimiento, del desconocimiento, de la creencia en virtud de la cual a las personas que ejercen
la autoridad se les otorga prestigio; en este caso en la moda, lo que leen o escuchan, los museos, el deporte, la
escuela, la televisión, etc. se presentan dichas estructuras. Los símbolos nos permiten transitar en la sociedad
esperando respuestas pertinentes a una común codiicación de los mismos, derivada no de características implícitas de los signos, sino de un sistema de signiicados ordenados jerárquicamente, a partir de las relaciones
de poder de la sociedad.
9
64
de acuerdo con cifras del Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación (Conapred)
y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (cide) (Velasco, 2013, p. 28). Estos
datos refuerzan la tesis: ya no basta con tener
una carrera profesional y estar altamente caliicados para insertarse en el mercado laboral,
pues los/las jóvenes se enfrentan a mayores
diicultades para entablar una relación laboral; ahí también se genera la dicotomía incluidos/excluidos.
Precariedad laboral/exclusión y
realidad
Para la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (cepal), México es el país
latinoamericano con el mayor crecimiento
de pobreza, indigencia y desigualdad en la
distribución del ingreso. El número de pobres en México al inal de 2008 era de 37
millones de personas (equivalentes a 34.8%
de la población total), mientras que para
2009 creció el número a 41 millones 252
mil 873 personas (38.8% de la población).
Lo anterior representó un crecimiento en
un año de 4 millones 252 mil 873 personas (González, 2009, p. 24). La explicación
es que en nuestro país las fuentes de trabajo
se agotan, aun en el sector informal, incrementando la informalidad y la precarización. Alicia Bárcena, secretaría ejecutiva de
la cepal, advirtió: “cada año se integran un
millón 300 mil jóvenes a la población económicamente activa, factor preocupante si
se toma en cuenta que, en el mejor de los escenarios, el país puede generar 500 mil empleos anuales (…) queda un déicit de 800
mil empleos anuales siempre oscilando entre
migración e informalidad, ahí hay potencialidades importantes” (Mendoza, 2010, p. 5).
Además, el mundo del trabajo no le ofrece
un presente atractivo a los/las jóvenes mexicanos/as, ya que no asegura la permanencia
en las esferas de la reproducción y el con-
sumo. En 2009, el número de mexicanos
que ganaron un salario mínimo se elevó a
25 millones, lo que no les garantizó recursos
ni para satisfacer sus necesidades primarias:
alimentación y vestido (Chávez, 2010). Según el Consejo Nacional de Evaluación de
la Política Social (Coneval), la pobreza alimentaria se incrementó en 6.8% pasando
a 52 millones de personas en ese estadio.
Incluso, el mismo secretario de Hacienda
informó que ese año representó un aumento de cinco millones 800 mil personas más
a la pobreza (Concha, 2010, p. 15). Y por si
fuera poco ante la urgente necesidad de integrarse al mercado para contribuir al ingreso familiar, cerca de 44 de cada cien jóvenes
airmaban estar obligados a incorporarse al
subempleo y el empleo informal (Velasco,
2013, p. 28).
Desde la sociología del trabajo (Guzmán,
2004), encontramos que se distinguen tres
sentidos que otorgan los estudiantes al ámbito laboral: a) el trabajo como necesidad;
b) el trabajo como aprendizaje y experiencia
profesional; c) el sentido personal del trabajo. Cada uno de ellos recupera la situación
personal, económica y laboral de cada estudiante.
El trabajo como necesidad se deine a partir
de que los estudiantes trabajan por el interés
principal de obtener un ingreso, ya sea para
el sostén económico o para los gastos de la
carrera. El trabajo como aprendizaje y experiencia profesional hace referencia al interés de
los/las estudiantes por aprender y desarrollar
aptitudes o habilidades propias del campo
disciplinario, así como acumular experiencia
e ir generando un currículum laboral. Finalmente, el sentido personal del trabajo busca la
obtención de ingresos para los gastos personales, la independencia del seno familiar (ya
sea por el hastío o deseos de independizarse),
o cumplir el compromiso con su familia.
65
Laura Pérez Cristino
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
El caso de Elizabeth releja cómo en ocasiones es necesario combinar la escuela con el
trabajo, a pesar de las condiciones laborales.
Asimismo, en la trayectoria laboral juvenil
pueden converger más de un signiicado:
Comencé a trabajar a partir de los 16 años de
edad, mientras estaba de vacaciones durante
el tercer semestre del cch Azcapotzalco, debido a problemas económicos de mi familia.
Trabajé en una zapatería ubicada en la misma
delegación, donde me pagaban al mes entre $2
800 y $3 200 según las ventas. Pero tuve que
dejarlo puesto que los horarios de mi escuela
y la jornada laboral no coincidían. Así que mi
mamá, mis hermanas y yo tomamos la decisión de salirme de trabajar para darle preferencia a mis estudios (…) Por fortuna durante
este mismo semestre se abrió la convocatoria
para la beca Prepa sí, la cual se extendió para
todas los estudiantes del Distrito Federal, por
lo cual ayudó a que mi mamá, mis hermanas
y yo tuviéramos un presión menos. Esta beca
duró hasta que terminé el bachillerato.
66
En el segundo año de mi carrera tuve que trabajar; fue una búsqueda muy frustrante pues
la mayoría de las empresas o locales no aceptan a estudiantes, debido a que no cumplen
con los horarios establecidos; sin embargo
encontré trabajo en un call center llamado
Mejor compratv, desempeñando actividades
de vendedora vía telefónica, donde ganaba
$4 000 al mes. Dentro de esta empresa la
mayoría de las personas que laboraban eran
mayores a los 24 años y en su mayoría ninguno estudiaba; en este lugar mi jornada era de
cuatro de la tarde a once de la noche por lo
cual siempre me encontraba cansada, ya que
en ocasiones dormía unas cuantas horas o de
plano no dormía debido a mis tareas y trabajos escolares. Por ello tuve que buscar otro
trabajo, y ahora ingresé a Cinépolis, pero la
jornada y la carga de trabajo era mucha, y
lo dejé a pesar de necesitar el ingreso porque
estaba descuidando mis estudios.
Actualmente laboro en el call center de Pizza
Hut, afortunadamente ya estoy en el último
semestre pero tengo que pagar algunos gastos
de mi graduación, además ya me acostumbré
a dormir poco y no tener tiempo libre para
realizar otras actividades, porque además le
ayudo a mi mamá a vender productos de belleza por catálogo. Pero en cuanto me titule
buscaré un trabajo relacionado con mis estudios, sobre todo para ir ganando experiencia
y crecer profesionalmente.
En la narración observamos cómo en momentos distintos de su trayectoria laboral
conluyen diversos sentidos otorgados al trabajo. Elizabeth ingresa como vendedora con
el in de contribuir a los gastos familiares;
así el trabajo por necesidad en las circunstancias descritas signiica una carga como
estudiante. Dos años después se incorpora
al mundo de la venta telefónica, posteriormente atendió la dulcería en un cine; ambos
trabajos respondieron no sólo a la necesidad
económica sino que, como ella misma lo señala: “ya me había acostumbrado a trabajar
y tener mi propio dinero”. Esto hace referencia a que una de las características asociadas al grupo de jóvenes que trabajan para
apoyar los gastos de su carrera generalmente
“posee trayectorias de trabajo muy largas; se
trata de estudiantes que se han habituado a
ocupar parte de su tiempo para trabajar, así
como también se han acostumbrado a recibir ingresos” (Guzmán, 2004, p. 180).
Hoy en día labora en un call center con el
propósito de sufragar los gastos inales de
su carrera universitaria. Es recurrente en su
relato el compromiso y agradecimiento que
expresa con su familia, así como una trayectoria en donde se combinan etapas de desempleo, subempleo y autoempleo.
Los/las jóvenes han sido los más golpeados
por la crisis del empleo (Chávez, 2009),11
son más educados, con altas expectativas sobre su propio futuro en el mundo del trabajo
y entre quienes no consiguen trabajo existe
la desesperanza, y aquellos que sí lo logran
trabajan en condiciones de precariedad o de
informalidad. Lo que es evidente es que los
mecanismos de inclusión/exclusión social
hoy funcionan conforme a una lógica que
inhibe la concreción del presente, lo que
permea a los jóvenes sin horizontes ni futuro
(Suárez, 2010, p. 5).
Elizabeth agrega:
11
te tratan de diferente, mejor; pues ya no te ven
como uno más, como si fueras inferior a ellos.
Actualmente la discusión sobre los/las jóvenes en México se concentra en aquellos que
ni estudian ni trabajan, llamada generación
“nini”, y que en su gran mayoría son mujeres. Según estimaciones de la unam son
siete millones de jóvenes en esa condición.
Ampliando el rango de edad a los 12 años,
la cifra se eleva a más de 10 millones. El sector de 18 a 25 años representa 3.7 millones,
es decir, uno de cada cuatro jóvenes; la franja de 12 a 19 años equivale a 7.5 millones de
jóvenes, 80% son mujeres (Reveles, 2010;
Romero, 2010).
Este último año de la licenciatura no he trabajado, sigo buscando apoyo en becas pero
nada; sin embargo, he recibido el apoyo económico de mis hermanas y mi mamá durante este tiempo. Sin embargo, en mí siempre
está la presión y la incomodidad de tener que
“estirar la mano” solamente. Puedo decir con
base en mi experiencia que trabajar y estudiar
afecta no sólo la parte académica, sino que
también implica un cambio en la vida personal, pues miras las cosas diferentes, aprendes lo difícil que es conseguir y mantener un
empleo.
El desempleo como la principal problemática para el mundo juvenil sigue en aumento. Más de la mitad de los 2.5 millones de
desempleados contabilizados por el inegi
en 2010 son jóvenes de entre 14 y 29 años
(México cuenta con un millón 358 mil
hombres y mujeres de menos de 30 años en
el desempleo). Tan sólo en los primeros tres
meses de 2010 se perdieron 901 mil 555
empleos en el país. La cifra triplicó los 290
mil puestos creados en el sector formal en el
primer trimestre de 2010.
Desde mi experiencia laboral considero que el
estudiar te sirve para obtener un mejor puesto
y por ende un mayor sueldo, aunque sé que no
es determinante. Además independientemente
de tener o no una mejor ganancia monetaria,
las personas o la concepción que los demás tienen de las personas que estudian más allá de
la licenciatura es que son personas muy respetuosas y con muchos valores por lo cual ellos
De acuerdo con la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo (enoe) se calcula en
30 millones 538 mil la población de entre
14 y 29 años en México. Uno de cada tres
puestos de trabajo perdidos en México durante la crisis económica de 2008 correspondió a jóvenes. El desempleo en la población
de entre 20 y 29 años se incrementó 38% en
los últimos dos años.
De cada 10 empleos perdidos en el 2009 en el estado de México ocho eran de jóvenes, quienes al inal de ese
año sumaron 900 mil desempleados jóvenes, lo que representa casi 25% del total de población joven en la
entidad.
67
Laura Pérez Cristino
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
Entre las cuatro causas de desocupación que considera el
inegi, 609 mil perdió o terminó su empleo, 195 mil no
poseen trabajo por carecer de experiencia laboral, más de 26
mil jóvenes dejaron o cerraron un negocio propio y 467 mil
renunciaron o dejaron el trabajo que tenían. En el grupo de
edad más afectado (20-29 años) 56.2% fue despedido por
conclusión del contrato porque no había renovación.
La mayor parte de la juventud desempleada ha cursado la
primaria y la secundaria, 38% tiene estudios de bachillerato
y licenciatura (Cuna, 2012, p. 134),12 lo que muestra que la
juventud (como condición biológica) y los estudios no han
garantizado obtener trabajo. Por ejemplo, cuando Felipe Calderón comenzó su gestión, los/las jóvenes desempleados con
educación media superior y superior sumaban 350 mil, en
2008 llegaron a 441 mil, en 2009 rebasaron los 524 mil casos
y al término de su administración superó los 910 mil jóvenes. Un incremento de 180% durante el sexenio. La gráica
1 ilustra cómo durante el mandato de Calderón aumentó en
560 mil los casos de jóvenes sin empleo; éste irónicamente se
autonombró “el presidente del empleo” (gráica 1).
Gráfica 1. Incremento del desempleo en jóvenes con educación media superior y superior 2007-2012
910,917
1000000
800000
600000
400000
350,000
441,000
524,000
68
2006
2008
2009
2012
Fuente: Elaboración propia con base en datos del INEGI, 2010, 2012, Cuna, 2012.
12
En la educación media superior la matrícula asciende a 3.7 millones de estudiantes, atiende a 60% de la
población de 16 a 18 años; si bien la matrícula en este nivel educativo ha crecido notablemente, su eiciencia
terminal es de 60.1%, de los cuales aproximadamente una cuarta parte del primer ingreso se pierde en la transición
del primero al segundo grados. Así, mientras en el promedio de los países de la ocde más de 75% de los adultos
de 35 años concluyó estudios este nivel, en México únicamente 22% cuenta con la misma preparación. En 2006, la
matrícula de la educación superior ascendió a 2.6 millones de estudiantes, captando sólo a uno de cada cuatro jóvenes
de entre 18 y 22 años de edad. Se ha logrado una cobertura de 25%.
no encuentran trabajo, aquellos que sí trabajan y 36.5% lo hace en ocupaciones no
profesionales. Ante esto, el ex subsecretario
de educación superior de la sep, Rodolfo
Tuirán, explica: “Creamos una generación
de muchas expectativas y pocas realidades”
(gráica 2).
Gráfica 2. Desempleo juvenil de acuerdo con el nivel educativo 2010-2012
40
35
30
25
20
15
10
5
0
64 6.58 36.89
3
36.
5
18.7
5
9.9
05
20.
.59
3 35.19 36
6
.
34
2012
2011
2010
9
18.1
2
8.15 8.3
Primaria
incompleta
Primaria
incompleta
Secundaria Media superior
y superior
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI, 2012.
La gráica ilustra el comportamiento del desempleo juvenil, destaca el incremento de
un punto porcentual por año en jóvenes
con estudios de bachillerato o licenciatura
sin empleo; mientras que el resto de los niveles educativos mantiene un comportamiento
constante.
200000
0
Los números son críticos: 200 mil jóvenes
de 25 a 34 años que concluyeron estudios
universitarios no buscan ni tienen empleo.
En el ámbito nacional, incluyendo a egresados de todas las edades, quienes no buscan empleo suman 920 mil personas. A esto
se suma que 15% de los recién egresados
Migración caliicada de jóvenes mexicanos
La percepción de exclusión del mercado
formal de trabajo y las pocas o nulas posibilidades para encontrar empleo son más
notorias en los sectores juveniles. No sólo
eso, estimaciones de la Asociación Nacional
de Universidades e Instituciones de Educación Superior establecen que anualmente
egresan alrededor de 300 mil profesionistas
en México, de los cuales 8% (24 mil personas por año) emigra del país (Bugarin,
2010, p. 1). Entre 2000 y 2010, la población de migrantes caliicados mexicanos en
Estados Unidos presentó un incremento de
casi 75%. De acuerdo con estos datos, si el
empleo informal se sumara al desempleo
abierto en México y a la migración acumulada, la tasa de los que no están ocupados
en el sector formal estaría arriba de 35%
(Reforma, 2008).
Las mismas autoridades con asombroso pasmo reconocen el fracaso. Rodolfo Tuirán,
secretario de Educación Media Superior de
la sep, recuerda cómo “en las décadas de los
ochenta y noventa, los recursos humanos altamente caliicados ingresaban en sectores
69
Laura Pérez Cristino
Mundos juveniles en México: cultura, precariedad laboral/exclusión y realidad
como la banca, seguros, contabilidad, bienes raíces, servicios legales e ingeniería. Sin
embargo, en la última década este mismo
grupo ha visto igualmente disminuidas sus
oportunidades” (Velasco, 2013, p. 28).
A manera de conclusión
Para entender a los/las jóvenes universitarios/
as, y no universitarios/as, es necesario analizar las realidades de ese sector a partir del
estudio de los contextos sociales y culturales
especíicos en los que la cuestión juvenil es
planteada. La descripción de sus características socioeconómicas y demográicas permite construir el concepto de juventud como
una condición heterogénea y diferenciada,
lejos de la lógica que piensa a la juventud
como una realidad homogénea, con iguales
problemáticas, necesidades y mismas soluciones, maneras de ser, de entender, de vivir.
Para la mayor parte de los/las jóvenes, la
frustración de sus expectativas de movilidad social se presenta de manera cotidiana,
cuando se integran al mercado de trabajo,
inferior a las aspiraciones y necesidades de
la mayoría, en la ausencia de oportunidades, cancelación de fuentes de trabajo y
en deterioro de sus salarios que en mucho
coniguran su actuación y percepción social. También la exclusión se maniiesta en
los planos escolar, social y políticov, incluso
como antecedente de comportamientos que
incorporan altos niveles de violencia.
70
Los datos mostrados en el texto sugieren
que la manera tradicional en la cual los jóvenes pasaban al mundo adulto (a través del
proceso educativo y de ahí al laboral) ya no
existe. Actualmente la integración ya no es
realizable en los marcos de las sociedades
contemporáneas.
Hoy en día el presente de los jóvenes en
México es desalentador, a los más de siete
millones que han sido estigmatizados por
no estudiar ni trabajar, hay que sumar otros
tantos incluidos en el proceso escolar pero
en franco rezago educativo; a ellos también
hay que agregar a millones de jóvenes excluidos de los centros educativos y que laboran
en condiciones no solamente de informalidad sino en clara desventaja social. El bono
demográico que hace una década preiguraba un futuro promisorio para nuestro país,
ahora se vuelve una pesada realidad, en donde la exclusión es mayoría.
Estudiar las representaciones y expectativas
que los/las jóvenes de los diferentes contextos sociales, económicos y culturales tienen
del presente, es importante para ilustrar no
sólo la diversidad de los mundos juveniles,
sino también para describir y evidenciar la
exclusión a la que se encuentran sometidos
en los ámbitos culturales, sociales, políticos,
laborales y escolares. Esta exclusión, como
se intentó demostrar a lo largo del texto, se
profundiza a partir de sus trayectorias escolares pero se vuelve cruel en el ámbito laboral. Antaño, la educación garantizaba por lo
menos aspirar a la inclusión, hoy la exclusión se mantiene, no obstante el esfuerzo de
20 años de escolaridad formal. Los adultos
en generaciones anteriores señalaban que 20
años no eran nada, hoy con frustración hay
que reconocer que 20 años de estudio representan casi nada para acceder al mercado
laboral.
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72
Colección
cuadernos
SIJ
“Además este desile, crea una
especie de communitas pues
es un ritual compartido por
las y los estudiantes y en ese
compartir, las/los sujetos se
relacionan con determinado
sentido frente a los otros y su
cultura”
74
[
El Desfile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su
reconocimiento como tradición juvenil
Rafael Gutiérrez
La construcción social jerárquica y de subordinación basada en la diferencia entre los
sexos, conceptualizada como patriarcado,
instaura y legitima la subordinación de la
mujer al hombre, así como modelos de feminidad y masculinidad socialmente legitimados (Mata, Ortiz y Pozos, 2012).
La reproducción del patriarcado, como cualquier modelo de dominación, siempre es
problemática. La producción y reproducción
del sistema es conlictiva en la medida en que
para hacer que las mujeres se subordinen, el
sistema requiere ejercer la violencia simbólica; es decir, de manifestaciones y demostraciones de poder que oculten, silencien o
resulten eufemísticas de las desigualdades
sociales, al tiempo que imponen una visión
del mundo que naturaliza o normaliza las
inequidades, consiguiendo así que las personas y grupos, sabiéndose y sintiéndose
explotados y excluidos, discriminados o
agredidos, acepten el mundo en el que viven porque “EL” mundo “siempre” ha sido
así (Bourdieu, 2006, p. 189). Se puede concluir que la violencia simbólica transigura
las relaciones de dominación y de sumisión
en relaciones afectivas: el poder en carisma, la injusticia en misericordia, el golpe
o la humillación en ternura, la obligación
de amar en enamoramiento, el negocio en
intercambio generoso. Mediante esta “alquimia simbólica”, el orden patriarcal se
vive por hombres y mujeres de una manera
extraordinaria: fascinante y emotiva (Bourdieu, 2005).
De esta forma se llega a reconocer como legitimo lo arbitrario de las desigualdades de
género. Dicha transformación supone dos
operaciones simultáneas. Una oculta las relaciones y desigualdades de género. La otra
operación construye la “verdad subjetiva”,
en la cual los atributos de las relaciones y de
las diferencias son “percibidos como los atributos innatos de una “distinción natural”
(Bourdieu, 2006, p. 188). El ocultamiento
implica el disimulo de los intereses reales así
como el silencio; de esta forma se provoca
el desconocimiento de los fundamentos reales de las desigualdades y, con ello, se logra
que el mundo social no sea percibido por
hombres y mujeres como el lugar de las desigualdades de género, sino como el orden
natural, normal, tradicional.
A continuación se analiza la intervención de
la violencia simbólica en una marcha “desmadrosa” de jóvenes estudiantes de educación
superior, con el in de describir el ocultamiento de los abusos del poder patriarcal y
su reconocimiento como una tradición, un
75
El Desile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su reconocimiento como tradición juvenil
experiencia que siempre ha sido así.1Para
tal efecto se expone el Desile de la Memela
como un ritual de inversión y de communitas, pero también como un ritual patriarcal.
El Desile de la Memela
Se trata de una celebración de los jóvenes
estudiantes de la Escuela Superior de Educación Física (esef ). La marcha conmemora la
caminata que las anteriores generaciones de
estudiantes de la esef2 tenían que hacer para
encontrar un lugar donde comer en el mercado de Jamaica y sus alrededores. Se dice
que cierta vez esos estudiantes organizaron
su desplazamiento cotidiano como un desile para divertirse mientras marchaban rumbo a las memelas; al aparecer esa experiencia
les resultó divertida y decidieron organizarla
una vez al año. Actualmente los estudiantes
ya no tienen que recorrer cerca de dos kilómetros para comer; ahora hay negocios de
comida más cercanos, sin embargo una vez
al año celebran el Desile de la Memela.
El Comité de Estudiantes de la esef organiza ese desile y el Baile de la Calceta. El primero se desarrolla durante el día, el otro por
1
76
la noche. El Comité organiza estos eventos
porque los considera tradiciones dignas de
conmemorarse.3 En el periodo 2012, el Comité de Estudiantes recuperó el espacio de
la esef donde tradicionalmente se celebraba el Baile de la Calceta, el gimnasio Elías
Sourasky (mejor conocido por los estudiantes como Aurrerá), con el in de hacer que
la comunidad viviera una experiencia que
hace 25 años se vivía en la esef. El Comité
Estudiantil suele irmar sus comunicados
con las frases: “Recuperemos tradiciones
esef ”, o bien: “Un nuevo inicio. Recuperando tradiciones para mejorar tu futuro”.
El Desile de la Memela suele realizarse en
diciembre, pero su organización comienza
desde los primeros meses del año. Desde
entonces el Comité da a conocer sus planes de trabajo a las autoridades escolares,
respecto de la organización y celebración
del Desile de la Memela y el Baile de la
Calceta. Con ello el Comité busca el apoyo de las autoridades escolares para ocupar
las instalaciones de la esef, donde planea
desarrollar algunos eventos: lucha de botargas, venta de esclavas/os y Baile de la
Hace dos años tuve la oportunidad de dirigir un proyecto de investigación de dos estudiantes de la materia
psicología sociocultural, quienes estaban interesadas en conocer el punto de vista de mujeres participantes en
el Desile de la Memela. Un fenómeno que yo desconocía por completo, pero después de platicar acerca de él
con las dos estudiantes decidí capacitarlas para abordarlo a través de entrevistas a profundidad con sus actores
así como dirigirles la instrumentación de dichas entrevistas. Después de terminar ese proyecto, le di seguimiento al fenómeno a través de las redes sociales. Consulté los videos de “You Tube” relativos a la marcha de
la memela hasta el 12 de diciembre de 2012. Lo mismo hice con “el face” del comité organizador del Desile
de la Memela. En este texto me baso en las transcripciones de las entrevistas realizadas por las dos estudiantes
de psicología y en mis propias observaciones de seguimiento del fenómeno a través de internet, con el in de
visibilizar las desigualdades de género, una de las temáticas abordadas en el último módulo del Diplomado
Mundos Juveniles de la UNAM.
En 1947 pasó deinitivamente a manos de la SEP con el nombre de Escuela Normal de Educación Física cambiando su denominación en 1949 a Escuela Nacional de Educación Física.
3
El Comité estudiantil también organiza actividades deportivas, porras de apoyo a los equipos deportivos de
la ESEF, iestas estudiantiles, venta de artículos deportivos, celebraciones comunitarias (día de muertos, día de
la amistad, etc.). La organización de algunas de estas actividades le permite al Comité recaudar fondos para
apoyar la graduación de la generación que representa y sus festejos.
2
Rafael Gutiérrez
Calceta. Otra de las actividades que organiza
el Comité consiste en negociar con las autoridades de la delegación política y del sistema
de transporte colectivo Metro, para que les
permitan desilar por las calles y facilitar su
acceso y traslado. El Comité también se dedica a conseguir locutores de radio, DJ´s y grupos de música para amenizar la celebración
y los alimentos y bebidas que se consumirán
así como a organizar la venta de boletos para
el baile y la logística de protección de las instalaciones escolares y de seguridad para los
participantes. Además el Comité promueve
el desile entre la comunidad estudiantil. Un
ejemplo de la promoción que hace el Comité
aparece de la siguiente forma en su Facebook:
Este trabajo de convencimiento logra conjuntar a cientos de estudiantes el día del
desile. Quienes participan son los alumnos
de primero y segundo y en menor medida
los de tercero de la esef, mientras que los
de cuarto lo hacen todavía menos, están
por terminar sus estudios. De esta manera,
se pueden observar a jóvenes disfrazados de
narcos, luchadores enmascarados, mujeres
ataviadas como superheroínas o conejitas de
play boy, y de militares. También hay estudiantes con botargas y otros más sin disfraz.
Los grupos de estudiantes disfrazados comienzan a desilar en el orden que llegaron
al lugar de la salida, y siempre detrás del camión donde van los miembros del Comité.
14 de diciembre y a menos de 1 mes ¿ya tienen su disfraz, botarga, idea de como van a
adornar su coche? ¿se disfrazarán en grupo?
individual o en pareja... ya falta menos vamos por una memela al Guarache Azteca!!!!”
…“BUEN DÍA COMPAÑEROS, TENEMOS EL AGRADO DE INVITARLOS A PARTICIPAR EN EL BAILE
TRADICIONAL DE LA CALCETA, QUE SE LLEVARÁ
A CABO EL PRÓXIMO 14 DE DICIEMBRE. ADQUISICIÓN DE BOLETOS: PREVENTA: únicamente
para matriculados y docentes del lunes 3 de
diciembre al viernes 7 de diciembre con los representantes de cada grado. EL COSTO DE ESTA
PREVENTA SERÁ DE $80.00 Y SÓLO SE VENDERÁN 2 BOLETOS POR ALUMNO.
El desile lo encabeza el camión del Comité, cuyos integrantes le dan ritmo al desile.
Mientras desilan van echando desmadre,
gritan, chilan, cantan, echan porras, se
avientan, etc. De todas las cosas que los jóvenes hacen durante el desile destacan algunos
eventos, como:
La promoción del desile y baile se intensiica gradualmente conforme se acerca la
celebración. Representantes del Comité
visitan los salones para motivar la participación de los estudiantes, pues no es fácil
convencerlos; al respecto una joven comenta: “al principio todo el salón estaba renuente, decíamos ¿por qué vamos a correr?, ¿por
qué tenemos que disfrazarnos y andar en la
calle? ¡Se van a burlar de nosotros! Los del
Comité te explican, te dicen: “Todos lo hacemos y es una tradición”.
• El recibimiento que les hace el dueño del
restaurante el Huarache Azteca, quien les
habla del origen del desile y agradece la
preferencia de su clientela regalándoles
memelas y huaraches.
• La lucha libre en lodo, donde participan
mujeres en albercas inlables llenas de
agua lodosa. Este evento ocurre mientras
los estudiantes esperan que les sirvan memelas y huaraches gratis.
• La carrera de memelas en equipos. El reto
es que quienes participan tienen que regresar a la escuela cargando un huarache
como de un metro y el que llegue primero
y el más entero es el equipo que gana.
• La esclavitud: durante el desile, los miembros del camión van reclutando esclavas y
esclavos, para después seleccionar a algunos
para venderlos al mejor postor, quedando
obligados a bailar con el comprador.
77
El Desile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su reconocimiento como tradición juvenil
El Desile de la Memela es un momento festivo, exclusivo de los jóvenes estudiantes de
educación física, lo cual presupone la participación de cuerpos jóvenes, vigorosos y sanos, que puedan correr, tirarse clavados desde el toldo de un camión, sin límites físicos,
como el cansancio o enfermedades. En este
desile se transgreden los mandatos, el orden
y los roles sociales existentes. Las jerarquías
pueden resultar reforzadas o invertidas. Se
trata de un ritual que rompe las rutinas escolares de la esef y de la cotidianidad.
Más especíicamente el desile es un ritual de
inversión, pues desplaza de su contexto cotidiano a elementos y sentidos disímiles (por
ejemplo, los disfraces de superhéroes y la esclavitud). De hecho el Desile de la Memela
es en sí un desplazamiento invertido, pues el
objeto del desile no es arribar a las memelas,
sino el marchar mismo. Lo importante de
estos desplazamientos es que unen los elementos disímiles en un acto, una marcha,
generando así una experiencia de unidad extraordinaria, de cohesión estudiantil.
78
Además este desile, crea una especie de communitas pues es un ritual compartido por las
y los estudiantes y en ese compartir, las/los sujetos se relacionan con determinado sentido
frente a los otros y su cultura. A través de los
ritos, la comunidad de jóvenes estudiantes se
reconoce a sí misma, reairmando sus signiicaciones imaginarias sociales. Por ejemplo
participar en el desile parece, de acuerdo
con los relatos de las mujeres participantes,
un momento extraordinario, de identiicación emocionante con la institución y comunidad escolar. Por ejemplo, Brenda, una
participante del desile nos relata:
Hasta los [estudiantes] que no venían vestidos y no se sentían parte del grupo o de la
escuela, ya en el momento de estar allá (en el
desile), echaban las porras. Se dice el alma
mater que es como un himno que hacen en
la institución, y ése no me lo sé pero allá te lo
leen, después de eso te dicen: ¡una porra!, ¡en
esta chilan! y nada más gritan: ¡EEEEEEESEEEEF!
y vuelven a chilar. Gritan ¡EEEEEEEESEEEF! y
vuelven a chilar y al inal dicen: ¡duro! Esa
parte de los chilidos es muy emotiva porque
todos aunque no sepamos chilar hacemos
como si supiéramos. Esto es como un himno
que tiene la institución. En el momento de
estar en el desile te sientes parte del grupo,
bueno de toda la institución, porque es ponerte la playera y decir soy de la escuela, aunque no seas tan relajiento o sea, te envuelves,
es como cuando estás en el estadio y están
echando la porra, participas del mismo entusiasmos que sientes; entonces yo sentí esa
emoción y como que alegría, ¿no?
Aparentemente la participación de las mujeres es voluntaria; el desile logra esta actuación a partir de la conformación de una
identidad colectiva, una plena identiicación
con la institución patriarcal. Según los relatos de las mujeres se puede apreciar que su
identiicación con el grupo resulta fascinante
y emotiva. Exaltadas por el júbilo colectivo,
algunas logran tal identiicación con la comunidad de la esef que confían ciegamente en ésta, lo cual es muy arriesgado, como
Brenda lo dice:
Rafael Gutiérrez
vo, el desmadre. Sin embargo, como lo veremos más adelante, el Desile de la Memela
también puede leerse como una airmación
complaciente de las reglas patriarcales: una
adhesión a las creencias y prácticas de la
masculinidad hegemónica y una aceptación
tácita de las desigualdades de género, las
cuales suelen ser desconocidas como tales,
pero sí reconocidas consciente, inconsciente o no conscientemente, como una tradición venerable.
El espectáculo patriarcal
El Desile de la Memela también es una
forma de dramatizar y celebrar el dominio
patriarcal. Es un espectáculo patriarcal, con
todas las creencias y prácticas asociadas a la
masculinidad hegemónica: la agresividad, la
impulsividad sexual, las prácticas riesgosas,
etc. Un estudiante de la esef que actúe con
arreglo a ese tipo de masculinidad debe estar muy preocupado de soportar el dolor.
Debe pensar en sí mismo como si fuera
un ser independiente, que no necesita del
cuidado de los demás. Hacer frente al peligro sin miedo, asumir riesgos a menudo y
preocuparse poco por su propia seguridad.
Iba corriendo durante el desile y ya después
me subí al camión, de hecho me avente de él.
Luego se me ocurre aventarme con la mano
hacia arriba como superhéroe y el camión iba
en movimiento, fue muy arriesgado lo que
hice porque no me cacharon y me lastime una
rodilla. A todos los agarraban, antes se había
aventado el chocorrol y otra botarga, pero no
se qué pasó conmigo. Sí me agarraron pero ya
que mi rodilla estaba en el suelo.
La identiicación de los jóvenes con esa masculinidad hegemónica es variable; en consecuencia varía también la magnitud de los
riesgos asociados a dicha masculinidad. Donald Sabo (2000) hace una relexión sobre
la masculinidad hegemónica como factor
de riesgo para la salud y pone de maniiesto algunos de los costos para los hombres:
abuso del alcohol, homicidios, accidentes,
adicciones, violencia. También señala los
riesgos que para las mujeres y la niñez representa la merma afectiva de los hombres:
violencia doméstica, embarazos impuestos,
irresponsabilidad paterna, etcétera.
En este primer acercamiento a la escena pública del desile, predomina el júbilo colecti-
Desde distintos enfoques antropológicos y
de la psicología sociocultural, se puede con-
siderar que el Desile de la Memela es una
reproducción de los discursos y prácticas
culturales hegemónicas que suelen deinir
a los jóvenes mexicanos como “desmadrosos” y “calientes” por naturaleza (Magazine,
2004; Guttman, 2005). Tales discursos y
prácticas están por todas partes, los podemos considerar guiones/mandatos/decretos
culturales que los jóvenes retoman de sus relaciones familiares o con sus amigos, compañeros de clase, profesores o de las estrellas de
cine y tv, etc. Los jóvenes se apropian, combinan e integran esos discursos y prácticas, y
los reproducen en el desile, en la carrera de
las memelas, en la lucha libre de botargas, al
comprar esclavas, al tirarse un clavado desde
el toldo de un camión, etcétera.
El Desile de la Memela también es una
celebración de los discursos y prácticas
culturales hegemónicas que caracterizan a
la mujer deseable de la masculinidad hegemónica: pura, disponible y promiscua.
El imaginario de la mujer sexuada que
permea en el desile de la esef continúa
siendo el que acerca a las mujeres estudiantes
a los valores propios de la naturaleza (intuición, imprevisión, espontaneidad, fragilidad,
salvajismo, dulzura, pureza). En este contexto, las jóvenes se transforman en mujeres cuyos rasgos corporales, psicológicos
y conductuales expresan eicazmente el
simbolismo de la pureza, la inocencia y la
sumisión –pero también del potencial de
contaminación, de corrupción y de promiscuidad–. Se trata de mujeres que, se
cree, pueden caer en los brazos del simbolismo de la ingenuidad, la disponibilidad,
la sumisión, la dependencia, y por tanto
acoplarse cómodamente al rol de la pasividad femenina, inherente a la seducción
y el cortejo, aunque también encarnar por
oposición simbólica a la femme fatal, seductora y malévola. Por consiguiente, las
chicas simbolizan a la “mujer extrema”, por
79
El Desile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su reconocimiento como tradición juvenil
ejemplo la que se tira un clavado desde el
toldo de un camión o la que baila eróticamente a cambio de dinero o especie.
esclavitud sexual. Ésta transcurre en varias
escenas: el reclutamiento, la exhibición y
subasta de esclavas y el baile erótico.
Cuando chavas como Brenda se tiran un
clavado, cuando las mujeres luchan en lodo,
cuando se disfrazan de conejitas de play boy,
están expresando su adhesión a las creencias
y prácticas patriarcales. Desde la perspectiva
patriarcal, lo importante no es la sinceridad,
sino el apego a la unanimidad de la hegemonía masculina. Quizá lo que dice Brenda es
puro “choro” o también puede signiicar una
manera de evitar problemas con el Comité estudiantil de la esef. Puede ser una mera táctica
en situaciones de presión social. En cualquier
caso lo que basta para el sistema patriarcal es
la manifestación pública de la sumisión femenina a las demandas del orden patriarcal. Lo
que hizo Brenda en el Desile de la Memela
da una apariencia de unanimidad entre los
grupos dominantes y de consentimiento de
las jóvenes estudiantes. De acuerdo con Scott
(1990), la mayoría de los grupos dominantes hacen un gran esfuerzo por alimentar
una imagen pública de cohesión y de creencias comunes. Y si la apariencia de unanimidad es compartida por los subordinados, su
control se incrementa aún más.
El reclutamiento. Aunque se busca esclavizar tanto a hombres como a mujeres, en la
práctica predomina el número de mujeres
esclavizadas. De acuerdo con algunas informantes, eligen a las de primer ingreso por
su ingenuidad y novatez. Una informante
declara: “Dicen los del Comité: ves a varias
de las de primero, agárrate a esas porque no
saben bien como está el movimiento”. Otra
informante exesclava dice: “De hecho agarran a muchas de primero; es raro ver a otras
de otros años, se agarran a las que no saben”.
La esclavitud sexual ocultada
80
Las dramatizaciones se han vuelto un elemento clave del Desile de la Memela. A
través de éstas se aprecia que las desigualdades de género son experimentadas como
una tradición fascinante y emotiva, incluso
como un juego. De esta forma las inequidades quedan ocultas, permanecen innombradas o son nombradas con eufemismos.
Los abusos de poder patriarcal y el consecutivo rol de objeto sexual de las mujeres
que ocupan dentro del sistema patriarcal,
resultan evidentes en la dramatización de la
Antes del Desile de la Memela algunas estudiantes ingenuas son elegidas e invitadas para
ser esclavas, por ejemplo Rocío comenta:
Desde antes me eligieron para ser esclava en
el Desile de la Memela, porque era amiga de
uno de los del Comité; ese día iba de la mujer
maravilla y me dijo que iría en el camión con
las otras chicas elegidas. Que era para sacar
más dinero para los que se graduaban, y te
daban un boleto para ti y para tu acompañante para el Baile de la Calceta, que era una
tradición, me dijo que pues se elegían a las
más guapas, en ese momento me sentí halagada, es que te consideran entre las guapas.
El reclutamiento también puede ocurrir a
través del “rapto” durante el desile. Grupos
de amigos se confabulan para seleccionar esclavas entre algunas de sus amigas que van
en la marcha. Las persiguen y cuando las
alcanzan, las detienen y les avisan que son
esclavas y que deben subir al camión. Berenice, nuestra informante, comenta:
Yo tenía unos amigos del Comité, me corretearon y me agarraron, fue muy gracioso,
Rafael Gutiérrez
porque me dijeron vas a ser esclava para el
desile, ven, súbete al camión, pues yo estaba
toda desprevenida y como eran varios pues
me tuve que subir, jajaja… bueno ya sabes, el
camión en donde llevan a todas las chicas que
son esclavas. Mis amigos, uno que se llama
Chucho fue el que me dijo primero. Pero en
realidad el elegirme como esclava fue idea de
mis amigos. Pues… la verdad me daba mucha pena, y me subieron al camión y entonces
yo no quería. Te digo que fue así de repente,
y como son mis amigos les hice caso. La verdad fue tan rápido que no me imaginaba, ni
tenía planeado ser esclava, así que no tenía así
como una visión de lo que esperaba.
Los casos de Rocío y Berenice tienen un
origen distinto de reclutamiento, sin embargo en ambos casos se desconoce inicialmente lo que implica ser esclava. Berenice
sólo sabía que sería esclava y que tendría
que subir al camión. Nunca fue informada
de lo que tendría que hacer como esclava.
En el caso de Rocío los del Comité la hicieron sentir halagada al informarle que por ser
guapa ella sería esclava y que era para ayudar a la generación que se graduaría, que
ganaría Boletos para el baile de la Calceta,
que era una tradición. En este contexto
de información, Rocío destaca su sorpresa
cuando se enteró de lo que tenía que hacer
como esclava:
Al inicio de ser esclava estaba muy contenta,
halagada pero pues después sí ya me dio miedito, cuando te dicen que tienes que bailarle
primero a unos y luego a quien te compra.
Sólo te dicen eso de que te subastan para que
según quien te compre este contigo en el Baile
de la Calceta y de que es para reunir dinero,
pero no te dicen que tienes que bailar así sexy.
Sexy es como mover mucho las caderas, las
pompas, hacerlo provocativo, como estilo reggaetón, no me agradó porque no suelo bailar
así en medio de la escuela, y no eso como que
ya no me agradó, además eso es más personal
y si te nace. No me gustó que no me dijeran
desde el principio cómo iba a estar todo, la
verdad sí te sorprende.
Rocío se sorprende porque se trata de una
realidad hasta ese momento ocultada por
el Comité, y que podemos reconocer como
un tipo de explotación sexual comercial. Se
trata de un abuso de poder que comprende
un baile erótico forzado, a cambio de una
remuneración, en metálico o en especie, a
las estudiantes esclavizadas y a una tercera persona o varias personas. Las esclavas
son tratadas como un objeto sexual y una
mercancía. La explotación sexual comercial
constituye una forma de coerción y de violencia física y simbólica. Aunque a Rocío le
sorprendió tal realidad, ni ella ni Berenice
abandonaron la dramatización. Ellas continuaron desempeñando el rol de esclavas
asignado por el Comité.
Exhibición y subasta. Rocío y Berenice comentan que fueron llevadas al gimnasio, a
una especie de pasarela donde serían exhibidas y subastadas. Al respecto Rocío relata:
Ya llegando al gimnasio, ya ponen a las esclavas en la pasarela, a mí me tocó con otras dos
chicas, nos vendieron a las tres juntas. Así lo
eligieron los del Comité pero algunas las venden solas, depende de qué tan guapas estén;
una era Gatúbela y la otra no recuerdo. Nos
dijeron que desiláramos y ya después anuncian que alguien del público pase para que le
bailáramos como de muestra, así sexy. Yo ni
me moví tanto, te imponen todas las personas que te ven, lo hice más o menos.
Rocío desila en una pasarela y baila de manera sexy. Aunque lo hace de mala gana, su
actuación es una muestra de obediencia a
81
El Desile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su reconocimiento como tradición juvenil
las disposiciones del Comité. Rocío como
Berenice alcanzan a experimentar los abusos del poder patriarcal hasta ahora desconocidos como abusos pero si reconocidos
por ellas como una tradición. Al respecto,
Berenice expone:
Después me dijeron te vamos a subastar. Me
hicieron bailar en frente de todos, en el centro
sentaron a dos chicos y bailamos las tres. Traté
de sacar mis mejores pasos, pero no me gustó,
habrá compañeras que sí les guste pero en lo
personal no. Estaba muy nerviosa. Con mucha pena esperando que alguien me comprara,
porque ya me sentía así de trágame tierra. Jajaja… pues es como decir: “¡chin, qué pena!, dejen de verme, escóndanme, jajaja…” Porque
independientemente de que conozcas o no a
la persona, es como decir cuánto das por mí,
algo así como tipo prostitución, sólo que en
juego. Es como un show, aplaudían, reían, me
sentí como en una exhibición, la verdad fue
penoso. Si está divertido y todo el coto, pero
ya estando ahí, en frente de todos, es diferente. Y que me compran, bueno junto con unas
amigas éramos tres, empezaron desde quien da
cinco pesos, y cundo la oferta iba en ciento y
tantos que nos compran a las tres juntas jajaja… me acuerdo y me da risa.
82
Berenice experimenta los abusos de poder
patriarcal en medio del júbilo colectivo,
pero esa realidad se le presenta de manera
confusa, le parece “algo así como tipo prostitución, sólo que en juego”, lo cual equivale
a reconocer la explotación sexual comercial,
pero al mismo tiempo a dudar de su abuso al considerarlo un juego. Quizá por ese
reconocimiento que no alcanza a distinguir
con claridad si se trata de abuso o juego, Berenice y Rocío continuaron desempeñando
el rol de esclavas.
El baile erótico. Después de ser compradas, las esclavas bailan eróticamente para
su comprador. Éste puede ser uno o varios
amigos o el novio de la esclava. Al respecto
Rocío comenta:
En la pasarela te empiezan a subastar, con
nosotras empezaron con $50 y de ahí subieron, pagaron $170. Nos compró mi novio,
con los del salón se cooperaron, le bailé a
mi novio y las otras sólo de lejecitos. Cuando estabas siendo subastada me sentía pues
rara, como un objeto, aunque mi novio me
compró y eso me dio tranquilidad. No le
bailé muy elevado pues estábamos enfrente
de todos, no le bailé muy provocativo como
de reggaetón, me daba pena con las demás
personas viendo.
Rafael Gutiérrez
cío y Berenice, coinciden en señalar que con
base en su experiencia acumulada en la dramatización de la esclavitud, ellas no volverían a participar como esclavas. Al respecto,
Berenice apunta:
Fue muy vergonzoso, sigo pensando eso,
no lo volvería a hacer, es como exhibirte
y luego dicen cada cosa, todos se ríen, no
se siente nada padre, la verdad a mí no me
latió. O sea sí me avergoncé, pero no dije:
“hay que mal, me siento fatal” y cosas de
esas, yo creo que fue sólo el momento,
porque sólo queda como un recuerdo de
diversión por parte de la escuela.
Por su parte Rocío comenta:
Entre los compradores también hay policías, como en el caso de Berenice, quien
tuvo que bailar para uno de ellos:
Pues en el momento pues dije ya me compraron, termino esto, y como éramos varias, me
sentí un poco mejor, todavía me acuerdo que
un policía de la ESEF era el que estaba subiendo
las subastas, elevaba las apuestas y compró a
otra chica de otro grupo. Fuimos tres las subastadas, así que le tuvimos que bailar las tres
a quien nos compró, pero en verdad es algo
incómodo.
Desde un enfoque sociocultural partimos
de la premisa de que las interpretaciones y
las prácticas de las estudiantes esclavizadas
son el producto sedimentado de las apropiaciones de todos los discursos y prácticas
hegemónicos y subalternos que deinen como
debe ser una joven estudiante (inocente, seductora, obediente, atrevida, etc.). Todas estas
experiencias son combinadas e integradas por
las estudiantes esclavizadas bajo la forma
de predisposiciones (habitus), las cuales les
permiten anticipar y enfrentar cada nueva
situación, por ejemplo nuevas invitaciones a
participar como esclavas. En el caso de Ro-
De lo que realicé pienso que es parte de la tradición de la ESEF, pero no lo volvería a hacer.
No me gustó bailar así, te sientes como un
objeto que lo están vendiendo y que tienes
que hacer un esfuerzo para que te compren,
en este caso bailar muy bien. Al día siguiente, o a las semanas siguientes de hacerlo no
me sentía mal; me decían las otras personas
en la escuela: ¿tú eras la chica maravilla no?
Pero nada más, no cambió la forma en que se
llevaban contigo, no hubo cruda moral por
eso, pues es parte de la tradición de la escuela.
Hasta ahorita no he tenido problemas con mi
novio por eso, casi no lo recordamos.
De los testimonios de Berenice y Rocío, llama la atención que a pesar de reportar haber
vivido el abuso del poder patriarcal y por
lo cual no volverían a participar, ellas continúen hablando de la dramatización como
“un recuerdo de diversión”, o bien como
una “parte de la tradición de la ESEF”. De
esta forma las estudiantes esclavizadas contribuyen, sin saberlo y a pesar suyo, a perpetuar la dominación patriarcal. De acuerdo
con Bourdieu (2005), podemos suponer que
esta especie de complicidad no es ni sumisión
pasiva a una coerción exterior, ni adhesión
libre a los valores patriarcales. Tampoco se
trata de un consentimiento informado, o de
una decisión depravada. Prueba de ello son
las emociones corporales experimentadas
por las estudiantes esclavizadas, entre ellas
la vergüenza, los nervios, “sentirse rara”,
“sentirse así de trágame tierra”. Estas reacciones corporales estarían revelando que la
obediencia, la sumisión o la adhesión que
se otorga a la visión dominante, no pasa por
el consentimiento sino que se otorga a pesar
de uno mismo.
La obediencia, o la adhesión de Rocío, Brenda y Berenice no es un producto exclusivo
de la acción de la propaganda ni de unas acciones maquiavélicas del Comité, sino de su
condición de agentes portadores de un sentido práctico, que las obliga a no desobedecer.
Ellas han sido preparadas para responder de
esa forma desde su niñez. Todo esto es la consecuencia de un trabajo de inculcación, que
se da a través de la familiarización precoz y
prolongada con las interacciones sociales penetradas por las estructuras de dominación
patriarcal.
Al parecer no sólo Berenice y Rocío contribuyen a ocultar las injusticias de género,
hablando de tradiciones divertidas, sino que
también la comunidad de estudiantes parece guardar silencio en torno a la esclavitud o
explotación sexual de las esclavas. En lugar
de ello preieren los rumores, los chismes y
las bromas sobre las esclavas. Al respecto Berenice comenta:
Después del evento me agarraron de coto,
unos días horribles, fue el chisme de la semana, además las chavas critican, ya sabrás
cosas como que está gorda, no bailó bien, y
se ve mal, ya sabes… todas esas cosas que dices bueno equis, pero el chisme sí dura unos
días. Sólo hacen comentarios y te señalan un
83
El Desile de la Memela, ocultamiento de la esclavitud y su reconocimiento como tradición juvenil
rato, bajita la mano, pero con mis amigos
para nada, sólo me dicen de repente, pero en
broma.
En la percepción general de la comunidad,
tampoco se juzga la dramatización de la esclavitud como un abuso de poder, en el cual
las chicas esclavas tienen que venderse como
bailarinas eróticas, sino lo que se juzga es si la
esclava se ajusta al rol de objeto sexual asignado en el sistema patriarcal. De esta forma
se evalúa si el físico o la vestimenta de las jóvenes, sumado a su baile erótico, contribuye
al imaginario e ideal de “la mujer femenina”
más valorada en el sistema patriarcal.
Comentario inal
En los relatos de Rocío y Berenice encontramos varios elementos que revelan que
la dramatización no es nada más una escenificación, sino una estrategia de ocultamiento de las desigualdades de género,
específicamente de los abusos de poder
patriarcal, como la explotación sexual.
En el Desfile de las Memelas en verdad
hay engaño de mujeres, encierro, venta
de personas y bailes eróticos a cambio
de dinero o especies. Sin embargo, estos
abusos suelen ser ocultados, silenciados o
reportados con eufemismos.
84
Aunque la dramatización de la esclavitud
sexual es conocida por los miembros del
Comité de la esef, en una especie de pacto
patriarcal, ocultan lo que implica ser esclava. En su lugar preieren hablar de tradición.
Todo esto ayuda a garantizar una adhesión a
las creencias y prácticas de la masculinidad
hegemónica y una aceptación tácita de las
desigualdades de género, las cuales suelen
ser desconocidas como tales, pero sí reconocidas consciente, inconsciente o no conscientemente, como una tradición divertida.
De esta forma se logra que la explotación
sea naturalizada o normalizada. Se consigue
que las estudiantes que sintiéndose incómodas o avergonzadas por participar en la dramatización de la esclavitud, acepten que eso
siempre ha sido así, que es una tradición,
Más aún, se logra que ellas contribuyan a
promover públicamente la adhesión al sistema patriarcal, al considerar ellas mismas
tradiciones o un recuerdo divertido a los
abusos que experimentaron.
En esas circunstancias se desarrolla un discurso doble: el discurso público, el de la
masculinidad hegemónica, lleno de eufemismos, silencios y lugares comunes, y el
discurso oculto de las mujeres, como el de
Rocío y Berenice, que tienen su propia historia, su propia experiencia acumulada con
las desigualdades de género, lo cual las lleva
a reconocer aunque sea confusamente los
abusos de poder y a anticipar su rechazo a
volver a jugar el rol de esclavas.
Rafael Gutiérrez
Bibliografía
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85
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
Claudia Luz Jiménez Cruz
“Los jóvenes enfrentan hoy más
que nunca pocas certezas,
no es posible asegurarles que al
terminar estudios universitarios,
encontrarán un trabajo
que cubra sus expectativas de
acuerdo a las capacidades y
conocimientos”
86
Introducción y planteamiento
El paso por el bachillerato de las y los jóvenes rurales está lleno de sucesos que van
consolidando su trayectoria educativa. Es en
este nivel donde muchos de ellos de manera
personal y/o familiar decidirán el acceso o
no al nivel superior, tomando en cuenta las
experiencias del propio proceso de formación, las expectativas personales, pero sobre
todo los capitales acumulados en su tránsito
por este nivel.
Se plantea entonces que el análisis de la experiencia escolar de las y los jóvenes rurales
que cursan el bachillerato en la localidad de
Las Margaritas y en Nuevo Momón, Chiapas, permitirá visibilizar y discutir por qué
y bajo qué mecanismos se construyen desigualdades de género entre hombres y mujeres para consolidar una trayectoria “exitosa”
o de largo plazo.
Si retomamos el concepto de capitales de
Bourdieu y entendemos que las trayectorias
educativas se van construyendo con capital
económico, cultural, social y simbólico que
el sujeto adquiere en su estancia en la escuela,
entonces es posible observar en los discursos
de las y los jóvenes cómo éstos son utilizados
para permanecer en el bachillerato.
Bases teóricas
Para Bourdieu las trayectorias educativas “hacen referencia al conjunto de todos aquellos
condicionantes (experiencias, saberes, etc.)
que inciden en el recorrido de los sujetos
por las instituciones educativas” (Bourdieau
s/a, citado en Bracchi y Seoane, 2010, p.
71). El valor de recuperar las trayectorias
educativas de las y los jóvenes radica en que
en éstas podemos observar:
Ese mosaico que el sujeto va conigurando
a medida que avanza en el recorrido escolar
[…] implica referirnos a los avances, las elecciones realizadas en los itinerarios emprendidos, los retrocesos, en algunos casos los
abandonos y en otros, los cambios de escuelas
realizados, entre varias situaciones posibles
(Bracchi y Seoane, 2010, p. 71).
En las trayectorias educativas no pueden dejarse de lado los aspectos particulares y contextuales en los que se desarrollan las y los
jóvenes rurales. Pensar en este grupo, en relación con sus contextos y coyunturas particulares “constituye un puntapié inicial para
poner en jaque los postulados de aquellas
visiones deterministas que suponen la inevitabilidad de ciertos destinos personales, escolares y sociales” (Kaplan, 2005; citado en
Bracchi y Seoane, 2010, p. 71).
La visión de trayectorias educativas contextualizadas evita pensarlas como una serie de
sucesos lineales y siempre “exitosos”, desdibuja la posibilidad de adjudicar exclusivamente a las decisiones de las y los jóvenes
continuar o no con sus estudios. Entendemos, entonces, que la experiencia educativa
se conigura con la suma de condiciones objetivas (materiales) y simbólicas.
En diferentes apartados de este documento
hablaremos de la noción de capital propuesta por Bourdieu entendida como la acumulación de bienes simbólicos que afectan la
87
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
posición ocupada por los agentes en determinados espacios sociales; en este caso en
la escuela.
Luego entonces, me interesa exponer brevemente los tipos de capitales concebidos por
este autor, a in de tenerlos presentes en el
análisis de las trayectorias educativas de las y
los jóvenes estudiantes de bachillerato:
Capital económico: bienes económicos o inancieros que se acumulan para construir
un patrimonio basado en bienes materiales,
mismos que pueden ser heredados a otras
generaciones. Determinan la posición de
clase de los agentes.
Capital cultural: capacidades, aptitudes intelectuales que son transmitidas a través de la
escuela o la familia. Son distintos saberes institucionalizados y socialmente reconocidos
como las credenciales académicas.
Capital social: son las relaciones sociales de
un individuo o grupo que puede inluir en
la posición del agente o agentes en el espacio social. Aquí pueden incluirse relaciones
familiares, de amigos o de personas clave
que ayudan a conformar redes sociales donde se dan intercambios al interior de dichas
relaciones.
88
Capital simbólico: conjunto de rituales y códigos legitimados por los individuos y que
se transmiten al interior de un espacio social
dado. Se espera el uso adecuado y aceptación
de las reglas establecidas socialmente en distintos ámbitos sociales en que se desenvuelva
el sujeto. Su correcta ejecución y comprensión se ve recompensada con ventajas sociales varias al interior del (los) grupo(s) que
sanciona(n) tales códigos y rituales. (Bourdieu, 1994; citado por Mata et al., 2012, p.
30). En las experiencias escolares se recono-
cerán la presencia o la ausencia de algunos
de estos tipos de capitales que, como hemos
mencionado, son importantes en las trayectorias educativas de largo plazo.
La juventud y su dinámica en la
nueva ruralidad
La categoría juventud, tanto en ámbitos urbanos como rurales, surge en el marco de procesos sociales y económicos que deinieron su
actual concepción. Por un lado Feixa (1998)
señala que el concepto de jóvenes aparece con
la consolidación de las sociedades modernas
postindustriales y con ello surge una serie de
prácticas que los identiicó, por ejemplo, el
lenguaje, la estética o la música.
Bevilaqua (2009) señala que la idea de juventud como constructo cultural en las áreas rurales surge en las sociedades industrializadas
de Europa y Norteamérica hacia las últimas
décadas del siglo XIX y se consolidó apenas en
la segunda mitad del siglo XX cuando los organismos internacionales impulsores del desarrollo tecnológico y económico reconocen
socialmente al grupo de la juventud rural en
los países latinoamericanos.
Es necesario ubicar que las y los jóvenes de
ámbitos rurales cada vez comparten muchos
de los códigos de los jóvenes urbanos; sin
embargo, de acuerdo con algunos autores
aún no es posible aún homogenizar su manera de vivir el ser joven.
Duarte (2001) propone el término de juventudes para referirse a esta diversidad en
la forma de ser y expresar ser joven, siempre
tomando en cuenta sus particularidades en
cada sociedad. Otros investigadores como
Margulis (2001), Cruz (2009) Benavides et
al. (2010) apoyan la propuesta de rebasar
los enfoques positivistas que en nada contribuyen a visibilizar esta condición de lo juvenil entre los géneros, etnias y clases sociales
Claudia Luz Jiménez Cruz
A la par de estas especiicidades de ser joven
en ámbitos rurales, diversos autores proponen una nueva lectura del contexto rural, y
se pronuncian por evitar asociarlo directamente con el trabajo exclusivamente agrícola, esto debido a que la dinámica económica
del país ha desatado procesos diversos donde
ahora las familias pueden catalogarse como
pluriactivas.
Este último término reiere las actividades
que las familias realizan para obtener ingresos: combinación de actividades agropecuarias y asalariadas, pequeños negocios y
oicios propios, migraciones de retorno a nivel regional, nacional o hacia Estados Unidos e incluso apoyos de programas sociales
(Carton, 2009). Arias (citado en Bevilaqua,
2009) señala que bajo esta dinámica laboral
únicamente puede decirse que la gente vive
en el campo, pero que ya no depende directamente de él.
Los cambios en lo rural también se han presentado en las relaciones de las nuevas generaciones con una institución central como la
familia. En este sentido Feixa (2004) destacó
el papel de las y los jóvenes en las sociedades
europeas como parte de la fuerza de trabajo
de las unidades productivas, pero aclara que
“no gozaban de prestigio ni de poder, una vez
que éstos se mantenían subordinados al jefe
de familia e insertos de manera precoz en los
trabajos agrícolas y domésticos” (Feixa, 2004,
p. 290, citado en Bevilaqua, 2009, p. 624).
La subordinación de hijos a padres sigue
presente en las dinámicas de las familias de
contextos rurales; sin embargo, se suman
nuevos procesos que inciden en los proyectos de vida de las y los jóvenes. No puede
dejar de mencionarse la migración como un
fenómeno que orienta las decisiones de los
padres respecto al futuro de sus hijos. Se dice
entonces que vivir en un hogar que recibe
ingresos como resultado de la migración internacional impulsa que algunos jóvenes de
la familia “pudieran invertir más tiempo en
los estudios y, en consecuencia, retrasaran su
salida del sistema escolar y su entrada al mercado de trabajo” (Giorguli y Serratos, 2009,
p. 316). El efecto contrario de la experiencia migratoria es que algunos jóvenes (sobre
todo hombres) le den prioridad a migrar y
no permanecer en la escuela como medio
para mejorar sus condiciones de vida.
No puede dejar de apuntarse que los cambios referidos se presentan en mayor o menor
grado en las familias rurales, dependiendo
de diversos factores, por ejemplo: el acceso
a servicios educativos, acceso a comunicaciones, la cercanía con ciudades, el nivel de
productividad de las tierras, el arraigo de las
tradiciones y costumbres, etc. Sin embargo,
es difícil pensar que alguna sociedad rural se
haya visto ajena a estos cambios, siendo las y
los jóvenes quienes en mayor medida reciben
e incluyen nuevas prácticas para construir su
identidad juvenil.
La escuela en los espacios rurales
Con la revisión de las actuales dinámicas
que orientan la vida de las familias rurales,
se hace relevante analizar la presencia de
una institución como la escuela como espacio que alimenta los nuevos objetivos en los
proyectos de vida en las y los jóvenes.
Bevilaqua (2009) indica que la escuela trajo
modiicaciones importantes a las dinámicas
de vida de la población rural, pues entre
otras cosas:
Se consolidó como principal instrumento de
poder sobre las sociedades campesinas, pues
al difundir la cultura envolvente, logró romper con su autonomía cultural, facilitando la
89
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
modernización tecnológica, la estandarización de los idiomas, el éxodo rural así como la
asimilación de nuevas referencias difundidas
por los diferentes medios de comunicación
masiva (Mendras, 1978; citado en Bevilaqua,
2009, p. 625).
Si nos referimos a la escuela como espacio
que contribuye a la construcción de identidad juvenil, Ávalos et al. (2010) señalan que
ésta hace cada vez más visible la existencia
de la juventud rural dentro de sus mismas
comunidades. Así, la escuela como espacio,
“legitima la existencia de grupos juveniles
y es identiicado como un territorio perteneciente a este grupo” (Ávalos et al., 2010,
p. 123). La condición de estudiante permite experimentar a las y los jóvenes: tiempo
libre, espacios de recreación, relacionarse
con personas más allá del núcleo familiar,
la vivencia del noviazgo y preferencias en la
moda de acuerdo con su edad.
Riquer y Tepichín (2001) hablan de un posible obstáculo que impide legitimar a la
escuela como medio para consolidar identidad juvenil en lo rural. Dicho obstáculo
se reiere a la escasa valoración que tienen
muchas familias acerca de la permanencia
en la escuela de sus hijos (as).
90
Particularmente, persiste la idea de que las
mujeres deben cumplir con un destino de
género: la reproducción biológica y social
de la especie. Por tanto, la escuela suele ser
un espacio importante, pero inalmente
relegado, pues se cree que las mujeres sólo
necesitan unos cuantos años de estudio para
desempeñar el rol doméstico y reproductivo.
Las mujeres que logran estudiar niveles educativos más allá del básico, generalmente
migran de sus comunidades de origen. Este
hecho, se dice, desata ciertas ventajas en la
vida de las mujeres rurales como “la posibilidad de relajar el control familiar, mejorar la ingesta nutricional y acceder a ciertos
espacios de educación formal y no formal
[…]” (Bonil, 2001, p. 533).
Por otro lado, aunque diversas investigaciones en áreas rurales señalan que en los últimos años se ha incrementado, en las nuevas
generaciones, el número de años de estudios respecto a la generación de sus padres
(Durston, 2000; Espíndola, 2002; Dirven,
2003; Ruiz, 2008), persiste el hecho de que,
al pasar de un nivel a otro, varios de las y los
jóvenes abandonan sus estudios.
No existe una sola respuesta para explicar
esta problemática sobre la permanencia
en la escuela. Sin embargo, desde la literatura revisada esta situación es mucho más
compleja para la juventud rural (Durston, 1998; Mier y Terán, 2004; Benavides et al., 2010). Así, en la construcción
de trayectorias educativas de largo plazo
intervienen factores como el matrimonio
a temprana edad, la migración, el sistema
de género, o vivir en sociedades jerárquicas o patriarcales.
Datos de la educación en Chiapas y
el municipio de Las Margaritas
En 2010 los datos del Censo General de Población y Vivienda mostraron que en Chiapas el
grado promedio de escolaridad de la población
de 15 años y más es de 6.7, cifra por debajo
de los 8.6 años de educación concluida a nivel nacional en este mismo rango de edad. El
avance en una década ha sido escaso, ya que en
2000 el grado promedio de escolaridad era de
5.4 años (INEGI, 2011).
En Chiapas de cada cien personas de 15
años y más 59.6% tiene algún grado aprobado en educación básica, 13.7% en el nivel
Claudia Luz Jiménez Cruz
medio superior y 9.8% en superior. Aquí el
porcentaje de personas sin instrucción es de
16.5 por ciento.
Los datos en educación en 2010 para el municipio de Las Margaritas son los siguientes:
para 2010, de cada cien personas de 15 años
y más 70% tienen algún grado aprobado en
educación básica, 6.6% en el nivel medio
superior y 2.9% en superior. El 20% se encuentra sin instrucción (inegi, 2011).
Una de las características importantes de este
municipio es el signiicativo número de hablantes de lengua indígena. De cada cien
personas de cinco años o más 86% habla
tojolabal y 6% tsotsil (inegi, 2011).
Acerca de los informantes
Las y los jóvenes entrevistados formaron
parte de un grupo seleccionado de estudiantes para explorar el tema de significados de la educación en 2011 en dos
bachilleratos. Uno ubicado en la cabecera
municipal de Las Margaritas y otro en la
localidad de Nuevo Momón.1 Se logró
una primera aproximación a los informantes a través de entrevistas semiestructuradas. En total se entrevistó a cinco
mujeres y tres hombres con las siguientes
características:
• Todos habían cambiado de lugar de residencia para estudiar el bachillerato, pero
tenían constante comunicación con su
familia de origen.
1
• Habían cursado por lo menos el primer
año en este nivel.
• A excepción de una joven todos hablaban
una lengua indígena.
• Provenían de una familia cuya actividad
principal era la agricultura.
• A excepción de una joven todos contaban
con beca del programa Oportunidades
para solventar gastos escolares.
• Un hombre contaba con beca del Consejo
Nacional de Fomento Educativo (Conafe).
Elementos que conforman las trayectorias educativas de hombres y
mujeres estudiantes de bachillerato
Analizar las experiencias de las y los jóvenes en su paso por el bachillerato, primero
implica preguntarse por las motivaciones
que los llevan a continuar sus estudios; sobre todo cuando en los contextos rurales la
precariedad económica de las familias y la
distancia de los centros educativos son elementos de mucho peso que aún impiden
que muchos jóvenes continúen estudios
posteriores a los básicos.
Así, estudiar este nivel medio superior es
privilegio de pocos (as). Los testimonios de
las y los jóvenes que han ingresado al bachillerato hablan de un deseo personal y familiar de evitar, en un futuro, dedicarse a las
labores del campo accediendo a la escuela.
Ser campesino (tanto para las mujeres como
para los hombres) se asocia a un intenso
desgaste físico, inestabilidad de los ingresos
y en general al sufrimiento:
Las Margaritas es un municipio ubicado en la región fronteriza del estado. En la cabecera municipal existen
dos instituciones de nivel medio superior. Las y los jóvenes entrevistados realizaban estudios en la preparatoria
Lázaro Cárdenas del Río. Nuevo Momón es una localidad que funciona como centro regional, ubicado dentro de una zona rural. Ahí se ubica un colegio de bachilleres, en su modalidad de educación media superior a
distancia (EMSAD). Éste cuenta con servicio de albergue y brinda dormitorios a estudiantes que lo solicitan.
91
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
Si pudieras hacer una diferencia de un trabajo
en la milpa y cómo es estar en la escuela, ¿qué
dirías?
Pues en la escuela sólo vas a venir a estudiar
y escuchar lo que dicen los maestros pero en
la milpa vas a ir, vas a agacharte a trabajar
y tus manos te van a… como a… sufrir y
van a quedar pues mal, se van a lastimar. En
cambio acá sólo te duele tu mano cuando
escribes mucho, ésa es la diferencia que trabajas más duro en la milpa… (María, ejido
Saltillo, estudiante en Las Margaritas).
Oye, cuéntame ¿por qué tus padres querían que
continuaras tus estudios?
Para que yo fuera alguien en la vida, no sufrir como ellos sufren ahí por el calor de la
milpa por tanto trabajar (José, ejido Chiapas, estudiante en Las Margaritas).
Por otro lado, es interesante ver que los padres ponen mayor énfasis en la participación de los hombres en el bachillerato. Sin
embargo, según los comentarios de varios
estudiantes a muchos de éstos ni siquiera les
interesa acceder al bachillerato, o durante el
primer año abandonan los estudios:
¿Y cómo ves con los hombres? ¿Pasa lo mismo?
¿Qué dicen de los que salen a estudiar?
Bueno, casi la mayoría de los hombres ya no
quieren ¿por qué?… porque… ellos piensan
en cultivar, de preparar la tierra, de ayudar a
sus padres y para ellos el objetivo que tienen es
cuando cumplan 18 años es ir a Estados Unidos o a México o a cualquier parte, pero menos
seguir estudiando. Son pocos los hombres que
deciden seguir estudiando, pero más a ellos sí
les dan libertades de seguir estudiando (Toma-
92
2
sa, ejido Saltillo, estudiante en Las Margaritas).
Mi hermano sí le había preguntado por qué
no había seguido estudiando y me contestó: no
quise porque ¿hasta cuándo voy a encontrar
dinero?, hasta los 10, 20 años; en cambio,
donde estoy ya tengo dinero, […] ¿qué va ser
de tu vida?, le dije, así si encuentras un trabajito no se va a acabar…Si te dan una plaza
y te jubilas te van a seguir dando tu dinero
aunque ya no trabajes, pero no me gusta, me
dijo, y así no le gusta el estudio (Maribel, ejido Saltillo, estudiante en Las Margaritas).
Por otro lado, el que los padres de familia
vinculen en su discurso un mayor éxito de
los hombres en su paso por la escuela, habla
de una fuerte presencia de estereotipos de
género que asocian a las mujeres al espacio
doméstico y reproductivo. Por el contrario,
a los hombres se les ubica en el espacio público y con la función de proveedores económicos. Esto inalmente coloca a las mujeres
en una posición desigual frente a las oportunidades que los hombres tienen para consolidar una trayectoria educativa.
Un ejemplo de esta desigualdad es que para
las mujeres salir de casa para estudiar a una
localidad más grande, generalmente provoca cuestionamientos acerca de su “comportamiento sexual”, cuando se relacionan con
jóvenes (hombres) en el espacio escolar o
fuera de éste. Así, los adultos de la comunidad ejercen ese papel de vigilantes para
“orientar” las relaciones de las jóvenes desde
las normas que se creen adecuadas. Se debe
evitar que las mujeres estudiantes hablen con
hombres en lugares y horarios inapropiados,
esto pondría en riesgo su moralidad y su estancia en la escuela.2 Las jóvenes que han
En las localidades rurales de donde son originarias las jóvenes entrevistadas, se piensa que las mujeres solo le
hablan a un hombre cuando hay un interés por ser su pareja o se van a casar.
Claudia Luz Jiménez Cruz
intentado romper esas normas se enfrentan
a una serie de sanciones morales que las descaliican sexualmente. Esto lo corroboran
los testimonios de mujeres estudiantes que
llegan a otra localidad y observan la fuerte
vigilancia de los padres sobre sus hijas:
[…] hay una compañera y sí cuando hemos
platicado de esto bueno el papá de ella es muy
delicado, no le gusta que su hija juegue futbol ¡ni entre mujeres!, menos con hombres.
Además me ha dicho que aquí en la comunidad no pueden ir caminando una mujer y un
hombre ya sea tarde o temprano porque luego piensan mal y como hay ciertas personas
que critican mucho, entonces ya el papá pues
ya limita a su hija de que tenga cierta amistad
con tales personas que porque ¡qué va decir la
gente!; es vergüenza entonces ahí son límites
para la mujer… (Cielo, rancho Jerusalén, estudiante en Nuevo Momón).
Estas normas de la sexualidad alrededor de
la vida de las mujeres conforman el capital
simbólico (normas no escritas, creencias y
sanciones morales) que se reproduce más
allá de los contextos de origen de las jóvenes. Muchas se sienten vigiladas por algunos
compañeros o conocidos para cumplir los
que se espera de ellas. Por tanto salirse de
la localidad no es garantía de escarpar de la
vigilancia de la familia de origen.
Tengo unos tíos hermanos de mi papá y cuando se enteraron que yo iba a venir a estudiar
empezaron a decirle a mi papá que no, que
por qué me envía aquí, que mi papá iba a salir con su nieto, le decían mis tíos. Hay lo va
usted a ver en unos dos, tres o cuatro meses,
ya tu hija va regresar, pero ya va ser casada,
le dijeron. Mi papá se sentía mal y yo también (Maribel, ejido Saltillo, estudiante en Las
Margaritas).
Pues sí, bueno, ahorita mandan mucho a
las mujeres a estudiar, pero antes… me comentaba mi papá que casi no las mandan a
estudiar porque qué tal que se piensa casar,
¡pobres papás, ahí quedó! Sólo he escuchado
eso […] en cambio el hombre pues es diferente… es lo que me han comentado allá
(Antonio, ejido Chiapas, estudiante en Las
Margaritas).
En efecto, las jóvenes estudiantes han visto
a otras mujeres que han abandonado sus estudios en el bachillerato para casarse. Estos
casos inluyen en que persista el sistema de
vigilancia de los adultos sobre las conductas
sexuales de las jóvenes. Vemos entonces que
este tipo de capital simbólico se sigue reproduciendo y aceptando como verdad para las
familias, lo cual pone en riesgo las trayectorias educativas de las mujeres.
La precariedad económica en las
Como resultado de esta vigilancia son las trayectorias de las y los jóvenes
mismas jóvenes las que autorregulan su comportamiento frente al sexo opuesto. Lograr
cumplir con las normas de “buen comportamiento” permite a las jóvenes estudiantes
validar ¿qué? frente a los otros la importancia de invertir tiempo y dinero en una trayectoria educativa como proyecto de vida, y
no en un matrimonio temprano. Advertencias de padres y familiares son frecuentes a
las jóvenes en este sentido:
Un aspecto que vulnera constantemente la
permanencia de las y los jóvenes en el bachillerato y por tanto pone en peligro la
consolidación de una trayectoria educativa
es la precariedad económica de sus familias
para sostener sus estudios. Se detectó que
entre las y los jóvenes el hecho de estudiar
implica para sus familias adquirir deudas
económicas. Lo anterior, a pesar de contar
con becas como la de Oportunidades o del
93
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
Conafe.3 Hombres y mujeres se enfrentan a
esta situación antes o durante su estancia en
dicho nivel educativo:
Conocí a un amigo, se llama Wili, él estaba de segundo y ya… pues él me empezó a
platicar: allá donde estoy estudiando en el
cobach y hay albergue, hay de todo: agua,
comida; bueno, pues si quieres te puedo
apoyar en todo eso en ver tu icha… si no
puedes pagar la colegiatura del primer semestre pues te puedo apoyar, dice. Él me
apoyó casi con la mitad, ya compré mi icha
y ya pues ingresé, presenté mi examen. Pero
cuando platiqué con mis papás ellos me dijeron [:…] piénsalo si vas a seguir estudiando no sea “debalde” [en vano] porque los
gastos de la casa son fuertes pues no puede
sostener el pago de la luz, el agua, la alimentación, a veces no hay ( Hernán, ejido Chiapas, estudiante en Nuevo Momón).
vel; se sumó al programa del Conafe para
hacer un servicio como maestro en comunidades y así obtener una beca. Al tiempo
mismo este joven se unió con un amigo para
solventar gastos:
Cuando empecé ya tenía 18 años, ahorita
tengo 21 años; y así empecé y sí me apoyaron
con el año de servicio en el Conafe. No rentaba, como iba a veces quince días en mis comunidades o un mes ahí me dan todo libre,
alimento, pues así me pasé un año. Cuando
entré en la prepa busqué cuartos aquí para
rentar… como dos días vine a buscar mi
cuarto [en Las Margaritas] y no encontraba,
pero tenía un amigo que estaba conmigo me
dijo si quieres para que nos apoyemos en la
renta, vamos a estar juntos para que no nos
gastemos mucho… y hasta el momento estamos juntos rentando en el mismo cuarto
(José, ejido Saltillo, estudiante en Las Margaritas).
Y cuando no te alcanza ¿qué haces?
Lo saco iado con una señora allá o donde me
den y cuando me dan lo de Oportunidades
ahí lo repongo otra vez, pero cobran 10% de
interés por cada cien; ahorita ya subió más a
15 % por cien (María Adelayda, ejido Leyva,
estudiante en Nuevo Momón).
Dos mujeres dijeron haber intentado acceder a la beca de Conafe, pero les resultó
complicado ir a vivir a otras localidades,
lejos de su familia; además ellas y sus padres consideraron que estaban más expuestas a los peligros.
Se encontró que uno de los hombres, ante la
precariedad económica, echó a andar otras
estrategias para estudiar el bachillerato. José
postergó el inicio de sus estudios en este ni-
Por eso puede decirse que las mujeres dependen en mayor medida de familiares, hermanos mayores o de relaciones con conocidos
para acceder a recursos (vivienda, alimenta-
94
Claudia Luz Jiménez Cruz
ción) durante su estancia en el bachillerato.
El caso de Cielo ilustra la situación:
[…] platiqué con ella [la enfermera] y me
dijo ¿vas a seguir estudiando?, y le dije ya
no. Pero ¿por qué? Por los gastos, además
si nos vamos allá pues este… tenemos que
rentar un cuarto y sí quiero estudiar, pero
también mis dos hermanos. Nadie se quiere
quedar. ¡Ah bueno!, pero yo tengo casa allá
en Momón y si quieres yo te puedo prestar
cuarto, ahí tengo cocina, ahí está la casa, y
si quieres nada más diles a tus papás y no
te voy a cobrar… (Cielo, rancho Jerusalén,
estudiante en Nuevo Momón).
Cabe destacar que es en el paso de la secundaria al bachillerato donde comienza
a conigurarse el capital social de las y los
jóvenes. La necesidad de trasladarse a otras
localidades les va dotando de habilidades
para relacionarse y crear estrategias en común con otros estudiantes para administrar
los recursos económicos y su estancia en las
localidades a las que llegan. Contar con este
tipo de capital permite que las familias accedan con mayor facilidad a la salida de sus
hijos (as) de su comunidad. Claro, de nuevo
son los hombres quienes frente a las mujeres tienen mayor libertad de agenciarse este
capital. Esto sucede porque además de las
relaciones a las que pueden acceder, tienen
mayor aprobación de sus padres para realizar un servicio social fuera de su comunidad
para obtener una beca.
En el mismo sentido, es en el bachillerato
donde comienza a adquirir sentido para las
3
Oportunidades es un programa que se aplica en el ámbito federal y brinda apoyo monetario (becas), desde la
primaria hasta el bachillerato a jóvenes. Para obtenerla se necesita comprobar que se pertenece a una familia
con escasos recursos económicos [en línea], oportunidades.gob, <http://www.oportunidades.gob.mx/Portal/
wb/Web/que_es_jovenes_con_oportunidades>, consulta: 26 de febrero de 2013. El Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) ofrece becas a jóvenes de contextos rurales para formarse y ejercer un servicio por
uno o dos años como instructores comunitarios. Dependiendo del tiempo que se dé el servicio la beca obtenida
ayuda a inanciar estudios de bachillerato o hasta la universidad [en línea], conafe.org, <http://jovenes.conafe.
gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=1&Itemid=8>, consulta: 26 de febrero de 2013.
4
y los jóvenes el estudiar. Se construye aquí,
con un sentido más claro, el valor de capital cultural4 entendido como las credenciales educativas necesarias para mejorar las
condiciones económicas en el largo plazo,
sobre todo después de tener estudios universitarios. Para las y los estudiantes la escuela
en este nivel aunque dota de conocimientos,
éstos son insuicientes para desenvolverse
en un trabajo con buena remuneración. El
siguiente testimonio habla del valor de los
estudios del bachillerato como plataforma
para hacerse de recursos económicos para
acceder a la universidad:
Uno está pues en la escuela y aprendemos
cosas, pues pero es pura teoría no lo practicamos tanto, entonces sí me da pena pero
pienso que puedo trabajar en una tienda, en
un supermercado o en una oicina haciendo
alguna cosa […] un maestro nos ha dicho
si terminas tu carrera no esperas que se te
abran las puertas de trabajar de esa carrera y
si hay la posibilidad de trabajar en otras cosas
nuevas hazlo […] el objetivo es ganar dinero
para poder pagar mis estudios, entonces no
me importaría (Cielo, rancho Jerusalén, estudiante en Nuevo Momón).
Con este discurso, vemos que la posibilidad
de hacer una pausa en los estudios es viable a in de conseguir recursos económicos
para cursar estudios universitarios. Esto nos
habla que las trayectorias educativas de jóvenes rurales tienen mayor posibilidad de
no ser continuas, como lo desearían las instancias educativas o incluso las y los propios
jóvenes.
Es de destacar que en las entrevistas el saber hablar una lengua indígena no fue valorado como un capital
cultural que les permitiera acceder a un trabajo o becas. Éste resulta un recurso importante, por ejemplo: en
la ciudad ser bilingüe permite a varios jóvenes acceder a trabajos como traductores o auxiliares en proyectos
comunitarios de diversos tipos.
95
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
Proyecciones a futuro de las trayec- terminar una carrera universitaria. Se piensa
que en la comunidad hay una vida más trantorias educativas
incluidos y obtener cierto estatus en su núcleo familiar (Mesén, 2009).
Ninguno de las y los jóvenes entrevistados
manifestó tener claro qué carrera universitaria podrían estudiar o si necesitarían migrar
a otras localidades para lograrlo. De manera
general se mencionó el interés en carreras
como arquitectura, ingenierías o las relacionadas con el área de humanidades como
pedagogía.
El rol de la mujer vinculado a los oicios
domésticos y a la reproducción no abre la
posibilidad de reconocimiento, ni de socialización. Ésta puede ser una razón de que en
los últimos años ellas valoren más la escolarización como alternativa de reconocimiento.
Aun con esta incertidumbre, en el siguiente testimonio José describe su conianza en
que tarde o temprano los estudios universitarios indudablemente lo llevarán a conseguir un trabajo, esto a pesar de las diicultades que han tenido otros jóvenes para
lograrlo:
¿Cómo en qué carreras crees que es más fácil
conseguir trabajo?
Todavía no sé, no he investigado todavía, qué
carrera… tengo un amigo que estudió ingeniería industrial, se fue a México, pero casi
no está trabajando en su carrera sino que está
trabajando en otra cosa…
Si no es fácil conseguir trabajo o no para todos,
¿entonces para qué seguir estudiando tanto?
Bueno, no… seguir estudiado es bueno…
más tarde puedes encontrar un trabajo bien
aunque puede pasar mucho tiempo… si tienes tu universidad puedes conseguir un trabajo… (José, ejido Saltillo, estudiante en Las
Margaritas).
96
Claudia Luz Jiménez Cruz
Resultó interesante conocer que algunos
jóvenes tienen como expectativa regresar a
vivir en la comunidad de origen, después de
5
quila y accesible económicamente a diferencia de la ciudad. Paradójicamente, estudiar
carreras universitarias los llevaría a desarrollar su trayectoria laboral en localidades urbanas con escasas posibilidades de regresar a
su lugar de origen.
¿Te gustaría por ejemplo regresar a Saltillo después de estudiar?
Sí, estar con mis papás, sí porque allá en Saltillo todo es libre, libre la comida, a donde vas a
vivir. Sí quiero regresar a Saltillo, pero ya construir mi casa propia, pero aquí no quiero vivir
aquí [se reiere a Las Margaritas] (Maribel, ejido Saltillo, estudiante en Las Margaritas).
La escasa claridad que tienen las y los estudiantes sobre las posibilidades que tienen
para continuar sus estudios universitarios
muestra que las instituciones educativas deben mejorar su acompañamiento académico
y vocacional a in de lograr trayectorias educativas de largo plazo en jóvenes rurales. Claro, esto no es garantía de éxito, sobre todo
cuando a pesar de contar con becas5 muchos
abandonan los estudios para trabajar o casarse. Lo anterior también deja ver que la escuela aún no se valida del todo frente a las
expectativas de vida de la juventud rural.
Conclusiones
Es evidente que las y los estudiantes observan en su estancia en el bachillerato que
muchos hombres se interesan más por las
labores agrícolas o migración y abandonan
sus estudios. Una explicación es que para los
hombres la agricultura les posibilita sentirse
Como parte de los datos generales obtenidos de los informantes tres de ellas tenían hermanos (hombres y
mujeres) que aun contando con beca de Oportunidades no continuaron estudios a nivel bachillerato.
En el tema de las desigualdades de género
hay que tener claro que “nacer hombre o
mujer es condición suiciente para que las
oportunidades educativas y de empleo sean
distintas para varones y mujeres aun de la
misma condición socioeconómica” (Riquer
y Tepichín, 2001, p. 499).
Existe la percepción de que las mujeres corren mayor peligro al trasladarse a un centro
educativo fuera de la comunidad de origen;
sin embargo, esta idea responde a el concepto tradicional del género donde las mujeres
no deben salir ni exponerse (Mesén, 2009).
cuentan las familias rurales para invertir en
educación; sin embargo, este trabajo muestra la necesidad de seguir revisando los factores sociales y culturales que impiden que
los otros capitales actúen a favor de la permanencia en el nivel medio superior.
Los jóvenes enfrentan hoy más que nunca
pocas certezas; no es posible asegurarles que
al terminar estudios universitarios encontrarán un trabajo que cubra sus expectativas
de acuerdo con sus capacidades y conocimientos. Las exigencias del mercado para
obtener un trabajo bien remunerado les
implica a las y los jóvenes extender su trayectoria educativa o de lo contrario deberán
emplearse en actividades que poco o nada y
tienen que ver con su formación.
Es en esta situación donde es posible observar que las y los jóvenes rurales comparten
problemáticas similares con la juventud urbana cuando se trata de apostar por una trayectoria educativa como medio para mejorar
condiciones de vida.
Así entonces se acumula una serie de desventajas para las mujeres rurales en la educación,
ya que además de la condición de exclusión
que implica la etapa de la juventud, se suman
las inequidades genéricas.
Deinitivamente la acumulación de capitales de diverso tipo (sobre todo del social),
reduce o amplía a las posibilidades de hombres y mujeres para que el bachillerato sea
punta de lanza para acceder al siguiente nivel y consolidar trayectorias educativas. Se
sabe del escaso capital económico con que
97
Trayectorias educativas de jóvenes rurales en Las Margaritas, Chiapas:
construcción y desigualdades
Claudia Luz Jiménez Cruz
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99
II. CIUDADANÍAS JUVENILES
1. Participación política y ciudadanía
[
“El reto que plantea el mito
sobre la escasa participación
política de los jóvenes es poder
ser capaces de formular nuevas
preguntas que nos permitan
identiicar las formas a través
de las cuales se maniiesta su
participación en el espacio
público”.
100
El mito de la participación política de los
jóvenes en México
Alicia Galindo Rodríguez
Introducción
La tesis que se presenta en este artículo señala que la acción juvenil realizada en el
espacio público al ser observada desde los
enfoques dominantes sobre la participación
parece de escasa relevancia. Esta concepción
se corresponde con lo que muestran las encuestas sobre los jóvenes, que además de
indicar niveles muy bajos de conianza en
la política, conirman que su participación
política y social es casi nula. Este artículo se
nutre de la tesis de Pérez Islas, la cual supone la existencia de formas de participación
ajenas a las “tradicionales” y a través de las
cuales se maniiestan los jóvenes.
Los estudios sobre la participación
política en México
Hoy día el uso de instrumentos para captar percepciones y diversos tipos de prácticas entre determinadas poblaciones son
de uso común. Estos estudios tienen un
referente importante en el trabajo pionero
La cultura política de Almond y Verba realizado en 1963. En aquella obra se analiza
la orientación de la participación política
de los ciudadanos de varios países, entre
1
ellos México. Investigaciones posteriores
han incorporado distintas variables con el
objeto de explicar el tipo y grado de dicha
participación. En este sentido, algunos autores han puesto su atención en el tema de
la conianza como elemento fundamental
para los diversos tipos de participación en la
vida pública.1 De esta forma, se ha ido relacionando la conianza con la participación
política y social de los ciudadanos.
Diversos estudios demuestran que la desconianza ha sido una constante en los jóvenes: “La juventud mexicana comprendida
entre los 18 y 25 años, a pesar de los importantes cambios registrados en materia
político-electoral, mantiene una actitud de
rechazo, desinterés y desconianza hacia este
tipo de actividades públicas. Basta revisar
los resultados de seis estudios distintos realizados entre 1992 y 2000 para comprobarlo”
(Eleazar Ramos Lara, 2006, p. 109).
En México, los resultados de la Encuesta
Nacional sobre Cultura Política y Prácticas
Ciudadanas (Encup) en su versión 2012 in-
Tal ha sido el caso de Francis Fukuyama, quien considera la conianza como componente fundamental de la
cooperación en la vida comunitaria y la participación en la misma. Bajo el concepto de “capital social”, que
incorpora la conianza, las expectativas y la reciprocidad, Robert Putnam ha sostenido que este elemento está
vinculado con la participación de los ciudadanos en organizaciones civiles. Recientemente, Tony Judt señaló
para el contexto europeo un signiicativo declive generalizado de la conianza iniciado desde hace décadas
en la socialdemocracia y sus productos que, según el autor, puede explicar en términos generales los grandes
males de nuestra época, entre ellos, el de la baja participación de los ciudadanos en el espacio público.
101
El mito de la participación política de los jóvenes en México
dica una baja participación política y social
por parte de los encuestados. Por ejemplo,
destaca que 79.45% nunca ha participado
en manifestaciones a favor o en contra del
gobierno ni por otra causa;2 que más de
65% no se ha organizado con otras personas para resolver problemas que les afectan
directamente.3 De acuerdo con la tesis de la
relación entre participación y conianza, estos resultados se corresponden con aquellos
que muestran altos niveles de desconianza
hacia el gobierno, las instituciones estatales,
los políticos, los funcionarios y entre los
mismos ciudadanos y sus diversas organizaciones.4
De forma paralela a la Encup, se han creado
encuestas similares enfocadas a la población
juvenil; entre éstas podemos mencionar la
Encuesta Nacional de Juventud, que en su
versión de 2010 señala que la participación
de los jóvenes en los espacios públicos ha
permanecido baja durante la última década:5 en el ámbito nacional, de los jóvenes que tienen entre 15 y 19 años 12.9%
participa en organizaciones o asociaciones;
18.3% ha participado pero no en el momento en el que se le aplicó el instrumento,
y 66.8% nunca ha participado. De los jóvenes entre 20 y 24 años 9.1% sí participa;
17.6% ha participado pero no actualmente,
y 73.3% nunca ha participado. En el caso
del Distrito Federal no se presenta gran diferencia entre el grupo comprendido entre
los 15 y 19 años: 13.8; 18.6 y 67.6%, respectivamente. Sin embargo, entre los 20 y
24 años sí se observa una diferencia signiicativa respecto al ámbito nacional: 14.4,
24.5 y 61% respectivamente. Este último
resultado nos muestra que los jóvenes de
20 a 24 años del Distrito Federal son más
participativos con respecto a los del ámbito
nacional, aunque se mantiene la tendencia
de una amplia mayoría que no participa en
alguna organización civil.
Por otra parte, la Encuesta Nacional de
Valores en Juventud 2012 (Envaj) indica
que 89.6% de los jóvenes encuestados se
interesan poco o nada en la política.6 En la
pregunta siguiente se muestra la explicación
que ofrecen los mismos encuestados ante el
resultado anterior; así, el 37.4% considera
que los políticos son deshonestos; a 22.8%
no le interesa la política; 22.7% declara no
entender de política y 13.6% no tiene tiempo para dedicarle atención a la política.7
La participación política de los
jóvenes
En términos generales, los estudios sobre
los movimientos sociales coinciden en que
los jóvenes son quienes representan “el
motor” de las transformaciones sociales,
Alicia Galindo Rodríguez
políticas y culturales. Análisis centrados en
el tema de la participación juvenil demuestran que su involucramiento en el espacio
público adquiere diferentes formas y características. Observar la participación de los
jóvenes desde puntos de vista distintos al
de los enfoques “tradicionales” (como los
ligados a los derechos y obligaciones ciudadanas),8 permite ofrecer una explicación
más completa que aquella que ofrecen los
estudios y encuestas sobre su participación
política. Sin embargo, esta tarea no resulta sencilla. Los resultados de las encuestas
que indican una baja participación política
de los jóvenes y su bajo nivel de conianza
en el gobierno, las instituciones del Estado,
los funcionarios, los políticos y la política en
general, contribuyen a reforzar el mito de
que los jóvenes no participan.
Es cierto que aproximadamente desde inales de la década de los setenta y hasta hoy
día, la transferencia de responsabilidades
de los estados hacia el mercado y las organizaciones de la sociedad civil ha estado
acompañada de procesos encaminados a
deslegitimar la política.9 El impacto que estos procesos han tenido en la vida pública
se releja en los bajos niveles de conianza
generalizada en la política. Sin embargo,
lo anterior no debe conducirnos a pensar
que la participación política de los jóvenes
es nula. Por el contrario, se deben revisar e
identiicar formas de acción a través de las
cuales se puede demostrar que la participa-
ción política de los jóvenes tiene lugar aunque no se corresponda con el marco de los
esquemas tradicionales:
Los jóvenes están buscando al margen de las
instituciones los medios y las formas de expresar su sentir, el cual hasta ahora no ha podido
ser canalizado política e institucionalmente
Esto quiere decir que quizá lo político tenga
que redeinirse y abarcar otras formas más
amplias e incluyentes de expresiones nuevas
que hoy no son consideradas relevantes bajo
la óptica de las instituciones electorales tradicionales. (Gonzalo Alejandre Ramos; Claudio
Escobar Cruz, 2009, p. 105).
Hay que reconocer que la participación
juvenil difícilmente puede “escapar” de los
marcos estructurales de orden político, económico, social y cultural, pero dentro de
estos mismos esquemas, los jóvenes pueden encontrar espacios en los cuales innovar
y expresarse. “Estamos ante una generación
distinta, preocupados por lo cercano, lo cotidiano, lo especíico que afecta el barrio, la
colonia, la comunidad o, hasta lo referido a
sus afectividades” (Pérez Islas, 2003, p. 4).
El caso de los jóvenes estudiantes
de ciencia política de la FCPyS-UNAM.
Con el objetivo de conocer algunos aspectos
sobre la participación política de los jóvenes estudiantes universitarios, realizamos
una prueba piloto con alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la
102
103
Encup, pregunta 58_8 ¿Con qué frecuencia ha realizado las siguientes actividades…? Participar en manifestaciones a favor o en contra del gobierno o por alguna causa.
3
Encup, pregunta 56_1 Para resolver un problema que afecta a usted y a otras personas, ¿alguna vez ha tratado
de organizarse con otras personas afectadas?
4
Véase Encup, de la pregunta 30_12 a la 30_27.
5
ENJ, pregunta 11/15 del apartado “Relaciones sociales”: Jóvenes entre 15 y 24 años que participan actualmente en organizaciones o asociaciones.
6
Envaj, pregunta 1/5 del apartado “Participación política”: ¿Qué tanto te interesas en la política?
7
Envaj, pregunta 2/5 del apartado “Participación política”: ¿Por qué te interesas poco o nada la política?
2
José Antonio Pérez Islas, “10 mitos y realidades sobre la participación juvenil” en Revista Trabajo Social, 7,
México, UNAM, 2003, pp. 1-2.
9
Véase: Fernando Escalante Gonzalbo “Clientelismo y ciudadanía en México: Apuntes sobre la conceptualización de las formas de acción política” en Diana Guillen (Ed.), Mediación y política, México, Instituto Mora,
1998.
8
El mito de la participación política de los jóvenes en México
Alicia Galindo Rodríguez
UNAM (FCPYS) de primer semestre de la carrera de Ciencia Política.10 El cuestionario estuvo divido en tres apartados: a) participación política; b) participación social y c)
conianza. La muestra cubrió a 27 estudiantes, 18 hombres
y nueve mujeres entre los 18 y 24 años de edad.
algún cargo de elección popular y, en menor medida, a través
de los partidos políticos. Este contraste muestra también que no
todos los jóvenes son iguales, que el contexto en el que se desenvuelven inluye en sus concepciones, sus intereses, expectativas
y acciones.
Los resultados que mostramos a continuación tratan sobre
el interés de los jóvenes estudiantes universitarios en la política y sobre su participación política y social.
Debemos tomar en cuenta que la escolaridad puede ser un
factor que inluya en la forma de participar aunque no sea
determinante:
Cuadro 1. Personalmente, ¿qué tanto te interesa la política?
Mucho
Algo
Total
66.66%
33.33%
99.99%
Cuadro 2. ¿Has pensado en el futuro participar por un puesto de elección popular?
Sí
No
Total
74.07%
25.92%
99.99%
Cuadro 3. ¿Has estado afiliado o te interesa afiliarte a algún partido político?
Sí
No
Total
48.14%
51.85%
99.99%
Cuadro 4. ¿Has pertenecido o actualmente perteneces a alguna asociación
civil, grupo de autoayuda?
Sí
No
Total
7.40%
92.59%
99.99%
Cuadro 5. ¿Has colaborado alguna vez como voluntario en actividades
de mejoramiento barrial?
Sí
No
Total
37.03%
62.96%
99.99%
Los resultados de esta exploración coinciden con otras encuestas al mostrar que los jóvenes tienen una baja participación en
organizaciones civiles y acciones comunitarias. Sin embargo, la
diferencia está en el interés que declaran en el tema de la política y en sus deseos por participar políticamente a través de
104
10
Se aplicó al grupo 0022 de administración pública y ciencia política a inales de noviembre de 2011, correspondiente al semestre 2012-1.
La participación política guarda una relación entre la escolaridad y la cultura política, la ecuación de mayor escolaridad se
asocia a un mayor interés y participación política, pero sólo
es una probabilidad, nunca una ley determinista, siempre habrá
una proporción de individuos que teniendo las mismas características tomen decisiones políticas diferentes (Gonzalo Alejandre
Ramos; Claudio Escobar Cruz, 2009, p. 119).
Conclusiones
Uno de los mitos más recurrentes en torno a la participación
política de los jóvenes es aquel que señala que no se interesan por la política. Como hemos mencionado, desde los
enfoques predominantes sobre la participación esto resulta
cierto, sin embargo,
[…] esta concepción tan añeja se ve rebasada por las nuevas
formas de participación política en el sentido más amplio del
término. Casi nueve de cada 10 jóvenes en el país, según la
ENJ, estarían dispuestos a participar en actividades que tuvieran como objetivo la lucha por los derechos de los indígenas,
o por la defensa del medio ambiente, por la paz o por los derechos humanos; así como el visible interés por las actividades
culturales, son algunos ejemplos que nos enseñan que los jóvenes sí participan políticamente, pero no en las organizaciones que tradicionalmente habían monopolizado este concepto
(Pérez Islas, 2003, pp. 7-8).
El reto que plantea el mito sobre la escasa participación política de los jóvenes es poder formular nuevas preguntas que
nos permitan identiicar las formas a través de las cuales se
maniiesta su participación en el espacio público. Ser capaces de observar la participación de los jóvenes fuera de los
marcos institucionales de la política tradicional y su incidencia en la vida pública.
105
El mito de la participación política de los jóvenes en México
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jóvenes mexicanos, México, Plaza y Valdés.
Colección
cuadernos
106
SIJ
“…los jóvenes que viven en
la calle no se identiican a
sí mismos como sujetos de
derecho, lo cual también
hace que sean víctimas no
sólo de instituciones, sino
de prácticamente cualquier
persona”.
108
[
Vulnerabilidad política y paternidad, derechos
de los jóvenes que viven en la calle
Azucena Hernández Ordoñez
El fenómeno de los niños y jóvenes que
viven en la calle es complejo y una de sus
consecuencias más importantes son los procesos de discriminación y exclusión de los
programas sociales y políticas públicas, particularmente en el ámbito de la salud.
El presente es un ejercicio de disertación
alrededor de los jóvenes que viven en la calle como sujetos desciudadanizados y sus
implicaciones en sus derechos sexuales y
reproductivos. Por ello en un primer momento se abordará una breve historiografía
del trato que se le da a los infantes y jóvenes marginales que viven en la calle y la legitimación de la estigmatización negativa,
las prácticas de persecución y encierro y las
políticas del Estado benefactor y tutelar en
instituciones del Estado-nación mexicano
posrevolucionario. Breve será la puerta de
análisis de la omisión en la Carta Magna
del derecho de los infantes y jóvenes como
grupos sociales, y la puesta en práctica de
procesos de exclusión social de la que los
jóvenes que viven en la calle son objeto.
Concluye el texto con las disonancias conceptuales e incongruencias con respecto a
la noción y deinición de la población adolescente y joven que se traducen o no en
derechos de acceso a los sistemas de salud,
básicamente a los sistemas de atención
hospitalaria y clínica alrededor de la salud
reproductiva y programas de planiicación
familiar, y el contexto que viven los jóvenes
que optan por vivir en la calle.
Del Estado moderno y la historia
de la infancia en desventajas
El fenómeno del niño o niña callejero, es
reconocido como problema contemporáneo
y producto, como muchos otros, del Estado
moderno. Al tenor de 1762, el Estado moderno para Rousseau (1998) se reiere a una
construcción colectiva que se sobrepone al
individuo, magniicando la justicia, la moral y la razón sobre el instinto y el egoísmo.
En él, la voluntad general se deine de acuerdo con el bien común, y ése es el supuesto
objetivo del Estado que actúa en aras de los
intereses colectivos frente a los intereses particulares, planteándose la construcción de la
existencia de la sociedad.
Pese a que el Estado moderno pretende un
sistema de igualdad y oportunidades políticas para todos, signiicar a los hombres
como sujetos de acción política ha tenido como consecuencia la desigualdad y la
exclusión, interacción establecida por la
percepción que los grupos tienen de sí en
relación y oposición del otro, es decir, a
partir de la asunción de su identidad.
Según Berger y Luckman (1968), la identidad es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la sociedad, donde
109
Vulnerabilidad política y paternidad, derechos de los jóvenes que viven en la calle
los cambios en la estructura social pueden
generar transformaciones en la realidad psicológica. Esto quiere decir que, por un lado,
la identidad implica interiorización de roles y
estatus, y, por otro, que éstos son cambiantes
y los sujetos tienen la capacidad relativa de
discriminación, selección y adscripción.
Los individuos, al igual que los grupos sociales, son estructurados por las representaciones sociales, a la vez que las representaciones
sociales son producciones de los individuos
en sociedad. En este juego la lógica se construye principalmente por la reproducción
de las representaciones hegemónicas.
La infancia y la juventud, como entidad
identitaria, deja de ser considerada una especie de adultez imperfecta gracias al Estado moderno. Se construye como un grupo
social a partir de la edad, se le atribuyen
características y cualidades, se le reconocen
derechos regulados o tutelados por el Estado. Este último se erige como garante del
óptimo desarrollo para el menor proporcionado a través de instituciones como la
familia, los parientes y la comunidad local,
lo cual conlleva a la “creación” de sujetos de
derecho y ciudadanos responsables.
110
No obstante, a la infancia callejera (UNICEF,
1989) no se le signiica como un grupo al
que el Estado o sus instituciones deban
proteger; por el contrario, es producto del
sistema de desigualdad dado en la modernidad, y consecuencia de las sociedades en
transiciones veloces, con niveles de pobreza
extrema, y de factores como la urbanización
y movilidad demográica crecientes, etcétera, dado que por lo general estos elementos
deterioran las dinámicas familiares. En muchos casos, los hombres y padres de familia
abandonan el hogar, y las mujeres suelen
quedar a cargo del mismo, lo cual implica
que se vean obligadas a dejar sus hijos bajo
el cuidado de la hija o el hijo mayor; todo
esto puede tener como consecuencia, entre
otras, la deserción escolar, la delincuencia o
los embarazos tempranos (UNICEF, 1992).
Si bien es importante entender el fenómeno de la infancia y juventud callejera, su
dinámica, estadísticas, formas y motivos de
inserción y formas de sobrevivencia en la calle, es propósito de este trabajo analizar las
representaciones sociales de la juventud y de
la infancia, retomar los procesos históricos
que en el caso de México explican la permanencia de esta población en la calle y cómo
desde el Estado-Nación mexicano se ha ido
traduciendo en el juego de intereses que han
llevado igual a entender a los jóvenes como
víctimas de las desigualdades sociales y conlictos y limitaciones familiares, que como
un grupo altamente peligroso, como delincuentes.
Un aspecto que nos permite entender a la
juventud callejera es el sistema que desde
el siglo XIX, no sólo permitía el trabajo infantil, sino la presencia de esta población en
el trabajo callejero. Según reiere Sosenski
(2010), son parte de las imágenes de las calles de la ciudad de México del siglo XIX,
los pepenadores, vendedores, voceros, boleros, limpiaparabrisas, payasitos, mendigos,
en la calle han sido estigmatizados como
delincuentes, viciosos y peligrosos. Siguiendo la lógica de esta autora, “la calle estructura la vida de quienes hacen uso de ella”
(p. 145). Parte del estigma alrededor de la
permanencia de infantes y jóvenes en la calle, en que se han explicado, hasta la fecha;
como relejo de la irresponsabilidad paterna
y sus hábitos, eran y son entendidos como
focos de ambientes sucios, insalubres.
La intención de controlar y combatir a estos sectores sociales, apuntala la creación
de instituciones en las que se recluía a los
Azucena Hernández Ordoñez
infantes y jóvenes que trabajaban o usaban
la calle como lugar de recreación; la prohibición y regulación del trabajo infantil en
fábricas e industrias agudizaron la presencia de esta población en la vía pública y por
lo tanto las formas de persecución y sanción institucional y social. Desde el siglo
XIX, el trabajo en la calle no era asumido
como categoría laboral, por ende quienes
lo realizan son considerados malvivientes e
improductivos.
En este contexto, el Tribunal para Menores
utilizaba la noción de “muchachos callejeros
para los infantes y jóvenes que transitaran
u ocuparan la vía pública sin la compañía
de algún adulto, incluyendo a aquellos
que pasaban gran parte de su tiempo en
la calle pero que dormían en sus hogares
como aquellos que tenían familia, pero
que vivían y pernoctaban en la calle o en
alojamientos temporales” (Sosenski, 2010,
pp. 150-151). Por otro lado, este mismo
Tribunal por “niños de la calle entiende a
aquellos para quienes la vía pública se había convertido en su espacio de vida y de
trabajo” (op. cit., p. 151).
Así, muchachos callejeros es un estigma y la
calle se convertía en un campo de cultivo
de delincuentes infantiles ya que en la vía
pública los chicos realizaban actividades de
higiene personal, isiológicas, vagaban en
ella, se convertían y convierten en expertos
para sobrevivir en ella mendigando, vendiendo, robando, jugando y peleando. En
conclusión, la calle representa un espacio de
independencia y libertad.
La representación social de la población
infanto-juvenil que viven en la calle es una
asociación entre pobreza y delincuencia. Por
ello la histórica persecución de aquellos que
habitan y usan la calle para sobrevivir y vivir
en ella, y la legitimidad y legalidad de su
encierro por los tribunales para menores en
instituciones, con el objetivo de civilizarlos,
domesticarlos y educarlos, bajo el manto tutelar la mano dura de la autoridad.
Al tiempo que los gobiernos posrevolucionarios atajaban a los muchachos callejeros
fomentaban el trabajo infantil creando “escuelas de medio tiempo” donde se daba capacitación industrial, enseñanza que también se
proporcionaba en las instituciones para menores infractores.
Lo revisado hasta aquí nos muestra que la
creación de la noción de muchachos callejeros y/o niños de la calle en el Estado
posrevolucionario, para la construcción del
Estado-nación legitima el estigma y explicación social que lleva a entender a la infancia
como víctimas de las circunstancias familiares y de la calle, cuya necesidad apremiante
es protegerlos y regular su comportamiento
con base en el sistema tutelar familiar o institucional y queda de lado la posibilidad de
ver a los “niños de la calle” como posibles
actores sociales de su realidad, que cambian y modiican su entorno en función de
sus necesidades individuales y grupales, así
como a partir de los contextos cambiantes
en los que coexisten. No obstante el trato
limitado que se le ha dado a este concepto,
aquí se emplea la expresión “niños de la calle” es ya una representación social, un concepto de referencia (Maturana, 1996).
Como se puede observar en el apartado anterior, la infancia como grupo social es producto de un proceso histórico-social largo,
y, por lo mismo, hasta la fecha su deinición
o caracterología no es concluyente. Ahora, si
bien es cierto que no hay una deinición clara y precisa de lo que es el infante, sí existe
una serie de atribuciones y expectativas sociales respecto a este grupo o etapa de vida,
y en el caso de México se cuenta con una
111
Vulnerabilidad política y paternidad, derechos de los jóvenes que viven en la calle
deinición legal de los infantes, en la cual se
establece que se trata de aquellas personas
menores de 18 años. Tal rango de edad es
suicientemente amplio; por su parte, varias
disciplinas, como la psicología, denominan
a los individuos por grupo de edad asociados a rasgos bioisiológicos. De ahí que se
hable de infancia, pubertad, adolescencia,
juventud que si bien en términos legales es
considerado sinónimo, para la medicina y
la psicología (y en general para la sociedad
misma) no lo es.
Ha sido necesario el mismo proceso histórico-cultural para que la infancia exista socialmente, para constituir la juventud como
entidad con características propias y requerimientos particulares. La consolidación de
la infancia y la juventud como grupos sociales corre con la misma suerte, y responde a
procesos al parecer íntimamente relacionados. Si bien esto se puede tener como cierto,
para los intereses de este trabajo vale resaltar
algunas ideas generales que diferencian a la
juventud de otros grupos sociales.
112
La mayoría de las deiniciones propuestas
por disciplinas sociales y de la salud caracterizan la juventud por una serie de cambios en los rasgos físicos, básicamente los
cambios secundarios, en las actitudes, las
formas de relación y las actividades de esparcimiento, mismas que son asumidas y
usadas por los grupos sociales –como observa Jodelet (1984), una representación
social existe en la medida en que los grupos
le otorgan una asignación social de sentido
a través de su uso en las distintas esferas de
la vida cotidiana–. En este sentido la juventud existe dentro de los límites médicos
establecidos a la edad y al funcionamiento
bioisiológico. Para algunos autores, el joven es un individuo entre el principio de
la pubertad –10 años– y la madurez sexual
–19 años–; para otros, el rango se extiende
de los 12 a los 22 años (Feixa, 1998, y Valenzuela, 2002).
Al paso del tiempo se han mantenido los
contenidos centrales de las representaciones
de la juventud; en la actualidad no deja de
asociarse a los jóvenes con acciones irracionales, irresponsables y en dependencia de
los padres. Al respecto, Valenzuela (2002)
señala que aunque hay muchos estereotipos
y formas de ser joven, a la fecha existen perspectivas dominantes que relacionan a los
jóvenes de clase baja con representaciones
típicas del joven como delincuente y vago.
El concepto de joven alude, pues, formas
de organización y normativización de comportamientos y actitudes que propone, de
vuelta, acciones hacia el joven. Según este
autor, la construcción de identidades se basa
en el reconocimiento del otro, tanto entre
los distintos grupos de edad como al interior del grupo mismo de pares. El caso de
la juventud resulta emblemático al respecto:
los jóvenes de clase media y alta son representados como estudiosos, respetuosos de la
ley, de aspecto limpio y monógamos, mientras que los jóvenes pobres son mostrados
como violentos y criminales. Estas imágenes son aprehendidas por los propios actores sociales, asumen esos rasgos con que se
les identiica y discrimina, según la posición
socioeconómica, aunque, en el proceso, los
jóvenes de uno y otro grupo social reaniman
las imágenes en la vida cotidiana; es decir,
los grupos se encargan de mantener y reproducir la credibilidad de los estereotipos. En
este sentido, como señala Feixa (1998, p.
19), “los jóvenes de las sociedades modernas
no son unívocos, sino son tipos ideales que
sirven para ordenar la heterogeneidad de la
población”.
Por otro lado, los criterios biológico-culturales de construcción de la juventud remiten a
criterios de edad relacionadas con determi-
Azucena Hernández Ordoñez
nadas actitudes y comportamientos sociales.
De hecho, los rasgos biológicos evidencian
el periodo de la juventud y la pertenencia
a uno u otro género: para los hombres, los
indicadores de su inserción a la edad joven
son los procesos isiológicos que evidencian
el crecimiento del cuerpo, el incremento
de la fuerza muscular y la maduración de
sus agentes reproductivos; en las mujeres, el
paso a la juventud está marcado por la maduración del aparato reproductor, procesos
fundamentales para sobrevivencia social y
simbólica de los grupos (Feixa, 1998).
No obstante esta estratiicación de los jóvenes, el criterio de la edad es lo que marca la
condición civil y legal de los individuos, y
permite determinar las instancias encargadas de satisfacer necesidades elementales y
de realizar acciones en pro de la vida digna de
los infantes y los jóvenes. Como se ha mencionado, en México tales instancias son la
familia, y, en caso de ausencia de familiares,
las instituciones de atención tutelar deben
brindar las condiciones de desarrollo social
y afectivo para niñas, niños y jóvenes, hasta
que lleguen a la mayoría de edad (18 años).
Tal hecho se advierte en el artículo 4o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos,1 el cual establece que el padre y
la madre son los responsables de preservar el
derecho de los menores a la satisfacción de
sus necesidades y el derecho a la salud, tanto
física como mental.
En el citado artículo constitucional, el concepto de niñez supone los derechos que las
personas adultas puedan tener sobre el niño
o la niña, pero también sus obligaciones, el
deber de atenderlos y cuidarlos. Infortuna-
1
damente, sólo en la Carta Magna aparecen
las obligaciones de los progenitores; en otras
instancias legales o instituciones relacionadas con la atención a la infancia, la autoridad de la madre o del padre no se pone
en tela de juicio. Esto responde al Estado
patriarcal, en el cual el patriarca o “pater” es
quien tiene derecho y credibilidad, por encima de cualquier otro miembro de la familia. Es decir, la igura del “pater” detenta el
poder de decisión sobre aquello que afecte
al menor (Pérez y Núñez, 1994).
En sus prácticas sociales a lo largo de la historia, tanto el Estado mexicano como todos
los ciudadanos mantienen la representación
social de los infantes y de los jóvenes como
sujetos sin conciencia de sí, desprovistos
de capacidad de decisión, con limitaciones
en el desarrollo social e intelectual. Sólo se
les reconocen derechos al joven y al infante a través de la autoridad “parental”: Si se
presenta un conlicto entre la persona que
ejerce la patria potestad y el menor, éste no
tiene posibilidad alguna de ser escuchado
en juicio pues se encuentra atrapado en el
mecanismo de la “representación legal” que
tiene su padre o madre, respecto al ejercicio
de sus propios derechos” (Pérez y Núñez,
1994, p. 32).
En este sistema, a los niños, las niñas y los jóvenes no se les reconoce capacidad de hablar,
decidir o escuchar. Esta condición de negación y vulnerabilidad legal no termina más
que con la mayoría de edad, situación que
lleva a plantear quién protege, entonces, a la
población infantil. Con la mayoría de edad,
esa persona agredida, violentada, no deja de
serlo necesariamente; sin embargo, tiene de-
Véase el título primero, capítulo I, “De las garantías individuales”, artículo 4o. de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos
113
Vulnerabilidad política y paternidad, derechos de los jóvenes que viven en la calle
recho a ser escuchado y se le da crédito sin la
intermediación de una igura parental.
Cuando no se es niño, pero tampoco
adulto y se vive en la calle
Ahora bien, el dilema en el que se encuentran los jóvenes que viven en la calle, se debe
a esta construcción e imposición arbitraria
que marca el momento en que dejan de ser
niños y adquieren una serie de obligaciones y
responsabilidades sociales en un contexto social legal que los excluye del sistema de salud.
Uno de los principales problemas alrededor
de los jóvenes es que existen contenidos sociales que los representan como seres irracionales, emotivos e infantiles, y por ello no se
les considera sujetos de derecho dentro del
sistema tutelar mexicano; se les niega así toda
posibilidad de ser escuchados, atendidos y
orientados.
114
La falta de deinición legal y por lo tanto
de protección social y de salud ocasiona
severas contradicciones entre los diferentes
ámbitos institucionales, ya que por ejemplo
según la Organización Mundial de la Salud
los adolescentes comprenden un grupo que
va de 10 a 19 años y este periodo es caracterizado por la adquisición de la capacidad
reproductiva, es decir, no son infantes, pero
tampoco son adultos. Porque como lo marca la Constitución de los Estados Unidos
Mexicanos se es ciudadano mexicano a los
18 años; es decir, cuando se adquiere la mayoría de edad; se deine como la extinción
completa de la patria potestad y se realiza
cuando hay capacidad e idoneidad para gobernar los derechos y obligaciones pertenecientes al sujeto por sí mismo sin precisar la
ayuda de representante legal o cooperación
de otra persona. Pero recordemos, esos jóvenes podrían ser adultos pero como viven
en la calle y eso marca su “estatus de ciudadano”, entonces no son sujetos de derechos
y el problema se agudiza porque los grupos
vulnerables tienen problemas legales sin haber cometido ningún delito; son excluidos
del orden social, no tienen estatus de ciudadanos y por lo tanto no tienen derechos,
ni acceso a la salud, ni a la educación, no
tienen acceso a trabajo digno, ni al esparcimiento.
Los jóvenes que viven en la calle son los no
ciudadanos que se pueden sacriicar, porque nadie notará su ausencia y si no se les
atiende nadie reclamará la omisión. Viven
en la calle por lo tanto no cuentan con un
tutor que pudiera reclamar atención y educación sexual y reproductiva y el sistema de
salud, por sí mismo se las negará porque son
menores de edad que para la ley no tienen
derecho porque adolecen de inteligencia,
criterio y razón.
Los jóvenes que viven en la calle son los
no ciudadanos que se pueden sacriicar
porque nadie notará su ausencia y si no se
les atiende nadie reclamará la omisión. En
tanto que viven en la calle no cuentan con
un tutor que pudiera reclamar atención y
educación sexual y reproductiva para ellos,
y el sistema de salud se las negará porque
son menores de edad ya que para la ley no
tienen derecho porque adolecen de inteligencia, criterio y razón.
El sistema legal mexicano, con respecto a la
mayoría de edad y a la conveniencia de considerar ciudadanos a adolescentes y jóvenes,
presenta una serie de contradicciones que
vale la pena señalar; los adolescentes y jóvenes tienen permiso para trabajar bajo ciertas
atenuantes, por ejemplo para tener derecho
al trabajo se considera la edad mínima de 14
Azucena Hernández Ordoñez
años pero “por vía excepcional y previo permiso” de los padres o tutores puede ser de 12
a 14 años y en una jornada que pase de las
22:00 horas. y no más de seis horas; otro
ejemplo: la edad para ingresar a la carrera
de armas es de 16 años cumplidos (Sedena,
2012), sin embargo no se otorgan derechos.
La edad mínima para contraer matrimonio de acuerdo con el Código Civil es de
14 años para la mujer y 16 para el hombre. Sin embargo, existe controversia en
cuanto al inicio de la educación sexual y
el derecho de ejercer los derechos sexuales
y reproductivos. “Ley General de Salud,
artículo 67: en los servicios de planiicación familiar debe incluirse información y
orientación sobre anticoncepción para los
adolescentes” (Diario Oicial de la Federación, 1994). Según esta ley es obligación
del sector salud fomentar la prevención de
enfermedades y protegerse de riesgos que
ponen en peligro la salud (NOM, 1992).
Cuando el adolescente cuenta con la información pertinente, puede elegir el método anticonceptivo que estime adecuado, y
cuenta con la obligación del prestador de
servicios de salud de proporcionárselo.
En el caso de los jóvenes que viven en la calle,
la arbitrariedad de la edad legal y el prejuicio
social acerca de sus capacidades y actividades
ponen en jaque su existencia, porque, por
un lado, prevalece la representación social de
que el joven callejero es ajeno a la responsabilidad, incluyendo el autocuidado y la toma
de decisiones razonadas y, por otro lado,
como no es adulto es irracional e impulsivo.
El estigma social negativo alrededor se estos
jóvenes se agudiza por el tipo de prácticas sociales que ejercen como el uso de drogas, la
violencia y las formas de sobrevivencia. Esto
tiene como consecuencia una consecutiva
exclusión social y no ser sujeto de derecho,
menos en un área tan importante como es la
salud sexual y reproductiva; de este tema mucho se tiene que decir, pero se deja el espacio
a la experiencia de dos jóvenes que viven en
la calle y que son padres. Sirva su experiencia para ejempliicar la ausencia de políticas
públicas para esta población pero más para
advertir acerca de las injusticias que viven los
no ciudadanos.
Jóvenes padres que viven en la calle
En el caso de las jóvenes que viven en la
calle, como muchas otras, asumen que su
estatus cambiará siendo madre pero la maternidad es un evento que las coloca en total vulnerabilidad institucional y las hace
víctimas de ataques sociales, ya que siendo
chicas que viven en la calle, rompen con
todo esquema tradicional para la mujer en
cuanto al espacio asignado para el ejercicio
del cuidado y crianza de los hijos, el espacio
doméstico. Ahora bien, la crítica social se
agudiza cuando se observa el estilo de vida y
uso de tóxicos por parte de las mujeres, bajo
estas circunstancias, la sociedad sanciona a
las jóvenes porque son vagas, putas, desobedientes, irresponsables e incapaces de tomar
decisiones y cuidarse, y por lo tanto menos
pueden cuidar a un infante. La maternidad
es un lugar de sanción moral y castigo institucional para las jóvenes madres.
El embarazo por lo regular ocasiona en las
jóvenes problemas con su familia de origen o
en las instituciones donde vivían; las jóvenes
según los adultos, no tienen criterio ni derecho a decidir, menos sobre su propio cuerpo:
EG: Yo tuve a S porque no fue embarazo planeado, pero la tengo, ¿no? Aunque mi familia
no me apoyó, ni eso, me decía que la regalara,
115
Vulnerabilidad política y paternidad, derechos de los jóvenes que viven en la calle
que la diera en adopción, no sé, y me decidí
quedar con ella y por eso me corrieron porque
no hice lo que mi mamá quería.2
L: Yo la tuve porque la quiero, yo sí la quise
tener, a mí me propusieron que la abortara,
pero yo no quise hacerlo. En primera, yo ya
sabía que me iban a correr de mi casa, y en
segunda, yo dije por qué voy a hacer lo que
ellos quieren si es algo mío, o sea, pues, si
fuera de ellos, que aborten, a mí me da igual,
yo sí voy a tener a mi hija.
Es importante señalar que algunas experiencias de jóvenes que viven en la calle es que
ante su embarazo las expulsaron de sus casas;
otras, en el mejor de los casos, fueron llevadas a instituciones como el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
(DIF). En tales lugares, el trato y la atención
no mejoraron necesariamente, ya que fueron estigmatizadas y maltratadas por su
condición de gestación. Así se sabe también
que muchas chicas embarazadas no son recibidas en las instituciones de atención a
jóvenes callejeros.
Ahora bien, el castigo institucional y social
más drástico que se da a las jóvenes es arrebatarles a sus hijas e hijos, por encima de
sus derechos. Ello inluye en el consumo
aún más agudo de sustancias psicotrópicas.
T: Allá en Libertad, este, yo me drogaba,
pero cuando me quitaron a mi hija me empecé a drogar bien feo, me descuidaba, ya me
la quitaron un tiempo, como cuatro meses,
me la quitaron a ella, a AC, que hasta que me
dejara de drogar, enton’s me iban a entregar
a mi hija, cuando también me la quitaron,
agarro otra puta semana de desmadre, ¿no?,
me fui a la calle, me empecé a drogar.
116
2
Lo anterior se debe a que la preocupación
familiar y de las instituciones surge, principalmente, al percibir como un hecho inmoral el embarazo temprano y fuera del
matrimonio, un asunto de desprestigio para
la familia, para las chicas y un mal ejemplo
dentro de las instituciones. A ello se suma la
percepción de las jóvenes como inmaduras e
incapaces para abocarse a la tarea que implica la maternidad. Cabe señalar que muchas
jóvenes en México, en general y en particular que viven en la calle, no reciben orientación, información sobre sexualidad, placer,
uso del cuerpo, planiicación familiar, salud
sexual y reproductiva y menos cuentan con
los medios para ejercer su sexualidad de manera salubre, informada y planeada, es decir,
no son sujetos de derecho para las políticas
públicas de salud.
Se advierte así que el estilo de vida de las
jóvenes que viven en la calle rompe con muchos esquemas, tanto familiares como institucionales. La reprobación social se agudiza
cuando las jóvenes se hallan en estado de
gravidez. Se les exige responsabilidad reproductiva cuando apenas si han tenido información, sin contar con que su acceso a los
métodos anticonceptivos es muy limitado.
Las niñas y jóvenes que viven en la calle son
censuradas porque se les dice que no deberían vivir ahí, y mientras están gestando
mantienen las prácticas de vida que les permiten sobrevivir en las calles (uso de drogas,
robo, limpiaparabrisas) y sus hábitos higiénicos dejan mucho que desear. Pero quizá lo
más alarmante para la sociedad, la familia y
las instituciones de asistencia es el consumo
de sustancias psicoactivas. Las familias o los
centros de atención a población callejera, en
particular las entidades de carácter privado, cuya misión y razón de ser consisten en
Los episodios del diálogo con jóvenes, hombres y mujeres expuestas en el trabajo, pueden consultarse en la
tesis de doctorado, Hernández (2005).
Azucena Hernández Ordoñez
atender a infantes y jóvenes en situaciones
especialmente difíciles, ven como un problema la gestación y el consumo de drogas
en las niñas y jóvenes.
En el caso de los hombres jóvenes que viven en la calle, sus razones de vida no sólo
se centran en las muestras constantes y exacerbadas de la virilidad y masculinidad, sino
que se tienen que cuidar de los conlictos con
la ley, porque una vez que dejan de ser niños
padecen una aguda estigmatización y sanción
legal. Quizá en el caso de los hombres el tránsito de infante a joven no se da por la edad,
sino por el ejercicio de su sexualidad.
Las instituciones tienen políticas contradictorias y encontradas. Según reportan
algunos jóvenes, son las organizaciones las
primeras en atacarlos. El embarazo dentro
de las instituciones implica principalmente
que las mujeres sean expulsadas (“corridas”),
sean puestas a disposición de la Procuraduría General de la República, o dispongan de
sus hijos o hijas para darlos en adopción.
Pese a esto, los hombres reieren que cuando sus parejas están embarazadas las llevan
a instituciones o con familiares, pensando
que quizá éstas les proporcionen mejores
condiciones de vida y sus necesidades básicas durante la gestación queden cubiertas.
Esta condición de abuso se debe a que las
instituciones se aprovechan del hecho de
que en México los infantes y jóvenes de menos de 18 años no son sujetos de derecho (ni
civil ni social), ya que están bajo el cuidado
de padres o tutores, y sacan partido de tal
condición en el caso los infantes y jóvenes
que viven en la calle, pues para éstos desaparecen sus garantías individuales y nadie se
responsabiliza de ellos. Dado el relativismo
moral en el que se encuentran sumidas todas las capas sociales, así como los sistemas
político y económico, los niños y jóvenes
de la calle resultan ser pequeños delincuentes, y no hay una instancia decididamente
orientada hacia su legítima defensa.
Asimismo, los jóvenes que viven en la calle
no se identiican a sí mismos como sujetos
de derecho, lo cual también hace que sean
víctimas no sólo de instituciones, sino de
prácticamente cualquier persona. Los casos
de despojo a esta población son muchos,
pues no cuentan con los documentos del
registro civil que los avalen como padres y
madres de esos infantes que están con ellos
(sus hijos e hijas). Es más, en muchos casos,
ellos mismos, las y los jóvenes, no cuentan
con papeles de su nacimiento y registro civil, lo cual hace que los trámites en el registro lleguen a ser mucho más engorrosos, y
que deban pagar por que les den sus documentos. Para ellos, este tipo de papeles es
importante porque así dan su nombre a sus
hijos e hijas, es decir, establecen legalmente
el vínculo parental, aunque a quienes registran no sean sus hijas o hijos biológicos.
Además, ellos creen que con los papeles del
registro civil están más protegidos por la ley.
L: Porque por esa misma razón perdimos a
Y, porque me la robaron y no tenía ningún
papel que avalara que fuera mi hija, ¿me entiendes? Ro ya necesita ir a la escuela, pero
O necesita también que la registre, si no al
rato me vuelve a pasar lo mismo.
Este vacío en el ámbito jurídico hace que en
las instituciones se abuse de las y los propios
jóvenes, quienes se perciben como sujetos
sin derechos..
R: C del I nos corrieron porque ella estaba
embarazada, entonces yo dije “pues chingue a
su madre, me dedico al desmadre”… después
volvimos y estuve con ella, yo la saqué del
hospital, llegamos a la casa hogar, se la llevan a
ella a la PGJ y a mí no me tomaron en cuenta
117
Vulnerabilidad política y paternidad, derechos de los jóvenes que viven en la calle
en ninguna decisión porque, según ellos, yo
no valía ni madres, mis pinches decisiones no
valían ni madres y entonces cuando yo quiero recuperar a mi hija me dicen “chingá, ¿con
qué compruebas que es tu hija, güey?”
La calle como espacio de vida exige la delimitación del territorio y el seguimiento de
reglas, pero también demanda estrategias
para conseguir bienes, dinero o droga. Para
esto, las y los jóvenes realizan actividades
como el robo, la mendicidad, la limpieza de
parabrisas o venta en los semáforos y cruceros, entre otras. Al parecer, conforme los
niños van creciendo y alcanzan la juventud,
sus actividades dentro de la economía informal se ven reducidas. La edad y los cambios
físicos conllevan a que la gente deje de darles dinero, lo cual es posible que responda
a una actitud generalizada proteccionista y
asistencialista de las personas hacia mujeres,
niños, niñas, ancianos y personas con discapacidad, no así hacia mujeres y hombres jóvenes y maduros. La reacción general hacia
estos últimos es de rechazo y censura, se les
señala como lojos, explotadores de infantes, malvivientes, etcétera.
118
La desaprobación social ante el trabajo
realizado por jóvenes que viven en la calle
(limpiar parabrisas, mendigar, etc.) hace
que disminuya de manera considerable su
nivel de ingreso. Si a esto se suma la falta
de oportunidades laborales, se puede encontrar una explicación plausible al hecho
de que muchos jóvenes terminen por dedicarse al hurto. Paradójicamente, cuando los
jóvenes deciden vivir en pareja y tener hijos
también optan dejar de robar, ya que asocian claramente esta actividad con la ilegalidad y la consecuencia inmediata del tutelar
o la cárcel.
Dejar de robar no sólo responde a la intención de disminuir el riesgo de caer en el tu-
telar de menores o en el reclusorio. También
responde a la imagen que tienen de hombrepadre. En este sentido, es clara la idea de que
al hacerse padres, los hombres tienen que ser
responsables absolutos del abasto familiar,
proveer y proteger, pues se ven como los actuales y futuros ejemplos para sus hijos e hijas.
Ser hombre o mujer que vive en la calle es
vivir en un estado de vulnerabilidad que
crece con la edad, y con el inconveniente
de que por las condiciones de vida no son
sujetos de derecho, pero sí de sanción moral
y legal, lo que coloca a esta población en un
estado de indefensión y de falta de ciudadanización que urge corregir.
Azucena Hernández Ordoñez
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119
[
“… el acercamiento a las
prácticas sociales de letra
escrita que desarrollan los y las
jóvenes, permite comprender
el lugar que ésta ocupa en sus
vidas y la contradicción que
muchas veces existe con los usos
escolares”.
120
Las escrituras juveniles
Gloria Hernández
El estudio de la condición juvenil en el
marco de la educación escolar ha sido mi
campo de estudio por algunos años, de
manera particular lo que los jóvenes hacen con la letra escrita no como depositarios pasivos sino como autores en el doble
sentido de la palabra: con autoría y con
autoridad para irmar y crear sus escritos,
esto es, una persona autorizada para decir
su palabra (Hernández, Gregorio, 2004,
p. 2). Me reiero concretamente a jóvenes
en condición de pobreza económica cuyos
capitales materiales son reducidos para su
desarrollo vital; no obstante, sus propias
condiciones de vida si bien, efectivamente, los constriñen, también los habilitan
(Giddens, 1998) en otros campos, por
ejemplo en el del trabajo y en las trayectorias construidas en las propias formas de
vivir sus juventudes.
enunciación oral o escrita de la propia palabra y que ejercer la palabra propia tiene
que ver con decisiones que el joven toma,
si bien condicionado por la situación de
pobreza en la que se desenvuelve, en diversos campos de su vida a partir de los roles y
los procesos identitarios en los que la letra
cobra signiicado.
En este escrito planteo la idea de que el
acercamiento a las prácticas sociales de letra escrita que desarrollan los y las jóvenes,
permite comprender el lugar que ésta ocupa en sus vidas y la contradicción que muchas veces existe con los usos escolares. En
primer lugar, el discurso escolar mantiene
aún la idea de que el uso de la letra escrita
se mejora ejercitándola a través de repeticiones múltiples de textos muchas veces
sin sentido para los jóvenes, pero considero que es necesario diferenciar la letra que
se ejercita de la letra que se ejerce desde la
Enfoques socioculturales: jóvenes
y escrituras
1
Con el afán de desarrollar esta idea parto de
una breve recapitulación de lo que signiica
la cultura escrita desde la perspectiva sociocultural (Gee, 1996), y las formas en que
se entrelaza con el enfoque sociocultural de
la juventud (Medina, 2000) para posteriormente recuperar experiencias desarrolladas
con jóvenes de escuelas telesecundarias en
zonas urbanas y rurales que permiten asomarnos al lugar que ocupan tanto la letra
como las supericies de escritura.
Para acercarme al estudio de las escrituras
juveniles, es necesario dar un rodeo en relación con las formas en que se han conceptualizado la alfabetización y la lectura como
prácticas sociales, en un afán por exponer el
argumento teórico a partir del cual se puede
relexionar no sólo con respecto de la escritura, sino del joven escritor y su contexto.
El estudio de los usos de la lengua escrita
o alfabetización,1 de acuerdo con Kalman,
El término alfabetización tiene una multiplicidad de connotaciones que diieren del sentido usado en México
referido a la enseñanza inicial de la lectura y la escritura, por ello es posible habar de alfabetización o prácticas
sociales.
121
Las escrituras juveniles
ha cruzado por diferentes momentos en los
cuales corren de manera paralela, aunque no
de forma idéntica, dos historias, una social y
otra individual que resultan relevantes para
el tema que aborda este texto debido a que
las escrituras juveniles se insertan desde la
individuación en tramas sociales complejas
en las cuales la visión hegemónica caliica y
descaliica al lector y escritor legítimo. Estos
momentos, según la autora, se pueden ubicar en tres tendencias.
122
La primera tendencia hacia los años sesenta plantea una visión técnica de la alfabetización, caracterizada por la adquisición
de la lengua escrita y un uso mecánico de
la misma y concibe a su sujeto como una
persona “inconsciente y simple”; no es gratuito que deinieran como destinatarios de
la alfabetización a “minorías lingüísticas y
étnicas” pues eran deinidos desde una posición de poder que, a partir de estudios académicos, se identiicaba con la perspectiva
de la UNESCO, de acuerdo con la autora. En
esta misma década había también posturas
que de manera seminal insertaban cuestionamientos a la tendencia hegemónica al
proponer por ejemplo, a través del estudio
de los griegos, que éstos “no pensaban de
cierta manera porque contaban con la escritura, sino escribían de cierta manera porque
así pensaban” (Kalman, 1998, p. 6) y, desde luego Freire al señalar que leer es leer el
mundo y nunca una práctica neutra (1984).
La relación alfabetización-desarrollo se realiza de manera lineal y se miró a la primera
como un acto civilizatorio que permitiría
sacar del atraso a las personas y a las sociedades en su conjunto. Aún es posible ver en
las políticas y en las prácticas didácticas esta
tendencia: se descaliican las prácticas y lógicas de escritura de los jóvenes y se deinen
programas desde la teoría del déicit que
suele deinir la relación pedagógica.
Gloria Hernández
La autora identiica otra tendencia hacia los
años setenta cuando surge el debate con el
anterior postulado dominante. En esta postura se destaca el carácter ideológico de la
alfabetización al ser un proceso y no sólo
un producto que adquiere signiicado en
el marco de contextos particulares. Resalta
la concepción de analfabetismo asignándola
a personas con experiencia de vida que les
provee de lógicas y responsabilidades sociales a partir de la cuales es posible identiicar la apropiación de la palabra escrita, con
lo que el sujeto cobra sentido en el propio
proceso alfabetizador. Análisis signiicativos
emergen como es el caso de las relaciones entre oralidad, escritura y lectura que en el caso
de la juventud son relevantes dados los contextos de habla, los artefactos culturales que
utilizan, así como las formas y sentidos de
su comunicación escrita.
La tercera tendencia de la década de los
ochenta nutre de manera signiicativa el
conocimiento acumulado y las formas de
generarlo –estudios empíricos– en torno
al campo de la lectura y la escritura. A la
preocupación por el proceso de apropiación
se suma el análisis de las consecuencias de
tal aprendizaje y lo que hacen con éste las
personas en el curso de sus vidas. Destaca el
énfasis en el lugar de signiicación que ocupan los contextos de uso de la letra escrita.
Al dominio de la psicología en el análisis de
la lectura, se opuso el estudio de la alfabetización desde la sociología al implicar connotaciones de clase, marginación o grupo
social y desestimar que se tratara sólo de un
asunto que se desarrolla “en el interior de la
cabeza” (Lankshear, 2010, p. 28). La incorporación de la perspectiva sociocultural, de
acuerdo con este autor, tiene que ver con la
deinición de la alfabetización como práctica social de la lengua escrita.
Invito a pensar en las escrituras juveniles
cuando uno de los autores más representativos de esta perspectiva señala que la lectura
guarda una relación intrínseca con la escritura y que no sólo se lee, sino que se lee algo
y este algo siempre es un texto de algún tipo
(Gee, 1996, p. 55). Lo mismo podríamos
decir de la escritura, se escribe algo de algún
tipo y con cierto sentido. Gee puntualiza la
conceptualización de prácticas de alfabetización para “indicar el nivel de uso y signiicado social de la lectura y la escritura y pluraliza
a las alfabetizaciones como prácticas sociales,
incorpora un elemento importante al señalar que en tanto prácticas sociales involucran
también conceptos sobre lo que es la lectura
y la escritura” (1993). Así, lo que se lee y escribe y el concepto mismo de lectura y escritura dan contenido a estas prácticas sociales.
En un estudio desarrollado en 2004 con
jóvenes de sectores populares en una telesecundaria encontré que también se entreteje
el concepto de sí mismo como lector y escritor (Hernández, 2007b). Los jóvenes no se
asumen como lectores, pues no leen libros, y
mucho menos como escritores, ya que éstos
sólo son quienes escriben libros que alcanzan
la denominación importante de obras, de
manera que a pesar de leer a diario en sus
actividades cotidianas, no se deinen como
lectores y a pesar de escribir a diario en los
celulares, en los baños, en su propia piel, no
son escritores. Como lo señala Gregorio Hernández, coincidiendo con esta idea, se tiene
la imagen, nada gratuita sino muy fortalecida
por la cultura escolar, de que sólo es lector
quien lee libros y grandes y es escritor quien
escribe libros y es con sagrado –la separación
de la palabra es mía– (2004, p. 4).
El tema que se introduce es el de las propias
identidades, no sólo como lectores o escritores, sino como identidades “identiicadas e
identiicables como pertenecientes a grupos
o redes socialmente signiicativos y como sujetos que desempeñan roles socialmente signiicativos” (Gee, 1990, pp. 142-143, citado
en Lankshear, 2010, p. 32); por ello, señalé
líneas atrás, recuperando a Kalman, que se
entretejen dos historias, una social y otra individual, pues se trata no sólo de identidades individuales, sino también colectivas que
dan pertenencia al sujeto escritor.
A esta situación se suma el hecho de que
leer y escribir o estar alfabetizado no sólo es
“utilizar el sistema lingüístico […] presupone complejas amalgamas de formas proposicionales, procedimentales y ‘eicientes’ del
saber” (Lankshear, 2010, p. 32), se movilizan saberes de diversa índole que son obviadas en los procesos educativos destinados a
jóvenes y se impone, junto con la letra, su
contenido, y junto con la escritura su sentido pues “el manejo del lenguaje escrito es
un instrumento crucial para el poder” (Petite, 1999, p. 23). Un ejemplo de ello es la
siguiente airmación recuperada de una entrevista en un estudio de los jóvenes que no
logran ingresar a la UNAM por la vía del examen de admisión: “Es que los que venimos
de familias pobres no hablamos de la misma
manera que los que vienen de familias ricas
y por eso no entendemos” (Guzmán, 2012,
pp. 158-159).
Como pretendo hacer ver, este enfoque se
engarza de manera compleja y enriquecedora
con el enfoque sociocultural de la juventud
para el estudio de las escrituras juveniles. Si
estar alfabetizado es una condición social y
cultural, ser joven también lo es.
Medina plantea que el enfoque sociocultural
de la juventud se descentra de esencialismos
que suponen a la juventud desde aspectos
inmutables y trascendentales y allana el camino para un giro epistémico que privilegia
el carácter histórico y cultural de la juven-
123
Las escrituras juveniles
tud pues ésta deja de ser concebida como
fase para ser comprendida como “condición
de los individuos que es fuertemente determinada por el contexto sociocultural en que
transcurre su vida” (2000, p. 86). Continúa
señalando que este enfoque pone atención
“en dos órdenes de cosas”:
Por una parte ha procurado demostrar que la
juventud, como sujeto social con características propias, ha estado presente en gran parte
de las organizaciones sociales humanas en las
cuales se ha manifestado de modo diferente,
acorde a la coniguración simbólica y social
que ha primado en cada una de ellas; y por
otra, he buscado develar qué procesos asisten a
la condición de la juventud y cuáles son los referentes que prioritariamente conluyen en su
articulación espacial y temporal (2000, p. 86).
El uso de cursivas es con el in de resaltar que
justamente algunos de esos procesos reieren
constituciones identitarias de orden simbólico en las que los usos juveniles de la letra
escrita cobran singular relevancia.
El orden de la cultura escolar y la
palabra propia
124
Con el propósito de acercarme a sujetos
concretos retomo un texto,2 a partir del cual
analizo la noción de campo. Este texto forma parte de experiencias de trabajo desarrolladas con jóvenes estudiantes de escuelas
telesecundarias tradicionalmente destinadas
a zonas rurales y población en condición de
marginación, pero actualmente estas escuelas se han “urbanizado” al grado de contar
con amplia matrícula, pero con el estigma de no ser secundarias generales y con
2
Gloria Hernández
ello devaluadas, como devaluados son los
jóvenes que asisten a ellas por parte de la
comunidad y esta visión imprime un sentido particular al contexto de uso de la letra
escrita en los procesos identitarios juveniles.
En esos espacios realicé diversos proyectos
de investigación con los jóvenes de sectores
populares que en su gran mayoría trabajaban y estudiaban. Limpiaban microbuses,
eran ayudantes de viveros y de puestos de
tacos, las jóvenes trabajaban en el servicio
doméstico y, dada su edad, vivían una condición de explotación, aunque la palabra
se encuentre actualmente en desuso. Por
las tardes iban a la telesecundaria, al tercer
grado, en una comunidad de la zona norte del Estado de México atravesada por la
crueldad de la mancha urbana y la violencia. Dos de los alumnos acudían a irmar
al municipio porque los atraparon tomando
alcohol detrás de la escuela y sufrieron un
proceso judicial. Este grupo de 23 personas
fue catalogado como los “desahuciados” en
palabras de las propias autoridades escolares. De modo que a la condición de pobreza
se sumaba el estigma del estudiante indisciplinado, imposible de “recuperar” pero que,
dadas las políticas educativas referidas a la
evaluación, había que aprobar y por tanto
atender en el último ciclo escolar de la telesecundaria. Sus edades luctuaban entre los
13 y los 17 años y eran 11 mujeres y 12
hombres.
Son jóvenes considerados ya alfabetizados
por hacer uso, aunque precario, de la letra
escrita; se mira en ello la idea central de la
primera tendencia que identiica a la alfa-
Gloria Hernández, 2009, “Identidades juveniles y cultura escrita”, en Brian Street y Judith Kalman, Lectura,
escritura y matemáticas como prácticas sociales. Diálogos con América Latina, CREFAL/Siglo XXI, México.
betización con la adquisición de la lectura y
la escritura. El interés se centró en incidir
en la mejora de las estancias escolares a través del acercamiento a la producción escrita
desde otras opciones que no fuera el de la
lógica de poder que se instaura en la escuela
como campo de disputa, ya que un campo
se deine tanto por la existencia de un capital
común, como por la lucha por su apropiación
(García Canclini, 1984, p. 19). La cultura
escrita en la escuela tiene un capital común
anclado tanto en lo social (interacciones entre docentes, alumnos y entre estos mismos)
como en lo simbólico (códigos y rituales sedimentados de la cultura escolar) y, desde
luego, en lo cultural (símbolos, códigos, patrones, actitudes y discursos). Juntos ponen,
e imponen, en el centro una lógica desde
la cual la palabra propia sea dicha. Por ello
me interesó plantearme la pregunta por las
escrituras juveniles y a lo largo de cuatro años
de trabajo pude identiicar que los jóvenes y
las jóvenes usan, en el sentido simbólico que
le da De Certeau, la letra escrita desde otros
logos y con sentidos diversos. Este autor
suma la importante categoría de contextos de
uso (2000, p. 39), es decir, la relación con
las circunstancias en que estos jóvenes usan
la letra escrita. Encontré que estas circunstancias no eran sólo externas al sujeto juvenil, sino que se constituían por ellos mismos
y su formación en los procesos identitarios.
Aludo al contexto escolar y al rol de estudiante porque en ellos identiico la primera noción de campo, es decir, en el uso de
la letra escrita pero en la arena del campo
educativo. En ella se disputan las posesiones
diferentes saberes y las posiciones –formas
y lugares desde donde se asumen estos saberes (Bourdieu, 1984) referidos a la letra
escrita. Desde luego que había intereses comunes, que es una característica del campo,
acerca de la enseñanza y los aprendizajes de
la letra escrita pero se negociaban, se opo-
nían, se negaban, en suma se disputaban.
Por eso los docentes señalan que los jóvenes
no leen, ni escriben; desde allí los descualiican, les quitan la cualidad como autores.
Por ejemplo, cuando los docentes señalan
que los jóvenes no leen ni escriben (Hernández, 2009, p. 188) lo hacen desde su uso
de poder, de la lógica desde la cual el otro, el
joven estudiante ha de escribir y leer, es decir, despojándolos de sus propios procesos
identitarios para convertirlos en estudiantes
consumidores de los productos textuales de
los autores legítimos.
Si bien los jóvenes son de estratos pobres,
se juegan otros capitales, por ejemplo en el
cultural manejan saberes, no sólo referidos a
los contenidos académicos, o los de su vida
fuera de la escuela, además de éstos se apropian y construyen saberes de otro orden;
quiero decir con ello no de otra naturaleza
o carácter, sino de otra racionalidad o lógica que los colocan de cara al poder escolar;
su trayectoria y la de otros les ha mostrado las formas de subvertir el orden, esto
es, de sublevación a la lógica disciplinaria
y civilizatoria que supone el uso de la letra
escrita en el código escolar. Estos saberes
dan contenido a eso que escriben, eso que
pintan en las bardas de los baños y, de manera clandestina, en la propia aula mientras
transcurren las clases. Actualmente con los
usos de los celulares y la rapidez que le da la
“nueva mentalidad” (Lankshear, 2010) de
la letra escrita, las posibilidades clandestinas
de comunicación se amplían en el interior
mismo del aula y fuera de ella.
Para ellos el uso ortográico sólo adquiere
importancia en la unión de sentido y convención (Hernández, 2009, p. 198) de la
letra escrita, es decir que sirvan para comunicar lo que quieren decir, que parce ser el
signiicado de la ortografía: lograr ofrecer al
lector el sentido de la escritura no obstante
125
Las escrituras juveniles
que éste escape al autor y quede en las posibilidades imaginativas e interpretativas del
lector. También utilizan capitales sociales en
el manejo de las propias interacciones en el
aula y con otras iguras de autoridad en la
escuela: el chismógrafo3 es una muestra de
ellos pues esta práctica de escritura y lectura funcionaba como un recurso (Giddens,
1998) para manejar información exclusiva
entre pares a la que los docentes no podían
acceder: manejaban información clave para
los jóvenes acerca de preferencias, diversiones, sexualidad, vida escolar y percepciones
de futuro. Estos elementos que se caracterizan como prácticas clandestinas tenían un
peso central a la hora de interactuar y entablar relaciones sociales de amistad, enemistad, noviazgo, etc. Creo que era un medio
para interactuar y que proveía de recursos
para manejar un capital social propio.
126
En los procesos identitarios encuentro la
mayor exhibición del capital simbólico pues
alude no a la multiplicidad de roles y pertenencias, a través de códigos y símbolos,
sino a la imposibilidad de su uniicación
(Hernández, 2009, p. 191). En el texto citado describo la manera en que los jóvenes
usan la letra escrita con sentidos diversos de
acuerdo con los papeles que desempeñan en
tanto trabajadores, estudiantes, hijos, parejas, etc. Cada uno de ellos envuelve una serie de códigos y rituales que diieren; así, es
la acción del sujeto la que posibilita que una
sola persona se constituya a partir de diferentes procesos identitarios, de allí la imposibilidad de su uniicación, pero sí la riqueza
de un amplio capital cultural que escapa a la
propia escuela y a la generación adulta. Por
3
Gloria Hernández
ello, interpreto a la educación como campo,
como multiplicidad de espacios de disputa
en donde los sujetos tienen diferentes posiciones: como alumno que posee un capital
social que le permite posicionarse mejor en
los procesos de negociación y usa su poder
para negociar, debatir o ceder. Así lo vi en el
campo educativo; de manera singular con la
letra escrita, la usan, la guardan, obedecen
en sus exámenes, pero también aprovechan
la ocasión de manera clandestina (De Certeau, 2000) para jugar el juego que sí, efectivamente están dispuestos a jugar por los
signiicados que les da la escuela a ellos y a
sus familias.
Ya que estos jóvenes provienen de estratos económicos bajos, como lo señalo repetidamente
en el texto, tienen escaso capital económico,
pero se la juegan con mejores posiciones a
partir del uso de poder con otros capitales a
los que he hecho alusión líneas atrás y encuentro que en cada uno de ellos la letra escrita
tiene un papel importante, ya sea en el trabajo
que les provee de un poco más de bienes materiales, de relaciones sociales, en la apropiación
de las normas, códigos y rituales escolares, así
como con los saberes que construyen y de los
cuales de posesionan para ubicarse de manera
menos desventajosa en la lucha por habitar el
espacio educativo.
El paso por las perspectivas de sujeto
(Althusser, 1977) y actor (Gofman, 2001)
para pensar a los jóvenes me llevó de cara
a la noción de agente (Giddens, 1998), lo
que permite en el texto destacar no la sujeción, el cumplimiento de un rol, sino la
capacidad de agencia para repensar la con-
Un estudio detallado sobre el chismógrafo se puede encontrar en la tesis de maestra en ciencias de la educación de Sonia Castillo Valles, “Prácticas sociales de la lengua escrita en el sexto grado de la escuela primaria”,
Ecatepec, México, 2005.
dición juvenil, efectivamente, no como un
periodo latente de espera, sino como una
historicidad del sujeto en la que su relexividad como registro del luir de sus vidas
(Giddens, 1998) es arma para la constitución en tanto agencia. Veo por ello en este
texto procesos de agenciamiento, en la medida en que los jóvenes desde esta condición
juvenil no sólo son capaces de resistir, sino
de generar sus propias textualidades, de
manera clandestina (en los márgenes de la
propia aula), anónima (en las paredes de los
baños), en lo más propio: la piel (los tatuajes); por ello, rescato del texto las supericies
de escritura que son tan signiicativas como
el propio texto y en los usos de estos aspectos estos jóvenes que habitan esas escuelas
muestran su calidad de agencia, en tanto
autores con otra legitimidad clandestina.
Los tatuajes por ejemplo pueden simbolizar
lo que Nateras denomina el dolor social y
las estéticas juveniles (2010, pp. 226-227).
Finalmente, las teorías de la agencia son un
gran potencial para pensar la condición juvenil pero también para actuar con jóvenes
concretos. Al menos en el campo educativo
he sostenido la necesidad de rebasar al sujeto siempre sujetado, carenciado (Hernández, 2007a), leído desde la teoría del déicit
(Duschatzky, 1999). De estas concepciones derivan acciones unilaterales, aunque a
veces con buenas intenciones. Por ello los
aportes de Giddens en la posibilidad de
pensar desde el agente y el obrar situados,
la relexividad como registro del luir de la
vida, la conciencia práctica y los recursos
como medios de poder me permiten colocar a la condición juvenil en otro lugar, no
sólo como construcción sociocultural, sino
como potencial histórico, con posibilidad,
con utopía; no sólo agentes de trayecto,
sino de proyecto, espacio en el cual se juegan su politicidad y en ella la letra escrita y
las formas de uso tienen un papel central.
No hablo de proyectos en el orden de lo
estructural, sino como el sentido vivido, la
dirección otorgada desde las biografías, las
expectativas y el sinsentido de sus vidas en
la escala cotidiana que a fuerza de mirar la
incertidumbre y el riesgo, el joven coloca, a
través de la letra escrita, en su posibilidad
de sujeto.
127
Las escrituras juveniles
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Colección
cuadernos
SIJ
[
Participación política juvenil en el Perú: entre brechas y cuotas
Miryam Vargas Apolinario
Introducción
“… la juventud es asumida
como un periodo de prueba,
de preparación para el mundo
adulto”.
La participación de los jóvenes es un tema
que ha ido cobrando singular importancia
en Perú. Medidas adoptadas como la creación de concejos regionales y provinciales
de juventud, o bien la promulgación de la
Ley 28869 (Ley del Concejal Joven), constituyen esfuerzos que intentan incrementar la
participación de este sector de la población
en el quehacer político.
El protagonismo de los estudiantes universitarios a ines de la década de los noventa
por la defensa de la democracia, trascendió en tal medida que podríamos señalar
que a partir de este suceso se consideró en
agenda pública la necesidad de crear un organismo de representación de los jóvenes
y de generación y articulación de políticas
públicas para cubrir sus demandas.
130
Se solía asumir a los jóvenes como la generación X, una generación poco participativa
y escasamente vinculada con la política. Los
jóvenes de los años noventa y de la primera
década de este siglo no compartían las mismas características y el espíritu de aquellas
generaciones que lideraron las principales
transformaciones del país. El protagonismo
de los movimientos estudiantiles que trascendieron en la recuperación del sistema
democrático a ines de los noventa no llegó a consolidarse para incursionar en otros
campos de envergadura nacional.
De otro lado, entra en vigencia la discusión
sobre la necesidad de renovar los partidos
1
políticos. Los jóvenes tendrían la misión
de relevar a los viejos cuadros y asumir una
cuota de poder dentro de las estructuras
partidarias.
Surge en este contexto, durante el gobierno de Alan García Pérez (2006-2011), la
principal medida desde el Estado para estimular y exigir, a través de un marco normativo, la inclusión de los jóvenes en la
escena política.
Brechas en la participación juvenil
El escaso acceso a los espacios de poder es
considerado como una de las principales
paradojas o tensiones que viven los jóvenes
tanto en Perú como en el resto de los países de la región. El informe de la Comisión
Económica para América Latina y El Caribe
(CEPAL) y la Organización Iberoamericana
de la Juventud (OIJ) en su informe sobre juventud publicado 2004 señalan:
Los jóvenes gozan de más acceso a información y
menos acceso al poder. Por una parte la juventud
tiene proporcionalmente mayor participación
en redes informáticas que otros grupos etarios,
y también más acceso a información merced a
su alto nivel de escolarización y de consumo
de los medios de comunicación. Pero por otra
parte, participan menos de espacios decisorios
de la sociedad, sobre todo en la esfera del Estado. Aquí también existe una asincronía entre
mayor inclusión juvenil en cuanto a acceso a
información y redes, y mayor exclusión en lo
referente a la ciudadanía política.1
Cepal / OIJ, 2004, “La juventud en Iberoamérica: tendencias y urgencias”, Santiago de Chile, pp. 17-18.
131
Participación política juvenil en el Perú: entre brechas y cuotas
Miryam Vargas Apolinario
A pesar de que en la actualidad los jóvenes representan una
generación mucho más capacitada y con niveles de acceso a
la información privilegiados en relación con las generaciones
que los precedieron, su escasa participación en la política, traducida entre otros aspectos en la facultad de elegir y ser elegidos, releja niveles de insatisfacción y un cuestionamiento a
la democracia representativa formal.
Los jóvenes votan mucho menos que los adultos. Hay una diferencia de 13 puntos porcentuales entre el promedio de votantes jóvenes y el de adultos para América Latina, tal como
se puede apreciar en la siguiente gráica extraída del informe
“Juventud y cohesión social en Iberoamérica. Un modelo
para armar”, elaborado por la CEPAL y la OIJ en 2008.
Gráfica 1
América Latina y El Caribe (18 países): votantes en última elección presidencial
(hasta julio de 2005) (en porcentajes) a
100
90
80
70
60
50
40
30
mo año. Su promulgación se realizó faltando
escasamente 10 días para el cierre de inscripción de las listas electorales ante el Jurado
Nacional de Elecciones (JNE). Esta norma
provocó en las organizaciones políticas, además de confusión, un cambio abrupto que
las obligó en último momento a identiicar e
incluir personas jóvenes en sus listas de candidatos.
Para el caso peruano, en la medida en que el
voto es obligatorio parece no existir mayor
preocupación en relación con los jóvenes en
tanto votantes, sino más bien en su condición de candidatos en los procesos electorales y su participación en las dinámicas de las
organizaciones políticas. La participación
en estos ámbitos es escasa. En las elecciones
municipales de 2002, de siete candidatos a
regidores distritales y provinciales en el país
sólo uno era joven, el resto adultos. Los resultados de estos procesos electorales fueron
menos favorables para los jóvenes, quienes
representaron alrededor del 9% del total de
las autoridades electas.
El número correlativo que indique la posición de los candidatos a regidores en la lista,
que debe estar conformada por no menos de
un treinta por ciento (30%) de hombres y
mujeres, no menos de un veinte por ciento
(20%) de ciudadanos o ciudadanas jóvenes
menores de veintinueve (29) años de edad
y un mínimo de quince por ciento (15%)
de representantes de comunidades nativas y
pueblos originarios de cada provincia correspondiente, donde existan, conforme lo determine el Jurado Nacional de Elecciones.2
La cuota electoral joven en Perú
20
10
0
Ury
Total 96
30 años o + 97
18 a 29 años 93
El caso que más atrae la atención es Chile.
De acuerdo con los informes del Instituto
Nacional de Juventud de Chile (Injuv) alrededor de 80% de los jóvenes en edad de
votar no estaban inscritos en los registros
electorales para las elecciones municipales
de 2008. A partir de 2012 con la nueva Ley de Inscripción Automática y Voto
Voluntario, y a propósito de las elecciones
municipales programadas en octubre del
mismo año, se esperó revertir esta situación.
Bra
91
93
88
Ecu
91
91
91
Per
91
94
85
Arg
90
89
90
Pan
89
89
89
Bol
82
88
72
Dom
80
84
74
Chl
79
97
46
Ven
75
78
69
Nic Cri Hnd
74 73 71
77 76 79
70 66 59
Gtm
71
76
62
Col
68
74
59
Mex
67
67
68
Slv Pry ALC
67 61 79
71 68 84
63 48 71
La Ley 28869, también conocida como la
Ley del Concejal Joven, fue dada el 10 de
agosto de 2006, en el marco de los procesos
electorales municipales y regionales del mis-
La ley establece lo siguiente:
Como resultado de la aplicación de esta
cuota, se incrementó la participación de
los candidatos jóvenes. Mientras que en las
elecciones municipales de 2002 su participación en las listas electorales representó
14.8% del total de postulantes; en los comicios de 2006, se duplicó llegando a representar 29.5 por ciento.
132
133
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de tabulaciones especiales de la encuesta Latinobarómetro 2005.
a
Excluye a los que no responden y a los que declaran no saber.
ALC: América Latina y el Caribe (18 países).
2
Artículo 10, Inscripción de candidatos, Ley 28869, Congreso de la República 2006.
Participación política juvenil en el Perú: entre brechas y cuotas
Miryam Vargas Apolinario
Gráfica 2
Participación de jóvenes en las listas electorales de las elecciones
municipales y regionales
De acuerdo con las estadísticas referidas observamos el impacto que produjo la cuota
electoral joven; sin embargo, esto aún no
es muy signiicativo si consideramos la alta
proporción de los jóvenes en el padrón electoral (alrededor de 30% de votantes son jóvenes) y la situación de exclusión que siguen
atravesando en el campo de la participación
y representación política.
Aspectos críticos en relación con la
cuota electoral joven
Si bien es cierto que con la Ley del Concejal
Joven se pudo generar mayor oportunidad
para que los jóvenes participen como candidatos en los procesos electorales municipales, deben tenerse en cuenta los contextos y
sobre todo los aspectos que se asocian a este
nuevo mandato.
Fuente: Jurado Nacional de Elecciones.
Elaboración: JNE-DNEF-Programa Jóvenes Electores.
Asimismo, mientras que en 2002 las autoridades jóvenes
electas representaron alrededor de 9% del total de elegidos,
para 2006 este porcentaje se incrementó llegando a representar 15%. Fue un total de 1 643 jóvenes que resultaron
elegidos para asumir diversos cargos en la gestión pública
municipal.
En cuanto a las elecciones municipales y regionales celebrados en 2010, fue leve el incremento de los jóvenes en tanto
candidatos y autoridades electas.
Cuadro 1. Autoridades jóvenes electas
Cargo
134
Presidente regional
Vicepresidente regional
Consejero regional
Alcalde provincial
Regidor provincial
Alcalde distrital
Regidor distrital
Total
Elecciones 2006
Elecciones 2010
0
1
22
3
200
28
1389
1643
0
0
43
2
188
30
1400
1663
Fuente: Resoluciones que aprueban los padrones electorales.
Elaboración: JNE-DNEF-Programa Jóvenes Electores.
A continuación señalamos algunos aspectos
críticos que forman parte de las condiciones en
las que han venido participando aquellos jóvenes que luego de ser candidatos a regidores han
logrado ser electos como autoridades.
La primacía del adultocentrismo: las organizaciones políticas no se esperaban un cambio repentino en la normativa electoral para
dar apertura y democratizar los espacios de
poder con las generaciones jóvenes. Cumplir
con la cuota de género de por sí ya constituía
un desafío desde su promulgación. Tener en
cuenta ahora la cuota generacional implicó
un doble desafío para las organizaciones políticas, pues atraer a los jóvenes e involucrarlos
a sus ilas constituyó un esfuerzo para lo cual,
consideramos, no estaban preparados. En ese
sentido, se puede observar cierta discriminación por la edad y el prejuicio de asumir a los
jóvenes como inexpertos.
Siempre hay personas que te juzgan, que te dicen no sabes nada, tú no estás capacitado, que
tú eres chibolo (Helbert, regidor de Río Negro).
Algunas personas mayores como que no creen,
no tienen conianza en la juventud, señalan
qué va hacer, tan joven, tan chiquillo en el poder (Rubén, regidor del Cusco).
La percepción de los adultos hacia los más
jóvenes gira en torno a que estos últimos no
tendrían capacidad para asumir decisiones
tan relevantes que pueden afectar los destinos del país. Tal concepción, que subyace en
nuestra sociedad, se traduce en esta percepción adultocéntrica y, por otro lado, en la
etapa de moratoria social en la que se ven
inmersos los jóvenes. Así, la juventud es asumida como un periodo de prueba, de preparación para el mundo adulto.
De este modo podemos advertir que los jóvenes, en su condición de candidatos, han
sido ubicados en el tercio inferior en las listas electorales, es decir, han sido colocados
en los últimos lugares, autopercibiéndose
como un grupo de “relleno” para completar
las listas y de este modo las organizaciones
políticas puedan cumplir con la obligatoriedad de la ley para no quedar eximidos de la
contienda electoral.
De militantes a invitados: si bien es cierto
que los jóvenes al postular y resultar electos han representado a una organización
política, ello no signiica necesariamente
que lo hayan hecho en condición de militantes de estos espacios. El cumplimiento
de la Ley del Concejal Joven obligó a los
grupos políticos a convocar a jóvenes para
que sean parte de sus listas electorales y
con ello no quedar fuera de la contienda
electoral. En este sentido, tuvieron que
acercarse y atraer a jóvenes para que participen no exactamente en condición de
militantes sino más bien como invitados.
Al menos esto puede ser más visible en
las elecciones municipales 2006, luego de
promulgarse esta ley.
135
Participación política juvenil en el Perú: entre brechas y cuotas
En una encuesta que aplicamos a 54 regidores jóvenes de diversas regiones del país,3
65% de ellos no eran militantes de la organización por el cual se postularon, eran
sólo invitados, lo que nos indica lo escasa
adhesión o ailiación política por parte de
los jóvenes en nuestro país.
Muchos de los que estamos participando
ahorita, los que ocupamos un cargo político,
decimos que no estamos ailiados, y que sólo
somos invitados porque a muchos les da vergüenza decir que militan en un partido político porque eso como que los compromete
mucho más (…) el rechazo a los partidos políticos va no solamente de los jóvenes que no
se involucran en política, sino también de los
que ahora son autoridades (Yamila, regidora
de Arequipa).
136
Por otro lado, vemos que esto guarda relación con el nivel de desconianza por parte
de los ciudadanos y en particular de los jóvenes hacia los partidos políticos. De acuerdo
con la Primera Encuesta Nacional de Juventud,4 los partidos políticos son las instituciones en las que menos confían los jóvenes.
En una escala del uno al cuatro, donde uno
es nada y cuatro es bastante, la conianza de
los jóvenes hacia los partidos políticos se
ubica en un promedio de 1.6, es decir, la
mayoría de los jóvenes maniiesta no guardar nada de conianza hacia estas entidades.
Asimismo, 63.5% de los jóvenes además de
no simpatizar con los partidos políticos preiere mantenerse independiente.5
Entre la ética y la política: Los jóvenes deslindan la naturaleza del quehacer político
con aquellas prácticas de corrupción y otro
tipo de situaciones negativas que les toca
atestiguar dentro de la gestión pública.
Renuncié a mi partido por ver que ellos hacían proselitismo político con dinero del Estado (…) ¿Cómo yo voy a pertenecer a un
grupo político por el cual yo ingresé con mucho gusto y captar más jóvenes, y hablar de
un proyecto político?, cuando me avergoncé
o me siento avergonzado de pertenecer a un
grupo delictivo porque no era un partido político, porque la política no es corrupta para
mí (Dennis, regidor de Oxapampa).
En los últimos años se han visto escándalos
de corrupción que obviamente están protagonizados por políticos y eso hace que los
mismos jóvenes se creen una imagen negativa
sobre lo que es la política y no se está diferenciando de lo que es la política en sí, que no es
sucia ni mala (Yamila, regidora de Arequipa).
Se añade a ello también la percepción de
que en tanto que son jóvenes cuentan con
cierto privilegio en relación con los adultos,
pues el no contar con una experiencia previa
como autoridad en la gestión municipal los
eximen de arrastrar un pasado cuestionador en el que, según señalan, está inmerso
al menos un sector de autoridades adultas
que se mantienen por más de un periodo
en el cargo: “Yo pienso que como jóvenes
sí tenemos esa quizá ventaja, esa ventaja de
Encuesta y entrevistas realizadas el 30 de marzo de 2012 en el III Encuentro Nacional de Autoridades Políticas
Jóvenes, evento organizado por la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju).
4
Encuesta Nacional de Juventud 2011, realizado por el INEI.
5
Resultado del Peril del Elector Peruano (JNE/PNUD).
3
Miryam Vargas Apolinario
entrar limpios, porque no tenemos un antes” (Gina, regidora de San Borja).
A pesar de que rechazan que se les conciban
como inexpertos por el hecho de ser jóvenes, preieren ello antes que ser asociados a
actos de corrupción.
Al pasar el tiempo vemos que esas personas [que
tienen experiencia] tienen experiencia para hacer cosas malas, cosas que nosotros no queremos hacer, y si por eso me dicen que no tengo
experiencia pues ¡gracias!, no tengo nada de experiencia porque realmente no quiero entrar a
ese mundo (Gina, regidora de San Borja).
La Ley del Concejal Joven incrementó indudablemente la inserción de los jóvenes en
los procesos electorales y en cierta medida
en la gestión pública municipal, pero consideramos que no ha trascendido en la esperada renovación generacional de los partidos
políticos. Esta búsqueda de inclusión no ha
sido efectiva. Exigir a los jóvenes que participen y a las organizaciones políticas incluirlos en sus listas para no quedarse fuera
de las contiendas electorales, no supera las
condiciones de desigualdad y brechas que
subsisten hasta hoy, y que afectan de manera especial a los jóvenes.
Conclusiones
• Los jóvenes se encuentran en una situación desventajosa. A pesar de representar
un grupo importante en la población y a
nivel de los electores, las condiciones de
desigualdad y su escasa participación en
los espacios de poder y toma de decisión
persisten hasta hoy. Situación que agranda mucho más las brechas generacionales
en nuestras sociedades.
• A pesar de haberse incrementado la postulación de jóvenes en las listas para las
elecciones regionales y municipales 2010
en relación con 2006, el número de jóvenes elegidos no tuvo un incremento
sustancial. Solamente una minoría de
candidatos jóvenes fueron ubicados en el
tercio superior (primeros puestos) en las
elecciones municipales distritales y provinciales de 2006; lo que pone de maniiesto cierta discriminación hacia los
candidatos más jóvenes.
• La percepción de los jóvenes gira en torno a considerar que son convocados por
las organizaciones políticas para cumplir
simplemente con una exigencia normativa y no quedar fuera del proceso electoral,
manifestando insatisfacción y frustración
en el cargo que tienen asignado.
• No se reconoce a los jóvenes aquellas particularidades que los distinguen en tanto
jóvenes y sujetos de derechos. A las organizaciones políticas y a la sociedad en general parece costarles reconocer y tomar
en cuenta aquellas otras nuevas formas de
expresión y participación que utilizan los
jóvenes y que rompen con los esquemas
tradicionales de participación en el espacio público.
• No es suiciente un marco normativo
para alentar la participación política de
los jóvenes. Hace falta avanzar hacia una
perspectiva generacional en las políticas
públicas de tal modo que se acorten las
brechas de exclusión entre adultos y jóvenes, y contribuir a una sociedad más
democrática e inclusiva.
137
Participación política juvenil en el Perú: entre brechas y cuotas
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Colección
cuadernos
138
SIJ
[
“Si la frase que ronda los pasillos
académicos es cierta, es
necesario decir que México es
un país de jóvenes pero no para
los jóvenes”.
Roberto Antonio Mendieta Vega
En vez de buscar la integración social de los jóvenes pensando en la paz social,
más que en los propios jóvenes, hay que fortalecer en éstos la capacidad de ser actores de su propia vida, capaces de tener proyectos, de elegir, de juzgar de modo
positivo o negativo, y capaces también, más sencillamente, de tener relaciones
sociales, ya se trate de relaciones de cooperación, de consenso o conlictivas.
Alain Touraine
Éramos el viento animal del porvenir.
Enrique Félix Castro
A manera de introducción
Durante el siglo XIX las principales instituciones que sirvieron como vehículo para la
producción social de lo que se llama “juventud”, fueron la familia, la escuela y el
trabajo. Sin embargo, durante el siglo XX,
sobre todo a partir del surgimiento de la
sociedad de masas y de consumo, la “agencia” de los y las jóvenes tiende a cobrar la
relevancia que antes no tuvo.
140
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI:
la indignación ante el neoliberalismo
Los albores del siglo XXI se caracterizan por
las disputas hegemónicas de la globalización
capitalista neoliberal y su cultura posmoderna, que imponen cambios estructurales
en distintas sociedades que necesariamente
traen consigo nuevas relaciones sociales y
reconiguraciones en las ya existentes, como
son las condiciones de generación de la condición juvenil al modiicarse las funciones
de la familia, la educación, el trabajo y las
formas de ciudadanía.
Después de los distintos tipos de movilizaciones juveniles de protesta que emergieron
abruptamente en los últimos dos años (desde
el movimiento estudiantil chileno; indigna-
dos españoles, griegos, franceses, italianos,
portugueses; Ocuppies estadunidenses; movimiento estudiantil canadiense hasta #Yosoy132 en México), algunas dimensiones de
la “mitología” juvenil así como las distintas
expresiones de los movimientos políticos juveniles han dado la razón a las precoces tesis de Balardini (2005), Pérez Islas (2003) y
Reguillo (2003), ya que no es posible seguir
identiicando a estos grupos sociales con
una postura de apatía ante el mundo que
los rodea.
Como señala Balardini (2005), antes de
satanizar o vanagloriar la participación política juvenil en las generaciones pasadas o
las contemporáneas, es imperativo desarrollar un análisis de los contexto de socialización y políticos propios de cada sociedad
a razón de no caer en “comparaciones en
abstracto o ahistóricas”.
En la actualidad resulta necesario seguir
identiicando otros mitos sobre las juventudes como los enumerados por Pérez Islas
(2003), a razón de seguir minando, cuestionando, modiicando, la representación co-
141
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
lectiva creada por la posmodernidad sobre
las juventudes y que se instaló en los “sentidos comunes” tanto académicos como sociales, al explicarlas como apáticas, apolíticas,
individualistas, o de plano hasta como zombis del consumismo. Una de las principales
tiene que ver con la relación sociológica
fundacional entre sujeto y estructura, ya que
en los últimos tiempos existe una tendencia
a considerar los comportamientos juveniles
como construcciones simbólicas “inconscientes”, y no como creación proactiva junto a las contradicciones sociales y materiales
propias de su momento histórico.
Seguir abonando solamente los loridos, por
“espectaculares” jardines hermenéuticos juveniles nos lleva a negar dos axiomas brillantes de los estudios de juventud de las últimas
décadas, que nos recuerdan sobre todo que
“la juventud es un espejo deformante de su
realidad social” (Feixa, 1999), y que su secreto “se encuentra fuera de ella, es decir, en los
cambios de la sociedad” (Mörch, 1996).
142
y que es el contexto económico, político y
cultural donde emergen en busca de sentido
y reconocimiento social estas nuevas ciudadanías juveniles. Una de sus características
fundamentales resulta del mismo proceso de
destrucción institucional que el modelo capitalista global promueve; la independencia
juvenil de las organizaciones tradicionales
debido al descrédito que la inoperancia cotidiana de las mismas tienen en la vida real
de las personas, en este caso las juventudes,
al no sentirse representadas en los discursos
vacuos institucionales.
Así, en este ensayo apostaremos por ubicar
a las juventudes y sus acciones de participación política y ejercicio de un nuevo tipo de
ciudadanía, rodeadas por los muros materiales
y simbólicos de la ciudad neoliberal, como lo
teoriza el geógrafo inglés David Harvey (2007),
cuando airma que este modelo de sociedad
propio de la posmodernidad, “se ha convertido
en hegemónico como un modo de discurso y
tiene efectos omnipresentes en las maneras de
pensar y las prácticas político-económicas hasta el punto en que se ha incorporado al sentido
común con el que interpretamos, vivimos, y
comprendemos el mundo”.
Por tal motivo, el contexto sociohistórico
donde se desenvuelven las acciones de las
juventudes debe ser uno de los primeros aspectos a develar en cualquier investigación
digna de ser parte de las ciencias sociales
contemporáneas. Si tomamos como válida
esta propuesta metodológica, resulta necesario contextualizar de la misma manera las
acciones sociales que pueden ser caliicadas
de participación política, como se apuntó
líneas arriba al citar a Balardini, de nuevo
tipo en la actualidad, dentro de una coniguración cultural particular, como propone
el antropólogo argentino Alejandro Grimson (2011), o sea dentro de una disputa por
la hegemonía.
Una idea clave en este modelo teórico, según el
autor, es que la ciudad neoliberal no suplanta al
Estado totalmente, sólo lo desplaza de sus funciones y responsabilidades hacia la sociedad. Su
objetivo es destruir algunos de los cimientos
ilosóicos, éticos y programáticos que sustentan el Estado de bienestar, creando a su vez un
marco ideológico mercantilista e individualista
soportado en la crítica/discurso posmoderno,
que tenga su punto de quiebre en la conformación social de un sentido común que sirva de
consenso a sus legislaciones y políticas de clase.
El neoliberalismo como proceso hegemónico forma parte de una larga revolución que
cumple 40 años en Occidente (Hall, 2011),
Lo que Harvey nos ayudará a pensar es cómo
han modiicado el neoliberalismo, la posmodernidad y la globalización las distintas formas
Roberto Antonio Mendieta Vega
de experiencia humana en las sociedades
inluidas por el estilo de vida occidental capitalista. Después será nuestro trabajo encontrar articulaciones entre la perspectiva
global que nos ofrece Harvey y las transformaciones que estos procesos sociales (político,
económico y cultural) traen en la construcción
social de las juventudes y la construcción juvenil de la realidad (Urteaga, 2011).
Ante el contexto sociohistórico descrito, es
pertinente teorizar esta “cuarta transformación” social ocasionada por el modelo neoliberal y que afecta directamente a la condición
juvenil en Occidente (Pérez Islas, 2009).
Esperando a los bárbaros: el neoliberalismo como desposesión.
Si algo ha sido evidente desde el cambio de
época inaugurado con la caída del muro
de Berlín y la disolución de la Unión de
Repúblicas Soviéticas Socialistas (19891991), es el viraje del mundo occidental
hacia una sociedad capitalista reaccionaria
global. Las ideas fundadoras de la dictadura de los mercados o, lo que es lo mismo,
el neoliberalismo, fueron desarrolladas durante la década de los cuarenta gracias al
poder imperial estadunidense. Representaban la respuesta a las formas de vida de los
países “comunistas” y los Estados de bienestar socialdemócratas en los cuales se intervenía de manera decidida en el ámbito
económico y social, a razón de equilibrar
un poco la lucha de clases y la desigualdad.
Este aparato ideológico, este pensamiento
sobre la sociedad, como señala David Harvey (2007), giraba en torno a una idea de
libertad humana acorde a los intereses del
liberalismo capitalista, y fue adoptado –
previa fase experimental en Chile y la ciudad de Nueva York durante la década de
los setenta– por las principales potencias
capitalistas para frenar el gran avance de las
reivindicaciones de la clase obrera después
de la Segunda Guerra Mundial en todo el
mundo occidental.
Estados Unidos y la Gran Bretaña impulsarían, y en no pocas ocasiones impondrían
por varios medios, este modelo en sus sociedades y en todo el mundo durante la década de los ochenta. Su vena cultural como
lo estudió Fredric Jameson (1995), fue el
posmodernismo incado en una sociedad
de consumo que brilló en todo su esplendor al despuntar la década de los noventa.
El escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán plasmó en su Panleto desde el planeta de
los simios (1994), los peligros que enfrentaba la sociedad europea democrática ante el
avance del pragmatismo social y el fascismo promovido por el “neoliberalismo caníbal” y su brazo cultural, la “Nada” de la
posmodernidad. Las principales pérdidas
sociales, señaló el autor, fueron el pensamiento y la intelectualidad crítica, los partidos políticos, el Estado, la democracia, la
idea de progreso. “Ha sido un placer, no
faltaba más, dejar de creer en el Todo, pero
está resultando un poco plasta tanta instalación límbica en la Nada”, advirtió por
aquellos años.
En México, las alertas sonaron a tiempo, o
bueno, casi a tiempo. ¿O no fue también
desde sus inicios el discurso del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, un llamado a construir las bases de una verdadera democracia en México, además de un
desenmascaramiento del neoliberalismo
como un modelo contrario a los intereses
nacionales y ciudadanos? Hoy más que
nunca debemos a la Primera Declaración de
la Selva Lacandona (diciembre de 1993),
la agenda nacional más precisa rumbo a la
democracia real, o sea, participativa: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud,
143
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. También se debe
a las relexiones geopolíticas del subcomandante Marcos, la idea de la imposición del
modelo neoliberal a nivel global como una
“cuarta guerra mundial”.
Por ello, la idea de David Harvey (2007b)
que deine la esencia del neoliberalismo
bajo el concepto de “acumulación por desposesión”, no sólo debe aplicarse a los ámbitos económicos sino también, considero,
al quehacer de la política y sobre todo de
la democracia; simultáneo al despojo del
Estado-nación y las conquistas sociales, se
presencia el despojo de los derechos políticos de los ciudadanos:
La creación de este sistema neoliberal ha
involucrado mucha destrucción, no sólo
de previos marcos y poderes institucionales
(tales como la supuesta soberanía previa del
Estado sobre los asuntos políticos-económicos) sino también de divisiones laborales, de
relaciones sociales, provisiones de seguridad
social, mezclas tecnológicas, modos de vida,
apego a la tierra, costumbres sentimentales,
formas de pensar, etc. (Harvey, 2007b, p. 2).
144
Las premisas económicas de la globalización de tipo neoliberal como la conquista de mercados, la explotación irracional
de las materias primas y del medio ambiente, la sobreexplotación del trabajo, la
deslocalización de la producción, la promoción del desempleo, el reinado de la
especulación financiera, la privatización
de los bienes nacionales y el despojo a la
clase trabajadora de sus derechos sociales,
sólo pueden llevarse a cabo y funcionar
adecuadamente arrebatando los derechos
políticos de las personas, esto es, atentando contra la idea moderna de ciudadanía
y negando la democracia como forma de
gobierno.
Juventud y ciudadanía en el siglo
XXI: la indignación ante el neoliberalismo.
Al analizar los discursos de los principales
movimientos juveniles “indignados” en el
mundo occidental, España, Grecia, Italia,
Francia, Portugal, EUA, Chile, México,
entre muchos otros, es indudable que los
contextos económico-sociales (desempleo,
exclusión, miseria, pérdida de derechos sociales, datos que hacen vivible una guerra
de clases ante la acumulación de riqueza
por una élite bancaria-empresarial) son factores que generan una toma de conciencia
y de identidad por parte de estos colectivos
integrados principalmente por jóvenes.
También es visible la postura antisistémica,
contracultural, o crítica de la sociedad actual
que sostienen estos grupos juveniles, maniiesta no sólo en sus discursos y consignas
políticas, sino en su vestido, la música y el
arte que los acompaña así como los referentes intelectuales (libros, autores, perspectiva
de pensamiento y acción) que nutren a este
sector del movimiento político juvenil contemporáneo y que pueden ser identiicados
como antineoliberales o posneoliberales.
Esta postura es ante todo un rechazo a la
sociedad y la economía neoliberal, se busca
el cambio social, que ha hecho que las instituciones sociales y el Estado respondan a
intereses privados como los de los banqueros y los empresarios, dejando de lado a los
políticos y la representación social que de
ellos se tenía durante la modernidad hasta
inales del siglo XX.
Los medios de comunicación virtuales del
siglo XXI –sea por medio de smartphone
o computadoras– basados en la word wide
web, como los blogs, las redes sociales, los
sitios de intercambio de video en tiempo
real (YouTube) o stream, principalmente,
Roberto Antonio Mendieta Vega
son fundamentales para explicar el funcionamiento y la formación de identidad
y lujo de información entre los miembros
de estos colectivos, que a la fecha no sólo
les han servido para establecer redes de interacción en el ámbito local, sino incluso
son los principales instrumentos de muestras de solidaridad e intercambio de experiencias teóricas y de lucha, en la incipiente
articulación internacional que todos estos
movimientos presentan al día de hoy.
Estas características dan forma a un movimiento juvenil en Estados Unidos que
tiene como tendencia su diseminación de
las metrópolis hacia las demás ciudades
del interior. Éste es un testimonio de una
joven estadounidense que atendió la convocatoria de Occupy Wall Street, y que nos
puede hablar de las razones objetivas, materiales, de la participación política juvenil
y su abrupta incursión en la ciudadanía:
Mi padre trabajó en la Zona Cero como soldador y murió de un cáncer provocado por lo
que respiró. Se arruinó pagando las facturas
del hospital. Este país no hizo nada por él y
no está haciendo nada por mí. Yo tengo que
elegir entre comer o ir al dentista, y hace tres
años que escojo comer. Estoy en paro pero
cuando trabajaba cobraba menos que mi padre hace 20 años. Vamos hacia atrás, no hacia delante. Y la situación es global. La gente
corriente está harta de mentiras. Por eso hoy
dormiré en Wall Street (periódico El País,
25/9/11).
Como bien lo señala Balardini (2005), un
comparativo generacional y de estructuras
sociales es entre la generación de la década
de los sesenta y la actual, ambas con altas
dosis de crítica al sistema y que buscan un
cambio en las formas de hacer y participar
en la política. Al respecto un testimonio de
la maestra universitaria en letras inglesas, Jac-
kie Di Salvo, quien participó activamente en
los movimientos de protesta anti Vietnam y
ahora asiste a las asambleas fundacionales del
llamado 17S en Nueva York:
La sociedad civil en los sesenta tenía una estructura organizativa mucho más fuerte que
ha sido desmantelada a base de aumentar el
coste de la vida, eliminar beneicios sociales y
congelar los salarios. En Nueva York y California la universidad era gratuita y los alquileres
muy bajos, eso permitía que los estudiantes
tuvieran asociaciones fuertes capaces de colapsar una ciudad. Hoy tienen que trabajar duro
para poder pagar sus préstamos y sus casas y
por tanto no tienen tiempo para nada más.
Sufren mucha más presión económica que la
que sufrió mi generación (periódico El País,
25/9/11).
Complementaré este breve paisaje de indignación juvenil contemporánea, echando un
vistazo a eventos y procesos sociales actuales
que vinculan a la juventud con la ciudadanía, lo que ayudará a comprender algunas
de las nuevas formas de participación política juveniles contemporáneas que no siempre están fuera de los espacios tradicionales,
como pueden ser los partidos políticos y el
derecho de participar mediante su voto en
procesos electorales.
En la España neoliberal intervenida por el
Fondo Monetario Internacional y el Banco
Central Europeo –se pudiera decir lo mismo de otros países como Grecia o Irlanda–,
se habla sin disimulos y sin consuelo de una
“generación perdida” a causa de la peor crisis económica de su historia. Los y las jóvenes que han transitado de buena forma por
el sistema de enseñanza bajo la promesa de
la “movilidad social” y de acceso a la sociedad de consumo en la “aldea global”, junto
a las mayorías excluidas del mismo, son los
principales indignados ante la clausura del
145
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
futuro que la clase política ha orquestado
para favorecer al 1%. Sus opciones reales a
corto plazo: la resignación, la migración o
la indignación.
Henry Giroux (2012), en su último trabajo
titulado Youth in Revolt; reclaiming a democratic future, plantea cómo las instituciones
estatales emprenden una campaña mundial
de “cero tolerancia” para criminalizar las
protestas juveniles contra el desempleo, los
recortes en la educación, los servicios públicos y sobre todo contra la dominación de los
grupos políticos y inancieros neoliberales.
Ante la irrupción de las juventudes en el
espacio público como actores políticos,
el mainstream neoliberal responde con
estigmatización mediática y represión
institucional ante las manifestaciones directas de ciudadanía, que en su discurso
sistémico de inputs/outputs sólo busca promover admitiendo el voto no la voz de las
juventudes en los procesos electorales creados, regulados, administrados por los intereses del mundo adulto, y claro, donde sólo
ellos pueden participar realmente.
Al slogan de guerra de los indignados españoles ¡Le llaman democracia y no lo es!,
que ya recorre el mundo, debe agregarse su
derivación lógica: ¡Nos llaman ciudadanos
pero no nos dejan serlo!
146
En este sentido, la experiencia sudamericana
de los últimos años pareciera un “universo”
paralelo respecto al caso de la Comunidad
Europea. Lo que en Brasil o Uruguay son
desde hace algunos años “pruebas” para ampliar el voto político juvenil desde los 14 o
los 16 años, ya sea en elecciones interpartidistas o en regiones o procesos electorales
especíicos, en la Argentina contemporánea
es al día de hoy ley nacional el voto general a
partir de los 16 años.
Esto se da, claro, bajo un régimen político
distinto del neoliberal que, como sabemos
y padecemos, piensa la acción política bajo
un pragmatismo tecnocrático, o sea, como
la simple administración de condiciones
económicas y sociales que no deben cambiar
para favorecer a la rentabilidad individual y
no al bienestar colectivo (Halll, 2011). Sin
embargo, la política de ampliación de derechos en la región sudamericana, que se puede
pensar como un espacio social posneoliberal, tiene a su favor una visión del quehacer político distinta, al partir de reivindicar
al Estado y al gobierno con capacidades y
obligaciones de transformar las condiciones
sociales de desigualdad imperantes en los
ámbitos local, regional y global.
Nuevas ciudadanías juveniles en
México: voces del movimiento #Yosoy132
Roberto Antonio Mendieta Vega
discursivas y organizativas. Esto lo haremos analizando dos entrevistas realizadas
por el equipo de trabajo del Seminario de
Investigación en Juventud a integrantes
del movimiento en otoño pasado.
el análisis de la huelga de Euskadi. Se
percibe, entonces, a un joven que también debe su formación política y ciudadana al movimiento social surgido
en el periodo neoliberal en México.
Ambos son jóvenes universitarios y cuestionan su realidad por medio de la participación política reivindicando nuevas formas
de ciudadanía. Wilibaldo1 participó en el
movimiento #Yosoy132 desde su gestación.
Podemos airmar que la perspectiva interpretativa que ofrece el primer entrevistado
está estructurada por una relexión teórica
sobre la importancia del movimiento. Esto
es así porque sus palabras, principalmente,
están condicionadas por su espacio de formación académica y política en la Facultad
de Economía de la UNAM, así como por
una perspectiva de acción política de tipo
tradicionalista.
En su interpretación macrosocial del
movimiento #Yosoy132 destacamos los
siguientes aspectos que contribuyen a
una compresión del mismo:
• La idea de la indignación social ante las condiciones de vida de las mayorías (la inseguridad, la guerra del narco, la impunidad y
corrupción, las condiciones económicas, el
miedo a que regresara un régimen autoritario), así como una reivindicación de una
democracia real para el país.
• La espontaneidad de su surgimiento desde el
ámbito estudiantil privado (Ibero) en México y su posterior extensión a otras universidades y sectores sociales.
• La forma en que surge el movimiento impide desde un momento tener voceros o
líderes ya que suma muchas voluntades y
perspectivas que no son homogéneas.
• El entrevistado considera que el movimiento propone nuevas formas de participación
política a partir del uso de redes sociales, y
sobre todo por la no homogeneización de
una corriente o liderazgo ideológico al interior del mismo. Por tanto, el movimiento
debe pensarse como una suma de voluntades individuales y por eso hay diversidad de
iliación y visión de país.
• Sostiene la heterogeneidad ideológica del
movimiento, ejempliicado en los debates
constantes al interior del mismo e incluso
en las formas, trayectorias y contenidos
de las diversas marchas. En este mismo
sentido sostiene que se pasa de los actos
Sin duda el movimiento juvenil conocido
como #YoSoy132 es un referente social de
importancia para comprender las nuevas
formas de ciudadanía y de participación
política en México. Su emergencia durante
y después del proceso electoral presidencial
del año pasado, dejó suicientes evidencias
para ubicarlo junto a otros movimientos políticos juveniles propios de la globalización
tecnológica del siglo XXI no sólo por las
prácticas y discursos, sino sobre todo por
el cambio que generó en la autopercepción
de ese sector social y en la representación
colectiva que las instituciones y la sociedad
tienen de la juventud.
Conoceremos algunos de los sentidos
que estas juventudes dan a sus acciones
si comprendemos las biografías, las trayectorias así como las motivaciones que
llevaron a miles de estudiantes universitarios y jóvenes en general, a manifestarse
políticamente reivindicando su calidad
de ciudadanos mediante nuevas formas
Su reconocimiento como un actor social estudiantil es claro. Sus formas de
participación política en el movimiento se ven condicionadas por las actividades tradicionales de su “Facultad de
Economía”, esto es, en asambleas, comisiones, mesas de debate, generación de
documentos, etc. Sólo se perciben prácticas organizativas de nuevo tipo cuando
sostiene que se hacía uso de las redes sociales para difundir los documentos.
Destaca su formación política previa al
haber participado en anteriores movimientos sociales desde los Colegios de
Ciencias y Humanidades como estudiante, o el zapatismo y la huelga en la
UNAM de 1999, y como investigador en
1
Entrevista completa a Wilibaldo: https://vimeo.com/53258305.
147
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
con mítines tradicionales a nuevos eventos o formas de terminar las marchas; no
hay discursos estructurados o uniicados.
Lo que sí hay son múltiples interpretaciones y posturas tanto sobre la posición del
movimiento hacia las elecciones como la
forma de hacerlo.
• Su análisis no sólo del surgimiento del movimiento sino de su carácter “clasemediero”
es interesante, sobre todo cuando teoriza
que ésa es la causa de su inmediatez y quizá hasta de su desaparición por no contar
ese sector social con una historia de lucha y
participación política.
• El entrevistado sostiene que el movimiento no sólo fracasó con el triunfo del candidato priísta en la elección, sino que se
fraccionó al vincularse con otros movimientos sociales antineoliberales, y que
estará en vías de extinción si no amplía
sus demandas a más sectores sociales.
La otra activista entrevistada fue Ana2 (22
años), quien jugó un papel de más relevancia en el movimiento desde su surgimiento
en la Universidad Iberoamericana. Al ser
alumna de dicha institución coadyuvó en
la gestación del mismo al participar directamente en la producción del video #Másde131, horas después de la fallida visita del
candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de las declaraciones desafortunadas de la dirigencia de
dicho partido, que fue el antecedente del
movimiento nacional #Yosoy132.
148
En sus palabras es posible identiicar nuevas
formas de ciudadanías juveniles, enmarcadas en una serie de representaciones y prácticas que permiten entrever motivaciones e
interpretaciones del movimiento de tipo in-
2
dividual, y no tanto producto de relexiones
académicas o colectivas sobre el mismo. El
contexto de formación académica así como
su biografía son escenarios de esas nuevas
juventudes que vinculan su participación
política y ciudadana a nuevos referentes
propios del nuevo siglo, sin importar tanto
que estas acciones agenciales juveniles sean
consideradas hegemónicas o contrahegemónicas, reformistas o revolucionarias.
Lo que sí es claro es la “pureza” de la entrevistada al no haber participado en movimientos sociales, lo que permite conocer
más directamente algunas representaciones,
prácticas y sentidos que se deslinden de los
tradicionales y los institucionales. Pero esto
no impide la inluencia y apoyo familiar –declara que su familia es parte de partidos políticos de izquierda–, y su contacto continuo
con la realidad del país debido a su carrera
en comunicación, mediante la prensa y del
mundo mediante su amplio conocimiento
de las nuevas tecnologías informáticas.
En su interpretación tanto microsocial como
macrosocial del movimiento destacan algunos aspectos:
• Considera que su participación en el 11 de
mayo fue totalmente espontánea, y nace
de la indignación ante el candidato Peña
Nieto que iba a ser impuesto por el sistema y sobre todo por las televisoras.
• Sostiene que su vida personal cambió a
partir del 11 de mayo, pero sobre todo
en los días posteriores al ser parte del movimiento. Esto se muestra en la emoción,
tensión y expresividad que demuestra en
cada una de sus respuestas que siempre
estaban vinculadas con su vida personal
Entrevista completa con Ana en: https://vimeo.com/53270843.
Roberto Antonio Mendieta Vega
previa como estudiante, y su trabajo en el
área de comunicación.
• Ella se reconoce o se dice “hippie” y como
una joven que estudia y trabaja. Su participación política y ejercicio de ciudadanía ocurrió entre los tiempos libres o
robados a ambas responsabilidades propias del tránsito hacia la vida adulta. Sus
“ideales” que reivindicaba como parte del
movimiento, le hizo chocar con autoridades escolares, amistades, pero tuvo el
apoyo familiar.
• En su interpretación del movimiento resaltan las constantes expresiones a su sentir
emocional, como nervios, miedo, alegría,
lágrimas, satisfacción y otras emociones
que denotan una implicación humana en
sus acciones.
• Si bien no expresa una iliación teórica o
conceptual especíica, es de destacar que
esa capacidad de “actuar” de las nuevas
generaciones la llevó junto a otro compañero a idear, organizar y realizar el ahora
mítico video del #Masde131 sin ninguna
asesoría adulta o teórica.
• Toda su participación en esos momentos
–salvo en el 11 de mayo, y algunas de las
charlas informales previas– fue desde las redes sociales (Facebook y Twitter) e internet.
En su discurso se ve claramente la importancia que le dan al punch mediático al momento de actuar, siendo internet el medio
para hacerlo.
• Reconoce que nunca había participado de
una reunión política de tipo asambleario,
y que las reuniones se hacían de manera informal y se convocaba por las redes
sociales. Incluso el acoso oicial fue mediante llamadas a celular, y no cara a cara
como sucedía tradicionalmente.
• Su conciencia política la lleva a sostener
que tanto el movimiento como el debate
presidencial son expresiones ciudadanas
que deben tener cabida en una verdadera
democracia.
• No cree en la participación ciudadana por
medio de los partidos políticos porque
los considera organizaciones burocratizadas y verticales, que no permiten la
representación real de los intereses ciudadanos.
• Un momento que identiica su participación política como joven con los movimientos mundiales de “indignación”, es
cuando se reiere a una de las primeras
concentraciones en la “Estela de Luz”,
como un “occupy”.
• Sobre la forma organizativa del movimiento menciona aspectos macroimportantes,
como el de tipo diferenciado de participación y organización desde el centro
del país (D.F.) y provincia. También que
toda la estructura de trabajo y la toma de
decisiones del movimiento son de los y
las jóvenes que participan en las asambleas y comisiones universitarias. Ya en
las calles se suman otros sectores sociales,
pero éstos no participaban en el núcleo
del movimiento.
• A diferencia de la opinión de Wilibaldo,
ella sostiene que el movimiento no era
solamente coyuntural, sino un despertar ciudadano que debe transcender las
elecciones y pugnar por una agenda democratizadora –medios incluidos, claro–
que haga frente a los intereses del nuevo
gobierno.
• Para ella #Yosoy132 no puede ser partido
político porque es un movimiento ciudadano y sus formas de participación son
horizontales y sin líderes ni ideologías establecidas, salvo los ideales democráticos.
En las palabras tanto de de Wilibaldo Gómez como de Ana Rolón, se identiica más
que una pretensión de inclusión en el sistema de vida dominante, un rechazo al mismo en sus formas de acción política, social,
económica y culturales. Exigen una democracia verdadera, claro, bajo la perspectiva
149
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
de participación política ciudadana y no revolucionaria en sentido tradicional, lo que
permite decir que el reformismo social es el
camino elegido para lograrlo y no la revolución como acción transformadora inmediata de un estado de cosas.
(dicen, hablo por mí mismo y actúo según
mis principios y no por los de una organización) en distintos movimiento sociales sin
“registrarse” en ninguno en particular, o sea,
en cierto sentido su participación es menos
ideológica.
En ambos entrevistados se observan similitudes de interpretación sobre la gestación,
ines, medios y perspectivas a futuro del
movimiento #Yosoy132, y no obstante tratarse de un hombre y una mujer las diferencias de género no son condicionantes para
participar, organizar o pensar sus acciones.
Tampoco lo son la condición económica
o de clase, porque aunque las formaciones
intelectuales propias de sus instituciones
educativas les otorgaban una interpretación
particular de la realidad mexicana, ambos
coincidían en la necesidad de expresar la insatisfacción social ante la situación política
y social que vive el país más allá de las instituciones tradicionales como los partidos
políticos.
Lo que sí es claro, y que los hace contemporáneos con otros movimientos sociales
de raíz juveniles que han emergido en el
mundo tras la crisis global iniciada hace
tres años, es que #Yosoy132 nunca hubiera
podido ser lo que fue y es sin el uso de los
medios de comunicación digitales.
También considero de importancia señalar
que la mayoría de las formas de participación política señaladas por los entrevistados
no son “inventadas” por los participantes del
movimiento, sino que son el resultado de una
apertura/reconocimiento de otros grupos sociales y culturas tanto nacionales como globales, e incluso hasta de otras generaciones.
150
En ese sentido, en la actualidad es imposible negar que amplios grupos juveniles o
individuos que participan políticamente en
México, no creen en la democracia representativa/vertical (ejemplo de formas tradicionales), y reivindican en lo mínimo una
democracia participativa/horizontal como
modelo de organización de sus colectivos, e
incluso como visión de país. Esto también
se percibe en algunos/as jóvenes urbanos
que preieren participar de forma individual
Si la estructura social es antidemocrática también es anticiudadana
En el México contemporáneo la mayoría de
las instituciones educativas que tradicionalmente “educan” a las juventudes sobre todo
en preparatoria y nivel profesional, promueven la “despolitización” y la “estatización”
del actuar político juvenil, en un momento
histórico en que nuestro país cuenta con la
mayor población joven de su historia. Según
datos de la Encuesta Nacional de Juventud
2010, en México habitan, existen, se relacionan, piensan, crean, aman, sufren, mueren,
gozan, 36.2 millones de jóvenes entre 12 y
29 años, de los cuales 17. 8 millones (49.2%)
son hombres y 18.4 (50.8%) son mujeres. El
52% de este grupo social se concentra en
ocho entidades federativas: Estado de México, Distrito Federal, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato, Chiapas y Michoacán.
El llamado pragmáticamente “bono demográico” ofrece al país la posibilidad de contar
con mano de obra productiva suiciente, según una visión economicista. Pero algo tan
importante como la producción de la vida
material se deja de lado y por ende la posibilidad de producción de nuevos comportamientos sociales distintos de los establecidos
bajo la “dictadura perfecta” priísta y después
Roberto Antonio Mendieta Vega
con los gobiernos neoliberales o tecnocráticos; o sea, formar en una cultura democrática
y ciudadana a las nuevas generaciones.
Señala el Banco Mundial en su Informe sobre el desarrollo mundial 2013: Empleos,
que 621 millones de jóvenes en el mundo
no trabajan ni estudian; “se encuentran
‘ociosos’, es decir, no estudian ni reciben
ningún tipo de capacitación y entrenamiento, no están empleados y no buscan trabajo.
Los porcentajes varían según los países, y
oscilan entre el 10% y el 50% para el grupo
de edad de personas de entre 15 y 24 años”.
Por su parte el INEGI, al celebrar el día de
la juventud en agosto pasado, dio a conocer que los y las jóvenes que forman parte
de una institución o cubren un programa
educativo del Sistema Educativo Nacional
son 56.9% de los adolescentes de 15 a 19
años. Esta proporción disminuye dramáticamente conforme avanza la edad “y llega
a ser de 22% entre los jóvenes de 20 a 24
y de 6.1% en aquellos que tienen de 25 a
29 años. En cuanto a su escolaridad, 1.7%
no tiene escolaridad, 15.8% cuenta con
al menos un grado aprobado de primaria
y 36.5% tiene al menos un año cursado
de secundaria; sólo 28.5% cuenta con estudios a nivel medio superior y entre los
jóvenes de 25 a 29 años, uno de cada cuatro (24.5%) cuenta con estudios a nivel
superior”.
Ahora bien, después de las disputas estadísticas sobre el número de jóvenes que no
estudian ni trabajan en nuestro país, que
desde 2010 sostuvo el rector de la UNAM,
José Narro, con el gobierno panista de Felipe Calderón –recordemos que la SEP decía
entonces que eran 285 mil mientras que las
cifras de las investigaciones académicas señalaban que eran de 7.5 millones–, es necesario complejizar el problema de los llamados
de forma peyorativa “ninis” vinculándolo en
su estudio a la variable democracia.
Porque a las dimensiones educativas y laborales, fundamentales en las juventudes para
el “tránsito” a la vida adulta, es necesario
sumarle la ciudadana que de forma directa se ve afectada al excluir a las juventudes
de espacios socializadores responsables de
irradiar y formar comportamientos cívicos
y democráticos. Este panorama sombrío y
desalentador es lo que en los actuales estudios de juventud se denomina procesos de
“desinstitucionalización” (Balardini, 2005),
surgidos de forma galopante en las “sociedades del riesgo” del mundo neoliberal.
Su cara más cruda es la exclusión social que,
según cifras de encuestas de salud, empleo y
de juventud, de distintos organismos oiciales para 2012, 42.9% de mexicanos y mexicanas entre 12 y 29 años (14.9 millones)
viven en condiciones de pobreza, mientras
que 39.2% (13.6 millones) se ubican en lo
que se denomina carencia social.
Si la frase que ronda los pasillos académicos
es cierta, es necesario decir que México es
un país de jóvenes pero no para los jóvenes. Siguiendo esta senda relexiva debemos
preguntarnos si las instituciones socializadoras formales como la familia, la escuela
o el trabajo, así como las informales como
los medios de comunicación o las industrias
culturales son para los y las jóvenes o sólo
están pensadas para mercar y dominar.
Juventud y ciudadanía modelo
siglo XXI
La forma tradicional de participación política en el siglo XX fue por medio del Estado y
las instituciones sociales, partidos políticos,
sindicatos, universidades, etc. No decimos
nada nuevo al airmar que el concepto de
ciudadanía esta íntimamente ligado tanto
151
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
al liberalismo como a la noción de democracia: por un lado, a la idea de derechos
individuales y, por el otro, a la noción de
vínculo con una comunidad particular.
Siguiendo a Marshall (1997, pp. 302-303),
se dirá que la noción de ciudadanía “clásica” se identiica como un modelo normativo propio de sociedades liberales que tienen
una economía “mixta” o un Estado de bienestar. Esta idea de ciudadanía se articula en
tres ejes o elementos: civil, político y social,
que a su vez promueven desde las instituciones estatales la participación política de
las juventudes desde dos preconcepciones
propias del mundo adulto: la incursión voluntaria del joven en organizaciones sociales
interesadas en la “cosa” pública y el interés
del Estado por involucrar a las juventudes
en la toma de decisiones colectivas.
Esta perspectiva puede abordarse de mejor
manera desde la distinción realizada por el
chileno Lechner (citado en Muñoz, 2008),
cuando airma que la ciudadanía presenta
tres características particulares en el EstadoNación:
152
la pertenencias de las juventudes a lo que se
denomina como ciudadanía cultural, entendida esta como expresión compleja de la “adscripción o pertenencia cultural como telón
de fondo de la ciudadanía, hace visibles olvidos y exclusiones de las otras ciudadanías, reconigurándola desde diásporas, migraciones
y sincretismos culturales” (Muñoz, 2008).
De esta manera, la ciudadanía deja de ser
el ejercicio pasivo de recepción de beneicios y pasa a ser una forma de agencia, una
actuación propositiva: el ejercicio de la ciudadanía, entonces, se deine en el campo del
hacer, de la praxis:
La ciudadanía juvenil sería, desde esta
óptica, una expresión original que acoge
nuevas formas de incursión y articulación
a lo social y político. Sus prácticas permitirían en lo juvenil culturizar lo político,
ver y hacer política desde la cultura, desde
la vida cotidiana, y por ende, la ciudadanía deja de ser un ejercicio pasivo de recepción a ser una agencia, una actuación
propositiva (Reguillo, 2003. P. 5).
La ciudadanía civil: alude a las formas de
asumirse nacional y a las protecciones emanadas de ello. Ratiica el derecho a una nacionalidad, pero históricamente juega con
el ideal homogenizante de las poblaciones.
La ciudadanía política: se estructura bajo
la idea de la participación política en escenarios de toma de decisiones públicas por
medio del voto y la oferta partidista. La
ciudadanía social: fruto de la emergencia
histórica del Estado de bienestar y pretende dotar a la ciudadanía civil de una serie
de beneicios como la salud, la educación
y el trabajo.
Complementando lo anterior, no debemos
pasar por alto lo señalado por autores como
Rossana Reguillo o el catalán Carles Feixa,
o Maritza Urteaga, cuando identiican en
las juventudes contemporáneas comportamientos políticos desinstitucionalizados o de
micropolítica, tanto en sus estilos como en
sus culturas, formas de sociabilidad e intervención urbanas. Un ejemplo es la presencia simbólica crítica y rebelde que se puede
apreciar en graitis, stenciales, stickers, y
todo tipo de arte urbano donde la denuncia
o resigniicación de signos sociales son manifestados en las calles de la mayoría de las
ciudades de México y el mundo.
Al conocer el contexto político y social
mexicano, resulta conveniente reivindicar
Mil formas hay de expresarse políticamente
y no sólo mediante las formas establecidas
Roberto Antonio Mendieta Vega
por las instituciones dominantes. Las nuevas tecnologías e internet han sido utilizados en la actualidad por las juventudes no
sólo como herramientas para el trabajo o la
escuela, sino como instrumentos para crear
formas culturales propias, populares, ya sea
canciones, imágenes, videos, etc., donde se
plasman las distintas maneras en que las juventudes se encuentran con sus pares, crean
identiicaciones, lenguajes, formas culturales, bajo la idea de comunidades hermenéuticas, señalada por Valenzuela (1997).
Según Pogliaghi (2012), las nuevas formas
de participación ciudadana de las juventudes mundiales, parecieran estar dirigidas
por un sentido de vivir en una “sociedad
del riesgo” (Ulrich Beck), que las lleva a
reivindicar un apego a las esferas privadas,
cotidianas, cercanas, inmediatas, personales, emocionales, del individuo, y no tanto
por motivaciones macrosociales o transhistóricas o transnacionales. El mundo
contemporáneo posmoderno propio de la
globalización neoliberal (de incertidumbre, inseguridad, si seguimos pensando en
la sociedad del riesgo) contribuye a esta retracción de las juventudes de los espacios
públicos a los privados, de las instituciones a los grupos primarios de socialización
como la familia y los colectivos de amistad.
Un aspecto relevante a conocer sobre la participación de las juventudes en el movimiento social contemporáneo, y en particular
sobre #Yosoy132, es si estas acciones colectivas juveniles han creado una conciencia de
su actuar histórico, porque esto nos llevaría
a dar ese gran salto que Marx identiicó para
el movimiento obrero del siglo XIX: ser no
sólo una “clase en sí”, sino por el contrario
constituirse en una clase “para sí”.
A manera de conclusión.
¿Cuál juventud? ¿Cuál conciencia? ¿Cuál
bandera?, se preguntaba hace 60 años el
intelectual sinaloense Enrique Félix Castro.
Ahora a inales de la primera década del siglo XXI, es necesario hacernos los mismos
cuestionamientos si desde las ciencias sociales pretendemos conocer y comprender la
situación actual y, si se permite la pedantería, diremos que “a futuro”, de formación
cultural, social y de participación política y
ejercicio de ciudadanía de los y las jóvenes
de México, nuestra América y del mundo.
Para lograrlo será necesario defender una
hipótesis que sostenga que las juventudes
no sólo participan políticamente de formas
distintas de la esperada o establecida por
los sistemas sociales, sino que de cierta manera también tienen una forma distinta de
entender “lo político”, más allá de formas y
deiniciones clásicas seguidas por el mundo
adulto. Esto viene a contradecir la tesis que
identiicaba a las juventudes como apolíticas, hiperindividualistas y apáticas de su entorno social.
Si toda acción colectiva es una construcción
social y no fenómenos sociales producidos
por la omnipresencia de la estructura social
o la subjetividad de los comportamientos
individuales, es necesario complementarla
con la perspectiva del agenciamiento juvenil
que subraya el rol participativo que tienen
los y las jóvenes en la construcción de la realidad, siendo creadores y poseedores de estilos culturales propios; eso es básicamente la
cualidad del agente, la capacidad de transformar la realidad, mientras que el actor
sólo debe reproducir el orden establecido, o
sea, la estructura social.
Si bien Giddens intenta resolver teóricamente el problema histórico y fundamental
del pensamiento social de la relación entre
el sujeto y la estructura, o sea, de la constitución y reproducción de la vida social,
153
Juventud y ciudadanía en el siglo XXI: la indignación ante el neoliberalismo
autores contemporáneos (Grimson, 2011)
proponen que dicho problema debe resolverse en la praxis investigativa misma, o sea,
en el trabajo empírico en sociedades concretas. Airmar a priori y después generalizar
a todas las sociedades humanas pretéritas y
presentes mediante una deinición abstracta
la interacción concreta entre estas dos dimensiones claves de la existencia social, es
querer jugar a Dios sin tirar los dados.
Terminaré ahora diciendo que dos procesos de cambio de gobierno ocurridos este
año ejempliican de manera empírica la
importancia que para nuestra sociedades
representa el convertir en ciudadanos a las
juventudes, valorando las nuevas formas de
participación políticas que ya se maniiestan
de distintas formas, como puede ser el caso
de la ciudadanía cultural (Reguillo).
En mayo del 2012 las elecciones presidenciales en Francia donde resultó electo
François Hollande fueron decididas por el
voto juvenil. Tan fue así que, más allá de los
posteriores análisis cuantitativos del hecho,
al momento de llegar a La Bastilla para celebrar su triunfo la noche de las elecciones,
las primeras palabras del próximo presidente
fueron: “Soy el presidente de la juventud de
Francia”. Esa misma noche de iesta nacional, la joven Juliette de 26 años declaró a la
prensa nacional e internacional: “Me siento
como si acabara de nacer, nueva, radiante,
con futuro” (periódico Página12, 7/5/12).
154
El segundo ejemplo tiene que ver con las elecciones fraudulentas de julio pasado en nuestro
país: de no haber sido por el apoyo descarado
y desesperado de los poderes institucionales y
fácticos para favorecer al candidato del establishment, la importancia de la irrupción del
movimiento juvenil universitario #Yosoy132
en las elecciones presidenciales hubiera tenido
el mismo inal que en el país galo: la certeza
de que las juventudes estudiantiles mexicanas
ya no eran lo que el sistema dominante había
querido que fueran: “porros o acarreados”
(Joaquín Coldwel-PRI) sino agentes sociales, sujetos conscientes, solidarios, democráticos, o sea, ciudadanos; los que pueden y
deben, a in de cuentas, cambiar las injusticias de su sociedad.
Si la praxis es fundamento de la vida social, entonces el individuo, el joven, emerge como el agente activo de la misma. Bajo
esta perspectiva la vida social adquiere características de contingencia, de posibilidades ininitas hasta las más altas develadas
por Marx en las tesis sobre Feuerbach: la
capacidad de transformar la realidad, no
sólo de interpretarla.
Roberto Antonio Mendieta Vega
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Colección
cuadernos
156
SIJ
2. #Yosoy132
[
“El movimiento #Yosoy132
puso a los jóvenes en el mapa
político, evidenciando la
carencia de oportunidades
para ellos en cuestión de
acceso a la información
y transparencia, de
participación…”
158
#Yosoy132: de la red a la participación ciudadana
Enrique Pérez Reséndiz
El viernes 11 de mayo en la Universidad
Iberoamericana se dio una serie de circunstancias y acontecimientos que cambiarían la
tónica de la contienda electoral y las relaciones entre la clase política y la sociedad civil;
las repercusiones de aquel viernes negro,
como fue llamado entonces, en el panorama
político aún hoy son difíciles de delimitar
con claridad.
Derivado de su participación en el foro Buen
Ciudadano Ibero el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña
Nieto (EPN) fue desde entonces blanco de ataques y críticas por parte de los jóvenes universitarios; el clímax del conlicto llegó cuando
131 estudiantes de la Universidad Iberoamericana (UIA) grabaron un video (http://www.
youtube.com/watch?v=1iZp5hcH8M) en
el que respondían a los dirigentes del PRI de
ser acusados de porros y no pertenecer a esa
institución educativa. A partir de ese momento, la campaña electoral dio un giro inesperado, los ataques y los cuestionamientos al
político priísta se hicieron presentes durante
toda su campaña.
Paralelo al desarrollo de la carrera presidencial, el movimiento nacido en la Ibero creció
aglutinando a jóvenes de escuelas tanto pri-
1
vadas como públicas; en consecuencia sus
demandas y características fueron cambiando, logrando convocar a jóvenes de todo el
país e incluso simpatizantes de varios países. Las demandas han ido creciendo, sin
embargo hay dos pilares que son claros en
el movimiento: la democratización de los
medios de comunicación y la lucha contra
la imposición de EPN a la Presidencia de la
República.
Con respecto a la democratización de los
medios, los jóvenes lo consideran como un
elemento indispensable para acceder a una
verdadera democracia y reducir así la serie
de desigualdades que existen en el país. Según el movimiento juvenil #Yosoy1321 un
elemento que perpetúa esta desigualdad social lo constituyen los poderes fácticos, representados por Televisa, que no sólo crea
un imaginario social que hace aparecer esta
desigualdad como un elemento natural,
sino que además encubre a la clase política responsable de las distintas reformas que
han llevado a la crisis estructural mexicana.
Del mismo modo el movimiento juvenil denuncia la complicidad y asociación entre la
mayor televisora de América Latina, Televisa, en lo que ellos denominan “un proceso
de imposición del candidato Enrique Peña
El nombre del movimiento surge de una hashtag que hace referencia al video “Somos más de 131”. Se atribuye
la etiqueta #Yosoy132 a la analista Denisse Dresser (de Mauleón, 2012).
159
#YoSoy132: de la red a la participación ciudadana
Nieto para ocupar el cargo de la Presidencia
de la República” (Martínez, 2012).
Por ahora, el movimiento se encuentra en
proceso de reorganización debido a su crecimiento, sin embargo las actividades no han
dejado de realizarse; prueba de ello son las
constantes asambleas que se llevan a cabo
localmente (asambleas en las que participan
estudiantes de una misma universidad o facultad), regionalmente (donde ya no sólo
participan estudiantes, sino organizaciones
sociales, colectivos de derechos humanos,
artísticos, etc., por ejemplo la Asamblea Metropolitana que reúne a estudiantes del Distrito Federal, organizaciones sociales como
Frente Oriente, #YosoyNeza, #Yosoygay132)
y las asambleas que se organizan nacionalmente. Además de esto, se convoca a diversas
manifestaciones como muestra de rechazo a
políticas públicas consideradas en contra de
la sociedad.
Una de las características del movimiento,
que implicó su propia génesis es el uso de
redes sociales como foro de denuncia ciudadana y convocar a las actividades organizadas
por el grupo.
El uso de las redes sociales en la
política
160
Es indudable que el uso cada vez más frecuente de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en los procesos
políticos cobra mayor relevancia desde los
espacios “designados” para la política como
portales institucionales, cuentas de candidatos y funcionarios públicos hasta la utilización de las mismas por los ciudadanos
para organizar protestas y dar a conocer sus
reclamos a los poderes públicos.
Un ejemplo de la utilización de las redes en
este sentido son los casos de Túnez, Egip-
Enrique Pérez Reséndiz
to e Irán, de la llamada Primavera Árabe;
mediante el uso de plataformas como Facebook, Twitter, YouTube y dispositivos como
teléfonos inteligentes, tablets y microbooks
los ciudadanos de estos países lograron convocar a la movilización social para derrocar
a su autoridades y causar un cambio social
importante.
En México, las redes sociales se convirtieron en la cuarta actividad online de los
internautas con 61% del total del tiempo
que se pasa en internet, y es la principal
actividad de entretenimiento. Según la
Asociación Mexicana de Internet (AMI),
la población para este año con acceso a
internet es de 35 millones de mexicanos,
de los cuales 64% de ellos son jóvenes.
Las redes sociales más utilizadas son Facebook, YouTube y Twitter, de hecho la
empresa Jasna Seguic de Comscore indica que “la audiencia mexicana de Twitter se multiplicó seis veces el año pasado
(2011) para así lograr el tercer lugar en
penetración en América Latina y el octavo lugar a nivel mundial” (Sandoval,
2012). Siguiendo con esta misma línea la
empresa consultora también indica que
existen aproximadamente 20 millones de
usuarios de Facebook y cuatro millones
de personas inscritas en Twitter.
Para el caso mexicano, el auge de la tecnologías trajo una consecuencia importante: mayor información para los ciudadanos; según
Rodrigo Sandoval (2012), el uso de internet
ha alterado las dinámicas de la protesta social
“promoviendo más las protestas callejeras ya
que no importa el tiempo o la distancia para
organizarlas” (Sandoval, 2012).
En este sentido, las redes sociales, debido
a su penetración principalmente entre los
jóvenes, se convirtieron en un espacio de
suma importancia para el debate y la organización de la protesta ciudadana.
El movimiento #Yosoy132 llegó a convocar un debate presidencial (19 de junio
de 2012) y transmitirlo vía YouTube, lo
que resultó inédito en el país: el primer
debate presidencial organizado por la sociedad civil. Esta actividad, junto con las
convocatorias a manifestaciones públicas,
la organización de foros de denuncia (sobre todo en la jornada electoral), transmisión de noticiarios independientes y
podcast informativos se inscriben en lo
que se ha denominado desde hace unos
años como cibermilitancia,
[...] se reiere a jóvenes que interactúan en la
red y generan un ambiente propicio para el
debate. Sin embargo, este fenómeno marca
un giro en las formas de comunicación política e implica la transformación, no sólo del
espacio público, sino de la sociedad concebida como una red y la incidencia de la opinión pública en el traspaso de público atento
a público activo. […] alguien que utiliza internet, y sobre todo la blogosfera, para difundir un discurso y poner a disposición pública
herramientas que devuelvan a las personas el
poder y la visibilidad que hoy monopolizan
las instituciones (Fernández, 2010).
Si bien el movimiento #Yosoy132 no ha
sido el único que utiliza las redes sociales
para promover sus actividades políticas, sí
es el que más visibilidad ha tenido,2 quizá
debido a su surgimiento en el contexto de la
sucesión presidencial y a un uso correcto y
oportuno de las redes sociales:
• YouTube. Fue el canal por medio del cual
los alumnos de la Universidad Iberoamericana obtuvieron el derecho a réplica;
según las estadísticas registradas en el canal “Somos más de 131” a las seis horas
de haber subido el video, la cantidad de
reproducciones fue de 21 747.
• Wikisource. Es una herramienta que permite la colaboración en línea para la edición
de diversos contenidos; esta herramienta
fue ocupada para dar a conocer el primer
comunicado del movimiento juvenil el 23
de mayo.
• Google+: Al igual que YouTube, esta red
permitió la transmisión del tercer debate
presidencial realizado en la sede de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
• Twitter. Fue esta red la que desencadenó
la serie de convocatorias que derivaron
en la conformación del movimiento,
etiquetas como #MarchaAntiEPN, #Debate132, #Marcha132, #NoMasPRI y
muchas más permitieron una rápida difusión de la información, además permitieron conocer3 a usuarios que tenían el
mismo interés y las mismas inquietudes
con respecto a la política nacional.
161
Otros movimientos que han hecho uso de las redes sociales han sido el grupo de Hackers Anonymus entre sus
actividades se encuentran tirar o bloquear páginas de internet, principalmente gubernamentales, como respuesta a lo que consideran afrentas contra la sociedad. Otro grupo, quizá de los primeros en utilizar internet
como medio de difusión de sus comunicados, fue el propio Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
que mediante la red difundió varias de sus declaraciones e instaló una radio que transmite por internet (Radio
Insurgente) http://www.radioinsurgente.org/.
3
Con este término me reiero a identiicar intereses en común entre los usuarios de Twitter, logrando así que
miembros de diversas partes del país se unieran en una red mediante follows.
2
#YoSoy132: de la red a la participación ciudadana
Estas herramientas permitieron y permitirán la creación de una red de usuarios que
comparten, en cierto nivel, objetivos y visiones comunes.
Enrique Pérez Reséndiz
La mecánica de esta participación también
supone ciertas condiciones como la horizontalidad, la inexistencia de líderes y la constante circulación de información, desde diversas
perspectivas para la mejor toma de decisiones.
La apuesta por un nuevo tipo de
Así, los jóvenes cuestionan el mito de la apaciudadanía
Uno de los objetivos del movimiento #Yosoy132 es la democratización de los medios,
en palabras de las mesas de trabajo,4 como
elemento indispensable para una comunidad
más y mejor informada y por tanto con mayores elementos analíticos para decidir e incidir
en la sociedad. En este sentido, los jóvenes del
132 forman parte de una serie de movimientos, encabezados principalmente por jóvenes
(el movimiento Ocupa, de los indignados, y la
Primavera Árabe), que apuestan por una política basada en la información, en la decisión
de políticas públicas por y para la ciudadanía,
que cuestionan el autoritarismo, y especíicamente en el caso mexicano, el regreso de un
partido caracterizado por el clientelismo, la
corrupción y el tráico de inluencias.
Sin embargo, el acceso a la información no
es el único reclamo, pues con el crecimiento
del movimiento, también se ha extendido
su campo de acción a materias como derechos humanos, temas de ecología y medio
ambiente, seguridad y transparencia y rendición de cuentas. Se trata de una apuesta
para cambiar o por lo menos reformar la
estructura social, política, económica y cultural de la sociedad mexicana basada en la
participación ciudadana.
tía política descrito por Pérez Islas (2003), y
se ubican en lo que se ha llamado “la política de la antipolítica” (Beck, 2002), pues su
distanciamiento de la política institucional
no es sinónimo de apatía; por el contrario,
este grupo ha inaugurado, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, formas de
construcción de ciudadanía (en el sentido
de participación).
La brecha tecnológica, ¿la última
barrera?
Pese a ser un movimiento heterogéneo, hay
una característica fundamental en #yosoy132
y es el acceso a Internet y el conocimiento y
manejo de las redes sociales. Esta característica, que puede ser su mayor virtud debido a
la velocidad de Internet en la actualidad para
circular información y la gran variedad de
dispositivos para acceder desde cualquier lugar, puede convertirse también en un factor
de exclusión.
Podríamos pensar que el movimiento de jóvenes surgido del descontento social es horizontal, plural y totalmente incluyente con todos
los sectores de la sociedad mexicana, esta airmación no es del todo cierta, y no lo es no
debido a las condiciones ideológicas de los jó-
162
4
Actualmente la acción del movimiento estudiantil funciona a través de mesas de trabajo en donde se discuten
y generan propuestas relacionadas con cambios que se pretenden, según distintas voces pertenecientes a #Yosoy132, para conseguir una sociedad democrática. Existen mesa de trabajo sobre Medios de Comunicación,
Educación, Cultura, Jurídico y Derechos Humanos.
venes, sino por un elemento que ellos mismos
han cuestionado y que consideran elemento
indispensable para la democratización de los
medios, me reiero a la brecha digital.
Facebook y Twitter que cuestionan la actual
estructura del Estado mexicano que han
surgido a partir de la explosión de dicho
movimiento.
Según el Instituto Nacional de Geografía y
Estadística (INEGI) sólo existen 7.4 millones
de hogares con computadora, de los cuales
sólo 32% cuenta con acceso a Internet, siendo las cuestiones económicas el principal obstáculo para el acceso. El otro problema tiene
que ver con la distribución de los accesos a
Internet. La cantidad de internautas de zonas
urbanas continúa creciendo mientras que la
de zonas rurales prácticamente se mantuvo
sin cambios. El último estudio de los hábitos
y usos de internet mostró que de los poco
más de 35 millones de mexicanos con acceso
a la red, 27 millones de ellos se encuentran
ubicados en zonas metropolitanas.
Se trata de un grupo, una serie de grupos de
jóvenes principalmente, que están apostando por una nueva forma de acción política
distanciada de los canales oiciales e institucionales. Sin embargo, una de sus principales urgencias es el acceso de la mayor
cantidad de mexicanos a la banda ancha y
la democratización de los medios de comunicación. Dichos elementos permitirían la
circulación cada vez mayor de contenidos
generados por los propios jóvenes; quizá
esto, inluiría en las decisiones que tomen
a futuro, modiicando así sus estilos y sus
trayectorias de vida.
En este sentido, la reciente propuesta de
incluir el acceso a la banda ancha como derecho constitucional resulta de suma importancia para el movimiento estudiantil, pues
a mayor información y acceso a la misma,
las elecciones de la ciudadanía serán más razonadas y mejor encausadas. La propuesta
del proyecto “Internet para todos” (www.
internetparatodos.mx) apuesta por lograr
una cobertura total en el país y lograr que el
derecho a la banda ancha no sólo sea un derecho enunciativo, sin embargo, tendrá que
enfrentar grandes retos en infraestructura y
voluntad política para materializarse.
Algunas conclusiones
El movimiento #Yosoy132 puso a los jóvenes
en el mapa político, evidenciando la carencia de oportunidades para ellos en cuestión
de acceso a la información y transparencia, de participación; la utilización de las
redes sociales derivó en la circulación de
contenidos de manera viral; se pueden contar por cientos los blogs, páginas, periles en
Se trata, en síntesis, de dotar a la ciudadanía de más y mejores fuentes de acceso a la
información.
163
#YoSoy132: de la red a la participación ciudadana
Bibliografía
Beck,U. 2002, “Hijos de la libertad”, México, Fondo de Cultura Económica.
De Mauleón, Héctor, 2012, “De las redes a las calles”, [en línea], Revista Nexos, agosto
de 2012 http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2102909. Consulta: 11 de
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Razonarte/COLUMNAS%202010/Estrafalario_GuadalupeFernandez/cibermilitancia.
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Martínez, Paris, 2012, “No se aceptará la imposición de Peña Nieto, [en línea], portal electrónico de noticias Animal Político, http://www.animalpolitico.com/2012/07/no-se-aceptara-la-imposicion-de-pena-nieto-yosoy132/#axzz2EtFeywYQ; consulta: 11 de diciembre
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Pérez Islas, J. Antonio, 2003, “10 mitos y realidades sobre la participación juvenil”, Revista
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un análisis mixto”, ponencia presentada en el XVII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y la Administración Pública, Cartagena, Colombia, [en línea],
http://www.dgsc.go.cr/dgsc/documentos/cladxvii/sandoalm.pdf; consulta: 12 de diciembre de 2012.
Colección
cuadernos
164
SIJ
[
“Los jóvenes se identiicaron
con la lucha de jóvenes,
con el genuino derecho a
manifestarse libremente y
hacer valer el derecho de réplica,
derechos fundamentales en un
sistema democrático”.
166
Notas sobre el impacto político del movimiento
#Yosoy132 en México
Dalia Edith Álvarez Padilla
El surgimiento del movimiento #Yosoy132
fue circunstancial: el lugar, el momento y
los actores se presentaron puntuales como
una olla de presión que indica que lo cocinado está listo. Las preguntas son: ¿qué motivó este estallido social?, ¿qué se cocinó en
él?, ¿qué se quedó en la coyuntura? y ¿qué
permanecerá con el tiempo?
Los hechos son analizados a partir de las narraciones de los propios actores. Ana Rolón
de 22 años, estudiante de comunicación de
la Universidad Iberoamericana y miembro
de la asamblea #másde131, y Wilbaldo Gómez, activista de la Facultad de Economía
de la UNAM, nos ayudan a comprender las
dimensiones de participación juvenil, sus
motivos y luchas en 2012. Ambos fueron
entrevistados por académicos del Seminario
de Investigación en Juventud de la UNAM en
el marco del Diplomado en Mundos Juveniles 2012.
Ana Rolón narra su experiencia desde la
manifestación en la Universidad Iberoamericana aquel 11 de mayo del 2012, cuando el entonces candidato a presidente de
la República Enrique Peña Nieto (EPN), en
el marco de la campaña electoral, visitó su
Universidad. Un centenar de alumnos pro-
1
testaron por la violación de derechos humanos en Atenco y por la cifra de feminicidios en
la entidad, sucesos que ocurrieron durante su
administración como gobernador en el Estado
de México.
Ana señala en la entrevista que la motivación
de la protesta fue una empatía colectiva en
torno a las víctimas de estos abusos y que la
manifestación surgió de forma espontánea.
Lo que estalló el movimiento fue -a juicio de
Ana- la indignación en torno a la cobertura
que los medios de comunicación le dieron al
suceso, así como las declaraciones de dirigentes
políticos.
La mayoría de los medios minimizó la protesta, descaliicaron a los jóvenes y aplaudieron la
participación del candidato en la Universidad.
La actuación de la prensa más las declaraciones tanto de EPN como de los dirigentes del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) y
Partido Verde Ecologista de México (PVEM),
multiplicadas por el ánimo electoral, dio como
resultado la indignación no sólo de los alumnos de la Ibero, sino de los alumnos de otras
universidades y de un sector importante de la
ciudadanía y académicos, que apoyaron a los
estudiantes luego de la aparición del video
“131 alumnos de la Ibero responden”1.
R3CR3O, 2012, “131 alumnos de la ibero responden” [en línea] YouTube, <http://www.youtube.com/
watch?v=P7XbocXsFkI>, consulta: 20 de febrero de 2013.
167
Notas sobre el impacto político del movimiento #Yosoy132 en México
Ana describe cómo a través de las redes sociales convocaron a los alumnos que participaron en la protesta del 11 de mayo para
mostrar en un video su credencial y comprobar que estaban inscritos en esa universidad y que no fueron entrenados para nada
y con ello limpiar su imagen y hacer uso de
su derecho de réplica. El video fue trending
topic mundial durante 12 horas el 15 de
mayo de 2012.
Para entonces, las condiciones estaban dadas; las declaraciones de los dirigentes partidistas desnudaron por completo el desdén
de ese instituto político por el derecho a los
ciudadanos a manifestarse en libertad sobre
lo que les afecta, sumado a la complicidad
de la mayoría de los medios de comunicación que minimizaron e incluso atacaron a
los jóvenes descaliicando su protesta. No
sólo era una descaliicación a un grupo de
jóvenes sino una descaliicación a la ciudadanía en general, incluyendo a un sector
importante de la clase media.
El hecho de que fueran alumnos de una
universidad privada quienes reprocharan
al entonces candidato a la Presidencia de la
República, y a la clase política en general,
que la forma de toma de decisiones no ha
sido la más acertada y que los ciudadanos
merecen información clara y no sólo venta
de productos en las campañas electorales,
despertó una conciencia colectiva en torno
a lo que estaba sucediendo.
168
Ana, como integrante de esa generación,
en coordinación con sus compañeros, decidieron hacer “algo”; la idea del video fue
tomar su derecho de réplica sin pedir permiso a nadie y a través de las redes sociales limpiar su reputación al señalar que “no
son porros ni acarreados y nadie los entrenó
para nada”. Ante el éxito de dicho video las
redes sociales se convirtieron en la arena política del movimiento. Las manifestaciones
llegaron después para llevar la protesta a las
calles. El hashtag de #LaMarchaYosoy132
duró dos semanas y el impacto llegó a la sociedad mexicana en su conjunto.
De acuerdo con la Encuesta de Cultura Política Democrática y Prácticas Ciudadanas
(Encup, 2012) más de la mitad de los mexicanos conocía el nombre del movimiento
juvenil que se manifestó en la contienda
electoral presidencial y éste fue un indicador para medir el índice de conocimiento
político de los mexicanos.
La irrupción de los jóvenes estudiantes en el
escenario electoral hizo visible una forma distinta de hacer política. La marcha de la Estela
de Luz fue una de las muestras de aglutinación de voluntades sin discursos ni templetes
en donde, pese a la pluralidad de estudiantes
de universidades públicas y privadas, se unieron frente a una indignación compartida. El
planteamiento renovador de horizontalidad
política en sus asambleas planteó un paradigma distinto de los patrones usuales de organización política en el país.
El discurso y la agenda del movimiento Más
de 131 surgido en la Universidad Iberoamericana y después el movimiento amplio
#Yosoy132 fue muy claro: la inconformidad
ante la imposición de un candidato construido desde los medios de comunicación y
como consecuencia la necesidad de democratizar los mismos para que la ciudadanía
tuviera acceso a información plural.
Sin embargo, con la suma de otras universidades la conjunción de temas originó
una agenda más compleja del movimiento.
Como lo señala Wilbaldo Gómez, el segundo entrevistado, el tema de los medios no
Dalia Edith Álvarez Padilla
era para ellos –asamblea de la Facultad de
Economía– una prioridad.
Y es aquí donde el análisis de la trayectoria de
vida nos permite comprender la diversidad
de intereses. Por un lado Ana, de 22 años,
estudiante de comunicación, comprende la
trascendencia que los medios de comunicación tienen en la vida social; en 2012 era su
primera votación para presidente, ésta fue
su primera participación política y aunque
algunos miembros de su familia militan en
un partido de izquierda (Partido de la Revolución Democrática), ella no comparte
las formas como todos los partidos en general se manejan; está comprometida con la
construcción de ciudadanía para consolidar
más que una democracia representativa una
democracia participativa.
Por otro lado; Wilbaldo Gómez, quien se
unió al movimiento posteriormente, aunque no indica su edad por la trayectoria que
narra se calcula que tiene más de 30 años,
menciona que ha participado en otros movimientos en solidaridad con el EZLN y la
huelga de 1999-2000. Para él la agenda de
lucha debía transitar por otra vía, el tema
de fondo era el modelo económico neoliberal. Su trayectoria escolar ha sido en escuelas públicas siendo egresado de la Facultad
de Economía del UNAM, una de las escuelas
más políticamente activas.
Ambos jóvenes integrantes del movimiento
parten de contextos distintos, con ideales y
metas completamente diferentes; está fue
una de las particularidades que caracterizó
a #Yosoy132: la diversidad de jóvenes que
participaron sin importar sus diferencias, lo
que demostró ser un movimiento incluyente. Tal como lo menciona Vladimir Chorny,
de la Facultad de Derecho de la UNAM: “Dos
puntos importantes fueron la pluralidad del
movimiento, con la voluntad de romper
paradigmas entre universidades públicas,
privadas y el apartidismo” (Muñoz, 2012,
p. 68).
Los jóvenes se identiicaron con la lucha de
jóvenes con el genuino derecho a manifestarse libremente, a contar con información
veraz y a hacer valer el derecho de réplica,
derechos fundamentales en un sistema democrático. El movimiento contagió a otros
sectores sociales como organizaciones obreras, sociales, víctimas de la guerra contra el
narco, padres de las víctimas de la Guardería
ABC, del movimiento de Atenco, grupos juveniles que ya actuaban, quienes en su conjunto fueron arropados por la movilización
estudiantil que no fue excluyente de nada.
Sin duda lo que se cocinó en ese verano fue
un agenciamiento ciudadano de la defensa
del libre derecho de manifestarse. Lo que
queda es una estampa mexicana de ciudadanos que lograron reivindicar derechos y
demandar a las instituciones mejores condiciones para el desarrollo de la democracia en
el país. Desde mi punto de vista fueron varios
los logros del movimiento.
El agenciamiento del derecho de
réplica a partir del uso de redes sociales
El derecho de réplica en México se plasmó en la Constitución en 2008 y quedó redactado en el artículo sexto de la
siguiente manera: “El derecho de réplica
será ejercido en los términos dispuestos
por la ley”; sin embargo, al día de hoy el
Poder Legislativo no ha expedido una ley
reglamentaria para ejercer ese derecho.
Y con todo esto, los alumnos de la Universidad Iberoamericana hicieron uso de
él a través de los medios que tenían a su
alcance: las redes sociales. Fue un acto de
169
Notas sobre el impacto político del movimiento #Yosoy132 en México
reconocimiento de los derechos de libre
manifestación de las ideas y de la reivindicación del derecho de réplica.
La inyección de motivación que despertó el interés de la participación
juvenil en este proceso electoral
El mito de que a los jóvenes nos les interesa
la política quedó una vez más superado: el
movimiento #Yosoy132 inyectó identidad
y motivación para hacer algo en conjunto,
con sus propios medios y bajo sus propias
reglas. La identiicación superó los retos del
centralismo y en los estados de la república
surgieron grupos que se sumaron al movimiento, casi de manera inmediata, con acciones culturales, formando asambleas locales en
sus universidades, generando espacios para las
proyecciones públicas de los debates, o registrándose como observadores electorales.
El cambio del discurso en las campañas políticas dirigidas a jóvenes
por parte de los partidos políticos
Las cifras de votación de los jóvenes de
18 a 29 años en 2012, que históricamente han sido las más bajas, no reflejan completamente el impacto que este
movimiento generó en ese segmento de
la población.
En la comunicación audiovisual de la coalición Compromiso por México, que tenía
como candidato a Enrique Peña Nieto, se
observó el mayor cambio. De acuerdo con
este informe, el 30 de marzo, primer día de
la campaña presidencial, la coalición lanzó
el spot “Lo que tu quieres es posible”.2 El
video muestra imágenes de jóvenes (como
escenografía) en diversos espacios de la República mexicana con frases escritas como:
sonríe, disfruta, esfuérzate, trabaja en equipo, da lo mejor de ti, siente, México es tuyo
vive al máximo, atrévete, lo que tú quieras
es posible. Estas frases tenían la intención
de lograr identiicación emocional de los jóvenes con el candidato.
Como diría el doctor Enrique Cuna Pérez,
“la cantidad de jóvenes participando no necesariamente provocan éxito en los resultados, pero sí una amplia mirada a las formas
múltiples y horizontales con las cuales ellos
se organizan, auto organizan y proponen”.
170
(UNAM) y miembro de #Yosoy132: “una de
las grandes aportaciones del movimiento
fue sacarnos de la soledad frente a una situación que era depresiva y darnos algo que
se nos había negado a los jóvenes: tener comunidad” (Muñoz, 2012, p. 95).
De acuerdo con Mariana Favela, estudiante de posgrado en ilosofía de la ciencia
De acuerdo con el Informe inal de observatorio de programas de educación cívica y
fomento al voto joven, en el proceso electoral
federal 2011-2012, presentado por Organización Fuerza Ciudadana A. C., el surgimiento
del movimiento “#Yosoy132” inluyó en la
forma de presentar propaganda electoral por
parte de los partidos políticos y los candidatos con la intención de obtener el voto de los
jóvenes.
Dalia Edith Álvarez Padilla
Ante lo ocurrido el 11 de mayo, la primera
respuesta audiovisual del equipo de comunicación de EPN fue el lanzamiento del video
“Un presidente que escuche, respete y gobierne para todos”3 publicado a través del canal
de YouTube: Peña Nieto TV, el 14 de mayo.
En este video el candidato presidencial dice a
cuadro: “México merece ser gobernado por
alguien que entienda […] que los jóvenes
exigen y con razón un mejor presente”, y
después con imágenes de la protesta de estudiantes del 11 de mayo en la Universidad
Iberoamericana dice en voz en of: “Voy a
gobernar para los que encuentran en mí una
esperanza y también entiendo a los que no
comparten mis ideas”.
Para junio, ante el crecimiento del movimiento #Yosoy132, la estrategia del equipo
de la coalición tuvo que cambiar y recurrir
al mismo formato y lenguaje que utilizaron los estudiantes de la Ibero e intentar
transformarlo a su favor. Por lo que el 3
de junio a través de YouTube se publicó
el video “¿Por qué Enrique Peña Nieto?”4
en donde jóvenes que se identiican con
sus nombres describen por qué apoyan a
EPN con frases como: “Yo creo en Enrique Peña Nieto porque es joven y porque
tiene experiencia gobernando, porque nos
escucha, porque tiene un proyecto sólido
[…]” y aparece EPN diciendo: “Aquí están
las voces y los rostros de la esperanza para
tener un mejor país […] anhelan tener un
país que dé oportunidades a la juventud
de todo el país […] sobre todo de comprometerse con las causas de la juventud
Enrique Peña Nieto, 2012, “Lo que tu quieres es posible” [en línea], You Toube <http://www.youtube.com/
watch?v=BrvQPylW8WY>, consulta: 20 de febrero de 2013.
Comprender esta transformación en el discurso es esencial para medir el impacto que
generó el movimiento en la forma de dirigirse a los jóvenes en esta campaña; en el
primer video “Lo que tú quieres es posible”,
la juventud se presentaba únicamente como
escenografía de un mundo ideal en donde
los jóvenes no tienen voz y sólo son sonrisas
y deseos, pero en el último mensaje “¿Por
qué Enrique Peña Nieto?” se asume que los
jóvenes tienen la capacidad de dar razones
y expresarlas.
De acuerdo con el Observatorio de Organización Fuerza Ciudadana, en las campañas de los otros contendientes también
se observaron cambios signiicativos en la
forma de promover el voto joven después
del 11 de mayo.
En la campaña de Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) se detectó un incremento
de contenidos dirigido a jóvenes por parte de la Secretaría de Asuntos Juveniles del
PRD, aunque con una distribución desarticulada por parte de los integrantes de la coalición Movimiento Progresista (Partido del
Trabajo y Convergencia) y el grupo político
Morenaje.
En la campaña de Josefina Vázquez Mota
(JVM) se observó una modificación en
Enrique Peña Nieto, 2012, “Un presidente que escuche, respete y gobierne para todos” [en línea], You Toube
<http://www.youtube.com/watch?v=n1kaClgDbZ4>, consulta: 20 de febrero de 2013.
4
Enrique Peña Nieto, 2012, “Por qué Enrique Peña Nieto” [en línea], You Toube <http://www.youtube.com/
watch?v=aDaSOINapiU>, consulta: 20 de febrero de 2013.
3
2
[…] el proyecto que vengo encabezando
es con los jóvenes y con todo México […]
quiero ser un presidente que actúe a favor
de los jóvenes”.
171
Notas sobre el impacto político del movimiento #Yosoy132 en México
los contenidos de los mensajes en redes
sociales, que pasó de cifras sobre jóvenes
y visitas de la candidata a universidades
a propuestas específicas de la candidata
para los jóvenes.
El partido Verde Ecologista no consideró
particularmente a los jóvenes como receptores prioritarios de su campaña en ningún
momento. Y cuando Arturo Escobar, líder
del partido apareció en Twitter el 12 de
mayo, entró al medio para descaliicar las
acciones del movimiento y después para
deslindarse de sus declaraciones.
En el caso del candidato Gabriel Quadri y su
reacción comunicativa frente al movimiento #Yosoy132, no cambió sustancialmente
su discurso ni sus mensajes para los jóvenes,
porque éstos fueron el público meta desde el
principio de la campaña, aunque sí se observó
que el apoyo del candidato al movimiento se
intensiicó en el último mes de la contienda.
El cambio de intención del voto
por parte de los jóvenes, que aunque no fue decisorio sí movió preferencias electorales
172
De acuerdo con la Encuesta Nacional de
Grupo Reforma, las preferencias electorales en jóvenes de 18 a 29 años, para el día
28 de marzo, fueron: EPN 52%, JVM 28%,
AMLO 19% y Quadri 1%. Y al inal de la
campaña, los resultados de su encuesta quedaron de la siguiente manera el 1 de julio:
EPN 36%, JVM 27%, AMLO 37%, Quadri
8%. Algo sucedió en el proceso que el candidato puntero EPN perdió 16 puntos porcentuales del voto joven en el país.
La difusión de los debates presidenciales
Pese a que el Consejo General del Instituto
Federal Electoral (IFE) rechazó la solicitud
del movimiento #YoSoy132 para gestionar
que el segundo debate de los candidatos
presidenciales, a realizarse el 10 de junio,
se transmitiera por cadena nacional, con
base en el fallo del Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que
no obligaba a las televisoras a transmitirlo,
ante la demanda de los estudiantes, Emilio Azcarraga informó por Twitter: “Porque
#Televisateescucha transmitiremos el segundo debate presidencial por canal 2. Primera
emisión de un debate por este canal”.
La organización de un tercer debate presidencial con tres de los
cuatro aspirantes.
Sin recursos económicos y con la infraestructura que ellos mismos gestionaron,
lograron que tres de los cuatro candidatos
asistieran a un debate, en el que por primera
vez participaron ciudadanos con preguntas y
réplicas. Ésta fue una respuesta política del
movimiento que ante la demanda de democratizar los medios de comunicación, dieron un ejemplo concreto sobre la necesidad
de incluir a la ciudadanía en los procesos
comunicativos que le dan sentido al transcurrir nacional.
La ampliación del plazo de registro
de observadores electorales solicitada por #Yosoy132 y Alianza Cívica
El Consejo General del IFE aceptó la propuesta del movimiento “#YoSoy132” y Alianza
Cívica de ampliar el plazo de registro de observadores electorales una semana más de lo
que originalmente estaba previsto, lo que dio
como resultado mayor participación de ciudadanos que se registraron para participar en
la observación de la jornada electoral y difusión de esta forma de participar en el proceso
electoral.
El replanteamiento de nuevos espacios de participación juvenil por
parte de Televisa
Dalia Edith Álvarez Padilla
Luego de 17 años consecutivos en la realización de “Espacio”, ejercicio de interacción
universitaria organizado por Espacio de Vinculación y Grupo Televisa, en 2012 se canceló en México, pese a que estaba acordada su
realización en Oaxaca.
En los últimos años “Espacio” contó con
mayor participación de estudiantes de universidades públicas debido a que logró posicionarse como un ejercicio crítico en donde
se daba la oportunidad a los jóvenes para exponer y cuestionar sin censura a políticos y
empresarios sobre temas de interés nacional.
Ante el crecimiento del movimiento #Yosoy132 y la afrenta directa de los estudiantes
contra el Grupo Televisa por el tratamiento
imparcial de la información, el grupo empresarial decidió, por motivos de seguridad no
arriesgarse a abrir, en esa coyuntura, un “Espacio” más de participación juvenil, donde
evidentemente los temas eran las elecciones
presidenciales o el análisis postelectoral.
Sin embargo, el concepto no se ha cancelado deinitivamente; hoy se preguntan de
qué manera renovarse y continuar con la
organización de encuentros juveniles para
dar voz a las ideas de los estudiantes ante los
asuntos del gobierno actual y de ellos mismos como empresa.
Se puede aseverar que la posición política
del movimiento #Yosoy132 impactó no
sólo en la opinión pública, sino en las decisiones de grupos políticos y empresariales
enfrentados a la pluralidad; ahora tienen en
sus manos la decisión de continuar con la
apertura que le da sentido al sistema democrático del país o cerrar canales de expresión
indeinidamente.
Para concluir es pertinente señalar que las
motivaciones que impulsaron al movimien-
to tienen que ver con una serie de acumulación de sucesos que hicieron que la ciudadanía actuara. Los estudiantes defendieron su
derecho de manifestación; los movimientos
que se sumaron se identiicaron con la indignación de los estudiantes y juntos construyeron en conjunto una agenda compartida.
El movimiento aportó conciencia en torno a
la importancia de la participación ciudadana
como un actor fundamental en una democracia auténtica. Y aunque no se impidió
que EPN ganara las elecciones, el movimiento dejó en la memoria colectiva un ejemplo
de esfuerzo ciudadano por levantar la voz y
señalar que una parte importante de la ciudadanía está consciente del funcionamiento
actual de la política y no está de acuerdo.
Quedará para el análisis posterior el impacto
del movimiento en los procesos electorales
venideros y en la actuación del gobierno federal, encabezada por quien en su momento
fue el blanco de las críticas que generaron
un movimiento estudiantil que hoy es ícono
de la historia política del país.
173
Notas sobre el impacto político del movimiento #Yosoy132 en México
Bibliografía
Moreno, Alejandro, “2012: El factor jóvenes”, Grupo Reforma, 2 de junio de 2012.
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Muñoz, Gloria (coord.), 2012, #Yosoy132 Voces del movimiento, México, Ediciones
Bola de Cristal, 230.
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, “Un presidente que escuche, respete y gobierne para todos”
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consulta: 20 de febrero de 2013.
Organización Fuerza Ciudadana, A. C., 2012, 2012, Informe inal de observatorio
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federal 2011-2012, México, Organización Fuerza Ciudadana, A. C., 227.
Secretaría de Gobernación, 2012, Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2012, Principales resultados.
Colección
cuadernos
174
SIJ
[
“… la diversidad en los mundos
juveniles depende no sólo
del contexto sociocultural
en el que se desenvuelven,
sino también de los vínculos
y oportunidades que las
instituciones les ofrecen”.
Epílogo. Lecturas transversales
Lucía Ortiz Domínguez
El Seminario de Investigación en Juventud
(SIJ) es un espacio académico privilegiado,
no sólo por formar parte de la Universidad Nacional Autónoma de México sino
también por estar a la vanguardia en la producción, distribución y utilización de conceptos teóricos y propuestas metodológicas
que permiten explicar las emergentes realidades juveniles. Ante ello, los compromisos
que tiene el SIJ con la comunidad académica
y con la sociedad civil son comunicar, promover y discutir los conocimientos que se
generan sobre los jóvenes en México y otras
partes del mundo.
En este sentido, la compilación de trabajos que aquí se ha presentado recapitula la
perspectiva teórica y metodológica del Diplomado Mundos Juveniles en su tercera
edición, y ofrece un abanico de estudios
de caso sobre la diversidad de ser joven en
México y otras partes de Latinoamérica, en
particular en Argentina y Perú.
176
El reconocimiento de distintos mundos juveniles con los que compartimos el tiempo
social, nos ha obligado a replantearnos los
signiicados de su condición, sobre todo en
estos primeros años del siglo XXI en los cuales las tecnologías de información, los medios
de comunicación, las desigualdades sociales,
la violencia y la promoción universal de los
derechos humanos han impactado en sus expresiones y en los sentidos y signiicados de
ser joven.
También, nos dice Rossana Reguillo (2010),
la diversidad de los sujetos juveniles ha re-
conigurado la cartografía de estudios y
teorías sobre lo juvenil; ante esto resulta importante pensar en los jóvenes más allá de su
condición exclusiva de estudiantes, de pertenecientes a bandas y de sus expresiones o
culturas; es necesario apostar a la comprensión de estos sujetos a partir de la adquisición y uso de capitales cognitivo-escolares,
sociales y políticos, y de su capacidad de
agencia o empoderamiento frente a las condiciones adversas y de desigualdad que se les
presentan.
Por ello, una de las características compartidas por los autores de este Cuaderno es la
preocupación de posicionar a los jóvenes
desde y en las instituciones sociales pues a lo
largo del diplomado los hemos considerado
como sujetos que construyen trayectorias
biográicas con base en ellas. En este sentido, los jóvenes dejan de ser sujetos aislados
y se visualizan como actores sociales que se
agencian del espacio social, y que transforman sus subjetividades en las relaciones que
establecen con las instituciones, con sus pares y con personas de otras generaciones.
Así pues, la diversidad en los mundos
juveniles depende no sólo del contexto
sociocultural en el que se desenvuelven,
sino también de los vínculos y oportunidades que las instituciones les ofrecen. Al
respecto José Antonio Pérez Islas (2010)
nos dice que el contexto sociocultural,
político y económico del siglo XXI se
caracteriza por una redefinición de las
clases de edad y por lo tanto del sentido
de lo juvenil; ante ello en la actualidad
177
Epílogo. Lecturas transversales
178
Lucía Ortiz Domínguez
nos podemos encontrar, considerando las
condiciones sociales, con tres tipos de jóvenes:
corporada a los circuitos e instituciones de
seguridad, y en condiciones de elegir” (Reguillo, 2010, pp. 395-396).
1) Los que retrasan su proceso de emancipación, denominados por Pérez Islas (2010)
“jóvenes add ininitum”: aquellos que no
logran cumplir con el proceso “tradicional” de transición a la adultez (salida de
la escuela, entrada al mercado laboral, salida del hogar paterno, la primera unión
y el nacimiento del primer hijo) debido a
las circunstancias estructurales que se les
presentan ante la redeinición del sentido
de las instituciones sociales.
2) Por otro lado, están “las juventudes truncadas” que se caracterizan por vivir el
riesgo ya que sus oportunidades se ven
circunscritas a mercados laborales precarios y paralegales. En este sentido, el
tránsito hacia la adultez resulta ser más
acelerado.
3) Finalmente, nos encontramos con “los jóvenes intermedios” quienes se distinguen
por vivir en una constante incertidumbre
por la precariedad de las instituciones sociales (Pérez-Islas, Las transformaciones en
las edades sociales. Escuela y mercados de
trabajo, 2010, p. 84).
Las propuestas de Pérez Islas y de Reguillo
aluden a las condiciones socioestructurales
y a las capacidades cognitivas que tienen los
sujetos de apropiación y resigniicación del
entorno social. Los autores de este Cuaderno, a través de estudios de caso concretos,
dan cuenta de los procesos sociales que generan desigualdades entre los sujetos, pero
además inieren otro tipo de distinciones
como la clase social, el género, la condición
étnica y las expresiones de ciudadanía, todas
ellas tienen que ver con la adquisición y manejo de capitales.
Esta clasiicación responde a un modelo basado en las relaciones que los jóvenes tienen
con las instituciones formales y no formales. Por su parte, Rossana Reguillo (2010)
sugiere distinguir la diversidad de mundos
juveniles a partir de la desigualdad y del manejo de capitales. En concordancia con lo
anterior, la autora propone dos juventudes:
“una mayoritaria, precarizada, desconectada, no sólo de lo que se denomina la sociedad red o sociedad de la información, sino
desconectada o desailiada de las instituciones de seguridad (educación, salud trabajo
y seguridad) sobreviviendo apenas con los
mínimos y otra, minoritaria, conectada, in-
Los textos, al ser producto de relexiones hechas a lo largo del Diplomado Mundos Juveniles. Sujetos, Trayectorias y Ciudadanía,
comparten la propuesta de entender lo juvenil desde el contexto sociocultural de pertenencia; de construir lo juvenil a partir de sus
trayectorias en la escuela, familia y el mercado laboral; y advierten estar en consonancia
con las formas de expresión de la ciudadanía
relacionadas con el uso de las redes sociales
en un contexto caracterizado por las crecientes brechas de desigualdad.
Además de lo anterior, existen otros ejes
que entrecruzan las relexiones y estudios de
caso compilados en esta publicación y que
describiré a continuación.
El punto de partida, el interés por
los jóvenes
Aunque pudiera parecer obvio, me parece
importante señalar el interés compartido
de los autores por mostrar lo juvenil como
una construcción sociocultural, situada y
relacional en la que los sujetos articulan sus
experiencias con base en las constricciones
estructurales, en diversos eventos inespera-
dos y en el contexto en el que desarrollan
sus biografías. A partir del entretejimiento de estas lógicas sociales, podemos ver
cómo los jóvenes agencian capitales que les
permiten conigurarse como sujetos.
juvenil a partir de la capacidad que tienen
los sujetos de “convertir su posición social en
reconocimiento” y a quienes Rossana Reguillo (2010, p. 397) llama jóvenes con capital
político.
Los diplomantes, al realizar este ejercicio, miran a los jóvenes para comprender
lo que sucede con la sociedad en su conjunto. Ante ello, los trabajos nos invitar
a pensar en los jóvenes como imagen de
lo que sucede en nuestro país y, en cierto
sentido, en otras partes de Latinoamérica
y del mundo.
Al respecto, Gloria Hernández muestra los
procesos de agenciamiento de los jóvenes
en la escuela a partir de la expresión de sus
textualidades, las cuales son deinidas como
clandestinas, anónimas y expresadas en lo
más propio (el cuerpo). Para la autora, las
textualidades facultan un proceso de comunicación que rebasa el límite de lo institucionalizado, y permiten leer lo que ellos
sienten, piensan y expresan.
Aunque los trabajos son en su mayoría representaciones de lo juvenil del México contemporáneo, los textos de Florencia Pons, quien
nos habla desde Argentina, y de Myriam Vargas desde Perú, permiten comparar nuestra
realidad con la que se experimenta en otros
países.
En este sentido, la autobiografía que presenta Pons tiene ciertas correspondencias
con las precariedades del mercado laboral
de los jóvenes universitarios recién egresados de las que nos habla Laura Pérez
Cristino; y la “situación desventajosa” que
experimentan los jóvenes peruanos frente
condiciones de desigualdad y de escasa
participación en espacios políticos formales de poder a la que se reiere Vargas, podría ser cuestionada con la tesis de Alicia
Galindo, quien propone “identiicar las
formas a través de las cuales se maniiesta
su participación [la de los jóvenes] en el
espacio público”, más allá de las instituciones formales.
Los jóvenes y la agencia
Considero que un acierto compartido de
los textos es la recuperación de la categoría
de agencia. En particular este concepto se
ve relejado en los trabajos que retoman lo
Por otro lado, la relevancia de utilizar este
concepto reside en exponer la relación que
los jóvenes establecen con las estructuras en
el plano de lo cotidiano. Ante esto, el texto
de Roberto Mendieta es pertinente en esta
publicación porque liga la categoría con la
realidad empírica; la idea del autor es vislumbrar las movilizaciones juveniles en el
contexto del neoliberalismo y pensar en las
posibilidades que éstas tienen “de transformar la realidad, no sólo de interpretarla”.
Es decir, como lo demuestran muchos de los
trabajos reunidos en esta compilación, la categoría de agencia permite a los estudiosos de
lo juvenil enfocar la mirada en los actores sociales y en los vínculos que establecen con las
instituciones sociales, en especial con lo político, la escuela, el trabajo, la familia, con sus
pares, entre otros, así como en los impactos
que la relación estructura-sujeto tienen en la
construcción de subjetividades y experiencias
cotidianas en los jóvenes.
Mirar a los jóvenes en y desde las
instituciones sociales
Otro eje que atraviesa los trabajos aquí presentados es la relación de los jóvenes con
179
Epílogo. Lecturas transversales
las instituciones sociales; en particular se
mostró interés por los estudiantes. Lo novedoso de los textos es que demuestran que,
aunque la perspectiva de ver a los jóvenes
en relación con la escuela es una de las más
tradicionales, resulta trascendental mirar los
procesos de apropiación de esta institución
a partir del género y la condición étnica.
En particular, los trabajos de Rafael Gutiérrez y de Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara retoman estos dos condicionamientos;
el primero narra un escenario de expresión
de desigualdad de género entre los estudiantes de la Escuela Nacional de Educación Física, y aunque lo deine como una práctica
“machista”, la riqueza del texto reside en la
descripción que hace sobre la apropiación
de los espacios por parte de los estudiantes.
Por otro lado, Lourdes Pacheco nos sugiere
pensar en los jóvenes indígenas más allá de
su condición étnica y advierte que “la juventud indígena está lejos de ser pensada como
una juventud que va a la escuela”. Por lo que
a lo largo de su texto nos muestra cómo lo
joven, lo indígena y la escuela tienen vínculos cada vez más estrechos, y propone pensar
en las reconiguraciones socioculturales que
implica la relación entre los tres elementos.
180
Esto es relevante si tomamos en cuenta que,
con el transcurrir de los años, cada vez son
más los jóvenes de distintas condiciones sociales que se incorporan a la educación formal y que llegan a acumular mayores niveles
de escolaridad. Por ejemplo, de acuerdo con
el INEGI, de 2000 a 2010 la tasa anual de
crecimiento de personas con estudios profesionales en ámbitos rurales fue de 10.3%,
mientras que en zonas semiurbanas fue de
8.3% y en contextos urbanos de 3.6%. Las
cifras nos están demostrando que los jóvenes
rurales, quienes eran los que menos posibilidades tenían de alcanzar niveles profesio-
Lucía Ortiz Domínguez
nales de escolaridad, actualmente tienen la
oportunidad de acceder a estos servicios;
esto es notable sobre todo si nos detenemos
a imaginar cómo ellos, su familia y su comunidad se apropian de las posibilidades
que ofrecen las instituciones.
Por otro lado, considero que aún queda
una deuda pendiente por conocer a mayor
profundidad las trayectorias que los jóvenes
construyen en espacios como la familia y el
trabajo, que aunque son retomadas por algunos de los trabajos aquí publicados, lo hacen vinculándolas con la escuela y no como
eje central de sus trayectorias.
Comprender los mundos juveniles
Finalmente, me gustaría detenerme en el
interés manifestado por los diplomantes en
la comprensión y el reconocimiento de la
diversidad juvenil; en especial por mostrar
cuatro condiciones que destacan dentro del
universo de lo joven y que describo en las
siguientes líneas.
a) Los jóvenes integrados
Los trabajos que hacen referencia a este
tipo de jóvenes vislumbran a los sujetos a
partir de su tránsito por la escuela. Podríamos considerarlos “integrados” por formar
parte del sistema de instituciones formales;
sin embargo, como lo airma José Antonio
Pérez Islas (2010) y como lo muestran algunos de los textos, las trayectorias que
construyen en esta institución pueden
conducirlos a ser jóvenes add ininitum,
pueden estar truncadas por algún evento inesperado o alguna necesidad, o bien
pueden generarles incertidumbre frente a
la inestabilidad del mercado laboral. Un
ejemplo de la relación entre trayectoria, escuela y juventud se puede encontrar en el
trabajo de Laura Cayeros, quien expone la
vida de una estudiante de licenciatura que
se enfrenta ante incertidumbres constantes
debido a su condición familiar y a la falta
generalizada de oportunidades.
b) Los jóvenes indígenas
Algunos de los textos que conforman este
Cuaderno se enfocan en comprender la condición juvenil en grupos indígenas, situación
novedosa y ampliamente discutida entre la
academia;1 sobre todo porque se ha cuestionado la existencia de dicha condición entre
los grupos étnicos. Por lo que la pertinencia de retomar esta temática radica en que
faltan estudios de caso y etnografías sobre
estos jóvenes, además se sabe poco acerca de
la constitución de sus itinerarios biográicos
en espacios como la escuela, la familia y el
trabajo. Al respecto el texto de Claudia Jiménez reiere las vicisitudes (estructurales y
familiares) que tienen que pasar los jóvenes
de Las Margaritas, Chiapas, para consolidar
sus trayectorias educativas.
c) Los jóvenes ciudadanizados
En los últimos años ha llamado la atención
la irrupción de ciertos movimientos sociales
encabezados por jóvenes, tales como Los indignados en España, he occupy movement
en Nueva York, Los pingüinos en Chile,
La Primavera Árabe en Túnez y Egipto y el
movimiento #Yosoy132 en México. Como
parte de la propuesta del diplomado, diversas expresiones de ciudadanía y participación política, en especial #Yosoy132, fueron
retomados en algunos de los textos de este
Cuaderno. En ellos los autores describen el
despliegue de capitales por parte de los jóvenes, y de la capacidad de convertir sus po-
1
siciones sociales para ser reconocidos (Reguillo, 2010); es decir, los textos exponen
el capital político ejercido por los actores
sociales al actuar como ciudadanos, personas y jóvenes.
Al respecto, retomo tres aportaciones que
los diplomantes hacen sobre los temas de
ciudadanía y participación política.
La primera de ellas la presenta Azucena Hernández, quien nos propone discutir los límites que podemos encontrar en el ejercicio
de la ciudadanía poniendo como ejemplo a
las personas que viven en situación de calle.
Su propuesta es importante porque cada vez
son más los hombres y mujeres que viven
esta realidad, pero también porque nos lleva
a pensar que la práctica de la ciudadanía está
condicionada por la clase, el grupo étnico y
la generación.
En segundo lugar retomo la propuesta de
Dalia Álvarez, cuya contribución es señalar
ocho de los logros del movimiento #Yosoy132 en México: 1) el agenciamiento del
derecho de réplica a partir del uso de redes
sociales; 2) la inyección de motivación que
despertó el interés de la participación juvenil
en el proceso electoral de 2012; 3) el cambio del discurso en las campañas políticas
dirigidas a jóvenes por parte de los partidos
políticos; 4) el cambio de intención del voto
por parte de los jóvenes, que aunque no fue
decisorio movió preferencias electorales; 5)
la difusión de los debates presidenciales; 6)
la organización de un tercer debate presi-
En México, las investigadoras que han trabajado las temáticas de jóvenes indígenas son: Lourdes Pacheco
Ladrón de Guevara, Maya Lorena Pérez Ruiz y Maritza Urteaga Castro Pozo
181
Epílogo. Lecturas transversales
dencial con tres de los cuatro aspirantes; 7)
la ampliación del plazo de registro de observadores electorales solicitada por #Yosoy132
y Alianza Cívica; y 8) el replanteamiento de
nuevos espacios de participación juvenil por
parte de Televisa. Este texto es sugerente en
cuanto muestra que las expresiones juveniles pueden tener incidencia, aunque sea
coyuntural, en la vida social y política de
un país.
Finalmente, Enrique Pérez muestra, a partir
de una reseña sobre el movimiento #Yosoy132, la pertinencia de dos de las principales demandas del movimiento: un mayor
acceso a la banda ancha y la democratización
de los medios de comunicación. El texto destaca que las demandas de los jóvenes rebasan
lo individual, y son exigencias que se inclinan hacia un beneicio social.
Lucía Ortiz Domínguez
lidades compartidas; pero también retoman
la capacidad que tienen los jóvenes de reinterpretar, apropiarse y expresar sus prácticas. Por otro lado, la perspectiva biográica
que retoman los autores invita a escuchar las
voces de los y las jóvenes, quienes son ubicados en universos simbólicos determinados.
Por último, vale la pena señalar que, como
lo subrayan Maritza Urteaga y José Antonio Pérez Islas (2013), los retos a los que
nos enfrentamos quienes queremos seguir
el camino de los estudios de juventud son
muchos y uno de los más importantes es
trasladar la mirada a la comprensión de
lo juvenil al plano estructural sin olvidar,
claro, la dimensiones biográicas y simbólicas que acompañan el presente entorno
de desigualdad.
Bibliografía
INEGI, 2000, Censo Nacional de Población y Vivienda, obtenido de Guerrero:
www.inegi.org.mx.
INEGI, 2010, Censo Nacional de Población y Vivienda, obtenido de Guerrero:
www.inegi.org.mx.
Pérez-Islas, J. A., 2010, Las transformaciones en las edades sociales. Escuela y mercados de trabajo, en R. Reguillo, Los jóvenes en México (pp. 52-89), México, CFE/
Conaculta.
Pérez-Islas, J. A., y Urteaga, M., 2013, “La construcción de lo juvenil en la modernidad y contemporaneidad mexicanas”, en Y. González y C. Feixa, La construcción histórica de la juventud en América Latina. Bohemios, rockanroleros &
revolucionarios, Chile, Cuarto Propio.
Reguillo, R., 2010, “La condición juvenil en el México contemporáneo. Biografías,
incertidumbres y lugares”, en R. Reguillo, Los jóvenes en México (pp. 395-429),
México, FCE/Conaculta.
d) Los jóvenes y el género
Por último, los trabajos aquí presentados
contrastan las diferencias existentes entre
hombres y mujeres, colocando el género
como un punto elemental dentro de sus relexiones. Ante ello, los textos demuestran
que la construcción de itinerarios biográicos, el tránsito por la escuela, la participación política y el ejercicio de ciudadanía
tienen matices distintos si observamos las
prácticas a partir del género.
182
Como ejemplo puede ser útil el trabajo de
Susana López, quien describe la trayectoria
de Margarita, una joven que vive en el Estado de México y cuyo itinerario biográico
y tránsito por la escuela está marcada por
su condición de mujer, por las relaciones y
percepciones de género, por la familia, la
desigualdad y la pobreza.
En suma, los textos que conforman este
Cuaderno parten de explicar la condición
juvenil desde contextos diferenciados y rea-
183
Las y los autores
LAS Y LOS AUTORES
La mayor desgracia de
la juventud actual es ya no
pertenecer a ella.
Salvador Dalí (1904-1989) Pintor y escultor español.
Fuente de la cita: http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=54
184
Dalia Álvarez Padilla
Licenciada en ciencias de la comunicación con especialidad
en comunicación política. Maestrante en derecho electoral por el; Instituto Electoral del Estado de México (IEEM).
Fue coordinadora del proyecto “Observatorio de Programas
de Educación Cívica y Fomento al Voto Joven en el Proceso
Electoral Federal 2011-2012” (de abril de 2012 a la fecha),
proyecto ganador del Fondo para la Observación Electoral
2012 administrado por el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD).
Laura Isabel Cayeros López
Es doctora en ciencias sociales. Es docente e investigadora de
la UAN y sus líneas de investigación están relacionadas con las
temáticas de género, juventud y violencia en educación media
superior y superior, e impactan directamente las materias que
imparte: terminal de género y medios de comunicación, teoría y metodología de la categoría de género, género aplicado
a los medios de comunicación. Actualmente forma parte del
Núcleo Básico del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de esta Universidad, es profesora de tiempo completo con
peril PROMEP y pertenece al sistema nacional de investigadores (nivel 1). Sus actuales proyectos de investigación exploran
las masculinidades y feminidades de las identidades juveniles,
así como la brecha digital de género y las redes sociales en la
juventud universitaria.
185
Las y los autores
Las y los autores
Alicia Galindo Rodríguez
Socióloga por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de
la Universidad Nacional Autónoma de México, actualmente
es pasante de la maestría en Estudios Políticos y Sociales de la
FCPyS-UNAM. Ha participado desde 2004 en varios proyectos
de investigación, entre los que se cuentan: Matriz disciplinar
y articulaciones interdisciplinarias en el diagnóstico de la realidad mexicana (FCPyS-UNAM), bajo la dirección del doctor
Alfredo Andrade Carreño; Unidad de análisis sobre violencia
social (IIS-UNAM), a cargo del doctor René Jiménez Ornelas, e
Identidad nacional y gobernabilidad en el mundo actual (IISUNAM), dirigido por el doctor Fernando Vizcaíno Guerra.
Durante 2008 cursó el Diplomado en Derechos Humanos
(CNDH y la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara
de Diputados del H. Congreso de la Unión, LX Legislatura) y el Diplomado Mundos Juveniles: Sujeto, Trayectorias y
Ciudadanía (Seminario de Investigación en Juventud-UNAM,
generación 2012). Entre sus líneas de investigación destacan
los temas relacionados con jóvenes, estudiantes, ciudadanía,
derechos humanos y democracia.
186
Azucena Hernández Ordoñez
Es licenciada en psicología, por la antes Escuela Nacional de
Estudios Profesionales, Iztacala, UNAM. También en la UNAM
dentro del programa de maestría y doctorado de la Facultad de Psicología cursó el doctorado y la maestría en
psicología clínica. Es especialista en estudios de la mujer
por el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer en El Colegio de México. Actualmente es profesora de
la carrera de Psicología en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Participa en diversos foros sobre juventud, género y grupos vulnerables, cuenta con algunas
publicaciones sobre estos temas.
Rafael Gutiérrez
Claudia Luz Jiménez Cruz
Tiene la licenciatura en psicología y estudios de maestría en
antropología social. Ha sido consultor de organismos nacionales e internacionales Ha desarrollado proyectos de investigación del desarrollo psicosocial de niños indígenas de
la sierra norte de Puebla y jóvenes indígenas que residen en
el Distrito Federal. También ha estado a cargo de proyectos
de investigación sobre la situación de las niñas y niños que
subsisten en las calles y los factores socioculturales de la explotación sexual y laboral de niñas, niños y jóvenes. Estas
investigaciones han sido inanciadas por organismos internacionales (UNICEF, OMS). Cuenta con varias publicaciones
en revistas de investigación y capítulos de libros académicos.
Algunas de estas investigaciones han sido premiadas por organismos internacionales (UNICEF). Ha colaborado con diferentes comités interinstitucionales gubernamentales y de la
sociedad civil y ha sido consultor de organismos internacionales a favor de la niñez y adolescencia
Licenciada en sociología egresada de la de la Facultad de
Ciencias Sociales, campus III, UNACH. Cuenta con experiencia de trabajo en proyectos de investigación en El Colegio
de la Frontera Sur y otras asociaciones civiles y ha abordado
temas relacionados con jóvenes y mujeres rurales, vulnerabilidad al VIH y violencia de género en la región fronteriza
de Chiapas. Actualmente colabora en la organización Machincuepa Circo Social A. C. en el área social del programa
Tonalli dirigido a la prevención de violencia con niños y
jóvenes vulnerables en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
187
Las y los autores
Las y los autores
Susana López Espinosa
Luis Antonio Mata Zúñiga
Investigadora del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, docente en los programas de
maestría en Investigación de la Educación y del doctorado en
Ciencias de la Educación. Licenciada en pedagogía con especialidad en ciencias sociales por la Escuela Normal Superior
del Estado de México, grado de maestría en educación por
el Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado
de México y Doctorado en Educación por la Universidad
Autónoma de Aguascalientes.
Peril PROMEP, reconocimiento otorgado por la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, es responsable de la
línea de generación y aplicación del conocimiento en políticas educativas con grupos vulnerables del cuerpo académico
Educación y Poder. Acciones con grupos en condiciones de
pobreza y contextos de vulnerabilidad.
Producción académica y de investigación en la línea de
educación, sociedad y cultura, con temáticas relacionadas
con aprendizaje situado y comunidades de práctica, educación y trabajo, políticas dirigidas a grupos vulnerables y
jóvenes y contextos de exclusión.
Maestro en estudios políticos y sociales y licenciado en ciencias de la comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales, UNAM. Desde 2006 ha sido profesor en la misma
casa de estudios impartiendo las materias: Estado, sistema
y poder político, Taller de investigación documental, Introducción al estudio de la ciencia y Metodología de la investigación. Ha sido profesor invitado para cursos especializados
de metodología y diseño de proyectos como parte del Programa de Alto Rendimiento Académico de la Coordinación
de Atención Diferenciada para alumnos (Copadi) de la Facultad de Ingeniería en Ciudad Universitaria (2011).
Desde 2007 su línea de investigación ha estado orientada
a los estudios de juventud, particularmente transición a la
vida adulta en México, estudio de los signiicados en educación media superior y ha presentando su trabajo en congresos nacionales y en el extranjero.
Gloria Hernández
188
Doctora en pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Docente e investigadora del Instituto Superior
de Ciencias de la Educación del Estado de México. Profesora de pedagogía en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel
I. Responsable del cuerpo académico Educación y Poder.
Acciones educativas para población en estado de pobreza y contextos de vulnerabilidad. Líneas de investigación:
educación con personas jóvenes y adultas, cultura escrita
y juventud. Libros publicados: Políticas educativas para población en estado de pobreza, La educación básica de personas
jóvenes y adultas (2007) y Cultura escrita y juventud en el
contexto escolar (2007). Artículos publicados recientemente:
“Diálogo intertextual en el aula. Lecturas y escrituras juveniles en secundaria” (2011); “Entrevista con Violeta Núñez.
Debates educativos desde la pedagogía social” (2011);
“Educar en ciencias. Una experiencia con jóvenes rurales de
telesecundaria” (2011); “La educación de personas jóvenes
y adultas y el derecho a la educación: el tema del sujeto
juvenil” (2012); “Apuntes para el estudio de políticas educativas para jóvenes en condición de pobreza y vulnerabilidad” (2012) y “Reading, writing and experience: Literacy
practices of young rural students” (2013).
Roberto Antonio Mendieta Vega
Estudió la licenciatura en sociología y la maestría en historia
en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Sus primeras inquietudes de investigación académica se vieron relejadas en
la tesina Características culturales de la inmigración indígena
en el Valle de Sinaloa: una crítica a las políticas institucionales;
y posteriormente en el trabajo de tesis de maestría, El puerto
de Babel: extranjeros y hegemonía cultural en el Mazatlán decimonónico. Actualmente cursa el sexto semestre en el doctorado en ciencias sociales en dicha institución, desarrollando
la investigación socioantropológica Culturas juveniles, hegemonía y consumo cultural en Sinaloa: un estudio sociocultural
en la ciudad-puerto de Mazatlán. Su principal interés de investigación en la actualidad es el estudio transdisciplinario
de la condición juvenil en Sinaloa, en su articulación entre cultura y poder (hegemonía) desde la perspectiva de las
ciencias sociales y los estudios culturales latinoamericanos.
189
Las y los autores
Las y los autores
Lucía Cristina Ortiz Domínguez
Maestra en antropología social por la Escuela Nacional de
Antropología e Historia (ENAH), generación 2010-2012,
y licenciada en antropología social por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, generación 2000-2004.
Cuenta con experiencia en trabajo de campo en comunidades rurales y urbanas de los estados de Morelos, México, Guerrero y Tabasco. Ha formado parte de grupos de
investigación en diversas dependencias académicas, como
el Instituto Nacional de Antropología e Historia sede
Morelos, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM-UNAM) y actualmente se encuentra
colaborando como investigadora en el Seminario de Investigación en Juventud (SIJ) de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM).
Entre las líneas de investigación que desarrolla están jóvenes rurales y urbanos, grupos domésticos, comunidades
afrodescendientes e indígenas, estudios sobre la cultura y
subjetividades. Ha tenido experiencia en la producción de
material documental fotográico y fílmico, así como en la
consolidación y análisis de bases de datos. Ha impartido
y formado parte de diversos cursos y seminarios sobre temáticas relevantes en ciencias sociales, en especial sobre
antropología y cultura.
190
Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara
Doctora en ciencias sociales (UNAM). Realizó una estancia
de investigación posdoctoral en la Universidad Humboldt
de Berlín (1981-1982). Es investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit e investigadora nacional II del
Sistema Nacional de Investigadores. Ha publicado 17 libros y cerca de 50 artículos en revistas de calidad nacional
e internacional. Es articulista en periódicos de circulación
regional. Ha impartido conferencias en México, España y
Colombia. Entre los libros que ha publicado están: El sexo
de la ciencia (2010), Jóvenes rurales. Viejos dilemas, nuevas
realidades (2013). En 2010, obtuvo la Medalla Bicentenario
a la Investigación Cientíica en Ciencias Sociales (2010) del
Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Nayarit. Es
evaluadora nacional de proyectos de investigación y fondos
especíicos y dictaminadora de revistas de calidad nacional
e internacional. Fundó la Cátedra Juan Escutia. Estudios
de Juventud en la Universidad Autónoma de Nayarit y es
miembro de la Red Iberoamericana de Estudios de Juventud. Coordina el Cuerpo Académico Consolidado Sociedad
y Región. Es consultora del PNUD en temas de juventud.
191
Las y los autores
Las y los autores
María Florencia Pons
Laura Pérez Cristino
Docente en el Colegio de Ciencias y Humanidades (UNAM),
licenciada en ciencias de la comunicación por la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM), realizó estudios
de maestría en Docencia en Educación Media Superior
(UNAM). Ha publicado diversos ensayos y artículos de investigación sobre la temática juvenil en revistas especializadas.
Enrique Pérez Reséndiz
Licenciado en comunicación y cultura por la Universidad
Autónoma de la Ciudad de México, estudiante de la maestría en ciencias sociales por la misma universidad, ha participado en diversos proyectos de investigación en temas de
juventud, elecciones y participación ciudadana. También
ha colaborado en la organización de diversos foros y encuentros académicos con diversas temáticas en comunicación, estudios culturales y juventud. Ha participado en
diversos congresos a nivel nacional. Actualmente se desempeña como colaborador en el Seminario de Investigación en
Juventud de la UNAM.
192
Pasante en el proyecto de investigación (PROICO 51210) “Culturas juveniles: la construcción social de las juventudes en la
provincia de San Luis” de la Facultad de Ingeniería y Ciencias
Económico Sociales de la Universidad Nacional de San Luis
(Argentina). He participado en un taller de arquitectura para
jóvenes de, y en, la Villa 31 en la ciudad de Buenos Aires, cuyo
eje era contribuir a que los/las jóvenes de la villa relexionaran
sobre el espacio de la ciudad y el de la villa en particular para
que pudiesen resigniicar desde una mirada propia (y no desde
la construcción hegemónica) el espacio en el que viven.
Miryam Vargas Apolinario
Licenciada en educación con estudios de sociología en
curso y estudios de posgrado en psicología y ciencias sociales. Especializada en temas de juventud. Con amplia experiencia en el diseño y ejecución de políticas y programas
dirigidas a la promoción de la participación social y política
de los jóvenes.
193
Anexo
Sobre el SIJ
El SIJ es un espacio académico de investigación interdisciplinaria e interinstitucional que tiene como objetivo producir,
gestionar, compartir y transferir conocimientos, experiencias
y acciones en relación con los y las jóvenes, su condición y
problemáticas. Su antecedente institucional es el Seminario de Educación Superior (SES) el cual, desde su creación
(2000), contempló entre sus líneas estratégicas el tema de juventud. En febrero de 2007 se organizó, en el seno del SES,
un grupo de investigadores al que se denominó “Núcleo de
Investigación en Juventud”.
Este grupo es el antecedente inmediato del ahora llamado
Seminario de Investigación en Juventud (SIJ). El 12 de
mayo de 2008 fue publicado en la gaceta UNAM el acuerdo
por el cual se establece formalmente la existencia institucional del SIJ. Este acuerdo contempla los mecanismos, lineamientos, objetivos y formas de funcionamiento. El SIJ
está integrado orgánicamente a la Secretaría de Desarrollo
Institucional. Su coordinación y operación cuenta con el
aporte colegiado de un Comité Directivo integrado por
las siguientes entidades académicas de la UNAM: Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Instituto de Investigaciones
sobre la Universidad y la Educación (IISUE), Instituto de
Investigaciones Sociales (IIS) y el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM); en esta última
entidad opera la sede académica del SIJ.
Objetivos
Generar y difundir estudios sobre la juventud a nivel nacional e internacional, a in de conocer la realidad de las y
los jóvenes y contribuir en las discusiones y solución de los
problemas relacionados con aquéllos.
Promover el acercamiento y la articulación entre instituciones y especialistas involucrados en el estudio de la juventud.
Implementar actividades de docencia, investigación y extensión que permitan la vinculación con otras instituciones
y actores sociales relacionados con lo juvenil.
195
Anexo
Anexo
Diplomado Mundos Juveniles. Sujeto, trayectorias y ciudadanía
La juventud y lo juvenil constituyen una
preocupación para las sociedades iberoamericanas, especialmente porque han cambiado sus formas de socialización, agregación
y representación en el marco del creciente
proceso de globalización sociocultural. Las
y los jóvenes de hoy tienen manifestaciones y conluyen en matrices culturales que
necesitan ser relexionadas y comprendidas,
tanto para trabajar con ellos en sus necesidades y demandas, como conocer sus expresiones e interpretar cabalmente sus acciones
y discursos. La preocupación, por tanto,
implica la necesidad de profundizar la producción de conocimiento –y la comprensión– sobre la condición juvenil.
Con la inalidad de enfrentar este desafío, la
Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), a través del Seminario de Investigación en Juventud (SIJ), ofrece el Diplomado
Mundos Juveniles, diseñado con una perspectiva transdisciplinaria e impartido por
196
académicos e investigadores de amplia experiencia en los temas de lo juvenil y en modalidad a distancia.
El Diplomado se enfoca a la formación especializada para investigadores y docentes, así
como para personas que trabajan con jóvenes
en el campo de las políticas públicas y de la
intervención social. En este sentido, aunado
a la discusión de elementos teóricos y metodológicos para una comprensión de la realidad juvenil y la producción de conocimiento, este programa ofrece elementos críticos
de apoyo a la gestión pública y metodologías
en proyectos sociales y comunitarios.
Este Diplomado se plantea aportar instrumentos conceptuales y analíticos que permitan comprender las maneras en que los
jóvenes viven el presente, se relacionan con
otros grupos sociales y las instituciones y, especialmente, coniguran los sentidos que le
atribuyen a su experiencia y contexto.
Temario
Módulo 1. La constitución de lo juvenil: la historia y el
concepto
En este módulo se trabajan tanto aspectos de la historia de los sujetos como
de las tradicionales teóricas que los han estudiado.
1. Generación y transformaciones de las condiciones sociales de los jóvenes
1.1. Modelos de juventud
1.2. Instituciones y condición juvenil
2. Visiones y versiones sobre lo juvenil
2.1. Vertientes de pensamiento sobre la categoría juventud
3. El agenciamiento del sujeto joven
3.1. La agencia: propuesta para el pensamiento
3.2. Algunas consideraciones para el análisis de lo joven
Módulo 2. Trayectorias juveniles. Familia, escuela y
trabajo
En este módulo se abordan los principales análisis que observan las trayectorias que los jóvenes transitan desde la familia al mundo laboral.
1. Las trayectorias de vida y la investigación en juventud a partir del enfoque de las transiciones
1.1 Enfoques teóricos
1.1.1. Primer enfoque: El periodo juvenil desde la perspectiva
funcionalista del ciclo vital
1.1.2. Segundo enfoque: La juventud como una condición social de
transiciones especíicas
1.2 Los enfoques de transición en los jóvenes en américa latina: un breve
recuento
1.2.1. Aproximación sociodemográica
1.2.2. Aproximación sociológica
1.3 Los estudios de transiciones en México
1.3.1. Aproximación sociodemográica
1.3.2. Aproximación sociológica
1.4 Trayectorias juveniles en México: estudios de caso
197
Anexo
1.4.1. Primer estudio de caso de trayectorias juveniles: Pérez Islas, José Antonio y Urteaga Maritza (2001) “Los nuevos guerreros del mercado. Trayectorias laborales de jóvenes buscadores de Empleo”
1.4.2. Segundo estudio de caso de trayectorias juveniles: “La función de los
apoyos en la incorporación sociolaboral de los jóvenes con discapacidad.
Estudio de caso de las trayectorias de cuatro jóvenes con discapacidad, trabajadores de empresas ubicadas en la Zona Metropolitana de Guadalajara”
Anexo
Módulo 4 Desigualdades y heterogeneidades: construcción social de las trayectorias juveniles
1. Construcción social de las trayectorias juveniles. El caso de los universitarios
1.1. Sobre la noción de trayectoria
2. Jóvenes y diversidad cultural
Módulo 3 Ciudadanías juveniles en la actualidad
1. Jóvenes y política. Una lectura sobre la participación juvenil como dimensión activa del ejercicio ciudadano
1.1. Enfoques sobre la participación juvenil y la retracción a
la esfera de lo privado
2.2. Los estudios sobre diversidad juvenil en México
2.3. Los jóvenes indígenas
2.4. Los jóvenes indígenas migrantes
1.2. ¿Cómo participan los jóvenes?
2.5. Las otras diversidades juveniles
1.3. Diferentes formas de participación en el tiempo
2.6. La propuesta de estudiar a los jóvenes y su diversidad
a partir de las transiciones y trayectorias
1.4. La posible saturación de sentido de la participación
2. Algunos datos sobre la relación entre política y sociedad en México
2.1. La sociedad de mercado y la individualización
2.2. La constitución de identidades y los llamados
Nuevos movimientos sociales
2.3. La acción política de los Movimientos Sociales
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2.1. Los jóvenes indígenas como grupos autorepresentados
3. Ciudadanías agenciadas
3. Desigualdades de género en la inclusión social de los jóvenes
3.1. Desigualdades de género en la inclusión laboral de los jóvenes
4. La migración de jóvenes mexicanos y sus condiciones laborales en el
mercado de trabajo estadounidense.
4.1. Migración de jóvenes mexicanos a Estados Unidos
4.2. Migración interna de jóvenes en México
3.1. El movimiento de los estudiantes chilenos
4.3. La inserción laboral y condiciones de trabajo de los
mexicanos jóvenes en el mercado laboral estadounidense
3.2. El Movimiento #YoSoy132
4.4. Conclusiones
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Sujeto, trayectorias y ciudadanías.
Relexiones de los estudiantes del diplomado Mundos Juveniles 2012
Editado por
Universidad Nacional Autónoma de México
Secretaría de Desarrollo Institucional.
Seminario de Investigación en Juventud.
Se terminó de imprimir el (30, Abril del 2014)
en los talleres de:
Grupo Impresor Gráico, S. A. de C. V.,
Lázaro Cárdenas 26, Col. Presidentes, C. P. 01290, México, D. F.
Se tiraron 200 ejemplares, en papel cultural ahuesado de 75 grs.
Se utilizaron en la composición tipos Adobe Garamond Pro a 11pts. y Credit Valley a 14 pts.
Tipo de impresión: Ofset.
El cuidado de la edición estuvo a cargo de
Rosa María Jaimes Arellano