El derecho a mirar1
The Right to Look
Nicholas Mirzoeff
(New York University)
[nicholas.mirzoeff@nyu.edu]
http://dx.doi.org/10.12795/IC.2016.i01.01
E-ISSN: 2173-1071
IC – Revista Científica de Información y Comunicación
2016, 13, pp. 29 - 65
Traducción al castellano: David Montero Sánchez
Resumen
Desde la recuperación del proyecto de la visualidad como justificación estética de la
dominación, el presente artículo defiende el derecho a mirar como la capacidad de confrontar
los mecanismos visuales sobre los que se ha venido asentando el ejercicio de poder en
momentos históricos concretos. Para ello, se lleva a cabo un recorrido a partir de los distintos
complejos de visualidad, desde las plantaciones esclavistas y sus dispositivos de vigilancia
hasta la violencia militar-industrial de nuestros días ejercida a través de drones, con el fin de
dibujar una intensificación de la visualidad y su evolución contemporánea hacia una forma
necropolítica.
1
El presente ensayo es un extracto del libro The Right to Look: A Counterhistory of Visuality. Fue redactado
originalmente como una ponencia para el encuentro “Cultura Visual”, organizado por la Universidad de
Westminster en 2010. Quisiera dar las gracias a los organizadores de este evento, Marq Smith y Jo Morra, y
a los asistentes por sus preguntas, siempre agudas e interesantes. También quiero agradecer públicamente
al consejo editorial de la revista Critical Enquiry y a su editor W.J.T. Mitchel por su lectura atenta y crítica,
en el mejor sentido, del manuscrito. Por supuesto, cualquier debilidad que haya sobrevivido en el texto es
únicamente responsabilidad mía.
Nota del traductor: este trabajo se publicó también en el número 3 (vol. 37, correspondiente a primavera de 2011)
de la revista Critical enquiry, pp. 473-196. Es esta versión la que aquí se ha traducido en lengua española.
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The following article defends the right to look in the face of visuality understood as the
aesthetic justification of domination; an aesthetics of the proper, of duty. In this context, the
right to look is conceived as a right to oppose the visual mechanisms that sustain power at
different historical junctures. Different complexes of visuality are identified from surveillance
methods at slave plantations to current military-industrial violence exerted by unmanned aerial
vehicles in a contemporary intensification of visuality towards necropolitical forms of power.
Mi intención en este texto es reivindicar el derecho a mirar. Esto implica,
y no soy el primero ni el último en hacerlo, defender el derecho que tenemos
a lo real.2 Puede parecer una reivindicación extraña después de lo que hemos
presenciado en la primera década del siglo XXI tanto a través de las pantallas
Palabras clave
analógicas como en las digitales, desde la caída de las Torres Gemelas a la
Complejos de visualidad, cultura visual, Carlyle, regímenes de separación, contravisualidad,
contrainsurgencia.
inundación de ciudades enteras o al desfile permanente de la violencia. Sin
embargo, este derecho a mirar no nos invita únicamente a ver. En un sentido
Keywords
Visuality complex, visual culture, Carlyle, regimes of separation, counter visuality, counter
insurgency.
personal comienza con la mirada a los ojos del otro para expresar amistad,
solidaridad o amor. La mirada debe ser mutua; en ella, debemos construirnos los
unos a los otros o fracasará sin remedio. Como tal, es una mirada que se sitúa más
allá de la posibilidad de representación. Este derecho a mirar reivindica también
Sumario
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1. Introducción
2. Complejos de visualidad
3. Regímenes de separación necropolíticos
4. Bibliografía
Summary
1. Introduction
2. Complexes of visuality
3. Necropolitical regimes of separation
4. Bibliography
autonomía. No individualismo o una mirada vouyeur, sino una subjetividad política
y un sentido de colectividad: “el derecho a mirar. La invención del otro” (Derrida
y Plissart, 1985, p. XXXVi).3 Jacques Derrida acuñó esta frase en su descripción
del foto-ensayo de Marie- Françoise Plissart en el que aparecen dos mujeres
que se persiguen de forma ambigua; son amantes y se implican en un juego
consciente con distintas prácticas de la mirada.4 La invención del otro de la que
hablamos es bastante común, “el común”, incluso comunista, ya que se produce
un intercambio sin plusvalía. Tú, o tu grupo, permitís al otro que os encuentre
y en ese proceso halláis de forma simultánea tanto al otro como a vosotros
mismos. Esto implica el reconocimiento de la otredad en una posición desde la
que reivindicar tanto un derecho como la decisión sobre qué es lo correcto.5 Se
2
La reivindicación del derecho a mirar como derecho a lo real se sostiene sobre una línea de pensamiento
crítico sobre visión y visualidad que, en los últimos años, va desde el trabajo fundacional de Laura Mulvey a
las contribuciones de W.J.T. Mitchell, Anne Friedberg, Martin Jay y otros teóricos de la mirada y de lo visual.
Para una lectura sobre este tema remito a mi libro An Introduction to Visual Culture (1999).
3
He modificado la traducción utilizada por Wills en la expresión “derecho a mirar” ya que “derecho a la indagación”
trata de suturar el espacio existente entre el derecho y la ley; un hueco que yo prefiero dejar abierto.
4
Para una discusión reflexiva sobre este texto y sus implicaciones, los lectores pueden remitirse a Villajero, 2003,
pp. 55-82. También en torno a la cuestión de la mirada es aconsejable consultar Sturken y Cartwright, 2009.
5
El autor realiza aquí un pequeño juego de palabras en inglés con los términos “reivindicar un derecho” (claim
a right) y “decidir lo que es correcto” (determine what is right), ya que “derecho” y “correcto” se expresan en
inglés con el mismo término: “right”. Nota del traductor.
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1. Introducción
Abstract
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claves
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única persona. La principal responsabilidad del general que se enfrentaba a lo que
Karl von Clausewitz definió como la guerra moderna era la de visualizar el campo
policía que nos dice, “sigan su camino. No hay nada que ver aquí” (Rancière,
de batalla y, para ello, contaba con la información que le facilitaban sus subalternos
1998, p. 217). Por supuesto que hay algo que ver. Lo sabemos y ellos lo saben.
(una categoría marginal de oficiales creada precisamente con este fin) y con sus
propias ideas e imágenes mentales. Poco después, el concepto de “visualidad”
Por lo tanto, lo opuesto al derecho a mirar no es la censura, sino la visualidad,
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esa autoridad que nos ordena seguir adelante y se reserva la posibilidad
exclusiva de ver.6 El término visualidad es antiguo y remite a un proyecto de hace
varios siglos. No se trata de un nuevo término teórico de moda para referirnos
apareció en inglés acuñado por Thomas Carlyle en el año 1840 para definir lo
a la totalidad de las imágenes visuales y aparatos de visión que proliferan en
esta forma, la acción de visualizar remite a la producción de visualidad, es decir,
nuestra sociedad, sino que hablamos de una expresión de la primera parte del
siglo XIX que se aplicaba a la visualización de la Historia. Alude a una práctica de
a la ordenación de los procesos de la Historia de forma que fuesen perceptibles
para la autoridad. Se trataba de una visualización que remite a la figura del héroe y
índole imaginaria más que a un fenómeno relativo a la percepción, puesto que
únicamente a él. Hablamos de una visualidad masculina, en tensión con un derecho
lo que se pretendía visualizar era demasiado sustancial como para que pudiese
abarcarlo la visión de una persona sola y se generaba a partir de información,
a mirar representado de forma diversa como femenino, lésbico, queer o transexual.
A pesar de sus peculiaridades, esta conexión de la apropiación que hace Carlyle
imágenes e ideas. Esta capacidad para ensamblar una visualización pone de
del héroe revolucionario y su visión de la Historia como una guerra permanente con
manifiesto la autoridad del que visualiza y también señala al hecho de que la
autorización de la autoridad necesita una renovación continua de cara a alcanzar
la visualización como estrategia militar ha dado lugar a un legado significativo. Si
bien las ideas de Carlyle sobre el liderazgo místico no se tradujeron en una forma
un cierto consenso sobre lo “normal” o lo cotidiano como algo en permanente
práctica de organización, la visualidad británica sí se organizó en torno a un ejército
discusión. Por lo tanto, la autonomía que reivindica el derecho a mirar se opone
a la autoridad que emana de la visualidad. No podemos olvidar que el derecho
de misioneros que llevaban luz a la oscuridad por medio de la Palabra, imaginándose
a sí mismos como sujetos heroicos.7 También los líderes fascistas del siglo XX en
a mirar precede a dicha autoridad.
Europa obtuvieron inspiración de Carlyle. Incluso la doctrina contrainsurgente hoy
En este punto quisiera avanzar mi tesis ofreciendo en primer lugar un
marco conceptual para reflexionar con y contra la visualidad para posteriormente
día confía de forma indirecta en estrategias de visualización local y remota.
Para aquellos que debían ser guiados por el héroe Carlyle no ofreció
tratar de aplicar este marco a la persistente crisis de visualidad contemporánea. Los
ni tan siquiera un nombre, considerándolos como simple plebe excepto en
primeros escenarios de la visualidad podemos encontrarlos en las plantaciones de
esclavos, controladas por la vigilancia de los capataces en tanto que encarnación
aquellos casos en los que se someten a la autoridad del líder. En la política
del poder del soberano. Esta vigilancia visual contaba con el refuerzo del castigo
un lugar en la esfera política se le denominaba satíricamente “plebeza”
violento y se situó en la base de un tipo moderno de división del trabajo. Desde finales
del siglo XVIII en adelante, la actividad de visualización se convirtió igualmente en la
(mobility), un juego de palabras que alude al término “nobleza” (nobility) y que
a su vez implica que el pueblo estaba fuera de lugar.8 Los representantes del
marca distintiva del militar moderno, dado que el campo de batalla se convirtió en
Cartismo y otros movimientos radicales de la época reclamarían algo más tarde
que él mismo denominó como la tradición del liderazgo heroico, que visualiza la
historia de cara a mantener una autoridad autocrática (Carlyle, 1993, pp. 3-4). De
británica del siglo XIX, a cualquier grupo dentro de la plebe que reclamase
un espacio demasiado extenso y complejo para ser abarcado por la mirada de una
6
Para un análisis de usos previos del concepto de “visualidad” en el ámbito de la cultura visual, los lectores
pueden remitirse a mi ensayo “On visuality” (2006, pp. 53-79). El término también está ampliamente
referenciado por Foster (1988) que, sin embargo, no se refiere a la historia previa de este término.
7
Más sobre este tema en Comaroff y Comaroff, 1991, p. 35 y pp. 52-53.
8
El término “mobility” en inglés, con el que el autor hace este juego de palabras, también alude a la capacidad
de movimiento y desplazamiento. Este juego de palabras reaparecerá en diferentes momentos del artículo.
Nota del traductor.
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trata de reivindicar una subjetividad con la autonomía suficiente para organizar
las relaciones entre lo visible y lo decible. El derecho a mirar confronta pues al
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comprometerse con cualquier actividad, visual o de otro tipo, necesaria de cara
a la realización de su trabajo. Sin embargo, más allá de dicho trabajo, para
nosotros como “plebeza” sencillamente no hay nada que ver.
El derecho a mirar reclama autonomía frente a esta autoridad; se
niega a ser segregado y, de forma espontánea, inventa nuevas formas. Se
empeña en separar la ley del derecho, en tanto que momento original de
formación, ya sea en relación con procesos judiciales o en lo que refiere a
la ley lacaniana sobre la mirada. La idea de que este tipo de distinciones
son utópicas es central para la justificación de la autoridad y debe ser
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para generar un panorama tanto físico como psíquico. No se trata de atribuir
agencia a la visualidad. Más bien pretendo, como ocurre a menudo hoy día,
tratarla como una práctica discursiva que busca dar forma y regular lo real con
efectos materiales concretos, como el modelo panóptico de Foucault, o los
conceptos de “mirada” o “perspectiva”. Un modo concreto de la visualidad
estaría compuesto por un número de operaciones que se pueden resumir en tres
grupos. En primer lugar, la visualidad clasifica de acuerdo a nombres, categorías
y definiciones en un proceso denominado por Foucault como “la nominación de
rechazada, aunque con una necesaria dosis de pesimismo gramsciano. El
derecho a mirar no es, por lo tanto, un derecho que se pueda incluir entre
lo visible” (Foucault, 1970. p. 132). Es un proceso que reproduce dinámicas
que ya estaban presentes en las plantaciones de esclavos, desde el mapeo
de la plantación a la meticulosa división del trabajo necesaria para sostener
la producción.9 Posteriormente, la visualidad separa a los grupos una vez
del platonismo ancestral que en nuestra civilización ignora el derecho a lo
clasificados de cara a establecer modos de organización social, encargándose
de segregar a los visualizados para impedir que se organicen como sujetos
se enfrentan a una gramática colectiva de la no-violencia que se traduce
en un rechazo a la segregación. La contravisualidad ha venido generando
políticos, trabajadores, pueblo o nación descolonizada. Por último, dicha
una variedad de formatos realistas que se estructuran en torno a una doble
clasificación separada obtiene carta de naturaleza y legitimación estética. Como
tensión: por un lado la necesidad de aprehender y oponerse a una realidad
apuntaba Frantz Fanon, la repetición de esta experiencia genera “una estética
del respeto al status quo” (Fanon, 1994, p. 3), una estética “apropiada”, del
que existe cuando no debería y, por otro, la llegada de otra realidad que
tendría que materializarse aunque se encuentre aun en proceso. Haríamos
deber, de lo que se siente como correcto y, por lo tanto, resulta gratificante y
bien aquí en tomar en cuenta la advertencia de Bertolt Brecht sobre el
en último término incluso hermoso. La conjunción de estas operaciones de
clasificar, separar y estetizar constituyen lo que denominaré como complejo de
trabajo con la realidad y con los realismos: “la realidad no es únicamente
todo aquello que es, sino también todo aquello que está en camino de
visualidad. Por supuesto, todo este platonismo descansa sobre la base de una
ser. Es un proceso. Se desarrolla a partir de contradicciones. Si no se
clase servil, ya hablemos formalmente de esclavos o no, cuya tarea se limita
percibe la realidad en su naturaleza contradictoria, entonces sencillamente
no la estamos percibiendo” (cit. Haug, 2007, p. 153). Esta creación de la
a realizar el trabajo necesario y poco más (Rancière, 2003). Se les permite
los derechos humanos o defender socialmente. Es un derecho que se niega
a permitir que la autoridad suture su propia interpretación de lo sensible
con el objetivo de generar espacios de dominación, primero mediante leyes
y posteriormente a través de la práctica estética. Hablando de este rechazo
a la legitimación, Antonio Negri señala que “es de nuevo Foucault quien
cimenta esta experiencia crítica o, mejor aun, este desenmascaramiento
real frente al poder del evento” (Negri, 2003, p. 142). El derecho a mirar
es por lo tanto la reivindicación del derecho a lo real. Se encuentra en el
límite de la visualidad, en el lugar en el que estos códigos de separación
realidad como un efecto perceptual sujeto a la contradicción no coincide
9
Para una crítica similar al “orden de las cosas”, el lector puede dirigirse a Mitchell (2005).
con el realismo tal y como ha sido definido en la Literatura y en las artes
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el término “plebeza” en un intento de reconocerse como forma moderna de
multitud (Thompson, 1964, p. 73). Sin embargo, frente al caos asociado con
la “plebeza”, la visualidad trataba de presentar a la autoridad como algo obvio,
como “un reparto de lo sensible en el que la dominación impone la evidencia
sensible de su legitimidad” (Rancière, 1998, p. 17). La autonomía que reclama
el derecho a mirar ha sido y continúa siendo pues opuesta a la autoridad de la
visualidad. A pesar de su nombre, la visualidad no está únicamente compuesta
por percepciones visuales en un sentido físico, sino que engloba un conjunto de
relaciones en las que se combinan la información, la imaginación y la reflexión
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presente en este derecho a mirar cuestiona en primer lugar el derecho a la
propiedad del otro, subrayando la autonomía irreducible de cada persona
de posguerra por ejemplo; sin embargo el realismo correspondiente a un
como un elemento que precede a toda ley. La autonomía implica por lo
ejercicio de contravisualidad no resulta necesariamente mimético. Podemos
utilizar un ejemplo bastante conocido. Sin recurrir al mimetismo, el Guernica
tanto repensar la defensa que hace la Ilustración del derecho en el contexto
del colonialismo, enfatizando el derecho a la subjetividad y el rechazo de
de Pablo Picasso expresa la realidad de un bombardeo aéreo de una forma
la pobreza (Casarino y Negri, 2008, pp. 86-88). Soy consciente de que,
que era y sigue siendo central en la visualidad contemporánea, hasta el
punto de que los oficiales americanos pidieron que se cubriese la réplica del
cuadro que está en las Naciones Unidas durante su defensa de la necesidad
al plantear este debate, niego de forma implícita el rechazo del derecho
entendido como estratagema biopolítica que realiza Giorgio Agamben (1998,
p. 126-135).10 No existe vida como tal más allá del área de alcance del
de intervenir militarmente en Iraq en el año 2003. El realismo representa
aquí un intento de asimilar la tendencia de la modernidad a exceder la
derecho. Michael Hardt y Toni Negri reclaman con fuerza a Spinoza en este
sentido: “nadie puede ceder de forma total sus derechos y por tanto su poder
capacidad de comprensión en su revolución permanente de las condiciones
a otro hasta el punto de dejar de ser humano. De la misma forma, no habrá
de existencia. Como apuntaba Pier Paolo Pasolini en su reflexión sobre el
trabajo de Antonio Gramsci: “quizás deberíamos, con la mayor humildad y
nunca un poder soberano que pueda hacer todo lo que le plazca” (cit. Hardt
y Negri, 2009, p. 75). De manera similar, Ariella Azoulay identifica el legado
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utilizando un flagrante neologismo, definir la realidad como aquello sobre lo
de los discursos revolucionarios en materia de derechos precisamente
que tratamos de construir sentido” (cit. Viano, 1987-88, p. 59). Si seguimos
por este camino, el derecho a mirar no remitiría únicamente a un conjunto
como “luchas que demandan que la vida como tal sea reconocida como una
existencia que merece la pena vivir” (Azoulay, 2008, p. 64; cfr. Docherty,
de imágenes visuales ensambladas, sino a la base sobre la que estos
2006). Azoulay apunta de forma significativa que este tipo de demandas
ensamblajes pueden quedar registrados como interpretaciones significativas
de hechos concretos.
están presentes en el feminismo desde la Declaración de los Derechos de la
Mujer y de la Ciudadana redactada por Olympe de Gouges en 1791. Rancière
Más que como una fórmula basada en la libertad o en el libre
y Azoulay señalan que la insistencia de de Gouges en el hecho de que, si
albedrío, utilizo la expresión derecho a mirar para insistir en mi reivindicación
de una autonomía basada en uno de sus principios básicos: el derecho a
las mujeres tenían el derecho a ser ejecutadas, esto las determinaba como
fundamentalmente iguales, muestra que la “vida en sí misma es política”
existir. Se trata de una diferencia que subraya W.E.B. Du Bois cuando insiste
(Rancière, 2006, p. 60). El mismo argumento puede desarrollarse en el
en la idea de que los esclavos en Estados Unidos se liberaron mediante
una huelga general contra la esclavitud, en lugar de “ser liberados” y
caso de los esclavos, quienes sin tener un reconocimiento legal, quedaban
sujetos a códigos legales que determinaban los castigos, por ejemplo. En
emancipados de forma pasiva. Podemos considerar el ejemplo de Rosa Parks
definitiva el derecho a mirar reconoce la genealogía patriarcal y esclavista de
y su negativa a abandonar su asiento en el autobús. Aquí hablamos de un
disenso con la visualidad, es decir, “una disputa sobre lo que resulta visible
la autoridad al tiempo que la rechaza.
El término “autoridad” deriva del latín auctor. En la ley romana, el
como elemento de una situación dada; se discute acerca de la capacidad de
auctor era entre otras cosas el “fundador” de una familia, literalmente, el
cada sujeto para designar lo que es común y defenderlo” (Rancière, 2004ª,
p. 6). Lo que se lleva a cabo es una reivindicación performativa que reclama
patriarca. Era necesariamente un hombre con el poder para vender esclavos
el derecho a mirar en un espacio en el que técnicamente no existe, poniendo
en juego una contravisualidad. Como ocurre con la visualidad, hablamos
de un ejercicio que conecta aspectos formales e históricos. El derecho
10 Agamben afirma que la “vida” ha devenido un término político con la emergencia en 1789 de un discurso
sobre los derechos del hombre, dejando de lado la cuestión de la esclavitud que me parece central en esta
discusión.
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visuales. Ciertamente el realismo de mediados del XIX constituye una parte
de dicho efecto perceptual, como el neorrealismo de la cultura visual italiana
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vida, biopoder, que fundacionalmente se tradujo como autoridad sobre el
2. Complejos de visualidad
Nombre
Figura simbólica
Fechas
que posee la autoridad para vender seres humanos. Según Tito Livio, los
Complejo de Plantación
Supervisor
1660-1865
indígenas que habitaban en el lugar que más tarde se transformaría en Roma
estaban sujetos a la autoridad (auctoritas) de Evandro, hijo de Hermes, quien
Complejo Imperial
Misionero
1857-1947
Militar / Industrial
Contrainsurgente
1945-Presente
“esclavo”,11 es decir, sobre la vida humana mercantilizada. Sin embargo,
esta genealogía desplaza la pregunta de quién o qué empodera a la persona
gobernaba “más a través de la autoridad que del poder (imperium)”. Dicha
autoridad emanaba de su capacidad para interpretar las señales ya que era
el hijo del mensajero de los dioses. Como apunta Rancière “el auctor es
especialista en mensajes” (Ranciére, 1998, p. 31). Es la capacidad para
discernir el significado tanto en el medio como en el mensaje la que genera
el aura de autoridad que rodea a la visualidad. Cuando se le suma el poder
(imperium), la misma autoridad deviene capacidad para designar quién
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debe mandar y quién debe obedecer. Esta certidumbre de raíz mitológica
no sobrevivió a las violentas sacudidas de la visión europea del mundo que
IMAGEN 1
Este esquema está sujeto a dos condiciones: cada uno de los complejos se intensifica bajo la
presión de cierta resistencia y, por otro lado, las fechas consignadas son indicativas únicamente
del periodo amplio en el que cada complejo es hegemónico.
supusieron los acontecimientos de año 1492: el encuentro con las Américas,
Así, el origen de la autoridad, su traducción en legalidad, acaba
la expulsión de los judíos y de los musulmanes de España y la consolidación
del sistema heliocéntrico definido por Copérnico. Ya al comienzo del periodo
desembocando en la fuerza y en la ejecución de la ley que en este contexto da
moderno, Montaigne podía distinguir lo que él llamó “los cimientos místicos
de la autoridad”,12 sugiriendo que en último término no resultaba sencillo
determinar quién o qué autorizaba a la autoridad. Derrida apunta que “desde
proceso por el cual la autoridad se autoriza a sí misma necesitaba, no obstante,
el origen de la autoridad los cimientos sobre los que esta se asienta y
la posición de la Ley no pueden descansar en nada que no sea en ellas
mismas, son violencia sin base” (Derrida, 1990, p. 943).
11 Este acercamiento difiere de la distinción entre la vida en sí misma y la vida social que propone Agamben
en Homo Sacer. En la teorización de Agamben, la vida en sí misma representa “el sencillo hecho de vivir”
(1998, p. 126) cuya “politización... constituye el evento decisivo de la Modernidad” (1998, p. 130). Agamben
entiende esta producción de un cuerpo biopolítico como la llave hacia un poder soberano, especialmente
bajo el signo de la sociedad del espectáculo que produce una convergencia entre las democracias modernas
y las sociedades totalitarias. La ausencia del esclavismo en este análisis genera un vacío irresoluble, como
indica Ewa Plonowska Ziarek (2008, pp. 94-98).
12 Para este tema, el lector puede dirigirse al monumental ensayo de Derrida “Force of Law: The ‘Mystical
Foundation of Authority,’” (1990, pp. 920-1047).
como resultado la mercantilización de la persona mediante la esclavitud. Este
un soporte que la hiciese aparecer como incuestionable. Dicho soporte es lo
que yo llamo visualidad.
Las acciones de clasificar, separar y estetizar, en conjunto, conforman
lo que hemos dado en llamar “complejo de visualidad” (imagen 1). A la hora
de rastrear una genealogía de la visualidad de-colonial, he identificado tres
complejos primarios de visualidad y contravisualidad: el complejo de plantación
que sostuvo el comercio trasatlántico de esclavos; lo que ciertos apologistas
del imperio británico denominaron como el complejo imperialista; y lo que el
presidente Dwight Eisenhower nombró como “complejo militar-industrial”, aun
muy presente en nuestros días. Por “complejo” en este caso entendemos la
producción tanto de un conjunto de organizaciones sociales y de procesos
que tienen como resultado un complejo específico (el complejo de plantación,
por ejemplo) como el estado de la economía psíquica de cada individuo, como
en el complejo de Edipo, aunque este texto no tiene la extensión suficiente
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y otras propiedades, hasta completar el complejo de autoridad (Wagenvoort,
1947, pp. 17-23). La autoridad puede definirse como el poder sobre la
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claves
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escitas querían evitar con esto que sus esclavos escaparan.13 Es ineludible
la idea de que la esclavitud significa la negación del derecho a mirar. Cegar a
alguien significa transformarlo en un esclavo, agota cualquier posibilidad de
volver a obtener el estatus de una persona libre.
El arquetipo de la ceguera de la esclavitud queda transformado por las
prácticas formales de vigilancia visualizada propias del complejo de plantación
(Curtin, 1998, pp. 82-83). Este complejo emerge a partir de un número de
movimientos de clasificación que tienen lugar a mediados del siglo XVII, entre
ellos la adopción del Código de las Barbados en 1661, la orden del Almirantazgo
en 1670 a partir de la cual se procedió a la elaboración de mapas de todas las
plantaciones y la emergencia del discurso de la historia natural, fechado por
Foucault de forma inusualmente precisa en 1657, cuando se publica Natural
History of Quadrupeds de Johnston (Foucault, 1970, pp. 128-129). El esclavo
era una persona de acuerdo a la clasificación de la ley y de la historia natural
que estaba relegada a la plantación, donde debía permanecer bajo la vigilancia
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del supervisor/capataz (imagen 2).
Los responsables de la trata de esclavos trasatlántica no cegaban
a los esclavos, conscientes de que necesitaban la vista para trabajar, por
lo que resultaba posible encontrar a esclavos fugados en diferentes puntos
del hemisferio norte. Sin embargo, la autoridad legal que daba sustento a la
esclavitud se dedicó a controlar la imaginación de los esclavos. Por ejemplo,
en la colonia británica de Jamaica a los esclavos se les prohibía ni tan siquiera
“imaginar la Muerte de una persona blanca”.14 En contraste con esto, en la
metrópolis sólo se convirtió en una ofensa capital imaginar la muerte del rey
IMAGEN 2
Jean-Baptiste du Tertre, “Idigoterie” tomada de Histoire générale des Antilles (1667). El único
capataz, en el centro, mantiene funcionando una división del trabajo en catorce partes gracias
a la vigilancia. Su bastón, agente y símbolo del castigo corporal, permanece quieto mientras
sus ojos se encargan de la tarea.
durante las crisis revolucionarias que tuvieron lugar en la década de 1790
(Barrell, 2000). Esta diferencia legal sugiere que cualquier persona blanca en
la colonia en la que se situaba la plantación representaba al equivalente del
soberano en la metrópolis. De hecho, la plantación siempre estaba sujeta a la
amenaza de una revuelta, mientras que en la metrópolis estas tensiones sólo
se presentaban ocasionalmente o como parte de una emergencia de mayor
calado.
La diferencia entre un complejo de visualidad y una atribución sensitiva
concreta puede detectarse en la diferencia entre la esclavitud antigua y la
moderna. Herodoto cuenta que los escitas de la Antigüedad tapaban los ojos
a sus esclavos. Dado que eran nómadas que se desplazaban a caballo, los
13 Taylor, 2001, pp. 27-43.
14 Acts of Assembly, Passed in the Island of Jamaica; From 1681, to 1737, Inclusive (Londres, 1738), p. 77;
citado en Wilson, 2009, p. 52.
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para desarrollar esta parte de mi argumento. La imbricación que resulta de
superponer la mentalidad y la organización que produce el despliegue de los
cuerpos y un adoctrinamiento de las mentes que se articulan de cara a sostener
la segregación física entre los que dominan y aquellos que son dominados y
para generar docilidad mental con el estado de las cosas. El complejo que
resulta tiene volumen y sustancia, dando lugar a un mundo de vida que puede
visualizarse y habitarse.
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visible o no, la visualidad imperial remite a un modelo centralizado que busca
el control de poblaciones remotas, a distancia. El complejo de visualidad
para interpretar los mensajes, la realidad es que su transformación ha sido
radical por la acción de la resistencia que ella misma ha provocado. Es una
imperial conecta esta autoridad centralizada a una jerarquía civilizatoria en la
que los “culturizados” dominan a los “primitivos”. Esta jerarquía generalizada
contradicción que produce cambios concretos en los complejos de visualidad.
pertenece tanto al ámbito de lo mental como a la esfera de los medios de
Lo que Foucault denomina como “intensidad” ha dado lugar a una visualidad y
a una contravisualidad “más económicas y efectivas” (Foucault, 1977, pp. 207;
producción. Tras la publicación de El origen de las especies de Charles Darwin
en 1859, la cultura se transformó en la clave desde la que imaginar las
cit. Nealon, 2008, pp. 32-53). Bajo la presión provocada por esta intensidad,
relaciones entre el centro colonial y la periferia según la visualización de los
cada forma de la visualidad deviene más técnica y específica de forma que
dentro de cada complejo convivirían por así decirlo una forma estándar y otra
propios colonizadores. En 1869, Matthew Arnold derivó sendas tendencias
hacia la cultura y hacia la anarquía dentro de la modernidad británica, lo
intensificada. Se trata de una paradoja intuida por Carlyle en la que la Historia
que le llevó a alinearse de forma clara con las fuerzas de la ley “porque sin
y su visualización llegan a constituirse mutuamente como la realidad de la
modernidad al tiempo en que fracasan a la hora de explicarse una a otra por
orden no puede existir sociedad, y sin sociedad no resulta posible alcanzar
la perfección humana”. La cultura es perfecta y, por lo tanto, resulta estética,
completo.15 El espacio que existe entre la intención y el logro es lo que permite
lo que necesariamente la separa de su opuesto en la tendencia anarquista.
la posibilidad de una contravisualidad que se configure como algo más que la
Teniendo en mente la violencia política que impregnaba Londres en 1866,
oposición que predica la visualidad como el precio a pagar para llegar a ser.
Profundizando en el ejemplo de la esclavitud y el sentido de la vista, tras la
revolución haitiana y los dramas de la abolición y la reconstrucción, el “contacto
visual imprudente” (reckless eyeballing), es decir, mirar al blanco, en particular
a las mujeres blancas o a las personas investidas de autoridad, permaneció
prohibido para aquellas personas clasificadas como “de color” bajo las leyes
Arnold realiza la propuesta de “azotar a la gente común”, la plebeza, incluso
a los que protestaban por una buena causa como la “abolición del comercio
de Jim Crow. Este tipo de miradas eran consideradas violentas y sexualizadas
en sí mismas a partir de una intensificación en el control de la visualidad.
Incluso en 1952, un granjero llamado Matt Ingram fue encarcelado por el delito
de acoso a una mujer blanca en North Carolina porque a ella no le pareció
apropiada la forma en la que él la miraba desde unos veinte metros (Berry,
2008, p. 223-234). Esta supervisión de la mirada reapareció en Abu Ghraib
durante los años 2003-2004 en la guerra de Iraq donde a los detenidos se les
gritaba habitualmente para que no mirasen a sus captores (Greenberg y Dratel,
2005, p. 1214).
Si el legado del complejo de plantación reside en la vigilancia de las
personas sobre el terreno por parte de una figura de autoridad, resulte esta
de esclavos” (Greenberg y Dratel, 2005, p. 1214). En este sentido, el fin de la
esclavitud queda subordinado al mantenimiento de la autoridad. La clasificación
de la cultura y la anarquía había devenido un principio de separación con una
autoridad tal que no se cuestionaba su justicia. Esta división política en la
metrópoli entre las fuerzas de la cultura y las de la anarquía se inscribieron
posteriormente en las diferentes capas de civilización definidas por los
etnógrafos. De esta forma, cuando Edward Tylor definió la cultura como “la
condición del conocimiento, de la religión del arte, de la costumbre y del
gusto” en las sociedades primitivas, tenía claro que la civilización europea,
tal y como él la concebía, era superior a estas culturas (Tylor, 1871, I, p. 5).
Esta transformación dramática en la conceptualización de las naciones como
jerarquía espacializada de culturas tuvo lugar de forma bastante acelerada,
de la misma forma en la que la clasificación del complejo de plantación había
tenido lugar dos siglos antes. A la tesis de Arnold (1965, pp. 223 y 526) le
siguió rápidamente la aportación darwiniana en The Descent of Man y el libro
de Tylor Primitive Culture, que de forma conjunta diferenciaban distintos tipos
15 Raymond Williams (1958, pp. 75-77) argumenta la idea de que algunos escritores victorianos como Carlyle
se plantearon las preguntas correctas aunque las respondieron erróneamente.
de humanidad. Tylor evaluó la descripción realizada por Darwin de la evolución
de la humanidad como un fenómeno que estaba sucediendo en tiempo real,
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Mientras que la autoridad afirma permanecer inalterada frente a
la modernidad, con un poder que deriva de forma continua de su habilidad
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EL DERECHO A MIRAR
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progresar en relación al trabajo asignado. Frente a la operación de separación
aparece la democracia, no sólo mediante las elecciones representativas, sino
mística, la civilización tenía ahora la capacidad de visualizar. Los “primitivos”
que hablamos de la democracia como “la parte de los que no tienen parte”
por su parte permanecían a resguardo en el corazón de la oscuridad, generado
por el olvido voluntario de siglos de encuentro. De esta forma, la visualidad
(como dice Rancière) en las estructuras de poder. Platón designó seis tipos
de persona con acceso al poder; los que quedaban fuera, la gran mayoría, son
se transforma en tridimensional, complejamente separada en el espacio.
precisamente quienes no tienen parte, quienes no cuentan (Rancière, 2006).
Siguiendo la tendencia de la civilización occidental hacia la “perfección” en este
aspecto, esta aparece como estética, y las separaciones que genera emergen
En este caso, el derecho a mirar se encuentra profundamente interrelacionado
con el derecho a ser visto. La combinación de la educación y la democracia
como justas, aunque visibles únicamente para quienes Tylor define como “una
permite a quienes han sido clasificados solamente como aptos para trabajar
pequeña minoría crítica de la humanidad” (íbid., I, p. 12). No obstante, dicha
minoría estaba en una posición desde la que podía administrar un imperio
reafirmar su lugar y situación en el sistema democrático. La estética del poder,
por su lado, encuentra su opuesto en la estética del cuerpo, no sólo como
centralizado de forma práctica, utilizando mecanismos inalcanzables para los
forma sino también como afecto y necesidad. No hablamos de un esquema
héroes místicos de Carlyle y creando lo que Fanon más tarde identificaría
como un “arsenal de complejos” entre los colonizados (Fanon, 1967, p. 30).
clasificatorio de lo hermoso, sino de “una estética que se sitúa en el núcleo de
lo político… como un sistema de formas apriorísticas que determina qué se
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Si la visualidad descansa sobre el conjunto de operaciones de
presenta para ser experimentado por los sentidos” (Rancière, 2004b, p. 13).
clasificación, separación y estetización, la contravisualidad del derecho a
mirar posee sus propias técnicas que explicaremos desde la referencia a la
Estas formas giran por supuesto en torno al sustento y a lo que yo llamo las
políticas de comer, adaptando una frase del discurso de la diáspora africana
genealogía radical de Jacques Rancière, cuyo trabajo ha sido central para este
(Bayart, 1993). Estas políticas resultan más reconocibles si invocamos el
artículo. Sin embargo, trataremos de profundizar en ellas, insistiendo en que
dichas técnicas derivan de la práctica histórica. A la operación de clasificación
eslogan de “40 acres y una mula”, fórmula que encapsulaba las demandas de
comida y soberanía alimentaria realizadas por los antiguos esclavos durante
se opone la educación entendida desde la perspectiva de la emancipación
el periodo de la reconstrucción, algo que puede describirse hoy día como
en tanto que “acto de la inteligencia que se somete sólo a sí misma, incluso
cuando la voluntad obedece a otras voluntades” (Rancière, 1991, p. 13).16
sostenibilidad. Podría argumentarse que estas contravisualidades no resultan
visuales, aunque mi argumento nunca ha implicado que lo fuesen. Lo que
Históricamente, la educación ha sido considerada por las clases trabajadoras y
defiendo es que fueron visualizadas como objetivos estratégicos e imaginados
subalternas como su principal medio de emancipación, desde el empeño de los
como formas de la singularidad y la colectividad. Si no aparecen como opciones
esclavos por aprender a leer a las campañas a favor de la educación universal
en el siglo XIX que culminaron, en los Estados Unidos al menos en el caso Brown
realistas, esto debe atribuirse al éxito de la visualidad, que ha transformado
términos como “visión” y “liderazgo” en sinónimos. Es el sentido extendido
vs. Board of Education (1954).17 La educación representaba la vía efectiva de
de lo real, de lo que resulta realista y del realismo mismo, lo que está en
juego es el conflicto entre visualidad y contravisualidad. El “realismo” de la
contravisualidad invoca los medios mediante los que uno intenta dar sentido
16 Me gustaría agradecer desde estas páginas el trabajo de Kristin Ross por su brillante y reflexiva introducción
al trabajo de Rancière, tanto por escrito como en las conversaciones que hemos mantenido.
17 Este caso representa un hito en la legislación norteamericana ya que la sentencia del mismo declaró que
las leyes estatales que hasta ese momento habían permitido la separación en las escuelas públicas de los
alumnos de color eran inconstitucionales. Nota del traductor.
a la no-realidad creada por la autoridad que se esconde tras la visualidad al
tiempo que propone una alternativa real. No se trata en ningún caso de una
descripción simple o mimética de la experiencia vivida, sino que representa la
realidad existente y se enfrenta a ella con un realismo diferente.
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es decir, dando por sentado que la separación entre los “primitivos” y los
“civilizados” era una cuestión de espacio. Si el héroe de Carlyle era una figura
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puede tomar simultáneamente la forma de una pequeña guerra imperial, de un
“La visualización del comandante forma la base desde la que
contención basados en el uso de la tecnología. Este último ejemplo, el de mayor
se conduce… una operación”. 18
crecimiento hoy día, sugiere una intensificación final de la visualidad hacia una
ejercicio contrainsurgente destinado a favorecer gobiernos afines o medios de
forma digitalizada, necropolítica.
Si tenemos en cuenta que la visualidad era una técnica para hacer la
guerra apropiada como forma de justificar la autoridad mediante la puesta en
imágenes de la Historia, cabía esperar que el final de la guerra fría en 1989 fuese
visto como el inicio de una era de post-visualidad. En cambio, la revolución global
A la luz de esta conjunción de la visualidad conviene enfatizar que la
clasificación del conflicto es, de acuerdo con Carl von Clausewitz, la primera tarea
del líder y, por tanto, el primer paso de la visualidad: “el primer acto de juicio,
de los asuntos relacionados con la guerra, que más o menos comienza en torno a
el de mayor alcance y el más importante, que tanto el hombre de Estado como
el militar deben llevar a cabo, es el de establecer el tipo de guerra en el que
esta fecha, ha extendido y transformado la visualidad a través de las tecnologías
se van a embarcar, sin confundirla ni tratar de transformarla en algo ajeno a
digitales, con las que ahora se persiguen los mismos objetivos tácticos que en
el siglo XIX de cara a crear lo que Derek Gregory llama “la economía visual
la naturaleza de este conflicto” (Clausewitz, 1976, p. 88; cit. Roper, 2008, p.
105). De acuerdo con el argumento defendido por el general David Petraeus,
del imaginario militar norteamericano” (Gregory, 2010, p. 68). Este imaginario
el momento decisivo en la guerra de Iraq en otros escenarios llegó en 2005
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visualizado culminó en 2006 con la adopción de medidas de contrainsurgencia
con la redefinición del conflicto no como una guerra, sino como un caso de
que se asientan sobre la visualización por parte del comandante del área de
contrainsurgencia. Esta “guerra asimétrica” quedó visualizada como una lucha
darwiniana por la vida o, en las palabras del Coronel Daniel S. Roper, director
operaciones. El extraordinario The US Army Marine Corps Counterinsurgency Field
Manual integra por un lado la táctica de “pequeñas guerras” propia del siglo
XIX y la retórica del terror y, de otra parte, la libertad de la Guerra Fría con
las tecnologías digitales de los actuales conflictos en torno a la información
(Mirzoeff, 2009, pp. 1737–1746). Las medidas que contiene no resultan tan
del Centro para la Constrainsurgencia del ejército estadounidense y del cuerpo
de marines, “un conflicto para preservar y promover el estilo de vida de las
sociedades libres y abiertas, que se basan en el imperio de la ley, que derrotan
al terrorismo y al extremismo para crear un entorno global inhóspito para los
el complejo militar-industrial quedaba constituido como contrainsurgencia en
extremistas” (Roper, 2008, p. 101). Así, la afirmación de Foucault de que la
política es la guerra por otros medios adquiere forma de medida política que
lugares como Argelia, Indochina, América Latina, y ahora Oriente Medio. Hoy
implica la adopción del control de la población como táctica militar (Foucault,
día, sin embargo, el militar contrainsurgente considera todo el planeta como
un espacio de posible insurgencia. La política de contrainsurgencia global
2003, p. 48). En pocas palabras, gobernanza de la contrainsurgencia por medios
militares: “una perspectiva que se centra en el grueso de la población, en lugar
resultante (GCOIN entre los militares norteamericanos por sus siglas en inglés)
de hacerlo principal o exclusivamente en los insurgentes” (Sewall, 2007, p. xxiv).
es un excelente ejemplo del modo de actuación en un contexto postcolonial
(Mbembé, 2001, p. 14). Hoy día cada uno de los modos de visualidad que
La estrategia de “limpiar”, “hacerse fuerte” y “construir”, que hoy representa el
mantra de la contrainsurgencia, implica expulsar a los insurgentes de un territorio
hemos visto están presentes, desde el legado del complejo de plantación en
físico mediante la utilización de fuerza letal para posteriormente mantener
los Estados Unidos (reactivado por la presidencia de Obama) a los sueños
dicha expulsión mediante recursos físicos como los muros. Finalmente, es la
construcción de un sistema de gobernanza neoliberal lo que asegura un espacio
diferentes si las consideramos desde una perspectiva postcolonial, en la que
imperiales que animan la acción global del complejo militar-industrial. GCOIN
de circulación. La contrainsurgencia por lo tanto clasifica y separa a través de la
18 The US Army Marine Corps Counterinsurgency Field Manual, 2007, p. 292.
fuerza para producir un gobierno imperial que se justifica por sí mismo ya que es
considerado justo y, en consecuencia, estético.
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3. Regímenes de separación necropolíticos
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Full Spectrum Information Operations
COMBAT OPERATIONS
TRAIN & EMPLOY SECURITY FORCES
ESSENTIAL SERVICES
PROMOTE GOVERNANCE
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ECONOMIC PLURALISM
L
E
G
I
T
I
M
A
C
Y
End State:
A secure
and stable
enviroment
for Iraqis,
maintained
by indigenous
police and
security
forces under
the direction
of a
legitimate
national
government
that is freely
elected and
accepts
economic
pluralism.
a matar de la esclavitud y del imperialismo colonial, en los que el soberano
podía actuar con impunidad. Si la prioridad fuese mantener a la población en
lugar de asignar y gestionar la muerte, las condiciones de vida que hemos
mencionado para Afganistán serían con razón intolerables. Sin embargo, el
objetivo de esta contrainsurgnecia no es generar estabilidad, sino dar carta
de naturaleza “al desequilibrio de fuerzas que se manifiesta en la guerra”,
no en términos políticos sino de cultura, entendida como red de significados
vigentes en un lugar y un momento determinados (Foucault, 2003, p. 16). En
último término esta contrainsurgencia pretende producir un conjunto global de
Estados fallidos o débiles que requieren de apoyo permanente para controlar
a grupos disidentes. De hecho, el mantra de los estrategas empleados por
el GCOIN es la necesidad de enfrentarse a la “jihad global” que se deriva de
un “Islam global... un archipiélago de comunidades sin estructura o liderazgo
reconocibles cuya energía se activa en respuesta a un sistema nervioso que
responde a las tecnologías de la comunicación” (Mackinlay y Al-Baddawy,
2007, p. 41).
El resultado paradójico, utilizando uno de los adjetivos favoritos de los
IMAGEN 3
Teniente General Peter Chiarelli. “Legitimidad”. Autoría de Peter Chiarelli y Patrick Michaelis,
“Winning the Peace: The Requirements for Full Spectrum Operations”, Military Review, 2005,
pp. 4-17.
Esta visión idealizada ha fracasado en la práctica. De acuerdo con la
CIA, Afganistán es el país con el segundo nivel más alto de mortalidad infantil
en el mundo y se sitúa en el puesto 219 de 224 en términos de esperanza de
vida. En 2009, el 40% de la población no tenía empleo y el ingreso per capita
en el país era sólo de 800 dólares.
humana y la destrucción material de los cuerpos y de las poblaciones humanas”
(Mbembé, 2003, p. 14). Mbembé deriva la genealogía del derecho soberano
19
Hablamos pues de necropolitica, no de
teóricos del GCOIN, es una combinación de técnicas de aislamiento vigiladas a
partir de drones no pilotados y dirigidos por control remoto con capacidad para
atacar cuando sea necesario. Las operaciones de clasificación, separación y
estetización propias de la visualidad quedan condensadas en una sola. En una
visualización de esta táctica que data de 2005, el teniente general Peter Chiarelli
evaluaba las formas en las que las operaciones del GCOIN generaban legitimidad
(imagen 3). Mientras que sólo dos de los cinco componentes que menciona
Chiarelli remiten a actividades tradicionalmente consideradas como militares,
todas quedan recogidas bajo la etiqueta de “operaciones de información”. La
información produce legitimidad; la percepción de la realidad se transforma
en la realidad. Por lo tanto los muros y otros tipos de barreras como las que
se extienden entre Israel y Palestina refuerzan físicamente que se justifica por
19 Central Intelligence Agency, “CIA: The World Factbook: South Asia: Afghanistan”. Disponible en línea:
www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/af.html
sí misma y que por lo tanto aparece como legítima. En Bagdad, por ejemplo,
los distritos fueron designados como Shia o Sunni y, en consecuencia, dicha
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biopolítica. Mbembé define la necropolítica, la cual se cuestiona quién vivirá
y quién morirá, como “la instrumentalización generalizada de la existencia
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realizada desde el contexto del conflicto entre Israel y Palestina, Hilla Dayan explica
que “los regímenes de separación… desarrollan mecanismos de contención sin
precedentes, en la que la separación y aislamiento de la masa se impone por la
fuerza hasta que estas quedan atrapadas en un espacio político desbordado”
(Dayan, 2009, p. 285). Si bien es posible encontrar precedentes de este tipo de
separación que van desde el gueto medieval hasta el muro de Berlín, la guerra de
la información visualizada produce regímenes necropolíticos de separación que
se controlan desde el aire más que sobre el terreno. Son regímenes globales en
el mismo grado en el que la contrainsurgencia es global tal y como atestiguan las
barreras de la frontera entre México y EEUU, las que separan Ceuta y Melilla de
Marruecos y muchas otras, sin mencionar la larga lista de estados que gestionan
regímenes internos de separación. Podríamos hablar de imaginario postpanóptico
p. 3-7).20 La violencia tampoco tiene como intención el mantenimiento de la
producción, como sí ocurría en las plantaciones de esclavos.
Esta necropolítica resulta invisible para los insurgentes y opera de
acuerdo con el manido principio de “o estás con nosotros o estás con los
terroristas”. Aunque el ejército estadounidense continúa utilizando una
retórica moralizante que habla de construir nación, su aproximación a la
contrainsurgencia desde un punto de vista práctico ha pasado a estar centrado
en la gestión del desastre a través del asesinato de aquellos denominados como
insurgentes mediante el uso de drones. Quienes manejan estos drones suelen
estar físicamente localizados en los Estados Unidos, mientras el dron vuela
en Afganistán, Paquistán o Irak (imagen 4). En este caso, la visualización no
tiene relevancia en relación con la conciencia de un ambiente cultural o político
concreto, sino que sencillamente facilita la localización de los objetivos y su
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ya que no trata de reformar sino que únicamente se interesa por controlar mediante
asesinato. Se trata de un tipo de guerra cuyo equivalente metafórico lo hallamos
la separación de la “población originaria”, por un lado, y los “insurgentes” por
en los videojuegos. En contradicción con la teoría imperial que despliegan los
el otro, aislando así a los primeros de una posible infección (Deleuze, 1992,
manuales del ejército estadounidense, la contrainsurgencia se enseña y es
experimentada como el videojuego de inmersión multijugador definitivo. La
formación de los soldados a menudo incluye videojuegos y entornos virtuales
en 3D, por ejemplo en instituciones como el Institute for Creative Technologies
de la University of Southern California en la que se ha creado una unidad
específicamente encargada de actualizar las simulaciones que se usan en
este tipo de entrenamiento (Military Terrain for Games Pipeline).21 Las tropas,
de hecho, a menudo describen el combate en términos de juego y también
son juegos de vídeo los que se utilizan como terapia para combatir el shock
postraumático entre los militares. Tanto los drones como estos videojuegos
necesitan el mismo tipo de joystick y, como en la mayor parte de los videojuegos
hoy día, en los que se crean para combatir la insurgencia, el secreto consiste en
pasar de nivel más que en completar cada una de las acciones necesarias en
cada fase. En definitiva, el objetivo de esta contrainsurgencia no es la creación
de estabilidad sino dar carta de naturaleza al “desequilibrio de fuerzas que se
manifiesta en la guerra” para perpetuarse a través del mismo.
IMAGEN 4
Manejo de drones por dos operadores militares. Fotografía: Master Sergeant Steve Horton,
US Air Force.
20 Deleuze no entra a discutir acerca de medios de control visualizados en este breve ensayo.
21 University of Southern California Institute for Creative Technologies, “Military Terrain for Games Pipeline”.
Disponible en línea: ict.usc.edu/projects/military_terrain_for_games_pipeline/
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clasificación queda legitimada por los muros que los separan. En una reflexión
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últimos de las tareas listadas (Hammes, 2009). En respuesta, los partidarios
de la contrainsurgencia sacaron a la palestra una presentación de Power
en sí misma. Hoy día los oficiales jóvenes pasan buena parte de su tiempo
preparando presentaciones de Power Point que hacen comprensibles las
Point realizada por el capitán Travis Patriquin en 2006 durante la campaña
en la provincia de Anbar en Irak. Se trata de una presentación ampliamente
visualizaciones del conflicto. El salto en relación con modos anteriores
difundida en su momento y utilizada incluso por medios de alcance nacional
de visualización queda recogido en el blog contrainsurgente Small Wars
Journal: “los gráficos utilizados mediante Power Point han reemplazado a
como ABC News a modo de ejemplo de un material visual que produce un
impacto real sobre el terreno. Aunque Patriquin hablase árabe, la perspectiva
los gigantescos mapas de campaña y a las incómodas transparencias de
táctica que revela el documento pecaba bastante de reduccionismo, ya que
acetato que el ejército ha venido utilizando durante décadas. Ahora estos
documentos se producen de forma mucho más sencilla y pueden distribuirse
la insurgencia queda reducida al nivel de delincuentes violentos de película
cuyos únicos motivos de actuación son causar el caos y obtener poder. El
masivamente a golpe de ratón” (Starbuck, 2009). Por otro lado, el Armed
hecho de que equiparase una expresión musulmana de piedad como “Allah
Forces Journal señalaba el efecto excesivamente simplificador del Power Point
y su tendencia a condensar la información en puntos sencillos que a menudo
akbar” con el lema de los insurgentes demuestra que su comprensión de
la situación iraquí no era muy profunda. Sin embargo, la presentación del
ignoran cuestiones fundamentales como quiénes serán los responsables
capitán Patriquin sí dejaba entrever la creciente confianza en las políticas de
contrainsurgencia que estaba emergiendo entre los oficiales: contra enemigos
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así, cualquier táctica se legitima por sí misma.
El problema contrario se manifiesta en un gráfico generado para
que lo utilizase el general Stanley McChriystal en el verano de 2009 y en
el que se muestran las conexiones entre insurgencia y contrainsurgencia
en Afganistán, donde servía como comandante de la Fuerza Internacional
de Asistencia y Seguridad (International Security Assitant Force). Algunos
meses más tarde fue publicada por la periodista del New York Times Elisabeth
Bumiller (imagen 6). El análisis que se deriva de este gráfico no adolece
de sofisticación, aunque si tenemos en cuenta que busca cartografiar una
sociedad en toda su dimensión tampoco resulta especialmente complicado.
Sin embargo, tras examinarlo, no es probable que un soldado supiese
exactamente qué hacer sobre el terreno. La visualización se limita a
evidenciar complejidad y, de hecho, McChristal solía bromear diciendo que
una vez que el ejército entendiese el gráfico estarían en disposición de ganar
la guerra (Bumiller, 2010). Ni siquiera McChristal llegó a entenderlo, y eso
IMAGEN 5
Presentación de Power Point realizada por el Capitán Travis Patriquin (2005). Starbuck, 2009:
“este es un grupo de insurgentes. Les gusta el caos y el poder. Obtienen sus objetivos
cortando cabezas e intimidando a los iraquíes buenos”.
que en su papel de comandante/visualizador era el que estaba en una mejor
posición para interpretar y comprender. Es una filtración que da a entender
que la guerra de información visualizada se ha transformado en una formula
de cartografiar el caos, de localizar lugares en los que imponer la separación
e identificar a las personas que deben ser eliminadas.
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A nivel oficial e informalmente, los debates en el ejército se centran
ahora en entender cómo la visualización se ha transformado en una misión
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También puede utilizar imágenes generadas por satélite, imágenes tomadas
con dispositivos de rayos infrarrojos y un amplio arsenal tecnológico que le
permiten generar un sinfín de visualizaciones distintas. En la vida cotidiana,
la prevalencia de circuitos cerrados de vigilancia es lo que marca la deriva
hacia la visualización incoherente con su plétora de imágenes fragmentadas,
caracterizadas por el retraso temporal, de baja resolución y monitorizadas por un
ordenador, las más de las veces con el único efecto de lograr que lo grabado sea
visible. Todas estas tendencias hacia una visualidad incoherente desembocan
en los drones. Las señales de vídeo que generan son invariablemente de baja
resolución y tomadas desde arriba.23 Aunque aun retienen un cierto sentido
tridimensional, dichas imágenes no están hechas para ser vistas y no requieren
de alguien que las mire. El personal militar dirige los misiles a través del laser
y los guía a través de coordenadas GPS en un proceso que recuerda al uso
de la perspectiva para disparar la artillería.24 Desde la Guerra del Golfo en
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1991, las llamadas “armas inteligentes”, que utilizan coordenadas de GPS para
encontrar sus objetivos, han actuado sin importar las consecuencias de su uso,
IMAGEN 6
convirtiéndose incluso en un elemento útil para la propaganda. En oposición a
esto, Napoleón utilizabas a sus “artistas de la geografía” para realizar mapas
Visualización de Afganistán (2009). Disponible en: www.nytimes.com/2010/04/27/world/
27powerpoint.html?scp1&sqbumiller%20mcchrystal%20powerpoint&stcse
del campo de batallas que estuviesen calibrados desde la misma posición que
debía ocupar él mismo como oficial al cargo, incluso utilizando datos numéricos
(Berthaut, 1902, I, pp. 145-159 y Locke Siegfried, 1993, pp. 235-258.). La
perspectiva aquí no implica un sentido generalizado de las tres dimensiones y
El antiguo proyecto de aprehender lo social desde la perspectiva de una
visualidad militarizada se ha transformado en algo deliberadamente incoherente,
hasta el punto de evidenciar una visualidad formalmente incoherente que aún
utiliza el lenguaje visual de la perspectiva aunque ya no su forma simbólica. Cuando
del espacio, sino un punto de vista específico, situado de forma precisa en el
espacio que recuerda al concepto acuñado por Leonardo da Vinci que situaba la
perspectiva como una línea de poder.
hablo de visualidad formalmente incoherente, me refiero a una visualización
material que no genera ningún tipo de información sobre visualizadores humanos.
A diferencia del análisis sobre la perspectiva que llevó a cabo Erwin Panofsky, esta
visualidad incoherente ya no concibe al espectador y a aquello que se ve como
parte de su “forma simbólica” (Panofsky, 1991). El espectador puede hoy día
alternar entre grupos de imágenes que no ha generado; puede acercar o alejar
la imagen ya sea por medios ópticos o digitales, e incluso comparar una imagen
22 Mi utilización de vocabulario como “alternar imágenes” o la dualidad “alejar/acercar” procede de la ponencia
realizada por Tara McPherson en la conferencia Animating Archives celebrada en Brown University durante los
días 4 y 5 de diciembre de 2009. Quisiera agradecerle su utilización.
23 A modo de ejemplo, consultar la web del Departamento de Defensa estadounidense: dodvclips.mil/
24 Para obtener información sobre el Predator, se puede consultar “Predator RQ-1 / MQ-1 / MQ-9
Reaper—Unmanned Aerial Vehicle (UAV), USA,”. Disponible en: www.airforce-technology.com/projects/
predator/
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con bases de datos que contengan otras imágenes tomadas previamente.22
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2005, en un artículo publicado en Army Times y que hoy día resulta inaccesible
a través de su web, el brigada general Gary Jones, comandante de la Unidad
mirada de Gorgona), que puede generar hasta doce canales visuales distintos
de Tareas Especiales de la Guardia Nacional de Louisiana declaraba que
desde una única plataforma aérea, cubriendo un total de cuatro kilómetros
cuadrados de terreno. En los centros de recepción es posible ver cada uno de
“este lugar se va a parecer a una pequeña Somalia... Vamos a salir ahí fuera
para recuperar esta ciudad. Será una operación de combate para controlar
estos canales de forma separada o simultáneamente. Aunque la señal es de baja
la ciudad”. El periodista entendió que la Guardia Nacional se enfrentaría a
calidad (sólo dos fotogramas por segundo, mientras que una calidad estándar
requiere de unos treinta), sí puede utilizarse para guiar a quien ve la imágenes
“una insurgencia dentro de la ciudad (de Nueva Orleans)”.25 En el conmovedor
documental de Spike Lee sobre la tragedia, titulado When the Levees Broke: A
hasta objetivos concretos (Hoffman, 2009). La elección del nombre también
Requiem for New Orleans (2006), podemos encontrar varias secuencias que
demuestra un espíritu satírico poco habitual, en este caso con la intención de
muestran las consecuencias prácticas de esta división de lo sensible. Vemos,
por ejemplo, a la por entonces gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco,
anunciar de forma histriónica el despliegue de la Guardia Nacional a lo largo
intimidar y sugerir la idea de que, haga lo que haga un insurgente, esto resulta
visible para el ojo del dron y tiene como consecuencia la pérdida de su propia
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los escitas y su costumbre de cegar a los esclavos. Este Gorgon Stare pretende
de la ciudad, explicando que acaban de regresar de Irak y que dispararán a
matar. En otra escena el teniente general Russell Honoré, llega a la ciudad el
con insistencia que aceptemos una libertad que consiste básicamente en
2 de septiembre de 2005 para ordenar a los soldados frente a las cámaras
someternos a él; una esclavitud que se materializa en la ceguera. De hecho,
las operaciones militares posteriores al 11S han mostrado de forma repetida a
a que “bajen las armas”, a pesar de la palpable reticencia de estos a la hora
de obedecer. Es fácil darse cuenta de que durante cuatro días las tropas
los prisioneros con las cabezas tapadas y con auriculares que los aíslan de su
del ejército estadounidense habían estado utilizando estas armas entre sus
entorno, proponiendo una lectura en la que la privación de los sentidos aparece
como una consecuencia normal de su detención. El dron Gorgon Stare suscita
propios conciudadanos (Brinkley, 2006, p. 525). Esta adaptación de la política
contrainsurgente al ámbito doméstico se ha venido generalizando en los
además una serie de desafíos concretos. Por un lado, reta a aquellos a quienes
últimos tiempos. Ya en 2005 los drones vigilaban la frontera entre México y
vigila a encontrar a un nuevo Perseo que lo destruya, un sacrificio en relación
con una muerte anunciada. Otro de los retos que plantea, aunque en este caso
Estados Unidos como parte de un paquete de medidas destinados a combatir
el narcotráfico. Tres nuvos drones se sumaron en 2011 hasta completar un
hablamos de uno con el que la mayoría no querría tener nada que ver, es el
total de 10 a lo largo de toda la nación (McCombs, 2010). En 2008, el director
reconocimiento del derecho a mirar incluso entre los talibanes y los miembros
de un instituto al sur del Brox describía su estrategia para dinamizar la escuela
de Al-Qa’ida, con quienes en cualquier caso podemos mantener distancias
insalvables. Como ocurre con cualquier otro derecho, no es necesario recalcar
como “contrainsurgencia de libro” en la que los estudiantes adolescentes
eran vistos como insurgentes (Gootman, 2008, p. 14). Algo más tarde, en
que es únicamente en momentos de dificultad cuando el valor del mismo se
2010, el Southern Poverty Law Center añadió a una serie de grupos religiosos
pone a prueba. Se trata de un asunto aun más decisivo si tenemos en cuenta
que el modelo global de contrainsurgencia incluye a las naciones indígenas que
a su lista de vigilancia contra el odio debido a las políticas anti-homosexuales
que se habían hecho cada vez más patentes. Era el caso, por ejemplo de
le dan respaldo.
la American Family Association (Asociación Americana para la Familia) quien
La contrainsurgencia prolifera hasta constituirse como una forma de
gobernanza globalizada posible, algo que se hizo aparente en los acontecimientos
argumentaba que “una camarilla homosexual poderosa, viciosa y punitiva...
se ha marcado como objetivo destrozar por completo lo que queda de la
visión. Retornamos así a los orígenes míticos de la autoridad y la visualidad, a
que siguieron a la catástrofe del huracán Katrina, en un momento en el que la
doctrina de la contrainsurgencia estaba tomando forma. El 2 de septiembre de
25 Citado por Jardin, 2005. El enlace de la revista Army Times explica que el artículo “ya no está disponible”.
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Como si fuese necesario enfatizar la fragmentación de estos puntos
de vista, aparecen nuevos tipo de drones como el denominado Gorgon Stare (La
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“La cuestión no era, ‘¿cuál es la solución?’ sino ‘¿cómo vivimos sin una
solución’” (cit. Weizman, 2009, p. 565).
policía podía perseguir a aquellos que tuvieran la apariencia de inmigrantes
Si la contrainsurgencia esta utilizado la neovisualidad, ¿es posible
ilegales, asignando así la consideración de criminal a cualquier inmigrante que
no tuviese documentación. La intención última trata de intensificar la división
construir una contravisualidad que se enfrente a esta contrainsurgencia?
Quienes se oponen a la formación de regímenes de separación opuestos a
racial entre la ciudadanía y el trabajador inmigrante indocumentado a través
la contrainsurgencia no pueden en forma alguna identificarse con ningún tipo
de una frontera virtual que puede materializarse cada vez que un “ciudadano
o ciudadana” observe a una persona sospechosa de ser migrante. Es posible
de “insurgencia” que utilice su propia micro-necropolítica de separación. El
actual momento de intensificación paradójica de una visualidad autoritaria
que, como en tantos otros ejemplos de este nuevo discurso sobre el derecho,
requiere de una nueva “plebeza” (mobility) que se niegue a seguir su camino.26
estos ejemplos no pasen de detalles insignificantes. También resulta posible
que estos regímenes de separación necropolíticos se estén transformando en
Es el momento de renunciar a ir por detrás y sencillamente reaccionar a lo
diferentes despliegues de información militarizada que se vienen sucediendo.
un nuevo principio normativo.
Si la contrainsurgencia representa una forma intensificada del complejo
Las imbricaciones entre discursos clásicos relacionados con la
administración demográfica con un conflicto urbano asimétrico y de baja
militar-industrial, resulta de una importancia capital para la nueva “plebeza”
reclamar, redescubrir y volver a teorizar las prácticas y espacios de la vida
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intensidad produce, y al mismo tiempo es el resultado de, una intensificación
cotidiana en el contexto de una contrainsurgencia permanente, de igual modo
de la visualidad de la sociedad del control. El corolario es que la visualidad en
sí misma se hace visible sólo cuando alcanza un punto de intensificación en el
que, durante la Guerra Fría, Simone de Beauvoir, Michel de Certeau, Stuart
Hall, Marshall McLuhan y muchos otros insistieron por primera vez en la idea
cual la visualización de su autoridad se hace innecesaria y la propia visualidad
deviene incoherente. El denominado giro visual de las humanidades desde
el año 1989 sería así una respuesta sintomática en primer lugar a la neovisualidad de la revolución militar consecuencia del final de la Guerra Fría y, más
de lo político. No hay nada banal o cotidiano acerca de este nuevo “día a
día” como demuestra el ejemplo de Nueva Orleans tras el huracán Katrina.27
recientemente, a la intensificación de dicha visualidad. Es ahora cuando resulta
posible regresar a la frase axiomática “sigan su camino. No hay nada que ver
aquí”. En una situación de insurgencia todo el mundo sabe que esto es falso. En
Irak y Afganistán, los insurgentes y los terroristas suicidas a menudo se visten de
policías y militares para llevar a cabo sus ataques. La circulación se transforma
en un ejercicio peligroso en un entorno en el que se desarrollan tácticas que
incluyen bombas en las cunetas y ataques suicidas en los mercados. La última
paradoja de la contrainsurgencia es que la medida de su éxito reside en su
continuación permanente. A media que proliferan estas paradojas, no obstante
aumenta la incertidumbre y, con ello, la necesidad de contrainsurgencia. Lejos
de ser un mero accidente la incoherencia se transforma en principio de acción
en uno de los argumentos más desarrollados de la contrainsurgencia. En 1977,
el Ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Moshe Dayan, explicaba que el
problema de los territorios palestinos requería un nuevo marco interpretativo:
de que la vida cotidiana debía configurarse como un lugar de lo personal y
Precisamente el caso de nueva Orleans demuestra que la mera visibilidad o
la atención de los medios no resultan suficiente para dar lugar a un cambio
en la práctica política. Si bien hubo un momento en el que las prácticas de
consumo y subculturales parecían ofrecer nuevos modos de resistencia, ahora
(profundamente comercializadas) la tarea resulta mucho más paradójica. En
un momento en el que todos somos sospechosos, incluso temporalmente
culpables hasta que se demuestre lo contrario, la principal necesidad estriba
en asegurar la continuidad de un día a día que no necesite de la militarización.
Sé que esto suscita más preguntas que respuestas. ¿En qué consiste este
nuevo día a día? ¿Cómo se movilizará la violencia contrainsurgente frente
26 Una vez más el autor utiliza el juego de palabras con el término “mobility”, que alude a lo que hemos
denominado como “plebeza” en el contexto del artículo y que también evoca un sentido de movilidad.
27 “El nuevo día a día” es el nombre de un proyecto de Media Commons editado por mí mismo. Disponible en:
futureofthebook.org/the-new-everyday/about
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moralidad sexual judeo-cristiana en Occidente” (Potok, 2011). También en
2010, en abril, se aprobó una polémica ley estatal en Arizona según la cual la
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del COIN, ¿cuándo vamos a poder votar? Es posible anticipar algunas de las
consecuencias de la agitada situación actual: un nuevo autoritarismo, una
crisis perpetua, o, sólo quizás, un entorno en el que mi defensa del derecho
a mirar se encuentre con tu voluntad de ser visto... y así nos encontramos el
uno al otro.
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